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Dominicano
0. MONOTEÍSMO CRISTIANISMO
A MODO DE PRÓLOGO
Introducción general
Una de las religiones tradicionales, y por otro lado socialmente más
relevante, es el cristianismo. Como es lógico, el cristianismo no es ajeno a la
evolución de los acontecimientos que, brevemente, acabamos de presentar. El
cristianismo, inserto en el problema del choque cultural y consciente del valor de
las otras religiones, está obligado a presentar de modo coherente su identidad
en el horizonte inter-religioso. Se trata de un nuevo camino para llegar a "su
esencia" y, desde ella, dialogar con el resto de las tradiciones religiosas.
En el presente curso, y dentro de la nomenclatura genérica de Historia
de las Religiones, vamos a desarrollar el tema del Cristianismo, suelo vital de
la tradición religiosa y de la cultura del continente europeo y, singularmente, de
la realidad española en el que nace la Escuela. Es, por así decirlo, nuestro
suelo: ¿somos conscientes de su significado?...
Una cuestión fundamental va a dirigir este curso. Una cuestión, por lo
que hemos adelantado, clásica pero de enorme actualidad. Sería la siguiente:
¿cuál es la esencia o la entraña del cristianismo?
En la primera mitad del siglo XX, Romano Guardini aportaba la
respuesta que va a vertebrar las siete lecciones que ofrece el curso: el
cristianismo, en definitiva, es Jesucristo
Jesucristo (Jesús + Cristo), en realidad, es el producto final resultante de
la unión del camino humano de Jesús de Nazaret y de la interpretación creyente
que de él hicieron sus discípulos. Jesús, por lo tanto, es el lado histórico,
humano y concreto del cristianismo que, además, confiesa que en esa historia,
en esa humanidad, estaba Dios de un modo tan especial que únicamente pudo
expresarse adecuadamente bajo el prisma de la filiación divina: Jesús era el
Mesías, Hijo de Dios. Cristo, consecuentemente, expresa el lado de la fe, el
sentido divino y transcendente de la humanidad de Jesús. Si esto así, decir
Jesucristo equivale a confesar que Dios se ha revelado a título único, como Hijo,
en la humanidad de Jesús. En suma: la palabra central del cristianismo,
Jesucristo, es ya una confesión de fe.