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r
DE

MEDICINA, CIRUJIA T FARMACIA,


• , i J I. íl í. I ! I. • : J .1 > J , i ? . J . .. .. *
ATOLOGIA INTERNA

POR

JOSE FRAM

CONSEJERO DE ESTADO DEL EMPERADOR


CABALLERO DE LAS ÓRDENES DE SANTA ANA Y DE SAN
WLADIMIR , CATEDRATICO JUBILADO DE TERAPÉUTICA
ESPECIAL Y DE CLÍNICA EN LA UNIVERSIDAD DE VILNA,
MIEMBRO DE LAS PRINCIPALES ACADEMIAS Y SOCIEDADES
MÉDICAS DE EUROPA &C.

no

POR

PROFESORES DE MEDICINA Y CIRUGIA.

TOMO VI.

SE HALLARA' EW LA LIBRERIA DE LA SEÑORA \IU


BE'CALLEJA E HIJOS."
MADRID: 1843.

IMPRENTA DE FUENTENEBRO.
ESFERMEDAMS

DEL
7

DEL ENCEFALO.

CAPITULO I.

DEL DOLOR DE CABEZA.

§. i. i

DEFINICION. LÍMITES DE NUESTRO ASUNTO.


BIBLIOGRAFÍA.

1. Definicion. Se llama dolor de cabeza (a) una


sensacion incómoda de diferente carácter, que tiene
su asiento en toda la cabeza ó solo en una parte de
esta region. . ,
2. Limites de nuestro asunto. Ya hemos hablado,
y hablaremos aun muchas veces , de este dolor como
síntoma de las calenturas intermitentes y continuas,

(a) En aleman , Kopftveh , Kopfschmerz. En inglés,


Head-ache. En italiano, Mat di testa. En francés, Doa-
Uur de tete. En polaco , Bot gloivjr. . ;
8 ENFERMEDADES
de la pesie , del tifo, de los exantemas y de los im-
pétigos. Trataremos aquí de él como de una enfer
medad por sí misma, 6 como efecto ya único , ya á
lo menos principal de una lesion latente. Esta enfer
medad es digna de toda la atencion de los médicos,
por su frecuencia , por los tormentos que causa y
por la dificultad de su curacion (1).
3. Bibliografía. Para hacer un estudio particular
de esta enferuiedad, además de los autores citados en el
capítulo de las enfermedades nerviosas en general (2),
sin exceptuar los autores de disertaciones inaugura
les (3), aconsejamos que se lean las obras de Hipó
crates (4), de Celso (5), de Galeno (6), de Oriva-
sio (7), de Aecio (8), de Alejandro de Tralles (9),
de Pablo de Egineta (10), de Scrapion (11), de
Ebn Sina (12), de Avicena (13), de Polida-
mo (1 4) , de Foresto (1 5), de Porcio (1 G), de Rol-
fink(17), de Mercurial (18), de Zacuto Lusita
no (19), de Nicolás Pisón (20), de Feliz Plate
ro (21), de Baillou (22), de Riverio (23), de Tissot,
de Borsieri (24) , de Albrecht (25) , de Pariset (26),
de J. Farmer (27), de M. Haasc (28), de W.
Vaughan (29) y de F. H. Bittner (30) , sin hablar
de los autores que han tratado en particular de cada
una de las especies (31) que habían sido admitidas
antiguamente por Alejandro de Tralles. . ?
. . , ..,.)'.
§. II.
i "
ESPECIES. SÍNTOMAS. AUTOPSIA.

1. Diferentes especies. En efecto, el dolor de ca


beza unas veces es pasajero y sufrible {cefalalgia),
otras pertinaz y cruel {cefalea) , á veces ocupa la
inUad de la cabeza {hemicrania) y otras está fijo en un
colo punto {clavo). . v.u ', 1 , . , ' u "k
DEL ENCÉFALO. 9
2. - Cefalalgia. La invasion de la cefalalgia (a) es
repentina ó lenta. O bien el dolor es vago y mas sen
sible en un punio cualquiera , ó bien ataca á toda la
cabeza con una violencia igual , y está acompañado
de una sensacion de pesadez, de puncion, de disten
sion , de compresion , de pulsacion ü otro semejante.
La cabeza, ó á lo menos la frente , presenta en ge
neral una temperatura mas elevada. El dolor desapa
rece en el espacio de algunas horas ó bien de un
dia ó de una noche, unas veces repentinamente,
oiras poco á poco , y en general á consecuencia del
sueno ; no vuelve casi nunca ó bien se presenta á la
menor ocasion, de donde proviene la division de la
cefalalgia en insó'ita (A) y habitual.
3. Cefálea. La cefalea (c) se encarniza en su
presa por espacio de semanas , de meses y de años ((/),
ya continua, ya periódicamente, á horas (e), dias,
semanas , meses (/) y estaciones determinadas del

(a) De Kt<pahú , cabeza, y ¿Kyo( , dolor.


(6) Soda de los árabes. Véase á Avicena. Canon.,
1. 3 , fen. 1 , trat. 2 , Cap. I.
(c) En griego vetaiala.
(d) He tenido ocasion de ver una cefálea terrible^
que persistió por espacio de quince anos , sin casi per
mitir una hora de sueño, en una persona primero doncella
y despues madre de muchos hijos.
(e) Como las calenturas intermitentes larvarias ce
fálicas y la cefálea venérea.
(/) En 1S15 volví la salud á un judio jóven , que
hacia siete meses estaba afectado de una cefátea tolerable,
pero continua , y que constantemente se agravaba de tal
modo todos los treinta y un días , acompañándose hácia
el vértice de síntomas de clavo , que el enfermo se agi
taba violentamente. El paroxismo duraba veinticuatro ho*
rá«. '" . i' . . < - .,' . .., , ' ',' v> '
10 .ENFERMEDADES
año («). El enfermo queda inmóvil como una esta
tua (A) , ó bien coge su cabeza con sus manos y la
vuelve á todos lados, ó bien se desespera y muda con
tinuamente de posición. La cabeza se halla algunas
veces con una pesadez tal que se diria que estaba
comprimida de alio á bajo por un peso considera
ble (c) ; otras el dolor va acompañado de disten
sión , como si la cabeza se rompiera , y el enfermo se
apresara á comprimir ó ligar la parle afectada; otras el
dolor es pulsativo (¿) , y en este caso ataca ordinaria
mente las sienes; otras es pungitivo, y los golpes
atacan en especial á los oidos (e). La parle cabellu
da de la cabeza presenta á veces escamitas furfurá-
ceas ó tumores; los cabellos están muchas veces flá-i
cidos , desecados , rígidos (/) , blanquean fácilmente
y caen en gran número. Lo mismo se dice de la bar
ba (¿'). La cara unas veces eslá encarnada, algo hin-

(a) He observado cefaleas que se presentaban en


la primavera , en el otoño ó en las dos estaciones. ,
(b) Leo también que un hombre de cincuenta y dos
años era atacado de una cefalea atroz siempre que se
lavaba la cabeza (Hufe.land).
(c) La carebaria de xk^n , cabeza, y Bipo$t pesadez,
peso (Hecker). , .
(d) Se refiere que varios asistentes han oido la pul
sación (Fabr. de Hilden). ;
(e) Pasa frecuentemente de. un oido al otro. Véase
Baldinger's Neues Magazin XI , p. 56.
(/) «La condesa Harrach , por su casa condesa de
Lichlenstein en Viena , padecía fuertes dolores de cabeza
en 1800. Su peluquero la presagiaba estos dolores, por
que encontraba su pelo casi erizado, de modo que apenas
le podía sujetar. ,' ■ , , ¡«, !¡i
(g) He visto que por una cefalea terrible , que a tormén
DEL ENCÉFALO. 11
chada, seca y caliente; otras pálida, abatida y cu
bierta de un sudor frio. El pulso unas veces está con
traído y frecuente , otras lleno y lento , y nosotros le
hemos observado dar cuarenta pulsaciones por minu
to. Son frecuentes los bostezos, los suspiros y los ge
midos. Las funciones de los sentidos se encuen
tran alteradas. Los ojos, rodeados de un círculo lí
vido, están turbios, brillantes, algunas veces inyecta
dos , se mueven con el aumento de la cefalea , están in
flamados (Borsieri), presentan una pupila contraída
ó dilatada , sufren con dificultad la luz , ó la rehu
san enteramente, y parece que se salen de las órbi
tas. Algunas veces existe un lagrimeo involuntario y
copioso. Frecuentemente se pone el oido muy agu
da y se oyen susurros, silvidos y zumbidos. Unas
veces se encuentran estos desprovistos de ceru
men, otras es segregado en abundancia , principal
mente á la declinacion de la enfermedad. No es raro
ver fluir del condueto auditivo serosidad, linfa coa
gulable y pus. Las narices se encuentran las mas ve
ces secas, impermeables al aire, y suelen suministrar
una serosidad acre. E1 gusto está alguna vez abolido,
frecuentemente pervertido y amargo, ácido ó á veces
metálico (a). En muchos los esputos son frecuentes,
los dientes rechinan y las parótidas se hinchan ; al
gunas veces la palabra se halla interrumpida. Algu
nas personas experimentan entorpecimiento en los

taha á un judío de Vilna en 1817, se le poso blanca la


barba , que antes tenia negra , en el espacio de algunos
d'us. .t."
(a) He visto enfermos que durante un dolor lanci
nante de cabeza , percibían los misinos efectos que si se
hubiese aplicado el galvanismo á la lengua. :. .
12 ENFERMEDADES
brazos y movimientos convulsivos, ya de los múscu
los de la rara, ya de los de otras regiones. Unas ve
ces es continuo el insomnio , otras se presenta ador
mecimiento con una percepción continuada de dolor;
Muchos enfermos tienen delirio y vértigos , ó bien
raen en una lipotimia (a). Casi todos se hallan afec
tados de anorexia y de eructos , muchos de náuseas y
de un vómito seroso , muchas veces verdoso, acom
pañado en general de alivio , á lo menos por cierto
tiempo. La orina es muchas veces abundante y páli
da , otras escasa y colorada.
4- Hemicránea. Ningún autor (32) ha descrito
mejor la hemicránea (¿) que Tissot(33) y Folhergill
(34)- Este dolor de cabeza se presenta frecuente
mente en una perfecta armonía (c) con ciertos pe
ríodos , volviendo ya cada mes en la época de las re
glas , ya dos ó tres veces al año , ya con mucha mas

(o) Así he observado en una señora noble de Vilna


tina cefalea continua, pero que se exasperaba dos ó tres
veces al mes de tal modo que la enferma experimentaba
lipotimias á consecuencia de convulsiones.
(¿) Del griego H/ÁiK^nvia , derivado de m/juguí , mitad<
En alemán , Habseiliges Kop/tvch.
(c) Junker , Diss. de hemicrania horologicat Hab
17 4'- Pedro Salió Diverso refiere el ejemplo de un re
ligioso , que. durante tres anos y siete meses había ex
perimentado una hemicránea cada lunes. Mi padre ha
observado en Milán una hemicránea que volvia todos los
miércoles , eu la mujer del conde Manuel Khewenhüller.-
Se le escribió en 1817 para consultarle sobre un caso se
mejante que se presentaba en Constantinopla. He conoci
do á ana joven afectada cada domingo de hemicránea. Se
lee una observación semejante en el Diario de Medicina
práctica de Hut'elaad. u..t>... ,"-4
©El EHCÉFAlOi 13
frecuencia. La hemicránea continua es también bas
tante rara, cuando no es producida por una violen
cia exterior. La hemicránea periódica se anuncia en
general por la tristeza y el embarazo de la digestión,
algunas reces por el hambre (Willis) , la sordera
(Tissot), la aversión al tabaco (Tissot), el ronquido
a! dormir y la tensión de los músculos del cuello («).
Cuando sobreviene el paroxismo, el enfermo busca
la soledad, sufre con dificultad la luz, la conversa
ción , el ruido y el molimiento , y rehusa hablar ó
tomar alimentos. Le ataca frió , el que aumenta por
espacio de una ó dos horas y en seguida permanece
estacionario por espacio de muchas horas y aun por
día y medio ó mas (/.>); en cuyo tiempo el enfermo,
excepto en un pequeño número de casos (c), se ve obli
gado á guardar cama hasta que á consecuencia de un
vómito , en general , pero no siempre (d) seguido de
alivio, ó bien después de un sudor parcial un la-

(a) Esto es lo que yo he observado en una enferma


atormentada por una hemicránea cruel.
(6) Tissot ha visto un paroxismo que se ha prolon
gado por espacio de setenta y seis horas.
(c) Un enfermo de Wepfcr sufria mas en la cama;
Tissot ha visto sobrevenir alivio después de un paseo rn
coche que había provocado el vómito, o aun sin esto.
(d) Ya N. Lepois y Tissot han establecido la dife
rencia entre los vómitos sintomáticos y críticos en la
hemicránea.
(e) Tissot, I. c. , p. IOS. Por mi parte he visto lo con
trario en una mujer de Lugano el 9 de Marzo de 1899.
Esta mujer atacada de tisis pulmonal , estaba ni su
juventud sujeta á una hemicránea terrible del lado de
recho. Jamás ha sudado de este lado. Cuando bailaba,
su rostro que en un lado estaba inundado de sudor y
en el otro seco , presentaba la apariencia da una
máscara. \ ■'■
14 ENFERMEDADES
primeo (Tissol), un flujo seroso por la nariz (Wep—
íer) , un sueño benéfico y algunas veces un simple
adormecimiento, ponen fin al paroxismo. El dolor
tiene su asiento por lo general en el mismo lado,
pero mas frecuentemente en el izquierdo (a) ; unas
veces empieza en la region temporal para subir hacia
la sutura sagital; otras.se prolonga de la raiz de la
nariz al occipucio; otras en fin se apodera en un
mismo instante de todo un lado de la cabeza, cuyas
suturas parecen separarse (N. Lepois en sí mismo),
ó bien se separan en efecto (A) y cuyo volumen está
algunas veces aumentado. La frente, los ojos y las
sienes (c) son los sitios mas doloridos ; muchas veces
no se los puede tocar (IN. Lepois). En las sienes se
ven las arterias temporales tirantes como cuerdas , se
presentan equimosis en varios puntos de los párpa
dos , de la frente , de los carrillos , &c. Se ka obser-
.; > ,. . i ',.> ... , 'i;;.. ..

(a) Es raro hallar casos semejantes á los citados por


Wepfer y Tissot , en los cuales los paroxismos de hemi
cránea ocupaban alternativamente el tado izquierdo de la
cabeza. ." i .. . t , r .
O) Stalpart Vander Wiel y Fabricio de Hilden han
visto entreabierta la sutura frontal. Ea sutura lambdoi-
dea se' entreabría en un caso descrito en la historia mor-
barum, Wratistav. p. 50. Sennerto y Boot hacen mencion
de la, separacion de la sutura sagital. Tengo á la vis
ta un ejemplo de esto en la muji.r de un médico, pro
fesor eu et Liceo de Como. Véanse casos semejantes en
Gabriel Ciauder en Misc. ac.id. nat. cur. , dec. II.
en. 4 • 1.685 , p. 275. Luc. Schroeck , Jbid. , dec. II,
an. 9 , 1690, p. 451. , y Cristobal de Helwick en las Ephem.
Iiat. cur. , ceuU IX y X, p.. 304,
(t) Entonces se ttama crotai'a por Celio Aureliano,
De rnorbis chronkis. . <
1
DEl ENCÉFALO. 15
vado también una hemorragia espontánea por el vér
tice. Además se encuentran afectadas simpáticamen
te diferentes parles , en especial aquellas cuyos ner
vios provienen del quinto par. Así algunas veces hay
dolor, rechinamicntode dientes, é hinchazón de lasen-
cías (Horst); la mandíbula inferior se mueve con di
ficultad , se pierde saliva (Linden); la palabra es
difícil, y la voz es unas veces aguda y otras grave;
los ojos no soportan la luz, se encuentran afectados de
diplopia (a) y de inflamación (Foresto y Platero),
y el oido se pone mas fino. Algunas veces sobreviene
dolor ("Wepfer) en el hombro ó en el brazo ó convul
siones (Collln , de febribus), ó bien una sensación
de hormigueo en la mano (Tissol), y frecuentemente
enfriamiento en los pies. El pulso es contraído y fre
cuente desde el principio.
5. Clavo, huevo. En el clavo (35) el enfermo
percibe un' dolor en un punto circunscrito de la ca
beza , y más generalmente del cuello , como si le me
tiesen un clavo agudo. La parle dolorida unas veces
percibe la sensación del fuego y otras del hielo. Se
llama hueco una afección que apenas puede distin
guirse del clavo, pero en que el dolor ocupa un espa
cio mas extenso, poco mas ó menos del diámetro de
un huevo. Las dos afecciones son periódicas , se en
cuentran habilualmenle en las histéricas y van acora*
panadas entonces de boslezos , de hinchazón del cuello
y de flaluosidades.

(a) Un labrador de cincuenta años, bastante grue


so , sujeto á frecuentes cefalalgias , fué atacado el 3
de Marzo de una hemicránea cruel del lado izquierdo,
durante la cual todos los objetos le parecían dobles (F.
Hildembrand. Ann. sehol chnic. med, 'Ticinensis. Papice,
1836, P, /, p. 207,).
16 ENFERMEDADES
6. ' Autopsia. Despues de los graves dolores de ca
beza se ha observado en los cadáveres, sin hablar de
la separacion de las suturas, la mala conformacion
del cráneo, sobre todo su oblicuidad (Morgagni), la
tenuidad de los huesos. de la cabeza (Lieutaud), su es
pesor (o), su movilidad (¿), su caries, tofos (c),
exóstosis (il) , abscesos , sangre, mercurio contenido en
el diploe , tumores adherentes á la superficie del crá
neo (Wepfer, Fordyce), la erosion de la cubierta
aponcurótica (e), las lesiones del pericráneo (/), !a
conversion de los músculos que á él se adhieren en
una materia adipo-cerea (g) , su supuracion (A) . la
depresion de la dura-madre sobre el celebro, su su—

(.> -

(a) He hallado el cráneo mas compacto y mas grueso


que en el estado normal en un hombre que murió en el
hospital de Viena , el cual padecia una cefálea terri
ble.
(6) Véase con respecto á la movilidad del frontal:
Eph. nat. cur. , dec. 1 , an. 6, 7,obs. 184. Bonet , 1. ci,
sect. I, obs. 105 , append. , obs. 92. , ,.. -
(c) Bonet los ha visto adheridos á la dura-madre.
(d) Véase respecto á un caso de exóstosis cerca de la
hoz del cerebro, que habia producido la muerte , á J.
P, Frank Inter.pretatiónes ctínicce , P. I, Tubing> 1812,
p. 301.
(e) En la enferma ya mencionada ( Véase nota o,
pág. 12.
(/) Con piojos CBonet , /. ir. , sect. I, obs. 115. Fores-
tus , tib. JX , obs. 43). Daban pus entre el pericráneo y el
cráneo ( Halter , Obs. ad catcem de morbis' inlernis , iiVo.
?), » . . -*
(g) En una mujer del hospital de V¡ena, S
(A) Sin embargo mas veces despues de un reumatis
mo agudo que ha ocupado ta cabeza , que despues de uua
cefálea verdadera, ,.\ 4V .i
DEL ENCEFALO. \7
puracion (cap. sig.), sa ulceracion (a), su callosidad
(Morgagni , Bonet), su tumefaccion (A), su altera
cion (c), su osificacion (d), una concrecion lapídea
en su espesor , una adherencia morbosa de su lámina
externa con el cráneo por medio de falsas membra
nas (e) , la tumefaccion de las glándulas de Pachio—
ni (/), serosidad (g), gelatina (/t), pólipos (i) y san-

(o) En un hombre que murió en la clínica de Vijna,


(6) Bonet , 1. c. , sect. III , add. , obs. 5. Baldinger,
Diss. de cephalalgia ex turnare durce matris scirrhnso.
Jen. 17 71. Tumor encefaloides desarrollado en la dura
madre , que comprimia los lóbulos medio y anterior del
cerebro (Journ. complémentaire du Dict. de» scienc. me
dicales , 1826 , Mai , p. 251).
(c) Bajo la presidencia de. Wenzel y Walther: A. G«
H. Scrig , Nonnulia de fungi durce matris et diagnnsi
commentatio. Vratist. , 1825. II. D. Hiegling , Diss. quee-
dam ad fungi darce matris pnthologiarn. Berol. , 1 828.
C. H. Ebermaier , Uber den Schwamm der Srhádelkno-
eben und die schwammartigen Auswüchse der harten
Hirnhaut. Diisseld. . 1829. R. Schleicher. Diss. fungi du
rce matris observatio singularis. Berol., 1829.
(d) J. Ch. Pohlius , Progr. de dura matrc passim
ossea far.ta. Lips. 1764.. En et lado izquierdo unos hue-
secitos de la figura de granos de pasas, cuyos vértices se
adherían á la dura-madre y las bases á los agujeros del
cráneo (Conradi), una osificacion en la hoz del cerebro
(Cheselden , Vater, Morgagni , Wcpfer), una osificacion,
cerca de la sutura sagital (Karlsrucher , Hooper) , &c.
(e) En muchos cadáveres.
(f) Un jóven escrofuloso, que murió en el hospital
de Vicna de tisis acompañada de cefálea, presentó adrmás
de tubérculos pnlmonales la hinchazon de lus glándutas
de Pac Iiion i.
(g) Icorosa y fétida (de Lamarc, Journal de médecina
par Roox, 1770, t. XXXIII, p. 508).
TOMO VI. 1
18 ENFERMEDADES
grc entre las láminas de la dura-madre, la turgen
cia de los senos , la adherencia morbosa de la dura
con la pía-madre (a), lombrices entre estas dos mem
branas (36), concreciones calculosas, diferentes der
rames entre la pia-madre y el celebro (¿) , excres
cencias de la pia-madre, la inflamacion de la sustan
cia del cerebro ó del cerebelo , su color anormal, su
adherencia morbosa con las membranas (c), absce
sos (c/), úlceras («.), su consuncion (/), su indura
cion (g), su blandura (37), sus hernias, excrescen
cias (A) , osificaciones (t') , escirros (y ) , cálculos (¿),

(h) He hallado este fenómeno bastantes veces.


(i) En la hoz del cerebro (de Haen , Rat. med., p;
I, p. 97).
. (a) He visto las membranas tan adheridas entre sí
y con el cerebro , que no podían separarse sin rom
perlas.
(6) Una materia puriforme en la base del cerebro
(Plenciz , Act. et obs. medica, p. 51. Vallisncri , Opp.
111 , p. 167) y tambien en el hueso etmoides (Bonet,
1. c , obs. 42 y 59).
(c) El cerebelo se adhería fuertemente á sus mem
branas en el lado izquierdo (Morgagni).
(d) En el tóbulo posterior del cerebro y en el infun-
díbulo (Borelli). En el hemisferio derecho (Bang).
(e) Una úlcera que destruía toda la parte anterior
del cerebro (Stoerfc) ; una úlcera del cerebelo (Stoll) ; cu
el hemisferio derecho del cerebro (Portal).
(/) Una parte del hemisferio derecho (Anderson); el
cerebelo reducido á mucosidad (Montaggia).
' Gastelier encontró despues de una grande cefa
lea el cerebro de consistencia cartilaginosa , caries del
Occipital, y serosidad en los ventrículos del cerebro.
(A) Tres excrescencias esponjosas que nacian de la
sustancia cortical del cerebro (Lieutaud).
DEL ENCÉFALO. 19
tumores varios (a), tales como esteatomas (A), tu
bérculos , quistes (Stoll , Torla , Merat , Hooper,
Rust), masas de sangre coagulada , la turgencia
de los vasos (Bonet, Morgagni), osificaciones de las
carótidas (lionct, Swieten , Willis), aneurismas
(Morgagni) , várices (consúltese el §. 1 , 13), la
coleccion morbosa de serosidad (Riviere) y de san
gre (c) en los ventrículos del celebro , pólipos (dy,
aire (Lieutaud, Meibomio, Kreienberg), lesiones de
los plexos coroides (t), de la glándula pineal (/) , de

(i) Hasta línea y media en el lóbulo anterior izquier


do del cerebro (Lentin).
(;') En el lado izquierdo del cerebelo (Morgagni); en
ti cerebelo (Harder).
(A) Sustancia calcárea rn la cubierta del nervio óp
tico (Haen) ; cálculo del volumen de un guisante sobre
el nervio óptico en su origen (Blegny) , semejante á una
mora (J. Kentmann).
(a) En el punto en que los nervios ópticos salen del
cerebro (Plater) ; en la parte anterior det cerebro (el
mismo) ; en el centro del cerebelo (Brisscau , Hammer,
Fr. Beltmer y H. Calow). Ademas de tas especies de tu
mores ya conocidas, Calow ha hecho conocer los tumores
blancos sólidos (Battie y Soenimerring) y los tumores fun
gosos (Lieutaud , Earle y Baltie).
(¿>) Bhodio , Observat. , cent. I, obs. 55. Borell ,
Observ. méd. physic. , cent. II, obs "8. Abercrombn ,
1. c. Thomann , Aunot. , 1800 , p. 398. Marino , en Me-
morie di matematica e física , t. IV. Salter, eu Ldimb.
roed, and surgical journ. , 1815 , Octoh.
(c) Pólipos sanguíneos en los senos.
(d) Scndo-menibranas (Borsieri , 1. c.)
. (e) Los he visto de doble volumen.
(/) Convert ida en una sustancia caseosa (Samml. );
concreciones calculosas en su sustancia ; su tumefaccion
(Blaue , Transact, oí a soc. for improvemeut oí medicat
aud surgical knowledge , vol. II , p. 102).
20 ENFERMEDADES
la glándula pituitaria (a) y de oiras (¿); hidáti-
des (38) , la tenia hydatigena (Diar. de Hufcland)
ó el cisticerco celuloso , insectos , sus larvas (Volg—
tel) y sus nidos colocados en los senos frontales , y le
siones del corazon , de las arterias (c), del conducto
intestinal, del hígado (Foresto) , del bazo (Foresto)
y de los ríñones («/).

§. ra.

CAUSAS.

1. Causas predisponentes. Las causas predispon


nentes del dolor de cabeza son : un vicio hereditario,
que se extiende frecuentemente á muchos indivi
duos de una misma familia, las violencias que co
munican al cráneo durante el parto una forma par-

(a) Llena de arena (Lambcrt, Commentaires et oeu-


vres chirurgicales , No. 1). P. Rayer , observaciones so-
l>re las enfermedades del apéndice supra-esfcroidat, glán
dula pituitaria del cerebro. En los Archivos generales
de Medicina, 1824 (Del volumen aumentado de esta
glándula es preciso derivar «el dolor, la pesadez en la
parte anterior de la cabeza, la apatia , la disminucion
de la memoria , la debilidad y el adormecimiento con ce
guera mas ó menos completa , las mas veces de amhos
ojos» ).
(6) Glándulas escirrosas en el cerebelo (Vendermon-
de , en el Journ. de méd. , t IV, p. 137) y en el ce
rebro (Samml. med. Wahrnebm, 4. B. , p. 159).
(c) Por ejemplo , el aneurisma de la aorta (Ilom,
1. c. , 1S28, Jan. , Febr. , p. 161).
(d) Foresto, 1. c. , obs. 50. Cheston , Untersnchung,
No. 6. Bartholino y Schrader observaron una hemicránea
del lado en que el riñon padecia un cálculo.
DEt ENCÉFALO. 21
llcular, nna constitucion débil, un temperamento
sensible (a), la vida sedentaria, la inclinacion de la
cabeza para escribir, dibujar y coser, que se deba á
la debilidad de la vista ó á> una mala costumbre, por
último la ocupacion continua del espíritu. Cualquier
edad le es favorable. Por lo demás las mujeres están
mas sujetas á él que los bombres , las personas de
talento mas que los hombres estúpidos, los sugctos es
crofulosos y raquíticos mas que los que están sanos.
2. Causas excitantes. Muchas de las causas que
la autopsia nos ha hecho conocer, tales como las ad
herencias morbosas , las falsas membranas , las callo
sidades , las extravasaciones y las supuraciones , de
muestran evidentemente que el dolor de cabeza tiene
frecuentemente por origen las inflamaciones pasadas
6 presentes del encéfalo. En ambos casos el mal tiene
muchas veces por causa inmediata las violencias ex
teriores , tales como un golpe, una contusion, una
caída , la conmocion , la compresion (6) , las he
ridas de cabeza, los insectos, 'os cuerpos extraños
introducidos en los oidos (c) y en las fosas nasales (d);

(a) Ballonio ha citado ya la sensibilidad morhosa


como causa de cefálea , epid. II , p. 162.
(6) Las mujeres del pueblo en Austria , llevaban en
otro tiempo en la cabeza mitras hordadas de oro^ Resul
taba de aquí que sufrian frecuentes cefáleas.
(c) Se ba visto en ellos una mosca y una hola de
vidrio.
(d) El doctor Luis Frank ha referido un ejemplo re- ,
ciente y muy notable de cefalea producida por insectos.
Existe otro en el nuevo Diario de Medicina, tomo X , Ju
lio 1821 , p. 233. Observaciones de dos gusanos que sa- .
lieron de la nariz de una mujer (que había dormido ea
d campo).
24 ENFERMEDADES
las lombrices trasmitidas del esófago á estas mismas
cavidades, ó que anidan en el celebro mismo (a); las
alteraciones de los dientes (Fabricio de Hildcn , Por
tal), las heridas del cuello, los cabellos demasiado
largos (¿) , ó la falta de ellos (c) y su resección
principalmente en los sugeios afectados de plica; los
colores con que se liñen los cabellos (Portal , Anal.),
los cosméticos (e) y una mala posición del cuerpo,'
sobre todo durante el sueño (/) ; este último es un
origen muy fecundo de dolores de cabeza , cuando se
le prolonga , se le abrevia , se duerme á horas no
acostumbradas , cuando se le interrumpe de repente,

(a) En el dia está puesta fuera de duda su existencia,


que ha sido negada por Morgagni.
(6) La mujer de un embajador en Viena estaba su
jeta á un dolor habitual de cabeza mientras no cortaba
su larga cabellera , v. Ephem. nal. curios. , dec. I, aun.
IX y X, obs. 12. Paullin , cent. III , obs. 12.
(c) No es raro ver hombres calvos sujetos á dolores
de cabeza y males de ojos hasta que usan pelucas.
(á) Conozco muchas mujeres que, no habiendo ex
perimentado jamás dolor de cabeza, se hallaban expuestas
á él sobre todo en invierno , desde que por una elegancia
mal entendida se babian cortado los cabellos. i
(e) En 1894 he conocido una mujer de Viena que
después del uso prolongado de una agua cosmética , que
contenía plomo y bismuto , empezó por perder los ca
bellos , y después experimentó una cefalea tal , que se afec
taron igualmente su vista y su oido. En seguida sobre
vino un cólico que hizo temer la consunción; Ibas ha
biéndose descubierto y alejado la causa , la enferma se
restableció.
(/) Los que están habituados á dormir con la ca
beza elevada , son afectados de cefalalgia cuando te ven
obligados 4 mantenerla demasiado baja.
BEL ENCÉFALO. 23
cuando se duerme en lugares húmedos, recien blan
queados, demasiado calientes, llenos de humo de car
tón (a) 6 de olores demasiado fuertes, cuando la cama
está expuesta á una corriente de aire ó á los rayos
solares (¿y Unamos á estas causas : la insolación (c),
Ja influencia que según dicen tiene el sol y la luna,
el aire nocturno y nebuloso, el frió (d) , la electrici
dad (e), el galvanismo (/), la luz demasiado inlen-

(a) Apenas se pasaban uno ó dos inviernos sin que


yo padeciese por esta causa cefalalgias crueles, acompaña
das muchas veces de vómitos , algunas veces de lipotimias,'
sin hablar de asfixias. Esto depende de los hornillos lla
mados suecos , que entregan la vida de los que duermen á
merced de un criado ignorante ó ebrio ; porque es raro
que se introduzcan en Lituania como en Italia carbones
encendidos en las habitaciones para calentarlas.
(6) Por esta causa el mismo Carlos Le Pois ha ex
perimentado un ataque violento de hemicránea.
(c) Esta causa es comun en los aldeanos , en los via
jeros , y sobre lodo en los militares que llevan cascos me
tálicos. Consúltese á Galeno , Alejandro de Tralles , Fo
resto , Riverio y otros que citaremos en los capítulos
siguientes.
(d) El enfriamiento de los pies es una causa frecuente
de cefalea habitual. He visto un dolor de cabeza grave
cansado por unos baños fríos administrados intempes
tivamente.
(e) A la aproximación de una tempestad acompaña
da de truenos , cuando aun no lo indicaba el cielo,
dos señoras , que habitaban la una en Viena y la otra en
Vilna , se. hallaban constantemente afectadas de una gra
ve cefálea, que no tardaba en seguirse de temblor, de
sudores frios y de lipotimia.
(/) Muchas personas á quienes he administrado el
galvanismo para curar la sordera , se hallaban atacadas
de cefalalgia. Y. Grimm , Archiv der pr. Heilkunde fiir
94 ENFERMEDADES
sa (a), los sonidos agudos y fuertes, los medica
mentos, en especial el opio, la belladona (/>), la
digital purpúrea (<;) , el beleño, el tabaco y el arsé
nico, el uso de los licores fermentados, la embria
guez, los vinos adulterados, principalmente por el
azufre y el plomo, la cerveza en la cual se han mez
clado plantas narcóticas, la abstinencia especialmente
después de los excesos, una alimentación insuficiente
en cantidad y en cualidad, como los cangrejos y los
alimentos demasiado dulces, las flatuosidades, las lom
brices (</), sin exceptuar la tenia, la bilis, los embara
zos gástricos é intestinales, el ejercicio violento , los pa
seos en coche por caminos desiguales , los vestidos que
comprimen el cuello (e), el pecho y el abdomen, las
afecciones del alma , sobre todo la tristeza , la ira , así

Schlesien , 3 B. , 1 St. , No. 5. Oslhoff, en Horn's Ar-


chiv , 3 B. , p. 290. Grapengiescrs's Versuche , p. 100.-
(a) Los rayos solares que caen sobre un suelo cubier
to de nieve no solo atacan á los ojos , sino también al ce
rebro.
(6) La mujer del conde B. , á quien yo prescribí unas
hojas de belladona contra una tos convulsiva cruel que la
atormentaba en los últimos meses de su preñado , fué
atacada de un dolor de cabeza terrible. En Viena he vis
to presentarse el mismo síntoma por haber comido las ba
yas de esta misma planta.
(c) Por el uso de la digital no solo se observan do
lores en la región suborbitaria , sino también en otros
diferentes puntos de la cabeza.
(d) Las cefalalgias deben frecuentemente su origen en
Lituania á las lombrices intestinales que este clima fa
vorece mucho. Consúltese á V. Bartholino , 1. c , hist. 3.'
(e) Como un corbatín estrecho, aplicado de intenta
para dar á Jos militares flacos una cara inyectada y que
parezca bien nutrida.
DEL ENCÉFALO. 25
como la alegría, el coito (Foresto), el onanismo, la
retencion del semen cuando no se tiene costumbre,
los deseos venéreos no satisfechos, la pubertad , las
reglas demasiado abundantes, irregulares ó abolidas, el
estado de preñez, la retencion y la supresion de los
loquios, la lactancia (a), la depravacion de la leche,
la supresion de las evacuaciones habituales , princi
palmente del sudor de los pies (A), delas flores blan
cas (c) , del flujo hemorroidal , de una epistaxis ó de
un flujo purulento ó seroso por los oídos, la omision
de la sangría, la curacion intempestiva de la tina, de
un herpe , de úlceras antiguas y de calenturas inter
mitentes , las metástasis sarampionosas , variolosas,
tifoideas y el contagio venéreo.
3. Causa próxima. Los que deseen saber las hi
pótesis sobre la causa próxima del dolor de cabeza
leerán con gusto lo que han escrito los antiguos so
bre los excesos de calor y de frio del celebro , sobre
los vapores que suben á la cabeza y sobre los cuatro
elementos contrarios al encéfalo.

(a) Tissot , 1. c. , p, 117. Rees , en la obra que cita


remos mas abajo.
(6) Una cefálea de que hemos hablado mas arriba
provenía de la supresion de un sudor habitual de los pies.
J. Ft D. Lobstein , Observations sur la nature et l'iin-
portance de la sueur babituelle aux pirds (Journ. com-
plémentaire du Dictionnaire des scicnces medicales, 1826,
Mai , p. 212).
(c) Los médicos que miran las flores blancas como
nn efecto de la debilidad , y tratan continuamente los
enfermos por inyecciones astringentes , despues de la su
presion de esta enfermedad, ocasionan algunas veces á las
enfermas unos dolores de cabeza terribles.
2f» ENFERMEDADES

§. iv

DIAGNÓSTICO.

1. Asiento. Establecida como enfermedad princi


pal la presencia del dolor de cabeza , mal que se finge
muchas veces, y determinada su forma, es preciso
investigar cuál es su asiento particular. El asiento del
dolor de cabeza existe ó bien en los tegumentos del
cráneo y músculos subyacentes , ó bien en su cubier
ta aponcurótica, en el pericráneo ó en el cráneo
mismo, ó en las membranas que envuelven el cele
bro, ó en la sustancia cortical ó medular del cerebro,
del cerebelo y de la medula oblongada, ó en las ar
terias, en las venas y en las glándulas propias del
encéfalo, ó en fin en muchas partes á la vez (a).
2. Naturaleza. Para determinar mas fácilmente
el asiento de esta enfermedad , es preciso atender al
mismo tiempo á su naturaleza. Efectivamente , el do
lor de cabeza resulta ó de un estado morboso general,
6 de una irritacion mecánica enteramente local.
3. Dolor de cabeza inflamatorio. El dolor de cabe
za inflamatorio que se manifiesta principalmente á
consecuencia de hemorragias suprimidas , de lesiones
del corazon y de las arterias , sobre todo de la hiper
trofia del primero y de los aneurismas de estas, del
uso de licores fermentados, de las afecciones del alma,
de la insolacion , y que es producido particularmen-

(o) Esta análisis de la enfermedad no debe atribuirse,


como ya he dicho, á los principios de Bichat , puesto que
•us elementos se hallan ya contenidos en las obras ci
tadas de Platero y de Fed. Hoffiuann.
DEL ENCÉFALO. 27
te por el impulso demasiado violento de la sangre
en las arterias del cerebro, del cerebelo y de la me
dula oblongada , por su estancacion en los senos , 6
los obstáculos á su vuelta por las venas (a) , por con-,
siguiente por un principio inflamatorio , y que toma
todas las formas, este dolor de cabeza inflamatorio, re
pito, además de los síntomas generales de las enfer
medades inflamatorias del sistema nervioso, se dis
tingue por una sensacion penosa, gravativa, disten-
si va , pulsativa, que se aumenta con el movimiento,
por la vibracion de las arterias carótidas y tempora
les , por el brillo de los ojos, algunas veces por la
rubicundez ó la palidez de la cara , por el calor de la
frente, por la sensacion de un peso sobre las órbitas,
por tintineos de oidos y por la secura de la nariz.
4. Dolor de cabeza reumático. El dolor de cabe
za reumático (¿) es muy comun en los paises del
Norte , ataca á hombres que por otra parte no es
tarían sujetos á las cefáleas , sigue á las afecciones
reumáticas de los ojos, de las encías, de las narices,
de las fauces y de los miembros ; establece su asien
to en los tegumentos de la cabeza, en la cubierta
aponeurótica , en el pericráneo ó en las membranas
mismas y en los ventrículos del cerebro ; se diferen
cia del reumatismo agudo de la cabeza por la fal
ta de calentura, y se diferencia tambien de la neu
ralgia facial (c) en que produce tormentos crueles,
agudos f diurnos y nocturnos.

(a) En ana cefálea producida por la dilatacion de las


venas , se aumentaba sobre manera el mal por el decúbito
sobre el dorso , segun dice Home.
(6) Terwen , Diss. de cephatatgia ex intemperie frí
gida. Lugd. Bat. , 1676.
(c) La hemicránea que Wepfer llama cruel y mucho*
28 ENFERMEDADES
5. Dolor de cabeza catarral. El dolor de cabeza
catarral (a) se diferencia poco del reumático, se
percibe sobre todo en la region de los senos fronta
les y consiste en una sensacion de pesadez desagra
dable y de ardor molesto, con lagrimeo , secura de
las narices y estornudo. Tiene remisiones por la ma
ñana y se exaspera por la tarde ; y frecuentemente
está entonces acompañado de un calor como febril.
6. Dolor de caleta gástrico. El dolor de cabeza
gástrico (A) proviene de los extravíos en el régimen , de
los ácidos , de las lombrices , de la bilis y de las afec
ciones del alma ; se presenta las mas veces bajo la
forma de hemicránea periódica en los habitantes de
las ciudades , en los sugetos nerviosos , entregados
á una vida sedentaria; se exaspera igualmente por la
abstinencia y la alimentacion ; ocupa la frente , las
sienes y los ojos cuando depende de una afeccion del
estómago ó del duodeno (c) , y el lado derecho de la
cabeza cuando el hígado está alterado; va acompa
ñado en general de debilidad, aliento fétido, cara
pálida y amarilla en los lados de la nariz , carri
llos muy inyectados (d) y algunas gotas de sangre

casos referidos por Tissot ofrecen signos evidentes de pro-


sopalgia.
(a) Sinonimia , cefalea coriza. Deschamps. Traite
des maladies des fosses nasales et de leurs sinus. Paris,
1804. Schwarz en Beytragen zur Kenntniss der Hirn- .
1ra nkhei teu (l\heiniseh-Westphal. Jahrbücher für Med."
und Chirurg. , B. 8 , St. 3 , p. 1 ).
(6) N. G. Batemann , De cephalalgia imprimis illa
qua: consinsualis ex abdomine est. Helmst. , 1 755.
(c) He aprendido ¿distinguir el dolor de cabeza pro
ducido por el estómago del que es producido por los in
testinos delgados , antes que lo ensenase Warren.
G. Rees ha indicado con raton la Inyeccion da
DEL ENCÉFALO. 89
por las narices , con mas frecuencia en el lado dere
cho, lengua sucia y seca por la noche, náuseas, vó
mito, losecilla, estreñimiento , hemorroides y orina
espesa, sedimentosa y acuosa. Colocamos el asiento del
dolor de cabeza gástrico en el celebro mismo afecta
do simpáticamente. Pero siendo recíproca la simpa
tía , debe evitarse tomar por un dolor de cabeza
gástrico (a) una afección primitiva del celebro que
produce desórdenes del estómago, de los intestinos y
del hígado.
7. Dolor de cabeza artrítico. El dolor de cabeza
artrítico se asocia á la gola, á la erisipela , á los her
pes, á la zona (¿), á las flores blancas , á las hemorroi
des , á los sudores habituales y á los catarros crónicos;
atormenta principalmente á lo largo de las suturas
y con bastante frecuencia va acompañado de los sín
tomas (c) que indican una afección del misino cele-

la cara como un signo ordinario de la debilidad del es


tómago. (Practical observations on disorders oí" the sto-
macb , with remarks on the use of bile in promoting di
gestión. Lond. 1810):
(a) El Dr. París ha resuelto muy bien esta cues
tión: On head-aches arising from indigestión (The family
oracle of heallb. , 1826 , No. 42 , p. 206).
(i) He observado muchas veces la relación de la zona
con la cefalea. V. Act. reg. soc. med. Havn. , vol. III,
p. 261.
(c) Entre las cefaleas artríticas graves que se me han
presentado, se distingue la que afectaba al conde YVal-
moden , general en gefe del ejército austríaco en I.om-
bardía. Este oficial, de mas de cincuenta años y con
hemorroides , estaba sujeto cada invierno á uu catarro.
En el verano de 1828 fué , aunq'ie sano, á las aguas de
Alemania con un fin profiláctico. Durante su uso fué
atacado de un dolor de cabeza . Este dolor se agravó
30 BlWEMtBDAttS
bro, sobre todo de una sensacion de pesadez ens"d
vértice de la cabeza , de soñolencia y de imposibili
dad de moverMibremente los ojos , &c. &c.
8. Dolor de cabeza escorbútico. El dolor de cabe
za escorbútico (Horstio) se presenta ordinariamente
en la vejez , durante el curso de otras enfermedades,
principainicnte en los hospitales; toma en general la
forma de una pesadez de cabeza, y va acompañado de
hemorragias nasales sin alivio notable , de equimosis
y de otros signos de la diátesis escorbútica.
9. Dolor de cabeza periódico. La calentura inter
mitente cefálica larvada que , cuando se presenta co
mo enfermedad aguda , es enteramente distinta de los
dolores de cabeza crónicos de forma periódica , se
debe á una encefalitis (consult. el cap. 111) ó á una
saburra latente (a) , tiene con preferencia el ti
po cotidiano , y se presenta principalmente por
la mañana por un dolor del lado izquierdo de la
frente con afeccion simpática del ojo.
1 0. Dolor de cabeza escrofuloso. El dolor de ca
beza escrofuloso es frecuente en la infancia y en la
adolescencia. Nace unas veces de lesiones del sistema
de los vasos linfáticos que obran sobre el misino ce
rebro (¿), otra, de tumefacción de las glándulas del

mucho á su vuelta á Milán, y atormentó al enfermo has-


ta la primavera siguiente uniéndose á los síntomas ya re
feridos. £1 pecho al contrario permaneció enteramente
Mino.
(a) Esto es lo que deduzco de la grande utilidad de
los vomitivos en esta enfermedad.
(6) §. 8, 6(77, t03 , 115, 176). El doctor Brunn
describe una cefálea crónica en una jóven escrofulosa , en
la cual los ojos no podían percibir la luz , ni los oidos et
Mnido ; las facultades del alma estaban debilitadas , so-
DEL taxctvAU). 31
cuello , de los pulmones (a) y del hígado , que produ
cen la congestion del encéfalo comprimiendo las venas
yugulares, la sub-clavia y la vena cava descendente.
Se le reconoce en el estado escrofuloso del sugeto , en
sus enfermedades anteriores , sobre todo en la cura
cion intempestiva de las erupciones cutáneas de la ca
beza. Guardémonos sin embargo de tomar la hincha
zon de las glándulas en especial de las parótidas , que
resulta simpáticamente de las lesiones del encéfalo,
por un indicio de escrófulas. Notemos además que
el vicio raquítico , que ataca á todas las vértebras,
de ningun modo perdona al cráneo , la primera de
ellas. Es tambien verosímil que muchas de estas le
siones (v. la necroscopia) y principalmente las con
creciones calculosas del celebro, tienen un origen ra
quítico.

bre todo la memoria , y la vida se terminó por vértigos^


La autopsia dejó ver tubérculos al rededor de la tien
da del cerebelo. Salter refiere casos semejantes (Horn , 1.
c. , 1822 , p. 375). Yelloly , Medical chirurg. transact.,
t. I,p 1 8 1. Krukenberg , Jahrbiicher der Klinik zu Ha
lle, 1823 , p. 325.Calow, 1. c.
(a) La cefálea y en especial la hemicránea anuncian ó
acompañan muchas veces á la tisis pulmonal tuberculosa.
Se vé frecuentemente al mismo tiempo la rubicundez de
la mejilla y gotas de sangre en la nariz del lado del pul
mon tuberculoso, lo cual debe atribuirse en el lado iz
quierdo á la compresion de la vena sub clavia que recibe
la yugular de este lado, y en el derecho á la de la vena
cava descendente que continúa la yugular derecha. Cuan
do se ha establecido la supuracion en este pulmon y da
lugar á una expectoracion abundante , se desvanece et do
lor de cabeza. La hipertrofia del bazo ó del hígado, em
pujando hacia arriba los pulmones, da tambien tugar al
gunas veces al dolor de cabeza.
32 ENFERMEDADES
\ 1 . Dolor de cabeza carcinomatoso. El dolor de ca
beza carcmomaloso , al cual reunimos el que resulta de
la plica (F. lomo V, arl. Plica) , ataca á los hombres
de una edad avanzada, mas pronto á los sugetos escro
fulosos, y mas tarde á los artríticos , á aquellos cuyas
familias están afectadas de cáncer, ó que padecen
ellos mismos esta enfermedad (a). Este dolor, que
nace de lesiones del sistema linfático , del encéfalo,
y que se parece á una especie de neuralgia facial (A),
excede á lodos los demás por la violencia de los tor
mentos que produce.
1 S. Dolor de cabeza rerJ.reo. El dolor de cabeza
venéreo que por lo general tiene la forma de una ce
falea , y rara vez la de una hemicránea, tiene* su
asiento en el cráneo mismo. En los casos graves va
acompañado de caries, de exóslosis y de tofos. Los
puntos así afectados están muy doloridos y no se los
puede locar. El dolor empieza hácia las cuatro de la
larde, y atormenta cruelmente durante toda la no
che. Es preciso buscar su diagnóstico en los signos de
la si filis.
13. Dolor de cabeza nervioso. No dudamos en
reconocer como nerviosas ó espasmódicas la cefalalgia
y las hemicráneas pasajeras , el clavo , el huevo que
se presenta en la época de la menstruación (c), ó son

(n) Trincavella ha observado una cefalea con cáncer


de la lengua. Yo he hallado muchas veces la cefalea con
el cáncer de los labios , de las mamas, del ulero y princi
palmente del hígado.
(b) Andral, el hijo, refiere un ejemplo de escirro del
cerebro convertido en cáncer (Magendie , Diar. de fisiol.
exper. y de palol. , t. Ií , No. 2 , 1822).
(c) « Los dolores de cabeza producidos por el ulero
ocupan el vértice y el occipucio con una sensación de
frío» (Klein).
DEL ENCEFALO. 33
producidas por las afecciones del alma , la eleclrici—
dan y, la debilidad (a). Pero las cefáleas graves y ha-
. Liliiales, que aparecen frecuentemente bajo la másca
ra del histerismo ó de la hipocondría, ocultan ma
les mucho mas temibles (A).

(a) Ya Foresto había enseñado que la atonía del ce


rebro puede ocasionar el dolor «le cabeza. Eslo es lo que
prueban los efectos de la dieta, de las hemorragias y de
otras evacuaciones. V. Fed. Hoffmaiin , Diss. de cepha-
hca cum immoderato hccmorrhoidum fluxu sccplus repe
tente. Hal. 1735.
(ó) La mujer de un cirujano de Vilna , Woynfcz , de
edad de cuarenta años , de una constitución grasa y He
rédente , se quejaba sin embargo continuamente de su
mala salud , era conocida como histérica por todo el mun
do y habia agotado la lista de los anliespasmódicos , así
como también la paciencia de los médicos. Se quejaba de
una pesadez de cabeza continua , que cada dos ó tres me
ses se convertia en una cefalea cruel pulsativa, con vér
tigos , ansiedad y vómitos. Estos síntomas duraban vein
ticuatro ó (Cuarenta y ocho horas , y se atribuían las
mas veces á extravíos en el régimen , porque se entrega
ba á los placenes de la mesa , á emociones (era colérica)
ó á otras causas accidentales. En el verano de 18 1 4 me
vi. obligado á emprender su tratamiento. Después de han
her escuchado con paciencia una larga historia de su en
fermedad , por la sensación de una fetidez interior, como
ella la llamaba , estando por lo demás el olfato abolido,
me. hizo sospechar una tenia latente. Al mismo tiempo
me pareció mal la lividez de los labios de la enferma,
cosa que jamás habia visto impunemente. La administra
ción repetida de drástioos¿ sin hacer evacuar lombrices,
la alivió notablemente ; de suerte que hasta el mes de
-Enero de 1815 disfrutó de una salud mejor que de
costumbre. El 17 de este mes visitando por casualidad
á esta enferma, la encontré quejándose de un dolor de ca
beza y de vértigos que atribuía á una afección catarral.
TOMO VI. 3
34 ENFERMEDADES
1 4, Dolor de cabeza por irritacion mecánica. Sí
consideramos las violencias á que el cuerpo está mu
chas veces expuesto durante el parto, por las caí
das y los juegos , así como por los castigos de los niños,

El ÍO se me llamó para esta desgraciada que ya delira


ba ; conocia , es verdad , á los asisten tes , pero respondía
con incoherencia á las preguntas , se levantaba como si
fuese á desempenar sus negocios , despues se recostaba y se
volvia á su cama con una agitacion extremada. Casi no
existia calentura, el vientre estaba estreñido. Incierto en
el diagnóstico , entre una inflamacion del celebro y un
acceso histérico, mandé para mayor seguridad aplicar un
gran número de sanguijuelas á la cabeza ; prescribí una
lavativa , un pediluvio y el tartrato estibiado á dosis re
fractadas. Et 21, el mismo estado , nada de calentura.
Sospechando de nuevo una tenia , administré los calome
lanos y la jalapa. £1 22, tres deposiciones con alivio;
la enferma descansó. El 23 por la mañana, ataque de
apoplejía sin parálisis. Sangría de á libra , disolu
cion de sal amarga , vejigatorios en las piernas, Algnn
alivio y sueno bastante agradablei Poco despues , nuevo
ataque de apoplejía. El 24, convulsiones epilépticas du
rante casi toda la noche , pulso duro , respiracion sonara
y profunda; se repite la sangría. En una consulta de mu
chos médicos , se propone la digital con los calomelanos
y un vejigatorio en la nuca. Et 25 , ningnn .cambio ; .el
decúbito de la enferma es el de una apopléctica., basta
que vienen á agitarla las convulsiones. El 26 , muerte:
Autopsia. Despues de baber levantado los tegumentos del
cráneo, se encontró sobre el parietal derecho., cerca del
vértice de la cabeza , una mancha azul del grandor de
una almendra. Parecia provenir de una equimosis bajo el
per ¡cráneo ; pero habiéndose levantado este, persistia la
mancha. La parte superior del cráneo estaba gruesa , sin
' diploe y sin suturas , y costaba trabajo llegar á serrar al
través , como se hace ordinariamente. Al contrario se se
paraba fácilmente de la dura-madre, Pero buscando en la
DEl ENCÉFALO. 35
la facilidad que tienen los insectos de penetrar en las
cavidades de la nariz y de los oidos al tiempo de oler
las flores sin precaución , así como durante el sueño,
el desarrollo de lombrices en la sustancia misma del
celebro (a) , la hernia de este órgano , la costum
bre general de los niños de introducir por todas las

situación correspondiente la mancha lívida , hallé muy


delgado y trasparente el cráneo en este punto. Mirándole
á la luz, me parccia ver la membrana del tímpano tal
como se ve en el peñasco. Cuando se desgastó la superfi
cie externa del cráneo , la superficie interna nos hizo vel
en el punto trasparente una depresión del grandor de la
mancha de que hemos hablado. Esta depresión contenia una
circunvolución de vasos sanguíneos que sobresalía de la dura
madre y estaba rodeada por una linfa coagulable y por
una falsa membrana. Estos vasos ¿ eran un aneurisma de
la arteria meníngea media , una variz de la vena del mis
mo nombre , ó un aneurisma por anastomosis ? Yo no me
atrevo á determinarlo. Me parece sin embargo mas pro
bable que fuese un aneurisma , porque la destrucción del
cráneo en la parte afectada está conforme con el efecto
común de los aneurismas sobre los huesos inmediatos.
En fin , en el hueso etmoides existia un esteatoma del
grandor de una castaña, que abrazaba los nervios olfato
rios atrofiados. Tódo lo demás se hallaba en el estado nor
mal , excepto los plexos coroides , principalmente los del
tercer ventrículo , que estaban dilatados. No habia nin
gún signo de inflamación , ni de extravasación. Doy de
intento esta observación , para que los médicos jóvenes
que prodigan algunas veces á los dolores de cabeza los
epítetos de espasmódicos , nerviosos é histéricos , se en
cuentren mas prevenidos.
(a) Home ha descrito nna cefálea producida por la
presencia de un hidátide en el hemisferio derecho del ce
rebro y acompañada de síntomas de apoplejía (le, pá
gina 166).
36 ENFERMEDADES
aberturas de la economía cuerpos extraños, y en fin la
influencia de las enfermedades de los dientes en toda
la cabeza , no nos causará admiración de que las irrita
ciones mecánicas puedan ser el origen de un dolor
de cabeza. Pero es preciso notar sobre lodo que las
causas irritantes de esta especie ocasionan frecuente
mente inflamaciones , cuya resolución imperfecta ó
el paso al estado crónico deben acusarse muchas mas
veces que la causa ligera que es suficiente algunas ve
ces para darles origen. Entonces se nos oculta tanto
mas fácilmente la causa primera de la enfermedad,
cuanto mas largo es el espacio de tiempo que la separa
de su efecto. Resulla de aquí que en las cefálcas , sobre
todo en las de los niños , al remontarnos hasta la in
fancia , jamás debemos dejar de informarnos de todos
los antecedentes de los padres , de las nodrizas y de los
maestros, y del exámen de toda la cabeza, y creemos
que este último precepto puede extenderse á todos los
dolores crónicos de cabeza.
1 5. Dulor de cabeza procedente de la complicación,
de las diátesis. En ninguna parte es mas importante
la doctrina de las complicaciones que en la distinción
de los dolores de cabeza. Muchas veces , cuando esta
parle está enferma , las visceras que loman de ella los
nervios , sobre todo el corazón, los pulmones y el estó
mago, se hallan inmediatamente alteradas en sus pro
pias funciones. Si esto sucede, la circulación sanguí
nea , la respiración y la digestión se apartan de sus
leyes regulares. Como la misma comunicación que
hace que estas visceras obedezcan al celebro las per
mite reaccionar sobre él , se añade un inál á otro mal;
por lo tanto nada mas frecuente que el dulor de cabe
za espasmódicu inflamatorio. Sobreviene siempre que
el corazón afectado de un espasmo arroja la sangre
con demasiado ímpetu hacia la cabeza. Otras veces,
cuando las visceras abdominales , el hígado por ejem-
DEL ENCÉFALO. 37
pío, se hallan obstruidas, no admitiendo sino con
dificultad la sangre de la arteria celiara , ocasionan
la congestión de la cabeza, y por consiguiente la
cefalea ó Ja hemicránea gástrico-infi}amatoria. En ge
neral , cualquiera que sea la causa que irrite al cele
bro , ocasiona un adujo mayor de sangre bácia la ca
beza (complicación inflamatoria). £1 reumatismo se
asocia fácilmente á otras enfermedades del encéfa
lo (a). Ademas, las 'violencias que la cabeza ha expe
rimentado en otro tiempo hacen muchas veces que
la menor causa accidental sea suficiente para produ- •
cir dolores de cabeza (Loeber).

■ i y. .

. /PRONÓSTICO.

1 . En general. Jamás es de poco momento una ce


falea crónica ó habitual (¿). En efecto, los males mas
graves quedan algunas veces ocultos bajo el nombre

(a) Así «n habitante distinguido de la ciudad de


Minsk , afectado de una ozena , experimentaba frecuente
mente una hemicránea en el lado derecho ( pero era to
lerable. Habiéndose expuesto al frió con el cuerpo calien
te y la cabeza descubierta , volvió á adquirir la misma
enfermedad , complicada con una disposición al furor y á
la desesperación- El dolor , limitado antes al seno fron
tal , ocupaba después la región temporal y se propagaba
hasta el vértice de la cabeza. Un absceso del músculo tem
poral y el tratamiento mercurial terminaron felizmente
esta grave enfermedad. .
(¿l) Struvio , DisS; Resolutio aphorismi decimi ser.—
tionis sextas Hippocratis , in qua traditur prognosis ee.pho*
late. Jen. 1676.
38 ENFERMEDADES
vulgar de dolor de cabeza (a). La hemicránea des
aparece á veces por sí misma con los años; otras ve
ces se convierte fácilmente en vértigo. Los efectos ge
nerales de un dolor de cabeza habitual , ó mas bien
de las causas que le producen , son la deformidad,
la caída de los cabellos, la hipocondría, la pérdida de
Ja memoria y de las demás facultades del alma , asi
como el entorpecimiento, el hormigueo la con—
tractura, la convulsion y la parálisis. Algunas veces
és el preludio de la manía.
- >2. Pronóstico del dohr de caheia inflamatorio.. Si
una hemorragia saludable, sobre todo una epistaxis,
ó las hemorroides ó un buen método de tratamiento
no vienen lo mas pronto posible á poner un término
á la cefálea inflamatoria , y si el enfermo no se opone á
la vuelta de la afeccion' por medio.de precauciones con
venientes, sonde temer las concreciones morbosas,
ks callosidades de las meninges , las falsas membra
nas, los pólipos , las extravasaciones serosas , puru
lentas y sanguinolentas , y los abscesos del celebro.
Todas estas alteraciones , segun sus diferentes asien
tos , pueden producir la sordera , la pérdida del ol
fato, la ceguera, las convulsiones, la epilepsia, la
locura, los vértigos, la apoplejía y la parálisis.
3. Pronóstico del dolor de cabeza reumático. El
reumatismo que ocupa las meninges y el celebro pro-

(a) Portal ha "descrito un dolor muy ligero de cabeza


que procedía de una úlcera del celebro igual al volumen
de un huevo .de gallina (Memor. de la academ. de Cienc.
17 80¿ p. 315): ' '
(6) Cuando se presentan estos fenómenos en el lado
opuesto' al de' la hemicránea, Rostan concluye que el ce
lebro está reblandecido. A' la verdad es una conclusion
atrevida.
DEL ENCÉFALO. 39
duce los efectos de la diátesis, inflamatoria , sobre todo
en cuanto á la extravasacion de serosidad. Al exterior
pasa fácilmente á absceso, que muchas veces tiene su
asiento debajo de la cubierta aponeuróiiea.
. 4. Pronóstico del dolor de cabeza gástrico. La ce
falea gástrica es menos importante. Se resuelve por
sí misma en ocho, nueve ó á lo mas en catorce dias.
Sin embargo , cuando se vuelve frecuente , se afecta
el hígado de cada vez mas. :
5. Pronóstico del dolor de caleta artrítico. A no ser
que el dolor de cabeza artrítico se resuelva por un flujo
de las narices (a) % por una diarrea, por el asma, por la
hipocondría (Tissot), por los tumores de la cabeza , por
los dolores de la» articulaciones (Schobell), por la go
ta (á) ó por los cálculos de los ríñones, deberán temer
se tarde ó temprano graves lesiones del encéfalo , tales
como las callosidades y las osificaciones de las menin
ges , del celebro y de las arterias , la catarata , la
amaurosis y la apoplejía. La cefalalgia habitual en
la adolescencia es un presagio de gota para la vejez.
6.. Pronóstico del dolor de cabeza escorbútico. El
dolor de cabeza escorbútico es temible por las equi
mosis que produce en las partes interiores de la ca
beza, y por la apoplejía y la parálisis que de aquí
resultan (c). . '. pt.¡ .

(o) Sobre este particular leo que cesó una hemicrá


nea despues de la evacuacion por las narices de concre
ciones calculosas. En las Efemérides de la acad. de los
cur. de la naturaleza existe una observacion del Dr. Cu
nten sobre la desaparicion singular de una hemicránea por
la salida por la nariz gota á gota de un agua fria al
tacto, i , . i .>•> .m . ,
. (í>) «Esta cefalalgia se trasforma fácilmente en una
gota evidente» (Klein).
n .(c) Una señora de cuarenta anos, qne padecia hacia
4.0 ENFERMEDADfiS >
7. Pronóstico del dolor de cabeza periódico. Aun
que se ha mirado á la cefalea intermitente como per
teneciente á las calenturas perniciosas , sin embargo, .
cede en general á un tratamiento conveniente', ex— •
ceplo en los ancianos. • A. '.>l« tu .»
8. Pronóstico del dolor de cabeza escrofuloso. Un
flujo sanioso por los oidos y las narices las úlce
ras cutáneas* la aparición de la tifia y de la tisis
pulmonal y la pubertad ponen ordinariamente fin'
á los dolores de cabeza escrofulosos, dolores que no
deben descuidarse, á causa de la disposición que
indican al hidrocéfalo y á la manía, (-y
9. Pronóstico del dolor de cabeza carcinomatoso.
El dolor de cabeza carcinomatoso desaparece- algunas
veces cuando se manifiestan el escirro ó ei cáncer en'
alguna región, ó sobreviene la parálisis (a) ; Otras ve
ces persevera ó se agrava. La cefalalgia plicosa Obra'
del mismo modo, respectivamente al tricoma! t *°é
i 0. Pronóstico del dolor de cabeza venéreo. Nihw
guna forma de este contagio es mas difícil de combatir
que la que se manifiesta bajo la apariencia de nn dolor
de cabeza , sobre todo cuando es inveterado. En fin , aun
cuando el tratamiento de esta enfermedad marche á
nuestro gusto, presenta un peligro particular ¡ qué
proviene de la separación de la parte cariada dél
cráneo , de la parle sana (A).

mucho tiempo vicio escorbútico, presentó en un ataque


de cefalea , á que. estaba sujeta , unas equimosis en la
cara , del volumen de un grano de mijo. Cayó por último
en apoplejía , enfermedad de que trataremos mas ade
lante (cap. V). •■ \ r.o™. s li." el ■ •>■; r
(a) Schallgruber refiere un ejemplo de cefalea carci-
jinmatosa acompañada de. parálisis (AufsatEc trhd beo-
bacb tunden in dem Gebictlie der Heilkunde. GréítUi 18t8)¡
(¿) Emprendí por el mercurio *1 tratamiento de un
DEL ENCEFAtO. I 4f
. 41. Pronóstico del dolor de cabeza nervioso. La
r cefalalgia , Ja hemicránea y el clavo de naturaleza ner
viosa constituyen enfermedades incómodas y difíciles;
de curar ; pero en lo i demás nada peligrosas , y que
muchas veces desaparecen por sí mismas con el
tiempo.
1 2. Pronóstico del dolor de caheza producido por
las irritaciones mecánicas. El pronóstico del dolor de
cabeza producido por irritaciones mecánicas depen
de enteramente de la naturaleza de la causa espe
cial. . ... i > .." .i ; , i. . ..í
. 13. Pronóstico del dolor de cabeza complicado.
Los preceptos sobre el pronóstico del dolor de cabe
za complicado se deducen del pronóstico de cada es
pecie simple. ... :,..,«,,:

. -.i - §. VI. h , , ,. ; i":


. , .. ,'. .,- .¡.i .-. , , , t. .. ., i . ' -. ;i '..i
TRATAMIENTO. ,

1. Tratamiento' profiláctico. Deben buscarse les


medios profilácticos contra los dolores de cabeza (con-
súlt. Mercurial) en los preceptos generales sobre el
tratamiento de las enfermedades nerviosas, y en los
siguientes.

... ', r i ' t .

habitante de Vilna afectado de cefálea sifilítica con tofos y


sospechas de caries del cráneo. La curacion parecia ir
perfectamente ; pero aparecieron de repénte y no tarda
ron en seguirse de la muerte convulsiones y otros síntomas
que conservaban un medio entre la cefálea y la apople
jía. A la abertura del cadáver se halló una caries del
parietal izquierdo y una lámina huesosa separada de est«
hueso., que descansaba sobre la dura-madre inflamada.
£% ENFERMEDADES
2. Tratamiento del dolor de cabeza inflamatorio.
Cuando se declara un dolor de cabeza inflamatorio en
un enfermo robusto , que nos presenta un pulso lle
no y fuerte, es preciso abrir la vena safena, ó si
ofrece dificultades, la vena cefálica del brazo, ó la
yugular externa , y en la hemicránea elegir las venas
del lado paciente (a). Hay médicos que aconsejan que
se abra la vena de la frente , sobre todo si la parte
posterior de la cabeza es la que presenta el dolor
(Platero). Nos oponemos enteramente á la sección de
la arteria temporal (i). Cuando se ha practicado la 1
sangría ó no ha estado indicada , se aplican sangui
juelas á diversos puntos de la cabeza , según los di
ferentes sitios del dolor (cap. I , §. VI). Las ven
tosas escarificadas tienen el medio entre la sangría ge-i
neral y las sanguijuelas , y deben aplicarse en el occi
pucio, á los lados del cuello, en los hombros , en
los brazos , en las manos , entre el pulgar y el índice
(Platero) , en las piernas y en los muslos. Cuando el
dolor de cabeza es producido únicamente por el cho—
que demasiado violento de la sangre contra la . ca
beza , lo cual se reconoce por las pulsaciones del co
razón y de las carótidas , y por la rubicundez de la
cara , debe comprimirse el tronco de una ó de las dos

(a) Rhodio refiere un caso de cefálea en la cnal nna


sangría de la safena derecha quilo el dolor del lado de
recho de la cabeza , y una sangría del lado izquierdo fué
seguida del mismo efecto de este lado.
(é) Galeno , De cur. per sanguin. miss. , c. 22 , 23.-
Areteo , Cural. chron. , lib. I , c. 2. Zacuto Lusitano,
Prax. adutirab. , lib. III , obs. 107. Riviere , Obs. , cent.
H^-No. S9, 89. Bailón, t. I, p. 70. Abhandl. der
K. Schwedischen Acad. der Wissenschaft , 13 B. , p.
39. .,. .! • . ... ¡ . ■.. • ■■■i
BEL ENCEFALO. ; 43
carótidas (cap. I, §. VI) ; pero no debe obrarse de
esle modo cuando existe una lesión del corazón ó de
las arterias (a). Los purgantes ligeros y las lavativas
son también útiles , pero sería perjudicial un pur
gante algo violento (Hipócrates , lib. de ral. vict. in
morb. acul.). Se obtiene también un grande alivio
con los pediluvios calientes , los cuales sin embargo,
según Ted. Hoffmann, «no son útiles en algunos ca
sos» (¿). Los sinapismos activos aplicados á la parle
interna de los muslos ó de las piernas, y dejados
hasta la rubefacción de la parle , sacan , según la ex
presión de los enfermos , el dolor con el calor. De
ben usarse con cicunspeccion las afusiones y los fo
mentos frios (c) , principalmente con el hielo" (ri),
como ya lo ha notado Fed. HofFmánn. Puede produ
cirse un efecto refrigerante por las lociones 4e 'a
cara con nata , agua de rosas y vinagre , á los
cuales se añade una cortísima cantidad de clara de
huevo para que la humedad persista por mas tiempo.
En cuanto al régimen dietético (cap. I, §. VI, n. 9)
se recomienda en especial la posición recia de la ca
beza.

(a) Deberia temerse en efecto una muerte repentina,


puesto que sola la compresión de las carótidas , estando
sano el corazón , produce palpitaciones de este órgano,
ansiedad y dolor en los brazos (Parry) 1 . ' '
(6) L. c. , secc. II , §. V, p. 203. Yo conozco hom
bres á quienes los pediluvios calientes hacen experimen
tar nn adujo mayor de sangre hacia la cabeza , aumento'
de calor , inquietud é insomnio.
(c) Por ejemplo, tina cataplasma de miga de pan , de
bayas de enebro , de semillas de comino y de vinagre,
envuelta en tin paño. . •
(d) Se. aplica por un poro de tiempo á. la cabeza el
hielo encerrado en una vejiga de puerco.
ENFERMEDADES
3. Tratamiento del dolor de cabeza reumático.
Empezamos el tratamiento del dolor de cabeza reu
mático por las evacuaciones sanguíneas, principalmen
te las locales. En seguida aplicamos á la nuca un
vejigatorio ó un ligero rubefacienle (a) ; interiormen
te damos los diapnóicos. Cuando el dolor ocupa los
tegumentos, los músculos ó la cubierta aponeurólica,
debe atenderse á la supuración que debe promoverse
por las cataplasmas ó las epítimas emolientes. Otras
veces se aplica sobre la cabeza una especie de gorro
que contenga plantas cefálicas (¿>) ó aromáticas (c) ó
polvo cefálico (d)r y con preferencia á todo lo demás
un gorro de hule muy fino (e). Se emplea también
interiormente con ventaja el mercurio dulce , sobre
lodo unido al óxido de antimonio hidrosulfurado ana
ranjado y al opio (./). Cuando estos medicamentos
i . -' *

(a) Como el que se llama vejigatorio perpetuo. De


emplasto de meliloto , una onza ; de polvos de cantáridas,
de diez á veinte granos ; de alcanfor raspado , un escru
ta, M.
(6) BT, De. hojas de mejorana , de betónica , de ve
rónica oficinal y (lores de espliego , ana. dos onzas. M. y
hágase un polvo algo grueso.
(c) Farra, de Prusia. ■ i • .'. '•
, (d) J)[. De polvos de semillas de cilantro , de hinojo
y de sándalo rojo , ana. dracma y media ; de nuez noli
cada y de clavo de especia , ana. iw-dia dracma.
(e) Tafetán de salud. Con un gorro preparado de
este, modo he curado cefaleas rebeldes. Se obtiene sobre
todo la ventaja de que no calienta la cabeza, y mantie
ne un mador continuo. .
. ' (/,) VI. De calomelanos y de azufre dorado de anti
monio , ana. seis granos; de opio puro, dos granos; de
azúcar , dos dracmas. M. y hágase un polvo que se di
vide en doce partes iguales , para tomar uno por la tar
de.
»EL ENCÉFALO. ¿5
han sido administrados en vano , puede untarse la
parte afectada , rasurada de antemano , con nata y
almidón, opio y azafrán , ó con aceite exprimido de
beleño negro, ó con láudano extendido en saliva;
puede también aplicarse á la parle una cataplasma
compuesta con media onza de almendras mondadas
y machacadas, media onza de semillas de zaragatona,
una dracma de semillas de beleño negro , tres drac
enas de aceite rosado , c. s. de leche , ó una epítima
con las hojas de verbena y de betónica hervidas en
vino. Si estos remedios no producen efecto , pue
de frotarse la parle dolorida con jabón amonia
cal, con el bálsamo opodeldoc, con la tintura de can
táridas y el espíritu de hormigas. El ungüento eslibia-
do , á no ser que se le aplique con la mayor precau
ción , produce tormentos que exceden mucho á los
causados por la enfermedad. Cuando no se siente el
dolor mas que en un solo punto, se le aplica ó la
yerba machacada del ranúnculo de los prados (Che—
neau , Hoffmann) , ó un vejigatorio (Riverio , Pou-
leau , Monro) ó un sinapismo (CcUo , Areleo). Este
punto puede también ser escarificado con ventaja
(Hipócrates, Areteo), escindido en cruz, cauterizado
(Hipócrates , Areteo , Gfelso) por la moxa (a) ó el
hierro candente. Por lo general, es necesario prescri
bir los cauterios colocados detrás de las orejas , un se
dal colocado en la nuca ó cerca del sitio dolorido.
4. Tratamiento del dolor de cabeza gástrico. Se-

(a) Wepfer, Obs. , p« 81. Pouteau , (Euvres pos-


thumes, t. II. Saissy , Séance publique de la sociélé de
médecine á Lyon , an. 8. Bodsbn , Journal de mídecine,
1814 , juin. Yo he triunfado como por milagro , por me
dio de este remedio heroico , de muchas cefáleas que no
siempre eran reumáticas.
4:6 ENFERMEDADES
gun las diferentes enfermedades de las visceras ab
dominales que han dado origen al dolor de cabeza,
es diferente el método que se emplea. La libertad del
vientre es siempre necesaria , principalmente si hay
hemorroides latentes. Por lo demás se oponen á las
lombrices , los antihelmínticos; á las saburras, Ios.
purgantes ligeros; á los ácidos, los absorbentes ; á las
obstruciones , principalmente las del hígado , los re
solutivos. Entre estos últimos, excepto las aguas mi
nerales jabonosas, no se encuentra ningun remedio que
pueda compararse á la unión de las sales medias
ron el cinabrio (como en los polvos antiespasmódicos
rojos de Stahl). Cuando el estómago está afectado de
atonía, son ventajosos el tartrato de antimonio y de
potasa , ó la ipecacuana á pequeñas dosis con sus
tancias amargas , tales como la raiz de aro (a). Lo
mismo se dice de las semillas de pimienta blanca in
troducidas en el estómago en ayunas, del elíxir vis
ceral de Hoffmann , del cual se toma una cucharada
grande antes de la comida, del café inmediatamente
despues de comer y en especial de un vaso de agua
fria azucarada despues de mediodia; tambien me
rece recomendarse el té en es.te caso. Cuando sobrevie
ne el dolor de cabeza á consecuencia de excesos , han
merecido nuestra aceptacion , además de las prepara
ciones del ruibarbo , la infusion de serpol (Linnco)
y de albahaca (Hoffmann), y si ha habido embria
guez, la betónica (Scopoli) y la yedra terrestre (Fe
liz Platero). Además en este caso es ventajoso el
ejercicio al aire libre , las lociones de la cabeza con
agua fria , el uso de una pequeña cantidad de vino

(a) Pcrgio , Mat. méd. , p. 723 , prescribe un escrú


pulo del polvo una ó dos vect.s al día.
DEL ENCÉFALO. ¿7
bueno á las comidas, y el sueño. Algunas veces he
mos destruido ó á lo menos mitigado por un ligero
vomitivo (a) , los paroxismos incipientes de la he
micránea periódica gástrica. En los dolores de cabeza
acompañados de un retardo no acostumbrado en las
evacuaciones alvinas, es preciso echar mano de la
tintura de coloquintida (¿). " .>'.....
5 . Tratamiento del dolor de ' cabeza artrítico. El
tratamiento del dolor de cabeza artrítico se deduce
en cierto modo de la terapéutica de la cefalea reumá
tica , gástrica y espasmódica. Es preciso ocuparse so
bre todo de la congestion hacia la cabeza, del es
treñimiento , de la debilidad del estómago , de la se
crecion de la orina y de la traspiracion , de la
temperatura conveniente de las extremidades infe
riores y del restablecimiento de las evacuaciones
habituales suprimidas. Hemos obtenido prodigiosos
efectos de la resina de guayaco , de los amargos uni
dos al cinabrio , así como de las flores del arnica mon
tana (c) y de los cauterios. Durante el paroxismo son

(o) Bí". De agua de menta , cuatro onzas l de tár*


taro . estibiado , tres granos; de jarabe de menta, dos
dracmas ; para tomar una cucharada grande cada cuatro
horas , hasta promover el vómito. El emético estaba ya
recomendado en este caso por Cel. Aureliano , Horstio y
Riedtin.
, ' (6) He aprendido esto de Dalberg , médico en otro
tiempo del rey de Suecia (Murray).
. ~(c)— B!\ De. extracto acuoso de gomo-resina de gua
yaco , media onza ; tritúrese y añádase de hiel de buey,
dos dracmas ; de cinabrio artificial , un escrúpulo. M. y
háganse pildoras de á tres granos ; cúbranse con polvo de
lirio de Florencia. Se dan seis tres veces al dia , bebien
do despues una infusion de flores de arnica, de hojas de
melisa y de semillas de cilantro.
4.8 ENFERMEDADES
de la mayor utilidad los pediluvios írrítántes com
puestos de agua caliente y ácido nítrico é hidro-
clórico. . . : . ( '.
i. 6.. Tratamiento del dolor de cabeza escorbútico.
Debe oponerse el tratamiento antiescorbútico, á las
cefaleas que nacen del virio escorbútico. En este caso
hemos procurado una grande disminucion de. los do
lores por el opio. El cocimiento de palo de guayaco
ha sido tambien muy ventajoso. .
7. Tratamiento de la calentura intermitente lar
vado cefálica. El tratamiento de la calentura inter
mitente larvada cefálica consiste , durante el paroxis
mo, en sanguijuelas á la cabeza, en pediluvios y so
bre todo en opio ; y durante la apirexia , en un eméti
co , si es necesario , y en quina.
8. Tratamiento del dolor de cabeza escrofuloso.
Empezamos con moderacion el tratamiento del dolor de
cabeza producido por el vicio escrofuloso aplicando san
guijuelas todo lo mas cerca posible al sitio afectado.
Hay mucho que esperar de la aplicacion de un sedal á
la nuca ó de cauterios en los brazos , de medicamentos
ligeramente purgantes y diuréticos , de los pediluvios,
de los semicupios y de los baños de mar. Para la cura
radical , además de un régimen conveniente , se em
plea con ventaja el sulfuro de antimonio y de mer*,
curio, el muriato de cal y el iodo; cuando hay una
complicacion inflamatoria, especialmente en los' jó-
yenes , convienen las hojas de digital purpúrea (a).
9. r Tratamiento del dolor de cabeza carcinomatoso.

¡ >i lí - . ü . —
i >. . .. '. : . ..,"..,> b ; ':.:,.! íi ?.> . >
(a) IV". De hojas de digital purpúrea , seis granos ; de
Jiitrato de potasa puro y azúcar Manca , ana. una drac-
*na. M. y hágase polvo, el que se divide en docf partes
iguales p.ira tomar dos a) día.. , . e. ¡i '( ,-i>
DEL ENCÉFALO. 49
El dolor de cabeza carcinomatoso se calma con el
opio (a) y con otros narcóticos (cap. I, §. VI, 40).
Desechamos el arsénico , y nos valemos mas bien de
las flores de arnica montana y de la clemátide (A).
Aconsejamos tambien las úlceras artificiales.
1 0. Tratamiento del dolor de cabeza venéreo. Para
triunfar de la cefalea venérea es preciso recurrir al
método antisifilítico, que se empica por mucho tiem
po y hasta la salivacion (c). Usamos al principio el

(a) Se necesitan dosis considerables. Yo las he ido au


mentando poco á poco hasta cuatro granos cada tres ho
ras.
(6) Una dracma para una infusion de una libra;
el polvo , á la dosis de medio grano tres veces al dia;
el extracto lo mismo (Leber en Stork libell. , de pulsa-
tilla nigricante , cas. I, II , 17).
(c) He experimentado principalmente en una en
ferma del hospital de Viena , cuan rebeldes son los do
lores de cabeza de esta especie. Despues de haber admi
nistrado gradualmente media dracma de sublimado cor
rosivo y empleado en fricciones media libra de ungüen
to mercuriat muy fuerte , sin que hubiese disminuido en
nada un dolor de cabeza terrible , único síntoma de una
enfermedad venérea , y sin que se presentase ninguna
apariencia de salivacion , juzgué no ser oportuno con
tinuar mas el uso del mercurio. Por consiguiente eché
mano det ácido nítrico y del cocimiento de los leaos sudo
ríficos y de la ctemátide , pero en vano. Solo el opio cau
só algunas veces un ligero alivio. Sin embargo, la en
ferma enflaquecida estaba en grande peligro; pero tres
meses despues de la última administracion del mercurio
sobrevino una enorme salivacion y de sus resultas la en
ferma entró al punto en convalecencia. He visto un caso
casi semejante en un criado del príncipe L. Pero el en
fermo fastidiado fué á buscar otro médico , el cual vi
tuperando la cantidad de mercurio administrada , creyó
que dt.bia eliminarla del cuerpo. Prescribió con este ob-
TOMO vi. 4
50 ENFERMEDADES
muriato sobreoxigenado de mercurio y en seguida
el ungüento mercurial gris. Las demás preparacio
nes de mercurio tienen una influencia deletérea so
bre el cuerpo , sin aliviar esta grave afeccion. Se
recurre por cierto tiempo al opio á dosis bastante
fuertes , y para que no produzca estreñimiento se le
une el extracto acuoso de coloquintida (a).
1 1. Tratamiento del dulur Je cabeza nervioso. El
dolor de cabeza nervioso con grande sensibilidad del
cuerpo, se calma ordinariamente por la emulsion de
semillas de adormideras blancas y de almendras amar
gas (¿). Cuando al mismo tiempo se halla excitado
el sistema sanguíneo , se le añade el agua del laurel
real (f). En este mismo caso son útiles el zumo de
manzanas y de granadas , pero sobre todo el elíxir
ácido de Hallcr Cuando el espíritu ha sido fuer-

jeto el cocimiento de zarzaparrilla ; el enfermo al cabo


de tres meses presentó un tialismo terrible y al momen
to se curó. En Vilna fui tlamado tambien á consulta para
una cefálea venérea cruel. El enfermo atribuyó su en
fermedad al abuso del mercurio. Yo fui de ta opinion
contraria y aconsejé el sublimado corrosivo. Fué prescri
to sin saberlo el enfermo y continuó largo tiempo. Al fin
sobrevino la salivacion , y al momento se desvanecieron
todos los accidentes ; y este hombre próximo á la con
suncion , volvió á recobrar la salud.
(a) .^t. De opio puro , seis granos; de extracto acuoso
de coloquintida , un escrúpulo. M. y H. S. A. una masa,
que se dividirá en seis pildoras para tomar de una á tres
por la tarde.
(6) R". De semillas de adormidera blanca y almen
dras dulces mondadas , ana media onza ; de almendras
amargas, n. 8. H. S. A. emulsion de una libra,
(c) Cinco, ocho, diez gotas cada dos horas.
(rf) La experiencia de mi padre confirma sus buenos
efectos.
DEL ENCÉFALO. 51
tómente afectado , se emplean los polvos rojos antics-
pasmódicos de Stahl (a) ; si la cara está pálida , el pul
so bajo y el vientre libre , el extracto acuoso de
opio (é) ó los polvos de ipecacuana y de opio. Cuan
do el sistema abdominal está alterado., el agua de
menta, de canela y el elixir visceral de Hoffmann;
y cuando el mal es pertinaz y crónico , la infusion de
hojas de verbena y de betónica, así como las se
millas de cilantro. Si el útero fuese el asiento de
una afeccion espasmódica, seria preciso combatirla
con el castóreo, el sucinato de amoniaco empireumá-
tico , el éter sulfúrico (c) , la asa fétida , el alcanfor
y los ferruginosos. En todos los casos convienen las la
vativas antiespasmódicas. Cuando el vientre se halla
obstruido con retencion de los menstruos por atonía,
nos han producido buenos resultados las pildoras
compuestas de dos dracmas de extracto acuoso de mirra,
de media dracma de acibar, de un escrúpulo de aza
fran , de medio escrúpulo de polvos de castóreo , y de
otro medio de ácido sucínico ; cada pildora tiene ires
granos y se toman cinco tres veces al dia. Atribui
mos á la tintura de opio compuesta de Sydenham,
unida con el extracto de eléboro negro (eí) , todo el

(a) Una dracma con cuatro onzas de agua de cere


zas negras ; de espíritu de nitro dulce , cinco gotas ; de'
jarabe de amapola , una onza. M.
(A) V. la historia de la enfermedad por, Whytt y
Rcil.
(c) Rf. De tintura de castóreo y espíritu de asta de
ciervo , ana. una dracma; de éter sulfúrico , media drac
ma. M. Se toman quince gotas por dosis.
(d) Rf. De extracto de eléhoro negro , media dracma;
tritúrese en dos dracmas de tintura de azafran ; añádase
de láudano líquido de Sydenham unas díactna ; agítete
en la vasija , y dese á ta dosis de veinte gotas.
52 ENFEttMEDADES
bien que se atribuía en otro tiempo á las pildoras so
lares de IVildegansio (a), administradas en los paro
xismos de cefalalgia. Además no deben descuidarse
los remedios externos. Queremos hablar de los gor
ros^), de los olores (c) , de los medicamentos inspira
dos (</) por las narices, ó con que se bañan (e) estas
cavidades, ó que se colocan delante de ellas (/), de los
remedios auriculares y principalmente de las friccio
nes en la frente , el vértice de la cabeza y las sienes
con la tintura de opio, el éter sulfúrico, el aceite de
cajeput y el bálsamo de vida externo de Hoffmann,
ó las lociones con el agua compuesta de espliego, el
agua de rosas y el vinagre rosado, el agua de Colo
nia, &c. Hay mucha ventaja en untar las sienes con
el linimento siguiente: Ij£". de aceite exprimido de
nuez moscada , media onza; de resina de estoraque y
de bálsamo del Perú, media dracma de cada cosa;
de aceite de Rhodio, doce gotas. M. Es tambien
digno de alabanza en este caso el ungüento alabastri
no (Vogel) aplicado á las sienes. Jamás hemos em—

(a) De opio , eléhoro negro , azafran (Fed. Hoff.t


mann).
(6) Por ejemplo de las especies cefálicas.
(c) Rf. De alcanfor , media dracma ; de aceite de es
toraque, dracma y media. Hágase s. a. un holo oloroso
con cantidad suficiente de láudano.'
(d) Rajus asegura, y Sequier dice como él , que el zu
mo de las hojas de yedra terrestre, introducido en las
narices , ha curado una cefalalgia violenta é invete
rada.
(<,) IV. De aceite de bergamota , una onza ; y de alcan
for y de opio ana. seis granos , para uso externo.
(/) En la hemicránea con aholicion de la memoria.
Vega aproximaba á las narices una especie de calita aro
matica. . ;.
DEL ENCÉFALO. 53
piteado el euforbio (a). Cuando la cara se presenta
ardorosa y los pies frios, se empica una embrocacion
fria sobre la cabeza y unos pediluvios calientes.
Cuando el mal es rebelde , la electricidad , el galva
nismo, el magnetismo mineral y el animal. Este últi
mo no nos ha parecido proporcionar en este caso mas
que un alivio temporal. En cuanto al régimen die
tético, decimos solamente que algunas veces los via
jes (¿), el uso de una litera (c), las conversaciones
agradables con los amigos (d), la compresion de la
cabeza por medio de las manos ó de vendas (t), la

(o) Freitag y Foresto le alaban como un especí


fico.
(6) La condesa de quien ya he hablado (pág. 10 , nota
f) evitaba una hemicránea , á la que estaba sujeta todos
Jos miércoles , yendo todos los martes por la tarde al
campo y volviendo á la ciudad el jueves por la mañana.
(c) Celio Aureliano aconseja en los dolores de cabe
za los largos paseos en litera.
(d) Herz Versuch über den Sclrwindel , Berlin , 1791,
p. 11. Ya Celio Aureliano aconseja que en el dolor de
cabeza se ejerza la voz.
(e) Ptinto ha dicho ya que «apretando la cabeza con
una venda se disminuyen los dolores.» Los viajes de Le
"Vaiüant nos enseñan que los pueblos del Africa emplean
el mismo tratamiento. Es tambien muy comun en Rusta
la aplicacion de vendas al rededor de la cabeza y de
otras partes doloridas. Boot recomieuda este método , so
bre todo contra las cefaleas en las cuales se entreabren
las suturas del cráneo. Dice: «Es muy frecuente en Ir
landa que los huesos de la cabeza se separen y dejen en
tre sí un espacio considerable , sobre todo en la sutura
coronal y algunas veces tambien en la sagital. Esto suce
de por una causa interna y latente , sin ninguna causa ó
violencia exterior. Los hombres y las mujeres estan igual
5í ENFERMEDADES
accion de peinarse (a), el matrimonio, la castidad , el
cuidado constante de las extremidades inferiores (¿) y
el huir de las causas de la enfermedad son mas útiles
que todos los remedios.

mente sujetas á este mal , y no solo los sugetos sensibles


y delicados, sino tambien los que son fuertes y robustos,
y la gente misma del campo cuyos cuerpos están mas for
talecidos y endurecidos contra el sol , el frio , todas las
injurias del airs y todas las fatigas. Esta separacion de
los huesos va acompañada de grande dolor.... No puede
quitarse ó calmarse este dolor por ningnn otro medio
mas que volviendo estos huesos á su posicion natural;
lo cual se verifica algunas veces espontáneamente , pe
ro en general solo al caho de algunos dias. Por con
siguiente no conviene esperar los esfuerzos de la natu
raleza , sino prevenirlos.... Asíque el único remedio consiste
en las manos , con las cuales se abraza la cabeza en sen
tidos opuestos ; por la frente y el occipucio si se halla en
treabierta la sutura coronal ; de los dos lados si está el
vicio en la sagital. Debe comprimirse al principio suaves
mente y por grados ; despues mas fuertemente hasta que
se reunan los huesos. Hecho esto , para impedir que se
separen otra vez al punto , es preciso apretar fuertemen
te la cabeza con una servilleta y vendas fuertes", y desr
pues de haber dado un gran número de circulares , suje.»
tar todo con cuidado y dejarlo así dos ó tres dias. Du
rante todo este tiempo el enfermo debe guardar reposo,
y abstenerse de toda ocupacion de cabeza como de todo
ejercicio de cuerpo. Esta operacion es bastante fácil ; sin
embargo muy pocos cirujanos saben hacerla, mientras que
muchas mujercillas en todo el pais han adquirido tal
costumbre que la desempeñan con mucha prontitud y
con buen resultado.» . !
(a) Kemper habla de una hemicránea menstrual que
te curó una noche en que la enferma se acostó despues
de haberse peinado bien. .>.... ,,
. (6) Un hombre digno de fe me ha referido que una
mujer de VíeHa , sujeta á uua cefálea histérica periódica
DEL ENCÉFALO. 55
12. Tratamiento del dolor de cabeza produci
do por irritaciones locales. Cuando se presenta do
lor de cabeza á consecuencia de violencias exterio
res , si son recientes , prescribimos la sangría á los
sugetos plelóricos, y en los demás las sanguijuelas y
los fomentos frios; pero cuando las primeras vias se
hallan afectadas simpáticamente por la afección de la
cabeza, es preciso ocuparse en especial de la liber
tad del vientre (a). Somos de la opinión de aque
llos (39) que proponen el trépano no solamente en
las enfermedades traumáticas agudas de cabeza, sino
también en las enfermedades traumáticas crónicas, si
el dolor ocupa un punto fijo, y resulla de una lesión
del cráneo ó de una extravasación debajo de él. Com
batimos los insectos que permanecen en las fosas na
sales ó en el oido por los errinos, especialmente por
el tabaco , por su humo y por el de cinabrio y anti
monio (Schrader , según Krcinberg). Se podria
también bañar la cavidad nasal con asa fétida des-
lcida en una yema de huevo , ó introducir en las na
rices un pesarlo hecho con esta gomo-resina. No nos
atreveremos á proponer la perforación de los senos
frontales á causa de la incertidumbre del diagnóstico.

cruel , se curó enteramente por medio de dos hojas de pa


pel dorado (Goldpapier) colocadas en los zapatos, de tal
modo que las dos superficies metálicas estaban en contac
to , y las dos superficies de papel tocaban la una los pies
V la otra los zapatos En la disertación sobre la revul
sión , &c. , por Gohl , leo una observación de cefalea
rebelde curada por unturas en los pies.
(a) Léase sobre este asunto la obra siguiente del ilus
tre Abernethy : Surgical observatious on the constitutio-
nal origin and treatment of local diseases aud aneurism,
tere. edit. , 1 8 1 4 1 London.
56 ENFERMEDADES DEL ENCEFALO.
Si un diente cariado produce la cefálea debe arran
carse.
1 3. Tratamiento del dolor de cabeza complicado.
Rara vez emprendemos el tratamiento de un dolor de
cabeza crónico, cualquiera que sea su naturaleza, sin
satisfacer como medida preparatoria las diferentes indi
caciones , sobre todo las de disminuir la plétora en
cefálica , de desembarazar las primeras vias de las sa
burras, de promover la traspiracion por medio de
baños templados, &c. Se comprenderá fácilmente se
gun lo que hemos dicho, y por una meditacion seria
de la historia de la enfermedad , que clase de reme
dio» deben aplicarse á las diversas complicaciones.
57

$&S>2^£(D 22.

DE LA ENCEFALITIS.

M.

DEFINICION. ESCIUTOIIES.

1. Definicion. Se llama encefalitis (a) Ui inflama


cion del cerebro, del cerebelo , de la medula oblongada
y de las meninges, acompañada las mas veces de ca
lentura , frecuentemente de tension del hipocondrio
derecho y vómitos, y segun las circunstancias de do
lor de cabeza, delirio, adormecimiento , convulsio
nes y temblores.
2. Escritores. Los autores que con los nombres de
frenesí, cefalitis, meningitis y aracnoiditis han tratado
de la encefalitis en general , .además de los antiguos y
de los árabes (¿), de los restauradores de la medici
na (40), asi como de los autores de disertaciones (41)

(a) Del griego Hipa.i» , cabeza. Sinonimia. Frcnüis de


<bfi;, espíritu, frenismo, cefatitis, esfacetismo. En ale
man, Hirnentzünnung. En francés, Phrénesie. En inglés,
Inflammation of the brain. En polaco , Zapalenie glowjr.
(A) Hipócrates, aepi vojo,v , lib. III, p. 49°> 7ií?'t
*¿Aw, y. Opp. , p 51:8; ítúh/>iioiv, 111, v. Opp. ¿,'|V
58 DE LA ENCEFAUTIS.
y de compendios (4.2), son: Fring (43), Horns-
Icin (44) > Vieusscux (45), Chardel (46), Mar
co (47),' Wedekind (48), T. Biet (49), Rom-
Lcrg(50), M. J. Bonillaud (51), Montfalcon (52),
Fallot (53), C F. Bcllingeri (54), G. B. Mug-
na (55), &c. (56). Además J. Schenck de Gra-
femLerg (57), G. W. Wedel (58), Ch. Fr. Har-
less (59), J. Schaeffer (60), Formey (61), Loebens-
tein Loebel (62), Golis (63), J. F. Coindct (64),
Duchatelet y Martinet (65) , Baillieu (66) , L.
Senn (67) , Davies (68) , Huschky (69) , T. Gui-
tert (70) y otros (71) se han ocupado en particular
de la encefalitis de los niños.

. H. .

SÍNTOMAS. FORMAS DIVERSAS. AUTOPSIAS CADAVERICAS.

1. Prodromos. Los prodromos (a) de la . encefali-

10S5 ; VII, p. 138. Celso, lib. 1H , c. XVJI. A él es


á quien se debe la distincion de la encefalitis de otras en
fermedades no febriles y acompañadas de delirio (1. c.,
pr 4^*). Cassio , obra' citada en nuestro capítulo I,
§. 1 , No. 2. Galeno , comment. ¡T,' ln lib. I. Pror-
rheticor. Hippocrat. Charter, t VIII, p. 694 ; IX , p,
69. De locis affect. , lib. V, cnp. IV. Cbart.;j t. Vil j p,
489 ; lib. .JIV, cap. II. Cha»'t.f, t.; VII , p, 454. Celio
Aureliano , pt 2, 8, 21. Aecio , Tetrab. II, serm. IT,
C XXV, XXVI. Alejandro .de. Tralles, lib. I, c. .XIII.
A él se le debe la distincion del delirio dependiente de la
inflamacion del celebro, de los otros delirios simpáticos
(paraje citado , p. 4^). Asclepiades ,.. en Celio Aurelia*
no.;, p. Pablo de Egineta , , ljb. Ul, c. VII ¡ lib. VI,
c. XC. Avkcna, Canon., lib. III , fén. I, tract. 3,
cap. Iv > , ; (i( . „ ., , . -
. (<f) | Ett la epidemia de Tui;in en 1834* «la enfer
DE LA EKCEVAMTIS. 59
tís son por lo general en los adultos un dolor de ca
beza (a), rigidez en el cuello (Tallot), dolores en los
miembros , rubicundez de la cara y de los ojos, in
somnio, un sueño agitado , una irritabilidad moral
no acostumbrada, la pérdida de la memoria, la secu
ra de la boca (/>) y de las narices, el estreñimiento,
orinas escasas y quemantes , ó abundantes y sin color,
con un sedimento negro (c) ; algunas veces la dese
cacion de las.úlceras antiguas y la supresion de los su
dores habituales. En los niños recien nacidos se obser
va insomnio ó bien una soñolencia no acostumbrada,
sustos durante el sueño, estreñimiento, inquietud,
aversion á los movimientos rudos , suspiros , secura
de la lengua, fruncimiento de cejas (Davies), ardor
.de la cabeza , así como un hambre voraz (d).
. .% invasion, ha enfermedad que nos ocupa em
pieza en casi todas las edades indistintamente por' hor
ripilaciones y un frio, al cuál sucede ,' principalmente
en la cabeza , un calor continuo y por decirlo así sin
remisiqn , :por la .frecuencia,} la contraccion y la du
reza del pulso (e) , por pulsaciones aparentes de las
. . ...i....-v: ..-j .,'.., . -.' "i t>>

medad no era precedida de síntomas precursores bien


marcados y propios dé la encefalitis» BeHirígeti, l'..'c.'¿
f. 14. t."!. .--. -,- -. ',,'t»- ' V*
(a) Coac. praenot. No. 120. itíd. , p. 858.!"' c1
(4) Hipócrates ha considerado la secnía'ye1 lá léiíg'u'á
como nn signo de frenesí. Prognost. sentent. 3. Chartí
VIH , p. 6S8. > , , ' ;
(c) Prognost. Charter , t. VIII , p. 634. Swieteh , T.
c., §. 772. - -
(d) En general el apetito gloton de los niños y so-
tre todo su violento deseo de comer carne , denotan una
disposicion á las afecciones del celebro.
(e) Galeno llama pulso frenético al que et duro' y
nervioso* ¡ ,, >'". - ,* '=*
60 DE IA ENCEFALITIS.
arterias carótidas y temporales, por sed, rubicundez
de la lengua, ansiedad, inquietud, contraccion de los
músculos, dolores de las piernas (a), una sensacion
de plenitud sobre todo en los miembros inferiores (6),
tension del hipocondrio derecho que no puede sufrir
el contacto (c) , frecuentes ganas de orinar , dolores
de vientre (d) , estreñimiento (e) y algunas veces de
posiciones de materias blancas (/), y á consecuencia
de náuseas y de vómitos se trasforma en otras
afecciones que haremos conocer mas adelante. Ade-

(a) « TZt dolores circo suram , in his mentis emottO"


nern faciunt. Si innatdrit quid in urina , dolore circa fe
mur dtssipato, mentis emotionem portendit. » Hippocrates,
Praedict,, lib. I. .. >
(6) «Huho quien anunció una sensacion de plenitud y
de turgescencia universal , y especialmente de las extre
midades inferiores, que los enfermos decian parecerles tan
voluminosas como el tronco de su cuerpo.» Bellingeri , U
<ev,p> 20. i ,
(c) Este fenómeno, señalado ya por Hipócrates, no
ha dejado de fijar la atencion de los médicos de un modo
l conveniente.
(d) «Casi todos los enfermos desde los primeros dias
se quejaban de dolores en el bajo vientre , aunque no
muy intensos ; estos dolores se exacerbaban algnn tanto
con la compresion ; el sitio de dichos dolores era con
preferencia hácia la region umbilical.» Beltingeri, l.e.,
p. 18, .
(e) «Las evacuaciones alvinas eran tardas y difíciles.».
Bellingeri.
(/) Este síntoma observado ya por Hipócrates, y
atribuido por Swieten á la falta de bilis , hubiera de
bido fijar la atencion de los médicos sobre el papel que
desempeña el hígado en la encefalitis.
(g) «La enfermedad empezó en uno repentinamente,
con vómitos.» Bellingeri , 1. c. , p. 14.
DE LA EKCEPA LITIS. 61
más según las diversas circunstancias , una violenta
cefalalgia, el delirio, el adormecimiento, las con
vulsiones ó los temblores le imprimen una fisonomía
especial, la que constituye las variedades de forma que
hemos procurado establecer dividiendo la encefalitis en
cefalálgica, frenética, letárgica , convulsiva y tré~
mida , división establecida por raí (en la primera
edición, año de 1818, p. 216) mucho antes de la
publicación de las obras de Abercrombie (íz).
3. Encefalitis cefalálgica. Esta forma de ence
falitis (A), además de los síntomas generales, presen
ta un dolor vivo y cruel de cabeza , que unas veces
la ocupa toda ella y otras una porción solamente , la
frente , el vértice y el occipucio sobre todo. La nu
ca se presenta á veces igualmente dolorida , el en
fermo desesperado se queja de zumbidos y de tin
tineo de oidos, de agudeza del sentido del oido , de
imposibilidad de sufrir la impresión de la luz ó de su
descomposición prismática, de ansiedad y de vérti
gos, y además de contracción de la pupila; los ojos
se presentan rojos, fijos, prominentes ó bien agitados
por movimientos convulsivos con supresión ó aumento
de la secreción lagrimal, y algunas veces, como- nos
otros mismos lo hemos observado , con contracción de
los párpados. Al cabo de uno ó dos días pasados en un
insomnio continuo, y las mas veces sin ninguna apa-

(a) En la primera edición publicada en 1818 , p.


916.
(¿) Esta encefalitis es , si no me engaito , la que se
llama por los antiguos enfermedad solsticial , por Hipó»
crates esfavelismo del cerebro , por Plinio ardor de ca
beza , por Av ¡cena erisipela , por Razes sekakilos , y la que
ha dado lugar á las sábias investigaciones de Mercurial,
de Sauvages , de Sagar , de Carm e y de Borsieri.
64 DE IA ENCEFALITIS,
riencia de delirio (a), se manifiestan saltos de lendo-,
nes, los órganos de los sentidos no desempeñan ya sus
funciones , la voz se extingue , ó bien á consecuencia
de sudores excesivos sobrevienen muchísimas veces
signos de anestesia, de sopor ó de parálisis de uno de
los dos lados del cuerpo. Los nirios recien nacidos,
además de una calentura de las mas agudas y del es
tado de los ojos que acabamos de describir, presentan
un grande ardor en la cabeza ; dan gritos de dia y de
noche , agitan su cuerpo en todos sentidos, no pueden
sostener la cabeza por falta de fuerza , la que se cae
ordinariamente bácia atrás; continuamente están ma
mando, pero cogen nial los pezones de su nodriza; se
frotan la nariz y los ojos; rompen los vestidos, vo
mitan con ímpetu una bitis herrumbrosa, tienen estre
ñimiento de vientre y tension del hipocondrio dere
cho, y en fin son atacados de convulsiones, ó bien
caen en un profundo adormecimiento. Los individuos
que empiezan á hablar se quejan á cada instante de
dolor de cabeza.
£. Encefalitis frenética. La encefalitis frenética
se declara ordinariamente á consecuencia de los sín
tomas de la forma cefalálgica de esta afeccion. En
tonces las ideas se suceden rápidamente las unas á las
otras, y empiezan á quedar fijas en los objetos de que
el espíritu estaba ocupado inmediatamente antes del
desarrollo del mal (A). E1 enfermo, aunque antes de

(a) «En otros la afeccion de la cabeza consistia solo


en el dolor agudo ó gravativo de ella.... sin estar arompa
itado del delirio ó sopor, que antes les molestaba desde la
víspera.» Bellingeri, 1. c. , p. 17,
(6) Léase á Luciano (t. I , en el capítulo: Quomodo
historia sit conscribenda , p. 657) sobre el delirio trágico
de lo» habitantes de Adra.
BE T.A ENCEFALITIS. 63
carácter suave, responde con fiereza á las preguntas que
se le dirigen y compone palabras nuevas (a). Su ros
tro ligeramente hinchado es el de una persona so
berbia ; los ojos están prominentes, fieros, brillantes y
muchas veces el enfermo lanza desvergonzadamente una
saliva espumosa á las personas que le rodean. No tardan
en sobrevenir durante el sueño rechinamientos de
dientes y vanos esfuerzos para coger objetos imagina
rios , sacudidas repentinas y agitacion en todos senti
dos , hasta que la vigilia produce de nuevo el delirio.
Muchas veces tambien el delirio es continuo y furio
so hasta el punto de ser dificil contener al enfermo,
el cual fácilmente se maltrata á sí mismo y á los asis
tentes , á quienes sin embargo conoce casi siempre.
He visto que el solo aspecto del color rojo aumentaba
el delirio , y que bajo la influencia de ideas obscenas se
presentaba acompañado de priapismo y de poluciones.
A toda esta reunion de síntomas vienen á unirse, en
medio de una calentura de las mas intensas y de sudo
res copiosos, temblores, convulsiones y adormecimiento,
hasta que una crisis feliz ó funesta concluye por ter
minar la enfermedad. Jamás he observado esta forma
de encefalitis antes de la edad de nueve años. Efec
tivamente, es muy raro que los niños muy jóvenes
sean atacados de ella. Algunos sin embargo tienen un
delirio tranquilo (¿i).

(a) Una enferma de la clínica de la universidad de


Vilna , atacada de inflamacion del celebro, repetia una
palabra que no se referia á ningnn idioma , tal como ceta,
teda , bera , atia , alma , tatataa, bababaa &c. Deba
notarse en este caso la abundancia de vocales , lo que
ciertamente no es comun en la lengua polaca.
(í>) El niño de doce meses todo lo mas , de que habla
J. P. Franck , parecia que buscaba cosas perdidas , las qu«
DE 1A ENCEFALITIS.
5. Encefalitis letárgica. La encefalitis letárgica
sobreviene frecuentemente en los niños, en los ancia
nos (a) y en lodos los sugelos en general , á consecuen
cia de conmociones del celebro (Home) y bajo la in
fluencia de ciertas epidemias (¿). Se anuncia ordi
nariamente por una respiración grande, una voz pro
funda, ronca, y cefalea. Bajo la existencia de estos
mismos síntomas, acompañados de una calentura in
tensa y ai cabo de uno ó dos dias, el enfermo yace
sepultado en un profundo sueño, habla entre dientes
y parece masticar (c). Algunas veces se le oye ron
car; se esfuerza en coger objetos que cree ver vol
tear; amontona las cubiertas de la cama, lleva su mano
á la cabeza , ó bien con la una mueve la olra , y se ob
servan saltos de tendones. Sus ojos por lo general están
rojos, y sus dientes cubiertos de una capa mucosa
negra. Los niños, á consecuencia de los sin lomas dt
la encefalitis ccfalálgica, son atacados de adormecí—

designaba con un nombre desconocido , que hasta en


tonces no habia pronunciado ("JingJ.
(a) Las afecciones -soporosas de los ancianos podrían
formar el asunto de una disertación del mayor interés.
Sería preciso examinar en ella muchas enfermedades , ta
les como la encefalitis , que nos ocupa ahora , la calentu
ra intermitente letárgica , la calentura gástrica continua
(cuya naturaleza nos han hecho conocer Leroy, en las
Mélangi's de physique el de médecinc , premier mémoi-
re sur les fievres aigues , p. 171 ; second mémoire , pi
232 y 266 , y Horsieri , ouv. c. , vol. I , §. 443 y 450)
así como la apoplejía.
(6) «En la mayor parte de los enfermos habia.... atur
dimiento y mucha tendencia al sueño.» Bellingeri, 1. c,
p. 15.
(t) Es un síntoma que he observado en un judío
polaco de unos veinte años , afectado en un principio «le
encefalitis frenética y en seguida de encefalitis letárgica.
DE LA ENCEFALITIS. 65
miento, y presentan un conjunto de caracteres que
pasamos ahora en silencio por no anticipar la doctri
na del hidrocéfalo.
6. Encefalitis convulsiva. La encefalitis convul
siva ataca las mas veces á los niños, y empieza fre
cuentemente por vómitos de color verde, con con
traccion de los músculos, como si se hubiese inter-
rumpido el equilibrio entre la accion de los extenso-
res y de los flexores (a), y aun algunas veces por
convulsiones de todo un lado del cuerpo. Se observan
tambien con bastante frecuencia en una época mas
avanzada de la enfermedad signos de hemiplegia mas
ó menos intensos (¿). Por último cesan las convulsio
nes , y en medio de sudores excesivos les sucede un
estado letárgico.
7. Encefalitis trémula (c). Se declara por ano—
rexia, fastidio, cefalea, un calor febril, irregu
laridad é inconstancia en el pulso y algunas veces
vómito. Si la enfermedad continúa, con el pulso mas
ó menos manifiesto , el paciente sumamente agitado,
muda continuamente de posicion, siente placer al
sentarse , y sus manos tiemblan (</) ; sobreviene en

(a) «A veces en un grado tan considerable , que la


mano se dirige á los hombros y el pie á las nalgas.» Rom-
berg, h c. , p. 232.
(6) Abercrombie , segnnda forma de encefalitis.
(c) Ya Hipócrates había dicho (Coac. , No. 68):
Tremulce , obscurce desipientice et ubi aiger continuo
quasi aitrectando aliquid palpat , valde phreneticm. Es
te monstruo nosológico, creacion de nuestra época , que
se designa con el nombre de detirio trémuto y de que tra
taremos exprofeso en nuestro capítulo 24 , se refiere en
parte á aquella. "
(d) En la epidemia que desoló en 1828 la provincia
tomo vi. 5 ;.
66 DE LA ENCEFALITIS,
sus ideas mucha exaltacion, confusion c incohe
rencia; pero los enfermos no hacen ningun exce
so ni contra sí mismos ni contra los demás. Cuan
do la afeccion llega á su tercero ó cuarto dia , se ob
servan saltos de tendones y temblores, que se oponen á
la csploracion del pulso. Además las manos se ponen
aktcrnativamente en pronacion y en supinacion. Al
gunas veces queda entonces la piel libre de todo ca
lor febril, si bien no está fría, y cubierta de un su
dor viscoso y fétido. Los ojos, de encarnados que esta
ban , se ponen amarillos ; el hipocondrio derecho está
muy tirante , las orinas son poco abundantes y muy
coloradas , los esfínteres se relajan. Algunas veces se
presenta hipo.
8. Necroscopia. Las lesiones cadavéricas que se
observan á consecuencia de la encefalitis son : la ru
bicundez del pericráneo (a), las adherencias morbo
sas de la dura-madre con el cráneo (A) y con las de
más membranas (c), la turgencia de los vasos sanguí-

de Viena , «los enfermos se quejaban de gran abatimiento,


sus pies tiesos vacilaban , y estaban atacados de vértigos;
sus manos y brazos estaban en continuo temblor , de tat
modo que apenas podian servirse de ellos para llevar á
la hoca la comida y bebida.» Mugna ,1. c. , p. 249.
(a) Everard Home, 1. c. (Atribuye la intlamacion
del pericráneo á un estado de flogosis de la dura-madre).
(6) La adherencia morhosa de la dura-madre con el
cráneo no es mas rara que 'la de ta pleura con el pul
mon, y yo mismo las he hallado en sugetos que habiaa
sucumbido por una afeccion totalmente extraña al pecho <S
á la caheza. Véase Hebenstreit y Springfeld , De partiurn
coalescetttia morbosa. Lips. 17 38. En la coleccion de
Haller ya citada, tomo VI , p 3 7 7.
(c) Este fenómeno es muy raro (Baillie y Socmmer-
ring).
DE LA F.T5CEFAHTIS. 67
neos, como si estuviesen inyectados artificialincn-
te (a), sangre extravasada , la superficie de la dura
madre cubierta de linfa coagulable (¿) y con fal
sas membranas (c) y pólipos (</) ; el engrasa
miento morboso de esta misma membrana (e); tu
mores escirrosos (f); diferentes excrescencias (Baillic),
su supuracion (g) y su gangrena (/i); un derrame

,(a) Con mocha frecuencia se los encuentra como ar


tificialmente inyectados , y con el microscopio se descubre
una red vascular sumamente fina (Soemmerring , Baillie y
Ilooper).
(6) He visto esta linfa coagulable presentar el as
pecto unas veces de leche coagulada y otras de gelatina,
principalmente en los individuos que habian sucumbido
rápidamente por la encefalitis. Sin embargo, pertenece mas
á la aracnoiditis.
(c) Soemmerring y Wrisberg en las notas sobre Haller,
Grundriss der Physiologie, iibersetzt von Sommerring,
p. 164. ....
(d) Los pólipos adheridos á la dura-madre , de que
ha hecho mencion Fed. Hoffmann , no eran otra cosa
que falsas membranas; esto es lo que yo creo con Voigtel.
(e) He visto la confirmacion de muchas observacio
nes de Morgagni.
{/) Bonet , Sepulch. , l. e. , sect. I , oís. 5 7. Boer-
haave , de morb. ñero., p. 26. SchiTer , De epitepsia et
dolare capitis et humare duran matris scirrhoso in Advers,
med. pract. , vol. III , P. III , p. 4^3.
(g) No dudo de ningnn modo que la linfa coagula
ble colocada algunas veces entre las láminas de la dura
madre y las otras membranas, ó tambien como yo he
observado entre la dura-madre y falsas membranas, se
haya tomado por pus procedente de un absceso. Por mi
parte creo que no debe admitirse la presencia de este lí
quido sino cuando hay erosion de la dura-madre , como
Ja describe Bumler , y como yo mismo he tenido ocasion
de observarla dos veces en el hospital de Viena.
68 hE La ETíCETAirris.' . , ¡
de pus (Hoffmann, Morgagni), ó hidátides (Boer-
haave) en el seno falciforme , la rubicundez (Cru-
veilhier , Anat, patol.) y el engrosamiento de la
aracnoides, y como un exantema miliar en su super
ficie; rubicundez inflamatoria de la pia—madre (a),
desarrollo de venas varicosas (¿) , falsas membra
nas (c) , pólipos (Morgagni), pus (</), un engrosa
miento anormal, excrescencias; en el cerebelo, un quis
te con paredes espesas que contenia serosidad y un abs
ceso, intumescencia del celebro (e), excrescencia fungosa,

(A) Baillie, 1. c. Yo no la be observado jamás sino


á consecuencia de lesiones externas.
(a) We'pfer , Hist. apopleet. XIV, p. 414.Morgag-
ni , Epist. VI, 8 ; epist: VII,' No. 1 3 ; epiát. LI ,: 42,
59. Hooper, 1. c. , tab. IJI ,. IV. A. L. J. Bayle , Revue
jnédicale , 1827. Juin , p. 357. Baillie previene con ra
zon que es preciso distinguir bien la rubicundez pura
mente vascular del estado inflamatorio.
(¿) Este estado de las venas, como nos lo demuestra
la oftalmía varicosa , no es tan extraño á una disposicion
inflamatoria como lo cree Voigtel.
(c) Voigtel observa que este fenómeno' es menos raro
en este órgano que cu la dura-madre.
(d) A no ser que se encuentre con erosion como re
fiere Morgagni , yo no veo en este pretendido pus sino
la linfa coagulada.
(e) Se me ha presentado algunas veces á mi observa
cion este fenómeno^ descrito por Lieutatid. Despues de ha
ber levantado por una seccion trasversal la mitad del
cráneo , el celebro , hinchado por la plenitud de sus va
sos , salia espontáneamente de la cavidad qne le encer
raba antes, y cuya capacidad parecia no estar ya en re
lacion con su volumen. Efectivamente , si se Volvían á
poner en su posicion los fracmeníos de la bóveda hue
sosa , esta era ya demasiado estrecha , sin que derrame
atguno fuese la causa de esta diferencia. Consúltese á Rom.-
berg, 1. c., p. 239.
DE LA ENCEFALITIS. 69
consistencia mas considerable (a) ó reblandecimien
to de la sustancia del celebro (/>) , rubicundez que
afectaba principalmente la sustancia medular (<;),

(a) Aunque despues de la encefalitis he hallado al


gunas veces la sustancia del celebro ó en su estado ñor-,
mal ó reblandecido , las mas Veces sin embargo le he ob
servado con una consistencia mayor , sino en la totalidad
del órgano , á lo menos en una porcion, En general en
las afecciones crónicas del encéfalo es en donde principal
mente parece bailarse modificada su consistencia (Voigtel).
(¿) Abercrombie , Rostan , Lallcmanrl , Bouillaud,
Cruveilhier y otros han suscitado una discusion inútil
sobre el reblandecimiento del celebro , que ellos miran
como una afeccion sui generis. Por mi parte , la juzgo un
efreto de diferentes causas , que pueden atacar no sota
mente al celebro, sino tambien á las demás partes dela
economía (C. G. Hasse , Uber die Erweichung der Gewe-
be; und organe des menschlichen Kürpers. Leipz. 182 7);
cuento en este número cierta flacidez de algunos cadáve
res , un principio de putrefaccion , la inflamacion , tan
to del celebro, como de la aracnoides (L. Martinet , en
la Revue médicale , 1829. Janvier ¿ p. 62) que tiende
á la supuracion (Bouillaud ,1. c. , chap. II), así como una
coleccion morhosa de serosidad (Rust, Magaziu der ge-
sammteif Heilk. B. 20 , Heft 1, p. 160)., :Ni esta colec-
cio^, de serosidad , ni la flogosis tienen una relacion cons
tante con ei, ¡reblandecimiento como to dicen, con ra
zon Cruveilhier (en la Médecine pratique éclairée par
L'anatomie et la physiologie pathologique , t.er cabier,p.
1129) y B. Puchelt (Heidelberger klinischti Annalen B:
3, Heft 4, p. 530)4.:.. : .,
(c) . .Cuando la inflamacion , lo que es bastante raro,
a taca al celebro mismo „ casi siempre he observado en su
superficie un color rosado , ó bien un rojo erisipelatoso
y una infinidad de pequeños vasos sanguíneos. Por con
siguiente mis propias observaciones convienen con las de
Willis , de Stork y de J. P. Frank. He observado ade
70 DE LA ENCEFAUTI3.
un estado de supuracion (a) por cuya causa se en
cuentra pus de color verdoso hasta en el lóbulo dere
cho (Bauhinp, Portal, Jones); el cuerpo estriado
perforado (Morgagni) y destruido ; el cuarto ventrí
culo dislarerado debajo del hueso frontal (Morgagni,
Stork) y de la sutura lamboidea , de donde resulta
algunas veces la pérdida de la mayor parte del ór
gano (72) y muchas veces la caries del cráneo (¿).

más otra forma de inflamacion del celebro en su sustan


cia medular, que cuando se divide presenta una mul
titud innumerable de pequeños puntos de un rojo oscuro.
Baillie habla igualmente de esto. La sustancia cortical,
aunque muy vascular, me ha presentado menos veces ves
tigios de inflamacion. Salio Diverso , Hooper , Bouillaud
y Romberg la han encontrado en esta parte.
(a) Es preciso guardarse de admitir con demasiada
precipitacion, como pus procedente de un absceso, la
linfa coagulada , reunida entre las anfractuosidades ó
esparcida por toda la superficie del celebro, ó bien una
ligera porcion de la sustancia misma del órgano, tras-
formada , como yo lo he visto muchas veces, en una
materia pultácea , blanda y gris. La existencia de un abs
ceso produce siempre necesariamente la pérdida de cierta
cantidad de sustancia celebral. Si no existe esta pérdida,
aun cuando la materia se halle. contenida en un quiste,
formado de falsas membranas, siempre pondré en.duda la
presencia de un verdadero absceso. Este fenómeno at con
trario , en cuatquiera enfermedad que se encuentre, siem
pre es una prueba de la existencia de una encefalitis an<
terior. No sucede lo mismo con una cantidad de linfa
coagulada; esta materia proviene algunas veces de una
metástasis , como lo he observado en la tisis pulmonal,
á consecuencia de la supresion de los esputos y del desar
rollo inmediato de un detirio mortal eu el espacio de
tres dias. ,
(6) Rara vez he observado supuraciones del celebro de
larga duracion sin una caries del cráneo , que por lo ge
DE LA ENCEFALITIS. 71
Jamás he encontrado la gangrena del celebro , que no
debe confundirse con su equimosis ; otros la han ob
servado (73), sobre todo á consecuencia de las ence
falitis traumáticas. Por lo demás nada es mas frecuente
que encontrar derrames (cap. IV). Frecuentemente
he tenido ocasion de observar en el hígado ves
tigios de inflamacion ó á lo menos una plétora anor
mal. Muchos médicos hablan de gastro-enteritis fre
cuentes (a).

§. III.

CAUSAS.

1. Causas predisponentes. Los sugetos mas parti


cularmente predispuestos á esta enfermedad son : los
niños recien nacidos, que proceden de padres escro
fulosos, ó bien de padres sanos, pero bajo la influen—

«eral tenia su asiento en el mas duro de los huesos, es de


cir, en el que forma el peñasco ; de aquí comunica algunas
veces con el oido , como lo describe entre otros Stoll,
Brodie , Itard , Bowell , Parkinson , &c. Consúltese á J.
H. Slevogtius , Diss. cariem cranii memorabiti exemplo.
Jena; , 1695. .\
(a) Sean., 1. c =Bellinger¡ , mi ilustre amigo, se po
ne igualmente de parte de las opiniones del dia , cuando
dice, á pesar de las ocasiones que ha tenido de disecar
cadáveres : En la constitucion epidémica de la encefalitis
que he observado , considerando solamentc la descripcion
de la enfermedad , se conoce bien que la inflamacion ce
rebral estaba asociada á la gastro-enteritis. La sensacion
de dotor mas ó menos grave , que en tales casos se sen
tía en el epigastrio con la com presion , daba i conocer
que estaba úaociada á el la gastro-enteritis.
72 DE LA ENCEFALITIS.
cia de circunstancias que aun no se han apreciado
suficientemente (a); los afectados de sudores de ca
beza , de hinchazón de las parótidas y de los testícu
los, de insomnio (V. el cap. VII, §. 34)? y en los
que el desarrollo de los dientes se efectúa de un mo
do prematuro ó tardío; los niños de un ingenio
precoz, sujetos á repentinas variaciones morales, á la .
epistaxis y al raquitismo (¿) ; los jóvenes dedicados
demasiado exclusivamente al estudio y á la medita
ción ; los hombres (c) robustos entregados al uso de
las bebidas fermentadas; las mujeres durante el tiem
po de las reglas , de la preñez y del puerperio ; y
por último los ancianos afectados de almorranas Ade
más todo lo que puede oponerse al libre curso de la
sangre, y en especial determinar un estado de pléto
ra hácia la cabeza , predispone á esta afección. /
% Causas excitantes. La encefalitis es determi
nada en los recien nacidos por las violencias egerci—
das sobre la cabeza durante el parto , por la aplica
ción imprudente de agua al cuero cabelludo, por la
conmoción del celebro producida por un fuerte mo—

(o) Conozco padres muy sanos cuyos hijos , unas ve


ces los varones , otras las hembras , y oirás los de ambos
sexos , han sucumbido todos sucesivamente por una encela-
litis que. daba lugar al desarrollo de una hidropesía agu
da del celebro.
(6) He visto morir de una encefalitis , que sucedió á
un hidrocéfalo agudo , á un niño de siete años , atacado
desde los primeros instan les de su vida de un reblande
cimiento , que tenia asiento en las primeras vértebras del
dorso.
(c) «De diez y ocho enfermos de encefalitis qpe he ob
servado , quince eran varones y tres hembras.» Col 1 inge
rí, 1 , o, p. 25.
BE l A ENCEFALITIS. 73
vi miento de las cunas (a), por el uso de derlas pre
paraciones farmacéuticas administradas contra el in
somnio ó cualquiera afección (¿), por una caida, por
el descuido en hacer evacuar el meconio, por una
dentición laboriosa y por la los convulsiva ; en los niños
y en los jóvenes por la resección de los cabellos , por la
curación intempestiva de ciertas enfermedades cutáneas
y particularmente de la liña de la cabeza ; así como por
les medios empleados para sufocar su desarrollo (c) , por
la costumbre de vestirse con ropa demasiado ligera (<■/),
por la aplicación prematura del ingenio, por los cas
tigos y los juegos que afectan la cabeza, por la supresión
de una epistaxis, por los excesos en la comida, por
los alimentos muy condimentados y las bebidas fer
mentadas ; en los adultos y en los ancianos por las
meditaciones demasiado prolongadas, por las afeccio
nes morales, y mas particularmente por la ira, por
una esperanza fallida, por el terror (e) , por los ce-

(a) Esto sucede frecuentemente entre los judíos de Li-


tuania.
(6) Golis coloca también en el mismo caso el uso de
la belladona contra la tos. Ewerard Home sospecha que
el oso continuado del mercurio puede disponer á la infla
mación parcial de la dura-madre.
(c) «Como las erupciones de la cabeza son menos fre
cuentes hace veinte á treinta anos , encuentro en esto
una causa muy principal del por qué las enfermedades del
celebro en los niños son mas frecuentes que anles.»
(ci) «Con la cabeza descubierta, el pelo que cuelga libre
mente , el cuello y los pies desnudos y un vestido muy li
gero , en que no se loman en consideración ni el clima ni
la organización de los niños.»
(e) He visto desarrollarse una encefalitis mortal en
tina judía babitualmente atacada de cefalea , á consecuen
cia del espanto que le causó el encuentro de un loco.
7i DE LA ENCEFALITIS.
los, por las pesadumbres domésticas, principalmente
cuando, para desterrarlas, los sugetos se entregan al
uso del vino ó del alcohol, por la embriaguez (capí
tulo XXIV), por la supresion de las reglas, de los lo-
quios , de las almorranas , de la diarrea , sobre todo
por efecto de los narcóticos ; y por fin , en todas las
edades , por las contusiones accidentales , por las he
ridas, por las sacudidas, por las conmociones de la
cabeza, por uña constitucion particular anual (a), por
el enfriamiento del cuerpo estando sudando , y mas
particularmente todavía por la secura de la atmós
fera (¿), por el calor (c), por la insolacion (tí), por dife-

(o) «El número de diez y ocho enfermos de encefa


litis en el trascurso de tres meses es considerable , por
que semejantes enfermedades son afortunadamente mas
raras.» Bellingeri, 1. c. , p. 13.
(6) «Nuestro hermoso Piamonte en otros años se re
fresca en el estio con muchas lluvias temporales , que
moderan algnn tanto el calor... En los meses indicados del
año pasado ( Julio y Agosto ) no cayó por decirlo así
una sola gota de agua. La atmósfera no presentó varia
ciones notables , y por su aridez y elevada temperatura
me parece haber ocasionado las encefalitis descritas y
otras enfermedades , que con preferencia atacaban á la
cabeza.» Bellingeri, 1. c. , p. 80.
(c) «Y en tales meses la temperatura se mantiene ex
cesivamente elevada , pues que el termómetro de Rean-
murá la sombra pasó de 2Í)° durante muchos dias.» Be
llingeri, .Ifcc. , p.. 79.
(d) Ya se lee en las sagradas Escrituras (lib. de Judith,
cap. VIII , v. 2 y 3): « Et vir ejus fwt Manasses., qui
rnortuus est in diebus messis hordeacece : instubat enim
super alligontes maníputos in campo , et senit cestus su-
per caput elus , et mortuus est in Hethulia civitate sua. »
No se encontraría nada mejor sobre este particular,
que á Miitehel , en The Ediinburg. med. and surgic.
t

i
DE 1A ENCEFALITIS. 75
rentes enfermedades, tales como las calenturas inter
mitentes, tifoidea ó reumática, la erisipela, la escar
latina, el sarampion, las viruelas, la artritis, las
lombrices intestinales, las saburras, la otitis, la co
riza, la oftalmía, la caries del cráneo, y finalmente la
misma apoplejía (consúltese el cap. V).

§. IV.

DIAGNÓSTICO*
i
1. Facilidad en confundir la enfermedad. La en
cefalitis en razon de su forma variada , y de la edad
de los sugetos á quienes ataca, puede confundirse con
diferentes enfermedades, á saber: en los adultos con
la calentura nerviosa , el tifo, la cefalea, la apoplejía,
el delirio trémulo apirético, y la manía; en los niños,
con la calentura verminosa , con el período de inva
sion de las viruelas y con una denticion laboriosa.
2. Distincion de la encefalitis de la calentura ner
viosa y el tifo. La calentura nerviosa y el tilo , á
causa del vivo dolor de cabeza , del delirio y del ador
mecimiento de que van acompañados , se distinguen con
dificultad de la encefalitis frenética , cefalálgica y
letárgica y vice versa (a). Esta dificultad es tanto

joorn. No. XCIV. Jan. 1828 , y Samml. auserless.


Abhandl. zura Gebrauche íür pr. Aerzte. B. 36, pági
na 546.
(o) 3. L. Schrocder, Diss. de encephalitide typhum
torpidum simulante commentatio , obseraationibus illustra-
t" , 1 8 1 4.. A las calentaras nerviosas (sino á las vermi
nosas , como lo enseña un caso de la segunda edicion , par
tí' II , tomo II, secc. II , cap. II , §. V, No. 1) es á las
•1ue a) parecer debe referirse el hecho siguiente , r¡ue ida-
ia mas y mas el d. agnóstico de la encefalitis.. Catatina Uos
76 DE LA. ENCEFALITIS.
mayor cnanto que la calentura nerviosa y el tifo
pueden unirse con la encefalitis del mismo modo que
con cualquiera otra afeccion inflamatoria; de donde re- '
sulta el error de tomar el tifo por una forma de en
cefalitis (a). Cuando estas dos afecciones se presentan
separadas, se distinguen una de otra por los caracte
res generales siguientes :

si , de diez y ocho anos de edad , embarazada de cuatro


meses , á consecuencia de un ahorto , causado por la su
presion de una epistaxis habitual y de algunos padecimien
tos de espíritu, fué atacada de delirio furioso , fiebre
violenta , dolor de cabeza intenso , deglucion imposible,
rechinamiento de dientes , accesos de rabia , pues los que
la asistian tenían que guardarse mucho para que no los
mordiera , aunque alguno no pudo librarse por dos ve
ces y le mordió en una mano. Médicos sabios emplea
ron un método antiflogistico muy enérgico , que nos
otros continuamos con alguna ligera ventaja, no dudan
do anunciar que la referida enferma padecia una grave
inflamacion del celebro. Trece dias despues de su entrada
murió, y abierto el cadáver no pudimos descubrir ningnn
vestigio de inflamacion. (S. Cristin prospetto dei risulta-
menti ottenuti nella clínica della R. uiíiversitá di Tori
iio, nel corso dell1 anno Scolasticd 1894 y 1825 dal
professore Elucia. En el Repertorio di mtd. chía e farmac
Genuajo 1826 , p. 3.)
"(a) Marcus, Ephemeriden 1 , B. 1 , Hrft; Yo no pon
dría en duda que la causa contagiosa del tifo por su in
fluencia deletérea sobre el sistema nervioso ,' y mas par—'
ticularmente sobre el celebro , pueda determinar algnnas.
veces la inflamacion de esta viscera ; péro así como nadie re-<
ferirá la escarlatina y las calenturas eruptivas , en razon á
que estan acompañadas de una inflamacion de las fauces y
de los pulmones , á la esq'uinancia ó á la perineumonía,'
así tampoco deberá considerarse jamas el tifo como una
encefalitis. Sin embargo , el error' cometido por Marco ha
«ido en provecho de la ciencia , dando un conocimiento
DE LA El ifaLítis, 77

Tifo. Encefalitis,

a. Afeccion contagiosa, a. Enfermedad no con


las mas veces epidémica. tagiosa, casi siempre es
porádica.
b. Suele perdonar á los b. Ataca mas particu
niños. larmente á los niños.
c. Está acompañado de c. Jamás va acompa
exantemas. ñada de exantemas.
d. Lentitud en su des d. Ataca y se desarro
arrollo y en su marcha. lla con rapidez.
e. Gontradiccion en los c. Los síntomas están
síntomas. acordes entre si.
f. Hay postracion ex f. No hay postracion
trema de fuerzas , aun en las fuerzas, sino en el
desde el principio de la último periodo.
afeccion.
g. Dolor de cabeza ob g. (En la encefalitis cc«
tuso sin excitar casi nun faldlgicd) dolor de cabe
ca quejidos. za agudo que muchas ve
ces desespera al enfermo*

mas preciso del tifo complicado con la encefalitis. Por lo


demás Whytt , mucho antes que Marco, había compara
do el hidrocéfalo agudo , considerado como efecto de la ence*
falitis , con las calenturas nerviosas , y Machride le ha
bía considerado como una forma de estas mismas calentu
ras. Se encuentran tambien hechos semejantes en YVillis,
Pringle y Hopfeng'ártner,
78 DE LA ENCEFALITIS.
h. Delirio que tío se h. (En la encefalitis
manifiesta sino al fin de frenética) delirio desde
la enfermedad, las mas el principio de la enfer
veces tranquilo y sujeto medad , casi siempre fu
á exacerbaciones. rioso (Jusieten) y con
tinuo.
i. Marcha semejante en í. (En la encefalitis le~
el adormecimiento y los tárgica y trémula) el ador
temblores. mecimiento y los tem
blores acompañan el prin
cipio de la enfermedad.
k. Falta completa de k. Contraccion de los
síntomas de parálisis, ex músculos (a) desde el
cepto al aproximarse la principio, y despues apa
agonía. ricion inmediata de sig
ilos de parálisis.

3. Distincion de la encefalitis y de la cefalea.


Ya hemos hecho conocer cuántas relaciones tie
nen con la encefalitis (cap. II) las diferentes es
pecies de cefaleas , y mas particularmente la infla
matoria, la catarral y la artrítica; pues la mayor parte
de ellas podrian tomarse muy bien poruña inflamacion,
ya habitual , ya crónica , del celebro y de las menin
ges. Sin embargo, para no atribuir á la encefalitis
latente (descrita muy bien como resultado de la ac
cion lenta de la insolacion (A) ) una importancia

(a) «Una de las señales por las une se distingue la


encefalitis de otras enfermedades , es la contraccion de
los músculos.» Romberg ,1. c. , p. 332.
(b) «Encephalitis cltronica a lenta insolatione , dice
Mitthell (1. c.), dolore capitis cum sensu distentionis ar-
ditur. Facies tumidula , vicissim rubra et pattida evadit.
Accedit rubor, albuginece oculorum. Pulsus tangüur ceter¡
DE IA ENCEFALITIS. 79
mayor de la que merece , designaremos los dolores de
cabeza exentos de calentura (por infiel que sea este
signo (a)) y de cualquier otro indicio positivo de in
flamacion , con el nombre de cefalea mas bien que con
el de encefalitis.
4. Beseos. Pero supuesto que se observan calen
turas de diversa naturaleza, cuyo síntoma principal
consiste en la cefalea ó el delirio , sin que exista
ningun otro de encefalitis , y que ofrecen con la in-

Lingua in medio muco denso obtecta est ; ad latera vero


rubra. cernitur atque sirca. Atvus ctausa , urina pauca et
turbida. AEger loquax , inquietus , diu noctuque oceupa-
tus , cibos respuens , aut vetuti inconscie absque mastica—
tione degtuticns , suspiciosus et irascibilis , verba joci gra
cia prolata pro offensis agnoscit , minimamque contradic-
tionem repugnat. Ceterum judicio atüsque facuttatibus itlcr-
sis gaudet. Vires corporis auctae. Morbus sic per plures
protrahitur hebdomadas.»
(a) «Los progresos hechos por la fisiologia nos enseñan
que el sistema nervioso y especiatmente el encéfalo (y ba
jo este nombre se comprende tambien la medula oblon-
gada) tiene una influencia marcada sobre la temperatu
ra animal, en la respiracion , sobre la hematosis y sobre
la circulacion y principalmente por medio drl nervio
par vago y del intercostal , los cuales presiden á las fun
ciones del corazon y del pulmon. Así pues , si es propio
de la presion ejercida sobre la sustancia cerebral y sus
troncos nerviosos producir mas ó ménos síntomas de pa
rálisis y de accion nerviosa deficiente , resulta de aquí
necesariamente que en el curso de la encefalitis se abaten
las fuerzas musculares , se disminuye la temperatura , la
respiracion se hace mas lenta , la sangre por último no
presenta la costra , ni sus demás cualidades físicas
como en las inflamaciones que tienen su asiento en
otras visceras; sin embargo se hace mas lánguida la ac
cion del corazon, y por consiguiente se siente el pulso
tardo , pequeño y débil.» Bellingeri, 1. c. , p. 54'
80 DE LA ENCEFALITIS.
flamacion del celebro las mismas relaciones que las
calenturas catarrales con la perineumonía; quisiera
mos que á ejemplo de los antiguos (Tralles , Celio
Aureliano y Yed. Hoffmann), se designasen estas ca
lenturas con el nombre de cefálicas , frenéticas ó
trémulas. La mayor parte son de naturaleza infla
matoria ó reumática , se complican muchas veces con
síntomas catarrales y van- acompañadas de estreñi
miento. Atacan á los niños y sobre todo á los jóve
nes afectados de hemorroides y á las puérperas , bajo
la influencia de las vigilias, del estudio, de los ex
cesos en la comida , de la embriaguez y de la su
presion de los loquios. Los médicos poco expertos
toman estas afecciones por calenturas nerviosas (a).
Pero despues de la muerte del enfermo, tratado por
un régimen excitante, la turgencia de los vasos san
guíneos del encéfalo , y , como lo atestiguan Blan-
card y Schcnck, un copioso derrame de serosidad son
las únicas lesiones que se encuentran.
5. Distincion de la encefalitis y de la calentura
verminosa. El principio de la calentura verminosa no
está acompañada de tanta inquietud y ansiedad como
la encefalitis. En un caso es la cabeza y en otro el
vientre de los niños el que se encuentra mas ca
liente que el resto del cuerpo. Además en la encefali
tis los vómitos son mas frecuentes, (formados por ma
terias herrumbrosas (A), se efectuan con un ímpetu

(a) Así que Tonnet merece alabanzas por no haber


caido en este error (Observation sur la fiévre ceiébrale
que a semblé revétir les formes ti' une fiévre typhoi'de per—
nicieuse, ete. En el Bultetia des Sciences medicales. Mars
1830, p. 368).
(6) « fimitas in capitis doloribus ceruginosi , cutn sur-
ditate et vigitüs , cito insaniam affore denuntiant. » Hippo—
erates, Praedict. , lib. I.
DE LA ENCEFALITIS. 81
particular y existe un estreñimiento pertinaz. Por
último las circunstancias conmemorativas facilitan la
determinacion del asiento de la enfermedad.
6. Distincion de la encefalitis del estadio de in
vasion de las viruelas. (^oino las viruelas principian
por calentura, dolor de cabeza, vomitos y convul
siones, y no se manifiesta por lo general la erup
cion sino al dia cuarto, algunos médicos de nuestra
época , que rara vez esperan este exantema en los adul
tos, toman esta enfermedad en su principio por una
encefalitis. Bastará recordar este error para no co
meterle.
7. Division. La encefalitis ha sido dividida en in
flamacion de las meninges y del celebro : á la prime
ra es á la que debe, referirse la cefalea, el delirio y
las convulsiones; á la segunda , el entorpecimiento,
el sopor y la parálisis. La rñeitin'gitis se ha subdividi-
do además en inflamacion dfc la dura-madre, de la
aracuoides y de la pia-madre , exagerando segun las
hipótesis de' la época , la importancia unas veces de
una y otras de otra de estas membranas (a). La in
flamacion del celebro ha sido .igualmente dividida

(a) Coiryj lo atestiguan Baglivio (De fibra moIriceV


IVIazinio (Mrtthamra morfaortim) y Hcga (De sympathia),
la dura-madre hacia en otro tiempo el principat papel
en la explicacion de los síntomas de la cncrtatitb. La doc
trina emit ida por Broussais , Paren t y Martinet , así
como Gendriit , nos manifiesto* que la aracuoides goza en
«-I dia de esta preferencia. Además A. L. J. Bayle ha ven
gado á la pia-madre del otvido en que se la tenia. l'"oderé
rectama con razo.rt en vista de estas futilezas de los ( i nsistas:
»liebe saberse que hace murho tiempo que se ha conce dido)
semejante imperio (de la aracivoides) á la dura-madre , y
que tiene un derecho legitimo de antigíledad. * "'"
TOMO VI. 0
82 DE LA EKCEFATITIS.
en general y en parcial, y se ha repetido sin razon (a)
que el temblor (/>) , las poluciones y el priapis—
mo se refieren á la inflamacion del cerebelo ; y
además se han asignado síntomas especiates á la in
flamacion de cada una de las partes del celebro (c).
Se ha admitido tambien una encefalitis Jlemonosa,
erisipelatosa y equimatosa , serosa y oculta. Por
último, tampoco omitieron la division de la enferme
dad segun sus diferentes períodos (d). Por nuestra
parte, siguiendo el ejemplo de otros muchos médi
cos (e), estamos convencidos de que solo pueden darse

(a) « El lóbulo del cerebelo era el asiento de una al


teracion patológica muy profunda , y jamás en el curso de
la enfermedad se han observado erecciones; circunstancia
sobre que llamaba particularmente la atencion el dolor
cervical» (Fallot).
(6) «En la encefalitis trémula parece que la infla
macion ocupa principalmente el cerebelo y las partes in
feriores del cerebro, esto es, los cuerpos estriados, los
tálamos ópticos y las piernas del cerebro ; pues estas par
tes det encéfalo parecen destinadas principalmente á los
movimientos , segun los experimentos de los citados Ro
lando y Flourens relativamente al cerebelo, de Magendie,
Foville y Pinel Grand-Champ acerca de los cuerpos es
triados y tálamos ópticos.» Bellingeri, 1. c. , p. 36.
(c) Segnn Bouitlaud, las lesiones de los lóbutos ante
riores del cerebro afectan los órganos de la palabra ; tas
del cuerpo estriado , tas extremidades inferiores; las de los
talamos ópticos , las extremidades suprriores ; las de. la
sustancia gris del celebro , el sentimiento ; y las de la
sustancia blanca, el movimiento.
(d) Bouillaud, 1. c. , parte segunda (primer perfodo,
rubicundez , tumor y cierta dureza del celebro ; segundo
período, reblandecimiento; tercer período , absceso ; cuar
to período , producciones accidentales).
(e) Sahmen , 1. c. , cap. II. Chardel , 1. c. («Los sin
DE LA ENCEFALITIS. 83
signos puramente hipotéticos para determinar el
asiento y el grado de la encefalitis; y que vale mas
fundar la division de la enfermedad en su natura
leza. Segun esto, hemos establecido una encefalitis
traumática, inflamatoria) reumática, catarral, gds
trica , artrítica , periódica , nerviosa y secundaria.
8. Encefalitis traumática. Un parto dificil , ter
minado con el auxilio de instrumentos ó de manio
bras violentas, y un movimiento desordenado de las
cunas, dan muchas veces lugar á la encefalitis trau
mática de los reciennacidos. Esta misma afeccion
puede resultar en cualquier edad de violencias exte
riores , sobre todo de heridas en la cabeza , de la con
mocion del cráneo, de la compresion del celebro, cau
sas que deben apreciarse segun las reglas quirúrgi
cas (74.). Su forma es las mas veces letdrgica; su
asiento existe, segun las circunstancias, en las me
ninges ó en el celebro.
9. Encefalitis inflamatoria. La supresion de he
morragias, el uso de bebidas fermentadas, los pade
cimientos morales y la insolacion son las causas que
dan origen á la encefalitis inflamatoria. Afecta en es
pecial al celebro y á los senos, y puede revestir to
das las formas.
1 0. Encefalitis reumdtica y catarral. La encefa
litis reumática tiene las mas veces su asiento en el te
jido de las meninges y sobre todo de la dura-madre,
yes muy propensa á las exudaciones (a) : se presenta bajo
las formas cefalálgica y frenética con tendencia á ad

tomas que caracterizan la inflamacion de las meninges y


del celi.bro se confunden á ta vez»).
(o) Se llama serosa por Wcdekind , que designa mas
bien por encefalitis serosa la calentura cefálica reumá
tica.
t
84 DE L* ENCEFALITIS.'
quirir la letárgica. Se acompaña fácilmente de otitis,
y debe distinguirse segun los preceptos dados en la his
toria de las calenturas reumáticas. La encefalitis ca
tarral proviene de una coriza descuidada y se com
plica algunas veces con convulsiones (a).
1 1. Encefalitis gástrica. Aunque en las calentu
ras gástricas puedan sobrevenir la cefalea, el deli
rio y el adormecimiento sin que el encéfalo esté
atacado de flogosis, sin embargo nos vemos obligados
á admitir una encefalitis gástrica , que no se dife
rencia de la erisipela de la cara sino en que en este
último caso la inflamacion es externa y superficial,
al paso que en el. otro es interna y afecta al celebro.
Guardémonos por consiguiente de admitir la natu
raleza gástrica de la encefalitis, únicamente por la
existencia de vómitos, las mas veces simpáticos;
guardémonos además de fundarla en el caso que nos
ocupa en la coleccion de bilis que se observa en cssi
todas las afecciones del celebro, principalmente si la
enfermedad se ha desarrollado á consecuencia de un
acceso de cólera en un sugeto, muy bebedor, y en una
época en que la constitucion reinante favorece el des
arrollo de las afecciones gástricas.
1 2. Encefalitis artrítica. Esta enfermedad se
desarrolla lo mismo que la manía y la cefalea de un

(a) Un niño, hijo del Dr. Bcrnard, de Viena , fué ata


cado de convulsiones; tlamado para vrr al enfermo , supe
que había tenido en un principio una coriza , cuyos síntomas
persistian todavía y estaban acompañados de calentura.
Concluí que la afeccion de ta membrana de Sckueider se
había propagado al través de las cavidades de las narices
al cerebro, en el cual había determinado una encefatitis
convulsiva catarral , é. hice, apticar sanguijuelas. Su etecto
confirmó completamente este diagnóstico.
DE LA ENCEFALITIS. 85
modo crónico. Aféela á los ancianos atacados de gola,
de hemorroides ó de un vicio cualquiera de las vias
urinarias. 8e desarrolla mas particularmente bajo la
forma letárgica á consecuencia de un enfriamiento,
de padecimientos morales, de los excesos en la co
mida , ó bien después de la supresión de diarreas sa
ludables por medio del opio , y de la desaparición in
tempestiva de los herpes.
13. Encefalitis periódica. Apoyados en la auto
ridad de muchas observaciones (a), hemos exhortado

(a) El ilustre Mianowski , al referir ante la sociedad


de Medicina de Viena la historia de una calentura
intermitente terminada por un hidrocéfalo , en un hom
bre de abalizada edad , llamó mas y mas mi atención .so
bre la participación morbosa del celebro en las calentaras
intermi lentes. Al mismo tiempo traje á la memoria las
observaciones de Sydvnham sobre la manía, y las de mu
chos otros médicos sobre las alecciones nerviosas graves que
se desarrollan á consecuencia de las calenturas intermi
tentes. Sin embargo fui llamado enel mes de Mario de 1812
para visitar á un comerciante judío, de cerca de treinta
años, afectado de una calentura intermitente terciana , cu
yos paroxismos estaban caracterizados por un terrible dolor
de cabeza. Después de haber echado mano de los diluyentes
y purgado al enfermo, resolví prevenir el ruarlo acceso
por la quina ; pero fué en vano , poique el paroxismo vino
con mas fuerza que nunca , habiéndose convertido el
dolor de cabeza en un delirio furioso acompañado
*de rechinamiento de dientes , de miradas atroces , y
de movimientos convulsivos de los brazos. Habiéndose
hecho continua desde entonces la calentura y no du
dando ya de la existencia de una encefalitis latente,
recurrí á la aplicación de un número considerable de
sanguijuelas , á los pediluvios irritantes, á la administra
ción de los calomelanos, así como á los vejigatorios. Bajo la
influencia de estos medios y después de pasados tare* días
86 DE LA ENCEFALITIS.
en otro tiempo á los médicos (a) que investiguen si
las calenturas intermitentes complicadas con un dolor
de cabeza , delirio, sopor y furor , que vulgarmente
se llaman cefálicas, maniacas y letárgicas , deberían
mas bien designarse con el nombre de calenturas en
cefálicas. Al citar las oftalmías y las perineumo
nías periódicas, he prevenido la objecion que hubie
ra podido hacerse, á saber: que no sobreviniendo la
afeccion del encéfalo en estas calenturas sino bajo la
influencia del paroxismo y disipándose con la apire-
xia, no podía ser un efecto de la inflamacion. Pero
en el día , como ya no puede ponerse en duda la exis
tencia de la encefalitis periódica (75), creo que debe
advertirse á los médicos que no tomen precipitada
mente todos los casos de calenturas intermitentes,
acompañadas de un vivo dolor de cabeza , por la con
secuencia de la inflamacion de las meninges ó del ce
lebro , y las combatan por los antiflogísticos.
1 4, Encefalitis maligna. No puede ponerse en
duda la existencia de encefalitis (principalmente las
que han sido descuidadas, incompletamente curadas,
ó bien se han desarrollado en sugetos valetudinarios)
que, empezando por una grande postracion de fuer
zas , evacuaciones colicuativas, equimosis, relaja
cion de los esfinteres, desarrollo de gangrena en las
partes afectadas, decúbito, debilidad y pequenez
del pulso, parecen por una contraindicacion ma
nifiesta de los medios antiflogísticos, estar en oposicion
con los conocimientos que se poseen acerca de la in
flamacion ordinaria. Las distinguiremos con el epíteto

en el mayor peligro , el enfermo fué arrancado de las


puertas de la muerte.
(o) En la primera edicion de reta obra , p. 936.
DE LA ENCEFALITIS. {i 7
de malignas. Su diferencia consiste en que los sínto
mas que acaban de referirse se manifiestan desde el
principio de la enfermedad , al paso que los efectos de
la compresión del celebro no sobrevienen sino hácia la
declinación de las otras especies de encefalitis.
í 5. Encefalitis secundaria. Las afecciones cróni
cas del encéfalo, las erisipelas de la cabeza , el flemón
del ojo, la otitis, la escarlatina, la parotiditis, la he
patitis, la nefritis, la epididimitis , la pleuresía, la
calentura puerperal , la cistitis , la perineumonía, la
tisis pulmonal , el tifo, el sarampión, las viruelas y
el reumatismo agudo excitan algunas veces el desar
rollo de la encefalitis, como es verosimil, unas veces
por una irritación local , otras por la propagación de
la inflamación á las parles inmediatas al encéfalo,
otras por cierta simpatía entre las glándulas encarga
das de las secreciones y el celebro, otras por la sim
patía de las membranas serosas del pecho y del ab
domen con la dura-madre , otras á consecuencia de
un obstáculo que se opone á la vuelta de la sangre
por la vena cava descendente al pulmón , y otras en
fin por metástasis.
16. Encefalitis accesoria. Del mismo modo que
los sugelos atacados de una afección crónica del ojo
están amenazados mas que ningún otro de oftalmías
agudas , sucede lo mismo á los afectados de un estado
morboso cualquiera del encéfalo con respecto á las en
cefalitis. Pero no podría preverse qué conjunto de
síntomas deberá resultar de la complicación de una
enfermedad crónica de este género con una aguda;
únicamente podrá dar cuenta de ello un médico
hábil en diferenrur las afecciones, según que se des
arrollen en individuos sanos ó valetudinarios.
88 DE LA ENCEFALITIS

§, v.

PRONÓSTICO.

1. Peligro. Es inútil decir que la encefalitis es


muchas veces mortal del tercero («) al sétimo dia, y
que en el caso mismo en que llegue á disiparse da
lugar á las consecuencias mas graves , lo cual la hace
una enfermedad excesivamente peligrosa. Sin embar
go t las adherencias morbosas del cráneo con la dura
madre y las callosidades que se encuentran algunas
veces en sugctos muertos de afecciones que no tenian
ninguna relacion con la cabeza, así como el feliz re
sultado que se obtiene bajo la inllucncia de una tera
péutica conveniente empleada desde el principio (¿),
todas estas cosas disminuyen la severidad del pronós
tico. En general, se juzgan de mal agüero las hemor
ragias nasales excesivas, los sudores abundantes, la
postracion de las fuerzas, los esfuerzos que hace el
enfermo para coger objetos imaginatorios , y mas que
todo los síntomas que anuncian el paso de la enfer
medad á hidrocéfalo agudo (cap. IV), Por lo demás
se deducirá el diagnostico de la naturaleza, del grado
y del asiento de la encefalitis.

(a) «Constantemente en todos los enfermos , al ter


cero ó cuarto dia de la enfermedad cedian los sín
tomas mas notahtes , de modo que en este tiempo podía
pronosticarse francamente un éxito feliz » Bellingeri , 1.
c. , p. 21.
(6) tfTisi mortus ilttco gracissirnus sit , sigue apta me-
dendi methtidus rnox in principio ejus ad/iibetur tune cu-
rationem admittit , magis tamen prcecavetur , i/uam cu-
ratur.» Ludwig, Instituí, mtd. clinic. , p. 129.
DE J.A ENCEFALITIS. 89
2. Pronóstico de la encefalitis traumática. La en
cefalitis traumática, aun cuando reconozca por causa
las heridas uias leves , puede á veces acarrear las mas
terribles consecuencias. En efecto, una flogosis ligera
y crónica del pericráneo puede invadir insensible
mente el cráneo y dar lugar*á una caries que á la
larga se extienda al través del diploe hasta las me
ninges. Una vez corroídas é inflamadas estas mem
branas por un ¡cor irritante, es inevitable la par
ticipacion del mismo celebra. En este caso, y mas
particularmente si se ha establecido la supuracion
ó un obstáculo cualquiera se opone á su salida al
exterior al traves delos trayectos fistulosos , apenas
puede esperarse otro resultado (a) que la muerte á
consecuencia de las afecciones de diferente naturaleza
que sobrevienen (/A.
3. Pronóstico de la encefalitis inflamatoria. Si la
encefalitis inflamatoria no se resuelve por medio de
una epistaxis, de hemorroides, del flujo menstrual,
de los loquios , de un flujo por la nariz y los oidos,
de una diarrea, del sudor, de orinas sedimentosas y
sobre todo por el sueño, deben esperarse todos los
males que pueden resultar de una hemorragia inter-

(o) Merece leerse la observacion de Petit referida


por Lallemand. Se trata igualmente de esto en el Dia
rio complementario del Diccionario de Ciencias Médicas,
t. XI, p. 256. Idem Boyer. Tratado de enfermedades qui
rúrgicas. Paris 1816, t. V, p. 11. Houte , Onderzoik
aangaande de meest voorkomende oorzaak en de bebau-
ling van de onststeking der hersenvliezen , welke mea
iomwyle , ook na schynbaar geringe Hoofdwonden waar-
memt. Utrecht ,1820
(l>) J. Arnison, Fall einer Kopfverletzung , nach wel-
cbér Geruch nnd Gesthmack verloliren gigaugeiu Medic.
cüir. Zeituug. Inspr. , 1825 , Octob , p. 20.
90 DE LA ENCEFALITIS.
na, de un derrame seroso ó puriforme, de la adhe
rencia morbosa de las partes , de su induracion , de su
hinchazon, del desarrollo de excrescencias, de la for
macion de un absceso (a) y de la abolicion del influjo
nervioso, tales como la apoplejía, el hidrocéfalo, la
fatuidad, la pérdida de la memoria, la manía, la
parálisis, la ceguera, la sordera, la pérdida del ol
fato, las convulsiones, la tisis encefálica, el desarro-^
lio de la gangrena por decúbito, la respiracion es*
tertorosa , y en fin la misma muerte.
4> Pronóstico de la encefalitis reumática. La
encefalitis reumática por tener su asiento en las
meninges sería menos peligrosa que la preceden—
te, sino diese fácilmente lugar á derrames que llegan
á ser por sí mismos el origen de una infinidad de
afecciones consecutivas. La aparicion de una erisipela
en la cabeza (v. 1. 111) , ó de un dolor de pecho hácia
la declinacion de los síntomas de la encefalitis, es de
Luen agüero. Por lo demás, la terminacion de la en
fermedad es la misma que la de la encefalitis infla
matoria,
5. Pronóstico de la encefalitis gástrica. No nos
atrevemos á establecer un pronóstico especial de la
encefalitis gástrica.
6. Pronóstico de la encefalitis artrítica. El pro
nóstico de esta afeccion es el mismo que el de la en
cefalitis reumática. Pero como la enfermedad que nos
ocupa se desarrolla en una edad mas avanzada y se
acompaña ordinariamente de indisposiciones extrañas,
el peligro es mayor por esta razon. La curacion se
efectua algunas veces por la aparicion de la gota en
las extremidades inferiores, por una diarrea, por un

(a) §. SS. 10. De la tisis encefálica.


DE I.A ENCEFALITIS. 9I
flujo hemorroidal y por la nueva aparicion de un
herpe.
7. Pronóstico de la encefalitis periódica. No es
tá bastante establecido el diagnóstico de la encefalitis
periódica, para poder fundar el pronóstico.
8. Pronóstico de la encefalitis maligna. Nin
guna encefalitis tiene seguramente una marcha mas
rápida que la maligna , lo cual hizo decir á Hipócra
tes: uQuibus cerebrum sphacelatum est in tribus die—
bus pereunt ; si vero hos evaserint , sani Jiunt» (a).
9. Pronóstico de la encefalitis secundaria. Llega
en fin la encefalitis secundaria , la cual cuando pro
viene de una disposicion morbosa antigua del encéfalo,
tal como la induracion , la hinchazon, un absceso ó la
caries , produce inevitablemente la muerte. A lo menos
yo no he visto nunca curarse las encefalitis que proce
den de una cefalea y de un vértigo crónico, ó bien de
la manía ó de la epilepsia. Por consiguiente debemos
guardarnos mucho de confundir las enfermedades
agudas de esta especie, que proceden de afecciu—
«es crónicas, con las que se desarrollan en suge-
tos perfectamente sanos, y que los autores describen
las mas veces como existentes por sí mismas y com
pletamente extrañas á toda complicacion; lo cual
hace á las descripciones que se encuentran en los li
bros tan diferentes de las enfermedades observadas en
la naturaleza. Tampoco son de mejor agüero las en
cefalitis que provienen de afecciones de otro género,
tales como la calentura puerperal , la perineumonía
y la tisis pulmonal , lo que debe atribuirse á su es—

(a) Borsieri dire con razon : «Verba sane H'ifipoera-


tis sano modo accipienda sunt , auis uutem cerebro cor
rupto et rere spftacetatn psanari ossit ?»
92 BE LA ENCEFALITIS.
tado de complicación y al deterioro en que encuen
tran á la economía.

§.VI.

TRATAMIENTO.

1. Generalidades. En la encefalitis frenética, lo


mismo que en la calentura nerviosa con delirio, debe
cuidarse de la seguridad del enfermo (V. t. II). Debe
apartarse en general todo lo que pueda oponer obstáculo
al libre curso de la sangre , descubrir la cabeza , y en
un caso mas grave, si el delirio lo permite, rasurar
la (76); el cuerpo debe mantenerse dererbo (Swie—
ten); y en fin, requieren una ligera oscuridad, un si
lencio profundo, pocos asistentes y que estos no hablen.
2. Tratamiento de la encefalitis traumática. El
tratamiento de esta afección se apoya en los precep
tos de la cirugía. Sangrías moderadas (a) , sanguijue
las, fomentos fr i os sobre la cabeza, laxantes ligeros,
una dicta severa , baños de pies , con los cuidados de
la herida , principalmente si existe fractura y lo qus
es peor todavía una fisura del cráneo , constituyen los
principales medios del tratamiento.
3. Tratamiento de la encefalitis inflamatoria. Em
pezamos el tratamiento de la encefalitis inflamatoria
no por la arleriotomía , sino mas bien por una ancha

(«) Con insto motivo afirma Brodie qae muchos sín


tomas atribuidos ordinariamente á una lesión de la ca
beza , dependen únicamente de una pérdida de sangre,
pérdida cuyos electos ha distinguido muy bien el Dr.
Marahall-HaU ( Medico-chirurgical transactions , yol,
XIII).
DB LA ENCEFALITIS. 93
abertura de la vena (a). En la encefalitis frenética
y trémula es principalmente necesaria una abun
dante sangría , porque el delirio y los temblores
pueden oponerse á la repetición de esta operación. La
misma causa impide también algunas veces la elec
ción de la vena. En la encefalitis letárgica debe abrir
se la yugular exlerna, sobre todo después de una san
gría del pie ó del brazo; esla última produce mejo
res resultados á causa de la grande cantidad de san
gre que hace perder-. En la encefalitis cefalálgica
prefiero sin embargo sacar la sangre del pie. Si á
consecuencia de la sangría lo permite el delirio,
aplico sanguijuelas (treinta para los adultos y un nú
mero menos considerable para los niños) en las sienes,
en las apófisis mastoides , en el cuello, en el inte
rior de las narices (A) y en el trayecto de la sulura

(a) «Desde los primeros síntomas de la enfermedad


hacia una sangría del brazo de una libra cumplida , y si
no se calmaban los síntomas y antes bien se aumentaban
por la misma marcha del mal, hacia repetir la evacuación
de sangre en el mismo dia á igual ó mas pequeña dosis.
En los casos mas intensos he repetido'la sangría en las
primeras veinticuatro horas basta cuatro ó cinco veces , y
de este modo en dicho espacio de tiempo he hecho ex
traer tres ó cuatro libras de sangre ; pero en estos casos
fué cuando observe un resultado mas pronto y feliz, y que
se contenia y casi desaparecía la enfermedad ¡il segundo
ó tercer dia sin grave detrimento de las fuerzas de los en
fermos , que al sesto ó sétimo dia se levantaban de la
cama y se restablecían con prontitud » (Belliugeri ,' L c,
p. 92).
(6) illirudines apphiabanlur internis naribus , el hi-
rudinilus dclapsis sanguinem in sufficienti quantllalt -fluc
re sinemus ; yno remedio plures phrencticos delirio iitira
harum urtam aut alterara libéralos incani ameriti instar non
seinel vidimus.» Jiiverius , JPrax. med. , lio. II , Cap. XIV.
94 DE L\ ENCEFAUTfS.
sagital; despues de lo cual hago colocar veinticua
tro ventosas escarificadas en el vértice (Areico) ó
bien en el occipucio (a), pero con preferencia á los
lados de la columna vertebral. En un sugeto hetnor—
roidario , ó Lien en una muger puérpera , están indica
das las sanguijuelas al ano. Al mismo tiempo que
se sustrae la sangre por todos los puntos de la econo
mía , aun cuando ya no presente la costra inflamato
ria (¿) , pero siempre con moderacion (c), deben
promoverse las deposiciones por lavativas antiflogís
ticas, laxantes y aun purgantes, compuestas por ejem
plo de la raiz de jalapa y el mercurio dulce (d), sin

(a) Celso, lib. III, c. 18. Ph. L. Hanm.kenius , Diss.


de scarificatione occipitis plurimorum capitis murburum
auxitio. Lips 174.1.
(6) «Mi observacion meha demostradoconstantementp,
ya en la constitucion epidémica descrita , ya en todos los
demás casos de encefalitis traumática ó esporádica, que
la sangre extraida no presenta casi costra , como por lo
enmun suele suceder en las inflamaciones graves de las
demás visceras.» Bellingeii , 1. c. , p. 4^.
(c) Escuchad! «El médico jóven é inexperto cree,
cuando tiene que curar una inflamacion del celebro ó de
otras visceras, que nunca causa daño , si quita tanta
sangre cuanta sea necesaria hasta que hayan desapare
cido el dolor y las demás señalis de la inflamacion! Pero
cuántos han muerto á consecuencia de semejante pro
cedimiento!.... Pero sorprende qué daño causa una pér
dida considerable de sangre despues de haber desaparecido
la calentura. En la inflamacion del celebro, por ejemplo,
causa un derrame entre las membranas y las circunvo
luciones del celebro.» Mittell, 1. c. , p. 566.
(d) Ingrassias , Utrurn in phrenitide exohens medi—
eamentum , anlcnicns dumtaxat congruens sit? Panorm.,
1545. Du Port , Ergo phrenitidi conferí purgatio et vence
sectio , Paria , 1589
DE 7.A ENCETALtTtS. 95
descuidar tampoco el uso del nitrato de potasa. Los
baños de pies y de manos son tambicn ve'ntajosos. Las
afusiones sobre la cabeza, hechas con una mezcla de
agua fría y vinagre y repetidas con cortos intervalos
cada dos ó tres horas, producen un efecto milagroso
en los niños especialmente (a). Yo las prefiero á la
aplicacion continua del frio por medio de hielo ó de
una cataplasma, cuyos efectos consecutivos son temi
bles (¿). Por el contrario, tengo la mayor confianza en
los grandes sinapismos colocados sobre la piel de las
piernas y de los muslos , principalmente por la
tarde; y en efecto nada hay mas eficaz para quitar el
calor febril y calmar el delirio.
4. Tratamiento de la encefalitis reumática. El
tratamiento de la encefalitis reumática es el mismo
que el de la encefalitis inflamatoria, con la diferencia
de que no creo que sea este el caso de recurrir á la
aplicacion del frio. Cuando la enfermedad se hace
crónica , y despucs de haber agotado todos los recur
sos del régimen antiflogístico, pero nunca antes , se
aplica en un grave peligro y en los adultos un vejiga
torio que ocupe toda la superficie del cuero cabelludo
rasurada de antemano. Por este medio he podido re
sucitar por decirlo asi á enfermos atacados de cncefa—

(a) S. Vogel es de la misma opinion f pero las alaba


aun mas. Von dem Nutzen der ka tien Fonientationen des
Kopfes in Gebirnentzündungen dureh arht Beohachtnn-
gen erlautert u. rrwiesen. En Hufeland's Jourri. drr pr.
Heilk. , 1 826 , August. , p. 3. Speyer , Bemeikong. ñb.
die Gehirnentzündung. Ibid Suppl. , 1829 , p. 188.
(¿) Al. Bompard , Considérations sur qtiel(|nes ma-
ladies de l'encéphale et de ses dépendances, sur le Iraite-
noent et notamment sur les dangers de l'emploi de la
place. París , 1827. Trad. alem. por Hermano , Osnabr.,
1830.
96 DE LA E1SCEFAMTIS.
litis fren<!tica y letárgica. En los casos menos urgen
tes y en los niños es preferible poner el vejigatorio
en la nuca. Entre tanío se favorece la accion de los
vejigatorios con diaforéticos ligeros; y si no se opone el
vómito, el uso de tartrato de potasa y de antimonio
á pequeñas dosis.
5. Tratamiento de la encefalitis gdstrica. En la
encefalitis gástrica, despues de haber alejado el pe
ligro inmediato por medio de las evacuaciones san
guíneas locales en la cabeza y despues las vento
sas escarificadas en la region del hígado, se pres
criben desde luego los diluentes y segun las circuns
tancias un cinético ó un catártico. En la encefa
litis frenética puede recurrirse al uso de un vomi
tivo con tanta mas seguridad, cuanta menor es la
utilidad de una sangría anterior ó mayor es el daño que
ha producido (a), y mas motivos hay para creer que
los vómitos se deben á la simpatía del celebro con el
abdomen. Efectivamente he visto muchas veces " re
cobrar la calma á un enfermo despues de haber arro
jado algunas onzas de bilis. En este caso el tartrato
antimoniado de potasa es el que mas conviene para
determinar el vómito; la dosis debe ser doble ó
triple de la acostumbrada (,'). Con el fin de pur
gar , sobre todo si se sospecha la existencia de
lombrices en los intestinos , se usa el proto—

(a) Wollcnhanpt , Diss. de vence sectinne intemoes—,


tina in phrenitidi'. f^iteb. t 7 06. Wolt", Diss. Hippocra-
tis cautela exernpto Jíaticarnassensis super vencesectione
intempestiva in phrenitide et detirio febriti. Hat. 1 7 7 6.
(¿) Qué debe pensarse de Lallruiaiul , que desaprueta
^contra la experiencia de los siglo» el uso del emético en
estos casos? .Que Broussais ha fascinado et modo de ver
de este autor.
DE l\ ENCEFALITIS. 97
cloruro de mercurio á la única dosis de doce granos
en los adultos, dosis que hago repetir alguna vez.
Después de hechas las evacuaciones indicadas, someto
al enfermo á un régimen excitante, como he expues
to mas arriba , y principalmente si se sospecha la
desaparición de una erisipela.
6. Tratamiento de la encefalitis artrítica. Para
tratar la encefalitis artrítica, después de las sangrías
generales y locales, practicadas según las circunstancias
en la cabeza, en la espina dorsal, en el hipocondrio
derecho , en los vasos hemorroidales y en la superficie
interna de los muslos , y después de haber promovi
do las evacuaciones alvinas, se encuentra un grande
auxilio en los baños de pies calientes é irritantes, a¿í
como en la aplicación de vejigatorios y de sinapis
mos en las extremidades inferiores. Es preciso además
vigilar sobre el libre ejercicio de las secreciones de la
traspiración y urinaria; para conseguir este objetóse
recurre unas veces á las infusiones diapnoicas , otras á
los cocimientos diuréticos y mas particularmente al de
la raíz de gatuña.
7. Tratamiento de la encefalitis periódica. En el
tratamiento de las calenturas intermitentes pernicio
sas cefálicas, maníacas y letárgicas, como puede te
merse la existencia de una encefalitis latente, deberá
hacerse perder al enfermo durante el paroxismo tanta
mayor cantidad de sangre por medio de las san
guijuelas, cuanto mas confirmen este temor su idio
sincrasia y los síntomas que presenta; y Jurante la
apirexia, antes de hacer uso de la quina, se debe
determinar cuidadosamente si se la debe asociar á
los evacuantes ó hacer que preceda su adminis
tración.
8. Tratamiento de la encefalitis maligna. Se pre
viene el desarrollo de la encefalitis maligna, tratando
las inflamaciones de las meninges , del celebro y del
tomo vi« 7
98 l DE LA ENCEFALITIS.
cerebelo, según su naturaleza , procurando desde el
principio una débil sustracción de las fuerzas vitales;
pero un3 vez desarrollada la enfermedad, además de
la aplicación de un vejigatorio en la cabeza, es preciso
ensayar qué efecto puede conseguirse con las flores
de árnica montana y el alcanfor. ,
0. Advertencia. Guardémonos de proceder con
precipitación en el tratamiento de la encefalitis!
Después de habernos hecho dueños del primer ímpe
tu de la inflamación , es preciso detenernos , á fin de
que la calentura (que debe mirarse romo secundaria
en la encefalitis traumática) pueda efectuar una cri
sis. En efecto , una inflamación del celebro no pue
de disiparse por el aire. Sin embargo, es superfina
la presencia del médico? ¡ iNo por cierto! porque la
continuación de los remedios, ya antiflogísticos, ya
evacuantes, ya excitantes, reclaman la inspección de
una persona del arte , que además debe observar con
cuidado qué tendencia afecta la inflamación, ya ha
cia una exudación , ya hacia la supuración. En el
primer caso, como diremos mas adelante (cap. IV)
si existe un estado inflamatorio bastante mar
cado, debe emplearse la sal amoniaco (a) y Ja
digital purpúrea (¿), para excitar los vasos lin

io) T¡£. De muriato de amoniaco y zumo de raiz de


regaliz espesado , ana. una dracma ¡ hágase disolver en c. s.
de agua común hirviendo ; dése el líquido colado á la
dosis de una libra para un adulto.
(6) VC. De hojas de digital purpúrea , un escrúpulo;
infúndase en c. s. de agua de fuente hirviendo por es
pacio de un cuarto de hora ; añádase para una libra de
líquido colado , de nitro puro , media dracma ; de jarabe
simple, media onza (la mitad para un niño en el es
pacio de veinticuatro horas ; toda la dosis y aun doble
para un adulto).
\
DE LA ENCEFALITIS. 99
fáticos á la absorcion ; de lo contrario son muy apro
piados la raiz de polígala del Senegal (a) y el mercu
rio La accion de los vejigatorios y de cualquier
otro estimulante (c) aplicado hacia el sitio del niat,
sostienen el efecto de estos remedios.
10. Tisis cefálica. La supuracion delas menin
ges, del cerebro y del cerebelo constituyen la tisis ce
fálica , que debe colocarse entre las que no habian si
do descritas en otro tiempo (7 7), y que ha sido ilus
trada despues por muchas observaciones (</) , y mejor
apreciada en nuestros dias (e). Su diagnóstico se de
duce principalmente de la observacion de la marcha
de la encefalitis, no consiguiéndose de un modo com
pleto la solucion de la enfermedad ( /'). Este diagnós-

(0) Vi. De raií de polígala del Senegal , dos dracmas;


cuezase en c. s. de agua por espacio de un cuarto de hora,
y añádase á una libra de líquido colado una onza ue
ojimiel simple (para un adulto).
(1) Bajo la forma de catomelanos ó de ungüento
gris , como se Vi.rá en el capítulo siguiente.
(c) Mayor , en Hufeland's Journal der pr. Heitk.,
1829. Julios, p. 104: Neue und gliickliche Anwenduug
der ortlichen Hitze und der (Juicksilheisalbe , refiere los
efectos maravillosos de las heridas hechas en la cabeza con
un martillo caliente.
(<¿) Esparcidas aquí y acullá en los diferentes autores
que hemos citado, y en J. H. Fischer, De ccrebri elusque
membranarum inflammatínne et supuratione ociuha. Güt-
ting. 1781.
(e) Al. Denmark en Mrdico,chirurgical transactionj
published hy the medical and chirurgicat society of Lond.,
vol. V, 1814 , J los autores modernos sobre las afeccio
nes del celebro en general.
(f) En el mes de Mayo de 1821 curé al hijo del pre
sidente Zawisza , de Viena , llamado Carlos , y de dice
años de edad , de una encefalitis , que ya ofrecia jignos de
100 DE LA ENCEFALITIS.
tico adquiere un nuevo grado de certeza por la exis
tencia de una calenturilla lenta, continua (que conser
va algunas veces períodos (a) á semejanza de las calen
turas hécticas), de una cefalea perpetua, de vómitos
frecuentes , de edema de la cara y de sudores de ca
beza que aparecen al amanecer , por la caida de los
cabellos, por el desorden en las funciones de los sen
tidos, de las facultades morales y del movimiento. En
cuanto al pronóstico , no faltan cgemplos de cu
racion causados por un flujo de materias por las
narices , los oidos y los ojos (cons. el cap. IV) ; pero
nosotros creemos que no deben considerarse estas
excreciones como formadas por un pus verdadero, sino
mas bien por serosidad ó por linfa coagulable. En efec-

hídrocéfalo ¡ pero no se había manifestado crisis evidente*


y la fisonomía no habia recobrado su hábito ordinario. Sin
embargo parecia que el sugeto se hallaba en plena salud,
excepto la debilidad en las piernas. A principios de 1822
vinieron á unirse á este estado los vómitos. Unos exuto-
rios colocados á cada lado del cráneo produjeron algun
alivio , y et niño se entregó á sus ocupaciones como si
hubiese gozado de completa salud. En el mes de Julio del
mismo año se hicieron mas frecuentes los vómitos ; re
flexionando sobre esto y sorprendido por otra parte de cier
to modo de mirar que no se puede describir , así como
de la lentitud mas considerable del pulso , adverti seria
mente á la madre el peligro que corría su hijo , pidien
do que fuesen tlamados á consulta otros médicos. En es
tos intermedios el enfermo murió de repente. No pudo
hacerse la autopsia ; pero de ningun modo dudo de la
existencia de un absceso latente en el encéfalo.
(a) ¿No se referiría á este caso la observacion de tina
cefalalgia intermitente, sobrevenida á consecuencia de una
herida de la cabeza, comunicada por Etiennede Collevitle,
y publicada en el Díar. complcment. del Dicc. de Ciencias
Médicas , 1826 , cuaderno 101 , p. 51 ?
DELA ENCEFALITIS. 101
to, se sabe hace mucho tiempo que : « Omnes qui ex
casu per aures saniosam materiam reddiderunt , de me
dio sublatos fuisse» (o). Por lo demás puede esperarse
todavía una de estas curaciones milagrosas ejecutadas
algunas veces por la naturaleza contra todas las proba
bilidades, en la superficie tanto externa (78) como
interna del cráneo, á no ser que se opongan á este resul
tado el régimen y los medios terapéuticos empleados
En este caso están indicados de la dietética los alimen
tos suaves nutritivos y el agua de Seltz; de la cimjia
los exutorios á cada lado de la base del cráneo, y de
la farmacia el suero clarificado, y sería imitil fatigar
al enfermo con otros auxilios. Exceptuemos sin em
bargo de esta regla la tisis cefálica procedente de una
encefalitis traumática. En esta circunstancia, si se
tienen datos suficientes para sospechar de un modo
probable el asiento del absceso, no proscribimos la
trepanación (c) ó bien la puncion "de las menin
ges y del celebro para dar salida al pus , si bien en un
sugeto bastante robusto , aunque pocas ó ningunas
esperanzas deben fundarse en el uso de estos me
dios («Q.

(a) Pachequus en Laz. Riverium , Observat. Pa


ris, 1646 , obs. 18.
(b) «Quod si serias ad cegrotum accesserit mecí¡cus
aut omnibus rite administratis nihit profecerit , nec sup-
purationem impedire potuerit , sciat de ccetero toturn ne—
gotiurn natura: committendum , adhibita tunturn ditigentitj,
ne yuidquam ab cegro fiat , unde in opere suo interturbetur;
id quod sallicite observetur , sotet ipsa toto negotio rite de-
fungi , cegrumque tandem in integrum restituere.» Iioo-
tius, h c. , p. 4.
(<,") Gay refiere un feliz ejemplo de esto i¿f¡r$\1 jB —
cueil periodique , &c. .^fs^^'"' ' ' -"|^y
(d) «No debe ponerse en duda la ntyíés¿<M.8:de recur-

r % '
i 02 DE LA ENCEFALITIS.
1 1 . Sensibilidad morbosa de las partes que per
siste después de la injlumacion. Lo que debe consolar
mucho á los enfermos y á ios médicos , es que las vigi
lias , la cefalea, los vértigos y la pérdida de la me
moria asi como otros síntomas consecutivos de la en
cefalitis, dependen muchas veces no de un vicio
orgánico de las meninges y del celebro, sino de una
especie de sensibilidad morbosa y de la debilidad de
los órganos, que acaban de libertarse de la flogosis.
Este es el caso, según el ejemplo de Sydenham , dé
Boerhaave y de Van Swielen , de recurrir á los nar—
cólicos, con lal que no se opongan la calentura y el es
treñimiento. La masa llamada pildoras de cinoglosa (a)
es la que merece en mi concepto la preferencia sobre
cualquier otro narcótico.

rir á este medio externo ; pero debe contarse inuy poca


con sus buenos resultados , aun cuando se ataque el foco.»
Lallemand.
(a) En un adulto á la dosis de tres á cinco granos
administrados en el momento del sueño.
103

DEL HIDROCEFALO.

§.i.

DEFINICION. DIVISION.

1. Definición. Se llama hidrocéfalo (a) una co


lección morbosa de serosidad en la cavidad del crá
neo, que puede ser congénita, crónica, aguda, acce
soria , y que produce con el tiempo espasmos , aneste
sias y parálisis.
2. División. De está definición resulla natural
mente la división del hidrocéfalo en congénito , cróni
co, agudo y accesorio.

(a) Derivado de Ttfap , agua y usa*** , cabeza. En ale


mán , ' Hiriweassersucht , VFasserkopf. En francés, Hydro-
pisie da cerveau. En inglés , Dropsy of ihe brain. En po
laco , Wodatv glowic.
104 DEL HIDROCÉFALO

§. H.

DEL HÍDIIOCÉFAI.O COUGÉNITO.

1. Definición. Se llama congénílo el hidroccfalo


con aumento monstruoso de la cavidad craniana en el
feto vivo ó muerto, abortado 6 nacido á su tiempo.
2. Escritores. Pechlin (79), Bonet(80), Schenk
(81), Stalparlo Van der Wiel (82), Fabricio de
Hilden (83), Buyschio (84), Gaudelio (85), Ha-
11er (86), MorRagni (87), Lieulaud (88), Roedc-
rer (89), Hebenslreil (90), Klinkosch (91), Moh-
renheim (92), Biitlner (93), líordenave (94)> Mur-
ray (95), Wrisberg (96), Osiander (97), Voig-
tel(98), Meckel (99), Cruveilhier (100), Duncan
el joven (101), Flamm (102), Horner (103), An-
dry (104) y otros (105) nos han referido ejemplos
de este hidrocéfalo , además de los que yo he obser
vado (a).
3. Descripción. El feto hidrocefalia) présenla
una cabeza de forma irregular, de un volumen
muy considerable , algunas veces dirigida oblicua
mente (Meckel). El eiior,me desarrollo del cráneo no
corresponde con el volumen del resto del cuerpo y en
especial con el de la cara, que es pequeña y triangu
lar (6). Lo mismo sucede con el peso (c). Los parie-

(a) Principalmente en los museos patológicos ele Ita


lia , de Alemania , de Francia , de Inglaterra y de Rusia. -
(6) Wrisberg, Salzb. med. chirnrg. Zeitung, 1805,3
B. , p. 92. La longitud del l'eto era de veintitrés pulgadas,
la de la cabeza de diez , y su ancho era casi el mismo.
Meckel.
(c) En la observación de Wrisberg el peso total del
COWGKN1TO. 105
tales, el frontal y el occipital , algunas veces separa
dos en dos , se presentan duros y prominentes en su
centro (Meckel); pero cuanto mas se los examina hár
cia su periferia, la osificación disminuye tanto que
estos huesos tienen una tenuidad excesiva (Biillncr,
Wrisberg, Meckel) , y presentan en algunos parajes
el aspecto de una membrana (Biiitner, Bordenave),
sembrada de puntos huesosos , radiados ó de chapas
cartilaginosas (Meckel). Además fallan enteramente
las suturas. Los intervalos, algunas veces de muchas
pulgadas (Meckel), que dejan por su ausencia, eslán
ocupados por unas membranas que presentan punios
osificados. A estos espacios es á los que debe atribuir
se el volumen enorme de la cabeza. El mayor está
situado hacia el punto que se llama fontanela ante
rior. Las láminas orbitarias demasiado distendidas no
se unen ya al frontal formando el ángulo ordinario.
Hallándose por esta causa destruidas las cavidades
orbitarias y presentando la forma convexa en vez de
la cóncava , los ojos sobresalen tanto hácia afuera y
abajo, que los párpados inferiores cubren fas pupilas
hasta su centro. Los conductos auditivos se hallan
también aplastados y su latitud excede á su altura
(Meckel). Los cabellos tienen á veces una longitud
extraordinaria. Mas adelante hablaremos de la canti
dad y del asiento del líquido (§. III, n. 4)> ^° es
raro encontrar entre los huesos del cráneo tumo
res (a) que contienen algunas veces serosidad y por-

niiío era de diez y nueve libras y siete onzas ; el de la


cabeza después de haber quitado siete libras de agua,
era aun de seis libras y cuatro onzas.
(a) Así hácia la raiz de la nariz (Alex. Monro, Sam-
mtliche prakt. Werke. Richter , Chirurg. liibliotluk , 6
B. , p. 6$4 i en la frente (Taxe , cu Act. acad. Suecicee,
106 DEL IHDIIOCÉFAIO
clones del cek'Lro (a). La columna vertebral y el crá
neo (Duncan) están algunas veces hendidos. Hemos
visto el hidrocéfalo congénito acompañado de hidro
pesía ascitis (¿i). Los fetos hidrocefálicos presentan al
mismo tiempo con mucha frecuencia el labio lepori
no (Meckel) y otras deformidades, tales como la falta
de los ojos y de los ríñones, la presencia de capsu
las suprarenales de un volumen excesivo (Murray),
la separacion de las paredes abdominales y la corte
dad de los miembros inferiores, los huesos, excepto
las vertebras , en el estado cartilaginoso (Bordenavc),
los riñones convertidos en una masa informe, la fal
ta de ano, &c.
4, Causas. Las causas del híd rocéfalo congénito
estan envueltas en la misma oscuridad que la de la
produccion de los monstruos. Solo se sabe una cosa y
es que este vicio de conformacion puede desarrollarse
en el seguido mes de la preñez (Osiandcr) o en una
época posterior. Acaso puede atribuirse esta lesion,
ya á un exceso de este mismo acto inllamatorio (Spren-
gel) al cual la vida humana parece deber su origen,
ya á la inflamacion del encéfalo del embrion produ
cida por excesos venéreos durante la preñez (Klin-
kosch), por violencias exteriores , de las cuales no se
hallan exentos los fetos encerrados en el útero (1 06) , ó
por emociones del alma (Greve),ya por un vicio del ni-
sus formativits, por el estado escrofuloso ó raquítico de
los padres y en fin por otras causas aun mas ocul-

1 7 78); en el occipucio (Wepfer j Obs. med. pract. de


affect. dapit. , N. 23, p. 46. Galfmann, Ephem. nat. cur.,
cent. VII, obs. 92), y desde la fontanela mayor hasta
el occipucio (Voigtel , Op c. , 2 B. , p. 9).
(a) Hidrocefalocele de J. P. Frank.
(6) En un caso que referiremos mas adelante.
COSGF.N1TO. 107
tas (a). En el estudio de las causas del hidrocéfalo es
preciso atender tambien á las hidátides de la placen
ta , del cordon umbilical, á las otras hidropesías de
los fetos , y al estado de la secrecion urinaria de ta
madre (¿).

(a) Por ejemplo , la falta de desarrollo de cada parte


del celebro (Breschet , Revue medícale , Octobre 1822).
(¿) Una señora judía me llevó su hija y me refirió
que ya seis veces al sétimo mes del embarazo había pa
rido monstruos, cuya descripcion no me dejó duda alguna
de que habrian padecido hidrocéfalo. Como á ta sazon se
hallaba en el tercer mes de una nueva preñez, me pidió
un medio de evitar su desgracia habitual. El examen que
hice no me dejó descubrir ni en los esposos, ni en sus
familias , ni en el curso del embarazo la causa de tan
grande mal. Unicamente al preguntar á la jóven acerca
del estado de sus orinas , me confesó que durante sus em
barazos apenas orinaba una tercera parte de lo ordinario.
En los embarazos precedentes unas veces se pusieron en
práctica las sangrías , otras se omitieron. Tambien había
hecho uso de diversos medicamentos que no conocia. To
mé la determinacion de tratar á la enferma como si ella
misma padeciese hidrocéfalo. Por consiguiente la admi
nistré la digital purpurea , los calomelanos y las especies
diuréticas, prohibiéndola al mismo tiempo que tuviese re
laciones con su marido. La cantidad de orina se aumen
tó de una manera sorprendente, y la enferma aseguró
que se hallaba mas ligera que nunca. AI tiempo conve
niente sintió como las otras veces los movimientos del fe
to. Estos movimientos cesaron como antes al principio
del sétimo mes , y poco despues parió naturalmente un
niño muerto, pero estaba perfectamente conformado. En
tonce» toda la famitia exclamó en triunfo: Si un pro
fesor de la universidad de Vilna ha podido obran tan
gran milagro , qué no deberá esperarse de todos los pro
fesores reunidos! En consecuencia se reunió inmediata
mente despues gran consulta , y en ella se decidió que era
108 DEL HIDKOCÉFALO
5 Parto. Cuando un feto hidrocefálico ha lle
gado á su madurez , el volumen de la cabeza hace
en general tan dificil el parto que el utero pue
de romperse , y es necesario perforar el crá
neo ó á lo menos recurrir á los instrumentos. En es
tos casos puede esperarse algunas veces conservar la
vida del niño.
6. Diagnóstico. Los monstruos acéfalos (1 07), sin
cráneo (a) , microccfalos (1 08), tlipsencéfalos (¿), la

preciso reanimar por medio de los ferruginosos y otros


tónicos las fuerzas de esta mujer lánguida y casi desfa
llecida. Habiendo concebido de nuevo durante este tra
tamiento , sin que se atendiese al estado de la orina, pa
rió hacia el sétimo mes un feto con un hidiocéfalo , y
además una ascitis. Entonces la familia, á la desesperada,
resolvió ir á Jerusalen á implorar el auxitio divino , y
durante este viaje , segnn cuentan , todos los individuos
que ta componían murieron de la peste. . >
(o) Haller , De t'cetu humano septim. sine cerebro edit.
in opp. anat. Géett. , 1751 , p. 281. Sandifort , Anat. in-
fantis cerebro destituti. Lugd. Bat. , 1784- Sommerring,
Abh. und Bcschreib. einiger Missgeburten. Cassel, 1791,
p. '9. Meckel , Op. c. , 4 Absch. Van Düveren , Obs.
acad , cap. 2 , 1791. Linck , Act. nat. cur. , I , p. 128.
Kobin de Kyavallc, Journ. de méd., t. XXXIII, p. 151..
Penada, Saggio d'osservazioni e memorie sopra alcuni casi
memorabili riscontrati nell'esercizio della medicina. Pa-
dov., 1795 , t. I , No. 4. Bussiere , Piiilos. trans. , tioe
251. Harder , Eph. nat. cur. , dec. I , ann. 3 , p 324.
Rossi , Mem. de Turin, t. VI , 1800, p. 18. Monton,
Journ. des savants , aout , 1722, p. 186. Morgagni, Op.
c. , epist. 48. Stalp. V. d. Wiel , cent. obs. post. , obs.
2. Prochaska , Ann. acad. , f. 3. Caldani, Memorie. Pa-
dova , 1804 , p. 87. Dolignon , Journ. tte méd. , 1786,
Janv. , p 91. Uomberg , Eph. nat. cur. , dec. III , ann.
9 , p. 197. Rayger , Ibid., dec. II, an. 8, p. 107. Zwin-
ger, Ibid., cení. VII, obs. 73, Marrigues, Journ. de méd,
CONGÉNITO. „ 1 09
falta del cráneo con salida de las meninges y her
nia del celebro (a) , á no ser que haya al mismo

t. XXXIV, p. 57. Penchienati , Mém. de Turin , t. IV,


p. 118. Hull , Mém. of ihe societ. of Manchester , voh
V, 1802 , p. 495. Tyson , Pbilos. trans., No. 228. Ma-
lacarne , Mem. della societá Italiana, t. XII, p. 164.
Feiler ( Padiatrik , oder Anleitung zur Erkennung und
Heilung der Kinderkrankh. Sulzbach , 1814. Kap. vom
angchohrnen Himbruch. Lawrence in Medico-chirurgical
transactions , vol. V, 1 S 1 4 f London. Historia brevis
monstri cerebro destituti , cum adjuncta hujus descriptione
anatomica. In Nocís actis physico-medicis , t. X. Los mo
dernos admiten la hemicel'alia como un vicio de con
formacion que tiene el medio entre la aceíalia y la hemi
cránea. V. Deutsches Archiv íür dic Physiologie , heraus-
Segeben von J. F. Meckel , 1 B. , 1 Heft , p. 1 y 109*
Medical and physical journal , hy S. Fothergill and J.
Want. Lond. , 1815. August. Revue médicale , Mars
1838 , p. 433.
(4) «Con el nombre de tlipscncéfalo (cerebro arha-
tado) describe Geoffroy de Saint-Hilaire una nueva mons
truosidad que ha observado en un niño , cuyo desarro
llo estaba impedido por una causa mecánica» (Memorias
de la sociedad médica de Emulacion , París , t IX).
(a) Resetius , De cerebetlo extra crunium sito. En
Ephem. acad. nat. curios. , dec. II, ann. 2, obs. 115.
Le Oran , Obscrvations de chirurgie avee des rétlexions.
Paris , 17 39. Trew en Commerc. titerar., 17 58 , hebd.
52, No. 3, p. 4'2. Corvino, De hernia cerebri. Ar-
gent. , 17^9 , en Haller , Collect. disputat. chic, t. II,
diss. 46. Hebenstreit , 1. c. Penada, I. c. , oss. I. Ernia
del cervelto e cervelletto prodotte in un feto della pre
ternatural drficienza del le parti ossee posteriori della
testa. Y mas abajo , p. 15 y 33. Idrocefalo con appendice
singolarissima. Siebold , Coll. obs. med. chir. , Fase. I,
1769, Art. I. Van der Laar , Obs. chir. obstetr. anat.
med. Lugd. Bat. , 1794 , No. 3. Cocmbe en The London
110 DEL HIDROCÉFALO fONGÉlVITO.
tiempo hidrocéfalo (1 09) , y los tumores lardáceos y
sanguíneos (1 1 0) de la cabeza , que principalmente
tienen su asiento en los parietales, producidos mu
chas veces por las violencias durante el parlo (Swie—
ten) , y enteramente distintos de las hernias del cele
bro (ti)) no deben confundirse con el hidrocéfalo con—
génito que por lo demás es muchas veces al,parecer la
causa de estas monstruosidades (¿).

medie, and physic. journ. , vol. XXXVI, 181&. E. Rea-


ley en Medico-chirurgical transaclioils , vol. VIII. Lond.
1817, p. 12. W.-W. Stewart en The Philadelphia jour-
)ial ot' medical and physical sciences , V. III , No. 6,
1826. Es de notar que la salida de las meninges y las
hernias del celebro sobrevienen las mas veces hacia la lí
nea media del occipucio y la protuberancia de este hue
so , como se Ve en las observaciones de Gardncr (Medical
comment. Lond. , vol. V, p. 306) , de Taghili (Mém. de
Turiu y X. V, p. 187) y de Lechelio (Eph. nal. cur ,
dec. 11 , an. 2 , p. 363). Sin embargo se han visto las
mismas lesiones hácia la fontanela anterior (Held , Diss.
de hernia ccrebri , Giessae 1777 ), entre el temporal
derecho y el occipital ( Meckel , 1. c. , p. 31t), en
la región nasal (Saxlorph , Coll. Hafn. , t. II , p. 280,
tab. V) , faltando el parietal derecho (Sthaeffer daos
Hufeland's Journ. der pr. Heilk. , 1816, Junios , p.
32 y 33). La hernia del celebro termina tarde ó
temprano por la muerte á consecuencia de convulsiones.
Los casos felices referidos por Ledrau y Trew dejan dada
sobre el diagnóstico.
(a) Según Nagele , cuando se presenta la hernia del
celebro, lo que es muy raro, en las suturas de una
fontanela, se percibe en la periferia de la base del tumor
un borde huesoso.
(6) La discusión sobre el origen de los monstruos
acéfalos, cuyos hechos ha expuesto tan bien el ilustre
Meckel , me parece dar por resultado que deben , se^im
los casos , admitirse explicaciones diferentes. Entre e»tas
§. iu.

DEL HIDROCÉFALO CRÓNICO.

1. Definicion. Llamamos crónico ai hidrocéTalo


que se declara en los primeros tiempos que siguen al
nacimiento, con aumento de volumen de cabeza y á
consecuencia de una predisposicion congénita mas ó
menos evidente.
2. Bibliografía. Celso (111), Aecio (112), Pa
blo de Egineta (113), Stalparto Van der Wiel ( 1 1 4),
Tulpio (115), Riedlin (116), Ruyschio (1 1 7) , Pi
son, Tylkouski (118), Littre (119), Wcpfer (1 20),
Pitschcl (121), Betbedcr (1 22) , Aurivillio ( 1 23),
Pohlio (124), Swargermann (125), Klinkosch , Buti-
ner, Camper (126) , Alej. Monro (127), Morgagní,
Wrisberg, Murray , Baillie (128), Soemmerring
(129), Hopfengaertner (130), Wenzel (131), J.
P. Irank (132), Meckel , G. Cookc (133), F.
I)erszkoff(134), J. J. Kienns(1 35), Goebel (136),
Miller (137), Himly (138) y Krauss (139) han tra
tado de este hidrocéfalo.
3. Síntomas. Los niños que nacen con hidro—
céfalo y que sin embargo viven, presentan los sín
tomas del hidrocéfalo crónico. Los que solo nacen

explicaciones se presenta las mas veces la existencia an


terior de un hidrocéfalo , porque : 1." los huesos del crá
neo se dirigen*ordinariamenIc hacia fuera , y los de la cara
hacia abajo como por una tuerza de espansiou interior;
2." porque se observa el mismo fenómeno respecto á las
vértebras , que contienen muchas veces serosidad ; y 3.°
poique la medula espinal y los nervios de los acéfalos se
parecen á los de los hidrocefálicos.
■I 1 2 BEL HIDH0CÉFAI.0
predispuestos á esta enfermedad tienen ordinaria
mente la cabeza muy voluminosa y demasiado pe
sada para su edad , los ojos prominentes , los arcos
superciliares elevados , las carúnculas lagrimales es
condidas , las venas de la frente y las de las sienes au
mentadas de diámetro; sus fontanelas quedan como
se dice abiertas largo tiempo; la inteligencia, la pa
labra y la marcha se desarrollan con lentitud ; su co
lumna vertebral se encorva (Camper); son soñolientos,
pesados y se fatigan fácilmente. Aun en una edad
mas avanzada marchan todavía con trabajo, caen con
facilidad y para levantar la pierna hacen describir al
miembro un movimiento circular. Muchos, cuando
se encuentran de pie, experimentan tos y dificultad
de respirar (a). Mientras que la enfermedad se des
arrolla ó cuando ha adquirido toda su intensidad , la
cabeza , ó algunas veces un solo lado (/>) , adquiere
un volumen enorme (c), así como los intervalos de

(a) Zwinger renueva la observación de Falopio , se


gún las observaciones de Fr. Michiui consignadas eu
Schenk , obs. 30 , p. 30.
(6) Esle es el hydrops enrcphalodes dimidiatos de
Ludwig y de Frank. Véase Tul pió y Wepfer.
(c) Se encuentran en Dison (üuncan ¡Vled. comm.,dec.
I, vol. X, p. 313), YVillam Freind (Phil. transad., No.
256), Malacarne (Idroceplialo Saluzzcse) y Bullner , en
fermos de tres y de veinte meses , de dos, quince y treinta
y un años, cuya cabeza tenia diez y ocho pulgadas, un pie
y medio, veinticinco, veintiséis y treinta pulgadas de cir
cunferencia. Se hallan observaciones semejantes en l'ils-
chelio, Campe.r y Michaelis (Medical communicat. , vol. f,
No. 25). Este último vio un hombre de veintinueve años,
cuya cabeza tenia treinta, y dos pulgadas de circunferen
cia. Esta circunferencia era de treinta y una pulgadas y
media en un niño de seis años (Gocbel) , de treinta pul
CRÓNICO. 113
los huesos que la componen (a). En un caso muy
raro, el cráneo era trasparentó ; al percutirle' se
percibía fluctuación (Belbeder), y los senos se traslu
cían (¿Y £1 cráneo y la cara tienen la forma que he
mos descrito mas arriba (§. II , nüm. 3). Excepto
un corlo número de casos (c), el desarrollo del res
to del cuerpo está alterado , sobre lodo el de los
miembros inferiores (Michael), que están algunas ve
ces deformes (Wrisberg). Se ha observado precoz este
desarrollo (d). Además las funciones de uno de

gatlas en un joven de quince años (Miller) , de treinta


y tres pulgadas y media en un hombre de veinte años
(The Lancet , t. II , p. 19) , «le treinta y cinco pulgadas
en un niño de doce años (Himly). En el caso mas volu
minoso que he visto (en el museo de Cruikshank) la en
fermedad se había declarado ocho meses después del na
cimiento ; habiendo muerto el niño á los seis meses , la
circunferencia de la cabeza era de cincuenta y dos pul
gadas (J. Frank , Reise nach , Paris , London , etc. , 2 Th.t
p. 73). Yeats nos ha dejado una comparación notable
entre una cabeza hidrocefálica y una sana de niños de
seis meses. Véase, también Salzburger medicinisch-chirur-
gische Zeitung , 1616, No. 90, p. 181.
(a) Se encuentra en Pitschel la observación de un
niño de año y medio , en el cual el espacio entre el fron
tal y parietal tenia tres pulgadas, y el intervalo que reem
plazaba la sutura sagital nueve. Meckcl refiere casos se
mejantes, l. c. , p. 9.92:
(6) Ludwig , 1. c. , y en un caso que no tardaré en
referir.
(c) Camper habla de un niño que padecia un hidrocé-
falo muy grande, lil niño , cuyo esqueleto he dado al mu
seo patológico de Vilna , tenia un hidrocélalo mediano , y
el resto del cuerpo perfectamente constituido.
(d) W. Cooke (1. c). Una niña de cuatro años tenia
ya pelos en las parte» genitales,
TOSIO VI, 8
114 DEL HIDHOCÉFALO
los sentidos se encuentran abolidas , y aunque haya
ejemplos de hidrocéfalo crónico con persistencia de la
vista (Scheider) , del oido (a) , del gusto (Home) y de
los demás sentidos (Aurivilio, Horner), así como de
la palabra (¿) y de la marcha (c) , existe sin embar
go las mas veces ceguera (J), sordera (e), aboli
cion del olfato, del gusto, de la palabra y del movi
miento (Biitiner, Camper). Pero una cosa admirable,
y en la que los sectarios del materialismo deberían
lijar seriamente la atencion , es que las facultades
del alma, sobre todo la memoria (Michaelis, Mon-
ro) , el juicio (Gall) , la conciencia (Scheider, Pist-
chel , Camper) y la imaginacion (/) persisten con
bastante frecuencia (g), aun cuando lodos los puntos
del celebro esten bañados en serosidad. Algunas veces

(a) Michaelis , 1. c. , sin embargo , el oido era mas


fino.
(6) Duncan habla de un hidrocéfalo enorme : el en
fermo era muy hablador.
(c) Donaldo Monro habla de un niño de cerca de
ocho años , cuya cabeza tenia dos pies y cuatro pulgadas
de circunferencia , el cual empezaba á andar con bastante
seguridad.
(d) Es el síntoma mas constante.
(e) Littre ,1. c. , el gusto faltaba al mismo tiempo,
(/) El enfermo de Home amaba la poesía.
(g) Wepfer ha hecho notar ya que se ha acumula
do la serosidad en muy grande cantidad en los ventrículos
.del cerebro , y no ha producido ni la aholicion de los sen
tidos , ni las parálisis , ni las convulsiones , ni la epilepsia,
y mucho menos el coma ó la apoplejía. Yo añadiré con E.
Home la condicion siguiente : con tal que la osificacion
del cráneo no haya terminado aun , porque de lo con
trario algunas onzas de serosidad bastan para abolir el
sentimiento.
CRÓNICO. 115
sobrevienen solamente el adormecimiento y las con
vulsiones cuando se comprime el cráneo, y se desva
necen cuando cesa la compresion (Sauvages , Trat. de
las enfermedades de los niños). Los síntomas varían
tambien segun que el enfermo está de pie ó echado
(E. Home). Se cuentan además entre los síntomas
mas constantes del hidrocéfalo crónico , el vómito re
petido, un estreñimiento pertinaz, Ia9 convulsiones
periódicas y la escasez de orina. Se ha observado la
menstruacion (Büttncr , Aurivilio) y los deseos ve
néreos (Scheider, Michaelis) en medio de una enfer
medad tan grave.
4. Autopsia. El examen cadavérico ha hecho ver
en esta enfermedad los músculos de la cara atrofiados
(Wrisberg) , los huesos del cráneo cartilaginosos (Bor-
denave) , en el estado normal (Aurivilio), mas
gruesos que de ordinario (Riedlin, Scheider, J. P.
Frank) , los parietales divididos al través (Murray),
las suturas en contacto en los adultos (Aurivilio,
Hartell) ó enteramente borradas (Hilden, Malacar-
ne , Sandifort , Meckel) , huesos sesainoideos (o) so
bre todo en el trayecto de la sutura lambdoidea (Blu—
membach , Socmmerring) y en su vértice (Meckel),
algunas veces en la fontanela anterior (Sandifort);
ia membrana aracnoidea en todas partes con la con
sistencia que suele tener al rededor de la medula es
pinal (Wrisberg) ; los vasos de la pia madre hincha
dos por sangre (Malacarnc) ; el celebro reemplaza
do por una bolsa que con tenia cincuenta libras de
agua(¿); un cerebro pequeño (Billot, Büttner), redu-

(a) Sandifort , Blumembach y Meckel sospechan que


la presencia de estos huesos es debida á un hidrocétalo.
(6) Lechel en Meckel, l. c. , y Haller ex Spoerli-
■o in Opuse anat. , uot. 8.
119 DEL HIDROf.ÉFALO
r ¡do á una membrana , comprimido en un espacio
estrecho (los hemisferios de convexos se hacen enton
ces planos); la pulpa celehral de una consistencia nor
mal (Büllner) , demasiado blanda (Monro) , ó dema
siado dura (Wrisberg) , llena de tubérculos (a), poco
pesada (¿); las membranas de los ventrículos anteriores
mas gruesas que de ordinario (c), sus circunvolucio
nes y sus surcos muchas veces destruidos (¿) y sus
paredes adelgazadas (<•) , pero rara vez bastante para
que se destruya la distinción entre la sustancia corti
cal y la medular; en este último caso se ha visto lodo
el celebro presentar la apariencia de una masa blanca
(Wrisberg). Se ha hallado el cuerpo calloso lo
cando á la bóveda del cráneo, hallándose casi destrui
da la hoz de la dura-madre (Home) ; los cuerpos ex
triados deprimidos (Aurivilio) , los tálamos ópticos
rasi imperceptibles (Bütlner), ¡os ventrículos laterales
dilatados (Friend); el septo lúcido perforado, las glán
dulas pineal y pituitaria aumentadas de volumen, duras
y aplastadas (Home); el cerebelo con muy pocas excep
ciones (Dixon, Warner) en estado normal, los ner—

(a) Jadolot y Montgenot , segun Lacnnec. Indicare


mos el pasaje en la sección siguiente.
(6) Wrisberg , 1. c. , p. 90. Monro, ). c El celebro
con sus membranas no pesaba nías que onza y media.
(c) Willan , Malacarne , Meckel y Home. Este espe
samiento de la membrana prueba al parecer que el cerebro
no se disuelve por el agua.
(d) Willan , citado por Duncan , obr. cit. , tomo III,
p. 322. Malacarne , 1. c. GUg. Diss. de spina hifida. Se
le encuentra en Wasserberg , Fascic. , l. III , opp. med.
§. XVI. Homo» I. c.
(< ) Malacarne. Aurivilio las ha encontrado solo del
espesor de una linea,
CRÓNICO. 117
víos como huecos (o), los nervios olfatorios muy pe
queños (Friend, Horne), y muy grandes los ópticos
(Harlell) , privados de la pulpa medular (Home); los
vasos sanguíneos , excepto los de la pia-madre, con
poca sangre y mas bien llenos de serosidad (Wris—
berg) ; las carótidas y las vertebrales mas delgadas y
mas débiles que de ordinario (Büllner) ; arterias do
bles para una sola vena (Friend) , y los vasos linfáticos
distendidos (Wrisberg). En cuanto al asiento de la
serosidad , cuyo peso es á veces enorme (¿) , se la ha
encontrado entre el cráneo y la dura-madre (c) , en
un repliegue de la dura-madre (Zacuto Lusitano),
entre esta y la pia-madre («Q , entre esta y el cere-

(a) Osiander y Meclel , 1. c. , p. 974. Estos


nervios admiten fácilmente una inyección de mer
curio.
(6) Siete libras, Dixon. Nueve libras y dos onzas
y media , Hartell. Diez y ocho y veinte libras , Au-
rivilio y Büttner. El hidrocéfalo del museo de Cruikshank,
de que se ha hablado antes , p. 113, tenia unas vein
tisiete libras de serosidad. La opinión de Monro es
que la serosidad nace exclusivamente en los ventrícu
los, y que cuando excede de quince libras se derrama
á las otras partes por las hendiduras. Las observaciones
de Freind , de Aurivilio y de Bültner la han refutado
extensamente.
(t) Bonet ha encontrado en este punto cinco libras
de serosidad. Trew , Klinkosch , Lieutaud , Ludwig.
Según esto , Voigtel tiene derecho de admirarse de que
Baillie considere esta especie de hidropesía como muy
rara . y de que Soemmerring la declare imposible.
(d) Blaucard nos refiere que existían en un feto de sie
te meses dos libras de agua entre la dura y la pia-ma
dre, además de una bolsa que contenia treinta libras de
serosidad. Por consiguiente Morgagni y Campee no han
tenido razón en negar la existencia de semejantes colec
ciones entre las meninges,
118 BEL HIDKOCÉTAIO
bro (Kaltschmidt) , en los ventrículos del cerebro (a),
en las cavidades anormales (¿) y en los quistes hida—
tidosos (c). Se ha encontrado tambien un absceso del
hígado (Gr. Cookc).
5. Causas. Las causas que producen el hidro
céfalo congénito predisponen al hidrocéfalo crónico.
Las causas determinantes de este son las mismas que
las del hidrocéfalo agudo ; solo que obran con me
nos energía y mas lentitud (d). Estas son en general

(a) Vesalio ha encontrado nueve libras en una niña


de dos años. Fabr. de Hilden, diez y ocho cuarti
llos y el cerebro reducido á uua holsa. 1). Monro , unas
ocho libras en un niño de seis metes. Horner cinco me
didas.
(6) Metzger en Morgen , Diss. exhibente observatio-
num anatornico-pathotogicarum bi'gam cum epicrisi. Re-
giom. , 1792, 4, Squario en Racolta d'opuscoli scienti-
fici e filologici, vol. IV, p. 1230.
(c) En la sustancia misma del cerebro , Bérgio (Ha-
11er , Disputat. ana!., vol. II) ; en los plexos coroides
(Medical essays, vol. III , art. 23) ; en la sustancia cor
tical (Lancisi , De mort. subitan. , tib. 1 , c. 2) y Zwin-
grr (A. Hetvet. , t. I , c. I). Squario , Racolta d'opus
coli scientifici e filologici, vol. IV, V. Rendtoiff , Diss.de
hjrdatidibus in corpore humano , prcesertim in cerebro,
repertis. Bcrol. 1822.
(d) El 26 de Abril de 1818 llevaron unos aldeanos
al instituto clínico de Vilna uno de sus niños, de tres
años de edad , y cuya cabeza presentaba un volumen
monstruoso. No solo los padres estaban perfectamente
sanos , sino que tenian otros niños de una salud excelen
te. Cuando la madre estuvo embarazada de cinco meses
del niño de que se trata , la vista de un hombre irritado
le causó un susto violento; se salvó precipitadamente , se
fatigó , tuvo sed y bebió agua fria en abundancia. En
seguida experimentó pérdida de conocimiento y una
CRÓMCO. , 119

Continuación de la ñola.

debilidad considerable ; pero restaurados al punto sus sen


tidos y fuerzas , recobró su primitiva salud , y á su tiem
po parió naturalmente y sin demasiada dificultad. Según
su relación, la cabeza del ni fio no era demasiado volu
minosa al tiempo de su nacimiento ¡ pero los miembros
superiores, en vez de la posición conveniente , estaban
extendidos, aplicados contra el tórax , sin movimiento y
como paralizados. La cabeza aumentó de volumen al mismo
tiempo que el resto del cuerpo, principalmente en el tercer
mes después del nacimiento ; pero sin ninguna aberración
de las funciones animales. A los cinco meses el niño
cayó sobre la cabeza sin accidente aparente al principio;
pero á los seis meses habiendo mamado con rapidez en
ocasión de hallarse su madre asustada é irritada, fué ata
cado de convulsiones y quedó algunos dias muy malo.
Mas tarde su salud se alteró gradualmente y su vientre
empezó á retardarse. Sin embargo , su cabeza habia ad
quirido un volumen excesivo , y salieron los primeros
dientes entre los diez y los quince meses. Al segundo ano
apareció en medio de los cabellos una erupción cutánea,
que no tardó mucho en desvanecerse , y á los tres años
tuvo por el oido izquierdo un flujo de un líquido semejante
al agua. En esta época la orina era , como en el último
período de esta enfermedad , muy escasa , y salia con lar
gos intervalos ; el estreñimiento era tal , que apenas ha
cia una deposición por semana. En este estado recibimos
al paciente, que ya no podia dejar la cama. El primar
diámetro de la cabeza , el trasversal ó menor , de una
elevación parietal á la otra tenia siete pulgadas y media;
el segundo ó vertical , desde el vértice hasta la base del
cráneo , era igual al precedente; el tercero ó mediano,
desde la raiz de la nariz hasta la fontanela menor , te
nia nueve pulgadas ; el último ó el mayor , desde la
mitad de la barba hasta el ángulo superior del Occipital,
tenia once pulgadas. La circunferencia medida desde la
protuberancia occipital , pasando por las elevaciones fron
tales , era de una vara y dos pulgadas. Tenia la frenle muy
prominente , los aicos superciliares elevados, las carúncu

120 DEL HIDHOCEFALO

Continuación de la nota.

las lagrimales invisibles , el occipucio ca ido y pendiente


sobre la nuca , los tegumentos adelgazados sembrados de
cabellos bermejos , largos y raros , las venas frontales y
temporales hinchadas y fáciles de seguir con la vista , los
huesos del cráneo bastante duros y muy distantes los unos
de los otros ; en fin , todas las fontanelas abiertas y tan con
siderables , que. atendiendo á su estado natural , se hubie
ra tomado la posterior , que es la menor , por la anterior
que es la mayor , y la lateral por la posterior. Después
de esta descripción del volumen de la cabeza , recuérdese
la imposibilidad en que se encontraba el enfermo de an
dar , y aun de moverse en su cama, y fácilmente se for
mará una idea de su peso. La frente recibía una cara pe
queña y triangular. Las narices estaban encorvadas con
la punta hacia arriba. Los párpados superiores adelgaza
dos, cubriendo el borde superior de la órbita, que por
los dos lados sobresalía hácia adelante , recorridos por una
red vascular y arrastrados hácia arriba por los tegumen
tos distendidos , ofrecian un perfecto ejemplo de lagof-
talmia. Los párpados inferiores rugosos llegaban á la pu
pila ; los ojos ni elevados, ni bajados, confinaban sus
movimientos laterales de ta! modo , que cuando un ojo
miraba bácia afuera, el otro se dirigia hácia adentro y
recíprocamente. La pupila era sensible á la luz, aun du
rante el sueño ; en las tinieblas , y cuando el enfermo es
taba de pie , su dilatación era extrema. Pero después de
haber presentado al niño una multitud de objetos de di
ferentes lados y en distintas posiciones del cuerpo, y
después de haber aproximado nuestros dedos á sus ojos
hasta excitar las lágrimas, ya no nos quedó duda de que
estaba enteramente privado de la vista. Las orejas ex
traordinariamente echadas hácia abajo y situadas al nivel
del ángulo de la mandíbula inferior , presentaban un
conducto auditivo externo muy estrecho y eran insensi
bles á los gritos mas fuertes y al ruido de las campanas;
pero cuando la cabeza estaba elevada , parecia que perci
bían alguna cosa. Nada demostraba la existencia del olfa
to. No sucedía lo mismo con el gusto y con el tactos
CRÓNICO. 1a1

Continuacion de la nota.

La existencia del primero estaba suficientemente demos»


Irada por el deseo de comer y beber , por la pronti
tud con que arrojaba de la hoca las sustancias acres y
amargas , tales como los polvos de gengibre , la infusion
de ruibarho y la disolucion de sulfato de magnesia ; la del
segundo lo estaba igualmente por los quejidos ó los ges
tos , indicios de cólera ó de dolor, que excitaban las lociones
frias y el pincharle ligeramente con una aguja. No pude de
cidir cuál era el estadode la inteligencia de este niño, pues
to que estaba privado de la palabra. Su cuerpo era bas
tante grueso para su edad ; su longitud no excedía de dos
pies y seis pulgadas. Las extremidades superiores é infe
riores estaban recogidas sobre el abdomen y no se deja
ban extender fácilmente , aun cuando se emplease fuerza.
Las manos y los pies , aunque perfectamente cubiertos
por los vestidos, estaban constantemente frios; los dedos,
«nos estaban doblados y los otros extendidos. Encontra
mos la columna vertebral en estado normal , el pecho
bien conformado, la hoca triangular, siempre entre
abierta, y guarnecida de todos sus dientes excepto los ca
ninos. Existian frecuentes hostezos y sin embargo la res
piracion estaba intacta ; el abdomen estaba siempre tirante
y afectado de contracciones periódicas , durante las cuales
Se plegaba en dos ó tres arrugas verticales ú oblicuas ; los
intestinos estaban en un estado de estreñimiento tal que
el enfermo apenas evacuaba algunas pequeñas porcio
nes de materias fecales á consecuencia de esfuerzos con
vulsivos. Apenas orinaba tres ó cuatro onzas de orina
turbia en el espacio de veinticuatro horas. Privado
de la palabra , este desgraciad» niño no podia manifes
tar y expresar sus dolores mas que por gemidos y
lágrimas. Sus gemidos eran profundos, principalmente
cuando sus rodillas se aplicaban sobre el vientre. El es
treñimiento y la escasez de la orina eran en él habituales.
La administracion de lavativas y de jarabe de maná y
ue gatuña calmaban estos síntomas. Cuando su sueño era
perturbado , ó se hallaba afectado de un estado perma
nente de insomnio, et jarabe de diacodion , administrado
1 32 DEL H1DROCÉFALO

Continuacion Je la nota.

con prudencia , le procuraba á lo menos por cierto tiem


po el reposo que le faltaba. Sus alimentos eran escogidos
y de fácil digestion , y se tenia el mayor cuidado en su
limpieza. Temiendo quitarle la vida , y no pudiendo sal
varle , no recurrimos á la puncion del cráneo. Sin em
bargo , el volumen de la cabeza aumentaba de dia en dia,
y ya el 26 de Junio su diámetro trasversal ó menor era
de ocho pulgadas ; el vertical , de ocho pulgadas y
media ; el de ta línea media , de nueve y media ; el úl
timo ó el mayor , de once pulgadas y media. Su circun
ferencia al nivel de la grande tuberosidad occipital , te
nia dos pies y tres pulgadas. La longitud del cuerpo La
bia permanecido la misma. Cuando se aproximaba una
luz d ta cabeza , tenia por todas partes tat trasparencia,
que podían distinguirse y seguirse minuciosamente todos
tos senos cerebrales y los vasos sanguíneos de las sienes.
Llegadas las vacaciones de verano, se cerró la clínica y el
enfermo fué trastadado al hospital de los niños. En esta de
testable institucion , fué acometido de una blefaroftalmia
que allí reinaba endémicamente. No se cuidó de mantenerle
limpio y de mudarle de posicion , y habiéndose mani
festado la gangrena en los dos parietales , se agregó á
los otros males y murió el 4 de Agosto á consecuencia
de convulsiones. El cadáver no fué entregado á la per
sona encargada de abrirle sino al quinto dia , y como ya
estaba en putrefaccion , no pudo verificarse la autopsia.
Unicamente se preparó el esqueleto. Medido desde el
vértice al talon , tenia veintinueve pulgadas de longi
tud. El volumen del cráneo reducido por la desecacion,
era mucho menor que durante la vida. Su capacidad me
dida con líquido era tal que apenas serian suficientes seis
libras de agua para llenarla. La sutura frontal no es
taba enteramente osificada, y la sustancia compacta , co
mun á las dos porciones del hueso, faltaba en la parte
anterior. En lug.rvdela sutura coronal existia una membra
na , que formaba lo que faltaba de la fontanela anterior.
Quedaban tambien en la sutura sagital algunos puntos
membranosos hácia el parietal izquierdo. Las suturas
CRÓNICO. 1 23
los vicios escrofuloso y raquítico y , segun parece , las
violencias exteriores (a).

lambdoidea y la mamilar , ambas evidentemente dente


lladas , contenían muchos huesos vormianos. La fonta
nela menor no habia desaparecido enteramente. El parietal
derecho presentaba una erosion poco profunda de la exten
sion de un florin , producida por la gangrena , que re
sultó del decúbito de este lado.
(a) Un caso notable referido por Thumberg (Reiscn
in Afrika und Asien ; iibersetzt in dem Magazin von merko
vrürdigen neuen Reisebeschreibangen. Berlín, 1792, 4 B.,
p. 250) prueba que aun en los adultos pueden las violencias
exteriores determinar el hidrocéfalo crónico. El caso si
guiente prueba tambien la influencia de las causas trau
máticas. El 9 de Mayo de 1819, unos aldeanos de1 pueblo
de Pikieliszki me llevaron al instituto clínico de Vilna á su
niño de edad de ocho meses , cuya cabeza era mucho mas
voluminosa de lo natural y pidieron simplemente una con
sulta. Los padres habian gozado siempre de una perfecta
salud , y la madre , durante su segunda preñez , de la cual
habia tenido á este niño, no habia experimentado ni en
fermedad ni accidente alguno (su primer niño, que
habia muerto , jamás habia sido afectado de este mal). En
fin , su parto se habia verificado naturalmente y sin de
masiada dificultad. El niño mismo habia nacido bien con
formado , con una cabeza en estado normal , y des
empeñaba bien todas sus funciones vitales y naturales.
Mas tarde tampoco presentaba su cabeza un volumen
excesivo , y hasta el quinto mes de su nacimiento los pa
dres se habian felicitado de su situacion. En esta época,
una noebé que estaba acostado con su madre , que se ba
ilaba dormida , cayó al suelo sobre el occipucio de una
altura de mas de tres pies , y despertó á sus padres con
sus gritos. Le levantaron al momento, y al examinar el
occipucio descubrieron en su parte superior un tumor
rojo y dolorido del volumen de un huevo de ganso. Per
maneció en el mismo estado por espacio de una semana,
1 §4 1>EL H1DR0CÉFAL0
6. Diagnóstico. Guardémonos de suponer una dis
posicion cierta al hidrocéfalo, solo por el volumen

despues disminuyó gradualmente , y en su lugar empezó á


señalarse la fontanela anterior y á engrosarse la cabeza. Al
dia siguiente de la caida experimentó un calor considera
ble y vómitos , y hacia el medio dia fué atacado de con
vulsiones generales , que le atormentaron dia y noche por
espacio de seis semanas. Desde este momento hasta aquel
en que le vimos , soto las extremidades eran algunas ve
ces agitadas por movimientos convulsivos ; y cuando no
existian estos movimientos , las extremidades superiores se
aproximaban al torax y las inferiores se adherían de tal
modo la una á la otra que apenas podían separarse con
la mayor fnerza. Además los primeros dientes aparecie
ron á la edad de seis meses. Durante todo el curso de la
enfermedad el niño fué atormentado de vómitos repetidos;
hacia cuatro deposiciones liquidas ó mas en las veinti
cuatro horas , y la expulsion de la orina era frecuente
pero en pequeña cantidad. En este estado el enfermo
ofreció á nuestra observacion los hechos siguientes dig
nos de notarse. La cabeza glohosa y aumentada de vo
lumen , medida con el pelvímetro de Baudelocque , pre
sentó en su diámetro trasversal siete pulgadas y nue
ve líneas; en el vertical , siete pulgadas; en' el antero-
posterior, ocho pulgadas y tres líneas; en su diámetro
mayor , nueve pulgadas. La circunferencia al nivel de la
grande tuberosidad del occipital y de las elevaciones fron
tales era de veintidos pulgadas ; la frente estaba promi
nente, los arcos superciliares elevados, las carúnculas la
grimales escondidas, el occipucio algo deprimido, los te
gumentos de la cabeza muy delgados , los cabellos ber
mejos , largos y espesos » las venas de la frente , de las
sienes y de todo el cuero cabelludo hinchadas. Los hue
sos del cráneo estaban bastante duros y muy distantes
unos de otros ; el occipucio como dividido en dos; to
das las fontanelas estaban abiertas y muy extensas. No
quedaba ningun vestigio de satura; la sagital estaba re
CRÓNICO. . 125
enorme de la cabeza de un nina 6 por la osificacion
tardía de una fontanela. Efectivamente, se ha visto

emplazada por un espacio mas ancho que el travos del


pulgar, que, separando los huesos en este punto , au
mentaba la extension lateral de la cabeza. El peso de
la cabeza excedia tanto á la fuerza de los músculos que
se insertan en ella, que no bastaban para ponerla en mo
vimiento, y no podían mantenerla ni de un lado, ni de
otro , y á cada cambio que sobrevenia en la posicion del
cuerpo tomaba una direccion diferente. Aparecian en la
frente grandes tuberosidades ; la cara tenia una forma
triangular ; la nariz estaba levantada. Los párpados su
periores adelgazados cubrían el borde superior de la ór
bita, que por los dos lados sobresalía bácia adelante; re
corridos por una red vascular y arrastrados hacia arriba
con los tegumentos distendidos del cráneo , simulaban
una lagoftalmia. Los párpados inferiores tirantes llegaban
á la pupila. Los movimientos de los ojos presentaban toda
la apariencia del estrabismo. La pupita expuesta á ta
luz se contraía , aun durante el sueño , y se dilataba
excesivamente en las tinjebjas y cuando el niño estaba
de pie. Por lo demás , en ¿isanto á la vista , á la situa
cion de los ojos y de las orejas, al oído, al olfato, al
gusto y at tacto, se observaban en este enfermo los mis
mos fenómenos que hemos expuesto en el caso preceden
te ; solo el ruido violento de una campana grande le sa
caba del sueño , pero durante la vigilia parecia que no
oia nada. Su cuerpo , bien constituido y bastante grueso
para su edad, solo tenia veinticuatro putgadas de lar
go. Sus extremidades superiores estaban aproximadas al
torax , las inferiores ta una á la otra y al abdomen , y di
fíciles de extender aunque se emplease la fuerza. De los dedos
de tas manos los unos estaban doblados y los otros extendi
dos. Además encontramos la columna vertebral en estado
normal , el pecho bien conformado y bastante desarro
llado , la boca triangular , muchas veces llena de saliva
espumosa , entreabierta y guarnecida de seis dientes. Ha
bía hostezos frecuentes , y sin embargo la respiración era
126 DEL HinH0CÉ"FAL0
que estos dos fenómenos no han sido seguidos de nin
guna colección serosa en el cráneo (a). Por lo demás
el diagnóstica del hidrocéfalo crónico apenas ofrece
dificultad. Deben exceptuarse sin embargo los casos en
que la hipertrofia del celebro (¿) , ó una colección de
grasa en el encéfalo ó un fungo medular, producen
los síntomas de esla enfermedad. Para distinguir una
cabeza afectada de hidrocéfalo congénilo ó crónico de
«na cabeza de gigante (c), es preciso tener présenle
que en el hidrocéfalo se destruye la proporción entre
el cráneo y la cara como ya lo hemos dicho. Sin
embargo se han encontrado en el hidrocéfalo los hue
sos de la cara muy desarrollados (Harlell). No ad
mitimos la división del hidrocéfalo en externo y en
interno (</). £1 primero no es otra cosa que el edema

libre ; el vientre estaba blando y solo se contraía du


rante los gemidos y las convulsiones del enfermo ; en fin,
había deposiciones líquidas regulares y la orina salía en
abundancia. Aconsejamos fuentes en la base del cráneo
y el uso prolongado de las hojas' de digital purpurea con
los calomelanos hasta producir una salivación ligera; pero
mas bien con la intención de consolar á los padres , que
con la esperanza de salvar al enfermo.
(a) En un caso referido por Van Swieten permane
ció abierta una fontanela basta los ocho años.
(6) Bonet , Sepulchr. anal. , lib. I , sect. 8 , obs. 2.
Willis , Analom. cerebri in opp. Amst. 1732, p. I 4,
fig. v. Ilaller-t De corpnris humani fabrica , t.VHJ, p. 15.
Dance , Cas d'bypertrophye du cerveau. Revue médica le,
Movembre 1828 , p. 306. En la primera edición de mi
obra , a. 1818, habia indicado ya la hi perlrofia ó la fisconia
«leí celebro que simula el hidrocéfalo , y sin embargo
Ilufeland ha hablado de ella como de una cosa nueva.
(c) Sandifort refiere que Molineux tomó los huesos
de hidrocéfalo por huesos de gigante.
(d) Ferarius , De arte, medica infanlúm. Lips. 1605.
cnÓNico. 127
de la cabeza , que oíros llaman hidrocéfalo sub
cutáneo ó hidrocéfalo de los tegumentos^ Con todo, las
dos enfermedades pueden complicarse ; pero creemos
que de ningún modo debe confundirse con esta com
plicación la procidencia de la dura -madre en forma
de saco llena de serosidad al través de un espacio que
dejan los huesos del cráneo en el vértice de la cabe
za, estado que acompaña algunas veces al hidro
céfalo.
7. Pronóstico. Los enfermos afectados de hidro
céfalo muy rara vez llegan á una edad avanzada. Al
gunos sin embargo han llegado á los diez y siete años
(Malacariie , Harlell) , á veintidós (a) , á veinti
cuatro (¿),á treinta y treinta y uno (Bültner), á trein
ta y cinco , á cuarenta y tres (Sckeider), á cuarenta y
cinco (Aurivilio), á cuarenta y ocho y á cincuenta
y cuatro (Gall). La' muerte sobreviene en general de
repente después de la rotura ó la abertura de tumo
res serosos situados en diferentes partes del crá
neo (§. XX , 3) ; algunas veces es de una caida sobre
la cabeza (Horner). Hay esperanza de salud si la hi
dropesía es de naturaleza vaga (c), si el hidrocéfalo
se trasforma en hidroraquis (Morgagni) y si la ana
sarca que precedia al hidrocéfalo crónico y que ha
sido reemplazada por él, aparece en seguida de nuevo
(Odier). La erupción de las escrófulas ha hecho des-

(a) Loder en las notas de la obra de Rosenstein:


Kinderkrankh. , p. 616.
(6) He visto en Viena un enfermo de esta edad que
ha sido descrito por Schmidt.
(c) Puede leerse sobre este particular la historia no
table de la enfermedad del hijo del príncipe D. ¡ el» el
epítome de J. P. Frank ,1. c , p. 178 y 179, .'. . ,
128 DEL HIDHOCÉFAIO
aparecer tambien algunas yeces un hidrocéfalo cró
nico (a). La muerte es precedida por io general de
soñolencia, de convulsiones, de respiracion dificil y de
parálisis.
8. Tratamiento. No podemos indicar tratamiento
curativo contra el hidrocéfalo congénito y crónico. Para
prevenir la enfermedad en los que estan predispues
tos á ella, ó, cuando ya se halla desarrollada, para
prolongar la vida del enfermo (¿), es necesario:
1." aumentar la cantidad de orina con el uso suce
sivo de la digital purpúrea (c), de las raices de esci-
la (</), de la gatuña, del espárrago y del perejil:
2.° conservar libre el vientre con el uso del ruibar
bo, de la jalapa y del muriato de mercurio: 3.° ob
tener tambien por este misino medicamento la reab
sorcion del líquido extravasado (e) y una secrecion

(a) Cheyne en una obra que citaremos mas adelante.


(6) Camper no procura jamás obtener una cura ra
dical «por no empeorar et estado ó abreviar la vida de lo»
desgraciados.» Yo obro del mismo modo en el hidrocéfalo
congénito y crónico.
(c) Se la ha recomendado sobre todo en el hidrocé
falo agudo , pero es tambien un diurético útil en el hi
drocéfalo crónico.
(d) Por ejemplo , de vinagre escilítico c. s. para sa
turar un escrúpulo de sub-carbonato de potasa ; se aña
den tres onzas de agua de perejil , algunas gotas de éter
nítrico alcoholizado , y una onza de jarabe de gatuna.
M. Dése una cucharada grande , cuatro veces al dia, si el
niño tiene tres añoS ó mas.
(e) Dobson , Pcrcival. Al. Monro. Se emplean los ca
lomelanos al interior, y el ungüento mercurial en fric
ciones sobre los mustos hasta la salivacion. En lugar det
mercurio se ha recomendado últimamente el hígado de
azufre (Senff , TJbcf die Wirkung. der Schwefelleber «. ».
Vi Halle, 1816).
CRÓNICO. 1 29
mas abundante de saliva: 4." excitar la traspiración
y el estornudo : 5.° sostener las fuerzas por un régi
men conveniente , por el cocimiento de bellotas tos
tadas (J. P. Frank), la infusión fria de quina (Hop—
fengaerlner), por el vino (Odier) y por ferruginosos
ligeros: 6.° tratar al mismo tiempo el vicio escrofu
loso y raquítico por el muriato de barita, el muriato
de cal y principalmente la raiz de rubia : 7.° estable
cer una secreción artificial en la superficie del cráneo
con los vejigatorios (Swieten), los sedales, las fuen
tes (Heister) y el cauterio actual; se han empleado
también con este fin las fricciones y ios baños de va
por: 8." prevenir el aflujo de sangre hacia la cabeza
por las aplicaciones de sanguijuelas al cuello, los pe
diluvios y la posición recta; y 9." preservar el cráneo
de las violencias exteriores. En cuanlo á los venda
jes (a), á los gorros, á los fomentos (6), á los lin

fa) Riverio (Observationcs communkalcn , obs. 6 , p,


m» 531) asegura haber curado en el espacio de veinti
cuatro dias un hidrocéfalo en un reciennacido con solo el
uso del vendaje de Guy de Chauliac , puesto en forma de
porro que cubria toda la cabeza. ¿Sería acaso un edema
de la cabeza? Por lo demás, Van Swieten aconseja to
davía un gorro de cuero que obra mas bien fortaleciendo
las partes que. comprimiéndolas ; pero le aconseja úni
camente cuando el mal es reciente. En nuestros dias se
han propuesto y empleado también las vendas para el
tratamiento del hidrocéfalo crónico , por sir Gilberto Blanc
(The London medical and physical journal , Octobr.
182t) y otros (en el mismo diario March. 1822 , Hule-
land's Jouru. für die pr. Heilkundc, 1822, Septembr. , p.-
113).
(6) De cal viva y de sal tostada en saquilos (Monds-
chein), d« disolución salina , de agua de cal (Fabricio
de Aquapeudeute) , las especies cefálicas (Swieten). .
tomo yu 9
I
130 I>FX MDKOCÉFAIO
giLentos (a) y á los emplastos poca ó ninguna
confianza nos merecen. ¿Debe ó no admitirse la pa
racentesis ó perforación de la cabeza? La cuestión es
grave. A la verdad Hipócrates ha recomendado esla
operación (r); pero probablemente no en los niños
valetudinarios, sino en los adultos que por lo demás
gozasen de buena salud. Aecio (140) y Celso (14-1)
eran también partidarios de la punción. Lo mismo
se dice de Sorbail (1 4^), Juncker (1 43) y Oslerdyk-
Schacht (144)- Apoyándose en la opinión de estos au
tores , Le Cal (J), Renime t (e) y Monro han prac
ticado ó hecho practicar la paracentesis por medio de
un trocar ó de una lanceta , pero el éxito ha sido
infausto. La misma desgracia ha sucedido á Tul-
pio (145), Fabricio de llilden (146), De La Molle
(147), Pelit (148), Wepfer (U9), Ep. Fcr-

(a) Con aceite de hipericon y los polvos de arándano


(Bournet) , con aceite rosado de mirra (Falopio).
(¿>) De caracoles madurados (Hartmann); de lá
dano, de meliloto (Van Swieten); de mercurio (Falk);
de emplasto adhesivo (Girdlestone en Blane y J. F. Ber—
nard).
. (c) De morbis , lib. 2 , cap. VI . «Y después de babor
dejado tomar fuerzas por medio de una buena alimen
tación , se abre el cráneo eu el paraje de la fontanela
hasta el celebro y se cura como en la operación del tré
pano» (trad. de Gardeil).
. (d) Philosoph. transad. , vol. XLVH, p. 367. Véase
Leske , Auserl. Abh. , 4 B. , p. 73 (La operación se hizo
el 23 de Octubre de 1749 t la muerte sobrevino del 27
al 28 del mismo mes).
(c) Medical comraenlaries , vol. VI, Pars 4- I-ond.,
1779 (cinco punciones por las cuales se sacaron ochenta
onzas de serosidad. El enfermo murió de marasmo en la
cuarta semana después de la última operación).
...
|

J
crónico. 131
nando(a), G. Fabricio (1 50) y á D. Panarolio (161).
Y en efecto la incertidumbre del diagnóstico, en cuan
to al asiento de la extravasacion , el peligro que pre
sentan el acceso del aire, la lesion del celebro y de
los senos, la evacuacion repentina y la reproduccion
de la serosidad , son otros tantos argumentos contra
esta operacion que acelera siempre la muerte de los
enfermos. Los antiguos no suscribieron á ella sin ex
cepcion, testigo Pablo de Egineta (1 52). Es igualmen
te desechada por Morgagn i (153), Monro, Camper
y por los principales cirujanos (¿). Efectivamente, en
nada se funda mas que en la analogía sacada del arte
de veterinaria (154). Sin embargo, se ha intentado
muchas veces de nuevo, y excepto en un corto nú
mero de casos que nos parecen dudosos (155), con el
mal éxito ordinario (c).

(a) Hist. 1611. Abrió un hidrocéfalo en un niño,


con resultado desgraciado.
(6) Heister dice : «Simutatque enim deaperto ferra-
mentis capite Ijrmpha prolicitur , ipsa statirn vita simul
effugit , proat quidern diuturnus rerum usus medic o/ uní fi-
lios edocuit.» Richter enseña : «Siempre que la enfermedad
está muy adelantada... ya no se tiene cura.» Boyer confiesa
que: «Se ha intentado algunas veces la curacion del hidro
céfalo practicando la puncion con un trocar en uno de tos
puntos membranosos del cráneo, en donde no había miedo
de herir un seno. Esta operacion ha acelerado siempre la
muirte Por lo tanto, ha habido razon pora mirar á ta
puncion como una operp>:ion temeraria. » Delpech: « E»
evidente que todo proceder quirúrgico es inadmisible.»
Zang dice : «Yo hice esa operacion solo una vez , y al sesto
dia murió el niño de convulsiones.»
"(c) J. Glover , New-York medical repository, vol.
IV, 1818, new series, p. /|05 (Ocho punciones, en las
cuales se sacaron mas de nueve medidas de serosidad;
1 3i BEL HIDROCÉFALO

§. iv.

DEL HIDROCÉFALO AGUDO.

1. Definición. Se llama hidrocéfalo agudo el qne


es producido por la encefalitis ó por las calenturas

muerte después de haber sobrevenido calentura). Frekel-


ton , Edinburgh medical and surgical journal, April 1821
(Se \i\lo la operación el 19 de Setiembre de 1820, murió el
dia y de Noviembre en medio de convulsiones). Lizars,
Ibid. (Se hizo la punción el dia 10 de Diciembre de 1820,
murió el dia 15 de Junio con espasmos). Hood , Ibid. ;
Octob. 1821 (Operación el dia 9 de Abril de 1821,
murió á los dos días). Witmor , American recorder, July
1821 (En el espacio de ocho dias se hicieron quince pun
ciones , y se sacaron ciento diez y seis onzas de serosidad;
murió el enfermo con convulsiones el dia noveno después de
la operación). Callaway , Ibid. , p. 452 (Murió cinco sema
nas después de la última operación). J. Syme , Edinburgh
med. and surgic.il journal , Octob. 1825 , p. 295 (En
el espacio de tres meses quince punciones , se sacaron
treinta y seis onzas de sangre , murió el dia decimocuarto
después de la última operación). Money , London medi
cal and physical journal , Decembr. 182 4 (Va niño de
diez meses, once punciones en el espacio de once semanas,
en las que se sacaron cuarenta onzas de serosidad. En el
cadáver se halló el celebro disuclto ; quedaba como una
bolsa vacía formada por las membranas). R. Brown,
Ibid., 1834, vol. Lt, p. 162 (Operación el dia 17 de
Setiembre de 1823 , seis punciones y se sacaron treinta y
cinco_ onzas de serosidad, murió el 24 de Octubre). R.
Gray', Ibid. , 1825 , vol. LIV, p. 204 (Muerte el dia
décimo después de la operación). J. Halbrooch, London
medical repository and review 1825 , New series , vol.
I, p. 345 (Punción el 26 de Junio de 1825, éxito des
conocido). F. W. Oppenheim en Kust's Magazin für
AGUDO. 133
que con ella tienen afinidad y que recorre rápida
mente sus períodos.
2. Bibliugrafia. Ya Hipócrates (a) describió muy
Lien esta enfermedad. Sin embargo, se debe una no
ticia exacta de ella á Schenk de Graffemberg (156),
á Vesalio (157) y á Mercurial (158); una nocion
mas exacta todavía á Pctit (1 59) y un conocimiento de
los mas circunstanciados á Paysley (160) y á Roberto
Whytt (161). Mas tarde merecieron elogios Lu-
dwig (1 62) , Wilmer (1 63) , Saxtorpf (1 64) , War-
rer (1 65), Aerey (1 66) , Mier (1 67), Watson (168),
Lettsom (169), Quin (170), Zwinger (171),
Odier(172), Wiclunann (173), Buchholz (174),
De Carro (175), liader (176), Fotbcrgill (177),
Kreysig (178),Hooper (179), li. F. Henn¡ng(1 80),
P. Weaver (181), Mathey (182), Lacnnec , IJu-
easse (183), Hopfeugaertner , Formey (184), Chey-

die gesammte Heilk., B. 24 , Hcft 1 , p. 88 (Exito acos


tumbrado). Ch. A. Lee , The New York med. and phy-.
sic journ. 1828 (Un niño de tres meses , se hizo la ope
racion el dia 5 de Setiembre y murió el 25 de Octu
ire). Y en Salisbury journal. Septemh. 1823 , en Fro-
riep , Notizen aus dem Gebtethe der Natur-und Heilk.,
B. 5 , Octobr. 182 3 , No. 102 , p. 224 (Esperanza de
curacion).
(a) De morbis, lib. VII, secc. V. «Cuando se acumu
la agua en el celebro, se sienten dolores vivos en el sin
cipucio y en las sienes , unas veces en una y otras en
otra; existen calosfríos y calentura, los ojos duelen,
la vista se oscurece , las pupilas se dividen en sii direc
cion , de suerte que se ven los objetos dobles. Cuando se
está de pie, hay vértigos tenebrosos, y no puede sufrirse el
viento ni el sot. Hay tintineo de oídos y el menor ruido
llega á ser insoportable. Se vomita saliva y pituita» (trad*
de Gardcil).
134 DEL HIDKOCÉFALO
ne (185), J. P. Frank, Portenschlag (186), J. C.
Smiih (187), Milman Coley (188), Ycals(189),
Gólis(190), Bricheleau (1 9 1) , Trafvenfelt (192),
Henne (193), J. F. Coindet (194), C. G. F.
Winkler (195), J. S. Brachel (196), V. Vel-
de (197), P. A. Piorry (198), G. Maxwell (199),
C. G. ¿Baumgaertel (200), Kruckenberg (201),
L. Cr. H. Huschky (202), H. Hamberg (203), E.
W. Ouo (204), N. Chapman (205), F. M. Le-
vrat (206), J. Brevis (207), T. Mills (208), Si-
bergundi (2Q9) y Alberl (210).
3. Dificultad del asunto. Siendo el hidrocéfalo
agudo un efeclo de oirás enfermedades, y presen
tándose unas veces durante el esladio y otras á su
fin, es difícil determinar en qué momento debe
empezarse la descripción. Solo se sabe que el prinr-
cipio de estas enfermedades de ningún modo per
tenece al hidrocéfalo. De aquí resulla evidentemen
te que los autores que dividen el hidrocéfalo agu
do en tres (Whylt, J. P. Frank , Cheyne y otros
muchos) ó cualro (Golis) estadios, y describen á
las encefalitis por el primero , caen en el error en
que caeríamos nosotros si al hablar del hidrolorax
agudo indicásemos como primer período la pleure
sía, enfermedad durante cuyo curso se verifica or
dinariamente una extravasación de serosidad en el pe
cho. Los que tanto hablan acerca de los pródromos
del hidrocéfalo agudo (a) , no describen con este nom
bre mas que los síntomas que anuncian en general.

(a) Me admiro de que Wichmann haya dicho que


se anuncia el hidrocéfalo agudo en los niños, en que
los enfermos arrastran las extremidades inferiora y se
caen fácilmente.
AGUDO. 13$
las enfermedades febriles. Siendo eslo asi, diremos
solamente que en. el período de eslado de la encefali
tis ó de otras enfermedades agudas, sin exceptuar la
apoplejía (cap. V, §. 2) , aunque á la verdad no son
siempre evidentemente febriles estas enfermedades (u),
sino que atacan siempre al celebro con una violen
cia particular , se verifica una extravasación de sero
sidad , cuyo asiento , como lo demostraremos (¿) , no
existe solo en los ventrículos anteriores del cele
bro (c). De este derrame se ven desarrollar los sig
nos generales del hidrocéfalo (ve'ase la definición) del
modo que vamos á describir.
4. Síntomas. Reconocemos el desarrollo de un hi
drocéfalo agudo durante el curso de la encefalitis ó de
las calenturas cefálicas, si al segundo, al cuarto, al
sétimo ó décimo dia de la enfermedad, en el grada
mas intenso de la afección , el enfermo , cuyo rostro
y en especial los ojos se diferencian totalmente de su
aspecto en el estado sano, á pesar de la inquietud y
de la agitación aumentada de sus miembros, se queja,
menos y tiene menos delirio ; si al mismo tiempo so
breviene sopor, ó, cuando ya existia, se hace mas
intenso ; si á consecuencia de vómitos (//) hay remi-

(a) El hidrocéfalo se desarrolla algunas veces á ron-


secuencia de un dolor de cabeza reumático onc apenas va
acompañado de calentura , como nos lo enseña la historia
notable de una enfermedad consignada en el Diario me
dico de Huleland (t. XV, p. 13 3). si
(6) Véanse las alteraciones cadavéricas.
(c) Desecho como enteramente destituida de utilidad'
práctica la distinción establecida por Sniilli entre la hi
dropesía del cerebro ó hidroncéfalo , y la hidropesía dé la
cavidad del cráneo ó hidrocéfalo.
(d) Macbride y Ludwige han visto faltar los vómi- '
136 DEL HID110CÉFAIO
sion en la calentura ó á lo menos en la frecuencia
del pulso , ó bien si las pulsaciones arteriales son fre
cuentes, inconstantes é irregulares; si se manifiesta
un sudor ligero en forma de rocío, principalmente en
la cabeza (a) , y si los brazos se encuentran entorpeci
dos ó agitados por movimientos convulsivos. Cuando
el hidrocéfalo está bien desarrollado , se observan la
mayor parle de los signos siguientes, los unos mas
pronto, los otros mas tarde, y en un orden que no es
bastante regular para que necesariamente deba divi
dirse la enfermedad en estadios. El pulso unas veces
es lento é irregular (6) , otras acelerado y confuso;
el cuerpo se halla sin movimiento, ó presenta ya mo
vimientos automáticos , ya convulsiones (c) , princi-

tos. Yo jamás. Según Odier algunas' veces no sobre


viene este síntoma sino cuando el enfermo está en pie,
ó bien cesa entonces.
(a) ¿No puede explicarse por un sudor interno seme
jante , el origen del hidrocéfalo agudo ?
(6) Whytt hace empezar el segundo período de la
enfermedad cuando el pulso es lento é irregular. Este
síntoma me parece , así como á Wichraann , la prueba
mas cierta de la existencia del hidrocéfalo agudo. Solo
he contado en un caso- de este género cuarenta y dos pul
saciones por minuto. Sin embargo , se me ha presentado
la misma enfermedad con el pulso muy acelerado. Así
YVithe.ring objeta con razón á Whytt que la lentitud del
pulso no es un síntoma tan cierto del hidrocéfalo agudo,
como éV» lo había enseñado.
(c) Cheyne dice que las convulsiones producidas por
el hidrocéfalo se distinguen de las otras en que no ocu
pan ordinariamente mas que un lado. Sin embargo , yo
he visto mas de. una vez que las convulsiones ocupaban
todo el cuerpo en el hidrocéfalo y un lado solamente en
otras enfermedades.
AGUDO. 137
palmente en un lado (a), ó bien está en supinacion,
posicion la mas cómoda, y el enfermo experimenta
vértigos. La cabeza está rígida, inclinada atrás (¿),
péndula, agitada, sevuelve de un lado á otro (Wat son),
y si las fontanelas se hallan aun abiertas, cuando
la enfermedad se aproxima á su fin, la cabeza aumenta
algunas veces de volumen (c) ; otras veces se aplana al
mismo tiempo que la fontanela (</); la cara por lo gene
ral está tan sosegada como si el enfermo disfrutase del
sueño mas tranquilo, y en otros momentos agitada por
movimientos anormales , que algunas veces siniu-

(«) A excepcion , sino me engaño , de Wichraann,


todos los autores miran las convutsiones como un sínto
ma del segundo ó del tercer período del hidrocéfalo agu~
do. Mas habiéndolas observado bien que empiezan al
mismo tiempo que la calentura , las he colocado entre
los signos de la encefatitis aguda (cap. III, §, II, 3)t
(6) Los enfermos hunden su cabeza en la almohada,
como lo han observado muy bien Schlegel y Por-
tenschlag.
(c) He dado poro crédito á las observaciones sobre el
aumento de volumen de la cabeza, hasta que última
mente he visto yo mismo este fenómeno en un niño de
on año.
(4) He sido llamado para un niño de un año poco
mas ó menos, que se hallaba en la agonía. El médico
que le habia tratado anunció que su enfermedad era un
hidrocéfalo agudo. Este diagnóstico me pareció algo du
doso j pero la fontanela se hallaba admirablemente hun
dida, de suerte que pude introducir la extremidad de
los dedos bastante profundamente en el espacio que sepa
raba los Huesos del cráneo. El niño habia tomado un
poco antes una onza de jarabe diacodion , que en algu
nas boticas se prepara con un grano de opio. Por consi
guiente el colapso del celebro puede acaso atribuirse al
narcótico solo. No pude conseguir que se hiciese la au
topsia,
138 DEL BIDROCÉFALO
lan la risa (a), otras está pálida, principalmente en
las alas de la nariz y al rededor de la boca; á ve
ces adquiere una rubicundez intensa , sobre lodo
en las mejillas (A); frecuentemente está hinchada, los
párpados hacen guiños, se contraen espasmódicamen-
te, están medio cerrados ó paralizados (c) ; las cejas
se hallan fruncidas (<t), los ojos retraídos en la órbi
ta (Golis), fijos ú oscilantes, con estrabismo (e) , tier
nos, rojos , aplanados (/) ó hinchados (g), empañados
por la linfa coagulable, como vitrificados, bañados
de lágrimas, como si el enfermo fuese á llorar (A),

(a) Mis actas clínicas, tomo III, p. 49.


(b) Vesalio ha notado la rubicundez del ros
tro.
(f) Así un ojo parece muchas veces mas pequeño que
el otro.
(d) Este síntoma no es de una importancia tan gran
de como se dice (London medical repository , July 1828);
sin embargo se presenta algunas veces.
(e) Algunas veces no se observa el estrabismo sino
en un lado. En todos los casos los ojos se encuentran
vueltos mas frecuentemente hacia adentro , arriba ó
abajo, que hacia afuera.
(/) En una joven judía , afectada de hidrocéfalo de
resultas de una caída y de un susto, he visto última
mente las cámaras anteriores del ojo tan aplanadas como
si se hubiese hecho salir el humor acuoso en una opera
ción de catarata.
(g) He visto los ojos tan hinchados, que la córnea
sobresalía de la órbita. ¿Era este el resultado de la so
breabundancia del humor acuoso en las cámaras del
ojo ?
(ft) Este síntoma ha sido notado por Vesalio. Yo le
he visto dos veces con la mayor evidencia : una vez en la
hija del gobernador de Vilna , y otra vez en nuestra
clínica. Precedia á la aparición de las lágrimas una ru
bicundez que se esparcía por toda la cara.
AGUDO. 1 39
(y algunas veces efectivamente corren las lágrimas
por las mejillas (a) ). La pupila se presenta las mas
veces dilatada apenas contráctil (c), rara vez
estrechada; y algunas veces existe un temblor del
iris (d). Puede haber diplopla («), amaurosis (/)■>
imposibilidad de sufrir la luz (g) ; el oido es ordina-

(a) Misadas clínicas , 1. c. , p. 47-


(6) Arnstrong y Underwood no han tenido razón
para hablar de la inconstancia de este síntoma (Traite
des maladies des enfants , p. 24O).
(c) He visto como Mathey contraerse las pupilas , ¿
pesar de la presencia de la serosidad en los ventrículos
anteriores. Sin embargo , como lo nota Hooper , sucede
las mas veces lo contrario. La observación de Portens-
chlag es digna de notarse , porque demuestra que la pu
pila puede algunas veces dilatarse cuando se aproxima
una luz.
(d) Este síntoma, que he observado algunas veces en
los adultos afectados de hidrocéfalo agudo , está indicado
por Odier , como exclusivamente propio en los niños de
la enfermedad de que se trata.
(e) Recordemos las palabras de Hipócrates : « De
suerte que sé ven los objetos dobles » Una mujer de Vil-
na , muprta de hidrocéfalo agudo, se que|aba de diplo-
pia, corno lo refiere nuestro amigo y colega Sniadecki.
He sido llamado á consulta para la mujer de un capitán,
de edad de cuarenta años , que de resultas de una calen
tura con sumo dolor del vértice de la cabeza , se queja
ba al principio de debilidad de su memoria, después de
la diplopia , ytque murió en fin con muchos signos de
hidrocéfalo agudo. No se permitió hacer la autopsia.
(/) Aunque este síntoma se. observa las mas veces al
fin de la enfermedad, segun la juiciosa observación de
VVhytt, se le encuentra también mas pronto segun Lu-
dwig; y aun en un niño gemelo de ocho meses la enfer
medad empezó por la amaurosis
(g) He visto , así como Buchholz, fallar muchas ve-
cps en el hidrocéfalo este síntoma tan común en la ence
falitis, . •
1 40 DEL HIDHOCFFALO
riamente mas agudo; la sordera es mas rara: se ob
serva secura de las narices, rechinamiento de dien
tes, la costumbre de morderse los lábios y el deseo de
morder á los asistentes (a), el flujo de un líquido diá
fano por la boca (6) , una expectoracion violenta (c),

(a) He visto este fenómeno en 1814 en nn niño de


ocho años , hijo de nn arquitecto , afectado de un hidro-
céfalo agudo , y á quien saqué de las puertas de la muer
te con mi antiguo discípulo el Dr. Reykowski. La enfer
medad habia empezado como una calentura verminosa. En
seguida tornó la forma de una peritonitis. El octavo dia
de la enfermedad la cefalalgia fué muy violenta , y á pe
sar de las sanguijuelas y de los otros medios , empleados
en la segunda semana , se manifestaron los principales
síntomas del hidrocéfalo. El enfermo despues de la agita
cion, estaba inmóvil como una estatua , con la cabeza
echada atrás. Cuando se le ponia en su asiento, la cabe
za se pouia péndula. Si se le despertaba para hacerle en
senar la lengua , sus ojos se presentaban vizcos y relucien,
tes ; mordía á los asistentes y sus propias manos ¡ rechi
naba los dientes de un modo terrible y la pupila estaba
dilatada ; las manos continuamente llevadas á la cabeza.
La orina , poco abundante , salia involuntariamente , así
como las materias fécales. Daba ciento cincuenta pulsa
ciones ; se manifestaba un sudor copioso en la cabeza.
Debe la vida á los calomelanos , á la digital purpúrea y
sobre todo á un grande vejigatorio aplicado sobre toda la
cabeza , despues de haber rasurado los cabellos. No se es
tableció la convatecencia sino al caho de un mes. El ni
ño gozaba todavía de buena salud en 1818. Ignoro lo
que ha sucedido despues.
(¿) Ringeis, en Horn's Archiv. fiir med. Erfahr.,
1815 ,2 Heft , p. 331. No he visto el exantema particu
lar que , segun Formey , se manifiesta en el ángulo de
los lábios y en otras partes del cuerpo durante el tercer
período del hidrocéfalo.
(c) Mis actas clínicas, tomo III , p. 46.
AGUDO. 141
el trinno ó bien la depresion de la mandíbula in
ferior , la inmovilidad de la lengua , su direc
cion oblicua ó normal , su rubicundez con una erup
cion aftosa (Whytt); la agudeza, la profundidad , la
ronquera y la falta de la voz ; los gemidos frecuentes (a);
apenas están dotados de razon y está despierto el enfer
mo (¿), ó en silencio, ó sus palabras entrecortadas
é incoherentes denotan algunas veces una falta de
memoria ; la deglucion muchas veces impedida , im
posible ; la respiracion tranquila, lenta (c), inter
rumpida , dificil , anhelosa (//) , acompañada de sus
piros, de bostczos (e) y de un alíento cuya fetidez,
segnn dicen , es algunas veces especifica (f) ; ¿ veces se
presenta tos. Se observa además unas veces la tirantez
del hipocondrio derecho, y sensibilidad que se mani
fiesta si la presion es fuerte; el hipo (#), el meteoris
mo, oiras veces el colapso del abdomen (//); la emision

(a) Los enfermos, principalmente los adultos, se apo


yan mucho en la vocat a durante sus gemidos
(A) El mejor modo de despertar al enfermo y llamar
su atencion es , como ya lo ha notado Fothergill , el
hacerle mudar de posicion.
(c) He contado veinte inspiraciones por minuto.
(d) He visto hasta veintiocho y treinta y seis. Véanse
mis actas clínicas , 1. c.
(c) He visto este síntoma constante en un niño de
ocho meses que murió de bidrocéfalo agudo.
(/) Golis, 1. c. No me acuerdo de haber visto este sín
toma sino en los niños , á quienes por el uso det mercu
rio amenazaba la salivacion.
(g) Mis actas ctínicas , I. c.
(A) Golis se ha engañado sobremanera al dar el co
lapso del abdomen como síntoma patognomóuico del hi-
drocéfalo agudo del celebro.
1 £2 DEL HIDHOCÉFALO
involuntaria de materias fecales verdosas, otras veces
un estreñimiento pertinaz. La inercia de la vejiga,
unas veces con incontinencia , otras con retencion de
orina (a), algunas veces con estos dos accidentes á la
vez ; la orina es acre , de olor específico , deja deposi
tar un sedimento blanco, mientras que presenta pe
queños cristalitos en la superficie las piernas
están apartadas sin atender al pudor, y muchas veces
contraídas; el cuerpo se halla replegado sobre sí mis
mo. Uno ú otro brazo están aproximados con fuerza
al pecho (c), y otras veces cuando se le levanta cae por
su propio peso. Las manos están ocupadas en frotar
las narices, las orejas y los ojos, frecuentemente in
troducidas en la boca, lo mas generalmente apro
ximadas á las partes gemíales (ri), temblonas, y
con saltos de tendones. Sobreviene la parálisis,
la hemiplegia y el opistotonos; y por último des
pues de sudores viscosos , de erupciones miliares
(Wkhmann, Portenschlag), de lividez y del en
friamiento de los miembros, de una frecuencia extre
ma del pulso (e) y de una mejoría aparente (/) sobre-

(a) Ludwig ha referido este síntoma al tercer pe


ríodo.
(6) Observacion de Odier, confirmada ' por Vieussenx
y por Coindet: «Panícutas micáceas semejantes á la
cristalizacion del ácido horácico.»
(c) Sauvages es, sino me engaño, el primero que ha
descrito este síntoma bastante constante.
(d) Este síntoma es comun á casi todas las enferme
dades del celebro. Yo te he observado aun en un niño de
un año.
(e) Aun cuando el pulso haya sido lento en un prin
cipio , en este período de la enfermedad se hace muy ace
lerado. Whytt ha contado hasta doscientas ochenta pul
saciones.
AGUDO. 1 4.3
viene la muerte con muy pocas excepciones á los siete,
á los catorce ó á los veintiun dias despues de la
manifestacion de los signos del derrame (a).
5. Autopsia. Los cadáveres de las personas muer
tas de hidrocéfalo agudo nos presentan por lo gene
ral manchas azules y lívidas en la cabeza , en el
dorso, en el pecho y en los brazos (¿); las suturas
inyectadas (Gülis) ; los tegumentos del cráneo mas
ensangrentados que de ordinario; una serosidad mu
chas veces abundante que sale saltando luego que se
abre el cráneo (c); un derrame semejante bajo la
aracnoides (</), al rededor de la tienda del cerebelo y
del agujero occipital, y aun en el principio de la co
lumna vertebral ; la pia-madre está recorrida por
vasos como si se los hubiese inyectado artificialmen
te (Mills) ; algunas veces las meninges están engrosa
das (Cruveilhier), adheridas entre sí, y presentan

(/) Golis , 1. c. Cruveilhier , I. c. Confieso sin em


bargo que he observado mas rara vez este alivio temporal
y falaz en esta enfermedad que en otras machas.
(a) Whytt ha fijado la duracion del hidrocéfalo
agudo en seis semanas ; pero Fothergilt y l.udwig cu cator
ce dias. Como ellos comprenden la encefalitis en su cál
culo , la duracion media parece ser de seis semanas. Cu
lis cuenta de trece á diez y siete.
(6) Ludwig , 1. c. , p. I42. Parecen accidentales.
(<,') Debiendo ser embalsamado el niño del conde Cbr.,
que los médicos de P.... decian haber muerto de una ca
lentura maligna, cuando abrieron el cráneo saltó de él
una cantidad considerable de serosidad , que demostró la
verdadera naturaleza de la enfermedad y la ignorancia
de tos médicos.
(d) Se ha encontrado tambien la serosidad en un sa
co formado á expensas de la aracnoides (E. Ehrenberg,
Diss. exhibens h/dropis cerebri casum rarissimurn. Berol,
1826). v .
144 DEL HIDnOCÉFALO
linfa coagulable (o) y oíros signos de una inflamacion
pasada, ó bien no presentan nada que atestigüe esta
inflamacion , excepto la turgencia de los vasos y el
derrame (A) ; la sustancia celebral está reblandeci
da (Cheyne, Cruveilhier, Mills), amarillenta y sal
picada de puntos rojos; los senos se hallan en gene
ral vacíos; los ventrículos anteriores del celebro, fre
cuentemente muy dilatados , están llenos de muchas
onzas de serosidad; algunas veces solo existe serosidad
en uno de estos ventrículos; mas rara vez en el ter
cero y en el cuarto (c). Los plexos coroides se pre
sentan pálidas, granugientos , extenuados, turgen
tes (Mills), y muchas veces con hidátides ; la sero
sidad se extiende hasta la columna vertebral (</y. E1
pulmon derecho está reducido á un espacio muy es
trecho por el hígado hipertrofiado (observacion del
Doctor Herberski y Mills). Jista última viscera es de
un color rosado y está llena de tubérculos blanqueci
nos (e). Los intestinos se presentan algunas veces li
geramente inflamados (Cheyne), y las glándulas me—
sentericas se hallan aumentadas de volumen y tras-
formadas en una masa caseosa (Cheyne, Mills). En

(a) En ciento ochenta cadáveres ha visto Gülis el ce


rebro cubierto de linfa coagulable.
(ó) Esto es lo que ba visto Pitschaft en Hufeland's
Journ. der pr. Heilk. , 1823 , April , p. 18.
(c) YVeuzcl. Sin embargo Odier y yo la hemos en
contrado.
(d) Coindet hace provenir de aquí muchos síntomas,
que se explicarían dificilmente por solo el derrame que se
Verifica en el cráneo. Milts es de la misma opinion,
Víase mas abajo nota b, pág. 146,
(e) Cheyne ha sido el primero que ba observado la
afeccion del hígado en el hidrocéfalo agudo.
AGUDO. 145
cuanto al líquido derramado en el cráneo, unos afir
man que tiene diferente naturaleza que la serosi
dad de las demás hidropesías, oíros lo niegan («).
Debemos á Marcet (6) y á llerzelius {¿) una análisis
muy exacta de su composicion química («?).
6. Causas. Las causas del hidroccfalo agudo son
las de la encefalitis y las de las calenturas cefálicas , en
especial de las de naturaleza reumática (cap. 111).
Las enfermedades de esta especie tienen una ten
dencia particular al derrame en razon de una dis
posicion hereditaria (e) ocongénita (f), sin distincion

——— , , ,, ,

(a) Baillie. , Anatom. des krankeu Bauej , p/ 257.


Soemmerring , ibid.
(6) Medico-chirurgical transactions , S vol. , 1813.
Contiene: agua, 990,80; materia animal, 1,12; mu
riato de sosa, 6,64 ; carhonato de sosa, 1,-4 í fosfa
to de cal, de magnesia y de hierro 0,20. ..
(c) Segun sus experimentos el tíquido derramado en
los ventrículos det cerebro despues del hidrocrfalo agu
do , puede ser considerado como el suero puro de ta sangre
privado de su albúmina , de las tres cuartas ó cuatro
quintas partes , de suerte que. aun con et fuego mas fuer
te apenas puede sacarse de él en último resultado mas
que una masa coagulable. Haciendo evaporar el resto del
liquido se precipitan cristales de sal comun , entre los
cuales se acumula una materia morena extractiva , com
puesta de sosa pura , de lactato de sosa y de un. princi
pio extractivo animat particular que acompasa constan
temente á esta sal en todos tos, líquidos animales
(Schweigger). . r, ,, , „ ,., . ..,,,/ .,. .
(_/) Consúltese á H. Herckcnroth , Diss. anatom. pty-
tiot. de liquore cerebrum ac rncciuttarn spinalcm irrigante.
Berol. 1828. r , .
(e) Conozco dos familias, de las cuales la una ha per
dido seis hijos por el hidroccfalo agudo , y la otra cua
tro , que apenas tenian un año. Lo mismo se vé en J. C.
TOMO MU 10
146 DEL HIPROCÉFAIO
de sexo (a) , de las escrófulas (A) y de un tratamien
to malo ó ejecutado con descuido (c). Todas las épo
cas de la vida desde el cuarto mes (</) exponen al
hidrocéfalo agudo. Por consiguiente puede sobreve
nir en la pubertad (e) , en la edad adulta (/) y en
la vejez (211).

Smith , Yeats , Th. Rolph , en The London medical re-


pository , y sobre todo Sachse en Hufeland's Journ. der
pr. Heilk. , 1825, Mai, p. 75.
(,/") Aunque todas las constituciones están expuestas
al hidrocéfalo agudo (Wichmann y Portenschlag) , y
aunque niñns débiles y de un espíritu poco desarrotlado
hayan sido atacados de él (Ludwig) , eslán expuestos en
especial aquellos cuya inteligencia es viva , el cuerpo vi
goroso y el cuello corto.
(a) Ludwig , 1. c Estoy admirado de que Regnault
haya asegurado que no habia observado el hidrocéiato
agudo mas que en los niños.
(6) Las inflamaciones viscerales tienen siempre mas
tendencia á los derrames en los escrofulosos. Por con
siguiente , no es de admirar que suceda lo mismo cort la
encefalitis. « En la abertura de los cadáveres de veinti
dos niños que murieron, encontré vestigios de un pade
cimiento escrofuloso anterior» Mills.
(c) En una familia en que seis niños , asistidos por
otros , habian ya muerto de hidrocéfalo agudo y cuyo
celebro apareció en la auptosia enteramente normal , he
podido salvar al sétimo que presentaba ya todos los sig
nos de encefalitis.
(d) A no ser que existan causas locales , es raro que
sean afectados de hidrocéfalo agudo los niños antes de los
cinco meses. YVichmann es tambien de esta opinion.
Fothergill asegura no haber visto esta enfermedad antes
de los tres años ; esto me admira.
(e) Ludwig , 1. c. «Cuando sobreviene despues de los
diez años , ataca principalmente á las niñas.»
(/) Las observaciones de Watson , de Lettsom , de
Fothergill , de Odier , de Wetter y las mias manifiestan
AGUDO. 1£7
7. Diagnóstico. Los síntomas del hidrocéfalo no
indican otra cosa mas que una irritacion ó la com
presion del encéfalo, que pueden producirse tam
bien además de la serosidad por otras muchas cau
sas que se escapan algunas veces al examen anató
mico (a). Asíque , á no ser que los conmemorativos y
la supresion de la orina no nos den alguna luz, el
diagnóstico llega á ser muy dificil. Añadamos tambien
que la multiplicidad de estos síntomas puede muchas
veces, en el caso en que se llegue á adivinar la presen
cia del hidrocéfalo agudo , permitir que el médico
determine con bastante seguridad el asiento particu
lar del derrame en los diferentes puntos del encéfalo
(212). En efecto, nuestras observaciones nos enseñan
que, cuando el hidrocéfalo está acompañado de un
letargo profundo y de retraccion de los brazos so
bre et pecho , se encuentra una cantidad considera
ble de' serosidad entre la bóveda del cráneo y la su
perficie externa del celebro ; cuando ha habido ames

que el hidrocéfalo agudo es tambien una enfermedad de


los adultos. Es preciso sin embargo guardarse de confun
dir el hidrocéfalo accesorio , de que hablaremos mas ade
lante, con el hidrocéfalo agudo, que al presente nos ocupa.
(rt) Mathey bahía de una niña de cinco años que ha
bía presentado todos los síntomas< del hidrocéfalo agudo,
y cuyo celebro apareció en la anptosia en un estado en
teramente normal.' Portenschlag refiere dos rasos se
mejantes. Ya Baitlou había dicho (Opp. Ventt., 1734
y 36,, t. 111, consit. 71 ): «Scepe capita hominum mor*
bo capitis defunctorum aperta sunt , in quibus nit me-
morabite invcntum est qtiod mortem intentasset , et cum
alioquin aut abscessum aut simite quid rcperturn iri pro-
nunciavisset spes augurantium , ipsa inspectio eain fc-
feltit et corum fiducia et exspectatío in stuporem se vertit
ac si cum ipsa anima mortis occasio cvotasset.» >e.
1 48 DEL HIDRCCÉFAIO
vómito, hipo, dilatacion de la pupila, estrabismo,
espasmos y parálisis de los párpados, la extravasacion
se encuentra en los ventriculos anteriores; cuando es
tas mismas lesiones de los párpados y de los ojos se pre
sentan en un solo lado , el derrame ocupa el ventrículo
del lado opuesto; cuando se ha observado rechinamiento
de dientes y movimientos convulsivos de los músculos
de la cara y del cuello, la coleccion serosa tiene su
asiento al rededor del cerebelo; cuando se observa afo
nía, impedimento de la deglucion, parálisis delos bra
zos , el líquido derramado rodea la medula oblongada;
por último, cuando ha habido convulsiones generales,
este líquido se extiende al condueto vertebral (o). El
ilustre Everard Home observa además (21 3) que
cuando el asiento del derrame está limitado, cuando
ocupa , por ejemplo , las astas anteriores y posterio
res de los ventrículos laterales , el enfermo se queja
de estreñimiento y de dolores en el hipogastrio; que
si la serosidad ocupa exclusivamente el tercer ventrí
culo, experimenta una cefálea intensa y afonía; que
si la serosidad se acumula en los ventrículos del ce
rebro y bajo la protuberancia anular , se manifiesta
dolor en el estómago, en los intestinos y en las piernas;
cuando se encuentra entre la aracnoides y la pia-
madre ó bien sobre los tubérculos cuadrigéminos , Se
presenta el dolor occipital y el delirio; cuando el der
rame ataca al mismo tiempo á la dura-madre , se
manifiestan una imbecilidad melancólica, apoplejía
y hcmiplejia ; cuando la hidropesía de los ventrícu
los del cerebro va acompañada de la dilatacion del sis
tema vascular sanguíneo Ae la dura-madre , se ob
serva inclinacion al suicidio; y por último, cuando

(a) Custet había hecho ya esta observacion relati


vamente al hidrocéi'ato agudo, > . .\» ,
AGüDO. 1 4.9
hay una colección de serosidad entre las meninges,
produce la melancolía y la demencia. Pero como la
serosidad que constituye el hidrocéfalo puede fraguar
se diferentes caminos según las posiciones del cadá
ver (a), y como una parte de la serosidad puede no
haberse formado sino en los últimos momentos de la
vida (¿) , debe hacerse con tanta mas prudencia la
comparación de los síntomas con los fenómenos cada
véricos, cuanto que muchos de estos síntomas pueden
coincidir con "los fenómenos cadavéricos sin ser pro
ducidos por ellos.
8. Continuación. El hidrocéfalo agudo puede con
fundirse con la calentura intermitente letárgica , con la
calentura verminosa , con la apoplejía , con la hidrora—
quitis, con la dentición difícil , con la perineumonía (c),
con la inanición y con las convulsiones.

(a) En el mismo enfermo- hemos visto nacer diferen


tes síntomas de las varias posiciones del cuerpo , de modo
que se pueden producir algunas veces voluntariamente
los movimientos de las diferentes partes.
(6) Puede deducirse de los experimentos de Marshall
que cuando la serosidad acumulada en el cráneo excede
en cantidad lo que puede esperarse de la condensación del
fluido , que lubrifica las cavidades cerebrales en el vivo,
es un producto morboso. V. Herckenrolh , 1. c.
(e) Para que esta confusión no admire , citaré un caso
que me es propio. Llamado á consulta por el Dr. Herberski,
que después fué médico asistente de nuestro instituto clíni
co , para un niño de un año , hallé al enfermo con una
calentura ardiente , tos , respiración laboriosa, echado so
bre el costado derecho y sin presentar todavía en esla
enfermedad incipiente los signos del hidrocéfalo agudo,
por lo cual dije que padecía una perineumonía ; pero ha
biendo muerto el niño al cabo de una semana , se halló
el pulmón sano , pero como he dicho (§. XXII , 5) com-
150 DEL HIDROCÉFALO
9. Distinción de la calentura letárgica* Los inter
valos de apircxia que se notan en la calentura inter
mitente letárgica , y la frecuencia del pulso durante
el paroxismo, sin hablar de los otros signos de inter
mitencia, la distinguen del hidrocéfalo agudo, que
no presenta intervalos lucidos y que ofrece muchas
veces una grande lentitud del pulso (Hopfengaert—
ner).
1 0. Distinción de la calentura verminosa. Admi
timos ciertamente que las lombrices intestinales pue
den excitar desórdenes pasajeros del celebro, pero
nunca una serie de síntomas constantes tales como los
hemos descrito (§. IV). Las lombrices que por ca
sualidad pueden evacuarse durante el curso de un
hidrocéfalo agudo no destruyen su diagnóstico (a).
Comparando lodos los síntomas con nuestras observa
ciones sobre el diagnóstico de la encefalitis (cap. III,
§. VI , 5) y de la calentura verminosa y con las doc
trinas de Wichmann y Hooper , este diagnóstico ape
nas ofrecerá dificultades en la práctica.
11. Pronóstico. Si no se llega á impedir el pa
so á hidrocéfalo de la encefalitis y de otras enfer
medades análogas, la esperanza de la curación dismi
nuye tanto mas, cuanto mas pronto se verifica este
paso, cuanto mas precipitado es el desarrollo de los

primido por el hígado hipertrofiado , y se vió un der


rame considerable en los ventrículos anteriores del ce
lebro.' , , ,
(o) Me. ha sucedido muchas veces ver médicos que
atribuían las enfermedades á la existencia de entozoarios,
triunfar sin razón porque se habian presentado uno ó
dos de ellos ; pero su alegría fué siempre de corta du
ración, pues se confirmó mi diagnóstico sobre la exis
tencia del hidrocéfalo ó de la mesenteritis.
AGUDO. • 151
signos del derrame (a), cuanto mas joven es el en
fermo, cuanto mas avanzada es la enfermedad , mas
considerable la probabilidad del derrame en los ven
trículos anteriores ó al rededor de la medula oblon-
gada , y cuanto mas se diferencian del estado normal
la cara y en especial el aspecto de los ojos ; cuan
to mas fuertes son los signos de la anestesia y de
la parálisis , menos abundante y mas cargada de
puntos cristalizados se presenta la orina (Vieusseux),
y cuanto mas disminuidas se encuentran las evacua
ciones alvinas y la traspiración cutánea. Sin embar
go, aun aquí obra algunas veces la naturaleza mila
gros contra toda esperanza: colocaremos bajo este tí
tulo la eliminación de la serosidad por las narices (¿),
los ojos (f) y los oidos (d).

(a) La historia del hidrocéfalo crónico demuestra que


el celebro sufre tanto mejor la compresión por un der
rame seroso , cuanto mas lento ha sido su desarrollo,
como lo ha notado muy bien Ducasse.
(6) Rhodius , cent. I, obs. 42. Thoner , De admi-
randis convulsis motibus , lib. I. El antiguo profesor de
cirujía, Niszkowski, me ha dicho haber asistido á un niño
que presentaba todos los síntomas del bidrocéfalo , que
experimentó de repente un flujo enorme de serosidad por
las narices y cuya salud después de esto se restable
ció completamente. En las Transactions of the medico-
chirurg. society of Edimburgh, vol. II , 1826 , se refiere
un flujo semejante, pero cuyo resultado fué desgraciado.
(c) En 1815 se presentó en mi clínica un joven de.
diez y siete años , el cual después de haber llevado un peso
considerable sobre la cabeza , habia sido atacado de un
dolor extremo hácia el parietal izquierdo , de calentura y
de vómitos. Habiendo cesado estos últimos síntomas , el
dolor persistía y el pulso no daba mas que cuarenta pul
saciones por minuto. Se presentó en el mismo lado una
tumefacción notable de los párpados y de la esclerótica
152 DEL HtPROCÉFALO
13. Profildctica. El tratamiento profiláctico del
hidroccfalo agudo consiste en evitar las causas de la
encefalitis y de las enfermedades con que tiene afi
nidad. Entre ellas ocupan el primer lugar , el mayor
aílujodc sangre hácia la cabeza, la supresion de la tras
piracion, la repercusion de las enfermedades cutáneas,
la curacion intempestiva de la diarrea, de las úlceras, y
el uso de los medicamentos narcóticos. Así los cuida
dos convenientes de la cabeza , el procurar mante
nerla en una posicion elevada , de defenderla de las

que elevada sobre la córnea la cubría casi toda. Miran


do esta enfermedad como producida por el derrame que
' resultaba de la encefalitis, además de las sanguijuelas, los
calomelanos , la polígala , la digital purpúrea y los ve
jigatorios, prescribí las escarificaciones sobre la conjunti
va afectada. A consecuencia de ellas salió una gran
cantidad de serosidad sanguinolenta ; las partes hin
chadas se bajaron , desapareció el dolor de cabeza y el
pulso se hizo normal ; en una palabra , el enfermo vol-
' vió á adquirir una salud perfecta. Borsieri refiere un caso
bastante semejante. F. L. Meissner refiere otro en Ge-
meinsame deutsche Zeitschrift für Geburskunde , B. 4,
Heft 3, VII, 5.
(d) Una mujer de veintidos anos, de una constitucion
medianamente robusta, que habia experimentado un vivo pe
sar por la muerte de un nifloageno , peroá quien babia cui
dado como una madre dia y noche porespacio de muchas se
manas , sintió en et mes de Marzo de 1816, despues de un
lagrimeo continuo, una cefalalgia cruel, calentura, vó
mitos, dolor en el hipocondrio derecho, con dilatacion
de la pupita y debilidad de la vista. Despues vino el de
lirio , durante el cual unas veces se paseaba á pasos pre
cipitados cantando , otras se sentaba triste y hablaba á
la sombra de aquel á quien babia perdido. Huia la so
ciedad de los hombres , rehusaba todo alimento , y res
pondía con aspereza á las preguntas , asegurando que es
AGUDO. 153
violencias exteriores , é impedir los movimientos de
la cuna , de alejar de las habitaciones de los niños
los malos olores del vapor de carbon y del humo de
tabaco, mantener en ellas una temperatura moderada
y constante, mitigar la luz, impedir que penetren en
ellas los rayos de un sol demasiado ardiente, exigir que

taba buena. El médico llamado reconoce una encefalitis


en esta enfermedad que se descuidaba hacia seis dias , y
aplicó un remedio conveniente. Resulta de aquí una
remision de la calentura , de los vómitos y de los demás
síntomas, excepto del delirio. El 20 de Abril , recibida la
enferma en la clínica , presenta los síntomas siguientes:
imposibilidad de sufrir la luz , pupilas muy dilatadas,
párpados medio cerrados , cara atternativamente encar
nada y pálida , lengua seca y temblona , labios negros y
echando sangre , aliento muy fétido , dientes fuligino
sos , nariz afilada , deglucion dificil y acompañada de un
ruido como si los líquidos tragados hubiesen caído en un
tonel vacío , respiracion anhelosa , cien inspiraciones por
minuto , una tos sonora acompañada de un ladrido ó
mas bien de un hipo perceptible hasta la tercera ha
bitacion ; extremidades lívidas y frias como el már
mol , manos frecuentemente dirigidas á la cabeza ; el pul
so late de ciento veinte á ciento treinta veces por mi
nuto , filiforme , miuro, irregular j vientre estreñido, in
somnio, agitacion, imposibilidad de mantenerse en pie y un
delirio que expresa la desesperacion y la cólera. No quería
acostarse , ni permitia que se le quitasen sus vestidos y sus
adornos. Desaparecidas las sospechas de tifo y de calentura
nerviosa lenta , declaré la existencia de una encefalitis cró
nica acompañada acaso de derrame en el encéfalo ó de su
puracion del cerebro. Habiendo pronosticado casi ta muer
te, propuse sin embargo que se intentase lo que aun po-
dia esperarse de un vejigatorio en la nuca , de los ca
lomelanos , de la asa fétida , del arnica , del álcali vo
latil , del almizcle y de otros remedios semejantes , ad
ministrados poco á poco. Ensayados estos medicamentos
154 DEL HIDROCEFAIO
la alimentacion de la nodriza sea sobria , mantener libre
el vientre , y los pies en buen estado , en la época
de la denticion ; si la cara está encarnada y los pies
calientes , hacer sin dilacion aplicaciones de sangui
juelas detrás de las orejas, no descuidar los sinapis
mos en las piernas y los baños no muy calientes,

alternativamente por espacio de diez días , conservaban á


lo menos con vida á la enferma. El 30 de Abril sobre
vino un sueño de algunas horas , despues del cual dejó
de delirar, excepto que aseguraba que estaba buena; pero
at mismo tiempo se quejaba mucho de dolor de cabeza que
existia principalmente hácia el hueso parietal izquierdo. Ade
más el hipo, que ya hemos descrito, se presentó tres ó
cuatro veces y mas en una hora , y le detuvieron las flo
res de zinc. El 4 de Mayo fué atacada de repente de neu-
morragia , la respiracion se hizo al punto abdominal y
todo el cuerpo exhaló un olor cadavérico. Constituida
ya la enferma en agonía , se la administra una simple
emulsion, el 25 de Mayo grande mejoría. La enferma,
en pleno conocimiento , da cuenta de sus padecimientos
como lo hacen las personas sumergidas en el sueño mag
nético. Se quejaba en especial de un zumbido en el oido
izquierdo , y pidió un baño tibio , que se le concedió á
pesar de su debilidad, y á la verdad con ventaja. El 28
de Mayo por la mañana la enferma refiere que percibía
ta sensacion de un fluido que corre det tado izquierdo det
crdneo hacia ta oreja, con un estado mas obtuso del oido
y una disminucion sensible det dolor de cabeza. Al exa
minar el oido , vimos correr algunas gotas de serosidad.
La misma tarde despues de un estado de anublamiento de
la vista , durante el cual la enferma veia tos objetos con
una coloracion amarilla , satió del mismo oido una drac
ena entera de serosidad. Resultó de aquí un grande ali
vio ; la fisonomía y en especial los ojos volvieron' á to
mar su estado natural ; el pulso se hizo normal y se res
tableció el calor de la piel. La respiracion misma se des
empeñaba sin dificultad , á lo menos cuando la enferma
AGUDO. 155
proceder con prudencia en el tratamiento de las en
fermedades de la piel y de las evacuaciones las mas
veces saludables, y abstenerse de medicamentos nar
cóticos cuando no son absolutamente necesarios , tales
son los punios mas importantes del tratamiento pro
filáctico. Cuando el hidrocéfalo agudo constituye el
azote de una familia , aplicamos (a) á los brazos de
los niños hacia el tiempo sospechoso la corteza de
torbisco, y repelimos muchas veces la aplicación has
ta producir una ulceración ligera , ó bien establece—

estaba echada. El primero de Junio la enferma experi


mentó la sensación de un liquido que se dirigía hacia el
oído derecho , y predecia su salida como en el otro oido ; el
suceso confirmó su presentimiento , pues no tardó en salir
dracma jr media de serosidad sanguinolenta que fué re
cogida en un vaso. Esta serosidad es insípida , sin olor;
no se coagula por el alcohol , y vuelve azul la tintura de
tornasol. El 13 de Junio la enferma estaba de cada vez me
jor , y las reglas aparecen por primera vez en la en
fermedad. El 14 de Junio, al sonarse con fuerza la en
ferma , es atacada de repente de un dolor violento de ca
beza ; al momento se vuelven hacia arriba los ojos , la
respiración se hace anhelosa , y se presentan convul
siones generales y terribles. Se prescribe la asa fétida,
que hace cesar las convulsiones ; pero la enferma que
da como un cadáver por espacio de tres dias. El 17
de Junio se vuelve á tener alguna esperanza y desde este
dia todo se mejoró poco á poco. En el mes de Setiembre,
no se quejaba la enferma sino de tos , de dolor de pecho
y de debilidad. En el mes de Diciembre restablecida , á lo
menos en la apariencia , se va al campo y vuelve aun va
letudinaria en el mes de Mayo de 1817.
{a) Yo diré á Sachse que ya he dado este consejo
e" la pág. 303 de mi primera edición , que se publicó en
1818. - ■
156 DEL HIDROCÉFAIO
mos cauterios (C. Stnyth , Sachse) ya en el mismo
paraje , ya en la base del cráneo , 6 hacemos friccio
nes con un ungüento de tártaro de antimonio y de
potasa , y si la orina fluye con demasiada escasez , la
excitamos con infusión de tallos y de raices de perejil
ó de hojas de violeta tricolor. £1 consejo de entregar
á los niños reciennacidos á nodrizas aldeanas ha sido
de la mayor utilidad.
1 3. Tratamiento. Los medios terapéuticos que
pueden recomendarse con alguna esperanza de buen
éxito contra el hidrocéfalo agudo, pertenecen mas
bien á la encefalitis y á las enfermedades que con ella
tienen afinidad. Sin embargo, aun cuando al parecer el
derrame estuviese en su principio , con el auxilio, sino
de la sangría (a) á lo menos de las sanguijuelas de
trás de las orejas y en las narices en las sienes
y en el cuello, de las afusiones frias sobre la cabe
za , de los sinapismos (c) en los muslos y del tártaro
emético (d), asi como del muriato de mercurio dul
ce (e), hemos obtenido un alivio tal que los padres
se veian obligados á confesar que este método emplea
do mas pronto hubiera podido salvar la vida de sus

(a) De la yugular, Maxwell , 1. c.


(6) CruveUhier las alaba mucho, y cuando faltan. las
sanguijuelas , las reemplaza con un escarificador (eL fle
botomo de la pituitaria).
(c) CruveUhier aconseja los semicupios sinapizados.
Yo no los apruebo del todo. Porque si son débiles , no
producen efecto ; y fuertes , inflaman las partes genitales
que están cubiertas por una epidermis delgada.
(d) Mills le aconseja con razón.
(e) Yo le he administrado con bastante 'frecuencia'á
niños de uno ó dos años, aumentando las dosis desde un
escrúpulo á media dracma en las veinticuatro horas.
AGUDO. 157
hijos. Las hojas de digital purpúrea (a) , poco úti
les en los niños , lo son mas en una edad mas avan
zada. Si , lo que rara vez sucede y nunca con de
trimento del enfermo (A), el mercurio tomado inte
riormente moviese demasiado el vientre sin que al
mismo tiempo hubiese una salivacion excesiva, lo
cual casi nunca hemos visto , pueden darse fricciones
con el ungüento mercurial gris (c) en el cuello, en
el pecho y en los muslos. A esto unimos de buena
gana los polvos de hojas de digital purpúrea (J). Cuan
do disminuyen las fuerzas, la infusion de flores de
árnica constituye un medicamento que no debe des
preciarse (<?). Cuando se han empleado en vano estos

(a) Una dracma para el liquido colado de una in


fusion de seis onzas, para tomar una cucharada grande
cada hora para los adultos. Para los niños se necesita
menor dosis. La infusion de digital me ha sido útil como
vehículo para los polvos de los calomelanos. Dos veces
he visto que teniendo el pulso la lentitud propia del hi-
drocéfalo agudo , se ha hecho mas frecuente durante el
uso de este medicamento y despues de una evacuacion
abundante de orina.
(ó) Cheyne hace notar con mucha razon que el orí-
gen de la enfermedad de que tratamos está muchas ve
ces en el abdomen. Por tanto si solo los calomelanos no
obran suficientemente sobre el vientre , se les añaden al
gunos granos de raiz de jalapa.
(c) A la dosis de dos dracmas 6 de media onza en
las veinticuatro horas , porque en esta enfermedad nada
debe esperarse de la naturaleza ó de una dosis moderada
de los medicamentos.
(d) Por ejemplo , para dos dracmas de ungüento
mercurial una dracma de polvos de digital.
(e) A ella es á la que al parecer se debe principal
mente la curacion obtenida por L. A. Struve , curacion
que por otra parte yo no propondría I nadie como ejem
158 DEL HtDROCÉFALO
remedios, no queda mas que un recurso; y es, des
pues de haber rasurado los cabellos , cubrir todo el crá
neo con un vejigatorio. Por estc medio hemos visto
(luir una enorme cantidad de serosidad y con un
resultado admirable. Algunos médicos quieren que se
coloque una moxa en el vértice de ta cabeza (a).
Cuando la enfermedad se ha resistido á todos los re
cursos, el almizcle, el sucinato de amoniaco em-
pircumático (A) y las lavativas de asa fétida retardan
el término fatal; el opio (c) produce un resultado
contrario. Los baños tibios apenas son útiles en nin
gun periodo de la enfermedad (</).

§. iv.

DEL HIDROCÉFAIO ACCESORIO.

1. Definicion. Llamamos hidrocéfato accesorio al


que aparece á consecuencia de una encefalitis ' secun-'
daria, ó de enfermedades crónicas. Su marcha unas
veces es rápida y otras lenta.,
, 2. , Bibliografía. En casi todos los autores que

..... ! . ..- . ' . .. , . , »


pío. En efecto, qué médico prudente administrarla á un.
niño de algunas semanas (Mierte)ha\bjah,rig !) dracma y
media de nitro? Quién querría unir las sanguijuelas á
los vejigatorios , los vejigatorios p los fomentos de hielo,
y estos ul castóreo y al alcanfof,? . , .,„..,,, , ,.. .
(a) Trucy , en el Diario general de Medicina, Ci-.
rujia y Farmacia, Octubre, 1814.
(b) El espíritu de asta de ciervo sucinado.
(ir) Esto es lo que resulta de las mismas observado—.
nes de Mills. , ,.„ , '.,„., , .. ; , ,
(d) Yo no comprendo cómo Mills pueda considerarlos
como tan favorables. , .' .. ,
ACCESORIO. 1 59
/raían del hidrocéfalo se encuentran hechos que se
refieren al hidrocéfalo accesorio, pero sobre todo en
HopfL.ngaertncr (21 4)i en Yeats (215), Craveilhicr
y Mills.
3. Síntomas. El hidrocéfalo que resulta de una
encefalitis secundaria , puede manifestarse en las en
fermedades que ya hemos indicado (cap. III, §. IV,
1 5). Su forma varía segun la naturaleza de la en
fermedad primitiva. En general, durante el curso de
esta se manifiesta orina esrasa con sedimento lateri
cio y estreñimiento ; en seguida sobreviene dolor de
cabeza, ó se agrava si ya existia; la fisonomía del en
fermo se empeora de repente; un sueño no reparador
ocasiona al parecer un alivio momentáneo, pero á
poco despues sobreviene un vómito seguido de adorme
cimiento que termina al cabo de cierto tiempo por
un sudor abundante con remision de los síntomas,
como si el mal quisiese revestir la forma ¡nternii— .
tente; por fin un letargo acompañado de gritos fre.n.
cuentes,, de un pulso lento, irregular ó frecuente y la i
abolicion de las funciones de los esfinteres, anun
cian una muerte proxima. Otras. veces el hidrocéfa
lo toma una marcha mas crónica, á saber: cuando
sobreviene despues de hemorragias graves ó bien
despues de su repcutina supresion , durante el edema
de los pies ó de alguna otra hidropesía, particu
larmente el hidrotorax, ó bien despues de las di-, ,
senterias , de largas diarreas, de la coqueluche (a), ;de':
tisis pulnional , &c. La soñolencia, la perdida de.
la memoria, la debilidad de los sentidos y de los

(a) Mitls: «En los individuos escrofulosos que tienen


predisposicion al hidrocéfalo, se acumula la sanare en la
cabeza á causa de los esfuerzos de la tos y producé una
congestion en los vasos del celebro y extravasaciones.»
160 DEL ntDRÜCEFALO
movimientos , la cefalalgia y los vómitos anuncian
la aproximacion del enemigo, y una respiracion des
igual, lenta y entrecortada por suspiros , tas con
vulsiones, las anestesias y las parálisis atestiguan su
presencia.
4.. Causas. Las causas de la encefalitis secundaria
explican el hidrocéfalo que las sigue. La que tiene
marcha crónica debe su origen á una disposicion uni
versal á las hidropesías, principalmente á la constitu
cion escrofulosa , y á enfermedades anteriores del en
céfalo (a).
5. Autopsia. Para hacer adelantar la ciencia so
bre el asunto de que exponemos aquí algunos rasgos,
sería preciso abrir el cráneo despues de todas las en
fermedades que presentasen síntomas graves hacia la
cabeza , y fuesen seguidas de muerte.
6. Diagnóstico. Guardémonos sin embargo, por
un olvido en nuestra definicion general (§. 1, 1)
de considerar como hidrocéfalos accesorios todo der
rame producido por la muerte mas bien que por la
enfermedad.
7. Pronóstico y tratamiento. El hidrocéfalo ac
cesorio que ha seguido una marcha aguda, cuando no
ha podido prevenirse por un tratamiento conveniente
de la encefalitis secundaria, lleva tras sí un pronós
tico aun peor que aquel , cuya marcha es crónica y
que algunas veces" puede tratarse por los diuréticos,
los purgantes, así como por los tónicos y las úlceras ar
tificiales abiertas en un punto de la cabeza.

(a) Tales como los tumores desarrollados en el ce


lebro. V. Zetterstroem , en' Svenska Lakare Sallskapets
tíandiin^'ar. 2. B. 2 , 3. H. Stockholm , 1815." "''
161

DE LA APOPLEJIA,

§• t

DEFINICION. DIVISION.

1. Definición. Llámase apoplejía (a) la debilita-


clon repentina de los sentidos, de las facultades del al
ma y de los movimientos voluntarios, su interrup
ción , su abolición , continuando por lo común la res
piración y la acción del corazón.

(a) Derivado de ¿noThKcrau , hiero. Hipócrates la


llama afonía. Designa muchas Veces á la parálisis con el
nombre de apoplejía (véase Afor. 40. secc. 7. Charter;
t. IX , p. 312. Prorrhetic. lib. II , cap. X. Charter, t,
VUI , p- 8 10. Coac. pramotior. No. 339. Ibid p. 872,,
y núm. 4 ' 7> Ibid. p. 879). Celso la llamó nervnrum resolu-
lio. La enfermedad que este anlór describe como una es
pecie de apoplejía , trtorbus ailonitus , me parece que per
tenece á la catalepsia. Morbus altonitus de Lnmmn (Obs.
med., lib. II , p ¡il). Molinari la llama Sideratio , per-
cussiu (De apoplejía , secc I , §. I). En alemán , Schlag-
Jluss. En inglés, Apoplexy. En italiano, accidente, colpo,
gocciola. En polaco , Apoplexya. En franeé» , ApopleKte,
roHO vi. 11
\ Gí DE LA APOPLEJÍA.
2. Bibliografía. Este punto de la ciencia ya co
nocido por Hipócrates (a), Celso (A), Celio Aurelia-
no (216), Areleo (217), Galeno (218), Ae-
cio (219) y Pablo de Egincta (220), ha sido nue
vamente ¡lustrado por las investigaciones de l)o-
doens (221), Carlos Le Pois (222), Wepfer (223),
Sennerto (224), Pechlin (225), Bayle (226), Bo-
nel (227) , Miischel (228), Baglivio (229), Lanci-
sio (230), Fracassal (231), l)e la Moltc (232),
Vallisneri (233), F. Hoffmann (234), Weit-
brecht (235) , Cardan (236), Wan Svieien (237),
Heister (238), Büchner (239), Morgagni (240),
Lieulaud (241), Marquet (242), Pousart (243),
Waller (244), Quarin (245), Stoll (246), Tis-
sot (247), Borsieri (248), Zuliani (249), Kir-
lcland (250), Gay (251), Fodcre (252), G. Bla-
ne (253), Monlain (254), Portal (255), E. Ho
me (256), Richelme (257), Cheyne (258), Ro-
choux (259), Riobé (260), Abercromby y oíros
(261).

§. II.

SÍNTOMAS. AUTOPSIA.

1. Pródromos. En las personas que se hallan


predispuestas (V. el párrafo siguiente) á padecerla , la
apoplejía se anuncia ordinariamente por algunas se
ñales no dudosas (el molimen apoplecticuin) que im
porta conocer por los cuidados profilácticos (Borsieri)
que requiere y eran bien conocidas por Hipócra-

(o) En los logares ya citados anteriormente.


(6) En los lagares qué se citarán después.
DE 1A APOPLEJÍA. 163
tes (a). Al número de estas señales corresponde el
sueño prolongado en horas no acostumbradas, con
respiracion profunda , estertorosa , rechinamiento de
dientes, pesadillas y sobresalto; el insomnio, la hin
chazon de las venas de la cabeza, particularmente
las de la frente; la disposicion á la epistaxis (¿), una
rubicundez, un color lívido de la cara que no exis
tían en el estado de salud , con aplanamiento de las
alas de la nariz (c) ; el entorpecimiento de la me
moria ; la irritabilidad ó bien una serenidad de alma
no acostumbrada («?) ; una salud floreciente des
pues de haber sido antes y por mucho tiempo mala
(Morgagni); la disposicion á llorar (e), la inyeccion
de la esclerótica, la vista de algunos cuerpecillos que
parecen revolotear por la noche delante de los ojos,
como, por ejemplo, moscas , chispas , resplandor repen-

(a) Aphor. 31, sect. HI. Cbárter , t. IX, p. 128*


(ó) Los hombres avanzados en edad que padecen
epistaxis no por vicio escrofuloso ni enfermedad del co
razon , presentan á causa de este tlujo una tendencia muy
marcada á la apoplejía , cosa que no desconoció Portab
V. Samml auserl. Abhandl. 20 B. , p. 82.
(c) Van Swieten, 1. c. , §. 1020. Aquel estado de
la fisonomía que presagia la apoplejía depende de cierta
condicion de los músculos de la cara afine á la parálisis,
Este estado de la fisonomía sirvió á Van Swieten para
pronosticar con razon una apoplejía inminente en un
hombre que al parecer disfrutaba de salud..:
(d) He oido muchas veces decir á los parientes de
los que han sido acometidos de apoplejía: «Estaba tan
bueno! Nunca estuvo mas tranquito , nunca mas placen
tero que hoy.» i
(e) Heconocido á un anciano habitualmente insensible,
que poco antes de un ataque de apoplejía lloraba como'
el cocodrilo al mas pequeño motivo. > . :uü
164 *>E LA APOPLEJIA.
tino (Lancisio); la equivocacion de los renglones cuando
se lee, la vista duplicada (a) , mas perspicaz que de cos
tumbre (A), la amaurosis (r), el ruido, el zumbido de
oidos, la sordera , la percepcion de un olor fétido ó dul
ce (¿i), la sequedad de las narices , el estornudo violento
(e), los movimientos de los labios (Celio Aurcl.), los bos
tezos frecuentes (/), los sollozos (g) , el entorpecimiento

(a) Fundándose en este síntoma , mi antiguo colega


A. Sniadecki predijo un ataque de apoptejía en un párro
co, cuyo accidente sobrevino á poco tiempo.
(6) Un caballero de Vilna, que hacia ya diez años no
podia distinguir las letras sin sus anteojos , pudo leer
sin el auxilio de estos poco tiempo antes de experimen
tar un ligero ataque de apoplejía.
(c) Morgagni , 1. c. , epist. III , art. 8 , segun Ra-
mazzini. En mi maestro Scopoli , por siempre venerado,
una amaurosis repentina anunció la apoplejía que se si
guió inmediatamente!
(d) El doctor Sabbia , que ejerce la medicina con re
putacion en Varese, me ha referido en 17 de Octubre
de 182 7 , que habia sido llamado á visitar á un hombre
sano en la apariencia, que le dijo : «Yo no sé lo que me
pasa hoy ; pero perciho uuos olores muy agradables
por todas partes , y experimento un bienestar no acos
tumbrado.» Como este individuo presentaba además ten
dencia á la apoplejía, el distinguido médico de quien ha
blo sospechó el peligro inminente del ataque , y en su
consecuencia le hizo una sangría. Durante ta misma ope
racion aquel sugeto fué acometido de dicha enfermedad
con hemiplejia.
(e) Muchas veces se ha tomado como causa. Véase mas
adelante , §. III , n. 2.
(/) Despues de un grave pesar que experimentó una
viuda de edad de cuarenta años residente en Vilna, los
hostezos que se repetian cada noche precedieron á un ata
que de apoplejía con hemiplejia y continuaron despues.
Mas adelante cuando ya quedó cuteramente libre d«
DE LA APOPLEJÍA. 165
de la lengua, las respuestas confusas, el usar de unas
palabras por otras, la dificultad de tragar, ó el toser
durante este acto; la salivacion (Morgagni) , las náu
seas, los vómitos (Rega , de symphatiá) , la debilidad,
la lentitud en escribir , el entorpecimiento , el hor
migueo, los calambres en los dedos, la anestesia de la
piel (a), los movimientos anormales de los miem
bros (¿) , las convulsiones , el prurito (c) ó comezon
general , especialmente en la parte superior de la
cabeza (Unzer), la alteracion del color de la piel (j),

aquel terrible accidente, desaparecieron tambien aque


llos hostezos nocturnos. He visto tambien muchas veces
anunciarse con el mismo síntoma la apoplejía de los re-
ciennacidos.
(g) Esta misma viuda de que acabo de hablar , ade
más de los hostezos sollozaba frecuentemente.
(o) Lóase la historia de un caso notable en mi se
gunda edicion de Leipsiek , P. I., vol. III , sect. II.,
cap: XXIV, §. 82 , No. 5 (tomo IV de nuestra traduccion).
(6) He visto arrebatar en veinticuatro horas la apo
plejía á un niño judío , de ocho meses, que á excepcion de la
sarna parecia gozar de la mejor «alud ; que no presentó otro
síntoma que un movimiento particular de rotacion que
hacia á menudo con elbrazo derecho, atribuido por su fami
lia á la comezon que le causaba la enfermedad cutánea, pero
que yo consideré como indicio de una enfermedad laten te
mas grave. Un judío de edad de sesenta años presentó en
tre otros efectos del molimen apoplecticum , como los vér
tigos , habla balbuciente , &c. , saltos det dedo pulgar é
índice, que se levantaban considerablemente. Antes se
le caia el cigarro de las manos. Se siguió una hemiplejía
en el lado derecho que acabó por la muerte.
(c) Por lo menos yo he observado haber precedido á
la apoplejía el prurito senil.
(d) Yo be visto , algunos dias antes de un ataque de
apoplejía, volverse morenas tomolas de la gente ordina,^
ria las manos antes blancas de un caballero, .
/
1 66 DE IA APOPLEJÍA.
los dolores en las articulaciones , en los brazos,
la prontitud con que se cansan , la vacilación al an
dar , como si el enfermo arrastrase los pies , la disu
ria (a) y la orina á veces sedimentosa.
2. Síntomas constitutivos. Después de estos pródro
mos á veces sobreviene repentinamente la apoplejía
con síntomas que varían según la intensidad (6) y
el sitio del mal. Y efectivamente, unas veces el indivi
duo cae repentinamente herido de muerte con espu
ma en la boca, la cara lívida, y con emisión invo
luntaria de la orina y materias fecales, ó bien des
pués de dar algunos ronquidos, se suspenden el pulso
y la respiración, la cara se presenta cadavérica y cu
bierta de un sudor frió , las extremidades lívidas y
heladas se quedan flojas , y pocos momentos bastan
para que el sugeto pase de la yida á la muerte : esta
es la apoplejía fulminante. Otras veces el individuo
cae en un profundo sueño con los ojos cerrados, abier
tos, fijos; la boca retraída hácia uno ú otro lado ; la
respiración lenta , profunda , sonora ; pulso lento,
lleno , duro , á veces irregular ; el enfermo se pre
senta afectado de paraplejia ó hemiplejia y muy fre
cuentemente con parálisis de la vejiga, que según
los casos produce la iscuria , la incontinencia de ori-

(a) Brunner habla demasiado de ellas en Horn's Ar-


cbiv. tur med. Erfahrung. 1823. Jan. Febr. p. 128.
(b) Desde Galeno (Comment. inCoac. prsnot. tex. 4' 6)
hasta nosotros se han establecido varios grados de apo
plejía. Puede verse en Morgagni (1. c. , epist. II , XIII,
XIV) y Borsieri (l. c. , §. XCVII) que esto no se ha
techo sin controversias. Estas se hubieran sin embargo
evitado si se hubiese atendido mas al sitio de la afección,
porque yo creo que las diferencias que ofrecen sus for
mas se derivan mas bien de esta circunstancia que del
grado de la enfermedad.
DE LA APOPLEJÍA. 167
na 6 una complicación de ambos accidentes; los bra
zos aproximados con fuerza ó á las partes genitales,
ó al tórax ; esta apoplejía se llama exquisita. En mu
chas ocasiones el enfermo después de vértigos que
le hacen vacilar, de lipotimias, de insomnio, de le
targo (a) y de la sensación de una llama delante de la
vista, experimenta náuseas y vómitos, y permane
ciendo intactas casi todas las funciones, queda en se
guida privado de uno solo de sus sentidos , de una
sola de sus facultades, de uno solo de sus instrumen-
tos de movimiento : esla es la apoplejía imperfecta,
la parapoplejía (¿). En tales casos la vista y el oi-
do (f) son los afectados mas frecuentemente; lo mis-

(o) Un polaco, militar de superior graduación, se


afectó en tales términos en Abril de 1813 por los cam
bios políticos que consideraba contrarios al bien de su
patria , que cayó en un letargo que duró siete dias en
teros , del que dispertó quedando en un estado de imbeci
lidad completa. Su semblante se manifestaba sereno y ri
sueño ; le caia la saliva de la boca; solo pronunciaba al
gunas palabras sin coniexion , y estaba continuamente
buscando al rededor de sí mismo como si hubiera perdi
do alguna cosa. Solo la vista de los objetos que tenían
relación con su carrera militar le hacia volver en sí has
ta cierto punto.
(6) En esta clase comprendemos la apoplejía transí*
toria é imperfecta que los franceses llaman cnup de sang.
y que Rorhoux ha separado sin razón de las apoplejías.
(c) De aquí resulta que la amaurosis y la sordera
que sobrevienen de improviso pueden considerarse segun
se quiera como pertenecientes al molimen apoplcclicum , ó
como una apoplejía imperfecta. Everard Home ha obser
vado que la apoplt'jía quita á veces la facultad de ver los
objetos mas próximos , permitiendo verlos á la distancia
de diez pies (The Journal of seience and thc arts. Lon-
«on , 181G).
168 DH LA. APOPLEJIA.
mo que la memoria bien sea de las cosas (a) ó de las
palabras (A) , que los enfermos muchas veces toman
las unas por las otras (c) , buscándolas á veces en un

(a) Yo he visto en Simson , comerciante judío de Vil-


na , que fué acometido de apoplejía en Noviembre de
1815, continuar la debilidad de la memoria no en cuan
to á las palabras que se le presentaban en abundancia,
sino á las ideas , de que el enfermo perdia repentina
mente el hilo en medio de la conversacion. La mujer de
Florentin , comerciante de. Vtlna, olvidó sus rezos á
consecuencia de una apoplejía ; en cuanto á lo demás su
memoria no sufrió ninguna alteracion.
(6) Mi antiguo cólega , Briotet , hombre ya anciano,
despues de haber experimentado cefalalgia y cierta sen
sacion como de una llama que le hubiese rodeado,
perdió de repente y de tal manera la memoria de las pa
labras, que poseyendo bastante bien por otra parte todas
sus facultades, no podia acordarse ni de su propio nom
bre. Solía indicar las cosas con algunos pocos nombres y
estos sin relacion alguna entre sí, usando de los infinitivos
tales como ocasionar , hacer. Un enfermo de que se ha
hablado en la nueva Biblioteca médica (Abril 1828) su
plía todas las palabras de la lengua con las de Sonría y
six-cinq (tocad y seis-cinco). Yo he asistido en el hospi
tal de Viena á una apopléctica que , conservando todas
sus facultades, respondía Josef á todas las preguntas sin
poder pronunciar otra palabra. Se encuentra un caso
igual en Baillie (Medical transact, published hy the coüe-
ge of physícians in London , vol. IV, 1813. No. 2). En
la Revue medícale , Abril 1825 , y Froriep , Notizen aus
dem Gebiete der Natur-und Heilk. , B. 10 , No. 22 , se re
fiere el caso de un hombre de cincuenta y cuatro añ"os
que escribía : «Yo no padezco de la cabeza» y decia:
« Los dolores ordenan una ventaja. » Tambien escribía
tambour (tamhor) , y leía frornage (queso).
(c) El mismo Briotet en los primeros meses de su
enfermedad cambió el idioma francés, su lengua natural,
por el polaco que apenas conocia,
DE LA APOPLEJIA. 1 69
idioma que no es el suyo (a). Oiras veces repiten
como un eco la terminacion de las preguntas (A). La
lesion puede tambien extenderse á la voz y á la de
glucion (c). Cualquiera que haya sido la intensidad

(a) Una dama, Soknlsta, persona muy distinguida en


Vilna t despues de haber sido muy acometida de dolores
violentos de cabeza y de apoplejía , conservó todas las de
más facultades, pero sirviéndose con frecuencia y sin po
derlo evitar de palabras no acostumbradas de que etla
misma se reia. Así al dar las gracias á una amiga , la d i-
jo : jaka durna (qué estúpida sois !) , en lugar de jaka
dobra (qué buena sois!) En otra ocasion , en vez de decir
bonjour (buenos dias), pronunció avergonzada una palabra
alemana obscena H.. f.. t. Hablaba en aleman por la maña
na , en francés por la tarde y en polaco á todas horas. Pro
nunciaba la letra S como la T. Así decia toupe en lugar de
soupe. Todo lo podia escribir menos el uombre de una
criada muy fiel , del cual no podia acordarse.
(¿) En un monge de Vilna , acometido de una apo
plejía imperfecta , observé el siguiente modo de respon
der : cómo estais ? Estais. Dónde sentis el dolor ? Do
lor , Scc.
(c) En 1812 una señora noble del gobierno de Minsk
al ver incendiada su casa cayó sin conocimiento. Se le
vantó poco despues, experimentando únicamente cierta
dificultad en la articulacion de las palabras y en la de
glucion. Al año siguiente, de resultas de otra nueva
emocion , sobrevino en ella una disfagia completa. Algu
nas gotas de agna á la entrada de la faringe le produ
cian una sufocacion inminente. A excepcion de esto aque
lla señora se encontraba al parecer como en el mejor es
tado de salud , y se paseaba vestida y compuesta. La do
lencia fué combatida con las evacuaciones sanguíneas,
los purgantes, los calomelanos, los vejigatorios, los an-
tlespasmódicos , &c. y la enferma falleció á los tres días,
Sns parientes no quisieron permitir la autopsia. V. Ephem,
nat. cor dec. 1. ann. VI , VIL apend. p. IS0. Boletín de
170 DB LA APOPLEJIA.
del ataque , el convaiccienie conserva ordinariamente
debilidad en sus facultades intelectuales , con propen
sion á llorar, y en algunos casos una ansiasin limites y
no acostumbrada de preguntar (a).
3. Autopsias. Los cadáveres de las personas que
han fallecido de resultas de la apoplejía presentan
en general las lesiones siguientes: algunas veces con
tinúan arrojando sangre y serosidad por las narices
durante veinticuatro horas y mas (Federico Hoff-
mann), presentan equimosis en el tejido celular sub
cutáneo de la cabeza (¿) , un cráneo estrecho (Stoll),
sin suturas (Arend) , con exóstosis , caries, lo cual se
observa a veces en los senos frontales , derrame pu
rulento en el cráneo (Wepffer), derrame desangre

la facultad de Medicina en el Diario de Medicina, Ciru-


jía y Farmacia , t. XXXII , 1815, Feb. p. 260 , y Home,
1. c. , p. 267.
(a) La condesa W.... , alumno del colegio de nobles
(equestris) deViena, habiendo sido acometida de una
apoplejía , se veia atormentada por tales deseos de pre
guntar, que á mitad de la noche envió su criada á la con
desa Dietrichstein , superiora del convento , rogándola que
la contestase acerca de quién habia sido el preceptor (ayo)
del emperador José It. El abad Bondi , poeta adicto á
la corte de la archiduquesa Beatriz , habiendo sido afec
tado de parálisis de resultas de una apoplejía , cansaba á
todo el mundo con sus preguntas , sin exceptuar á la
princesa misma , cosa que no le habia sucedido nunca
antes de su enfermedad.
(6) Así sucede no solo en la apoplejía traumática,
sino tambien en otras apoplejías por causa interna. Yo
he visto muchas veces que se verifican principalmente en
los puntos donde ha habido vejigatorios. Sobre este parti
cular tan importante para la medicina legal , debe teerse
á Ploucquet , Commentatio rned. in processus crimin. su-
per homicidio, infanticidio et cmbryoctonia , p. 22.
DE LA APOPLEJIA. 171
entre el occipital y la dura-madre , dilatacion de los
vasos de esta membrana (a) , endurecimiento de ella
(Bang), su adherencia morbosa al cráneo (Cheyne,
"Werzel) , osificaciones en su sustancia , en la hoz del
cerebro (¿) , las venas de la pia-madre llenas de san
gre roja (Cheyne), tumefaccion, inflamacion (c) , en-
gruesamiento de esta membrana (d) , sangre derra
mada entre las meninges (e), la ulceracion de es
tas (Vieusseux), su degeneracion (Enfermedades de
los curiosos de la naturaleza) , opacidad (Chey ne),
sanies (Morgagni) , serosidad (/), sangre (g) en la

(a) No las he visto nunca que llegasen á igualar en


diámetro á una pluma de escribir , de lo cual Barlton
(consil. med. , lib. III , París 1630), Bonet (1. c. , sect. I,
obs. I) y Morgagni (1. c. , epist. I, 17) refieren at
gunos ejemplos.
(6) Morgagni , 1. c. , epist. III , 20. Bader, obs. 26.
En 12 de Marzo de 1825 el gobernador de la villa de
Botzen , en el Tirol , baron de Hauer , murió de apople
jía. Entre las láminas del seno longitudinal se encontró
un bueso cortante por amhos bordes , largo casi de dos.
putgadas y media de ancho , et cuat habia dejado en el
celebro una senal de tres líneas de profundidad. Inme
diatos á este se encontraron tambien otros tres huese-
cillos lenticulares. Otros semejantes habia tambien en las
membranas del intestino recto , las cuales formaban mu
chos pliegues , hallándose el intestino muy distendido
(Extracto de la historia de la enfermedad que me ha
sido comunicada por la familia del difunto).
(c) Cheyne , 1. c. La he encontrado algunas veces.
(d) Le he encontrado muchas veces.
(e) Morgagni , epist, III , XX. No es un fenómeno
raro.
(/) El mismo, epist. 14, 35. Hunter (A treatise on
the blood) afirma que la serosidad contenida en la cavidad
encefálica no ce coagula mediante el calor , sino que «e
172 DB IA APOPLEJÍA.
superficie del celebro (a), esle en su estado nor
mal (6) , reblandecido (Lancisio , Rochoux , Rostan),
endurecido , casi calloso, dislacerado (Sloll), en putre
facción (Bonel , Rcil) , las partes próximas al tálamo
óptico izquierdo reblandecidas, liquidadas, infiltra
das de un humor sanguinolento, esfacelado, su sus
tancia medular roja (c) , un absceso (r/), una úlcera,
tubérculos en el cuerpo estriado ; cavidades morlosas
en la sustancia medular de los hemisferios, dentro de
las cuales se encuentra serosidad , sangre , compri-

evapora sin dejar residuo. Odier lo confirma. V. la Bi


blioteca Universal, 1816. Junio. Extrat. des Medico-
chirurg. transad, vol. 7. 1816 , v. mas arriba , c. 4,
XXII y V.
f (g) Yo cuento muchas observaciones de derrames , ya
s^de sangre , ya de serosidad , ya de ambas cosas en la su-
pi-rficie del celebro. He visto toda la superficie celebra],
sobre todo la base , circundada de sangre aglutinada , en
tin maestro de dibujo del colegio de Vilna , que pereció
de una apoplejía fulminante al regir el vientre.
{a) Es preciso advertir que las lesiones apóplécticas
del celebro son casi igualmente frecuentes en uno ú otro
hemisferio, pero muy rara vez se presentan en ambos á
la vez ; sobre lo cual líase ií Rochoux, 1. c.
(6) Wallisnieri , I. c. , p. 57. Vieusseus, 1. c. Cheyne,
apoyándose en el testimonio de Fyfle.
(c) Authenrieth , Physiol. §. 1048. Cheyne , 1. c. Y»
he encontrado muchas veces en los cadáveres este estado
inflamatorio del celebro.
(d) Wepfcr , 1. c. , p. 398. Lanbc , Eph¿ nat. cur,
cent. II , obs. 39. Nebel , Program. de apoplcxia et abs-
cessu cerehri locláli. Heidelberg , 1791. Es necesario guar
darse de tomar por abscesos las cavidades morbosas del
celebro de. que. hablaremos después , producidas por la
irrupción de la langre en esta viscera.
DE LA APOPLEJIA. 173
miendo á veces , estrechando los ventrículos próxi
mos del celebro ; estos mismos ventrículos celébrales
llenos de una materia puriforme , lechosa , de serosi
dad (a) ó de sangre, dislacerados. Los plexos coroi-
deos enrojecidos, como inflamados, hinchados por la
sangre , varicosos, con erosiones , rolos (6), con algunas
concreciones pisiformes, hidá lides (c) ; en las inmedia
ciones del cuerpo calloso principalmenle , pero tam
bién en otros punios del celebro, huesccillos , cálculos,
pelos , tumores (Blane) , excrescencias , esteatomas,
hidátides ; el cerebelo liquidado , lleno de sangre der
ramada , ocupado por un absceso ; turgencia de
la arteria y vena que separan una de olra las ramas
del octavo par , es decir , el gloso-faringeo del nervio
vago , ó un derrame de sangre al rededor de la me
dula oblongada en este mismo sitio (t/) ; la glándula

(o) Morgagni , epist. 40 , 8. Lieutaud , lib. III , obsj


156. Bang , 1. c. Bell , de apoplexia hydrocephalica,
Edimb. 1 796. Mis observaciones basta cierto punto con
firman las de Autenrieth , sobre que. mas bien se encuen
tra serosidad en el ventrículo izquierdo y sangre en el
derecho.
(6) Hufeland's Journal , der prax. Heilk. 18. B. 1.
St. p. 116. He visto muchos ejemplos de la rotura de los
plexos coroiiieos.
(c) Un hombre jde cuarenta años murió en la clí
nica de Vilna en 17 de Noviembre de 1821. Hecha la
abertura del cadáver, los hemisferios del celebro se pre
sentaron edematosos. Los ventrículos laterales contenían
dos dracmas de serosidad trasparente. Junto á la me
dula oblongada había una onza de esta serosidad. Al plexo
coroideo del lado derecho estaba adherido una hidátide del
volumen de una almendra.
(<¿) Yo be encontrado muchas veces y anunciado tam
bién que habia de encontrar este fenómeno eu sugeto*
<7{ DE LA APOPLEJÍA.
pineal con el vohímen de una nuez, compacta, con
pus; obstruccion de las carótidas, su osificacion, sa
aneurisma (a), atrofia de los vasos celebrales, aire in
troducido en los vasos, su rotura (¿), su osifica
cion (c); obstruccion de los senos por sangre coa-

muertos de resultas de apoplejía fulminante. La muerte


tan repentina que sobreviene en estos casos , depende al
parecer de la parálisis de tos pulmones por la compresion
del nervio vago. La compresion de este nervio podría tam
bien explicar la lividez de la cara y de las extremidades de
los apoplécticos como lo ha hecho Dupuytren (Nuevo
Boletin de Ciencias Médicas , t. I, No. 2, p. 28).
(a) Hallándose las arterias del celebro desprovistas de
la membrana externa celular que es comun á todas las.
demás , excepto á la aorta en su nacimiento , los aneuris
mas del encéfalo deben ser y son en efecto muy di
ferentes de los de otras regiones. Aquellos , efectivamente,
consisten en simples dilataciones arteriales, cuya descrip
cion han hecho al habtar de las carótidas internas Btane
(Samml. auserl. Abh. fur pi\ Aerzte , 20 B. , p. 563) y
Baillie (ibid. p. 4^>>) De aq"1 resulta que dilatándose y
rompiéndose las arterias , la sangre se derrama en el ce
lebro, lo mismo que lo hace en el pericardio , en el caso
de lesion en el origen de ta aorta (Hodgson , A treatise
oh the diseases of arter. and veines. London , 1815).
V. Frt Erdmann Schilbach , Diss. sistens casum aneu-
rjrsmatis in capite virginis sexagenarice rariorem. Jen,
1825. ...
(6) Lancisio ,1. c. , p. 20. Ferro. Med. ephem. p<
126. Me admira que el ilustre Cheyne (1. c.) haya po
dido dudar de la rotura de los grandes vasos del celebro.
Cons. á Serres , Observations sur la rupture des arteres du
cervean. Journal de phisiol. t. VI. Jan. 1826 , p. 82.
(c) Todas las arterias cerebrales se encontraban mas
6 menos osificadas en el general en gefe del ejército aus
tríaco , príncipe de Schwarzcmberg (Ctaros, en Hufe-
land's Journal der pr. Heitk. 1820. vetí 'p.i M^).
DE IA APOPLEJIA. 175
guiada (Morgagni) , las vértebras del cuello á veces
solo en número de seis (Swicten), derrame de san
gre en el conducto vertebral (Pechlin , Morgagni) , le
siones de la aorta , compresión de la vena cava en el
pecho por algunos tumores (De la Motle), enferme
dades del corazón («), délos pulmones (¿) , del hí
gado (c) y de los ríñones. En algunos casos los ca
dáveres de los apoplécticos no han presentado ninguna
alteración morbosa.

§. III.

CAUSAS.

i. Causas predisponentes. Enlre las causas pre


disponentes de la apoplejía se encuentran : un vicio

(o) Bonet , I. c , lib. I. secc. II, obs. 37 : add. obs.


X. Baader , obs. I. Y. B. M. Schrtider, Diss. de apoplexia
ex praecordiorum viliis origine. Gotting 1767. La intluencia
de las enfermedades del corazón sobre el celebro , se trata
en otro logar (P. II , vol. II , Ed. de L. ). También puede
leerse á Kreyssig (die Krankh. des Herzerts , sjslcmat.
bearbeit. th. I , p. 348). Este autor ha reunido con cui
dado las observaciones de sus predecesores Corvisart, Tes
ta y otros. También es digna de recuerdo la historia de la
enfei-medad que en nuestro tiempo arrebató al príncipe de
Augustcmbourg (Rossi f en Ilorn's Arch. 1812 , 2 B. , p*
2 7), así como también un caso referido por el doctor
Cayrel en el Journal de Toulouse. Mayo 1826 (Froriep,
Notizen aus dem Gebietc der Natur-und Heilk. B. I8i
No. 8. , p. 12 4).
(6) Bonet , I. c. , obs. 57. Cons. el cap. II , §. IX (40>
donde está extensamente demostrada la influencia de loa
vasos pulmonalcs sobre el celebro.
[c) Consúltese el cap. XXVI» a. 1. .
176 DE LA APOPLEJÍA.
hereditario (o), el sexo masculino (¿), la cesacion
de los menstruos cuando anteriormente habían corri
do en abundancia (c), una constitucion robusta, mus
culosa, pictórica, obesa, con la cabeza voluminosa y
el cuello corto (ti), sin excluir no obstante las demás
constituciones (e) ; la primera infancia (/) , la época

(a) . Blane (1. c.) refiere uno de los ejemplos mas no


tables de apoplejía hereditaria. Otros se encuentran en R.
A. Vogcl , De cognoscenttis et curand. morbis , §. 569.
Morgagni , 1. c. , epít. IV, art. 2. Yo pronostico otro
ejemplo futuro de esta afeccion en mí misino, á no ser
que Dios quiera reservarme para otra enfermedad mas
cruel.
(6) Por el cuadro general de las apoplejías acaecidas
en París desde et 1.° de Enero de 1794 hasta 31 de Di
ciembre de 1823 , publicado. por Falret en la Revue medí
cale , Juin 1829 , p. 539 , se ve que de dos mil doscientos
noventa y siete apoplécticos , mil seiscientos setenta han
sido hombres , y los sesenta y dos mujeres.
(c) Fed. Hoffmann , 1. c. , obs. II , en la edad crítica.
(d) Bocrhaave (Instituí, med. , §. 7 74) afirma que et
cuello de los apoplécticos no tiene muchas veces mas que
seis vértebras , cuya conformacion ha visto continuar por
muchas generaciones. Con todo eso , los vicios de confor
macion del cuello y de ta cabeza , que pueden producir la
apoplejía , dependen en mi opinion mas bien del vicio ra
quítico que por lo demás opone muchos obstáculos al
círculo sanguíneo , que de la mayor proximidad de la
cabeza y del corazon. Van Swicten , 1. c. , §. 1010).
(e) Rochoux (1. c.) advierte con razon que la apople
jía puede sobrevenir en todas las constituciones , y lo
prueba con un cálculo de sesenta y tres enfermos. Pero
este médico distinguido no prueba que las personas ro
bustas , obesas , con la cabeza voluminosa y el cuello cor
to , perezcan habitualmcnte de otras enfermedades que de
la apoplejía ; por consiguiente , se debe admitir siempre
esta constitucion apopléctica.
(/) Baader , Gülij , en los pasajes citados en nuestro
»E LA APOPLEJIA. i 77 .
intermedia entre los cuarenta y sesenta años (Swie-
ten), tambien la vejez (a) ; una alimentacion abun
dante, escogida; el uso de licores fermentados, la
vida sedentaria, los estudios , los cuidados, la tristeza,
sobre todo una «speranza burlada ; los infartos abdomi
nales, la supresion de hemorragias habituales, como las
epistaxis , las hemorroides (A) , los menstruos (c) , la
omision de una sangría habitual ; las demás enfer
medades de la cabeza , del hígado (</) y de los riño-

capítulo precedente. Hachmann , Bemerkungen ¡iber apo


plexia venosa bei Kindern (Heker's liter. Annalen der ge-
sammt. Heilk. , 1830 , Mayo).
(a) Hipócrates , Afor. 31 , secc. III. Charter. , t. IX,
p. 128. De sesenta y tres enfermos solo diez y siete te
nían desde cuarenta á sesenta años , y treinta y cinco de
sesenta á ochenta. Rochoux , 1. c.
(6) Baglivio , Op. p. 339. H. Schnlze , Diss. sistent
vtrum apoptexia extinctum ab hoemorrhoidibus suppressis,
Altdorf, 1723. El mayor número de los apoplécticos en
Xituania padece de hemorroides.
(c) Fabricio de Hilden , cent. III, obs. 12. En las
mujeres de edad , que dejan de tener sus reglas , he visto
muchas veces que la apoplejía ha sido ocasionada por los
medios temerariamente usados para detener las hemor
ragias det útero, comunes en dicha época. Consúltese
el §. III, 10.
(d) V. §. XXV, 3 (122). Los antiguos que enume
raban la atrabilis entre las causas predisponentes de la
apoplejía (De melanchotia tíber , ex Galeno, Rufo &c.,
cap. I. Chart. X, p. 496. Westphal , De apoptexia atra-
bitiari. Gryphiswald 1767) no ignoraban la influencia del
hígado en esta enfermedad. Sin embargo , esta influencia
ha sido exagerada por BobHlier (Observaciones sobre la
presencia de los cálculos bitiares en los conductos de la
bilis , considerados como causa de la apoplejía , en el
diario general de Ciencias Médicas , Noviembre , 18¿4). .
TOMO VI. 12
178 DE LA APOPLEJÍA.
nes (a); una constitucion endémica (¿) anual; la
diminucion de la presion atmosférica (c), el tiempo
frio y lluvioso (<¿), la época del equinoccio (e), los
calores fuertes del verano (/) , y principalmente los
cambios bruscos de la temperatura (Federico Hoff-
mann, Morgagni).
2. Causas excitantes. Las causas excitantes de la
apoplejía son : las violencias externas , como la perma-
mencia prolongada del feto en los estrechos de la pel
vis, la aplicacion violenta del forceps, las caidas (Ca-

(a) He visto muchas veces morir de apoplejía á per


sonas que padecian de cálculos renales, y por consiguien
te de iscuria.
(6) Pajola me ha referido que las apoplejías son en.
Venecia una enfermedad muy comun.
(c) J. G. Kramer , Commerc. lit. Noric. 1732, p.
346. Rezins, Meteorologie apptiquée á la médecine. Wid-
mann en el Hufeland's Journ. der pr. Heilkunde, 1809.
Se ha indicado el aumento de la presion atmosférica
como causa de apoplejía por Le Pois (1. c.) y Hom (Ar-
chiv. für med. Erfahr. , 1813, Pecemb. p. 387); per»
esto es enteramente contrario á mis observaciones. Ni
iampoco es permitido atribuir solamente al estado baro
métrico las enfermedades que se presentaron en Berlín
en el memorable año de 1812 , bailándose entonces sus
habitantes afectados por tantas pasiones de ánimo.
(d) Hipócrates, secc. III, afor. 23. Ramazzini,
Constit. epidem. , 1691 , secc. III , p. 97. Lancisio , 1. c.»
p. 69 , 90. Morgagni , epist. II , 3.
(•) Todos los médicos lo declaran , y yo digo lo mis
mo.
(/) Mi padre ha observado en San Petersburgo y yo
en Vilna , que en los paises septentrionales la apoplejía
sobreviene frecuentemente en lo mas fuerte del verano,
cuando los rayos solares apenas dejan el horizonte.
DE LA APOPLEJIA. 1 79
merario), las conlusiones (a) , los bofetones y los demás
castigos impueslos en las escuelas (Morgagni) , todos los
esfuerzos violentos, sobre lodo durante el coito (A), el
parlo (c) , la defecación (Morgagni) y el vómito (Sy-
denham , Morgagni, Borsieri), las malas posturas del
cuerpo, principalmente aquellas en que se inclina la
cabeza ; los vestidos estrechos , con especialidad la
constricción del cuello , su contorsión ; el infarto de
las glándulas cervicales, el estornudo, la tos (Hoff-
mann, Bang), el ejercicio excesivo , el salto el
decúbito cuando el estómago está lleno (Morgagni),
principalmente si se tiene la cabeza baja ó arrimada
á una estufa (e); la insolación (/), el calor del ba

la) Sculteto , obs. II. La experiencia diaria lo con


firma.
(6) Foresto , lib. XXVI , obs. 20. Fed. HofFmann,
De morb. ex nimio veneri usu, §. XVII. En 1812, ha
llándome en Viena , un hombre bien conocido, de edad de
setenta años, fué acometido de apoplejía en el acto mis
mo del coito después de haber comido copiosamente.
(c) Adolfo, Act nal. tur., t. I, obs. 24 1. Co-
quereau , en la historia de la sociedad real de Medicina,
a. 1776, p. 268.
(d) Véase sobre la apoplejía de resultas del baile , en,
Darwin , 1. c. , p. ■ 433¿ "
(e) Le Pois , 1. c. La gente del pueblo en Polonia , y to
davía mas en Rusia , tiene la costumbre de acostarse encima
de las chimeneas calientes después de haberse llenado el es
tómago de alimentos groseros , de lo cual resulta mu
chas veces la apoplejía. En el mes de Febrero de 1816
he visto dos casos semejantes por dormir junto á una
chimenea , uno en un monge de cincuenta y cinco anos,
el otro en un joven de treinta; el primero murió, el se
gundo sobrevivió. El celebro de aquel presentaba los ves
tigios de la inflamación, y se hallaba como inundado en
ana cantidad copiosa de serosidad.
:
180 DE LA APOPLEJIA.
fio (a), las caldas en el agua fría y la natacion (Dar-
win), el uso de las aguas minerales demasiado acti
vas, cerno las de Carlsbad, sin la preparacion con
veniente (Fed. Hoffmann); los drásticos (A), la su
presion de la traspiracion (c), la gula (d), la em-

(/) Le Pois, 1. c. , p. t05. Esta causa produce muchas


veces la apoplejía en los soldados, en los hombres del
campo en tiempo de la siega , y en los caminantes. V.
Thoruas , Practice of physic.
(a) Ritter en el Hufeland's journ. der. pr. Heilk. 7,
B. 3. St. , p. 60. Los baños de vapor producen la apo
plejía con bastante frecuencia entre los rusos: estoy ad
mirado de que esto no suceda aun mas á menudo.
(6) Fed. Hoffmann (1. c. , obs. II) hace depender la
apoplejía de un espasmo abdominal producido por los
drásticos, sobre todo en las mujeres.
(c) Los sugetos enardecidos por las bebidas fermen
tadas ó por los baños de vapor, que se exponen en segui
da al aire frio , son mas frecuentemente acometidos de
la apoplejía. La costumbre de los rusos de arrastrarse ro
dando por la nieve despues de satir de un baño de vapor,
no es práctica siempre exenta de peligro. V. Amato Lu
sitano y Bethke.
{d) Schenck , Schroeder, Fothergill y Mursinna. Esta
causa es bastante frecuente en París y Vicna , como lo de
muestran las observaciones de Portal y las mias. Es mas
rara entre los polacos, que comen con bastante sobriedad.
Tambien se debe leer acerca de ta glotonería como causa
de la apoplejía á Varren en el New-Englaud journal of
med. and surgery, Boston, 1812 , vol. I. Clarke en las
medical transactions published hy the college of phisi-
cians in London , 1825 , vol. V (la plenitud del estó
mago por las ostras en las mujeres preñadas) , y Barry,
Uber das Gaz in den Gedármen ; la Lancet. No. 188,
Abril 1827 , traducido al Froriep's Notizen , B. 17, No,
H > 1827. Junio.
»B LA APOPLEJIA. 181
briaguez (a) , sobre todo por el vino mezclado con
azufre (Fed. Hoffmann) » y por la cerveza preparada
con mucha cantidad del lúpulo ú hombrecillo (¿) 6
con sustancias narcóticas (Collenbusch) ; el opio (c) , el
tabaco (d), el tufo del carbon (e) , los vejigatorios

(o) Schenck , lib. I., obs. 149. Platero, obs. lib. I,


p. 17. La experiencia de nuestro siglo lo confirma todos los
dias. «Por eso Henrique de Heer , segun dice Hoffmann
(J> c.) , atribuye con raion á esta causa la frecuencia de
la apoplejía en los pueblos septentrionales.*
(b) £1 mismo : la cerveza inglesa , llamada vulgar
mente porter, ocasiona la apoplejía, segun Gaitskell (The
Xondon medical repository , vol. V, 1816 , Feb.)
(í) Plater. Lettsom. He visto muchas veces en Vilna
la apoplejía ocasionada en los niños por el jarabe de dia-
codion preparado con el opio. . i
(d) Eph. nat. cur. dcc. II, an. 10, obs. III, Hist.
morb. Wratistaw, p. 203. Didelot , Avis aux gens de la
campagne , chap. 17, p. 119. Murray , Apparat. med ,
vol. I, p. 464. La influencia del humo del tabaCo como
cansa de la apoplejía está demostrada por la historia de
los dos hermanos silesianos, referida por Borsieri , .'¡fe'
c. , §. LXXXV (*">), y por una observacion mas recien
te del doctor Marshall Hall (The Edimburgh. med. and
*nrg. Journal , 1816 , January). Mi padre fué llamado on
día á casa de uno de sus amigos, á quien un criado al
volver á ella había encontrado en estado apopléctico. Mi
padre percibió en la pieza un olor de humo de tabaco ; y
sabiendo que el enfermo no fumaba jamás , habiéndose
informado con mas exactitud , supo que su amigo hahia?
recurrido al tabaco como remedio contra un dolor de
muelas. Yo he visto en el hospital de Viena ocasionar el
mismo efecto al beleño negro usado contra la odon
talgia , pero el caso fué mortal. En cuanto al tabaco de
polvo se debe advertir que si las personas demasiado en
tregadas á esta costumbre perecen alguna vez de ¡apopte
jía , esto no se puede atribuir directamente al tabaco;
183 DE LA APOPLEJIA.
aplicados á la cabeza, los olores fuertes, los aposen
tos recien blanqueados con cal , las emociones (Zim-
mermann), como la alegría, la risa (a), el terror (¿),
la cólera (c), principalmente la indignacion (</), la
intension demasiada del entendimiento; por último

porque la aficion á asarle es un síntoma comun de las


enfermedades del celebro , y yo le he observado no solo
en las vesanias, sino tambien en la apoplejía.
(e) Véase el cap. de la asfixia. Schenck , lib. de apo-
plexia ex fumo carbon.
(«) Madama Rzcwuska , de Vilna , de edad de sesen
ta años , persona de carácter alegre y festivo , fué acome
tida por la apoplejía en el invierno de 1821 durante un
acceso de risa inmoderada: se restableció. El 12 de Abril
de 1822 en iguales circunstancias volvió á ser acometida
del ataque , que entonces terminó su vida.
(4) J. Frank, discurso sobre la influencia de la re
volucion francesa en los objetos relativos á la medicina
práctica , p. 23.
(c) Wolff ,Obs. med. chir.',4flhtII , No. 5. G. M,
Richter, Synopsis prax. medicó-obstetricice. Mosq. , 1810,
cap. XXII. Una apoplejía producida súbitamente por un
rapto de cólera violenta terminó funestamente en una
parida, que durante los doce primeros días despues del
parto se habia encontrado muy bien. V. nuestro capítulo
de la cólera considerada como enfermedad. '
. (d) Así sucedió á mi abuela , que fué acometida de
un ataque apopléctico al oir á un hombre sin probidad,
á quien mucho tiempo antes habia satisfecho una deuda
contraída en otra ocasion , prestar juramento ante el juez
de que no habia recibido nada. He visto tambien un ejem
plo bien triste de esto en 6 de Noviembre de 1814 en una
señorita soltera que se hallaba de parto , la cual habien
do sabido casi en el momento de conctuirle la perfidia
de su amante , fué acometida de vómitos y delirio , du
rante el cual hubiera matado á la criatura sin los cui
dados de los asistentes , despues de convulsiones y por
DE LA APOPLEJIA. 183
una epistaxis detenida, el retroceso ó metástasis de
los exantemas (Golis), de los herpes (a), de la gota,
de la tina (6) ; la curacion de úlceras antiguas y la re
seccion de la plica (c).
3. Causa próxima. Dígase lo que se quiera (d),
puede considerarse con bastante seguridad , como cau
sa próxima de la apoplejía , la compresion morbosa del
celebro , cerebelo ó medula oblongada , por la sangre

fin la apoplejía , qne á los seis dias terminó por la muer,


te. Al abrir el cadáver se encontraron los vasos de las
meninges hinchados de sangre , y ta superficie del cerebro
fuertemente enrojecida, sobre todo en las circunvolucio
nes. Habia un derrame considerable seroso-s&nguinolento
al rededor de la medula oblongada y al principio de
la vertebral. Por lo demás el cerebro y el cerebelo se
hallaban en su estado normal. Los síntomas principales
de la enfermedad fueron : letargo , parálisis del párpado
izquierdo , retraccion de la lengua hacia la derecha , pa-
raplejia , hostezos , ciento veintisiete pulsaciones , supre
sion de los loquios , estreñimiento.
(a) Lancisio , 1. c. , p. 67. Gilbert, Adversar, pract.
prima, p. 26. El monje de que he hablado mas ar
riba , dió motivo segnn parece á la apoplejía de que
fué acometido por la repercusion casi completa de un
herpe de la region epigástrica producida por el frio.
(b) Act. med. Berolin. dec. I , vol. II , p. 20. He
visto en dos niños que tenian cerca de un año y pade
cian la tifia, sobrevenir la apoplejía despues de las fric
ciones en la cabeza con el aceite de olivas.
(c) De la Fontaine, Chir. med. Abh. Polen betreffend.
Brestau , 1792 , p, 55. Sin embargo , yo no he visto re
sultar la apoplejía de esta causa.
(<*) Abercromhy , 1. c. , appcud. , niega que el cele
bro pueda estar comprimido.
184 "E I-4 APOPLEJIA.
arterial 6 venosa (a) , por los huesos , por concrecio
nes y tumores de toda especie, ó por la serosidad que
resulta de una inflamación crónica anterior , ya sea
del celebro, ya de los vasos sanguíneos. Pero en esto,
como en todas las cosas , los extremos se tocan ; y así
entre las causas próximas de la apoplejía deben enu
merarse la falta misma de nutrición en el cele
bro (¿), su inacción tal vez y su contracción morbo
sa (e), la falla de equilibrio entre las arterias y las
venas del celebro por la plenitud de las primeras y
vacuidad de las últimas, ó y ice versa (Abercrom-
bie).

§. IV.

DIAGNÓSTICO-

i. Interpretación de los síntomas precursores. AI


calificar los síntomas precursores de la apoplejía , es
preciso guardarse lo mismo de despreciar los síntomas
reales, que de atribuir demasiada importancia á aque
llas cosas que solo son aparentes. En cuanto á esto úl
timo pueden inducirnos á error un sueño con respi
ración profunda ('/) , ó que acomete en horas no acos-

(a) Monlain intenta dividir la apoplejía en arterial


y venosa. •
(b) «Estoy inclinado á creer que cierlo grado de pre
sión uniforme es necesario para el ejercicio de las funcio
nes del cerebro , y que cualquier aumento ó disminu
ción de esta presión las suspende» (Everard Home, 1. c,
página 2^9).
(c) Esta es una hipótesis de Gay.
(d) Un catedrático antiguo de elocuencia en la uni
versidad real de Pavía , llamado Villa , hombre de edad
DE LA APOPLEJÍA. 185
tumbradas (a) , la debilidad de la vista (¿) , y otras
lesiones de los sentidos que resultan con frecuencia de
una simple coriza (consúltese mas adelante el nú
mero 5.)
2. Diagnóstico de la enfermedad en sí misma. A
no ser que se quiera jugar con las palabras y atri
buir la muerte en general á un estado apoplécli—
co (2G2), guardémonos de lomar como apoplejías los
casos de muerte repentina que resultan con sobrada
frecuencia de otras causas, como son el homicidio,

avanzada y muy obeso , pasaba las vacaciones en Milán


en casa de uno de sus amigos. Después de una comida
abundante pasaba durmiendo la siesta según la costum
bre de Italia. Sucedió entonces que habiendo ido á -bus
car á un sacerdote para administrar los sacramentos á
an enfermo que habitaba en el piso superior de la misma
casa , quiso la casualidad que el acompañamiento entra—'
se en el cuarto del catedrático , y bailándose acostado,
con la cara encendida , en un sueno profundo y ron
cando, se. creyó sin duda alguna que se hallaba acometi
do de apoplejía. Ya habían principiado las exhortaciones
y los rezos cuando aquel dispertó, y lleno de terror
aseguró que se encontraba enteramente bueno, pidiendo
Solamente que le dejaran quieto. Los presentes creyeron
que el delirio había reemplazado al sueño , hasta que la
familia descubrió la equivocación.
(a) He conocido á muchos jóvenes que pasaban clan
destinamente la noche en los bailes y en la vida licenciosa,
I quienes la continua soñolencia que los atormentaba du
rante el día inspiraba á sus buenos padres el temor in
fundado de una apoplejía inminente.
(&) Una señora anciana , muy elegante , equivocaba
las líneas cuando leía. Un médico joven deducía de aquí
el peligro de una apoplejía. Otro , de mas edad , llamado
en consulta , aconsejó el uso de los anteojos, y con eso
se restableció la vislai
186 DE LA APOPLEJIA,
la rotura de los aneurismas en la cavidad torácica,
en la abdominal ó pelviana , ó las hernias estrangula
das (a\ Distíngase tambien con cuidado dicha en
fermedad de la encefalitis comatosa, del hidrocéfalo
agudo , del letargo , de la embriaguez y de las asfi
xias (¿).
3. Síntomas diferenciales de la encefalitis coma
tosa. La calentura que sobreviene al principio de la
enfermedad , la invasion graduada del estado coma
toso, la persistencia de los movimientos voluntarios
distinguen la encefalitis comatosa de la apoplejía. Por
lo demás existe una grande afinidad entre ambas en
fermedades , como sucede en general entre las infla
maciones y las hemorragias, cosa que no ignoraba
Boerhaave (c).

. (a) Hace cerca de veintiseis a Sos un mozo de cordel


de un arrabal de Viena cayó al suelo al parecer herido
por la apoplejía. Rudtorffer , cirujano experto que pasa
ba por altí en aquel momento , examinando con mas cui
dado al supuesto apopléctico , descubrió la verdadera cau
sa de su mal en una hernia estrangulada , y luego que
la huho reducido, el enfermo recobró el sentido y quedó
sano. Lo mismo sucedió á mi padre que hallándose un
dia con el príncipe de Spire en un carruage tirado por
seis caballos enteros, vió caer repentinamente muerto á
uno de ellos dando un grito terrible. Linos lo atribuían
á una apoplejía , otros á la rotura de un vaso. La au
topsia demostró que la verdadera causa babia sido una
bernia estrangulada. , '
. (6) Yo incluyo en esta clase de enfermedades las apo
plejías por congelacion de que hablan : Galeno, de morb¡
differenti , cap. V. Wepffcr , 1. c. , p. 388. S. T. Quell-
malz. Prog. de frignris acrioris in corp. Iium. ctfectibus¡
Lips. 1755. Recus. in Hatlcii diss. praect. , t. VI . pági
na 205, ,
(c) Un gran médico (Van Swieten , 1. c. , §. MVII)
DE LA APOPLEJIA. 187
4» Del hidrocéfalo agudo. La apoplejía produci
da por un derrame seroso que comprime el celebro,
tiene muchas relaciones con el hidrocéfalo agudo. La
apoplejía de los reciennacidos (a) no es tampoco otra
cosa, hablando en general , . que un hidrocéfalo de
los mas agudos. Cuiten clasifica tambien entre las
apoplejías con la denominacion de cefálicas, á la hi
dropesía de los ventrículos. Sin embargo , como en el
hidrocéfalo, cualquiera que sea su agudeza, el cele
bro está comprimido, compresion que aumenta poco
á poco ; como los accidentes que esto acarrea se van
desarrollando gradualmente, siendo así que en la
apoplejía sucede lo contrario, es decir, que la causa
y sus efectos se manifiestan de repente (/>), se conoce
desde luego naturalmente la diferencia entre ambas
enfermedades.
5. Variedades de la apoplejía en cuanto á su si
tio y naturaleza. Hemos llegado ya al caso de deter
minar aun con mas precision las apoplejías, siendo lo
primero que se presenta á nuestra consideracion el si
tio particular que ocupa en el celebro. Es de sentir
que bajo este aspecto no se posean todavía mas que
conjeturas. Tales son las que suponen que la apople
jía está localizada en los lóbulos anteriores del cere-

asegura que la apoplejía va frecuentemente unida á la in


flamacion.
(a) Esta enfermedad llamada en aleman Wasserschlag,
ha sido descrita por Quin , Portenschlag y Golis. He vis
to tres casos en Vilna que todos resultaron de la supre-
»ion de enfermedades cutáneas , sudores y diarreas.
(6) Respecto de los efectos de la compresion repenti
na del celebro cualquiera que sea su causa , véase á Ho-'
me , 1. c. , p. 248.
188 DE tA APOPLEJÍA.
£ro, cuando se pierde la memoria y la palabra (a);
en el cerebelo cuando se observa el priapismo ó la
erección del clíloris é hinchazón de las ninfas (263);
y al rededor de la medula ohlongada cuando hay le
sión de las funciones del pulmón , del corazón, de la
lengua y del esófago. Todavía damos menos impor
tancia á la división de la apoplejía en superficial y
profunda , y en meníngea y celebral. Generalmente
hablando, el sido de la apoplejía puede tener alguna
influencia respecto al pronóstico, pero ninguna en
cuanto al tratamiento. Este depende del carácter de
la. enfermedad , el cual no debe determinarse por la
naturaleza del fluido derramado (264), de la que
deducían sin razón los antiguos autores de patología
la división de la apoplejía , sino de la naturaleza de
sus causas ocasionales. De aquí resultan por consi
guiente las siguientes especies de apoplejía.
6. Apoplejía traumática. Las causas que la pro
ducen en los reciennacidos son las violencias que se
ejercen durante el parto, y en los adultos las lesio
nes externas. Al reconocer los casos de este género, es
preciso distinguir las caidas que ocasionan esta en
fermedad, de aquellas que son solo efecto de ella.
- 7. Apoplejía accesoria. No es otra cosa mas que el
efecto repentino de lesiones anteriores y ordinariamente
crónicas del encéfalo. Tales son las roturas de las arle-
ñas, de las venas, dilatadas hace mucho tiempo, ulce
radas, de los abscesos ó tumores de toda especie. En el

(a) Bouillaud, Trailé del encephalitc, &c. París,


1325. Pinel (el hijo) ha intentado demostrar el poco fun
damento de las teorías de Bouillaud acerca del sitio de la
apoplejía. Quelqucs recherches sur le sié.ge des alterations
cerebrales (Journ. de pbysiologie , t. VI, Enero 1826¿
p. 193).
DE LA APOPLEJIA. i 89
diagnóstico de esla apoplejía , que es muy común, es
preciso tener en consideración la familia y constitu
ción de los enfermos , las enfermedades anteriores,
aun las mas ligeras en apariencia, como los dolores
obtusos de cabeza , los vértigos , los vómitos por las
mañanas , &c.
8. ylpoplejía metastática. Es efecto de las causas
de otras enfermedades , sobre todo las de Jas calentu
ras inflamatorias y reumáticas , de las inflamaciones,
supuraciones, exantemas , impétigos , de los obstácu
los que impiden la secreción de la leche (Puzos, Leu-
ret , Deleurye) , cuando el temperamento particular
del enfermo ó la constitución morbosa que reina en
aquel momento dan inárgen á que obren de pronto y
funestamente en el celebro. Esla apoplejía metastá
tica se presenta con frecuencia en los niños pequeños
y aun én los de pecho. Su naturaleza varía; en ge
neral resulla de una inflamación que da origen á un
derrame de sangre ó de serosidad.
9. Apoplejía inflamatoria. Acomete á los sugetos
robustos, pictóricos, que tienen una vida sedentaria,
entregados al uso de las bebidas fermentadas, sujetos
anteriormente á hemorragias habituales, presentán
dose con síntomas inflamatorios generales, principal
mente después de emociones violentas ó de la insola
ción. La rubicundez de la cara y de los ojos, la fuerr
za y plenitud del pulso caracterizan en general á esta
especie de apoplejía; aunque también la hemos visto
acompañada de palidez de la cara y de debilidad del
pulso. Las convulsiones y los demás espasmos, los vó
mitos y demás síntomas gástricos que pertenecen á la
irritación inflamatoria del celebro no siempre faltan
en la apoplejía, lo cual demuestra su afinidad con la
encefalitis (265). En cuanto al derrame, está gene
ralmente formado por la sangre , aunque no siempre.
Muchas veces hemos encontrado derrames serosos al
190 SE LA APOPLEJIA.
hacer la autopsia , despues de apoplejías que habían
presentado todos los síntomas inflamatorios (a); por el
contrario , tambien hemos visto apoplejías que cier
tamente no eran inflamatorias, en las cuales al abrir
se los cadáveres se manifestó un derrame sanguí
neo (A). De aquí resulta que las apoplejías sanguínea
y serosa no se oponen de ningun modo la una á la
otra : su frecuente complicacion ya lo hubiera debi
do demostrar (c). Sin embargo no negaremos que
existe una especie de apoplejía que podría llamarse
accesoria, producida en los hidrópicos por la serosi
dad exhalada en el encéfalo lo mismo que en las de
más cavidades A la cabecera de los enfermos no
podríamos determinar si una apoplejía sanguínea es
arterial ó venosa.

(a) Tambien lo ha visto el ilustre Cheyne (1. c.).


(6) Fed. Hoífmann (despues del cual casi no puede es
cribirse acerca de la apoplejía sin reparo) designa la apo
plejía sanguínea con el nombre bien adecuado de hemor
ragia celebral , y hace depender esta hemorragia no solo
de la plétora sino tambien de otras causas. Cons. á Ro-
choux , 1. c. , y á Romberg en Horn's Archiv. für medt
Erfahr., 1820 y 1823. Mayo y Junio.
(c) Baglivio (Opp. omn. , p. 681) refiere un caso de
apoplejía en que se encontraron dos libras de sangre ne
gra en el ventrículo derecho , y media onza de serosi
dad amarilla en el izquierdo. Yo he encontrado mu
chas veces un derrame de sangre en los ventrículos an
teriores y de serosidad en la superficie del cerebro.
(d) He asistido á muchos ancianos afectados de enfer
medades del corazon ó de los pulmones , en quienes se
manifestaba primeramente el hidrotorax y el edema de
los pies , en seguida la tumefaccion de los mustos y la
ascitis, y últimamente despues de un estado de soñolen
cia, el derrame en el encéfalo con la apoplejía llamada
generalmente serosa. La autopsia no manifestaba en este
DE LA ArOPMJIA. 191
10. Apoplejía reumática. Se presenta en algunas
personas que á veces no eslán predispuestas á las apo
plejías, pero cuyo celebro ha padecido de resullas de
otras enfermedades. En algunos casos es efecto de la
constitución reinante , en otros de un enfriamiento
que experimenta el cuerpo hallándose caliente; la
preceden con frecuencia la coriza (a) ó los dolores de
los miembros. En los cadáveres se encuentra un der
rame á veces sanguíneo (¿), muy á menudo seroso,
algunas veces mixto, casi nunca sin señales de infla
mación (c).

caso señales de inflamación , y al parecer el celebro mas


bien se presentaba nacido. Moulin, 1. c. , ha escrito cosas
que deben tenerse presentes acerca de esta apoplejía , que
llama hidrocéfalo de los ancianos.
(a) Se demostrará en su lugar que la coriza ó infla
mación de la membrana de las fosas nasales no siempre
carece de peligro, á causa de la proximidad de esta mem
brana y del celebro.
(6) Al leer mis observaciones acerca de la influen
cia del reumatismo en las arterias y sobre las hemorra
gias de estos vasos (P. II , vol. II , secc. II , cap. XX , edic,
de Leipsick) , no se extrañará que la hemorragia celebral
pueda presentarse bajo la forma reumática.
(c) Un maestro de lengua rusa en el Gimnasio de
Vilna , hombre de constitución robusta y apopléctíca,
mas dedicado al culto de Baco que al de Minerva , ha
bía experimentado en 1812 un ataque de apoplejía que
fué combatida con buen éxito mediante las sangrías ge
nerales. Vivió después disfrutando de buena salud hasta
el 7 de Febrero de 1815. En la víspera, hallándose
su cuerpo caliente, se habia resfriado , y en esta ocasión
experimentó un segundo ataque de apoplejía con hemi
plejía del lado derecho. Este enfermo fué admitido al dia
siguiente en la clínica en estado letárgico. Presentaba la
■cara encendida , hinchada , los íojos fijos , las'pupilas con
traídas, la esclerótica inyectada , un principio de trismo;
1 92 DE IA APOPLEJÍA.
1 1 . Apoplejía gástrica. Sobreviene cuando el es
tómago y los intestinos llenos de alimentos, saburras,
gases (a) y tal vez de lombrices (ti), comprimen la
aorta abdominal ("206) ó á los pulmones á veces in
flamados , reduciéndolos á un espacio estrecho. En el
diagnóstico de esta apoplejía conviene acordarse siem
pre de cuan engañosos son los síntomas gástricos.
12. Apoplejía artrítica. Esta apoplejía admira
blemente descrita por Musgrave (267) y Barlhez
(268), se presenta por lo común después de las cefa-

y sin embargo de eso la deglución fácil , la voz apagada,


la respiración anhelosa , laboriosa , el brazo derecho apro
ximado con fuerza al toras, el izquierdo á las partes ge
nitales , el pulso lleno , duro , regular , no mas frecuen
te que en su estado sano ; el calor de la piel normal,
excepto en el lado hemiplégico que estaba algo frió:
orinaba sin sentirlo , pero en la cantidad ordinaria , y
tenia estreñimiento. A pesar de todos los auxilios que se
le administraron sobrevino la paraplegia y el enfermo
murió el 16 del mismo mes. Autopsia. Levantada la bó
veda del cráneo se presentaron muchas onzas de una se
rosidad clara. Todavía era mayor la cantidad que habia
al rededor del cerebelo , de la medula oblongada y á la
entrada del conducto vertebral. Los vasos de las menin
ges dilatados por la sangre , como si hubieran estado ar
tificialmente inyectados. Lo mismo sucedia respecto délos
senos cavernosos. La sustancia medular del celebro se
presentaba llena de innumerables puntitos rojos. En to
do lo demás el cerebro y cerebelo estaban como en su
estado normal.
(«) Se encuentran observaciones de apoplejía ventosa
en Morgagni , 1. c. , epist. V, art. 17, 18 y 19.
(6) Se encontrarán, sise desean, observaciones déla
apoplejía verminosa en Scharschmidt (Annot. med. chi-
rurg. , t. I , p. 314 y 324). A mí nie parecen sospechosas.
DE LA APOPLEJIA. 193
lalgias y vértigos de naturaleza tambien artrítica. Va
precedida de ruido en los oidos, lipotimias, náuseas
y vómitos. Acomete á los hombres de edad avanzada,
sobre todo cuando se ven repentinamente obligados á
suplir la falta de alimentos suculentos á que estaban
muy acostumbrados , con otros poco sustanciosos.
Coincide á veces con un ataque de gota habitual , y
entonces la producen en algunos casos ya una emo
cion ligera , ya el retroceso de la afeccion de los pies
(Jungken , Conradi) ; por último no es raro observar
que al mismo tiempo e.isten cálculos biliarios ó uri
narios. En esta apoplejía artrítica suele encontrarse
un derrame de sangre; otras veces los vasos solo es
tán distendidos por la sangre y osificados.
13. Apoplejía periódica. Esta apoplejía, segun lo
ha enseñado Barthez con mucha exactitud , tiene
mucha relacion con la artrítica, y se presenta con
síntomas de parálisis, unas veces como la calentura in
termitente larvada apopléctica (269) , otras como un
síntoma accesorio de los paroxismos de las calenturas
intermitentes evidentes, pero benignas por sí mis
mas (a). En general, los cadáveres no presentan

(a) En el mes de Agosto de 1815 fui llevado por


el doctor Kossowski , su médico de cámara , á visitar al
conde H. Stroynowski , de edad de sesenta años , rector en *
otro tiempo de esta universidad imperial , y obispo des
pues de Vilna , hombre eternamente venerable. Entonces
se encontraba en el campo á seis millas de Vilna. Era per
sona de constitucion enjuta , y bacia mas de una semana
que padecia una calenturilla , cuyo tipo era evidente
mente el de una terciana doble. Se habia opuesto obstina
damente al deseo que manifestaron las gentes de la casa de
que se llamase at médico ; pero como el paroxismo de la
víspera fué acompañado de sopor , fuimos llamados sin
saberlo el enfermo. Habiendo llegado al midio dia en
contramos al obispo sentado y comiendo. I.e desagradó
nuestra presencia , y no» dijo ti» rodóos que iría á Vilna
TOMO TI» 1)
194 DE LA APOPLEJÍA.
ninguna alteracion morbosa en el encéfalo (a).
14- Apoplejía escorbútica. Sobreviene no solo en
el escorbuto verdadero despues de haberse anunciado
por temblores, convulsiones y parálisis, sino tam
bien en las enfermedades que tienen afinidad con el
escorbuto, como en la enfermedad macalosa hemorrá-
gica de Werlhoff (A) ; en particular si se combaten
las hemorragias y sobre todo la epistaxis , ó si se cier
ran imprudentemente las úlceras antiguas.
1 5. Apoplejía espasmódica. Cuando está produ
cida por la sangre se explica fácilmente por la in
fluencia de los nervios en los vasos sanguíneos : en
los demás casos se debe explicar por un estado parti
cular del sistema nervioso , que no siempre puede
descubrir el escalpelo. Este género de apoplejía se
presenta como efecto de la inanicion (c) , de los dolo-

ai día siguiente , pero que en aquel queria todavía gozar


de la soledad y tranquilidad del campo. Habiéndole pre
guntado acerca del sopor que habia acompañado al pa
roxismo precedente , respondió brevemente que durante
toda su vida et mas ligero acceso de calentura se hacia
soporoso. En aquel momento de apirexia , exceptuando la
sequedad de la garganta y alguna dificuttad al tragar,
nada podía dar á sospechar una apoplejía perniciosa la
tente. Como el enfermo nos despedía con empeño, le ro
gamos que volviese á la ciudad to mas pronto posible.
Pero aun no habíamos llegado á nuestras casas cuando
sobrevino una apoplejía con resolucion de la lengua y de
los músculos de la deglucion , que precipitó at enfermo
en la agonía.
(a) Bahn , 1. c. C. Médico (abundancia de bilis)..
(6) Mis actas clínicas, vol. III, p. 40 y 43.
(c) Las apoplejías por inanicion han sido descritas
principalmente por P. Paaw, Suecentur. anat. Luga". Bat ,
1616 , p. 109. Boerhaave , De morbis ncreorum , p. 652.
Pezold , Diss. de apnptexia ex inanitione. Gcett , 1783.
Tambien deben comprenderse en esta clase las apoplejías
DE LA APOPLEJÍA. 195
res, sobre todo los que ocasionan los cálculos biliarios
y el parlo, de las pasiones de ánimo, los estudios y
Jos olores: acomete con especialidad á los hipocondria
cos, á las histéricas y á los niños. La apoplejía de
que hablamos ha sido descrila perfectamente con los
nombres de convulsiva, espástica, nerviosa , por Syden-
ham (470), Fed. Hoffmann , Seelmatler (271) , Le
Cal (272), De Hacn (273), Boucher (274), Moli-
nario , Tissot (275), Borsieri, SlolL (276), Kor—
tum (277), Zuliani, Weikard (278), Sche-
ller (279) y otros (280). Se debe cuidar de no con
fundir la apoplejía espasmódica con la asfixia nervio
sa (v. las asfixias). También es preciso . guardarse
de tomar por espasmódica la apoplejía inflamatoria,
que produciendo una viva irritación en el celebro,
va acompañada de muchos síntomas nerviosos. Para
evitar estos errores es necesario atender á la constitu
ción y temperamento de los enfermos, así como tam
bién á sus enfermedades anteriores.
1 6. Apoplejía complicada. Se conocerá fácilmente
cuan frecuente debe ser esta apoplejía refiriéndose á
las nociones generales (cap. I, §. IV, n. 24).

§• v.

PRONÓSTICO.

i. En general. La apoplejía es una enfermedad


muy peligrosa (a). Lo es mas ó menos según la edad,

por abuso de los placeres venéreos, Sobre este asunto debe


lt-erse á Fed. Hoffmann , Biss, de rnorbis ex intempestiva
venere oriundis* ,
(a) Hip. , Afor. 4,9, secc. II, t. IX, p. 81. Mü-
11er 4 Diss. de prognosi apoplexicc. Hal. 1392. . •
196 DE LA APOPLlJÍA.
la constitucion dei enfermo, la violencia de los sín
tomas, la causa de la enfermedad, su naturaleza, su
asiento y su reproduccion.
2. Pronóstico deducido de la edad y de la consti
tucion. En los reciennacidos y en los niños es con
frecuencia mortal en las veinticuatro horas: otras
veces sigue el curso del hidrocéfalo agudo, y se
prolonga casi hasta el dia vigésimo (u). Creo con
Morgagní , y contra la opinion de \an Swieten,
que las apoplejías de los ancianos no son tan pron
tamente mortales como las de los jóvenes , aunque
se resuelven con mas lentitud (2o7). Las perso
nas obesas, de cabeza voluminosa y cuello corto son
las que sufren ataques mas peligrosos de esta enfer
medad. En algunos hombres es tal la tendencia á
curarse, que pueden quedar sanos de alteraciones
muy graves del celebro producidas por las hemor
ragias {/>).

(a) Hablando del hidrocéfalo agudo (§. IV , 3) he


dicho que esta enfermedad era á veces ocasionada por la
apoplejía. En etecto , he visto algunos niños de cabeza
grande y cuello corto , de constitucion robusta , que ha
biendo llegado hasta la edad de diez meses sin romper
los dientes , fueron acometidos inopinadamente de apo
plejía. A beneficio de un tratamiento conveniente los sín
tomas se aliviaban; pero vana esperanza , porque tras-
formándose la enfermedad en hidrocéfalo agudo , acar
reaba la muerte de los niños.
(b) Brunner (Bonet , Sepulc. edit. Manget , 1700 , t.
I, lib. I, sect. II, p. 139 : De apopleXUT pOSi quinque—
nium recurrente foriissirna á san guiñe extravasoto cum
capitis anateme) dice con razon : «Sea como quiera, al
menos parece que las heridas y las soluciones de continui
dad en la sustancia medular del celebro pueden consoli
darse , ya por los auxilios del arte , ya por los de la na
turateza.» V. Romberg, 1. c. , p. 438. V. No. 3 (I8>.
' »B LA APOPLEJIA. 197
3. Pronóstico deducido do los jíntomas. La vio
lencia ó la lenidad de los síntomas solo suminis
tran para el pronóstico síntomas dudosos , habien
do visto mas de una vez enfermos que se han
curado de una apoplejía exquisita , y morirse otros
de una parapoplejía. Se consideran como síntomas
de muy mal agüero la espuma de la boca (a) , la cara
lívida , larga (¿) , las manos aproximadas constan
temente á un solo lado de la cabeza (Quarin), la di
ficultad de tragar (c), el devolver las bebidas por la
nariz, la respiración estertorosa (e7), la elevación de la
región precordial (Ceiio Aureliano), la paraplejia (e),
el decúbito dorsal (/),' el que el pulso antes débil
se presente fuerte (¡j), las palpitaciones de corazón, los
sudores frios y la frialdad del aire expirado (//), las eva
cuaciones involuntarias de la orina v de las materias

(a) Hip. Afor. 45 , secc. II. Charter , t. IX , p. 82.


He visto sin embargo , en 1815 , un maniático acometido
de apoplejía (Véase sobre esto el §. I, 1, nota) que
te curó á pesar de que presentaba espuma en la boca.
(6) Celio Aureliano, I. c. , p. 199: «Pejoranle passio-
ne a/que in exitium wgrorum crcscenle , miltus adduclin,
iia ut longior nato videalur.*
(c) Li considero como muy mala señal.
(d) Baglivio , 1. c. : uQuo rnagis offenditur respiratiot
co fortior morbus.»
(c) Celso, 1. c. : «Qui per omnia membra resoluti suni,
Solent celeriter rapi.»
{f) No he visto curarse nunca ningún apopléctico
con este decúbito.
(g) Baglivio, 1. c. Guárdense los médicos jóvenes de
considerar este síntoma como favorable , según lo ad
vierte Van Swieten , 1. c. , §. 1017.
(h) Hipócrates , Coacar. , praenot. , No. 4'9> Charter,,
i VIII , p. 880. Celio Aureliiuo , L c*
198 SE IA APOPLEJÍA.
fecales. Se consideran como síntomas favorables , la
calentura que se presenta en tiempo conveniente (a),
fuerte (A), efémera, la encefalitis (c), los sudores

(o) Borsieri , 1. c. , §. 120. No pienso como Roug-


non ni como Whytt , que sostienen que la apoplejía sin
calentura termina mejor, y que cuanto mas frecuente es
el pulso , mas indica la proximidad de la muerte.
(6) Hipócrates, lib. I , De morb.., cap. VII. Areteo,
De curat. morb. acut. , lib. I , cap. IVt p. 82. Juncker,
Diss. de prognnsi Hippocratis qund feb. solvat apople-
xiam , 1 734. Baillie (1. c, p. 4~0) habia enseñado hacia
mucho tiempo , cosa que Riobé (1. c.) disputa , que Ja
naturaleza se sirve de la calentura para diluir la sangre
derramada con el líquido que sale de los vasos exhalan
tes, y hacerla así mas propia para la absorción.
(c) Lo mismo que una pulmonía que sobreviene des
pués de una hemorragia pulmoTTaT es á veces útil , así
también la encefalitis puede serlo después de una hemor
ragia del celebro.. Un hombre de treinta años (de que ya
he hablado , §, XXVI , 2 , nota) que padecia hemorroides
y estaba acostumbrado á dormir , según he manifestado,
con la cabeza arrimada á una chimenea , rayó al suelo
herido de apoplejía en 30 de Enero de 1816. Las san
grías generales hicieron desaparecer el letargo, la respirar
cion estertorosa , la lividez de la cara y el trismo. Pero en,
2 de Febrero siguiente una falta en el régimen ocasionó
en el acto la calentura y el delirio. Estos síntomas si
guieron y se agravaron , y el sugeto fué llevado á la clí
nica el 5 de aquel mes. La palidez del rostro , una agi
tación suma y la respiración anhelosa indicaban en él una
grave enfermedad. Además de esto , continuamente estaba
encogiendo las piernas y descubriéndolas. Por lo demás,
y no obstante su delirio, respondia con bastante exac
titud á las preguntas en que se insistía. El pulso se pre-:
sentaba débil , irregular , y ofrecia hasta ciento veinte
pulsaciones. El calor de la piel en su estado normal.. . El
hipocondrio derecho estaba tirante y no toleraba sin mo
DE LA APOPLEJIA. 199
abundantes, calientes, uniformes, acompañados de la
remisión de la calentura y de los demás síntomas , la

leslia el contacto ; había estreñimiento , emisión abun


dante de orina , y de cuando en cuando algunos saltos de
tendones. Clasificamos la enfermedad como una encefa
litis con calentura nerviosa. Se le prescribieron tres granos
de los calomelanos por hora , una lavativa con el tártaro
emético y asa fétida , y un ancho vejigatorio á la cabeza
afeitada previamente. El 6 , el enfermo intentaba escaparse;
estaba en un delirio continuo y se frotaba con las manos los
ojos y las narices; El pulso presentaba ciento cuatro pulsa
ciones , era irregular, mi uro ; la cara lívida, el calor de la
piel normal, la sed inextinguible. Había tomado ya trein
ta y seis granos de los calomelanos , y hecho solo una
evacuación. Se le prescribieron aun otros tres granos del
mismo remedio cada dos horas, alternando con diez gra
nos de sal de asta de ciervo y uno de alcanfor. El 7, el
enfermo hizo nueve deposiciones liquidas biliosas. Dur«-
mió dos horas; presentóse después una coma vigil. Pre
guntado acerca de su estado, echó á llorar. El pulso pre
sentaba noventa y cuatro pulsaciones , era mas fuerte,
las extremidades estaban algo frias , la respiración mas
libre , el hipocondrio derecho en un estado normal. Se
suspendió la administración de los calomelanos de que
babia lomado setenta y dos granos , y se continuó la de
la sal de asta de. ciervo añadiendo la asa fétida. Durante
dos dias su estado fué el mismo con poca diferencia , ¿
hizo en las veinticuatro horas tres ó cuatro evacuacio
nes de vientre. El 10 de Febrero , el enfermo disfrutó
toda la noche de un sueño reparador , recobró su com
pleto conocimiento, y elpulso presentaba setenta y cua
tro pulsaciones Se le prescribió una infusión de las llo
res de. árnica y de la simiente del cilantro. La mejoría
progresó diariamente. El vientre quedó libre , las orinas
sedimentosas , todas las noches aparecía el sudor. Se que
jaba de hambre continua , y no pedia de comer otra cosa
mas que ternera. El 1 7 se le envió á »u casa ya curado,
100 DB LA APOPLEJIA.
orina abundante , espesa , el (lujo hemorroidal (a), la
reaparición de las reglas, la diarrea (¿), el alivio por
las sangrías y la aparición de manchas en Ja cara ó
en los brazos. Las convulsiones no siempre son mor
tales (c).
4. Pronóstico deducido de la causa y de la natura
leza de la enfermedad. Las apoplejías que resultan de
heridas graves en la cabeza , de la rotura de las ar
terias ó venas del encéfalo, casi no admiten tratamien
to. Resulla de aquí que las apoplejías traumáticas y
accesorias son las mas temibles , y que también san
generalmente mortales las que han sido precedi
das de dolor de cabeza (Cheyne), vértigos, epilepsia
y manía. Al contrario, las apoplejías inflamatorias,
reumáticas, artríticas y periódicas, cuando el trata
miento es conveniente y sobre todo oportuno , permi
ten muchas veces concebir algunas esperanzas. En
cuanto á las apoplejías escorbúticas y espasmódicas
regularmente puede decirse lo contrario.
5. Pronóstico deducido del sitio. El peligro de
la apoplejía depende sobre todo del sitio que ocu
pa, y es tanto mas temible cuanto mas próxima se
halle á la medula oblongada. Siempre qae he en
contrado derrame de sangre en la base del crá
neo, con especialidad cerca del origen de los ner
vios glosso-faringeos, vago é hipogloso, la apoplejía

(o) Hipóc , Coac. prsenot., No. 4'8. Charter, 1. c., p*


880. Tengo muchas observaciones de apoplejías resueltas
por las hemorroides.
(b) He experimentado muchas veces los buenos efec
tos de las diarreas en las afecciones apoplécticas.
(c) Y Cheine no considera de ningún modo á las con
vulsiones como la peor señal en las apoplejías.

1
DE IA APOPLEJIA. 101
ha sido rápidamente mortal. Esto explica con fa
cilidad por qué la lesion de la deglucion , de la res
piracion y de la palabra son de tan mal agüero en
esta enfermedad. En cuanto á la repeticion de los
ataques , si 6e exceptua un solo caso (a) , no he cono
cido á nadie que al tercer ataque de una apoplejía
exquisita haya dejado de fallecer.
6. Trasformacion en otras enfermedades. Las
apoplejías que no terminan por la muerte ni por ta
salud, dejan parálisis, amnesia, demencia (A) , epilep
sia, gangrena, y algunas veces suelen juzgar la
perineumonía.

§. VI.

TRATAMIENTO.

1. Profiláctica. Se comprenderán los medios de


precaver la apoplejía y la repeticion de sus ataques
con el estudio de sus causas predisponentes y de las
reglas profilácticas. Celso ha reasumido estas reglas
en las dos palabras siguientes : « el reposo y la absti
nencia, w Aconsejamos á las personas predispuestas á
la apoplejía la sangría del pie, las sanguijuelas apli
cadas á la cabeza, y las ventosas escarificadas en la
nuca en particular hacia el equinoccio ; y al darles

(a) Va general de la guardia polaca , Gregorzewsfci,


hombre de setenta años , resistió á siete ataques graves de
apoplejía y murió de resultas del octavo en Vilna , en
Marzo de 1818.
(6) De cincuenta maniáticos , seis lo hablan sido de
resultas de la apoplejía. Neumann en Hufelaud's Journal
&c. 1824, Julio, p. 65). v.
202 DE LA APOPLEJIA.
este consejo, estamos de acuerdo con Fed. HofFman (a)
y con la experiencia de todos los siglos. Es preciso
sobre todo mantener el vientre libre, y si para con
seguirlo usamos del extracto acuoso de acibar (¿) , se
producirá con mucha frecuencia un flujo hemorroi
dal espontáneo y saludable, menos temible que el ex
citado artificialmente por las sanguijuelas (c). Se debe

(a) L. c. , §. VIH. La costumbre de hacerse en la


primavera una sangría profiláctica , á lo menos en las
personas pletóricas y predispuestas á la apoplejía , ha
sido preconizada recientemente por Adams (V. Med. and
phys. Journ. by Fothergill and Want , 1815. August.).
Dice , según advierte Heberden , que el número de las
muertes repentinas se ha duplicado en Inglaterra desde
que ha empezado á descuidarse la práctica de estas san
grías.
(6) De extracto acuoso de acibar , una dracma ; de polvo
de ruibarbo , dos dracmas ; ni. y c. c. s. de jarabe de ruibar
bo háganse pildoras de á tres granos. Cúbranse con una
hoja de oro. Tómense de cuatro á seis por la noche. Yo ac
tualmente uso principalmente de las pildoras del extrac
to alcalino de la raíz de jalapa.
(e) En medicina es necesario no ocultar nada: mil
veces he. hecho yo correr las hemorroides con ventaja , ó
por lo menos sin inconveniente. Lo contrario me ha su
cedido una vez. El enfermo de que ya he hablado mas
arriba (§. V, 3 , nota) estaba padeciendo de la ma
nía á que he dado el nombre de quimérica y se sospecha
ban en él las hemorroides latentes. Le aconsejé , pues,
una aplicación de sanguijuelas al ano. El enfermo ma
nifestó que no lo permitiria jamás. Preguntándole acerca
del motivo , me respondió : «Porque al momento me veré
acometido de apoplejía.» Haciendo poco caso de las pa
labras de un loco , ordené sin embargo la operación á
que el enfermo se sometió sin resistencia. Se sacó cer
ca de una libra de sangre. Pero he aquí que. al dia
siguiente , bien fuese por efecto de las sanguijue
DE tA APOPLEJIA. 203
evitar con especialidad el sueño y el ejercicio inme
diatamente después de la comida, el decúbilo teniendo
la cabeza demasiado baja , la permanencia prolongada
en un aposento demasiado caliente, los vinos dulces,
los alimentos flalulenlos , los vestidos estrechos, las
pasiones violentas (a), la curación de las úlceras anti
guas ó de los impéligos. i

las , bien por una simple coincidencia, aquel fué aco


metido de una apoplejía casi fulminante con hemiple
jía. Curado después de la apoplejía y de su manía y
conservando bastante bien la memoria ■ de los hechos
anteriores , el enfermo refirió que habia tenido miedo
de que se. siguiera una apoplejía a la aplicación de las
sanguijuelas, porque en otra ocasión habia visto suceder
así en un cochero suyo. Probablemente existia en ambos
la predisposición á la apoplejía , y el cambio que las san
guijuelas ocasionaron en la circulación aceleró aquel ac
cidente. He visto el mismo resultado por efecto de una
sangría general. Yo habia hecho sangrar al enfermo de
que he hablado mas arriba (§. II , 1 , nota) , con motivo
de lo sonrosado de su piel y de presentar el pulso lleno y
duro, y al instante se manifestó una verdadera paráli
sis de la lengua y del brazo afectados. Habiendo hecho
repetir la sangría, que al parecer estaba indicada por
todos los síntomas , vi sobrevenir la parálisis del pie y
muy luego la muerte (consúltese e¡ §. II., 1 , nota)i ,
{a) Aquí es grande la dificultad. Un comerciante, de
edad de cincuenta años, que yo habia salvado de dos ter
ribles insultos de apoplejía , vino á verme U»a mañana,
en 1815 , lleno de salud y de vigor. Me dijo : «Yo temo
estedia. ¿Porqué? Debo reclamar al tesoro público una
suma considerable. Preveo en este negocio grandes difi
cultades , que seguramente me han de quitar la vida.»
Consentí con mucho gusto en darle una certificación que
justificase aquel peligro. El sugeto la recibió muy agra
decido. Pero á pesar de lodo habiéndole salido mal sus ne-
204 CE LA APOPLEJIA.
2. Regías generales. En toda apoplejía es preciso
en el aclo mismo del accidente desnudar al enfermo
de sus vestidos y de todo lo que pudiera oponerse á la
circulación, sin permitir que se enfrien los pies ni se
den movimientos bruscos al cuerpo (a); es necesario
descubrir la cabeza , quitar las almohadas de pluma y
sustituirlas con otras de crin y de piel, reconocer las
parles afectadas de parálisis, sin exceptuar la vejiga,
dar al cuerpo una posición no del todo derecha (A),
ni tampoco declive, disminuir el número de los asis
tentes, encargar la quietud, evitar la entrada de los
rayos solares y mantener el vientre libre por medio
de lavativas repetidas de cocimiento de salvado y vi
nagre , pero nunca con sustancias narcóticas (c). Si
el enfermo no las retiene , están indicados los suposi
torios. Algunas veces se ha aconsejado (De la Motte)
la ligadura de los miembros con el fin de comprimir

gocios , y ya de regreso en su casa hácia el medio dia,


fué arrebatado por una apoplejía fulminante en el mo
mento de colgar su capa de la pared.
(«) Esta regla es esencial durante todo el curso de
la enfermedad. He visto muchas veces que enfermos ya
muy aliviados de un primer ataque de apoplejía , experi
mentaron un segundo accidente al túmpo mismo de buscar
sin precaución el servicio donde hacer sus necesidades. No
puedo explicar de otro modo el consejo dado por Riedlin
(Lin. med. 1696 , p. 607) de dar vueltas á los enfermos
después del ataque, á no suponer que confunde la apople
jía con las demás enfermedades comatosas , como sucedía
no pocas veces en aquel tiempo.
(6) Efectivamente , lo mismo que deberá evitarse el
detnasiado adujo de sangre á la cabeza , así se debe evi
tar la entrada en el conducto vertebral de los líquidos
acumulados en el encéfalo.
(c) Tales son la raiz del eléboro negro , las hojai
del tabaco , &cr
DE LA APOPLEJIA. 805
las venas colocadas mas superficialmente que las arte
rias ; pero proscribimos este medio , conformes con la
opinion de Van Swieten , á causa del peligro de in
terrumpir tambien la circulacion arterial.
3. Apoplejía traumática. El tratamiento de la
apoplejía traumática se diferencia poco del que re
quiere la encefalitis traumática (K. el cap. 111).
Siendo esta materia propia de la cirujía, omitiremos
aunque con sentimiento hablar aquí de ella (a).
[y. Apoplejía accesoria. La apoplejía accesoria es
generalmente de tal naturaleza que si el tratamiento
de la inflamatoria (n. 6) no aprovecha, nada debe
ya esperarse del arte. Aun mas , el arte algunas reces
no sirve mas que para empeorar las cosas , y podemos
decir con Celso (cap. 111) : «La sangría mata ó sal
va (¿).» Cuando la apoplejía acomete durante el parto,
es necesario acelerar la salida del feto
5. Apoplejía metastática. La apoplejía metastá—
tica se combate por el mismo método que la reumática
y sobre todo la artrítica (n. 7, 9). Además en los niños
conviene enteramente el mismo tratamiento de la en
cefalitis (cap. III) y del hidrocéfalo agudo (cap. IVV,
6. Apoplejía inflamatoria. En la apoplejía infla—

(a) Un ejemplo reciente demuestra todo lo qup se


dete esperar de los grandes medios de la cirujía en el
tratamiento de la apoplejía traumática. Véanse las Tran
sad, of a society for the improvement of med. aud surg.
knowledge. Vol. III.
(b) Esto hace no menos deplorable la sit uncion del
enfermo que la del médico ; porque , sirviéndome de las
expresiones de Van Swieten , si el enfermo muere despues.
de la sangría , se dirá que el médico le mató ; si no se
le sangra y se muere , se cutpará at médico de no ha»
berle socorrido.
206 DE LA APOPLEJIA.
matoria, ni la edad avanzada (a), ni el cnflaqueci-
mienlo de los enfermos, ni las causas debilitantes an
teriores, ni las intermitencias del pulso contraindi
can la sangría abundante ya de la yugular (e),
ya del brazo. Algunos autores aconsejan abrir la ar
teria temporal (ri). Al cabo de algunas horas después
de la primera sangría, sino se ha conseguido una
remisión completa de los síntomas debe practicarse
otra del pie. Cuando hay hemiplejia se elige ordina
riamente para hacerla el lado sano: vienen después
las aplicaciones de sanguijuelas á la cabeza (cap. I)
y á los lados del cuello, en seguida las ventosas esca
rificadas á los dos lados de la espina (e), compren
diendo el occipucio (Areleo, Aug. Fed. "Walter),
la nuca (Thilenio) y los lomos (Aecio). Al mismo
tiempo se procurará evacuar el vientre por medio de
lavativas y de una poción laxante antiflogística (/) , y
si se prolonga la enfermedad mediante los drásli—

- (a) Fed. Hoffmann , 1. c. , §. II. J. P. Frank curó


perfectamente con una sangría al marqués Botta , en
Pavía , acometido de una apoplejía á la edad de ochenta
y dos años.
(6) «Si minus detraxeris , quam caussa postulo!, nil
magni per magnum auxilium auferes.» Areteo , 1. c,
cap. V, p. 81.
(c) Tralles , De nena jugulari frequentius secandoi
Wratisl. 1735. Abercrombie la reprueba.
(d) Wendt, en Bibliothek for Laagar, 1823. Háft.
3.
(c) Borsieri reprueba sin motivo fundado las apli
caciones de ventosas escarificadas en el dorso (1. c. , §<
127).
(/) No se debe usar de ninguir modo del aceite de
crotón tiglio, que aconseja Abercrombie.
DE LA APOPLEJIA. 207
eos (a). Conseguido este resultado, el agua de fresas y
de frambuesas con el nitrato de potasa constituye el
principal medicamento. Por la tarde se aplicarán su
cesivamente en los brazos, piernas y muslos ligeros
cpispásticos. Los vejigatorios no deben emplearse.
Cuando no existe complicacion reumática ó artrítica,
se pueden hacer aplicaciones frias por algunos mo
mentos (cap. I, §. VI, n. 50), pero casi nunca
aplicaciones de hielo á la cabeza (A). Las bebidas de
ben ser acídulas, los alimentos en pequeña cantidad
y vegetales. En una época mas avanzada de la enferme
dad hemos conseguido buenos resultados del tartrato
de antimonio y de potasa en pequeñas dosis. Si la de
glucion es imposible se le administra en lavativas. La
digital purpúrea , que hemos administrado muchas
veces por la analogía de las demás hemorragias con
la apoplejía , por lo menos sanguínea , no nos ha pro
ducido buenos efectos, causándolos malos en muchas
ocasiones. El muriato dulce de mercurio tampoco
sirve de mucho en tales casos. En una palabra, lo que
no se obtiene con el método antiflogístico, sobre todo
con las evacuaciones sanguíneas repetidas cada vez
que la cabeza parece estar cargada de sangre , el pul

ió) Areteo (1. c. , cap. IV , p. 82) «aconsejó en las


apoplejías el uso de los purgantes mas enérgicos. Sin em
bargo, en las apoplejías recientes, estos medio» aumentan
la excitacion general. Es necesario , pues , no recurrir á
ellos sino mas tarde , empleándose sobre todo las hojas
de sen , la jalapa , el extracto de coloquintiita , &c. Es
preciso siempre huir de las evacuaciones repentinas , para
que el enfermo no perezca al instante por la postracion
de fuerzas.»
(6) Qnarin (1. c.) dice con razon , que las aplicacio
nes frias en la cabeza favorecen la parálisis.
208 DB Í.A APOPLEJIA.
so desarrollado, &c. , hechas sin embargo en presen
cia del médico para que pueda suspender la salida de
la sangre si observase que las fuerzas vitales faltan, lo
que no se obtiene con esto, repito, y con el tartrato
de antimonio y de potasa administrado en pequeñas
dosis , es en vano esperarlo de los demás medicamen
tos. Exceptuaremos sin embargo el elixir ácido de
Haller, que algunas veces puede administrarse coa
mucho fruto, particularmente en las mujeres, cuan
do persiste la excitacion arterial y despues de las eva
cuaciones sanguíneas. Por lo demás es necesario de
jar á la naturaleza el tiempo necesario para que pue
da egecutar sus operaciones saludables ; precepto que
no debe olvidarse , sobre todo cuando sobreviene la
calentura con alivio en el estado del enfermo.
7. Apoplejía reumática. Nosotros combatimos la
apoplejía reumática, como la inflamatoria, mediante las
sangrías generales , las sanguijuelas, las ventosas escari
ficadas , los epispásticos , los purgantes y el nitrato de
potasa. El tartrato de antimonio y de potasa tiene mas
eficacia en aquel caso que en este. La apoplejía reu
mática no contraindica los vejigatorios. En los casos
menos graves se aplican en la nuca ; en los mas gra
ves á la cabeza , no afeitándola sino cortando los ca
bellos con tijeras. Por lo regular se deben dejar apli
cados mas de ocho horas. Wepfer (283) ha descrito
muy bien los efectos de esta medicacion. Cuando al
mismo tiempo existe alguna enfermedad de las vias
urinarias, se suple el vejigatorio con un sedal. El mu
riato dulce de mercurio, preconizado ya por Ghisio,
no es tampoco un medio que deba despreciarse , so
bre todo añadiéndole las hojas de la digital purpúrea.
Aunque estos medios irriten un poco los intestinos,
no por eso debe concebirse ningun temor. En efecto,
cuando no hay calentura, los purgantes violentos que
se llaman hidragogos hacen que algunas veces, sobre
DE LA APOPLEJIA. 209
todo en los sugeios flojos, desaparezcan las congestio
nes sanguíneas de la cabeza. En general, el trata—
.miento de esta apoplejía tiene mucha semejanza con
el del hidrocéfalo.
8. Apoplejía gástrica. El tratamiento de la apo
plejía gástrica debe tambien empezar por una sangría
del pie , ó cuando menos por la aplicacion de san
guijuelas á la cabeza ; y efectivamente, sino se com
bate primero la plétora celebral , el emético mis
mo , aunque esté indicado, ó no produce efecto ó trae
malas consecuencias (a). El emético está indicado (¿)
cuando la indigestion ha precedido inmediatamente á
la apoplejía, cuando la constitucion anual favorece
las enfermedades biliosas, cuando se ha tragado algun
veneno , pero no se le administrará en mas cantidad
que la necesaria para facilitar los esfuerzos espontá
neos del vómito (t). Nosotros consideramos al eméti
co administrado en las apoplejías á la dosis ordinaria
como medicamento muy peligroso (c¿). Acaso el uso
de la bomba estomacal sería mas seguro cuando la
apoplejía es el resultado de la indigestion ó del envene—

(a) Portal , 1. c. Morgagni , epist. anat. III , No. 4,


ha confirmado esta observacion con hechos muy notabtes.
(6) Se refieren varios ejemptos de apoptejías curadas
con los vomitivos en el Cominero, liter, , Norimb. , a.
1739, p. 366 , por N icot ai , Diss. in direct. vasor. , y
en Halter , Iiiis. anat. , /. II..
(c) De tártaro emético, dos granos; de agua destilada
una tibra. Se toma una onza cada cuarto de hora. Consúltese
á C. A. Meyer &c. De eximia ipecacuanhw nec non alio-
ruin quorundam emeticorum refrucia dosi cxhibitorum usu.
Goett., 1780.
(¿) Borsirri , l, c. , §. 131 , ha explicado muy bien
las causas de ello.
XOJUQ VI» V 14
210 DE IA APOPLEJÍA.
namicnlo? Si hay estreñimiento es necesario recurrir
al uso de los purgantes enérgicos, como, por ejemplo,
la infusión de hojas de sen , el elecluario lenitivo con
la raiz de jalapa.
9. Apoplejía artrítica. La apoplejía artrítica debe
ser primeramente combatida como la reumática
(v. n. 7) mediante las sangrías , teniendo siempre en
consideración las hemorroides. Es necesario al mismo
tiempo insistir en los pediluvios irritantes (a). Hecho
esto, si no hubiese calentura, deben promoverse las
excreciones alvinas y la expulsión de los gases con la
infusión de la raiz de ruibarbo y el agua destilada de
anís ó de hinojo ; otras veces con el sulfato de sosa
en una ligera infusión del anís estrellado, sin omitir
las lavativas Habiendo dado principio al trata
miento por el uso de estos medios, por la sangría y
las evacuaciones alvinas , después de haber promovi
do la excreción de las orinas, si hubiese necesidad con
.el cocimiento de la raiz de gatuña (/monis spinosa\
se llega generalmente al caso de disminuir el aflujo de
Aangre hacia la cabeza y de oponerse á la pérdida de
las fuerzas, restableciendo al mismo tiempo la tras
piración con el nitrato de potasa unido á una pe
queña dosis de alcanfor (t), ó si este último estuvie
se contraindicado por la rubicundez del semblante,

(a) Con la mostaza , la ceniza , &ci


(6) Vi. l)c hojas de salvia, mejorana , semillas de co
mino , sal enroun , ana. media onza. lnl'úndase en c. s. de
agua de fuente hirviendo hasta que queden nueve on-
ías. Añádase de aceite de manzanilla cocido una onza*
Dése en dos lavativas.
(c) nT. De nitrato de potasa y azúcar , ana. una d me
ma; de alcanfor , un grano; divídase en seis partes iguales*
Dése una parte dos veces al día.
DB tA APOPLEJIA. 211
con el azufre dorado de antimonio (a). En lalcs casos
Fed. Hoffmann se servia de una fórmula que hemos
modificado (¿) y usado muchas veces con provecho.
Si las fuerzas conlinúan decayendo, se prescribe la
infusión de las flores de árnica montana , de la semi
lla del cilantro (coríandrum sativutn) y de la goma de
guayaco. Al mismo tiempo es preciso cuidar del ali
mento, sobre lodo en las personas acostumbradas á co
mer con regalo. Se aconsejan principalmente, y unos
después de otros, los caldos de pie de ternera, de pollo,
de pescados, de ranas , de tortugas , de aves silvestres,
particularmente de la ortega común (tetrao banasta) he
chos con el perifollo, las acederas, la manteca de can
grejos de rio, el zumo de las setas comestibles, la yema
de huevo, el arroz , pero sin condimentos, á no ser que
el enfermo se halle con plétora y no padezcan sus fuer
zas digestivas. Entonces puede administrársele el gen-
gibré , y aun será preciso permitirle una ligera in
fusión de café poco tostado. Las bebidas fermenta
das no se conceden nunca , á no ser tal vez algún
vino ligero, blanco y diurético. Todos estos recursos
del arle quedarían sin efecto sino se hiciesen aplica
ciones irritantes en diferentes punios de la superficie
del cuerpo. Tales son las fricciones hechas en las ex
tremidades inferiores con un trapo ótela de lana, los
epispásticos en las piernas y en las plantas de los pies,

(o) BT. De nitro puro y azúcar, de cada cosa dos drac


enas ; de azufre dorado de antimonio seis granos. M. y di»
vidase en seis partes iguales. Tómese una por la noche.
(U) R'. De agna de llor de tilo , seis onzas ; de suci-
nato de amoniaco empireumálico, ríos escrúpulos ; de ojos
de cangrejos y de cinabrio, de rada cosa media draerna;
de jarabe de corteza de naranja , dos ilracmas. ¡VI. Se da
una onza dos veces al dia , después de limpiar la vasija.
t
212 tm IÁ APOPLEJÍA,
un vejigatorio entre las escápulas, la aplicacion de la
tintura de cantáridas á los puntos donde ha existido
algun impétigo, &c. Las grandes fuentes, abiertas
en la base del cráneo, han producido segun hemos
visto efectos admirables. Los sedales han sido reco
mendados por Lancisio y De la Motte; Van Swieten
los prefiere á las fuentes.
1 0. Apoplejía periódica. Durante el acceso de la
calentura intermitente apoplcctica , abrimos la vena
ó cuando menos aplicamos sanguijuelas á la cabeza.
Aunque se haya indicado el opio en las calenturas
perniciosas letárgicas , no nos atrevemos á usarle en
este caso. Despues de haber terminado la primera
accesion y de haber administrado el emético, recur
rimos á la quina.
11. Apoplejía escorbútica. En el tratamiento de
la apoplejía escorbútica se combate mas bien el efecto
de la enfermedad que la enfermedad misma. En
efecto , lo primero de que se trata es de quitar , si
puede decirse asi, la equimosis del encéfalo. Con este
objeto se aplican sanguijuelas á la cabeza, y si el mal
hubiera sobrevenido á consecuencia de haber detenido
intempestivamente una epistaxis se aplicarán á la su
perficie de las narices. Cuando la enfermedades reciente
se ponen en la frente y cuello fomentos con el muria
to de amoniaco, el nitrato de potasa, el muriato de rosa
y vinagre, y si fuese antigua con plantas aromáticas
cocidas en vino. Se debe purgar ligeramente al en
fermo con la pulpa de tamarindos y el sub-tartrato
de potasa, administrando despues una infusion de las
flores de arnica montana, ó, lo que nosotros prefe
rimos , un cocimiento de la semilla de la mostaza
negra (a). Si hay pérdida de fuerzas no debe omitir

ía) Media onza para que quede despues de colado


una libra.
DE LA APOPLEJÍA. §13
se el vino blanco con zumo de limon y azúcar, y todo
lo demás que corresponde al régimen anti-escorbdtico.
Si el haberse cerrado intempestivamente una úl
cera ha contribuido á ocasionar el mal, es necesario
abrirla nuevamente mediante un vejigatorio ó de cual
quier otra manera. . i
12. Apop'ejia espasmódica. A no ser que la apo
plejía espasmódica resulte evidentemente de la inani
cion , deberá combatirse en su principio con evacua
ciones sanguíneas , por lo menos locales (a). En se
guida se irritará el estómago mediante una disolu
cion de tartratode antimonio y de potasa en una agua
aromática , pero no tanto que promueva el vómito.
Exceptúase sin embargo el caso en que la enfermedad
resulta de una afeccion espasmódica del conducto di
gestivo : entonces están indicados con preferencia los
emolientes y oleosos. En general, es necesario aplicar
sobre el vientre una cataplasma caliente aromática,
irritando al mismo tiempo las extremidades, parti
cularmente las inferiores, con fricciones dadas con te
jidos de lana calientes y empapados en vinagre ó vi
no. Despues de haber principiado con una lavativa
i * . ' .. >
t . , " . , . *"

(a) La sangría general no debe usarse sino con mu


cha circunspeccion en las apoplejías que acometen á los an
cianos pálidos y flacos, como lo enseña con razon Wieus—
seux (De la saignée et de son usage dans la ptuspart des ma-
ladies. Paris, 1815), en lo cual le precedieron Le Cat y
VVeickard. Esta opinion sostuvieron J. A. Schomburg
fDiss.de vencesectione in apoptexia. Gotting. , 1 783) y
Jac. Schaeffer (Die Zeitund Volkskrankheiten des Jahrs
1815, en Hufeland's Journ. der pr. Hcilk. , 1816 , May,
p. 7). Este último dice tambien , que siendo el putso des
arrollado é intermitente una señal de suma debilidad, no
indica la evacuacion de sangre. . .> -»,
214 DE tA APOPLEJIA.
comun , se dará sin pérdida de tiempo y repetidas ve
ces Ia asa fétida (</), no solo en lavativas, sino tambien
por la boca en forma de emulsion (¿). Para aumen
tar su eficacia s« añade el sub-carbonato empireumá—
tico de amoniaco (c), el bálsamo de vida de Hoff-
mann (Schaeffer), é igualmente el castóreo. Cuando

{a) R\ De asa fétida , media dracma ; de mucilago de


goma arábiga y jarabe simple , de cada cosa una onzai
Bagase con una libra de agua una emulsion,
(6) En el mes de Julio de 181 5 luí llamado para visitar
á una señora de V¡lna , de edad de cuarenta años , que
despues de una esterilidad de veinte años, y aun mas, pa
ria por la segunda vez. La asistia como comadron el cé
lebre doctor Niszkowski. Aunque en ella todo se presen
taba favorablemente dispuesto para un parto natural , so
brevinieron unas convulsiones terribles, seguidas de un es
tado completamente apopléctico. Su ilustrado médico la
bizo practicar al instante una copiosa sangría , pero esto
fué inútil. Yo llegué entretanto, y habiendo sobrevenido
nuevas convulsiones fué extraído el feto con el auxilio
del forceps. Este se bailaba asfixiado, pero á fuerza de
cuidados se consiguió volverle á la vida. Despues de la
salida del feto la puerpera pasó del sopor al delirio ,. v al
caho de media hora volvió á quedar aletargada. La cara
se presentaba hipocrática , la respiracion lenta, sonora,
las extremidades superiores con un frio glacial , cayen
dose por su propio peso cuando se las levantaba : el pulso
frecuente , miuro , irregular. Se recurrió á las lavativas
de asa fétida , se le administró esta misma goma-resina
en forma de emulsion , se aplicaron á las piernas epispás-
ticos irritantes , y á beneficio de este tratamiento , en el
espacio de veinticuatro horas y con grande admiracion de
los asistentes, se salvó la enferma de las garras de la
muerte. .
(c) BT. De sal de asta de ciervo , diez granos ; de agua de
manzanilla , una onza; de jarabe de la misma , dos drac-
mas. M. Tómese esta cantidad cada dos ó tres horas.
DE IA APOPLEJÍA. §15
la cara está pálida no debe temerse el uso de las sus
tancias olorosas (a) , ios apoflegmatismos (cap. I,
§. IV , a» 4-)» l°s balsámicos aplicados á las sie
nes^), las lavativas irritantes (c) y un vejigatorio
en la nuca; pero de ningún modo los estornutatorios.
I<as irritaciones violentas como son las producidas por
los cáusticos (Lancisio) nos parecen menos convenien
tes en estos casos. Cuando lia pasado el peligro inmi
nente de la vida del enfermo, es preciso investigar la
causa del estado espasmódico que ha dado origen á la
apoplejía , y combatirla según las reglas que se expon
drán en otro lugar.
1 3. Apoplejía complicada. El estudio de las re
glas anteriormente indicadas sugerirá naturalmente
la conducta que deberá observarse en el tratamiento
de la apoplejía complicada. Solo deberá tenerse pre
sente que cuando la apoplejía se reproduce varias
veces , no siempre conserva el mismo carácter. In
terrumpimos aquí el tratamiento de la apoplejía cri
general, para continuar esta materia cuando tratemos
de la parálisis.

(a) Cap. I, §. VI , 45. Se usa particularmente el vi


nagre muy fuerte con el castóreo.
(6) Los antiguos administraban frecuentemente los
balsámicos llamados apopléclicos. He aquí una fórmula
muy sencilla. Bf. De aceite, exprimido de nuez moscada,
media onza ; de los aceites esenciales de romero, mejorana,
sucino , de cada uno doce granos. M. Se emplea este bál
samo para fumigaciones por la nariz y frotaciones á las
sienes.
(c) Bf. De polvos de coloquintida , media dracma;
de sal amarga , dos onzas. Cuezanse en diez onzas de agua.
Se usa en. lavativa.
216

BE LA CATAFORA.

§, i-

DEFINICION. BIBLIOGRAFIA. GRADOS DIFERENTES DEL


MAL. DIVISION.

\. Definicion. La catáfora (a) es un sueño mas


intenso ó prolongado que en el estado de salud.
2. Bibliografia. Las afecciones soporosas han sido
descritas por Hipócrates (284)» Aristóteles (285),
Galeno (§86), Celso (287), Celio Aureliano (288),
Pablo de Egineta (289), Alelandro de Tralles (á90),
Oribasio (291), Avicena (292), Amato Lusita
no (293), Zacuto Lusitano (294), Argen tier (295),
Bonet (296), Baillou (297), Riviere (298), Pla-
ter (299), Foresto (300), Roifink (301), Wedel
(30S), Ebersbach (303), Etimüller (304), Moore
(305), Fed. Hoffmann (306), Stieff (307), Va
ter (308) , Brendcl (309), G. G. Richter (310),

(a) KaTstipogtt de KotTaif.'pft) p yo llevo hácia abajo.


Propension morhosa al sueño. En aleman , schlafsucht.
En francés , assoupissement , lethargie. En inglés , lethar-
fjr. En polaco, spiaczka.
DE LA CÁTAF01U. 217
H. B. Schindler (311) y otros (V. el párrafo si
guiente).
3. Grados diferentes. La catafora recibe diversos
nombres segun sus diferentes grados. El coma (a) es
el sopor intenso en que el enfermo vuelve á caer in
mediatamente, de cualquier manera que se le excite y
se procure mantenerle despierto: existe el coma vi-
gil (¿) cuando aquel permanece con los ojos cerrados,
con una grande propension al sueño, y aunque al pa
recer está dormido , no puede dormirse verdadera
mente : el caro (c) es cuando el sueño es tan pro
fundo que no puede despertar el enfermo á pesar del
ruido mas fuerte , con privacion completa del sentido y
de los movimientos; por último el letargo (el) es un so
por constante con calentura, delirio, del que despues
no se conserva memoria, y torpeza en los movimien
tos. y
4.. Division. La catafora se divide en sintomáti
ca y primitiva.
. . , r;..: )

(a) La palabra coma significa simplemente sueño en


los escritos de los poetas y de algunos otros autores se
gun Galeno (1. c.).
(6) Kcof¿<t a.KpuTvr¡>^ií de Hipócrates. Tyhomania, ó
sueno aparente con vigilia.
(c) iCágof , carus de Galeno. Es la misma enferme
dad que la afonía de Hipócrates.
(á) Anya^KOf , de Lctheo , rio de los infiernos que
produce el olvido de todas las cosas. Veternas de los la
tinos.
DE LA CATAFORA.

§. II.

CATAFORA SINTOMÁTICA.

1. Definición. Llámase calafora sintomática la


que se presenta como síntoma de otras enfermedades.
2. Advertencia. Cuando se leen observaciones de
afecciones soporosas , conviene tener presente que el
mayor número de las enfermedades á que se ha dado
el nombre de coma , de caro y de letargo no son otra
cosa que calenturas ¡nlermilenles ó continuas, exan
temas , encefalitis, hidrocéfalos, apoplejías y dificul
tades de orinar, de cuyas dolencias constituye la ca
tatara el síntoma principal.
3. Cala/ora sintomática de las calenturas inter
mitentes. Las calenturas ¡nlermilenles comatosas, ca-
rólicas , letárgicas, que describieron Fed. Hoffinann-
(312), Fr. Torti (313), Haller (314), Sigurart
(315), Werlhoff (316), Büdchner (317), Slrack
(3 1 8)7 -€. Medico (319), Lafond (320), Borsieri
(321), Sebastian (322) , Puccinolli (323), &c,
guardan generalmente el tipo tercianario y reinan
epidémicamente en los sitios pantanosos. El sopor so
breviene unas veces a! principio, otras en el curso de
las accesiones; aumenta con ellas de intensidad y cuan
do concluye la accesión aquel va poco á poco dismi
nuyendo, aun cuando no desaparece del lodo, porque
durante la apirexia subsiste alguna propensión al sue
ño. Las calenturas de que se traía se presentan parti
cularmente en los niños (a) y en los ancianos. Ya hemos

(a) En alemán , Das Todlenficbcr. Consúltele á Hop»


feugaertuer, Uber die Jlirn.vanuersucUt.
DE IA CATAFORA. 219
hablado de sos relaciones con la encefalitis (cap. III).
Se distinguen de la calentura intermitente apoplécli-
ca (cap. V), en la que se irasforman con facilidad,
por la falta de los síntomas de la parálisis. La calen
tura intermitente con calafora presenta muchas veces
una complicación inflamatoria, gástrica, biliosa ó ver
minosa. Esta calentura es muy peligrosa. Aun des
pués de la curación las recaídas son frecuentes , y la
apoplejía arrebata rápidamente á los enfermos, ó estos
se consumen por una calentura lenta. Durante la acce-»
sion , si el enfermo está plelórico, deben aplicarse san
guijuelas á la cabeza, ventosas escarificadas á la espalda,
epispásticos en las piernas, y administrarse lavativas
con vinagre : otras veces se pone un vejigatorio en lá
nuca. En los casos extremos hemos recurrido con ven
taja al opio, según el consejo de Wirtensohn y de
S. G. Vogel. Concluida la accesión, se principia por
un vomitivo , indicado casi siempre en estos casos (a),
y en seguida tan pronto como sea posible se adminis
trará la quina.
4-. Catafora sintomática de las calenturas conti
nuas. La catafora se presenta con especialidad en las
calenturas continuas verminosas (¿). Es de mal agüero
cuando aparece al principio de la enfermedad si lá
orina presenta antes de tiempo algunas apariencias
críticas, cuando al mismo tiempo se experimenta una
sensación de horripilación ó de calor interior, una res
piración corla, la pérdida de la voz y el pulso dé-

(a) Fed. Hoffmann , 1. c. Sebastian! ,1. c. , por ejem-


pío media dracma de la raiz de ipecacuana para los
adultos.
(b) Carus verminotut de Sauvagej , O. c. , vol. IIí,
cla*s. VI, XXIX, 7.
/

220 DE LA CATAFORA.
bil (a). Es de buen agüero al fin de la enfermedad,
después de las evacuaciones críticas , después de las
vigilias, de la sed, cuando pone fin al delirio, cuando
sobreviene por la noche ó por la mañana (¿) ; pero no
después del medio dia, y cuando va acompañada de
pulso fuerte, cuya frecuencia va disminuyendo, de res
piración profunda, de decúbito sano y de traspiración
suave. Es síntoma de que la enfermedad va á termi
nar el que después de la calafora el enfermo pida im
portunamente alguna especie de bebida ó de alimento
extraordinario y absurdo. El tratamiento debe ser aco
modado á la enfermedad primitiva. Es necesario du
rante el curso de la calafora no descuidar el decúbito
y la iscuria.
5. Catafora sintomática en los exantemas. En cuan
to á la calafora que acompaña á la erisipela, á la escarla
tina , al sarampión , á las viruelas y á la plica (V. tomo
IV y V) debe aplicarse lo que hemos dicho del sueño
de las calenturas continuas. El pronóstico es de los mas
malos si la catafora sigue á la desaparición intempes
tiva de la erupción cutánea.
6. Catafora sintomática de la encefalitis. Antes
que fuera bien conocida la encefalitis letárgica , se la
Consideraba con frecuencia como una calafora (c). Su
invasión precedida de calentura, cefalalgia ó delirio,

(a) Hip., Coac, §. II, Epid. III, §. III. Galeno,


1. c. Klein, Interpres clin. Pozol d , Progn. , c. IV,
§. XCIV. Gruner , Semiot, p. I , §. CCCXCIX. Sprengel,
Haudb. der Semiot, §. DCLXI y DCXC.
(b) Hip. , Progn. , §. IX. Cóac. , §. III.
(o) Bang , Act. S. R. Hafn. , vol. III , p. 19 7. Swic-
ten, 1. c. , p. 702. Esle dice : « Adcoque patet , diver-
iam amnino csse indoletn lelhargi ab injlammatoria phrc-
nitide. »
DE tA CATAFOBA. 221
la distingue suficientemente de la catatara primitiva.
7. Catafora sintomática del hidrocéfalo. Las au
topsias de los individuos fallecidos, según se ha dicho,
de resullas del coma ó del letargo, en cuyo cráneo se
han encontrado una colección serosa ó hidátides (a),
atestiguan de un modo suficiente que dichas enferme
dades se han confundido con el hidrocéfalo. Para evi
tar esta confusión es necesario tener presente el prin
cipio y el curso de la enfermedad.
8. Catafora sintomática de la apoplejía. Las au
topsias en los casos declarados como catafora, demues
tran que se la ha confundido frecuentemente con la
apoplejía. Se deberá afirmar que existe una apoplejía
y no catafora cuando la respiración es estertorosa, hay
parálisis y después de la afección queda debilidad de
las facultades mentales (é).
9. Catafora sintomática de la dificultad de ori
nar. Hablaremos en otro lugar de la catafora sinto
mática de la dificultad de orinar (c). Entretanto con
súltese á lionet (324), á Velsch (325) y á Tnlpio
(326).

(a) Journal general des hópitaux civils et militaires.


No. 66 (Cislicerco celuloso).
(6) Esta debilidad de las facultades mentales es la se
ñal mas cierta de una apoplejía anterior, sc»un lo advier
te exactamente Rochoux.
(c) Carus ischuriosus , Coma ex isthuria de los au
tores.
DE LA CATATORA»

§- 1".

DE LA CATAFORA PRIMITIVA.

1. Definicion. La catafora se llama primitiva


cuando constituye por sí sola una enfermedad , ó por
lo menos cuando se presenta sola como efecto de una
afeccion latente.
2. Ejemplos. Los anales de la medicina, sin ha
cer mencion de otros (u), refieren ejemplos de sue
ño que duró veinticuatro (327), treinta (¿), cua
renta (328), cuarenta y siete (329), cuarenta y
nueve días (330), dos (331), cuatro (332), seis (c),

(o) Por ejemplo , la historia eclesiástica de Nicéforo


(lib. XIV, cap. XLV) refiere el caso de un sueño que
duró no menos que 37 años.
(6) James Arrot en el The Edinburgh medical and
Surgicat journat , 1 8 1 8 , Oct. La enferma se llama Mar
garita Lya , conocida con el nombre de la muchacha
dormilona de Montrose.
" (c) Stoll, Preelect. in morb. chron. , vol. I, p. 351..
refiere un caso que comunicó Homberg en una carta á
la Academia de París en 1707. En el Diario de Medici
na , Cirujia y Farmacia (Oct. 1754) se encuentra una
carta del doctor Burette , en la que habló de un hom
bre de cincuenta años , conocido con el nombre del dor
milon de ¡a Caridad , cuyo sueño duraba la mitad del
año , y no podía dispertarse ni aun por la inmersion en
agua fria. El sueño de que se habla en tas Trans. filos.
Not. 304 , p. 2177, Abril, t. V, p. 355 , Van Swieten,
ob. c. t. III , §. MXL1X, apenas duró menos , porque se
lee lo siguiente : «El enfermo no se dejó persuadir de
que su noche hubiera sido tan larga, hasta que vió que
se estaba ya en el tiempo de la recoleccion de la cosecha,
habiéndose dormido en la ¿poca de la sementera.»
DE LA CATAFOIU. 223
diez y ocho (a) meses, cuatro años y mas (333). Al
gunos de los casos fueron periódicos (¿), oíros conti
nuos (c).

(a) J. R. Bischoff. Darstellung der Heilungsmethode


in der raed Klinik. an der k. k. Josepb s-Academie ¡n den
Jahren 1826 y 27. Wien , 1829, p. 263. Yo mismo he vis
to en Viena, en 9 de Diciembre de 1824 « al enfermo de
que se trata. Presentaba el aspecto de un hombre sosegada
mente dormido. Levantándole los párpados , se voian sus
ojos fijos y las pupilas en el estado normal. Dejándolos en
seguida libres, los párpados superiores volvían á ocnlfar los
ojos. Se observaba en él un trismo continuo. El enfermo
solo podia tragar el caldo , que se le introducía por el hueco
que dejaba la pérdida de un diente. La respiración se
mantenía libre. Las arterias daban sesenta y dos pulsa
ciones por minuto. La orina lluia espontáneamente varias
veces al dia. El vientre no regia sino á beneficio de la
vativas. Levantando los brazos volvian á caer por su pro
pio peso. No se podia despertar al enfermo de ninguna
manera.
(6) Riedlin , Cent. I , obs. /yO y 46. Samí. med,
Wahrnchm, 2 B. , 104- J. P- Frank Intefpret. clin.,
obs. 69. En las Med. observat. and inquiries bj á Soc. of
phis. in London, val 1 , se encuentra el caso de una mu
jer que durante el espacio de diez y ocho años durmió
constantemente diez y seis ó diez y ocho horas de las vein
ticuatro del dia. Su sueno era tan profundo que no se la
podia despertar. Esle sueño comenzaba hacia las dos ó las
tres de la mañana ,de manera que aquella desgranada casi
nunca gozaba de la luz del dia. En esle tiempo fué acometi
da de una calentura intermitente , durante la cual la vigilia
reemplazó á la caláfora. Un caso baslante parecido se
encuentra en el Diario de Medicina , Cirujía y Farma
cia (Enero 1 7 55). Este caso es el de una mujer de cin
cuenta años , conocida con el nombre de la Marmota de
Flandes , que todas las mañanas se apoderaba de ella un
cueño que duraba hasta la noche. De ningún modo se la
podia despertar. En el Diario de Medicina , Cirujía jr
224 DE TA CATAFORA.
3. Causas. Enlrc las causas de un fenómeno tan
extraordinario , aunque se presente con menos inten
sidad, se encuentran: el Trio y la supresión de la tras
piración (Marcchal de Bougeres, Wendelsladl) , los

Farmacia de M. íloux, t. XXtl (París, 1766, Feb.) y en


los Comment. de rebus in se. nat. et mcd. gestis, vol.
XVI, p. I, p. 73, De la Plaigne refiere la historia si
guiente : Una joven de veinte años solia quedar dormida,
despertándose por sí misma constantemente á los siete
dias. Entonces se Vestía, comia, iba á la iglesia , y cuan
do se hallaba ya de regreso en su casa volvía á dormirse
por otros siete dias. Solo una vez duró su sueño quince
dias , y no fué posible despertarla ni aun quemándola
en los pies. Durante el sueño corría por todo su cuerpo
un sudor viscoso , pero sus demás exenciones no se veri
ficaban sino cuando estaba despierta. Sus reglas.corrieron
exactamente aun durante el sueño. Esta escena continuó
por espacio de tres años. Formey (Versuch einer Wur-
digung des Pulses. Bcrlin, 1823 , p. 75) dice: «La señora
S... dormía todos los años algunos meses de seguida, des
pertaba por pocos minutos , acaso un dia sí y otro no, to
maba entonci-s alimento y hacia sus evacuaciones. Cuan
do se descuidaba en aprovechar este momento, se volvía á
dormir sin tomar ningún alimento y sin hacer sus evacua
ciones. El pulso era lento y lleno Murió en este estado en
teramente consumida ; pero durante los momentos que es-
taha despierta , conservaba todos sus sentidos.»
(c) F. Platee ,11, habla de un hombre muy obeso,
siempre con tal propensión al sueño , que hablando ó
comiendo , en el acto de llevar los alimentos ó las bebidas
á la boca , se dormía , permaneciendo en la misma posición
en que se hallaba entonces. Véase también acerca del
sueño de las personas obesas á Richter , I. c. , p. 245.
Consúltese á Jac. Brewster en las Transactious of the
R. society of Ediuburgh, vol. VIII, 1817.
DE LA CATAFORA. 23 5
baños calienies (a), la insolacion (A), las vigilias y
el cansancio (c), el vino y el alcohol {<!) , el uso ex
cesivo de la leche , los lacticinios así como tambien
las frutas (Tiinco de Gundenklee) , los olores fuer
tes (e), el humo del carbon (/) , la cólera (Pe-
largo , Gallot , Swieten) , el terror (Hoffmann , Bis-
choffy Miiller), la tristeza (g), el opio el taba-

(a) Esto se ve particularmente entre los turcos , los


persas y los habitantes de Ceylan. Consúltese á Ebersbach,
1. c. , p. 9.
(6) Morgagni , ob, c. , ep. v. 13. No siempre hay en
tales casos encefalitis latente , como lo prueba una ob
servacion de Sauvages donde se dice : « Habiendo abierta
la cabeza , no encontré lesion ninguna. »
(c) He conocido á un jóven que durante el carnaval
en Italia habia pasado muchas noches bailando , y lle
gada la cuaresma estuvo durmiendo casi de continuo des
de el miércoles de ceniza hasta el domingo inmediato,
lo mismo sucede despues de los viajes que se hacen con
mucha celeridad y sin descanso. Consúltese á Fon tamis,
Obs. rar. analect. Salmuth , cent. III , obs. 66. Plater,
Obs.
(d) Yo he visto durar cuatro dias una catáfora ocasio
nada por la horrachera con ponche. Es necesario leer so
bre este particular el caso de Heers (Obs. med. , lib. I,
obs. 19, p. 178), que tambien refiere Van Swieten
(1. c. , §. MXLV). Cuando se embriaga la nodriza , el ni
ño se ve acometido muchas veces de sueño.
(e) Pelargo , Med. Jahrgange , 1. B. , p. 174 (el de
los lirios). Fabr. de Hild. , cent. V, obs. 85 (el acostarse
sobre el heno fresco),
(/) Esta causa produce ordinariamente , una despues
de otra, la catafora , la apoplejía y la asfixia.
(g) He visto á muchas personas que despues de la
muerte de sus deudos se durmieron tan profundamente,
«jue no pudieron despertarlos ni los cánticos funerales.
Burette , 1. c,
(A) Bonet, Ouv. c., liv. I, sect. III , app. 2, Sen-
tomo ?i, 15
226 DE IA CATAFORA.
co, la belladona (José Frank) , el azafran, (Borell),
la velesa {plumbago europea) (a) , la nuez mosca
da (/') , las nueces , la sombra de la noguera , la ina
nicion (c), el tormento, las lombrices, las heri
das (f/) , la supresion de las reglas y de la salivacion,
la preñez (e) , el retroceso de la gota (Federico Hoff-
niann) , la estrechez de las carótidas (Portal) y la hi
pertrofia del plexo solar y del nervio gran simpático
(Bischoff). Algunas veces no puede descubrirse la
causa de la cat afora.
4. Diagnóstico. La catafora primitiva debe dis
tinguirse del sueño simulado (/), del somnambulismo,

nert , De caro , cap. 3 1 , y no es necesario que se trague


el opio , basta que se haya tomado en lavativa (Salmuth,
obs. 97) ó aplicado en unturas sobre el pecho (Bouillet
en Sauvages , 1. c. 14).
(a) Sauvages , 1. c. , 10. El caro ocasionado por la
velesa es una enfermedad de los tintoreros que preparan
el color amarillo de paja.
(6) Lange (Opp. med. , P. I , p. 403) habla con pre
ferencia á Lobelio , de una mujer preñada que cayó en
el sopor por haber comido doce nueces moscadas.
(c) Bonet , 1. c. , lib. I, secc. III, obs. 3o. Despues
de las hemorragias , el cólera , &c.
(d) A consecuencia de una herida hecha con unas
tijeras sobre la órbita , herida que al principio parecia
leve , cayó una muchacha en un estado de soñolencia
(Gooch , Med. and chir. observ. an appendix to á for-
mer publicat. Lond. 17 73 , p. 266).
(e) Hinze en los Stark's Archiv. , 6 B. , p. 178. He vis
to algunas mujeres que dormían durante la preñez diez y
ocho horas de las veinticuatro del dia.
(/) Van Swíeten , 1. c. , p. 1 049 , refiere muchos ca
sos. Consúltese á Krügelstein , Erfahrungen über die Vers-
tellungstunst in Krankeiten. Leipz. , 1828 , p. 28.
DE LA CATAFORA. 227
"de la lipotimia y de la asfixia (a). En el primer caso,
el amoniaco puro arrimado á la nariz , y el cauterio
actual aproximado á la piel , son pruebas seguras en su
resultado. En cuanto á la naturaleza de la catafora, •
el estudio de sus causas nos permitirá por lo menos
formar alguna congetura acerca de ella.
5. Pronóstico. La catafora primitiva terminará
generalmente con felicidad, exceptuando el peligro de
la rccaida, por la aparición de una epistaxis (Lanci-
sio) , de una sordera (Zacuto Lusitano) , de afecciones
cutáneas, parótidas, ó de una metástasis sobre todo
hacia los pies. A veces desaparece por sí sola, pu—
diendo dejar por resultado una amnesia (¿), ó ser
precursora de la manía (V. el cap. XXV) ó de la ti
sis pulmonal (c).
6. Tratamiento. Se ha recomendado para el tra
tamiento de la catafora, de conformidad con las in
dicaciones establecidas al tratar de la apoplejía, lasan,
gría general , las ventosas escarificadas , los sinapismos

(o) El caro por el frío , enya existencia reconoce


Sauvages apoyándose en la autoridad de Montant (sinop
sis) y de Borelli (letliargus ingens , cent. I , obs. 52),
y que también se quiere demostrar con el ejemplo del
ejército francés durante, el cruel invierno en que se reti
ró de Moscou perseguido por los rusos , no está funda
do mas que en la confusión de la asfixia con la ca
tafora.
(6) V. cap. XVIII , §. LXXIX. Not. 1 , 10 (ed. de
Leipsick) donde, se encontrará una observación en extre
mo sorprendente de una enfermedad que tiene relación
con nuestro asunto.
(c) « Qui vero ex lethargicis scrvanlur , plerumque
pectoresuppuratifiunt.it Hipócrates, Praenot. Coac. , 1. C;
Este aforismo se confirma completamente con el enfermo
de Bischoff.
228 DE LA CATAFORA.
(Celso , Areteo y Pablo de Egineta) , los vejigatorios
(a) , el cauterio (ti) , la urticacion (Areteo , Sclti) , las
fricciones (<;) , las sustancias odoríferas (Asclepiades en
Celio Aureliano), los errinos (Alejandro de Tralles,
Pablo de Egineta), arrancar los cabellos (Pablo de Egi
neta) , los sacudimientos (</), la irrigacion del cuer
po con agua fria (Celso) , la instilacion de este lí
quido en la boca (Fed. Hoffniann), los fomentos, las
lavativas (e) , los purgantes (/) , los vomitivos (g) , los

(a) En los mustos , cuando la cara está encendida


(Pablo de Egin. , 1. c.) ; de otro modo en la nuca (Sy-
denham , Opusc. p. 2 31) ó sobrela cabeza previamente
afeitada (Bonet , 1. c. , app. 8).
(6) En el cuello (Rhodio , lib. I , obs. 36) , detrás
de las orejas (Zacuto Lusitano , Prax, hist., lib. VII,
obs. 4),
(c) Celio Aureliano , 1, c. Principalmente á lo lar
go de la columna vertebral. Tambien he aplicado con
utilidad sobre este punto un emplasto irritante.
(d) Dieterico (Jatr. Hippoc. , p. ,09) refiere segun
Avicena la historia muy divertida de un loco á quien hi
cieron acostar con un letárgico. El primero se durmió de
cansancio á fuerza de golpear al segundo , y este se des
pertó y se curó. V. en Horacio , lib. I , sat. 3 , la his
toria de aquel avaro que cayó en un letargo del que
volvió al ruido de su dinero en el acto de estárselo re
partiendo sus herederos.
(e) Sydenham, 1. c. Fed. Hoffmann, 1. c. Riviere,
Obs. /cent. IV, No. 28.
(/) Themison en Cel. Aur. Yo he conseguido ex
celentes efectos.
(g) Excepto el caso en que la disolucion del sulfato
de zinc constituye el mejor vomitivo , el tártaro emético
principalmente á dosis refractas es un remedio eficaz en
las afecciones serosas:
DE LA CATAÍORA. §29
ácidos vegetales (a) , el cafe' (/;) , el amoniaco (c) , el
castóreo (t?) , el opio (Meza), el galvanismo (Diario
de Hufeland) , el imán , una posición conveniente (e)
y últimamente otros medios absurdos (/).

(a) Están indicados principalmente en el narcotismo,


durante el período de excitación. El vinagre y el zumo
de limón son los que merecen preferirse á los demás
ácidos.
(6) En el mismo caso , pero al principiar el período
de la debilidad. '
(c) En los casos de extrema postración , se adminis
tra en forma de sal de asta de ciervo.
(d) Sobre todo en la catáfora de las histéricas é hi
pocondríacos. Areteo le ha administrado en lavativas
(1. c.)
(e) Se ha disputado mucho en otro tiempo acerca
de la posición conveniente del cuerpo , no solo en la ca
táfora , sino también en el sueño normal. Sobre este
asunto puede leerse á Galeno , Lib. de instrumento odo-
rat. , chap. 6; á Pablo de Egineta , lib. V, De arte medendi;
ú Prosp. Alpino, Ob. c. , lib. III, c. 3 , p. 244; á Avicena,
I. c. ; á Zacut, Lusitano , Prax. histor. , lib. I , c. 1; á Lover,
de corde, chap. II , p. 158 ; á Lover , Manuductio ad vitam
long. , P. I , chap. X , p. 107; á Vidius , De tuenda valelu-
dine generali, lib. V, chap. X , p. 89; á Platero , De Ices,
funct. , p. 439. Todos están conformes en reprobar el
decúbito sobre el dorso, y aconsejan seguir aquel verso:
iDormilure latas dextrum preme , deinde sinistrum.»

(/) Por ejemplo, se aconseja suspender de la cabecera


de la cama un cerdo , colgándole por los pies traseros
de modo que quede cerca de la cabeza del enfermo , y
pincharle después, porque según Villanova (Breviar. , lib.
IV , c. II) los horribles gritos de este animal deben al
momento ahuyentar el sueño. * .'X
<B&3>3í?W&<D 222.

DE LA AGRIPNIA.

§i.

DEFINICION. DIVISION.

1. Definición. La falta morbosa del sueño ó la


vigilia involuntaria se llama agripnia (a).
2. Bibliografía. Respecto de esta enfermedad debe
leerse á Hipócrates (¿), Plinio (334)5 Oribasio (335),
Avicena (336), Argentier (337),Capivaccio (338),
Schenck (339), Foresto (340), Earlholino (341),
Heurnio (342), Faventino (343), De la Prade
(344)> Joerdens (345) y otros (346).

(o) Del griego a , negativa , y vxvoS , Sueño. En


árabe, Sahara. En latin , Pervigilium , vigilia abnormis,
vigüium morbosum , vigilia: immodica;. En alemán , Schla-
flosigkeit. En francés , Insomnic. En inglés , Intense aiat-
ehing , tvant of sleep. En italiano, Veglia. En español,
Vigilia , desvelo. En portugués , Vigia. En polaco , Bes-
tennossc.
(*) Mas adelante citaremos los lugares.
DE LA AGRIPNIA. §31
3. Division. Divídese tambien la agripnia en sin
tomática y primitiva.
§. II.

DB LA AGRIPNIA SINTOMATICA.

1. Definicion. Llámase sintomática la agripnia


que se presenta como síntoma de otras enferme
dades.
2. Casos en que suele sobrevenir. Pocas son las'
enfermedades entre cuyos síntomas no se enumeren
las .vigilias. Observanse particularmente en las calen
turas (a) , en las inflamaciones , en los exantemas, en la
sarna, en el prurigo, en la cefálea (Bartolino), en el
panadizo (Hilden), en la otalgia, en la odontalgia, en
el histerismo , en la hipocondría, en la melancolía (A) ,
en la manía, en el asma, en el hidrotorax, en la gota y
en la hematuria (c).
3. Semeiótica. La agripnia en las calenturas agu
das, inflamatorias ardientes, indica el principio de la
supuracion y la formacion de abscesos (Gorter) ; á
veces cuando se presenta entre dia y por la noche
(Galeno), anuncia que va á sobrevenir el dolor, la fa
tiga y el delirio. Cuando subsiste constante en una ca
lentura aguda y se agrega á las convulsiones (Hipó-
erates) indica el peligro y la muerte, á no ser que se
remedie con prontitud. Si va acompañada de vómitos

(a) El insomnio febril de Sennerto , spec. 1. El per-


eigilio febril de Boerhaavc , af. 708.
(6) Schent , lib. I , obs. 256 (vigilia por catorce me«
íes).
(c) Ch. Roster , De mictione cruenta (en nn jóven
con interrupcion completa del sueño durante seis dias).
Miscell. acad. nat. curios., dec. I , a. 3 , 1672 , p. 529.
932 DE LA AGRIPNIA.
biliosos, de dolor de cabeza y de sordera, pronostica
un delirio furioso y una muerte inevitable (Pronóst.).
Si se presenta con sudor frio y continuo (Coac), ó
bien con evacuaciones imperfectas , entonces la vigi
lia es de muy mal agüero (Gruner , semeiótica , Hal.
1775, p. 268).
4. Tratamiento. La agripnia sintomática se com
bate segun fuere la enfermedad á que va unida. Sin
embargo de esto , y segun fuese el caso , deben usarse
los hipnóticos de que hablaremos enseguida.

§. va.

DE LA AGRIPNIA PRIMITIVA.

1. Definicion. Llámase agripnia primitiva cuan


do por sí sola constituye una enfermedad , ó por lo
menos cuando se manifiesta sola como efecto de una
lesion latente.
2. Ejemplos. En nuestra práctica contamos al
gunos casos de agripnia primitiva (a), y se encuen
tran muchos en los autores que antes hemos «¡tado.
Tambien refieren otros varios Panarolio(347), Cum-
. me (348), Goock (349), y Saillant (¿).

(o) Yo he visto un niño que se mantuvo entera


mente sin dormir desde su nacimiento hasta que á la
edad de seis meses murió de un hidrocéfalo agudo. La
mujer de un jurisconsulto de Vilna t'ué acometida sin cau
sa conocida de una vigilia , que le duró tres semanas.
Un cirujano de Vilna se casó con una jóven que estaba
antes encargada del cuidado de niños enfermos. Se ha
ltaba tan acostumbrada á velar , que despues nunca pudo
dormir mas de una hora en las veinticuatro del dia.
(A) Historia de la sociedad real de Medicina, 1776, p..
DE LA AGRIPNIA. 233
3. Causas. La agripnia de los niños resulta fre
cuentemente de la detencion del meconio, del in—
tertigo , de la denticion , de los alimentos azu
carados, de la excesiva cantidad ó mala calidad de
la leche, de alguna papilla espesa (Riedlin) que se
les haya dado en demasiada abundancia, de las envol
turas demasiado apretadas, de la falta de limpieza, del
calor ó del frio de sus habitaciones (a). Las mujeres se
ven principalmente atormentadas por la vigilia á con
secuencia de la retencion de las reglas ó por la preñez.
Es te accidente es aun mas frecuente en los ancia
nos (A). Estos la padecen con especialidad en los tiem
pos nublados, cuando reinan los vientos ó frio húme
do, despues de haber comido algun alimento muy pe
sado, últimamente cuando se ven atormentados por
los flatos , las hernias , las lesiones de las vias urina
rias y las hemorroides. Entre las causas generales de
la agripnia comprendemos el tiempo de los equinoc—

318 (Habla de un español que había muerto á los setenta


años , sin haber disfrutado mas que de algunos instantes
de sueño en toda su vida).
(a) En cuanto á las vigilias de los niños véase á
Senncrto , De regimíne recens nator ; á Primerose , De morbt
puer. , Ub. J, cap. II ; á Leonetl. Faventin , Tract. de negri
tud, infant. ; á Harvey , De gener. anim. exerc. de partu¡
á Ettmüller , In ealetud. infant. , c. IT, §. I ; á Blancar,
Collect. med. physic. , cent. V, sin hablar de los autores
modernos que han escrito acerca de las enfermedades de
los niños.
(6) Ta Hipócrates enumeró la vigilia entre las en
fermedades de los ancianos (secc. III, af. 31). Cons. 5 Heur-
nius incomment. sect. in aph. 91, y á Henrique de Hecrs,
JDiss. Langius , lib. I, epist. 26 , de vigil. sen.
234 DE LA AGRIPNIA.
cios y de los solsticios, los malos hábitos (a), las en
fermedades inminentes (Augenio) , la convalecen
cia (A), el uso habitual de los narcóticos (c) sin excep
tuar el tabaco, una sensibilidad morbosa, las enfer
medades del celebro (rf) , la ceguera (e) , la ablación
de los párpados (/ ) , la insolación (De la Prade) , el

(a) Los niños que acostumbran á dormir mucho de


dia , pasan las noches desvelados. Asimismo los habitantes
de las grandes ciudades que hacen de la noche dia y del
dia noche , cuando salen al campo y vuelven á tomar el
género de vida conforme á la naturaleza , experimentan
en los primeros tiempos la vigilia. Cuánta razón tiene
Hipócrates cuando dice: «Que el hombre sano vele du
rante el dia, y duerma por la noche.»
(b) Cuando la vigilia es efecto de las enfermedades,
suele continuar después de la curación. Esto sucede casi
siempre en la convalecencia de las borracheras , y después
de las enfermedades cuyas crisis han sido imperfectas. Por
que «cuando la vigilia no desaparece en la convale
cencia, debemos temer que vuelva la primera enfermedad,
ó que sobrevenga otra nueva.» Hipócrates, De judicatio-
nibus , §. IX.
(c) Cuando los narcóticos han sido administrados du
rante algiin tiempo y en seguida se abandonan, la vi
gilia es inevitable. Cons. las Efem. nat. cur. , dec. I , ann<
II, obs. 69.
(á) Bonet , Sepulchr. , sect. V. obs. 1 (serosidad);
sect. VI , obs. 1 (serosidad) ¡ obs. 4 (los vasos distendidos,
la úlcera y serosidad en los ventrículos) ; obs. 5 (una ma
teria icorosa en el cráneo) ; obs. 6 (un absceso).
(e) He visto muchos ciegos de avanzada edad , que
padecían de vigilias.
(f) Castigo que solia imponerse entre los romanos y
los cartagineses. Líase sobre esto á Wedel, 1. c. , y á Bau-
hin , lib. III , anat. cap. XXXV. Se ve en Zachias
(Quasst. leg. lib. VI , t. II , q¿ I , §. XXIV) que hasta
en los tiempos modernos han sido atormentados los acu
sados con la vigilia*
DE LA AGRIPKIA. 335
estudio (Giliberto) , sobre todo inmediatamente antes
de la hora de dormir , las emociones del alma , sobre
todo el dolor (a), el amor, la imaginacion (¿), una
mala digestion (c), el uso de las carnes de fieras, el
estrefíimiento (d), una secrecion copiosa de bilis
(Foresto)., las lesiones del hígado, de la vejiga de la
hiel (350) ó del pancreas, la existencia de lombrices,
una vida sedentaria , el abaso de los placeres del
amor, la retencion del esperma, de las hemorroi
des (e) y el uso.de las bebidas fermentadas , del té y
del café.
4. Diagnóstico. Algunas personas necesitan para

, (a) Willis , De anima brutor. Sauvages, cías. VIII,


XXII. 2. Insomnio por pasiones de ánimo. Así suce
de que una madre despues de la muerte de su hijo , se
rinde á la necesidad de dormir ; pero bien pronto la imá-i
gen del objeto que ha perdido se presenta á sus ojos , y
ahuyenta enteramente el sueño. He visto á un judío jó
ven que habiendo perdido dos años antes á sus padres,
desde entonces apenas gozaba de una hora de sueño en
las veinticuatro del dia. El mismo enfermo hizo tam
bien la observacion de que en aquellos dos años sus
cabellos no habian crecido.
(b) El temor del insomnio basta para producirle<
Wepfer (obs. 93 , p. 355) habla de una mujer á quien
solo el hacer mencion del sueño le ocasionaba palpitacio
nes y síncopes.
(c) Una comida demasiado copiosa ó en los adultos
la omision de la comida , los alimentos flatulentos , los
gases , los ácidos de las primeras vias son con frecuencia
'la causa de la vigilia.
(d) Esta es una causa muy comun , como ya lo ha ad
vertido Ruland, Lib. curat. empir. IV , p. 234¡
(«) He visto muy á menudo resultar la vigilia de esta
cansa.
236 DE LA AGRIPNIA.
vivir sanas de un sueño mas corto que otras (a). No
incluimos entre las vigilias morbosas el estado de es
tos individuos , ni tampoco las que son accidentales,
ocasionadas por el cansancio, la soledad (6) y el rui-
» do no acostumbrados , la luz , el hambre , la tempe
ratura demasiado caliente ó fria, los insectos (c) ó la
costumbre de dormir después del medió dia (</). La
agripnia, en efecto, es una enfermedad producida
por la diátesis inflamatoria, gástrica , artrítica y
nerviosa.
5. Agripnia inflamatoria. La agripnia inflamato
ria procede por lo común de lasTiemorroides suprimi
das, de la retención del esperma, de la insolación , délos
licores fermentados y de la ocupación intensa del espí
ritu. Va frecuentemente acompañada de una sensación
de calor universal, de picazón en la piel, ardor al ori
nar y vibración no acostumbrada del corazón y de las
arterias.
6. Agripnia gástrica. La agripnia gástrica es co
mún entre los niños y las mujeres preñadas; es efec
to de los ácidos de las primeras vias , de las lombri-

(o) He conocido en Viena á un jurisconsulto italiano,


de excelente salud , que habia llegado á la edad de sesenta
y cinco años sin haber dormido nunca mas de dos ho
ras en las veinticuatro del dia.
(b) Wepfer (obs. 93 , p. 355) habla de. una mujer
que nunca pudo dormir sola. Cons. Fortis, Cónsul t. et
respons. , t. I , cent. I, cons. 2 7, p. 33.
(c) Plinio llama con razón á los mosquitos los hués
pedes de las posadas en tiempo de verano.
(d) La cuestión del sueño después de la comida del
medio dia está discutida en la docta disertación de
Schlong : De recle capiendo sornno pro luenda valctudina
Jenaj 1728.
DE IA AGRIPNIA. 837
ees intestinales, de los flatos, de la gula , é igualmente
de la vida sedentaria y de la tristeza. La acompa
ñan sequedad de la lengua , sed , fetidez del alien
to y peso en el epigástrio.
7. Agripnia artrítica. La agripnia artrítica pre
cede algunas veces ó sigue á los ataques de gota.
Se presenta en diferentes épocas del año, pero con
particularidad en los equinoccios. Entonces acomete
principalmente á los hombres que en otros tiempos
suelen mas bien gozar de un sueño profundo.
8. Agripnia nerviosa. La agripnia nerviosa re
sulta de los malos hábitos , de alguna metástasis al
celebro, de estudios demasiado prolongados, del uso
de los narcóticos, de los excesos venéreos, y de las pa
siones. La acompañan los síntomas de la hipocondría
y del histerismo, sobre todo la necesidad frecuente
de orinar , los sustos , las ansiedades y los calores pa
sajeros y parciales.
9. Pronóstico. La agripnia casi nunca es saluda
ble (351); siempre es insufrible (a), y abre la puer
ta á muchas enfermedades del celebro y de los ner
vios: en los niños que la padecen amenaza el peligro
de la encefalitis , del hidrocéfalo ó de las convulsio
nes; en los adultos, los vértigos, la melancolía , lá hi
pocondría , la tisis y la manía ; en la vejez la apo
plejía , sobre todo cuando se presen ta repentinamente.
1 0. Tratamiento. Segun la naturaleza de la agrip-

(a) No es al enfermo por la vigilia á quien se puede


aplicar aquel pasaje de San Juan Crisóstomo : La noche
se nos presenta como el refugio de nuestras calamidades,
el remedio de nuestras heridas (Homil. II , ad Philipp.),
Y cuando la agripnia es primitiva no se tiene ni la es
peranza de que volverá el sueño curada que sea otra en
fermedad.
238 DE LA AGRIPNIA,
nía así se elige entre los medios externos : la fleto-»
toinia, sobre todo de la safena, las ventosas escarifi
cadas en la espalda , las sanguijuelas á la cabeza , ó en
los parajes de donde anteriormente corria la sangre con
provecho del enfermo j las lavativas emolientes , anodi
nas (a) , los pediluvios , los maniluvios, las lociones , los
baños tibios ó frios el cosquilleo de la planta de los
pies , la piel de liebre , las sustancias narcóticas in
troducidas en la nariz (c), las fricciones en la cabe
za con aceite de azafran (d). Entre los medicamentos
internos el polvo atemperante , el ácido sulfúrico al
coholizado (e), el sobretartrato de antimonio y de
potasa (/) , los purgantes , sobre todo el acibar (g)t
la emulsion de almendras (/i), la simiente de ador-

Xa) En las agripnias de las histéricas son comunmente


muy útiles las lavativas de la infusion de manzanilla con
dos dracmas de aceite cocido de beleño.

(6) «Ter uncti


Transnanto Tiberim , somno quibus est opus atto. »
Horatius.
(c) Timeo , cas. 9 , lib. II , p. 94. Yo no me atrevo
á dar este consejo.
(d) Avicena , 1. c. S. Ledel : el azafran aplicado ex-
teriormente á la cabeza para procurar el sueño , produce
calor del estómago. Miscelánea de los cur. &c.
(e) El elixir ácido de Haller es el mas ventajoso en
las vigilias inflamatorio-nerviosas.
(/) El tártaro emético á dosis pequeñas y repetida;,
me ha sido muy útil no solo en la agripnia gástrica , sino
tambien en la nerviosa , sobre todo cuando amenaza la
melancolía.
(g) Fischer (1. c.. , §. 83) aconseja el acibar hepático,
sobre todo en la vigitia de los ancianos.
(/») Foresto. Heurnio. Yo añado algunas almendras
DE LA AGRIPNIA. 239
mideras blancas (a), el opio (6), el beleño (c), la
belladona, las pildoras de cinoglosa (d), la tria
ca (e) , el electuario llamado descanso de JV/co—
lás (/), el azafrán (g), el alcanfor (//), el almiz
cle (A, el ámbar gris, el éler sulfúrico alcoholi-

amargas á las almendras dulces , sobre todo en los niños,


pero no en los de muy tierna edad.
(a) Dioscórides. Oribasio. Este sencillo remedio es un
narcótico muy usado entre las gentes de la Lituania. Me
ha servido muchas veces para desterrar la vigilia his
térica.
(6) Todo el mundo sabe que el opio no conviene de
ninguna manera en las vigilias ocasionadas por alguna causa
inflamatoria y gástrica. Su uso nunca es seguro en los an
cianos ni en los niños. Es útil en las vigilias nerviosas, en
las de los convalecientes , sobre lodo en forma de extrac
to acuoso y de narcotina. También se han aconsejado las
fricciones de opio sobre los párpados (De la Piade , 1. c.)
Las fumigaciones de opio son peligrosas (Charpentier de
Cassingny, Reise nach China und Bengalen. Berlin, 1801,
p. 288).
(c) Rara vez produce el efecto que se desea;
(d) No conozco ningún hipnótico que sea preferible
á esta divina composición. Doy á los adultos uu bolo de
cinco granos.
(e) Esta composición es muchas veces mas ventajosa
que el opio simple , sobre todo cuando es la verdadera tria
ca de Venecia.
(/) Rivaliza con la triaca. Se administra á la dosis de
una á dos dracmas; Contiene cinco granos de opio por
onza.
(g) Sthork| Libcllus, quo conlincntur experimenta &c.
(ft) Fischer (1. c. , §. 86) administró á un jóven
melancólico el alcanfor con el acíbar hepático.
(»') Thilenio, Med. chir. Bemerk. , p. id. En la vigilia
de los niños y de las histéricas. En estos casos doy con
mucho gusto tres granos de almizcle y de cinabrio con
un grano del extracto de beleño.
2£0 DE IA AGRIPNIA,
zado , la tintura de Marte solar , el polvo hipnó
tico de Kriel (a) y la asa fétida Entre los auxilios
higiénicos se cuentan cieno orden conveniente en la
comida , para el cual no pueden prescribirse reglas
generales (c), el uso de la leche (</), la carne de liebre,
el pescado, los cangrejos de rio (e), el arroz con leche
(Hércules Sajonia) , la lechuga (Galeno), las coles cru
das (/), la abstinencia de licores fermentados, del té

(ja) Sammli auserl. Abh. f. pri Aerzte, 1 B., 2 St. , p.


169, Cons. á J. C. Jacob, Tract. De viribus hjrpnot., a. mi-
nerali regno haud alienis¡ Act. nov. acad. nat. cur. , t. I,
p. 165. El medicamento de que se trata , está compuesto
del nitrato de mercurio precipitado con el auxilio del hí
gado de azufre. Una señora de Vilna que había padecido
graves hemorragias uterinas , cayó en una agripnia re»
belde que impedia el restablecimiento de sus fuerzas. Se
le administró al anochecer un escrúpulo del polvo hip
nótico de Kriel , al que se siguió un sueno benéfico que
duró diez horas , y nada se opuso despues á su convale
cencia.
(6) Borsieri, 1. c. (por la noche en pildoras).
(t) La cena es unas veces dañosa y otras útil. Y su
cede tambien que algunas personas padecen de vigilias
cuando su estómago vacío pide alimento. Yo procuro por
consiguiente con Jórdens (1. c.) que se tenga prevenido
el estómago durante la noche.
(d) Augenio (epist. med. 7, lib. V) prefiere la le
che de cabra á todas las demás como narcótico.
(e) J. A. Limprecht, De modo extraordinarium con-
ciliandi somnum fluviatiti astraco , qui latinis auctore Ges-
ncro , cancer , perperam , Germanis Fluss-Krebs , eocatun
Acta acad. nat. cur. , vol. ti , p. 192.
(/) Los de Lituania cenan esta verdura cruda (en
aleman , Saucrkraut) con el zumo ácido que produce su
fermentacion , añadiendo aceite de olivas. Con este me
dio suelen combatir perfectamente la vigilia hemorroidal,
sin que experimenten incomodidad alguna las personas
de estómago débil. Escribí esta observacion en Vilna.
DE LA AGRIPNIA. §¿1
y del café, aunque esta regla sufre algunas excepcio
nes (a) ; la temperatura moderada de las habitacio
nes , las almohadas duras (LehcnkY, la cama suspen
dida y en movimicnio (Octavio Horaciano), el uso de
las literas (A), los olores (<;), la música (ti), el ejer.-
cicio al aire libre, el ruido del agua que cae ó corre
lentamente (e), el ruido moderado de la conversa-

(n) Las vigilia» ocasionadas por la artritis, se curan


tenchas veces con el cate. Cons. á Blegny , De potu cof.,
J>. 64. Tambien el uso del ponche convierte la vigilia de
algunos individuos en un sueno saludable.
(6) Se considera como somnífera la virtud específica
del ejercicio que se hace en litera , como lo atestigua Ju
venil en este verso:

*Namque facit somnum claussa leciiea fenestra.»


(c) Heurnio recomienda tina holsita en donde entran:
flores de violeta, de nenufar, ana. un puñado ¡ corteza de
mandragora , dos dracmas; semillas de hinojo, una drac-
ma ; y azafran, un escrúpulo. H. un polvo que se mete en
una bolsita de tienzo.
(d) Los pitagóricos para aliviar las penas del dia usa»
ban de varias canciones ruya música era acomodada para
este objeto. Léase á Pedro Foresto (1. X, de eirebri morb.f
obs. 3b) y á Heurnio , (I. c.). Las canciones de las nodri
zas producen el mismo efecto. Segnn Séneca (De provi—
dentia) , Mecenas despues de tres años de vigilias consi
guió dormir por medio de cantos armoniosos que sona
ban suavemente desde lejos.
(e) a Adhíbcnda aqua: desíitlatin crebra , cujus snníhi
scepe cegrotantes indurti sotnnum c.ali'mnt » Cel. Aun I.
■v Prodest etiam atiquid ad somnum Sitanus juxta cadera;
vet gestaiio post ciburn , et noctu ; tnnXimeque tet.ti sus-
pensimotus. ,> Celso , lib. II , cap. 18. « Cuique vero usi-
tata somnum accci sunt : nautii in tjrr/iba dciubitu* , et in
TOMO T<, 16
§4.2 DE LA AGRIPNIA,
don (a) ó de la lectura, el de los molinos, e\ cai\Vo
de los pájaros, ó bien lo contrario, es decir, la ab
soluta quietud de todo lo que se tiene al rededor, el
silencio despues del ruido (Galeno), y úl ti mamente el
magnetismo animal

rnari navigatio , et Uttorum sonus et undarum murmur,


et veniorum borríbus et rnaris navisque odor.» Areteo, Se
curat. morb. acut. , lib. I., c. I.
(a) He conocido á un anciano, principe polaco , que
casi no podia dormir sino hacia que se reuniesen junto
á su cama muchos cazadores que hablaran entre sí de las
cosas de caza.
(6) Yo dejé libre de sn vigilia á la mujer de tin juris*
consulto de Vilna , con el auxilio del magnetismo ani
mal.
243

DEL RONQUIDO , AGITACION , CALAMBRES , ARDOR


Y SJSTOS NOC'IIRNÍS.

DEL ASUNTO EN GENERAL.

1. Su importancia. El sueño puede estar alterado


no solo por exceso ó defecto, sino tambien por el
modo de verificarse. Despues de la catafora y de la
agripnia, es necesario tambien examinar los fenó
menos morbosos que sobrevienen en el momento de
dormirse, en el de despertar y durante el mismo cur
so del sueño. Sin hablar en este lugar de esa especie
de manía que se llama nocturna (consúltese el cap.
XXV), observamos: el ronquido, lai agitacion, loa
calambres, el calor y los .sustos. nocturnos. ,:iasj, como
tambien los sueños espantosos, la pesadilla, el som
nambulismo y en cierto modo el sueño , magnético:
Hablaremos, pues, de estas cosas en los capítulos si
guientes. " ' f
2. ' Limites. A estas enfermedades 'añadiríamos
con gusto todas aquellas que pueden colocarse enfrej
las enfermedades nocturnas , Jales, son, las poluciones^
la saj ida inyolu.nj.ajia .Ae orina , el asraa y !os su
dores , porque estas afecciones <se presentan por la
244 DEt. RONQUIDO
noche ; pero nos lo prohibe el orden que hemos esta
blecido. Ya hemos hablado de la epinictis.

%.

DEL RONQUIDO DURANTE EL SUENO.

1. Definicion. El ronquido es un estertor fati


goso que se verifica en la inspiracion y espiracion,
acompañado de un ruido ronco en la laringe y en la
cavidad de las fosas nasales.
2. Bibliografía. Sobre este asunto existe una di
sertacion bastante ilustrada de Lust (352).
3. Síntomas. El ronquido es desagradable, no
solo para los demás, sino tambien para el mismo que
duerme, cuando tiene de él una percepcion oscura,
ó cuando despues de despertar experimenta una sen
sacion como de embriaguez, sequedad de la gargan
ta, voz ronca, narices obstruidas, y un sabor des
agradable.
4. Causas. El ronquido es efecto de un hábito
malo, de la poca longitud de cuello, de la prominen
cia de las v<;riebras cervicales hacia dentro («), de ha
berse dormido el individuo con la cabeza inclinada
sobre el pecho, de la fatiga, de una conversacion, de
los gritos que han precedido al sueño, de una atmós
fera caliente , corrompida por la respiracion de un

(o) Un judío, de edad de veinte años, llegó á Vilna


desde muy lejos en 1 8 1 3 , con soto el objeto de quedar
libre de un ronquido , que le impedía el sueño. Exami
nándole las fauces vimos que las vértebras cervicales
presentaban una prominencia hacia dentro. El punto cor
respondiente á la nuca ofrecia una excavacion que prove
nía indudablemente del vicio raquítico. , . <.
DURANTE EL ÍUENO. 2^5
gran número de personas ó por el tufo del carbon,
de una alimentacion grosera, de la coriza, de una
secrecion muy abundante de saliva, de enfermedades
de la campanilla, de las amígdalas, de las glándulas
del cuello , de la plétora , de la bilis , del moco y de
los pólipos de las fosas nasales.
5. Pronóstico. El ronquido puede ser anuncio de
una cefálea (v. cap. II) ó de una apoplejía (v.
cap. V).
6. Tratamiento. El tratamienio varía segun las
causas. En general se recomiendan los gargarismos
emolientes, la miel, la conserva de tusílago, los car
minativos y los atemperantes.

§. va.

DE LA AGITACION , CALAMBRES T ARDORES


HOCTURKOS.

1. Agitacion. La inquietud que se experimenta


en el momento de dormirse, se prolonga algunas ve
ces durante el sueño, en el cual se manifiesta bajo la
forma de una agitacion continua, con una picazon de
toda la piel que induce á rascarse , y con suspiros
frecuentes. Este mal es producido por el excesivo ca
lor de la atmósfera , por el uso de las bebidas fermen
tadas, por las emociones morales, la continencia, las
lombrices (sin hablar de los insectos), la supresion de
hemorragias habituales, pero sobre todo por el vicio
hemorroidal. El tratamiento consiste en la separacion
de las causas, en las lavativas emolientes usándolas en
el momento de acostarse, en los pediluvios, en un elec—
tuario lenitivo, en la sangría y principalmente en las
rentosas escarificadas. Algunas v n .> » /: .'
246 DE LOS CALAMBRES Y ARDORES
dades inferiores son las que sufren esla inquietud (a),
encontrándose en una agitación continua. Esla molestia
intolerable es debida generalmente á los gases que se
acumulan en el abdomen ó á una constitución ar
trítica. A los medios curativos ya indicados se añade
también con buen éxito el decúbito sobre el vien
tre
% Calambres. Otras veces solo las piernas se afec
tan espasmddicamenle. El enfriamiento de la piel,
del abdomen , los gases , las evacuaciones alvinas co
piosas , el cansancio de subir ó bajar montes ó esca
leras producen esta incomodidad, que el paciente
mismo puede remediar por medio de frotaciones con
la mano en la parle enferma. Por fin, no pasaremos
en silencio aquellas agitaciones internas , digámoslo
así, que se observan particularmente en el momento
de pasar del sueño al estado de vigilia. En esle esta
do el enfermo experimenta ansiedad , opresión (e) y
palpitaciones de corazón, con frecuencia de pulso,
eructos, sobresalto, no gozando al dia siguiente de
completa salud. Las histéricas é hipocondríacos son
principalmente las personas que se afectan de esla
manera, y sobre todo cuando se despiertan de pron
to. La posición derecha, la evacuación de la orina,
un baño de aire , el mudarse de camisa , un vaso de
agua fresca en ayunas y en seguida el uso del cafe,
tales son los medios que se deben recomendar en este
ca6o. Es necesario lener cuidado sobre todo de que el
enfermo se despierte por sí mismo , ó que si se le

(a) ' Inquietad de las piernas.


(6) Mi padre lo ha observado en sí mismo , y mis ob
servaciones lo confirman. ' :i'< ." '
(0 ^Q^hi.iitSonsult. 61 , p. 637. De cordit molesta
DURANTE EL SUENO. 247
despierta se haga por grados y por decirlo así indi
rectamente, i
3. Ardores. Algunas personas se ven privadas de
los beneficios del sueño por efecto de un calor que ex
perimentan en todo su cuerpo, ó solo en la planta
de los pies. Hemos observado esta afeccion particu
larmente en las mujeres avanzadas en edad. Este ar
dor es á veces tan intenso, que en cierto modo pa
rece que tiene alguna afinidad con la combustion es
pontánea {V. tomo V). A mi parecer, la causa con
siste por lo regular en los alimentos, las bebidas, las
hemorroides, la amenorrea, pero sobre todo en la ti
sis pulmonal latente. Los medios comunmente útiles
son: la cama dura de crin , cubierta con una piel de al
ce, los polvos atemperantes , las emulsiones refrigeran
tes , el agua de Seltz, el elíxir ácido de Haller , las
afusiones ó el riego con agua fría, las lavativas, las
sanguijuelas al ano ó á la vulva, y algunas veces las
ventosas escarificadas en la espalda.

§. IV.

DEL PAVOIt NOCTURNO.

1. Definicion. Llámase pavor nocturno (a) el des


pertar súbitamente acompañado de terror.
SÜ. Bibliografía. Sennerto (353) ha escrito cosas

n — —— _
. i .i.¡
(a) Thoryhos y phohos de Hipócrates (aibr, 24, 1¡1).
III). Twvofodtx , terror durante el sueño. Canturbatio,
consternado , panicophobos (Herodoto); PanoplwUa (Sau-
vages, cías. VIII, 12). En aleman, Auffahren , Zusrm-
menfahren , Erschrecken im Schtafe. En Iraníes, Tcr-
reur pamlue , fraycar nocturno. .En polaco, Zryaanit sie
ze smt. , , .¡ , f.j . i ,"
248 OEI. PAVOR
excelentes acerca del pavor nocturno en los recien-
nacidos y en los niños.
3. Síntomas. Los reciennacidos que experimen
tan esta afeccion durante el sueño, manifiestan en su
semblante cuando están dormidos la expresion de la
risa ó del llanto, y un instante despues se despiertan
sobresaltados y con la vista torva. Muy frecuente
mente les acomete calentura durante el sueño, su
dan ó se despiertan dando gritos terribles , llenos de
espanto y casi convulsos. Estos síntomas no perdonan
á los niños de mas edad ni aun á los adolescentes*
que saltan á veces de la cama y piden auxilio con el
acento de la desesperación. Tampoco es raro ver
que algunos adultos, cuando apenas lian cerrado los
ojos , se despiertan despavoridos como por efecto de la
aparicion de imágenes terribles, arrojándose fuera de
la cama sobrecogidos de espanto , palpitaciones y li
potimias.
4. Causas. Las causas de este accidente en los re
ciennacidos provienen de las malas cualidades de la
leche , de los ácidos y gases en las vias digestivas,
del aire caliente encerrado en las cunas y no reno
vado. En los niños de mas tiempo y en los jóvenes es
efecto de las lombrices («) y de los cuentos que les
refieren las nodrizas acerca de sombras y fantasmas
que vagan errantes por la noche. Por fin , en los adul
tos son causa de esta afeccion los remordimientos,
el temor de males inminentes, las inquietudes, los
cuidados, el cambio de cama, una comida demasia
do abundante, las bebidas cálidas, los excesos en la
venus, la artritis y los cálculos. *
5, Diagnóstico, El pavor nocturno se diferencia

(a) Panaphobia verminosa de Beniveni , véase «


Sauvages , 1. p„
DURANTE EL SUENO. 2£9
del terror en que este reconoce generalmente una
causa externa; de la epilepsia en que el enfermo ex
perimenta en este último caso muchos sacudimientos;
y de la pesadilla en que falta la sensacion de peso.
Aun volveremos á tratar de esto mas adelante.
6. Pronóstico. El pavor nocturno es frecuente
mente en los niños el precursor de la encefalitis,
del sarampion y de las viruelas.
7. Tratamiento. El tratamiento varia segun las
causas. En los reciennacidos es necesario primero cui
dar de la nodriza , siendo conveniente purgarla con
suavidad. Los ácidos y los gases se combaten con los ab
sorbentes y carminativos (a), las lavativas y fricciones
oleosas sobre el vientre (¿). Se corrigen ó moderan
los efectos perniciosos de la denticion en los niños
robustos, sobre todo en los que tienen las mejillas en
carnadas y la cabeza caliente, mediante las sangui
juelas aplicadas detrás de las orejas; si hubiese es
treñimiento, con los laxantes suaves y sinapismos en
las piernas. En los niños flacos, cuyo sistema ner
vioso está muy desarrollado, añadimos á las bebidas,
segun el consejo de Sennerto, la simiente negra de la
peonía oficinal envuelta en un lienzo. Ni nos reimos
tampoco de las mujeres que suspenden de un hilo al
cuello de sus niños la raiz fresca de esta misma plan
ta. Debemos admirarnos de que Foresto recomen
dase todavía la ágata y el coral en este paraje : «Los

(o) W. De ojos de cangrejos ó magnesia pura , seis gra


nos; de inucílago de goma arábiga , media dracma; de agua
de hinojo, una onza ; de jarabe de ruibarho , media onza.
JV1. Se da una cucharada de las de caté eu cada hora.
(6) Para este uso se emplea sobre todo et aceite de
macis obtenido por expresion.
250 PAVOR DURANTE EL SUENO.
que llevan al cuello una de estas piedras no temen
los espectros y las fantasmas.» Cuando se trata de ni
ños imbuidos en tales preocupaciones , es necesario
corregirlas con prudencia y lentamente (a). Las lom
brices se combaten con los vermífugos. En los adul
tos se usa con ventaja el régimen aconsejado contra la
agitacion. Hemos empleado muchas veces con buen
éxito un escrúpulo del polvo antiespasmódico rojo de
Stahl , administrado antes del sueño. Darwin acon
seja el opio en las alteraciones del sueño, de que he
mos hablado hasta aquí' como una áncora sagrada.
Nosotros no adoptamos su consejo indistintamente.
El magnetismo animal merece que se experimente
mas y mas aplicado á tales casos.

(a) V. el capítnlo de la epilepsia y de las convulsio


nes. Léase tambien el terrible ejemplo de un niño espan
tado por la soledad , en el Oesterreichischen Beobachter,
1816.
DE LOS SUEÑOS ESPANTOSOS.

§, i.

DEFINICION. BIBLIOGRAFIA.

1. Definicion. Llámanse sueños espantosos aque


llos en que se representan imágenes desagradables,
acompañados de angustia, y que producen general
mente malos resultados respecto de la salud.
2. Bibliografía. Este fenómeno curioso ha sido
tratado por Hipócrates (354) y sus intérpretes (355),
Oaleno (356), Plinio (357), Fcrrenio (358), Quer-
cetan (359), Arnaldo de Villa Nova (360), Horst
(361), Scharff (362), Wedel (363), Lischwitz
(364), Janitsch (365), Hegner (366), Uden (367),
Schulze (368), Darwin (369), Schmidi (370), Da-
.vidson (371), Carmiehael (372), Tiumann (373),
Carus (374), Winkelmann (375), Sprcngel (376),
Nasse (377), Schubert (378) y muchos otros (379).
959 DE LOS SUEÑOS ESPANTOSOS.

§. II.

SÍNTOMAS. CAUSAS. DIAGNOSTICO.

1. Síntomas. Sería muy largo recapitular todas


las imágenes desagradables que pueden representarse
en los sueños espantosos. Lo mas comun es que estos
sueños versen sobre incendios, caidas desde lo alto,
muertes violentas (a), aparicion de los difuntos, ó de
los vivos como si hubieran fallecido, &c. Los gestos
del enfermo (/'), la frecuencia del pulso, los suspiros,
los gemidos que se le escapan , los recuerdos que con
serva de aquel sueño, atestiguan plenamente la gra
vedad del mal, asi como tambien la sensacion de fati
ga, de inercia, de tristeza, que persiste despues de
despierto.
2. Causas. Las causas de los sueños espantosos y
las del pavor nocturno son las mismas. Plinio inclu
yó en el número de estas la embriaguez en un grado
ligero. Deben añadirse los alimentos flatulcntos como
las habas, y principalmente todos los obstáculos de la
circulacion, como son los infartos de las vísceras, el
dormir en malas posturas , &c. Las mujeres están
mas predispuestas que los hombres á padecerlos.

(a) H. de Heer (lib. I, obs. 2 , p. 4t , edicion segunda,


Leips. 1645) refiere nn caso notable de sueño espan
toso.
(b) El enfermo de Enrique de Heer todas las noches
quedaba atado con un gran número de vueltas de cuerda ó
de laja. Lo sabia , lo queria y aun suplicaba á los pre
sentes que lo hicieran, no obstante lo cual algunas veces
las rompía.
DE IOS SUEÑOS ESPANTOSOS. 253
3. Diagnóstico. Siendo los sueños espantosos acci
dentes que perturban el sueño tan necesario para la
integridad de las funciones , y afectando por consi
guiente á la salud, deben considerarse en el número
de las enfermedades. No sucede lo mismo con los
sueños dulces y agradables, que mas bien recrean el
cuerpo y no dejan de traer alguna ventaja (Nasse).
Siempre debe ponerse grande atencion en los sueños.
Hipócrates (a) demostró ya que su interpretacion for
ma parte de la semeiótica. En efecto, la naturaleza
del sueño permite frecuentemente formar alguna
conjetura acerca de la especie de causa que le ha dado
origen. Sprengel cutre otros ha tratado doctamente de
este asunto. Además, aunque la imaginacion ejerza,
sobre todo durante el sueño, un imperio tiránico, y
aunque deban mirarse los sueños como vanas quime
ras; suceden sin embargo algunas veces en ellos cosas
que hacen suponer que el sueño interrumpiendo, mas
ó menos la accion de los sentidos externos, aumenta,
la fuerza del sentido universal interno (la coeties-
ihesii) y de su atributo el instinto; por cuyo motivo
puede á veces revelarnos las mudanzas ó atteraciones
que experimenta el cuerpo ó que están á punto de
manifestarse (A), así como tambien los apetitos que

(a) « Quien quiera , dice , conjeturar con exactitud


por to que se representa en tos sueños, desde luego verá
que estos tienen mucha retacion con mucha» de tas cosas
que se verifican durante la vigitia» (I. c ). Cons. i J. Kr.
SCückert , De insomniis ut signo in medicina obSfTvationv»
nonnuttce, cuín subjunctis de onirocritica medica medita-
tionibus. Nova arta acad. nat. curios., t. III, p. 506.
Sprengel, Hanilbuch der Seiuiotik , §. DCLXXXIX.
(A) Mi siempre venerado amigo F. Niszkowski, ca
tedrático en otro tiempo de cirujia en ta universidad de
254- DE IOS SUEÑOS ESPANTOSOS.
podrían llamarse médicos. A cslo deben reducirse al
parecer los valicinios (a) y las sugestiones (A) que.
se manifiestan en los sucfi'os (c). Estamos muy lejos
de dar crédito á los absurdos que acerca de esta ma
teria se han referido en otro tiempo.

Vilna , en la noche anterior á su muerte ocasionada por


una rolura del corazón , soñó que le estaban atravesan
do este mismo órgano con un cuchillo.
(a) Léase á Poter , Opp. Frf. , 1666, liv. V, obs. 87,
p. 600 , De sornnio fuluri nepliritici. G. Hoyer , De som-
niis futura prcesagicntibus Acl. acad. nat. curios. , vol. IV,
p. I48. Bautzmanii , Hjrstericce passioms admirandum
exemplum in virgine omnem morbi vicissitudinem ipsam-
que medendi rationem varils somniorum prardklionibui
edocens. Miscell. acad. nat. cur., dec. III, a. 1 , 1694,
append. , p. 35. Cons. á Alberti , Semiología , sect. Xt en
donde reúne varios testimonios de Hipócrates (lib. de in
somnio , §. ///, ¡ext. I jr 9) y Galeno, Suffragia (ct.m.
III, in lib. 1, rpid. Hippocratis). Andreas Hidigerus,
Phjsica divina, lib. I, c. VI, sed. V, ¡j. 89.
(6) . Janitscb , k c. Büehner , Miscellanea , 1730.
Rumbaum en Breslauisch. Samml. vom Jahr 1718.
Berek y Baumgaertncr en el Museurn d. Wundervolltu,
SB.,5 Si., p 428.
(t) J. Lanzoni , De prwsagio (la muerte de un her
mano) ex somnio. Miscell. acad. nat. cur. , dec. III , a.
1694, P- 48- E. Kónig , In sornniurn apri, ex rasura
dentis apri prcetcriplioite. Miscell acad. nat. curios. , dec. ¡I,
a. 3, p. 202. Meirich lia reunido las preocupaciones sobre
los sueños en Disp. de insomniis. Lips. 1667. Cons: á Heg-
ner y Uden. Aquí se presenta una cuestión. La mujer
puede en sueños concebir por electo de la imaginación ?
Así lo afirmó Alfonso Carranza , habiéndose expuesto
por lo tanto á una burla merecida. P. M. Garn. (Disp.
an ea , quas hominib. in samno et somnio ac. idanl , «7í«
dern possint imputari? Vilemb. , 1 727. )"•> ■
DE LOS SUEÑOS ESPANTOSOS. 255

§• "I-

PRONÓSTICO. TRATAMIENTO.

1. Pronóstico. Cuando los sueños nos rcpresenlan


los actos comunes de la misma manera que realmen
te suceden , entonces son favorables y significan el
estado de salud (Hipócrates). Al contrario, aquellos
que versan sobre cosas no acostumbradas, anuncian
enfermedades inminentes. Al aproximarse una he
morragia crítica, se dice que los sueños rcpresenlan
objetos rojos, llamas (Ligchwilz). Los sueños espan
tosos pueden también ocasionar accidentes graves por
sí mismos ó afectando fuertemente la imaginación
(380), como lo demuestran ya sean los anales de la
medicina (381), ya mi experiencia propia (a) y la de

(a) Los judíos de la Li Inania (según la antigua cos


tumbre de su nación, como se vé en el caso de Abimelerh
y de José (Génesis)) dan una grande importancia á la
interpretación de los sueños , y cuando deducen presa
gios infaustos , el terror les ocasiona á veces graves en
fermedades. Un capitán ruso me ofreció en 18 de Mayo
de 1815 un ejemplo muy notable de los perniciosos efec
tos de los sueños espantosos. El padre de esle oficial ha
bía experimentado un acceso de epilepsia á la edad de
cincuenta años, de resultas de unas aspersiones de agua
fiia hechas de repente y sin estar prevenido. Desde enton
ces se repetian los ataques cada tres semanas, y por ti» ti
rabo de diiz y siete años llegó á morir en uno de ellos.
£1 hijo de quien se habla tenia entonces diez años, y vivió
disfrutando de buena salud hasta los diez y ocucv (Vro
hacia fines de aquel una noche se le presentó en sueños
que su padre, todavía vivo, había caido sobre su pecho
con un ataque de epilepsia. Despertó al instante, pero á
256 DE TOS SUEÑOS ESPANTOSOS.
los demás (a). Se encuentran también en los autores
algunas observaciones de sueños saludables

pesar de eso por bastante tiempo conservó presente la


misma imagen. Pocos dias después cayó también él mis
mo en un acceso de e[>ilepsfa , cuyos ataques se repelían
todos los meses durante el dia j la enfermedad persistía
todavía cuando aquel tenia ya veinticuatro años. Este
enfermo contrajo su dolencia de resultas del espanto
ocasionado por un sueño. Pero este sueño no podria ser
tal vez efecto de una epilepsia nocturna ? ó bien una es
pecie de pesadilla (incabus) precursora de la epilepsia?
Sin embargo de eso no volvió después á experimentar
ningún ataque nocturno , y el despertar súbitamente sue
le ser propio de la pesadilla.
(a) Niszkow»k¡ me ha referido la historia de un sue
ño que afectó vivamente la imaginación del enfermo y
fué confirmado por los sucesos, como ejemplo de lo que
puede la casualidad. Una mujer noble de Li inania , de
edad de veinte años, de constitución escrofulosa , desper
tó en una de las primeras noches de su casamiento dan
do un grito terrible , y temblando refirió á su marido el
sueño que acababa de tener. Me parecia, le dijo , que ha
bía entrado en una iglesia , y que habiendo bajado á las
bóvedas veia á lo lejos una mujer sentada sobre un sepul
cro abierto dando de mamar á dos niños ; y habiendo que
dado aterrada al mirarla , la oi que me decia : « No le
mas , porque yo soy tu imagen » El marido hizo cuan lo
pudo para borrar la grave impresión que hizo en ella aqu.l
sueño cruel , pero fué en vano. Su esposa cayó en la me
lancolía , sobre todo cuando poco después se fueron ma
nifestando los indicios de la preñez; y á poco tiempo fué
acometida de una IcucoÜVgmasía. Llegó el parto y después
de haber dado á luz una criatura , la partera manifestó
á la madre de la enferma que todavía quedaba otro en
la matriz. Que no lo sepa mi hija, exclamó la prudente
madre. Pero no habiendo sido posible ocultárselo , dijo
la enferma al saberlo ; « Ya se cumplió mi sueño. » En
DURANTE EL SUENO. 257
2. Tratamiento. Los que están sujetos á padecer
estos sueños espaciosos deben esforzarse á dejar con
los vestidos al tiempo de meterse en la cama todo cui
dado grave, todo pensamiento trisfir.' Además de esto,
si hubiese plétora ó alguna afeccion del vientre ó una
excesiva sensibilidad nerviosa , es necesario condu
cirse segun hemos indicado en el capítulo de la agrip
nia y conforme diremos en el de la pesadilla. Es una
cuestion que no nos atreveremos á resolver , la de si
mediante la música, los olores gratos, las friccio
nes, &c, nos es posible ejercer en los sugetos ator
mentados por estos sueños desagradables un do
minio tal que se cambien las imágenes tristes por
otras agradables , ó de otro modo , si nos está conce
dida la facultad de producir y modificar los sueños á
medida de nuestra voluntad (a).

efecto , bien pronto fué arrebatada por la calentura puer


peral.
(6) Ch. F. Paullini , Febris cuartana in somno cura
ta (Miscelánea de los curiosos de la natur. &c.). S. Sguire,
Historia de Henry Axford , que despues de estar mudo
cuatro años , recobró el habla por efecto de un sueño es
pantoso (Philos. transact. &c.).
(a) Tocante á la influencia de las cosas exteriores so
bre las personas que duermen , léase á YVcinhold. Kraft
d. thierisch. Magnetismus , 3 B. , 1 Abth. , p. 233. Nas-
se , 1. c. , p. 450. Battie , Dissert. crit. and. moral, p. 2 7t
(Refiere que un hombre contó al oido de un amigo su
yo , que estaba dormido , toda la historia de un combate
singular, y este último soñó todo el suceso al pie de la
le ira.)

TOMO VIi n
258

DB LA PESADILLA.

§, L

DEFINICION. BIBLIOGRAFIA.

1. Definicion. Constituye la pesadilla (a) una


percepcion de sufocacion ó de peso y opresion en el
pecho durante el sueño, con un deseo vehemente de
cambiar de situacion , sin que al enfermo le sea po
sible hacerlo asi.

(a) Sinonimia : Epbialtes (de táa.^la¡xa.i , yo salto


encima). Pnigalion de Swediaur (de nvlveiv , sufocar).
Ewi/Jo/íü , opresion , compresion. Hnv/uóí ivúnuot de
Dioscorides. Oneirodynia gravans , de Callen. Succu—
bus. Asthma nocturnum (denominacion falsa). En aleman,
Nacht-Maare , Atp , Atpdrücken , die Trute , das Nacht-
mannchen. En francés , Incube , ephiatte , cauchemar*
En inglés, Night-mare. En italiano, incubo, pesarotoi
En español , incubo , pesadilla , mampesado , mampesa-
d itta. En portugués , pesadeta , pezadello. En polaco,
Mara. En danés , Maren , Marcriden. En sueco , Mara.
En belga , Atp , Nagtmerrie.
PESADILLA. 259
2. Bibliografia. Esta enfermedad , que no han
desconocido los poetas (382), y que ha sido objeto de
muchas disertaciones inaugurales (383), ha sido des
crita por Celio Aureliano (384) , Pablo de Egine—
ta (385), Oribasio (386), Willis (387), Bonet
(388), Enrique Regio (389), Paracelso (390),
Dolco (391), Horstio (392), Schenk (393), Fo
resto (394), Stoll (395), Darwin (396), íleil (397),
Waller (398), Dony (399).

§. n.

SÍNTOMAS. AUTOPSIA.

^. Síntomas. La pesadilla va precedida ordinaria


mente de vigilia, pavor, sobresalto, calambres y sue-
xios espantosos. En seguida se cxpcrimenta una sensa
cion desagradable en los muslos, en la columna verte-
Lral , en la region precordial y en la cabezazo en muchos
de estos parajes á la vez. Esta sensacion consiste en una
percepcion de peso, de sufocacion, de opresion , que
unas veces se extiende á todo el cuerpo , otras se li
mita á la region precordial , y en general no va acom
pañada de ninguna dificultad aprecrable de la respi
racion y el pulso es muchas veces regular (Darwin). La
imaginacion atribuye esta percepcion á muchas caur
sas. Los enfermos ya se imaginan que un perro , un
oso, un leon, un gigante, un hombre negro (Müller),
nn fauno, un sátiro, un espectro, una bruja, el
demonio (a) entra en su cuarto, se sienta junto á la
... , s, 't f.í i ;, ,,' . .iii! r.lf>> ivr.e7 ,.:".IÍ !« ciu >. i<' . t .t ',,,".»

(a) S. Ledel , De ephialte , singularia queedam exerrí-


.pla , lusurn diaboli frecfnenter admixtum' probantia. Mís-
cell. acad. nat. curios. , dec. III , a'. 8 , 1689 , p5gi-
i na 23i6.'
262 PESADILLA.
pues una sensacion de fatiga y algunas veces sudor
en la cabeza y en el pecho, temblores en las articu
laciones, palpitaciones de corazon, zumbido en los
oidos , cefalalgia , manchas lívidas (a) , &c. Estos
ataques sobrevienen generalmente durante el primer
sueño, rara vez por la mañana: cuando el mal es to
davía reciente no se experimenta mas que un ataque:
mas tarde se multiplican estos de tal manera que se
sufren siempre muchos unos despues de otros , algu
nas veces hasta diez (Reil), pero sin que entre uno
y otro llegue el individuo á despertar completamente,
excepto en algunos casos muy raros. El paroxismo
dura por lo comun algunos instantes, y los autores
hablan de algunos que han durado tres horas (Ledcl).
A veces se repite una vez al año, otras todos los me
ses , todas las semanas y aun todas las noches.
2. Autopsias. Se ha encontrado serosidad en las
cavidades celebrales, que ha llegado hasta la del diar
io ventrículo (Bonet). Esto al parecer confirma la
opinion de los árabes adoptada por Sennerto (400),
de que la pesadilla proviene de una lesion de este
ventrículo. Tambien se ha atribuido al pancreas (¿),
á los pulmones (401) y al diafragma (Ettmüller), á
los nervios gran simpático, frénicos y recurrentes
(Doleo). Las lesiones del corazon tampoco son extra
ñas á esta enfermedad (Morgagni).

(o) En aleman, Atpenfleckcn. Véase S Schmalz, Ver.


such einer med. chir. Diagnostik , XXXVII , 6.
(6) Hignoro , segnn Bonet , descubrió en él una úl
cera»
PESADILLA.

§. HI.

CAUSAS. DIAGNÓSTICO.

1. Causas. Las histéricas, los hipocondriacos , los


hombres pusilánimes (a), los jóvenes después de los
trece años (Pumine) son los mas expuestos á padecer
esta afección. Se consideran como causas ocasionales
la imaginación (A) , la tristeza , los cuidados , las vi
gilias, la aplicación intensa, la vida sedentaria, los
gases (c), las lombrices (Paullini), la gula (Celio Au-
reliano), la embriaguez (Timeo de Güldenklee), la
plétora (Junker), la retención de las reglas (Schi-
kowski) y del esperma , el aire sin renovación y el
decúbito sobre la espalda (Abensina, Bonet).
2. Diagnóstico. La pesadilla se diferencia de los
sueños espantosos y habituales en que el que sueña loma
por cosas reales los productos de su imaginación , al
paso que el que padece de pesadillas generalmente
tiene la conciencia de que lo que está viendo es un
sueño. El efialles se distingue del asma nocturno, en
que este acomete á los individuos despiertos y va acom
pañado de una dificultad extrema de respirar, al paso

(a) Foresto (1. c. , obs. 15) pretende que los hombres


cnerdos y animosos nunca tienen pesadillas.
(6) Roper (Diss. de imaginatione morbor. caussa. Hal.,
1694, P- 14) habla de un hombre estudioso, que habien
do oído un dia hablar de la pesadilla , fué acometido de
esta afección á la noche siguiente.
(c) Hildesheim (De affect. capit. , p. 434) dice: «Si
se quiere saber lo que es el incnbo , cómanse castañas an
tes de acostarse y bébase encima de ellas un vino fe»
calentó.»
264 PESAIWLA.
que en los individuos que duermen no se observa en
general agitación evidente en el pecho. Es convenien
te no ignorar que los antiguos llamaban incubus á la
pesadilla de las mujeres y succubus á la de los hom
bres (Biitlorfer) , y que esta enfermedad puede acom
pañar á todas las demás, sin exceptuar las epidémi
cas (o) ni las calenturas intermitentes (Silvio , pra
xis).
J §• iv.

PRONÓSTICO. TRATAMIENTO.

1. Pronóstico. La pesadilla desaparece frecuente


mente con la edad , algunas veces á consecuencia de
las hemorragias , sobre lodo de la epistaxis, de las
reglas, de las hemorroides, ó bien después de las ca
lenturas (Richter). Otras veces, sobre todo cuando los
accesos se han repelido con frecuencia y dejan por
resultado la debilidad, sudores de cabeza y de pecho,
manchas lívidas , temblores de miembros y palpita
ciones de corazón (Bonel) , es de temer que la pesa
dilla se convierta en una epilepsia, melancolía , ma
nía, catalepsia y sobre lodo en apoplejía. Debemos
añadir que exisle una observación de pesadilla mor
tal (402).
2. Tratamiento. El tratamiento de esta afección
consiste en alejar las causas excitantes, sobre todo en

(a) LySimachUs en Celio Anreüaiio. Lanrent , No


ticia sobre una pesadilla qué atacó á un tiempo á nn ba
tallón del regimiento de la Tour-d'Auvergne. Srdillof,
Recueil périodique de la société de médecine de Paris,
timoLXIII, p. 17, y Dicionario de Ciencias Médicas, art.
Pesadilla.
PESADIÍXA. §65
e\itar los desarreglos del régimen (a) , y después se
gún fuere la naturaleza de sus causas y la constitu
ción de los enfermos , en las evacuaciones sanguíneas,
sobre todo locales, en los atemperantes, laxantes (A),
lavativas , fricciones sobre el abdomen , vomitivos
(Celio Aurcliano, Hertod), en los amargos, antihel
mínticos, anliespasmódicos, como el azafrán, la peo
nía (c) , y en los tónicos como el hierro y la quina
(Darwin), sin omitir la sociedad agradable, los viajes
y la equitación , el dormir en cama dura , &c. Cuan
do los accesos se repiten á menudo, es necesario que
alguno se quede junto al enfermo encargado de ha
cerle cambiar de posición , luego que observe que se
manifiesta la inquietud (Bonet). Al parecer es arries
gado el uso de los olores , de los errinos ó del sonido
de las campanas para despertar á los enfermos (Dar-
win). Si se despertasen por sí mismos , es necesario
darles fricciones en los miembros (Sennerlo).

(a) Se debe aconsejar por consiguiente un alimento


fácil de digerir , muy nutritivo , no fácil de corromperse
y que deje poco excremento.
(6) Zacuto Lusitano aconseja el acíbar (Prax. histor.,
lib. VIII, obs. 10).
(c) Pablo de Egin. , 1, c. Gorreo refiere que la peonía
ha sido llamada por los antiguos tfiítri-.v , por ser
provechosa contra el efialtes.
266

DEL SOMNAMBULISMO.

§. I.

DEFINICION. BIBLIOGRAFÍA.

1 . Definición. Hay somnambulismo (a) cuando las


funciones que pertenecen al estado de vigilia se ejer
cen durante el sueíjío , el cual en lo demás es confor
me á la salud.

(a) Sinonimia. Del griego <TtK»v*, Noctegersia, hjrp-


nobatosis y nyetobasis. En latin , Noctambulalio , noc—
tisurgium , ambulatio in semino , nocturna insania de
Schenk , mama somni de Paracelso , sopor vigilans de Pía—
tero , oneirodynia de Cullen, rhembasmus de Swediaur. En
alemán , Die Mondsucht , das Nachtwandeln. En francés,
Somnambulismo. En inglés , Slecpeealking. En belga,
Naglwandeling. En polaco , Lunatysm j los enfermos se
han llamado lunalici , noctwagi , noctivadentes , ambulo-
nes por Lemnio , errones. En alemán (en algún tiempo)
Mondensüchtige , Mondenschichtige. En italiano, Noctam
bulo, somnámbulo. En español, Noctambulo , somnám
bulo. En danés , Sovngaenger. En sueco , S'omnganger.
2G8 DEL SOMNAMBULISMO.

§. H.

SÍNTOMAS. CAUSAS.

1. Síntomas. El hombre sujeto al somnambulis


mo se acuesta como en buena salud, y por lo comun
se entrega á un sueño normal , hasta que al cabo de
una ó dos horas , y á veces despues de alguna agita
cion, se pasea, ya silencioso, ya haciendo ruido, con
los ojos abiertos ó cerrados, la pupila inmóvil, eje
cutando varias acciones que unas veces son pocas y no
muy dificiles, y otras en gran número, maravillosas
é imposibles para los que están despiertos ; en seguida
se vuelve á acostar y se entrega á un sueño tranqui
lo. Se refiere el caso de un somnámbulo , que por la
noche y con los ojos cerrados se levantaba y vagaba
por diferentes sitios , llevándose consigo la llave;
cuando regresaba, abria la puerta que habia sido cer
rada despues de su salida, y encontraba dicha llave
cuando se la escondían de intento debajo de la al
mohada (Helmont). Se dice que dos religiosas se pa
scaban todas las noches por todo el monasterio con
los ojos abiertos , subiendo y bajando de prisa las es
caleras , encendiendo las lámparas, &c. (480). Un
criado , á hora determinada, conducia dormido un
caballo á la puerta de la casa de un gefe militar ; una
noche le puso la silla y la brida, sujetó el estribo
segun la costumbre para que su amo montase mas fá
cilmente y echó á andar delante con una linterna;
y habiéndole gritado los centinelas quién i>a? di res-
pió: sargento mayor, &c. (48 I). Un somnámbulo se
levantó desnudo, se acercó en silencio á la ventana,
cogió la cuerda de una garrucha, y trepando hasta
el tejado de la casa, encontró un nido de urraca,
guardó los pollucios en su camisa y se los llevó á la
DEL SOMNAMBULISMO. 269
cama en que continuó en un sueño . tranquilo .(San
tiago Horstio). Otro se levantó durante la noche,
abrió su escritorio, escribió, volviendo á leer gene
ralmente en alta voz todo lo que había escrito, y úl
timamente riéndose á carcajadas manifestó aprobar lo
que acababa de escribir (A b. Heer). Otro , soñando
que debia montar á caballo para hacer sus diligencias,
se levantó , se puso sus vestidos , botas y espuelas., se
subió en el antepecho de la ventana, y abriendo las
piernas le excitaba á andar con la voz y las espuelas
lo mismo que si fuera una cabalgadura (Salio Di
verso). Otro, que era caballero de Malta, se levantó
por la noche como para salir á pelear contra los mo
jos, tomó sus armas y echó á correr á caballo hacia
la costa (Reies). Una mujer hacia durante su sueño
diferentes movimientos ,. y rio solo empezaba varias
conversaciones , reía y lloraba indistintamente , sino
que tambien expresaba todas las demás pasiones con
tanta exactitud como lo hiciera un comediante de ha
bilidad ¡'doblaba en forma de cartas las hojas de pa
pel que se ponían sobre su cama, pedia una luz, y
cuando le preguntaban á quién escribia, designaba y
nombraba á alguna de sus amigas ; escribió el sobre-
escrito en francés, puso el sello y como si la alargase
á algun criado, mandó que la llevasen al correo
(482). Otro se ejercitaba en el juego de la esgrima
(Schenck), Otro se metió dentro de un horno para
colocar la leña (Libavio). Otro estando dormido; en
hebraba el hilo por el agujero de la aguja (Knoll).
Otro determinó los caracteres botánicos de las plan
tas segun el sistema de Linneo, preparó varias medi
cinas que se habian recetado , recibió su importe y
entregó el sobrante del precio (Soave). Otro se ejer
citaba en los trabajos del campo (Palloni). Otro to
caba la flauta con los ojos cerrados, arreglándose á los
papeles de música (peder). Otro compuso un ser
270 DEL SOMNAMBULISMO.
mon y corrigió despues las cacofonías y las faltas de
ortografía (4&3). Otro compuso unos versos (Schu-
bert). Otro tambien los componía y recitaba , de ma
nera que muchas personas se quedaron velando en la
casa para oirle , esperando sacar mucho provecho de
sus composiciones (Eusebio Nieremberg). Otro no sen
tía el pinchazo de una aguja (Momboddo). Otro, en
fin, cumplía las obligaciones de un criado, comia y
bebía, pero sin experimentar la sensacion del gusto
(Pigatti). A estos diversos ejemplos añadiremos cua
tro observaciones que nos ha suministrado tnuestra
propia experiencia (a). El somnámbulo, bien se des-

(a) Observacion I. Una viuda de edad de veintiseis


años, de familia que padecia la plica , de constitucion
escrofulosa , despues de haber estado criando á un niño
durante siete meses dejó de tener su menstruacion sin
causa, conocida. Al caho de dos meses se hallaba en peor
estado , de mal humor , taciturna , irascible é impaciente
cuando se encontraba acompañada de otras personas ; pa
saba las noches de tal modo agitada , que apenas se ha-
bia acostado cuando empezaba á gritar, levantarse y an
dar de una parte á otra , bamholeando entre sus manos
al niño que criaba , sin que se la pudiera despertar por
muchos gritos que la dieran á no ser cuando la llama
ban por su nombre , ó cuando su amo la sacudía re
cios hofetones. En 7 de Mayo de 1815 fué recibida
en la clínica de Vilna , y habiéndola observado por
espacio de veintiuna noches , presentó con poca dife
rencia en su sueño el desorden siguiente : entre las
diez y la una de la noche , despues de un sueño cor
to , ó al caho de haber dormido un rato mayor , se
conmueve de repente y se incorpora en la cama , se
restrega muchas veces los brazos y los ojos , experimenta
una fuerte disnea , y cuando esta cede empieza á ge
mir y gritar repetidas veces como si quisiera expresar el
sentimiento de un dolor profundo á la accion de una per
DEL SOMNAMBULISMO. 27 1
picrte espontáneamente , ó por fuerza, se pone algunas
veces furioso (Soave) , ignora todo lo que ha hecho,
y se admira de no saberlo , ó se persuade firmemen—

sona agitada por el remordimiento de un crimen. En


medio de todos estos movimientos , la enferma habla con
sorprendente tranquilidad de las cosas domésticas y de
su criatura ; silva como si quisiera dormirla ; responde
muy bien acerca de su enfermedad , y lo que es mas de
admirar , á cada una de las preguntas que se la dirigen
contesta de un modo exactamente adecuado : así que ella
se queja de espasmos , de dolores de cabeza , de los lomos
y del vientre , de sed , de hambre, de un prurito general;
indica el uso de los baños , de las evacuaciones sanguíneas,
de las fricciones alcanforadas , de las ciruelas y hojas de
sen como los remedios mas seguros contra su enfermedad^
Si se interrumpe el hilo de su conversacion , ya por efecto
de un sueño mas tranquilo ó de cualquier otra manera,
le vuelve á tomar con el mayor sosiego. Mientras tanto
la enferma se levanta de prisa de la cama una ó dos ve
ces cada noche , y se pone los vestidos despues de ha-
lerlos examinado como lo haria estando despierta. Cuan
do se esconden con intencion ', toma ó pide una luz y los
encuentra. Se limpia con cuidado el polvo de los pies an
tes de calzarse , recorre la pieza con paso acelerado y va
cilante , y sale de ella sin que la perturbe ni la luz que
se la aproxima á los ojos entreabiertos , ni el numero de
las personas que están presentes ; y entonces, sin dar se
ñal ninguna de vergüenza , se sienta en el servicio, pero
sin deponer nunca excremento alguno : vuelve á la cama
por el mismo camino , se quita los vestidos que deja en
su lugar v vuelve á colocar su cabeza en las almohadas
sin titubear , aun cuando se hayan puesto expresamente
en el lugar contrario, Mas de una vez , mirando al an
dar un reloj , indica con exactitud la hora , evita el tro
pezar con las sillas que con designio se habían colocado
para este fin: entre otros vasos elige el que tiene agua y
hace tambien en la oscuridad otras muchas cosas de esta
especie. Todos estos fenómenos morhosos eran interrum
272 DEL SOMNAMBULISMO.
te de que tales cosas no son mas que un sueño. Mu
chas veces se despierta solo al oir su nombre, otras
no lo hace aunque se caiga al suelo (Theisner). Se re-

pidos por un sueño frecuente , pero muy corto. En seguida,


antes de amanecer , la agitacion cesaba y la enferma so-
lia descansar muy bien durmiendo tranquilamente dos ó
tres horas. Luego que se haltaba despierta , se la pregun
taba inútilmente acerca de to que habia hecho en aquella
noche. Conformándonos nosotros en cuanto era posible
con las indicaciones hechas por ella durante aquel tiempo,
se hizo uso de las sangrías , de los baños y de los la
xantes suaves, añadiendo mas tarde, cuando la larga du
racion del mal presentó cierta disposicion á la manía , el
tártaro emético cuya dosis se fué aumentando gradual
mente hasta ocho granos. Con et auxilio de estos medios,
por lo menos segun nos pareció, la menstruacion empezó
á correr con abundancia por tres dias , y la enfermedad
desapareció de tat manera que la mujer todavía gozaba
de muy buena salud en el año 1817. , ' '.i . . . , ,
Observacion II. Un aldeano, de edad de diez y seis
años , de bastante tatento para su edad , y ^condicion
pusitánime y meticuloso , habiendo visto morir repenti
namente á su padre pocos dias antes , se figuró ver
cuando dormia dos hombres desconocidos y horribles,
que, se adelantaban con lentitud hácia su cama , y con
sembtante amenazador y voz desagradable,, le mandaban
que los siguiera en el instante , y que no habiéndolo
hecho >,.á, la, noche siguiente te arrancaron de .allí á la
fuerza, .y le llevaron consigo. Este jóven, espantado con
testo se entristeció , todavía , mas. Dos dias despues, cuan
do .(iabia quedado . apacibtemente dormido, .,he aquí que
.vuelve,,^ presentarse á¡ la imaginacion enferma de aquel
joven, .la pálida sombra de su padre, acompañada de aque
llos mismos hombres, á quienes mandó que le llevasen
á sus brazos á su hijo aunque no quisiera. Se figuró que
le conducian por unos inmensos, y amenísimos campos;
oyendo los acentos armoniosos de flautas é instrumen
DEL SOBINAMBCLISMO. 273
fiere el caso de un somnámbulo a quien la mujer no
podia detener en la cania de ninguna manera (Ab.
Heer).

tos de cuerdas que resonaban por todas parles ; viendo


grupos de jóvenes que danzaban en unas praderas alegrí-
Simas , y saciándose de manjares deliciosos entre las per
sonas mas principales. Pero aquella escena cambia repen
tinamente; la sombra de su pudre aparece tiara , y sus
crueles compañeros le arrebatan por los aires y le dejan
caer de pronto en una tinaja. A la mañana siguiente los
criados de la casa , habiendo salido á ordenar las vacas,
encontraron á aquel joven en el establo , metido efectiva
mente dentro de una tinaja que se hallaba vacía , arro
pado con una pequeña manta que había llevado consigo,
entumecido por el trio (porque esto sucedia en lo mas
rigoroso del invierno) y casi exánime. Luego que se le
reanimó con las friegas y un calor suave , no se acordaba
de otra cosa mas que del sueño que se acaba de referir.
Al cabo de una semana , volvió á levantarse de la cama
á media noche ; pero habiendo intentado inútilmente
abrir la puerta que de intento había sido bien cerrada , se
volvió al instante á meter en la cama. Posteriormente la
enfermedad desapareció del todoi
Observación III. Un sastre judío, pobre , de edad de
veinticuatro años , en et gobierno de Wilbepsk , de cons
titución bastante delicada , vino á Vilna en el mes de
Octubre de 18 tü para buscar trabajo , y después de haber
descansado de las molestias del viaje que habia hecho á
pie , presentó á mi observación y á la de otros muchos
los fenómenos siguientes: luego que. se acostaba disfruta
ba de un sueño tranquilo por espacio de una media hora;
en seguida abiertos los ojos y la boca , con la pupila in
móvil aun cuando se le aproximase una luz , empezaba á
rezar sus acostumbradas oraciones en hebreo , en voz ba
ja y distinta. Pero cuando llegaba á ciertos versículos,
la levantaba de repente, gritaba con fuerza, i imitaba
los gestos de los rabinos en las sinagogas. En seguida su
tomo yU 18
274. I,EI' SOMNAMBULISMO.
2. Causas. El somnambulismo es á veces ana afec
ción hereditaria (Villis) : afecta mas frecuentemente
á los jóvenes, á los adolescentes y á los hombres de edad

semblante se ponia pálido y presentaba algunos movi


mientos convulsivos como si estuviese llorando. Todavía
superficie de su cuerpo se cubría de un sudor abundante,
viscoso y frió. El pulso contraído ol'recia hasta ciento
treinta pulsaciones. Esta escena sorprendente era seguida
de un rezo mas tranquilo , al que mas pronto ó mas larde
sucedia un nuevo período de furor y así continuaba al
ternativamente por espacio de una hora ó de dos , hasta
que los rezos hubiesen llegado al término prescrito. Sa
cudiendo perfectamente al enfermo , despertaba asustado;
pero dejándole otra vez seguir sosegado en su sueno,
volvía á tomar exactamente sus rezos en el mismo pa
raje en que los había interrumpido. Cuando se desperta
ba , confesaba no acordarse de nada de todo lo que le
habia pasado durante el sueño. Sin embargo , referia que
habilualmentc solia aparecérsele en sus sueños un judío
anciano , de barba blanca , que traia consigo un libro y
le decia : «Levántate y lee.» Este joven , que en lo demás
estaba sano , padecia la enfermedad de que se trata desde
su infancia , y decia que su hermano la experimentaba
también. Los paroxismos soban repetirse todos los dias,
excepto los martes , y cuando el enfermo habia sufrido
algún cansancio extraordinario.
Observación lVt Un sacerdote de Cómo caminaba en
el invierno de 1830 á Várese , en un cabriolé tirado por
Un solo caballo. Después de haber andado cerca de seis
millas de Italia , se apeó del carrtiage á causa del intenso
frió que estaba haciendo y prosiguió su camino á pie.
Como por esta razón andaba despacio le sorprendió la no
che. Se retiró por consiguiente á la posada de un pueblo
cercano , y habiendo llevado su caballo á Ja cuadra , pi
dió que. le dieran de cenar. Retrasándose la cena , el
cura cansado se sentó cerca de la chimenea y se durmió.
Dorante el sueño , se levantó , salió de la posada y se di
rigió otra vez hacia Cómo. Ya habia andado dormido cua
DEL SOMNAMBULISMO. 275
madura , que á los niños , á los muchachos , á los viejos
y á las mujeres, no perdonando á ningun tempera
mento (a); se observa mas á menudo en los hipocon
driacos (6) , y en aquellos que se los ve andar sin
. objeto de una parte á otra, haciendo generalmente
gestos no acostumbrados (Levin, Lemnio). En las
personas de tales predisposiciones, nada favorece tanto
al somnambulismo como el aire húmedo , nebuloso
(Sant. Horst), la luna llena (Lanzoni), sobre todo si
reciben sus rayos en la cabeza cuando están durmien
do (Macrobio, Sennerio y Moebio), el vino, la cer
teza espesa cargada de lúpulo, fuer le ; las semillas de
las adormideras (.\b. Heer, Libavio), los guisantes,
las habas , la lechuga comida en gran cantidad por
la noche (4^4) > las lombrices y los golpes recibidos
en la cabeza (Levadc). En cuanio á la cansa próxima
del mal, todos los médicos convienen (Silvio, Blan-
card) en que reside en la imaginacion excitada fuer
temente por algun objeto que ella misma se crea ó
que la memoria la presenta ; de modo que el enfermo
cuyos sentidos externos están por decirlo así encade
nados y la razón oscurecida , obedeciendo á su ima
ginacion , se ve obligado á salir de la cama , á pasear
se y de esta manera á continuar en accion hasta que
haya cumplido el objeto propuesto. Segun la natura-

tro millas , cuando entró en una aldea en el momento


en que el reloj del puetilo sonaba la hora. Asustado al oir
este ruido cayó al suelo, despertó, y habiéndose entrado
en una casa inmediata pidió y le dieron el auxilio que
necesitaba.
(a) Libavio, 1. c. , 358. Jac. Horstio , 'lí' c.y p>
13.5 , 226. Tandler , donde se critica á Bhodigino' qfteT
atribuía esta enfermedad al temperamento niela.ncnl.ico.
(£>) Salio Diverso, tteckcrmann , Khodjgino, Sqfeeqfkt
276 EEL SOMNAMBULISMO.
lcza de esta , varían las acciones del somnámbulo.
Por esla razón un joven preocupado con la idea de
los preparativos de un convite que debía verificarse
muy pronto , del cual su familia le habia hablado va
rias veces, se levantó á media noche, la víspera de
esta comida , y se fué al comedor de donde quiso lle
varse las cucharas, las servilletas y los cuchillos (Fe
derico Hoffmann) ; otro después de una riña que ha
bia ocurrido en Mompeller entre unos estudiantes
españoles y franceses, cuando estaba profundamente
dormido, se levantó de repente, tomó las armas,
abrió las puertas , y profiriendo en voz baja varias co
sas se le vió salir como un furioso (Valleriola) ; por
la misma razón una joven por efecto de su pudor,
soñando la primera noche de su boda en que un hom
bre queria violentarla, intentó escaparse cuando es
taba dormida (Salió Diverso , Bcllarmino) ; y por ul
timo otra joven atormentada por el furor Uterino con
frecuentes poluciones nocturnas , introdujo violenta
mente en la vagina durante su somnambulismo unas
grandes tijeras , y se hirió de bastante peligro (Ca-
kallis, Albino). Además de esto se observa también
que cada uno se entrega á aquellos actos que son
propios de su temperamento. A lo menos , el som
námbulo espadachín de que habla Schenk era un
guerrero.

, ,, li l: ii • • Ir. .• .«§• 1IL


•• !,. ..!f •>•./. .
.-i: •• ...-oí n-'ii' ' DÚfcUÓSTlCO.
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,. í . ., Somnambulismo simulado. En primer lugar no


miraremos como somnámbulos á lodos aquellos , que
andan por la noche; porque , en efecto, de estos se
ven muchos en todas las ciudades, sobre todo aque-.
DEL SOMNAMBULISMO. 877
lias donde hay universidades (u). No fallan tampo
co somnámbulos fingidos por efecto de amores clan-
deslinos (Bohn). Ya hemos hablado en otra parle de
los medios que en tales casos deben emplearse para
su diagnóstico (cap. VI, §. III , £)•
%. ¿ El somnambulismo es una enfermedad P Salió
Diverso y Eltmüller le excluyen del número de las en
fermedades. Esla opinión errónea ha sido refutada
por Gr. Horst, Fed. Hoffmann, Theisner y otros. En
efecto , si esla perturbación del sueño , función tan
necesaria para disfrutar de una salud completa, y si
una afección que produce fenómenos tan particula
res como el somnambulismo , no puede ser conside
rada como una enfermedad , se deberia excluir de los
tratados de medicina la milad de las enfermedades
que contienen. Oíros admiten en el somnambulismo
cierto carácter morboso , pero sin ver en él mas que
un síntoma de otras enfermedades (Theisner) , seme
jante en eslo al coma , al caro y al letargo (Sennerto),
ó á la pesadilla y á los vértigos (MoebioV
3. Límites. Pudiendo el hombre cambiar en el
sueño normal la posición de sus manos y pies , vol
verse de uno ú olro lado, echándose unas veces boca
abajo, otras boca arriba , y á veces levantándose , es
necesario no considerar como somnambulismo cual
quier movimiento de los que duermen en buena sa
lud. La somnilocuencia mereceria tal vez una excep
ción y ser considerada como una forma particular de

(a) Puede leerse lo .que el jesuita Belarmino (Oper.


VI , com. 6) refiere, de sus discípulos de Lovaina , y lo
qae B. Franzius , p. 1 , hist. animal, cap. XXV, ha d¡-
cho de las bestias feroces, Bolín ha referido las palabras
de estos autores (1. c. , §. II).
278 DEL SOMNAMBULISMO.
la misma enfermedad. Por lo menos , nos admiran
mas los movimientos que durante el sueño ejercen los
músculos pequeños que sirven para la voz y articula
ción de las palabras, que los que ejecutan los grandes
músculos de la locomoción. Y ciertamente el hombre
que durante su sueño divulga sus secretos , no es
mas feliz que el somnámbulo. Además de eso, es
constante que la somnilocuencia se ha presentado
unida al somnambulismo (a). Pero es necesario no
considerar de ninguna manera como somnambulismo
aquel estado de los borradlos, los cuales algunas veces
se levantan para satisfacer sus necesidades naturales,
•sin proceder en esto con bastante cuidado, como re
fiere Libavio respecto de cierto sastre. Por último,
tampoco miraremos como somnambulismo el estado
de aquellos que viajando por un camino llano, se duer
men poco á poco y continúan andando dormidos has
ta que tropezando con el mas pequeño obstáculo se
despiertan de nuevo , como refiere Galeno que le su
cedía á él mismo ; ó la condición de aquel otro según
cuenta Platero, que entretenido en impedir á una tor
tuga que comiese , se durmió y sin embargo continuó
en su diversión según afirmaron los que se hallaban
presentes ; ó el caso observado en un impresor que
corrigiendo una edición griega , se quedó dormido, y
no cesó por eso en su lectura (Platero, Bohn). Por

(a) Henr. ab ( Heer , lib, I , obs. 2. Levantándose


un hombre durante la noche y paseándose , descubrió coa
sinceridad y reveló los mas íntimos secretos de su co
razón á su esposa que le iba siguiendo y de quien los ha
bía reservado cuidadosamente durante el dia. Después que-
dá fuertemente sorprendido de qne ella ya supiese lo que
no te habia podido hacer decir durante el dia á pesar de
sus cariñosas instancias,
DEL SOMNAMBULISMO. 279
otra parte , tampoco consideramos de ningun modo
necesario para constituir el somnambulismo , que el
sueño sea por precision nocturno , ó que el enfermo se
levante necesariamente de la cama ; porque en aquel
teólogo de quien habla Castell (a) , que se paseaba al
mediodía del todo dormido, vemos todas las señales
-del somnambulismo ; y no habiendo persona que no
haya considerado tambien en el número de los som
námbulos al muy célebre enfermo Nigreiti (Pigatti)
que durante la noche permanecia sentado en una si
lla, despues se dorinia y empezaba á andar de una
parte á otra.
4.. Conclusion. Reasumiendo cuanto queda dicho,
somos de parecer de que para que sea somnambu
lismo , es necesario que el sueno durante el cual el
individuo anda , sea tambien por lo demás sano y
normal, y sobre todo que se verifique regularmente
despues que el enfermose haya acostado, de modo
que los actos que ejerce no sean una continuacion de
los que ha comenzado durante la vigilia : de esta ma
nera queda excluida la embriaguez en cuanto presen
ta una afeccion morbosa; siendo igualmente necesario
que los movimientos que se verifican durante el sue
ño trasladen al enfermo de un sitio á otro.
5. El somnambulismo es distinto del sueño mag
nético. Establecido ya que el verdadero somnambulis
mo debe seguir á un sueño por otra parte sano y nor
mal , y que para reconocerle como tal es necesario
tomar en cuenta el hábito de acostarse, es evidente
que los fenómenos mas ó menos parecidos á los del
somnambulismo que se manifiestan durante un sueño

(o) Lex. griego-latino , p. 67 4, en la voe somním-


balo.
280 DBt SOMNAMBULISMO.
morboso anormal, totalmente contrario al del estado
de salud , y ocasionado ya por una causa accidental,
ya por la influencia del magnetismo, no deben bajo
ningun concepto mirarse como somnambulismo (a).
Todos estos los comprendemos con el nombre de soña
cion , segun se verá en el capítulo siguiente. Creemos
que este estado pueda complicarse fácilmente con el
éxtasis (4^5) y la catalepsia (4.86).
6. Grados diversos. En cuanto á los grados del
somnambulismo los autores le dividen (Cohn, Sauva-
ges, Borsieri) en comun ó habitual, y en raro ó ex
traordinario. En el primero los enfermos se pasean
tranquilamente en sus habitaciones ó dentro de la
casa, y despues de algun tiempo se vueiven á acos
tar. En el último, los somnámbulos hacen tales cosas
que nos sorprenden. El somnambulismo puede di
vidirse tambien en simple y complicado, en accidental,
habitual, furioso y periódico, el cual ha sido descrito
por Lanzoni. El somnambulismo cataléptico de Sau-
vages le comprendemos en la soñacion.
7. Caracteres. La naturaleza diferente del som
nambulismo resulta tanto de la diversidad de causas
que le producen , como de los diferentes medios con
que se le combate. Sea como quiera, no nos atreve
mos á aplicar á esta extraordinaria enfermedad nues
tras acostumbradas distinciones en cuanto á las diá
tesis. Solamente nos es permitido afirmar con segu
ridad que muchas veces tiene parte en ella la diáte
sis pletórica y algunas la gástrica , y esta exaltacion

(o) De esta manera el hoticario de quien han ha


blado Soave y Porati (II. ce.) , presentaba además de los
síntomas del somnambulismo otros muchos que mas bien
pueden mirarse como pertenecientes á la soñacion.
I>EL SOMNAMBULISMO. 281
particular del celebro que podría mirarse como per
teneciente á la diátesis nerviosa.

§. IV.
r •, , ,
PRONÓSTICO. «ATAMIENTO.

1 . Pronóstico. El somnambulismo no va exento


de peligros, pues que los enfermos pueden ejercer
actos de violencia consigo mismos (a) ó con otros (A).
Sin embargo, por lo regular las caidas son para ellos
menos peligrosas que para los que están despiertos
(Fabricio de Hilden y (i. Horsl). La enfermedad se
cura mas fácilmente en los niños y mujeres (Bohn),
que en las personas adultas y en los hombres. Algu-

(a) Zacuto Lusitano (1. c.) habla de un joven bilioso


que estando durmiendo se levantó de pronto , tomó las
armas, abriólas puertas, salió como un furioso, y mur
murando muchas cosas entre dientes se fué á la plaza del
pueblo y se batió ¿1 solo , figurándose que mataba im
petuosamente á sus enemigos , basta que cayendo al sue
lo , volviéndosele la espada é hiriéndose en el pecho , fal
tó poco para que se quitara la vida. Iloffmann refiere el
caso de un hombre que tomando la ventana por la cama,
fué hallado ya muerto en la plaza pública á donde habia
caido (I. c. , §. V) : un hecho muy reciente de esta es-
jjecie se encuentra en el Oesterreichiscben Beobachter,
1816.
(6) Mendosa (Viridar. problem. lib. IV. 16) habla
He un jóven que en un acceso de somnambulismo se armó
de una espada , salió , recorrió la ciudad , se arrojó sobre
uno de los magistrados de la misma que se hallaba ro
deado de un gran número de alguaciles, y le hirió de to
dos modos dándole estocadas y cuchilladas hasta que he
rido él mismo por uno de dichos alguaciles despertó.
283 DEL SOMNAMBULISMO.
ñas veces desaparece por sí misma al aproximarse la
vejez (Sant. Horst, Tandler , Sennerto). En otras se
trasformaen melancolía (Silvio), en epilepsia (Senner
to) y en apoplejía (Horst).
2. Tratamiento. El tratamiento es doble , á saber,
el de los paroxismos y el del intervalo que los separa.
Este último segun las diferentes indicaciones que se
deducirán fácilmente de los preceptos generales
.(cap. I, §. VJ), consiste en el uso de la sangría, de
los polvos atemperantes y de otras composiciones que
contienen nitrato de potasa y magnesia; de los emé
ticos , como por ejemplo el tartrato antimoniado de
potasa (a); de los purgantes, entre los cuales han me
recido la preferencia el ruibarbo y el acibar; de
los cocimientos llamados depurativos (¿) ; de los tó
nicos , sobre todo el hierro (c) ; de aquellos nervi
nos llamados cefálicos, como el éter sulfúrico al
coholizado, el sucinato de amoniaco empireumáti—
co (<¿), la raiz de peonía, la betónica (p) , el cas

ia) Merece sobre todo ensayarse , puesto que es tan


útil en las demás enfermedades del celebro. Schloezer,
1. c. , p. 92.
(6) IV", De raiz de espárragos , de china nudosa , de
bardana , ana. media onza ; de simiente de hinojo , dos
dracmas. Hágase un saqnito para cocer en el suero.
(c) Bohn , §. XXXII. Léase el caso de uu hombre
somnámbulo curado con los medicamentos marciales , la
esencia volátil de castóreo , y la sal volátil oleosa de su-
cino , en la Miscel. de los curios. &c.
(et) Fed. Hoffmann (I. c ) afirma que*su maestro Pe-
termann curó á un somnámbulo , que casi todas las se
manas hacia alguna excursion nocturna , mediante el uso
fiel licor de asta de ciervo sucinado con la esencia de opio
de Langelott y la de castóreo (especialmente la tartarí—
r.«da) , en términos de que el enfermo ae rió pronto li
bre de aquella afeccion.
DEL SOMNAMBULISMO. £83
toreo, el ámbar, el alcanfor; de los narcóticos co
mo el opio (a); del e'éboro negro (A) ; de la electrici
dad (Pogani); los baños (Zacuto Lusitano); de los pe.
diluvios con las flores de tilo, de amapola , de malva,
de rosa , de saúco (Fed. HofTmann) ; de los vejigato
rios (Bohn) y de la infusion de las plantas balsámi
cas y cefálicas, con la cual se lava ó se dan frotacíb- .
ties en la cabeza (Theisner). Los medios higiénicos
consisten en respirar un aire puro, evitar los rayos
de la luna, tranquilizar el espíritu, impedir que la
imaginacion se detenga demasiado tiempo en un solo
objeto (Silvio), hacer ejercicio y gozar de los placeres
venéreos, por lo comun con moderacion, pero algunas
veces hasta el cansancio (c) ; cenar parcamente, be
biendo poco , usar de la cerveza ligera , abstenerse de
las castañas , de las habas, de las lentejas, &c. Es
necesario evitar el decúbito dorsal y acostarse con la
cabeza levantada. Además de eso el enfermo debe es
tar custodiado en un aposento cuyas ventanas tengan
rejas , ó bien sujeto á la misma cama (Bohn). Se reco
mienda la aplicacion de una lámina de plomo á los

(e) MajoL I. c. , la recomienda segnn Antonio Musa


y Tiraqnello.
(a) Darwin aconseja una crecida dosis de opio antes
de (6)
dormir , 1. el
Scgun c. consejo de Hoffmann. IV". De raiz de elé-
boro negro , una onza ; de limaduras de hierro , tres drac
enas ¡ de tártaro tartarizado, media onza; de cubeba, car
damomo , andropogon schccnanthus , dos dracmas de cada
cosa ; hágase macerar en una medida de vino del Rhin, y
dense á beber al enfermo á lo menos seis onzas cada dia.
(t) Nenter aconseja i los somnámbulos el juego de
pelota (fund. tned. P. II , p. 80") como ejercicio violento
y penoso.
284 DEL SOMNAMBULISMO.
lomos no sé con qué objeto (Caballis). Tambien se ha
aconsejado poner delante, de la cama un vaso lleno
de agua fria , á fin de que el enfermo cuando quiera
salir de ella mojándose los pies advierta su error,
aunque Sant. Horst ha visto resultar de esta práctica
la apoplejía. Se refiere que el soplo del aire (David-
son), el cosquilleo ó la titilacion de los labios (Enciclo
pedia metódica , art. Somnambulismo) mediante una
pluma reprimen el deseo de andar vagando durante
el sueño. En los niños es bueno algunas veces usar
de reprensiones suaves (Horst , Blancard , Graanen,
Tandler) y hasta del medio de azotarlos ligeramente
(Sennerto, Hoffmann). Greg. Horst y Eeliz Platero
han escrito largamente contra esta última práctica. A
veces es peligroso dar gritos y despertar con violencia
á los somnámbulos, y no debe aconsejarse jamás este
medio. La experiencia nos enseñará lo que en estos
casos deba esperarse del magnetismo animal.
285

f f " DE LA SOfiACIOL

8».

DEFINICION. BIBLIOGRAFÍA Y DIVISION.

1 . Definición. Llamamos soñación (a) i una en


fermedad que acámele á los individuos en el astado de
vigilia, muchas veces periódicamente, que présenla la
imagen del sueño, durante el cual el enfermo á un
mismo tiempo gesticula, se pasea, escribe, habla,
compone versos, canta, baila y se vuelve casi adivino,
sin que le qu^ede después del paroxismo el menor re--
cuerdo de lodo lo que ha hecho.
2. Bibliografía y división. Sin subir hasta Sil
bón (487), Ar.islides (488) y Aristófanes (489), ca-,
yas narraciones acerca de los individuos que dormian
en los templos son fabulosas, á pesar de la opinión
•■ ■ " --; ■' - '■- ■-■ X .' ■ '
r"— —: .:\ ;. 1—..: 'i'.iv. ^ ^i" \:¡
(a) Somnambulismus calaleplicus de Sanvages , 1. c.
Especie de enfermedad llamada por Darwin reverte (de»va-
río) ó sludium inane , comprendida por Swediaur fojj
el nombre de rhembatrno, ' ,1' v")
286 DE IA SONACIOH.
contraria de Kindcrling (490), Wolf (491), Nasse
(492) , Bonys (493), Kluge (494) y otros (495) , se
encuentran ejemplos de la enfermedad de que habla
mos , con los nombres de somnambulismo , catalep—
sia , magnetismo animal espontáneo , en Sauvages de
la Croix (496), de Haen (497), Ellert (498),
Darwin (499), Tommasini (500), Desessarst (501),
Strombech (502), Swediaur (503), A. G. Richter
(504) y otros (505); y la experiencia propia y la de
un amigo nuestro (a) lo confirman. A todo lo dicho
pueden añadirse las observaciones de los somndmbu
los llamados magnéticos. Sin embargo, siendo conve
niente separar este último caso de los demás, hemos
dividido la soñacion en espontánea y artificial.

§, H.

SÍNTOMAS.

\. De la soñacion espontánea. La soñacion es


pontánea ataca durante la vigilia, ya instantánea
mente , ó ya despues de algunos prodromos , con triste-
ea , por lo menos algun suspiro, dolor de cabeza, li
potimias , diversos movimientos convulsivos, en parti
cular del género de la catalepsia ó del baile de San
Vito. En seguida el individuo presenta poco mas ó
menos el aspecto de que está próximo á. dormirse , y
efectivamente si no tiene siempre cerrados los ojos,
por lo menos están insensibles. El pulso por lo regular
se presenta sano , ó más lento que en el estado de sa
lud , y el calor del cuerpo normal. La respiracion es
apenas perceptible. Además "de esto los enfermos en

(o) Dr. Friedlander , rricdici cgrcgii^olhjnfce.


DE LA SOÑACION. 287
este estado mueven las pestañas (a) , ó representan
una escena é imitan algun hecho con sus gestos (6).

(o) Sauvages describe (1. c. 17) con el nombre de


carus njrstagmus el caso de una enferma que estando sen
tada tranquilamente experimentaba por espacio de un
cuarto de hora una suspension completa del e¡ercicio de
todos los sentidos , permaneciendo íntegros el pulso , el
calor , el color y la flexibilidad de todo el cuerpo : durante
este paroxismo se movian Velocísimamente las cejas
(no los párpados).
(6) La enferma de que se habla en las nuevas me
morias de la Acad. R. de Ciencias y Bellas Letras de Ber
lín (17?4 t p. 10) y en las comm. de rebus in scicnt.
natur. et in rned. gestis (Tertia decad. Su/ip. II, p,
204) desde la edad de veinticuatro años hasta la de
cuarenta y cinco estuvo sujeta á varios ancésos de sue
ño tan vehementes que los miembros quedaban al ins
tante rígidos. Todos los dias experimentaba dos de es
tos paroxismos semejantes, uno por la mañana, oTro
despues de mediodia. Su mandíbula inferior se movia
como si estuviera mascando alimentos, permaneciendo
los labios cerrados ó agitados convulsivamente. Aun es
mas interesante el caso siguiente. El 13 de Setiembre
de 1813 , una jóven de buena familia, de edad de
quince años , trastadada desde el campo á la ciudad , con
su menstruacion arreglada, delgada por cierto, pero sana
y hermosa , de ojos azules y cabello rojo , fué confiada á
mis cuidados. En 1812 esta jóven se había asustado fuer
temente al ver que unos soldados franceses amenazaban
á su padre con la muerte, y que solo desistieron de sü
horrible proyecto cuando se accedió á todo cuanto pr-
dian. Al dia siguiente á la misma hora fué acometida de
tina enfermedad cuyos paroxismos se manifestaban dia
riamente hasta ponerse el sol , dejando entre sí pocos
intervalos , sucediendo las rosas , segnn yo mismo vi ,' de
la manera siguiente. En el dia indicado hahiendo pasado
á la casa de la enferma á las cinco de la tarde , ya la en
contré triste y taciturna. No respondía á mis preguntas
288 BE LA SOÑACION.
Cuando ha terminado el acceso vuelven en sí comosi
despertasen de un sueño; otras veces andan á mane-

tino con monosílahos. Despues de algunos minutos dió un


suspiro sonoro , como si sollozase , y al instan te quedó
como si se hubiera dormido. Ltevada á un sofá y dando
é su cuerpo una posicion derecha , continuó con los ojos
cerrados , gozando al parecer de un sueiio apacible. Poco
tiempo despues me pareció que primero se reía y en se
guida su semblante tomaba el aire de una persona que es
tuviese como inspirada. Levantó el brazo derecho , bajó
et izquierdo , y en esta posicion enteramente cataléptica
permaneció por un minuto. Despues empezó de repente á
darse uua mano contra otra muy de prisa , como si des
pues de haber estado dudando hubiera ya tomado un par
tido : con esto queria dar la señal det acto mititar , dis
poniéndose á representar con exactitud la terrible escena
que habia presenciado. En seguida vimos que con su mano
derecha hacia como que sacaba un cariucho de una car
tuchera que hubiera tenido colocada á la espalda , ha
ciéndolo con mucha fuerza y casi rasgándose sus propios
vestidos , y llevándose despues el cartucho á la hoca para
morderle. Hecho esto figuraba con la misma mano que
derramaba la pólvora sobre el puno izquierdo como si
fuera una cazoleta de fusil. A estos movimientos sucedían
los de introducir la pótvora y la bala con la baqueta y
atacar. De cuando en cuando , aunque la enferma no co
nocia la lengua francesa , dejaba oir estas palabras . «Mar-
che ! oü est te barnn (así llamaban los soldados franceses á
los propietarios de la Lituania) , saci é nnm de Dieu /» (Juan-
do habia acabado de atacar , parecia que con los dedos enu
meraba ciertas condiciones. Esta escena la repetía casi de
la misma manera y por el mismo orden tres veces se
guidas; y finalmente despues de un cuarto de hora , se
sacudió nuevamente los puños uno contra otro < se pre
sentó un sudor frio por todo su cuerpo y cayó de nuevo
en una lipotimia. Despues , despertando de repente por si
SOÑACION. 289
ra de los somnámbulos , pero durante el dia («), y

misma y abriendo los ojos como ' si buscase alguna cosa


que se le hubiese perdido , pedia con impaciencia su pa
ñuelo y se limpiaba el sudor de que estaba cubierta. Des
de aquel momento volvió en sí , se volvia á manifestar se
rena y alegre , sin acordarse de lo que había, hecho ni
de mi llegada. Me retiré con el designio de visitar otra
vez á la enferma al dia siguiente y someterla á diversos
experimentos , dejando sin embargo prescrito , como es
práctica comun en tales casos , que se le administrase el
polvo ro)o.antiespasmódico de Stahl y el agua de melisa.
Pero al siguiente dia , excepto la debilidad que empezaba
á sentir la enferma una hora antes del paroxismo , de
nada se quejaba , y continuando el uso del mismo re
medio recobró enteramente la salud. En la primavera de
18 14 sufrió únicamente una calentura catarral acom
pañada de algunos síntomas espasmódicos fortuitos. Nin
guna circunstancia daba motivo á sospechar que aquella
afeccion fuese fingida. Una historia semejante se encuen
tra en el Joum. de méd. chir. et farm. (t. XVII, 1762 , p..
432) , acerca de una abstinencia de treinta y tres dias con.
circunstancias singulares , por M. AUiet. Una jóven , es
pantada por un soldado en un jardin , experimentaba
cerca de media noche un paroxismo en el cual perdiendo
la facultad de oir y de ver , y con los ojos medio cer
rados, empezaba á gritar como asustada y furiosa egecutan-
do algunas acciones que eran efecto del terror.
(a) Van Swieten (Coment. vol. III , §. 1086) refie
re de la manera siguiente un caso de Sauvages de la
Croix : «Una jóven , de edad de veinte años , había sido
atormentada durante algunos meses por una catalepsia
Verdadera y muy antigua ; mas tarde, la, enfermedad ha
bia tomado ya otra forma y se reproducia todos los días.
El paroxismo comenzaba del modo siguiente: primero que
daba cataléptica , á los cinco ó seis minutos hostezaba,
se incorporaba y en seguida se ponia. á hablar con gran
vivacidad y con mucho mas discernimiento que solia ha-:
cerlo fuera de un paroxismo. Parécia estar hablando á
tomo vi. 19
290 soñación.
aun viajan (a), escriben (¿), conversan (c) y á ve-

inuchas personas que rodeaban su cama: satirizaba severa


mente la conducta de los presentes , que designaba con
nombres supuestos , acompañando estos discursos con ges
tos y movimientos de los ojos , sin embargo de lo cual
ella estaba del todo privada de sentido. Después comenza
ba á cantar y á reír ; entonces saltaba de la cama , se
paseaba por la sala del hospital , evitaba todos los obs
táculos , volvía á la cama , se cubria bien y poco después
volvia á quedar de nuevo cataléptica. Pasado un cuarto
de hora despertaba como de un sueno profundo , sin
acordarse absolutamente nada de todo lo que habia su
cedido durante el tiempo del paroxismo. »
(a) Un cordelero de edad de veintitrés anos , del que
hablan las actas de Breslau , venia generalmente á que
dar durante el dia en una especie de sueño , con los ojos
del todo cerrados ; y durante estos accesos , unas veces
repetía las cosas que habia hecho antes , y otras con
tinuaba en sus ocupaciones empezadas. Si el sueño se apo
deraba de él cuando estaba andando , continuaba hacién
dolo al mismo paso ó mas ligero , evitando con cuidado
todos los obstáculos que se le ponian delante. De esta ma
nera anduvo muchas veces el camino desde Vinaria á
Naumburgo. Otras veces pasaba á caballo el rio de limo,
hacia que el animal bebiese , y levantaba las piernas para
que no tocasen al agua. Concluido el paroxismo no con
servaba ni el mas ligero recuerdo de lo que le habia su
cedido durante el mismo.
(¿) Un enfermo de Richter en un acceso de soñación
sintomático de una enfermedad nerviosa, escribia cartas en
griego , en latin y en inglés con mucha mas correcion que
podía hacerlo comunmente (1. a). Una enferma de De-
sessart dibujaba y resolvia problemas de matemáticas
(1. c).
(c) Un joven de veintiún años , cuya hii loria me ha
referido Friedlaender , de temperamento bilioso y san
guíneo , se enamoró perdidamente de una joven que no
SOÑACION. J9 1
ce3 en lenguas extrañas (506) , recitan versos (a),

correspondía i su pasión. Este desgraciado procuró dis


traerse con el juego y perdió cuanto tenia. Cuando estaba
pensando en dirigirse á un tio muy rico para obtener
algún auxilio contra tantos y tan graves pesares , recibió
la noticia de su muerte. En tal caso , abandonado de to
dos , atormentado continuamente por su insensato amor
y por los zelos , cayó en una especie de melancolía con
grandes dolores de cabeza. A esto vinieron á añadirse las
convulsiones , que al día siguiente fueron precedidas de
una sensación de hormigueo y de estupor en la cara , y
seguidas de una afección singular. El enfermo estaba ten
dido sobre la cama sin conocimiento y sin moverse , los
ojos abiertos y fijos , el semblante encendido , severo y
expresando indignación. Toda la superficie de su cuerpo
estaba cubierta de un sudor viscoso. El pulso no había per
dido de su regularidad ; la respiración era apenas per
ceptible. En este estado empezaba á reirse apaciblemente,
y al parecer , primero en voz baja y después alzándola,
empezaba un diálogo con su amante. La pedia la mano,
bacia por apretarla y besarla , como era fácil de sospechar
por el movimiento de sus brazos y de sus lábios : parecía
que le hacia algunas preguntas , como si la preguntase
por qué era tan cruel con él , por qué prefería á otro, &c/
y entonces sus ojos se arrasaban de lágrimas. De este
modo se prolongaba el paroxismo cuatro , seis , ocho ho
ras , y por lo común acababa con algunos movimientos
convulsivos. Luego que el enfermo habia vuelto en sí igno
rante de toda aquella escena , solo se quejaba de su de
bilidad , de los dolores de la cabeza , de los ojos y de los
miembros. Algunas veces la enfermedad solo presentaba
un acceso al dia , y esto sucedía particularmente por la
mañana después de haber dormido; otras aquel desgracia
do experimentaba dos paroxismos y aun mas en las vein
ticuatro horas : sin embargo ,( no siempre iban acompa
ñados de aquella conversación. Durante el paroxismo to
dos los sentidos se hallaban como por muertos; excep
tuándose el del tacto , que adquiría una finura ó sensi
292 soñacion.
cantan (a), Lailan (A) ó vaticinan las cosas (<), sin

bilidad morhosa tan grande , qne el contacto de las


cubiertas de la cama hacia sufrir al enfermo y producia
en él los efectos de una conmocion eléctrica. Tocando
cualquier parte desnuda de su cuerpo se excitaba el té
tano bajo diversas formas , que pronto se desvanecian por
sí mismas. La enfermedad se prolongó muchos meses y se
debió principalmente la curacion á la música. Solo este
medio podia despertar al enfermo durante el paroxismo,
y entonces preguntaba por qué tocaban las campanas con
tanta fuerza. Los cuidados que le prodigó su hermano
consiguieron afirmar su convalecencia. Consúltese á Lar-
rey (1. c).
(a) Darwin refiere la historia de una señorita muy
agraciada , de edad de diez y siete años y cuyas reglas se
habian presentado segnn costumbre , que fué acometida
de una afeccion singular ÍVF'onderful) , cuyos paroxismos
empezaban con convulsiones , náuseas inútiles y un
hipo violento. Al caho de media hora seguía á esto un
espasmo , durante el cual se llevaba las manos á la cabeza:
Al caho de igual tiempo cesaba el espasmo , quedaba en
un estado de soñacion (reperíe) y su semblante presenta
ba cierto aire como de quien pone atencion. Abria los
ojos , conversaba con personas imaginarias , y por lo que
decia era fácil comprender las respuestas que suponía oír.
Algunas veces cantaba ó recitaba largos trozos de poesías
inglesas. Al caho de una hora la enferma recobraba el co
nocimiento , se manifestaba asustada y algunas veces ex
perimentaba convulsiones. Wielschmann (Diss. an et
quatenus somnia hominibus imputentur? Lips. 1 703, §. LI)..
habla de un panadero que en Otoño , casi diariamente
y por lo regular hácia las cuatro de la tarde , estando
profundamente dormido , recitaba en su cama varios dis
cursos ó sermones.
(a) De Haen ha escrito la historia (1. c.) de una jo
ven que primero fué acometida de .una catalepsía simple
y despues hablaba durante los accesos. "tHallándome pre
sente á muchos paroxismos la he oído cantar los salmos
SOÑACION. §93
que por eso conserven despues el menor recuerdo de
lo que han hecho. Unas veces los paroxismos se pre
sentan de un modo regular , otras irregularmente , de^
jando con frecuencia cierta debilidad.
2. De la soñacion artificial. Por el examen seve
ro y experimental que hemos hecho sobre todo con
un objeto fisiológico-patológico, cuyo resultado se verá
en las cuatro observaciones que van unidas á este capi
tulo, nos hemos asegurado de que mediante el magne-

de David.... Aquel canto se arreglaba exactamente á las


notas de música.... Despues la oí recitar el catecismo,
que sabia de memoria , añadiendo algunos textos de la
Biblia. Se expresaba fuertemente contra los. vicios de los
hombres , pero sobre todo contra un viudo que habitaba
en la vecindad y vivía con su manceba ; el cual sin em
bargo , había acudido tambien al instante á presenciar el
paroxismo , y pudo por consiguiente oir por sí mismo to
das las terribles imprecaciones proferidas contra el , pero
sin que ella le viese de ninguna manera.... Él ejercicio
de las funciones de los sentidos se hallaba completamente
suspendido.»
(6) Una enferma de Comstock, picada por una araña
de especie no conocida , despues de haber experimentado
y experimentando todavía los síntomas de la danza de
S. Vito , ó mejor del tarantismo , quedó en un estado de
soñacion. En esta situacion y teniendo los ojos espasmó-
dicamente cerrados , distinguia los colores por. el tacto y
reconocia la presencia de su padre en la pieza donde ella
se encontraba , aunque estuviese oscura, y por último se
ponía á bailar al son de la música.
'(c) Ya Aristóteles habia afirmado la inclinacion de
los melancólicos á la adivinacion (quaest. nat. secc. 30).
"Véase igualmente á Zachías (De divinatione quoest., med.
teg. , Ub. IP, tit. I, qucest. 5). La cuestion sobre la adi
vinacion de los enfermos ha sido tratada de un modo
general por Gaspar Reyes (Camp. eljrs. juc. queest. ,97 ).
Frankenau , Hatyr. mtd. 9. Garmanu t De mirac. mort.
294 SOÑACION.
tismo llamado animal se puede producir (a) , con espe
cialidad en los jóvenes de uno y. otro sexo en quienes
el crecimiento del cuerpo se hace notable por su ra —
pidez, cierto estado en el que despues de haber ex
perimentado horripilacion (Obs. I, cons. 5), calor va
go , sudor (Obs. I, cons. 2), bostezos , pestañeo , una
especie de constriccion de los párpados (Obs. II) con
sensacion de peso, risas ó llanto convulsivos (Obs. IV)»
ruido de oidos, deglucion frecuente desaliva, rechi
namiento de dientes, hipo , estremecimientos , calam
bres y deseo de dormir , parece que se duermen en
efecto, conservan los ojos cerrados y muchas veces
levantados hácia el cielo , la pupila inmóvil , y cuan
do se les pregunta por la persona que los ha puesto en
este estado pueden responder con voz alterada y con

Diss. proclimin. de cadav., §. XXIX , donde trata del éx


tasis natural. Andr. Moller , en los Annal Freibergens.
Weller y J. Fincelio atestiguan el caso de una muchacha
que durante los accesos de éxtasis vaticinaba el porve
nir. Lasset añade (De oaticiniis cegrorum. Hal. 1724,
Prceside Albcrti) : «Algunos enfermos por efecto del sue
ño extraordinario (somnus insotitus) de que acabamos
de hablar, experimentan una revelacion interna que les
permite en seguida presagiar las cosas..., De esta manera
hay algunos epilépticos que predicen cuándo les acomete
rá el paroxismo, cuántas veces , si ha de ser en este
ó aquel dia , con qué fuerza (I. c. , p 25).» Véase en se
guida el caso referido por Strombeck , de una jóven , de
familia noble , acometida primero de espasmos , lipoti
mias y catalepsia , que cayó despues en un estado pareci
do al sueño , durante el cual pronosticaba la época de
un próximo acceso é indicaba los auxilios que deberían
dársele.
' (a) De treinta hombres que he sometido al magnetis
mo animal , cuatro experimentaron la soñacion. He re
ferido su historia al fin de este capitulo.
SOÑACION. §95
palabras las mas veces escogidas , dando razón muy
exacta del estado de su salud , anunciando las mu
danzas que sobrevendrán , é indicando los remedios
que convienen , ya sea para conservar su salud , ya pa
ra restablecerla. Una vez despiertas experimentan pe
sadez de cabeza, una especie de embriaguez , un movi
miento febril (Obs. II), sin conservar en su 'memoria
ni lo mas mínimo de todo cuanto han dicho. Muchas
veces los resultados confirmarán lo que hubieren ex—
presado, aunque ciertamente no sucede siempre asi (a).
Este estado sorprendente en que hallándose adorme
cidos los sentidos externos se exaltan el sentido in
terno universal, el instinto y la imaginación , estado
que por lo común se llama sueno magnético y que lle
ga hasta el grado de lo que se conoce con el nombre
de clairvoy anee , es al que nosotros damos el nombre
de soñación artificial (507).

§. IIL

CAUSAS.

1. Predisponentes. La causa predisponente para


la soñación , bien sea espontánea, ó bien artificial, se
quiere encontrar en una sensibilidad morbosa del sis
tema nervioso. Acaso se deberia también buscarla (¿)
en un estado de exaltación particular de las partes ge
nitales, sobre todo los ovarios (c) y testículos (</),

(o) Obs. I , Véase la I y II sesión con su resultado*


(6) Los niños pueden experimentar la influencia del
magnetismo animal ; pero si yo no me equivoco , nunca
hasta el grado de soñación,
(c) Las mujeres públicas y las que se entregan con
§96 SOÑACION.
especialmente cuando esta afeccion se declara hácia la
época de la pubertad. ?*
á. Excitantes. Las causas excitantes de la soña
cion espontánea son las emociones vehementes del al
ma, el terror, un amor desgraciado , los zelos, á ve
ces las picaduras de los insectos ó de las serpientes (a),
y las heridas que penetran hasta el plexo solar (¿).
En cuanto á la artificial , esta resulta de una opera
cion particular. Sus efectos no deben atribuirse ni á
la imaginacion ni á la sensualidad.
3. Próxima. Respecto de la causa próxima de la
soñacion no nos atrevemos á formar conjetura al
guna. Estamos persuadidos de que en general la ima
ginacion y el ardor venéreo que hemos excluido de
entre las causas de la soñacion, pueden mas bien con
siderarse como sus efectos ; tambien sospechamos que
la electricidad tiene gran parte en ello, aunque algunas
sostienen lo contrario (c).

demasiada frecuencia al coito , sienten apenas ó no sien


ten nada los efectos del magnetismo animal.
(d) Yo he sometido inútilmente á un eunuco á mu
chas tentativas de magnetismo animal, y á pesar de eso
él mismo ha podido producir los efectos del magnetismo
en una mujer.
(a) Véase lo que Dioscórides (lib. VI , c. LIV) y Ae-
cio (Tetrab. NI , serm. I, c. XX) refieren de la morde
dura de la serpiente.
(4) Larrey habla de un enfermo que cüda vez que
irritaba con la tienta una pequeña úlcera fistulosa que
tenia en ta region del estómago , experimentaba cierta lo
cuacidad y una especie de soñacion.
(c) Véase la historia al fin del capítulo XIV,
SOÑACION. 297

§. IV.

DIAGNÓSTICO.

1. En general. Es necesario distinguir la soña


ción del letargo , del somnambulismo , del éxtasis , de
la ctilalepsia del delirio (el cual cuando se verifica
con los ojos cerrados présenla la imagen de la enfer
medad de que se traía (a)) y del histerismo (A).

(a) Al principio del año 1835, un tal Meycr hizo


mucho ruido en Viena. Esle individuo era un joven de
edad de catorce anos, de constitución escrofulosa, que
no habia experimentado todavía ninguna mutación en
su voz y que se dedicaba poco al estudio. El 1 7 de Enero
sin causa conocida se le halló sepultado en un sueño
profundo. El médico que fué llamado , ordenó que se
le aplicasen sanguijuelas á la cabeza y que se le pusiera
una lavativa ; también prescribió el uso de los calomela
nos ; pero el enfermo , como si estuviera padeciendo el
trismo , no pudo tragarlos. Al dia siguiente habiéndose
levantado espontáneamente, refirió que habia dormido
bien , tomó alimento y volvió en seguida á caer en su
primer sueño. Así continuó , repitiéndose lo mismo du
rante algunas semanas. Por último , en vez del sueño se
presentó el delirio , y durante el mismo , aunque tenia
los párpados cerrados , el enfermo hablaba de ir en car
ruaje , montar á caballo , bailar , y cuando se le permi
tía hacia todos estos ejercicios con poco trabajo. En se
mejante estado respondía muy bien á las preguntas que
se le hacian , sin que se le viera perceptiblemente se
parar los párpados , leia , escribía , jugaba á los naipes
y todo manifestando en ello mucho gusto : anunciaba los
accesos que habian de sobrevenir , y discurría sobre los1
efectos de los medicamentos que se le administraban. Es-
298 SOÑACION.
2. Del letargo. Siendo el letargo un sueño que
se distingue por su intensidad y duración , se dife

tos paroxismos volvían á repetirse dos ó tres veces por se


mana. El 20 de Marzo observé uno de ellos : duró desde
las ocho de la mañana hasta el mediodía , interrumpido
de cuando en cuando por algunos movimientos convulsi
vos vagos y de toda especie , que unas veces se asemeja
ba al opistótonos y otras á la catalepsia. El pulso se con
servaba en un estado normal. El enfermo que no me ha.
bia visto jamás , cuando me vio entrar con el médico
qué ordinariamente le visitaba, el Doctor Kaufmann, me
llamó por mi nombre. Después que terminaba el acceso,
Meyer no conservaba memoria de su enfermedad ; tam
poco presentaba vestigio alguno de ella. Las circunstan
cias de sus padres excluían toda sospecha de que en ello
hubiese engaño. Habiéndoseme preguntado cómo denomi
naría la enfermedad , respondí con esta otra pregunta;
Cómo se denominaría , si los ojos estuviesen abiertos? Se
le llamaría delirio periódico , me respondieron. Pues bien,
que conserve este nombre , añadí yo ; el espasmo de los
párpados y de los ojos no cambia en nada la cosa. Por
otra parte , este espasmo no era tan fuerte que el en
fermo no pudiese ver mas ó menos por la hendedura de
los párpados, y efectivamente cuando le presentaban algo
para que leyese , arrimaba el libro ó el papel á los ojos,
como lo hubiera hecho un miope. El pasearse en carrua
je con caballos viejos que servian en la casa desde mu
cho tiempo antes , los cuales por sí solos hubieran sabido
seguir el camino, no presentaba tampoco motivo de sor
presa alguna. J. Crichton refiere un caso semejante al an
terior (Edimburg medical and surgical journal. April
.1829). Este autor da á la enfermedad el nombre de cna-
genacion mental periódica. Con estos casos puede com
pararse otro en el cual los oidos ejercían al parecer las
funciones de los ojos (Cazaintre, en las Efemér. de la soc.
de Medie, de Mompeller , vol. III , p. 286).
(J>) Si los movimientos y posturas anormales de la$
soñación. 299
rencla totalmente de la soñación , que es una enferme
dad propia de las personas que están despiertas : ade
más, el letargo dura mucho mas tiempo que la soña
ción , y no ofrece ningún fenómeno notable si se ex
ceptúa el sueño.

3. Somnambulismo. Soñación,

1. El somnambulismo 1. La soñación sobre


sobreviene durante el viene durante la vigilia.
sueño.
2. El sueño del som 2. El fenómeno que
nambulismo es normal, acompaña á la soñación
sano y natural en sí mis con la apariencia del sue
mo. ño es morboso, anormal,
y se diferencia totalmen
te del sueño natural.
3. El somnámbulo se 3. Después de la soña
acuerda con bastante fre ción no queda ni el mas
cuencia por lo menos de pequeño recuerdo de las
haber soñado lo que ha cosas que han pasado.
hecho.

3. Continuación. El fenómeno que acompaña á la


soñación magnética con la apariencia de sueño es mor-

histe' ricas y las palabras que profieren estas enfermas de


bieran considerarse como epilepsia , catalepsia ó manía,
resultaría de esto mucha mas dificultad y todavía mas
errores. Por esa razón deberemos abstenernos de mirar
los síntomas de soñación que se observan en las histé
ricas como una soñación legítima , como creemos que ha
sucedido á Klein (Hufeland's journal der pr. Heiltunde,
1828 , J(anuar. , p. 99).
300 SOÑACION.
boso y anormal , y se diferencia enteramente del sueño
sano y normal , como Darwin (a) y Stieglitz (6) han
dicho con razon y segun se patentiza por la compa
racion siguiente.

Sueno. Soñacion artificial.

1. Los párpados están 1. Los párpados están


flojos. contraidos.
2. Los músculos moto 2. Los músculos rectos
res del ojo están en una superiores están contraí
quietud absoluta. dos.
3. La pupila está dis 3. La pupila se maní-
puesta á la dilatacion. fiesta contraída.
i 4-. Todos los sentidos 4.. El oido subsiste por
«xternos sin excepcion es lo menos para oír al mag
tán dormidos. netizador.
5. Casi siempre pro 5. Por lo regular de
duce el descanso. ja molestias al indivi
duo.

(a) « Resulta pues , que el desvarío {reverie).... es en


teramente diverso del sueño ; porque el carácter esencial
de éste consiste en la total suspension de la voluntad,
la cual no padece en el desvarío; y el carácter esenciat
de este último consiste , no en la falta de los movimien
tos irritativos de nuestros sentidos.... sino en que estos
movimientos nunca producen sensaciones» (I. c. , p. 230).
(6) «Bajo la apariencia de sueño , se halla afectado
el celebro de un modo distinto que en el sueno regular»
1. c. , p. 138.
SOÑACION. 301

§. v.

PRONÓSTICO. TRATAMIENTO/^'", V-Vi.jA-'

1. Pronóstico. El peligro que acompasa á la, so- ■ \\


ñacion no es tan grande como son extraordinarfbsr-srrs--' ~
fenómenos. Sin embargo de eso, siempre es de temer
que se trasforme en otras afecciones mas graves del
género nervioso, por ejemplo, la calalepsia ó la epi
lepsia. No deberían olvidar esta circunstancia los im
prudentes que , por decirlo así, juegan con el mag
netismo animal, cuya eficacia como medio auxiliar
contra las enfermedades no se ha confirmado todavía
con los debidos experimentos.
2. Tratamiento. Darwin y Swediaur aconsejan
la administración de una dosis grande de opio antes
del paroxismo de la soñación espontánea, considerán
dole como un remedio específico. Los efectos del pol
vo rojo antiespasmódico de Slahl y los de la música,
están probados por los hechos referidos mas arriba.
También ha merecido algunos elogios el óxido de zinc.
Por lo demás es necesario seguir los preceptos gene
rales (cap. I , §. \ I). Si en vano se hubiese recur
rido á ellos, entonces tendria lugar el magnetismo
animal. En cuanto á la soñación que este produce,
ignoramos el modo de combatirla á no ser que se re
curra á las maniobras contrarias á las que se han
empicado primero.
302

AL CAPITULO III.

CONTIENE CUATRO EJEMPLOS DE SOÑACION


ARTIFICIAL.

Observacion I. Una joven soltera, de veintidos


años, de piel blanca, cabellos rojos, ojos azules, muy
excitable, atormentada frecuentemente de dolor de
cabeza que se extendia á toda ella, fué arrojada en el
invierno de 1814 fuera de un carruaje , y recibió
una fuerte contusion en el hueso parietal derecho. El
mal se curó mediante una sangría, sanguijuelas y fo
mentos frios ; pero sin embargo de eso conservó siem
pre en la parte dañada la sensacion de un dolor grava
tivo, que al mudar el tiempo ó cuando inclinaba el
cuerpo, ó bien cuando experimentaba algunas emo
ciones , se trasformaba en dolores intensos entera
mente diversos de su cefalea antigua. Fué sometida á
las operaciones llamadas magnéticas, de las que cier
tamente no habia oido nunca hablar, el 8 de Abril de
1814 á Jas ocho de la noche, en presencia de su fa
milia y de otras personas. Al cabo de un minuto se
apoderó de ella la soñacion. Pregunta. Dormís? Res
puesta. Sí, duermo. P. Sentís algun mal? R. Sienta
un gran dolor de cabeza. P. Desaparecerá pronto este
mal? R. De ningun modo, antes bien me causará
la muerte. P. Qué debo hacer para aliviaros ? R. Dad
SOÑACION. 303
me vinagre. Me le trajeron, la mojé la frentc , se lo
aproximé á la nariz, y fué acometida de unas vio
lentas convulsiones que duraron cerca de media hora.
Luego que despertó no se acordaba de nada , sino de
haberse burlado del principio de la operacion. E1 do
lor de cabeza pareció haberse aliviado en su mayor
parte durante una semana. Concluida esta volvió á
presentarse de nuevo con mayor violencia, y el 30 de
Abril del mismo año repetí la operacion. Experimen
tó la enferma un sudor copioso y á los cinco minu
tos quedó en el estado de soñacion. P. Estais dur
miendo? R. Sí. P. Sufrís algun dolor? R. Mi dolor
de cabeza. P. En qué paraje? R. Donde fui herida.
P. Cuánto tiempo durará todavía este mal? R. Un
año entero. P. Qué necesito hacer para curaros? R.
Prescribidme baños fríos. P. En el rio ? R. Sí. P.
Por la mañana ó por la tarde? it. Por la mañana.
P. Teneis tambien necesidad de medicamentos. R.
Mucha. P. De cuales? R. INada sé. P. Pero por lo
menos indicad me si os serán mas provechosos los re
medios excitantes ó los refrigerantes? R. Los refrige
rantes sin duda ninguna. P. Debo someteros á la ope
racion magnética? R. Sí, cada dos semanas; pero pre
cisamente á las seis de la tarde. P. Por qué así? R.
Porque á esta hora fué cuando recibí la herida en la
cabeza. P. Cuánto tiempo estareis todavía dormida?
R. Un minuto. En este momento , habiendo yo saca
do el reloj y aproximádole involuntariamente muy
cerca de aquella joven , experimentó algunos movi
mientos convulsivos en su cuerpo con rigidez del bra
zo izquierdo. Entonces toqué suavemente la palma
de las manos de la enferma , que al instante recobró
las fuerzas de su espíritu. Y sin detenerme, luego
que despertó , la hablé de esta manera : P. Queréis
que elijamos siempre esta misma hora para someteros
á la operacion del magnetismo, ó buscaremos otra?
30 í SOÑACION.
jR. Hacedlo como vuestras operaciones lo permitan;
por lo que hace á mí, estoy desocupada siempre. P.
Tomais baños frios á menudo ? R. Muy rara vez.
P. Os gustan mucho? R. No mucho. Aquella tarde
experimentó la enferma un violento dolor de cabeza
con espasmos. El tercer experimento se verificó el 3
de Mayo á las cinco y media de la tarde. Despues de
un contacto que duró seis minutos cayó en el estado
magnético. P. Estais dormida? R. Sí. P. Podeis abrir
los ojos? R. Me es absolutamente imposible. P. Dón
de sentís vuestro dolor ? R. En la cabeza. P. De qué
pensais que procede este mal? R. De mi caida. P.
En qué consiste la causa de vuestros dolores? R. Lo
ignoro enteramente. P. Los baños frios os aprovecha
rán ? R. Mucho. P. Cuándo empezaremos á usarlos?
R. Al fin del mes de Mayo. P. Será mejor tomarlos
en el Witia ó en el Wilenka (pequeño rio que entra
en aquel) ? R. En el Wilenka. P. Y se dejará tam
bien el uso de los medicamentos hasta fin de Mayo?
R. No , solo debe esperarse una semana. No pude
hacerla preguntas mas terminantes por los movimien
tos convulsivos que la acometieron. Luego que cesa
ron, la enferma se quejó de un gran calor. La apari
cion de sus reglas y mis diferentes ocupaciones no
me permitieron emprender el cuarto experimento
hasta el % de Junio á las seis de la tarde. Despues de
haberla hecho algunas preguntas parecidas á las pri
meras y obtenido las mismas respuestas, la pregunté
si queria someterse á la operacion siempre á la mis
ma hora de la tarde. Me dijo que sí, aunque luego
que despertó, se quejó de que esta hora ocupada en
aquello la impedia el paseo. Habiendo sobrevenido al
gunos espasmos hubimos de dejar el experimento para
despues de algunos días. La quinta operacion se veri
ficó á las seis de la tarde. Las primeras manipula
ciones la hicieron experimentar una sensacion de frio.
SOÑACION. 305
Esto no obstante, á los seis minutes cayó en el estado
magnético. P. Perjudica el haber retardado tanto la
operacion? R. De ningun modo, pero será preciso re
petirla mañana á esta misma hora. P. Por qué siem
pre á las seis? R. Porque á esta hora fué cuando yo
recibí mi herida en la cabeza. P. Cuándo comenza
remos á usar los baños frios? R. Dentro de ca
torce dias. P. Tendremos , pues , entonces un tiempo
templado y agradable ? R. Sí. P. Qué será mejor,
bañarse en el "Wilia ó en el Wilenka? R. Importa
poco hacerlo en el uno ó en el otro. A poco sobrevi
nieron fuertes convulsiones que se prolongaron casi
por media hora: cuando hubieron cesado, la en
ferma se quejó de un gran dolor de cabeza. La sexta
sesion se verificó el 22 de Junio á las seis de la tar
de. A los seis minutos la enferma quedó en el estado
magnético. P. Estais soñando? R. No. P. Dormís?
R. Sí, duermo. P. Cuánto tiempo estareis durmien
do? R. Media hora. P. Es necesario reiterar todos
los dias esta operacion? R. No, solamente tres veces
por semana. P. En qué dias? R. Esto no importa,
en cualesquiera. P. A qué hora? R. A las seis de la
tarde. P. No es esta la hora en que acostumbrais á
pasear ? Ninguna respuesta. P. Cuándo usaremos de
los baños frios? .R. Al fin del mes. P. Dónde os en
contráis? R. No lo sé. P. Me conoceis? R. De nin
gun modo. P. Conoceis al doctor Frank ? R. Sí, le
conozco. P. Le estimais ? R. Sí. P. Por qué ? Ri
Porque me libertará de mi enfermedad. P. Debo
preguntaros mas ó dejaros tranquila? R. Prefiero lo
último. P. Os atormentarán boy los espasmos ? R.
Poco. Despues de una media hora la enferma desper
tó y se halló bien. Mas tarde tomó doce baños frios,
y quedó enteramente libre de la cefálea que estaba
sufriendo desde su caida. :*
Observacion II. El 16 de Mayo de 1814 en
tojh© vii 20
306 SOÑACION.
presencia de algunas personas instruidas y con objeto
de hacer un experimento, sometí á la operacion del
magnetismo animal á una criada de veinte arios, que
padecia de una erisipela habitual en las piernas , ha
biendo llegado ála ciudad pocos dias antes, sin que ja
más hubiera oido hahlar de magnetismo animal ó de
electricidad. Apenas habia yo dado principio á la ope
racion , experimentó constriccion de los párpados;
cuando estuvieron cerrados , continuando aquella mu
jer despierta, respondia todavía á mis preguntas, y
no se apoderó de ella la soñacion hasta despues de me
dia hora. P. Dormís ? >R. Sí, duermo bien. P. Cuánto
tiempo estareis durmiendo? R. Por muchas horas.
P. Cuándo se presentará en los pies vuestra erisi
pela ? R. Solo Dios lo sabe. P. Acaso nada puedo
hacer para precaver esta dolencia? R. Sí, prescri
bidme algun cocimiento. P. Cuál.? >R. De algunas de
las plantas que se crian en las orillas de los rios. P.
Creeis qae las sanguijuelas pueden seros útiles? R.
Mucho , ciertamente. P. Dónde deben aplicarse ? R.
En los pies , porque ese es el sitio del mal. P. Cuán
tas es necesario aplicar? R. Diez. P. En los dos pies?
R. Sí. P. Cuándo será necesario aplicarlas? R. Den
tro de dos semanas. P. A qué hora? .K. Despues del
mediodía. P. Es preciso dejar correr la sangre ? R.
Hasta ponerse el sol. P. Os convendrá el pasear? R.
Sin duda , yo debo andar mucho. P. Os hará daño
el bailar? R. De ningun modo, si es con moderacion.
Entonces los asistentes hicieron algunas preguntas á
esta criada, y aunque hablaban en lengua polaca mu
cho mejor que yo, ella sin embargo contestó con mas
dificultad. P. Dónde estáis ? R. No lo sé. P. Veis á
los que están aquí? R. Sí, los veo; pero no los co
nozco. P. Estimáis á vuestra señora? R. La estimo
mucho. P. Estimais tambien á vuestra hermana? R.
Igualmente. P. Dormireis todavía mucho rato ? R.
SOÑACION. 307
Bien quisiera despertarme , porque debo servir á mi
señora. Entonces yo tomé nuevamente la palabra y la
dije: Por qué, pues, no os despertais? P. No puedo.
P. Qué se hará para despertaros? R. No teneis que
hacer más que sacudirme. Habiendolo hecho así al
instante, se levantó vacilando, se restregó mucho los
ojos, y quedó enteramente sorprendida de lo que la ha
bía sucedido. La pregunté si habia dormido y ella me
aseguró que sí. Entonces tenia la cara encendida, les ojos
centelleantes, pero las manos frias. Tambien se sintió
tan triste y tan cansada, que experimentando al mis
mo tiempo algun pequeño movimiento de calentura,
se retiró en el momento á acostarse, y luego que hubo
dormido con tranquilidad, se encontró al dia siguien
te completamente buena.
Observacion III. El §4 de Abril de 1815, dia
de luna nueva, visitando yo á la sazon al marqués
L de Vilna que se hallaba algo indispuesto, su
mujer me rogó que sometiese á la accion del magne
tismo á la doncella de la señorita G que vivía con
ellos. Esta criada se quejaba del pecho. Consenti en
ello , y aquella mujer que á su solo aspecto hacia sos
pechar el padecimiento de obstrucciones en las vis
ceras del bajo vientre, experimentó al cabo de seis
minutos los efectos magnéticos. Entonces la dirigí
poco mas ó menos estas preguntas : P. Estais dormi
da ? R. Sí. P. Os gusta estar así? R. De ninguna
manera, siento opresion en el pecho. P. A qué causa
atribuís este mal ? R. A un vicio hemorroidal, por
que yo siento que la sangre me sube á la cabeza. P.
Debo repetir en vos la operacion del magnetismo? R.
Dos veces mas , el viernes de esta semana y el jueves
de la siguiente. P. A qué hora? R. A las diez de la
mañana. P. Qué remedios son los mas á propósito para
vuestra enfermedad ? R. Ef cocimiento de la achi
coria con suero. P, Cuándo se deberá empezar este
308 SOÑACION.
tratamiento ? R. En los primeros (lias del mes de Ma
yo. Entonces aquella joven experimentó algunos mo
vimientos convulsivos, y se despertó enteramente sor
prendida de su estado é ignorante de cuanto la había
pasado. El viernes siguiente, 9 de Abril, pasé á la
casa de la enferma , aunque era ya cerca de medio
dia. Transcurrieron cerca de veinte minutos antes de
que la enferma quedase en un estado parecido al sue
ño. Primero cerró los párpados , que después ya no
pudo abrir, y dijo que todavía no dormia, pidiendo
que arreglasen mejor la almohada. A los cuarenta
minutos, el magnetismo animal produjo su efecto. P.
Por qué" os habéis dormido boy con tanta dificultad?
R. Porque no habéis venido á las diez. P. Cuándo
será necesario someteros nuevamente á la operación
magnética? R. El jueves próximo, pero precisamen
te á las diez de la mañana ó á las cinco de la tarde.
P. Os aprovechará acaso el suero con un cocimien
to de las achicorias? R. Mucho, siempre que eslé
bien clarificado. P. Deberán usarse los baños tibios?
R. Sí, con la artemisa vulgar. P. De qué modo será
necesario lomar estos baños ? R. Dos veces á la se
mana, cada catorce dias; después cuando yo salga del
baño, me darán un vaso de buen vino de Hungría
para fortalecerme. P. Está, pues, debilitado vuestro
sistema nervioso? R. No, pero mi sangre está echa
da á perder. P. Se ha disminuido, tal vez, vuestra
opresión de pecho ? R. Sí. En este momento la mar
quesa hizo una pregunta, y al instante despertó la en
ferma sin saber nada de lo que había hecho. Se si
guieron algunas convulsiones. El jueves siguiente, 15
de Abril, acudí á su casa á las diez en punto. Ape
nas había hecho algunas manipulaciones , cuando al
cabo de cinco minutos quedó en el estado magnéti
co. P. Os acordáis de las sesiones, anteriores? R. Me
acuerdo, bien. P. Cómo podríais-, recobrar vuestra sa-
SOÑACION. 309
lud ? R. En los primeros días de Mayo tomaré el
suero con las achicorias, y continuaré con este reme
dio durante dos semanas : después tomaré cuatro ba
ños tibios. P. Cuándo aparecerán las reglas en vos ?
R. Mañana. P. Tenéis el hígado completamente sa
no? R. Tiene pústulas (pryszcze). P. Desaparecerán ?
R. Sí. Entonces quise explorar el sentido del olfato,
y aproximé á la nariz de la enferma algo de almiz
cle, preguntándola: De qué es este olor? Pero en lu
gar de responder fué acometida de fuertes convulsio
nes : yo las calmé pasando algunas veces las palmas de
las manos de arriba ahajo y al instante se despertó la
enferma. La pregunté dónde estaba colocado el hí
gado y me respondió que no sabia nada ; y pregun
tándola otra vez sobre el dia en que esperaba su mens
truación , me dijo igualmente que estaba aguardando
que se presentase. En efecto , al dia siguiente la
menstruación se presentó á las diez. La enferma
mientras tanto se curó en el espacio de un mes con
el uso de los remedios indicados.
Observación IV. Una señorita joven, de familia
noble, D , que vivia en el campo, de veinte años
de edad, cuyas menstruaciones siempre habian estado
bien arregladas, se hallaba padeciendo hacia ya mas
de ocho años de un dolor en el pie izquierdo, en el
cual se veia una concreción tofácea : este dolor se exas
peraba al anochecer y no la dejaba dormir. Ade
más de esto, tenia barros en la cara y padecia pa
roxismos espasmódicos. Se habia aplicado sin ningún
resultado un cauterio en el pie enfermo y tornado va
rios remedios internos. Cuando llegó á oir hablar
del magnetismo, vino por sí misma á buscarme para
someterse á la acción de esle medio. Aunque yo com
prendí que la enfermedad era sifilítica, que nada es
perase del magnetismo, y la propuse empezar en
la primavera otro tratamiento, cedí á las instan
310 SOÑACION.
cias de la enferma , é intenté esta peligrosa operacion
el 1 7 de Diciembre de 1815 á las seis de la tarde,
en presencia de la hermana y de un pariente de la
enferma, Al cabo de un cuarto de hora quedó en es
tado magnético. Pero habiéndola despertado en aquel
instante su hermana que se levantó de la silla , fué
acometida de una risa espasmódica mezclada de llanto.
Luego que calmaron estos movimientos y que con
tinuó la operacion por otro cuarto de hora, se apode
ró de ella una soñacion profunda. A mis primeras
preguntas sobre si dormia , si estaba enferma , nada
respondió. Pero á mi tercera pregunta sobre la causa
de su mal , respondió : Cuando yo tenia tres años,
una criada nuestra que padecia cierta enfermedad si
filítica , me lá ha comunicado. P. Habeis tomado al
gunos remedios? R. Sí, he tomado el mercurio con
leche con mucho alivio. Algun tiempo despues, un
médico militar me hizo tomar una dosis mas crecida
de este medicamento y eso me ha hecho mucho da
ño. P. Por qué ? >R. Porque he conservado el mercu
rio. P. Dónde? R. En el pulgar (se me olvidó en
tonces preguntarla si era en el de la mano ó del pie,
en el lado derecho ó izquierdo). P. Podría yo cura
ros? R. Sí. P. Quién soy yo? R. Frank. Mi herma
na me ha asegurado que me curaríais, y que era ne
cesario habitar en el convento situado al otro lado del
rio (el Wilenka). Pero no penseis en curarme pronto,
porque mi curacion exige cinco mese?. Primero ve
reis que desaparece la rubicundez de la cara , y que
se presentan algunas pústulas en la espalda. En se
guida padeceré una dolencia del ojo derecho , pero
que no será horrible ni peligrosa. Sabed que el en
cendimiento de mi cara ha provenido en gran parte
de haber llorado mucho, porque soy muy irritable y
tengo muchos pesares. P. Qué deberé prescribiros?
R. 1 ¡sanas. P. Cuáles? R. Tisanas de plantas exóti—
SOÑACION. 311
cas. P. Nada mas? Tí. Pildoras tambien. P. Cuáles?
ü. No lo sé. P. Con mercurio ? R. Dios me guarde.
P. Serán buenos los baños? R. Sí, ires veces á la se
mana. P. Cuáles ? R. Con los cocimientos de la ar
temisa vulgar. P. Es preciso dejar vuestro tratamien
to para la primavera? R. De ningun modo. P. Será
necesario que os someta otra vez al magnetismo? R.
Sí, otra vez. P. Cuándo? R. Dentro de dos dias. P.
Será, pues, el domingo? B..No, será el lunes. P. A
qué hora ? R. A las once. P. Podríais señalarme otra
hora, porque esa no es cómoda para mí? R. Sí, el
lunes á las seis de la mañana. P. No sería igualmen
te buena la misma hora de la tarde ? R. De ningun
modo. P. Entonces si vos quereis, lo dejaremos para
las once? R. Nada de eso, á las seis de la mañana.
P. Y si yo no quisiere? R. Entonces diferiremos la
operacion para el 3 ó 4 de Mayo. P. Por qué quereis
que sea tan temprano? R. Porque en ayunas os podria
decir mas cosas. P. Haremos la operacion en vuestra
casa ó en la mía? R. En la vuestra. P. Por qué? R.
Porque mi opresion de pecho será menos fuerte. Pero
ya estoy cansada de hablar y el peine me hace daño
^en efecto, el peine tiraba del cabello hácia el lado
derecho sobre el cual estaba acostada) : el lunes os
diré muchas mas cosas. P. Dormireis tranquila csta
noche próxima? R. Sí. P. Queréis beber agua mag
netizada ? R. De ningun modo. P. Por qué ? R. Por
que me haria daño. P. Veis á todos los que están
presentes? R. No. Dejé descansar un poco á la en
ferma, y ella se despertó á los pocos minutos , riyén-
dose espasmódicamente y restregándose los ojos. Mira-
ha con sorpresa á todos y preguntaba lo que habia pa
sado. Entonces la hicimos acostar, y la quitamos el
peine del lado derecho. El 1 8 de Diciembre visité á
la enferma, la cual me dijo que habia dormido muy
bien : solo se quejaba de algunas palpitaciones. P. Os
312 SOÑACION.
acordais de nuestra entrevista de ayer y de lo que ex
perimentasteis? R. Me acuerdo de todo hasta el mo
mento en que me despertó mi hermana haciendo rui
do al levantarse. Al principio senti calor en todo mi
cuerpo, y la sensación de una, cosa que me oprimía y
que pesaba ligeramente sobre mí. P. De dónde pro
cede vuestra enfermedad ? Zí, Nada sé absolutamen
te. P. Habeis sido infectada por vuestra criada? B.
No puedo asegurarlo. P. No lo habeis oido decir al
guna vez? >R. Jamás, yo os lo aseguro; solamente me
refirió mi madre que yo habia estado enferma desde
mis primeros años. P. No os han administrado algun
medicamento con leche ? R. No me acuerdo. P. Ig
norais por consiguiente si habeis sido infectada del
vicio venéreo? R. Lo ignoro enteramente. P. No ha
beis tomado nunca el mercurio? R. ¿Acaso conocia yo
los medicamentos que me hacían tomar? P. Pues
Lien, yo os magnetizaré el lunes y muy temprano.
R. Ya me lo han dicho; pero si os incomoda esa ho
ra, buscaremos otra. Entonces advertidla enferma
que era preciso seguir puntualmente lo que habia di
cho en el estado de magnetismo , y convenimos en la
hora. Por consiguiente, el 20 de Diciembre á las seis
de la mañana la enferma vino á mi casa con sus
parientes y acompañada del doctor Herbcrski. Espe
ramos al doctor Niszkowski , que habia ofrecido asis
tir , hasta las seis y veinticinco minutos; pero viendo
que no venia dimos principio á la operacion. Llegó
poco despues , sin qu>' al parecer esto incomodase á la
enferma, que no estaba aun en el estado magnético.
Esto se consiguió á los diez minutos despues de algu
nas risas y lloros espasmódicos ; el semblante de la
enferma manifestaba tristeza. P. Dormís ? No res
pondió. P. Os acordais de la última sesion? R. Sí,
bien. P. Dónde reside vuestro mal ? R. En el
pie. P. Qué remedios habeis usado ? R. He usa
SOÑACION. 313
do la leche. P. Sin mercurio ? R. Con él. P.
Debo someteros otra vez á la operacion magnéti
ca? R. Sí, hasta mi curacion. P. Cuándo se verifica
rá ? R. Despues de cuatro ó cinco meses. P. Qué de
beré hacer primeramente? R. Prescribidme baños de
pies con alcanfor. P. Es buena esta hora para la ope
racion magnética? ñ. No. P. Sin embargo vos la ha
beis señalado. R. Pero vos habeis tardado un poco.
P. Dormireis mucho rato ? R. No por cierto. Enton
ces empezó á reir y llorar espasmódicamente y se
despertó. Preguntada sucesivamente por los doctores
Niszkowski, Herberski y yo, afirmaba no acordarse
de nada de lo que habia pasado ¡ solo decia que algu
no de los asistentes habia respirado con fuerza (era el
profesor Niszkowski que habia llegado apresurada
mente), y que el aire espirado la habia hecho expe
rimentar una opresion de pecho, aunque habia per
manecido separado de ella mas de cuatro pies. Decla
raba tambien que esta operacion magnética la habia
sido menos agradable por todos conceptos que la pri
mera. Habiéndola preguntado si conocía el alcanfor,
dijo que algunas veces le habia usado contra la odon
talgia. Propuse repetir la operacion al dia siguiente á
las seis de la tarde en la misma casa de la enferma.
Debe recordarse que al dia siguiente de la primera
operacion la enferma se durmió espontáneamente á
las seis de la tarde, cosa que ñola habia sucedido an
teriormente. El 21 de Abril por la mañana , habiendo
pasado á casa de la enferma se quejó de haber experi
mentado durante la víspera algunos movimientos espas-
módicos , opresion de pecho, cefalalgia y palpitaciones
de corazon. Viendo que aquel dia era poco á propósito
para la operacion, la dejé para el siguiente y la in
diqué que se hallase en mi casa á las seis de la tarde
Jo cual aprobó, rogándome despues que la hiciese al
gunas preguntas extrañas á su salud, cosa que la
314 SOÑACION.
ofrecí hacer. El 22 de Abril , á las cinco y media de
la tarde vino á mi casala enferma muy alegre , acom
pañándola un pariente suyo y una señora. Despues de
un contacto que duró un cuarto de hora, se presen
tó el estado magnético sin que precediera ningnn sín
toma espasmódico. P. Dormís? Ninguna respuesta.
P. Es conveniente haberos hoy magnetizado? R. Cier
tamente. P. Por qué en la última sesion estuvisteis al
parecer turbada ? R. Porque vos no guardasteis exac
tamente la hora. P. Además de eso habia alguna otra
cosa que os desagradase? R. Sí, la respiracion de aque
lla persona me causaba opresion. P. Qué debo hacer
para disiparla? R. Prescribidme un jarabe de color
de rosa. P. Padecereis alguna enfermedad en el ojo
derecho? R. Sí, cuando se me quite la rubicundez
de la cara , á no ser que me mandeis sangrar ; esta
sangría me debilitará , pero pasará pronto. Entonces
me dejareis por espacio de un mes sin medicamento
y despues quedaré buena. P. Es necesario comenzar
al instante vuestro plan curativo? R. Ciertamente.
P. Qué debo prescribiros? R. Todo lo que habeis
pensado darme es muy bueno y muy útil. P. Sabéis
si yo he pensado en vuestra curacion? R. Seguramen
te, habeis pensado en ello algunas veces. (El parien
te de la enferma me dijo entonces que la misma in
dicaba algo en voz baja sobre que mudasen el baño
de los pies , cosa que yo no oí.) P. No podeis hablar
mas alto ? R. Sí. P. Habeis tomado alguna vez el
mercurio? R. Sí. P. Se ha quedado en vuestro cuer
po? R. Sin duda. P. Dónde? R. (con indignacion) Ya
os lo he dicho, en la pierna derecha. P. Le veis vos?
R. Ciertamente , yo le veo. P. En qué forma ? R. En
la forma de un polvo blanco. P. Deberé pues admi
nistraros remedios por espacio de tres meses, y des
pues dejaros tranquila por otro mes mas? R. Sí. P,
Conviene que os magnetice otra vez? R. Sí* otra ve»
SOÑACION. 31 5
mas, al acabar la curacion. P. Cuándo será pues?
R. En el mes de Mayo (entonces me acordé de mi
promesa de la víspera). P. Partiré yo para Viena ?
R. Encontrareis obstáculos. P. Cuántos estamos aquí?
R. Tres. P. Nos veis ? R. Os veo. P. (cogiendo mi
pañuelo) Qué tengo en la mano ? R, (con indigna
cion.) No lo sé. Entonces hizo algunos movimientos
convulsivos , que terminaron la sesion. La enferma
se manifestó bastante serena y alegre , respondiendo
á las preguntas que se le hicieron. Me dijo que nun
ca habia tomado ni aun visto ningun jarabe de color
de rosa ; que nunca habia oido hablar de mi proyecto
de marchar á Viena, y que jamás habia visto el mer
curio sino en un barómetro roto. Sometí á la enfer
ma á un plan curativo, que consistió en una sangría,
en un ligero eccoprótico , baños y un cocimiento de
leños sudoríficos. A poco tiempo se marchó al campo,
y viéndose atormentada de su dolor , llamó á un mé
dico que le propinó el mercurio hasta la salivacion.
Asustada con este síntoma se trasladó á Vilna. Los
evacuantes y los emolientes detuvieron prontamente
la salivacion. Entonces habiéndola sometido de nuevo
al uso de los cocimientos de los leños sudoríficos y
de los baños , y administrándola despues el guayaco
en dosis crecidas , consiguió una buena salud ; sola
mente cuando cambia repentinamente la temperatura
suele resentirse del dolor del pie. Tambien han dismi
nuido mucho sus barros.
316

DEL EXTASIS.

§. i.

DEFINICION. BIBLIOGRAFÍA.

1. Definicion. Una contemplacion profunda, du


rante la cual el enfermo permanece inmóvil; una inac
cion de los sentidos sin apariencia alguna de sueño;
el gesto , las palabras ó el canto indican como si el
individuo presenciase visiones divinas , ó estuviese en
comunicacion íntima con los ángeles ó con los demo
nios : he aquí lo que constituye el éxtasis (a).
% Bibliografía. El éxtasi.s ha sido descrito (pero
no siempre sin confundirle con el estado magnético y
la catalepsia) por Cobold (508), Gerdesio (509),
Panecio (510), Wedel(511), Eber (512), Zorn
(513), Handtwig (514), Behrends (515) y otros
(516). '

(o) De efiV.rif/M, privacion de los sentidos, Hipoc>


En francés , Extase. En aleman , Regeisternus;. En po
laco , Zachtvycenie.
DEL ¿XTASIS. 317

§. «,

SÍNTOMAS. CAUSAS.

1 . Síntomas. Al principiar el paroxismo el en


fermo queda repentinamente en contemplacion, ab
sorto en lo que le presenta su imaginacion ; su fiso
nomía y actitud indican el objeto que se ba apodera
do de su espíritu ; sus ojos están abiertos y fijos , el
oido subsiste (a) , el tacto ha desaparecido i puede es
tar sentado ó de pie ; habla con énfasis (¿) ; parece
estar entretenido con los ángeles (c); habla en lengua
extraña (d); cania (e). Unas veces todos estos acei

ta) Consúltese el apéndice al cap. XIV. .


(b) Sauvages habla de una muchacha (vol. III , p.
422) que permanecia sentada sin responder á ninguna
pregunta que se la hiciera por señas ó de palabra ; to
maba poco alimento , conservaba sus brazos abiertos en
cruz y decia en su lengua natural estas palabras : Juan,
Juan , yo pido el paraiso!
(c) La muchacha de que he hablado en Otro lugar
(edic. 2 , P. I , vol. III, secc. II, cap. XIV, §. XXXVI,
No. 3 (8)) despues de haber dado un grito como si de im
proviso hubiera visto un objeto deseado, cambiaba su fi
sonomía , que ordinariamente era vulgar , en otra del
todo angelical ; quedaba con los ojos abiertos , fijos, vuel
tos hacia el cielo, at que dirigia tambien los brazos , y sen
tada sobre la cama exclamaba: O san Luis! el mas her
moso de todos los jóvenes , acercaos y recibidme ! Despues
cantaba los salmos con una voz argentina. La afonía pre
cedía y seguia comunmente al paroxismo.
(d) Borelli , cent. II , obs. 54. Véase á Kruger Ver,,
such einer , Experimental Seelenlebre, Halle , 1756 , en
Anhang , p. II. Se cuenta de una mujer de Aquitania que
habló en español en un paroxismo de éxtasis , lengua
318 DEL ÉXTASIS.
denles se reproducen periódicamente , otras se pro
longan por un largo espacio de tiempo, y. termi
nan , según los casos , por convulsiones , catalcpsia ó
sueño.
2. Causas. Las causas del éxtasis son las mismas
que producen la catalepsia (cap. XIV). Sin embargo,
es necesario incluir en el número de aquellas la medi
tación prolongada sobre un mismo y único objeto, y
principalmente acerca del peligro de la salud. Tampoco
deben dejarse de mencionar como causas de un éxtasis
particular, los efectos del gas óxido nitroso (prolóxi-
do de ázoe) (a).

que faera de aquel caso ella misma creía no saber. Sin


dada en algún tiempo la sucedió oir varias palabras en.
este idioma , que se la quedaron impresas sin saberlo.
(e) Consúltese el apéndice al cap. XIV.
(o) Hamphry Davy , investigaciones químicas y filosó
ficas relativas al óxido nitroso ó gas nitroso deflogisticado y
efectos de su inspiración. Londres , 1800. Al hablar de la
inspiración de dicho gas, este ilustre autor añade: «Con
forme iban aumentando estas sensaciones agradables, per
dí toda relación con los objetos exteriores: por delante de
mis sentidos pasaban rápidamente muchas imágenes per
ceptibles y vivas , enlazadas de tal manera con las pa
labras , que producían sensaciones completamente nuevas.-
5fo me encontraba en un mundo de ideas recién modifi
cadas. Yo inventaba teorías , me imaginaba hacer des
cubrimientos. Cuando desperté de este semi-delirio á com-
secuencia de haberme el Doctor Kinglake quitado de la
boca la vejiga del gas , los primeros sentimientos que
produjo en mí la vista de las personas que se hallaban
á mi lado , fueron los de la indignación y desprecio de
orgullo. Mis emociones eran entusiásticas, sublimes, y por
algunos momentos me estuve paseando por la habitación
sin hacer caso de cuanto me decian. Según iba volviendo
en mí , sentia deseo de comunicar los descubrimientos
DEL ÉXTASIS. 319

§. HI.

DIAGNÓSTICO. PRONÓSTICO. TRATAMIENTO.

1. Diagnóstico. El éxtasis se distingue de la so


ñacion , con la cual tiene por otra parte mucha
afinidad, en que en este último el enfermo presenta
muy á menudo las señales aparentes del sueño, con-?
«luciéndose como un somnámbulo , cambiando de lu
gar, inclinándose á vaticinar, además de que no
siempre está totalmente privado del uso de los senti
dos. Mas abajo se indicará la diferencia que existe
entre el éxtasis y la catalepsia. Estamos persuadidos
de que los poetas italianos que hacen versos de repen
te (improvisadores) se encuentran igualmente en una
condicion que se aproxima al éxtasis. Wepfer habla
de un hombre que caia en una especie de éxtasis,
cuando se ocupaba en materias de matemáticas ó de
poesía.
2. Pronóstico. El éxtasis es temible mas bien por
las enfermedades que comunmente acompaña. En los
siglos bárbaros esta afeccion abria algunas veces el
camino que conducia á la hoguera (a).

que había hecho durante aquel experimento ; quise re


cordar las ideas , pero eran débiles y confusas } se me
presentaba , sin embargo , á mi memoria una coleccion de
palabras , y con la fe mas íntima y en tono profético
exclamé dirigiéndome al Doctor Kinglake : Nada existe
sino los pensamientos, las ideas! El mundo se compone
de impresiones , de ideas , de placer y dolor !» Véase Si-
] liman de ¥American journal of sciences and arts , vol.
V, p. 194 > en el Froriep's Notizen, aus dem Gebiete der
Natur-uud Heilk , B. 4 , n. 11, 1823.
(o) Sobre este asunto se leerá con fruto á Sauvages,
320 BEL ÉXTASIS.
3. Tratamiento. El tratamiento no se diferencia
del de la catalepsia , de la que pasamos á tratar en
seguida.
•'i

Nosol. method. , lib. IV, p. 397. Véanse en.los autores de


Medicina legal los capítulos acerca de deemonia vera. En
tre aquellos citaremos á Plenk, Elementa , edic. de 1781,
p. 126.
321

DE LA CATALEPSIA.

§. i.

DEFINICION. BIBLIOGRAFIA.

1 . Definicion. La inaccion repentina de los sen


tidos y de los movimientos voluntarios , permane
ciendo el enfermo en la misma posicion en que se
encontraba al principiar la enfermedad , prestándose
á recibir y conservar todas las inflexiones que se le
comuniquen , con el pulso y la respiracion en su es
tado normal, he aquí lo que constituye la catalepsia
verdadera (a).
2. Bibliografía. Muchos médicos han querido

(a) Sinonimia. Catoche, Catochns de Galeno, mnrbus


aítonitus de Celso, prelunsia , congelado , aphonin He Dio
ctes , anaudia de Antigenés de Ctéophanto, vongetatio <le
los árabes. En aleman , Starrsucht. En francés, Cataltp*
sic En ingles , Catatefmy , trance. En polaco , Katalrp-

TOMO VI» 21
382 DE LA fATAlEPSIA.
describir esla rarísima enfermedad (a); pero como lo
han demostrado exactamente Hércules Sajonia (A),
Vogel (517), Ludwig (5 1 8) y Tissot (519), pocos
han conseguido hacerlo realmente. Se duda si Hi
pócrates (520) ha hablado de la catalepsia verda
dera. El caso de Galeno (521) presenta un ejemplo
de la enfermedad en un grado muy ligero. Al contra
rio tratan de la verdadera calalepsia Celio Aureliano
(522), N. Le Pois (523) , Dodoneo (524), Fernel
(525), Foresto (526), Buchanan (527), Tulpio
(528), Bonel (529) , Wepfer (530) , Albino (531),
Carnerario (532) , Henr. de Hcer (533), Marcelo
Donato (534) , Rondclcl (535) , Reynell (536), Fed.
Hoffmann (537), Wedel (538), Brcndel (539),
Dionis (540), Ródcr (541), Sauvages (542), Hirs-
cliel(543), Helio (544) » Cosnier (545), Baumer
(546) , Lamberger (547), Lalour (548), Schilling
(549) , IVank de Frankcnau (550), Targioni (551),
Vandermonde (552), Webcr (553), Grundamin
(554), Schraff(555), Borsieri (556), Fabri (557),

(a) He visto cuatro casos de catalepsia : una vez en el


hospital de Milán, año 1791 ; dos veces en la clínica
de Viena , á saber , en un niño en 1399 , y después en
un estudiante de leyes , y por último en Vilna en 1816.
Estos casos son tan raros que Tissot confiesa (en un pa
saje que se citará) que entre mil médicos apenas puede
citarse uno que haya observado esla enfermedad ; y él
mismo que ha ejercido la Medicina tantos años no la ha
vislo. Durante los años 1802 y 1803 recorrí la mayor
parte de Europa , y entre muchos millares de enfermos
que vi en los grandes hospitales de Alemania , Francia
é Inglaterra, no encontré ni un solo cataléptico.
(6) Prcctectwnes practica. Ha sometido á la critica
con talento las observaciones de Ferncl.
DE LA CATAIEPSM. 333
Dreyssig (558), La Lan (559), Gcrson (560),
Os¡o(561), lllner (562), Behrends (563), Hen-
ry(56/f), Petetin (565), Baude (566), Laurcnt
(567), Sarlandiere (568), Stearns (569), Meckcl
(570) , Renard (571) y Mattersdorf (572).

§. H.

SÍNTOMAS. NECROSCOPIA.

1. Síntomas. Si la catalepsia se anuncia por pro


dromos, lo cual es muy raro , son los siguientes : an
siedad (a), zumbido de oidos , sueños que inquietan
al individuo, vértigos (La Mettrie), dolor de cabeza
(Foresto), bostezos (Doleo) , rubicundez de la rara
(Doleo), rigidez del cuello (Heers) estupidez (/>),
una aura ó vapor que sube desde la region precordial
hácia la cabeza (Doleo), dolores en el vientre y li
potimias. Cuando comienza el paroxismo , el enfermo
conserva la misma posicion que tenia al verificarse la
invasion. Asi es que uno de los enfermos de Fernel,
ocupado en leer y escribir en el momento del ataque,
parecía estar todavía leyendo , y conservóla pluma
en la mano : otro, que ya se había acostado , se quedó
de tal manera inmóvil que parecia muerto. Le saca
ron de la cama , le pusieron en seguida de pies y se
mantuvo en esta posicion como una estatua. ¿Estos en
fermos pueden andar si se los impele (Fcd. Hoffmann,
Didíer)? Lo dudamos , conformes en esto con Tissot;
parece mas bien que se escurren ó deslizan hácia de
lante (Sauvages). El capuchino de quien habla Hcer

(o) Apéndice á este capítulo,


(6) Eu un estudiante de leyes en Viena.
324 DE LA CATALEPMA.
estaba inmóvil como una estátua de mármol con una
rodilla en tierra, y la otra encorvada como si fuera á
doblarla. El brazo izquierdo colgaba hasta la rodilla;
el derecho levantado en el aire , con los dedos sepa
rados. Entrc las historias de catalépticos que han con
servado la misma posicion que tenian en el momento
del ataque, se citan : la de un comediante, que quita
ba de su cabeza para colocarla en otra parte una coro
na que se le había concedido por via de premio (Pli-
nio); otro segundo que jugaba á los naipes (Gounin,
segun Tissot) ; un tercero que subia una escalera (Bu-
chanan , Sauvages ); el cuarto que colgaba un saco
de una pared (De la Tour ) ; el quinto que comia
(Jacot en las Coacas); el sexto que asaba castañas
(Swieten); y el sétimo que saludaba á su médico al
tiempo de marcharse (Boerhaave). La última frase
que el enfermo ha pronunciado antes del acceso es la
primera que pronuncia luego que este ha pasado, en
término de que si el paroxismo empieza despues de
haber comenzado á pronunciar una palabra , el enfer
mo la concluye luego que aquel desaparece. Los miem
bros adquieren una flexibilidad que sorprende, como
si fueran de cera , y conservan hasta que concluye el
acceso cualquier posicion que se les dé , siempre que
no salga del centro de gravedad (a). El pulso es algu
nas veces lento (¿) ; mas comunmente pequeño, con
servando su frecuencia normal. La respiracion es ape
nas perceptible , y algunas veces no se diferencia na

fa) Un cataléptico del hospital de Viena, se quedaba


en actitudes teatrales que solo hubieran podido aprender
se por el arte.
(6) Sarivages , l. c¡ , ha contado cincuenta pulsacio
nes por minuto,
BE LA CATAIEPSIA. 325
da del estado sano (a) ; alguna otra vez se observa un
estreñimiento pertinaz (Heers). Los músculos del ab
domen (Foresto, Dolco y otros) , y á veces la mandí
bula inferior (Tissot), están en un estado convulsivo.
La temperatura del cuerpo es fria (A), y la cara está
encendida cuando menos al principio del paroxismo
(Wedel). Los ojos están casi siempre abiertos , y la
luz no produce contraccion alguna en la pupila. Sin
embargo, se han visto catalépticos con los ojos cerra
dos (Piso, Swieten) ; y cuando era así, si se levanta
ban los párpados volvian á caer por sí mismos. De
todos modos los ojos están inmobles, fijos y privados
de la facultad de ver. Nosotros hemos observado una
pupila contractil (Apéndice). Ni el gritar en los oídos
de los enfermos, ni el hacer ruido, ni el quemar
los (c) , basta para que despierten. Cuando se les in
troduce cualquier cosa en la boca , acaban pero con
lentitud (Apéndice) por tragarla ; algunas veces la
echan fuera (t?). En varias ocasiones el olfato es ex
quisito (La Mettrie). Aunque se irrite fuertemente
la piel, ó se la pinche con una aguja, no por eso dan
señal alguna de percepcion (Apéndice). Al contrario,
segun se dice , los enfermos perciben (Petetin , Rie—
nard. Véase el Apéndice) las impresiones suaves,
sobre todo si se verifican en la region epigástrica , en

(a) Apéndice á este capítulo.


(¿) Se hace mencion de un frio marmóreo en la«
Ephem. nat. cur. dcc. II, aun. [, obs. 1.
(.;) En la historia de la Academia de Ciencias de Pa
rís , ano 1738 , se lee el caso de una mujer cataléptica
que no te podía despertar aunque te le aplícase el fuego
á los pies.
(d) Foresto. Un niño del hospital de Vicna.
326 DE LA CATALEPSIA.
el pulpejo de los dedos de las manos y de los pie? , ó>
en el vértice de la cabeza. En cuanto á la duración
de los paroxismos se ha observado que varía desde al
gunos minutos (a) hasta diez y ocho horas (Swielen).
Lo mas común es que duren de tres á quince minu
tos. El acceso termina generalmente con un suspiro,
un bostezo, extendiendo los brazos, ó con una locua
cidad que acaba por el delirio (¿). No queda al en
fermo ningun recuerdo de lodo lo que ha sucedido
durante el paroxismo, bien sea respecto á él mismo,
ó á su rededor ; algunas veces se manifiesta al pare
cer sano. Los paroxismos ya se repiten en dias (c) ú
horas determinadas (d) , ya al sobrevenir' la causa mas
ligera; por ejemplo, un olor desagradable, un gesto
particular (e), una lavativa irritante. Se ha visto un
caso en que un dia se repitieron ocho paroxismos. En
el intervalo que estos dejan las evacuaciones apenas
son diferentes de las del estado normal (Hofímann);
el deseo de los alimentos unas veces es débil , otras
normal, y en algunas ocasiones degenera en vora
cidad.

(a) Gounin habla de un caso de catalepsia momentá


nea. Le cita Tissot, 1. c. , p. 03.
(6) Una enferma de Attalin ,. según Tissot (1. c. , p¿
16) no cesaba de. hablar de un pleito que seguia con otra
mujer, Véase el apéndice.
(c) Asi por ejemplo lodos los viernes ó sábados , se
gún Van Swieten , 1. c.
(d) Véase el apéndice.
(<;) Una muchacha que. vi en el hospital de Milán
en 1791, era acometida del paroxiimo cada vez que ha
cia la señal de la cruz ó la veia hacer á otros ; por cuyo
motivo siempre quedaba cataléptica ruando entraba el
Viático en la sala , al ver á los demás enfermos hacer la
señal de la cruz.
BE LA CATALEPSIA. 327
2. Necroscopia. En los cadáveres de los calalép-
licos se ha encontrado una sangre negra que distendía
los vasos del cerebro y del cerebelo, asi como también
sangre extravasada , concreciones poliposas en el seno
longitudinal , con lesión del pulmón y del hígado, úl
ceras en el cerebro ; esta viscera mas dura en la parte
anterior, mas blanda en la posterior; los nervios adel
gazados y secos en su origen.

§. HI.

CAUSAS. DIAGNÓSTICO.

1. Causas. La calalepsia es mas común entre las


mujeres, afectando particularmente á las de media
na edad; algunas veces se presenta también en los
niños (a); no es propia determinadamente de ningún
tiempo del año (6), de ningún país (c); por lo común
es efecto de una larga meditación sobre un mismo y

(a) Sobre el caso de nna niña de cinco años catalán-


tica , véanse las Act. nal. cur. dec. II , an. 1 ; y acerca
de una muchacha de trece que padecía la misma en
fermedad , á de la Tour , 1. c.
(b) Todos están conformes en considerar como falsa
la opinión de Fcd. Iloffmann , que mira la catalepsia como
enfermedad de. invierno.
(c) Dreyssig (1. c. , p. 67) pretende que los judíos son
los que principalmente están sujetos á la catalepsia , y
«ospecha con Spreugel (llandb. d. Palhol. , 3. Th., §. 507,
pi 303) que se debe sobre todo al onanismo , al cual se
gún se dice se entregan con exceso. Por mi parte , no be
observado nunca la catalepsia entre los judíos , y be visto
qne el onanismo es mas raro entre ellos que entre lo* in
dividuos de las demás naciones.
328 DB LA CATALEPSIA.
único objeto, principalmente religioso (o), de la apli
cación mental (6), de largos padecimientos de dia y
de noche (Apéndice), de la expectación de una cosa
dudosa (c) , de un pesar prolongado, por ejemplo, el
que - resulta de la grave enfermedad de un esposo
(Wedel) , del temor de la prisión (if) , de ver burla
da la esperanza de un matrimonio futuro (Tulpio),
de un viaje que habia de emprender un hermano
querido (Marx), de una noticia triste y repentina (e),
del terror que produce un incendio (Marx), de la có
lera, de una antipatía (/), del amor (Schiling), de la

(a) Las observaciones de Ab. Heers, de Capo de Vaca,


citadas por Foresto (Obs. , t. I , obs. 4^ . notas) demues
tran que la catalepsia es una enfermedad propia del claus
tro. Lo mismo resulta de. la célebre historia de las re
ligiosas de Lugdun (Mere, de Francia, vol. 20). En los
paroxismos de catalepsia extática de estas religiosas , se
las aparecía la imágen de un sacerdote llamado Urbano
Grandier , presentándose á ellas bajo una forma horrible;
esto se miró como un maleficio hecho por aquel sacerdote,
y el desgraciado fué quemado vivo en 18 de Agosto de
1634- En el aiío 1815, hallándome en Minsk, fui lla
mado en consulta para ver á una joven religiosa catalép-
tica ; pero no la vi eii el paroxismo. Véase á Zimmer-
mann, von der Erfahr. 14. B 12. C.,y Lieutaud, Synops¿
P. 1, p. 153.
(6) El caso de Galeno. Plater obs. lib. I, p. 2 7.
(c) La enferma de Attalin , en Tissot.
(d) Idem. ibid. Bonet , 1. c. (uli desertor polaco que
habia sido cogido).
(c) En las actas de la Academia de París se habla
de un carpintero , que al saber que habia muirlo otro á
quien habia dado de golpes, fué acometido de catalepsia.
(f) Roirdelet (lili. I, cap. XX , p. 98) refiere el caso
de una mujer que quedaba cataléptica cuando delante de
ella se pronunciaba el nombre de su marido , y cuando
éste entraba en la casa , aun anlet de vale ú oírle.
DE LA CATALEPSIA. 329
imaginacion (o), del abuso de los licores fermenta
dos (Schraff) , de las lombrices (¿) , de la falta ó del
curso irregular de la menstruacion (c), de la lesion
de los ovarios (Renard) , del onanismo (d) y final
mente de una herida en la cabeza. En cuanto á las
hipótesis sobre la causa próxima de la catalepsia, pue
den encontrarse en Platero (573), Rivierc (574),
Foresto (575), Thoner (576), De la Tour (577),
Home (578) y Petetin.
2. Diagnóstico. La catalepsia ha sido algunas ve
ces Jingida {e) ó voluntaria (/). Se distingue fácil—

(a) Un sacerdote quedaba cataléptico cada vez que


en la historia de la Pasion llegaba á estas palabras: con-
summatum est. La muchacha del hospital de Milán , de que
hemos hablado mas arriba (nota e, pág. 326), sufría un pa
roxismo de catalepsia'cada vez que oia el nombre de Jesus.
(6) Atex. Benedictos Veroncnsis , tib. I, cap. XXVI.
Van Swieten , 1. c. , §. 1040. VVeaver en The Londoa
medical repository, 1817, No. 4.
(c) Fonseca , lib. II. Consultat. La Mettrie y Rey-
nell, 1. c.
(d) Un estudiante de leyes en la clínica de Viena.
(e) Marx (1. c. , §. XIX) habla de una mujer de Lon
dres , cuyo engaño se descubrió porque conservaba ex
tendido el brazo despues de haber colgado del mismo un
peso, lo cual 110 hubiera sucedido en la catalepsia.
(/) Un presbítero , llamado Restituto , podia volun
tariamente sustraerse del imperio de los sentidos, y que
dar de tal manera como un muerto , que no solo no sen
tia á los que le pellizcaban y pinchaban, sino que al
gunas veces no daba la mas ligera muestra de dolor cuan
do se le quemaba con el tuego , á no ser que antes se le
hubiera hecho una herida (San Agustin , lib. XIV , De
civitate Dei , c. *¡4).
330 DE LA CATALEPSIA.
mente de la apoplejía (a), de la congelacion (A), de la
sideracion (c) , de la lipotimia (V. Reynell) , de la
asfixia (579) y de la anestesia. No sucede así res-
pecio de la soñacion y del éxtasis.

i
Soñacion. Catalepsia.

1 . Presenta la imagen 1. En la catalepsia los


del sueño. ojos están las mas veces
abiertos.
2. Permite los movi 2. El cuerpo parece
mientos. una estatua.
3. E1 enfermo habla. 3. El enfermo no pue
de hablar.
4. Los miembros no 4. Los miembros con
conservan la posicion que servan la posicion que se
se les ha dado. les dá.

(a) La enferma de Attalin , de que habla Tissot (I.


c. , |). XII) pasaba por apopléctica.
(6) Al regreso de Napoleon por Vilna en 1812 , los
judíos traviesos con el objeto de divertirse en las plazas,
daban á los soldados que habian quedado helados diferen
tes actitudes mititares , que los cadáveres conservaban
macho tiempo. Ya Sennerto habia observado que la ri
gidez que procede del frio , es enteramente diversa de la
catalepsia (1. c., p. 721).
(c) Cardano habla de ocho segadores que estaban sen
tados y comiendo debajo de una encina , cuando fueron
heridos por un rayo, quedando en la misma postura en
que habian sido sorprendidos. Uno parecia estar comien
do , el otro aproximando el vaso á los lábios (lib. de
futgur).
DS (A CATALEPSIA. 331

Éxtasis. Catalepsia.

1. El enfermo está 1. El enfermo parece


muy animado. una estátua.
2. Habla ó cania en 2. Está mudo.
alia voz.
3. Los gestos indican 3. No tiene ningun
el objeto de la contem movimiento voluntario.
placion.

Además de la catalepsia verdadera que hemos de


finido, llamada asimismo catalepsia perfecta, se pre
sentan tambien muchos grados menores de la misma
enfermedad, ó sea catalepsia imperfecta, que hemos
designado con el nombre de afecciones catalépticas,
siguiendo en esto el ejemplo de Rolfink (580) y sobre
todo de Hércules Sajorna (581). Se han visto algu
nas afecciones de este génera en el histerismo (o),
en las calenturas ya continuas (Boerhaave) , ya in
termitentes (¿), y de resultas de la lesion de los ova-

(a) Petetin ,1. c. , y Borsieri , 1. c. , p. 107 , en una


nota. El caso que aquí se refiere, como su autor mismo lo
sospecha , casi no pertenece á la catalepsia. Lo mismo debe
decirse de cierta afeccion histérica considerada como caso
de catalepsia en el jourual de Horn (Archiv. für med.
Eifabrung , 1829 , Méeiz , Abril , p. 248).
(fi) Calentura intermitente perniciosa cataléptica. Véa
te Medicus, Gesch. der period. Krankheiten. 1. B. 2. Aufl.,
1*92 , p. 16. Ephem. nat. cur. , dec. II , an. I , obs. 1.
Véase un caso de catalepsia periódica en un perro , ibid.
ann. V, obs. I. Act. med. y filos. Hafniens. t. III , obs.
TLH. Boerhaave , aphor. , §. 1 1 40. Balding. , Mag. , 1. c. ,
p. 207. Tyssen , Geschiedkundige Bi.schouwing der zick-
ten in de Nederlande. Amsterd. , 1 824.
332 DE LA CATALEPSIA.
rios (Renard). Sin embargo de eso , no se deberían
atribuir á la catalepsia todos los movimientos auto
máticos que se manifiestan en estas enfermedades, tal
vez por la influencia del sueño, como en el hidrocé-
falo (cap. IV) , ó con motivo de las lombrices. Si los
síntomas catalcpticos se observasen solamente en un
lado (o) ó en una sola parte (Tissot) , pero con los
demás caracteres de la enfermedad, no se deberian
excluir de la catalepsia verdadera. Por fin, es necesa
rio saber que la catalepsia puede ir acompañada de la
catájora (¿) , de la soñacion, del éxtasis (c) y lo que
parecerá sorprendente del mismo baile de S. Vito (d).
En este caso se la suele llamar compuesta.

(a) De la Metrie , p. 273. Weber,obs. ined. fase. I,


an. 1764. Véase á Fabric. , 1. c. , p. 69, y á Osio, que no
admiten ninguna catalepsia parcial.
(6) The gazette ofhealth.No. 158, p. 158, feb. 1829
(caso de una muchacha , Sarah Carter , que vivia cerca de
Cambridge).
(c) Véase el Apéndice. Algunos catalépticos , dice R.
A. Vogel ( Prcelet:t de cognosc. et curandis preccipuis corp,
human, afect. Lausan. 1781. Y Tisot , P. II , §. 570 , p,
15 7) , quedan al mismo tiempo estáticos durante el pa
roxismo y refieren cosas admirables de visiones divinas,
de grupos de ángeles , hablan en lenguas que no han
aprendido , y si ha de creerse lo que se cuenta , hasta
predicen segnn parece lo que ha de venir.
(d) El caso referido por Sauvages , de las Actas de la
Academia de Upsal del año 1742 , con el nombre de ca
tatepsia delirante (1. c.) no nos parece otra cosa mas que
«ni catalepsia complicada primero con la soñacion , y
despues con la corea.
DE LA CATALEPSIA. 333

§. IV.

PRONÓSTICO. TRATAMIENTO.

1. Pronóstico. Muy rara vez se encuentran ejem


plos funestos de catalepsia (a), y por consiguiente es
de admirar que á esta enfermedad se la haya decla
rado muy peligrosa (Pison , Sennerto , Boerhaavc).
Algunas veces desaparece á consecuencia de una he
morragia de la nariz (Aecio) ó de la menstruacion
(De la Tour); pero cuando desaparece se reproduce
fácilmente (Sauvages) y es lo mas frecuente que se
repita por toda la vida. La catalepsia es mas grave
en las enfermedades agudas que en las crónicas. Sin
embargo, en este último caso se la ha visto transfor
marse en manía (A) , melancolía (Osio) , epilepsia
(Nic. Pison) y en atrofia (c).

(a) Dodoneo refiere un caso de catalepsia mortal en


sus notas al cap. XLVI de Benivenius , De abditis re—
rum caussis. Loniccr babla de un enfermo muerto en
el paroxismo (De exemp. morb. , cap. de conget. , p. 5).
(A) Marcell. Donat. , 1. c. Un bombre de treinta año?,
de vida enteramente viciosa y desarreglada, habiendo en
trado en una iglesia de Vilna , en 1815 , durante la cua
resma , oyó un sermon muy austero, y muy agitado por
los remordimientos de su conciencia , cayó á la puerta
de la misma iglesia con un ataque de catalepsia. Aunque
este paroxismo se desvaneció al caho de un cuarto de
hora , quedó triste y pensativo*, y despues de algunos
dias fué acometido de una manía que se distinguía prin
cipalmente por la desesperacion , por el temor de un su
plicio eterno , y sobre todo por los esfuerzos que hacia
para huir de un demonio que le perseguía. Este hombrq
334 DE tA CATALEPSIA.
2. Tratamiento. Según las diversas hipótesis qne
han imaginado los autores acerca de la causa próxima
de la catalepsia , han recomendado diferentes méto
dos de tratamiento (consúltese á Pisón, Sennerlo y
Boerhaavc). Por mi parte guiado por las indicacio
nes generales y procediendo con suavidad según acon
seja Tissot, propongo según fueren las circuns lan
dos, las sanguijuelas (cons. el Apéndice), los baños
frios (Marx), los eméticos (Wedel), las lavativas y
supositorios, los antihelmínticos (a), el opio (Wedel),
el sub-sulfato de cobre y el amoniaco, la electricidad
(Cosnier) , el magnetismo animal, la música (¿), el
coito si es permitido, las fricciones, el cosquilleo en la
planta de los pies (Wedel) , la leche y el azúcar
(Apéndice). Atiendo con mucho cuidado á la región
epigástrica (Pelelin y el Apéndice) y procuro ale
jar cuanto es posible la cólera , el terror y los cui
dados.

fué encomendado á mi cuidado , y curó en el espacio de


dos semanas.
(c) Postelio en Journ. de méd. , t. XX, p. ^01,
Boerhaave , 1. c. Este estudiante de leyes vino á parar
á la tabes.
(a) E. c. el aceite de trementina (Weaver , I. c);
pero no como él , en una dosis fuera de razón.
(6) Felroz, en el Diccionario de Ciencias Médicas.
DE LA CATALEPSIA. 335

AL CAPITULO XIY.

ADMIRABLE «1STOMA DE UNA ATALEPSIA COMPUESTA.

Luisa Baerkmann , de edad de veintidós años,


hija de un carpintero de Kiessling y protestante, ha
bía casado con un relojero católico. Tenia ojos negros
y vivos, cabellos rojos; su educación era la conve
niente á una persona de su clase. Hablaba comun
mente en polaco y poseia el alemán; pero de ningu
na manera el italiano , á pesar de que habia vivido
muchos años en la casa de una hermana suya casada
con un hombre de este último país. No era música*
pero habia frecuentado en otro tiempo el teatro. Se
hallaba al concluir el primer año de su felicísimo
matrimonio , y después de una preñez muy buena,
parió el dia 2 de Diciembre de 1815 un niño que
murió á poco tiempo. La madre sufrió una melrorra-
gia bastante grande. Hallándose ya en un complelo
estado de convalecencia, después de haberse lavado
con agua fría las. parles genitales, fue acometida el
23 de Diciembre de una calentura ardiente acompa
ñada de una de esas hinchazones que se llaman
phlegmasia alba dvlens, que apareció en el muslo de—
336 DE LA CATALfcPSIA.
recho. Se recurrió á las sangrías, sanguijuelas, eva
cuantes ligeros , vejigatorios , diapnóicos , diuréticos,
calomelanos, escarificaciones en la parte enferma, y
muchos otros medios locales , unos despues de otros,
y todos sin ningun resultado. Tambien se hinchó del
misino modo el muslo izquierdo. Los tumores adqui
rieron tales dimensiones que los muslos y hasta los
pies triplicaron su volumen. Estas partes estaban tan
sensibles al tacto y al movimiento, que la enferma
se veia obligada á estar acostada , inmóvil y boca ar
riba, y atormentada dia y noche de dolores tan atro
ces que en el ef,pacio de las veinticuatro horas apenas
podia dormir media. Así estuvo, no durante una ó
dos semanas, sino por muchos meses, clavada en la
cama, con calentura violenta acompañada de sudores
copiosos. Abatida con tantos pesares y desesperada,
perdió toda su confianza en los médicos, los despidió
el 4 de Marzo , y puso en práctica los consejos que le
dieron algunos charlatanes y viejas. Uno de aquellos
le prescribió los polvos de cremor de tártaro, de ni
tro, de magnesia y del castóreo que le produjeron
frecuentes y copiosas evacuaciones alvinas, y la con
siguiente gran postracion de fuerzas. Ocurrió enton
ces por casualidad que la enferma se asustó mucho
con la caida de un niño. A poco tiempo, el 19 de
Marzo , cayó en un delirio , durante el cual afirmaba
que estaba buena, queria salir de casa, pedia sus
vestidos, y otras cosas semejantes. Esta escena había
concluido al cabo de una hora por algunos síntomas
de cataiepsia , por lo menos segun se podia inferir de
la relacion de su marido. Esta infeliz, que se había
quedado como un esqueleto exceptuando las partts
hinchadas , volvió á experimentar sus tormentos an
teriores. Despreciando desde entonces todo socorro
humano, y no esperando otro consuelo que el de la
omnipotencia de Dios, le dirigia de dia y de noche
BE LA CATALEPSIA. 337
las plegarias mas ardientes, y renunciando á la religion
protestante abrazó la católica. Mientras tanto, al cabo
de una semana volvió á presentarse el mismo delirio,
acompañado, segun lo que refirieron los circunstan
tes , de cánticos y síntomas catalépticos como habia
sucedido anteriormente. Estos síntomas desaparecieron
otra vez por algun tiempo, decayendo cada vez mas y
mas las fuerzas de la enferma , y acercándose las se
ñales precursoras de la muerte. Los paroxismos se re
petían ya dos veces por semana , constantemente en
tre las cuatro y cinco de la tarde , en' los cuales (se
gun la relacion que siempre hacian los asistentes) la
enferma se presentaba primero cataléptica , despues
quedaba en éxtasis, y al fin , empezando á cantar de
repente se lamentaba de su desventurada suerte é im
ploraba el auxilio del ciclo , sirviéndose del idioma
polaco y mezclando algunas frases enteras italianas.
El marido y los parientes de la enferma miraban to
das estas cosas como el delirio que suele pronosticar
una muerte próxima. Con este motivo llamaban á los
sacerdotes , pero no á los médicos. Ocurrió por casua
lidad que llegó á Yilna Juan Baerkmann , hermano
del marido , doctor en medicina , que habia viajado
por muchos años por Francia y Alemania. Visitó á
la«nferma , pero como la encontró en un estado que
se creia desesperado, y como por otra parte estaba
muy ocupado, no le prestó ningun cuidado especial.
Sucedió tambien por una casualidad que se hallase
presente á uno de sus paroxismos el 1 3 de Mayo ; y
conociendo al instante que no habia delirio sino un
fenómeno extraordinario , me hizo saber sin pérdida
de tiempo lo que habia observado. Al dia siguiente pa
sé á la casa de la enferma á las cinco de la tarde. Quedé
espantado al observar el aspecto horrible de la desgra
ciada , á quien no habia visto hacia cuatro meses , la
cual presentaba la imágen de la muerte, y aun bu-
TOMO vi, 22
338 DE LA CATALEPSIA.
Liera creído que eslaba efectivamente muerta si sus
mejillas un poco encendidas, sus ojos abiertos y fijos,
su respiración sonora y lenta , y su pulso con mas de
cien pulsaciones por minuto, no me hubiesen asegura
do de que vivia. En vano llamé á aquella desgra
ciada por su nombre, y la cogí por los brazos: todo
me probaba que había perdido su conocimiento. Este
estado no duró mucho tiempo, y al cabo de pocos
momentos volvió en sí. «Habéis dormido?» la pre
gunté: «Sí, ciertamente , me respondió , y con mu
cha tranquilidad. » Durante media hora que con
tinuó hablando conmigo , me habló de sus dolores tan
atroces, según decia, que ningún mortal podria to
lerarlos. Con mis palabras procuré darla todo el con
suelo que me fué posible ; pero como nadie me pi
diese remedios, ni yo observase nada de particular , me
retiré. A las ocho de la noche me volvieron á lla
mar ; la enferma después de haber sufrido alguna an
siedad volvió otra vez á quedar inmóvil y sin cono
cimiento. Todavía la encontré en este estado ; pero
presentaba además cierto movimiento en los lábios,
como si estuviese rezando ó hablando consigo misma.
A poco ralo empezó á cantar, primero en voz baja,
y después en voz alta y sonora. Lo que decia no es
taba en verso , pero se advertía en ello cierta especie
de poesía y de rima. Hé aquí sus palabras tales como
las escribí cuando salían de la boca de la enferma;
he cuidado de añadir su traducción.
DE LA CATAIEPSIA. 339

Palabras de la enferma en polaco.

Ach Ty Boze wielki litosciwy!


Ach ratuyze nieszczesliwa.
Pocieszycieiu utrapionych,
Uzbroy mie cierpliwoscia.
Ty tylko jestes nadzieja moja ,
"W Tobie ma ufnose pokladam.
0 wy moi ukochani!
Patrzcie na me udreczenia.
"Widzicie ; jak czlek jest nikczemny ,
Jak malo rozny od prochu.
Boze wielki , Boze dobry ;
Ty moja nadzieja ,
Skroc me cierpienia ,
Lub powroc mi zdrowie.
Niech ci zyc przestaja, ktorzy zyli dlugo na sw cíe,
Lecz ja nedzna poczynam usychac whwiecie.
Nie kars Panie szemrania mego,
"Wszakzem sie juz dawno Twey swietey woli oddala.
Racz tylko pocieszyc kochanego meza,
Ktory ze mna rownie cierpi.
1 wy siostry i bracia zblizcie sie do cierpiacey,
Ona was opuszcza i zegna na wieki.
Lecz nie rozpaczaycie , predzey lub pozniey
Zlacza ñas Nieba statecznie.
Precz okropny szatanic, wszak nie masz domnieprawa.
Kto sie Bogu oJdal, nie ulega twey wladzy.
Oddal sie z mysli moich, poczwaro piekielna,
Bo dusza moja ma inucgo Pana.
3£() DE LA CATALEPSIA.

Traduccion.

¡Dios grande y lleno de misericordia !


¡Ay! socorredmc, ¡yo soy desgraciada!
¡O tú el consolador de los afligidos!
Dadme fuerzas de virtud y de paciencia ,
Porque tú solo eres mi esperanza ,
En tí solo pongo yo mi confianza.
¡ O vosotros , queridos mios ,
Considerad mi afliccion !
Conoced lo poco que vale el hombre ,
Cuan poco se diferencia del polvo.
O Dios grande y lleno de bondad,
Mi única esperanza.
Poned fin á mis dolores,
O volvedme á la salud.
Cesen de vivir aquellos que han gozado largo tiempo
de la vida;
Pero yo , ¡ ay ! yo me seco en flor !
No castigueis, sin embargo, mis quejas.
Porque hace mucho tiempo que estoy entregada á tu
sania voluntad.
¡ Ah ! consuela á mi querido esposo ,
Que participa de mis dolores.
Y vosotros, mis hermanas y mis hermanos, asistidme
en mis combates.
Hé aquí que os dejo y os digo un á Dios para siempre;
Pero no quiero que os desespereis ; mas pronto ó
mas tarde
Dios nos reunirá para no separarnos jamás.
Demonio, huye de aquí, tú no tienes ningun derecho
sobre mí.
Quien confia en Dios no está sujeto á tí.
Quítate de mi espíritu, ¡monstruo infernal!
Porque mi alma se regocija con otro dueño.
DE IA CATAIEVSIA. 34.1
De cuando en cuando dejaba de. declamar para
cantar , segun dicen los italianos , en el modo recita
tivo, sin omitir lo que llaman forte y piano. He aquí
poco mas ó menos su canto.

Ach ty Boze vielkili tosciwy ach ratuyze nieszczesliwa.

Acompañaba su canto con el movimiento de sus


brazos, sobre todo el izquierdo: este movimiento era
moderado , significativo y con cierta dignidad. La
cogí de los brazos y conservaron sin dificultad el
movimiento que les comunicaba cualquiera que este
fuese, y la situacion en que los ponia aunque fuera in
cómoda. Despues de haber presenciado durante media
hora aquel sorprendente fenómeno,. intenté desper
tarla á gritos, cada vez mas fuertes, pero fué en va
no. I>os ojos estaban ciertamente abiertos , pero fijos,
con la pupila inmóvil ; si se aproximaba el dedo á los
párpados no la hacia pestañear, no se observaba nin
gun indicio de verificarse la vision. Pinchándola en
Ja piel con una aguja, la enferma tampoco daba mues
tras de dolor. En aquel momento se me representaron
á la memoria las observaciones de Petetin : aproximé
mi boca muy cerca del epigástriode la enferma y la em
pecé á hablar en voz tan baja que no podia oirme nin
guno de los circunstantes. En aquel instante la enfer
ma, como si volviera en sí, respondió á mis pregun
tas poco mas ó menos de esta manera : Pregunta.
Dormís ? Respuesta. He dormido, pero ahora ya no
'duermo. Pregunta. Sentís algun dolor? Respuesta.
Como siempre , en las piernas y en los lomos. Habien
do dejado descansar algo á la enferma volvió á que
342 DE LA CATAI.EPSIA.
dar calaléplica , y á los pocos minutos empezó de
nuevo á cantar como anteriormente. Procuré enton
ces despertarla del modo común , pero no lo pude
conseguir de ningún modo. Al contrario , hablándola
otra vez en el epigástrio respondía al instante. Esto
mismo se repitió otras dos veces , y en los intervalos
que dejaban sus momentos lúcidos, se repetía la ca-
talepsia y el canto. Califiqué la enfermedad de un éx
tasis acompañado de calalepsia ; y sin embargo como me
proponía hacer otros nuevos experimentos , quise tener
por compañero y testigo á un hombre bastante incré
dulo , no dispuesto á creer con facilidad cosas maravi
llosas: este era Andrés Sniadecki , profesor de química
y al mismo tiempo médico experimentado. Al dia si
guiente y en su presencia se volvió á repetir á cosa
de las cinco de la tarde la misma escena de la vís
pera. .; r.'.
16 de Mayo. Cantó ayer hasta las diez de la
noche: esta fué mas sosegada que las anteriores. Há-
cia las cuatro de Ja tarde manifestó primero alegría,
después exaltación y delirio, diciendo que estaba buena
y pidiendo sus vestidos ; finalmente tuvo un nuevo
paroxismo hallándose presente el doctor Sniadecki, el
profesor de drupa Niszkowski y poco después yo
mismo. Cantaba en voz menos sonora y se servía con
preferencia de la declamación {recitativo). Los pen
samientos que expresó en su cántico fueron los mis
mos. Según su costumbre accionaba mucho con el
brazo izquierdo. Hablándola sobre la región epigás
trica, se excitaba y respondia aunque se la hubie
se preguntado en voz muy baja. Habiendo sido inter
rogada por el doctor Sniadecki en voz también muy
baja y junto á la oreja, también se despertaba y res
pondía. l\o se excitaba su atención ni contestaba
cuando se la hablaba sobre la almohada en que des
cansaba su cabeza. Al contrario , se despertaba y res
DE I.A CATALEPSIA. 34-3
pondía cuando se aproximaba á su oreja derecha la
extremidad de una varilla de hierro de mas de dos
varas de longitud , hallándola en la otra extremidad
el doctor Sniadecki en voz muy baja. El doctor Nisz-
iowski repitió el mismo experimento con igual re
sultado arrimando la varilla al hueso de la frente.
Siempre que se la dejaba descansar caia nuevamente
en el éxtasis y algunas veces en la catalcpsia. Una y
otra cosa podían desvanecerse por el mismo medio.
Entre uno y otro ataque experimentaba , sin tener
conciencia de ello, algunos movimientos convulsivos
de la cara, moviendo también la cabeza. Una vez'
puse una de mis manos sobre la región epigástrica y
otra sobre el occipucio y despertó al inslante. La pre
gunté entonces: Cuando yo hablo, cómo lo sentís? La
enferma respondió: Cuando me habláis junto á la ca
beza lo oigo; pero cuando me llamáis cerca del epi
gastrio , experimento una sensación de calor que me
oprime la respiración y esto me hace despertar. Pre
gunta. Pero cómo sucede el que me oigáis entonces ?
Respuesta. No lo sé, pero hubiera creído que lo mis
mo que antes. Como los paroxismos se reproducían á
hora fija despacs de mediodia , y por otra parle la
enferma comia bastante bien , siguiendo el consejo de
Sniadecki y con el fin de investigar sí aquellos tenían
relación con la función digestiva, se dispuso que co
miese una hora antes. Las evacuaciones de vientre y
orina eran siempre como en el estado normal.
17 de Mayo. Ayer apenas quedó sola la enfer
ma, volvió á caer en un paroxismo de delirio que
duró hasta las diez de la noche. Durante este tiempo
hablaba de estar buena, pedia sus vestidos, conocien
do sin embargo y nombrando á los que estaban pre
sentes. La noche fué buena. Por la mañana, á las
ocho , tuvo un acceso de éxtasis en que estuvo ale
gre; sus cánticos se referian á unos ángeles hermosos,
344- DE LA CATAT.EPSIA.
coa los que jugaba y para quienes creía estar cogien
do flores. A las once comió. Hacia las cuatro de la
tarde , nuevo acceso de éxtasis con mucho llanto , pro
vocado por el aumento de los dolores de los pies como
la enferma lo refirió después. De cinco á siete , en
presencia de los doctores Sniadecki, JNiszkowski,
Baerkmann y yo , y cuando se hallaba en un estado
cataléptico, se aplicó á la oreja derecha una varilla
de vidrio de dos y media varas de largo, habiéndola
Sniadecki en la otra extremidad. Al cabo de un mi
nuto se despertó diciendo que sentia calor junto á la
oreja, pero nada mas. Habiendo vuelto al instante á
quedar cataléptica , se aplicó la misma varilla hueca
de vidrio, pasando por dentro un alambre de hier
ro ; entonces se despertó mas pronto hablando de una
sensación de calor: habiéndola preguntado si habia
oido, manifestó que habian hablado tan bajo que no
habia podido entender nada. Se aproximó á su oreja
una varilla de carbón de la misma longitud, se des
pertó al instante y comprendió cuanto se la decia.
Deseosos de saber si los ojos eran sensibles á la luz
mas débil , lo mismo que lo eran los oidos al sonido
mas leve, hicimos cerrar las ventanas, pero lodo fue
en vano. La enferma en efecto no se despertaba es
pontáneamente, y cuando se la hubo despertado no
pudo ver en la oscuridad. Habiendo aproximado á su
oido mi reloj , cuyo golpe era imperceptible , se des
pertó al instante. Lo mismo sucedia cuando se la to
caba en los pies enfermos. Durante el éxtasis su sem
blante estaba sereno y cantaba diciendo que habia de
curar ; porque Dios, habiendo escuchado sus plegarias,
la habia enviado unos hombres á quienes ella miraba co
mo dioses , esperando que mediante sus esfuerzos se
desvanecerla su enfermedad , pero no sin experimen
tar antes dolores. La enferma intercalaba muchas ve
ces entre sus expresiones las siguientes palabras :
DE LA CATALEPSIA» 345

Barkmanowa bedzie zdrowa.


La esposa de Baerkmann se curará.

1 8 de Mayo. Despues de mi salida puso bien


pronto fin á aquella escena un delirio alegre: algunas
gotas de láudano líquido le proporcionaron una noche
inuy tranquila. Por la mañana cantó algo como el
dia anterior. El doctor Niszkowski hizo unas incisio
nes bastante profundas en las piernas : salió un hu
mor hinfático, y bajó algo el vohímen del tumor. A
las tres de la tarde se manifestó la catalcpsia. Duran
te la misma el doctor Sniadecki hizo los experimen
tos siguientes : Tocaba ligeramente la piel con las
barbas de una pluma para examinar si el mas suave
contacto, como el mas ligero sonido, produciría un
efecto mas evidente. La enferma alargó al instante el
brazo hácia la pluma y la cogió con vehemencia con
la mano; pero habiéndosela quitado por la fuerza,
extendía ambas manos hácia aquel objeto á donde
quiera que se le llevase. Estos movimientos no pare
cían voluntarios , porque sus brazos seguían al pare
cer maquinalmente á la pluma , como dos cuerpos
electrizados que se hubieran atraido. Dejamos la plu
ma sobre la mesa y entonces sus brazos quedaron
quietos ; pero habiendo vuelto á tomarla en la mano,
otra vez volvieron igualmente los brazos á dirigirse
hácia ella. Habiendo llevado esta pluma á otra pieza,
fué tal la agitacion de la enferma, que casi saltó de
Ja cama con los brazos dirigidos hácia ella. El lacre
3£6 DE LA CATALEPSIA.
producía los mismos efectos. Yo le tenia en una mano
y en la otra la pluma, colocándome lejos de la enfer
ma de modo que no me hubiera podido ver aunque
hubiera gozado de la vista, y sin embargo de eso diri—
gia sus dos brazos hácia estos dos objetos. El doctor
Baerkmann la presentó el sucino ó ambar, y la ac
cion de esta sustancia fué igual á la de la pluma y
del lacre. Pero todos estos objetos solo producian tales
efectos cuando estaban en las manos de alguna per
sona, pero no cuando se hallaban sobre la mesa. El
vidrio aproximado á la enferma no excitó ningun
movimiento de los brazos. Viendo así que los cuer
pos idioeléctricos producian tanto efecto en el cuerpo
de la enferma, me ocurrió el pensamiento de arri
mar á ella un gato, como animal eléctrico en sumo
grado. Cogí, pues, con una mano un gato pequeño,
y manteniéndome á un pie de distancia de la enfer-.
ma, empecé á frotar ligeramente con la otra mano el
dorso del animal. En el momento fué acometida la
enferma de atroces convulsiones, agarrándose la cabe
za con ambas manos y alejándose de aquel objeto que
la causaba tanto horror. Para despertarla tuvimos
que pronunciar su nombre al oido en voz baja. Des
pierta ya afirmó que poco antes habla experimentado
una grande ansiedad. Habiéndola preguntado si podia
sufrir los gatos, contestó que era cosa imposible para
ella. Durante todo el tiempo de aquellos experimen
tos la enferma permaneció cataléptica, y no extática
como otras veces ni cantando.
i 9 de Mayo. Ayer tarde , hallándose el marido
tres piezas mas allá del dormitorio de la enferma y
sin poder ser visto por la misma, contando á su her
mana la historia de la pluma , y habiéndola tomado
en la mano por casualidad , la enferma que entonces
se hallaba en su pleno conocimiento , empezó á deli
rar , extendiendo las manos hácia la pluma. Lia
DE IA CATAIEPSIA. 347
maron al marido, este dejó aquel objeto y todo se
sosegó. La noche fué buena. Por la mañana la hicie
ron la cama , cosa que solo se podía verificar cada diez
días á causa de los atroces dolores que la hacia sufrir
el menor cambio de posicion. Con este motivo Nisz-
kowski reconoció un tumor con fluctuacion que ocu
paba las nalgas y los muslos. De las incisiones hechas
el dia anterior salia una gran cantidad de serosidad.
Las rodillas se habian deshinchado un poco. Volvió á
cantar como tres dias antes, y comió con poco apeti
to. A las tres de la tarde fué acometida de la catalep-
sia y del éxtasis. Habiendo entrado un perro por ca
sualidad en su cuarto experimentó la enferma una vi
va inquietud hasta que se le hizo salir de allí. Se re
pitió el experimento de la pluma con el mismo re
sultado y á la distancia de dichas tres piezas : despues
de este experimento se siguió un rechinamiento de
dientes. Sniadecki le repitió con la seda, y el resul
tado fué el mismo. Despues de estos experimentos
cantaba una y otra vez , pero con una voz mas pro
funda y mas débil. Habiendo hecho muchos experi
mentos respecto de los sentidos de la vista , del oido
y del tacto, quise tambien examinar el del gusto. Mo
jé un lienzo con una disolucion de azúcar en agua fria
y le apliqué á la region epigástrica, por la cual oia
la enferma con tanta facilidad , y habiendo colocado
mi mano muy cerca de la misma region hablé á la
enferma sobre el vértice de la cabeza y con voz muy
baja. No se despertó; pero habiéndola magnetizado,
en este estado respondia á mis preguntas. P. Dormís?
R. No estoy despierta. P. Veis? R. Ni veo ni oigo.,
P. Sin embargo oís mi voz ? R. La oigo, pero solo
oigo la vuestra. P. Cuántas personas se hallan aquí?
(Se encontraban los doctores Niszkowski , Barankie-
wiez, Hamolicki , Herberski , muchos parientes y
amigas de la enferma.) íí. No lo sé : por su ajientoi
3 18 DE LA CATALEPSIA.
sé que hay muchas personas ; pero ni las veo ni las
oigo. P. Me conoceis? R. Sí. P. ¿Quién soy yo ? R.
(despues de algunos instantes) José Frank , mi bien
hechor y mi salvador, &c. P. Queréis que os mag
netice ? R. No me parece necesario , porque yo mis
ma conozco lo que se requiere para que recobre la
salud. P. Pues qué se necesita ? R. Antes de todo un
güento para mis rodillas. P. Cuál? R. No lo sé. P.
Es blanco ó negro ? R. Mas bien negro. P. Cuántas
veces al dia ? R. Tres veces. P. Son aun necesarias
las incisiones ? R. El tiempo nos lo dirá ; pero yo
pienso que serán necesarias. P. Y qué se hará des
pues ? R. Cuando los muslos estén libres de la sero
sidad , será preciso hacer uso de los baños. P. Y son
tambien necesarios los remedios internos ? R. Igual
mente. P. Cuáles? R. La corteza de quina. P. Cómo
se deberá preparar? (A esto respondió que era nece
sario infundirla en agua fria, exactamente lo mismo
que habíamos hablado el dia antes entre los médicos).
P. Están enfermos vuestros huesos ? R. No ; pero es
tán debilitados por efecto de un decúbito tan largo.
P. Los veis? R. No los veo ciertamente; pero ay !
los siento demasiado. P. El uso del fósforo está indi
cado en este caso? ñ. Pienso que el fósforo es una
cosa ardiente , no me aliviaría. P. Y la rubia de los tin
toreros? R. Por qué no ? P. Y el agua de cal con la
leche ? R, Dudo mucho de que mi estómago pueda
tolerar la leche, porque en el estado de salud la de
vuelve. P. Pero tal vez despues de la quina? R. Pue
de ser : en cualquier otro momento yo temeria la
diarrea que me ha perjudicado mucho. P. Qué ali
mentos os convendrán? R. Los alimentos subácidos y
la carne de pollo. P. Y el chocolate? Tí. De ningun,
modo: me enardece demasiado. P. Y la música? R.
Sería útil para recrear mi espíritu ; pero la compañía
de mis amigos me procura este alivio, porque estoy
DE LA CATAIEPSIA. 3{9
muy mal cuando me hallo sola, entregada á mis do
lores y á mis pensamientos. La música ocasionaría
muchos gastos, y hemos ya gastado tanto con motivo
de los medicamentos (no dijo los médicos... tanta.cra
su delicadeza ! ). P. Os canso tal vez con mis pregun
tas ? R. Lejos de eso encuentro mucho gusto en po
der hablar largamente acerca de mi salud. P. Cuán
do volvereis á tener vuestra menstruacion ? >R. No
mucho antes de que me levante y tome los baños;
porque es dificil que una mujer acostada, que no mue
ve mas que los brazos y la cabeza , tenga un periodo
menstrual. P. Creeis que todavía tendreis hijos ? B.
Sí lo creo; pero no puedo determinar su número. En
tonces el doctor Barankiewicz hizo una pregunta á
la enferma á la que nada respondió. Le pedí que me
diera la mano; y manteniendo yo la otra constante
mente aplicada á la region epigástrica él mismo la
volvió á preguntar: P. Quién soy yo? B. El doctor
Barankiewicz (no habia visto á este médico entrar
en el aposento). Entonces volví yo á seguir mis pre
guntas. P. Qué teneis sobre la region precordial ? B.
Agua azucarada. P. Cómo lo sabeis ? B. Percibo la
sensacion de un calor húmedo que desde esta region
sube hasta la lengua , y en seguida esta siente una
ligera sensacion dulce. P. Esta sensacion os agrada ?
B. Mucho; aumenta un poco mi calentura, pero esto
no me perjudica , y aun me excita algo á hablar. P.
Me permitireis que aplique alguna otra cosa sobre
esta region ? R. Lo permito , pero nada me será tan
agradable. P. Hay algun medio para que yo pue
da haceros ver? R. Es necesario que lo piense.
Sí le hay, si me pusiesen tres sanguijuelas en la
cabeza , yo veria y acaso oiria á todos. Entonces man
dé que la quitasen el trapo empapado en agua azu
carada. En el momento despertó; afirmó que habia
dormido muy bien y que habia disfrutado de un sue
350 DE LA CATALEI'SIA.
fío agradable. P. Qué teníais sobre la region epigás
trica? R. Alguna cosa húmeda. P. El qué? R. No
lo sé. E1 pulso ha estado hoy mas frecuente y mas
débil.
20 de Mayo. Buena noche ; el dolor de la rodilla
era menor; esta parte permite hasta el contacto de la
mano. A las cuatro de la tarde catalepsia. Cuando al
guno de los circunstantes mueve bastante el brazo ó
la cabeza , la enferma hace el mismo movimiento;
Lo mismo sucede cuando una persona colocada en el
tercer aposento hace con intencion algun movimiento;
pero si se introduce la mano en un vaso de vidrio, se
puede mover el brazo sin que la enferma haga movi
miento alguno. Aplicando una de mis manos á la re
gion epigástrica y otra á la cabeza la enferma se des
pertaba. Pero habiéndola aplicado como ayer una di
solucion azucarada á la region epigástrica y tocado
yo esta region preguntándola al mismo tiempo , al
instante quedó magnetizada. Con esta disolucion re
cobró espontáneamente la facultad de hablar, expli
cando su accion como lo había hecho la víspera, y di
ciendo además que la disolucion del azúcar producía
en ella lo que el magnetismo en otros. Cuando estaba
despierta decía no conocer el magnetismo. Sniadecki,
Niszkowski , Mianowski y Baerkmann hicieron va
rias preguntas separadamente á la enferma y no ob
tuvieron contestacion alguna ; pero en el momento en
que todos hicieron una cadena con sus manos y que
yo di la mia derecha á Sniadecki , la enferma respon
dió á todas sus preguntas segun el orden en que se
hallaban , ya sentados , ya de pies. Solo se equivocó
(y tal vez mas en el nombre que en la cosa misma)
diciendo que Niszkowski estaba sentado y Mianows
ki en pie , siendo lo contrario. Cuando yo separaba
mi mano izquierda de su epigástrio no respondia á
ninguno ; pero luego que volvía á ponerla , la enfer
DE LA CATALEPSM. 351
ma hablaba de nuevo. Os molestan nuestras pregun
tas? la pregunté yo. Ii. Al contrario, me agradan,
porque tengo muchas cosas que decir acerca de mi es
tado. P. Queréis decirme vos sola lo que pensais , ó
que os siga preguntando ? R. Para mí es mas fácil
responder á vuestras preguntas. P. Decidme , de qué
manera venís á quedar en el estado en que ahora os
encontrais? R. La violencia del dolor me priva de la
facultad de ver y oir , lo cual me hace perder el co
nocimiento sin que se confundan mis ideas. P. Aca
so no podeis percibir el sabor y los sonidos sino por
la region precordial? R. El sabor del agua azucarada
solo le percibo por la region precordial ; pero tambien
podría percibir los sonidos por lo alto de la cabeza.
Quité el paño azucarado de la region epigástrica y le
puse en otros parajes: efectivamente, no respondía
á mis preguntas. Lo mismo sucedió aplicando en
aquel sitio una infusion fria de la corteza de quina.
Entre tanto el doctor Baerkmann, ayudándole el doc
tor Sniadecki, puso sobre el cpigástrio una disolucion
de sal. La enferma continuó hablando , pero su sem
blante primero sereno, se presentó poco despues seve
ro. Entonces la pregunté. Qué es lo que sentis ? R.
Siento un gran peso cerca del epigastrio , sobre el
cual hay algo que pesa mucho, que dificilmente pue
do tolerar , pero que no puedo indicar. P. Quién os
lo ha puesto en esa region? R. Baerkmann con la
ayuda de Sniadecki ; pero siento una gran moles
tia. Entonces hice aplicar de nuevo sobre el cpi
gástrio la disolucion azucarada. P. Os encontrais
mejor? R. Aun no enteramente. P. Queréis agua
azucarada? R. Sí. P. Y agua magnetizada ? R. No. P.
Queréis beber vos misma? R.. No veo el vaso, dad
me algunas cucharadas de las de café. Apenas apro
ximé la cuchara á sus lábios , se inclinó hácia delan
te y la tragó con avidez. P. Bueno ; estais ya mejor t
352 DÉ IA CATAtEI'SIA.
JJ. Sí ciertamente : en verdad es ridículo que una co
sa de tan poca importancia pueda producir tanto
efecto. P. Llevo dinero encima? R. Los metales co
mo el oro y la plata no tienen arción sobre mí (Snia-
decki me habló en secreto). P. Qué es lo que mas os
afecta? Ninguna respuesta. P. Porqué no respondéis?
R. No comprendo la pregunta que os han sugerido.
P. Qué cosas os producen molestia ? R. Cuando las
personas mueven los brazos ó la cabeza , y cuando se
menea alguna pluma de las alas de las aves. P. Qué
efecto os causa el vidrio ? R. Yo le sufro bien. P. Y
el lacre? R. (con ceño) Ah! no puedo tolerarle, qui
siera hacerle mil pedazos ; (encolerizada) su nombre
solo me atormenta. P. Queréis agua azucarada ? iJ.
Sí, la quisiera, porque me siento mal. P. Queréis
que cantemos ? R. Bien. Entonces hallándose presen
te un cantor italiano llamado Tarquinio , que habia
concurrido por casualidad , sin que la enferma le vie
se ni supiera que se hallaba en Vilna , le invité á que
cantara. Hacia ya dos años que se habia ausentado,
y llevaba solo un mes después de su regreso , cuando
se hallaba ya la enferma próxima á la muerte. Yo
canté con él el principio del dúo, de la ópera titulada
I)ébora y Sisara : « Al mió contento in seno. » La ca
ra de la enferma expresaba placer. P. Os agrada
nuestro canto? R. Sobremanera. P. Quién ha cantado
conmigo? R. Podria adivinarlo. P. Pues quién? R.
Tarquinio. P. Deberemos volver á empezar nuestro
canto? R. Mucho lo deseo. Entonces cantamos el
principio del dúo de la ópera Giulietta é Romeo:
« üunque mió bene. » P. Conocéis este canto ? R. Es
de una ópera italiana ; pero demasiado triste y me
pone mas melancólica. P. Queréis una música mas
alegre? R. Os lo suplico. Entonces Tarquinio cantó
el principio del dúo de la ópera La Molinera: «Nel
cor piu non mi sentó brillar la gioventu. » La cara de
DE IA C.4TALEPSM. 353
la enferma se manifestó serena y risueña , moviendo
la cabeza y llevando el compás con las manos. Apenas
acabó el canto, ella repitió la misma melodía. No pue
do cantar en italiano, dijo, pero no estará mal en
polaco. Entonces cantó las palabras polacas que ha
blaban de las esperanzas de su curacion, acomodán
dolas á aquella música. Mientras tanto el ciclo, que
antes estaba sereno, se habia cubierto de nubes y
llovía copiosamente : la pregunté : Qué tiempo hace ?
R. Llueve muchísimo. P. Oís caer el agua? R. No,
pero lo sé por el peso del aire. P. Sería bueno abrir
las ventanas? .ñ. Hácia el mediodía; pero no á otras
horas. P. Por qué ? R. Me encuentro mas fuerte por
ía mañana , porque despues de la comida me repi
te el paroxismo; pero ahora me siento fatigada. P.
Cómo deberemos despertaros? R. Soplándome en la
boca ó en la nariz; hablándome en el cuello. P. De
qué manera os agrada mas? R. Soplando. Entonces
mandé al marido que lo hiciera, cosa que la hizo son
reír al instante, y volvió en sí. Preguntada enton
ces sobre si habia dormido, respondió: He dormido
bien. P. Habeis soñado? R. No creo haber soñado.
P. Habeis oído música? R. De ninguna manera. P.
Conoceis á Tarquinio. R. Le he visto hace seis años.
A la sesion de este día concurrieron además otros dos
doctores en medicina , Abicht y Meyer.
21 de Mayo. El sueño de la enferma ha sido
tranquilo y. no interrumpido hasta las siete de la ma
ñana. A las diez catalepsia. Ya empezaba á cantar;
pero habiendo entrado un anciano y arrimado á la
cama un baston con un gran puño de metal, calló
de repente. Entonces el marido se llevó el baston;
pero la enferma extendió las manos , se puso encen
dida , y empezó á rechinar los dientes manifestando,
en la cara su indignacion ; de modo que el marido
hubo de despertarla soplando ligeramente. A las dos
TOMO VIt 23
354 DE LA CATAt.EPStA.
de ta tarde , habiendo quemado casualmente unos peda
zos de sucinoque olían mucho, al instante perdió el co
nocimiento , se puso agitada, se le encendió el rostro, y
daba muestras de gran inquietud. Habiéndola desper
tado otra vez por medio de la insuflacion , aseguró
que habla sufrido una grande opresion de pecho , y
que se encontraba casi muerta. A poco rato se puso á
bordar ; pero despues de haber acabado cuatro dicn-
tecillos (porque el dibujo del bordado los tenia) per
dió el conocimiento , y aunque con los ojos fijos y los
párpados sin movimiento, continuó en su tarea de
tal modo que aun acabó otros cuatro picos parecidos á
los primeros, haciéndolos con todo el arte que cor
respondía : sin embargo tenia clavados los ojos en otra
parte y no percibió los gritos de los circunstantes.
Habiéndose despertado por sí misma, quedó admira
da de que su obra estuviese tan adelantada , y soste
nía que su hermana la había hecho, diciendo que
durante su sueño le había sido imposible bordar. A
las cuatro de la tarde , haltándose ocupada en la mis
ma labor, fué acometida del éxtasis, á pesar del
cual continuó cosiendo por algunos minutos; pero
habiéndole aproximado á los ojos un pedazo de papel
mas grueso , cerró al instante los párpados y con sem
blante demudado é indignada arrojó lejos de sí el bor
dado. Despues, ya mas tranquila, empezó á cantar
poco mas ó menos lo siguiente : « Ya es tiempo de que
interrumpa mi tarca , porque necesito pensar en mi
salud, <i Entonces entro un sugeto que estando des
pierta había dicho que le era desagradable : calló al
instante , se puso encendida y rechinó los dientes. A
las seis, hábiendo recobrado el uso de los sentidos,
manifestó una alegría no acostumbrada; entreteniendo
se agradablemente con los asistentes, y riendo casi
de continuo. A la media hora volvió á quedar cata-
léptica. Entonces el doctor Baerkmacn, habiendo apti
DE LA CATALEPSLA. 35S
cado ana de sus nianos al cpigástrio y la otra á la
cabeza , la habló de esta manera : En qué estais aho
ra pensando? Despues de una ligera pausa respondió
en voz baja y con alguna dificultad : Pienso en lo que
podrá ser mejor para mi enfermedad. P. Es decir que
ya fo conoceis ? R. No os lo puedo decir bien , porque
no tengo azücar en el epigástrio. P. La queréis? R.
Mucho, porque al instante quedaré contenía y habla
ré mas pronto y con mas facilidad. Se le puso sobre
el epigástrio un paño doblado mojado en una disolu
cion de azücar, y al instante se manifestó en su sem
blante la alegría'y el contento. P. Esto es muy agra
dable para vos? R. Ciertamente muy agradable; pero
arrimad el dedo pulgar al paño, si quereis que os
hable cón mas facilidad. Arrimó en efecto el dedo al
epigástrio y la'prcguntó: Qué sentis ahora? R. Sien
to atimento de calor y un sabor dulce. Ahora pre
guntadme. P. Podríais distinguir los colores de los
objetos que se os pongan sobre el epigástrio ? R. Tal
vez podria. P. Podríais leer en un libro que yo apro
ximase ? R. Muy dificilmente. P. Podriais sin duda
distinguir algunas letras grandes? R. No podria ser
sin un grande" esfuerzo. P. Permitis que se haga esta
prueba? Entonces, en vez de responder , su sem
blante se puso muy encarnado , y manifestó una gran
de indignacion , con castañeteo de dientes y temblor.
P. Quéré/s agua azucarada? R. La deseo, pero solo
una.cucharada pequeña. P. Tomaríais algo de ali
mento? R. Le apetezco mucho. P. Qué quisierais
tomar? R. Queso, pan, con manteca fresca y cerve
za. P. Queréis que os despierte de vuestro sueño?
R. Sí, porque tengo mucha hambre. P. Cómo po
dría 'despertaros? i?. Sopladme de cerca, porque
si lo'hicieseis de lejos habria de levantarme de la
cama. Cuando estuvo despierta , no se acordaba de
nada de cuanto habia sucedido.

I
35G DK LA CATALEPSIA.
22 de Mayo. Ha pasado una noche agitada ; por
la mañana está en su conocimiento y llora. Nada sa
le de las heridas de los pies. A las cuatro de la tarde
queda cataléptica. Experimenta dos paroxismos de éx
tasis con canto. A las cinco encontré á la enferma
simplemente cataléptica con un aire mas triste que
tenia de costumbre, hallándose presentes los doctores
Barankiewicz y Baerkmann. En el momento tomé
un pequeño pedazo de paño de color de escarlata,
que habia llevado conmigo sin decirlo , le empapé en
una disolucion de azúcar, le apliqué á la region epi
gástrica, y habiendo puesto encima la mano izquier
da hablé con la enferma de la manera siguiente : P.
Me parece que estais mas triste que acostumbrais.
R. Efectivamente estoy mas triste. P. Por qué? R.
Padezco mucho , porque la materia ha dejado de cor
rer de mis piernas. P. Qué se deberá hacer, pues?
R. Nuevas incisiones. P. Dónde ? R. Debajo de los
parajes abiertos. P. Qué teneis en el epigástrio? R.
Azúcar ; esto es lo que me da la facultad de hablar.
P. Qué mas teneis ? R. Un pedazo de lienzo. P. De
qué color? R. Blanco. P. Estais mas segura de ello?
R. No le veo, pero así me le presenta mi pensamien
to. P. Debo haceros mis preguntas con las pala
bras, ó tambien podeis comprenderlas cuando toda
vía se hallan en mi mente ? R. Me es mucho mas,
fácil si las expresais con palabras. P. Me permi
tireis que os haga una sola pregunta con mi mente ?
fí. Señor, mi estado no durará mucho tiempo.; mi
espíritu no puede soportar tan grande esfuerzo ; mis
ideas empiezan á confundirse ; las venas de mi cabe
za están dilatadas , y sino se me socorre al momen
to, amenaza romperse una de ellas. Esto me volverá
maniática sin esperanza de recobrar jamás mi razon.
¿Qué ventaja me ofrecerá entonces la vida en tal
«ltsventura? porque viviré, "pero maniática. En un
DE LA CATALEPSIA. 375
sueño de la noche anterior alguno me lo ha dicho así.
P. Quién? R. Un espíritu. P. Qué dijo? >R. Dijo:
« Qué haces ? crees tú que en ese estado podrás vi
vir mucho tiempo? Nada de eso; implora un pronto
socorro, ó de otro modo te quedarás imhecil. » P.
Qué se deherá hacer para impedir un mal tan grande ?
>R. Es preciso aplicarme tres sanguijuelas á cada lado
del vértice de la cabeza. P. Cuándo? R. Mañana á
las diez de la mañana. P. Cuánto tiempo deberá cor
rer.la sangre? R. Si corre largamente , solo una ho
ra; si no fuese así, dos horas. P. Esto no os debilita
rá? ñ. Nada de eso. P. Se deberá hacer en el mis
mo día la incision de la pierna? R. No, porque aun
cuando yo no deba debilitarme mucho por las san
guijuelas, sin embargo me debilitarán un poco: será
mejor dejar la incision para el dia siguiente. P. Des
pues de la incision qué se deberá hacer ? R. Correrá
la materia , el tumor disminuirá y entonces será
tiempo de aplicar el ungüento. P. Quién deberá pres
cribir ese ungüento, Sniadecki , Niszkowski ó Frank?
R. Es igual, uno ú otro con tal que sea bueno. P.
No podría darse salida á esta materia por la via de
la orina ? R. Ya se ha intentado ( en efecto desde
el principio de la enfermedad se habian usado los
diuréticos por consejo mío), pero en vano, porque es
ta materia está fija y tenaz. P. Os acordais de cuan
do cantais ? R. Me acuerdo , el cantar me alivia. El
estado en que me hallo es muy violento ; no durará
mucho tiempo sin que se perturben mis ideas (en
efecto sudaba toda la cabeza). P. Pensais con todo
vuestro celebro, ó solo con una parte de él? R. Yo
pienso con todo mi celebro, y estoy muy fatigada.
P. Debo despertaros? R. Sí, será bueno disipar mis
ideas tristes. P. Luego que esteis despierta, no cae
reis en una tristeza mucho mayor ? R. Si alguno me
hablase no caería en ella. Entonces desperté á la en
358 DE LA CATALEPSM.
ferma soplando. Su primer movimiento fué enju
garse el sudor con su pañuelo. P. Habeis dormido?
it. Sí, pero el sueño ha sido pesado. P. Habeis soña
do? R. No me acuerdo. P. Habeis soñado la noche
anterior? R. Creo que sí, pero se me ha olvidado. P.
Por qué estais tan triste? R. Padezco mucho. Esta ma
ñana por la primera vez he sentido un gran vértigo.
La materia ha cesado totalmente de correr. Le hablé
en seguida de la aplicacion de sanguijuelas y de ha
cerle incisiones en las piernas , y la. enferma me pre
guntó con curiosidad cuál habia de ser el número de
las primeras y en qué paraje se aplicarían: me es
forcé en consolarla con la esperanza de una pronta
curacion , y en efecto con esto dejé mas tranquila á
aquella desgraciada.
23 de Mayo. Ayer , apenas se quedó sola la en
ferma, experimentó algunos vértigos; en seguida se
presentó el delirio y quiso maltratar á su marido y
á los asistentes. Despues aumentó cada vez mas su
perturbacion, quedó en un estado de soñacion del todo
espontánea y repitió muchas veces : « Si no me apli
can las sanguijuelas en seguida y antes de que se pon
ga el sol, soy perdida para siempre. » En seguida y
despues de haber meditado algo, añadió: «Dije que no
se me aplicasen sanguijuelas hasta mañana á las diez,
y me equivoqué, porque ahora veo que es necesario
aplicarlas antes de ponerse el sol.» Se trajeron san
guijuelas y se las pusieron en el vértice de la cabe
za: la enferma preguntaba sin cesar si todavía estaba
el sol sobre el horizonte. Luego que la aseguraron de
que asiera, se felicitó de ello y quedó mas tranqui
la. Las sanguijuelas estuvieron sacando bastante san
gre por espacio de una hora. La noche no fué muy
Buena. Sin embargo, por la mañana la enferma es
taba alegre, y afirmaba que nunca habia tenido la
cabeza tan libre como aquel dia. A las cinco de la
I)E LA CATAIEPSIA. 359
tarde la visité , y si alguna vez la encontré con sem
blante sereno y en su completo juicio fué en aquel
momento. Sniadeclci, Niszkowski, Barankiewicz y
Baerkmann observaron lo mismo. La vista y el pul
so principalmente habian mejorado. La tumefacción
de los lomos , la tensión y el dolor al tacto habian dis
minuido mucho. La enferma , nada debilitada por las
sanguijuelas , continuó usando de la quina.
Desde el SH ol 30 de Mayo no hubo paroxismo
alguno. La cara y los demás fenómenos habian me
jorado , excepto el pulso que todavía presentaba ciento
treinta pulsaciones. Se habian hecho muchas incisio
nes en los muslos, de donde corria una gran canti
dad de serosidad. El 31 de Mayo tuvo primeramen
te una lipotimia , y después un paroxismo de catalcp-
sia simple que se prolongó media hora y se disipó
espontáneamente. Desde aquella fecha al 1 2 de Ju
nio continuó mejorando de dia en dia. Se abrieron
unas fuentes en los muslos de que salió una gran can
tidad de serosidad, sin que por eso se deshinchasen
mucho; sin embargo de esto la enferma recobró sus
fuerzas, engordó y estaba muy contenta de su suer
te. El 14 de Agosto después de una calentura con vó
mitos se presentó una erisipela en los muslos que se
extendió poco á poco hasta los pies , é hizo desaparecer
la mayor parte de su tumefacción. A esto se siguió
la aparición de las reglas , las cuales corrieron bien, y
la enferma se encontró completamente curada excep
to de la rigidez de las rodillas que la estorba para
andar, y hoy (30 de Mayo de 1817) goza todavía
de una salud floreciente. Mas tarde se hizo embara
zada y tuvo un aborto. En 1823 la dejé con muy
buena salud.
360

NOCIONES PREPARATORIAS PARA EL TRATADO DE


1AS VESANIAS.

§• I-

GENERALIDADES.

1. Objeto. Al emprender la descripción de una


de las parles mas oscuras de la historia de las enfer
medades del sistema nervioso , á saber , las vesanias,
hemos creído que sería ulil que precediese á la des
cripción de las enfermedades que corresponden á ellas,
es decir, las alucinaciones y las manías, algunas no
ciones preparatorias. También esperamos que eslas
nociones difundan alguna claridad sobre esa parte
oscurísima de los capítulos precedentes que trata de
las causas próximas de los sueños , de la pesadilla, de
la soñación , del somnambulismo , del éxtasis y de la
calalepsia. Este capítulo es por consiguiente un epi
sodio que sirve ya de complemento á la historia que
hemos presentado de dichas enfermedades, ya de in
troducción á las demás que nos resta todavía exami
nar. Hemos hecho con sencillez un ligero exámen
ñsiológico-patológico de la acción de los sentidos y de
las facultades del alma.
2. Advertencia. En el ligero exámen que vamos
AL TRAT. DE LAS VESANIAS. 36 1
á hacer de un asunto lan grave, ligado necesariamen
te con la psicología y la filosofía moral, nos absten
dremos de especulaciones metafísicas cuanto nos sea
posible , y guiados por el sentido común nos atendre
mos tínicamente á lo que nos diga la experiencia.
3. Observaciones generales. Los sentidos están des
tinados para recibir las impresiones. Además de los
cinco sentidos externos es necesario admitir otro in
terno universal (cap. I , §. III, 22). Las impresio
nes recibidas por los sentidos son trasmitidas al ce
lebro por sus nervios propios. El celebro goza de lá
facultad de recibir las impresiones que se le comuni
can. Cuando el celebro hace uso de esta facultad, ejer
ce la atención. Aplicando esta atención , las impresio
nes recibidas por medio de los sentidos y de los ner
vios excitan en el celebro imágenes que corresponden
á los objetos que han obrado en los sentidos , ó en
otros términos, que el celebro se representa á sí mis
mo las imágenes que ha recibido. Estas imágenes se
llaman ideas, algunas veces nociones. De las ideas, ya
procedan de los sentidos externos, ya del sentido in
terno universal , nace en nosotros la conciencia , es
decir , que conocemos nuestro estado relativamente á
las cosas exlernas y nuestra propia condición. Ade
más residen en el celebro las facultades : 1 ,° de repro
ducir las ideas recibidas , aunque el objeto que las ha
ya excitado se halle ausente (memoria); 2.° de crear
ideas nuevas con las ideas recibidas (imaginación J ; y
3.° de separar, juntar , comparar las ¡deas , descu
brir y determinar su diferencia (raciocinio y juicio que
es su efecto). Todas estas facultades consideradas en
su conjunto se designan con el nombre de inteligencia
ó ingenio. Su ejercicio presenta ocasión para otras nue
vas impresiones. Pero todas estas , ya procedan de los
sentidos, ya del ejercicio de las facultades intelectua
les, afectan al cuerpo de un modo agradable ó des-
362 ROCIONES PREPARATORIAS,
agradable. De aquí nace el placer ó cl^dolor. Aquel
engendra los deseos, estc las arersiones.^L¿)S deseos y
las aversiones satisfechos ó no satisfechos excitan afec
tos agradables ó desagradables. Los afectos agradables
producen el placer, los desagradables el fastidio. De
estos afectos unidos á la atencion y á la imagina
cion nacen las pasiones. Estas se dividen comun
mente en excitantes , deprimentes y mixtas. Las pa
siones del alma y el juicio ejercen una fuerza, cuyo
imperio pone en movimiento á muchas partes del
cuerpo. A esta fuerza se da el nombre de voluntad.
Hay además otras causas mas materiales que casi sin
conocimiento de la inteligencia excitan diferentes par
tes al movimiento , lo cual se atribuye al instinto.
Trataremos de cada una de estas cosas en particu
lar.
§, u.

DE IOS SENTIDOS , DE LA ATENCION Y DE I.AS


PERCEPCIONES.

1. Sentidos. Cuando hay lesiones en las funciones


de los sentidos , las impresiones que se reciben son
nulas , muy fuertes ó anormales. El celebro , por con
siguiente , ó no recibe percepcion alguna ó está ago-
viado por el número de ellas, ó es presa de las per
cepciones erróneas. Cuando estas proceden solo de
uno de los sentidos , producen una alucinacion ; pero,
hallándose sanos los demás sentidos , fácilmente se ro
ncee el error, y el entendimiento que tambien se ha
lla sano, le corrige. Las alucinaciones de los mania
cos residen con mas frecuencia en el sentido del
oido que en el de la vista. Es necesario guardarse de
incluir (a) en el número de las alucinaciones de los

(a) To me admiro de que M. Esquirol (G atette de


AL TBAT. DE I.A1 .VESANIAS. 363
sentidos las fantasmas de la imaginacion que se tras
miten á ellos. La alucinacion mas comun , propia del
sentido del oido , de la vista y del tacto , es la que
nos pone todavía presentes los objetos que hace mu
cho tiempo han obrado en estos sentidos, aunque se
hallan distantes. Al contrario si todos los sentidos ex
perimentan la lesion, entonces el celebro abrumado por
todas partes con tales sensaciones erróneas , y priva
do además de los instrumentos por cuyo medio, po-

Santé, Nov. 1 S 1 4) baya buscado la cansa de la propension


que manifestó un enfermo á suicidarse en la sola alu-
cinacion del oido, porque se dice que este enfermo ha
bía estado . continuamente oyendo voces que le invitaban
á quitarse la vida. Pero ¿ quién no vé que en este caso el
daño principal residía en la imaginacion , que tal vez ha
bía encontrado pábulo en la legion del sentido del oido? Mi
experiencia me ha presentado tambien un hecho parerido,
ocurrido en la clínica de Vilna en el año de 181,5. Ha-
bia en ella un enfermo que padecia una manía fantástica.
De cuando en cuando presentaba algunos momentos lií-
cidos , durante los cuales solia quejarse de un ruido de
oídos muy desagradable; pero luego que empezaba á po
nerse peor y delirar , aseguraba que oía voces de ángeles
y sonidos de campanas. En este caso ¿no es la imagina
cion enferma la que encontraba su alimento en la afec
cion morhosa del sentido , y la que le imprimía su carác
ter? Ciertamente que sí, porque luego que yo le hice
echar algunas gotas de aceite de beleño en las orejas , no
se volvió á quejar mas de aquellas voces ni sonidos. Pero
al contrario , habiéndosele algnn tiempo despues irritado
el estómago por efecto de unas crecidas dosis de tártaro
estibiado , como lo probaban sus esfuerzos para vomitar,
el enfermo aseguraba que tenia en el estómago un ángel
que le persuadía á que no tomase medicamentos , porque
estos tenian veneno. Habiéndole dejado .de dar el emético
y administrádole remedios mucilaginosos , el enfermo
volvió á quedar en silencio.
364 NOCIONES PREPARATORIAS
dría corregirlas, mira como reales aquellas percep
ciones falsas. En efecto , aun suponiendo que hallán
dose pervertidos todos los sentidos , el juicio , la me
moria y la imaginación puedan permanecer sanos, los
materiales de que se sirven estas facultades del alma
se hallarían en muy mal estado para que se pudiera
esperar nada bueno de ellos. Las causas de las lesio
nes de los sentidos son primeramente los vicios no
torios de su estructura , después la sensibilidad mor
bosa de los nervios que sirven para sus funciones, ó
que están diseminados en los mismos instrumentos de
los sentidos, ó que establecen la comunicación entre
ellos y el celebro. En efecto , por este medio se da
muy bien la razón de muchos fenómenos. La sensibi
lidad de las parles indicadas está aumentada ? he aquí
que el enfermo evita la luz , el color blanco, el en
carnado , los sonidos fuertes, el ruido, los olores aro
máticos, los alimentos condimentados, la temperatu
ra elevada, los vestidos pesados, en una palabra las
impresiones fuertes , y busca al contrario la oscuri
dad, los colores oscuros, el silencio, las cosas féti
das, los alimentos insípidos, el frió, la desnudez. La
sensibilidad de los órganos de los sentidos y de los ner
vios está disminuida ? He aquí que el enfermo busca
con placer los rayos solares, el ruido, los gritos, los
errinos , los manjares irritantes , el fuego , y huye de
las cosas contrarias mas que el perro y la serpiente.
Finalmente , la sensibilidad de estos órganos está per
vertida? Las cosas que en buena salud son intolera
bles se hacen agradables para el enfermo. Por eso na
da hay de que admirarse si entonces mira con gran
placer el tormento de los hombres y de los animales,
si prefiere sus lamentos y sollozos á la mas dulce ar
monía, si aproxima el escremento á sus narices , si
dislacera y mutila su propio cuerpo. Y aun esto no
es bastante ; porque sucede muchas veces que la sen
AL TRAT. DE IAS VESANIAS. 365
sibilidad de uno solo de los sentidos se encuentra au
mentada , al paso que la de los demás peca por el vi
cio contrario y vice versa, lo cual nos hará compren
der desde luego la gran diversidad, la oposicion, la
confusion de ideas que debe originarse de tal estado.
Pero como no se podría hablar de los vicios de los
sentidos en particular , sin tratar primero de las en
fermedades que suelen afectar á los órganos destina
dos á cada uno de ellos , creemos mas acertado hablar
de las percepciones morbosas en cuanto proceden de
los sentidos en particular, cuando tratemos de las en
fermedades de los ojos, de los oidos , de las cavidades
nasales y de la boca. Ya hemos hecho la historia de
las lesiones del tacto (V. tomo V), y de la que cor
responde á la lesion del sentido interno universal se
tratará en el capítulo de la hipocondría.
2. Atencion. Las impresiones hechas en los sen-
tidos , ó los objetos representados por la memoria ó la
imaginacion no se perciben , si primeramente no se
fija en ellos la atencion. Esta puede fijarse dificilmen
te en alto grado sobre muchos objetos á la vez, por
lo cual se ha dicho : « í'luribus inlentus minor est ad
singula sensus.» Cuando la atencion se ejerce sobre los
"objetos que presentan los sentidos se llama observa
cion; cuando se aplica á las cosas que presenta la me*
inoria ó la imaginacion, entonces se le da el nom
bre de meditacion. Esto explica fácilmente por qué un
enfermo en un estado de éxtasis ó de catalepsia , pres
tando toda su atencion á los objetos que le ofrece su
imaginacion , no percibe las impresiones externas.
El éxtasis conforme en esto con la catalepsia se dife
rencia de ella respecto de la voluntad; porque en el
primero la voluntad excita diversas partes al movi
miento, al paso que en la segunda esté movimiento
se halla completamente suspendido. A las enferme
dades indicadas se parece mucho el fenómeno lia-
366 NOCIONES PREPARATORIAS
mado distracción del ánimo (a), del cual se refieren
cosas singulares (¿). En este vicio , de tal manera se
fija la atención sobre un objeto presentado por la
imaginación, la memoria ó el juicio, qüc apenas se
perciben ó no se perciben de ningún modo las im
presiones externas; y de aquí resulta que la voluntad
y muchas veces el mismo instinto induce á hacer
cosas que por ningún motivo están de acuerdo con la
situación en que se encuentra la persona. En las en
fermedades soporosas , como la apoplejía y la catáfo-
ra, el celebro ó no recibe percepción alguna, ó no
puede fijar en ellas su atención. Además de eso, en
cada hombre, sano ó enfermo, la atención tiene sus
peculiares afinidades. Si estas no se llegan á conocer,
no se podrá determinar la ocupación para la cual es
cada uno mas á propósito. Finalmente, también ia
atención* está sujeta á padecer los vicios que la- son
propios , tales son : la imposibilidad de fijarse sobre
un solo objeto; la facilidad con que después de haber
se fijado en él se distrae por la causa mas ligera; por
último, su aplicación exclusiva á un solo objeto en
perjuicio de los demás. En el numero de las causas
que debilitan la atención, se suele incluir sobre todo
la debilidad que nace, ya de descuidar el ejercicio de
esta facultad , ya de su abuso ó excesivo ejercicio, ya
de las enfermedades que se han sufrido. El ejercicio
de la atención se descuida por los ricos que no han

(a) En francés , Distraction. En alemán, Zerstreu"


ung.
(¿>) Cartas de Mde. de Sevigné , t vol. , lettr. 28 , p.
199 , lettr. 100 , p. 239 , en donde se hace menciou dtk
Duque de Brancas. Consúltese á La Bruyere , art. le.
Port'rait du Distrait (obras), y á Regnard el Distraído
(comedia en verso) Oubres, t. II.
AL TRAT. BE IAS VESANIAS. 367
conocido la pobreza (el mas fuerle de los estímulos dé
la atención) ; también depende de la mala educación,
que no obliga á los niños á prestar la atención de^
bida, é igualmente de la mala costumbre de no apli
carla exclusivamente á ningún objeto determinado.
Los padres y los maestros fuerzan demasiado la aten
ción de los jóvenes, obligándolos á estudiar mas de lo
posible, ó aplicándolos por demasiado tiempo á un
mismo y único objeto (a), ó sujetándolos á objetos á
que su atención no tiene afinidad ninguna. Las en
fermedades que perjudican á la atención son: las ca
lenturas, la cefalalgia, la encefalitis, la apoplejía, las
hemorragias, las diarreas prolongadas, la excesiva ple
nitud del estómago (J>) , el histerismo y la hipocon-
... i

(a) En las universidades donde por regla general se


ordena á los catedráticos que enseñen seis horas en cada
semana, muchos encuentran mas cómodo enseñar, no
una hora cada dia , sino solamente cuatro dias á hora
y media en cada uno. Esto cansa la atención de los oyen
tes , que apenas puede fijarse por espacio de mas de una
hora en nn mismo objeto; sin hablar de la dificultad que,
sobre todo en invierno cuando son los dias muy cortos,
ofrecen las lecciones prolongadas hasta la hora y media,
y la que nace de oirse las campanadas de los relojes que;
suenan las medías horas.
(6) La plenitud del estómago , aunque no llegue has
ta el caso de ocasionar Una enfermedad , trae consigo
la impotencia de la atención. Por consiguiente es muy
mala costumbre la de que en las escuelas y universida
des , mirando á veces mas á la comodidad de los maes
tros que á la utilidad de la juventud que estudia , se ar
reglen las horas de las clases , de manera que se haga asis
tir á los discípulos á las lecciones apenas han acabado de
comer , á fin de que el maestro pueda hacerlo después
368 , NOCIONES PREPARATORIAS
dría. En esta última enfermedad , segun se verá clara
mente , la atencion del individuo se dirige del todo
hacia el estado de su propio cuerpo.
3. Percepciones. La facultad mediante la cuaí,
despues de haberse ejercido la atencion, percibimos
las impresiones recibidas en los sentidos y comunica
das al celebro (de las cuales nos formamos imdge
nes') es la base de las demás facultades del alma. En
efecto, sin ideas no hay memoria, ni imaginacion,
ni juicio. En tal estado el hombre es inferior á un
animal, y solo le guia su instinto, que tambien está
frecuentemente afectado. Además de eso, cuando está
pervertido el ejercicio de la percepcion y de la for
macion de las ideas, aunque por otra parte los senti
dos se hallen muy sanos , está abierta la puerta á las
alucinaciones y á las manías. Nos alucinamos siem
pre que concebimos ideas que no corresponden á las
cosas : padecemos una manía siempre que tomarnos
las ideas falsas por realidades y obramos con arreglo
á tales ideas. Las causas que impiden las percepcio
nes y formacion de las ideas son (además de las vicios
de los sentidos y de los nervios que los ponen en co
municacion con el celebro y de la falta de atencion): 1."
la sucesion demasiado rápida de los objetos, como en el
vértigo; %.° la impresion demasiado fuerte de los ob
jetos, como por ejemplo en las pasiones del alma; 3.°
las cosas que dirigen la sangre al encéfalo , como los li
cores fermentados , las calenturas; 4..° 'os venenos q'ie
destruyen la sensibilidad del celebro; y 5.° las lesio
nes del cráneo, de las meninges, del celebro, bien

de la clase. Nada es tan contrario á los adelantos en el


estudio y á la satud de los discípulos , y por esa razon
deberia haber una ley académica que dejase libre et tiem
po desde el mediodía hasta las dos de la tarde.
AI TIIAT. DE LAS VESANIAS. 3G9
resulten de la mala estructura, ó de las violencias
externas, ó de una accion inflamatoria.

§ . III.

DE LA MEMORIA , DE LA IMAGINACION Y DEL JUICIO.

1. Memoria. La memoria se refiere á las pala


bras, las cosas y los lugares. Obedece á la voluntad,
ó se escita espontáneamente y aun á pesar nuestro.
En uno y otro caso la memoria debe su origen á la
asociacion de las ideas. Mas las ideas se unen entre sí,
ó con las pasiones , ó con las impresiones externas,
aun cuando sean apenas ó nada perceptibles ,(a) , ó
con los movimientos del cuerpo. En el número de las
causas que suelen asociar las ideas entre sí, se hallan
la accion simultánea de los objetos sobre muchos sen
tidos (¿), las relaciones que existen entre las causas
y los efectos (c), la semejanza 6 desemejanza de las
cosas (d). La facultad mediante la cual el alma puede

(o) Así sucede algunas veces que se presenta espon


táneamente á nuestra memoria la idea de alguna persona
ausente , y esta misma persona se presenta poco tiempo
despues. En este caso es probable que tos elluvios que despi
de , ejerciendo su influencia sin saberlo nosotros , hayan ex
citado secretamente la idea que corresponde á esta persona.
" " (hiy Por ejemplo , yo veo en Roma un cuadro que vi
en París en otro tiempo. Al instante se presentan á mi
memoria el lugar donde le había visto , el sitio donde
el cuadro estaba colocado en París y las personas en cuya
compañía le vi, &c.
(c) De esta manera excita la idea del dolor la vis
ta de una cosa puntiaguda.
(rf) Rara vez se recuerda á Creso sin que Irus se
presente á la memoria. Los maniáticos son los que prin..
TOMO YI« 24
370 HOCIONES PREPARATORIAS
separar ideas asociadas entre sí, y crear voluntaria-
meute asociaciones nuevas, se llama abstraccion; cs:a
es el fundamento de las ciencias. ¿De qué modo se en
gendra la memoria? ¿Se verifica por las impresiones
que han quedado en la sustancia del celebro, como
piensan Locke, Hook y Haller (a), ó de otro modo
menos material como lo sospechamos ? Se ignora. De
dicaremos un capítulo entero á la pérdida de la me
moria (y. el cap. XVIII, de la amnesia).
2. Imaginacion. La imaginacion es voluntaria é
involuntaria. Una y otra constituyen un efecto de la
facultad que el alma posee de representarse bajo for
mas diferentes las imágenes que ha recibido. La ima
ginacion voluntaria se encuentra con especialidad en
los poetas y literatos , como un resumen del ejercicio
de las diversas facultades del alma. La imaginacion
involuntaria nace de las pasiones , del calor febril y
de otras enfermedades. Siempre que la impresion que
resulta de las ideas sugeridas por la imaginacion ex
cede en fuerza á la que producen los objetos que
obran en los sentidos, se toman por cosas reales ó
verdaderas las fantasmas de la imaginacion; las ideas
que suministra la imaginacion adquieren ana fuerza
que excede á la impresion procedente de los objetos
externos, si estas ideas se repiten con frecuencia , sí
están sostenidas por las pasiones, si se ejercitan poco

ci'palmente hacen asociaciones qtle resultan de las dese


mejanzas.
(a) «Eas mutatínneS in sensorio conSereatas ideas mul-
ti , nos vestiría rerum vocabimus , quee non in mente sed
in ipso corpore , et in medulla quident cerebri inefabiti
modo incredibititer minutis notis et copia infinita inscripto
tunt.»
ALTRAT. DE LAS .VESANIAS. 371
los sentidos, y si faltan los objetos á propósito para
excitarlos. He aquí porqué los embusteros acaban por
creer ellos mismos sus mentiras. Los hombres que
ejercitan continuamente su imaginacion están muy
predispuestos á las manías ; las pasiones abren paso á
estas afecciones y aun llegan á constituir algunas 've
ces una manía verdadera cuando están llevadas á un
alto grado. La oscuridad y la soledad favorecen mu
chas especies de delirios. Sin embargo, la exaltacion
de la imaginacion es tanto menos de temer cuanto
mejor equilibrada esté por el juicio. De este equili
brio , cuando por otra parte han llegado á su mayor
perfeccion ambas facultades, resulta el ingenio.
3. Juicio. El juicio se ejerce: ^.0 comparando
entre sí las percepciones excitadas por los objetos ex
ternos, por ejemplo, cuando se determina el núme
ro, volumen, peso, &c. de los objetos presentes;
2.° comparando las percepciones que proceden de los
objetos externos presentes con ideas y opiniones que
habian sido adquiridas anteriormente, por ejemplo,
cuando se compara un edificio que se tiene á la vista
con otros edificios que se vieron otra vez ; 3." com
parando entre sí ideas y opiniones ya recibidas y es
tablecidas , por ejemplo , en las cuestiones de meta
física y de filosofía moral ; y 4,° haciendo entre sí
comparaciones de estos varios modos, como lo hace
un médico cuando compara el estado presente del en
fermo con el de otros en enfermedades semejantes que
ya tiene observadas, y cuando juzga enseguida, no
solo de la naturaleza del mal que asiste , sino tam
bien de su terminacion probable. En efecto, el juicio
del porvenir, que cuando se anuncia constituye lo que
se llama prediccion, se funda enteramente sobre la ex
periencia de lo pasado y constituye el carácter verda
dero de la sabiduría. Acaso se pueden exceptuar las
predicciones relativas á nuestra existencia, ó los que
i
372 ROCIONES PREPARATORIAS
se llaman presagios (a), porque estos son al parecer
efecto de algunas percepciones insólitas y oscuras que
resultan de algun daño en la accion de las vísceras
que sirven para las funciones vitales (celebro, cora
zon, pulmones) ó de los nervios, sobre todo del ple
xo celiaco. Pero cualquiera que sea el juicio que se
forme de las cosas , ya sean pasadas , presentes ó fu
turas, siempre resulta de la percepcion de la seme
janza y de la desemejanza de dos ó mas nociones. La
facultad de percibir esta semejanza ó desemejanza, en
lo que corresponde á las nociones generales» y abstrac
tas, se llama razon. Esta constituye un precioso é
incomparable tesoro para el género humano En
efecto, por la razon conocemos las cosas, las enten
demos, en fin las comprendemos: la razon es la que
nos inspira el deseo de una bienaventuranza eterna
y un ardor insaciable de sabiduría ; por último á la
razon debemos el goce de una infinidad de bienes.
Luego que se pierde su uso , el hombre deja de serlo.
Decimos cuando se pierde su uso, porque no nega
mos que la misma razon puede hallarse enferma. A
la verdad , la facultad de juzgar en el hombre dotado
de un entendimiento sano, parece en un todo diver
sa de la del maniático, pero ciertamente es la misma;

(a) En francés , Pressentiment, En aleman , Ahnun-


gen. Yo he reunido un gran número de ejemplos de hom
bres que pronosticaron puntualmente su enfermedad y su
muerte próxima , para que podamos negarnos á dar cré
dito á estos presagios del alma que deben distinguirse de
los efectos de la imaginacion.
(b) Los juicios de los animales están limitados á las
cosas externas y á objetos especiales ; pero no hay entre
ellos ni uno que pueda concebir las consecuencias lógicas,
ó nociones abstractas.
AL TRAT. DE LAS VESANIAS. 373
porque los juicios solo se diferencian en que hallán
dose afectados el celebro y los nervios del maniático,
sus percepciones varían tambien de las del hombre
sano, de lo cual resulta que deduce necesariamente
consecuencias diferentes. Todo esto se ilustrará mas y
mas en los capítulos del delirio , de la embriaguez,
de la enajenacion, que resulta de las pasiones y de las
manías.

§, iv.

DE Las fuentes DEL pLacer y DE La moLEstia,


DEL DESEO Y DE LA AVERSION, Y DE LOS AFECTOa.

1 . Fuentes del placer y de la molestia. La con-


serv acion del individuo, la propagacion de la especie,
y el cuidado de la posteridad en que está fundada la
existencia del género humano, no hubieran podido
conseguirse de otro modo sino conduciendo al hom— ,
bre á procurar las cosas que corresponden al objeto
de la naturaleza, y á huir de aquellas otras que le son.
contrarias mediante una sensacion de placer ó de mo
lestia. Excitan el placer , la impresion de los alimen
tos en el órgano del gusto , la respiracion de una at
mósfera pura, la accion de una temperatura modera
da, la expulsion de las materias que deben ser arro
jadas, el ejercicio , el descanso despues de la fatiga,
el alivio de los dolores, &c. Producen la molestia, el
hambre y la sed , lo que impide la respiracion , la,
temperatura fria ó muy caliente , la retencion de las
materias que deben ser expelidas, la inercia, el can
sancio, las lesiones externas, &c.
2. Fuentes del deseo y de la aversion. El placer
engendra el deseo, y la molestia la aversion. Por me
dio del deseo prevemos algo de agradable ; por la aver
sion algo de desagradable. De esta manera nosotros
374 NOCIONES PHEPAI\ATORMS
nos sentímos. afectados de dos modos opuestos.
3. Afectos. El afecto es, pues, una sensacion
agradable ó desagradable que acompaña á la satisfac
cion del deseo y de la aversion. Los afectos se dife
rencian de los deseos y de las aversiones , en que estos
deseos y aversiones se perciben únicamente en aque
lla parte del" cuerpo donde tienen su origen : por
ejemplo, el hambre y la anorexia en el estómago; al
paso que los afectos se sienten en todo el cuerpo y
sobre todo en la region del corazon , porque este es
como el sitio principal de los afectos, y no sin razon
el vulgo habla de la alegría y del pesar como senti
mientos del corazon , ó de la índole buena ó mala de
este. Los afectos son tanío mas vivos cuanto es ma
yor la facultad de sentir del sistema nervioso. En ge
neral , pueden explicarse cuando menos por conjetu
ra las fuentes morbosas del placer y de la molestia,
del apetito y de la aversion y aun de los afectos,
por las condiciones anormales del sistema nervioso y
de los sentidos. Nosotros haremos indistintamente
mencion de los apetitos y de las aversiones morbosas
que Sauvages (a) comprende bajo el nombre de Mo-
rusitates , en los parajes en que se trate de las enfer
medades de las visceras de donde proceden.

(a) Nosol. method. , t. IV, p. 309 , árdea segundo:


«Morosus est Ute , qui sine rationc quodpiam constanter
appetit , quod ipsi bonum reate non est , aut aversatur,
quod málum apparens est tantummodo , licet rcatiter bo
num siV.» Entre las morosidades solamente comprende
la pica (apetito depravado) , la bulijnia (hambre canina),
la polidipsia (sed excesiva ) , la sa tiriasis , la ninfomanía
y la antipatia. Sauvages fija límites mas amplios.
AL TaAT. DE LAS VESANIAS. 375

§. V.

DE LAS PASIONES Y DE LA VOLUNTAD.

4 . Pasiones. Los afectos vehementes absorben en


teramente la atencion y la separan de los objetos que
no tienen conexion alguna con ellos. De aquí resul
ta que el juicio se debilita , porque este no puede ejer
cerse rectamente sin una exacta análisis de las ideas,
y sin tener subordinada la atencion. Pero cuanto mas
se debilita el juicio , mas levanta su cabeza la imagi
nacion. En consecuencia de esto el alma se ve abru
mada por la multitud de imágenes relativas á aquel
afecto. Este estado violento del sensorio comun se lla
ma pasion; estado de que participa el cuerpo entero.
En su consecuencia nosotros definimos la pasion: una
condicion en la que el afecto absorbe la atencion con
perjuicio del juicio y con exaltacion de la imagina
cion , participando de semejante estado todo el cuer
po por simultáneo consentimiento. Las pasiones en
general ejercen su imperio en la temperatura del cuer
po, en los nervios, las arterias y las venas. Además
de eso cada una de ellas tiene una afinidad particular
con algunas vísceras. Así es que el temor afecta espe
cialmente al conducto intestinal y á los ríñones, la
tristeza al estómago y á las glándulas lagrimales, la có
lera al hígado y á la vejiga de la hiel , el amor á tas
partes genitales , y el terror á los músculos sometidos al
imperio de la voluntad. Bastará considerar como en
fermedades especiales la tristeza profunda , la cólera
desenfrenada y el amor insano ó fi enético.
2. Advertencia. No se suelen separar lo bastante de
las pasiones del ánimo algunas condiciones morales que
producen una sensacion de placer ó de molestia de un
orden superior. De aquí resulta que se consideran
376 NOCIONES PREPARATORIAS
como pasiones excitantes del alma y como placeres
del espíritu la alegría que procede de las cosas ó ac
tos que han pasado {seguridad del alma , ó aquella
condición en que se halta contenta de su estadtí) , la
alegría anticipada (esperanza), el placer que nace del
deseo de felicidad para una persona de quien se han
recibido beneficios (reconocimiento, recuerdo de los
beneficios), la dulce sensación que experimentamos
cuando nos ocupamos en socorrer á otro (conmisera
ción), y la percepción agradable que recibimos al
considerar las alias cualidades de alguna persona (es
timación, admiración, amor platónico). Y se inclu
yen también en el número de las pasiones que aba
ten el alma y de las molestias del espíritu la tris
teza que proviene de nuestras acciones (vergüen
za , arrepentimiento , remordimientos de la conciencia),
la tristeza anticipada (cuidado, la inquietud de la ex
pectación) , el sentimiento desagradable que procede
de las malas cualidades de los demás (desprecio , odio),
la tristeza que producen las injurias (cólera) ó la fe
licidad de otros (envidia , zelotipia). A las pasiones
mixtas se agregan los esfuerzos para vengarse de las
injurias (venganza). , . .
3. Voluntad. Las pasiones del alma , los objetos
que producen la percepción del placer y de la moles
tia , y algunos juicios y consecuencias que resultan de
la comparación de las ideas, excitan aquella facultad
del alma, que se llama voluntad, á cuya menor se
ñal se ponen en movimiento muchas parles del cuer
po (los órganos sometidos al imperio de la voluntad).
De aquí resulla patentemente que este movimiento
voluntario está determinado por el deseo y la aver
sión ; pero es necesario no dar á esto una inteligen
cia demasiado material , porque la razón puede ase
gurar de tal manera el imperio de la voluntad, que
las parles sometidas á esta facullad no obedezcan ni
At TRAT. DE LAS VESAKIAS. 377
los mándalos del placer, ni los del dolor. Lo demues
tra así aquella fuerza de alma con que los hombres
castos resisten á los placeres ilícitos, con que los már
tires sufren los tormentos, los enfermos débiles las
operaciones quirúrgicas y los delincuentes la tortura.
Es falso, pues, que los hombres de un entendimien
to sano y convenientemente instruidos en los precep
tos de la religión y de sus deberes, sean autómatas,'
obedezcan á la atracción del placer y á la repulsión
de la molestia ó dolor. Esta opinión nefanda, apoyada
principalmente en el sufragio de los médicos , condu
ce á negar la libertad de las acciones humanas y ha
acarreado á la sociedad males mucho mas graves que
la peste. Sin embargo de eso , el libre ejercicio de la
"voluntad reconoce un terrible adversario en las leyes
del hálito. En efecto , siempre que por defecto de la
educación, ó por otras causas que aun no se compren
den bien, se contraen malos hábitos, puede resultar
que los movimientos voluntarios obedezcan mecánica
mente á la ley de la asociación, antes de que pueda
verificarse la deliberación , fuente de la voluntad ra
cional. En efecto, los movimientos que se hacen en
la primera infancia solo por el esfuerzo de la volun
tad (por ejemplo, en la acción de los músculos para
pronunciar las letras del alfabeto) , mas tarde y sin
que el alma lo perciba se verifican por estas leyes de
la asociación. En general , las ideas que escitan las
acciones del cuerpo pueden producir muchas de estas
á un mismo tiempo ; pero no sucede así respecto de
las ideas que solo ocupan las facultades del alma, por
que nadie puede representarse simultáneamente dos
ideas excitadas ó por la memoria , ó por la imagina
ción ó por el juicio. Aun mas, si dos ideas excitan á
la vez la voluntad, y esta para obrar se ve obligada
á servirse de los mismos nervios, una de ellas se
opone á la otra y de aquí resulla la vacilación. Este
378 NOC. PREP. Al TIlAT. DE tAS VES.
vicio debe atribuirse en gran parle á la duda, y esta
es efecto de la timidez. Además de eso algunas enfer
medades de los órganos sometidos al imperio de la
voluntad eluden muchas veces su impulso , como lo
atestiguan la parálisis y la pesadilla. En la calalepsia
falla la acción impulsiva de la voluntad : en todo caso
los impulsos externos producen mas fácilmente las
acciones que aquellos que solo obran en el alma (a).

(a) De aquí el proverbio ; Les absens ont tort.


379

DEL VERTIGO.

§.i.

DEFINICION. BIBLIOGRAFIA.

1. Definición. Llámase vértigo (a) una percep


ción errónea, pasajera, por la cual los objetos aun-

. v

(o) Ylingus de Swediaur. Otros llaman metafórica


mente i esta enfermedad Dinos (del griego Aiw ) , es
decir , salto al rededor ; de aquí también 'S.x.OTo&itof,
vértigo tenebroso ó scotoma (del griego 2jiotí»m« de
Sttor'.f , tinieblas, oscuridad); otros también ban referirlo á
esta enfermedad el hypochyma (T^ó/y/Jia) ó infusión
ú oscurecimiento de la córnea trasparente , que pertenece
á las enfermedades de la vista. Vértigo de los latinos (de
verlendo). En alemán, Scfuvindel fde Schtvinden) , Tau-
mtl VFirbelsucht. En belga , Duizeling , suizeling , bed-
welmdheid , draaying , hoolddraajing , hoofdduyzeling,
ceervelziekle. En francés, Vertige , lournoiement de tete.
En inglés , Swimming of the head , giddiness , dizziness,
wimming , scolomy , turning of the bram. En italiano.
380 i DEL VÉRTIGO.
que estén quietos parece que cambian de lugar y se
mueven al rededor , acompañada del temor de caer y
aun de caida , y muchas veces con zumbido de oido
y oscurecimiento de la vista.
2. Bibliografía. Los que han escrito acerca del
vértigo son: Galeno (582), Areteo (583), Celio Au-
reliano (584), Oribasio (585), Avicena (586), Ebn
Sina (587) , Zacuto Lusitano (588) , Teofraslo
(589), Mercurial (590), Foresto (591), Platero
(592), Wilüs (593), Ellmüller (594), Hamberger
(595), Libavio (596) , Scheibio (597), Steinmelz
(598), Baillou (599), Sennerto (600), Kcst (601>
Van der Mye (602), Rolfink (603), Diemcrbroeck
(604), Friederici (605), Mangold (606) , Bauhino
(607), Murallo (608), Bolücher (609), Wedel
(610), Krokisio (611), Boerhaave (612), Gorter
(613), Eichner (614), Nicolai (615), Sauvages
(616), Ploucquet (61 7), &c. y Marc Herz, que lo ha
hecho de un modo notable, dejando á un lado las hi
pótesis (61 8). Han escrito también Caparlier (619),
Purkinje (620), Kind (621), Krauss (622), Zep-
penfeld (623) y Brach (624).

§• II.

SÍNTOMAS. NECROSCOPIA.

i . Síntomas. Durante los ataques de vértigo los


objetos aunque se hallen quietos, parece que giran

Giramento di capo , capogiro , giracapo , vertigine. En tJ-


pañol , Vahído. En portugués, Vagado. En polaco, Za~
wrot gloxy. En danés , Orched , svimmel , tumlen. En
sueco , Svindcl, hiernhvarf.
©EL VERTIGO. 381
rápidamente al rededor ó de abajo arriba ó de arriba
abajo , muchas veces con otro color que el propio,
verde, azul , jaspeado , ó duplicados en la aparien
cia: oirás veces la vista queda completamente oscu
recida; ó bien teniendo cerrados los ojos, el error
procede solo del tacto (a). En los oidos se siente con
frecuencia un ruido, un murmullo. Algunos enfer
mos experimentan náuseas y vómitos. Cuando los
músculos pierden su fuerza , los enfermos dudan de
si podrán sostenerse , titubean como si temieran caer
se, ó efectivamente se caen. En este caso muchos
pierden el conocimiento, su pulso deja al mismo
tiempo de moverse y quedan como en estado de lipo
timia. Otras veces se manifiestan los síntomas de la
apoplejía , de la parálisis ó de la epilepsia. Un gran
número de enfermos , aun fuera del paroxismo , están
soñolientos, tristes, incapaces de hacer ni de meditar
en nada. Muy rara vez el vértigo es continuo, y en
algún caso se presenta solo por la noche.
2. Necroscopia. Los cadáveres de los enfermos
acometidos de vértigo han presentado serosidad en la
cavidad del cráneo, hidálides (Boncl), muy pro
bablemente la ténia hidatigena , abscesos en el cele
bro , los vasos del encéfalo estrechados , osificados , la
vena yugular comprimida por una masa como cal
cárea que produce la congestión en los senos venosos
de la dura-madre, lesiones del hígado, de la vejiga
de la hiél (¿) y de los riñones.

(a) «Por eso un enfermo acometido del vértigo ha


llándose en la cama,, se imagina que esta se inclina ó cae
hacia atrás , á izquierda ó á derecha , y él mismo teme
daerse.» Sauvages , 1. c.
(¿>) He conocido á machos hombres atormentados
382 DEL VÉRTIGO.

§. «I.

CAUSAS. DIAGNÓSTICO.

1. Causas. Las personas mas expuestas al vértigo


Son los hombres de una edad avanzada (Hipócrates],
los mondes, las mujeres, sobre todo las histéricas, y
los ciegos. Le producen los cambios repentinos de la
atmósfera, el viento del mediodía, el aire de las mon
tañas , el frio , sobre todo en las personas que están cal.
Tas , la insolacion (a), un sudor suprimido, la reten
cion de una epistaxis, de las hemorroides ó de los
menstruos (/>) , la preñez , las hemorragias, sobre to
do de las puérperas , las sangrías (Wcdel) , la eva
cuacion de una gran cantidad de serosidad mediante
la puncion (Herz), una diarrea suprimida (Bang),
una purgacion violenta , la lactacion prolongada (Stoli),
el onanismo (c) , el coito (<-/) , la retencion del esper-

largo tiempo por el vértigo , que despues murieron de re


suttas de enfermedades del hígado y de la vejiga de la
hiel.
(n) No me atrevo á determinar despues de la observa
cion de las Efem. de los cur. de la natur. , dec. I , a. I,
obs. II , sobre si se debe incluir la luna entre las causas del
vértigo, Friderici dice que los astros tienen en ello al
guna parte , I. c. , cap. VIII. Existe en Vilna una plaza
bastante grande, rodeada de árhotes, que nunca be po
dido atravesar solo sin experimentar vértigos en el cen
tro de ella. Lo mismo ha sucedido á algunas otras per
sonas. ¿Las aguasó los metales ocultos en la tierra po-
drian ser acaso algunas veces causa iíe los vértigos?
(6) Así lo dicen unánimemente Aretéo y los demás mí*
diros.
(c) Stoll 1 1. c. , y la experiencia de todos los días.
DEL VÉRTIGO. 383
ma (Bonet) , el hambre (a) , el sueño prolongado (Hi
pócrates), las faltas en el régimen dietélico , las alme
jas , las castañas (Wedcl),el perejil y los alos
las ventosidades» los ácidos (Whitt), las aguas ter
males, las lombrices, el vino adulterado, azufra
do , dulce (Galeno) , el café , la cerveza con dema
siada cantidad de lúpulo, el humo de carbon (r), sea
vegetal ó mineral, el de la cal (<¿), el del tabaco (We-
dcl, Bloch) , los venenos narcóticos (e), sobre todo la
zizaña ó cominillo, la imaginacion, los estudios (/), las
vigilias (Stoll), el galvanismo (g) , la electricidad at-

(d) Galeno , 2 , afor. 22. Sinibaldo , Genearthropía


(sobre todo en las mujeres no acostumbradas al uso de la
venus).
(a) Hipócrates dice : «Si quis pfandere consudus , at-
que cui prandere conducat , non prandeat , protinus,
ubi tempus prccteriit , gravis írnpotcntia exoritur , trernorf
tenebricosa vertigo.» Esto es tambien lo que atestiguan
las observaciones de Ptatero , lib. I , y Montano, consil.
28 , como igualmente las que yo he hecho en los judíos de
la Lituania que guardan estrictamente los ayunos.
(6) Savaharola y Saxon , en Friderici , 1. c.
(c) Moeller en ISord. Archiv , 1 B. , p. 509. Ha su
cedido muchas veces en Vilna que el humo del carbon
ha ocasionado el vértigo.
(d) Bamazzini , I. c. , De morbis caícariorum.
(e) Como el opio, la belladona (Struce en Hufeland's
Journ. der pr. Heilk. , 16 B. , 3 St. , p. 132 , y VTerU
en Beobacht. und Abhandl. aus dem Gebiete der gesammt.
pr. Heilk. Oestrrr. Aerate , B. 6 , 1828).
(/) figo , Dacii homines cum atiis morbis ab immodicas
et graves conteníiones anirni , tum vcrtigine potissimum
tentari snlent. Etegía. Mém. de Turin , annee 10 y 11,
LitteraU y B. A. , p. 282. Piso , I. c. Stoll , 1. c.
384 DEL VÉRTIGO.
.mosfér¡ca{a), las pasiones sobre lodo el temor en pre
sencia de algún peligro (Herz), el mirar las cosas
que dan vueltas como son los movimientos de las nu
bes, los giros de las ruedas, los remolinos de las aguas,
ó el aspecto de las cosas que son desagrables como las
ranas; un movimiento no acostumbrado y rápido, la
navegación, por tocar al occipucio (Scbenck), la in
clinación de la cabeza , el volverla , un decúbito pro
longado en la cama que hace perder á la cabeza la
costumbre de mantenerse en equilibrio y derecha , el
estornudar (/■>), las violencias exlernas, por ejemplo,
las caidas y los golpes (Eginela, Avicena, Wedel), to
das las causas de que hemos hablado al tratar de la
autopsia, u.n herpe latente (J. P. Frank) , la zona,
la plica (c) y las enfermedades precedentes. Se ha
atribuido la causa próxima del vértigo al movimien
to desordenado de los espíritus animales (Galeno) , ó
á su movimiento circulatorio (Alej. y Cassio), á la
agitación de las membranas y vasos del celebro (Je-
rón. Mercurial), á un vapor formado en el celebro ó
trasmitido á esta viscera, á la mezcla de los espíri
tus silvestres con los que residen en el celebro (</),
á |a efervescencia que resulla del conflicto de los hu-

(f) Rilter , en Hufeland's Journ. der pr. Heilt. , 17


B. | 3 Si. , p. 34 y 52. Y lo confirman mis observacio
nes.
(n) He observarlo algunas veces vértigos al acercar
se alguna tempestad con truenos.
(6) Wedel, 1. c. , diss. 107, p. 10. He visto muchas
veces sobrevenir el vértigo después de estornudos vio
lentos.
(c) El vértigo es compañero frecuente de la plica.
(</) Friderici , 1. c. , cap. V[, en que se refieren las
opiniones de Avicena y de Oribasio.
DEL VÉRTIGO. 385
mores ácidos con los alcalinos (Friderici), al humor
bilioso en ebullición , ya sea en el estómago , ya en
otra viscera , afectando al celebro (Piso) , á la sangre
que lleva consigo una especie de vapor negro capaz de
oscurecer las ideas , al espasmo de las fibras del cír
culo ciliar por el movimiento retrógrado de la san
gre en las arterias de la relina , y al movimiento del
bulbo del ojo sin conocimiento del alma (Sauvages), á
la sucesión demasiado rápida de las impresiones en
los sentidos y en el alma (Hcrz) , á la falla de las fuer
zas que mantienen al cuerpo en su posición recia,
falta producida por los movimientos no acostumbra
dos (Darwin), &c.
2. Diagnóstico. Prescindiendo de las hipótesis
cuanto sea posible, consideramos al vértigo, confor
mes con la opinión de Sauvages , como una especie
de alucinación que origina impresiones y percepcio
nes erróneas que producen el temor de caerse , las
cuales resultan de una lesión no conocida , ya en al
guno de los sentidos externos, ya en el sensorio común.
Í£,l hombre se alucina en el vértigo; pero sin embar
go no delira , porque al instante corrige el error me
diante el juicio y los demás sentidos. Algunas afeccio
nes de la vista y del oido se aproximan al vértigo, y
sin embargo no deben confundirse con él. El vértigo
constituye ó un síntoma de alguna enfermedad (a),
ó una enfermedad esencial. Este último procede de
enfermedades pasadas , imperfectamente curadas , por
ejemplo, la encefalitis, el hidrocéfalo, la apoplejía (¿);

(a) El vértigo qae anuncia ó acompaña al vómito san


guíneo , es digno de tenerse presente.
(6) Ya Wedel hizo con mucha exactitud la ob»er-
TOJBO vi* 35
386 DEL VÉHTIGO.
6 es efecto, ya de violencias externas, vértigo traumá
tico , ó de herida («) , ya de muchas didteds. Tales
son : 1 .° el vértigo inflamatorio ó producido por la
plétora , el mas comun de todos , que resulta muy
frecuentemente del vicio hemorroidal , de la reten
cion de los menstruos , de la preñez , del abuso de los
licores fermentados, el cual va acompañado regular
mente de rubicundez de la cara, pesadez de cabeza,
sobre todo en el occipucio, dolor en los lomos , estre
ñimiento y movimientos febriles , cesa estando el in
dividuo en ayunas : su diagnóstico se forma con arre
glo á los preceptos generales: 2.° El vértigo reumáti
co ó catarral que con bastante frecuencia se presenta
con alguna complicacion inflamatoria , á consecuencia
de los cambios repentinos de temperatura, precedi
do de dolores en los miembros', afecciones catarrales,
coriza, con lesion evidente de la vista y con indicios
generales de reumatismo (cap. I, §. IV, 14) : 3.° £1
vértigo gástrico {estomacal de Sauvages) cuyo diag
nóstico debe hacerse con mucha precaucion y segnn
las reglas generales, á causa de lo falaces que son los
síntomas gástricos en las enfermedades del celebro;
algunas veces va unido á una afeccion verminosa, y
con mucha frecuencia á un vicio hemorroidal ó he
pático ; le preceden el sabor amargo de la boca y el
cólico del estómago: 4." El vértigo artrítico, grave y
mas comunmente periódico, unido con la cefalea y

vacion de que muy á menudo queda el vértigo á con


secuencia de las calenturas malignas que afectan prin
cipalmente á la cabeza. En el hospicio clínico de Yilna
he curado un vértigo en un convaleciente de calentura
intermitente.
(a) Algunas veces este vértigo idiopático es continuo.
No se ocultó esto á Galeno (dejoc. affect. 8).
DEL VÉRTIGO. 387
postracion de fuerzas , complicándose á veces con el
herpe ó la zona , ha sido bien descrito por Musgra-
vc(G25), Sioll (626), Bang (6S¡7) y Barthez (628).
5.° El vértigo nervioso (V. histérico , hipocondriaco}
producido por la vista de algun objeto que cause ter
ror , por la inanicion , las, pasiones , las vigilias pro
longadas, los movimientos no acostumbrados, la elec
tricidad , los narcóticos ; se aumenta por la influencia
de una evacuacion alvina aunque sea moderada, la cual
es saludable en los demás vértigo»; va acompañado de
excrecion de orinas claras , eructos inodoros , muchas
veces de desarreglo de la menstruacion : 6.° Vértigo pa
sajero ó accidental, qué es parecido al precedeme. A to
dos estos vértigos deben añadirse los vértigos escorbú
tico (a) , venéreo (A) , mercurial (<:) y plicoso ó produ
cido por la plica. En )a práctica esperamos poca uti
lidad de la division de este mal en vértigo del cele
bro , de la vista, del tacto y del oido (</). La division
del vértigo en simple (e), tenebroso (/) y caduco (§),

(o) Willis , De anima brutor. pathol. , cap. VII.


(6) Astruc , De morbo venereo, tib. IX. París, 1740.
(c) He visto mas de una vez sobrevenir el vértigo por
la influencia de un tratamiento mercurial en sifilítico,»
dotados de un sistema nervioso muy sensible. ¿Será esto
debido á la accion del mercurio en el hígado, y á la sim
patia de este con el celebro?
(d) Darwin (auditory vertigo).
(e) «Cuando solamente los objetos externos , ó nuestro
cuerpo , ó ambas cosas á la vez parece que dan vuettas ó
que vacilan.» Borsieri. ,
(/) «Cuando además de la rotacion ó movimiento
aparente de los objetos, se oscurece ó falta la vista.»
.Idem. Sinonimia. Scotodinia , Scotoma. ...o ...o-i
(g) «Cuando el vértigo es tan tuerte que el enfermo
0e ve obligado á asirse de cuanto se le presenta para no
caerse.» Ibid. ^.
388 DEL VERTIGO.
designa el grado de la enfermedad. En cnanto al sitié
de esta parece que debe afectar unas veces al cerebro
y otras al cerebelo , segun la diversidad de sus causad
(Purkinje).

§, iv.

PRONÓSTICO. TBATA MIENTO.

1. Pronóstico. Como señal en las enfermedades,


el vértigo ha sido muy bien interpretado por Hipó
crates (639) , Galeno (63 0) , Sydenham (631), Lieu-
taud (632) y Vogel (633). Se puede ver en muchos
lugares de esta obra cuáles son las enfermedades ner
viosas que presagia. Como enfermedad esencial, el
vértigo inflamatorio, gástrico, nervioso , especialmen
te si ha sido transitorio, es menos temible que las de
más especies , sobre todo si pertenece á las que he
mos llamado tenebrosa y caduca. Muchas veces el vér
tigo artrítico desaparece al presentarse otras enferme
dades (a), sobre todo las de la piel (J. W. Gulde-
brand).
2. Tratamiento. Los enfermos expuestos al vérti
go no deberían nunca salir solos de su casa , correr por
las escaleras , echarse sobre las ventanas abiertas ó
montar á caballo. El tratamiento del vértigo traumático
es parecido (cap. II , §. VI , y III , §. VI) al de otras en
fermedades del celebro ocasionadas por violencias exter
nas. Al vértigo inflamatorio transitorio no oponemos otra

(a) Un conde de Vilna sufrió, en (811 , un vértigo


tenebroso de carácter evidentemente artrítico. Mas tarde
padeció un tumor de la glándula próstata , y quedó en
teramente libre de su vértigo. Murió de apoplejía ea
1822. '
DEL VÍKTIGO. 389
cosa mas que el régimen (cap. V, §. VI). Si es permanen
te, las sangrías (a) del pie, pequeñas y repelidas (HerzV
las ventosas escarificadas en la nuca, ó las sanguijue
las aplicadas á la cabeza ó al ano en las personas que
padecen hemorroides , los pediluvios tibios , el nitra
to de potasa y los evacuantes ligeros producen emi
nentes efectos. Este mismo método es conducente tam
bién en el vértigo reumático, cuyo tratamiento se
termina con un vejigatorio aplicado á la nuca ó en
tre las escápulas, sin descuidar los diapnóicos ligeros,
como el acetato de amoniaco líquido con el nilro y el
agua de las flores de saúco ó de tilo, al cual se puede
añadir la resina de guayaco sino hubiese irritación
inflamatoria (Herz). Los enfermos calvos deben llevar
peluca. Cuando el vértigo resulta mas bien de una
enfermedad inflamatoria ó reumática anterior , ó
constituye las reliquias de otras enfermedades , he
mos usado con mucho provecho , además de un se
dal en la nuca , de algunas pequeñas cantidades de
muriato de mercurio dulce repetidas con frecuencia,
siempre que no haya indicio alguno escorbútico que á
ello se oponga. Alguna vez parece que se ha usado del
cinabrio en lugar de los calomelanos El vértigo

(«) En 1811 vi á una mujer de Vilna , que hallán


dose en el sétimo mes de su embarazo , no podía levantar
se de la cama sin ser acometida del vértigo caduco. Co
mo la enferma era delgada y no presentaba señal nin
guna de plétora, prescribí primeramente el licor anodino
y el espíritu de asta de ciervo suciuado; pero habiéndose,
aumentado el mal por efecto de estos remedios , recurrí
al instante á la sangría que curó el vértigo instantánea
y perfectamente. , -r ,
(¿) Quercetan cita cinco ejemplos del uso felicísimo
de este medicamento (i'/j telrade affer.t. , c. 33). Wedel
dice ; También miramos al cinabrio como muy útil , y
390 DEL VÉRTIGO.
gdstrico rara vez ó nunca admite durante el mismo
ataque el uso del emético. En tal caso es necesario es
perar el alivio de las lavativas principalmente con el
vinagre, de las bebidas subácidas, de los fomentos
tibios en el abdomen y de la quietud del cuerpo.
Durante la remision el tratamiento radical debe com
pletarse conforme á las reglas generales (cap. I,§. VI,
núm. 11), tomando sobre todo en consideracion los
áridos , los flatos (a) , las lombrices y la obstruccion v
del bi'gado. En esta ocasion no se deben olvidar las
lavativas viscerales (cap. XVII), Cuando el vértigo
proviene de languidez del estómago, son muy útiles
las bayas blancas de la pimienta negra , tomadas en
ayunas. Algunos atribuyen una gran importancia á
la raiz del duronicus pardelianches de Linneo, á la do
sis de un escrúpulo (h). Es necesario además cuidar
mucho del régimen. Platero aconseja comer por la ma
ñana temprano y por la noche con moderacion. Los an
cianos cuando no están muy pictóricos usan con pro
vecho del chocolate, caldos convino, élmacías, car
damomo y azafran, las nueces confitadas, la nuez
moscada y et gengibre preparado en la India. El vér
tigo artrítico se combate como la cefalea de la misma
naturaleza (cap. II, §. VI). Aprovechan principalmente
la resina de guayaco batida con una yema de huevo

con él solo hemos curado bastantes veces el vértigo á con


secuencia de las calenturas malignas.
(a) IV. De magnesia pura y sulfato de sosa , de caía
cosa dos dracmas; de semiltas de cilantro, media dracma;
M. y pnlverízese. Tómese al anochecer una ó dos cuchara
das de las de café.
(6) Wedel , 1. c. , dice que los pizarreros preparan
contra los vértigos unos polvos de esta raiz con la de
valeriana , la cubéba y los granos del paraiso. Sauvages
refiere lo mismo de los volatineros.
DEL VÉHTIOO. 391
(Herz) , las fuentes en la nuca , los baños calientes (a),
el cuidado de los pies , el mantener libres el vientre,
la orina y la traspiracion. El vértigo nervioso re
quiere el uso del éter sulfúrico alcoholizado, el acei
te de cajeput, el sucino, l,a corteza de quina , los
marciales , la resina de asa fétida , la raiz de valeria
na , el leño de la quasia amarga , la cubeba ó pimien
ta de cola, la simiente de mostaza negra, las aguas
de Pyrmont con leche tibia (Herz) , la electricidad,
el magnetismo y otros medios (¿). El alimento debe
arreglarse á lo que se ha dicho mas arriba en la de
bilidad del estómago. Además de eso se deben usar,
sobre todo durante el paroxismo, los medios externos
recomendados contra la cefálea nerviosa (cap. II , §. VI).
Se refiere el caso de un vértigo curado por el sonido de
las trompetas (c). En el vértigo escorbútico se deben
usar los antiescorbúticos ; en el venéreo los antisifilí
ticos , y en el mercurial el azufre con arreglo á los
preceptos que se encontrarán en otros lugares de esta
obra.

(a) Herz. recomienda principalmente el manantial de


Freyenwald..
(6) Los antiguos y hasta el mismo Sauvages reco
miendan el excremento del pavo real , seco , y á la do
sis de un escrúpulo. He aquí el secreto de J. Amelunken
contra el vértigo : polvo de ardilla muy roja , mejor
hembra que macho , hasta el peso de un escudo , que se
tomará cada mañana en vino ó cerveza. Miscel. de los
curios., dec. II , a. 4 , 1685 , append. , p. 202.
(c) J. Lanzoni , Tubarurn sonus rernedium vertiginis,
Act. acad. nat. cur., vol. I , p. 88.
392

DE LA HIPOCONDRIA,

§, I.

DEFINICION. BIBLIOGRAFIA.

1. Definicion. La hipocondría (a) consiste en una


alucinacion acerca de su propia salud , que el enfer
mo considera en un estado mucho peor que el que

(a) í)e írno, debajo, y "Xonlqof , ternilla, como ji


dijéramos mal debajo de las ternillas (es decir , debajo de
la apofisis xifoides y de las costillas falsas). Morbus resk-
vativus o siccatorius de Hipócrates (lib. II , De morbis)
Tlidoí fvjZSu , flatuosa passio de Aecio , segnn el testimo
nio de Galeno, lib. III, toe. affect. , c. 7). Enfermedad
hipocondriaca, enfermedad de los hombres dedicados á las
letras, pasion hipocondriaca , tártaro de los hipocondrios.
En árabe , Mirachia ( mirach , mesenterio en árabe). En
aleman , Hypochondrie , Mitzkrankhcit , grittenkrankheit.
En belga , Ztvaarmoedigheid. En danés, Modsot. En sue
co, Miattsinka. En inglés, Hypochondriac passion , lotv-
tpirits , vapours. En francés , Hypochondrie , matadie va,
poreuse , imaginaire. En italiano, Ipocondria. En español,
Hipocondría , pasion hipocondriaca. En portugués , Jtfo-
hmia hipocondriaca. Eu polaco , Hypochondrya.
DE LA HIPOCONDRIA. 393
tiene en realidad, prestando una atención escrupulo
sa al estado del cuerpo, con ansiedad, temor , conser
vándose al mismo tiempo sanas las demás facultades
del alma excepto este vicio de la imaginación.
2. Bildiografia. En el número de los autores
(634-) escogidos que han escrito acerca de la hipocon
dría contamos á Sennerlo (635), Willis (636), Sy-
denham (637), Higmoro (638), Conring (639),
Schenk (64.0), Wedel (641), Stahl (642), Etlmii-
ller (643) , Albert (644) i Fed. Hoffmann (645) , Vi-
ridet(646), Chcyne (647), Fleming (648), J. Kampf
(649), Haller(650), Fracassini (651 ) , Büchner
(652) , Pomme (653), Garboeo (654) i Hoppe (655),
R. Whytl (656), J. U. Bilger (657), Gallcnhoff
(658), Zeviani (659), Ploucquel (660), Todo (661),
Weickard (662), C. Revillon (663), Siorrio (664),
G. F. Hildenbrand (665) , J. Reid (666) , Willer-
may (667), Georgel (668), J. P. Falrcl (669) , J.
F. Seyfferl (670) y H. Schambcrt (671). A estos se
deben añadir los que han tratado del modo de con
servar la salud de los hombres dedicados á las le
tras (672).

§. II.

SÍNTOMAS. NECROSCOPIA.

1. Síntomas. Al principio de la hipocondría, los


enfermos que por otra parle se hallan sanos y ejercen
sus funciones con bástanle regularidad, hablan con
exageración de un gran número de males que no
guardan relación entre sí por ningún principio evi
dente , ni se reconocen sino poi que los enfermos re
fieren males qüc otros enfermos despreciarían , al
paso que los hipocondriacos los explican con escrupu
losa atención y ponderándolos. Cuando la enfermedad
394 DE LA HIPOCONDRÍA.
es mas grave se anuncia por el abatimiento del áni
mo (a), la imbecilidad (A), la vacilacion , una irri
tabilidad no acostumbrada , desconfianza de sí mismo
y de los demás (c), imposibilidad de desempeñar de
bidamente sus propias obligaciones , silencio (Boer—
baave, Tissot) , tristeza, amor á la soledad, la ima
ginacion pervertida , propension á un sueño que no
descansa nada al enfermo é interrumpido por ensue
ños tristes. Esto no obstante tienen algunos interva
los lúcidos, y entonces nadie está mas alegre que un
hipocondriaco ; pero muy pronto siente en la cabeza
un dolor sordo, le zumban los oidos, se le oscu
rece la vista, la lengua se le pone áspera , y el sabor de
la boca, sobre todo por la mañana, es depravado; el
enfermo escupe una saliva espumosa , algunas veces

(fl) «Frecuentemente se espantan al menor ruido;


así , cuando las hojas de los árholes se rozan ligeramen
te unas con otras , ya se figuran estar amenazados de los
mayores males y que Aníbal se encuentra á sus puertas.»
Buchner , Diss. cit. de singulari sensibilitate , ete. p. 22.
(6) Le son le plus léger le fait transire d'horreur ;
Et de son ceroeau creux ta membrane affligee,
Du moindre ¿branlement se trouve derangée.
L'Hypochondre de J. B. Rousseau.

(c) Es muy frecuente que un hipocondriaco se ima


gine que todos los hombres son unos perversos , excepto
él solo , y que se considere ofendido : se ocupa solamente
de sí mismo sin pensar en todo lo restante de este mundo,
pero sin que por eso deje de exigir que todos se anticipen
á sus deseos , y si así no sucede ó sobre todo si algnn
otro se atreve á poner sus miras en los honores á que él
mismo aspira , esto lo considera como una injusticia y
hasta como un crimen ; de este modo arrastra una vida
miserable y perturba el orden púbtico.
DE LA HIPOCONDRIA. 395
dulce; las carnes quedan flojas, todo el cuerpo lán
guido , y muchas veces se llena de un sudor al mas
pequeño movimiento ó emocion. Alguna vez los en
fermos , que con frecuencia son voraces , se atraen nue
vos padecimientos con los desarreglos de su régimen
dietético. En todos los casos se presenta mas tarde ó
temprano una tension , una inflacion del estómago
que se reconoce hasta por el tacto y produce una sen
sacion como de una ligadura que apretase los hipo
condrios en la direccion del diafragma. A mas de eso,
los hipocondrios y especialmente el izquierdo se hin
chan , y en los parajes correspondientes á las inflexio
nes del intestino colon el contacto es muy doloroso.
Los gases corren por los intestinos con una admirable
ligereza y en algunas ocasiones suelen expelerse (a).
Estas incomodidades son mas ó menos continuas y á.
veces se experimentan solo en el costado izquierdo (¿);
se aumentan de cuando en cuando y agregándose á
oiras dolencias ocasionan paroxismos terribles, sobre
todo en otoño, en invierno, durante los veranos muy
calientes, y en las mujeres en la aproximacion delas
reglas. He aquí la descripcion de estos paroxismos. El
enfermo experimenta inquietud , postracion , opresion
en la region precordial , y una sensacion como si la
conciencia sufriera los tormentos de algun crimen que

(a) Weickard ha conocido á un monge hipocondríaco,


que cuando por algun tiempo se frotaba la mano de
recha con la izquierda , empezaba al fin á arrojar gran
des eructos.
(6) Un hipocondriaco me pidió consejo para enrar
ta mitad de su cuerpo , asegurándome que solamente pa
decía el costado izquierdo y que el otro se mantenía per
fectamente bueno. Todos los síntomas confirmaron esta
asercion.
396 DE LA HIPOCONDRIA.
se hubiera cometido; temblor ó palpitaciones de co
razon con pulso pequeño 6 irregular ; dificultad de
respirar, constriccion de la garganta, horror al agua
que puede vencer la voluntad (a) ; peso en el estó
mago, náuseas, alguna vez vómito de un material
ácido , tenaz , sebáceo ; calor en los hipocondrios con
pulsacion en el epigástrio , expulsion de flatos por ar
riba y por abajo; algunas veces esta expulsion se ha
ce con ruido parecido á un canto (Pechlin segun
Hoffmann). Tambien experimentan calores pasaje
ros y parciales de las extremidades , que se cubren
de un sudor viscoso, frio, á veces cadavérico (Syden-
ham) , sensacion de hormigueo en la piel, saltos de
tendones y de los músculos del abdomen y otros va
rios dolores en la espina vertebral, llant» (A), vérti
gos y lipotimias. Cuando la enfermedad ha subido de
esta manera hasta su mayor altura , entonces bien sea
por la influencia de un flujo copioso de orina clara
como el cristal (c) , algunas veces con estrangurria , ó
bien por la aparicion de una hidroa en la cara , la
mayor parte de tales accidentes desaparecen y otros
persisten aunque en menor grado ; porque cuando la
enfermedad es ya antigua, los hipocondriacos nunca
te encuentran completamente bien. Entre los acciden
tes que perseveran se deben contar los dolores que
acometen á diferentes parajes, pero con particularidad
hácia la cabeza, la debilidad , y sobre todo un estre
ñimiento pertinaz que muchas veces dura algunas se-

(a) Síntoma que no es muy raro.


(6) Sydenham, \. c. ; y esto sucede tanto en los hom
bres como en las mujeres histéricas.
(c) R. J. Carnerario , Diss.de diabete (!) hjrpochon~
driacorum periodico, Tubing. , 1696.
bE r.A nipocownufA. 397
manas y meses (a). Los excrementos están entonres
de tal manera endurecidos que es necesario sacarlos
con los dedos ó con algunos instrumentos, ó bien están
barnizados de una mucosidad tenaz y gelatinosa. Mu
chas veces se juntan con esta enfermedad las hemor
roides , ó latentes , ó fluyendo, pero no siempre coa
alivio (A). La orina, ya se presenta espesa con un se
dimento latericio y con una película que representa
los colores del iris, ya negra (c) , ya fría, ya por úl
timo con el carácter de los alimentos que se han usa
do. Lo mas comunmente estos alimentos experimentan
una fermentacion semejante á la acida (</). Cuando
los paroxismos antes descritos se han repetido muchas
Teces, el enfermo, que entonces ha adquirido ya un
aspecto ó apariencia exterior particular y dificil de des
cribir, descolorido y con los ojos profundamente hun
didos en sus cavidades , está del todo absorbido en la
consideracion de su situacion , explora con frecuencia
su pulso y cae en un estado digno de toda compasion (e).

(a) Salmuth (cent. I , obs. 24) habla de un estre


ñimiento que duró seis meses.
(6) Esto es lo que Fed. Hoffmann (Diss, cit.) ha
sostenido con razon contra Stahl.
, (c) J. P. Eberhard , Hypochondriaci excreta omnia
nigra (Miscell. acad. nat. cur. , dtc. I , ann. 1 , obs. 63).
(Tambien se dice que el esperma era negro) , ann. 2, obs.
63, schol. S. Ledel De singutari in hjrpochondriasi sjrm-
ptomata. Ib. , dec. III , ann. 9 y 10 , obs. 69. Yo mis
mo me be servido para escribir de la orina negra de un
hipocondriaco en lugar de la tinta,
(d) Hildebrand , 1. c. , enumera con razon los ácidos
de las primeras vias entre los síntomas constantes de la hi
pocondría.
(e) La violencia de los padecimientos que abruman á
estos infelices, se ve claramente cuando sobreviene^en ellos
cualquier enfermedad aguda que suspenda et curso*. de la
398 DE LA HIPOCONDRIA.
Corre de un médico á otro , de un charlatán á otro, no
dispensando en realidad su confianza á nadie y sin se
guir tampoco por mucho tiempo los preceptos de nin
guno de ellos. Si se le asegura que recobrará pronto una
completa salud, se irrita y á veces llega hasta deses
perarse. Aunque está dotado de cierta elocuencia mé
dica (a), sin embargo, asustado por el temor de ol
vidarse de alguna cosa , auxilia su memoria con pape
lillos en que escribe sus observaciones, sus preguntas
y sus dudas. Si se entrega al estudio de los libros de
medicina, se figura que ya tiene todas las enferme
dades á medida que las lee ü oye hablar de ellas. Vi
tupera generalmente el efecto de los remedios de to
das especies ; pretende que los tónicos le irritan , que
los refrigerantes le debilitan , y que los evacuantes le
extenúan. Unos no salen de la cama durante años en
teros, no permiten jamás que se abran las ventanas,
ó permanecen en la cama dia y noche para favorecer
la traspiración. Oíros examinan escrupulosamente sus
materias fecales , las gustan (¿) , las conducen muy
lejos para que las vea el médico (c) ó hacen otras co-

hipocondría ; porque aunque sea doloroso, el enfermo es


tá sin embargo dispuesto á tolerarla con mas gusto que á
su enfermedad habitual , cosa que he observado muchas
veces.... Véase á Bevillon.
(a) Sobre todo las mujeres que presentan la com
plicación del histerismo con la hipocondría , son las que
generalmente sobresalen en esta elocuencia médica.
(6) Tío he tenido un condiscípulo hipocondriaco que
decia estar amenazado de una calentura biliosa. Pregun
tándosele la causa de semejante presagio, respondió: Por
que hace algunos dias que mis excrementos están mas
amargos que de ordinario!
(<.) Un hipocondriaco, de familia distinguida , que
DE f.A HIPOCOtSDttlA. 399
sas repugnantes (a). Algunas veces , las alucinaciones
de los hipocondriacos, que conservan su razon en otras
materias, llegan hasta ef grado de imaginarse que tie
nen un cálculo en la vejiga (¿), un feto en el utero,
la rahia (c) , una afeccion sifitítica, un pólipo en el
corazon , que les faltan algunas vísceras (d) , &c. Los

vivia en los confines de la Lituania , iba cada semana á


la casa de uu médico, que residia en Prusia , con las va
sijas ó servicios llenos de sus excrementos. Aunque estas
vasijas se ocultaron dentro del carruage con particutar
cuidado , sin embargo en las fronteras de la Lituania y
de la Prusia no se escaparon del registro de los adua
neros , que sospecharon ser mercancías prohibidas...!
(a) He conocido en Viena á un hipocondriaco , que
solo mascaba los alimentos, tragaba el jugo que extraia
de ellos y guardaba el residuo para presentárselo á su
médico á fin de que le examinase con atencion.
(6) Henr. de Heer (observ. oppido rara 2 7) preguntó
á un enfermo de esta especie quién le habia dicho que
" padecía del cálculo , á lo que este le respondió indignado:
Yo mismo ; y de ninguna manera fué posible persuadirle
de que abandonase esta opinion.
(t) En el otoño de 1815 un individuo de la clase
noble , fué mordido por un toho rabioso, y murió en mi
clínica de resultas de la hidrofobia. Uno de sus parien
tes que estaba hipocondriaco y le habia asistido en su en
fermedad , comenzó al instante á ahorrecer el agua pre
tendiendo que padecia el mismo mal y sin esperanza. Se
le administró una dosis crecida de opio y un sueño de
muchas horas calmó su imaginacion. Obsonville fué se
gnn parece mas desgraciado. V. su biografía en el Ma-
gasin encyclopedique (vol. II , 1816).
(d) Una judía, de cincuenta y seis años, que ejercia
con sagacidad el oficio de merradora , experimentó desde
el principio del año 1816 hasta el mes de Junio siguien
4.00 DE IA HIPOCONDRIA.
hay que perciben constantemente un olor fétido (Mor-
gagni) , otros tienen un tacto doble (a). Entre sus
males verdaderos están las poluciones nocturnas y un
deseo inmoderado de la venus (6), al cual se agrega
la idea de la impotencia (c). Por lo general los hi
pocondriacos suelen dudar sobre cualquier negocio
aunque vaya bien (á). Toleran difícilmente las reu-

te además de los síntomas ordinarios del histérico y de la


hipocondría , una sensación como si le faltasen algunas
partes de. su cuerpo ó fuesen á caerse. Gozaba de lodo su
conocimiento y sabia muy bien que se engañaba ; esto
no obstante continuamente estaba exclamando : «Mi ca
beza está vacía , yo no tengo cabeza , los dientes se me
caen (indicando varias partes de su cuerpo) , todas estas
partes están abiertas. La piel que también le parecía ha
bérsela caido , gozaba de una perfecta sensibilidad : la vi
vacidad de los ojos parecía mas bien aumentada : el oido
se conservaba normal : lo mismo sucedía en cuanto al
gusto ; pero cuando la enferma comía, experimentaba una
sensación como si los alimentos cayesen hasta el hueso
sacro.
(o) Eberbard , en Nov. act. acad. nat. cur. , vob
III , p. 348.
(6) Ya Mercurial hahia afirmado que los hipocondría
cos se entregan con mucho ardor á los placeres venéreos
(lib. I , De capit. affect. , c. X).
(c) P. IV, vol. II , seca I , cap. De impotentia virili. Ya
se probará cnanto puede la imaginación para producir la
impotencia viril.
(d) Por ejemplo en mediode una oración 6 discurso pú
blico. J. de Murallo habla de la enfermedad particular de
un teólogo que se sentía poseído de un terror 110 acostum
brado cada vez que' subía á la cátedra , experimentando
un temblor ni todos sus miembros. A beneficio de laj
bebidas acídulas y de los polvos de Birckmann se curó.
Miscelánea de los cur. &c.
DE LA HIPOCONDRÍA. £01
niones de personas, por ejemplo, las de las iglesias
(a), las asambleas públicas, los teatros, así como tam
bien la presencia de los reyes y de los príncipes (¿).
Hay algunos que experimentan conatos á hacer cosas
ó incongruentes ó perniciosas (c). Otros se ven ator
mentados del temor de la manía, de la apoplejía, o
bien esperan su muerte en dia determinado y ya pro
nosticado. Pero, quién puede enumerar todos y cada
uno de los síntomas de los hipocondriacos! tantos co
mo son los individuos, tantas son las diversas tristes
escenas que presentan
2. Necroscopia. Los cadáveres de los hombres, por
lo menos de los que se han considerado como enfer
mos de la hipocondría , han presentado un cerebro

(a) C. Schrceter habla de una mujer p=gana hipocon


driaco-melancólica que no se atrevía á aproximarse al
sagrario del templo (Miscrl. acad. nat. cur. , dec. III , a<
5 y 6 , 1697 y 1698 , p. 550), , . . t ....
(6) Conozco á algunos que en tales ocasiones fueron
acometidos de una fuerte lipotimia.
(c) J. A. Mercklin , De metancholia hypochondriaca
cum horrendis tentationibut et insidiis diabnticis. MiscelL
acad. nat. cur. , dec. III, a.. 5 y 6 , p. 663. Reit und
Hoffbauer, Btytrage zur Befóiderung einer Kurmethode
auf psychisch. Wege. Halle, 1812 ,' IB.", p. 586. 'Red,
Rhapsodien , p. 302. Yo he asistido á un' cocinero hipo
condriaco que algunas veces cuando se estaba sirviendo
de un gran cuchitlo para su trabajo , le arrojaba lejos de
sí temiendo causarse á sí mismo algnn daño. Un barbera
de Viena me consultó sobre su mal , diciéndome que mu
chas veces al afeitar á sus parroquianos habia tenido la
tentacion de cortarles la garganta.
(d) Fed. Hoffmann , TVled. rat. syst. , 1. c. , § III:
402 DE LA HIPOCONDRÍA.
negro (a), esteatomas en esta viscera (A), afecciones
del corazón y de los grandes vasos (Zachias, Lieutaud),
nn escirro del píloro (Hochsleder , Bonel) , enferme
dades del hígado (Lieutaud), mas rara vez sin em
bargo de lo que se ha creido , del bazo , del páncreas,
de los intestinos , del peritoneo (Bonel) : las venas por
tas muy ensanchadas (Lieutaud) y las meseraicas dila
tadas como un intestino (Gaurinonio , Kupffcr), vari
cosas (Luis Mercado) y llenas de una sangre viscosa
(Rhodio, Bonel).

§.m.

CAUSAS.

*t. Causaspredisponentes y ocasionales. La hipocon


dría es producida por diferentes causas, á saber : un
vicio hereditario (c) , la edád de veinte á cincuenta
años , la educación en que se ha cuidado de la salud con
nimiedad (</) , ver alguna afección hipocondriaca en

(o) Paulino en MiscelL acad. nat. cur. , dec. II, ann.


6 , append. , p. 37.
' (£) Strauss , Diss. de cegro afecta hjrpochondriaco
capilisque steatnmate laborante. Giess. , 1683.
(c) Cons. a M. Adolphi , De malo hypochnndriaco here
ditario. Ephem. acad. nat. curios., cent. 5 y 6, p. 171.
Fed. Hoffmann , Mid. rat. syst. , 1. c. , §. XIX. También
he observado que los niños de madres histéricas tienen
disposición á la hipocondría,
(d) Cuando los padres se inquietan por las mas leves
incomodidades de los niños , les obligan á quejarse , y ha
cen que estos apliquen 'continuamente la atención á su
salud ; es raro que estos hijos puedan evitar el ser con el
tiempo hipocondriacos.
BE LA HIPOCONDRÍA. ¿03
oíros individuos (a) , la muy larga permanencia en
los hospitales (¿) , las enfermedades crónicas (c), las
calenturas intermiten les (r¿) , la disentería (e) , las en
fermedades de la piel descuidadas ó mal curadas (/),
sobre lodo el abuso de la quina (g) , del opio, de los
astringentes (A), de los purgantes , del mercurio (i),

(a) He conocido i algunos jóvenes predispuestos á


la hipocondría , que perdieron esta disposición dejando
un preceptor hipocondriaco por otro de carácter festivo.
(6) He visto mas de una vez paisanos., soldados, jor
naleros y otros individuos coyas ocupaciones se desempe-p
flan al aire libre , volverse, hipocondriacos por haber
permanecido largo tiempo en los hospitales , por ejemplo,
padeciendo heridas , fracturas , sarna , &c.
(c) La costumbre de observar mucho tiempo su mis
ma enfermedad , ejerce aun después de curada esta , cier
to imperio sobre el cuerpo que ya está sano. . ,
(d) Léase sobre este importante asunto á Oeleo en
Schenk, lib, I , obs. 6. Ettmüller , De abuso proecipit. , c.
III, §. V. Horst, lib. X, obs. 26, p. 189. Fed. Hoffmann,
1. c. , obs. 1.
(e) Cuando se han padecido epidemias de disentería,
se presenta por lo general mas frecuente la hipocondría.
(y*) « Ex causis prceternaturalibus considerationcm
potisiimum mercnlur proegressi morbi incongruis medica-
minibus adstringentibus , opiatis , narcoticis perperam ac
prcepostere curati.» Haller , 1. c. , §i XXI.
(g) Dése la quina á cualquier persona que padezca
de hemorroides , y se volverá fácilmente hipocondriaca]
(A) Por ejemplo , en las diarreas , flores blancas.
(í) He visto á muchos individuos volverse hipocon
driacos , después de un tratamiento mercurial} ¿será tal
vez efecto de la irritación del hígado , por el estímulo
específico del mercurio? Algunas veces por la pérdida de
saliva. Cons. á J. J. W. Dobi zensky de Nc groponte , Illus-
trissimi hypochondriaci mors misera ob iiiunctione mcrcu-
riali, cum observat. liot. henlilii, Miscell. acad. nat. cur.,
404 DE LA HIPOCONDRÍA.
los veneno» (a) , los baños frios (A) , la bebida del
agua helada, los licores fuertes (c), los alimentos fla
tolentos (*/) , grasicntos , en mucha abundancia , so
bre todo en la convalecencia (e) , la mala costumbre
de comer de prisa, de no mascar bastante los alimen
tos, de leer durante la comida y de devorar á un
mismo tiempo las letras y los manjares, los excitantes
melosos (/), los ayunos (g), la vida sedentaria, sobre
todo cuando se mantiene el cuerpo inclinado hacia
delante (/¿) , la quietud repentina después del ejerci-

dec. I , a. I , 1670 ; dec. II, a. 10 , 1691; append. , p.


54.
(o) Casi lodos los enfermos que he podido salvar de
envenenamientos por sustancias minerales , se han vuelto
hipocondriacos. Véase á G. N. Hill, Osservazioni sull'uso
é effetti dell'arsenico preso internamente. Giornale de la
Societá med. chirurg. di Parma.
(¿>) Por lo menos en un sugeto predispuesto á esta
afección , he visto sobrevenir un paroxismo de hipocon
dría á consecuencia de un baño de rio.
(c) He asistido á un capitán , persona antes sobria
y de completa salud , que en el año 1814 en ocasión de
celebrar en Carlsruhe los dias de su emperatriz , se vió
obligado por sus camaradas á beber una gran cantidad
de ponche caliente , y al instante fué atacado de una hi
pocondría rebelde. •
(d) Blancard (P. II , Prax. , c. 61) añade los ali
mentos ácidos ; pero instruido yo por experiencia de lo
contrario no soy de su opinión. •
(e) Véase una observación curiosa de Fed. Hoffmann,
Diss. cit. , §. X. . -
{/) Este engaño dulce es una tiranía agradable al pa
ladar ; pero nociva á la salud , sobre todo si se toman
en gran cantidad.
{g) Los judíos de la Litnania están por esta causa
muy frecuentemente expuestos á ataques de hipocondría.
(h) Fed. Ho£fmaun,Nl. c. , obs. 5. Es constante que
DE LA HIPOCONDRÍA. {05
ció (a) , el régimen del claustro (/>) , el celibato (c),
el ejercicio de la medicina (</) , la composición (e) y
la lectura de los libros que traían de medicina (/),

la hipocondría es enfermedad de los escribientes, jugado


res, sastres, zapateros &c. «Proviene de la posición del
cuerpo inclinado hacia delante y de las fajas aplicadas al
vientre con demasiada fuerza , por cuya razón este se
encuentra muy apretado. Esla es la razón por qué los
hombres dedicados á trabajos literarios y otras personas
que por sus ocupaciones mantienen al cuerpo en una
postura inclinada , vienen á ser hipocondriacos.» Buckner,
Disser. therap. , §. IIL
(o) Los militares que durante la guerra pasan á cuar
teles de invierno , ó que dejan un destino militar por
otro civil ; los pobres que repentinamente se hacen rico»;
los que vuelven de viaje , y últimamente aquellos que
después de largos trabajos desean disfrutar de un descauso
honroso , caen á menudo en la hipocondría.
(6) Ya Le Pois ha comprendido la hipocondría entre
las enfermedades de los eclesiásticos (De serosa coJluv.J.
(c) Presentándose la hipocondría tan frecuentemen
te entre los célibes , podria considerarse como castigo par
ticular del egoísmo que los hace huir del matrimonio.
(d) Qué hay que admirar si el conocimiento de las
enfermedades reinantes , si el cuidarlo continuo por las
enfermedades de los demás , si la observación de los ma
les muy graves que á veces resultan de las incomodida
des mas pequeñas , si los ejemplos de muertes repentinas,
si tal vez hasta la misma simpatía hace á los médicos
hipocondriacos?
(e) Con bastante frecuencia un médico autor se
imagina padecer la enfermedad que se ocupa de des
cribir.
(/) Entre otros muchos perjuicios que se siguen á la
medicina popular, es también uno el de dar ocasión á la
hipocondría.
406 DE LA IUPOCONDItÍA.
la ocupación intensa del entendimiento (a), el tedio (tt,
el amor propio y la vida sensual (c), los remordimien
tos de la conciencia, los escrúpulos (d) y otros afectos
del alma cuando se prolongan por mucho tiempo (e),

(a) Esta causa suele ser mas influyente que otras


muchas , sobre todo cuando la atención se aplica á cosas
abstractas. Así es que en los judíos de la Lituania es
comunmente el estudio del Talmud, sobre todo de la Ge-
mara, la causa que produce la hipocondría. Por cuya ra
zón dice muy bien Wenzel (Versuch einer Seelendiate-
tik. Gratz , 1801 , p. 37) : «Nada hay mas perjudicial al
alma y al cuerpo que un esfuerzo excesivo y desarreglado
de las facultades intelectuales , y mas cuando esto coincide
con otras causas debilitantes; ó cuando el individuo tiene
poco talento y quiere hacerse por fuerza hombre sabio.»
(6) Por ejemplo, la vida campestre respecto de las
personas acostumbradas á habitar en las ciudades.
(r) Cuando las cosas que son necesarias para la vida
se presentan como por sí mismas al individuo , y cuando
ya se han apurado los placeres de todas especies , la aten
ción se dirige enteramente á sí mismo y de este modo
se establece la base para la hipocondría.
(d) «A este número pertenecen aquellos que instrui
dos desde sus primeros años en los preceplos de una re
ligión y de una disciplina severa , sin poseer aquella rec
titud de juicio que hace discernir el bien del mal , lodo
les inspira temor, atormentan su espíritu con eternos es
crúpulos , huyen de la sociedad de los hombres y se ali
mentan únicamente de las ideas de su propia imaginación
y del rigor de. sus pensamientos en tales términos, que no
bastan á destruirlas ni las razones de un doctor en teo
logía.» Galtenhoff §, 1. c. , . IX.
(e) Los autores mas modernos no han escrito mejor
acerca de este asunto que Horst (lib. IV, p. 194) > >' Pf~
chlin (obs. 81 , p. 71). Entre aquellos léase á Zimnaer-
mann , Von der Erführung, B. 2 , p. 480.
BE LA HIPOCONDRIA. 4.07
6 de los cua'es se ha triunfado (a), los excesos ve
néreos (¿) , el onanismo (c) , y últimamente un esta
do inconstante, frió (d), húmedo de la atmósfera,
como sucede en el otoño y primavera , sobre todo si
concurren á un tiempo muchas de las causas expre
sadas (e).
2. Causa próxima. Se ha buscado la causa próxi
ma de la hipocondría en la alrabilis (Galeno y con
súltense los aforismos de Boerhaave por Swielen) , en
el hígado mas caliente de lo que corresponde y en la
debilidad del bazo (Horslio) , en las lesiones de la
vena porta, en las de la arteria celiaca y de los vasos
mesenténcos (Sennerto), en el tártaro (/), en la ata
xia de los espíritus animales (Sydenham) , en el es
pasmo del conducto digestivo (led. Hoffmanri), en la

(o) El que convalece de un amor violento , siente por


Jo común un vacio que se llena fácilmente con la hipo
condría.
(6) Ruego que se lea á Marcard , Beschreibung von
Pyrmont , B. 2 , p. 234.
(f) Esta causa es la mas eficaz de todas , cualesquiera
que sean.
(d) Sin embargo , no me atrevo á adoptar la opi
nión de Fed. HofTmanii que considera la hipocondría
como enfermedad mas frecuente en Alemania y en el Norte
que en Francia y en Italia. 'Véase á Ludolff, Diss. de
malo hypodiondriaco-hysterico incolis Saxonias inferioris
proprio. Erf. , 1725.
(e) «Enseñado por la experiencia , estoy persuadido
de que una sola de estas causas no produce fácilmente
la hipocondría , sino que es necesario que muchas de ellas
concurran á darle origen.» Seyffert , 1. c. , p. 12.
(/) Una dé las mas antiguas sectas de químicos, pol
lo cual se llamó á esta enfermedad tártaro hipocondriaco¡
4.08 .DE LA HIPOCONDRÍA.
debilidad del estómago (Highmoro , Conking , We-
del), en un vicio de los hipocondrios (Fernel), en
la flogosis de la membrana mucosa intestinal (a) , &c.
En cuanto á nuestro dictámen , creemos que la hi
pocondría es una enfermedad de todo el sistema
nervioso, que se desarrolla principalmente en los gan
glios del abdomen (6), en los plexos cardiacos y en el
celebro (c) , pero imposible de demostrarse con el es
calpelo; siendo tal en esta enfermedad la lesion del sen
tido universal interno, que trasmitiendo impresiones
morbosas al sensorio comun , da márgen á que el en
fermo tenga nociones falsas de los cambios que su
cuerpo experimenta , nociones que van acompañadas
de una percepcion desagradable. El enfermo pone to
da su atencion en combatirlas; pero privado del auxi
lio de los sentidos exteriores, cuando se trata de co
sas internas, y hallándose al mismo tiempo viciada la
imaginacion , no puede corregir la falsedad de estas
nociones; de lo que resulta que aumentándose cada
vez mas el padecimiento del celebro, las visceras que
reciben sus nervios, sobre todo el corazon, hígado,
bazo , estómago é intestinos pierden su tonicidad,
desempeñan mal sus funciones , y finalmente vienen á
contraer varios padecimientos , siguiéndose de aquí

(a) Hoffimann (algunas veces). Broussais (siempre).


(6) «Es evidente que la afeccion hipocondriaca reside
en verdad en todo el sistema nervioso y en el de las fi
bras musculares ; pero sin embargo , ocupa sobre todo las
primeras vias.» Buchner , Diss. de vero ortu.... , §. IV.
(c) ¿ Habrá creido Falret decir alguna cosa nueva,
cuando despues de Willis , Buchner y otros dice: «Casi
siempre está el celebro primitivamente afectado en la hi
pocondría ; muy raía vez puede mirarse la lesion de otro
órgano como su causa lejana?»
DB LA HIPOCONDRÍA. {09
que esta enfermedad por otra parte intrincadísima
se trasforma en oíros males todavía mas graves.

§. IV.

DIAGNÓSTICO.

1. En general. Si se admite que la hipocondría


consiste en una alucinacion del sentido universal in
terno (cenesthésis) y en una lesion de la imagina
cion, se sigue de aquí que no debe declararse hi
pocondriaco á ninguno, cuando su sentido universal
interno denuncia males verdaderos , y cuando el in
dividuo juzga rectamente de sus percepciones morbo
sas. Pero como hay muchas enfermedades (sobre todo
si su forma no se halla todavía bien desenvuelta , tal
como se halla descrita por lo comun en los libros y en
los cursos de medicina (a)) cuya presencia apenas ó
de ningun modo se patentiza á los sentidos del médi
co, las cuales por consiguiente solo pueden conocerse
por la relacion de los pacientes , sucede fácilmente

(a) Casi no he encontrado autor ó catedrático alguno


que no pinte las enfermedades con colores demasiado vi
vo». De aquí resulta que muchas veces no son conocidas,
á no ser que se presenten en el alto grado que corres
ponde á la idea que se ha dado de ellas. Como esto no su
cede con frecuencia , algunas enfermedades se consideran
mucho mas raras que lo son realmente. Por e¡emplo , rue
go al lector que lea la descripcion de la gastritis segnn
se describe en los compendios, y me dirá despues cuán
tas veces en el curso de su vida ha visto semejante en
fermedad. Acaso dos 6 tres veces no mas ; tal vez una
sola , ó nunca! Siu embargo de eso , la inflamacion del es
tómago no es rara ségun lo demuestran su* con»e-
cuencias.
4.10 I>E LA HIPOCONDRÍA.
que no se da ningún crédito á sus quejas , y que se
atribuyen á la imaginación cosas cuya existencia hu
biera podido comprobarse con algún mas cuidado y
conocimiento. Así es que en nombre de la humani
dad exigimos que el diagnóstico de la hipocondría no
se haga con negligencia ni temeridad (a). Es necesa
rio guardarse igualmente de desatender los pesares
ocultos del alma.
2. Enfermedades ocultas que simulan la hipocondría.
Las enfermedades que mas frecuentemente toman la
apariencia de la hipocondría son las lesiones orgánicas
del celebro (¿) y de la medula espinal (c) , las en
fermedades del corazón y de los grandes vasos (</), los

(a) Siendo médico joven y muy fácil en hacer el diag


nóstico de la hipocondría , reputé esta enfermedad como
muy común. En la actualidad como suelo poner mucho
cuidado antes de atribuir las quejas de los enfermos á (O
imaginación , encuentro la hipocondría mucho mas rara
vez.
(6) Consúltese á Strauss , 1. c. , y el caso referido en el
cap. II, §. IV, 15 (nota).
(c) Un eclesiástico de Vilna , que presentaba un as
pecto floreciente , se quejaba continuamente de desarreglo
en su salud , y estaba mirado por todos como un hipocon
driaco. Pero habiéndose examinado su enfermedad con
mas cuidado , se descubrió la existencia de una anquilosis
de las vértebras del dorso.
(rf) Lancisi (De anevrysm. , prop. 55, p. 82). Meclel
(Mémoires de Berlin , 1 755 , p¡ 76). Corvisart (Sur les
maladies y les lesiona organ. du coeur y des groa vaise-
aux. Paris , 1806 , p. 34). Testa (Ucb. d. Krankheiten d.
Herzens. A. d. I. V. K. Sprengel , Hall. 1813, p. 135,
17 3) y Kreysig (Die Krankh. d. Herzens. Berl. , 1 8 1 4,
1 th. , p. 332) han ilustrado muy bien el punto de que
se trata. En el año 1807 abrí en Vilna el cadáver de
nn italiano que babia muerto repentinamente por la ro
DB IA HIPOCOKDRÍA. ¿1 1
tubérculos del pulmon (a), los cálculos biliarios (¿),
la tenia (c) , el escirro del páncreas (Higmoro,
Harder), del estómago, ó las estrecheces del con
ducto alimenticio (d) , las escrófulas del mesen-

tora de un aneurisma de la aorta. Muchos médicos ha


bían declarado á aquel desgraciado como un importuno é
hipocondriaco. Tambien se debe poner mucho cuidado en
no mirar al momento cualquier movimiento desordenado
del corazon ó de las arterias , que procede muchas veces
de la influencia de los nervios , como efecto de un vicio
orgánico de estas partes. Este es un error en que suelen
caer muchos de los que se dedican al estudio de las en
fermedades del corazon, cuando carecen de experiencia
propia.
(a) He tenido ocasion de examinar con mucho cui
dado bastantes enfermos de uno y otro sexo , particular
mente jóvenes, considerados como hipocondriacos , y he
reconocido sin género ninguno de duda la existencia de
tubérculos pulmonales El mismo Sauvages ha conservado
una especie particular de hipocondría establecida por Fra-
cassini con el nombre de tisica. Es admirable y no fácil
de explicar por qué cuando la tisis pulmonal está bien
desarrollada , no solo desaparecen los temores hipocon
driacos , sino que nace en los individuos cierta seguridad
ó confianza que es propia de los tisicos ; cosa que he ob
servado comunmente lo mismo que Reil (Fiebcrlehre , 2
Bi , p. 593).
(6) En mas de veinte enfermos , declarados hipocon
driacos, he descubierto la existencia de cálculos biliarios.
A estos casos correspondería la hipocondría calculosa de
Fracassini y de Sauvages , si fuera permitido considerar
como hipocondría á semejante enfermedad.
(c) Compárense los síntomas de la tenia con los de
la hipocondría , y será fácil persuadirse de la facilidad de
engañarse en tales casos.
(d) En los cadáveres de algunas personas que habían
presentado muchos síntomas de la hipocondría , y sobre
412 I>B LA HIPOCONDRÍA.
terio (a) , el cálculo de los ríñones (Morgagni) , la
diabetes (6), sin hablar de los vicios ocultos (c) , ar
tríticos, carcinoroatosos, plicosos , escorbúticos y ve
néreos, que antes de tomar la forma prescrita por su
propia índole acometen con frecuencia al sistema
nervioso, y' constituyen aquella especie de hipocon
dría que los autores han llamado no sin razon hipo
condría con materia.
3. Señales de la hipocondría verdadera. Decimos
que existe una hipocondría verdadera cuando despues
de un exámen rigoroso y reiterado no se encuentra ni
en la familia (d) , ni en los signos conmemorati-

todo que se quejaban de estreñimiento pertinaz ó estaban


atormentados por la diarrea crónica , he encontrado ana
ó dos estrecheces en el trayecto de los intestinos. Véase á
Abicht , Diss. de intestinorum coarctat. diarrh. chron.
causa min. vulg. Vilnce , 1816.
(a) Las glándulas endurecidas del mesenterio irritan
do los plexos de los nervios meseráicos , hacen, entrar
fácilmente en simpatia al plexo celiaco; lo cual da origen
á muchos síntomas hipocondriacos , que ciertamente no
deben atribuirse entonces á alucinacion.
(6) Carnerario , Diss. cié. Yo mismo be visto en un
judío presentarse la diabetes con las apariencias de la hi
pocondría.
(c) Moreilot , Observation d'une goatte consécntive,
d'une mélancolie hypochondriaque. Sedillot , Rec. periodo
de la soc. de méd. de Paris, t. XXX, p. 54. «tYec est in-
frequens futuros arthrüicos fieri prius h/pochondriacos.»
Stoll.
(rf) Cuando alguno desciende de familia en que sea
comun la enfermedad de alguna entraña , sobre todo del
corazon , del hígado ó del útero , se requiere doble cuidado
para no tomar como hipocondría alguna enfermedad de
esta especie cuando se halla en su principio.
BE LA HIPOCONDRIA. ¿13
vos (a), ni en los síntomas que se presentan, motivos
bastantes para admitir la existencia de otra enferme
dad. Cuando el enfermo no habla constantemente de
los mismos síntomas, sino que según su relación casi
todos los dias son diferentes (A) ; cuando siendo la en
fermedad reciente, el estado exterior apenas indica
ningún desarreglo en la salud; cuando á excepción de
la digestión y de las , evacuaciones alvinas todas las
demás funciones se ejercen con regularidad; cuando
la distracción hace al enfermo olvidar enteramente
sus males , volviendo á caer en ellos por efecto del te
dio; cuando además existen otras causas de las que
favorecen á la hipocondría, sobre todo la continua
ocupación del alma, las pasiones y el onanismo, y
cuando el enfermo sin causa suficiente varía de mé
dico con frecuencia.
4.. Distinción del histerismo y de la manía. Des
pués de haber evitado el peligro de confundir con la
hipocondría los vicios orgánicos de algunas visceras,
se presenta otro, menos grave en verdad, pero que
es necesario no despreciar siempre, á saber, el de
tomar por hipocondría el histerismo y la manía (f),
ó vice versa ; de lo cual trataremos después.

(a) Siempre que se presenten después de una en


fermedad aguda aunque en su apariencia fuese muy li
gera , como una calentura catarral , un cólico, etc. , los
síntomas de la hipocondría , es necesario no fiarse en
ellos , sino pensar en las consecuencias de estas enferme
dades , sobre todo en tanto que puedan depender de una
inflamación anterior.
(6) «La mejor de las señales es su número.» Man
ga.
(c) Cap. XXV , §. CVI. Por esta razón la melan-
cholia argantis , ó la enfermedad imaginaria tan bien
414 DE r.A HIPOCONDRÍA.
5. Advertencia. También es necesario no creer
que la hipocondría siempre se parece en un todo;
porque según la diferente constitución de los enfer
mos (a), presenta un carácter enteramente diverso.
El estado hipocondriaco en las personas pletóricas
merece sobre lodo la mayor atención de parte de los
médicos (A). En este caso , además de los síntomas
generales se observan dolores de estómago después de
la ingestión de los alimentos, calor en los hipocon
drios , pulsación en la región epigástrica , que casi
simula un aneurisma de la arteria epigástrica, epis
taxis , rubicundez de la cara y de las mejillas, calores
pasajeros, excitados á veces por una pequeña canti
dad de vino , y también dolores hemorroidales.

descrita por Sauvages ( Nosol. meth. Morb. , class. 8. , gen.


19 , spec. 4) pertenece á la hipocondría y no á las me
lancolías.
(a) *Vidi viras lacertosos , dice Tralles (Tract. de
usu op'ú , sed. III, p. 3 7 J , torosos , robustos , nihilomi-
nus hypochondriacos ; vidi olios tenuíoris corporis habilus,
feneriori solidorum omnium compage prceditos , malo hoc
misere afjlictos ; vidi sanguine et succís plenos , ceque ac
macilentos ejus tyrannidem expertos ; vidi satis exercüa-
tos mobilique vivendi generi addictos ; vidi sedentariam et
oliosam degentes vitam , perinde asgritudine hac odiosa la
borantes.»
(6) A este corresponde el Affeclus Mirachialis de Ioj
antiguos. Sobre este asunto debe leerse una tesis sostenida
en Leipsick , en 1734, Por Lembder , siendo presidente
Adolfo. Véase á Fracassini hypochondriasis inflammatoria,
descrita muy bien por Ettmüller.
DE IA HIPOCONDRÍA. ^1 5

§. v.

PRONÓSTICO.

t. Peligro. La hipocondría es una enfermedad


fastidiosa y de muy difícil curación. Abre el camino
á la artritis, á la ceática, al cálculo de los ríñones, á
la caquexia, al escorbuto, á los pólipos del corazón, á
las obstrucciones de las visceras abdominales, á la
amnesia y á la melancolía. A veces, pero no siempre, es
un preservativo contra diversas enfermedades , sobre
todo las febriles y contagiosas , ó bien estas enferme
dades la sirven , ya de crisis , ya de remedio.
2. Semeiática. Los síntomas que indican que la
enfermedad es mas grave son : la tensión del hipocon
drio izquierdo, el estreñimiento pertinaz, la orina
clara , la complicación con el histerismo y otras en
fermedades. Una orina negra sin calentura, la mens
truación y las hemorroides que fluyen moderadamen
te curan esta enfermedad. Los vértigos, la ceguera y la
tabes son de muy mal agüero, como indicantes del
peligro de la apoplejía y de la muerte.

§.IV.

TRATAMIENTO.

1. En general. Siendo la hipocondría una dé las


enfermedades mas delicadas (a), su tratamiento com-

(flt) Sennerto : «Verum hcec omnia expediré difficitti-


mum est. Etenim cum indicationes dentur contraria, et
quidem ventriculus plerumque debilis.... calida requirat,
contra injlammatoria disposilio.... refrigerantia nequirat.
416 DE IA HIPOCONDRÍA.
prende dos parles , una para los intervalos y olra para
los paroxismos. «En general, como lo ha dicho ya
Montano , para la curación de esta enfermedad no
se puede señalar el tiempo de un mes ó de un
año, como sucede en otros males, sino que es preciso
continuarla durante todo el curso de la vida.» En
primer lugar es necesario en lodo caso alejar cuanto
sea posible las causas de la enfermedad, causas en
que no siempre convienen los enfermos (a) , prefijando
á estos un régimen de vida de que no deben separar
se jamás.
2. Régimen. Es necesario por consiguiente acon
sejar á los hipocondriacos que se dediquen con mode
ración al estudio, eligiendo la especie de estos (¿), y
haciéndole , si es posible , al aire libre (c) ; que no

cante agendum , ne , dum uni prodesse sludemus , alteri


noceamus.» ,
(a) «La primera dificultad que ha de vencerse en los
hombres de letras cuando se trata de su salud , es la de
hacerles convenir en sus desaciertos.» Tissot.
(¿) Ludwig , Diss. de contentione sludiorum moderando.
Se puede aplicar á muchos lo que Tissot dice de algunos
hombres instruidos: «Especie de hombres , que pegados á
sus libros como el mango al azada , podrían compararse
con algunos Fakires de las Indias ; se separan como estos
del género humano , como estos se maceran con toda su
voluntad, sin que muchas veces resulte de ello la mas pe»
quena ventaja para la sociedad.»
(c) Plinio el joven dice : «El alma de los que se pa
sean al aire libre se eleva.» Y Tissot : «También nacen
muchas veces los pensamientos mas felices cuando el áni
mo se recrea y descansa; paseándose por el campo uno de
los primeros genios de este siglo , compuso sus inmor
tales obras.»
DE LA HIPOCONDRIA. ¿17
rcprueben los ocios honestos, ni el recreo del alma (a);
que estén contentos con su suerte y con los bienes que
posean (A); que hagan un ejercicio corporal conve
niente (f) , bien sea paseando , ya en carruaje , so
bre todo dirigiendo ellos mismós los caballos , ya me
diante la equitacion (Sydenham). Todos estos egerci-

(a) Séneca (De tranquitlitate vitce) dice: «Enim ad—


modum fertites agri perpetuo et sine intermissione agrien,
tis insereire non possunt , i/a assiduus labor animum tur
bat , ejusque vires justo citius exhauritn Valerio Máximo
dice elegantemente : «Danda est rernissio animis ; melio-
res alacrioresque requieti surgunt.» Rivino ha dicho tam-
bien mo con menos elegancia : "UtUissirnum et necessarium
ad sanitatem servandam his est , non raro muscum cum
palcestro , pennam cum gladio aut retículo , tibros cum
pita, sellam cum equo , otium cuín saltu mutare.» (De
agrest. vitce sanitate , disputj. Consúltese á Fed. Iloff-
mann , Tractatus de studiis per regutas dicetet. faciti-
tand. , p. 53 , y Tissot, l. c. , p. 133.

(6) «Quod sis , esse velis nihitque malis.v Martial.


Statt angsttich deine Ulir zu richten und zu putzen ,
Zu spafm , ob jedes tiad teicht in das andre greift ,
Und frei um scine Spindcl lauft ,
Ermuntre deinen Geist , den Augenbl'tck zu nutzen ,
Der Zeit , die dir vorüberschiveift ,
Die schnetten Fütigt zu stutzen.
Tfiiimmet's Reisen in das mittagige Franfcreich , th, 7
p. 92.
Traduccion. «En logar de arreglar constantemente tu
reloj y ver si cada rueda concierta con las demás y cor
re ligeramente al rededor de su eje , anima tu espíritu para
aprovechar los momentos y cortar las alas rápidas del
tiempo que pasa volando sobre ti.»
(c) Galeno , De tuenda valetudine. Mercurial , Art.
Gimnast. y otros que se enumeran despues. \¡
tomo vi. i7
4.18 DE IA HIPOCONDHIA.
cios deben\ hacerse en sitios agradables (a), sin can
sancio (A) , cuando no haga viento (c) y teniendo en
cuenta las comidas (//). Ks tambien necesario aconse
jarles los viajes, sobre todo por mar, la natacion (e);
el cultivo de los jardines, las excursiones botánicas,
zoológicas, mineralógicas ; las labores del campo, la
caza (/) , el juego de pelota, del balon, de los bolos,
de la sortija, las justas (g), los ejercicios militares, &c.

(a) Lo cual ha hecho decir á Galeno (I. c. , lib. I)r


«Omnia óptima sunt excrcitia , quee non modo totum cor-
pus exercent , verum ctiarn animum obtecíare possini.»
(4) Aristonoino aconseja con razon : «Quien hace ejer
cicio , huya del cansancio.» Consúttese á Celso, lib. I, c. 2.
Tambien merecen conservarse en la memoria las palabras
de Nentor , que dice: «Despues de un movimiento mny
activo, el cuerpo uo debe quedaren quietud üe pronto»
(Fund. med. , V. I, p. 22 4). l"°s cocheros guardan esta
precaucion: cuando sus caballos están cansados á con
secuencia de una carrera muy veloz , no los meten in
mediatamente en las cuadras.
(c) Sanciono (Med. stat. , aph. 25 , sect. V) ha di
cho : «Es malo un ejercicio violento cuando sopta el
aire.»
(d) « Post ccenam siabis , aut passus mitie meabis. »
Y Sane torio ha dicho tambien: «Es perjudicial á la sa
lud comer inmediatamente despues de un ejercicio vio
lento.» Cons. á Plazio , I)iss. de usu med. exercit. corpt
Lips. , 1726. , ,.
(e) Si el enfermo es débil y artrítico , úsese del
agua tibia. V. Cbr. Lang , De thermis carotinis , p. 253,
y Ptaz , 1. c. , p. 72.
(/) Doleo (Enciclop. med. , p. 54) recomienda la
caza como remedio muy eficaz para desechar los pensa
mientos fantásticos.
(j) Traité des tournois , joutes , carrousels et autrej
spcctacles publiques. Gutsmuths , Gymuastik tur die Jugend,
DE LA HIPOCONDRIA. 419
En invierno es necesario recomendarles el correr en
trineo; el ejereilarse en las arles mecánicas que re
quieren el movimiento del cuerpo, como la del tor
nero; los juegos que producen el mismo efecto, como
el del villar (a) , la esgrima, la danza. (¿) ; finalmen
te el mecerse (c),las camas suspendidas (cons. el cap.
VII), el canlo (tí) , el uso de los instrumenlos de
foúgica (e) , de todo lo que promueva la circulación

.1793. El mismo , Spiele sur Uebung u. Erhol. d. Jugend,


1796 ; y Vieth , sobre el mismo asunto. Elias's Anfaugs-
grüncle d. Gymnast. od. Turnirkunst. Bern. IR 16.
(a) El noble juego del villar. . .
(6) «Los bailes no solo proporcionan un remedio para
el cuerpo , sino también y muy poderoso para el alma,
pues que concilian á la par el recreo y la alegría ; por
esa razón puede aconsejarse este medio con mucho fun
damento á los que tuvieren trastornada su imaginación.»
Haz. 1. c. , p. 31.
(<•) El enfermo debe colocarse en una tabla larga sos
tenida por ambas extremidades , que un criado hará bajar,
y ella misma por su propia elasticidad volverá á rehacerse.
Los adultos pueden también servirse de cunas proporcio
nadas á su longitud.
(<¿) Léase en cuanto á los efectos del canto en el cuer
po humano á Pechlin (lib. III , obs. 29) y Rodrigo de Cas
tro (Med. polit., lib. IV , c. 16). Este último dice: «El
viajero canta para soportar mas fácilmente las fatigas del
viaje ; la música suaviza el tedio del preso en la cárcel,
y el marinero se entrega á la armonía de la música para
desechar los temores de la mar.» De donde también ha ve
nido el proverbio : «los que llevan á cuestas alguna car
ga , si cantan , sienten menos el peso.» Y esto se prueba
también por lo que sucede entre los rusos , los cuales casi
todo lo hacen cantando.
(e) Los efectos de la música, en los hipocondriaco» es
420 DE LA HIPOCONDRIA.
de la sangre, las representaciones escénicas (o), lo»
espectáculos , sobre todo la comedia (¿) , las lectu
ras (c) propias para alegrar el espíritu (t/) y provo-

tán descritos en la Miscel. acad. nat. cur. , dec. II , a. 1,


(a) Un medio muy bueno de aliviar los pesares es el
de imitar las acciones de otro hombre, á cuyo fin servian
en algun tiempo las comidas ltamadas regalía (convivía re
galía (VFirthschafteri).
(b) Las de Moliere, Regnard, Destouches, Marivaux,
Picard, Favart, Fabrc d'Eglantine, Dumonstier, ColJia
d'Harleville , Goldoni , Kottbue, Nota, Scribe , &c.

(c) ..i., tu solatia prtubes;


Tu curce requies , tu medicina venís.
Ovid., lib. IV, trist. eleg. x.

(d) He aquf los elementos de una biblioteca antihipo


condriaca. El Decameron del Boccacio , el Orlando fur.
del Ariosto , la secchia rapita del Tassoni , il Ricardet-
to del Forteguerri , l'Orlando in amor, del Bemi , ta
Cicceide del Lazzarelli, Bertoldo, Bertoldino y Cacaseno,
il Malmantile racquistato del Lippi , I ragguagli di Par-
iiasso det Boccalini, gli Epigrammi del Pananti , la Cor-
neide di Gamera , le lavole del Pignotti , gli animal! parl>
del Casti , Pilis to purge melancholy, Tristram Shandy,
Lusiad. , Bozzy andPiozzi, Pindariana , Love's vagaries,
Czazy tales for grown gentlemen , theRivals, School for
scandal, Founding hospit. fort wit , Gretna Green , the
Jrishman in Spain, Rute a wife, and have a wife, the
Drama! ¡st. Los ensayos de Montaigne, las sátiras de Boi-
leau , El Gil Blas de Santiltana, Las mil y una no
che, traduit de l'arabe par A. Galland, las obras de
Pigault le Brun, la bibl. univers. des romans, composée
par une société de gens lettres. Rabner's Satyren u. Brie-
fe. Wieland's Poet. u. pros. Werke. Ein komiseb-humo-
ristisch satirisches Quodlibet. Halbcrst, 1825. Jana Ko
DE LA HIPOCONDRIA. 4.21
caria risa (a), el juego moderado del ajedrez 6 de suer
te , y de todos modos la sociedad de las personas que
tienen un carácter alegre y jovial (¿) , sobre todo en

chanowskiegó.Piesni iFraszki. Antypasty malzrnskie. Mau-


rycyusza Trzyprzyckiego , Dwor majacy w sobie osoby i
xnozgi rozmaile. Furfanteryc Polskie. Achazego Kraity. Spi-
tamegeranomachia i List od zydow do messyasza. Zablo-
iiego, Dziela teatralne. X. Baki, Uwagi o smierci nie»
chybney , przedrukowane w 'Wilnie, 1807. Dziela Kra-
sickiego. Pisma heroikomiezne Wagrierskiego i Kniaz-
niua. Es de extrañar que á pesar de la inmensa erudición
del autor , haya este omitido las obras españolas que pue
den servir para este, objeto, y entre ellas la primera de
todas el Quijote, del inmortal Cervantes (Nota de los tra
ductores).
(a) Sobre la eficacia de la risa en los hipocondriacos,
léase, á Romelius en Act. nat. cun, dec. II, a. 8 , obs. 176.
Carnerario , Syllog. memor. , p. 63. Alberti , Diss. de ri-
sus commodo et incommodo in ceconomia vitali. Hal., 1 746*
Pechlin , Obs, p. 4^4' El gran príncipe Pedro M. , su
jeto á paroxismos de hipocondría , se veia al instante libre
de ellos si se le podia hacer reir. En esto sobresal-a un bu-
fon de la corte llamado Balakirjew. V. Neue Anekdot. v.
Peter dem Grossen, gesammelt v. Golikow. , No. 119. En
las Eph. Germ., dec¿ II, ann. 1 y 2 , se refiere el caso de
uu músico que había venido á parar á un estado muy gra
ve de hipocondría y de melancolía, á quien desagradando
todos los remedios los pedia sin embargo con ansia. El
médico , en lugar de medicamentos le escribió aquella cláu
sula del cántico eclesiástico «.Vom Himmel kam der En-
gel Schanr" «Del cielo descendió el ejército de los ánge
les" que dice así: gcduldig frSMich allezcil «Sereno , ale
gre en todos tiempos" con la música acostumbrada': al ver
esta receta el enfermo soltó la risa en tales términos , que
restablecido perfectamente de su mal, saltó al instante da
la cama.
(i) Aristóteles dice (lib. I , c. 7): •■Homo natura ap
4.32 DE LA HIPOCONDRIA.
la mesa (a). Todas estas cosas son tanto mas útiles,
cuanto mayor es la distraccion que proporcionan al
espíritu y mas le separan de pensar en su propio
cuerpo. A veces se consigue el mismo resultado de las
desgracias (A) ó del amor (c) siempre que sea pla-

tus est ad ccetus societatemque." Y Séneca: «Hcec morbo~


rurn Ímpetus arcuit senectud adminicula prospexit , scita-
tin contra dotores dedit (de beneficiis &c.).» Se lee tambien:
«.Tibia et psatterium suaves edunt cantus , sed utrumque
suavis lingua eincit » Pero yo prefiero mucho mas la com
pañía de las mujeres que tienen ingenio á la de los hom
bres para distraer á los hipocondriacos ; porque los hom
bres casi no saben hablar de otras cosas que de negocios
políticos ó económicos y de otros asuntos desagradables,
y esto algunas veces con una ostentacion ridicula de eru
dicion. Las mujeres poseen al contrario el arte incompa
rable, no solo de discurrir con ligereza sobre objetos agra
dables y de suscitarnos insensiblemente cosas adecuadas
para que nos olvidemos de los disgustos, sino tambien ( lo
cunl halaba mucho á nuestro amor propio) de escuchar
nuestras historias con atencion, y de dar nuevo pábulo á
nuestra conversacion cuando ya va acabando con alguna
palahrilla oportunamente introducida,
(a) Es muy provechoso comer en compaiiía de otros;
muchos encuentran mejores los alimentos, sobre todo si sa
len de otra cocina no acostumbrada. Asilo ensena un pro
verbio familiar de los alemanes. «In Gesellschaft essen, es
schmecke einem unter dar Gesellschaft viel besser , fremd
Brod gedeihe besser , denn cinheimisches , &c.» «Comien
do en compañía , la comida sabe mejor en sociedad ; pan
extraño vale mas que el propio.»
(b) De este modo he visto curarse muchos hipocon
driacos por los cambios políticos, por la pérdida de su pa
trimonio , &c.
(c) Joepscr (Manuduct. .ad vit. long. , P. I , c. 12, p¡
DE I.A HIPOCOKBMA. 4.23
iónico (a). Además de eso, es necesario procurar que
el enfermo deje poco á poco de dar crédito á sus per
cepciones morbosas (A). Será útil, sin embargo, que
el médico al principio manifieste creer todas las que
jas del enfermo, y después poniéndolas en duda al fin
declare decididamente que están destituidas de fun
damento (c). Muchos recurren á la astucia (d) , pero

13 7) dice del amor: «Cuando no exrede los límites de la


moderación , excita el calor entorpecido de las visceras, le
vanta la fuerza decaida del estómago , ayuda á la cocción
retrasada , produce buena sangre, crea los espíritus en
abundancia, da al semblante un colorido floreciente , y
proporciona serenidad al alma....» «Teniendo necesidad de
una fuerte diversión , para distraerme me hice con estu
dio enamorado , á lo cual me ayudaba mi edad : el amor
me consoló y curó el mal que en mí habia causado la
amistad." Montaigne, CEuvr., t. III , 3. p. 73.
(a) Porque aun cuando los hipocondriacos experimen
tan á veces alivio con la pérdida del esperma , sin em
bargo no se puede dudar que esta pérdida repelida les hace
daño.
(6) Yo he podido curar á muchos hipocondriacos lle
gando á persuadirlos del engaño de su sentido interno uni
versal. Cuando nuevamente se hallaban atormentados de
vanos temores tocante á la pérdida de salud , les pregun
taba su opinión acerca de algunos periódicos políticos que
admitían cualquier noticia sin elección ni buena fe, por
ejemplo, el Zuschauer de Riga, el Constitucional de París,
el Morn. Chronicle de Londres. Nosotros , me respondían,
no creemos ni una palabra = Y por qué? = Porque nos
han engañado mas de cien veces. = Y sin embargo dais
crédito á vuestras percepciones morbosas , que son tan
falsas que mil veces os han anunciado esta ó la otra cosa,
sin que minease baya verificado ninguna de ellas ni otra
semejante !
(c) «Pero en este caso es necesario usar de extremada
4 24. DE LA HIPOCONDRIA.
comunmente sin ventaja, porque al error conocido sa
cude otro peor (a).
3. Continuacion. Pero inútil seria querer curar el
espíritu, si al mismo tiempo se descuidase la ali
mentacion. En general, esta debe ser simple (A) y
correspondiente mas bien al ejercicio que se hace (c)
que a las fuerzas del estómago, las cuales regularmen
te son débiles en los hombres de letras (d). El pan
será de trigo y de centeno bien cocido, bien fermen-

prudencia y medir de tal modo las expresiones duras, que


el enfermo pueda conocer que soto nacen de nuestra bene
volencia al mismo ; y es preciso primero examinar con
cuidado si el enfermo las llevará bien, porque muchos las
reciben con gran incomodidad.» Riedlin , Lin. med ,
anu. III, Jun. obs. 30, p. 422. Platon dice lo mis
mo (de legibus): «El médico debe primeramente persua
dir con su prudencia , y no mandar.» De aquí resulta la
necesidad de que el médico sea elocuente. Lancisi ha hecho
sobre esto observaciones preciosas hablando de la buena
direccion de los estudios médicos.
(d) Melancholia hypochondriaca pia fraude curata,
Misccll. acad. nat. cur., dcc. íl , a. 1 , 1682 , p. 449,
"Véase el cap. XXV, §. XI , No. 2.
(o) Consúttese á Chicoineau , Diss. an ccgroiantes ima-
gúiarii sota diocrsitati idearum sanandi sint? 1713.
(b) Por eso Ravino aconseja las comidas de lugar.
(c) Este precepto de Hipócrates (lib. III, sobrela die
ta) ha sido elegantemente ilustrado por Ramazzini (lib. de
principium vatetud., cap. VI , p. 56). A eso se dirige tam
bien el precepto de Pinicelli: «Qui enirn sapientice operam
daturas , eum oportet esse victum tenuem.»
(d) Los hombres que viven entre los libros, no tienen
otro mayor enemigo que la fuerza de su estómago. Lancnio
(De subitanea morte , lib. I , c. 22) y Tissot lo han ad
vertido asi con razou.
DE IA HIPOCONDRIA. ¿25
tado , medianamente salado, sazonado con simientes
de anís, de alcaravea, de hinojo; no caliente ni duro
y seco; los alimentos no serán siempre los mismos.
Las carnes convenientes son las de pollo, gallina,
capon, faisan, perdiz, tordo, francolin , alondra
y aves campestres, de bosque y de monte; la ter
nera , cordero, cervatillo y animales jóvenes; va-i
ca , liebre , cabrito, ciervo , cocidos mejor que asa
dos. Los huevos frescos y blandos son de fácil digestion.
Es necesario elegir los pescados de tamaño mediano y de
rio, como las truchas, el sollo, las percas, el gobio,
y para corregir un poco su flatulencia deben comerse
al principio de la comida, antes que los demás ali
mentos, y sino se mezclan con la carne ni otra cosa
aun será mejor (a). Las legumbres y las verduras, no
siendo flatulentas, no deben proscribirse enteramen
te (A). Las que mas convienen son las espinacas ,
acederas , zanahorias, lechuga, ortiga (c), los bré
coles ((/) , espárragos y alcaparras (Benivieni y Sen—

(a) Fabric. de Hilden , Se tuenda valetud., p. 15.


Los preceptos de la religion católica prescriben obrar de
esta manera , por lo menos en dias determinados.
(6) He conocido algunos hipocondriacos á quienes ha
dan daño los alimentos animales , cuyo uso se les habia
prescrito con el objeto de fortificarlos, y llevaban mucho
mejor los vegetales. Esto nada ofrece de extraño si se con
sidera la tendencia de la hipocondría á degenerar en es
corbuto.
(c) Cuando esta planta , que se come en la Lituania,
es fresca , si se cuece apenas puede distinguirse de las
espinacas.
(¿) Esta planta tierna está en nso entre los polacos y
los rusos con el nombre de botwina. Se come tambien
la raíz como la de las otras hortalizas.
426 DE LA HIPOCONDRIA.
nerto). Como ácidos convienen las naranjas, limones,
cidras , grosella y sus zumos. Entre las frutas las pro
vechosas son las guindas acidas , ciruelas pasas, al
mendras dulces, pistachos, piñones, manzanas de
Barsdorf , higos. Para bebida prescríbase un vino
agradable (a), el del Rhin, de Grave, el rojo de
Burdeos (mezclado si fuere necesario con agua en la
debida cantidad (¿) ) , y á no ser que el enfermo esté
pictórico, el vino dulce de España , de Chipre, ó el
amargo de agenjos hacia el fin de la comida (c\. La
cerveza será clara , sin heces y cargada de lúpulo.
En cuanto á dulces úsense las conservas de rosas, de
gengibre , de simientes de hinojo , de alcarabea,
como igualmente la corteza de naranja confitada.
Los helados, que vulgarmente se llaman sorbetes,
convienen á los pletóricos. Si se exceptuan estos, el
café despues de la comida es conveniente casi para to
dos , así como tambien algunas gotas de bebida alco
holizada dulce , vulgarmente licores , cuyo uso antes
de la comida debe sin embargo proscribirse Cuan-

(a) J. C. Fehr , Hypochondriacus vino generoso cu-


ratus. Ephem. acad. nat. cur , cent. 9 et 10 , p. 27 5.
(6) Véase á Weiekard , Philosophischer Arzt. Frkf. a.
M. 1790, p. 150.
(c) Langhans (Von den Krankheiten des Hofes oder
der Weltleut. Bern. 1770, p. 133) y otros (Hildebrand)
aconsejan que los hipocondriacos beban poco cuando co
men ¡ yo no puedo suscribir á este consejo.
(c¿) Aunque yo no desprecie con gusto los usos nacio
nales , como quiera que las mas veces se fundan en la ex
periencia , sin embargo de ningun modo puedo aprobar el
uso de los rusos y ,de los polacos de beber licores antes de
la comida.
E LA HIPOCONDRIA. £27
do el acto de la digestion está concluido, el agua fría
bebida en bastante cantidad obra como un específico
para aumentar las fuerzas en los que están pictóri
cos (a;. En los demás , sobre todo en tiempo frío y
húmedo , conviene el uso del te , porque en la hipo
condría es necesario atender mucho á la traspira
ción (¿). Si la costumbre lo permite, debe dormirse'
acostado sobre el lado izquierdo , y prolongar el sue
ño segun las circunstancias (c). Debe precederle una
cena módica ó ninguna (rf), y seguirle un desayuno
que no cargue el estómago (e). En todo esto es preci-

(o) Theden, Neue Bemerkungen und Erfahrungen,


1782, p. 131. Huffeland , Das Element des Wasiera ais
Heilmittel. El mismo, Journ. der pr. Heilk., 1 8 1 4 » 1
Heft , p. 11. Sin embargo nada con exceso, como lo ad
vierte justamente Hildebrand.
(6) Montanos, consil. 131, aconseja resguardar el
pecho de la injuria de las tempestades , llevando sobre la
region del estómago una piel de buitre. Tambien son útiles
las friegas en las extremidades por mañana y noche.
(c) Los hipocondriacos , sobre todo los pletóricos , se
encuentran peor algunas veces cuando duermen mas de lo
que acostumbran. Por eso no es posible establecer ningu
na regla general acerca de este particular.
(d) Se debe tener principalmente en consideracion el
hábito; si este lleva bien la cena , las frutas son buenas
para un enfermo pletórico: al que padezca de hemorroi
des le aconsejamos que coma la col cruda cuando empie
za á volverse agria , mezclando el zumo de ella con el acei
te de olivas segun la costumbre de los de Lituania. '
(e) Se debe huir cuidadosamente de los almuerzos de
carnes y pescados (sobre todo cuando estos manjares están
en cecina y agrios) acompañados de licores' y de vinos;
á no ser que se trate de soldados y otras personas que se
4.28 DE LA HIPOCONDRIA.
80 establecer un orden que no contraríe las leyes de
la naturaleza (a) : las evacuaciones alvinas deben ar
reglarse á las mismas.
4, Medicamentos. A fin de que no nos alcance el
consejo de Montano á un hipocondriaco : «Huye de
los médicos y de los medicamentos , y recobrareis fá
cilmente la salud » (¿) , usamos de pocos medicamen
tos y no los cambiamos fácilmente (c). En su lugar
enviamos á los hipocondriacos á los manantiales me
dicinales , cuyas aguas son jabonosas, salinas, y últi
mamente ferruginosas, para que las usen ya interior,
ya exteriormente. Si esto no es posible procuramos
mediante los medicamentos mantener el vientre libre,
expeler los flatos, excitar las fuerzas de la digestion,
moderar la demasiada sensibilidad del sistema ner
vioso y restituir su tono á todo el cuerpo. Los medi
camentos que llenan estas indicaciones son : 1.° Los
eccopróticos tomados por la tarde , por ejemplo, el elect

entregan á ejercicios corporales violentos. En su lugar tó


mese chocolate , te , calé ó simplemente leche.
(a) La actual costumbre de los almuerzos que pare
cen comidas (dejeuncr á la fourchette) y de cenar por la
tarde en vez de comer, esta costumbre que cambia la no
che en dia y el dia en noche , es un obstáculo á la salud y á
los trabajos literarios ; porque despues de semejante almuer
zo nadie puede dedicarse con fruto lo restante del dia
á sus ocupaciones ; y el que no duerme de noche pierde la»
fuerzas del espíritu.
(b) Lo mismo afirman Aecio , tetrab. II, serm. 2, c.
10 Sennerto, Prax., lib. III , P. V, sect. I, cap. 6. Wels-
chius, cent. I, cons. 100, p. 135, &c. Ch. M. Adolphi,
De fetici metanchoticc hypochondriaccr. sine utto remedio so-
lutione. Acta acad. nat. cur., vol. I, p. 546.
(c) Ya Séneca habia dicho : «Nit sanitatem magia im-
pedit , quam crebra medicamentorum mutatio.»
BE T.A niPOCONBniA. 4.29
tuario lenitivo , el polvo atemperante (o), la raiz de
ruibarbo (A) , el extracto de acíbar sucotrino (c), de
coloquintida (</), el extracto alcalino de jalapa (e) ; 2.°
las infusiones carminativas tomadas por las maña
nas en ayunas, como son las de la simiente de anís,
de hinojo , de cilantro, las partes verdes del orégano-,
mejorana , menta piperita (/) , &c. ; 3.° la raiz de
ipecacuana (g), los elixires estomacales y viscerales,

(o) Por ejemplo , de magnesia , de nitro , de tártaro


vitriolado y de un oleosácaro de hinojo.
(6) JV*. Polvos de ruibarbo, tres dracmas. H. ron s. c-
de jarabe de ruibarbo pildoras de tres granos. Espolvo
réense con polvo de lirio de Florencia. Se toman cinco an
tes de meterse en la cama. ; ■
(t) y. De extracto acuoso de acíbar sucolríno, una
dracina ; de polvo de ruibarbo , dos dracmas. M. y dislrib.
en sesenta pildoras que , si se quiere , se cubrirán con una
hojilla de oro ó de plata. Se tomarán de tres á seis pil
doras por la noche. .,
(d) TLr. De extracto acuoso de coloquintida , una drac-
ma ; divídase en sesenta pildoras iguales. Espolvoréense con
polvo de canela. D. s. Tómense por la tarde de dos á seis
pildoras. La tintura de coloquintida , recomendada por
Odier (Annales de la soc. de médecine pralique de Mont-
pellier , t. XVI (hist. , t. IV), p. 89 , es muy irritante.
(e) He usado con mucha frecuencia este medicamen
to , que nunca será bástanle recomendado.
(/) JSf. De semillas del anís estrellado ó badiana , de
cilantro, tres dracmas de cada cosa; de melisa , tres on
zas ; muélanse. D. Se emplea cu forma de te.
(^) Se. da muy bien en forma de pastillas , que con
tengan cada una una cuarta parte de grano de ipecacuana,
por ejemplo una hora antes de la comida. Es de desear que
el enfermo no sepa que toma un remedio de la clase de lo»
eméticos , para que por un electo de. su imaginación , no
experimente náuseas ¡ porque en este caso no se buscan
4.30 DE LA HIPOCONDRIA.
Ja hiél de vaca , el extracto de trébol de agua , el car
do santo , el cocimiento de la quassia amarga (a),
4-° el agua del laurel real (¿), el ácido prúsico (c);
el óxido de zinc, el. extracto de beleño, el almizcle y
5." el hierro (<f). Comunmente procuramos con una
sola fórmula satisfacer muchas indicaciones (c).

ni náuseas ni vómitos , á no ser que hubiere alguna in


dicación particular. Aecio (tetrab. 2, serm. 2, c. 10^
<habia ya dicho respecto del uso del emético en la hi
pocondría : «Pero si el estómago fuese débil , no se debe
añadirle mas trabajo.»
(a) No soy de la opinión de los médicos qoe pre
paran cocimientos de esta especie muy saturados , por
que dracma y media del leño basta para hacer amarga
una libra de agua.
(6) Tilenio, Med. chirurg. Bemerfc. , p. 193 (de trein
ta á cuarenta gotas , y aun desde sesenta á ochenta , tres
ó cuatro veces al dia). Confieso que nunca he pasado de
diez.
fe) Kopp (Este autor da una gola de este veneno,
preparado según Vauquelin , tres ó cuatro veces al dia)<
Los que quieran seguir la opinión de este médico , re
comendable por otra parte , deben leer primeramente las
advertencias de Sibergundi que van unidas (Hufeland's
journal der pr. Hcilk. , 1821 , December , p. t.
(d) Desdo los tiempos mas antiguos ha sido el hierro
para los hipocondriacos como el áncora d<* salvación. Así
es que Plinio recomienda el agna ó el vino en que se
haya sumergido un hierro ardiendo. Consúltese á Pablo
de Egineta , Dioscórides y Mércalo. Este último autor ad
vierte con razón que no se puede continuar con seguridad
el uso de los marciales , si los excrementos no toman bb
color negro. Lo mas comunmente, yo hago uso de la tin
tura ó acetato de hierro, ó de las llore» marciales de la sal
amoniacal.
(e) Por ejemplo , para mantener el vientre libre , la
de ia Hipocounnu. 4.51
5.- Continuación. Cuando existe alguna complica
ción inflamatoria ,• sobre todo la hemorroida] , es ne
cesario usar de la sangría del pie, sanguijuelas al ano,
ácidos vegetales , principalmente el vinagre (Oribasio,
Boerhaave y Lorry) , y pediluvios. Si la obstrucción
de las visceras es de mucho tiempo, se necesita recur
rir al método que expondremos en otro lugar, sin
descuidar las lavativas de Kampf (a). Si hubiere sos
pecha de algún vicio latente sifilítico, carcinomaloso,
,plicoso, artrítico , &c. se deben añadir con pruden
cia á los remedios que se han indicado hasta aquí los

evacuación de los gases y el tono del estómago : Rí*. De


hojas de sen , onza y media ; de semillas de cilantro,
tres dracmas ; la yerba del trébol de agna y raiz de
cálamo aromático , de cada cosa una onza. M. Se to
ma un punadito para una infusión , que se toma por
la mañana. Por ejemplo , para poner corriente el vientre,
dar fuerzas al estómago , y para la sensibilidad del sistema
nervioso : ET. De extracto acuoso de ruibarbo , dos drac
mas ; de hiél de vaca , media onza ; de llores de zinc y del
iiiejor almizcle , de cada cosa un escrúpulo. M. y h. s. a<
pildoras de tres granos : tómense tres veces cada dia de
seis á ocho pildoras. Por ejemplo , para corroborar pres
críbase en lugar de las flores de zinc , dos dracmas del
malato de hierro.
(o) Kampf y Faber , Dlss. uller. exposit. nov. me-
thodi Kccmphane , curandi morb. chron. inveleratos , prce—
cipue majum hypocliondr. Tübing. , t 7 5 5. He aquí la fór
mula: Vf. De raiz de taraxacon.de saponaria , dos onzas de
cada cosa ; de centaura menor y de marrubio blanco,
una onza de cada cosa; de llores de tanaceto, de manzani
lla, media onza de cada cosa : córtense y reúnanse. Tómese
un puñado con otra tanta cantidad de salvado para una
lavativa, con s. c. de agua que se cuece para que quede
en una libra. .... .- • «
432 BE LA HIPOCOTSDMA.
que se considerasen á propósito (a). En general, la
gomo- resina de guayaco es muy conveniente en estas
especies de hipocondría (¿). Debe decirse lo mismo de
las fuentes cuando hay artritis (cV
6. Tratamiento del paroxismo. En los momentos
del paroxismo hipocondriaco es preciso reanimar el
valor del enfermo é inspirarle confianza {d), procurar
la expulsión de las Untuosidades, empleando para este
fin las lavativas carminativas (c) , las fricciones aromá
ticas sobre el vientre (/) , las ventosas secas arrimando

(o) En cuanto á esto no pueden darse reglas especia


les
(6) Yo doy mucha importancia á este medicamento,
que administro á la dosis de una dracena hasta dos eu las
veinticuatro horas.
(c) De Meza , De fonticuli effectu in affeeluhy pon-
chondriaco observado. Societ. med. Hafniens. colla lama,
vol. II , p. 70.
(d) Patillini ha recogido hermosas observaciones acer
ca de la influencia de la imaginación y de la confianza
en los medicamentos , en las EtVm. gorman. , dec. I,
ann. 2 , p. 238. Riedlin , Lin. med. , ann. I. Jul. , lin.
18. Bartholino, Hist. de paralyt. N. T , p. 42. Solenan-
der , sect 5, cons. 15, §¡ 17. Helwig , Obs. jaei.
86. Scbroek, In adjecto schol. Dcusingio en Exam. pulv*
sympalh. , p. 65.
(e) Por ejemplo, con la infusión de la centaura me
nor, las simientes de. comino , de alcaravea , de hinojo,
V «J aceite de linaza. J. P. Hain , De enematum utili-
tale in palhematibus hypochondriacis el facili applicatio-
ne ; curn addcndis Ros. Lentilii: Misccll. acad. na/ur., dec.
I, a. 3, 1672, p. 402; dec. III, a. 5 y 6 , 1697, 1698,
appcnd. , p. 130.
(j) Por ejemplo, con el aceite por expresión de' la
nuez moscada , el bálsamo externo de vida dé Hoffmann,
DE LA HIPOCONDRÍA. ¿33
h llama cerca del ombligo , ó emplastos anodinos (a)
sobre toda la superficie del abdomen. Interiormente
conviene usar de las aguas de la yerbabuena rizada
{mentha crispa) ó de hinojo, con la tintura acuosa
del ruibarbo , aunque en pequeña cantidad para no
mover el vientre demasiado. En los grandes paroxis
mos se añadirá el éter acético, sulfúrico y sobre lo
do el nítrico alcoholizado , con el sucinato líquido de
amoniaco empireumálico , y finalmente el opio mis
mo (¿). Si en la región epigástrica hubiese mucha
sensibilidad , las emulsiones y los mucilaginosos (c)
son preferibles á los medicamentos enérgicos (d). No

el espirita compuesto de espliego , de romero , el agua de


la reina de Hungría , &c.
(o) Como el emplasto antihistérico de Sydenham , el
emplasto anodino de Fuller, el de gálbano azafranado con
opio y alcanfor , el aromático de la farmacia rusa , el re
solutivo de Scbmucker ; pero sobre todo el jabonoso de
Barbet de que uso muy frecuentemente. Todos estos em
plastos deben extenderse con cuidado sobre un baldés, po
niendo en su circunferencia el diaquilon á fin de que pus-
dan pegarse.
(¿) Se dice además que el opio ha sido administrado
con mucha ventaja en aquellos casos en que el enfermo
habla señalado el dia y hora de su muerte. Habiéndosele
hecho dormir con el opio mucho mas tiempo que el que
habia indicado , se le dio con eso el mejor testimonio de
la vanidad de sus temores.
(c) Las semillas de la malva se usaban ya por Aecio.
(d) Si los enfermos , tratados segun acabamos de in
dicar i no hacen justicia á nuestros esfuerzos , que bus
quen otros médicos que consideren mejores; porque yo
soy de la opinión de Lentilio cuando dice : «El médico
se ha quitado de encima un gran peso, cuando ha que
dado libre de un enfermo de mal humor , impaciente,
TOMO Vi« 28
434 BE LA HIPOCONDRÍA.
debe impedirse la salida de las ventosidades ni los
eructos (a) ; así como tampoco se debe intentar ex
pelerlos á la fuerza.

sin ideas fijas y murmurador.» Léase sobre esto mismo á


Stahl, Disp. de agro moroso.
(a) Willich aconseja que se disimulen estos ruidos
cou la tos (De crep, venir., probl. 25 y

FIN DEL TOMO VI.


ERRATAS DEL TOMO V.

Pág. Lín. Dice. Dele decir.

9 11 precedidos precedido
33 5 continao constante
81 10 (146) (U4)
183 15 cerebro celebro
230 8 la de la
238 28 sintomático' ' sintomáticos
Id. 29 sintomático .sintomáticos
281 6 (472)V. (402)
326 19 á la ,. ,1a.
348 8 baron Taran
392 22 visco el visco
395 17 winter Winter
4H 14 anises amias
NOTAS

CORRESPONDIENTES AL TOMO VI.

(1) Pdg. 8 , lin. 7. De dóloribus capitis, scándalo


medicorum difficulter removendo. Diss. Junkeri. Hal.
1741.
(2) Pdg. 8 , lin. 10, Cap. I. §. I. 2,
(3) Pdg. 8, lin. 12. Sachser diss. de dolóre capitis,
Basil. 1 5 7 7. Oltermann disp. patholog. I. De cephalalgia*
Rostoch. 1607. Heland disp. de dolore capitis. Fr. ad Via-
dr. 1612. Fabricius diss. de cephalalgia. Rostoch. 1617.,
Salzmann diss. de. speciali dignotione et curatione morbo-
rum. Diss. I. de dolore capitis,. Argent. 1617. Schaller diss.-
I. de dolore capitis. Wittenb. 1617. Schilling diss. de do
lore capitis. Lips. 1619. Ampsing diss. de dolore capitis,
Rostoch. 1619. Sennertus diss. de cepbalalgia. Wittenb.
1630. Horsiius diss. de cephalalgia. Tubing. 1636. Jac,
Fabricius de novantiquo capitis morbo et dolore. Rost.
1640. Masías de dolore capitis. Rcgiomont. 1640. Timmee*
mann diss. de dolore capitis. Regiomont. I64O. Moébius
diss. de dolore capitis. Jen. 1653, et diss. de cephalalgia.
Helmst. 1672. Habbach diss. de dolore capitis. Altd. 1657.
TOMO VI. a
2 NOTAS.
Schenk diss. de dolore capitis Jen. 166S. Hilbrand diss.
de r.ipuKttXyia . Jen. 1668. Früz diss. de cephalalgia. Vienn.
1672. Kemper d!ss: de capitis dolore. Jen. 1672. Meibo-
mius diss. de cephalalgia. Lips. 16i2. Schatter diss. de ce
phalalgia. Leid. 1672. Johren diss. de dolore capitis. Rin-
tetn 1674. ^irend diss. de cephalalgia. Leid. 1675. Schet-
harnmer diss. de capitis dotore. Jen. 167 8. Bodolo diss. de
cephalalgia. Leid. 1680. Bohn diss. de cephalalgia. Lips.
1680. Bruno diss. de cephalalgia. Altd. 1683. Gumbcrt
diss de cephalalgia. Leid. 1684. VFedel diss. de cephalal
gia in genere. Jen. 1686. Del mismo: diss. de dolore capitis.
Jen. 1707. Schlitt diss. de cephalalgia particalari. Ultr.
1686. 1689. Henninger diss. de cephalalgia. Jen. 1691,
Mappus diss. de cephalalgia. Argentor. 1691. Vaughan diss.
de céphalalgia. Leid. 1692. Leydck diss. de dolore capitis.
Ultraj. 1697. Paulid'ms. de dolore capitis. Lips. 1697. Nujrs
diss. de capitis dolore. Harderov. 1698. Hanncmann diss.
de dolore capitis ct epilepsia. Kil. 1 706 Hetevigius diss. de
cephalalgia. Lugd. Bat. 17 19. Fr. Hoffmann diss. de dolo-
re cephatico. Hal. 1731. Del mismo: diss. de cephalaea. Hal.
1 735. Hesster diss. de cephaleae. Erf. 1743. Brendel diss.
de dolore capitis. Gotting. 174". Be/fus diss. de dolore
capitis. Gics. 17 49. 27». Morgar? diss. de dolore capitis..
Edinb. 1 769. C. Stapteton quid capitis dolor? quae ejus
species? quae causae ? quae curandi methodus? Lovan.
17 7 7. Van der Belen diss. de dolore capitis. Lovan. 1 737.
PtoucquH diss. de cephalalgia. Tubing. 1787. Garmann
diss. de dolore capitis. Argent. 1788. Von Opdorp diss.de
dolore capitis. Lugd. Bat. 1 789. Además las dos disertacio
nes acerca del dolor de cabeza por Hudclist et Polzaen Jos.
Eyerel diss. med. in universitat. Vindohon. habit. perte
necen á las enfermedades crónicas. Vindob. Vol. 2. 1789.
J. O. Heinen diss. de capitisr dolore. Berol. 1830.
(4) Pdg. 8, Un. 13; Liberde ílatibus. §. 13.
(5) Pdg. 8, Un. 13. Lib. IV. c. 2.
(6) Pdg. 8 , Un. 13. Pr. III. Tr. II. cap. 35.
(7) Pdg. 8 , Un. 14. Synops. lib. VIII. c. 18. 20.
(8) Pdg. 8 , Un. 14. Tetrab. II, serm. 2. c. 40. 4L
(9) Pdg. 8, Un. 14. Lib. I. c. 10. tí. 12.
(10) Pdg. 8 , Un. 15. De re medica.
(11) Pdg. 8, Un. 15. Breviar. Tr. I. c. 6. f. 4. tu
NOTAS. 3
(12) Pdg. 8 , Un. 16. Lib. III. c. 3.
(13) Pdg. 8, Un. 16. Canon, lib. III. Fen. 1. Tract.
2. cap. I.
(14) Pdg. 8, Un. 17. De capitis doloribus. In libris
de re medica. Basil. 1540.
(15) Pdg. 8 , Un. 17. Lib. IX. obs. 54. 58. 62. 63<
(t 6) Pdg. 8 , Un. 17. Encomion de capitis dolore. Flo-
rent. 1551.
(17) Pdg. 8, Un. 18. Methodi cognoscendi et curan-
di affectus particulares etc. Disp. I. de dolore capitis. Jen.
I640. Diss. de dolore capitis. Jen. 1635. 1668, Ordo et me-
thodus cognoscendi et curandi dolorem capitis. Jen. 1671,
(18) Pdg. 8 , Un. 18. Consult. T. I. p. 14. Consulta
107. T. II. c. 38. 72. T. III. p. 54. T. IV. p. 187.
(19) Pdg. 8, Un. 19. De med. princ. hist. lib. h
No, 5.
(20) Pdgt 8 , Un. 19. De cognoscendis et curandis
rnorbis.
(21) Pdg. 8 , Un. 20. Praxis. lib. II.
(22) Pdg. 8, Un. 20. Consil. lib. I. p. 1 14. III: p. 1.
85. 93. 109.
(23) Pdg. i, Un. 20. Cent. I. obs. 11. 14. 17, Cent.
II. obs. 16. Cent. III. obs. 37. 40,
(24) Pdg. 8, Un. 21. Institut, med. pract. Vol. III.
cap. 1.
(25) Pdg. 8, Un. 21. Die Kopfschmerzen, ihre sch-
nellc Linderung und ganzliche Heilung. Hamb. 1809.
(26) Pdg. 8 , Un. 21. Diccionario de ciencias mé
dicas, tomo VI, art. Cefalalgia, p, 216 y siguien
tes. í
(2 7) Pdg. 8, Un. 22. Practical observations 011 cer-
tain afffctions| of the head commonly called head-aches/ )
London 1822.'
(28) Pdg. 8, Un. 22. De capitis dolore discluisitio.
Gbtting. 1823.
(29) Pdg 8, Un. 23. An essay on Head-aches and
their cure. Lond. 1825.
(30) Pdg. 8, Un. 23. Tractatus de ccphalalgia. Vin-
3ob. 1825.
(31) Pdg. 8, Un. 25. NicoUii , diss. de variis doloril
capitis speciebus. Hal. 1363.

1
4 NOTAS.
(32) Pág. 12, Un. 12. Aretaeus de morbis chroni-
cis. L. [. cap. 2. Galeno» de hemicrania. Alexander Tra-
llianus 1. c. c. 18. Avicenna I. c. c. 37. Sennertus diss. de
hemicrania. Vitb. 1662. Beyer diss. de hemicrania. Jen.
1 674- Kreienberg (Schrader) disput. med. de hemicrania.
Helmst. 1690. Briickner diss. de hemicrania. Lugd. Bat<
1693. VFagniz. diss. de hemicrania. Altd. 1697. Poniy
diss. de hemicrania. Hal. 17 38. Vander Linden de hemi
crania menstrua. Leid. 1760. Ford/ce historia febris mi-
liaris et de hemicrania. Lovan. 1766. Buersinkh diss. de
hemicrania. Duisb. 17 74- Schdbelt tract. de hemicrania.
Berol. 17 76. Loeber diss. sislens hemicraniae aetiologiam.
"Viennae 1786. Nicolai diss. hemicraniae aetiologia. Jen¿
1 786. Del mismo: Diss. de hemicraniae therapia. Jen. 1788<
J. Chr. Avon diss. hemicraniae therapiam sislens. Jen. 1787.
Reil de hemicrania sic dicta vera. Hal. 1791. Berends de
heterocrania apud Hippocralem. Francf. 1800. Forty's
vom halbseitigen Kopfwehe in Ackermanris Magazin fur
Aerzte. St. 1. Muller praktische Bemerkungen über die Knr
des halbseitingen Kopfwehes ele. Frankf. 1813. Pellham
Warren in medical trausactions 1813. No 18. Devüliers
en el Diccionario de ciencias médicas , tomo "XXI , art«
Jaqueca, pág. 361. T. 33, art. Migraine,p. 39 1. 400.
(33) Pág. 12 , Un. 13. Oeuvres. T. 13. chap. 22.
(34) Pág. 12, Un. 14. Remarks on that complaint
commonly known under the ñame of the sick Head-Ach.
Véase Medical observalions and inquines, Vol. 61 p. 103.
Works p. 597.
(35) Pág. 15, Un. 17. Borelli cent. 1. obs. 38. Ca-
merarius diss. de clavo. Tubing. 1703. Arnold diss. aeger
clavo capitis periódico laborans. Erf. 1703. Heisterus pro-
gr. de mor te Silii Italici ex clavo insanabili. Helmst. 1734.
Wilke diss. de isto capitis dolore, qui dicitar clavus. Jen.
1795.
(36) Pág. 1 8 , Un. 4- Beniveni exempl. med. cap. 6.
Zacut. Lusilani praxis admirab. med. lib. I. obs. 6. Fer-
nelü univ. med. cap. VII. p. 439.
■ (37) Pág. 18, Un. 10. L. Rostan recherches sur
1'emollissement du cerveau, ouvrage dans lequel on s'offor-
ce de distingue!' les diverses affections de ce viscere par des
signes charactéristiques. París 182 3. 2. Edilion.
NOTAS. 5
(38) Pdg. 20, Un. 2. Balme Jóurn. de méd. T. 41.
p. 504. Borelli hist. et obs. rarior. cent. I. obs. 38. Yellnli
111 Med. chir. transad, published by the med. and. chir.
soc. of Lond. 2, Vol. 1813. Baile/ in London medical re-
pository 1826. Febr. et Horrís Archiv für medie. Erfa-
hrung 1826. Jan. Febr. p. I64.
(39) Pdg. 55 , Un. 10. Le Prevot ergo cephalaeae te
rebra. París. 1644* Caspart diss. de exostosi cranii ra-
riore, Argentorati 1730. Morgagni op. c. epist. I. No. 9.
Schmucker chirurgische Wahrnehm. 1. Tb. p. 250.
(40) Pdg. 57, Un. il.Prospcr Alpinus med. Ae-
gypt. lib. I. c. 13. Riverius praxis medica, lib. I. cap. XI.
JSTicolaus Piso de morbis cognosc. et curand. lib. I. c. X.
Fernelius patholog. lib. V. c. 2. Lommius med.observ. lib.
U.' p. 66. Peirus Salius de morbis particul. cap. I. Stoll
rat. med. T. III.
(41) Pdg. 57 , Un. 17. Schroeder diss. de phreni-
tide. Basil. 1584. Hamberger diss. de phrenitide. Tübing.
1588. Baeschiut diss. de vera phrenitide. Basil. 1601.
Blossius diss. de phrenitide. Tübing. 1602. Luchtcnius
diss, de phrenitide. Helmst 1607. Varus diss. de phreniti
de Jen. 1607. Gillenius diss. de phrenitide. Basil. 1609.
Schmitner diss. de phrenitide Basil. 1612. Opsopaeus diss.
de phrenitide. Heidelb. 1614- Schaller diss. de phrenitide.
Viteb. 1617. Juncker diss. de phrenitide. Basil. 1618. Fa~
britius diss. de deliriis et phrenitide. Rostoch. 1619. y
Diss. de phrenitide. Basil. 1620. Meibomius diss. de phre
nitide. Helmst. 1621. Rolfink diss. de phrenitide. Jen.
1629.1632. 1635. 1652. 1672. Roeder diss. de phreniti
de. Altd. 1644- Conring diss. de phrenitide. Helmst. 1645.
Moebius diss. de phenitide. Jen. 164*7- Michaelis diss. de
phrenitide. Lips. I648. Dylmann diss. de phrenitide. Lugd.
Bat. 1654. De Bruyn van Berendrecht diss. de phrenitide.
Lugd. Bat. 1657. Schulze diss. de phrenitide. Basil. 1657.
Mols¡vyk dis. de phrenitide. Lugd. Bat. 1664- Schenk diss.
de phrenitide Jen. 1666. Schneider diss. de phrenitide<
Witemb. 1666. Johren diss. de dolore capitis, phrenitide,
melancholia etc. Rintel 1674- P^isscher diss. de phrenitide.
Lugd Bat. 1676. Pechlinus diss. de phrenitide. Kil. 1681.
Benier diss. de phrenitide. Lugd. Bat. 1682. E. R. Ca-
merarius diss. de phrentlidc. Tübing. íüS^.Oltermanh diss.
6 ROTAS,
de phrenitide. Rostoch. 1687. Craussius diss. de phreniti-
de. Jen. 1689. Vesti diss. de phrenitide. Erf. 1692. Garrí-
i/iius diss. de phrenitide. Basil. 1694. P'nt° d'ss. de phre
nitide. Lugd. Bat. 1694. Zuikius diss. de phrenitide. Basil.
1706. VFedel diss. de phrenitide ex epitome praxeos clini-
cae. Jen. 1710 Del mismo: diss. de phrenitide. Jen. 1736.
Jalot diss. de phrenitide. Lugd. Bat. 1713. Van Wyn-
persse diss. de phrenitide. Ultra). 1713. Vater diss. de de
lirio febril i phrenitis dicto. Witeb. 1721. Stüven diss. de
phrenitide et paraphreuitide. Jen. 1724. Lutfier diss. In
doles et cura phrenitidis. Erf. 173 3. Van Dinter diss. de
phrenitide vera. Lugd. Bat. 1 73 7. Alberti diss de phre
nitide Pannoniae idiopathica. Hal. 17 39: Hitchen diss. de
phrenitide. Giess. 17 42. Juch diss. de cognoscenda et cu.
randa phrenitide. Erf. 1742. Scharf diss. de phrenitide.
Altd. 1746. Haller diss. de phrenitide. Gotting. 1747.
Heunius diss. de phrenitidis theoria et therapia. v. diss.
Basil. T. III. De Bergen diss. de phrenitide. Fr. ad Viadr.
1 756. Brendet diss. de phrenitide et paraphrenitide. Goett.
1756. Opp. T. III. p. 189. Kaltschmid diss. de phrenitide.
Jen. 17 56. Ph. G. Schroedcr diss. de sede et Índote phre
nitidis et paraphrenitidis. Gotting. 1766. Behr (Fatkcn-
sohn?) diss. sistema animadversiones quasdam ad illustran-
dam phrenitidis causam. Hal. 1 7 72. Timrnermann. diss.
de phrenitide idiopathica. Rinteln. 17 78. J. H. Fischer de
cerebri ejusque membranarum inflammatione et suppura-
tione occulta. Goett. 1 781. Berri diss. quaedam de phre
nitide vera. Edinb. 17 84. Van der Belen diss. de cerebri,
ejusque membranarum inflammatione et suppnratione
occulta. Lovan. 1784. Gotdhagen diss. quatenus phrenitis
proprium sibi vindicet locum in systemate aegritudinis.
Hal. 1 785. Burnsidc diss. de phrenitide idiopathica.
Edinb. 1 786. Sidren diss. de phrenitide. Upsal. 1 786.
Ginetti diss. de phrenitide. Bonn. 1 788. Aronssohn diss. de
phrenitide symptomatica quaedam observa tiones. Giess,
1 7 90. Oberkamp diss. de phrenitide. Herdreb. 1790. Sat.
feider diss. de phrenitide. Altd. 1 7 90. Dubuis diss. de phre
nitide. Edinb. 1 793 Noetken diss. de cephaütide. Erf.
1798. C. F. Constantin diss. de enccphalitidc. Lips. 1 S00
(Brera syllofle opuse. Vol. VI. p. 74). Htrpin et Laverg-
ne Lacombe diss. essai sur la plnénésic. Paris 1808. Tñom
ROTAS. 7'
diss. da encephalitlde. Giess. 1810. Bauernstein diss. de
cnccphalitide et phrenitide. Erlang. 1812. Ducrot diss. es-
sai sur la céphalite. París 1812. K. Steffens diss. de ence-
phalitidis pathologia. Heidelb. 1816. L. F. Hettebart diss.
de phrenitide. Gent. 1823.
(42) Pdg. 58, Un. 1. Swieten comment. in H. Boer-
haave aph. T. II. §. 771. Ch.G. Ludwig institut. med. cli-
nic. P. I. c. 2. sect. I. Burserius institut. med. pract. Tí
III. c. VII. J. P. Frank epit. de cur. homin. morb. T. II.
" p. 42. S. G. Fogel HanAb. der pract. Arzneyw. B. 4, p. 1.
Conradi Grundr. d. Pathol. u. Therap. B. 1. §. 21 3. Fr,
nob.á Hildenbrand instit. pract. med. T. III. p. 55. Har-
Zess Han'db. der arztl. Klinik. B. 1. p. 371. Raimann
Handb. der speciellen Therapie. 3. Aufl. B 1. p. 298.
Mason Good study oí medie. Vol. II* Class. III. Gen. VII.
spec. I.
(43) Pdg. 58 , Un. 1. A treatise on frenzy. Lond,
1746.
(44) Pdg. 58, Un. 9. Bemerkungen über die Hirn-
Wuth. G'essen 1791.
(45) P>dg. 58 , Un. 8. En el Recueil périodique de la
sociétéde médecine de París 1805
(46) Pdg. 58 , Un. 2i Mémoire sur la phrénesie en el
Journ. de méd. chir. et pharmacie par Corvisart ete. T. 1 1.
1806. Février p. 323. Mars. p. 403. \ ' , i
(47) Pdg. 58 , Un. 3. Ephemeriden der Heilkmi-
de 4. B. . < ',' 1
(48) Pdg. 58 , Un. 3. Einige Blicke in díe Lehre von
den Entzündungen und von den FieberH überhaupt, wie
in die von den Gehiruentzündungen und \ran dem anstec-
kf.nden, faulen Nervenfieber insbesondere. Darmstad't
1814. , '. '
(49) Pdg. 58, Un. 3. Quelques observations sur la
phrenesie idiopathique. París 1814. . . ..' ,<<,..'iA
(50) Pdg. 58 , Un. 4. Entziindung des Gehirns' in
Horn's Archiv fiir med. Erfahrung 1823. Januar , Febr.
p. 50. Maíz, April. p. 229.
(51) Pdg. 58, Un. 4. Traité clinique et physiologique
de IVncéphalite ou iuflammation du cerveaust de ses sui-
tes, telles que'le ramollissement , la suppurat'ton , les ohs~
ces, les tuberculés, le squirre, le cancer ete. París 1825;
8 NOTAS.
(52) Pdg. 58 , Un. 4. Diccionario de ciencias médicas,
art. Encefalitis, tomo IV , pág. 164.
(53) Pdg. 58, Un. 5. Encéphalite accompagnée de
quelques circonstances peu communes. In Journ. complé-
nientaire du dict. des scienc. medicales. Cahier 113.
p. 313.
(54) Pdg. 58 , Un. 5. Storia delle encefalitidi che
furono epidemiche in Torino nell' auno 1824_ Torino
1825.
(55) Pdg. 58 , Un. 6. Delle encefalitidi che regnaro-
no nelt' estate del 1828. En Omodei annali universali di
medicina 1829. Maggio. p. 248. t
(56) Pdg. 58, Un. 6. fíicci, Cristin , Carmagniola in
Repertorio medic. chirurg. di Torino, No. 60. p. 555. No.
61. p. 6. No: 63. p. 107.
(5 7) Pdg. 58 , Un. 7. Observationum medicarum ra-
riornm libri VII. Lib. 1. de inflammatione ccrebri. p.
58. 64.
(58) Pdg. 58, Un. 1. Liber de morbis infantum. Jenae
1717. p. 45. 56.
(59) Pdg. 58 , Un. 8. Einige praktische Bemerkun-
gen über iunere Entzündungen bei Kinderu p. 23. 34,
Nürnberg 1810.
(60) Pdg. 58 , Un. 8. Von den Entzündungen der
innern Eingeweide bey Kindern und deren Bebandlung.
Ais ein Beytrag zu der Beschreihung und He¡Iart der ge-
wohnlichen Kinderkranltheiten (Horn's Archiv. Jahr 1811.
July und August p. 129. 1 72).
(61) Pdg. 58 , Un. 8. Allgemeine Betrachtungen über
die Natnr. und Bebandlung der Kinderkiankb. Leipz.
1811. p. 1. 24.. .
(62) Pdg. 58, Un. 9. Die Erkenntniss und Heilung
der Gehirnentziindunh , des innern Wasstrkopfes und der
Krampfkrankheiten im kindlichen Alter. Leipz. 1813.
! (63) Pdg. 58 , Un. 9. Praktische Abhandl. über die
.vorzüglichsten Kinderkrankh. B. 1.
(64) Pdg. 58, Un. 9. Mém. sur rhydrencephale on
céphalite interne hydrocrphatique , Paris et. Genev. 181".
, (65) Pdg. 58, Un. 10. Recherches sur Tintlammation
de l'arachnoide celébrale et spinale. Paris. 1825.
(66) Pdg. 58 , Un. 10. Mémoire sur le traitement de
VOTAS. 9
l'inflammation da cerveau et de jes annexes chez les enfans,
Paris 1895. .
(67) Pdg. 58 , Un. 1 1. Becherches anatomico-patho-
logiques sur la méningitc aigue des enfans et ses principa
les complications. Paris 1825.
(68) Pdg. 58 , Un. 11. London med. repository, Ja-
nuary 1825.
(69) Pdg. 58 , Un. 11. Diss. de encephalitide infau—
tum sive (!) de hydrocephalo acuto. Jen. 1825.
(70) Pdg. 58 , Un. 12. Observalioii d'encéphalile et
de ramollisseraent du cerveau pour servir á l'histoire des
maladies cerebrales chez les enfans. In Revue medícale.
Mars 1828. p. 341.
(71) Pdg. 58 , Un. 19. Gaultier in Journal de mé-
decine continué. 1811. Dec. p. 384. Horn's Archiv. I'ür
med. Erfahrung 3. B. Sept. Decemb. 1812. p. 339. 8. B.,
1. Heft. p. 185.
(79) Pdg. 70, Un: 8. Foresti obs. med. lib. X. obs 40.
Arn. Bootii obs. med. de affect. med. omiss. Helmst. IC64.
cap. III. Hildanus 1. c. obs. LXXI. Tli. JVilUsii patbolog.
cerebri et nervor. gener. Oxon. 167 7. cap. VI. VII. VIII.
Bartholini hist. anat. cent. II. hist XXXIV. T. I. p. 226.
Schneider de catarrbo lib. IV. cap. III. p. 5 7. Bonetise-
pulcr. anat. lib. I. sect. I. obs 50. 51. 54- P- 30. obs.
55. p. 33. obs. 68. p. 37. obs 78. p. 44. obs. 86. p. 51.
obs. 109. p. 62. VFepfer histor. apopL Amst. 1681, p.
393. 433. Morgagni epist. LI. 44- 4^- Comment. de
reb. in scient. natur. et med. gest. Vol. III. p. 651. Vol.
XII. p. 615. Vol. XVI. p. 714. Miscell. nat. cur. dec. II.
an. V. obs. 62. Histoir. de l'acad. des scienc. de París
1700. 1741. p. 209. 212. et 1784- p. 94. Journal de
médec. Vol. XXVII. p. 25 7. Mémoir. de. Tacad, de chi—
rurg. Vol. I. p. 318. 321. 333. Meckel in Mémoir. de Ta
cad, des scienc. de Bcrlin. 1761. T. XVII. p. 59. P. Am-
mann praxis vulnerum lethalium. Francf. 1701 dec. IV.
obs. 3. J. F. Zittmann medie, forens. Frf. 1706. cent.
IV. cas. 24. cent» V. cas. 4- Camerarii diss. de vómica ce
rebri. Tubing. 1711. M. Alberti jurisprud. mrdic. T. I. cas.
27. J. G. Hasencst act. phys. med. Ibr. col), med. Onold.
Part. III. cas. 36. Bothmcr observ. anat, rar. Fascic. II.
praefat. p. 5. obs. 111. Kaau Boerhaave in Comment.
10 NOTAS.
Petropol. nov. Vol. I. an. 1747 et 1748. p. 353. Lieutaud
I. c. lib. III. sect. II. obs. 105. 14. T. II. p. 341 sq. Pjl's
Aufsatze und Beoba-cht. aus der gerichtl. Arzneygel. B. 2.
No. 2. Mark in Blumenbach's Medie. Biblioth. II. B. &
532 Zentfra ebendas B. III. S. 526. Nebel Progr. de absces-
sibus cerebri á caussa externa. Heidelb. 1 790. Fordjce diss.
de hemicrania. § 24. A los cuales podría añadir otros mu
chos ejemplos observados en Viena.
(7 3) Pdg. 7 1 , Un. 3. Riverius praxis med lib. I. cap.
Í2. Petrus Salius de morbis particular, cap. I. Bonetus se-
pulchr. anatom. lib. I. sect, I. obs. 76. 7 7. 78. 79. Prin-
gle diseases of an army. Edit. VI. p. 302. Burserius L c.
§. 172. Soemmerring in not. 532. ad Baillie.
('4) Pdg. 83, Un. Í6. Hi'ppocrates tw iv mpaKtí
Tfop.íTm. Edit. Genev. 1657. p. 895. P. Julianas ie
curatione vulnerum capitis libellus. Venet. 1549. Ai Paré
méthode curative des playts et fractures de la tete humai-
ne. Paris 1561. Martinas Gallus in Hippocratem de vul
neribus capitis. París. 15 78. Nic. Vincentius ad dictata
Martini in Hippocratem de vulneribus capitis Colon. 1578;
Fr. Verlurianus liber Hippocratis de vulneribus capitis
oommentariis ¡Ilustra tu?. Lutet. 15 78. Hardouin de Stt
Jacques ergo Ínter capitis Tpá/¿a.Tat B^íy/Á¿ro{ periculosa.
París 1581. Andr. Alcasaris liber de vulneribus capitis.
Salaras. 1582. J. B. Carcanus Leo liber de vulneribus capi
tis. Mcdiolani 1583: P. M. Troni de ulceribus et vulneri
bus capitis. Tic i ni 1584- Doerer diss. irt^i im iv xepaX»
T^a/jLttTm. Basil. 1589. Fallopius comm. in Hippocr. de
vulneribus capitis. Opp. T. II. Palmier ergo á capitis
//.xa oppositaepartis convulsio. P.«rís. 1597. Piccinius diss.
de fracturis cranii. Basil. 1609. J. Brabiliher de vulneri
bus capitis. Coimb 1610. Paschati decas de gravissimis
capitis affectibus. Lubec. 1618. Heurnius diss. de vulne
ribus capitis. I.ugd. Bat. 1623. J. Berengarius tractatusde
cranii fractura. Lugd. 1629. Cortesius tractatus de vulne
ribus capitis. Messana 1632. J. C. Arantius commentarius
in Hippocratis librsm de vulneribus capitis. Lugd. 1 C4 1 •
Scultctus diss. de fractura cranii. Lugd. Bat. I642. C. Vi
Schneider de natura ossis frontis et ejus vulneribus ac vitüs.
Viteb. 1650. Del mismo : de osse occipitis etc. Viteb. 1653.
Del mismo: de vulneribus syucipitis. Viteb. 1653. P. Paaiv
NOTAS. 11
succenturiatus anatomicas ; seu de vulneribus rapitis in
Hippoeratem. Lugd. Bat. 1656. L. Ctueyrat tractatus de
vulneribus capitis. Tolos. 165 7. Fr. Dissaudcau commen-
taire sur Hippocratedes plaiesde tete. Rouen 1658. B. Fat-
cinelli commentario al libro delle ferite del capo. Firenze
1658. Baumgaertner diss. de vulneribus capitis. Basil.
1660. L. Jiotaltus discursus de vulneribus capitis. Lugd.
1665. Le Cterc diss. de fracturis cranii. Lugd. Bat. 1670.
Hoffrnann diss. de fracturis cranii. Viteb. 1671. Schneider
diss. de fracturis cranii. Wittemb. 1673. Mcibom. diss. de
cranii laesionibus á causa externa violenta. Helmst. 1674.
Staffart diss. de fractura cranii. Lugd. Bat 1676. A. Boi-
ret traite des playes de tete. Alangon 167 7. J. Young
WOund of the brain prouved curable. London 167 8. Vf'e-
detiiss. aeger vulnere capitis lahorans. Jen. 1684. Vehr
diss. de vulnere capitis illustrissimae personae casus fera-
lis. Francf. 1689. IT. Schouten het gewoude Hofd, of kor-
te Verhandelinge van de Opperhoofds wonden. Anist.
I694. Zinn diss. de vulneribus capitis. Basil. 1695. VF,
Schutz verletzter Kopf. Leipz. 1695. Nanter diss. de vul
neribus capitis. Argent. 1709. J. M. Mültcr casus medico—
chirurgicus de fractura cranii. App. ad observ. et curatio-
nes medico-chirurg. deead. II. Is'orimb. 1714. Koelpin
de capitis laesionibus meletemata med. chirurgica. Hafn.
1717. Salzmann diss. mira cranii fractura in nomine XL
annos superstite. Argent. 1718. H. VFalther gliicklicher
Feldscherer, oder gründlicher Unterricht von den Kop-
fwnden. Lipz. 1 7 18. Schacht diss. de vulneribus capitis ex-
ternis. Giess. 1719. Del mismo, diss. de vulneribus capitis
interioribus. Giess. USl.P.S.RouhauU traite desplayesele
tete. Turiu 1720. Kisncr , Gíasbach und Joñas von einer
bespudern Hauptwunde. Francf. 172 4. L. F. Manne obser
varon de chirurgie au sujet d'une playe á la tete. Avignon
1729. De L'espine quaestio chirurgica : an post gravem ca
pitis contusionem etiam mediocriter suspecta cranii frac
tura vel fissurá , cutis una cum pericranio ad os usque in-
cidenda? Afíirmative. Paris. 17 34. Hitchen diss. de vulne
ribus cranii. Giess. 17/|8. C. Tacconi de nonnullis cranii
ossiumque fracturis ete. lionou. 1751. Schmid diss. de vul
neribus capitis. Harderovici 1 7 52. Ileister med. chir. anat.
Wahrnehmungen. Ro»t. 17ü3. No. 041: Ve Mattos diss.
19 SOTAS,
de cranii fractura. Lugd. Bat: 1753./. F. Cartheuser diss:
sistens tractationem compendiariam morhorum capitis ex-
terni. Fr. ad Viadr. 1756. A. Fize de morbis capitis ex-
ternis. Genevae. 1757. J. Batting chirurgical facts rela-
ting to woands and contusions on the head. Oxford 1761..
Busnet diss. de fractura cranii. Paris 1 766. Papittort disj..
de fractura cranii. Paris 1766. J. fVitliams some histo
ries of wounds of the head. Lond. 1 766. Percivatt Pott ob-
lervationson the natureand conseqnences of ihose injuries,
to which the head is Hable from extern violence. Lond.
1768. Alefcld diss. an contrafissura in cranio infantis
aeque ac adulti generan queat? Giess. 1769. Frisac thé-
ses de c.hirurgie sur les blessures de la tele. Toulouse 1 769.
Rees diss. de laesionibus capitis. Argent. 17 70. J. U. Bit-
guer medic.-chirurg. Frangen , .vrelche die Verletzung der
Hirnschale betreffen. Berlín 1 7 7 1. R. de Hautensierck re-
cueit d'observ. de méd. Paris 1 7 79. Vol. 2. p. 533. Mehée
de la Touche traite des lésions de la tete par contrecoup.
Meaux 1 772. Bauer nvo chirurgische Wahrnehmangen
von einer Kopfwunde. Leipz. 1773. Traite nouveau des
contrecoups á la tete. Paris 17 74. VF. Dease observations
on the wounds of the head. Lond. 17 76. Swicten comment,
in H. Boerhaave. Cap. de vulneribus capitis. Eggers diss..
de laesionibus capitis Witteb. 1776 Poht progr. de frac
tura ossis bregmatis cum fissura per os temporum pene
trante. Lips. 17 76. Tritler diss. de laesionibus capitis.
Viteb. 1 776. Schmucker vermischte chirurgische Schrif-
tenB t.p. 311. 318. B. 2. p. 71. 137. 181. 314. B. 3. p.
45. 136.261. 266. Tliedcn neue Bemerknngen und Erfa-
hrungen. B. 1. p. 7 3. B. 3. p. 64. F. Martini Betrachtun-
gen in der Lehre von den Hauptwunden. Hamb. 1780. Rich-
ter Progr. de fracturis cranii. Goett. 1780. M. G. Braune
Hippocrates von den Kopfwunden. 1 785. Desautt auserl.
chirurg. Wahrnehm. passim. Del mismo 1 Nachlass. B. 2.
Th. 3. p. 3. Lombard remarques sur les lésions de la tete.
Strasb 17 96. Askharn diss.de capitis injuriis. Edimb,
1801 VF. Ptoucquet diss sistens capitis larsionum lethalium
historias ditas. Tub. 1801. P. A. Marín consideration»
médico.chirurgicales sur les plaies de téte avec fractures
de crane. Strasb. 1 803. Fr. A. Turck diss. commotionis ce-
rcbripathologiam sistens. Lips. 1810.C. finan diss. de mor
NOTAS. ^ 13
bis capite sauciatoortis. Edinb. 1 820. Beck animadversiones
decapitis vulneribus practicae, annexisaliquot insigniorum
laesionum narrationibus. Friburg. 1 826. V. Kern Abhand-
lung über die Verletzung am Kopi'e und die Durchho-
hrung der Hirnschale. Wien 1829. Entre las obras que
comprenden toda la cirujía, sobresale respecto á las lesiones
de la cabeza la de C. Bett : System der opcrativen Chirurg..
A. d. E. Berlin 1815. Singulas observationes huc sprctantes
continent: Act. Erudit. Lips. 1683. p. 321. 1686. p. 615,
1693. p. 182. 341. 512. 1712. p. 418. 1715. p. 465.
1723. p. 138. 1725. p. 83.Commerc. titer. Norimb. 1531<
p. 166. 1741. p. 94. 1743. p. 55. 1745. p. 126. Ephemj
nat. car. dec. I. ana. 1. obs. 119. aun. 3. obs. 278. dec/
II. ann. 1. obs. 29. ann. 3. obs. 52. ann. 5. obs. 206. ann.
8. obs. 139. ann. 9. obs. 161. dec. III. ann. 3. obs. 168",
ann. 4. °ks 54. cent. III. obs. 95. cent. X. obs. 2. Histoi-
re de l'acad. des sciences de Paris. 1742. p. 126. Mé-
moires de Tacad. de chirurgie T. I. No 3. Journ. de mé-
decine T. 1. p. 449. T. 21. p. 165. T. 25. p. 38. 177,
275. 435. T. 26. p. 455. T. 29. p. 74, 171. T. 33. p. 117,
T. 38. p. 549. T. 39. p. 469. T. 41. p. 504. T. 48. p. 224.
T. 50. p. 348. T. 55. p. 251. T. 59. p. 433. T. 61. p.
498. T. 65. p. 68. T. 76. p. 39. 65. 68. T. 7 7.p. 83. Jourri,
de médecine continué , T. 16. p. 4' 0. Ducan's Anual. Vol.
2. Lustr. 2. sect. 2. No. 6. Medical and physical journal.
Vol. 12. p. 15. Medico-chirurgical transactions Vol. 14.
Loder's Journal für Chirurg. B. 1. p. 388. B. 2. p. 49.
Mursinna neues Journ. für Chirurg. St. 3. p. 267. Hufe-
tand's Journ. der pr. Heilk. B. 5. p. 4^5. B. 9. Harless
rheinischwestphalische Jahrbücher für Med. und Chirurg.
B. 11. St. 1. p. 64. Heidclberger klinische Annalen. B. 3<
Heft 3. Hahn über die Kopfverletzungen. ibid. B. 6. Heft
3. p. 412. Fricke Annalen der chirurg. Abtheil. des allgem.
Krankenhauses in Hamburg. B. 1. p. 19. Omodci annali
universali di medicina 1828. Novemb. Osservatore medi
co. Napoli 1829. Grave t'erite di cervello. J. P. Gama
traité des plaies de la tete et de rencéphalite , principale-
ment de celle qui lcur est consécutive. Paris 1830.
(75) Pdg. 86 , Un. 13. Itard in Revue médieale'
1823. T. 12, p. 121. Puccinntti storia delle tebbri inter-
mittenti di Roma. Urbino I824.
14 NOTAS.
(76) Pdg. 92, Un. 11. Caelius Aurelianu» acntor,
morhor. lib. I. cap. 10. p. 30. Celsus lib. III. cap. 18. p.
30. Sydenham in schedula monitoria de novae febris in-
gressu. p. 660. Sxieten op. c. §. 781.
(7 7) Pdg. 99, hn. 9. Bootius observations medicae
de affectibus omissis, secundum editae cum praefatione
H. Meibomii. Helmst. 1 664. cap. I. De abscessu hypocra-
nii¡ cap. II. De vomica hypocranii, et cap. III. De vomica
cerebri.
(78) Pdg. 101, Un. 6. G. Ph. Zavinger dissi historia
pericranü sua sponte regenera ti. Altdorf. 1756.
(79) Pdg. 104 , Un. 6. Observationes phys. medícaej
Hamb. 1691. lib. I. obs. 61.
(80) Pdg. 104 , Un. 6. Sepulchr. anatom. lib. I. sect.
XVI. app. 5.
(81) Pdg. 104, Un. 7. Obs. lib. L obs. XXX. pi
98.
(82) Pdg. 104 , Un. 7. Obs. med. chir. rarior. Cent.
II. obs. XIV. Tab. 2.
(83) Pdg. 104 , Un. 8. Obs. cent. IV. obs. 10.
(84) Pdg. 104, Un. 8. Thesaur. anat. II. obs. 52..
(85) Pdg. 104, Un. 8. Diss. de hydrocephalo. Goett,
1763.
(86) Pdg. 104, Un. 9. Disputat. anatom. T< VI,
p. 320.
(87) Pdg. 104, Un. 9. De sed. et caus. morbor.
epist. XII.
(88) Pdg. 104, Un. 9. Hist. anat, med. lib. III.
sect. V.
(89) Pdg. 104, Un. 10. De monstro foemineo cum
hydrocephalo insignis magnitudinis. En comment. soc«
. R. Goett. T. IV. p. 136.
(90) Pdg. 104 , Un. 10. Diss. de capitonibus. Lips:
1751.
(91) Pdg. 104, Un. 10. Prog.. quo hydrocephalum
foetus rariorem ejusque caussam proponit. Prag. 177 3. En
Waiz N. Auszüg. 2. B.
(92) Pdg. 104. Un. 11. Beobachtungen verschiedi
chir. Vorfalle. 2. B. p. 202.
(93) Pdg, 104, Un. 1 1," Beschreibung des innern
Wasserkopfs und des Beinkorpers einer von ihrer Gebart
NOTAS. \5
an bis in das 31 ste Jahrkrank gewesenen Person. Konigsb*
17 73.
(94) Pdg. 104 » tía. 11' Mémoires présent. á Tacad,
des scienc. T. 4>
(95) Pag. 104, 12. Foetus hydroceph. intern..
corrept. descript. Upsal. 179 7.
(96) Pdg. 104 , 12. De hydrocephalis. Vid. Gütt.
gelehrt. Anz. 1804. No. 204.
(97) Pdg. 104, Un. 12. Annalen der Entbindungs-
lehranstalt zu Gott. í. B. 2. St<
(98) Pdg. 104, Un. 13. Fraguient. semiolog. obstetr..
p. 65.
(99) Pdg. 104 , Un. 13. Op. c. I. Th. p. 260.
(100) Pdg. 104» Un. 13. Médecine pratique éclairée
par l'anatomie et la physiologie. 1. cahier. Paris 1821. p.
11. 29. Et Sammlung auserles. Abhandlungen für pr.
Aerzte B. 30. St. 2. p. 2 74.
(101) Pdg. 104, Un. 14. In Transactions of the me-
' dico-ctairurgical society of Edinburgh. Vol. 1. I824. No.
8. Consúltese á Gerson Magazin der ausliind. Liter. der ge-
sammt. Hcilk. B. 10. 288.
(102) Pdg. 104 1 Un. 14. tíeschichte eines mit enor-
mer Verletznng einzelner Schadelknochen todtgehornen
reifen wasserkopfigen Rindes. ñust Magazin für die ge-
sammte Heilk. B. 29. Heft l. p. I84.
(103) Pdg. I04 , Un. 14. Ex American journal of
medical Sciences 1829. May. In Hecker^s lit. Annalen der
gesammten Heilk. 1829. August. p. 506.
(104) Pág. 104, Un. 15. Mémoire sur les maladies
da fétus et de ses annexes. Journal du progrés des sciences
et institutions medicales. T. 1. 1830.
" (105) Pdg. 104, '»'", 15. Breslauer Samml. 1721. I.
B. p. 541. Commerc. litter. Norimberg. 1 732. p. 195.
1731 p. 134. 1736. p. 364.
(106) Pdg. 106 , Un. 25. Reichard uterus gravidos
una cum foctu vulneratus. Lips. 1735. Ptoucquet de lae-
sionibus mechanicis simulacrisque laesionum, foetui in
Utero contento accidentibus ad illustrandas causias infan-
ticidii. Tubing. 1794. Loder's Journal 2. B. p. 782.
(107) Pdg. 108 , Un. 8. Mappus de acephalis Argent..
1687. Gouraigne Mém. de Tacad, des scienc. 174' P. 665í
16 NOTAS.
Winstoce ibid. 1740. 811. Sue physiolog. Untersnchnngi
üher d¡e Vitalitat. A» d. Fr. übers. von Harless 1796. p.
9. lítckel Beytr. zur menschl. und vergleichend. Anato-
mie. 2. St. p. 136. 143. 145. et 1. c. Monro transad, of
Edinb. T. 3. St. 1, p. 216. Mery Mém. de l'acad. des
scienc. 1720. p. 10. 13. Gilibert advers. med. pract. pt
122. Ktein specim. inaug. sistens monstr. descript. Stuttg.
1 795. Isenflamm Beytr. zur Zergliederungsk. 2. B. 2. Heft.
p. 281. Ctarke Philos. trans. Vol. 65. Henkelneue Bemer-
kungen. I. Samml. p. 60. Supervitte Philos. trans. No. 456.
p. 304. Le Cat. ibid. Vol. 57. P. I. p. 5. Odhelius Nene
Schwedische Abhandl. 1785. p. 172. 78. Zagorsky N. A,
Petropol. T. XV. 1806. p. 45. Cooper Philos. transad.
Vol. 65. p. 3. Büttner anat. Wahrnehmungen. p. I90i
195. 196. Curtius de monstro humano. Lugd. Bat. 1762.
Fricd. Tiedcmann's Anatomieder kopflosen Missgebnrten.
Landshut 1813. Kelch Beytr. zur pathol. Anati Berl. 1813.
Iicetard en el Journ. de médecine , chirurg. et pharmacj
par Leroux. Paris 1815. Dec. et 1816. Janv. Mémoires de
la société médicale de Paris. Vol. I. 1817. Geoffrojr-Saint-
Hilaire philosophie anatomique des monstruosités humai-
nes. Paris 1822. J. V. Krombholz anatom. Beschreib. e.
sehr merkwürd. Anencephalus. Prag. 1830.
(108) Pdg. 108 , Un. 9. Hohl in Zeitschrift für die
Geburtshülfe und praktische Medicin von VF. H. Nieme-
yer B. 1. St. 1. Halle 1828,
(109) Pdg. 110, Un. 1. Breschet notice sur deux en-
fans nés hydrocéphales et manquant de cerveau, In Journ..
complementaire du dictionnaire des sciences medicales.
T. 13. cah. 51. p. 202. H. Earle cases of hernia of the
dura mater connected with hydrocephalus internus. In Me
dico chirurgical transactions Vol. 7. P. 2. Lond. 1816.
(110) Pdg. 110, Un. 2. Ncigete über den angehohr-
nen Hirnbruch und die Kopfblutgeschwulst Neugehohrner
in Hufeland's Journ. für die pr. Heilk. 1822. Mai. G. Fn
Hóre diss. de tumore cranii recens natorum sanguineo et
externo et interno. Berol. 1824. ¿. H. Hatler diss. de
tumore capitis sanguineo neonatorum. Dorpat, I824.
J. Lipschüz diss. encephaloceles acquisitae cum abscessu
cerebri ohservatio. Regiomont. 1828i Henschet in Siebot-
d's Journ. für die Geburtshülfe B. 5. St. 2. B. 8. St. 1.
NOTAS. 17
L. yy. Schwart ibid. B. 7. St. I, p. 108. Sti 2. p. 44O.
H'úter en Gemeinsame deutsche Zeitschrit't für Geburts-
kundc B. 4- Heft 2. p. 393. Broussaux-Léger en la Re-
vne medícale. Décembre 1828. p. 463; ■
(111) Pág. 111, lili. 8. De medicina , lib. IV, cap. 2.
(112) Pág. 1 11 , Un. 8. Lib. IV, cap. I. p. 99.
(113) Pág. 111 , Un. 9. De medica materia, lib. VI.
cap. 3. 1 í 1 t ■.
(114) Pág. 111', Un. 9. Observ. rarior. T. II.
p. 123.
(115) Pág. 111, Un. 10. Observ. medie, lib. I.
(lio) Pág. 111 , Un. 10. Eph. na?, car. cent. I. c.
3. obs. 39. . • , ,11- V.'»
(117) Pág. 111 , Un. 10. Observ.. anatom. chirurg.
No. 52.
(118) Pág. 111, Un. 11. Disquisitio physica duo-
rum puerorum , quorum alter capite gigantis Vilnae est
spectatus. 1674'
(119) Pág. 111, Un. ii, Mémoir. de Tacad, des
Sciences, année 1705.
(120) Pág. 1 1 1 , Un. 1 1. Histor. appplect. p. £4. 370.
Obs. raed, pract. de affect. capitis. No. 23.
(121) Pág. 111, íín. 12. Epístola ad Culmum de
hydrocepbalo. Lips. 1741, y Haller collect. diss. P. I.
No. 12. p. 190.
(122) Pág. 111, Un. 12. Sur un hydrocéphale ac-
conipagne" de la transparence et de l'amollissemmt des os
du cráne. Journ. de méd. 1 755. T. 3;. ; r
(123) Pág. 111, Un 12. Diss. hydrocephalum inter-
num annorum 45 exhib. Upsal. 1763. Rec. in Sandifort
thes. dissert. Vol. 8. p. 330. • r ,¡ ¡tí, .
(124) PáS- 1 1 i 1 Un. 13. Diss. de effusis in cerebro
aquis. Lips. 1763. Diss. de bydrocephalo infantis recens
nati. Lips. 1777. .. , . f , - ,v.\ , : V t . '-i i\\ ■
(125) Pág. 111, Un. 13.' Tractatio anaiomico-
chirurgica de bydrocephalo, spina Infida variisque spiqac
vitiis , quae Amstelodami a. 1 767. Belgice prodiit , cujus-
que excerpta leguntur in Commentariis de rebus in scienti
natur. et medie, gestis. dec. 11. Suplement. p. 310 sq.
(126) Pág. 111, Un. 14. De bydropum variorum
Índole , causis et medicina. Opp. T. II.
TOMO Vi. h
\8 NOTAS.
(127) Pdg. 111 , Un. 14i On the brain, the eye and
car. Edinb. 1797. Ti Samml. anserl. Abhand). für pr.
Aérate. 17. B. p. 394,
(128) Pdg. 111, Un, 15. A series of engravings etc.
Fase. 10. Tab. 3.-
(129) Pdg. 111 , Un. 16. Notas á la traducción ale
mana de la obra de Baillie¡ • '
(130) Pdg. 111, Un, 16. Untersuchungen über die
Natur und Bebandlnng der verschiedenen Arlen der Ge-
birnwassersucht. Stuttg. 1802.
(131) Pdg. 111', Un. 16. Bemerkungen über die
Ilirnwassersucbt. Tübing 1806.
(132) Pdg. 111, Un, 17. Epitome, 1. c. 176.
(133) Pdg. 111, Un. 17. Medico-chirurgical tran-
sactions. Vol. 2.
(1 34) Pdg. 11 1 , Un. 18. Diss. de hydrocepbalo chro-
nico , binas observationes medico-prácticas continens.
Vilnae 1819.
(135) Pdg. 111, Un. 18. Diss. de hydrocepbalo chro-
nico. Rigae 1824-
(136) Pdg. 111, Un. 18. Beschreibung nebst Abbil-
dung eines ausserst grossen chronischen Wasserkopfs. En
Harless rheinisch westphalischen Jahrbiichern für Medie,
und Chirurgie B. 9. St. 3. p. 128.
137 Pdg, 111 , Un. 19. Transactions of tbe medico-
chirurgical society of Edinburgh. 1821. Vol. 2. No. 16.
(138) Pdg. 111 , Un. 19. Gottingische gelebrten An-
leigen vom Jahr 1827. Y Med, chir. Zeitung 1828. B.
1. p. 143.
(139) Pdg. 111 , Un. 19. Nene Breslauer Samml. aus
den Gebiete der Heilk. B. 1. p. 143.
Pdg. 130, Un. 7. Tetrabibl. H. serm. 4.
cap. I. ■■• '•■ ' '
(141) Pdg. 130 , Un. 7. De medicina, lib. IV. cap. 2.
(142) Pdg. 130 , Un. 9. Prax. meá, Vienn. 1701.
(143) Pdg. 130, Un. 9. Conspect. chirurgiae. Hal.
1731. p. 175. .
(144) Pdg. iiO, Un, 10. Instituí, med. pract. Tra-
ject. ad Rfaen. 1764 p. 101.
(145) Pdg. 130, Un. 15. Lib. I. obs. 25.
<146) Pdg. 130 , Un. 15. Cent. III. obs. 17.
NOTAS. 19
(14') Pdg. 130 , Un. 16. Traite" compkt de chirur-
gie. T. 2. p. 131,
(148) Pdg. 130, Un. 16. Acad. dessciences Tan. 17.
(149) Pdg. 130, Un. 16. Obs. med. pract. de cap,
affect. obs. 4^ » bydrocephalus in puella 5 annorum infe-
liciter sectus.
(150) Pdg, 131 , Un. 1. Art. 3. obs. 6> Ab hydro-
cephalo inciso aperto bregmate mors.
(151) Pdg. J31 , Un. 1. Iatrologia. In hydrocephalo
á perforatione cerebri mors.
(152) Pdg. 131 , Un. 9. De medica materia, lih. VI.
cap. III. p. m. 235.
(153) Pdg. 131 , Un. 10. Op. c. epist. XII.
art. 13.
(154) Pdg. 131, Un. 13. JBloch Beytrag zur Natur-
geschichte der Blasenwürmer in den Schril'ten der Berli-
ner Gesellschaft naturforsch. Freunde I. Ev. Home on
muscular motion in Philos. transad. 1795. K. Asm. Ru-
dotphi über die Hydatiden ihierischer Korper , in den ana-
tom. physiol. Abhandl. Berlin 1802. Del mismo: Ento-
zoorum s. vermium intestinalium hist. nat. Amstelod.
1808. Sanders Beobachtungen von den Blasenwürmern
des Rindviehes, in Beckmann's Beytragen. T. V. J. G.
Leske vom Drehen der Schaafe und dem Blasenbandwurm
im Gehirn derselben, ais Ursache dieser Krankheit. Leipz.
1780. Riemisch-Reuterische ausführliche Praktik des Ve-
terinar-Troikarirens irrgehender Drehschaafe. Dresd. und
Leipzig 1 791. Moorcroft in Medical facts and obs. Vol. III.
1792. (De'hydatide trepanations ope e cranio vaccae educ-
ta). Gericke Anweitung , wie man die schadliche Drehe—
krankheit oder das Segeln der Schaafe heiten kann. Ber
lin 1803. Vátois mémoires et obsTvations sur le tournis
des moutons. á Paris 1809. J. Hogg in Farmer's Maga-
zin. Consúltese Bibl. britan. 1813. No. 422 (De temulen-
tia ovium a taenia hydatigena proveniente ejusque cura).
H." VFatson in The London medical repository. 4. Vol.
TíovemmV
(155) Pdg. 131 , Un. 15. J. Vose medical and sur-
gical transactions published hy the medical and chirurgi-
cal society of London. Vol. 9. P. 2. p. 354. Véase Medici-
nisch-chirurg. Zeitung. 1819. No. 96. p. 276. H. Greo
20 SOTAS.
ijiood the Lancet 1899. T. 2. p. 238. Conquest ibid. 1830.
April.
(156) Pdg. 133, Un. 5. Observationum medicaran,
lib. I. casus 9.
(15 7) Pdg. 133 , lin. 6. Lib. I. de humani corporis
fabrica, cap. 5. p. 1 7.
(158) . Pdg. 133 , Un. '6. Opp. liber de morbis pue-
rorum.
(159) Pdg. 133, Un. 7. Mémoires de Tacad, des scien
ces pour l'an. 1818. p. 118.
(160) Pdg. 133 , Un. 8. Essays of Edinburgh. Vol.
III.
(161) . Pdg. 133., Un. 9. Observations oa the dropsy
in the brain. Edinburgh 1768. Véase. Works.
(162) Pdg. 133 , Un. 10. De hydrope cerebri puero-
rum. Lips; 177 7. Véase Bàldinger sylloge opuse. Vol. V.
(163) Pdg. 133 , Un. 10. Del Cases and remarks. Lond.
1 7 79. p. 52 , en Samml. auserles. Abhandl. fiir pr. Aerzie.
B. 5. p. 569.
(164) Pôg. 133, Un. 10. Diss. de febre hydrocepha-
lica. Hafn. 1786.
(165) Pdg. 133, Un. 11. Winke über den innern
Wasserkopf, in Sammlung der neuesten Beobachtungeu
Engl. Aerzte, fiir das Jahr 1788. von Foarl Simmons.
(166) Pdg. 133, lin. 11. London medical journal
1781. June. p. 4^4- Samml. auserl. Abhandl. fiir pr.
Aerzie. 1. B. p. 196.
(167) Pdg. 133, Un. 11. Lond. medical journal.
Vol. 4. p. 393. Samml. auserles. Abhandl. fiir pr. Aerzie.
10. B. p. 224.
(168) Pdg. 133 , Un. 11. London medical observa
tions and inquiries. T. 4*
(169) Pdg. 133, Un. 12. Memoirs of the medical
society of London. Vol. 1. p. 17 3.
(170) Pdg. 133, Un. 12. Treatise on the dropsy of the
brain. Lond. 1790. Trad. alemana. Leipz. 1 792.
(171) Pdg. 133, Un. 12. Act. Helvet. Vol. II.
(172) Pdg. 133,7i>2. 13;Mémoir. de la soc. royale de
medec. an. 1 7 79. p. 204.
(173) PHg. i33 , Un. 13. Ideen zur Diagnostik. 3.
Th. p. 48. . ., .
BOTAS. g1
(174) Pdg. 133 , Un. 13. En Baldidgef's neucni Ma-
gazin f. Aerzte. 1. B. 6. St. .
(175) Pdg. 133 , Un. 14, Dissertatio de hydrocepha-
lo. Edinb. 1793.
(176) Pdg. 133, Un. 14. Geschichte der Wasser-
sucht der Gehirnhohleu , oder des Schlagüusses der Kinder.
Frankf. 1794.
(177) Pdg. 133 Un. 14' Medical observations and
inquiries. Vol. 4' P. 4^. Works. edit. Lond. 1784. p. m.
269. Existe una traduccion francesa con notas por Bidault
deVittiers , publicada en París en 1813.
(178) Pdg. 133 , Un. 15. Diss. de hydrocephali in-
Uammatorii pathologia. Vitenb. 1800.
(179) Pdg. 133 , Un. 15. Memoirs of the medical
society of London. i. Vol.
(180) Pdg. 133 , Un, 15. Diss. de hydrocephalo in
terno. Vitenb. 1806.
(181) Pdg. 133, ftn. 16. Ex medical and physical
journal Vol. 15. en Saínmi. auserl. Abhandl. für pr. Aerz-
te. B. 23, p. 584.
(182) Pdg. 133, Un. 16. Journal de médecine de
Corvisart 1806. Juin. p. 651. Samml. auserl. Abhandl. für
pr. Aerzte. 24. B. p. 180.
(183) Pdg. 133, Un. 17. Journal generat de mé
decine. 1809. Aoút.
(184) Pdg. 133, Un. 17. Von der Wassersucht der
Gehirnbohlin. Berlín 1810.
(185) Pdg. 134, Un. 1. Essay 011 the hydrocephalus
acutus. Edinb. 1809. Existe una nueva .traduccion , cuyo
resumen se halla en Artess Rheinische Jahrbücher für
Med. und Chiiurgie. B. 6. St. 2. p. 38.
(186) Pdg. 134, Un. i. Vom Wasserkopf, ein Bey-
trag zur Monographie dieser Krankheit. Wien 1812.
(187) Pdg. 134 , Un. 2. Treatise on Hydrencephalus.
Lond. 1813.
(188) Pdg. 134 , Un. 2. A practical treatise on the
remittent fever of infants with remarks on hydrocephalus
internas. Lond. I8I4.
(189) Pdg. 134 , Un. 2. On the early symptoins which
lead to water in the brain. Lond. 1815.
(190) Pdg. 134, Un. 3. Praktische Abhandlungen
29 hopas.
über die vorzQglichsten Krankheiten de» kinJlichen Al
tera. I. B. von der hitzigeu Gehirnhulen-VVassersucbt.
Wien 1815.
(191) Pdg. 13.t, Un. 3. Dissertatiou sur l'hydropi-
sie aigue des ventricules du cerveau. Paria 1814.
(102) Pdg. 134, Un. 3. Svenska Lakare. Sállskapets
Haudlingar. 2. B. 2. 3. H. Stockholm 1815.
(193) Pdg. 134 , Un. 4. Ein Beytrag mr acuten Ge-
hirnwassersucht en Hufetand's und Harless Journal der
pr. Heilkunde. 1816. Junius. p. 64.
(194) Pdg. 1 34 1 Un. 4. Mémoire sur l'hydrencépha-
le ou céphalite interne hydrencéphalique. Geneve et Pa
ris 1817.
(195) Pdg. 134» Un. 5. Diss. de hydrocephalo aca
to. Lips. 1817.
(196) Pdg. 134, Un. 5. Essai sor l'hydrocephalite,
ou l'hydropisie aigue des ventriculus du cerveau. Paris
1818.
(197) Pdg. 134, Un. 6. Diss. de hydrocephalo acato
primario. Gand. 1823.
(198) Pdg. 134 t Un. 6. De l'irritation encéphali-
que chez les enfans, ou considerations sur les causes, les
symptómes et le traitement, de la maladie designée succes-
sivement sous les noms de convulsion interne, hydrocé-
phale aigue, d'arachnoite ete. Paris 1823.
(199) Pdg. 134 Un. 6. Observations on hydroce-
phalus mternus with cases. In The Edinburgh medical and
surgical journal. July 1824. p. 11.
(200) Pdg. 134 Un. 7, Diss.de hydrocephalo acoto
interno. Lips. 1824.
(201) Pdg. 134, Un. 7. Jahrbücherjder ambulato-
rischen Klinik zu Halle. B. 2. I824.
(202) Pdg. iH,lin. 8. De encephalitide infantum,
sive (?) hydrocephalo acuto. Jen. 1825.
(203) iPág. 134 • Un. 8. Diss, de hydrocephalo acuto.
Berol. 1826.
(204) Pdg. 134, Un. 9. Diss.de hydrope cerebri
acuto. Lips. 1827.
(205) Pdg. 134, Un. 9, The Philadelphia journ. of
medie, and physic. sciences. Vol. 4, No. 8. 182 7. art. 6.
(206) Pdg. 134, Un, 10. Apercu théorique et pra
NOTAS. 23
tique sur les causes , ta nature et le traitement de l'hydro
céphale aigu. Paris 1628.
(207) Pdg. 134 » M". 10. Diss. de hydropa ventiicu-
lorum cerebri acuto. Berol. 18.28.
(208) Pdg. 134, Un. 10. Eine pathologische Un-
tersuchung über die Natur des Hydrocephalus auf genaue
Beobachtung der Krarikheitserscheinungen und der Ers-
cheinungen , welche die Leicheniiffnungen darhoten , ge-
griîndet. Ex Transactions of the association of Fellows and
Licentiates of the King and Queen Collège of physicians
in Ireland. Vol. 5. p. 254. in Samml. auserl. Abhandl. fiir
pr. Aerzte. B. 36. St. 3. p. 397.
(209) Pdg 134, '"», 1 1, Ueber den Hidrocephalus
acutus in diagnostischer, aetiologischer und therapeutis- ,
cher Hinsicht. Hufeland's Journ. der pr. Heilk. 1829.
Sept. 40. Octobr. p. 61.
(210) Pdg. 134, Un. 11. Hufeland's Journ, 1830.
Aug. p. 35.
(211) Pdg. 146 , Un. 6. E. Moulin traité de l'apo
plexie ou hémorrbagie cérébrale , considerations nouvelles
sur les hydrocéphales; description d'une hydropisie céré-
bralè particulière aux vieillards. Paris 1820.
(212) Pdg. 147, Un. 14. Herttvig diss. Experimen
ta quaedam de affectibus laesionum in partibus encephali
singularibus et de verosimili harum partium functione. Be-
rolini 1826.
(213) Pdg.^^8 , Un. Philosophical transactions,
las que contienen de Everard Home : observations on the
functions of brain. Read the 26. Mai 1814. p. 255.
257.
(214) Pdg. 159, Un. 3. Op. c. p. 135 sq.
(215) Pdg. 159, lin. 3. A statement pf the early
symptoms which leald to the disease termend water in the
brain ete. London 1814. •
(216) Pdg. 162, Un. 3. AcuU morb. lib. III.
cap. V.
(217) Pdgi 152 , Un. 3. De caussiset signij morhor.
diuturnorum. lib. I. cap. VII.
(218) Pdg. 162,/i/i. 3. Definit, medicin. Ho. 244.
Chart. T. IL p. 261. De locis affect. cap. X.
(219) Pdg:, 162, Un. 4. Tetrab. H. *erm. 2. c, 87.
24 MOTAS.
(220) Pdg. 169 , Un. 4. Lib. FU. cap. XVIII.
(221) Pdg. 169, Un. 6. Prax. med. Amstel. 1516.
lib. II. cap. XV.
(222) Pdg. 169, Un.' 6. De morbis é colluvie serosa,
sect. II. Part, II. cap. 5.
(223) Pdg. 169 , Un. 6. Observat. anatora. ex ca-
daveribus eoriim , quos apoplexia sustulit. Scaphus. 1658.
(224) Pdg. 162, Un. 1. Diss. de apoplexia. Wil-
temb. 1611. 1654-
(225) Pdg. 162 , Un. 7. Diss. de apoplexia. Lugd.
Bat. 1667. v. Halleri disp. med. T. I. N. 1.
(226) Pdg. 162 , Un. 7. Tractatus de apoplexia. To
los. 1677.
(227) Pdg. 162 , Un. 8. Sepulchr. anat. (ib. I.
sect. 2.
(228) Pdg. 162 , Un. 8. Trattato dell' apoplessia.
Roma 1709.
(229) Pdg. 162 , Un. 8. Prax* medie, cap. IX.
(230) Pdg. 162 , Un. 9. De subi lañéis mortibus. Opp.
Genev. 1718.
(231) Pdg. 162, Un. 9. Historia apoplecticorum,
Amstel. 1724.
(232) Pdg. 162 , Un. 9. Traite complet de chirurgie,
T. I.
(233) Pdg. 162, Un. 10. Dell' uso ed abuso delle be-
vande, e bagnature calde e fredde. Mod^n. 1725.
(234) Pdg. 162, Un. 10. Med. rat. syst. Pars II.
cap. VII. De baemorrhagia cerebri. Pars. IV. cap. I<
De nervorum resolutionibus. Diss. de apoplexia. Hal.
1728.
(235) Pdg. 162, Un. 11. Commerc. liter. a. i 734.
Hebd. 9. No. 2.
(236) Pdg. 162 , Un. ll..De apoplexia. v. Haller bi-
blioth. med. P. II. p. 24.
(237) Pdg. 162, Un. 11. Comment. T. III. §.
1007. sq.
(238) Pdg, 162, Un¡ 12. De apoplexia mag. chirurg.
quam medicamentis curanda. Helmst. 1752.
(239) Pdg. 162, Un. 12. Diss. de caussis quibusdam
specialibus apoplexiae , observationibus anatomicis rario-
ribus confirmatis. Hal. 1 764-
NOTAS. 25
(240) Pdg. 162, Un. 12. De sed. et caus. ntorb. episti
H. III. IV. et V.
(241) Pdg. 162, Un. 13. Piecis de médecine. L. I.
Des maladies de la tete. p. 181. Historia anatomica med.
T. II. lib. 3.
(243) Pdg. 162 , Un. 13. Traité de l'apoplexie. Paris
1770. ,
(243) Pdg. 162, Un. 13. Traité de l'apoplexie et de
ses diflerentes espéces. Paris 1782.
(244) Pdg. 162 , Un. 14. De morb. peritonaei et
apoplexia. Mémoires deVac. R. de Berlin. 1782. p. 76.
(245) Pdg. 162, Un. 14. Animadversiones pract. in
divers. morb.
(246) Pdg. 162 , Un. 14. Praelectiones. p. 346.
(247) Pdg. 162, Un. 15. Epist. de variolis, apople
xia ect. op. T. VI.
(248) Pdg. 162 , Un. 15. Institnt. med.'pract.j Vol.
III. cap. 4,
(249) Pdg. 162 , Un. 15. De apoplexia praesertim
nervea commentarius. Brixiae 1789.
(250) Pdg. 162 , Un. 16. Commentary on apoplcc-
tic and paralytic affections. Lond. 1792.
(251) Pdg. 162, Un. 16. Vües sur le caractére et
le traitement de l'apoplexie. Paris 1807. .
(252) Pdg. 162 , Un. 16. De apoplexia disquisitio
theorico-pract. Aven. 1808.
(253) Pdg. 162 , Un. 17. Transactions of a society
for the improvement of medical and surgicaKknowledge.
Vol. II. p. 192. v. Samml. auscrl. Abbandl. für pr. Aerz-
te. 20. B. p. 572.
(254) Pdg. 162 , Un. 17= Traité de'Vapoplexie.'Paris
1811.
(255) Pdg. 162, Un. 17. In memoires de l'acade-
mie R. des sciences. Paris 1771. Observations sur la nata-
re et le traitement de l'apoplexie et sur les moyens de la
prévenir. Paris 1811. Y Mémoire sur la nature'^et le
traitement de plusieurs maladies. Vol. 2. p. 246.
(256) Pdg. 162 , Un. 18. L. c. cap. I.
(2 57) Pdg. 162, Un. 18. Essay sur l'apoplexie. Pa
ris 1812.
(258) Pdg. 162, Un. 18. Cases of apoplexy and 1c
26 NOTAS,
thargy with observa tions apon the comalose Jijeases.
Lond. 1819.
(259) Pdg. 163 , Un. 19. Recberches sur l'apoplexie.
Paris.
(260) Pdg. 169 , Un 19. Observations propres á re-
soudre cette question : l'apoplexie , dans la quelle il se fait
un épanchement dans le cerveau , est-elle susceptible de
guérison. Paris 1814-
(261) Pdg. 169, Un. 20. J. Pechejr treatise on apo-
plexia and convulsions. Lond. 1708. D. Mistichelli tratta-
to dell' apoplexia. Roma 1709. Molinarius specimen apo-
plexiae. Vienn. 1 7 53. J. B. Campiani raggionamenti so-
pra dell' apoplexia. Genova 1759. Ahhandlung über die
Kenntniss und Heilung der Schlagtlüsse. Langensalza 1 775.
B. Chandler an inquiry into tbe various theories and me-
thods of curein apoplexies and palsies. Canterbury 1785.
Existen dos traducciones alemanas, una con notas, Sten-
dal 1787, otra en Leipsick 1787. C. Chr. Bethke über
Schlagilüsse und Láhmungen. Leipz. 1797. J. L. Oltensee
von der Erkenntniss und Heilung des Scblagflusses und der
Lahmung. Berl. 1805. K. Fr. Burdach die Lehre vom
Schlagilüsse. Leipz. 1806. Moulin traite de l'apoplexie, ou
hémorrhagie cérébrale etc. Paris 1820. Miquel Untersu-
chungen über den Schlagfluss (Pierer's allgemeine medie.
Annalen 1823. Marz. p. 290). M. J. G. Vürj essai sur
l'apoplexie. Paris 1823. J. E. Granier de St. Pont traite
i sur l'apoplexie. Paris 1826. Y además las disertaciones
inaugurales: Hamberger diss. de morbo atlonito. Tubing.
1580. Mejrssonerius (Moder?) diss. de apoplexia. Basil.
1582. Schcnk diss. de apoplexia. Jen. 1583. Gitler diss. de
apoplexia. Lips. 1584- Bockel diss. de apoplexia. Helmst.
1586. Minder diss. desideratione seu apoplexia. Basil.
1586. Joel diss. de apoplexia. Basil. 1589. Horst diss. de
apoplexia. Helmst. 1592. Hasenband (Muldencr ? ) diss.
de apoplexia. Basil. 1593. Moeglin diss. de apoplexia, seu
morb. attonito. Tub. 1594. J. Ph. Lonerus t^iTiton hltu-
km /xi^oSm» apoplexiae. Lips. 1596i Brunner diss. de apo
plexia. Basil. 1599. Pancovius diss. de apoplexia. Helmst.
1600. Moeller diss. de apoplexia. Fr. ad Viadr. 1602. Es-
Mus diss. de apoplexia. Heidelb. 1604i Plater diss. de apo
plexia. Basil. I6O4. fiiddcl diss. de apoplexia. Helmst.
NOTAS. 27
1605. Stupanus de morbo subitáneo, quera apoplexiam
vocant. Basil. 1606. Hiltebrand diss. de apoplexia. Basi],
1607. Luchtenius diss. de apoplexia. Helmst. 1607. Olter-
mann diss. de apoplexia. Rost. 1607. Ab. Egg diss. de apo-
plexiae diagnosi et therapia. Basil. 1609. Varus diss. ftto
tfno-!r -Cuplets. Jen. 1610. Gempp diss. de apoplexia. Basil.
161 Í. Lucius diss. de apoplexia. Lips 1611. Sennertus diss.
de apoplexia. Witteb. 1611. 1654- Bacmeister diss. de
apoplexia. 1612. 164 1. Conradi diss. de apoplexia. Basil.
1613. GrynAxss. de apoplexia. Basil. 1614- Brendelius diss.
de apoplexia. Jen. 1614- Arnísaeus diss. de apoplexia cog-
noscenda et curanda. Helmst. 1614- Grubenius diss. de
apoplexia. Basil. 1615. Gramannus diss. de apoplexia.
Marp. 1616. Opsopoeus diss. de apoplexia. Heidelb. 1616.
Schaller diss. de apoplexia. Viteb. 1618. Zeutschner diss.
de apoplexia. Basil. 1618. Schilling diss. de apoplexiae es-
sentia. Lips. 1620. Nymann diss. de apoplexia. Witteb.
1629. Omichius diss. de apoplexia. Fr. ad Viadr. 1629.
Noesler diss. de apoplexia. Altd. 1630. VFólf diss. de apo
plexia. Helmst. 1630. Zeidler diss. de apoplexia. Lips. 1630.
Offermans (forstius?) diss. de apoplexia. Lugd. Bat. 1632.
Pauli diss. de apoplexia. Rostoch. 1635. Lolich diss. de
apoplexia. Rintel. 1635. Scharlachius diss. de apoplexia.
Fr. ad Viadr. 1635. Sev. Hoffmarm disquisitio de.apople-
xia. Basil. 1636. Kirchenus diss. de apoplexia. Altd. 1636.
Kirchheim diss. de apoplexia. Argent. 1636. Schlanho-
vius diss. de apoplexia. Marp. 1638. Conringius diss. de
apoplexiae natura. Helmst. 1640. Stockmann diss. de apo
plexia. Rost. 1641. Masius diss. de apoplexia. Regiom.
I642. Hofer (Hoserus ? ) diss. de apoplexia. Basil. 1644*
Held diss. de apoplexia. Tub. 1647. Schultetus diss/de
apoplexia. Rostoch. 1650. Ram diss. de apoplexia. Argent,
1651. Pallamcnt diss. de apoplexia. Leid. 1654. Holstein
apoplexiae histor. Leid. 165 7. Marchius diss. de apople
xia. Rostoch. 1658. Verzascha exercitatio de apoplexia
et paralysi. Bas. 1658. Tinclorius diss. de apoplexia. Re
giom. 1659. Michaelis diss. de apoplexia. Lips. 1660.
Hugo diss. de apoplexia. Leid. 1661. Rolfincius diss. de
apoplexia. Jen. 1661. fVesterfeld diss. de apoplexia. Leid.
1661. Schneider diss. de apoplexia. Witteb. 1662. Pad-
brugge diss. de apoplexia. Leid. 1663. Toppiut disa.. de
98 VOTAS.
apoplexia. Helmst. 1663. Rouff diss. de apoplexia. Argen-
tor. 1664. Slrasburg diss. casus apoplexiae laborantis ejus-
que curatio. Regiom. 1665. Pechlin diss. de apoplexia.
Lugd. Bat. 1667. v. Haller disp. med, Vol. I. No. 1. Fa
bricáis diss. de apoplexia. Giess. 1668. Friderici diss. de
apoplexia. Jen. 1668. Forberger tbeses de apoplexia. Prag.
1672» Johrenius diss. de apoplexia. Giess. 1672. Martini
diss. casas apoplexia terminatus. Basil. t6 72. Ursinus
diss. de apoplexia. Francf. 1672. Donner diss. de apople
xia. Argén t. 1673. Drelincourt diss. de apoplexia. Lund.
1673. Parenl (Spengler?) diss. de apoplexia. Lugd. Bat.
1 6 7 5 . Francus de Frankenau diss. de apoplexia. Heidelb.
1676. Craanen diss. de apoplexia. Lugd. Bat. 1677. Chuno
diss. de apoplexia. Marb. 167 7. Njrenhof diss. de apople
xia. Ultraj. 167 7. Preusmann diss. de apoplexia. Lugd.
Bat. 167 7. Van Beesl diss. de apoplexia. Ultraj. 167 9.
Doa> diss. de apoplexia. Leid. 1682. Sala diss. de apople
xia. Oenipont. 1682. Tiling diss. de apoplexia. Rintel.
1682. Sand diss. de apoplexia. Regiom. 1683. Seiler Ine
ses de apoplexia. Francf. I684. Lajnge diss. de apoplexia.
Leid. 1685. Van der Spyk diss. de apoplexia. Ultraj.
1685. Hchvigiiu: diss. de apoplexia. Grypbsw. 1686. Bron-
chorst diss. de apoplexia. Leid. 1687. Crausius diss. de apo
plexia. Jen 1689. Albinas diss. de apoplexia. Fr. ad Via-
dr. 1690. Dyker diss. de apoplexia. Leid. 1690. L.r.ichner
diss. de apnplexit. Erf. 1690. Dticlaux diss. de apoplexia.
Leid. 1693. Briigge diss. de apoplexia. Lugd. Bat. 1694.
Carmichael diss. de apoplexia. Leid. 1694- Helivig diss. de
apoplexia. Altd. 1695. Reus diss de apoplexia. Lugd. Bat.
1698. Vestí diss, de apoplexia. Erf. 1698. Cuyper diss. de
apoplexia. Leid. 1699. Emrici diss. de apoplexia. Leid.
1699. Hugonius diss. de apoplexia. Basil. 1704- Ribbhu
diss. "de apoplexia. Harderov. 1706. Wcdel diss. de apo
plexia. 1707. Winlher diss. de apoplexia. Rintel. 1797.
Rivinus diss. de apoplexia in collect. Lipsiensi. 1710. Lei-
íersperger diss. de morbo attonito. Argent. 1712. Dahl
diss. de apoplexia. Harderov. 1713. Berger diss. de apople
xia. Witemb. 1717. Camerarius diss. de apoplexia cura
íehre. Tub. 1717. Wucherer diss. de apoplexia. Erf. 1718.
Huvoe (Schaap ?)*d\ss. de apoplexia. Lugd, Bat. 1721.
Ludolph diss. de apoplexia. Erf. 1722, Van Borchum dos.
NOTAS. 29
de apOplexia. Lugd. Bat. 172 3. Meibomius diss. de apople
xia ejusquc generosioribas remediis. Helmst. 1723. Feron
diss. de apoptexia. Lugd. Bat. 1 726. Fr. Hoffmann diss.
de apoplexia. Bal. 1 728. opp. suppl. TI. 2. Teichmeyer diss.
de apoplexia. Jen. 1728. Goeticke diss. de apoplexia. Fr.
ad Viadr. 1729. J. Stahl diss. de apoplexia. Erl". 1729.
Boreltas diss. de apoplexia. Marb. 17 30. Groen diss. de
apoplexia. Lugd. Bat. 1730. Gottsched diss. de apoplexia.
Regiom. 1730. Luther diss. de apoplexia. Ert'. 1732.
Hitscher diss de apoplexia! Jen. 1739. Sobernheim diss.
casus insultus apoplectici levioris feliciter curati. Hal,
1 7 42. Bongaerts diss. de apoplexia. Lugd. Bat. 17 43. Ed-
zardi diss. de apoplexia. Harderov. 1745. Haen diss. de
apoplexia. Leid. 1745. Schreiter diss. de apoplexia. Mari).
1748. Juch diss. aegrotus apoplexia correptus et sanatus.
Erf. 1749. Stockius diss. de apoplexia. Lugd. Bat. 1751<
Hoheb diss. de apoplexia. Lugd. Bat. 175 3. Hambcrger
diss. de apoplexia. Jen. 1 754. Kannegieser diss. de apople
xia. Kilon. 1756; Menn diss. de apoplexia. 1763. Argyro-
puli diss. de apoplexia. Lugd. Bat. 1764. Bilchner diss. de
causis quibusdam specialibus apoplexiac observationibus
auatomicis rarioribus confirmatis. Hal. 1 764. Moneta diss.
de apoplexia. Regiomont. 1764. Nicolai diss de quibusdam
ad apoplt'xiam spcctantibus. Jen. 1731. Del mismo: diss.
de apoplexia, ibid. 1781. Niemann diss. de apoplexiac pa
tologia et therapia. Hal. 1 7 72. Stevart diss. de apoplexia.
Edinb. 1 7 7 7. Lang diss. de apoplexia. Friburg. 1781.
Omcis diss. áf. apoplexia. Hafu. 1781. Ctark (Franktjn ? )
diss. de apoplexia sanguínea et sorosa. Edinb. 1785. Her
mas diss. de apoplexia in genere 1686. Glester diss. de
apoplerxia. Viennae 1 78.8. Lychtenvett diss. de apoplexia
in genere. Lugd. Bat. 1789. Nürnberger programmata de
apoplexia, causarum morbificarum criteria ¡Ilustrante et
confirmante. Wittenb. 1790. Del mismot De vulgari ae-
tiologia apoplexiae valde ambigua et fallad. VVittemb.
1794. Atexander diss. de apoplexia. Lugd. Bat. il^t. An
drews .dissertation on ttae apoplexy. Philadelph 1793. In-
genhousz diss. de apoplexia ejusque variis speciebus. Leid.
1 7 93. Atsters diss. de apoplexia. Duisb. 1794. Scarlett
diss.de apoplexia. Edinb. 1795. Rocher diss. de apoplexia.
Duisb. 1797. Hecker diss. Brownii sententiae de apoplc
3O BOTAS,
xia examen. Erford. 1800. Lachei Ais», de apoplexia.
Francf. 1800. Brcmmer diss. de apoplexia. Edinb. 1803.
Kühu diss. de apoplexia. Lips. 1803. Stalius diss.de apo
plexia. Grnt. 1823. Coenen diss. de causis, sede et natura
apoplexiae. Lugd. Bat. 1828. H. P. Harwood diss. de pa-
thologia apoplexiae. Edinb. 1828. H. Scoutetten thesis de
apoplexia. Argent. 1829.
(262) Pdg. 185, Un. 8. Ploucquet diss.de tínica mort.
eaussa. Tubing. 1786.
(263) Pdg. 188 , Un. 3, Serres in Annuaire médico-
chirurgical des hópitauxet hospices civils de Paris. 1819.
Magendie Journ. de physiologie ete. T. 2. 1822. No. 2.
Robtejr Dungllson in Froriep's Notizen aus dem Gebiete
der Natur-und Heilk. B. 4. No. 3.
(264) Pdg, 188, /úi. 13. G. A. Mangold diss. apo
plexiae plures praeter sanguineam et serosam dari species.
Erford. 1765.
(265) Pdg. 1S9, Un. 34. Dissertation sur l'apoplexie
considérée spécwlement comme l'e£Fet d'une phlegmasie de
la substance cérébrale. Paris 1807.
(266) Pdg. 192, Un. 4. Helmontius in capite á sede
animae ad morb. p 236. §. 12 Swieten 1. c. §. 1017. Hear.
Rahn de miro capitis et abdom. consensu. J. G. Moltdiss.
de apoplexia biliosa. Goett. 1760. Existe en delect. opusc.
med. J. P. Frank. Vol. IX. p. 187.
(267) Pdg. 192 , Un. 9. De arthritide anomala. Ams-
tel. 1710.
(268) Pdg. 192, Un. 10. Abhandl. von den Gicht-
kranth. A. d. Franz. v. Bischoff. Berlin 1803. 2. Th.
p. 353.
(269) Pdg. 193, Un. 19. Brauns diss. qua naturam
febris et apoplexiae imam eandemquc esse evincere ten-
tatur. Erford. 1791.
(270) Pdg. 195 , Un. 7. In dissert. epist.
(271) Pdg. 195 , Un. 7 . Morbi circa Tobinium fami-
lians. Basil. 1751.
(272) Pdg. 195, Un. 8. Ad calcem libri Donatdi
Monroi von der Wassersucht. A. d. Engl. Leipz. 1 762.
p. 361.
(273) 1 Pdg. 195, Un. 8. Ratio medendi. P. IV.
p. 36.
NOTAS. 31
(974) Pdg. 195 , Un. 8. Recueil d'observations de mé-
decine. T. 47. p. 7 7.
(375) Pdg. 195 , fin. 9. Epist, varii argumenti.
p. 88.
(276) Pdg. 195, lin. 9. Rat. med. P. VII. p. 205.
(27 7) Pdg. 195 , lin. 10. Diss. de apoplexia nervosa.
1 785. Está incluida en J. P. Frank delectu opusculor.
med. T. VI. p. 1.
(278) . Pdg. 195, lin. 10. Vermischte Schriften. 2.
B. p. 24.
(279) Pdg. 195, Un. 11. Diss. de apoplexia nervosa.
Goett. 1799.
(280) Pdg. 195 , lin. 11. Niirnberger diss. de vulga-
ri aetiologia apoplexiae valde ambigua et lallaci. Wittemb. 1
1794. Plouquet diss.de vi vitali ejusque mutationibus in
apoplexia. Tub. 1796.
(281) Pdg. 196 , Un. 12. Beauchesne ergo apople
xiae senex quam juvenís opportunior. Paris. 1609.
(282) Pdg. 205,/in. 17. Herment. an praegnanti
apoplexia correptac partus manu promovendus. Par. 1 732.
G. M. Richter synopsis etc. p. 133. cap. 20. apoplexia
gravidea séptimo mense non lethalis , sed partu praema-
turo sublata. Y p. 135. cap. 21. apoplexia gravidae et
par tur ¡en lis lethalis, infante vivo per sectionem ex
tracto.
(283) Pdg. 208, Un. 16. Observ. medie, pract. de
affectionibus capitis. p. 71. 130. 229. 250 255.
(284) Pdg. 216 , Un. 10. Praenot. Coac. sect. II. lib.
II. de morbis , sect, V. 63.
(285) Pdg. 21G , Un. 10. Lib. de sommo et vigilüs.
(286) Pdg. 216, Un. 11. Liber de cómate, cap. II.
Charter. T. VII p. 195.
(287) Pdg. 216, Un. 11. Lib. III. cap. 20.
(288) Pdg. 216, lin. 11. De morb. acut. lib. II.
c. I.
(289) Pdg. 916 , Un. 12. Lib. III. c. 9. 10.
(290) Pdg. 216, lin. 12. Lib. I. c. 20.
(291) Pdg. 216, lin. 13. Synops. lib. VIII. c. 1.
(292) Pdg. 216, Un. 13. Canon, lib. III. Fen. I.
Tract. 3. cap. 7. Tract. 4. cap. 1.
(293) Pdg. 216, lin. 13. Curat. med. cent. III. hist. 15.
32 NOTAS.
(294) Pdg. st6 • Un. Praz. med. admirand.
lib. I.
(295) Pdg. 816, Un. 14. De somno et vigil. lib. L c
19. p. 178. Florent. 1556.
(296) Pdg. 216 , Un. 15. Sepulchr. lib. I.
(297) Pdg. 216, Un. 15. Consult. lib.' I. cons. 45.
lib. III. cons. 32.
(298) Pdg. 216 , Un. 15. Prax. med. lib. I. c. 8.
(299) Pdg. 216 , Un. 16. Prax. med. T. I. c. 2.
(300) Pdg. 216, Un. 16. Lib. X. obs. 8. 9. 10. 11,
33. 34. 37. 38. 40.
(301) Pdg. 216, Un. 16. Diss. de apoplexia, sopore
cjusque cognato lethargo. Jen. 1630. Diss. de lethargo. J.
1629. 1652.
(302) Pdg. 216, Un. 17. Diss. de affect. soporos. et
catalepsia ex epitom. Prax. clin. Diss. de somno praeter-
naturali. Jen. 1656.
(303) Pdg. 216, Un. 1 7. Diss. de somno excedente,
Erford. 1707.
(304) Pdg. 216 , Un. 17. Diss. de vit. circa somnrnn
vigiliasque. Lips. 1720.
(305) Pdg. 216, Un. 18. Pathologia cerebrii cap.
VII. de affect soporos.
(306) Pdg. 216, Un. 18. Opp. Pars. quarta. cap. II.
de affect. soporosis.
(307) Pdg. 216 , Un. 18. De morbis ex somno. Lips.
1743.
(308) Pdg. 216, Un. 19. Diss. de affectibus sopo
rosis.
(309) Pdg. 216, Un. 19. Diss. de affectibus soporo
sis. Goett. 1747. Opp. Vol. II. p. 108. Idem: de letharg.
ibid. Vol. III. p. 23.
(310) Pdg. 216, Un. 19. Prolusio de salutari somni
mensura et tempore, in opuse med. p. 233.
(311) Pdg. 217, Un. 1. Die idiopathische , chron.
Schlafsncht, beschrieb. und dure Krankheistfálle erlautert.
Hirschb. 1829.
(312) Pdg. 218, Un. 16. L. c. enarrationes mor-
horum. Obs. 1.
(313) Pdg. 218, Un. 16. Therapeutica specialis ad
febres periodicas perniciosas.
NOTAS. 33
(314) Pdgt 218, Un. 16. Diss. observa!, med. pract.
Goett. 1750.
(315) Pdg. 218, Un. 17. Diss. de febre tertiaua sopo
rosa utplurimum funesta. Tüb. 1759.
(316) Pág. 918, Un. 17. Opp. omn.
(317) Pág. 218, Un. 17. Diss. de febre tert. ín
terin, epidem. soporosa , apoplexinm mentiente . iitplur*
funesta , juxta tamcn melbodo feliciter curanda. Hal.
1763.
(318) Pág. 218, Un. 16. Observ. med. de febr. Ín
terin.
(319) Pdg. 218, Un. 18. Geschichte der period.-
KrankheiL
(320) Pdg. 218 , Un. 18. De febribus interm. sopo-
rosis. Nancei 1783.
(321) Pdg. 218,/i/i. 19. Instituí, med. pract. Vob
I. §. 169. 190.
(322) Pdg. 218, Un 19. Ueber die Sumpfwechsel-
fieber. Karlsruhe 18 1¿
(323) Pdg. 218, Un. 19. Storia delle febbri di
Roma.
(324) Pág- 92 1» 20. Op. c. obs. 15,
(325) Pág. 221 , Un. 20. Obs. 1. et 64.
(326) Pág. 221, Un. 21. Lib. II. obs. 45.
(327) Pág. 6^2, Kn. 9. G. Schuster med. Jonrn.
Chemnilz 1767. 2. Th. p. 182. Mrd. Bedenken über zwo
miserable Schwestern , deren eine sich ellicbemal im
Walde verirrt, n. zu sielis a. vierundzwanzig Tage darin-
nen obneEssen u. Trinkengeschlafen. Consúltese í Froriep
Notizen aus dem Gebiete der Nalur-und Heilk. B. 26. No.
21. p. 335.
(328) Pdg. 222 , Un. 10. Plot natural history of Sta-
ffortshire.
(329) Pág. 222, Un. 10. Vf'enddstadt Wahrnehmun-
gen. 1. B. p. 167, y Hufeland's Journ. der pr. Heilk. 4'
B. 3. St. p. 52.
(330) Pág. 222, Un. 11. BangV r. Yol. II. No. 1 lt
De cataphora inconsuetae durationis. Consúltese á Ricdltn
millenarius. No. 8'1.
(331) Pdg. 222 , Un. 11. Stichcl in Journal de mé-
decine.T. II, p. 109. ' v"
TOMO VI. f
34 NOTAS.
(332) Pdg. 22 , Un. 11. Mémoires de l'ac. des scien-
ces á Paris 1713. p. \ VS.
(333) Pdg. 223 , Un. i. Fr. Mtitter aktenmassiger
Bericht einer hochst merkwürdigen Schlafsucht , vetche
vier Jahre, drei Monate, sechszehn Tage angehalten hat.
En Hufeland's Journal f. d. pr. Heilk. 1829. Febr. p. t.
H. Bruno Schindler die idiopathische chronische Schlaf-
sucht beschrieben und durch Krankheitsfálle erlautert.
Hirschberg 1829.
(334) Pdg' 230 f lín. 9, Hist. >>atur. lib. VII.
c. 51.
(335) Pdg. 230 i Un. 9. Synops. lib. VII. cap. 31.
32. lib. VIH. cap. 1.
(336) Pdg. 230 , Un. 10. Canon, lib. III. Fen. 1t
Tract. 4. cap. 4.
(33 7) Pdg. 230 , Un. 10. De somno et vigiliis. Pa
rís 1556.
(338) Pdg. 230 , Un. 10. De capitis affectibus. c. 19.
(339) Pdg. 230 , Un. 11. Ob». lib. I. obs. 256.
(340) Pdg. 230 , Un. 11. Obs. lib. X. obs. 35. 36.
(341) Pdg. 230, Un. 11. Hist. anat. cent. 1. hist. 64.
(342) Pdg. 230, Un. 12. Opp. omn. Lugd. 1608. De
capitis morbis. >
(343) Pdg. 230, Un. 12. De vigilia modam exce
dente.
(344) Pdg. 230 , Un. 13. Samml. auserl. Abh. für
pr. Aerzte. 1. B. 4. St. p. 45. . , .
(345) Pdg. 230, Un. 13. Ueber die Schlaflosigkeit
en Hufeland's Journ. der pr. Heilk. 18. B. 1. St. p,
112.
(346) Pdg. 230 , Un. 13. Además de los autores en el
cap. Vil , §. III , n. 2, enumeraremos á A. Gazius de somno
et vigilia. Basil. 1539. Chrisíiani Ripensis disp. de somno et
vigilia. Basil. 1 583. Fteischmann diss. de somno et vigilia.
Argent. 1590. Scnnertus diss. de vigiliis nimiis. VVitteb.
1626. Rivinus diss. de agrypnia. Lips. 1644, Heirnerberg
diss. de pervigilio. Leid. 1 67 1. VFedel diss. de pervigitio.
Jen. 1680. Idem Progr. de morte Attitii Reguli ex perpetnú
vigiliis. Jen. 1686. Nimptsch diss. de agrypnia sive vigilia
pi.aeternaturali. Altdorf. 1697. Rolfink diss. de pervigi
lio. Jen 1699. Ettmülter diss, de vigiliis involuntariis.
NOTAS. 35
Lips* 1705. Idem diss. de vitiiscirca somnum vigiliasque.
Lips. 1720. Hebenstreit diss. de morbis ex pervigilio. Lips.
1740. ¿dlberti (Zuberbühler) diss. de noctibus agrypnis.
Hal. 17 45. Oudenarden diss. de vigilio sano et morhoso/
Lugd. Bat. 175 7. Van Drunen diss. de vigiliis Lugd,
Bat. 1787. Van Leempoet diss. de pervigilio. Lovan. 1788.
Diirr de vita , maxime vigiliarum somnique respectu,
Goett. 1819.
(347) Pdg. 232 , Un. 20. Pentecost. V. obs. 4.
(348) Pdg. 232 , Un. 21. De agrypniis diuturnio-
ribuS¡ cum observat. Ros. Lentiltii. Miscell. acad. nat. curt
dec. I. a. 3. 1672. p. 346. Dec. 111. a. 5 y 6. 1697 y
1698. Ajpend. p. 12 7.
(349) Pdg. 232 , Un. 21. Appendix to medical and
chirurgical observations. Lond. 17>3. p. 218.
(350) Pdg. 235, Un. 1. Rahn diss. sistens mirnm
inter captit et viscera abdomin. commercium. Goett. 1 7 7 1,
p. 7 i, Stieglitz in Hufeland's Journ. der pr. Heilk. 1.
B. p. 543. J
(351) Pdg. 237 , Un. 20. Biichner (Schenken) diss..
de salntaribns aegrotantium agrypniis. Erí'ord. 1739.
(352) Pdg. 244> ''"< 10. De rhoncho dormientiumj
Halae 1745.
(353) Pdg. 247 , Un. 24. De morbis infantum. cap. 8<
(354) Pdg. 251,Zí'n. 11. Liber de insomniis.
(355) Pdg. 251 , Un. 11. Brentius comment. in Hip-
pocr. de insomn. Venet. 1497. Scaliget comment. in Hip-
pocr. de insomn. Amstelod. 1659. Zxinger tabulae in
Hippocr. de insomn. v. Comment. XXII. Hippocr. Basil.
1579.
(356) Pdg. 251 , Un. 12. De dignotione ex insomniis..
Opp. T. IV.
(357) Pdg. 251 , Un. 12. Lib. í. epist. 18.
(358) Pdg. 251,Z('«. 12. De insomniis liber. Lugd/
1549. . :
(359) Pdg. 251 , Un. 13. Diaeteticon polyhistor. p<
299. . I .. n.
(360) Pdg. 251 , Un. 13. Expositiúnes visionum, quae
fiunt in somniis. v. Opp. . r ' . .¡ . ' . > >: . .n
(361) Pdg. 251 , Un. 14. Diss. de somno et somniiíi
Witeb, 1608. , . ,. .
36 NOTAS.
(362) Pdg. 251 , Un 14. Diss. de somno et somniis.
Viteb. 1625.
(363) Pdg. 251, Un. 1 4. Diss. de somniis. Jen. 1690.
Bajo el nombre de Rommellii.
(364) Pdg. 251, Un. 15. De vitüs circa somnum ct
vigilias. Lipa. 1720. Praesid. Ettmüller.
(365) Pdg. 25 1 , Un. 15. Diss. de somniis medieis:
Argent. 1720.
(366) Pdg. 251, Un. 15. De divinatione ex insom-
niis. Basil. 1733.
(36 7) Pdg. 251 , Un. 15. De insomniis. Helmstadt.
1742.
(368) Pdg. 251 , Un. Í6. Diss. de somniis. Hal. 1759,
(369) Pdg. 251, Un. 16. Zoonomia or laws oí orga-
nic lile. Lond. 1796.
(3 70) Pdg. 251, Un. 16. Physiologische Fragmente
in Hufettand' s Journ. d. pr. Heilk. 14. B. 4. St. p. 53.
(371) Pdg. 251, Un. 17. Ueber den Schlaf. Berlin.
1796.
(372) Pdg. 251 , Un. 17. An essay 011 dreaming¡ ¡n-
clading conjectures 011 the proximate cause of stepp. Tran-
sactions of the collrge of physicians in Ireland. Vol. 2.
p.48.
(373) Pdg. 251 , Un. 17. Diss. de somniis. Lips.
✓1799. Becusa in Brera syllog. opuscul. T. VI. p. 98.
' (374) Pdg. 951, Un. 18. Physiologie. 2. B. p. 212.
Ueber den Zustand des Tr'áumens.
"(375) Pdg. 251 , Un. 18. Archiv fiir Gemüths-und
Nervenkrankheitcn , p. 43.
(376) Pdg. 251 , Un. 18. Institut. med. T. II. p.
284. sect. 2. de somniis.
(37 7) Pdg. 251, Un. 19. XJntersnch. .iib. d. Kanst
auf Tráume andrer Eintluss zu iiaben. v. Rcits u. Hof-
bauers Beytiage z. Beforderung einer Kurmethode auf
psychischtm Wegc. Halle 1812. 2. B. p. 519.
(378) Pdg. 251 , Un. 19. Die Symholik des Trau-
mes. Bamb. I8I4.
, (3 79) Pag. 2 5 1 , Uní 19. De somniis legere cupidus,
res non injucundas inveniet apud TertuTlian. de an. C. 46.
Auret. Vkt. de viris illustr. e. 1t£. uM; Spartian. in Ha-
drian. c. 25. Plutarch. in vitis passim. Dionys. Jíalicar
NOTAS. 37
nass. lib. VII. c. 43. Tacit. an. c. 4. Ftor. lib. IV. c. 7.
Casp. á Reies in camp. Etysio quaest. jucund. v. 4^6. Sy-
nes de insoma. p. 136. Niceph. in Schol. ad Sjrnes Aris-
tid. orat. serm sacr. T. I. Barlet lib. I. de gestis Scandcr-
herg. c. 82. Artemidor Datdiani oneirocritica. lib.. V. Ed.
de Nic. Rigalt. p. 1 603. Mauchart Phaenomene der mens-
cblichen Seele. Del mismo : Allgemeines Repertorium fiir
empirische Psychologie. Moritx und Pockets Magazin i'ür
Ei'fahrungsseetcnkunde, ,
(380) Pdg. 255 , Un, 13. G, Hannaeus insoronium
mortón accelcrans. der. II. an. 10. 1691. p. 240.
(381) Pdg. 255 , Un. 14. J. J. tTaldschmidt de in-
genti catharsi ex insomnio. ISliscélt. arad. nat curios. dec.
I. á 3. 1672. p. 423. Pjr observation d'une hydropisie
ascite tout á coup survenue á un réve effrayant et sans
maladie préexistante , annales dela soc. de médecine prat.
de Montpellier. T. 9. p. 132. Pcullini mors ex insomnio.
Miscell.acad. nat. cur dec. II. a. 9. 1690. p. 356. /, Lan-
zoni de somnio mortem praedicente. Ibid. dec. III. a 2.
1694. p. 44. Seger de somnio exitioso. Ibid. dec. I. a.
3. 1672. p. 154.
(382) Pdg. 259 , Un. 2. Virgilws. Aeneidos lib. XII,
(383) Pdg. 259, Un. 3. Bordiñgi diss. de incuho.
Jen. 1602. Bachmann diss. de ephiatte. Sedan. 1607.
Hettenbach diss. de ephialte sen incuho. VVittemb. 1607.
Mai kovesky diss. de ephialte. Basil. 1 6 1 8. Schcidt de incu
bo, fiasil. 1618. Ahasvcrus diss. de incuho. Rostoch. 1625.
Stockmann diss. de somno , ecstasi et ephialte. Rost. 1625.
TVcber diss. de incuho. Basil. 1626. Fabricius diss. de
ephialte s. incuhone. Rost. 1627. Sennért diss. de incuho.
Jen. 1630. Keptcr diss. de incuho. Regiomont. 1634. Bae-
thetius diss. de ephiatte, s. incuho. Erford. 1634. Zcidtcr
diss. de incuho. Lips. 1643. Schcthammer (Hassett) diss.
de incuho. Jen. 1646. Banzer diss. de incuho. Witeb.
1651. Rolfink method. cognosc. et curand. affect. parti-
tul. disp. VIH. de incuho. Jen. 1653. Del mismo: (Geor-
, gi?) diss. de incuho seu ephialte. 1658. Drejer diss. de
incubo. Ultraj. 1660. Frankenstein diss. de ephialte. Lipst
1660. Tappi'us diss. de incuho. Helmst 1661. Btum diss.
fle incuho. Argrnt. 1662. Menjot diss. de incubo v. Diss.
patholog. Parisien 1662. Ruttór/er (Friderici ?) diss. de
38 NOTAS,
incubo. Jen. 1G65. Grojean diss. de incubo. Basil. 1665.
Arsen diss. de incubo. Argent. 1666. Brothbeck diss. de
incubo. Tu b. 1666. Hullekens diss de incubo. Lefd. 1675.
O/ieim diss. de incubo. Altd. 1678 fYedel diss. aeger in
cubo laborans. Jen. 1678. Del mismo : de incubo ex epi
tome praxeos med. Jen. 1 7 OS. Meinecke (Cravssius?) diss.
de incubo. Jen. 1683. Petermann (Muller?) diss. de
ephialt. Lips. 1688. Albinus (Vfenzlovius) diss. de incubo.
Francf. 1691. Maevius diss. de incubo. Lugd. Bat. 1692.
Petri ab Harienfels diss. de ephialte. Erf. 1694- Corvent
diss. de ephialt. Leid. 1698. Crollus diss. de incubo. Marb.
1707¡ Varus diss. de oppressione seu incubo. Jen. 1709.-
Crügcr diss. epicrisis de menstrui obstructione et ephialle
infantum. 1712. Fischer diss. de ephialte s. incubo. Erf.
1 728. Schibo'vski áisi. de incubo. Luther diss. de incubo.
Kiel. 1730. Chardulliet diss. de incubo. Argent. 1734.
Huisinga diss. de incubo. Lugd. Bat. 1734. Juch {Noe-
Jler?) diss. sistens casum de incubo. Erf. 1736. Teichme-
yer diss. de incubo. Jen. 174.0. Josa diss. do ephialte. Bu-
dae 177 8. Küffner diss. de incubo. Pragae 1 7 78. Van
der Belén diss. de incubo. Lovan. 1782. Tournny diss. de
incubo. Nanceji 1783. Forber diss. de incubo. Edinb. 1788.
Eyselius diss. de incubo. Erf. 1798. Waechtcr diss. de
ephialte. Hal. 1800.
(384) pág. 239, Un. 4. Morb. chrón. lib. I. cap. 3.
(385) Pág. 259, Un. 5. Lib. III. c. 15.
(386) Pág. 259, Un. 5. Synopsis lib. VIII. c. 9,
(387) Pág. 259 , Un. 5. De anima brutorum.
(388) Pág. 259, Un. 6. Sepulch. T. I. sect. 5.
(389) Pág. 259 , Un. 6. Praxeos, lib. I.
(390) Pág. 259 , Un. 6. De morbis amentium. cap.-
IV. p. 571.
(391) Pág. 259 , Un. 7. Encyclopaedia medica , cap.
XIII.
(392) Pág. 259, Un. 7. Apud Schcnck obs. med.
p. 139.
(393) Pág. 259, Un. 7. Lib. I. obs. 253. p. 205.
206. '
(394) Pág. 259 , Un. 8. Lib. X. obs. 50. 51.52.
(395) Pág. 259, Un. 8. Praclcct. in morbos chrouic.
p. 332.
NOTAS. 39
(396) Pdg. 259, Un. 8. Op. c. Vol. 9. p. 400.
(397) Pdg. 259, lin. 8. Fieberlehre. \. B. p. 524:
(39S) Pdg. 259 , Un. 9. A treatise on the incubus
or night-mare, disturbed sleep , terrifie dreams , and
nocturnal visions. Lond. 1816.
(399) Pdg. 259, Un. 9, Dis», de incuho. Berol.
1829.
(400) Pdg. 262 , Un. 20. Lib. I. roed. pract. part. II.
cap. 29.
(401) Pdg. 269, Un. 23. Ettmüller , L. c.
(¿02) Pdg. 264 » Un. 23. M. Fr. Lochner incubus
in juvene lethalis. Miscell, acad. nat. curios. dec. II. an.
5. 1686. p. 446.
(403) Pdg. 267 , Un. 3. Epidemicor. p. 252.
(404) Pdg. 267 , Un. 3. De generatione animal, c, I:
(405) Pdg. 267 , Un. 3. De motu musculari. lib. I.
capt 4. Comment. I. in Lib. III. Hippocr.
(406) Pdg. 267 , Un. 4. Lib. de somno et vigilia.
(407) Pdg. 267, Un. 4. Hist. anatom. lib. IV. Quaest.
11. p. 208.
(408) Pdg. 967 , Un. 3. Lib, de subtil, ad Hieron.
Cardan. Exerc. I. sect. I.
(409) Pdg. 267 , Un. 5. Epist. II. epist. 45,
(410) Pdg. 267 ,lin. 6, Lib. de affect. particular,
cap. 18.
(411) Pdg. 269 , Un. 6, Part.' II. singul. tract, de
somnambulis, p. 259.
(412) Pdg. 267 , Un. 6. Lib. II. observât, med.
obs. 4.
(413) Pdg. 267 , Jin. 7. Med. pr. historia , lib. I,
No. 15.
(414) Pdg. 267 , Un. 7. Tract, demens idea. §. 37:
p. 269. Tract, pharm. §. 54. p. 136.
(415) Pdg. 267 , Un. 8. Prax. med. c. 33. p. 474.
(146) Pdg. 267 , Un. 8. De anima brutorum, c. 26:
p. 141.
(417) Pdg, 267,Zí/i. 8. Lect. antiquar. 1517. lib:
XVI. c 36. recens edit. lib. XXX. c. I.
(4 18) Pdg. 267 , tin. 9. De natura , differen-
tiis et causis eorum , qui dormientes ambulant. Lips.
1593.
40 NOTAS.
(419) Pdg. 267, Un. 9. Epist anat. med. lib.il.
Part. 2.
(420) Pdg. 267 ,/í'/j. 9. Diss. de noctisurgio. Wi-
temb. 1602.
(421) Pdg. 267, Un. 10. Consi). med. T. II. Consil.
100. p. 576.
(422) Pdg. 267 , Un. 10. Hist. med. mirab. lib II. c.
i. p. 93.
(423) Pdg. 267, Un. 11. Pr. lib. I. P. II. c. 10.
(424) Pdg 267 , Un. 11. Observat. lib. I. p. 12. Pra
xis med. c. 4. '
(425) Pdg. 267 , Un. 11. Op. med. chirur. cent. II.
obs. 84. 85.
(426) Pdg. 967 , Un. 12. Opp. med. omn. lib. L
(427) Pdg. 267 , Un. 12. Diss de noctambulis. vid.
Opera med. Norimb. 1660. Jnstitut. medicar, disput. III.
coron. II. p. 202. Quaest. XI.
(428) Pdg. 267 , Un. 13. De noctamlmlatione perio
dica. Miscell. acad. nat. cur. dec. III. aun. 5 et 6. 1697.
1698. p. 246.
(429) Pdg. 267, Un. 13. Dierum canicul. T. I. Co-
lloq. 4. p. 87.
(4 30) Pdg. 267 , Un. 13. Lib. I. disquis. magic. c.
III. Quaest. 3. p. 22.
(431) Pdg. 267 , Un. 14. Thaumatogr. na tur. class.
10. c. 6. art. 6. p. 4*7.
(432) Po'ff. 267 , Un. 14. Instit. c. XXI.
(433) Pdg. 267 , Un. 14. Hercul. med. lib. I. c. 4.de
affect. capitis. p. 50.
(434) Pdg. 267 , Un. 15. Obs. med. No. 2.
(435) Pdg. S67,íúi. 15. Diss. leí II. de noctam
bulis. Wittemb. 1649.
(436) Pdg. 267 , Un. 15. Diss. de somnambulismis.
Argent. 1651. 1663.
(437) Pdg. 267 , Un. 16. Diss. de ambulatione in
somno. Jenae 1671. observ. lib. I. p. 127.
. (438) Pdg 267 , Un. 16. De occultis naturae mira-
culis. lib. II c. 5.
. (439) Pdg. 267 , Un, 16. Epit. instituí, lib. II. P.
II c. 12.
(440) Pdg. 267 , Un. i 7. Phys. curios. lib. III. c. 28,
SOTAS. 41
(441) Pdg. 267 , Un. 17. Diss. de noctambulis. Gies-
•ae. 1665.
(442) Pdg. 267 Un. 17. Act. erndit. a. 1688.
(443) Pdg. 267 Un. 1 8. Diss. de somuambulis. Brem.
1665.
(444) Pdg. 26 7 , Un. 18. Diss, de ambulatione in
som no. Jenae 1671.
(445) Pdg. 267 , Un. 19. In observat. super Henr.
Regii prax. med. lib. I. medicat. 10.
(446) Pdg. 267, Un. 19. Disj. de somnambulismo.
Fr. 168 9.
(44') Pdg. 267, Un. 19. Rara somnambuli histo
ria. Misccll. acad. nat. cur. dic. TI. an. 5. 1686. p. 380.
(448) Pdg. 26 7 , Un. 20. Noctambulado curata.
Ephem. acad. nat. curios. cent. 5 et 6. p. 24.
(449) Pdg. 267 , Un. 20. Sepulchr. anat. lib. I. *.
V. p. 153.
(450) Pdg. 267 , Un. 20. Diss. de somnambulis. II.il.
1695. Opp. Suppl. II. 2. p. 230. Tambien bajo el nombre
de Jíofsttter.
(451) Pdg. 267 , Un. 21. De somuambulis. Basil.
1701.
(452) Pdg. 267 , Un, 21. Diss. in fascic. diss. med,
select. Rasil. 1710.
(453) Pdg. .867 , Un. 2 1 . Casus aegri noctambulat,
morbo lahorantis resolutus. Lips. 1717. Haller coll. diss,
fr. Vol. VII. p. 438.
(454) Pdg. 267 , Un. 22. Observations curieuses.
T. 3. p. 256. . .'. .
(455) Pdg. 267 , Un. 22. Abhandl. eines kürzl. vor-
gefall. Narhtwandtens. Halberst. 1747. Abb. v. d. Nach-
.wandlen. Quedlinb. 1753. ,,
(456) Pdg. 267 , Un. 22. Von d. Wirkungen der
Seele in d. menschl KSrper , nach Anleit. der Geschichtff
cines Nachtwandlers. Halberst. 1 7 48.
(457) Pdg. 267 , Un. 23. Afigiunta alia storia del
Somnámbulo. Vicenza 1751, ., 4, , ..\
(458) Pdg. 267 , Un 23. Relazionc di un nuovo ?
mcraviglioso somnambulo , Gaetano Castelli. Opuscoli
scelti snlle scienze e sutle arti T. 3. p 204. 265. Y
Opuscoli meUfisici. Milano 1794. P. 181. t ^ , . , .
4.3 SOTA».
(459) Pdg. 267, lût. 23. Storia d'an celebre som
nambulo , Gaetano Castelli. Opuscoli scelti sulle scienzee
sulle arti. T. 16. p 267.
(460) Pdg. 267, Un. 23. Diss. de statu mixto som-
n¡ et vigil., quo dormient. multa vigilantium muñera
obeunt. Goett. 1756. Op. Vol. II.
(461) Pdg. 267 , Un. 24. Versuch e. Erklarung des
Nachtwandlens. Halle 1758.
(462) Pdg. 267 , Un. 24. Nosologia method. T. IIT.
P. I (Class. VIII. genus VI. p. m. 306).
(463) Pdg. 267 , Un. 24. Commentatio de noctambu
lismo. Hal 17 7 3.
(464) Pdg. 267, Un. 25. Briefe üb. Gegenstünde der
Philosophie. Gotha 1778.
(465) Pág. 267 , Un. 25. Von den Traumern n,
Nachtwandlern. Weimar 1784.
(466) Pdg. 267 , Un. 25. Journ. encyclop. de l'an
1762. Sonderbare Geschichte des S. B. Nigretti , eines
Nachtwandlers. Nürnb. 1782. Y tambien Magaz. 1. Erfah-
rungsseelenkunde. v. Moritz und Pockels 7. B. 2. Si.
p. 70. Berl. 1789.
(467) Pdg. 267 , Un. 26. Détails sur une espèce de
somnambulisme cansé par des coups reçus á la tète in
Mémoires de la société des sciences physiques de Lausan
ne. Vol. 3. hist. 6. mém. 31. Y Leeade, Reynier , Ber-
iuout van Dcrchem rapport fait á la société, des sciences
physiques de Lausanne sur un somnambule naturel, ibid.
Vol. 3. hist. p 8. mém. p. 98. 124.
(468) Pdg. 267 , lin. 26. Instit. pract. med. T. llh
cap V.
(469) Pdg. 167, Un. 27. Diss. de somnambulationc.
Lovan. 1786.
(470) Pdg. 267 , Un. 97. Zoonomia or laws ete¡
Vol. I. sect. 19.
(471) Pdg. 267 , Un. 27. Der Arzt. 74. St. p. 337.
(4'2) Pdg. 267 , Un. 28. Sieben psychologische Vor-
lesuugen iiber d. natiirlichen Somnambulismus. Lerogo
1805.
(473) Pdg. 267 , Un. 28. En Moritzerís Magazin fur
Erfahrungssee lenkundc 2. B.
(47 4) Pdg. 267 , lin. 28. Storia di nn stranissi-
BOTAS. 43
mo somnambulismo. Giornale dclla soc. xned chirurgie,
di Parma. Vol. 14. p.
(475) Pdg. 267, Un. 28. Extrait de l'histoire d'un
somnambulisme, qui à duré depuis le 26 Novembre 1806.
jusqu'au primtems 1808, et dont les phénomènes ont été
accompagnés d'une affection nerveuse très-grave , lue à
l'acad. de médecine. Seditlot rec. périod. de la soc. de mé-
dec. de Paris. T. 40. p. 155.
(476) Pdg. 267 t lin. 29. Diss. de somnambulismo.
Vilnae 1816.
(47 7) Pdg. 267 , tin. 29. History of à case of som-
nambulism. Medical transad, published hy the collège of
physicians in London. Vol. 5. p. 444.
(478) Pdg. 26 7 , Un. 29. Jstoria di un somnam
bulismo con alcune riflessioni sopra questo fenomeno e
sul somn o. Livorno 1829.
(479) Pdg. 267 , Un. 30. Mémoires de l'ac. des
sciences â Paris 1742. p. 409. Literaturbriefe 6. Th. No.
97. Opuse, scelti. T. 3. p. 265. Hamb. Magazin 7. B. p.
489. Lettera sulla malattia e morte del somnambuto Gae-
tano Castelli. In Nuova scelta d'opuscoli interessanti sulle
«cienzc e sulle arti. T. 1. p. 361.
(480) Pdg. 263,/<rc. 22 VFepfer obs. med. pract.
Obs. 44. p. 335.
(481) Pdg. 268 , lin. 29. Bonct thessaur. med. pr,
lib. II. cap. 20. p 718.
(482) Pdg. 269 , Un. 26. Acta Vratist. 1722 Feb.
Class. IV, Art. 2. Consúltese á Unzerder Arzt 3. Th. "4.
St. p. 29 5.
(483) Pdg. 270 , lin. 2. Dictionnaire uniierscl rai
sonné des connoissances humaines. T. 38, y PVienholt 1. o..
p. 22
(484) Pdg. 275 , lin. 15. J. E. For/gré essai théori
que et pratique de pneumatologie humaine, ou recherches'
sur la nature, et le traitement des tlatuosités et diverses
vésanies , telles que l'extase , le somnambulisme ete. Stras,
bourg 1829. ' ' "
(485) Pdg 280, lin. 8. Carmoy observation sur une
espèce d'affection cataleptique , compliquée d'extase et de
somnambulisme. Bulletin de l'école de roéd. et de la so«
ciété do Paris (Année 1) au. 13 p. 120.
44 NOTAS.
(486) Pdg. 280 , Un. 8. Sauvages de la Croix ob-
servation conccrnant une filie cataleptique et somnambu-
le en mcrne tems. Mém. de Tacad. R. de Paris. Année 1 7 42.
Mém. p. 409.
(486.) Frank ha dado el nombre de somniatio á la afec
cion de que tratamos. Esta palabra latina , que no he
mos hallado en los diccionarios que hemos consultado,
debió de ser admitida por el autor para distinguirla del
sueño natural y demás afecciones soporosas, cuyos nom
bres no podian servir para expresar un estado distinto.
Esta misma dificultad ha hecho sin duda que los traduc
tores franceses hayan admitido la palabra snmniation , y
por.iguales razones hemos crcido poder admitir la pa
labra soñacion , que expr,sa en nuestro dictamen con
cxactitul el pensamiento del autor, y se deriva natural
mente del verho soñar , y aun se Usa algunas veces en
tre las gentes del vulgo (Nota de los traductores).
(487) Pdg. 215, Un. 15. Geogr. lib. XIV. p.
649.
(488) Pdg. 285 , Un. 15. Serm. sacr. IV. opp. T. I.
(489) Pdg. 285 , Un. 15. tHutus act. III. se. 2. v. 31.
32. 41. 94.
(490) Pdg. 28fi , Un. t. Der Sonmimbulismus uns-
rer Zeit mit der Incubation oder d. TempeLchlaf u. d.
Weissagugstrannien der Alten in Vcrgleichung gebracht.
Dresd. u. Lcipz. 178".
(491) Pdg. 286 , Un. 1. In Berliucr Monatsschr
1 784 9. B p. 235. 237. 238. .
(4*32) Pdg. 286 , Un. 2. L. c. in RciVs Hoffbauer's
Beytragi.n zur Itefürderung einer Curmethode auf psychis-
chem Wegfl p 251.
(493) Pdg. 286, Un. 2. Nouv. considera tions pni-
sées dans la elairvoyance instinctive de l'homme sur les
oracles, les sibilles et les prophetes , et particuliérement
sur Nostradamus. t'aris 1 806.
(494) Pdg. 286 , Un. 2. Versuch einer Darstellung
des thierisch. Magnetisrous.
(495) Pdg. 286 , Un. 2. Antonii oan Dale , Poliatri
Harlemensis, de oraculis veterum ethnicorum dissertatio-
Mesduae., «dit. secunda. Amstelod. 1 700. Vontanetle oeu-
vres T. 3. Sur les oracles , Stieglitz op. c. p. 652.
KOTAS. ¿5
(496) Pdg. 286 , Un. 6..Jn Act. acad. Upsal. a. 1 ?4 1>
p. 41. et Mémoire de Tac. R. de Paris. 1 7 4 2 . Ed. in 4.
p. 409. Ed. in 8. p. 557.
(497) Pdg. 286, Un. 6. Rat. med. P. IV. c. V. §. 3.
p. 185.
(498) Pdg. 286, Un. 6. fTienholt 1. c. p. 52.
(490) Pa£. 286 , fcn. 7. Zoonomia or laws ete. Vol. 1.
srct. t9. Of reverie. 2. case of á young Lady.
(500) Pdg. iid, Un. 7. Giornale di medicina pra ti
ca del Profcssore Drera. Vol. 4.
(501) Prig. 286, Un. 7. Journal général de médcci-
ne T. 40. 1811.
(509) Pdg. 286, Un. 8. Geschichte eines, allein dnrch
dic Natur hervorgcbracht. animal. Magnetismos. Mit
Vorrcde v. Marcará Bratinschw. 1813.
(503) Pdg. 286, Un. 8. Novum nosologiae methodi-
cae systema. Vol. I. p. 475.
(504) Pdg. 286, Un. 9, Neue medicinisch-chirurg,
Btmerkungen. 181 4. p. 123¡
(505) Pdg. 286 , Un. 9. Acta Vratistav. 1725. De-
cemb. Class. IV. art. 7. Hannovr. Magaz. 1787. 64. St.
Lojidon med. an phys. journ. Sept. 1808. A case of á very
singular nervous afféction, supposcd to have been occa-
sioned hy the bite of á Tarantula. By Dr. J. Comstock of
South- Kingston, America. Véase i Stiegtitz über den thie-
rischen Magnetismus. p. 25 5. Larrejr in Journ.' de m<?d ,
chir. et pharm. 18 16. Mars. Obs. sur ccrtaines plaies d'ar-
mes á leu, accompagnéi s de circonstances particulieresi
Bcobachtung eines von selbst entstandenen schlafwachen-
den Zustandes. In Jahrbücher fiir d. Lebensmagnetismus¡..
Hcrausgrgeb. v. VFolfart. B. 5. Heft. 1. p. 68. Deipit Ga-
tette de sanie. Septembr. 1 8 17.v Mittler von selbst ents-
tandener Magnetismus. In Zeitschrift fiir die Anthropolo-
gie. Zweitts Vierteljahr fiir 1826. Pfahtcr historia mor-
b¡ nervosi somnaiubulismi et eestastos symptomatibus si i—
pati , feliciter persanati. la Comment. soc. phys..mcd..
Mosquimsis. Mosq. 1827.
(506) Pdg. 291, Un. l, Lemnius de ocult. natur.
mirab. lib. II. cap. 2. Alberti disp. de mensium anomalas
convulsivis.
(507) Pdg. 295 , Un. 17. Giuseppe Frank sul mag
}
46 NOTAS,
netismo.anímate (Articolo tratto dal Giornale di medici
na, chirurgia e farmacia, che si pubblicava dalla societá
Imperiale di medicina di Wilna. Traduzlone dal Polacco.
In Omodei annali universali di medicina. Milano. 1826.
Ottobre e Novembre. p. 208.
(508) Pag'. 316, Un. 1 S. Narrationes aliquot episto-
licae de puero eestatico AHenburgensi. App. ad Lentuli
hist. de inedia Schreierae. Bern. 160 4.
(509) Pdg. 316 , Un. 15. Diss. idea errans in eestasi
seu enthusiasmo. Gryphiae 1692.
(510) Pdg. 316, Un. 16. Diss. de ecstasi. Witeb.
1695.
(511) Pdg. 316 , Un. 16. Pr. de eestasi pntata Chris-
ti. Jenae 1704.
(512) Pdg. 316 , Un. 16. De püella eestatica. v. Ha-
Uer bibl. med. P. II. p. 131.
(513) Pdg. 316 , Un. 17. Diss. de philtris enthusias-
ticis Anglico-Batavis. Witeb. 1745.
(514) Pdg. 316, Un. 17. Diss. de eestasi. Rostoch.
1755.
(515) Pdg. 316 , Un. 17, Briefe über die wahre Bes-
chaffcnheit des neu-inspirirten Teuerbacher Madchens.
Frf. 1768.
(516) Pdg. 316, Un. 18, Act. nat. cur. Vol. I.
obs. 250. obs. 105. VII, obs. 40. Ephem. nat. cnr. dec. L
an. IV, V. obs. 81. dec. II. an. I. obs. 76. dec. III. an. L
obs. 17. cent. IX. obs. 23.
(517) Pdg. 322, Un. 3. En las notas al §. 572, de
roorb. cognosc. et curand. cap. de catalepsi. p. 473.
(518) Pdg. 322 , Un. 3. Instituí, med. clinicae. Vol..
I. §. 3.p. 114.
(519) Pdg. 322, Un. 3. Oeuvres. T. 13. Traite des
ncrfs et de leurs maladies. chap. 21.
(520) Pdg. 322, Un 5. Lib. V. epid. c. 12.
(521) Pág. 322 , Un. 6. Prorfhet conim. T. II. 56.
lib, IV. de locis affectis. 2. Consúltese á Brotbequius diss. de
catalepsi á Galeno descrtpta. Tub. 1660.
(522) Pdg. 322 , Un. 9. In acut. morb. lib. 11/
cap. X.
(523) Pdg. 322 , Un. 9. De morb. cognoscend. et
curand. lib. I. cap. 13,
NOTAS. 47
(524) Pdg. 322 , Un. 9. Obs. cap. IV. VL
(525) Pdg. 322, Un. 10. Pathol. lib. V. c. 2,
(526) Pdg. 322, Un. 10. Lib. X. obs. 41. 42.
(527) Pdg. 322 , tia. 10. De tebus scoticis. lib. VI.
(528) Pdg. 322 , Un. 11. Diss. de catalepsi. Hrlmst.
1660.
(529) Pdg. 322 , Un. 11. Medicin. septentrionalis.
lib. I sect. XVI. cap. 6.
(530) Pdg, 322 , fifi. 11. Observat. de affection. ca-
pitis. obs. 124. 12 5.
(531) Pdg. 322 , Un. 11. Diss. de catalepsi. Frcf.
1690.
(532) Pdg. 322, Un. 12, Diss. de catalepsi epilépti
ca. Tub. 1690.
(533) Pdg. 322, Un. 12. Lib. I. obs. 3.
(534) Pdg. 322, fin. 13. Lib. II. c. 7.
(535) Pdg. 322 , //'«. 13. Meth. curand. omn. mor-
hor. Ed. Lugd. lib. I. c. 20.
(536) Pdg. 322, Un. 13. Phil. trans. No. 437. p:
49. et Auserl. Abhandl. pratt. und chirurg. Inhalts. v.
Leske. 2. Th. p. 307.
(537) Pdg. 322 , Un. 14. De afectu cataleptico ra-
rissimo. Frf. 1692. Med. rat. syst. lib. IV. P. III.
(538) Pdg. 322 , Un. 1 4. Diss. (bajo el nombre de
Schomburg ) de catalepsia, rarissimo affectn. Jen. 1690.
Diss. de affectibus soporis et catalepsi. Jen. 1708.
(539) Pdg. 322, Un. 14. Diss. de catalepsi. Witteb.
1700.
(540) Pdg. 322 , Un. 15. Sur la mort snbite et la
catalepsie. Paris 1718.
(541) Pdg. 322 , Un. 15. Diss. de raro affectn cata
leptico praesid. de Pré. Erford. 1721.
(542) Pdg. 322 , ,tin. 15. Mémoir. de Tacad. R. de»
Sciences. 17 42. p. 409. (Trata ue la misma enferma de que
se ha hablado antes en el cap. XII, de la soñacion, §. If,
número 1 , nota.
(543) Pdg. 322 , Un. 16. Gedanken von der Starr-
sucht. Berlin 1769.
(544) Pdg. 322 , Un. 16. De catalepsi diatrib. medie
Berg. 17 52. sec. edit.
(545) Pdg. 322, Un, 16. Rapport sur les «van
48 NOTAS,
tages de l'électricité dans la catalepsie. París i 7 7 3.
(5 40) Pdg. 322, 7í/i. 17. De eestaseos et catalepseos
diffrrentia et de vera catalepseos notione ete. Giessae 1776.
(5f7) Pdg. 322 , Un. 17. t)¡ss. puellae catalepticae
historia et sanatio. Lugd. Bat. 1776.
(548) Pdg. 322 , Un. 17. Journal de médeein-. T. 52.
p. 349.
(549) Pdg. 322 , Un. 18. Diss. aegrum ex amore ca-
talepticum factum exhibens. Giess. 1 7 76.
(550) Pdg. 322 , lia, 18. In additamentis ad qnaes-
tioues medico-legales Pauli Zacchiae. lib. II. tit. I. quaest.
15. p. 187.
(551) Pdg. 322 , Un. 18. Raccolta prima d'osser-
vazioni mediche. p. 9 7.
(552) Pdg. 322, Un. 19. Recueil périod. d'observat.
med. T. 5. 6. p. 41.
(553) Pdg. 322 , Un. 19. Observat. med. Fase. L
an. 1764.
(554) Pdg. 322 , Un. 20. Diss. de catalepsi. Helms-
tad. 17 76.
(555) Pdg. 322 , Un. 20. Diss. de vera catalepseos
notione et rationali curatione. Giessae 17 76.
(556) Pdg. 322 , Un. 30. Institut. med. pract. T.
III. cap. V.
(557) Pdg. 322 , Un. 20. Tract. patholog. de catalep
si. Hal. 1780.
(558) Pdg. 323, Un. 1. Handworterb. der med. Kli-
nik. 8. B. I. Th. p. 55.
(559) Pdg. 323 , Un. 1. Diss. de morho cataleptico<
Lugd. Bat. 1781.
(560) Pdg. 323, Un. 1. De catalepsi. Goett. 1797.
(56 1) Pdg. 32 3 ,Iin. 2. De catalepsi. Marbnrg. 1799.
(562) Pdg. 32 3 , Un. 2. Diss. de catalepsi. Frcf. 1800.
(563) Pdg. 323 , Un. 2. In Batdinger's n. Magazin.
9. B. p. 193.
(564) Pdg. 323, Un. 3. Recherches sur la catalep
sie. Paris 1803.
(565) Pdg. 323, íwi. 3. L'électricité anímale. Lyon
1805.
(5o6) Pdgé 323 , Un. 3. Diss. medica de catalepsi.
Paris 1806.
Rota*. '4.9
(567) Pdg. 323 , Un. 4. Diss. med. pract, de cata-
l«ps¡. Paris 1808. 4 - ^ ,
(568) Pdg. 323 , Un. 4. Le Roux ete. Journal de mé
decine. T. 36. .. ,
(569) Pdg. 323, Un. 4, American medical register..
Vol. I. art. 8.
(570) Pdg. 393, Un. 5. Diss> de catalepsi ejusque
spcciéhus et modis. sect. I. Erlang. I8I4.
(571) Pdg. 323 , Un, 5. HufelancTs Journ. der prt
Heilk. 1815. Juni. ,y
(5 72) Pdg. 32 3 , Un. 5. Diss. de catalepsi. BeroL.
1823. ,j .
(573) Pdg. 329 , Un. 7. Prax. T. L c. 2.
(574) Pdg. 329 , Un. 7. Prax. c. 4.
(575) Pdg. 329 , Un. 8. De cerebri morbis. lib. X.
obs. 50. in Schol. , , . ;
(5 76) Pdg. 329 , Un. 8. Lib. II. obs. de catalepsi,
(5 7 7) Pdg. 329, Un. 8. Recueil périodique d'obser
vations de médecine, par Vandermonde. T. 5. p. 45.
(578) Pdg, 329, Un 9. Principia medecinae. P. II.
(579) Pdg. 330 , Un. 3. Pineau sur les dangers des
inhumations précipitées. Paris 17 76. Bruhier von der Un-
gewissheit der Kennzeichen des Todes. A d. Fr. von Janke
p. 126. 135. Merket 1. c. p. 120. Mason Good the study
of medecine Vol. 3. p. 582.
(580) Pdg. 331, tin, 14. Epit. de cognoscendis et
curandis particular, corp. affcct. lib. c. 8. > o
(581) Pdg. 331, Un. 15. Praelect. practicae.
(582) Pdg. 380, Un. 6. tDe loe. affect. lib. III. c.
8. lib. IV. Rat, vict. in acut4 ,1
(583) Pdg. 380 , Un. 6. Chronic. lib. I. c. 2. I
(584) Pdg. 380 > lin. 7, Morb. chron. lib. Le. 2,
(585) Pdg. 380 , Un. 7. Synopsis. lib. VIII. c. 5.
(586) Pdg. 380 , lin. 7. Canon, lib. III. fea L
tract. 5. c. 1.
(587) Pèg. 380 , lin. 8. Véase el capítulo L §. I. No, 2
(nota). .. .r. , ' '
(¿88) Pdg. 380 , Un. 8. Opera. T. IL p. 243.
(589) Pdg. 380 , tin. 9. Tractatus de vertigine.
(590) Pdg. 380 , lin. 9. Consil. lt No. 29. 107.
II. No. 76. 9,1. III. ft J, . , .,'."t>'> i >
TOMO VI. d
50 NOTAS.
(591) Pdg. 380, Un. 9. Lib. X. obs. 43. 46.
(592) Pdg. 380, Un. 9. Píaseos medicae, T. L p.
185.
(593) Pdg. 380 , Un. 10. Opp. T. II, p. I84.
(594) Pdg. 380 , Un. 10. Opp. omnia. p. 428.
(595) Pdg. 380, Un. 10. Diss. de vertigine. Tub.
1 589.
(596) Pdg. 380 , Un. 11. Diss. de vertigine. Jen.
1591.
(597) Pdg. 380 , Un. 11. Diss. quaestiones de ver
tigine &c. Lips. 1592.
(598) Pdg. 380, Un. 11. Diss. de vertigine. Lips*
1592.
(599) Pdg. 380 , Un. 21. Diss. suntne vertigines mag-
nor. morhor. prodromi. Paris 1597.. Comment. in Libr.
Theophrasti de vertigine. Opp. I. p. 291. Cornil. III. Mo.
1. 24. 62. 101:
, (600) Pdg. 380, Un. 12. Diss. de vertigine. Viteto
1610. 1626.
(601) Pdg. 380, Un. 12. Diss. de vertigine. Lips.
1621.
(602) Pdg, 380 , Un. iZ. Historia medica de ver
tigine. App. ad Tr. de arthritide. Hagae 1624. 4'
(603) Pdg. 380 , Un. 13. Diss. de vertigine. Jen. 1633*
1644. 1665. Diss. de vertiginis diagnosi. Jen. 1659. Diss.
de dolore capitis, vertigine et pbrenitide. Jen. 1633.
1635. 1651. 1652.
(604) Pdg. 380 , Un. 14: Disput. de morbis capitt
No. 10. Diss. de vertigine. Jen. 1652.
(605) Pdg. 380, Un. 14. Diss. de vertigine. Jem
1669.
(606) Pág. 380, Un. 14. Diss.. de vertigine, inpri-
mis literatoruni. Erf. 1673. v. Opusc. med. phys.
(607) Pdg. 380, Un. 15. Diss. de hemicrania in ver-
tiginem transeunte. Bas. 1677.
(608) Pdg. 380, Un. 15. De vertigine. MiscelL acad.
nat. curios. dec. II. a. 8. 1689. p. 24.
(609) Pdg. 380, Un. 15. De singular! vertigine, tam
idiopathica, quam sympathica feliciter curata. Acta acad>
nat. curios. Vol. Vin. p. 186.
(610) Pdg. 380 , Un. 16. Diss. aeger vertigine labo
NOTAS. 51
ráns, Jen. 1682. Diss. de vertigine. Jen. 1 707. Diss. de
vertigine. Jen. 1741.
(611) Pdg. 380, Un. 16, Diss. de cephalalgia habi-
tuali cum vertigine. Regiom. 1703.
(612) Pdg. 380, Un. 16. De morbis nervorum , p.
480.
(613) Pdg. 380 , Un. Í7. Opuscul. med. pract, Pa-
tav. 1751. cap. 3.
. (614) Pdg, 380/7//i, 17. De vertiginis genesi. Hal.
1 7 58.
(615) Pdg. 380 , tíh. ili Programmata de genesi
vertiginis. Jen. 1 759.
(616) Pdg. 380, Un. 18. Nosol. method. T. III. P
I. p. 236.
(617) Pdg. 380 , Un. 18. Diss. de Vertigine. Tub.
1783. Dncring. 1. c. p. 168.
(618) Pdg. 380 , Un. 20. Versuch üb. den Schwindel/
Berl. 1791. Y en cierto modo Hufeland's Journ. der pr.
Heiik. 3. B. 3. St. p. 389.
(619) Pdg. 380 , Un. 20. Dissertation sur le vertige.
Paris 1815.
(620) Pdg. 380, Un. 21. Beytrage zur nahern Kennt-
tiiss des Schwindels aus heantognostischen Daten. Med.
Jahibiicher des k. k. Oesterr. Staates B. 6. St. 2. p. 79.
Y Ueber die physiologische Bedeutung des Schwindel»
und die Beziehung desselben ta den neüesten Versuchen
iiber Hirnfunctionen. Rust. Magaz. für die gesammte Heilk..
B. 23. Heft 2. p. 284.
(621) Pdg. 380 , Un. 21. De vertiginis natura. Be-
rol. 1823.
(622) Pdg. 380, Un. 21. Diss. de cerebri laesi ad mo-
tum voluntarium relatiohe certaque vertiginis directione
ex certis cerebri regionibus laesis pendente. Wratisl<
1824.
(623) Pdg. 380, Un. 22. Diss. de vertigine. Berol^
1825.
(624) >Pag'.'380 , Un. 22. Bemertungen iiber den
Schwindel. Rust 1. c. B. 25. Heft 3. p. 494.
(625) Pdg. 387 , Un. 4. De arthritide anomala,
e. 14.
(626) Pdg. 387 , Un. 4. Rat. med. P. V. p. 435.
52 NOTAS;
(627) Pdg. 387 , Un. 4. Auswahl am d. Tagebüch. i.
Krankenhaus. 1785. Juli. »
(628) Pdg. 387 , Un. 4. Abhandl. über die Gichtkran-
kheiten. Berlin 1S03. 2. B. p. 352. §. 129*
(629) Pág. ,388 , Un. 9. Apb. 15. sect. VIII. Coac
No. 105. 106. 141. 144-
(630) Pdg. 388 , Un. 9. Loe. affect. lib. III. 8. p. 78.
(631) Pdg. 388 , Un. 9. Epist. ad Colé. p. 243. L
(632) Pdg. 388 , Un. 10. Précis de la médeciue prati-
que. T. 1. S. 1. p. 174.
(633) Pdg. 388, Un¡ 10. De cognosc. corp. hnmani
affect. p, 51 7.
(634) Pdg 393 , Un, 6. Pontanas theses de aflicta
hypochondriaco. Basil. 1601. Colerus diss. de scorbute et
hypochondriaca adfectione flatulenta. Basil, 1608. Graba
casus laboranlis affectu hypochondriaco. Giess. 1608.
Janichius diss. de Ayanth seu passione hypochondriaca.
Basil. 1614- Salandi cúnsilium de melancholia hypochon
driaca. Veron. 1617. J. Wolff de morbo hypochondria
co. ejusque generalione. Helmst. 1621 y 1622. Beckher
diss. de affectu hypochondriaco. Regiom. 1623. L. Fischcr
de affectu hypochondriaco. Brunswick 1624- De loco ve
ro , foco adfectus precordialis. ibid. 1631. Monchinger
diss. de affectu hypochondriaco. Lips. 1628. Burkhard
diss. de hypochondriaca passione. Basil. 1630. M. Martini
affectionum hypochondriacarum historia et curatio. App.
ad Tract. de morbis mesenterii abstrusioribus. Lips. 1630.
Lolhus diss. de morbo literatorum , qui vulgo affectus
hypochondriacus indigitatur. Regiom. 1631. Rólfink diss.
de affectu hypochondriaco. Jen. 1631. Y Diss. de affec-
tione hypochondriaca. Ibid. 1658. Michaelis de a flVc tu hy
pochondriaco. Lips. 1634. Brendel diss. de affectu hypo
chondriaco. Jen 1637. Uering de melancholia in genere
et affectione hypocondriaca in specie. Brem. 1638. Afoe-
bius diss. de affectu hypochondriaco. Jen. 1640. Slcgel
diss. de affectione hypochondriaca. Jen. 1641. Bautzmann
diss, de affectione hypochondriaca. Leid. 1643. Polis diss.
de affectu hypochondriaco. Franc. 1645. R. Nicandri,
historia memorabilis feminae bis triennio hypochondria
laboranlis. Parií 16/,6. Banzer diss. de morbo hypo
chondriaco. Witteb. 1650. Geiger Microcosmus hypo-
T?OTA«. 53
chondriacns , «¡ve de melancholia hypochondriaca. Mo-
nach. 1651. Mejer cassus laborantis affectionc hypochon-
driaca. Lngd. Bat. 1651: VFormius diss. de malo hypo-
chondriaco. Hafn. 1654. Langius diss. de malo literatis
familiari sive hypochondriaco. Lips. 1658. Dmvnes diss. de
hypochondriaca affectione. Leid. 1660. VFirthius diss. de
affectu hypocondriaco. Basil. 1661. Friderici diss. de af-
fectns hypochondriaci genuina Índole. Jen. 1 662. Sebie
diss. de affectione hypochondriaca. Argent. 1662. Am-
mann diss. de affectione hypochondriaca, Lips. 1664.
Dexbach diss. de affectione hypochondriaca. Basil. 1665.
Marche de affectione hypochondriaca. Rost. 1665. fTalri-
tchmied diss. de affectione hypochondriaca. Giessen 1666.
fVesthoff diss. de affectu hypochondriaco. Argent. 1668.
P, Zacchia» de affectionibus hypochondriacis. Aug. Vin-
del. 1671. De malo hypochondriaco. Romae 1679. Niesius
defrnsio medica necessaria de affectione hypochondriaca.
Francf. 1674. Rupertus diss. de malo hypochondriaco.
Erf. 1674. Trombetti apologia della passione hypochon
driaca. Genova 1674. Franchimond á Frankenfeld nc-
xus Galenico. Hippocraticus de passione hypochondriaca,
Prag. 1675. Beckmann diss. de affectione hypochondria
ca. Lngd. Bat. 1676. Borrichius (Bran?) diss. de malo
hypochondriaco. Hafn. 1676. Jansscns diss. de affectio
ne hypochondriaca. Lugd. Bat. 167 7. Jahrenius diss. de
affectu hipochondriaco. Rintel..1678 y 1 706. Mohrius
diatribe de affectione hypochondriaca. Franc. 167 8. J,
St. Bologna de hipochondriaca e snoi accidenti. Vienna^
1684. Helívigius diss. de affectione hypochondriaca. Gry-
phsw. 1685. Leichner diss. casus matronae hypochondria-
cae: Erf. 1685. Storck diss. de malo hypochondriaco.
Altd. 1685. Farra dell'iporhondria e suoi accidenti e ri-
medj. Venezia 1686. Brunner diss. de affectione hypo
chondriaca. Hcidelb. 1688: H. Joly discours sur une
¿trange maladie hypochondriaque et venteuse , qui a duré
onze ans Paris 1689. Lange traité des vapeurs ou leurs
effets' et leurs remedes. París 1689 Vrsti diss. de malo
hypochondriaco. Erf. 16'JI. Y Diss. de affectione hypo
chondriaca. Erf. 1702. Harovcnk diss. de adfectu hypo
chondriaco Regiom. 1 696. Ortlob diss. de Hydrae in hy-
pochondriU nidulantis origine, Índole et antidoto. Lips.
54 NOTAS.
1 696. Ziegler diss. casus viri hypochondriaci. Basil. 1697.
Srhaper diss. de malo hysterico in viris. Rostoch. 1699.
Vater diss. de morho sic dicto hypochondriaco. Witeb.
1702. Crüger diss. casus medicus de malo literatorum seu
malo hypochondriaco. Zittav. 1703. Vernon diss. de
passione hypochondriaca, hysterica dicta. Lugd. Bat.
1704. Graez diss. de malo hypochondriaco; germanice
Milzkrankheit. Regiom. 1708. tlaier (Penz?) diss. de
malo hypochondriaco. Altd. 1709. JacoU diss. de malo
hypochondriaco. Erf. 1713. J. A. Fischcr diss. de malo
hypochondriaco. Erf. 1 722. Robinson system of the sple-
en , vapours and hysterical melancholy. Lond. 1729.
Mandevilte treatise of the hypochoudric and hysteric di-
seases. Lond. 17 30. Adotphi diss. de affectu mirachiali.
Lips. 1734. Luther diss. de malo hypochondriaco. Erf.
1 737. De ta Motte diss. de malo hypochondriaca. Argent.
1 738. Richter diss. de morho hypochondriaco. Goett.
1739. J. Stahl diss. de malo hypochondriaco. Erf. 1739,
Struve diss. idea mali hypochondriaci ejusque praeserva-
tio. Kil. 1641. Hueber diss. compendiosa famosi , quod
hypochondria vexat , mali theoria et therapia. Wirceb.
1745. Juch diss. de malo hypochondriaco. Erf. 1745.
Sc/ieffelius diss. de malo hypochondriaco. Gryphisw.
1745. Stock diss. de malo hypochondriaco-hysterico.
Jen. 1749. Y Diss. de affectu hypochondriaco. Ibid. 1755.
Frager diss. de morho hypochondriaco seu hysterico.
Edinb. 1 750. Cartheuser diss. de passione hypochondria
ca. Fr. ad Viadr. 175 1. H. Barnstcin Beschreibung der
wunderlichen hypochondrischen Krankheit oder von der
Darmsucht. Erfurt 1751. Brendel diss. de valetudiue ex
hypochondriis. Goett. 1752. vide opp. T. III, p. 45.
Ctiau/epieci diss. de malo hypochondriaco. Lugd. Bat.
17 52. Delius nonnulla ad nialum hypochondriacum spec-
tantia. Ertang. 1 7 5 7. Traduc. Alem. Nürnb. 1762. C,
B. Behrens de afíectione hypochondriaca , in Ephemer.
acad. nat. curios. cent. 3 y {. p. 44¡>. Samml. der med.
Societat in Budissin p. 102 sq. Lange diss. de malo hy
pochondriaco. Lips. 1758. Boehmef diss. de morho ex
hypochondriis. Viteb. 1760. Hay diss. de affcctionib»»
hystericis et hypochoñdriacis. Lugd. Bat. 1 765. Zucca-
rini diss. de hypochondria. Ileidelb. 1769. Brodkorb Aisu
NOTAS.
de affectione hypochondriaca et hysten'ca. Erf. 1772.
HUI praktischc Abhandlnng von der Natur und Heilung-
aart der Milzkrankheit. Brem. 17 76. Baynes diss. de hy-
pochondriasi. Edinb. 17 7 7. Oehme über die Hypochon-
drie. Dresd. 17 7 7. A. Comparetti occursus medie! de vaga
aegritudine infirmitatis nervorum. Venet. 1780. Siess
idea pathem. hypochondriaco-hysteric. «um historia.
Giess. 1780. Buch diss. de malo hypochondriaco, Giess.
1782. Etzel diss. de morho hypochondriaco. V. Ejrrel
diss. Stollii. T. II. Stark diss. de malo hypochondriaco..
Edinb. 1783. Nunn diss. de malo hypochondriaco. Erf.
1784, Rjrmer treatise upon the indigestion and hy-
pochondriac disease. Lond. 1785. E. Platner über dic
Hypochondrie. App. ad Dufour über die Verrichtnngen
nnd Krankheiten des menschlichen Verstandes. Leipz.
1786. ffightman diss. de hypochondriasi. Edinb. 1789.
Sievers diss. hypochondriacae atque hystericae dispositio-
nis causas nonnultas sistens. Helmst. 1793. //. labor
Anweisung far Hypochondristen , ihren Zustand gehorig
einzusehen und zu verbessern Dürkhein 1793. J. K. H.
Ackermann über Bláhungen und Vapeurs , Briefe hy-
pochondriseben und hysterischen Personen gewidmet.
Naumb. 1794 Müller und Hoffmann für Hypochondris
ten , Nervenkranke. Frankf. 1795. VFeber diss. mali hy-
pochondriaci veri ac nervosi notio et natura. Rostoch.
1795, Y Morbi hypochondriaci veri signa et diagnosis.
lbid. 1795. J¡ W. L. von Luce Versuch über Hypo
chondrie und Hysterie. Gotha und St. Petersb. 1 797.
Kreysig diss. pathologia mali hypochondriaci. Viteb.
1797. Israet diss. de hypochondriaco malo monita quae-
dam. Francf. 1798. Mohring diss. de malo hypochondria
co et hysterico. Jen. 1 798. Otto diss. de hypochondriaco
malo monita quaedam. Francf 1798. Y Diss. de hypo
chondriasi. Ibid. 1805, A. Thomson Untersuchung der
Matur , Ursachen und Heilmethode der Nervenbesch.wer-
den. Hanov. 1798. Schira commentatio sistens observa-
tionem morbi hypochondriaci. Tub. 1800. Nikisch diss.
de hypochondriasi. Francf. 1801. G. W. Becker guter
Bath an meine Freunde die Hypochondristen. Leipz.
1803. Reichet diss. de hypocbondria et hysteria. Jen>
1803. A'. rrczrtSk'% über die Hypochondrie, Eif> ,16,05.
56 NOTA*.
Fiedcrting diss. de hypochondria. Warceb. 1807. Bes-
chreibung einer mehrere Jahre lang gedauerten Hypo—
choudrie, wie diese ohne den Gebrouch innerer Arz-
neyeu ist gehoben .worden. Berlin 1808. Hafner diss.
de hypochondriasi et morho Coenaesthesis. Landsh. 1808.
Albrccht Hülfe für alie, die an hypochondrischen nnd
hysterischen Uebeln leiden. Hamb. 1809. Baehrens diss.
mcletemata mali hypochondriaci pathognomonica-thera-
peutica. Duisb. 1810. Ktetten de malo hypochondriaco
rite cognoscendo. Viteb. 1811. G. L. VF. Hnhnstock über
Hypochondrie und Hysterie. Sondersh. 181 6. K. J. Zim-
rnerrnanrt's Versuch über Hypocondrie und Hysterie.
Bamb. 1816. C. L. Ktose medicinisches Taschenbach für
Hypochondristen und solche die es zu werden fiirchten
dürlen. Berlin 1824. C. Ringetmann über die Natur,
das Wesen und die Behanitlung der Hypochondrie und
Hysterie. Wiirzb. 1824. J. Schroeder diss. de sympto-
roatologia et aetiologia praesertim de natura et curatione
morbi hypochondriaci et hysterici. Rost. 182 7. A. Th,
Briick Beitr'áge zur Erkenntniss und Heilung der Le-
tiensstorungen mit vorherrschend psychischen Krankheit-
serscheimnigen. Bevorwortet und herausgegeben von J.
D. Brandis. Hamb.
(635) Pdg. 393, Un. 7. Lib. III. prax. med. part, V.
»ect. I. cap. 1, y diss. de hypochondr. affect. Wittemb.
162 7.
(636) Pdg. 393, Un. 7. Pathologia cerebri. cap.
11. Pathol. affect. hysterie. y hypoch. vindicata. Opp.
T. I.
(63 7) Pdg. 393 , Un. 8. The entire works. Lond,
1769. p. 603.
(638) Pdg. 293 , Un. 8. De affectione hipochondria-
ca. Amstel. 1660.
(639) Pdg. 393 , Un. 8. Diss. de morho hypochon
driaco. .Helmst. 1662.
" (640) Pdg. 393 , Un. 9. Diss. de passione hypochon
dr. Jen. 1666. Diss. de malo hypochondr. Ibid. 1668.
Diss. aeger lahor, malo hypochondr. scorbut. Jen. 1670.
(64 1) Pdg. 393 , Un. 9. Diss de morho hypochon
driaco. Jen. 1676.
(642) Pdg. 393 , Un. 9. Diss. de malo hypochondr.
SOTA*. 57
liyster. Hal. 1703. Diss. de vena portarum , porta malor,
ete. Ibid. 1 705.
(643) Pdg. 393 , Un. 10. Opp. medic. omnia. Francf.
1708. Cap. de malo hypochondriaco et scorbuto.
(644) Pdg. 393 , Un. 10. De haemorrhoid. medicina
hypochondr. Hal. 1716. De morb. imaginar, hypochondr.
Ibid. 1755.
(645) Pdg. ,lin. 10. Diss. de praecipuo studioso-
rnm morho , cjusque genuin. caus. Hal. 1699. Diss. de
vera morbi hypochondr. sede , Índole et curat. Ibid. 1719:
Diss. de affictu spasmod. hypochondr. inveterato. Hal:
1734. Opp. supplcm. Part. U. et med. rat. Systema. T.
IV. Part. 3. cap. 6. Respons. et consultat. T. II. sect. 3.
casus 29. 39. sect. 4. cas. 143. í 46. ete.
(646) Pág. 393 , Un. 11. Sur les vapeurs. Yverdon,
1726.
(647) Pdg. 393 , Un. 11.. The english maladie, or a
treatise of nervous diseases of all kinds. Lond. 1739.
(648) Pdg. 393 , Un. 1 1. Neuropathia , seu de mor-
bis hypochondriacis et hystericis. lib. III. Poema. Ehora-
ci. 17 40.
(6^9) Pdg. 393, Un. 12. De infarctn vasorum ven-
triculi. Basil. 1751 (In HaUeri collect. disput. med. pract.
T. VII). Y Für Aerzte u. Kranke bestimmte Abhandl. v.
finer nuen Methode die hartnackigen Krankheiten , die
ihren Sitz im Unterleibe haben , besonders die Hypochnn-
drie, sicher und glücklich zu heilen. Lcipz. 1784. Otra
edicion. Augsb. 1791.
(650) Pdg. 393, Un. 12. Diss. de malo hypochon
driaco. Goett. 1 752.
(051) Pdg. 393 , Un. 12, Natnrae morbi hypochon-
driaci investigado. V. opusc. patholog. Lips. 17 58.
(652) Pdg. 393 , Un. 13. Diss. de variae therapiae
necessitate tam in hypochondriaco, quam hysterico mata
Hal. 1747. Diss. de singulari sensibtlitate. hypochondria-
cornm, ejusque causis. Ibid t"49. Diss. de vero ortu
mali hypochondriaci. Ibid. 1769.
(653) Pdg. 393, Un. 13. Essai snr les affections va-
poreuses des deux sexes, Paris 1760. Trad. akin. Bresl.
1 5 7 5.
(654) P'tg. 393, Un. 13. Diss. sistens experimenta
58 BOTAS,
quaedam circa malum hypochondriacum. Hal. 1762/
(655) Pdg. 393, Un. 13. Hamb. Magazin. B. 8. St.
6. No. 3. B. 11. St. 4. No. 1. B. 14. St. 4. No. 3.
(656) Pdg. 393 , Un. 14. Beobachtungen über die
Krankheiten die man gewühnlich Nervenabel, ingleichen
hypochondrische oder hysterische Zufalle nent. A. d. £.
Leipz. 1766.
(657) Pag. 393 , Un, 14. Nachrichten an dasPuhli-
cum in Ansehung der Hypochondrie, oder Samml. vers-
chiedener für das ganze Publicum gehorender, medicinis-
cher Schriften. Kopenh. 1767.
(658) Pdg. 393 , Un. 15. D!ss. de hypochondriasi.
Heidelb. 1769. Está incluido en J.'P. Frank delectu opus-
cul. T. I. p. 1,
(659) Pdg. 393, Un. 15. Del flato a favore degl' ipo-
condriaci. Verona 17 75. Trad. alem. con notas de Krty-
tig. Leipz. 1794,
(660) Pdg. 393 , Un. 15. Diss. de morb. nenricis,
praecipue ea specie , quae ex infarct. abdominal, oritur.
Tübing. 1791.
(661) Pdg. 393 , Un. 15. Nothiger Unterricht fur
Hypochondristen. Kopenh. 1797.
(662) Pdg. 393 , Un. 16. Vermischte SchriDen B. li
p. 174.
(663) Pdg. 393 , Un. 16. Reeherches sur la cause
des affections hypochondriaques , appellées communément
vapeurs. Paris 1779. Trad. alem. Goth. 1781.
(664) Pdg. 393, Un. 1 6. Untersuchungen über den
Begriff, die Natur und Heilbedingungen der Hypochondrie.
Stuttg. 1805.
(665) Pdg. 393 , Un. 1 7. Ueber die Hypochondrie,
in Hu/eland's Journ. der pr. Heilk. B. 1. p. 37. B. 3.
p. 13.
(666) Pdg. 393 , Un. 17. Essays on hypochondria-
cal and other neryóus affections. London t & 1 6. Trad,
alem. con adiciones de Haindorf. Essen. 1819.
(667) Pdg. 393, Un. 18. Traite des maladies nerv.
ou vapeurs, et particulie rement de l'hystérie et de l'hy-
pochondrie. Paris 1816. Y Diccion, de ciencias Médicas,
art. Hipocondría.
(668) Pdg. 393 , Un. 18. Traite sur la physiologie du
NOTAS. 59
système nerveux et spécialement du cerveau : recherches
sur les maladies nerveuses et particulièrement sur le siè
ge, la nature et le traitement de l'hystérie , de l'hypochon-
drie ete. Paris 1821,
(669) Pdg. 393, lin. 18. De l'hypochondrie et du
suicide. Considérations sur les causes, sur le siège et le
traitement de ces maladies, sur les moyens d'en arrêter
les progrès et d'en prévenir le devéloppement. Paris 1822.
(670) Pdg. 393, Uni 19. Piss. de hypochondriasú
Lips. 1824,
(671) Pdg. 393 , lin. 19. Beytrag zur Erkenntniss
des Wesens der Hypochondrie und Hysterie und deren
richtige Behandlung. Eisenbcrg 182 7.
(672) Pdg. 393 , lin. 22. Añádase á los autores cita
dos en la P. I. Vol. I. sect. I. §. IX. 7. §. X. 9. §. XI. 14.
Edit. secundae citatis : Gratarolus de conservanda valetud.
litera torum. Fabr. Tr. de literator. tuenda et restit. vale-
tudine, Gefnerus in praecept. tuend. sanit. Horstius de sani-
tate studios. Pictorius in meth. san. Fiçinus de studios, san,
tuend. Jac. Sytvius de victus ratione facili ac saluhri pau-
per. scholast. Güntherus in hortulo san. Uollingius de sa-
lubri studios. victu. Joh Sylvius de studios. et eorum , qui
corporis exerçitat. addicti sunt, tuenda valetud. IVedetius
disp. de diacta literat. VPatdsçhmidius disp. med. san. stu
dios. Alberti in hygien. c. 15. desanitatis moderamine in
Jiteratis. Matlhaei de studios. sanitate tuenda. Hal. 1721.
61

INDICE

BE LAS HATERIAS CONTENIDAS EN ESTE TOMO TI.

ENFERMEDADES DEL ENCEFALO.

DEL DOLOR DE CABEZA , 7.

Definición, limites de nuestro asunto , bibliografía, 7.


Definición , 7.
Límites de nuestro asunto ,7,
Bibliografía , 8.
Especies, síntomas, autopsia, 8,
Especies diferentes , 8.
Cefalalgia , 9.
Cefalea , 9.
Hemicránea ,12. ,
Clavo , huevo ,15.
Autopsia ,16.
Causas ,20.
Causas predisponentes ,80.
Causas excitantes ,21.
Causa próxima ,25.
Diagnostico , 26.
Asiento , 26.
Naturaleza, 26.
Dolor de cabeza inflamatorio , 26.
Dolor de cabeza reumático , 27.
Dolor de cabeza catarral , 28.
Dolor de cabeza gástrico , 28.
62 INDICE.
Dolor de cabeza artrítico, 29.
Dolor de cabeza escorbútico, 30.
Dolor de cabeza periódico , 30.
Dolor de cabeza escrofuloso , 30.
Dolor de cabeza carcinomatoso , 32.
Dolor de cabeza venéreo, 32.
Dolor de cabeza nervioso , 32.
Dolor de cabeza por irritación mecánica , 34-
Dolor de cabeza procedente de la complicación de las
diátesis, 36.
Pronostico ,37.
En general, 37*
Pronóstico del dolor de cabeza inflamatorio , 38.
Pronóstico del dolor de cabeza reumático ,38.
Pronóstico del dolor de cabeza gástrico ,39.
Pronóstico del dolor de cabeza artrítico, 39.
Pronóstico del dolor de cabeza escorbútico, 39.
Pronóstico del dolor de cabeza periódico, 4-0.
Pronóstico del dolor de cabeza escrofuloso , £0.
Pronóstico del dolor de cabeza carcinomatoso , 40.
Pronóstico del dolor de cabeza venéreo, 40.
Pronóstico del dolor de cabeza nervioso,
Pronóstico del dolor de cabeza producido por tas irrita
ciones mecánicas , 4 1 «
Pronóstico del dolor de cabeza complicado, 41»
Tratamiento, 41.
Tratamiento profiláctico , 4f« !
Tratamiento del dolor de cabeza inflamatorio , 42.
Tratamiento del dolor de cabeza reumático, 44-
Tratamiento del doler de cabeza gástrico, 45.
Tratamiento del dolor de cabeza artrítico, 47'.
Tratamiento del dolor.de cabeza escorbútico, 48,
Tratamiento de la calentura intermitente larvado cefá
lica , 48.
Tratamiento del dolor de cabeza escrofuloso , 48.
Tratamiento del dolor de cabeza carcinomatoso , 48.
* INDICE. 63
Tratamiento del dolor de caleza venéreo , ¿9.
Tratamiento del dolor de cabeza nervioso, 50.
Tratamiento del dolor de cabeza producido por irrita-'
dones locales, 55.
Tratamiento del dolor de cabeza complicado , 56.

DE LA ENCEFALITIS, 57.

Definicion, escritores, 57.


Definicion ,57.
Escritores ,57.
Síntomas, formas diversas, autopsia, 58.
Prodromos, 58.
Invasion , 59.
Encefalitis cefalálgica , 61.
Encefalitis frenética , 62.
Encefalitis letárgica , 64.
Encefalitis convulsiva, 65.
Encefalitis trémula, 65.
Necroscopia , 66.
Causas, 71..
Causas predisponentes , 7 i . <
Causas excitantes , 72.
Diagnóstico , 75.
Facilidad en confundirla enfermedad, 75.
Distincion de la encefalitis de la calentura nerviosa y
el tifo ,75.
Distincion de la encefalitis y de la cefálea , 7 8.
Deseos ,79. '
Distincion de la encefalitis y de la calentura vermino
sa, 80.
Distincion de la encefalitis del estadio de invasion de
las viruelas, 81.
Division, 81.
Encefalitis traumática , 83.
Encefalitis inflamatoria , 83.
64 INDICE.
Encefalitis reumática y catarral, 83.
Encefalitis gástrica, 84..
Encefalitis artrítica , 84..
EnceJulitis periódica ,85.
Encefalitis maligna, 86.
Encefalitis secundaria, 87.
Encefalitis accesoria, 87.
Pronóstico , 88.
Peligro, 88.
Pronóstico de la encefalitis traumática , 89.
Pronóstico de la encefalitis inflamatoria, 89.
Pronóstico de la encefalitis reumática, 90.
Pronóstico de la encefalitis gástrica ,90.
Pronóstico de la encefalitis artrítica, 90.
Pronóstico de la encefalitis periódica, 91.
Pronóstico de la encefalitis maligna ,91.
Pronóstico de la encefalitis secundaria ,91.
Tratamiento , 92. ." .
Generalidades, 92. . . :. , .
Tratamiento de la encefalitis traumática , 92.
Tratamiento de la encefalitis inflamatoria , 92.
Tratamiento de la encefalitis reumática , 95.
Tratamiento de la encefalitis gástrica, 96.
Tratamiento de la encefalitis artrítica, 97.
Tratamiento de la encefalitis periódica, 97.
Tratamiento de la encefalitis maligna, 97.
Advertencia, 98.
Tisis cefálica, 99. , ..
Sensibilidad morbosa de las partes que persiste des
pues de la inflamacion, 102.

¿, DEL HIDROCÉFAIO, 103.

Definicion , division, 103. , , ,-


Defuiición , 103.
Division, 103.
INDICE.

Bel hidroccfalo congcnito, 104,

Definicion ,104.
Escritores , 1 04.
Descripcion , 104.
Causas, 106.
Parto ,108.
Diagnóstico, 108.

Del hidrocéfalo crónico , 111.

Definicion , 111.
Bibliografía, 111.
Síntomas ,111.
Autopsia , 115.
Causas ,118.
Diagnóstico , 124.
Pronóstico, 127.
Tratamiento, 128.

Del hidrocéfalo agudo ,132.

Definicion , 132.
Bibliografía ,133.
Dificultad del asunto ,134.
Síntomas , 135.
Autopsia , 143.
Causas , 1 4.5.
Diagnóstico, 147.
Continuacion , 1 49.
Distincion de la calentura letárgica ,150.
Distincion de la calentura verminosa ,150.
Pronóstico ,150.
Profiláctica, 152,
Tratamiento , 156.
TOMO VI. <
66 INDICE.

Del hidrocéfalo accesorio, 158.

Definicion ,158.
Bibliografia, 158.
Síntomas , 1 59.
Causas, 160.
Autopsia, 160.
Diagnóstico , 1 60.
Pronóstico y tratamiento, 160.

DE LA APOPLEJIA, 161*

Definicion , division , 161.


Definicion , 1 61.
Bibliografía , 1 62.
Síntomas, autopsia, 162.
Prodromos , 1 62.
Síntomas constitutivos, 166.
Autopsias , 170.
Causas ,175.
Causas predisponentes ,175.
Causas excitantes ,178.
Causa próxima, 1 83.
Diagnóstico, 184.
Interpretacion de los síntomas precursores , 184.
Diagnóstico de la enfermedad en sí misma', 1 85.
Síntomas diferenciales de la encefalitis comatosa^
186.
Del hidrocéfalo agudo, 187.
Variedades de la apoplejía en cuanto á su sitio y na
turaleza, 187.
Apoplejía traumática, 188.
Apoplejía accesoria, 188.
Apoplejía metasiática , 1 89.
Apoplejía inflamatoria, 1 89,
INDICE. 67
Apoplejía reumática ,191.
Apoplejía gástrica , 1 93.
Apoplejía artrítica , 192.
'Apoplejía periódica , 193.
Apoplejía escorbútica, 194.
Apoplejía espasmódica , 1 94,
Apoplejía complicada, 195.
Pronóstico , 1 95.
£re general , 195.
Pronóstico deducido de la edad y de la constitucion,
196.
Pronóstico deducido de los síntomas, 197.
Pronóstico deducido de la causa y de la naturaleza
de la enfermedad, 200.
Pronóstico deducido del sitio ,200.
Trasformacion en otras enfermedades , 201.
Tratamiento, 201. *
Profiláctica, 201.
Reglas generales, 204,
Apoplejía traumática , 205.
Apoplejía accesoria , 205.
Apoplejía metastática , 205.
Apoplejía inflamatoria, 205.
Apoplejía reumática , 208.
Apoplejía gástrica , 209.
Apoplejía artrítica, 210.
Apoplejía periódica , 212.
Apoplejía escorbútica , 212.
Apoplejía espasmódica ,213.
Apoplejía complicada, 215.

DE L A CATÁFORA, 216.

Definicion , bibliografía , grados diferentes del mal,


division , 21 6.
Definicion, 216.
68 INDICE. .
Bibliografía, 216.
Grados diferentes , 217.
Division, 217.

Catáfora sintomática , 218.

Definicion ,218.
Advertencia ,218.
Catáfora sintomática de las calenturas intermitentes^
218.
Catdfora sintomática de las calenturas continuas,
219.
Catáfora sintomática de los exantemas , 220.
Catdfora sintomdtica de la encefalitis, 220.
Catdfora sintomática del hidrocéfalo , 221.
Catáfora sintomdtica de la apoplejía , 221.
Catáfora sintomática de la dificultad de orinar, 22 í.

De la catáfora primitiva, 222.

Definicion , 222.
Ejemplos, 222.
Causas , 224-
Diagnostico, 226.
Pronóstico, 227.
Tratamiento , 227.

DE LA AGRIPNIA , 230.

Definicion, division, 230.


Definicion, 230.
Bibliografía ,230. '
Division, 231.
INDICE. 69

De la agripnia sintomática, 231.

Definicion , 231.
Casos en que suele sobrevenir ,231.
Semeyólica , 23 1.
Tratamiento, 232.

De la agripnia primitiva , 232.

Definición, 232.
Ejemplos, 232.
Causas, 233.
Diagnóstico , 235.
Agripnia inflamatoria, 236.
Agripnia gástrica , 236.
Agripnia artrítica, 237 .
Agripnia nerviosa, 237.
Pronóstico, 237.
Tratamiento, 237.

DEL RONQUIDO , AGITACION , CAIAMBRES , ARDOR


Y SUSTOS NOCTURNOS , 243.

Del asunto en general , 243.


Su importancia , 243.
Límites, 243.

Del ronquido durante el sueño, 244-'

Definición, 244.
Bibliografía , 244-
Síntomas , 244-
Causas, 244-
Pronóstico , 245.
Tratamiento, 245.
r 70 INPICE.

De la agitación , calambres y ardores nocturnos,


245.

Agitación , 245.
Calambres , 246.
Ardores , 247.

Del pavor nocturno, §47.

Definición , 247.
BU-liografia, 247.
Causas , 248'
Diagnóstico , 248.
Pronóstico, 249.
Tratamiento, 249'

DE tOS SUEÑOS ESPANTOSOS, 251.

Definición , bibliografía ,251.


Definición, 251.
Bibliografía, 251. *
Sintonías, causas, diagnóstico, 252.
Síntomas, 252.
Causas, 252.
Diagnóstico , 253.
Pronóstico, tratamiento , 255.
Pronóstico ,255.
Tratamiento ,257.

DE LA PESADILLA , 258.

Definición, bibliografía, 258.


Definición ,258.
Bibliografía, 259.
Síntomas , autopsia , 259.
INDICE. 71
Síntomas ,259.
Autopsia, 262.
Causas , diagnostico , 263.
Causas , 263.
Diagnóstico, 263.
Pronóstico, tratamiento , 26£.
Pronóstico , 264..
Tratamiento , 264.

DEL SOMNAMBULISMO, 266.

Definicion , bibliografía , 266.


Definicion ,266.
Bibliografía, 267.
Síntomas, causas, 268.
Síntomas , 268.
Causas , 274..
Diagnóstico, 276.
Somnambulismo simulado, 276.
¿ El somnambulismo es una enfermedad P 277.
Límites, 277.
Conclusion , 279.
El somnambulismo es distinto del sueño magnético,
279.
Grados diversos , 280.
Caracteres, 280.
Pronóstico, tratamiento, 281.
Pronóstico, 281.
1 ¡ atamiento , 282.

DE LA SOÑACION, 285.

Definicion, bibliografía y division, 285.


Definicion, 285.
Bibliografía y division, 285.
Síntomas, 286.
72 INDICE.
J)e la soñacion espontánea , 286.
De la soTiacion artificial, 293.
Causas , 295.
Causas predisponentes , 295.
Causas excitantes , 296.
Causa próxima, 296.
Diagnóstico , 297.
En general, 297.
Del letargo, 298.
Continuacion , 299.
Pronóstico, tratamiento,, 301. ,
Pronóstico ,301.
Tratamiento, 301.

APÉNDICE

que contiene cuatro ejemplos de soñacion


artificial, 302.

Observacion J, 302.
Observacion II, 305.
Observacion III, 307.
Observacion IV, 309.

DEL ÉXTASIS, 316.

Definicion, bibliografía, 31 6.
Definicion ,316.
Bibliografía ,316.
sSintomas, causas, 317.
Síntomas ,317.
Causas ,318.
Diagnóstico, pronóstico, tratamiento, 319.
Diagnóstico ,319.
Pronóstico ,319.
Tratamiento , 320.
ÍNDICE. 73

DE LA CATALEPSIA, 321.

Definicion , bibliografía , 321 .


Definicion, 321.
Bibliografía, 321.
Síntomas , necroscopia , 323.
Síntomas , 323.
Necroscopia, 327.
Causas , diagnóstico, 327.
Causas, 327.
Diagnóstico, 329.
Pronóstico , tratamiento, 333.
Pronóstico, 333.
Tratamiento, 334.

APÉNDICE

que contiene una admirable historia de catalepsia


compuesta, 335.

NOCIONES PREPARATORIAS PARA EL TRATADO DE LAS


VESANIAS, 360.

Generalidades, 360.
Objeto, 360.
Advertencia, 360.
Observaciones generales , 361.
De los sentidos , de la atencion y de las percepcio
nes, 362.
Sentidos , 362.
Atencion, 365.
Percepciones , 368.
De la memoria, de la imaginacion y del juicio,
369.
Memoria, 369. '
74 INDICE.
Imaginacion, 370.
Juicio ,371.
De las fuentes del placer y de la molestia , del deseo
y de la aversion, y de los afectos, 373.
Fuentes del placer y de la molestia, 373.
Fuentes del deseo y de la aversion, 373.
Afectos, 374.
De las pasiones y de la voluntad, 375.
Pasiones, 375.
Advertencia , 375.
Voluntad, 376.

DEL VERTIGO, 379.

Definición , bibliografía , 379.


Definicion , 379.
Bibliografía , 380.
Síntomas, necroscopia, 380.
Síntomas , 380.
Necroscopia, 381.
Causas, diagnóstico, 382.
Causas, 382.
Diagnóstico , 385.
Pronóstico, tratamiento, 388.
Pronóstico, 388.
Tratamiento, 388.

DE LA HIPOCONDRIA, 392.

Definicion, bibliografía, 392.


Definicion, 392.
Bibliografía , 393.
Síntomas, necroscopia, 393.
Síntomas , 393.
Necroscopia ,401.
Causas, 402,
75
Causas predisponentes y ocasionales , 402.
Causa próxima , 4-07.
Diagnóstico , 409.
En general , 4-09.
Enfermedades ocultas que simulan la hipocondría,
410.
Señales de la hipocondría verdadera , 4 ' 2.
Distinción del histerismo y de la manía , 413»
Advertencia , 41 4«
Pronóstico, 415.
Peligro , 41 5.
Semey ótica , 41 5.
Tratamiento , 415.
.Era general, 415.
Régimen, 41 6.
Continuación, 4^4*
Medicamentos, 428. ,
Continuación, 431.
Tratamiento del paroxismo, 432.

FIN.

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