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LOS VICIOS IN IUDICANDO EN LAS SENTENCIAS DE CASACIÓN EN LOS PROCESOS DE DIVORCIO POR CAUSAL.

ORIENTACIÓN DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA (Emilia Bustamante Oyague.(*))

Desde 1994 nuestra Corte Suprema de Justicia viene ejerciendo sus funciones casatorias en los procesos civiles que llegan
a su conocimiento mediante el recurso impugnatorio de casación; en virtud a las normas procesales del Código Procesal Civil
que lo han concebido como un recurso extraordinario pues, de acuerdo a su concepción, se prevé que su presentación se haga
una vez resuelta la controversia tras haberse observado el principio de la doble instancia. En efecto, el recurso de casación
fue adoptado en el Código Procesal Civil (CPC), vigente desde julio de 1993, lo cual significó la eliminación del recurso de
nulidad que fuera establecido en el derogado Código de Procedimientos Civiles de 1912 –aún de aplicación para aquellos
procesos iniciados durante su vigencia.

Tal como señalamos, según la concepción adoptada del recurso de casación civil, éste ha sido asumido como un recurso
impugnatorio de naturaleza extraordinaria, con fines esenciales y claramente definidos como: la correcta aplicación e
interpretación del derecho objetivo y la unificación de la jurisprudencia nacional por la Corte Suprema de
Justicia. Considerándose que la defensa del derecho sustantivo y la unificación de su interpretación tienen como fundamento
el interés público, también se señala que esta institución posee un interés privado, el cual consiste en resarcir el perjuicio
inferido al particular que resultó agraviado por la resolución judicial que impugna.(1) De manera que, no obstante quedar
señalado el carácter secundario del interés privado del recurrente, la actuación del particular afectado con la resolución judicial
deviene en indispensable para que la casación opere y el Supremo Tribunal se pronuncie.

Este recurso tiene claramente definido su campo de aplicación, así posibilita que la Corte Suprema evalúe y determine los
errores in iudicando e in procedendo en que incurrieron las instancias de mérito al expedir sus resoluciones. Entendiéndase
que habrá ocurrido un vicio in iudicando cuando se ha aplicado indebidamente, interpretado erróneamente o inaplicado alguna
norma de derecho material o la doctrina jurisprudencial al resolver el caso judicial. En cambio, se estará frente a un vicio in
procedendo cuando se han contravenido las normas que garantizan el derecho a un debido proceso, o cuando se haya
causado infracción de las formas esenciales para la eficacia y validez de los actos procesales.

Cabe tener en cuenta que, para que opere esta facultad casatoria asignada a la Corte Suprema, de acuerdo al Código
Procesal Civil, la parte afectada con la resolución que pone fin a la instancia puede recurrir en casación pero sólo por cualquiera
de las causales ya señaladas.(2) Nuestra pretensión al elaborar el presente estudio se ha planteado en los términos de conocer
o, al menos, aproximarnos a la orientación que en materia de divorcio por causal encontramos en las sentencias de casación
de la Corte Suprema de Justicia cuando ésta resuelve acerca de vicios in iudicando. Y para tal efecto, hemos seleccionado
algunas sentencias de casación que han merecido pronunciamiento del más alto tribunal de justicia, al haberse denunciado la
ocurrencia de vicios in iudicando en las instancias inferiores, más precisamente cuando se ha invocado la causal de aplicación
indebida, interpretación errónea o inaplicación de una norma de derecho material.(3)

I. LOS VICIOS IN IUDICANDO EN CASACIÓN

Empecemos por puntualizar los alcances de cada una de las causales conocidas como vicios in iudicando. Así, en relación
a la causal de casación referida a la aplicación indebida de una norma de derecho material, se entiende que ésta se produce
cuando se han incurrido en errores de derecho provenientes del error en la calificación jurídica de los hechos correctamente
comprobados en el proceso y al error sobre la elección de la norma a ellos aplicable. Entonces, el error del juez está al establecer
las premisas del silogismo, pues los hechos comprobados los subsume en una norma jurídica que no es la aplicable al caso.(4)

Luego, la causal de casación sobre la interpretación errónea de una norma de derecho material consiste en la existencia de
una norma confusa y oscura en su redacción, lo que la hace susceptible de diversas interpretaciones y el juzgador en su
sentencia no consulta el verdadero entendimiento del precepto legal; es el equivocado concepto del contenido y alcances de la
ley.(5) Finalmente, la causal de casación de inaplicación de una norma de derecho material está definida como el error de
derecho que constituye el desconocimiento de una norma jurídica en su alcance general y abstracto (en función de premisa
mayor): esto es, error sobre la existencia, sobre la validez o sobre el significado de una norma jurídica. Lo cual ocurre en todos
los casos en que el juez ignora la existencia o se niega a reconocer la existencia de una norma jurídica en vigor y por esto no
la aplica a los supuestos de hecho que ella prevé.(6)

El pronunciamiento de la Corte Suprema de Justicia en ejercicio de su función casatoria podrá darse en dos sentidos:
rechazo del recurso declarándosele como infundado, o de resultado positivo, declarándolo fundado. Al respecto, Nelson
Ramírez (7) expresa con relación a las tres hipótesis o causales concebidas como error in iudicando, que su determinación
no generan el reenvío de la causa al juez de origen, sin embargo cuando se trata de la contravención de las normas que
garantizan el derecho a un debido proceso al que hace referencia el error in procedendo, si se genera el reenvío para que en
esa instancia se subsane el vicio. Entonces, se repondrá la causa hasta el momento en que se produjo el vicio que ocasionó la
nulidad.(8)

En caso se declare fundado el recurso de casación por error in iudicando, la corte debe resolver según corresponda a la
naturaleza del conflicto de intereses, sin devolver el proceso a la instancia inferior.(9) En este caso se entiende que determinado
el vicio denunciado, en aplicación de su función casatoria, la corte deberá actuar en sede de instancia, y expedir sentencia,
ubicándose en lugar de la instancia inferior.
II. LAS SENTENCIAS CASATORIAS Y LOS VICIOS IN IUDICANDO EN LOS PROCESOS DE DIVORCIO POR
CAUSAL

II. 1. Noción del divorcio

El divorcio es la declaración judicial de disolución del vínculo cónyugal establecido mediante el matrimonio, poniéndose así
fin a la vida “en común” de los esposos. A diferencia, de que por la separación de cuerpos los tribunales dispensan a los
esposos de la obligación de vivir juntos; difiere del divorcio solamente en que los lazos del matrimonio se debilitan sin romperse,
ya que se suspenden los deberes relativos al lecho y habitación, poniendo fin al régimen patrimonial de sociedad de
gananciales; en suma, se deja subsistente el vínculo matrimonial.

Tanto el divorcio como la separación de cuerpos deben obtenerse mediante una sentencia judicial, previa acreditación de
las causas establecidas por la ley. Entre las sentencias de casación que resuelven procesos de divorcio por causal y que han
sido seleccionadas para este estudio, tenemos aquellas que tratan sobre las causales de adulterio, violencia física, injuria grave,
abandono injustificado del hogar conyugal, y conducta deshonrosa. En el ámbito de la actividad casatoria de las resoluciones
judiciales, le está vedado a la corte casatoria el volver a hacer un re-examen de los hechos y de lo acreditado en autos, pues
no actúa como instancia. Por ello, debe tenerse presente que la Corte Suprema de Justicia, en ejercicio de sus facultades, al
expedir las sentencias de casación pondera los elementos que han sido acreditados en las instancias inferiores, y analiza si en
cada caso concreto fueron adecuados de forma correcta los supuestos de hecho de las normas jurídicas que son aplicables en
cada caso, así como la correcta interpretación de normas y la pertinencia de aplicación de la norma que se denuncie como
inaplicada. A continuación, mostraremos algunas de las tendencias que fluyen del pronunciamiento de la jurisprudencia
casatoria en los procesos de divorcio por causal, resultante del análisis de las causales de casación in procedendo a nivel del
máximo tribunal de justicia.

II.2. Causal de adulterio

Uno de los temas materia de pronunciamiento casatorio está relacionado a la caducidad de la acción de divorcio por causal
de adulterio. En doctrina encontramos que esta causal es entendida como la unión sexual de un hombre y una mujer casados
con quien no es su esposa o marido, respectivamente. De ahí, que se señala que se trata de una unión sexual ilegítima, en
cuanto vulnera fundamentalmente la fidelidad recíproca que se deben los esposos.(10) Un tema de especial controversia es
la prueba del adulterio, así dada la dificultad encontrada para acreditar el acto sexual realizado fuera del matrimonio, la doctrina
y la jurisprudencia aceptan la prueba indiciaria que resulta de presunciones graves, precisas y concordantes, y, en todo caso,
si se considerase que tales pruebas no tuvieren entidad suficiente para configurar el adulterio, las tendrán para tipificar la causal
de injurias graves.(11) En este sentido, entre las pruebas indiciarias que se aceptan para acreditar el adulterio está la
presentación de la partida de nacimiento de un hijo extramatrimonial, o el público conocimiento que pueda tener la vecindad de
que uno de los cónyuges mantiene relaciones íntimas con otra persona.

Por otra parte, el cónyuge no podrá demandar el divorcio por esta causal en el caso que haya provocado, consentido o
perdonado, asimismo cuando ambos cónyuges hayan cohabitado con posterioridad al conocimiento del adulterio, en cuyo caso
no se podrá iniciar o proseguir con la acción de divorcio.(12)

Sin embargo, el art. 339 del CC prescribe que la acción de divorcio por la causal de adulterio caduca a los 6 meses de
conocida la causa por el ofendido y, en todo caso, a los cinco años de producida.(13) Como se aprecia, son dos los supuestos
establecidos para el plazo de caducidad de la acción de adulterio; por un lado, el lapso de 6 meses desde que fuera conocido
por el cónyuge ofendido, en cuyo caso se remite a la prueba pertinente; por otro lado, tenemos el plazo de 5 años de producida
la causal. Es en este último supuesto que la Corte Suprema de Justicia ha adoptado dos criterios claramente diferentes. Por
un lado se ha establecido que el plazo de caducidad empieza a correr a partir de la fecha de nacimiento del hijo adulterino y
que consta en la partida de nacimiento asentada por el padre del mismo; y por otro lado, se ha comprendido que la causal se
produce en la fecha de concepción de ese hijo extramatrimonial.

La tendencia de la jurisprudencia casatoria que establece que la causal se considera producida para efectos del plazo de
caducidad, en la fecha de nacimiento del hijo del marido, está recogida en la sentencia de Casación Nº 611-95 del 22 de agosto
de 1996(14) en la cual se discute la interpretación errónea del art.339 del CC, error en que habría incurrido la Sala de vista al
haber expedido la resolución que, confirmando la apelada, declaró la caducidad del derecho pretendido por la esposa
demandante del divorcio.

De acuerdo a la información que proporciona la sentencia de casación, la demandante había aparejado con su demanda
las partidas de nacimiento de los hijos de su cónyuge con una tercera persona y que se produjeron en los años de 1982, 1977,
1985 y 1990. La corte casatoria declara fundado el recurso de casación, entre otras razones, debido a que considera que
teniendo en cuenta la fecha del nacimiento del último hijo extramatrimonial del demandado, la actora tiene expedito su derecho
de accionar a partir de dicho nacimiento. Así, señalando el error de interpretación de la norma precitada, se casó la resolución
impugnada y se dispuso que el a-quo continúe con el proceso como corresponda.

Entendemos, que la corte consideró que la acción de divorcio por adulterio aún no había caducado teniendo como referencia
la fecha del nacimiento del último de los hijos extramatrimoniales del esposo demandado. En idéntico sentido resuelve la corte
la sentencia de casación Nº 421-96 del 14 de octubre de 1997(15), al considerar que el cómputo del plazo de caducidad de la
acción de divorcio por adulterio debe ser establecido a partir de la fecha del nacimiento del hijo extramatrimonial del demandado.
Una línea de apreciación que sigue a la casación comentada, se da en la sentencia de casación Nº 373-95 expedida el 21
de julio de 1997(16) en la cual el esposo demandado interpone el recurso de casación contra la sentencia de vista que
confirmando la sentencia apelada, declaró fundada en parte la demanda de divorcio interpuesta por su esposa por la causal de
adulterio e infundada la demanda por la causal de abandono injustificado de la casa conyugal y conducta deshonrosa. Así, el
demandado basó su recurso de casación en la inaplicación de lo dispuesto en el art.339 del CC, la que alega entre otras
causales de casación, la corte al resolver el caso declara infundado su recurso de casación, al estimar que, de acuerdo a lo
que esta norma establece y que, en el caso de autos, con las 2 partidas de nacimiento se ha probado el nacimiento de los hijos
del emplazado con tercera persona, no existiendo prueba alguna que acredite desde qué fecha tuvo conocimiento la accionante
de la actitud de su esposo, debiendo contarse el término para la caducidad desde la partida de nacimiento de fecha 15 de
setiembre de 1988, y por tanto, a la fecha de la interposición de la demanda no han transcurrido los cinco años que establece
el art.339 del CC; determinando en consecuencia que dicha norma no resultaba de aplicación al caso sub-litis.

Con respecto a la segunda tendencia de la jurisprudencia casatoria analizada, está la sentencia de Casación Nº 1643-99
del 15 de noviembre de 1999(17) , en el que la corte expide un parecer totalmente distinto en relación a la operatividad de la
caducidad de la acción de divorcio. Se trata de la esposa demandante, que recurre en casación alegando la interpretación
errónea del art.339 del CC en que habría incurrido la Sala Superior al confirmar la apelada, que declaró improcedente su
demanda de divorcio por adulterio. Su fundamento se basaba en que el plazo de caducidad para solicitar el divorcio por la
causal de adulterio debe computarse a partir de la fecha de nacimiento del hijo extramatrimonial y no desde la fecha de su
concepción. Al resolver, la corte declara infundada la casación al estimar que no ha habido interpretación errónea del art.339
del CC, considerando que el plazo para los efectos del cómputo de la caducidad deben contarse desde el momento de la
concepción, que es cuando considera que se produce la causa, acto que constituye el adulterio por excelencia. La sala suprema,
estando a los datos acreditados en las instancias inferiores, determina que habiéndose producido el nacimiento del hijo
extramatrimonial el 18 de junio de 1994, debe entenderse que su concepción tuvo lugar la primera quincena del mes de
setiembre del año 1993; siendo que la demanda fue interpuesta el 28 de setiembre de 1998, aclarada el 16 de octubre y admitida
el 22 del mismo mes y año; por tanto, establece que, había transcurrido más de los cinco años que establece el artículo 339
del CC, y como consecuencia declara la caducidad de la acción de divorcio por adulterio. Entonces, en cuanto al inicio del
cómputo del plazo de caducidad para interponer la acción de divorcio, no hay aún un criterio uniforme que adopte la
jurisprudencia casatoria, pues como se aprecia, el parecer jurisdiccional es, por un lado, considerar la fecha del nacimiento del
hijo extramatrimonial, mientras que, por otro lado, toma la fecha de la concepción del referido hijo, producto de la relación
adulterina del cónyuge culpable.

II.3. Causal de violencia física

Esta causal tiene su antecedente en la denominada causal de sevicia que recogió el derogado Código Civil de 1936, y
también lo consignó el texto original del inc.2 del art.333 del Código Civil vigente, antes que fuera modificado por el Código
Procesal Civil en que pasa a aludir a la violencia física o sicológica que sufre uno de los cónyuges.(18)

CORNEJO CHÁVEZ definió a la sevicia como el trato excesivamente cruel de que uno de los cónyuges hace víctima al otro,
expresándose en maltratos físicos, y se aprecia por los daños materiales que produce.(19)

La causal de violencia física se encuentra referida a los daños corporales que infiere uno de los esposos al otro. La actividad
probatoria de la violencia física estará enfocada en los exámenes médicos del estado físico del cónyuge agraviado.

Por su parte, la jurisprudencia casatoria ha señalado como definición de la causal de violencia física:

• “Que la causal de violencia física se configura con un acto intencional de fuerza de un cónyuge sobre el otro, que le
cause un daño objetivamente constatable y que determine la imposibilidad de la vida en común que obliga el matrimonio”
(Sentencia de Casación Nº 2241-97 del 3 de setiembre de 1998).

• “Que, la violencia física que contempla el inciso segundo del artículo trescientos treintitrés del Código sustantivo se
entiende como el trato reiterado, excesivamente cruel de uno de los cónyuges hacia el otro, quien dejándose arrastrar por
brutales inclinaciones ultraja de hecho a su consorte y salva así los límites del recíproco respeto que ambos se deben”
(Sentencia de Casación Nº 1992-T-96 del 23 de octubre de 1997).

La primera de las definiciones de la causal de violencia física alude a un daño físico, intencional, constatable objetivamente,
y que determine la imposibilidad de continuar la vida en común entre los esposos. Esta definición es consagrada en la sentencia
de Casación Nº 2241-97(20) del 3 de setiembre de 1998, donde la esposa demandante del divorcio, interpone el recurso de
casación alegando la interpretación errónea de la causal de violencia física (art. 333 inc.2 del CC), contra la sentencia de vista
que confirmando la apelada declaró infundada su demanda de divorcio. En esta sentencia, la Corte Suprema de Justicia toma
en cuenta los hechos ya acreditados en instancias inferiores, al señalar que en las instancias de mérito se ha establecido como
cuestión de hecho que la demandante sufrió tumefacción leve del cuero cabelludo, región occipital, con una prescripción médica
de un día de atención facultativa por tres de incapacidad para el trabajo, y que no se ha identificado el autor. A lo cual, aplica
por un lado, el art. 333 inc.2 del CC, según cuyo texto modificado, se refiere a la causal de “violencia física o psicológica, que
el Juez apreciará según las circunstancias”; y por otro lado, también tiene en cuenta la sentencia del Tribunal Constitucional
del 29 de abril de 1997 que resolvió la demanda de inconstitucionalidad interpuesta por el defensor del pueblo contra el art. 337
del CC, en el que se considera que la causal de violencia física y psicológica debe entenderse referida no sólo a los actos de
crueldad física y debe ser comprobada por el Juez de modo objetivo, con prescindencia del grado de educación, cultura y
costumbres de los cónyuges. Por tanto, concluye que en la sentencia de vista se ha incurrido en error al haber incorporado
entre las condiciones de la causal de violencia física, la reiterancia y la gravedad.

No obstante, estar determinada la interpretación errónea del art. 333 inc.2 del CC por la Corte Suprema de Justicia, ésta
declara infundada la casación al señalar que si bien la demandante ha demostrado haber sufrido una lesión, sin embargo al no
haberse probado en las instancias inferiores cuáles fueron las circunstancias en que se dio la lesión y tampoco que si el esposo
demandado es el responsable de la misma, se pronuncia señalando que no se puede amparar la demanda. Siguiendo esta
línea de interpretación de la causal de violencia física que, entiende que para que se configure la misma basta un acto de
agresión con las características que señala, también ha sido seguido en la sentencia de Casación Nº 675-98 del 15 de octubre
de 1998(21).

La segunda de las definiciones de la causal de violencia física que nos muestra la jurisprudencia casatoria pone énfasis en
la reiterancia del maltrato, que debe ser excesivamente cruel a cargo de uno de los cónyuges hacia el otro, por el cual se ultraja
de hecho al otro cónyuge, vulnerándose la obligación del recíproco respeto que entre los cónyuges se deben. Esta segunda
definición, es adoptada en la sentencia de Casación Nº 1992-T-96 del 23 de octubre de 1997(22) en la que se resuelve la
alegada interpretación errónea del art.333 inc.2 del CC, agravio que resulta ser denunciado por la esposa demandada contra
la sentencia de vista que confirmando la apelada, declara fundada en parte la demanda respecto a la causal de sevicia(23).

La corte casatoria en la sentencia considera que para que se configure esta causal se requiere de actos reiterados, que la
instancia inferior haya interpretado con demasiado rigor la norma, y que incluso, no se haya tenido en cuenta la condición
particular de los cónyuges, para apreciar si el ultraje justifica la drástica medida adoptada. Ya que en el expediente había
quedado establecido –así lo recoge la sentencia de casación– que entre marido y mujer, quienes vivían separados de hecho,
se habían producido disputas que, en algunos casos habían degenerado en agresiones mutuas.

En suma, como se aprecia no es uniforme la orientación de la Corte Suprema de Justicia en relación a si se requiere o no
la pluralidad de agresiones para que se configure la causal de violencia física.

II.4. Causal de injuria grave

Según PERALTA ANDIA la injuria grave consiste en la ofensa grave a la personalidad, los sentimientos y la dignidad del
otro cónyuge que implica violación de los deberes recíprocos nacidos del matrimonio. Encontrándose fundada esta causal en
el quebrantamiento de una de las obligaciones que nacen del matrimonio como es el deber de asistencia y el respeto por la
personalidad, los sentimientos y el honor del otro consorte, asó como en el hecho de que no es posible la vida en común
supeditada a las humillaciones, intemperancias y caprichos del otro, que en el fondo significan un menosprecio profundo.(24)

Esta causal está prevista en el art.333 inc. 4 del CC; sin embargo, al no estar definido el contenido de esta norma, le ha
correspondido a la jurisprudencia precisar sus alcances. La Sentencia de Casación Nº 1285-98 del 16 de octubre de 1998(25)
dice: “Que, constituye injuria grave el ultraje a los sentimientos o la dignidad de uno de los cónyuges por el otro, y para apreciar
si el ultraje justifica la drástica medida de la separación es menester que el juzgador tome en cuenta la educación, costumbres
y conducta de ambos cónyuges, tal como lo previene el artículo trescientos treintisiete del Código Sustantivo, omisión en la que
han incurrido las sentencias impugnadas.”.

Con relación a la injuria grave, la misma corte ha establecido que no se requiere reiterancia de los hechos que configuran
la injuria grave, así lo sanciona la sentencia de Casación Nº 01-99 del 13 de julio de 1999(26), caso en el cual la esposa
demandada interpuso recurso de casación contra la sentencia de vista que confirmó la apelada que declaró fundada la demanda
de divorcio por causal; según la recurrente, la interpretación correcta de la causal de injuria grave es estimar que para que
exista esta causal se requiere que exista una ofensa grave causada por un cónyuge al otro, que dichas ofensas sean reiteradas
o permanentes, que el ultraje signifique un menosprecio profundo por el otro cónyuge; que la vida en común sea insoportable
y que no se funde en hecho propio, todos estos elementos que considera que no se han presentado en su caso. Sin embargo,
la corte declaró infundado su recurso de casación basándose en que,

“Que, la injuria debe entenderse como toda ofensa grave dirigida a afectar el honor del otro cónyuge; lo que quiere decir
que no se trata de cualquier ofensa sino que ésta debe ser de tal magnitud que haga imposible la vida en común, y si los
cónyuges se hallan separados, ésta dificulte o imposibilite que se vuelvan a unir, no siendo necesaria la reiterancia de la injuria.”

Luego, la corte señalará los hechos que han sido acreditados en las instancias inferiores(27), siempre respetando los límites
establecidos a la función casatoria, en la que no puede volver a hacer un reexamen de la prueba actuada en el proceso; por
ello, asume lo que ha quedado acreditado en las instancias de mérito para concluir que la interpretación alegada por la esposa
demandada no es correcta, al considerar que las injurias graves para que se configuren como causal de divorcio no requieren
de reiterancia, en principio porque el Código no lo exige y además porque para afectar gravemente el honor de una persona no
se requiere que exista ofensas sucesivas.

También la corte casatoria se pronuncia sobre la configuración de esta causal de injuria grave entre cónyuges que se
encuentren separados de hecho, en cuyo caso la gravedad de las ofensas estará dada por la dificultad o imposibilidad que
éstas crean para que se produzca la reconciliación entre los cónyuges. Otro fallo casatorio que encontramos está referido a la
caducidad de la acción de divorcio por esta causal de injuria grave, y está consignado en la sentencia de Casación Nº 1232-99
del 19 de octubre de 1999(28), en la cual interpone recurso casatorio el esposo demandado impugnando la sentencia de vista
que confirma la apelada que declara fundada la demanda de divorcio por la causal de injuria grave, habiéndose invocado, entre
sus causales de casación, la causal de interpretación errónea del segundo párrafo del art.339 del CC, cuyo texto señala que el
plazo de caducidad para interponer la demanda de divorcio por la causal de injuria grave es de 6 meses de producida la causa.

Dejando en claro cuáles son los hechos acreditados en las instancias inferiores, y sobre los cuales no cabe pronunciamiento
de la corte, ésta refiere que para determinar el inicio del cómputo de caducidad, debe establecerse cuál es el hecho que a juicio
de la demandante –y no del juzgador– ultraja sus sentimientos y su dignidad, ya que se trata de una calificación eminentemente
subjetiva y de orden moral que –a diferencia de la sevicia– no deja huella objetiva y que sólo puede ser calificada por el cónyuge
agraviado. Así, llega a determinar que de la lectura integral de la demanda así como del ofrecimiento de medios probatorios de
la demandante, entiende que el hecho que la cónyuge considera injurioso y que pretende acreditar es que su esposo la denunció
penalmente por el delito de difamación y del cual salió absuelta; lo que determina que la causa se origina en la absolución de
los cargos; y por ende, el plazo de caducidad se computa conforme establece la sentencia impugnada, esto es, desde la fecha
en que quedó ejecutoriada la sentencia de vista del 23 de abril de 1998 que confirmando la apelada del 26 de enero del mismo
año absuelve a la demandante del delito de difamación. Por consiguiente, la sala suprema declara infundada la casación
interpuesta al considerar que no se ha configurado la causal de interpretación errónea del segundo párrafo del art. 339 del CC
alegada por el esposo demandado.

En suma, nos queda claro que en relación a la causal de injuria grave la corte casatoria ya ha señalado tres líneas de
interpretación y, por ende, aplicación de esta causal: primero, que no se requiere la reiterancia de los hechos considerados
como injuriosos, y ofensivos gravemente; segundo, que la causal puede presentarse incluso entre cónyuges que no convivan
por encontrarse separados de hecho, al evaluar que producida la injuria grave se afecta la reanudación de la vida matrimonial;
y tercero, que en cuanto a la caducidad, un criterio para determinar el inicio del cómputo de la caducidad, estará dado en torno
a la determinación de lo que el demandante indique como hecho que le ha causado un ultraje a sus sentimientos y a su dignidad,
pues quien puede calificar el agravio considerado injuria grave solamente es el cónyuge afectado.

II.5. Causal de abandono injustificado del hogar conyugal

Esta causal consiste en el alejamiento de la casa conyugal o en el rehusamiento de volver a ella por uno de los cónyuges
en forma injustificada y con el propósito de sustraerse al cumplimiento de sus deberes conyugales y paterno–filiales, por el
tiempo establecido en la ley.(29) En nuestro Código Civil está recogida esta causal en el art.333 inc.5.

Esta condición del alejamiento físico de la casa conyugal, es recogida en la sentencia de Casación Nº 528-99 del 14 de julio
de 1999(30), cuando señala que de acuerdo a la normatividad actual, el abandono debe tener como base insoslayable, el
alejamiento de la casa conyugal, del recinto fijado para la vida común, lo que conlleva desde luego, incumplimiento de todas
las demás obligaciones conyugales determinadas en los artículos 287, 288, y 290 que se resume, en alimentos para los hijos,
asistencia y fidelidad mutuas, apoyo, compañía, participar en el gobierno del hogar; además que, de acuerdo con nuestro
Código actual ese alejamiento debe ser injustificado –empleando este término más propio en lugar de malicioso del Código
anterior– lo que propiamente significa, que debe ser intencional y voluntario, sin que exista causa real y moral para ello,
razonablemente entendido ese carácter de injustificado podía desaparecer y desaparece si ambos cónyuges acuerdan vivir
separados o, viviendo en la misma casa convienen variar el cumplimiento de sus obligaciones conyugales; por lo que el que
invoca esta causal no sólo debe acreditar la naturaleza indicada del abandono sino que sea de carácter injustificado.

Por tanto, en la sentencia casatoria se declaró infundada la casación al estimar que, fue correcta la interpretación legal dada
por la Sala de vista que, confirmando la apelada, había declarado infundada la demanda al haber exigido que para que opere
la causal se haya producido el abandono físico, el alejamiento de la casa común; situación que fue impugnada por el esposo
demandante, quien proponía en su recurso de casación que se entendiera el abandono del hogar conyugal como el
incumplimiento sistemático de todas las obligaciones conyugales, como son, la cohabitación, la fidelidad, y el apoyo, sin hacer
dejación de la casa común. Otro tema vinculado con esta causal, es que el simple retiro del hogar conyugal no es suficiente
para que se de la causal, así lo establece la sentencia de Casación Nº 577-98 del 16 de octubre de 1998(31), que consigna
que el simple hecho material del alejamiento, ausencia o separación no basta para constituir abandono como causal de divorcio,
se requiere además un factor de atribución subjetivo, consistente en que el ofensor, sin causa que lo justifique, se sustraiga a
los deberes que la ley le impone a los cónyuges para asegurar los fines del matrimonio.

Así, la corte toma en cuenta que en base a los hechos probados en las instancias inferiores, se ha concluido que con las
pruebas aportadas por la esposa demandante, no se acreditó que el abandono en que ha incurrido el demandado haya sido
injustificado y con la intención de evadir los deberes del matrimonio; por cuanto, la misma accionante mencionó que el
demandado salió rumbo a la ciudad de Arequipa en busca de trabajo. Entonces, señala la corte casatoria que resulta correcta
la interpretación de esta causal contenida en el art.333 inc.5 del CC por la sala de vista al expedir la sentencia que confirma la
apelada que declaró infundada la demanda de divorcio, lo cual conllevó a que se declare infundado el recurso de casación
propuesto por la demandante.

Un tema relacionado con la configuración de esta causal trata la sentencia de Casación Nº 1486-97 del 11 de mayo de
1998(32), en el que la cónyuge demandante interpone el recurso de casación contra la resolución de vista que desaprobó la
consultada y reformándola declaró improcedente la demanda de divorcio, al considerar que la sala de vista ha aplicado
indebidamente el art.49 del CC, al considerar que dicho dispositivo no contiene un imperativo, sino una facultad para la
declaración judicial de ausencia y porque no existe requisito sine qua non para la interposición de la demanda de divorcio por
la causal de abandono injustificado de la casa conyugal, en el sentido que previamente se debe solicitar la declaración judicial
de ausencia.
La corte determinará que la sala de vista ha aplicado indebidamente el art. 49 del CC, para desaprobar la sentencia
consultada, más aun cuando dicho dispositivo otorga una facultad y no un mandato imperativo. En efecto, según el art.49 del
CC se señala que, transcurridos 2 años desde que se tuvo la última noticia del desaparecido, cualquiera que tenga legítimo
interés o el Ministerio Público pueden solicitar la declaración judicial de ausencia. La Sala Suprema expresó en la sentencia
de casación que, el código sustantivo no establece como requisito para interponer la acción de divorcio por dicha causal que
previamente tiene que existir la declaración de ausencia del cónyuge culpable, cuando el abandono dura más de 2 años
continuos y no se conoce el paradero del demandado En cuanto se refiere a la causal de abandono injustificado del hogar
conyugal, la jurisprudencia casatoria ha señalado: que para que se entienda como configurada la causal se requiere el
abandono físico de la casa conyugal; asimismo debe darse el factor de atribución subjetivo por el cual el cónyuge ofensor sin
causa alguna se sustraiga además a sus deberes establecidos por ley; y finalmente, que en el caso que el abandono dure más
de 2 años continuos y no se conozca el paradero del cónyuge abandonante, no se requiere como un requisito de procedencia
para interponer la acción de divorcio por esta causal que, previamente tenga que solicitarse la declaración de ausencia del
cónyuge culpable.

II.6. Causal de Conducta Deshonrosa

Se entiende como conducta deshonrosa el comportamiento deshonesto, indecente e inmoral de uno de los cónyuges de
modo habitual, que afecta la buena imagen, el honor y el respeto de la familia, condiciones en las cuales es insoportable la vida
en común. Comprendiéndose el fundamento de esta causal en el quebrantamiento de uno de los deberes éticos que supone la
vida matrimonial y, también, en la deshonra que ocasiona uno de los esposos con su comportamiento, provocando una grave
perturbación en las relaciones conyugales, familiares y sociales.(33)

Esta causal encuentra prevista en el art.333 inc.6 del CC; una definición elaborada por la jurisprudencia casatoria la
encontramos en la sentencia de Casación Nº 447-97 del 22 de diciembre de 1997(34), cuando refiere

“Que, conducta deshonrosa significa dirigir sus acciones causando vergüenza y deshonor en la otra parte por algún
hecho y que la persona que actúa de esta manera lo hace atentando contra su fama, su honor, su estima y respeto de la
dignidad, entendiéndose el honor como la cualidad moral que nos lleva al más severo cumplimiento de nuestros deberes
respecto del prójimo y de nosotros mismos.”

En la misma ejecutoria casatoria se resuelve la causal de interpretación errónea del art.333 inc.6 del CC que plantea el
esposo demandante, que impugna la sentencia de vista que desaprobó la sentencia consultada que declaró fundada en parte
la demanda de divorcio, respecto de la causal de conducta deshonrosa que haga insoportable la vida en común.

La corte determina de los hechos acreditados en el proceso que resulta evidente que cuando la esposa le atribuye al esposo
un hijo que no es suyo a sabiendas de esta situación, está dirigiendo su acción a causar vergüenza y deshonor a su marido.
Calificando esta conducta como un hecho permanente, porque ha durado hasta que el esposo consiguió que por sentencia de
juicio de impugnación de paternidad se declara que él no era el padre y todo ello contra la oposición de la esposa que en dicho
proceso continuó insistiendo que el marido era el progenitor, por lo que ella actuando de esa manera ha atentado contra su
fama, su honor, su estima y respeto de la dignidad.(35)

La sentencia de casación citada también se pronuncia sobre la circunstancia de que los esposos se encuentren separados
de hecho, señalando que en tal caso no se impide que la conducta deshonrosa haga insoportable la vida en común, al declarar
que no se puede concebir que vivan en común el esposo, con la cónyuge que le ha atribuido un hijo que no es suyo y que ha
tenido que seguir una acción judicial para que se declare que no es el progenitor. Ya que, considera la sala suprema que,
cuando el Código Civil señala como causal de divorcio la conducta deshonrosa que haga insoportable la vida en común, no se
refiere a que si los cónyuges anteriormente han estado separados o unidos, sino si después de la conducta deshonrosa pueden
o no vivir juntos.

Por tanto, el fallo casatorio concluyó que la Sala Superior había interpretado de forma errónea el art.333 inc.6 del CC, luego
se pronunció declarando fundado el recurso de casación del esposo demandante, y en sede de instancia, la Corte Suprema de
Justicia aprobó la sentencia elevada en consulta que declaró fundada en parte la demanda por la causal de conducta
deshonrosa que haga insoportable la vida en común.

Igual parecer comparte la sentencia de Casación Nº 1285-98 del 16 de octubre de 1998(36), que resuelve el recurso de
casación interpuesto por la esposa demandada contra la sentencia de vista que confirmando la apelada, declaró fundada la
demanda de divorcio por las causales de injuria grave y conducta deshonrosa; la impugnante alegó, entre otras causales, la
interpretación errónea del art.333 inc.6 del CC. La corte desestimó la causal de casación alegada, al establecer que la causal
de conducta deshonrosa que haga insoportable la vida en común no requiere que los esposos hagan vida en común; pues
basta con que se acredite, por un lado, que la conducta del cónyuge demandado sea realmente deshonrosa y, por otro lado,
que dicha conducta torne insoportable la convivencia. Habiendo quedado establecidos ambos aspectos en las instancias
inferiores que declara fundada la demanda de divorcio, en cuanto a esta causal se refiere, deja señalado que los mismos
devienen en inmodificables en vía casatoria. Lo cual guarda concordancia con la limitación de las facultades casatorias a un
reexamen de lo acreditado en el proceso.

Entonces, para que opere la causal de conducta deshonrosa se requiere, por un lado, que la conducta del cónyuge
demandado sea realmente deshonrosa y, por otro lado, que dicha conducta torne insoportable la convivencia conyugal; luego,
no es relevante la circunstancia de que los esposos se encuentren separados de hecho, ya que en tal caso no se impide que
la conducta deshonrosa haga insoportable la vida en común
Hasta aquí va nuestro análisis de las líneas de pronunciamiento establecidos por las sentencias de casación que han estado
a nuestro alcance. Seguramente, y esto va acorde con la naturaleza de la jurisprudencia, ésta podrá variar en relación a lo
resuelto por la Corte Suprema de Justicia; sin embargo, debemos reconocer que en las resoluciones comentadas se aprecia
un buen manejo de las funciones casatorias desarrolladas durante este tiempo que ha transcurrido desde la entrada en vigencia
del Código Procesal Civil. Queda en manos de los magistrados de la corte casatoria el poner en práctica un trabajo más
coordinado entre las salas civiles, nos referimos a las salas permanente y transitoria, también el poner en práctica la adopción
de la doctrina jurisprudencial de acuerdo a las facultades previstas en el art. 400 del CPC.(37)

III. A MODO DE CONCLUSIÓN

Como parte de las orientaciones asumidas por la Corte Suprema de Justicia en la expedición de las sentencias de casación
basadas en las causales referidas a los vicios in iudicando en los procesos de divorcio por causal, de las que hemos tenido a
nuestro alcance, podemos concluir:

• Sobre el cómputo del inicio del plazo de caducidad de la causal de adulterio, la jurisprudencia casatoria no tiene aún
un criterio uniforme, ya que toma en cuenta tanto la fecha del nacimiento como la época de la concepción del hijo
extramatrimonial tenido por el cónyuge como resultado de una relación adulterina.

• Igualmente, no aparece como uniforme la exigencia de si basta una agresión o si se requiere la pluralidad de agresiones
para que se configure la causal de violencia física.

• Acerca de la causal de injuria grave, la sala casatoria ha señalado tres derroteros: primero, no se requiere la reiterancia
de los hechos considerados como injuriosos y ofensivos gravemente; segundo, esta causal puede presentarse incluso entre
cónyuges que no convivan por encontrarse separados de hecho, ya que una vez producida la injuria grave, ésta afectará la
reanudación de la vida matrimonial; y tercero, en cuanto al inicio del cómputo de la caducidad de esta causal, un criterio estará
dado en torno a determinar lo que el demandante indique como hecho que le ha causado un ultraje a sus sentimientos y a su
dignidad, ya que sólo el cónyuge afectado es quien puede calificar el agravio que considera injuria grave.

• En cuanto se trata de la causal de abandono injustificado del hogar conyugal, la jurisprudencia casatoria ha señalado:
primero, que la causal se configura con el abandono físico de la casa conyugal; segundo, debe darse el factor de atribución
subjetivo por el cual el cónyuge ofensor sin causa alguna se sustraiga a sus deberes establecidos por la ley de la materia; y
tercero, cuando el abandono dure más de 2 años continuos y no se conozca el paradero del cónyuge, no se requiere como un
requisito de procedencia para interponer la acción de divorcio por esta causal que, previamente se haya debido solicitar la
declaración de ausencia del referido cónyuge culpable.

• Finalmente, la causal de conducta deshonrosa que haga insoportable la vida en común requiere dos elementos
para que se configure, por un lado, que la conducta del cónyuge demandado sea realmente deshonrosa y, por otro lado, que
con dicha conducta se torne insoportable la convivencia conyugal; asimismo, no resulta relevante la circunstancia de que los
esposos se encuentren separados de hecho, ya que en tal caso no se impide que la conducta deshonrosa haga insoportable
la vida en común.

Lima, agosto de 2001.

NOTAS:
(1) VELASCO GALLO, Francisco. La Casación Civil. En: Revista DERECHO. Lima. Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Nº 48.
1994, pp. 52.
(2) Según el art. 386 del CPC se comprenden como causales del recurso de casación: aplicación indebida o la interpretación errónea de una norma
de derecho material, así como de la doctrina jurisprudencial; la inaplicación de una norma de derecho material o de la doctrina jurisprudencial; o la
contravención de las normas que garantizan el derecho a un debido proceso, o la infracción de las formas esenciales para la eficacia y validez de los actos
procesales.
Sobre la calificación de procedibilidad del recurso de casación, puede verse: BUSTAMANTE OYAGUE, Emilia. Fundamentación del Recurso de Casación
Civil. Pautas prácticas que deben tomarse en cuenta para una adecuada presentación. En: Diario El Peruano, Sección Economía y Derecho. Lima, 26 de
diciembre de 1997. pp. B-6 y B-7.
(3) Advertimos que a la fecha en relación a la doctrina jurisprudencial no han operado las causales de aplicación indebida, interpretación errónea o
inaplicación, causales que también se encuentran previstas en el art. 386 del CPC; la razón es simple: aún no tenemos doctrina jurisprudencial aprobada
de acuerdo a los lineamientos previstos por el art. 400 del mismo cuerpo legal. De ahí que ante los recursos de casación en que se invoquen alguna de
estas causales referidas a la doctrina jurisprudencial, la Corte Suprema de Justicia –uniformemente– declara de plano improcedente la invocación de
esta causal.
Sobre la doctrina jurisprudencial, véase nuestro artículo: Principios Jurisprudenciales y Doctrina Jurisprudencial. Importancia de la Jurisprudencia
Vinculante en Materia Civil. En: Doctrina, Jurisprudencia y Notas Institucionales. Lima. Nro.3. Mayo. 2001, pp. 199-206.
(4) MARCHESE QUINTANA, Bruno. La Casación Civil. En: Revista Peruana de Derecho Procesal. Lima. Nº 1, pp.67.
(5) Ibid., pp.68.
(6) Ibid., pp.67.
(7) RAMÍREZ JIMÉNEZ, Nelson. El Recurso de Casación: Necesidad de una modificación legislativa. En: Ponencias del I Congreso Nacional de Derecho
Procesal. Lima. Pontificia Universidad Católica del Perú. 1996, pp.210.
(8) Véase el artículo 396 inciso 2 del CPC: Si se trata de la causal precisada en el inciso 3 del artículo 386, según sea el caso:
2.1 Ordena que el órgano jurisdiccional inferior expida un nuevo fallo.
2.2 Declara insubsistente lo actuado hasta el folio en que se cometió el vicio que determinó la sentencia casatoria.
2.3 Declara insubsistente la sentencia apelada y que el juez que la expidió la haga nuevamente.
2.4 Declara insubsistente la sentencia apelada y nula lo actuado hasta el folio en que se cometió el vicio que determinó la sentencia casatoria.
2.5 Declara insubsistente la sentencia apelada, nulo lo actuado e inadmisible o improcedente la demanda.
En cualquiera de estos casos, la sentencia casatoria tendrá fuerza obligatoria para el órgano jurisdiccional inferior.
(9) Ver: art. 396 inc.1 del CPC.
(10) ZANNONI, Eduardo. Derecho Civil. Derecho de Familia. 3ra. Edición actualizada y ampliada. Buenos Aires. Editorial Astrea. 1998. T.II, pp.77.
(11) Ibid, T.II, pp.79.
(12) Según el artículo 336 del CC.-
“No puede intentarse la separación de cuerpos por adulterio si el ofendido lo provocó, consintió o perdonó. La cohabitación posterior al conocimiento
del adulterio impide iniciar o proseguir la acción.”.
(13) Expresa el artículo 339 del CC:
“La acción basada en el artículo 333, inciso 1, 3, 9 y 10, caduca a los seis meses de conocida la causa por el ofendido y, en todo caso, a los cinco años de
producida. La que se funda en los incisos 2 y 4 caduca a los seis meses de producida la causa. En los demás casos, la acción está expedita mientras
subsistan los hechos que la motivan.”.
(14) Sentencia de Casación Nº 611-95 Ancash. Lima, 22 de agosto de 1996.
(15) Sentencia de Casación Nº 421-96 Cajamarca. Lima, 14 de octubre de 1997.
(16) Sentencia de Casación Nº 373-95 Lima, 21 de julio de 1997.
(17) Sentencia de Casación Nº 1643-99 Cusco. Lima, 15 de noviembre de 1999.
(18) La causal de sevicia, fue sustituida por el texto: “la violencia física o psicológica, que el juez apreciará según las circunstancias”, de acuerdo a la
Primera Disposición Modificatoria del TUO del Decreto Legislativo Nº 768, Código Procesal Civil, aprobado por Resolución Ministerial Nº 010-93-JUS del 8
de enero de 1993.
(19) CORNEJO CHÁVEZ, Héctor. Derecho Familiar Peruano. Lima. Universitaria. 1960. T. I., p.239.
(20) Sentencia de Casación Nº 2241-97 Lima, 3 de setiembre de 1998.
(21) En esta sentencia se señala: “...ya esta misma Sala Suprema, al resolver la Casación dos mil doscientos cuarentiuno guión noventisiete con
fecha dos de setiembre del presente año, ha establecido que la causal de violencia se configura con un hecho intencional, objetivamente constatable, de
una acción de fuerza de un cónyuge sobre el otro, que le cause un daño y que determine la imposibilidad de la vida en común que impone el
matrimonio, de tal manera que para que dicha causal se configure, no requiere, como propone el recurrente, una pluralidad de agresiones, por lo que la
interpretación que han realizado las sentencias de mérito es correcta.”.
Sentencia de Casación Nº 675-98 Amazonas. Lima, 15 de octubre de 1998.
(22) Sentencia de Casación Nº 1992-T-96 Tacna. Lima, 23 de octubre de 1997.
(23) Nótese que la sentencia casatoria utiliza el término “sevicia” cuando ya estaba en vigencia el CPC, el cual había modificado dicha causal por la
de “violencia física y psicológica”.
(24) PERALTA ANDIA, Rolando. Derecho de Familia en el Código Civil. Lima. Moreno. 1993, pp.261.
(25) Sentencia de Casación Nº 1285-98 Lima, 16 de octubre de 1998.
(26) Sentencia de Casación Nº 01-99 Sullana. Lima, 13 de julio de 1999.
(27) Entre los hechos acreditados en las instancias de mérito que la Corte cita expresamente, y sobre las cuales señala que no puede re-examinar
están: que la injuria proferida por la emplazada ha sido exteriorizada en el escrito presentado por ésta con fecha 19 de octubre de 1995, en el proceso
seguido entre las mismas partes sobre reducción de pensión alimenticia; y que las frases allí consignadas han respondido a una intención de ofender al
accionante tal como lo ha establecido el Colegiado, señalando que dichas injurias han sido de tal magnitud que hacen imposible la reconciliación de los
cónyuges y por lo tanto imposible la convivencia conyugal, con lo cual se afirmó que se trataban de injurias graves.
Sentencia de Casación Nº 01-99 Sullana. Lima, 13 de julio de 1999.
(28) Sentencia de Casación Nº 1232-99 Lima, 19 de octubre de 1999.
(29) PERALTA ANDIA, Rolando. Derecho de Familia en el Código Civil. Lima. Moreno. 1993, pp.262.
(30) Sentencia de Casación Nº 528-99 Lima, 14 de julio de 1999.
(31) Sentencia de Casación Nº 577-98 Lima, 16 de octubre de 1998.
(32) Sentencia de Casación Nº 1486-97 Loreto. Lima, 11 de mayo de 1998.
(33) PERALTA ANDIA, Rolando. Derecho de Familia en el Código Civil. Lima. Moreno. 1993, pp. 263.
(34) Sentencia de Casación Nº 447-97 Lima, 22 de diciembre de 1997.
(35) En similar sentido se expresa la Sentencia de Casación Nº 1431 del 29 de abril de 1999 que dice:
Que, a efecto de determinar la existencia de la conducta deshonrosa se requiere que la persona que la cometa proceda de forma tal que habitualmente
deje de observar las reglas de la moral o las reglas sociales, es por ello que la causal no se configura por un hecho determinado, sino por un constante
proceder.
Sentencia de Casación Nº 1431-98 Tacna. Lima, 29 de abril de 1999.
(36) Sentencia de Casación Nº 1285-98 Lima. 16 de octubre de 1998.
(37) Expresa el artículo 400 del Código Procesal Civil:
“Cuando una de las Salas lo solicite, en atención a la naturaleza de la decisión a tomar en un caso concreto, se reunirán los jueces en Sala Plena para
discutirlo y resolverlo.
La decisión que se tome en mayoría absoluta de los asistentes al Pleno, constituye doctrina jurisprudencial y vincula a los órganos jurisdiccionales del
Estado, hasta que sea modificada por otro pleno casatorio.
Si los Abogados hubieran informado oralmente a la vista de la causa, serán citados para el pleno casatorio.
El pleno casatorio será obligatorio cuando se conozca que otra Sala está interpretando o aplicando una norma en un sentido determinado.
El texto íntegro de todas las sentencias casatorias y las resoluciones que declaran improcedente el recurso, se publican obligatoriamente en el diario
oficial, aunque no establezcan doctrina jurisprudencial. La publicación se hace dentro de los sesenta días de expedidas, bajo responsabilidad.”

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