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EL ROSARIO DEL ENFERMO

Para ti hermano que sufres, rezar el Rosario es una manera


excelente para vencer tu soledad, aprovechar tu tiempo y pedir a
Jesús y a la Santísima Virgen, fuerzas y valor para llevar tus
sufrimientos. Pero sobretodo, meditando la vida de Jesús y de
María, es como puedes comprender el valor del dolor para la
redención humana.

En las reflexiones que haremos en cada Misterio, pondremos de


relieve esos ejemplos y esas enseñanzas. De esta manera el rezo
del Santo Rosario tendrá más sentido y más vida para ti. En esos
acontecimientos verás reflejada tu misma vida. Dios te hablará por
medio de ellos. Y, ofreciendo tu rezo diario para las misiones,
encontrarás una manera más para ser cooperador de salvación con
Jesús, con María, en comunión con los misioneros.
LUNES Y SABADO

MISTERIOS GOZOSOS

En los cuales meditamos la anunciación a María y la infancia de Jesús.

ORACIONES PARA ANTES DEL ROSARIO.

VEN ESPÍRITU SANTO.


Ven Espíritu Santo ven, ven por medio de la dulce y poderosa intercesión del corazón
inmaculado de María tu amadísima esposa.

Puedes sentirte solo en muchos momentos de tu vida, pero Nuestro Señor Jesucristo nos
descubre el misterio de la soledad, cuanto más sólo estés, más dependes de Él, después
de recorrer tu camino en la enfermedad, el cuerpo sufre y el dolor purifica el espíritu, así
comprenderás que al rezar el Santo Rosario junto con María a los pies de la cruz,
llegaremos a Jesús, que nos llevará al Padre.

PADRE NUESTRO.
V. Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu
reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.

R. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también
nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos
del mal. Amén

ORACIÓN DE OFRECIMIENTO.
R. Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios nuestro. En
el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

V. Oh María, Madre de Jesús y Madre nuestra, nos dirigimos a ti en este día, ya que
fuiste Tú la que dijiste SI a la vida, ante el anuncio del Ángel. Sin importar la sorpresa y
la incertidumbre que esto te causaría, Tu dijiste “SI”; “Hágase en mi según tu Palabra:
Santa María, oramos hoy por todos los enfermos, por su salud física y espiritual, por una
vida digna y bendecida.

PEDIMOS POR
Por todos los enfermos y por todos sus cuidadores y amigos, para que la fuerza del
Espíritu Santo les ayude a sobrellevar la enfermedad.
Por todas las personas que sufren, por los pobres, los que se sienten solos y por todos los
enfermos: para que con ayuda de la luz de Cristo encuentren las fuerzas para afrontar el
sufrimiento y los demás sepamos acompañarlos.
Por todas las personas que rezan esta oración, por sus necesidades personales y
espirituales.

INVOCACIÓN ESPECIAL A SANTA MARÍA POR LOS ENFERMOS


Madre y Señora Nuestra intercede especialmente ante tu Querido Hijo, Nuestro Señor
Jesucristo, por estos enfermos que ponemos en tus manos. Que el mismo Jesucristo les
de fuerzas para resistir su enfermedad y fueran curados de sus dolencias si así lo quiere
su Divina Providencia. Amén.
ORACIÓN
Señor, Tú eres el buen pastor y Tú has dicho: «vengan a mí todos los que están cansados
y cargados y Yo los aliviaré».
Venimos a tu presencia junto con aquellos que ahora atraviesan momentos de dificultad,
que padecen alguna enfermedad, que se sienten incomprendidos, olvidados; que están
alejados de ti, que necesitan de tu paz y de tu alivio celestial, te suplicamos Señor Dios
Padre, bendícelos a todos. Pon tu mano Señor Jesús, de buen pastor sobre cada uno de
ellos y por los méritos de tu pasión y tu cruz sánalos y alívialos física y espiritualmente,
en la santa Voluntad del Padre y en tu Santo nombre. Dales el consuelo que cada uno
busca en ti.
Y a los enfermos que Tú no vas a sanar hoy porque en tu plan providencial, tú tienes
algo distinto para ellos, te pedimos que les des fortaleza a ellos y a su familia para que
nunca desesperen y que sepan ofrecer sus sufrimientos uniéndolos a tus sufrimientos en
la Cruz, para darle un valor de redención. Te lo pedimos en Tu Santo Nombre Señor
Jesús, orando con el Espíritu Santo y con la intercesión de la Santísima Virgen.
Gracias Señor porque has escuchado nuestras oraciones. Amén.

SÍMBOLO DE LOS APÓSTOLES


R. Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo,
su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo,
nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilatos, fue crucificado,
muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos,
subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha
de venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la
comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida
eterna. Amén.

ACTO DE CONTRICIÓN
V. Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por
ser vos quien sois, bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de
todo corazón haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme con las penas
del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia, propongo firmemente nunca más pecar,
confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amén.

PADRENUESTRO
V. Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu
reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.
R. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también
nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y líbranos
del mal. Amén.

3 AVEMARÍA
V. Dios te salve, María; llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú eres entre
todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
R. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de
nuestra muerte. Amén

GLORIA
V. Toda la Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo,
R. como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén
PRIMER MISTERIO

La Anunciación del Ángel a la Virgen María y la encarnación del Hijo de Dios.

Lectura bíblica: Lucas 1, 26-38

Reflexión

Dios envía un Ángel a María para darle a conocer sus designios para la salvación
humana y para pedirle su consentimiento y su cooperación. Dios nos habla
continuamente también a nosotros: nos envía sus mensajeros y sus mensajes,
Buenas inspiraciones, buenas lecturas, una palabra de una persona amiga y hasta
la enfermedad; son mensajeros de Dios.

Hermano que sufres: a través de estas circunstancias Dios nos envía sus mensajes
para que comprendamos su designio sobre nuestra vida y demos nuestro
consentimiento como María.

Rezo de Padre Nuestro, 10 Ave María, 1 Gloria al Padre y Salve

Jaculatoria: María, Salud de los enfermos. Ruega por nosotros y todos los que
sufren.

SEGUNDO MISTERIO

La visita de María a su prima Isabel y la santificación del precursor Juan Bautista

Lectura bíblica: Lucas 1, 39-56

Reflexión

María comunica a Jesús a los demás, porque lo posee en su corazón y lo lleva en


sus entrañas.

Hermano, tú también, desde tu enfermedad y por medio de tus dolores y penas,


podrás comunicar a Jesús a los demás. Con una sonrisa podrás transmitir su
gracia y su amor a los demás.

Rezo de Padre Nuestro, 10 Ave María, 1 Gloria al Padre y Salve

Jaculatoria: María, Salud de los enfermos. Ruega por nosotros y todos los que
sufren.

TERCER MISTERIO

El nacimiento de Jesús en la pobreza de Belén

Lectura Bíblica: Lucas 2, 1-14

Reflexión
En la pobreza de un establo, de una cueva, María da a luz a Jesús. Los Santos
Peregrinos habían pedido posada en otras casas. Pero nadie les había abierto las
puertas. Jesús pide posada en tu corazón. Eres Pobre, estás enfermo, a veces te
sientes desanimado… Sin embargo en esa pobreza Jesús quiere nacer, y por medio
tuyo, quiere comunicarse a los demás. Ábrele tu corazón: no lo rechaces.

Hermano, si le permites nacer en ti, también tu pobreza y tu enfermedad tendrán


una nueva luz, un nuevo significado. Comprenderás y sentirás cosas que nunca
habías experimentado antes.

Rezo de Padre Nuestro, 10 Ave María, 1 Gloria al Padre y Salve

Jaculatoria: María, Salud de los enfermos. Ruega por nosotros y todos los que
sufren.

CUARTO MISTERIO

La presentación del Niño Jesús al Templo

Lectura bíblica: Lucas 2, 22-32

Reflexión

Simeón reconoce al Salvador: era un anciano recto y santo. Esperaba con ansia la
venida del Mesías. Dios colmó sus aspiraciones e ilusiones. Simeón pudo estrechar
entre sus brazos al que tanto había esperado.

En tierras de misiones hay ancianos que desean ver al Salvador, hay hombres y
mujeres que buscan quién de sentido a su trabajo, hay jóvenes y niños que
esperan a alguien que oriente sus pasos y de luz a sus vidas. Todavía esperan al
Mesías…

Hermano: tú, con tus oraciones y sufrimientos puedes otorgarles la luz de la


salvación…

Rezo de Padre Nuestro, 10 Ave María, 1 Gloria al Padre y Salve

Jaculatoria: María, Salud de los enfermos. Ruega por nosotros y todos los que
sufren.

QUINTO MISTERIO

La pérdida y el hallazgo del niño Jesús en Jerusalén

Lectura Bíblica: Lucas 2, 41-52

Reflexión

María y José están hundidos en una profunda tristeza, porque han perdido a
Jesús. De repente parece que su vida haya perdido luz y significado sin Jesús.
Hay muchas personas que nunca han conocido a Jesús. Pero hay otras que los
han perdido. Hay enfermos que en el dolor se han desesperado, han renegado, y se
han apartado de Dios.

Tú también hermano, busca a Jesús en la oscuridad de la prueba y el dolor. Pero


ayuda también a quienes no saben buscarlo: con tu ejemplo de paz y serenidad,
con tus oraciones y sufrimientos, con tu sonrisa, tú puedes echar una mano a otra
persona para ayudarla a buscar y encontrar a Jesús.

Rezo de Padre Nuestro, 10 Ave María, 1 Gloria al Padre y Salve

Jaculatoria: María, Salud de los enfermos. Ruega por nosotros y todos los que
sufren.

LETANÍAS DE LOS ENFERMOS.

Para implorar salud de cuerpo y alma.

Señor Jesús, que curaste al ciego de Betsaida (Mt 8,22). Ten piedad de nosotros.

Señor Jesús que curaste a dos ciegos en Cafarnaúm (Mt 9,27). Ten piedad de
nosotros.

Señor Jesús, que curaste a dos ciegos en Jericó (Mt 20,29). Ten piedad de
nosotros.

Señor Jesús, que curaste a un ciego y mudo (Mt 12,22). Ten piedad de nosotros.

Señor Jesús, que curaste al sordomudo en Decápolis (Mt 7,34). Ten piedad de
nosotros.

Señor Jesús, que curaste a un leproso en Galilea (Mt 1,41). Ten piedad de
nosotros.

Señor Jesús, que curaste a diez leprosos en Galilea (Lc 17,11). Ten piedad de
nosotros.

Señor Jesús, que curaste al paralítico de Cafarnaúm (Mt 9,1). Ten piedad de
nosotros.

Señor Jesús, que curaste al paralítico de la piscina (Jn 5,1). Ten piedad de
nosotros.

Señor Jesús, que curaste al hombre de la mano atrofiada (Mt 12,9). Ten piedad de
nosotros.

Señor Jesús, que curaste a la mujer hemorroísa (Lc 8,42). Ten piedad de nosotros.
Señor Jesús, que curaste a un hombre hidrópico (Lc 14,1). Ten piedad de
nosotros.

Señor Jesús, que curaste al siervo del centurión (Mt 8,5). Ten piedad de nosotros.

Señor Jesús, que curaste al hijo del funcionario real (Jn 4,50). Ten piedad de
nosotros.

Señor Jesús, que curaste a la suegra de San Pedro (Mc 1,25). Ten piedad de
nosotros.

Señor Jesús, que curaste a un niño lunático (Mt 17,18). Ten piedad de nosotros.

Señor Jesús, que curaste al poseso de Cafarnaúm (Mc 1,25). Ten piedad de
nosotros.

Señor Jesús, que curaste a un poseso mudo (Lc 11,14). Ten piedad de nosotros.

Señor Jesús, que curaste a una joven posesa de Canaán (Mc 7,24). Ten piedad de
nosotros.

Señor Jesús, que curaste a dos posesos de Gerasa (Mt 8,28). Ten piedad de
nosotros.

Señor Jesús, que resucitaste a la hija de Jairo (Mc 5,41). Ten misericordia de
nosotros.

Señor Jesús, que resucitaste al hijo de una viuda (Lc 7,14). Ten misericordia de
nosotros.

Señor Jesús, que resucitaste a tu amigo Lázaro (Jn 11,1-43). Ten misericordia de
nosotros.

Señor Jesús, que resucitaste Tú mismo del sepulcro (Mc 16,6). Ten compasión de
nosotros.
MARTES Y VIERNES

MISTERIOS DOLOROSOS

ORACIONES PARA ANTES DEL ROSARIO

VEN ESPÍRITU SANTO


Ven Espíritu Santo ven, ven por medio de la dulce y poderosa intercesión del
corazón inmaculado de María tu amadísima esposa.
Puedes sentirte solo en muchos momentos de tu vida, pero Nuestro Señor
Jesucristo nos descubre el misterio de la soledad, cuanto más sólo estés, más
dependes de Él, después de recorrer tu camino en la enfermedad, el cuerpo sufre y
el dolor purifica el espíritu, así comprenderás que al rezar el Santo Rosario junto
con María a los pies de la cruz, llegaremos a Jesús, que nos llevará al Padre.

PADRE NUESTRO
V. Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a
nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
R. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también
nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y
líbranos del mal. Amén

ORACIÓN DE OFRECIMIENTO
R. Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios
nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
V. Oh María, Madre de Jesús y Madre nuestra, nos dirigimos a ti en este día, ya
que fuiste Tú la que dijiste SI a la vida, ante el anuncio del Ángel. Sin importar la
sorpresa y la incertidumbre que esto te causaría, Tu dijiste “SI”; “Hágase en mi
según tu Palabra: Santa María, oramos hoy por todos los enfermos, por su salud
física y espiritual, por una vida digna y bendecida.

PEDIMOS POR
Por la santificación de todos los sacerdotes del mundo, consagrados, religiosos y
servidores.
Por todos los enfermos y por todos sus cuidadores y amigos, para que la fuerza del
Espíritu Santo les ayude a sobrellevar la enfermedad.
Por todas las personas que sufren, por los pobres, los que se sienten solos y por
todos los enfermos: para que con ayuda de la luz de Cristo encuentren las fuerzas
para afrontar el sufrimiento y los demás sepamos acompañarlos.
Por todas las personas que rezan esta oración, por sus necesidades personales y
espirituales.

INVOCACIÓN ESPECIAL A SANTA MARÍA POR LOS ENFERMOS


Madre y Señora Nuestra intercede especialmente ante tu Querido Hijo, Nuestro
Señor Jesucristo, por estos enfermos que ponemos en tus manos. Que el mismo
Jesucristo les de fuerzas para resistir su enfermedad y fueran curados de sus
dolencias si así lo quiere su Divina Providencia. Amén

ORACIÓN
Señor, Tú eres el buen pastor y Tú has dicho: «vengan a mí todos los que están
cansados y cargados y Yo los aliviaré».
Venimos a tu presencia junto con aquellos que ahora atraviesan momentos de
dificultad, que padecen alguna enfermedad, que se sienten incomprendidos,
olvidados; que están alejados de ti, que necesitan de tu paz y de tu alivio celestial,
te suplicamos Señor Dios Padre, bendícelos a todos. Pon tu mano Señor Jesús, de
buen pastor sobre cada uno de ellos y por los méritos de tu pasión y tu cruz
sánalos y alívialos física y espiritualmente, en la santa Voluntad del Padre y en tu
Santo nombre. Dales el consuelo que cada uno busca en ti.
Y a los enfermos que Tú no vas a sanar hoy porque en tu plan providencial, tú
tienes algo distinto para ellos, te pedimos que les des fortaleza a ellos y a su
familia para que nunca desesperen y que sepan ofrecer sus sufrimientos
uniéndolos a tus sufrimientos en la Cruz, para darle un valor de redención. Te lo
pedimos en Tu Santo Nombre Señor Jesús, orando con el Espíritu Santo y con la
intercesión de la Santísima Virgen.
Gracias Señor porque has escuchado nuestras oraciones. Amén

SÍMBOLO DE LOS APÓSTOLES


R. Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en
Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del
Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio
Pilatos, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día
resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de
Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos. Creo
en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón
de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén

ACTO DE CONTRICIÓN
V. Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío;
por ser vos quien sois, bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me
pesa de todo corazón haberos ofendido; también me pesa porque podéis
castigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia, propongo
firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere
impuesta. Amén

PADRENUESTRO
V. Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a
nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.
R. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también
nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y
líbranos del mal. Amén

3 AVEMARÍA
V. Dios te salve, María; llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú eres
entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
R. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora
de nuestra muerte. Amén

GLORIA
V. Toda la Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo,
R. como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén
PRIMER MISTERIO
Oración de Jesús en el huerto Lc. 22,40-44.
Llegados al lugar, les dijo:
Después se alejó de ellos como a la distancia de un tiro de piedra, y doblando las
rodillas oraba con estas palabras;
Entonces se le apareció un ángel del cielo para animarlo. Entró en agonía y oraba
con mayor insistencia. Su sudor se convirtió en gotas de sangre que caían hasta el
suelo.

Reflexión:
Aun cuando Jesús iba acompañado de sus discípulos en los momentos de la
prueba y sufrimiento, experimentó la soledad, no había nadie a su lado, los
discípulos le amaban, pero distraídos o cansados se habían dormido, sólo un ángel
del cielo vino a animarlo.

Hermano(a), hoy tu puedes ser también un ángel para el enfermo o anciano, que
no tiene a nadie, para acompañarlo y animarlo en su soledad, y ayudarle a
levantarse del desánimo o vacío, en que se encuentra.
Cuando las lágrimas son iluminadas por el sol de la fe, se forma en el alma, un
hermoso arco iris de la paz.
Se reza Padre Nuestro, 10 Ave Marías y el Gloria.

Jaculatoria: María, Salud de los enfermos. Ruega por nosotros y todos los que
sufren

SEGUNDO MISTERIO

La flagelación del Señor. Lc. 23, 20-24


Pilato, que quería librar a Jesús, les dirigió de nuevo la palabra, pero seguían
gritando: Por tercera vez les dijo: Pero ellos insistían a grandes voces pidiendo que
fuera crucificado, y el griterío iba en aumento. Entonces Pilato pronunció la
sentencia que ellos reclamaban.

Reflexión:
Jesús, perseguido y azotado injustamente por una multitud, que contradicción
entre tanta gente, no tiene a nadie que le ayude.

Hermano(a), hoy como ayer, también nosotros manipulados por las apariencias
dejamos al anciano o al enfermo, sólo esto nos hace reflexionar que debemos
acompañar al enfermo, sin hacer juicios o condenar el origen o causa de la
enfermedad, hoy como Iglesia, es el momento para practicar la caridad y la
solidaridad.
Si amas Jesús, ¡qué fácil es sufrir por él!, porque, porque donde reina el amor, no
hay dolor, y si lo hay se le ama (San Agustín).

Se reza Padre Nuestro, 10 Ave Marías y el Gloria.

Jaculatoria: María, Salud de los enfermos.Ruega por nosotros y todos los que
sufren
TERCER MISTERIO

La coronación de espinas. Mc. 15,17-19


Lo vistieron con una capa roja y le colocaron en la cabeza una corona que
trenzaron con espinas. Después comenzaron a saludarlo: Y le golpeaban en la
cabeza con una caña, le escupían y se arrodillaban ante él para rendirle homenaje.

Reflexión:
Jesús, una vez más experimenta la soledad y el abandono, pues está solo, los que
lo habían seguido primero se durmieron, después corrieron y ahora son
espectadores del dolor y humillación, que son de los más crueles sufrimientos.

Hermano(a), tú no seas espectador del enfermo o anciano que en ocasiones se


avergüenzan de la enfermedad o discapacidad que tienen y se sienten excluidos,
sin nadie que los atienda, sé valiente y recuerda que Jesús dijo: Mt. 25,40
Se reza Padre Nuestro, 10 Ave Marías y el Gloria.

Jaculatoria: María, Salud de los enfermos.Ruega por nosotros y todos los que
sufren

CUARTO MISTERIO
Jesús con la cruz acuestas. Lc. 23,26
Cuando lo llevaban, encontraron a un tal Simón de Cirene, que volvía del campo, y
le cargaron con la cruz para que la llevara detrás de Jesús.

Reflexión:
Maestro hasta el final, Él que es el camino, Jesús camina solo con la cruz del dolor
y sufrimiento, siempre tomando la iniciativa para enseñarnos como se debe llevar.
Él, para nosotros es como el Simón de Cirene para llevar nuestra cruz, signo de
vida donde se vence el mal con la plenitud del bien.

Hermano(a): Necesitas ser como Simón de Cirene con los enfermos o ancianos,
ayudarles a cargar con esa cruz que cada uno tenemos y que no podemos ni
debemos renunciar a ella, pues es nuestro medio de salvación pero con la ayuda
de otra persona, podemos hacer que sea más ligera. (San Francisco de Sales)
Se reza Padre Nuestro, 10 Ave Marías y el Gloria.

Jaculatoria: María, Salud de los enfermos. Ruega por nosotros y todos los que
sufren
QUINTO MISTERIO

Jesús muere en la cruz. Lc. 23,46-47


“Llegados al lugar llamado Calvario, le crucificaron. Jesús decía: Padre,
perdónales, porque no saben lo que hacen. Era ya cerca de la hora sexta cuando,
al eclipsarse el sol, hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora nona. Jesús,
dando un fuerte grito, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu y, dicho
esto, expiró.” “Como le vieron muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de
los soldados le traspasó el costado con una lanza y al instante salió sangre y agua”
(Lc 23, 33-34, 44-46; Jn 19, 33-35).

Reflexión:
Jesús, hasta el final se sintió solo por los del mundo, pero siempre estuvo cerca de
su Padre, por eso sus últimas palabras son para el Padre Dios.
En un grito que resuena en toda la humanidad, grito de amor, que hizo se
reconociera al verdadero hijo de Dios y se arrepintieran de lo que habían hecho.

Hermano(a): No tenemos que esperar a que se muera nuestro enfermo o familiar,


para acompañarle o resaltar sus cualidades, sino que en vida es nuestra
oportunidad que no se sienta solo y encuentre en nuestra compañía un sentido
cristiano al sufrimiento, con la esperanza de que el mañana será mejor. ¡Qué triste
es el lamento de Jesús: ! (Sal. 68, 21)
Se reza Padre Nuestro, 10 Ave Marías y el Gloria.

Jaculatoria: María, Salud de los enfermos.

ORACIÓN FINAL

Señor Jesucristo, que para redimir a los hombres y sanar a los enfermos quisiste
asumir nuestra condición humana, mira con piedad a todos los enfermos, a todos
que necesitan ser curados en el cuerpo y en el espíritu.

Reconfórtalos con tu poder para que levanten su ánimo y puedan superar todos
sus males; y, ya que has querido asociarlo a tu Pasión redentora, haz que confíen
en la eficacia del dolor para la salvación del mundo.

Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

OREMOS

V. Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo.

R. Sálvanos, Señor.

V. Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo.

R. Óyenos, Señor.

V. Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo.

R. Ten piedad y Misericordia de nosotros.


V. Bajo tu amparo nos acogemos Santa Madre de Dios, no desprecies las suplicas
que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien, líbranos de todos los
peligros, oh Virgen gloriosa y bendita. Ruega por nosotros Santa Madre de Dios,
para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo.
Amén

R. Dios todopoderoso, Tú has creado todo por medio de tu Hijo Jesucristo. El


venció el poder de la muerte por medio de su Misterio Pascual. Que todos los que
se confiesan ser cristianos, promuevan la Santidad de la Vida y que te sirvan
fielmente, por Jesucristo Nuestro Señor. Amen

V. Ave María Purísima,

R. sin pecado concebida.

LETANÍAS DE LOS ENFERMOS

Para implorar salud de cuerpo y alma

Señor Jesús, que curaste al ciego de Betsaida (Mt 8,22). Ten piedad de nosotros.

Señor Jesús que curaste a dos ciegos en Cafarnaúm (Mt 9,27). Ten piedad de
nosotros.

Señor Jesús, que curaste a dos ciegos en Jericó (Mt 20,29). Ten piedad de
nosotros.

Señor Jesús, que curaste a un ciego y mudo (Mt 12,22). Ten piedad de nosotros.

Señor Jesús, que curaste al sordomudo en Decápolis (Mt 7,34). Ten piedad de
nosotros.

Señor Jesús, que curaste a un leproso en Galilea (Mt 1,41). Ten piedad de
nosotros.

Señor Jesús, que curaste a diez leprosos en Galilea (Lc 17,11). Ten piedad de
nosotros.

Señor Jesús, que curaste al paralítico de Cafarnaúm (Mt 9,1). Ten piedad de
nosotros.

Señor Jesús, que curaste al paralítico de la piscina (Jn 5,1). Ten piedad de
nosotros.

Señor Jesús, que curaste al hombre de la mano atrofiada (Mt 12,9). Ten piedad de
nosotros.

Señor Jesús, que curaste a la mujer hemorroísa (Lc 8,42). Ten piedad de nosotros.
Señor Jesús, que curaste a un hombre hidrópico (Lc 14,1). Ten piedad de
nosotros.

Señor Jesús, que curaste al siervo del centurión (Mt 8,5). Ten piedad de nosotros.

Señor Jesús, que curaste al hijo del funcionario real (Jn 4,50). Ten piedad de
nosotros.

Señor Jesús, que curaste a la suegra de San Pedro (Mc 1,25). Ten piedad de
nosotros.

Señor Jesús, que curaste a un niño lunático (Mt 17,18). Ten piedad de nosotros.

Señor Jesús, que curaste al poseso de Cafarnaúm (Mc 1,25). Ten piedad de
nosotros.

Señor Jesús, que curaste a un poseso mudo (Lc 11,14). Ten piedad de nosotros.

Señor Jesús, que curaste a una joven posesa de Canaán (Mc 7,24). Ten piedad de
nosotros.

Señor Jesús, que curaste a dos posesos de Gerasa (Mt 8,28). Ten piedad de
nosotros.

Señor Jesús, que resucitaste a la hija de Jairo (Mc 5,41). Ten misericordia de
nosotros.

Señor Jesús, que resucitaste al hijo de una viuda (Lc 7,14). Ten misericordia de
nosotros.

Señor Jesús, que resucitaste a tu amigo Lázaro (Jn 11,1-43). Ten misericordia de
nosotros.

Señor Jesús, que resucitaste Tú mismo del sepulcro (Mc 16,6). Ten compasión de
nosotros.

EN EL NOMBRE DEL PADRE, Y DEL HIJO, Y DEL ESPÍRITU SANTO. AMÉN.


JUEVES
MISTERIOS LUMINOSOS

ORACIONES PARA ANTES DEL ROSARIO


VEN ESPÍRITU SANTO
Ven Espíritu Santo ven, ven por medio de la dulce y poderosa intercesión del
corazón inmaculado de María tu amadísima esposa.
Puedes sentirte solo en muchos momentos de tu vida, pero Nuestro Señor
Jesucristo nos descubre el misterio de la soledad, cuanto más sólo estés, más
dependes de Él, después de recorrer tu camino en la enfermedad, el cuerpo sufre y
el dolor purifica el espíritu, así comprenderás que al rezar el Santo Rosario junto
con María a los pies de la cruz, llegaremos a Jesús, que nos llevará al Padre.

PADRE NUESTRO
V. Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a
nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
R. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también
nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y
líbranos del mal. Amén

ORACIÓN DE OFRECIMIENTO
R. Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios
nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
V. Oh María, Madre de Jesús y Madre nuestra, nos dirigimos a ti en este día, ya
que fuiste Tú la que dijiste SI a la vida, ante el anuncio del Ángel. Sin importar la
sorpresa y la incertidumbre que esto te causaría, Tu dijiste “SI”; “Hágase en mi
según tu Palabra: Santa María, oramos hoy por todos los enfermos, por su salud
física y espiritual, por una vida digna y bendecida.

PEDIMOS POR
Por todos los enfermos y por todos sus cuidadores y amigos, para que la fuerza
del Espíritu Santo les ayude a sobrellevar la enfermedad.
Por todas las personas que sufren, por los pobres, los que se sienten solos y por
todos los enfermos: para que con ayuda de la luz de Cristo encuentren las fuerzas
para afrontar el sufrimiento y los demás sepamos acompañarlos.
Por todas las personas que rezan esta oración, por sus necesidades personales y
espirituales.

INVOCACIÓN ESPECIAL A SANTA MARÍA POR LOS ENFERMOS


Madre y Señora Nuestra intercede especialmente ante tu Querido Hijo, Nuestro
Señor Jesucristo, por estos enfermos que ponemos en tus manos. Que el mismo
Jesucristo les de fuerzas para resistir su enfermedad y fueran curados de sus
dolencias si así lo quiere su Divina Providencia. Amén

ORACIÓN
Señor, Tú eres el buen pastor y Tú has dicho: «vengan a mí todos los que están
cansados y cargados y Yo los aliviaré».
Venimos a tu presencia junto con aquellos que ahora atraviesan momentos de
dificultad, que padecen alguna enfermedad, que se sienten incomprendidos,
olvidados; que están alejados de ti, que necesitan de tu paz y de tu alivio celestial,
te suplicamos Señor Dios Padre, bendícelos a todos. Pon tu mano Señor Jesús, de
buen pastor sobre cada uno de ellos y por los méritos de tu pasión y tu cruz
sánalos y alívialos física y espiritualmente, en la santa Voluntad del Padre y en tu
Santo nombre. Dales el consuelo que cada uno busca en ti.
Y a los enfermos que Tú no vas a sanar hoy porque en tu plan providencial, tú
tienes algo distinto para ellos, te pedimos que les des fortaleza a ellos y a su
familia para que nunca desesperen y que sepan ofrecer sus sufrimientos
uniéndolos a tus sufrimientos en la Cruz, para darle un valor de redención. Te lo
pedimos en Tu Santo Nombre Señor Jesús, orando con el Espíritu Santo y con la
intercesión de la Santísima Virgen.
Gracias Señor porque has escuchado nuestras oraciones. Amén

SÍMBOLO DE LOS APÓSTOLES


R. Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en
Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del
Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio
Pilatos, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día
resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de
Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos. Creo
en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón
de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén
ACTO DE CONTRICIÓN
V. Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío;
por ser vos quien sois, bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me
pesa de todo corazón haberos ofendido; también me pesa porque podéis
castigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia, propongo
firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere
impuesta. Amén

PADRENUESTRO
V. Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a
nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.
R. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también
nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y
líbranos del mal. Amén
3 AVEMARÍA
V. Dios te salve, María; llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú eres
entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
R. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora
de nuestra muerte. Amén
GLORIA
V. Toda la Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo,
R. como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén

PRIMER MISTERIO
El bautismo del Señor
“Entonces aparece Jesús, que viene de Galilea al Jordán donde Juan, para ser
bautizado por él (…). Salió luego del agua; y en esto se abrieron los cielos y vio al
Espíritu de Dios que bajaba en forma de paloma y venía sobre él. Y una voz que
salía de los cielos decía: Este es mi Hijo amado, en quien yo me complazco” (Mt 3,
13, 16-17)
Reflexión:
Hermano(a), hoy tu puedes ser un ángel para el enfermo o anciano, que no tiene a
nadie, para acompañarlo y animarlo en su soledad, y ayudarle a levantarse del
desánimo o vacío, en que se encuentra.
Cuando las lágrimas son iluminadas por el sol de la fe, se forma en el alma, un
hermoso arco iris de la paz.

PADRENUESTRO
V. Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a
nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.
R. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también
nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y
líbranos del mal. Amén

10 AVEMARÍA

V. Dios te salve, María; llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú eres
entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

R. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora
de nuestra muerte. Amén

GLORIA

V. Toda la Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo,

R. como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén

JACULATORIA

María, Salud de los enfermos. Ruega por nosotros y todos los que sufren.

SEGUNDO MISTERIO

Su autorevelación en las bodas de Caná


“Se celebraba una boda en Caná de Galilea y estaba allí la madre de Jesús. Fue
invitado también a la boda Jesús con sus discípulos. Y, como faltara vino, porque
se había acabado el vino de la boda, le dice a Jesús su madre: No tienen vino.
Jesús le responde: ¿Qué tengo yo contigo, mujer? Todavía no ha llegado mi hora.
Dice su madre a los sirvientes: Haced lo que él os diga” (Jn 2, 1-5).

Reflexión:
Hermano(a), hoy como ayer, también nosotros manipulados por las apariencias
dejamos al anciano o al enfermo, sólo esto nos hace reflexionar que debemos
acompañar al enfermo, sin hacer juicios o condenar el origen o causa de la
enfermedad, hoy como Iglesia, es el momento para practicar la caridad y la
solidaridad.

Si amas Jesús, ¡qué fácil es sufrir por él!, porque, donde reina el amor, no hay
dolor, y si lo hay, se le ama (Sn. Agustín).
PADRENUESTRO
V. Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a
nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.

R. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también
nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y
líbranos del mal. Amén

10 AVEMARÍA
V. Dios te salve, María; llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú eres
entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

R. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora
de nuestra muerte. Amén

GLORIA
V. Toda la Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo,
R. como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén

JACULATORIA

María, Salud de los enfermos. Ruega por nosotros y todos los que sufren.

TERCER MISTERIO

El anuncio del Reino de Dios, invitando a la conversión

“Marchó Jesús a Galilea; y proclamaba la Buena Nueva de Dios: El tiempo se ha


cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva (…).
[Luego] llegan a Cafarnaúm (…) y le vienen a traer a un paralítico. (…) Al no poder
presentárselo a causa de la multitud, abrieron el techo (…) y a través de la
abertura que hicieron, descolgaron la camilla donde yacía el paralítico. Viendo
Jesús la fe de ellos, dice al paralítico: Hijo, tus pecados te son perdonados (…), a ti
te digo, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa” (Mc 1, 15, 21; 2, 3-11).

Reflexión:
Hermano(a), tú no seas espectador del enfermo o anciano que en ocasiones se
avergüenzan de la enfermedad o discapacidad que tienen y se sienten excluidos,
sin nadie que los atienda, sé valiente y recuerda que Jesús dijo: ”En verdad les
digo que, cuando lo hicieron con alguno de los más pequeños de mis hermanos,
me lo hicieron a mí”. Mt. 25,40

PADRENUESTRO
V. Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a
nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.
R. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también
nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y
líbranos del mal. Amén

10 AVEMARÍA
V. Dios te salve, María; llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú eres
entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

R. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora
de nuestra muerte. Amén

GLORIA

V. Toda la Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo,


R. como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén

JACULATORIA
María, Salud de los enfermos. Ruega por nosotros y todos los que sufren.

CUARTO MISTERIO

La transfiguración
“Seis días después, toma Jesús consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan,
y los lleva aparte, a un monte alto. Y se transfiguró delante de ellos: su rostro se
puso brillante como el sol y sus vestidos se volvieron blancos como la luz. En esto,
se les aparecieron Moisés y Elías que conversaban con él. (…) [Y] una nube
luminosa los cubrió con su sombra y de la nube salía una voz que decía: Este es
mi Hijo amado, en quien me complazco; escuchadle” (Mt 17, 1-3, 5).

Reflexión:
Hermano(a): Necesitas ser como Simón de Cirene con los enfermos o ancianos,
ayudarles a cargar con esa cruz que cada uno tenemos y que no podemos ni
debemos renunciar a ella, pues es nuestro medio de salvación pero con la ayuda
de otra persona, podemos hacer que sea más ligera.

“Plantad en vuestra alma a Jesús crucificado y todas las cruces de este mundo os
parecerán rosas”. San Francisco de Sales

PADRENUESTRO
V. Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a
nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.
R. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también
nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y
líbranos del mal. Amén

10 AVEMARÍA
V. Dios te salve, María; llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú eres
entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
R. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora
de nuestra muerte. Amén

GLORIA
V. Toda la Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo,
R. como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén
JACULATORIA
María, Salud de los enfermos. Ruega por nosotros y todos los que sufren.

QUINTO MISTERIO

La institución de la Eucaristía
“Sabiendo Jesús, que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre,
habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo”.
Y “mientras estaban comiendo, tomó Jesús pan y lo bendijo, lo partió y, dándoselo
a sus discípulos, dijo: Tomad, comed, éste es mi cuerpo. Tomó luego una copa y,
dadas las gracias, se la dio diciendo: bebed de ella todos, porque ésta es mi sangre
de la Alianza, que es derramada por muchos para perdón de los pecados” (Jn, 13,
1; Mt 26, 26-29).

Reflexión:
Hermano(a): No tenemos que esperar a que se muera nuestro enfermo o familiar,
para acompañarle o resaltar sus cualidades, sino que en vida es nuestra
oportunidad que no se sienta solo y encuentre en nuestra compañía un sentido
cristiano al sufrimiento, con la esperanza de que el mañana será mejor.
¡Qué triste es el lamento de Jesús:”Esperé que alguien se compadeciese de mí, y
no hubo nadie; alguien que me consolase y no hallé”! (Sal. 68, 21)

PADRENUESTRO
V. Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a
nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.
R. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también
nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y
líbranos del mal. Amén

10 AVEMARÍA
V. Dios te salve, María; llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú eres
entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
R. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora
de nuestra muerte. Amén

GLORIA
V. Toda la Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo,
R. como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén

JACULATORIA
María, Salud de los enfermos. Ruega por nosotros y todos los que sufren.

ORACIÓN FINAL
Señor Jesucristo, que para redimir a los hombres y sanar a los enfermos quisiste
asumir nuestra condición humana, mira con piedad a todos los enfermos, a todos
que necesitan ser curados en el cuerpo y en el espíritu.
Reconfórtalos con tu poder para que levanten su ánimo y puedan superar todos
sus males; y, ya que has querido asociarlo a tu Pasión redentora, haz que confíen
en la eficacia del dolor para la salvación del mundo.

Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

OREMOS
V. Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo.
R. Sálvanos, Señor.

V. Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo.


R. Óyenos, Señor.

V. Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo.


R. Ten piedad y Misericordia de nosotros.

V. Bajo tu amparo nos acogemos Santa Madre de Dios, no desprecies las suplicas
que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien, líbranos de todos los
peligros, oh Virgen gloriosa y bendita. Ruega por nosotros Santa Madre de Dios,
para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo.
Amén

R. Dios todopoderoso, Tú has creado todo por medio de tu Hijo Jesucristo. El


venció el poder de la muerte por medio de su Misterio Pascual. Que todos los que
se confiesan ser cristianos, promuevan la Santidad de la Vida y que te sirvan
fielmente, por Jesucristo Nuestro Señor. Amén

V. Ave María Purísima,


R. sin pecado concebida.

LETANÍAS DE LOS ENFERMOS


Para implorar salud de cuerpo y alma

Señor Jesús, que curaste al ciego de Betsaida (Mt 8,22). Ten piedad de nosotros.

Señor Jesús que curaste a dos ciegos en Cafarnaúm (Mt 9,27). Ten piedad de
nosotros.

Señor Jesús, que curaste a dos ciegos en Jericó (Mt 20,29). Ten piedad de
nosotros.

Señor Jesús, que curaste a un ciego y mudo (Mt 12,22). Ten piedad de nosotros.

Señor Jesús, que curaste al sordomudo en Decápolis (Mt 7,34). Ten piedad de
nosotros.

Señor Jesús, que curaste a un leproso en Galilea (Mt 1,41). Ten piedad de
nosotros.

Señor Jesús, que curaste a diez leprosos en Galilea (Lc 17,11). Ten piedad de
nosotros.
Señor Jesús, que curaste al paralítico de Cafarnaúm (Mt 9,1). Ten piedad de
nosotros.

Señor Jesús, que curaste al paralítico de la piscina (Jn 5,1). Ten piedad de
nosotros.

Señor Jesús, que curaste al hombre de la mano atrofiada (Mt 12,9). Ten piedad de
nosotros.

Señor Jesús, que curaste a la mujer hemorroísa (Lc 8,42). Ten piedad de nosotros.

Señor Jesús, que curaste a un hombre hidrópico (Lc 14,1). Ten piedad de
nosotros.

Señor Jesús, que curaste al siervo del centurión (Mt 8,5). Ten piedad de nosotros.

Señor Jesús, que curaste al hijo del funcionario real (Jn 4,50). Ten piedad de
nosotros.

Señor Jesús, que curaste a la suegra de San Pedro (Mc 1,25). Ten piedad de
nosotros.

Señor Jesús, que curaste a un niño lunático (Mt 17,18). Ten piedad de nosotros.

Señor Jesús, que curaste al poseso de Cafarnaúm (Mc 1,25). Ten piedad de
nosotros.

Señor Jesús, que curaste a un poseso mudo (Lc 11,14). Ten piedad de nosotros.

Señor Jesús, que curaste a una joven posesa de Canaán (Mc 7,24). Ten piedad de
nosotros.

Señor Jesús, que curaste a dos posesos de Gerasa (Mt 8,28). Ten piedad de
nosotros.

Señor Jesús, que resucitaste a la hija de Jairo (Mc 5,41). Ten misericordia de
nosotros.

Señor Jesús, que resucitaste al hijo de una viuda (Lc 7,14). Ten misericordia de
nosotros.

Señor Jesús, que resucitaste a tu amigo Lázaro (Jn 11,1-43). Ten misericordia de
nosotros.

Señor Jesús, que resucitaste Tú mismo del sepulcro (Mc 16,6). Ten compasión de
nosotros.

EN EL NOMBRE DEL PADRE, Y DEL HIJO, Y DEL ESPÍRITU SANTO. AMÉN.


DOMINGO Y MIÉRCOLES
MISTERIOS GLORIOSOS

ORACIONES PARA ANTES DEL ROSARIO

VEN ESPÍRITU SANTO


Ven Espíritu Santo ven, ven por medio de la dulce y poderosa intercesión del
corazón inmaculado de María tu amadísima esposa.

Puedes sentirte solo en muchos momentos de tu vida, pero Nuestro Señor


Jesucristo nos descubre el misterio de la soledad, cuanto más sólo estés, más
dependes de Él, después de recorrer tu camino en la enfermedad, el cuerpo sufre y
el dolor purifica el espíritu, así comprenderás que al rezar el Santo Rosario junto
con María a los pies de la cruz, llegaremos a Jesús, que nos llevará al Padre.

PADRE NUESTRO
V. Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a
nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.

R. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también
nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y
líbranos del mal. Amén

ORACIÓN DE OFRECIMIENTO
R. Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios
nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

V. Oh María, Madre de Jesús y Madre nuestra, nos dirigimos a ti en este día, ya


que fuiste Tú la que dijiste SI a la vida, ante el anuncio del Ángel. Sin importar la
sorpresa y la incertidumbre que esto te causaría, Tu dijiste “SI”; “Hágase en mi
según tu Palabra: Santa María, oramos hoy por todos los enfermos, por su salud
física y espiritual, por una vida digna y bendecida.

PEDIMOS POR
Por todos los enfermos y por todos sus cuidadores y amigos, para que la fuerza
del Espíritu Santo les ayude a sobrellevar la enfermedad.

Por todas las personas que sufren, por los pobres, los que se sienten solos y por
todos los enfermos: para que con ayuda de la luz de Cristo encuentren las fuerzas
para afrontar el sufrimiento y los demás sepamos acompañarlos.
Por todas las personas que rezan esta oración, por sus necesidades personales y
espirituales.

INVOCACIÓN ESPECIAL A SANTA MARÍA POR LOS ENFERMOS

Madre y Señora Nuestra intercede especialmente ante tu Querido Hijo, Nuestro


Señor Jesucristo, por estos enfermos que ponemos en tus manos. Que el mismo
Jesucristo les de fuerzas para resistir su enfermedad y fueran curados de sus
dolencias si así lo quiere su Divina Providencia. Amén
ORACIÓN

Señor, Tú eres el buen pastor y Tú has dicho: «vengan a mí todos los que están
cansados y cargados y Yo los aliviaré».

Venimos a tu presencia junto con aquellos que ahora atraviesan momentos de


dificultad, que padecen alguna enfermedad, que se sienten incomprendidos,
olvidados; que están alejados de ti, que necesitan de tu paz y de tu alivio celestial,
te suplicamos Señor Dios Padre, bendícelos a todos. Pon tu mano Señor Jesús, de
buen pastor sobre cada uno de ellos y por los méritos de tu pasión y tu cruz
sánalos y alívialos física y espiritualmente, en la santa Voluntad del Padre y en tu
Santo nombre. Dales el consuelo que cada uno busca en ti.

Y a los enfermos que Tú no vas a sanar hoy porque en tu plan providencial, tú


tienes algo distinto para ellos, te pedimos que les des fortaleza a ellos y a su
familia para que nunca desesperen y que sepan ofrecer sus sufrimientos
uniéndolos a tus sufrimientos en la Cruz, para darle un valor de redención. Te lo
pedimos en Tu Santo Nombre Señor Jesús, orando con el Espíritu Santo y con la
intercesión de la Santísima Virgen.

Gracias Señor porque has escuchado nuestras oraciones. Amén

SÍMBOLO DE LOS APÓSTOLES

R. Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en


Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del
Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio
Pilatos, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día
resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de
Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos. Creo
en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón
de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén

ACTO DE CONTRICIÓN

V. Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío;
por ser vos quien sois, bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me
pesa de todo corazón haberos ofendido; también me pesa porque podéis
castigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia, propongo
firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere
impuesta. Amén

PADRENUESTRO

V. Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a


nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.

R. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también
nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y
líbranos del mal. Amén
3 AVEMARÍA
V. Dios te salve, María; llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú eres
entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
R. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora
de nuestra muerte. Amén

GLORIA

V. Toda la Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo,


R. como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén

PRIMER MISTERIO
La Resurrección de Jesús
“El Ángel se dirigió a las mujeres y les dijo: Vosotras no temáis, pues sé que
buscáis a Jesús, el Crucificado; no está aquí, ha resucitado, como lo había dicho.
Venid, ved el lugar donde estaba. Y ahora id en seguida a decir a sus discípulos:
Ha resucitado de entre los muertos” (Mt 28, 5-6).

Reflexión:
Hermano(a), hoy tu puedes ser un ángel para el enfermo o anciano, que no tiene a
nadie, para acompañarlo y animarlo en su soledad, y ayudarle a levantarse del
desánimo o vacío, en que se encuentra.
Cuando las lágrimas son iluminadas por el sol de la fe, se forma en el alma, un
hermoso arco iris de la paz.

PADRENUESTRO
V. Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a
nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.

R. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también
nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y
líbranos del mal. Amén

10 AVEMARÍA
V. Dios te salve, María; llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú eres
entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

R. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora
de nuestra muerte. Amén

GLORIA
V. Toda la Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo,
R. como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén

JACULATORIA

María, Salud de los enfermos. Ruega por nosotros y todos los que sufren.
SEGUNDO MISTERIO

La Ascensión de Jesús a los cielos


Jesús “los sacó hasta cerca de Betania y, alzando sus manos, los bendijo. Y
sucedió que, mientras los bendecía se separó de ellos y fue llevado al cielo.”
Después “salieron a predicar por todas partes, colaborando el Señor con ellos y
confirmando la Palabra con las señales que la acompañaban” (Lc 24, 50-51; Mc
16, 20).

Reflexión:
Hermano(a), hoy como ayer, también nosotros manipulados por las apariencias
dejamos al anciano o al enfermo, sólo esto nos hace reflexionar que debemos
acompañar al enfermo, sin hacer juicios o condenar el origen o causa de la
enfermedad, hoy como Iglesia, es el momento para practicar la caridad y la
solidaridad.
Si amas Jesús, ¡qué fácil es sufrir por él!, porque, donde reina el amor, no hay
dolor, y si lo hay, se le ama (Sn. Agustín).

PADRENUESTRO
V. Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a
nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.
R. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también
nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y
líbranos del mal. Amén

10 AVEMARÍA
V. Dios te salve, María; llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú eres
entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
R. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora
de nuestra muerte. Amén

GLORIA
V. Toda la Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo,
R. como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén

JACULATORIA
María, Salud de los enfermos. Ruega por nosotros y todos los que sufren.

TERCER MISTERIO

La venida del Espíritu Santo


“Todos ellos perseveraban en la oración, con un mismo espíritu en de los compañía
de algunas mujeres, de María, la madre de Jesús, y de sus hermanos. (…) Al llegar
el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en un mismo lugar. De repente vino
del cielo un ruido (…) que llenó toda la casa en la que se encontraban. Se les
aparecieron unas lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron sobre
cada uno de ellos; quedaron todos llenos del Espíritu Santo y se pusieron a hablar
en otras lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse” (Hch 1, 14; 2, 1-4)
Reflexión:

Hermano(a), tú no seas espectador del enfermo o anciano que en ocasiones se


avergüenzan de la enfermedad o discapacidad que tienen y se sienten excluidos,
sin nadie que los atienda, sé valiente y recuerda que Jesús dijo: ”En verdad les
digo que, cuando lo hicieron con alguno de los más pequeños de mis hermanos,
me lo hicieron a mí”. Mt. 25,40

PADRENUESTRO
V. Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a
nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.
R. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también
nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y
líbranos del mal. Amén

10 AVEMARÍA
V. Dios te salve, María; llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú eres
entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

R. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora
de nuestra muerte. Amén

GLORIA
V. Toda la Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo,

R. como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén

JACULATORIA
María, Salud de los enfermos. Ruega por nosotros y todos los que sufren.

CUARTO MISTERIO

La asunción de Nuestra Señora


“¡Levántate, amada mía, hermosa mía, y vente! Porque, mira, ha pasado ya el
invierno, han cesado las lluvias y se han ido. (…) Muéstrame tu semblante, déjame
oír tu voz; porque tu voz es dulce, y bello tu semblante” (Ct 2, 10-11, 14).

Reflexión:
Hermano(a): Necesitas ser como Simón de Cirene con los enfermos o ancianos,
ayudarles a cargar con esa cruz que cada uno tenemos y que no podemos ni
debemos renunciar a ella, pues es nuestro medio de salvación pero con la ayuda
de otra persona, podemos hacer que sea más ligera.

“Plantad en vuestra alma a Jesús crucificado y todas las cruces de este mundo os
parecerán rosas”. San Francisco de Sales
PADRENUESTRO
V. Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a
nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.

R. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también
nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y
líbranos del mal. Amén

10 AVEMARÍA
V. Dios te salve, María; llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú eres
entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

R. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora
de nuestra muerte. Amén

GLORIA
V. Toda la Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo,

R. como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén

JACULATORIA
María, Salud de los enfermos. Ruega por nosotros y todos los que sufren.

QUINTO MISTERIO
La coronación de Nuestra Señora
“Toda espléndida, la hija del rey, va adentro, con vestidos en oro recamados; con
sus brocados es llevada ante el rey.” Y “una gran señal apareció en el cielo; una
mujer, vestida del sol, con la luna bajo sus pies, y una corona de doce estrellas
sobre su cabeza” (Sal. 45, 14-15; Ap 11, 19;12, 1).

Reflexión:
Hermano(a): No tenemos que esperar a que se muera nuestro enfermo o familiar,
para acompañarle o resaltar sus cualidades, sino que en vida es nuestra
oportunidad que no se sienta solo y encuentre en nuestra compañía un sentido
cristiano al sufrimiento, con la esperanza de que el mañana será mejor.

¡Qué triste es el lamento de Jesús: ”Esperé que alguien se compadeciese de mí, y


no hubo nadie; alguien que me consolase y no hallé”! (Sal. 68, 21)

PADRENUESTRO
V. Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a
nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.

R. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también
nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y
líbranos del mal. Amén

10 AVEMARÍA
V. Dios te salve, María; llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú eres
entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
R. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora
de nuestra muerte. Amén

GLORIA

V. Toda la Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo,


R. como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén

JACULATORIA
María, Salud de los enfermos. Ruega por nosotros y todos los que sufren.

ORACIÓN FINAL

Señor Jesucristo, que para redimir a los hombres y sanar a los enfermos quisiste
asumir nuestra condición humana, mira con piedad a todos los enfermos, a todos
que necesitan ser curados en el cuerpo y en el espíritu.

Reconfórtalos con tu poder para que levanten su ánimo y puedan superar todos
sus males; y, ya que has querido asociarlo a tu Pasión redentora, haz que confíen
en la eficacia del dolor para la salvación del mundo.

Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

OREMOS
V. Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo.
R. Sálvanos, Señor.

V. Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo.


R. Óyenos, Señor.

V. Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo.


R. Ten piedad y Misericordia de nosotros.

V. Bajo tu amparo nos acogemos Santa Madre de Dios, no desprecies las suplicas
que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien, líbranos de todos los
peligros, oh Virgen gloriosa y bendita. Ruega por nosotros Santa Madre de Dios,
para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo.
Amén

R. Dios todopoderoso, Tú has creado todo por medio de tu Hijo Jesucristo. El


venció el poder de la muerte por medio de su Misterio Pascual. Que todos los que
se confiesan ser cristianos, promuevan la Santidad de la Vida y que te sirvan
fielmente, por Jesucristo Nuestro Señor. Amén

V. Ave María Purísima,


R. sin pecado concebida.
LETANÍAS DE LOS ENFERMOS

Para implorar salud de cuerpo y alma

Señor Jesús, que curaste al ciego de Betsaida (Mt 8,22). Ten piedad de nosotros.

Señor Jesús que curaste a dos ciegos en Cafarnaúm (Mt 9,27). Ten piedad de
nosotros.

Señor Jesús, que curaste a dos ciegos en Jericó (Mt 20,29). Ten piedad de
nosotros.

Señor Jesús, que curaste a un ciego y mudo (Mt 12,22). Ten piedad de nosotros.

Señor Jesús, que curaste al sordomudo en Decápolis (Mt 7,34). Ten piedad de
nosotros.

Señor Jesús, que curaste a un leproso en Galilea (Mt 1,41). Ten piedad de
nosotros.

Señor Jesús, que curaste a diez leprosos en Galilea (Lc 17,11). Ten piedad de
nosotros.

Señor Jesús, que curaste al paralítico de Cafarnaúm (Mt 9,1). Ten piedad de
nosotros.

Señor Jesús, que curaste al paralítico de la piscina (Jn 5,1). Ten piedad de
nosotros.

Señor Jesús, que curaste al hombre de la mano atrofiada (Mt 12,9). Ten piedad de
nosotros.

Señor Jesús, que curaste a la mujer hemorroísa (Lc 8,42). Ten piedad de nosotros.

Señor Jesús, que curaste a un hombre hidrópico (Lc 14,1). Ten piedad de
nosotros.

Señor Jesús, que curaste al siervo del centurión (Mt 8,5). Ten piedad de nosotros.

Señor Jesús, que curaste al hijo del funcionario real (Jn 4,50). Ten piedad de
nosotros.

Señor Jesús, que curaste a la suegra de San Pedro (Mc 1,25). Ten piedad de
nosotros.

Señor Jesús, que curaste a un niño lunático (Mt 17,18). Ten piedad de nosotros.

Señor Jesús, que curaste al poseso de Cafarnaúm (Mc 1,25). Ten piedad de
nosotros.
Señor Jesús, que curaste a un poseso mudo (Lc 11,14). Ten piedad de nosotros.

Señor Jesús, que curaste a una joven posesa de Canaán (Mc 7,24). Ten piedad de
nosotros.

Señor Jesús, que curaste a dos posesos de Gerasa (Mt 8,28). Ten piedad de
nosotros.

Señor Jesús, que resucitaste a la hija de Jairo (Mc 5,41). Ten misericordia de
nosotros.

Señor Jesús, que resucitaste al hijo de una viuda (Lc 7,14). Ten misericordia de
nosotros.

Señor Jesús, que resucitaste a tu amigo Lázaro (Jn 11,1-43). Ten misericordia de
nosotros.

Señor Jesús, que resucitaste Tú mismo del sepulcro (Mc 16,6). Ten compasión de
nosotros.

EN EL NOMBRE DEL PADRE, Y DEL HIJO, Y DEL ESPÍRITU SANTO. AMÉN

ORACIONES FINALES

“Sub Tuum Praesidium”.

“Bajo tu amparo nos acogemos, santa Madre de Dios; no deseches las súplicas que
te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien, líbranos de todo peligro, ¡oh
siempre Virgen, gloriosa y bendita!”

Junto con la oración tradicional a San Miguel escrita por León XIII:

“San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha. Sé nuestro amparo contra la


perversidad y asechanzas del demonio. Que Dios manifieste sobre él su poder, es
nuestra humilde súplica. Y tú, oh Príncipe de la Milicia Celestial, con el poder que
Dios te ha conferido, arroja al infierno a Satanás, y a los demás espíritus malignos
que vagan por el mundo para la perdición de las almas. Amén. ”

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