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Al tiempo que se desarrolla una clase burguesa, el éxodo de población rural hacia
las ciudades (la revolución agrícola disminuyó las necesidades de mano de obra
en el campo) da lugar a la aparición de una nueva clase trabajadora que se
agrupa en suburbios cercanos a las fábricas, a partir de los barracones en los que
viven los obreros. Las condiciones de vida de estos empleados son penosas, tanto
en las fábricas donde trabajan como en los suburbios en los que habitan. En las
fábricas encontrarán humedad, poca ventilación, ninguna seguridad laboral y
jornadas que superan las doce horas diarias, siete días a la semana. En los
suburbios superpoblados y sucios son víctimas de epidemias de fácil propagación.
La cantidad de personas afectadas por estas condiciones les lleva a organizarse
para la defensa de sus intereses y aparecen los movimientos obreros de protesta.
Consecuencias de la Revolución Industrial: En principio la Revolución industrial
produjo un cambio radical en todos los ámbitos de la sociedad inglesa y, más
tarde, del resto de las sociedades europeas, creando un nuevo modelo de vida. El
desarrollo industrial y minero, el aumento de la productividad, el crecimiento de las
ciudades y la mejora del comercio nacional e internacional contribuiran a un gran
crecimiento demográfico debido al aumento de la natalidad y de la esperanza de
vida. La revolución industrial en España fue mucho más tardía que en el resto de
Europa. España seguía inmersa en un mundo rural en el que los cambios fueron
mínimos. Las malas comunicaciones, tanto interiores como con Europa,
acentuaron el retraso. Los talleres seguían siendo artesanales y la producción se
especializaba por zonas dependiendo de los recursos disponibles.
En la máquina de vapor se basa la Primera Revolución Industrial que, desde fines del siglo
XVIII en Inglaterra y hasta casi mediados del siglo XIX, aceleró portentosamente el
desarrollo económico de muchos de los principales países de la Europa Occidental y de los
Estados Unidos. Solo en la interfase que medió entre 1890 y 1930 la máquina a vapor
impulsada por hulla dejó lugar a otros motores de combustión interna: aquellos
impulsados por hidrocarburos derivados del petróleo.
Muchos han sido los autores que han intentado determinar la fecha de la invención de la
máquina de vapor. Desde la recopilación de Herón hasta la sofisticada máquina de James
Watt, son multitud las mejoras que en Inglaterra y especialmente en el contexto de una
incipiente Revolución Industrial en los siglos XVII y XVIII condujeron sin solución de
continuidad desde los rudimentarios primeros aparatos sin aplicación práctica a la
invención del motor universal que llegó a implantarse en todas las industrias y a utilizarse
en el transporte, desplazando los tradicionales motores, como el animal de tiro, el molino
o la propia fuerza del hombre. Jerónimo de Ayanz y Beaumont, militar, pintor, cosmógrafo
y músico, pero, sobre todo, inventor español, registró en 1606 la primera patente de una
máquina de vapor moderna, por lo que se le puede atribuir la invención de la máquina de
vapor. El hecho de que el conocimiento de esta patente sea bastante reciente hace que
este dato lo desconozca la gran mayoría de la gente.
El carbón fue la principal fuente de energía de la primera Revolución Industrial, alimentó
la máquina de vapor y fue crucial en la siderurgia.
Hasta la revolución industrial, la energía más utilizada provenía de la madera y del carbón
vegetal. Su consumo estaba produciendo una enorme deforestación. Esta lámina de la
Enciclopedia muestra el proceso para la obtención del carbón vegetal a partir de la
madera.
Estas fuentes de energía no podían satisfacer las nuevas necesidades energéticas, hubo
que recurrir al carbón mineral que se extraía de las minas en las que profundizaba cada
vez más.
Aunque mejoró mucho la explotación de las minas (vigas de hierro para sustentar las
galerías, métodos de ventilación, métodos para extraer el agua, uso de vagonetas sobre
railes...) con el fin de aumentar la productividad, el trabajo en ellas se convirtió en algo
muy peligroso y muy penoso.
"El descenso a la mina es una operación estremecedora: hay que pasar una pierna por un
nudo situado en el extremo de la cuerda que sirve para extraer el carbón y sostenerse
fuertemente a ella […], entonces quedas suspendido sobre un gran abismo
completamente oscuro. Llegamos a la tierra a 378 pies de profundidad […]. Cubiertos con
una capa de lana y con una vela en la mano avanzamos por una galería, caminando por
encima de la roca y con un negro muro brillante a ambos lados […]. Por las galerías más
estrechas y bajas, circulan […] vagonetas empujadas por niños […]. Las minas cuentan con
un gran ingenio para hacer circular el aire por todas las galerías, pero cualquier error
puede provocar grandes accidentes por la inflamación del hidrogeno […].
Entre los diversos factores que fueron el origen del proceso de industrialización, tres
merecen mención especial: La Revolucion Comercial en Europa, la acumulación primitiva
de capital y la aparición de avances tecnológicos (maquinas). La causa mas importante
para el desarrollo de la Revolución Industrial fue la aparición de maquinas de vapor, el
telar mecánico, las maquinas de hilar que revolucionaron el siglo XVIII las técnicas de
producción industrial. A partir de ahí ocurrió el auge de la industria fabril. La Primera
Revolución Industrial se desarrollo en primer en Inglaterra y luego se difundiría en el
continente europeo. Factores que condicionarían el surgimiento de la Revolución
Industrial en Inglaterra:
- La supremacía naval inglesa: La ascensión de Inglaterra (después del declino del poderío
holandés) a posición de la "Reina de los mares", le confirió el dominio del comercio
mundial permitiendo organizar un inmenso imperio colonial.
- La disponibilidad de mano de obra: En los siglos XVI y XVII los nobles ingleses, apoyados
por su poder absoluto expulsaron a los campesinos de sus tierras comunales y se
apoderaron de ellas , transformando en pastizales de crianza
de ovejas para aprovechar su lana. Ese proceso fue conocido como el "cercamientos de los
campos" que provoco un gran migración de mano de obra del campo para la ciudad.
- El triunfo de la ideología liberal: Las revoluciones intelectuales de los siglos XVI y XVII
marcaron la victoria del liberalismo en Inglaterra.
Entre las invenciones que marcaron el inicio de la Segunda Revolución industrial fueron: El
proceso de Bessemer de transformar el hierro en acero(inventado por el ingles Henry
Bessemer); el dinamo, cuya invención creo las condiciones para la sustitución del vapor
por la electricidad . El "oro negro"Petróleo paso a ser utilizado como fuerza motriz en
navíos y locomotoras.
La Expansión de la Industrialización
Francia: La Revolución Francesa (1789) destruyo los remanentes del viejo orden feudal y
creo las condiciones para el desarrollo del capitalismo moderno. El proceso de
industrialización fue, entretanto, detenido por la ausencia de reservas de carbón en ese
país, y luego por la derrota de la guerra franco-prusiana, en donde Francia fue obligada a
ceder la región de Alsacia y Lorena, ricas en hierro, a Alemania.
Alemania: Como resultado de la Guerra Franco-Prusiana en el año 1870, se desarrollo la
unificación alemana, liderada por el primer ministro alemán Otto Von Bismarck,
impulsando la Revolución industrial en Alemania.
Italia: La unificación italiana realizada en el año 1870, al igual que la alemana, impulso, sin
embargo tardíamente, la industrialización del país. Aunque la industrialización se quedo
limitado al norte de Italia, mientras que el sur continuo esencialmente agrícola.
Rusia: En ese país la Revolución Industrial se inicio realmente en la ultima década del siglo
XIX. Las razones para la industrialización rusa fueron la gran disponibilidad de mano de
obra, intervención gubernamental en la economía y las inversiones extranjeras.
Japón: La modernización de Japón data desde el inicio de la "era Meiji", en 1879, cuando
la superación del feudalismo unifico el país, centralizo la autoridad política, libero la mano
de obra, posibilito la intervención gubernamental en la economía, la asimilación de la
tecnología occidental.
Una de las primeras reacciones contra este mercantilismo fue la destrucción de máquinas,
a las que se responsabilizaba de la pérdida de la capacidad adquisitiva del pequeño
artesano y las hacían culpables del paro. La máquina simbolizaba todo aquello que el
trabajador rechazaba y su destrucción era un buen modo de presionar a los empresarios.
La reacción del gobierno británico fue la de imponer severos castigos. Buena parte de la
historia del movimiento obrero ha estado marcada por la persecución y la clandestinidad.
Sólo a partir del año 1825 se permitió la creación de sindicatos en Gran Bretaña.
Quizá el concepto más significativo en el que se basó el crecimiento del movimiento
obrero organizado fue la lucha de clases. Esta supuso la toma de conciencia de los
trabajadores de que pertenecen a una clase social diferente que sus patronos y que para
mejorar su situación el camino más adecuado era el de la lucha. Sin duda, la principal
arma obrera en esta lucha de clases ha sido la huelga, en la que los trabajadores tratan de
convencer a los patronos de sus exigencias mediante una demostración de fuerza de los
trabajadores, paralizando la producción.
El ludismo fue un movimiento encabezado por artesanos ingleses en el siglo XIX; que
protestaron entre los años 1811 y 1816 contra las nuevas máquinas que destruían el
empleo. Los telares industriales y la máquina de hilar industrial introducidos durante la
Revolución Industrial amenazaban con reemplazar a los artesanos con trabajadoras menos
cualificadas y que cobraban salarios más bajos, dejándolos sin trabajo.
Aunque el origen del nombre ludita es confuso, una teoría popular es que el movimiento
recibió su nombre a partir de Ned Ludd, un joven que supuestamente rompió dos telares
en 1779, y cuyo nombre pasó a ser emblemático para los destructores de máquinas.123 El
nombre evolucionó en el imaginario general ludita Rey Ludd, una figura que, como Robin
Hood, era famoso por vivir en el bosque de Sherwood.4 El historiador Eric Hobsbawm ha
considerado a este movimiento de destrucción de máquinas como una forma de
"negociación colectiva por disturbio", lo que sería en esta formulación una táctica utilizada
en Gran Bretaña desde la Restauración, ya que la diseminación de fábricas a través del
país hizo que las manifestaciones a gran escala fueran poco prácticas.56
El movimiento puede ser visto como parte de un creciente movimiento de descontento de
la clase obrera británica a comienzos del siglo XIX. Una variante agrícola del Ludismo, que
se centró en romper las máquinas trilladoras, tuvo lugar durante los Disturbios Swing de
1830 en el sur y este de Inglaterra.7 La investigación de Kevin Binfield y otros afirma que,
dado que la acción organizada de los zurcidores había tenido lugar en diferentes
momentos desde 1675, los movimientos de principios del siglo XIX deben ser vistos en el
contexto de las penalidades sufridas por la clase obrera durante las Guerras Napoleónicas,
antes que como una forma de aversión absoluta frente a las máquinas.8910 Malcolm L.
Thomis argumentó en su historia publicada en 1970, "Los Ludites", que sin la estructura
de un sindicato, la destrucción de máquinas era solo uno de los mecanismos que los
trabajadores podían utilizar para aumentar la presión sobre los empleadores, para
debilitar a los trabajadores peor pagados que competían con ellos, y para crear solidaridad
entre trabajadores. "Estos ataques contra las máquinas no implicaba necesariamente
hostilidad frente a las máquinas como tales. La máquina era solo un objetivo conveniente
contra el que un ataque podía ser llevado a cabo".10 El objetivo de los luditas era ganar
una mejor posición negociadora con sus empleadores. No tenían miedo de la tecnología
per se, pero eran "estrategas laborales".11
Los aumentos espasmódicos del precio de los alimentos provocaron que los keelmen del
puerto de Tyne provocaran disturbios en 171012 y los mineros del estaño saquearan los
graneros de Falmouth en 1727. Hubo una rebelión en Northumberland y Durham en 1740,
y destrozos de comerciantes cuáqueros de maíz en 1756. De modo más pacífico, los
artesanos cualificados del textil, la construcción, la construcción de barcos, la imprenta y
las cuberterías organizaron asociaciones de amigos para asegurarse frente al desempleo y
la enfermedad, y en ocasiones, de modo parecido a los gremios, contra la intrusión de
trabajadores "extranjeros" en sus oficios.13
El movimiento ludita emergió durante el duro clima económico que se respiraba durante
las guerras napoleónicas, que vieron un aumento de las difíciles condiciones laborales en
las fábricas textiles. Las disensiones producidas sobre los salarios, renta de telares,
cantidad de empleados en aprendizaje, y que el trabajo se realizaba con un material de
menor calidad, provocó que 1811 comenzaran los altercados, lanzando a la fama la figura
de Ned Ludd.14 El movimiento comenzó en Nottingham el 11 de marzo de 1811 y se
expandió rápidamente a través de Inglaterra durante los siguientes años.15 Los tejedores
de Handloom quemaron molinos y piezas de las máquinas de las fábricas.
Historia
Acciones luditas entre 1811 y 1816
Los luditas se encontraban de noche en los páramos que rodeaban las localidades
industriales, donde podían practicar con taladros y otras operaciones. Sus principales
áreas de intervención fueron Nottinghamshire en noviembre de 1811, seguida de West
Riding of Yorkshire a comienzos de 1812 y Lancashire en marzo de 1813. Los luditas se
enfrentaron al ejército británico en Burton's Mill en Middleton y en Westhoughton Mill,
ambos en Lancashire. Los rumores se extendieron en la época sobre la posibilidad de que
los magistrados locales utilizaran agentes provocadores para instigar los ataques.[cita
requerida] Utilizando el pseudónimo de Rey Ludd, los luditas y sus seguidores enviaban
amenazas de muerte anónimas e incluso llegaron a atacar a los magistrados así como a
comerciantes de alimentos.
El ludismo en España
En España la primera manifestación de ludismo fueron los sucesos de Alcoy de 1821.
Su repercusión en el campo
Aproximadamente una década después de los movimientos luditas urbanos, todo esto se
trasladó al campo con la figura del Capitán Swing, teniendo su mayor auge en 1830. Las
causas eran muy parecidas, los trabajadores afectados por la introducción de nuevas
maquinarias como la trilladora se rebelaron contra ellas y provocaron su destrucción. De
todas las acciones rebeldes que acaecieron en esta época, la protagonizada por el llamado
Capitán Swing, se ocupó de enviar cartas amenazando a los empleadores y provocó varios
incendios en fincas, graneros, etc. Estos actos fueron más virulentos y tuvieron más
repercusión que la propia destrucción de las máquinas18.
En el pensamiento contemporáneo
El nombre ludita desarrolló un segundo significado: un "ludita" describe a aquellos
opuestos a, o que tardan en adoptar o incorporar en su estilo de vida, la industrialización,
automatización, computerización o las nuevas tecnologías en general.19
Disturbios cartistas.
El cartismo (Chartism en inglés) fue un movimiento popular radical que surgió en Reino
Unido desde 1836 hasta 1848 y que expresaba la agitación de la clase obrera, debido a los
cambios derivados de la Revolución Industrial, la coyuntura económica y las leyes
promulgadas por el Parlamento. Al igual que el ludismo, el cartismo fue un movimiento
propio de la primera etapa del movimiento obrero, pero, a diferencia de aquel, tuvo una
índole esencialmente política. Obtuvo su nombre de la Carta del Pueblo (People's
Charter), un documento escrito el 7 de junio de 1837 en el British Coffee House de
Londres, que fue enviado al Parlamento del Reino Unido en 1838, señalando las seis
peticiones:
Los defensores del cartismo pensaban que cuando los trabajadores alcanzasen el poder
político, podrían adecuar las leyes a sus intereses de clase. La duración de este
movimiento abarcó una década, entre 1838 y 1848, aunque las reuniones del
movimientos continuaron hasta 1852. Se manifestó en tres oleadas: 1838, 1842 y 1848.
La denominación que tomaría, Cartismo o Chartismo, devino de la Carta del Pueblo o The
People’s Charter, que fuera un documento que en el año 1838 se envió al Parlamento
Británico y en el cual se incluían seis peticiones básicas e irrenunciables que el
mencionado movimiento reivindicaba: sufragio universal para los hombres mayores de 21
años que estuviesen en su sano juicio y no contasen con antecedentes penales, voto
secreto, sueldo anual para aquellos diputados que hicieren posible a los trabajadores el
ejercicio de la política, reunión anual del Parlamento para evitar el soborno, participación
obrera en el Parlamento, abolición del requisito de propiedad para asistir al Parlamento y
el establecimiento de iguales circunscripciones que garanticen la equitativa
representación al mismo número de votantes.
Aunque el cartismo como movimiento no logró sus peticiones, tampoco fue un fracaso. Se
trató de una experiencia importante para la clase obrera que a partir de este momento
empezaría a exigir mejores condiciones, consciente del destacado rol que ocupaban
dentro de la sociedad, y que empezaría a apoyarse en las clases medias, ya que después
de esta experiencia se dieron cuenta de que no podrían conseguir las reformas políticas
necesarias para democratizar el sistema inglés sin su apoyo. Con el tiempo, cinco de las
reivindicaciones cartistas fueron incorporadas a la vida política británica, excepto las
elecciones anuales al parlamento que continuó hasta 1848
Socialismo utópico
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Bajo los términos socialismo utópico, primer socialismo, protosocialismo o socialismo
premarxista (Frühsozialismus, en alemán) se engloban a los pensadores socialistas
anteriores al marxismo —cuyo inicio se sitúa en la fundación de la Liga de los Comunistas
en 1847 y la publicación al año siguiente de su programa, el Manifiesto Comunista—.1
Los representantes más destacados del primer socialismo son Robert Owen en Inglaterra,
y Henri de Saint-Simon, Charles Fourier y Étienne Cabet en Francia. También se pueden
incluir las corrientes insurreccionalistas de Graco Babeuf, Filippo Buonarroti y los
neobabuvistas y de Auguste Blanqui.
Las diferentes corrientes del socialismo utópico se disolvieron o se fueron integrando al
vasto movimiento socialista hegemonizado desde la Asociación Internacional de
Trabajadores (1864-1876) por las ideas de Marx y de Bakunin. Pero dejaron una impronta
significativa, en particular en el cooperativismo, la socialdemocracia, el movimiento
hippie, el capitalismo de Estado, el ecologismo, el feminismo, las ecoaldeas y el socialismo
cristiano.
Definición
Friedrich Engels fue quien acuñó el término de «socialismo utópico» para referirse a los
primeros socialistas, por oposición al «socialismo científico» creado por él y por Marx. De
esta forma pretendía destacar que las propuestas de aquellos eran puras formulaciones
«idealistas» —irrealizables, utópicas— ya que no se basaban en el análisis «científico» de
la sociedad capitalista y de sus fundamentos económicos y no tenían en cuenta la realidad
de la lucha de clases.2 Sin embargo, hoy en día se cuestiona que todos los protosocialistas
se puedan calificar como verdaderos utopistas porque muchos de ellos partieron del
análisis de la sociedad industrial y capitalista, por lo que se propone que el término se
restrinja a aquellos que «se propusieron construir comunidades comunistas en el propio
ámbito de una sociedad capitalista cuyos fundamentos permanecían inmutables». Pero
incluso en este caso, como ocurre con Fourier, Owen o Cabet, se constata que muchas de
sus ideas fueron plenamente realistas y que a diferencia de los utopistas antiguos no se
quedaron en el plano de la mera especulación filosófica sino que intentaron llevar a la
práctica sus ideas convirtiéndolas así en un proyecto político —«la verdad de mañana»,
como definió Víctor Hugo a la utopía— capaz de movilizar a determinados sectores de la
sociedad.3
Antecedentes
Hasta el siglo XIX, el utopismo estuvo confinado a elucubraciones filosóficas o literarias. Se
puede comenzar en la concepción del paraíso perdido, en la Biblia cristiana, hasta la Edad
de Oro en la mitología griega y romana. Pero a menudo se señala a La República, de
Platón, como el primer planteamiento literario-filosófico de una comunidad ideal. En Asia,
algunos aseguran que el primer revolucionario socialista de la historia fue el iraní Mazdak
(m. 524), fundador de una corriente específica de mazdeísmo.
Ya hacia el Renacimiento, Tomás Moro escribe su famosa novela Utopía (1516), que
inventa el término que nombrará a esta corriente del socialismo (U=sin/topos=lugar).
Otras utopías literarias son La ciudad del sol (1602), de Tommaso Campanella; Código de
la naturaleza (1755), de Morelly; Foción (1763), de Gabriel Bonnot de Mably.
Cuando el momento de auge del socialismo utópico había sido superado, volvió a
frecuentarse el género de la utopía literaria. Se pueden citar Looking backward (1884), de
Edward Bellamy, conocida en castellano como El año 2000; News from nowhere o Noticias
de ninguna parte (1890), de William Morris; La ciudad anarquista americana (1914), de
Pierre Quiroule; Buenos Aires en 1950 bajo el régimen socialista (1908), de Julio Dittrich,
entre otros