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BARQUISIMETO DICIEMBRE 2019

ARQUIDIOCESIS DE BARQUISIMETO
INSTITUTO DE ESTUDIOS SUPERIORES
DIVINA PASTORA
DEPARTAMENTO DE TEOLOGIA

JOSÉ CASTAÑEDA C.I: 16.736.471

SÍNTESIS TEOLÓGICA

ESCATOLOGÍA

En primer lugar hay que destacar que el termino escatología fue acuñado por el
teólogo luterano Abraham Calov (1686)1. El cual deriva del griego eskhata, que significa
cosas últimas. En un sentido más estricto la escatología es el estudio de las realidades
últimas, realidades posteriores a la vida terrena del hombre, el futuro en cuanto
cumplimiento definitivo del individuo y de la comunidad entera, un futuro que permanece
en el presente en cuanto ya pero todavía no, definitivamente en Cristo.

La escatología es una expresión de fe, su lenguaje es el de la promesa y la


esperanza. La resurrección de Jesús anticipa lo que vivirán todos los creyentes. La
resurrección de los hombres es el desarrollo máximo de la unión del hombre con Cristo, en
esto la escatología se muestra como Cristología consumada y es soteriología2 (salvación) en
su sentido más amplio, lo último de la salvación es lo perfecto, aparece así el carácter
paradójico de la escatología cristiana como algo futuro, pero ya comenzado; algo que es ya
una realidad pero todavía no ha llegado a la consumación.

1FEINER, J.-LÖHRER, M., Mysterium Salutis. Madrid 1984, p. 535


2
La soteriología es la rama de la teología que estudia la salvación. El término proviene del griego σωτηρία (sōtēria,
"salvación") y λογος (logos, "estudio de").

1
LA ESCATOLOGÍA COMO TRATADO TEOLÓGICO.

En cuanto a disciplina teológica la escatología constituye el último tratado que se


ocupa del estudio final de la historia de la salvación. El teólogo Karl Rahner, define la
escatología como “la doctrina del hombre en cuanto él es el ser abierto al futuro absoluto,
a Dios mismo”3. Clásicamente se ha definido como la doctrina de las postrimerías o de los
novísimos4 (en griego: ta eskhata).

Los manuales tradicionales de teología, distinguían entre cuatro vertientes:

 Escatología particular o individual: Se refiere a los novísimos del hombre: su


muerte, su juicio y su premio o castigo (muerte, juicio, infierno y gloria).
 Escatología general o colectiva: Se refiere a los novísimos del mundo. También la
humanidad tiene sus postrimerías, su juicio final, su salvación o condena colectiva,
sus nuevos cielos y sus nuevas tierras.
 Escatología final. La que trata de las cosas posteriores a la conclusión de la historia
de la humanidad.
 Escatología intermedia. Aquella que se extiende para cada hombre desde su propia
muerte hasta el final de los tiempos, es decir, hasta la resurrección de los muertos.

En una perspectiva teológica la escatología es el cumplimiento definitivo del


designio de Dios.

 En Cristología existe una tensión entre la realización de la salvación en Cristo por


su encarnación y redención y la ulterior recapitulación de todo en él.
 En Antropología, tenemos la dinámica de la esperanza es la que da al hombre la
perspectiva en la que ha de realizar su actividad en el mundo y le plantea el
horizonte absoluto de su peregrinar histórico.
 Para la Eclesiología, es la comunidad que posee las primicias del Espíritu y vive
bajo su acción. La Parusía es el elemento esencial de la predicación del Kerigma y
la eclesiología culmina en la escatología.

3 RAHNER, K., Curso Fundamental sobre la fe, Herder, Barcelona 1979, p. 495.
4 Novísimos es el campo de la teología que trata de las “cosas últimas”: cuatro etapas: muerte, juicio, infierno y gloria por
las que ha de pasar el ser humano.

2
 Los Sacramentos: Todos los sacramentos son signos que nos hacen participar ya en
las realidades escatológicas. Para Santo Tomás, “la gloria celestial es el fin
universal de los sacramentos”5. Es una dimensión muy destacada por los santos
padres. Sacramentos celestes llamaba san Ambrosio a los sacramentos de iniciación.

El primer tratado sobre escatología del que haya noticia en la historia de la Iglesia
fue escrito en España por el obispo San Julián de Toledo (s. VII) Prognosticon Fututi
Saeculi. Los teólogos escolásticos, Pedro Lombardo y Hugo de San Víctor, conceden a la
escatología un lugar propio en el cuerpo doctrinal de la teología, permitiendo ver la
dificultad de evidenciar la importancia del tema escatológico. La madurez del tratado
teológico lo encontramos en Santo Tomás de Aquino el cual ubica la escatología al final de
la Suma Teológica, pero como estructura de pensamiento, Exitus – redditus (salida y
retorno).

En la dogmática actual se mantiene la costumbre de ubicar el tratado como


conclusión de la misma. Se insiste en ver lo escatológico como una dimensión que recorre
toda la Teología. Se considera, así, la dimensión escatológica de la historia de la salvación
y la ordenación escatológica de la creación, la tensión escatológica de la Iglesia, la
realización escatológica en María primicia de la Iglesia.

Bajo la influencia del existencialismo se da una cierta tendencia a recuperar la


esperanza como condición natural del cristiano en camino y a rescatar la dimensión
presente de la escatología como aparece sobre todo en el Evangelio de Juan. Los temas
propios de la Escatología se quieren ver conectados con la existencia cristiana
(antropología) y con el lugar central de Cristo en toda la Teología (cristología).

A partir del siglo XIX se utilizó frecuentemente en el mundo de la teología, como


ciencia que estudia la etapa que va desde la muerte de cada individuo hasta el final de toda
la humanidad.

5 STh III, q. 66, ad 1

3
Doctrina Cristiana Fundamental Sobre Escatología
Principales Documentos Magisteriales

Documento Contenido
Símbolo Apostólico Símbolo
Regreso de Cristo en gloria Juicio de vivos y muertos Resurrección de muertos Vida de
Niceno-Constantinopolitano (DH
10s; 150) mundo futuro
Concilio II de Orange (529) (DH La muerte, secuela del pecado de Adán (Rm 5, 12)
372)
Asamblea de la provincia Rechazo de doctrina de la apocatástasis
eclesiástica de Constantinopla
(543) (DH 411)
Sínodo XI de Toledo (675) (DH Resurrección en el cuerpo con el que vivimos, existimos y nos movemos
540)
Declaración de León IX (1053) Resurrección efectiva del mismo cuerpo (carne) que ahora portamos Vida eterna
(DH 684)
Concilio IV de Letrán (1215) Resurrección de todos los hombres con los cuerpos que tuvieron en la tierra Castigo o vida
(DH 800-801) eterna, según obras
Inocencio IV, Concilio I de Lyon Existencia de un lugar de purificación Cielo e infierno para las almas antes de la
(1254) (DH 838-839) resurrección de los muertos Juicio final
Purgatorio Cielo e infierno para las almas antes de la resurrección de los muertos Juicio final
Concilio II de Lyon (1274) (DH Intercesión por los difuntos Diferente remuneración
856-859)

Carácter definitivo de la muerte Purgatorio Destino inmediato definitivo: visión inmediata


Benedicto XII, Benedictus Deus
(1336) (DH 1000-1002)
de Dios y felicidad del alma antes del juicio final

Purgatorio Contemplación clara del Dios uno y trino por parte de las almas de los justos
Concilio Florentino (1439) (DH antes del último día Diferencia en la retribución (castigos y contemplación) según los
1304-1306) méritos
Concilio V de Letrán (1513) (DH Inmortalidad individual
1400)
Concilio de Trento (1563) (DH Existencia de un lugar de purificación Intercesión por los difuntos Predicación útil de las
1820) realidades escatológicas
Pío V, Condenación de errores de Inmortalidad del hombre en el paraíso como don de gracia, no como un estado natural
Bayo (1567) (DH 1978)
Pío VI, Condena de errores del Toma de posición frente al limbus puerorum
Sínodo de Pistoya (1794) (DH
2626)
Decreto del Santo Oficio del 21 Toma de posición frente al milenarismo moderado
de julio de 1944 (DH 3839)
Concilio Vaticano II (1964) Escatología como dimensión eclesiológica
Resurrección de los muertos Resurrección de todo el hombre, extensión de resurrección de
Cristo Duración y subsistencia del único elemento espiritual después de la muerte, que
consta de conciencia y voluntad, y que la Iglesia llama “alma” Sentido de las oraciones por
Congregación para la doctrina de los difuntos y de los ritos de inhumación Manifestación gloriosa de Jesucristo distinta y
la fe (17 mayo 1979) aplazada respecto a condición del hombre inmediatamente después de la muerte Distinción
entre condición del hombre después de la muerte y Asunción de María (en cuanto
anticipación de glorificación reservada a los elegidos) Felicidad eterna, castigo eterno,
purificación previa de elegidos.
Comisión Teológica La perplejidad hoy frecuente ante la muerte y la existencia después de la muerte. Cristo
Internacional resucitado constituye también el fundamento de nuestra esperanza, que se abre más allá de
Algunas Cuestiones los límites de esta vida terrestre. Pues “si solamente para esta vida tenemos puesta nuestra
Actuales de Escatología esperanza en Cristo, somos los más dignos de compasión de todos los hombres”
(1990)

4
FUNDAMENTACIÓN BÍBLICA.

Los escritores bíblicos frecuentemente hablan de un conjunto de eventos


escatológicos como el clímax de la historia mundial, la resolución y la consumación del
programa cósmico de Dios.

ANTIGUO TESTAMENTO

Israel, el pueblo de la promesa. Relación estrecha entre ideas escatológicas y la


historia salvífica dispuesta por Dios. La peculiaridad de la escatología del Antiguo
Testamento radica en estar íntimamente vinculada a la historia, que se siente determinada
en su curso, depurada en sus metas y conducida hacia su pleno cumplimiento.

En Antiguo Testamento tenemos a Dios que se revela, que crea, que se aproxima,
que libera, que camina con su pueblo, y que en sus promesas hace surgir la esperanza 6. Tres
promesas surgen en este primer momento: tierra, descendencia y alianza. Más tarde
aparecerá una cuarta que nos habla del Reino en Israel, que se pierde y se divide en el
actuar humano, dejando al pueblo sin rumbo, desesperanzado, lo cual alimenta y hace
surgir a los profetas de Israel, cuando Isaías reclama “el Príncipe de la Paz”7. También se
ve esto en Ezequiel, cuando habla del Dios que da al pueblo un nuevo corazón8 y trae vida
a los huesos secos9.

La esperanza escatológica del Antiguo Testamento, a diferencia de las esperanzas de


otras religiones, no está determinada ni por el retorno de los periodos cósmicos ni por los
procesos cíclicos de la Naturaleza, sino que está impulsada por la interpretación revelada de
los hechos históricos, en los que Dios se fue manifestando.

ANTIGUO TESTAMENTO

6 Cfr. Gn 12,1; 13,14-17; 15,-1-5; Êx 3,7-12


7 Cfr. Is 9,1-6
8 Cfr. Ez 36,26
9 Cfr. Ez 37,1-14

5
NUEVO TESTAMENTO

Cristo, plenitud, cumplimiento y consumación. El kerygma incluye ya toda la


tensión de la Escatología. Muerte y resurrección de Cristo son el evento definitivo de la
historia y cumplimiento de las Escrituras10; se espera, a la vez, el retorno definitivo de
Cristo, el Señor.

La enseñanza clara del Nuevo Testamento es la perfecta integración entre el


presente y el futuro de la esperanza escatológica. Esta unidad es importante desde el punto
de vista teológico, porque sólo así se puede evitar el peligro de considerar los
acontecimientos finales al margen de una fe actual y consciente, despojados de su acuciante
inserción en la vida cristiana. La existencia cristiana debe estar informada por los eschatos,
pues hemos sido salvados, pero salvados en esperanza11.

NUEVO TESTAMENTO

ESCATOLOGÍA ACTUAL: DEL ESCHATON AL ESCHATOS PERSONAL QUE


ES JESUCRISTO.

Lo último (eschaton) del amor de Dios sólo puede hacerse presente históricamente
en el último acto dramático del mediador humano. El eschaton de la voluntad salvífica del
Padre, unida al hombre Jesús, se revela en el eschaton del hombre que es, Jesús de Nazaret.
Él es el eschatos (el ultimo) Adam12 y así espíritu vivificador, en el que todos los que creen
en Él son recreados para que tengan en Él la vida. En Jesús el eschaton se ha hecho
eschatos. Es decir desde el acontecimiento cristológico, el eschaton ya no significa pura

10 Cfr. 2 Co 1, 20
11 Cfr. Rom 8,24
12 Cfr. 1 Co 15, 45

6
promesa o mero futuro, sino que se ha establecido una vinculación con la historia, en la
cual una persona encarna la síntesis entre lo que, por su misma esencia, se identifica con el
futuro e incluye el pasado. Cristo es el éschatos, el contenido concreto de nuestra esperanza
y la realización definitiva del hombre y de sus esperanzas.

Cristo es el eschatos frente al cual se define el destino de cada hombre y de la entera


humanidad: “Cristo, es la realidad última de la criatura. Como alcanzado es cielo; como
perdido, infierno; como examinante, juicio; como purificante, purgatorio”13. Tal principio
ha llevado incluso a algunos teólogos como J. Daniélou, K. Rahner, G. Martelet, G.
Moiolp, a sugerir que la escatología se considere como la cristología cumplida o realizada.

LO ESCATOLÓGICO DEL REINO DE DIOS

El Reino de Dios es el núcleo central de la escatología de hoy, pues remite al futuro


anunciado y prometido por Jesús, y nos provoca también a esta misma práctica, al
seguimiento. El Reino de Dios es donde sucede y existe el amor, la justicia y la paz; es la
presencia salvífica y activa de Dios en la historia, ofrecida por Él gratuitamente y afirmada
por nosotros libremente14.

Es la presencia de Dios en el mundo, una presencia visible y concreta por la persona


y la actuación de Jesús, cuando los ciegos ven, cuando los muertos despiertan, cuando los
enfermos son curados y cuando el pan es distribuido15. El Reino sucede en el vivir de Jesús
de Nazaret y somos llamados a esto. Será siempre una acción salvífica y liberadora, que
vuelve pleno y lleno de vida todo lo que existe. Es cuando Dios revela al ser humano y a
toda la creación su intención última y definitiva, congrega a todos a seguirlo, en su
búsqueda, a una vida de esperanza que se realizará en el futuro de Dios.

La venida del Reino de Dios no se producirá aparatosamente, ni se dirá: “Vedlo aquí o allá”,
porque, mirad, el Reino de Dios ya está entre vosotros. Lc 17,20-21

13 C. Pozo, Teología del más allá, Madrid 1980 (2.a ed.), p. 86.
14SCHILLEBEECKX, E. Historia humana: revelación de Dios. Sao Paulo: Paulus, 1994, p.150-1
15 Cfr. Mt 11,4ss. 14,13ss

7
LA VENIDA FINAL DE CRISTO: PARUSÍA

La Parusía, (del griego παρουσία – parousía) presencia, llegada. En teología al


hablar de parusía se refiere a la venida o manifestación de Cristo en gloria que todavía no
se ha realizado. Es el acontecimiento que pone fin a la historia de la salvación con la venida
de Cristo en gloria para juzgar a vivos y muertos. Esta venida gloriosa trae consigo la
resurrección, el juicio y la vida eterna16.

La Creación y la Parusía son los dos polos de la historia de la salvación. Pero hay
algo más, la Parusía trae una novedad el cumplimiento definitivo de la historia, es el último
acto de la historia de la salvación, su transformación ontológica: El paso de los hombres y
del cosmos a la forma de existencia en Cristo resucitado y glorificado. Los textos más
completos que describen la Parusía son: 1 Tes 4, 13-18 y 1 Cor 15. El día de la Parusía está
velado por el misterio, el propio Jesús afirma, ignorar el cuándo y asegura que llegará
cuando menos se le espere (Mc 13, 31-37).

La parusía es la generadora del eschatos, porque Cristo es nuestro eschatos, ya que


la esperanza cristiana no aguarda algo, sino alguien. Así, la parusía es revelación de la
capitalidad cósmico - salvífica de Cristo. Aquí es preciso destacar el hecho, de que el
Nuevo Testamento nos habla de una vuelta de Cristo pero en realidad Él permanece
presente; la resurrección de Jesús no ha inaugurado un vacío cristológico en la historia, sino
que por el contrario, la fe expresa una presencia real y actual de Cristo en el mundo,
significada por los sacramentos y por la presencia de Cristo en medio de los suyos17. El
Señor nos ha dicho en el evangelio de Juan: Os conviene que yo me vaya, porque si no me
voy, no vendrá vosotros el Paráclito; pero si me voy os lo enviare18.

Así como la muerte y la resurrección son percibidas y vividas en forma de


experiencia durante el transcurso de una vida, lo mismo se puede decir de la parusía. No
podemos proyectarla en un momento separado en el futuro, algo que nos va a suceder y
también al mundo en un tiempo predeterminado, siempre más adelante. Tenemos como

16 Cfr. en general: Mt 24, 3.27.37.39; 1 Tes 2, 19; 4, 13-18; 3, 13; 5, 23; 2 Tes 2, 1.8; 1 Co 15, 23-28; 2 Pe 3, 4.12
17 Cfr. Mt 18,20; 28,20
18Jn 16,7. La nota al pie de página de la Biblia Jerusalén aclara: los versículos 6 y 7 siguen con el tema de 14, 1-3 pero el

envió del Paráclito sustituye la vuelta escatológica de Cristo que ya nos espera para un futuro próximo. (pág. 1578)

8
verdadero por la fe que el fin y la consumación de todas las cosas ya irrumpieron con Cristo
y en Él, en este evento único, Dios ya realizó su plan salvífico y dijo su última palabra, que
es una palabra de salvación.

La percepción de este evento nos llega de forma escatológica, al sentir la esperanza,


a partir de un Cristo que viene a nosotros y nos anticipa la gloria de su Reino, invitándonos
a seguirlo, mediante su propuesta de Reino, asumiendo las esperanzas de este mundo y
conduciéndolas a la gran esperanza que se realiza en él. La parusía es, pues, un evento
continuo que se anticipa y se hace sentir, y en la esperanza tiende a su realización, donde
todo será transformado y completado con la gloria de Dios. “La Parusía es la resurrección
alcanzando la historia: la historia de todos los hombres y de todos los tiempos. Está
siempre sucediendo”19.

Aunque se desconoce el día y la hora en que se cumplirá la Parusía, la Revelación


habla de unas señales20:

 Predicación del Evangelio en todo el mundo


 La gran apostasía (el Anticristo)21.
 Las penalidades de la Iglesia y el caos del Universo22.
 La conversión de los judíos.23

Estas señales se producen en el mundo, de un modo u otro, cada vez que se pretende
llevar a cabo la esperanza mesiánica, pero alcanzará su dimensión mayor cuando se acerque
el final. El mundo no será aniquilado sino transformado. Dios ha prometido un cielo nuevo
y una tierra nueva24.

Esta es la escatología comprendida con la esperanza cristiana. Esperar en Dios


significa abandonarse en el amor de aquel que viene y transforma todo nuestro ser y todo lo
que existe, lleva todo a un estado pleno, conduce todo y a todos al encuentro de la
verdadera vida.

19 LIBANIO, J.; BINGEMER, M. Escatología cristiana: el cielo nuevo y la tierra nueva. Petrópolis: Voces, 1985. p.215
20 Cfr. CEC 673
21 Cfr. CEC 675-677
22 Cfr. CEC 675
23 Cfr. CEC 674
24 Cfr. CEC 1042-1050

9
La Parusía es la segunda venida en el sentido de la manifestación del único
movimiento mediante el cual Dios se dirige a nosotros en Cristo. La Parusía es la
manifestación plena de la salvación acontecida ya en Cristo. Cristo es ya el Señor (por la
resurrección), Cristo tiene el dominio sobre todo y este dominio debe ser manifestado.

La Parusía es un dato que es reclamado por la resurrección. Una resurrección sin


Parusía final permanecería mutilada.

LA MUERTE

La doctrina católica enseña que el hombre está destinado a un fin bienaventurado


que se alcanza más allá de la muerte y que la muerte no era querida por Dios sino que entró
en el mundo por el pecado y que será vencida por la resurrección personal. Cristo nos
alcanzó esta victoria con su muerte y resurrección. El hombre resucitado podrá unirse a
Dios en la integridad de su naturaleza y en la intimidad de la visión beatífica.

La muerte en el hombre se da por un doble motivo:

 Por su condición natural corpórea puesto que de suyo el cuerpo es mortal,


corruptible. Por ello, la inmortalidad de que gozaba en el Paraíso no era algo natural
sino un don recibido de Dios.
 Por razón del pecado original. Dios dijo a nuestros primeros padres: “si comiereis
del fruto prohibido moriréis”. Por esta razón la muerte está, además, como castigo
de Dios. Puesto que todos los hombres están manchados con el pecado original,
todos están sometidos a la ley de la muerte25.

Para el cristiano la muerte no es el final, sino el principio. Pensar en ella nos anima
a llevar una vida cara a Dios, para gozar después eternamente de Él.

LA RESURRECCIÓN

La resurrección es lo que hay de más radical y absoluto, pues es cuando la vida


vence al tiempo y al espacio e irrumpe hacia la eternidad de Dios. Es cuando todo lo que
existe se abandona a la gracia de aquel que es autor de la vida y que llena todas las

25 Cfr. CEC 1008. Conc. de Trento, Dz 788 s.

10
condiciones de nuestra existencia. Es cuando el límite humano se encuentra en lo grandioso
de Dios. Es la transformación máxima, la concretización de toda esperanza26.

La parusía, en cuanto manifestación del dominio de Cristo resucitado, significa


también la resurrección de los hombres (la conexión entre parusía y resurrección puede
verse en Flp 3,21; 1 Tes 4,14-18; 1 Cor 15, 20-28). Si la resurrección de Jesús afecta a su
humanidad entera, ningún aspecto o dimensión de nuestro ser puede quedar al margen de la
salvación. La resurrección equivale a la plenitud del hombre en todas sus dimensiones
personales, cósmicas y sociales. La configuración con Cristo resucitado es la única
vocación definitiva del hombre.

LA VIRGEN MARÍA COMO ICONO ESCATOLÓGICO DE LA IGLESIA27

En María contemplamos lo que es la Iglesia en su misterio, en su peregrinación de


la fe y lo que será al final de su marcha. María, Madre de la Iglesia es el icono escatológico
de la Iglesia. Aún en la Tierra, ella nos muestra una imagen de la Iglesia en la eternidad,
alabando a Dios y cooperando con Él por toda la eternidad.

Contemplando a María, Madre de la Iglesia, ya glorificada en cuerpo y alma, la


Iglesia ve en ella lo que la propia Iglesia está llamada a ser sobre la tierra y aquello que será
en la patria celestial. “Creemos que la Santísima Madre de Dios, nueva Eva, Madre de la
Iglesia, continúa en el cielo ejercitando su oficio materno con respecto a los miembros de
Cristo”28.

En efecto, La Virgen María es el icono escatológico en el cual vemos la promesa


realizada, que Dios nos ha prometido, eso que para nosotros es una esperanza, en María es
una plena realidad.

LA RESURRECCIÓN DE LOS MUERTOS

La resurrección de los muertos, dentro de la comprensión cristiana, supera todo


aquello que se entendía respecto de una vida futura y que era contemplado dentro de la

26 BOFF, L. VIDA MÁS ALLÁ DE LA MUERTE 2010, p.41


27 Cfr. CEC 972
28 Pablo VI, Credo del Pueblo de Dios, 15

11
tradición semítica29. En la óptica cristiana, la resurrección no es la restitución de esta vida,
como el retorno de un cadáver, o un retorno a este tiempo y espacio, o un reconducir de las
almas (atento a una visión dualista y no cristiana del ser humano), sino la planificación de
todas las potencialidades humanas, siendo ahora elevadas al plano de Dios, al plano de lo
eterno. Con la muerte se pone punto final en este tiempo a aquello que el propio ser
humano y el mundo proyectaron sobre la vida, pero es en esta misma muerte que Dios
revela al ser humano su verdadera identidad y su verdadero futuro en la fuente de la vida
verdadera. Con la muerte se rompe el tiempo y se entra en lo eterno; se rompen los límites
de la historia y se penetra en el vasto espacio de Dios.

La muerte y la resurrección no son momentos separados, sino que son momentos


continuos en la existencia del humano. Vivir es caminar para la muerte a cada día. Morir es
abandonarse en la esperanza de Dios y dejarse tocar por la resurrección que viene y que
toca todo nuestro ser (Flp 1,21). Por la experiencia de los primeros cristianos, la
resurrección es un disfrutar de la presencia de Dios desde el ahora, en este tiempo y
espacio, hasta el último momento, donde estaremos con Dios, y él será pleno en nosotros y
nosotros seremos plenos en él.

EL PURGATORIO

La Iglesia llama Purgatorio a la purificación final de los elegidos, que es


completamente distinta del castigo de los condenados. Este término no indica un lugar, sino
una condición de vida. Quienes después de la muerte viven en un estado de purificación ya
están en el amor de Cristo, que los libera de los residuos de la imperfección30. El Purgatorio
proporciona al alma la limpieza absoluta que requiere la visión beatífica.

El purgatorio fue definido como doctrina de fe en el Concilio II de Lyon (1274) y


reafirmado luego en los de Florencia (1439) y Trento (1563). Afirma que quienes, después
del bautismo pecan y se arrepienten, pero mueren en gracia, sin haber satisfecho por sus
pecados, son purificados después de la muerte. En virtud de la comunión eclesial con los
difuntos, las penas del purgatorio pueden ser aliviadas mediante sufragios. Al hablar de la

29NOCKE, F-J. Escatología. In: SCHNEIDER, T. (org.). Manual de dogmática. 2.ed. Petrópolis: 2002, p.405
30Cfr. Concilio Ecuménico de Florencia, Decretum pro Graecis: Denzinger-Schönmetzer, 1304; concilio ecuménico de
Trento, Decretum de iustificatione y Decretum de purgatorio: ib., 1580 y 1820

12
comunión entre la Iglesia del más allá y la que todavía peregrina, recoge el Vaticano II esta
doctrina.

En resumen, el purgatorio31 es la posibilidad que por gracia de Dios se concede al


hombre después de la muerte, como proceso para purificar todas las huellas con las que el
pecado ha ido marcando su vida. Uno de los textos clásicos de la Escritura sobre la
existencia del purgatorio es el pasaje de Judas Macabeo en 2 Mac 12, 40-46 y la Carta de
San Pablo a los Corintios 1 Cor 3, 10- 15.17 de donde puede considerarse tres categorías:

 Los que han usado buenos materiales recibirán recompensa, la vida eterna.
 Los que en vez de edificar han destruido, serán destruidos ellos mismos.
 Los que habiendo edificado, no han sido suficientemente buenos, serán purificados,

EL INFIERNO

El scheol, en efecto, a semejanza del Hades griego o el Arallu asirio-babilonio, es


un mundo subterráneo, los que va a él han de descender (Gen 37,35; 42,38; Nm 16,30.33;
1R 2,6; Is 14,15). El scheol está en el extremo opuesto del cielo, lo más lejos posible de la
morada de Dios. Es el lugar sin retorno, la condición de los muertos es irreversible.

El concepto de infierno deriva del sheol hebreo, que designaba primitivamente el


lugar de todos los muertos, y luego pasó a designar, de manera más específica, el castigo de
los impíos. La imagen del fuego eterno es expresada también por la palabra “gehena”. Jesús
subraya la separación entre buenos y malos y alude al castigo eterno: “Los ángeles
separarán a los malos de entre los justos y los echarán en el horno de fuego; allí será el
llanto y el rechinar de dientes (Mt 13,49-50).

Es una realidad posible. Este no es más que el estado final de quien ha rehusado
definitivamente vivir su vida con y en Dios. El infierno es un estado que corresponde, en el
más allá, a los que mueren en pecado mortal y enemistad con Dios, habiendo perdido la
gracia santificante por un acto personal, es decir, inteligente, libre y voluntario.

31 Catequesis sobre el purgatorio de Juan Pablo II, 4 de agosto 1999, y Lumen Gentium 48, del concilio Vaticano II,

13
NUEVAS CUESTIONES Y NUEVAS PROBLEMÁTICAS

La esperanza cristiana es la clave de la lectura fundamental para entender hoy la


escatología. Es lo que da sentido a su contenido. Es por donde se percibe la verdad que se
instaló en nuestro medio y que se volvió vida y vida plena en el Misterio Pascual. Vista
anteriormente como un tratado que se dedicaba a discurrir sobre las cosas últimas
(Eschata), la escatología, en la actualidad, es llamada a una nueva orientación y percepción
de su contenido y pasa a ser concebida a partir de un horizonte último (Éschaton), que es
Cristo (Éschatos), y que, como resucitado, abre para nosotros y para toda la historia un
nuevo futuro posible. Cristo resucitado inaugura para nosotros y para toda la creación un
nuevo momento de encuentro con Dios, donde todo lo que es perenne se vuelve pleno y
todo lo que es amoroso se vuelve eterno32. En la esperanza cristiana todo se transforma:
todo el dolor, el sufrimiento, el pecado y la muerte abren espacio para la vida, y esa vida, la
vida plena, llena todos los espacios posibles y alcanzables valiéndose de lo que es
imposible e inalcanzable33, esto quiere decir, incomprensible a la limitación humana, pero
revelado plenamente por Cristo, que al resucitar impuso sentido a todo lo que existe.

El teólogo Jürgen Moltmann, uno de los grandes responsables por esta actualización
de la escatología, que gana mayor vigor en la segunda mitad del siglo XX, nos ayuda a
entender este contexto:

“En realidad, la escatología es idéntica a la doctrina de la esperanza cristiana, que


abarca tanto lo que se espera como el acto de esperar, suscitado por este objeto. El
cristianismo es total y visceralmente escatología, y no solo como apéndice; es perspectiva y
tendencia para adelante y, por eso mismo, renovación y transformación del presente. Lo
escatológico no es algo que se suma al cristianismo, sino que es simplemente el medio en el
que se mueve la fe cristiana, aquello que da el tono a todo lo que hay en él, los colores de
la aurora de un nuevo día esperado que tiñe todo lo que existe”34.

Es abrir los ojos frente a un nuevo día, al que todos somos llamados a disfrutar y a
trabajar, a vivir y a construir. Es una esperanza que pide una acción. En las palabras del
Concilio Vaticano II, que también impulsa esta intención, se dice que el individuo debe ser

32 KUZMA, C. El futuro de Dios en la misión de la esperanza. Sao Paulo: Paulinas, 2014. p.59-60
33 PIAZZA, O. F. Esperanza: lógica de lo imposible. São Paulo: Paulinas, 2004. p.57
34 MOLTMANN, J. La venida de Dios: escatología cristiana. São Leopoldo: UNISINOS, 2003. p.30

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salvado y la sociedad consolidada35. Es vivir el camino teologal, de fe esperanza y caridad
en la cotidianeidad de la conversión, personal, pastoral y social.

CRISTO RESUCITADO COMO FUENTE Y DESTINO DE TODA ESPERANZA

La esperanza cristiana nos hace percibir este nuevo futuro al que somos llamados
por Dios. Este futuro prometido nos es anticipado por la experiencia de la fe en el
resucitado, una experiencia fundadora que nutre toda la esperanza; es de donde hoy parte el
discurso de la escatología. Cristo resucitado es, pues, la personificación de las cosas últimas
y es Él quien da sentido a la historia, Él llena todo contenido. Se ve a la historia, el antes y
el después, a partir de Él. De esta forma, aquello que es esperado en el futuro, aquello a lo
que estamos destinados a vivir y a ser en el encuentro pleno con Dios, en lo eterno, ya nos
es anticipado y se manifiesta en el presente de la historia36, en el tiempo, siendo algo
sensible a la fe y vivido en la esperanza. La salvación ofrecida por Dios es garantizada por
Cristo, gratuitamente a todos, es vivida en la esperanza y hecho amor37.

“Que Él Dios de la paz, os santifique plenamente, y que todo vuestro ser,


el espíritu, el alma y el cuerpo, se conserven sin mancha hasta la
Venida de nuestro Señor Jesucristo”. 1Ts 5,23

35 GS n.3
36 Cfr. 1Cor 15,17
37 Cfr. Rm 8,24

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BIBLIOGRAFÍA

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la salvación. V. El cristiano en el tiempo y la consumación escatológica, Madrid
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 POZO, C., La venida del Señor en la gloria, México-Santo Domingo-Valencia 1993.
 RAHNER, K., Curso Fundamental sobre la fe, Herder, Barcelona 1979
 SCHILLEBEECKX, E. Historia humana: revelación de Dios. Sao Paulo: Paulus,
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 Congregación para la doctrina de la fe, Temas actuales de Escatología.
 Catequesis sobre el purgatorio de Juan Pablo II, 4 de agosto 1999
 Concilio Vaticano II, Lumen Gentium 48.

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