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El Examen de Documentos: introducción, elementos escritores

Etiquetas CRIMINALISTICA- El Examen de Documentos.

Introducción

La escritura tiene su origen en el cerebro al momento de estructurarse un cuadro o


imagen de letras y palabras. La señal de tratar de duplicarlo es enviada al brazo y
mano a través de los músculos y del sistema nervioso; el resultado final casi
nunca coincide con la imagen mental original.

Veamos como un ser humano aprende a utilizar su cerebro y el sistema


nervioso para escribir.

Cuando nace, está provisto de ciertas habilidades automáticas básicas


como ser: respirar, llorar, succionar, mover sus miembros al azar. Para llevar a
cabo tareas más complejas debe aprender. Se deben formar y almacenar modelos
o patrones en su cerebro que dispararán mensajes que recorrerán el sistema
nervioso hacia los músculos para producir movimientos (conducta).

El sonreír es una simple conducta que un bebé aprende tempranamente


en la vida; primero imita la sonrisa de sus padres y como ello es recompensado
por más sonrisas y caricias por parte de aquéllos (retroalimentación positiva), se
construye un patrón en su cerebro. El bebé aprende a llamar a ese patrón para
producir una sonrisa. Rápidamente el sonreir se automatiza al igual que la
respiración.

De una forma similar la criatura aprende a alcanzar, asir, hablar y caminar.


Más y más acciones complejas se hacen posibles a medida que el bebé edifica las
sendas que unen los músculos con el cerebro a través del sistema nervioso. La
escritura es una tarea motora extremadamente compleja que usualmente no se
aprende hasta los 5 ó 6 años.
El sistema motor controla el movimiento y la postura necesarios para
escribir, mediante la contracción y relajación de los músculos. Los mensajes van
desde el cerebro hacia estos últimos a través del sistema nervioso. Durante el
proceso de aprendizaje, los sentidos y músculos envían mensajes
(retroalimentación) hacia el cerebro para hacerle saber como trabajan la
secuencia, el tiempo y la fuerza aplicada; el cerebro hace los ajustes necesarios
para dar una salida máxima. Eventualmente se forma un programa motor, ello
implica comandos musculares que pueden llevarse a cabo con la automaticidad
correcta de tiempo y secuencia, sin retroalimentación, para dar el mejor resultado
posible.

La escritura es el resultado de ese conocimiento motor almacenado. Es


distal, es decir que ocurre en las extremidades e involucra a la actividad motora
pura, opuestamente a lo que es una habilidad como caminar, la cual es mediata
(habilidad motora grande o gruesa). Una de las razones por la cual los individuos
encuentran dificultad para simular la escritura de otros es que, para hacerlo
exitosamente se requiere la comprensión de la esencia del programa del control
motor del escritor y su ejecución.

Haga un experimento. Tome una hoja de papel sin líneas y firme cerca de
la parte superior. Luego, tome el lápiz o la lapicera con su puño cerrado y firme
moviendo su muñeca y brazo. Cierre completamente su brazo, sostenga el
elemento escritor con el pliegue cercano al codo y firme nuevamente utilizando
como guía a este último. Mientras que la segunda y tercera firmas no tienen la
fluidez, medida y proporción de la primera, verá que prevalecen los patrones
generales. Ello se debe a que los programas para desarrollar los movimientos
complejos requeridos para producir una palabra escrita, están almacenados en el
cerebro, no en los músculos. Si quiere comprobarlo de otra manera, trate de
escribir su primer nombre en el aire ya sea con la nariz o con el pié, determinará
así que la información básica para hacerlo provino de su cerebro y no de los
músculos de su hombro, brazo, dedos, o nariz.

Una vez establecido el patrón básico, los músculos y nervios del hombro,
brazo, mano y dedos se convierten en importantes dado que ciertamente ejecutan
la aparición de la línea escrita. Puede imaginarse al cuerpo como una máquina,
una serie de palancas y puntos de apoyo (puntos para pivotear) con cada parte
influenciando a la próxima de la conexión. La fuerza y flexibilidad de los músculos,
la posición del elemento escritor y la postura general del escritor efectúan la
producción total.

Ninguno de los factores que producen la escritura es rígido o no


cambiable. En adición a los factores orgánicos (anatomía y salud física, agudeza
mental, etc.) existen factores del medio ambiente que influyen en la escritura. Ellos
incluyen al elemento escritor, la superficie de escritura, lo que yace debajo de la
misma y otras variables de la situación de escribir. Dado que el modelo patrón
primario es en sí mismo una imagen fluida y que existen numerosas variables
orgánicas y ambientales que interactúan en la producción de la escritura, se ha
convertido en un axioma aceptado el expresar que una persona improbablemente
pueda alguna vez duplicar exactamente una firma. Cada ser humano tiene un
rango natural de variación, pero paralelamente con él, crece en su escritura desde
las formas clásicas aprendidas en la niñez, incorporando expresiones escritas
individuales e identificables, a medida que transcurre el tiempo.

La escritura a mano es una actividad de forma libre y hay infinitos caminos


para escribir hasta la combinación más simple de letras. Es altamente improbable
que una persona escriba su propio nombre dos veces, en una forma exactamente
igual, durante el transcurso de su vida.

Cada persona tiene una variación en el rango de la escritura, determinado


por su habilidad física, entrenamiento con el elemento escritor y otros factores.
Para el experto, el estudio de muestras auténticas revela características
personales de la escritura que pueden permitirle identificar o excluir a un individuo
como el autor de algún escrito cuestionado.

Las características de la escritura responden a dos categorías: generales ó


características de clase e individuales. Dependiendo de elementos culturales
(tiempo y lugar), cuando se comienza a escribir grupos enteros de individuos
reciben enseñanza como para hacerlo de la misma forma. Cuando los mismos
comienzan tal aprendizaje existen diferencias en la habilidad de cada uno para
hacer la tarea y el resultado no es el mismo pero, las verdaderas diferencias
individuales aparecen tiempo después. A medida que crecemos maduramos
psíquica y personalmente, nuestra escritura se convierte más en un producto
individual a través de cambios conscientes o inconscientes hechos para fijar una
imagen mental de cómo queremos que nuestra escritura aparezca.

La escritura también puede verse afectada por otros factores: lesión,


enfermedad, medicamento, droga o abuso de alcohol, stress, la superficie donde
se escribe, el elemento escritor o intento de desfiguración. Es tarea del
examinador de documentos comprender estos factores relacionados con
situaciones específicas.
Elementos Escritores

En 1888 John Loud, norteamericano, patentó el primer dispositivo de tipo


bolígrafo, con bola de cojinete y flujo de tinta por acción capilar. Su patente, sin
embargo, caducó sin que el invento prosperase.

a) La Birome

En 1938 se patenta en Hungría el primer bolígrafo o birome, inventada por


Ladislao Biró, quien era pintor, periodista y escultor. Se la llamó birome por la
asociación de los apellidos Biró y Meyne, este ultimo era socio y amigo de
Ladislao Biró y le ayudó a escapar de Hungría y París cuando los alemanes
invadían Francia en 1940 (Argentina seria su destino) ya que era judío. Si bien la
patente fue registrada primero en Hungría junto con su hermano George, lo fue
luego en la Argentina, lugar donde se trasladaron al iniciarse la Segunda Guerra
Mundial.

Allí por vez primera se financió el invento para ser comercializado e


industrializado, concediéndose licencias de fabricación a varias compañías de
diversos países.

El "biro" se empleaba en Europa con profusión en 1939. En Norteamérica


se aceptó a partir de 1942, por impulso del ejército que buscaba disponer de
plumas que no mancharan volando a gran altura.

El acierto de Biró fue en poner una bolita en la punta de la pluma que al


girar sobre el papel iba dejando un rastro de tinta en el mismo.

Dicen que a Ladislao Biró se le iluminó el cerebro al ver jugando a las


canicas ó bolitas a unos niños, junto a una acera recién asfaltada y que inventó el
bolígrafo al ver que una canica o bolita dejaba un rastro negro sobre la tierra tras
pasar por el asfalto.

En muchos textos hacen distinción entre "pluma" y "bolígrafo", lo que en


inglés sería fountain pen y ballpoint pen. El término más común es "bolígrafo",
como era de esperar, en todos los países de habla hispana, donde coexiste con
uno o más sinónimos a excepción de algunas partes de Chile (Arica por ejemplo,
donde es más frecuente decir "lapicera" y "lápiz pasta") y algunas partes de
Argentina (Tucumán, por ejemplo). "Birome" coexiste con bolígrafo en Paraguay y
Uruguay, además de Argentina. "Esfero" se oye en Colombia y Ecuador, "lapicera"
en algunas partes de Chile, Argentina y Uruguay.
El término "lapicero" se utiliza sobre todo en Cuba, República Dominicana,
en algunas zonas de México, Centroamérica y Perú. El mismo término se suele
referir a lo que en España se denomina "portaminas" (lápiz de carboncillo, lápiz
mina, etc., en otros países). De ahí que suelan añadir "de tinta seca" u otras
expresiones para diferenciarlos (República Dominicana y Perú).
El término "pluma" suele escucharse a veces en Cuba, República
Dominicana, Puerto Rico, México, y con frecuencia en Panamá. También en
algunas zonas donde quedan hispanohablantes (por ejemplo en Nador, Provincia
de Marruecos).

La expresión "pluma atómica" se sigue utilizando todavía en Cuba (no


tanto como bolígrafo) y en algunas partes de México, sobre todo en
Aguascalientes.

Finalmente, en Bolivia también se dice "puntabolas".

Es curioso que, a excepción de España, donde solamente se dice bolígrafo


(y "boli"), en la mayoría de los países hispanohablantes coexisten diversas formas
para el mismo objeto.

Culturas distintas, historias distintas. ¿Dónde se traza la raya entre la


historia y el mito?

La verdad es que no parece que haya una palabra general, se suele decir
déjame un lápiz o déjame un bolígrafo o aún déjame algo que escriba, pero, pluma
no suele decirse como término general.

Aparte de ello, las tres palabras corrientes para los instrumentos de


escritura con tinta son pluma, bolígrafo y rotulador; cada una para un sistema
diferente de portar y dejar la tinta. Además, hay nuevas variaciones de los
sistemas y nuevas clases de tintas que realizan los fabricantes, designando a los
productos por sus marcas.

Cuando se trata de minas, y no de tinta, hablamos de lápices, a los que


sacamos punta con un sacapuntas y cuyas minas pueden ser de diferentes
durezas. Se llaman portaminas a los que llevan una mina o minas que van
sacándose según se gastan, de estos, también, hay diversos tipos y marcas.

Todas las palabras: lápiz, pluma, bolígrafo, rotulador y portaminas están en


el Diccionario de la Lengua Española y ninguna es dada como general para
instrumento de escritura.

b) El lápiz

Uno de los utensilios más difundidos para escrituras endebles es el lápiz.


Los trazos del lápiz, a diferencia de los realizados con algún tipo de líquido, se
pueden borrar con facilidad. Su interior está formado por una mezcla de grafito
(una variedad del carbono) y arcilla. En 1795 se inventó una fórmula de mezclar
polvo de grafito con arcilla, cortando el producto resultante en pequeñas barras
que luego se cocían. La dureza de estos lápices depende de la proporción entre
grafito y arcilla: cuanto más grafito se utilice, más blando u oscuro es el trazo del
lápiz. En 1812 el estadounidense William Monroe ideó un proceso, que aún se
emplea en la actualidad, mediante el cual se podía embutir la mezcla grafito-arcilla
entre dos trozos de madera de cedro.

El portaminas, patentado en 1877, está formado por una barrita cilíndrica de mina
insertada en un cilindro metálico o plástico y empujado por un émbolo que al girar
va expulsando la punta de la mina. El diseño básico del portaminas apenas sufrió
alteraciones hasta que en 1976 se introdujo una modificación notable. El nuevo
utensilio, con capacidad para hasta 12 minas, va haciendo salir la mina por efecto
de la gravedad, desde el depósito, a través de un fino tubo de metal. La mina
queda sujeta por una mordaza de muelle enrollada a su alrededor. Este
mecanismo ha permitido la utilización de minas de un grosor de hasta 0,3 mm de
diámetro,que se partirían en cualquier otro portaminas mecánico. Comercializado
inicialmente como una herramienta profesional para ingenieros, delineantes y
artistas, el portaminas goza de una difusión casi universal.

Historia de la Pluma de escribir

El nacimiento y difusión del cristianismo aumentó la demanda de


documentos religiosos escritos. A medida que se fue reduciendo el tamaño de la
escritura fueron evolucionando los utensilios y las superficies correspondientes.
Los libros en vitela o pergamino vinieron a sustituir a los rollos de papiro y la pluma
de cálamo desplazó a la pluma de caña. Aunque los cálamos se pueden hacer con
las plumas de las alas externas de cualquier ave, las más preciadas eran las de
pato, cisne, cuervo y (más tarde) pavo. Las primeras alusiones a las plumas de
cálamos (siglo VI d.C.) proceden del teólogo español San Isidoro de Sevilla; este
objeto fue la principal herramienta de escritura durante casi 1.300 años.

Para fabricar un cálamo, primero hay que endurecer la pluma de ave


mediante calor o disecación. El cálamo endurecido se corta entonces en bisel con
una cortaplumas especial.

El escritor se veía obligado a cortar el cálamo frecuentemente a fin de


mantener la punta biselada. Hacia finales del siglo XVIII, el ancho de la punta fue
disminuyendo al tiempo que aumentaba la longitud de la hendidura, creando una
punta flexible capaz de escribir trazos gruesos y finos según se apretara con la
punta e independiente del ángulo con que se escribiera.

Asimismo, hacia el siglo XVIII, el papel había sustituido a la vitela como


principal superficie de escritura y ya se producían más escritos para el mundo del
comercio que para la Iglesia o la Corona. A lo largo de este periodo fueron
múltiples los intentos para conseguir una herramienta definitiva de escritura que no
exigiera estar afilándola. Se intentó con cuernos, caparazones de tortuga y piedras
preciosas, pero al fin se utilizó el acero para fabricar puntas de pluma.

Aunque tal vez los romanos conocieran ya las plumas de bronce, la


referencia más antigua a las "plumas bronceadas" data de 1465. El calígrafo
español del siglo XVI Juan de Yciar menciona las plumas bronceadas para
escritos de gran extensión en su manual de escritura de 1548, pero su uso no se
difundió hasta principios del siglo XIX. La primera pluma patentada de acero la
construyó el ingeniero inglés Bryan Donkin en 1803. Los principales fabricantes
ingleses de plumas del siglo pasado fueron William Joseph Gillot, William Mitchell
y James Stephen Perry. La pluma de cálamo cayó rápidamente en desuso a lo
largo del siglo XIX, sobre todo después de la implantación de la enseñanza
pública gratuita para los niños; se ponía mayor énfasis en la enseñanza de la
escritura que en la del arte de cortar los cálamos.

En 1884 Lewis Waterman, un agente de seguros de Nueva York, patentó la


primera pluma estilográfica con depósito de tinta. Waterman inventó un
mecanismo que suministraba tinta a la punta del plumín por capilaridad, haciendo
que la tinta fluyese de forma uniforme al tiempo que se escribía. En los años 20, la
pluma estilográfica ya se había convertido en el principal instrumento para escribir
en Occidente y continuó siéndolo hasta la aparición del bolígrafo.

Historia de los Rotuladores

En 1963 aparecieron los rotuladores con punta de fieltro y desde entonces


amenazan con sustituir al bolígrafo como principal elemento para escribir. El
primer rotulador práctico lo inventó el japonés Yukio Horie en 1962. Resultaba
perfecto para los trazos de la escritura japonesa, que normalmente se realiza con
un pincel puntiagudo. A diferencia de sus antecesores, el rotulador utiliza tintes
como fluido de escritura; en consecuencia, puede producir una gama muy amplia
de colores, que no están disponibles en el caso de los bolígrafos o las plumas
estilográficas. La punta esta hecha de fibras finas de nylon u otro material sintético
y va sujeta al cilindro de la pluma. El tinte fluye hacia la punta mediante un
delicado mecanismo capilar.

Los rotuladores de punta de fieltro están construidos de fibras naturales o


artificiales impregnadas de un tinte. La punta puede tener muy diferentes formas y
tamaños; pueden alcanzar hasta una pulgada de anchura.

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