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Existe un punto en la vagina que cuando se estimula puede provocar una gran
excitación. A este punto se lo conoce como “punto G” y recibe su nombre del
médico Ernest Grafenberg, que lo describió por primera vez en 1950.
En teoría en el “Punto G” se reúnen las glándulas, conductos, vasos sanguíneos y
terminaciones nerviosas que rodean la uretra femenina.
Es normal que muchas mujeres no lo localizan, ya que no todas las mujeres lo tienen.
Hay que tener en cuenta que cuando la mujer no está excitada, el punto G es más difícil
de encontrar, pero se puede llegar a sentir como una prominencia o un pliegue cutáneo.
Cuando es estimulado puede hincharse hasta adquirir el tamaño de una pequeña
moneda, sobresaliendo de la pared vaginal. El mejor momento para encontrarlo es
justo después del orgasmo femenino, “cuando se ha agrandado y está sensible”.
Es recomendable acariciarlo al ritmo de un toque por segundo y aplicarle la presión
adecuada para no generar malestar.
Algunas mujeres, al principio, se sienten incómodas o sienten el impulso de
orinar cuando se les estimula el punto G, pero es normal, por eso es recomendable
tocar suavemente en esos primeros momentos hasta que se habitúe al contacto.
La posición sexual de “el misionero” (hombre encima) deja de lado completamente el
punto G. Resulta más fácil estimular esa área con el pene si la mujer está tumbada
sobre el estómago y la penetración es por detrás, o ella encima para moverse libremente.
El movimiento más indicado para estimular el punto G es el de penetración superficial,
pero al principio los dedos suelen ser la mejor forma de activarlo.
Para algunas mujeres sus puntos más sensibles se encuentran (Volviendo al reloj
imaginario) a las cuatro y a las ocho horas, a medio camino de sus paredes vaginales. En
estos lugares hay terminaciones nerviosas, lo que puede explicar su sensibilidad a la
presión.
LA EYACULACIÓN FEMENINA
Varios sexólogos afirman que el punto G puede hacer “eyacular” a la mujer cuando
está muy excitado y expulsar un líquido claro.
Un reducido número de mujeres eyacula durante el orgasmo cierta cantidad de
líquido procedente de la uretra equivalente más o menos a una cucharilla de café.
Es normal que cuando una mujer eyacule piense que se están orinando. Pero el líquido
que liberan no tiene nada que ver con la orina y el impulso de orinar suele desaparecer
rápidamente cuando aumenta la excitación.
Según unos análisis químicos hechos sobre los fluidos eyaculatorios femeninos
sugieren que no hay ningún parecido a la orina ni al lubricante vaginal, sino que se
parecen al fluido eyaculatorio masculino por sus altos niveles de glucosa y fosfatasa
ácida. Se cree que estos fluidos se originan en un sistema de glándulas y conductos
llamado glándulas parauretrales que rodean la uretra femenina y que se han
desarrollado a partir del mismo tejido embrionario del que procede la próstata
masculina.
Sea explicable o no, esta eyaculación femenina puede resultar muy sorprendente si
nunca hemos oído hablar de ella.