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o le “parece bien que se impida rendir la prueba a quienes quieren hacerlo, más aún cuando

se afecta a los estudiantes de sectores más desfavorecidos. Existe un alto riesgo que este
año se agudizará la homogeneidad social en las mejores universidades del país”.
Por su parte, Maximiliano Mellado, antes dirigente estudiantil del Liceo Luis Barros
Borgoño y hoy a los 28 años vicepresidente nacional de la Juventud de Renovación
Nacional (RN), cree que es “muy lamentable que personas no dejen que otras puedan
ejerecer su derecho. El que no quiere dar la PSU está en su derecho de no darla, pero no
puede impedirlo a otros. Eso es impresentable y una falta de respeto”.
“No sé (si la PSU es injusta), no soy experto en eso. Creo que los procesos van quedando
obsoletos con el tiempo. Venimos hablando de que hace años la PSU debe tener una
revisión, pero esta no es la forma”, subrayó.
En tanto, consultado el ministro de Bienes Nacionales, Julio Isamit, en su rol de exdirigente
estudiantil, declinó referirse al tema.

Fracasados
No obstante, la dirigencia actual les puso la lápida. El actual vocero de la Asamblea
Coordinadora de Estudiantes Secundarios (Aces), Víctor Chanfreau, considera un fracaso el
intento que realizaron los líderes pingüinos en 2006 por mejorar la calidad de la educación
en Chile.
“Lo principal del 2006 no fueron las dirigencias estudiantiles, sino que fueron los
secundarios a nivel nacional que se movilizaron en las calles y que marcaron un precedente
histórico de las movilizaciones del movimiento estudiantil”, aseguró.
“Es conocida la foto del 2006, todos con los brazos arriba celebrando un supuesto cambio
en la educación que terminamos viviendo los estudiantes secundarios de las siguientes
generaciones, lo que fue una farsa porque se confió en las instituciones que nunca han
estado al servicio del pueblo”, añadió.
En ese sentido, apuntó contra los cuestionamientos que señalan que las protestas de este
lunes y martes no son la forma. “Es claro que las manifestaciones consistieron de un parche
en el ojo, hasta la toma de los establecimientos, y nosotros no nos arrepentimos de
ninguna manera”, dijo Chanfreau.
Quienes hace 14 años encabezaban protestas estudiantiles, hoy piensan que ciertas acciones
violentas “no son el camino”. Además, cuando se carece de un horizonte claro respecto a
cuándo y cómo todo esto va a finalizar y aumenta la incertidumbre y, por qué no decirlo,
aumenta también el miedo de los chicos y los grandes.
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