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CUADERNOS DE LA FUNDACIÓN DR.

ANTONIO ESTEVE Nº 35

Los Soprano y el psicoanálisis


Oriol Estrada Rangil

Para muchos es la pionera de la llamada «tercera edad de oro» de la televisión (la primera la encabezó
The Twilight Zone en los años 1960; la segunda, Canción Triste de Hill Street o St. Elsewhere, entre
otras, en la década de 1980). Los conflictos internos del líder de una banda mafiosa en Nueva Jersey
inauguraron en 1999 una nueva etapa en la ficción televisiva, que catapultó a la cadena por cable HBO
a los estándares más altos de calidad. Sus seis temporadas, que culminaron en 2007 con cinco Globos
de Oro y 21 premios Emmy, sirvieron también para otorgar un merecido reconocimiento a los más de 30
años de carrera de su creador, David Chase.

Tony Soprano está nervioso, no sabe dónde sen- aún tan desfasada para el gran público (y a pesar
tarse cuando entra en la consulta. «Yo no debe- del personaje, todavía lo sigue estando).
ría estar aquí», lo lleva escrito en la frente. Todo La Dra. Melfi de Los Soprano pone las cosas
empezó durante una barbacoa familiar, al caer en su sitio y nos muestra una de las evoluciones
desmayado ante sus dos familias (la de sangre que ha sufrido esta terapia. Mientras los psicólo-
y la otra). El diagnóstico: ataque de pánico. Su gos, por lo general, han ido adoptando nuevas
médico y vecino le recomendó que visitara a una técnicas e incluso han descartado el psicoanáli-
psiquiatra, la Dra. Melfi, que también se dedica al sis como un método válido, a lo largo de varios
psicoanálisis. años han sido muchos los psiquiatras que han
A pesar de que en los ataques de pánico querido mezclar sus tratamientos farmacológi-
los desmayos son algo de lo más extraño, te- cos con el psicoanálisis, tratando al paciente de
nemos  que conceder a los creadores de Los una forma bastante distinta a lo que podía hacer
Soprano que esta es probablemente una de las el padre fundador; por ejemplo, dejando el diván
series de televisión que mejor ha retratado el a un lado, mirando al paciente a los ojos e intervi-
psicoanálisis moderno. Prueba de ello es el re- niendo más activamente en su discurso.
conocimiento de la Asociación Psicoanalítica de En la consulta de la Dra. Melfi encontraremos
América, que premió a Lorraine Bracco, la actriz el dichoso diván, pero Tony no se tumbará en
que encarna a la terapeuta de Tony, por haber él ni empezará a hacer asociaciones de ideas
interpretado al psicoanalista más creíble jamás mientras su terapeuta asiente de vez en cuan-
aparecido en cine o televisión. Y es que hasta en- do (o se despierta cuando el paciente le llama la
tonces la imagen del psicoanalista seguía siendo atención −ese gag recurrente). De hecho, uno de
muy parecida a la que se podía tener a principios los principales problemas de la psiquiatra es que
del siglo xx, con un Sigmund Freud fumando en el señor Soprano es un paciente difícil que no
pipa y una paciente (histérica) hablando sin parar quiere hablar, de los que está pensando a cada
tumbada en un diván. Directores como Woody minuto que está perdiendo el tiempo. Dificultad
Allen no se han alejado mucho de esa idea más añadida es que, si alguien de su entorno mafio-
clásica a la hora de mostrar el psicoanálisis en la so se entera de que está viendo a un «loquero»
gran pantalla, y por lo tanto es comprensible que (peor aún, una «loquera»), puede que sea el fin
esa imagen del «psicoanalista pop» estuviese de su carrera como futuro capitoste de la mafia

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de New Jersey. Tony es un reto, y Melfi insistirá; mayoría, aunque asoma la cabeza por fuera. El
ella se juega su orgullo como profesional, él qui- «superyó» representa los pensamientos morales
zás se juega la vida. y éticos que nos llegan a través de nuestra cultu-
Uno de los objetivos de cualquier terapia psi- ra, y que se encuentra en constante lucha contra
cológica, y sobre todo de la psicoanalítica, es ir el «ello», como una especie de guardián moral.
a la raíz del problema, así que procede hacer un Finalmente tenemos el «yo», que vendría a ser el
poco de memoria y situarnos en la Viena de fi- intermediario entre el mundo real y las exigencias
nales del siglo xix, en concreto en la consulta del del «ello» y el «superyó». Es quizás lo más pare-
célebre neurólogo Sigmund Freud, para enten- cido a la consciencia que tenemos de nosotros
der en qué se basa y qué pretende el psicoa- mismos, a nuestra cara visible. De hecho, estaría
nálisis. Él mismo definía los tres aspectos que lo principalmente en la punta del iceberg, aunque
forman como disciplina: es un modelo teórico y no por completo. El «yo» es la parte que tiene
explicativo sobre las emociones, es un método que hacer equilibrios entre las pulsiones desen-
de investigación y, por último, una forma de te- frenadas del «ello» y la moralidad del «superyó»,
rapia. Como teoría, Freud postuló que los pila- y es ahí donde van a surgir los conflictos internos
res del psicoanálisis tenían mucho que ver con que le llevarán a uno a plantarse en la consulta
la sexualidad, destacando el famoso complejo de un psicoanalista.
de Edipo, pero también la represión, la resisten- Para entenderlo algo mejor, volvamos a Tony
cia y el inconsciente. De hecho, algunas de las Soprano. Podemos ver que sus problemas vie-
mayores críticas, e incluso escisiones dentro del nen dados precisamente por esa lucha interna
psicoaná­lisis, se deben precisamente a ese ex- entre las distintas facciones de su psique, que
ceso de énfasis en la cuestión sexual, que más aunque en la realidad no se manifiesten fuera
de una vez Tony Soprano sacará a colación en de su cabeza, aceptaremos que en la serie sí se
las consultas. hacen visibles para el espectador. Su lado ma-
Pero hay un modelo teórico sobre la psique fioso, ese Tony sin escrúpulos, violento, asesino,
humana que sí tuvo un gran impacto, y que es promiscuo, ese personaje con el que difícilmen-
crucial para entender las teorías freudianas, y te podemos empatizar, es la manifestación del
para el caso que nos ocupa, los dilemas y pro- «ello», un «ello» descontrolado al que ni el «yo» ni
blemas que torturan a Tony. Se trata de la estruc- el «superyó» son capaces de frenar. Pero luego
tura psíquica formada por el «yo», el «superyó» tenemos a ese otro Tony, el que nos cae bien,
y el «ello», y que actúan a tres niveles distintos: el que en algunas ocasiones realmente quiere a
el consciente, el preconsciente y el inconsciente. su mujer, que se preocupa por sus hijos y quie-
Para explicarlo de forma más o menos sencilla, re protegerlos de ese mundo dominado por el
habitualmente se recurre a la metáfora del ice- «ello». Ahí es cuando vemos ese «yo» del perso-
berg. La mayor parte se encuentra hundido en naje, esa historia de un hombre que cuida de los
el agua, y ahí encontraríamos el inconsciente y suyos y que, aparentemente, puede parecer que
el preconsciente, aunque este último por encima lleva una vida normal. Pero ahí está el «superyó»
del primero, y sólo una pequeña punta sobresa- para recordarle que lo que hace para ganarse la
le, que sería el consciente. Al mismo tiempo, ese vida no está bien. Es entonces cuando surge el
iceberg se divide en tres partes con funciones conflicto interno que le provoca esos ataques de
distintas. Por un lado tenemos el «ello», comple- pánico. Por supuesto, tales conflictos se libran
tamente sumergido en el agua, que es nuestro en el plano inconsciente, y esa es la parcela del
lado más primitivo, innato, sin domesticar, que psicoanálisis y las técnicas psicoanalíticas, que
está ahí para procurar saciar nuestros deseos procuran que todo aquello que se encuentra su-
más básicos, las llamadas pulsiones: el hambre, mergido acabe saliendo a la superficie.
el sexo o la agresividad. Después tenemos el «su- En el diván de Sigmund Freud el sujeto se
peryó», que es la parte más grande del iceberg y tumbaba sin ver al terapeuta para no sentirse
que, por lo tanto, se encuentra sumergida en su observado, y empezaba a hablar sin apenas

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interrupciones ni restricciones de ningún tipo. los gángsters de New Jersey, este es el mundo
Es lo que se conoce como «asociación libre de onírico. Los sueños fueron uno de los recursos
ideas», que es la técnica principal del psicoanáli- de que se sirvieron los guionistas de Los Sopra-
sis que anima al paciente a contar cualquier cosa no para poder entrar directamente en la mente
que le venga a la cabeza, ya sean imágenes, de Tony, aunque no siempre nos dejasen claro
sensaciones, ideas, recuerdos, etc. En algunas qué significaban cada uno de los elementos que
ocasiones se le podía sugerir un tema al pacien- aparecían. ¿Por qué está nevando? ¿Por qué se
te, o se le animaba a centrarse en sus sueños, oyen esos constantes crujidos? ¿Qué hace Ju-
pero por lo general se intentaba no sugerir nada nior en esa ventana? ¿Por qué mata a uno de
y que los temas surgieran de forma espontánea. sus trabajadores más productivos? Para esto úl-
Freud creía que esta era la mejor manera de lle- timo ni siquiera Tony tiene explicación, y así se
gar al «ello», al inconsciente, y cuanto más libres lo pregunta a la Dra. Melfi: «¿por qué haría yo
fuesen las asociaciones, más óptimos serían los algo así?». Según Freud, los sueños representan
resultados. Como decíamos, la Dra. Melfi de Los la realización de nuestros deseos, pero no es
Soprano no es una psicoanalista al uso; de he- tan sencillo. A pesar de estar dormidos, nuestro
cho, deben quedar pocos que utilicen la asocia- consciente sigue estando ahí, y no está dispues-
ción libre de ideas en su forma más pura. Pero to a aceptar según qué pulsiones que provienen
en su enfoque siguen quedando rastros, y vere- del «ello», y entonces el inconsciente tiene que
mos a menudo cómo ella interviene a raíz de un disfrazar esos deseos de alguna manera para
comentario de Tony para seguir tirando de ese que puedan superar esa censura, llegando así al
mismo hilo, procurando seguir las asociaciones terreno de la metáfora y el simbolismo.
que hace sin apenas darse cuenta. Y es que de La idea de que los sueños nos mandan «men-
no tomar un rol más activo, probablemente no sajes disfrazados» ha servido durante muchos
habrían pasado de la primera consulta, en la que años para vendernos los famosos libros de inter-
el mafioso se preguntaba qué había pasado con pretación de los sueños, y si bien la mayoría de
los tipos al estilo Gary Cooper, fuertes y callados. estos libros modernos tienen un contenido de lo
Históricamente, antes de llegar a la libre asocia- más dudoso, fue el mismo Freud quien en 1900
ción de ideas, los psicoanalistas utilizaban méto- publicó su manual titulado, de forma muy explí-
dos bastante más complicados y que, a día de cita, La interpretación de los sueños. Como ya
hoy, siguen teniendo una imagen poco científica. hemos comentado, la cuestión sexual fue uno
Nos referimos sobre todo a la hipnosis y al mé- de los pilares (por no decir obsesiones) de las
todo de la catarsis, ambos descartados una vez teorías de Freud, y parece que tenía tendencia a
que se empezó a utilizar la libre asociación de interpretar muchos sueños en clave erótico-festi-
ideas, ya que se consideraba que los otros mé- va. Sin embargo, los creadores de Los Soprano
todos no eran capaces de derribar las barreras tienen claro que, en la actualidad, no todo tiene
del inconsciente. Sin embargo, en el concepto que relacionarse con el sexo. En el episodio pi-
de catarsis está uno de los pilares teóricos y te- loto, Tony explica uno de sus sueños, en el que
rapéuticos básicos del psicoanálisis: la idea de desenrosca un tornillo y se le cae el pene. Va con
que para curar a un paciente hay que recordar el pene en la mano al mecánico para que lo vuel-
aquel momento traumático que provocó el ma- va a poner en su sitio, pero un pájaro se lo coge
lestar que ha quedado reprimido y olvidado por y se va. Más allá de la supuestamente evidente
esa persona; una idea de la cual la ficción se ha conexión sexual, el foco de atención se centra en
servido muchísimas veces para crear un clímax ese pájaro y lo que ha llegado a simbolizar en ese
final, como por ejemplo en Marnie, la ladrona de capítulo. Es un momento de revelación (o podría-
Hitchcock, película en la cual el psicoanálisis está mos decir catarsis), cuando Tony toma conscien-
también muy presente. cia, entre sollozos, de que uno de sus principales
Pero si hay un lugar donde nuestro incons- problemas es el miedo a perder su familia (como
ciente campa libremente como la mayoría de perdió los patos que aparecen al principio). Así

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se cierra el episodio, de una forma similar a como su padre (la tragedia edípica), pero al identificarse
Freud creía que se cerraban los casos, cuando el con ella y al darse cuenta de que las niñas no
paciente es capaz de descubrir cuál es su pro- tienen pene, la única explicación que encuentra
blema. Y de la misma manera que la psicología es que han sido castradas. Es el miedo a sufrir
actual cree que descubrir el problema es simple- lo mismo lo que le llevará a desechar sus deseos
mente el primer paso y luego hay que trabajarlo, incestuosos e identificarse con el padre (este se-
aquí es donde empieza de verdad la serie. ría, según Freud, el camino lógico a seguir). En el
En la primera temporada llega un momen- caso de las niñas, renuncian a los deseos hacia
to en que la madre de Tony se entera de que su madre al creer que ella es la culpable de su
su hijo está viendo a una psiquiatra. Su prime- castración (a través de ella se dan cuenta de que
ra reacción, tremendamente egocéntrica, pero su clítoris no va a crecer como un pene), y de ahí
no por ello errónea, es pensar que Tony va a la surge la llamada «envidia de pene», que llevará
psiquiatra para hablar de ella, para quejarse de de nuevo a identificarse con su madre, ya que
su madre. Esta escena ilustra perfectamente al- ella tiene acceso a uno, el de su padre (en este
gunos de los tópicos sobre el psicoanálisis que caso se trata del complejo de Electra, que definió
han llegado al gran público: cuando alguien va a el antiguo colega de Freud, Carl Jung).
un profesional de la salud mental es porque de Y si hemos visto en televisión una tormentosa
pequeño tenía problemas con su madre. Una historia entre madre e hijo, pocas son capaces
vez más, aunque la psicología en general ha lle- de superar la de Livia y su hijo Tony Soprano. Su
gado bastante más lejos de lo que hizo Freud, relación no puede considerarse un claro ejemplo
la influencia que ejerció en la cultura popular si- del complejo de Edipo, pero sin duda alguna sí
gue presente y muy integrada en el imaginario hay elementos que coinciden con lo previamen-
colectivo. Parte de la culpa la tiene una de sus te expuesto. En primer lugar, los sentimientos de
teorías más famosas, y parodiadas, aunque algo Tony hacia su madre son difíciles de explicar, ya
del mérito no es completamente suyo, sino de la que ella es una especie de ogro amargado que
mitología griega. El complejo de Edipo se des- desde la infancia ha maltratado a su hijo (y algu-
cribió por primera vez en el ya mencionado ma- nas de las escenas más duras de esa infancia
nual La interpretación de los sueños. Pero antes están basadas en la madre del creador de la se-
conviene repasar brevemente la teoría del propio rie, David Chase). Sin embargo, ya sea por esa
Freud sobre el desarrollo sexual infantil, ya que herencia cultural italiana de la figura de la mam-
consideraba que desde el nacimiento los niños ma, o porque ese enamoramiento que postulaba
buscan satisfacer su libido a través de distintas Freud no ha sido superado del todo, Tony sigue
partes de su cuerpo. El proceso lo dividió en preocupándose por ella y poniéndola en un pe-
cinco fases: oral, anal, fálica, latencia y genital. destal, y se queja de que es su mujer quien no
Es en la fase fálica (entre los 3 y los 6 años de accede a traerla a casa para vivir con ellos, que
edad) cuando aparece el llamado «complejo de supuestamente es lo que debería hacer un buen
Edipo», que se define como la presencia de sen- hijo. De hecho, después de hablar de lo compli-
timientos de odio y amor hacia los progenitores cada que es su madre, irá a visitarla con un ramo
de forma simultánea. Puede haber dos vertien- de flores, y algunas de las salidas de la consulta
tes: un complejo de Edipo positivo, en el que el más airadas se deben precisamente a las cues-
niño siente odio hacia el progenitor de su mismo tiones relativas a su madre y su incapacidad por
sexo y atracción sexual hacia el opuesto, o uno reconocer que, aparte de amor, también siente
negativo, que es lógicamente a la inversa. En la algo de odio hacia ella. Quienes sí parecen tener
fase fálica es el órgano sexual masculino el que muy asumidos los sentimientos negativos hacia
centra el interés del niño, y parece ser que, en el su madre son las hermanas de Tony, rechazo que
caso de las niñas, el clítoris equivale también a un Freud explicaría porque las hijas hacen a su ma-
falo. En esa fase el niño sentirá deseos sexuales dre culpable de su «castración». En este caso, el
hacia su madre, y de ahí ese supuesto odio hacia complejo no se habría superado y pasado a la

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identificación con la madre, y teniendo en cuen- soy amable, escucho, soy generosa. Porque
ta la falta de estabilidad mental de la hermana este es mi trabajo, pero me has convertido en
mayor de Tony, está claro que hay traumas no todo aquello que echas de menos en tu mujer, y
resueltos. en tu madre». Tony insiste: «haces que parezca
La figura del padre, Johnny Soprano, es tam- un niño de mamá. Soy un hombre, y tú una mu-
bién digna de análisis. La identificación con él es jer, fin de la historia. Y toda esta mierda de Freud
clarísima, y a lo largo de la serie veremos algu- y de que todo niño quiere hacer el amor con su
nos flashbacks de esa relación que establece madre, eso no va por ahí. Si no quieres que vuel-
Tony con él, entre el miedo y la admiración. Si va más, lo entiendo». Pero Melfi asegura que es
nos ponemos en la piel de un psicoanalista, está todo lo contrario, que esa confesión es producto
claro que en esta relación existe un problema im- de su progreso. Más allá del comentario sobre
portante. La superación del complejo de Edipo el complejo de Edipo, e incluso más allá de las
se considera una necesidad para el funciona- carencias afectivas femeninas que parece sentir
miento correcto de la psique, y supuestamente Tony, este enamoramiento es la excusa perfecta
es en ese momento cuando nace el «superyó», para hablar de algunos de los fenómenos aso-
esa fuerza moral que dice que el incesto no está ciados a la terapia psicoanalítica, en este caso
bien y que hay que identificarse con el padre y concreto, la transferencia.
fijarse en él. Como decíamos, eso es exactamen- La terapia psicoanalítica es de largo recorri-
te lo que hace Tony, pero el problema radica en do, pueden ser años, y por lo tanto se establece
que su padre es el origen y el símbolo de todo una relación particular con el terapeuta, persona
aquello que ahora le tortura. Su padre representa junto a la cual se revivirán experiencias y senti-
todos aquellos valores, todas aquellas actitudes mientos profundos e intensos. De hecho, los
que ahora mismo chocan contra el «yo» y el «su- psico­analistas consideran que en cualquier rela-
peryó». A todo esto hay que sumar la figura de ción hay que depositar libido en la otra persona,
Corrado, el tío de Tony, que acaba erigiéndose aunque se apresuran a apuntar que el término «li-
en una figura paterna para él incluso antes de bido» no tiene que interpretarse de forma sexual.
que su padre muera; en la consulta, cuando la En realidad, consideran que es necesario para
Dra. Melfi le pregunta por aquellos recuerdos de que la terapia avance, ya que es primordial que el
su padre, uno de los primeros que le vienen a la paciente confíe en su terapeuta. Por su parte,
mente es cuando jugaba a béisbol con su tío, no el terapeuta debe mantener una postura pasiva y
con su progenitor. ¿Y no es la suya una relación distante (siempre que pueda). Y es precisamen-
tormentosa? Intentos de asesinato, subterfugios te esta distancia, la poca información que tiene
para conseguir el poder… Un granito de arena el paciente sobre su terapeuta, lo que facilita el
más en el drama familiar y edípico de Tony So- proceso de transferencia. Según los psicoanalis-
prano. tas modernos, el paciente está depositando en
Otra historia de amor interesante sucede pre- su terapeuta aquellos sentimientos y vivencias
cisamente en la consulta, desde la primera tem- que recuerda, de los que habla, y los dirige hacia
porada, incluso diríamos que desde el episodio ese receptáculo «vacío» que es su psicoanalista,
piloto. Nuestro protagonista da muestras de ha- pudiendo identificarle con su madre o su padre.
berse fijado en esta psiquiatra-psicoanalista de El paciente no se ha enamorado del terapeuta,
herencia italiana («a mi madre le hubiese gustado el paciente no necesariamente siente que su te-
que nos casáramos»). Los sueños entran en jue- rapeuta sustituya a un padre o una madre; sim-
go otra vez, sueña con Melfi en su cama, en su plemente está ahí en un momento en que los
ducha, y finalmente intenta besarla en la consul- sentimientos están a flor de piel, y por lo tanto
ta. Acaba por hacerle una confesión: «te amo, es hacia quien el paciente puede dirigirlos. Como
estoy enamorado de ti, lo siento, sueño contigo bien dice la Dra. Melfi, esto significa que la tera-
todo el tiempo». A lo que ella responde: «Sólo pia está avanzando. Tony ha progresado respec-
sientes eso porque hemos progresado, porque to a la confianza que siente hacia ella, y también

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empiezan a aflorar sus sentimientos, sus caren- al diván. En esa época también se desacredita-
cias. Pero cuidado, ya que el psicoanalista debe ron muchas de las teorías de Freud, y a menudo
ser capaz de darse cuenta de esta transferencia se han cuestionado los casos de pacientes que
(aunque para nuestra psiquiatra ha sido fácil), y él mismo llevó y que le condujeron a postular sus
evitar que pueda ir a más. ¿Lo conseguirá? No teorías. Acusaciones de haber forzado recuerdos
haremos spoilers. en sus pacientes o de interpretar a su convenien-
No todo han sido alabanzas para la Dra. Melfi. cia lo que le contaban son algunas de las críticas
Algunos terapeutas se han puesto las manos en que Freud y el psicoanálisis han sufrido casi des-
la cabeza con algunos detalles que acaba reve- de el principio.
lando a Tony sobre su vida personal, o por perder Y a pesar de todo, el avance de la ciencia, en
en algunos momentos los papeles y alejarse de concreto de la neurobiología, parece que puede
esa posición distante y pasiva que se le supo- dar parte de razón a Freud, quizás no en la inter-
ne. Pero ha habido otros que precisamente han pretación y el razonamiento de algunas de sus
visto en todo ello un reflejo de la auténtica reali- teorías, pero sí en cuanto a algunas ideas bási-
dad del terapeuta, y por lo tanto la Dra. Melfi es cas que proponía el psicoanálisis en su momen-
mucho más creíble y plausible que si se hubiese to, especialmente en todo aquello referente a los
querido mostrar a un terapeuta de manual. Los procesos inconscientes. Así pues, es momento
psicoanalistas no son perfectos, y el psicoanálisis de llevar el psicoanálisis a la actualidad, a la con-
tampoco. Si bien es probablemente la técnica te- sulta de la Dra. Melfi, a esa consulta sin diván, y
rapéutica/visión filosófica sobre la psique humana descubrir la psicoterapia psicoanalítica. Algunos
más conocida por todo el mundo, también es de de los practicantes de esta nueva disciplina, aun-
las más criticadas, y en la actualidad ni siquie- que reconocen que el origen y buena parte del
ra forma parte de los contenidos obligatorios o método siguen encontrándose en las teorías de
troncales en los programas académicos de las Freud, consideran que el psicoanálisis actual es
facultades de psicología de nuestro país. El psi- tan diferente del original como la física moderna
coanálisis fue desechado por muchos psicólogos lo es respecto a la física de Newton. Recordemos
y psiquiatras hace décadas (de hecho, el mismo que en sus primeros tiempos el paciente no tenía
Freud vio que colegas como Jung renegaban de contacto visual con el terapeuta, y este apenas
algunas de sus teorías), y uno de los motivos prin- intervenía en su discurso, solo en momentos de-
cipales es eminentemente práctico. El psicoaná- terminados para dirigir un poco al paciente. Ade-
lisis requiere que el paciente acuda a la consulta más, a partir de ese momento, el psicoanalista
durante un largo periodo de su vida, incluso años, era la autoridad máxima: lo que era importante
y eso se consideró que no era eficaz, y por otra o no lo decidía él y no el paciente. En el enfoque
parte tampoco era ético, ya que el desembolso actual se considera que el trabajo terapéutico es
económico para el paciente es exagerado. conjunto, es un proceso que se hace escuchán-
No obstante, algunos responsabilizan del de- dose el uno al otro, tanto lo que tiene que decir
clive del psicoanálisis, a finales de los años 1950 el paciente como el terapeuta. La realidad sub-
y principios de los 1960, a las drogas. Y no nos jetiva del paciente es ahora relevante, y por lo
referimos exclusivamente a las drogas alucinóge- tanto se trabaja más basándose en cómo ve el
nas que «expandieron las mentes» en otra direc- mundo, y no en cómo cree el psico­analista que
ción (y recordemos que Freud sentía cierto apego deberían ser las cosas (por eso Melfi está cons-
a la cocaína), sino a los avances en la terapia far- tantemente preguntando a Tony qué significan
macológica, en la que el supuesto beneficio era sus sueños para él, o sus sentimientos). La psi-
casi instantáneo y no era necesario pasar meses coterapia psicoanalítica sigue buscando aquellos
y meses yendo a la consulta para empezar a no- procesos inconscientes que afectan la vida del
tar una mejoría. De hecho, los avances en cuanto paciente sin que este se dé cuenta, pero ya no es
al origen neurológico de ciertas psicopatologías algo relacionado exclusivamente con la neurosis
llevaron a la psiquiatría más hacia a la pastilla que o las fobias, sino que puede lidiar con los pro-

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blemas mentales de nuestro tiempo (ansiedad, nista, y de ahí su reconocimiento por parte de los
depresión, trastornos alimentarios…). Es un tra- profesionales del psicoanálisis. Realmente pode-
bajo quizás menos profundo, y que por lo tanto mos decir que los guionistas pusieron mucho de
requiere menos sesiones, para problemas tal vez su parte, ya que cuatro de los cinco guionistas
más concretos, aunque el diván sigue estando principales habían acudido a la consulta de un
ahí y, si el paciente lo requiere, se puede intentar psicoanalista. Eran muchos los espectadores de
ahondar más en su psique. la serie que simplemente se interesaron por las
Se considera que Los Soprano es una de las historias sobre mafiosos, y quizás no llegaron
mejores series de televisión de nuestro tiempo, a entender que la historia principal que querían
una de las pioneras que quiso llevar el formato contar sus creadores era la de Tony Soprano, su
más allá del puro producto de consumo o para familia y su terapia. Y de hecho, cuando uno se
rellenar parrillas televisivas. Fue una serie cuidada enfrenta a la serie desde un punto de vista más
hasta el más mínimo detalle, con pretensiones ar- psicológico, descubre muchas cosas que quizás
tísticas. El esmero que puso su creador en hacer le pasaron desapercibidas entre palizas y asesi-
algo especial se dejó notar también en su forma natos. Al fin y al cabo, la parte del iceberg que
de enfocar la terapia psicológica de su protago- llegamos a ver es la más pequeña.

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