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Medicina Tradicional Peruana.

El Ayni
(Notas de la conferencia Prácticas de la Medicina Tradicional Peruana dictada por Pío Vucetich en
la Universidad de California, Irvine).
En la cosmovisión andina existe un principio llamado Ayni. El Ayni es el principio de reciprocidad y
en él se basan todas las relaciones en la cultura andina. Este principio se aplica a las relaciones sociales
y culturales, a la relación de la persona con la naturaleza, con los demás e incluso a la relación de la
persona con el mundo espiritual.

En la cultura occidental podríamos hablar de un modelo diferente en el que se pone la importancia en


la persona, el yo o en la hegemonía de una cultura sobre las otras. Y en lo contemporáneo además,
este modelo está basado en la razón como principio de conocimiento.

El Ayni está graficado en templos muy antiguos como dos manos que se cruza. En los dibujos
prehispánicos, sobre todo en los textiles, se pueden encontrar diseños de este tipo, representados
como dos líneas diagonales que se cruzan, separando cuatro espacios.

Este principio se conoce desde épocas muy antiguas y es difícil de entender desde los modelos de la
razón y de la física mecanicista. Es algo más comprensible desde la física cuántica que postula que un
hecho nunca está separado de otro y que hay relaciones casi infinitas entre los procesos.

Se basa en un principio de la energía que nos dice que si ejercemos una acción en un sentido, tendremos
una respuesta que corresponda a la acción que hemos realizado. Pero no es propiamente un proceso
de la física mecánica de acción-reacción. Es un conocimiento que enseña que hay reciprocidad en las
relaciones que tiene una persona con otras, con los animales, con las plantas, con el aire, con el fuego,
con la naturaleza en general y debido a esa reciprocidad, uno debe dar para poder recibir.
La cultura andina considera que los fenómenos no están aislados, que todo está relacionado y que si
queremos algo de la tierra debemos darle algo primero. En general, en las culturas indígenas del Perú
existe la creencia de que todo tiene vida, tiene energía, y espíritu. No tendrá un espíritu similar al de
la persona pero en el caso de la tradición andino-amazónica se considera que las plantas tiene un
espíritu colectivo según especie, los animales, e incluso la tierra:, las montañas, los ríos, especialmente
esos que llamamos lugares de poder tienen su propia energía muy particular.

En la cultura materialista occidental esto es impensable, si ni siquiera las personas tienen espíritu,
cómo lo van a tener los animales, las plantas y mucho menos los lugares. Se considera que la mayoría
de los fenómenos están aislados y que no se existe una relación demostrable con otros fenómenos. Lo
que se busca es la repetición de los resultados y la garantía de los procesos para poder demostrar una
teoría.

El Ayni es difícil de entender si no vemos la relación de las personas con todo, con la naturaleza, con
nuestros antepasados, … Si todo está relacionado y nosotros establecemos una relación destructiva
con las naturaleza vamos a tener la correspondiente respuesta. En la cultura andino-amazónica existe
el concepto del “cutipar” que significa que si haces daño a un árbol determinado, a una planta o si
matas un animal sin el debido respecto, su energía o espíritu puede afectar a la tuya por haber actuado
de forma desconsiderada. Existe aun la costumbre en muchos pueblos indígenas de agradecer al
espíritu del animal después de la caza por permitirles alimentarse, o el pedir permiso a una planta o un
árbol antes de cortarlo y el hacer una ofrenda con tabaco cuando se va a utilizar una parte de una planta
medicinal.

La enfermedad en la cultura andino-amazónica, salvo en contadas ocasiones se considera que está


ocasionada por un desorden en la relación de la persona consigo mismo, con los demás, con la
naturaleza, … Este desorden ocasiona que el sistema empieza a funcionar al margen del cuerpo y la
persona enferma. La persona se siente desconectada de los demás y de la naturaleza, se siente aislada.

La salud es la recuperación del orden y el rol del chamán es restituir ese equilibrio en la persona,
ayudando a que recupere la relación de armonía con la naturaleza, consigo mismo equilibrando su
parte espiritual y material, su parte femenina y masculina, la relación con su entorno, con su cuerpo,
con los demás… Teniendo siempre en cuenta que las acciones que realizamos tienen un impacto en
nuestra vida tanto positivo como negativo y que incluso las acciones realizadas por nuestros
antepasados pueden seguir afectando nuestra vida y deben ser sanadas para que podamos funcionar
desde el equilibrio que nos permita actuar desde nuestro verdadero ser y esencia.

Cuando la persona se cree aislada del entorno y de los demás, muchas veces se siente por encima de
lo que le rodea. Así empieza a depredar la naturaleza, ya que no siente ninguna conexión con ella. Para
llegar a los niveles de destrucción de la naturaleza en los que estamos en la actualidad, la persona ha
tenido que depredar previamente su mundo interno.
Hay distintas técnicas que se utilizan para restaurar este principio de orden y reciprocidad. Algunas de
ellas se han mantenido en la cultura andina, son los pagos, ofrendas, peregrinajes,… y otras, son
propias de las culturas amazónicas y se utilizan para restaurar el orden espiritual por medio de las
dietas con plantas maestras.

Estas técnicas son complementarias y están basadas en la idea de que detrás de este mundo aparente,
visible, hay un mundo invisible, un mundo de energías que sustenta todo lo que captamos con los
sentidos. Y dichas técnicas constituyen un trabajo que restaura el orden entre los dos mundos
recuperando la armonía entre la persona y su universo de relaciones.

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