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reseñas [223]

Ahora bien, lo relevante de esta Bibliografía


edición es la publicación póstuma
Löwenheim, L. “Über Möglichkeiten
de un artículo que Löwenheim, pre-
im Relativkalkül” [Sobre las posi-
sumiblemente, escribió alrededor de
bilidades en el cálculo de relativos],
1935:  “Funktionalgleichungen  im
Mathematische Annalen 76 (1915):
Gebietekalkül  und  Umformungs-
447–470.
möglichkeiten  im  Relativkalkül”
[Ecuaciones funcionales en el cálculo
Alonso Zela
de campos y posibilidades de transfor-
Universidad de Buenos Aires-Argentina
mación en el cálculo de relativos], cuyo
alonso.zela@uba.filo.ar
análisis y evaluación pormenorizada,
como afirma Thiel, “permanece como
una tarea para los historiadores de la
lógica, en particular los que estudian el
álgebra de la lógica post-Schröderiana”
(298). Esta última contribución técnica Leal G., Yuliana. Descartes y la li-
de Löwenheim iba a ser publicada en la bertad de pensamiento en la moral.
prestigiosa revista polaca Fundamenta Cali: Programa Editorial Facultad de
Mathematicae en 1939, pero a causa Humanidades-Universidad del Valle,
de la invasión de tropas alemanas en 2007. 109 p.
Polonia permaneció inédita hasta hoy.
El artículo se divide en dos partes. En Se trata un libro publicado por
la primera, Löwenheim retoma sus el Departamento de Filosofía de la
investigaciones de 1910 y 1913 en torno Universidad del Valle, en una colección
a los múltiples métodos de encontrar denominada “Serie Opera prima”, cuyo
soluciones reproductivas en las ecua- propósito es recoger, con el recono-
ciones funcionales de Boole partiendo cimiento y estímulo consiguientes, la
de soluciones particulares. La segunda primera obra escrita por estudiantes
parte es una continuación del semi- destacados académicamente, como en
nal artículo “Über Möglichkeiten im el presente caso, que corresponde a una
Relativkalkül” [Sobre las posibilidades exitosa tesis de pregrado.
en el cálculo de relativos], y se aboca “[C]on la filosofía cartesiana ad-
principalmente al problema de los lí- quiere gran importancia la libertad y
mites de la eliminación. la autonomía de pensamiento, que son
En resumen, esta edición de lujo algunos de los principales valores de la
conmemora a uno de los lógicos más modernidad” (19). Estas palabras de la
importantes del siglo pasado, y es mi autora apuntan a lo que constituye su
deseo personal que, gracias a este tipo propósito al escribir el libro: “exponer
de publicaciones, lo que de un tiempo por qué la ética cartesiana puede ser en-
a esta parte se ha llamado “a neglected tendida como una moral de la libertad
chapter in the history of logic” –frase de pensamiento” (24-25); después de lo
acuñada por Geraldine Brady– reciba cual pasa a esbozar lo que ha de ser el
la atención debida, pues las contribu- contenido de cada uno de los capítu-
ciones de este período han sido y son los, que permite percibir hacia dónde
de gran importancia para los actuales se orienta su apuesta interpretativa:
desarrollos de la lógica. una libertad concebida por Descartes

ideas y valores • número 143 • agosto de 2010 • issn 0120-0062 • bogotá, colombia
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como “evidente por sí misma”, en la es en el uso incorrecto de la voluntad


medida en que todo hombre puede ser o libre arbitrio que ha de encontrarse
consciente de ella; una “libertad de esa privación que constituye la na-
pensamiento” como el derecho a seguir turaleza del error” (55). Pasa luego a
los dictados de la propia razón; “una ocuparse, en una segunda sección,
relectura de la moral de provisión”, de “la voluntad y libre arbitrio en las
que se transforma en moral definitiva, Meditaciones y Los principios de la fi-
“en la medida en que pretende ejercer losofía”, en la cual retoma la idea básica
y asegurar esa libertad de pensamien- con que inicia el capítulo: una libertad
to”, y “La libertad de pensamiento de la como noción evidente por sí misma,
moral cartesiana”, que se ofrece como remitiéndose al modo como Descartes
título del capítulo iv. define la noción de libertad a partir del
El primer capítulo del libro está testimonio de nuestra propia concien-
dedicado a la consideración del “con- cia; para aseverar seguidamente que
cepto del hombre en la Meditaciones “conocemos la libertad por medio de la
Metafísicas”, que expone de manera sola experiencia que de ella tenemos a
puntual y sin novedades interpretati- partir de la conciencia o actividad del
vas, refiriéndolo a la duda metódica, al cogito” (61). Ahora, aunque “el libre ar-
cogito y a la unión del alma y el cuerpo. bitrio consiste en que podemos hacer o
Al final de su recorrido establece que no hacer una cosa”, o afirmar o negar
(42), al ser el pensamiento el atributo algo (61), un análisis minucioso de las
principal del alma, al ser el pensamien- Meditaciones permite establecer que
to la esencia de esa sustancia, “hacer Descartes pasa de una libertad como
uso del cogito es alcanzar la esencia “elección entre posibles”, a una “liber-
de ser hombre, en la medida en que el tad esclarecida”, es decir, una elección
pensamiento es la esencia del alma”, la en función del conocimiento que se po-
cual, “unida al cuerpo, es lo que define sea de la verdad o del bien, que va en
al hombre”. el sentido del conocido planteamiento
El segundo capítulo se mueve en el cartesiano de que “a una gran claridad
horizonte delimitado por el título de la del entendimiento se sigue una gran
obra, pues se ocupa de las nociones de inclinación de la voluntad”. Desde allí
libertad y de indiferencia en la filoso- se dirige la autora a una consideración
fía cartesiana. Sobre la consideración especial de la “libertad de indiferen-
inicial de que “Descartes piensa que la cia”, que parte –una vez más– de las
libertad es una noción común evidente Meditaciones, en las que la indiferencia
por sí misma”, y que se ha de aceptar se considera como el grado más bajo
como evidente “que la voluntad es libre de la libertad y se encuentra en estre-
y puede otorgar o no su asentimiento cha relación con la ignorancia sobre
según le parezca” (51), Leal aborda pri- lo bueno y lo malo, para pasar luego a
mero el tema de la “facultad de juzgar las cartas al P. Mesland de 1644 y 1645,
y el mecanismo del error”, tomando en las cuales “Descartes reconoce que
como un pertinente punto de referen- hay en el hombre un poder positivo de
cia la Meditación cuarta, contrastando elección que también puede ser llama-
esta con Los principios de la filosofía, do indiferencia”, que no se encuentra
y llevando a cabo una discusión que determinado por un conocimiento
le permite afirmar, como especie de claro y distinto “y, por tanto, nosotros
conclusión inicial, que “para Descartes podemos escoger libremente lo falso

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y lo malo en presencia de lo bueno y vivir bien, “juzgar y actuar de acuerdo


verdadero” (65). Se trata, a juicio de a la mejor opinión posible” (81). A esto
Leal, de una concepción original de responde la moral de provisión, cuyas
la “indiferencia positiva”, en cuanto máximas son expuestas de un modo
autodeterminación de la voluntad o breve y preciso, hasta llegar a la cuarta,
libre arbitrio, “que convierte este tipo que, de acuerdo con su interpretación,
de libertad en el poder de elegir el mal “señala el paso de la moral de provisión
y el error, en vez de lo bueno y lo ver- hacia la moral definitiva” (85). Esta “no
dadero” (65). Esta concepción de la sustituye a la moral de provisión, sino
libertad es “muy importante para la que la complementa” (86); Leal asume,
moral cartesiana”, pues en ella “la au- además, que las reglas de la moral de-
todeterminación del hombre es un acto finitiva se encuentran enunciadas en
voluntario por medio del cual su libre la carta que Descartes le escribe a la
arbitrio se determina a actuar” (66), princesa Elisabeth de Bohemia, y plan-
aunque su conocimiento carezca de tea un expreso paralelismo entre las
claridad y distinción. reglas que aparecen en esta carta y las
El libro aborda, en su capítulo máximas del Discurso del método. En la
iii, “La ética cartesiana”. Comienza parte final de esta sección del capítulo
aludiendo al conocido símil de la fi- hace el tránsito hacia el asunto central
losofía comparada con un árbol, de la de su libro: “tanto en la moral de pro-
Carta-Prefacio, y pasa de inmediato a visión como en la moral definitiva la
la necesidad de una moral de provisión, libertad juega un papel muy importan-
en cuya relectura, “teniendo en cuen- te, ya que en la vida práctica el hombre
ta el concepto de hombre entendido debe tomar decisiones” (89), aunque en
como pensamiento”, Leal quiere des- ocasiones carezca de un conocimiento
cubrir “como nuevo objeto de la moral claro y distinto respecto de sus accio-
‘la libertad’”, y comprender lo que le nes; a cuyo propósito acude a la imagen
da soporte al título de su libro: “que del viajero perdido en el bosque, de la
la moral cartesiana pretende ejercer y Tercera parte del Discurso del método.
asegurar la libertad de pensar” (76). Se Al final del capítulo, la autora comien-
ocupa así, en un primer momento, de za a centrar su discusión en el tema de
la “certeza moral”, apoyándose básica- la libertad, para lo cual recurre a Las
mente en Los principios de la filosofía pasiones del alma. Su breve alusión a
y en las Meditaciones Metafísicas, y estas le permite desprender “la con-
establece de manera clara que hay en cepción cartesiana de la libertad del
Descartes una distinción entre teoría hombre, que consiste en el uso de la
y práctica, entre certeza metafísica y libertad de pensamiento para conocer
certeza moral: “en la vida moral no de- los apetitos naturales y las pasiones del
bemos esperar tanto rigor como en el alma” (90), con el fin de que se pueda
ámbito metafísico” (78), pues en ella el orientar hacia el bien o el mal, el pla-
hombre sólo cuenta con certezas mora- cer o el dolor. Teniendo a la vista las
les, y como “la vida práctica requiere Pasiones –y un paso muy breve por la
una reacción casi inmediata, Descartes noción de generosidad–, concluye de la
decide construir entonces una moral siguiente manera:
de provisión” (80). La moral cartesiana En la ética cartesiana la libertad
se origina así en la urgencia de la vida de arbitrio es, en un sentido positivo,
práctica humana; ella requiere, para el principio de la acción moral. Se tra-

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ta de la libertad que posee el hombre la medida en que pretende asegurar la


para autodeterminarse y hacer uso de libertad de pensar” (105).
su propia razón. Esta libertad supone Son sin duda alguna loables, y com-
la autodeterminación de la voluntad y pletamente merecedores de estímulo,
la capacidad del hombre de servirse de el interés y el esfuerzo de la autora por
su propia razón sin la dirección de otro. discutir con el filósofo francés René
Por esta razón, la ética cartesiana es Descartes; y mucho más digno de men-
una moral de la libertad de pensamien- ción por cuanto aborda el difícil tema
to, del pensar libre. (93) cartesiano de la libertad. Es igualmente
digna de señalar la perspectiva am-
El último capítulo del libro está cen- plia en que quiere inscribir su trabajo,
trado en “La libertad de pensamiento pues tiene a la vista obras fundamen-
en la moral”, y tiene un evidente carác- tales del filósofo, así en ocasiones luzca
ter conclusivo: “la esencia de la moral como un proyecto quizá muy ambicio-
cartesiana es la libertad de pensamien- so. Es también interesante el esfuerzo
to, si tomamos como punto de partida la que mantiene Leal por establecer un
concepción cartesiana del hombre, que diálogo, desde Descartes, con la filo-
establece que su atributo esencial es el sofía contemporánea; si se quiere, con
pensamiento” (97). De hecho, un análisis la manera contemporánea de leerlo
cuidadoso de la moral de provisión y de e interpretarlo, que se concreta en los
la moral definitiva permite “vislumbrar excursos que realiza en la parte final de
que sus máximas son recursos para ase- los tres primeros capítulos. Todo lo cual
gurar la libertad de pensamiento” (97). lo lleva a cabo mediante el empleo de un
La autora quiere demostrar su hipótesis lenguaje claro y sencillo.
acudiendo al “hombre tomado como Hay en su lectura del filósofo mo-
cogito”, a la duda hiperbólica, en la me- derno y en sus interpretaciones, sin
dida en que supone la libertad, así como embargo, una serie de aspectos que
a la especial dimensión que el filósofo le conviene resaltar como temas de dis-
reconoce a la misma. Y aunque la expre- cusión, así sea de una manera mínima,
sión “libertad de pensamiento” no fue como corresponde a la extensión y a la
utilizada por Descartes, este “construye intención de una reseña. El primero de
una moral de provisión para asegurar ellos es el de una moral de provisión
el ejercicio de su pensamiento y de su que se transforma en una moral defi-
libertad” (103); así como para “orientar nitiva. En ello hace eco a una tradición
los deseos suscitados por las pasiones centenaria de lectura e interpretación
del alma” (103.). Ahora bien, “el carácter que ha pretendido ver en la moral de la
provisional de estas máximas asegura la Tercera parte del Discurso del método
libertad de modificar la acción en el fu- una moral provisional, una interpreta-
turo” (104). Y en la moral definitiva de la ción del texto cartesiano tan exitosa que
carta del 4 de agosto de 1645 a Elisabeth, se convirtió virtualmente en una lectu-
se refuerza de manera especial “el sen- ra canónica. Llama la atención cómo
tido de la moral cartesiana entendida se acepta la traducción del texto como
como autonomía o libertad de pensa- moral de provisión, pero se interpreta
miento” (105). Leal concluye su libro con como provisional. Por eso es oportuno
una afirmación categórica: “la moral de recordar cómo, desde las últimas déca-
provisión se transforma en definitiva en das del siglo pasado (véase, por ejemplo,

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Le Doeuff, M.: “En rouge dans la mar- moral definitiva en la citada carta, sin
ge”; Grimaldi, N. L’expérience de la que medie una demostración conclu-
pensé dans la Philosophie de Descartes, yente, o simplemente satisfactoria. A
cf. 184-194), se fue abriendo paso, en el lo cual hay que añadir que, como en el
ámbito de los estudios cartesianos, una caso de la moral provisional, Descartes
tendencia interpretativa que quiere nunca empleó la expresión moral defi-
recuperar el sentido original del tex- nitiva. Comentario que, por supuesto,
to morale par provision, no como algo hay que hacer a la extrapolación que se
interino o transitorio, destinado por hace en el libro de Leal.
su propia índole a ser reemplazado, Con respecto a la interpretación de
sino como aquellas provisiones que, la libertad cartesiana como libertad de
a manera de bagaje de relativa perma- pensamiento, ella suena más bien res-
nencia, se llevan cuando se emprende trictiva, mucho más por cuanto Leal
un viaje largo; aquello que se requiere pretende mirar de manera homogé-
“como una ‘provisión’ para la travesía nea textos cartesianos que no lo son,
del desierto especulativo”, de acuer- si se quieren examinar ellos desde el
do con la elocuente expresión de problema de la libertad, tales como el
G. Rodis-Lewis (cf. 558). A lo cual con- Discurso del método, las Meditaciones
viene agregar que Descartes nunca Metafísicas, Los principios de la filo-
empleó la expresión morale provisoire, sofía y las cartas a Mesland. De estos
pese a que disponía de los recursos lin- escritos, el que consulta de modo más
güísticos para tal efecto. claro la interpretación de la libertad
Ahora, como es de lógica, si Des- cartesiana como libertad de pensa-
cartes hubiera propuesto en un primer miento es la alusión a la libertad que
momento una moral provisional, era hace Descartes en la primera máxima,
porque tenía en mente una moral en la cual considera que es un exceso
definitiva; justamente el camino inter- recortar en algo la libertad que él quie-
pretativo que se terminó abriendo paso re preservar para cambiar de opinión
a lo largo de los años, de lo cual es ilus- cuando los hechos cambian o las cir-
tración conspicua el importante trabajo cunstancias lo aconsejan, o cuando
de É. Gilson, Discours de le méthode los juicios hechos ya no correspondan
– Texte et commentaire (cf. 230-250), a la nueva realidad o a la nueva situa-
que no es tenido en cuenta por la au- ción (cf. Discurso del método at vi 23
tora. Pues bien: el estudioso francés r. 31 - 24 r. 17). De otra parte, si se qui-
asume en esta obra, sin que medie una siera insistir –de cara a la tesis central
interpretación clara y satisfactoria, que del libro– en tener a la vista el Discurso,
la carta del 4 de agosto de 1645 dirigida se debe recordar la expresión taxativa
por Descartes a Elisabeth contiene la del filósofo: su propósito o, visto de
formulación de la moral definitiva. Tal modo más amplio, su proyecto teórico
pareciera que Leal coincide con esta no se limita sólo a conducir bien su ra-
interpretación –o la asume de alguna zón y buscar la verdad en las ciencias,
manera–; pero –manteniendo las debi- pues también lo anima uno especial-
das proporciones– se debe indicar que mente explícito: el “inmenso deseo de
Gilson simplemente termina asumien- aprender a distinguir lo verdadero de
do, desde la consagrada interpretación lo falso, para ver claro en mis acciones
de la moral provisional de la Tercera y marchar con seguridad en esta vida”
parte del Discurso, la existencia de una (Id. 9-11; cursivas mías).

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Y si se consideran las cartas a de encomio el esfuerzo de confrontar


Mesland, a la lectura más bien restric- obras fundamentales de Descartes en
tiva de la autora se puede oponer una torno al difícil problema de la libertad.
de perspectiva más amplia, incluso Sin embargo, en gracia a la discusión,
apoyándose en los pasajes que ella uti- bien vale el intento de mostrar que la
liza. Así, en la carta del 9 de febrero de libertad cartesiana tiene un alcance
1645 (citada por Leal en la página 66) mayor, y no se limita a la libertad de
se puede leer: “Pues siempre nos está pensamiento, pues pretende dar cuenta
permitido apartarnos de la persecución igualmente de la libertad de actuación.
de un bien claramente conocido, o de Por esto resulta conveniente apuntarle
admitir una verdad evidente, con tal de a una mayor apertura interpretativa
que pensemos que es bueno atestiguar cuando se considera este aspecto par-
mediante esto la libertad de nuestro ar- ticular del pensamiento cartesiano,
bitrio” (at iv 173 14-23). Más adelante, mucho más cuando se tiene en cuenta
la carta es bien explícita: que la moral –y, por supuesto, la moral
Una más grande libertad consiste en cartesiana– se concibe para que oriente
efecto o bien en una mayor facilidad de la actuación en la vida; que es, justa-
determinarse, o bien en un uso mayor mente, el sentido más genuino de las
de este poder positivo que tenemos de máximas de la moral de provisión.
seguir lo peor, aunque veamos lo mejor.
Pues si seguimos aquello donde vemos Bibliografía
el mayor bien, nos determinamos más
Gilson, É .Discours de le méthode – Texte
fácilmente; pero si seguimos lo contra-
et commentaire. Paris: Vrin, 1976.
rio, empleamos todavía más este poder
positivo. (at iv 174 8-15) Grimaldi, N. L’expérience de la pensé
dans la Philosophie de Descarte. Paris:
Esta cita es hecha por la autora en la Vrin, 1978.
página 65. Y en cuanto a la virtud (a la
Le Doeuff, M. “En rouge dans la marge”.
cual alude Leal en la página 92, citando
L´Imaginaire philosophique. Paris:
una carta de Descartes a Elisabeth del
Payot, 1980. 85-96.
18 de agosto de 1645), se puede contras-
tar su lectura con la carta escrita por Rodis-Lewis, G. Descartes – Texte et
el filósofo a la reina Cristina, del 20 de débats. Paris: Librairie Générale
noviembre de 1647: es posible pensar en Française, 1984.
un remedio para que el hombre, el suje-
to moral, elija siempre el bien, es decir, Rubiel Ramírez R.
tome una decisión moral adecuada, así Universidad del Quindío-Colombia
perciba igualmente el mal; lo cual no es rramirezr@uniquindio.edu.co
distinto de la virtud, o sea, que se tenga
“siempre una firme y constante reso-
lución de hacer exactamente todas las
cosas que se juzguen son las mejores, y
de emplear todas las fuerzas de su espí-
ritu en conocerlas bien” (at v 83 10-14;
cursivas mías).
Es, sin duda, importante la apues-
ta interpretativa de Leal, y es digno

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