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Alonso Segura
Brindar mejores servicios públicos requiere más gasto
corriente y más gasto de capital, no solo uno de ellos
“El verdadero problema de fondo es que recaudamos muy poco”, señala el exministro
de Economía, Alonso Segura.
Un país también necesita más y mejores profesores, personal médico o policías, y todo
ello es gasto corriente. Pero también necesita desayunos escolares, pensiones para
adultos mayores en situación de pobreza, programas de becas, compra de medicinas,
fondos para innovación, y hasta partidas de operación y mantenimiento de la nueva
infraestructura.
En el Perú, la proporción es 25/75. Medido como porcentaje del PBI, el Perú gasta en
infraestructura más del 5%, cifra que constituye la recomendación internacional y
claramente por encima del promedio OCDE, para aquellos que argumenten que sus
miembros están más avanzados en el despliegue de infraestructura. En América Latina,
el promedio es de solo 3%.
Donde estamos muy por debajo del resto de la región, de la Alianza del Pacífico y de
quien sea con quien nos comparemos –pese a la recuperación reciente– es en gasto
corriente. ¿Cuántos de los que estigmatizan su aumento conocen esta realidad? Al
parecer, pocos.
Es válido hablar de la importancia de cerrar la brecha de infraestructura. ¿Pero acaso es
menos urgente cerrar la brecha de capital humano? ¿Y qué hay de las brechas de
innovación o de bienes y servicios públicos? Esas ni se miden ni se mencionan.
Para muchos también resulta conveniente olvidar la complementariedad que existe entre
gasto de capital y gasto corriente. ¿De qué sirven más comisarías sin más policías o más
centros de salud sin medicinas y personal médico? De nada.
El verdadero problema de fondo es que recaudamos muy poco. Demasiado poco para
sostener el Estado que necesita el Perú como un país de ingreso medio pero aún con
profundas disparidades.
Es malo tener un Estado ineficiente, pero es igual de malo tener uno ausente. Elevar la
recaudación tributaria debe ser una meta prioritaria. La gran pregunta es si las medidas
tributarias en agenda podrán lograr ese objetivo. La evidencia internacional
lamentablemente sugiere lo contrario.