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“Vejez y su representación en el arte pictórico mexicano:

adaptación al ocaso de la vida”

Carlos W. Haro Reyes1


María del Pilar Herrera Guevara2

Palabras clave: Vejez, arte mexicano, representación

Introducción

La transformación que vive y sufre el hombre a través de los años, deriva en una
metamorfosis donde se convierte en anciano. En esos cambios paulatinos
considerados como un proceso natural, el hombre se transforma en apariencia, su
mente y su cuerpo experimentan modificaciones que son rasgos característicos de
la vejez. Corporalmente la persona se llena de arrugas: en ocasiones pierde parcial
o total el cabello, si logra conservar su pelo es completamente blanco. La vista no
sirve bien, los anteojos son una ayuda indispensable, el cuerpo se achica o se
encorva, sus piernas ya no le responden y si puede caminar es con ayuda de bastón.
Sus brazos pierden la fuerza, las manos no sujetan los objetos con firmeza, muchas
veces el temblor en su cuerpo denota la edad y sus dolencias lo obligan a tomar
variados medicamentos para ir soportando la vida. Por otra parte, mentalmente la
persona pierde memoria, se le olvidan las cosas y le cuesta trabajo recordar, en
ocasiones ya no reconoce a sus familiares e incluso no sabe ni quién es él mismo,
otras veces puede desvariar en una especie de locura donde la mente se atrofia por
el paso de los años donde la persona tiene que irse adaptando a esos cambios.
En el arte mexicano, expresamente en la pintura artística, se hacen patente estas
representaciones del hombre en su proceso de envejecimiento. En algunas pinturas
de autores a través del tiempo, el hombre anciano se ha plasmado como símbolo
de la experiencia, de la honorabilidad que tiene un hombre mayor y sus rasgos
característicos. Por ello, en esta ponencia se intenta mostrar un recorrido por
algunas de estas pinturas con el propósito de hacer evidentes los rasgos de la vejez,
del hombre que se transforma en viejo en un proceso biológico donde signos de esa

1 Es doctor en Humanidades y Artes, artista plástico, profesor investigador de arte y comunicación


en la Universidad de Guadalajara, sus líneas de investigación se dirigen a la semiótica de la imagen
y a la interpretación de obras de arte.
2 Doctora en Humanidades y Artes, artista plástico y profesora en la Universidad de Guadalajara

donde imparte materias de gestión cultural, políticas culturales y educación artística. Sus líneas de
investigación son la museología contemporánea, el desarrollo cultural a partir de museos y el papel
del gestor cultural en el siglo XXI.

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maduración y por ende de la adaptación que tiene el hombre de cuerpo y mente
distintos a los que tenía cuando joven se plasman plásticamente en algunas obras
de arte mexicano.
El hombre es un ser evolutivo que se desarrolla día tras día, minuto tras minuto. En
su apariencia física se hacen evidentes algunos cambios que lo van transformando,
el continuo desarrollo de sus células van modificando piel, huesos, músculos y
órganos. El cerebro también va envejeciendo modificando de manera irreversible
algunas funciones motoras y cognitivas en el ser humano. El deterioro paulatino de
los sentidos hace que la persona adulta vaya perdiendo habilidad y conocimiento,
aunque esto sucede poco a poco y no de manera inmediata. Investigadores como
Gerrig y Zimbardo (2005) mencionan que la vejez conlleva un estado de la vida pero
también es una construcción cultural. La llamada adultez temprana, intermedia y
tardía es la etapa donde se producen estos cambios que tienen un impacto en la
vida de los adultos.
Para Gerrig y Zimbardo (2005), La pérdida de la vista total o parcial es un deterioro
en personas de más de 65 años, el cristalino se torna amarillo con el paso del
tiempo, además se vuelve rígido. Esto disminuye la visión en los adultos. Algunos
colores no se perciben bien por el rango de longitud de onda, como es el caso de
los morados, azules y verdes. Los objetos no se distinguen bien en su forma y
distancia. También, la flexibilidad del cristalino sirve para adecuar la visión en zonas
de poca luz, por lo que los ancianos tienen nula visibilidad en la oscuridad. Por otra
parte, la audición se deteriora en personas de más de sesenta años. Es frecuente
que este problema se agudice más en hombres que en mujeres, además la voz de
las personas adultas cambia por el endurecimiento de las cuerdas vocales, se
vuelve menos grave.
En la pintura mexicana, en algunas obras queda manifiesta esta transformación: en
los autorretratos de Roberto Montenegro donde se muestra un desarrollo de la vejez
paso a paso, pues estas pinturas las realiza el pintor frecuentemente, y se puede
ver la captación de un rostro joven transitando hacía los rasgos de un hombre
maduro y posteriormente viejo. La figura del anciano en estos autorretratos muestra
el paso del tiempo y muestra un avance fisiológico que se representa en la cabeza
canosa y casi calva, en las arrugas del rostro y en el encorvamiento del cuerpo.

La semiótica de Charles S. Peirce, no se centra, como se ha abordado


tradicionalmente por numerosos estudiosos en el signo, sino más bien en la
semiósis, en el fenómeno de producción de sentido que surge en la mente del
espectador al interpretar el signo. Por ello, la semiósis contempla los aspectos de la
emoción, de la afectividad y del sentimiento. Al tomar en cuenta estos aspectos del
ser humano, entonces está ligada plenamente a la cultura.

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La pintura artística mexicana es tomada como referencia visual de este tipo de
desarrollo fisiológico donde la imagen muestra los signos de la vejez. Cada pintura
de autores como Roberto Montenegro, Francisco Goitia, Gerardo Murillo Dr Atl,
Diego Rivera, y otros más que dejan plasmados personajes ancianos en sus obras.
Se muestra aquí un enfoque multidisciplinar ya que se sustenta con los argumentos
teóricos de autores como Iuri Lotman (1995), desde la semiósfera de la cultura y del
símbolo, así como del envejecimiento individual de Carl Jung y del desarrollo de Eric
Erikson, entre otros. Por ello, se inserta en la línea de investigación h) Cambios
culturales.

FUENTES DE REFERENCIA
Castañares, W. (1996), El efecto Peirce. Sugestiones para una teoría de la
comunicación. En Anuario Filosófico, vol. 29, núm. 56, España: Facultad de Filosofía
de la Universidad de Navarra.
Gerrig, R.J., y Zimbardo, P.G., (Javier Dávila, trad.),(2005 ), Psicología y vida,
México: Pearson Educación.
Lotman, Yuri M., (1995), La Semiósfera, vol. 1, Editorial Cátedra, Madrid.

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