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Análisis de la lectura:
Tomar conciencia sobre las expectativas que tenemos a la hora de abordar un texto
tiene, como vimos, una gran utilidad en función de comprender mejor su contenido.
Por ello, vale la pena organizar las operaciones mediante las cuales podemos hacer
conciencia de esas expectativas y aplicar dicha conciencia al análisis del texto.
Estas operaciones forman una secuencia que puede ser descrita,
aproximadamente, como sigue:
1. Definir cuál es la necesidad que el lector espera satisfacer con la lectura.
2. De acuerdo con esa necesidad, definir cuál debería ser el tipo de texto que debe
buscar (tipo, área del conocimiento, tema, fecha, autores, origen).
3. Leer el título del artículo y pensar qué quisiera encontrar en él (sus necesidades
plasmadas en preguntas).
4. Pensar qué información cree que va a encontrar en el artículo (predicciones).
5. Pensar qué información posee sobre el tema. 6. Leer el artículo y confirmar si lo
que el lector predijo coincide o no con su contenido.
7. Después de leer el artículo, seleccionar las ideas que le sirven para satisfacer la
necesidad que se planteó y transcribirlas o componerlas a partir del contenido de
la lectura.
8. Después de leer el artículo, definir si satisfizo la necesidad de información del
lector o solo lo hizo parcialmente.
9. Pensar qué relaciones existen entre la información que poseía el lector con la
que encontró en el texto.
10. Definir las inquietudes que no satisfizo el artículo. Escribir dónde cree que puede
encontrar la información que no encontró y que necesita.
Ejercicio
Retome los títulos y plantee al menos una pregunta que exprese lo que usted
quisiera averiguar a través de cada uno de los textos que estos títulos
encabezan (expectativas).
Ejercicio
Tome cada uno de los títulos y escriba cinco ideas que expresen
conocimientos que usted ya posee sobre el tema.
Ejercicio
Ejercicio
Lea el siguiente artículo. Intente responder las inquietudes que planteó sobre
el artículo en cuestión, y determine si el artículo las satisfizo, solo lo hizo
parcialmente o no las satisfizo en absoluto.
HACIA UNA CLARIFICACIÓN DE LA EDUCACIÓN INTERCULTURAL Tomado
de: JOSÉ LUIS GARCÍA LLAMAS Revista de Educación / Instituto de
Evaluación
Ministerio de Educación, Política Social y Deporte (Madrid, España, 2005) En
los últimos años, en los escritos, las expresiones «multicultural» e
«intercultural » se han utilizado como sinónimas y, en ocasiones, de forma
confusa y poco clara. Consideramos que mientras que el término multicultural
debe emplearse cuando se hace referencia a la yuxtaposición espacial y
temporal de unas culturas determinadas, la expresión intercultural sugiere la
idea de una intervención que fomente el diálogo y el dinamismo entre las
diferentes culturas que nos guiará hacia una influencia y enriquecimiento
mutuos. Por lo tanto, la utilización del segundo de estos términos nos parece
–desde el punto de vista educativo– más adecuada y ajustada a la realidad.
Podemos cuestionarnos si la respuesta educativa debe ser la apuesta por una
educación intercultural en los centros escolares. Consideramos que ello
supone realizar el esfuerzo de tratar de adaptar el modelo de enseñanza a las
necesidades y las demandas de los diferentes grupos culturales, de forma que
entre los distintos colectivos y grupos étnicos y culturales se produzca un
encuentro que genere intercambios positivos que favorezcan el
enriquecimiento mutuo. Por tanto, se trata de formular una propuesta que
vaya dirigida tanto a los grupos autóctonos, como a los inmigrantes ubicados
en un mismo contexto. Una de las principales innovaciones que se proponen
para poder atender debidamente a los grupos heterogéneos tiene como punto
de partida el aprendizaje cooperativo. Es importante promover prácticas
educativas que se orienten a todos los integrantes de una sociedad, en una
actuación que comprenda las diferentes dimensiones del proceso, con el fin
de lograr una auténtica igualdad de oportunidades que permita superar los
brotes de racismo y que todas las personas que conviven en un mismo
espacio físico adquieran una adecuada competencia intercultural. Se trata,
pues, de abordar la problemática que encierra la diversidad cultural en el
ámbito de la educación. La educación intercultural requiere una actuación que
ha de ser abordada desde una doble vertiente: por una parte, exige el respeto
a la propia identidad de las personas y los grupos minoritarios establecidos
en una determinada zona geográfica y, por otra, precisa de una voluntad de
cooperación, cuyas bases de trabajo pueden establecerse a partir de la
interdependencia que caracteriza a la sociedad occidental. La escuela debe
preparar a los individuos para que no sólo puedan superar los condicionantes
de su grupo social de origen, sino también establecer contactos fluidos con
otras comunidades culturales.