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Cuando el péndulo está del lado derecho del espectro político continental, México sorprende con

una elección en la que el candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador (amlo) del partido
Movimiento Regeneración Nacional (Morena), que encabeza una alternativa social, triunfa de
manera apabullante en las elecciones del pasado 1 de julio. Con ello despierta lo que será el mayor
desafío del próximo gobierno, cumplir con una inmensa cantidad de expectativas que se generaron
en el país y en la región latinoamericana donde, luego del ascenso de diversos gobiernos
progresistas en la última década, asistimos a un serio reflujo de estas fuerzas políticas. Diversos
factores permitieron el triunfo de López Obrador. El político tabasqueño logró capitalizar el hartazgo
de la población frente a la corrupción escandalosa que rodea a la vida política mexicana. Él hizo de
la lucha contra este delito su principal bandera y esto le dio resultados positivos, pero tratar de
enfrentarla no significa resolver los problemas estructurales que existen en el país y que generan
las condiciones de pobreza, marginación, exclusión, polarización y violencia que se viven en México.
Hacer de la lucha contra la corrupción el centro de una plataforma programática es insuficiente y
esto se ha demostrado en diversos casos por toda América Latina, basta recordar lo sucedido en
2015 en Guatemala. Es tan relevante la indignación social que produce este flagelo que tanto el
imperio estadounidense como las derechas latinoamericanas lo han utilizado como pretexto para
deslegitimar los proyectos políticos de izquierda. Andrés Manuel llegará a la presidencia de México
el próximo 1 de diciembre de 2018 en su tercer intento por alcanzar este cargo y en condiciones
inmejorables en cuanto a legitimidad política, ya que logró obtener más votos que todos sus
contrincantes juntos. Esto fue posible gracias a la capitalización del descontento y el hartazgo
popular, que dio en 2018 un voto de castigo a la corrupción. En medio de este revuelo y sin haber
asumido formalmente el cargo aún, ha anunciado algunas decisiones que tomará una vez en
funciones, así como estrategias de gobierno que empiezan a despertar temores y suspicacias. Por
una parte, temores alimentados en gran medida por la figura que fuerzas opositoras construyeron
alrededor de López Obrador y su proyecto de “izquierda radical”, sin que esta idea se sustentara
con argumentos sólidos. Por otra parte, suspicacias alimentadas con grandes expectativas por parte
de quienes decidieron apoyar el proyecto de Morena. Sin embargo, habrá que esperar unos meses
más para poder hablar de las primeras acciones de su gobierno. El entusiasmo de unos (muchos) y
el temor de otros (pocos, pero poderosos), ha tenido como respuesta un lenguaje en un tono
conciliador que superó las arengas de campaña para convertirse en un discurso como futuro
gobernante. amlo intentó atemperar los temores y tranquilizar a los sectores económicos
nacionales e internacionales, ya que partió de la premisa de “por el bien de todos, primero los
pobres”.

Causas:

1.- Se rompería el bipartidismo. Si bien gran parte del siglo XIX se caracterizó por la lucha por el
poder político en cuanto a dos diferentes proyectos de nación (centralistas y federalistas;
conservadores y liberales), el final del siglo XIX y gran parte del siglo XX constituyeron el predominio
político de un solo hombre: primero Don Porfirio Díaz y luego la figura del presidente proveniente
de un partido único.

Para el siglo XXI, con la alternancia panista de 12 años, se generó un bipartidismo que a nivel
económico y político no cambió mucho. De esta manera el triunfo de López Obrador rompería ese
bipartidismo histórico.
2.- Por primera vez habría un gabinete equitativo. Ningún gabinete presidencial ha estado
constituido por la mitad de mujeres

Cambios para bien o para mal:

Por un lado, empezaron a atenderse problemas que tenían muchos años sin resolverse, como la
corrupción y el robo de combustible.

Pero al mismo tiempo algunas decisiones del presidente Andrés Manuel López Obrador tuvieron
resultados y crisis inesperadas.

Dos de los ejes principales en su estrategia son el combate a la corrupción y una severa política de
austeridad en todo el gobierno federal.

Aplicar el plan tuvo consecuencias. Fue el caso de cancelar el Nuevo Aeropuerto Internacional de
México (NAIM), o los recortes en el presupuesto que desataron una crisis en el sistema de hospitales
públicos.

En lo que va del gobierno virtualmente se duplicó el monto de pensiones para ancianos, y se


estableció un programa para capacitar jóvenes en su primer empleo.

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