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La orientación escolar en tiempos de incertidumbre: una tarea compleja y difícil, necesaria y posible

Norberto Ianni
La pregunta que guía mi trabajo es ¿Qué condiciones son esenciales para que se pueda dar este proceso
complejo llamado “orientación” en la escuela en estos difíciles tiempos que nos toca vivir? Todas las
condiciones enunciadas corresponden a la orientación escolar, pro también la exceden.
Tiempos difíciles, tiempos de incertidumbre
En estos tiempos actuales, es cuando, en la escuela, la orientación que se brinda adquiere nuevas
significaciones, se convierte en un tarea desafiante con características que la tornan una tarea compleja y
difícil, pero necesaria y posible. En el proceso de escolarización, la orientación ha ocupado, y en esta época,
un tiempo y un espacio importante del proceso educativo, tanto es así que muchas veces se han homologado
los términos de educación y orientación. De acuerdo con la edad de los niños y adolescentes, adoptara
distintas modalidades, y son los adultos, los docentes, los responsables de “orientar” a los alumnos.
Muchas veces los adultos estamos “desorientados”, y también las propias instituciones educativas afrontan
situaciones diferentes a las que habitualmente atendían, enfrentan acontecimientos imprevistos, que no se
sabe muy bien cómo abordar, cual es el rumbo que hay que tomar, que dirección seguir para superarlos. “Una
verificación cotidiana nos permite, a los que trabajamos en el campo de la educación y de la salud,
encontrarnos con el dato cierto de que los dispositivos existentes no están dando respuestas a las nuevas
formas del malestar, en tanto, son dispositivos que siguen operando desde perspectivas teóricas que
funcionan como si nada hubiera cambiado. De este modo, hemos encontrado que, más que de fracaso
escolar o de problemas de aprendizaje, o bien sumados a estos viejos problemas escolares, hoy debemos
enfrentar los conflictos derivados de las fracturas en la trasmisión cultural entre las generaciones, siendo la
escuela uno de los ámbitos privilegiados para observar los efectos de esa fractura en el campo de la
trasmisión de conocimientos.
¿Qué es orientar?
Etimológicamente, orientar (del latin orior) significa nacer, surgir. Para poder comprender el sentido de esta
definición, recurramos a un ejemplo que puede sernos de utilidad: si una persona está en medio de un
desierto, para poder orientarse deberá encontrar las coordenadas que le permitan conocer su ubicación, a
partir de esas coordenadas podrá luego seguir el rumbo deseado.
¿Qué relación puede establecerse entre esta alusión geográfica con la orientación que nos ocupa? La
persona que esta des-orientada, desconoce las coordenadas, orientar es, acompañar a esta persona para que
conozca o re-conozca “sus” coordenadas, es decir, saber dónde está ubicada y pueda luego tomar su propia
dirección.
Los sujetos infantiles y adolescentes, el grupo que conforma la clase, una institución escolar, son espacios
infinitos semejantes al desierto en el ejemplo, y muchas veces, no saben “donde están parados”. En esta
búsqueda de posición, el “orientador” acompaña para encontrar las coordenadas que los ubicaran en la
situación, en el problema, en el conflicto recién entonces el alumno, los grupos, la escuela podrán decidir qué
hacer. El que orienta solo ubica, el orientado o los orientadores son quienes deciden qué dirección tomar.
Cada situación requiere ser analizada en su singularidad y considerada en el contexto donde trascurre, este
análisis no es individual, sino que es compartido con otros sujetos adultos. Las respuestas no pueden ser
únicas, ni pueden decidirse individualmente, tampoco son standarizadas, es decir, válidas para todo y todos.
No obstante, en las escuelas los primeros destinatarios de orientación son los niños y adolescentes,
precisamente por ser sujetos infantiles, pero también pueden requerir orientación los adultos, los grupos y la
institución educativa como tal. La orientación que se brinda siempre debe considerar la singularidad de cada
sujeto y la situación contextual.
Condiciones para la orientación
1. La orientación es una forma de relación con otro sujeto u otros sujetos. Esto implica pensar de qué
manera se va a intervenir. “el problema de como intervenir implica pensar los modos de intervención
en lo social que no signifiquen un avasallamiento del espacio privado e íntimo. La decisión debe ser
del sujeto, quien será el que autoriza, a aquel a quien recurre a “traspasar” la valla de lo público a lo
privado, a lo íntimo.

2. La orientación es una intervención, que implica, por parte del orientador, una posición o postura: solo
se puede orientar desde una posición interviniente, se trata de comprender las situaciones y sus
consecuencias como problemáticas humanas, que requieren de una tramitación que puede reducirse a
lo individual, sin incluir el contexto, la dimensión de lo institucional, que trasciende a la escuela. No se
hacen intervenciones “estandarizadas”, pautadas, recetadas, ajustadas a verdades y teorizaciones
“absolutas y universales”. Son el resultado de una construcción singular.

3. La orientación está vinculada con la ternura, Ulloa considero que hay aspectos comunes entre la
relación paterno-filial y la del orientador y el orientado. La ternura es una instancia ética que implica la
renuncia de los impulsos de apoderamiento del OTRO. La ternura genera:

Empatía: que garantiza el suministro adecuado (calor, alimento, arrullo, palabra) y, en el caso
del orientador, el suministro adecuado de contención, el espacio y el tiempo para escuchar,
para que circule la palabra, para que se produzca pensamiento.

Miramiento: como aspecto fundamental, que es mirar con amoroso interés a quien se reconoce
como sujeto ajeno/s y distinto/s de uno mismo.

4. La orientación es escucha, escuchar significa estar dispuesto a oir, atender, a comprender lo que “el
otro/los otros” dice/n. Pueden expresarlo o decirlo verbalmente, o gestualmente o con silencios
prolongados o todo esto combinado. El orientador, debe escuchar en “respetuoso silencio”, para poder
comprender el mensaje, prestando atención a todos los datos posibles que pueda percibir. Puede ser
necesario repreguntar, o pedir aclaraciones con preguntas que posibiliten abrir el dialogo, ampliar la
comunicación.
El orientador debe abstenerse de opinar y habla (“yo creo”) de aconsejar (“deberías hacer”) de
comparar con otros hechos o situaciones (“justamente el otro día alguien me comento algo parecido y
le dije...”). El orientador está afectado emocionalmente por lo que escucha, por eso debe escuchar y
“escuchar-se así mismo, reconociendo de qué manera lo que escucha resuena en él”. Solo si puede
escuchar silenciosamente, y a su vez reconocer la resonancia de esa escucha, podrá pasar a un
segundo momento que es el de las ideas, que son los elementos que constituyen el pensamiento.
La orientación es resultado del pensamiento. Solo se orienta cuando se pudo pensar.

5. La orientación es presencia para Antonio Gomes Da Costa, la presencia implica:

Receptividad, apertura hacia el OTRO/ OTROS, estar dispuesto a conocerlo/s y


comprenderlo/s respetando su privacidad, su intimidad.

Reciprocidad, no basta con estar expectante, sino también responder con actitudes, con
palabras, con gestos.

Compromiso, que es la responsabilidad que se asume en relación con el OTRO o con los
OTROS, se trate de un alumno (niño o adolescente) un grupo de estudiantes o una institución
educativa.

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