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Departamento de psicología
Por:
Guía:
La Paz, Bolivia
2020
i
AGRADECIMIENTOS
ii
DEDICATORIA
iii
ÍNDICE DE CONTENIDOS
AGRADECIMIENTOS ................................................................................................ i
DEDICATORIA ........................................................ Error! Bookmark not defined.
INDICE DE CONTENIDOS ...................................................................................... ii
CAPÍTULO I ............................................................................................................... 1
INTRODUCCIÒN ....................................................................................................... 1
I.1 Planteamiento del problema................................................................................ 1
I.2 Justificación ........................................................................................................ 6
I.3 Objetivos de la investigación .............................................................................. 7
I.3.1 Objetivo General .............................................................................................. 7
I.3.2 Objetivos específicos ....................................................................................... 7
CAPÍTULO II .............................................................................................................. 9
MARCO TEÓRICO .................................................................................................... 9
II.1 Adolescencia...................................................................................................... 9
II.1.1 Pautas teóricas ................................................................................................ 9
II.1.2 Desarrollo físico ........................................................................................... 10
II.1.2.1 Cambios físicos en la adolescencia ........................................................ 10
II.1.2.2 Desarrollo sexual en la adolescencia ..................................................... 10
II.1.3 Desarrollo cognitivo ..................................................................................... 11
II.1.4 Desarrollo psicosocial .................................................................................. 12
II.1.4.1 La adolescencia y su grupo social .......................................................... 12
II.1.4.2 Desarrollo moral .................................................................................... 14
II.1.4.3 La empatía y la conducta prosocial en los adolescentes ...................... 15
II.1.5 Identidad y género ........................................................................................ 16
II.1.5.1 Construccion de identidad ..................................................................... 16
II.1.5.2 Identidad de género ................................................................................ 18
II.2 bullyingo acoso escolar.................................................................................... 19
II.2.1. Violencia escolar ......................................................................................... 19
II.2.2 Pautas teorías de bullyingo acoso escolar ..................................................... 20
iv
Referencias................................................................................................................. 41
CAPÍTULO I
INTRODUCCIÓN
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Aguado M. J., 2006). Dentro de la escuela, la violencia se percibe como una forma de
control social con el fin de mantener la clasificación entre los sexos, ya que existe una
necesidad de dominar a otros para afirmar su propio estatus dentro del grupo de pares.
Los agresores suelen estar de acuerdo con creencias que llevan a justificar la
violencia e intolerancia en cualquier tipo de relación, incluyendo las relaciones entre
iguales; se identifican a ideologías fundamentadas en el dominio y la sumiso, estas
halladas tanto en el sexismo como la violencia entre iguales (Díaz-Aguado M. J., 2006)
Los adolescentes al desarrollar su identidad obtendrán influencias de creencias
asociadas a estereotipos de lo femenino y masculino, donde lo femenino estará
relacionado a la pasividad, la dependencia y la sumisión; y lo masculino a la dureza,
el dominio o la utilización de la violencia (Diaz-Aguado, 2006). El sexismo en los
varones es mayormente percibido ya que aún existe la presión social para el estereotipo
masculino, los chicos deben manifestar poder y dominio frente a sus pares, y una forma
de hacerlo es a partir de la violencia; por ello la superación de creencias sexistas suele
ser difícil en los hombres, las mujeres suelen percibir la superación del sexismo como
una ganancia, mientras que los varones la superación del sexismo es una perdida para
ellos (Díaz-Aguado M. J., 2006)
Dentro de la investigación de Díaz-Aguado y Martínez Arias (2001) descubrieron
que los adolescentes que se oponen a creencias que llevan a la violencia, también
rechazan las creencias sexistas. Por el contrario, los adolescentes que aceptan las
creencias sexistas sobre las diferencias entre hombres y mujeres, justifican la violencia
y muestran una falta de sensibilidad emocional hacia los problemas de violencia.
Las creencias sexistas aún persisten hoy en día, pero el sexismo se ha presentado
en nuevas creencias y actitudes, sobretodo en la población de jóvenes. Con la intención
de identificar estas nuevas actitudes sexistas se han desarrollado nuevas escalas de
medida durante los últimos años, una de ellas fue el Inventario de Sexismo
Ambivalente (Glick & Fiske, 1996). Esta escala refleja un nuevo sexismo que es
considerado más sutil e encubierto (Lameiras Fernández y Rodríguez Castro, 2003)
Una de estas nuevas modalidades de sexismo es el denominado “sexismo
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ambivalente” (Glick & Fiske, 1996), según el cual la ideología de género tiende a
manifestarse a través de la unión de creencias y sentimientos, tanto positivos como
negativos
Glick y Fiske (citado en Ovejero, Yubero, Larrañaga y Navarro, 2013) explican
que el sexismo tiene un componente hostil y uno benévolo. El sexismo hostil está
representado por una actitud una actitud negativa hacia las mujeres donde existe una
inferioridad como grupo social. El sexismo benevolente también ubica a la mujer
dentro de una imagen negativa, debido a que se la proyecta de una manera
estereotipada y restringida de algunos roles, aunque simula una actitud más positiva,
ya que se manifiesta como una pretensión por parte del hombre de proteger a las
mujeres. A la vez, expone al hombre como dependiente es situaciones como la
realización de las tareas domésticas, la intimidad sexual o por el amor que le
proporcionan las mujeres.
En el estudio hecho por Luna-Bernal y Laca-Arocena (2017), se pudo confirmar
que el sexismo ambivalente es una variable de importancia para la explicación y
comprensión de la dinámica de los conflictos de los adolescentes en el contexto
escolar. Ovejero, Yubero, Llarrañaga y Navarro (2017) ratifican la presencia de
actitudes sexistas en el acoso escolar, hallando así una correlación entre conductas de
dominio-sumisión con posturas sexistas que se establecen entre los agresores y las
víctimas de violencia.
Finalmente, Bermejo (2011), plantea dentro de su estudio que los estudiantes de
género masculino intervienen más en situaciones de acoso escolar por las creencias
que tiene más que por su posición biológica. También, apunta en la dirección de que
las personas que presentan altas puntuaciones en la dimensión sexismo hostil,
tienen un mayor riesgo de ser víctimas de situaciones de acoso escolar.
En Bolivia se han realizado estudios sobre el maltrato y violencia escolar entre
pares, (Flores Palacios, 2009; Mollericona Pajarito, 2011; Egüez Gutiérrez y
Schulmeyer, 2014; Quiroga Silva, 2018)
Dentro del estudio de Flores junto con la Asociación Voces Vitales (2009) se
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identificó que tanto varones como mujeres de escuelas privadas y públicas del área
rural y urbana viven una situación habitual de violencia verbal. Dentro del Diagnostico
Nacional realizado con una población de 6.700 estudiantes entrevistados, se logró
comprobar que cuatro de 10 estudiantes son víctimas de acoso escolar; cinco de 10 son
acosadores; seis de 10 son espectadores. Asimismo, se identificó que el acoso verbal,
seguido del social y físico son los más recurrentes dentro del contexto boliviano. Del
40% de estudiantes que afirman ser víctimas de acoso escolar, el 70% indica que se lo
merece, que le acosan por ser diferente y porque él/ella lo provoca. La edad más
vulnerable del acoso escolar se presenta entre los 12 y 16 años. Las situaciones de
acoso escolar en un 90% se presentan dentro de un ambiente escolar en patios, recreos
y aulas, con o sin docente. Finalizando, esta investigación hace una crítica hacia las
instituciones educativas donde estos desconocen la existencia de la violencia y no es
un tema de reflexión que permita la creación de programas de intervención.
Otro estudio relacionado a este fenómeno fue realizado en la ciudad de Santa Cruz,
(Egüez Gutiérrez y Schulmeyer, 2014) donde refleja que el 57% de los estudiantes
emplea agresiones verbales, cuatro de 10 estudiantes recurren a la violencia física y
cinco de 10 estudiantes apelan a la violencia social. En total, seis de cada 10 estudiantes
fueron víctimas de maltrato escolar.
En una aproximación cualitativa de Mollericona Pajarito (2011) al fenómeno de la
violencia escolar en las ciudades de La Paz y El Alto, se sigue con las descripciones
de conductas y expresiones de estudiantes que manifiestan el acoso y maltrato escolar,
un contexto que continúa siendo invisible y comienza siendo naturalizado en espacios
escolares de secundaria.
Las investigaciones sobre el acoso escolar permiten exponer la importancia que
va cobrando este fenómeno. Los estudios mencionados reflejan que la violencia física
y verbal serían las formas más comunes y recurrentes, y que esta violencia se
produciría principalmente en la adolescencia y juventud. Un dato relevante dentro de
las conductas de violencia en las escuelas es que son los hombres quienes lideran las
estadísticas, y en relación a las víctimas, son las mujeres, puesto que se perfilan como
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las más vulnerables socialmente (Quiroga Silva, 2018). Estas investigaciones permiten
realizar proyectos y políticas para la disminución del acoso escolar en el país. El 2019
el Concejo Municipal de La Paz aprobó una ley en contra del acoso escolar que quiere
lograr la prevención, la restauración y formación de casos de acoso escolar registrados
en el país, esta ley utiliza acciones y medidas que fueron desarrolladas con éxito en
países como Finlandia, España y otros, con el objetivo de promover la convivencia
pacífica en las unidades educativas así como fortalecer la atención de estudiantes
involucrados en situaciones de acoso escolar entre pares a través de la coordinación
entre comunidades educativas, la sociedad civil organizada y el Gobierno Autónomo
Municipal de La Paz
Es a partir de lo desarrollado anteriormente que se planea la siguiente pregunta:
¿Es posible encontrar una relación entre los roles de agresor y de víctima en un
contexto escolar con la variable sexismo ambivalente dentro de una población de
estudiantes de secundaria de un colegio privado de la cuidad de La Paz, Bolivia?
I.2 Justificación
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el índice de violencia en las escuelas que no solo ayudara a las relaciones que existen
en la escuela, sino a las relaciones externas a ellas, con la familia y en futuras
relaciones en pareja. El acoso escolar es un problema que afecta a un gran número de
estudiantes dentro de la sociedad y en especial a todos los involucrados en los hechos
de maltrato y violencia, esto afecta de manera física y psicológica, lo cual dificultara
en su desarrollo psicosocial. Si no se actúa de manera inmediata, la violencia generada
por los adolescentes a sus pares se manifestará en otra forma de violencia, una de ellas
es la violencia de género. De esta manera el tener datos de toda la información
mencionada permitirá la creación de proyectos y estrategias que incluyan la lucha
contra el sexismo, prevención de violencia en la escuela y alternativas a las formas de
violencia (Díaz-Aguado, Martínez Arias y Martín Seoane, 2004).
Finalmente, la presente investigación tiene una relevancia contemporánea porque
se hace una discusión un problema actual, el acoso escolar es una problemática que
afecta de manera negativa a distintos elementos de la educación en Bolivia, desde la
interacción entre pares, el proceso de enseñanza-aprendizaje, el funcionamiento de las
escuelas hasta el sistema escolar y sus políticas públicas.
I.3 Objetivos de la investigación
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Identificar el tipo de rol que ejercen (agresor o victima) los estudiantes dentro de la
unidad educativa.
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CAPÍTULO II
MARCO TEÓRICO
II.1 Adolescencia
1. Adolescencia temprana, comprende las edades desde los 11 a los 13 años en las
mujeres y de los 13 a los 15 en los varones. En esta etapa existen cambios
importantes tanto en lo físico como psicológico. Estos cambios experimentados
sobre todo a nivel de la maduración sexual, le provoca al adolescente vergüenza
y confusión.
2. Adolescencia intermedia, período que abarca entre los 13 y los 16 años en las
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chicas y entre los 15 y los 18 en los varones. Este periodo se distingue por ser
una etapa de crisis, inseguridades y soledad. Aquí el lazo social con sus pares
es vital, así como el amor; comenzando a producirse cambios a nivel de las
filiaciones, de los vínculos con padres y en las amistades y vínculos románticos.
3. Adolescencia tardía, se extiende en las mujeres entre los 16 y los 19 años y los
chicos entre los 18 a 21 años, es una etapa donde se ha podido encontrar un
equilibrio, el sujeto se encuentra más estable.
II.1.2 Desarrollo físico
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En los varones los cambios suelen suceder dos años más tarde que en las chicas y
por ello éstas pueden parecer más maduras físicamente que sus compañeros. La
maduración del varón inicia entre los 11 a 13 años con un aumento de tamaño en los
testículos, esto acompañado de la aparición de vello púbico (Tanner, citado en Shaffer
y Kipp, 2007).
El pene se alarga y ensancha, así comienza la producción de espermatozoides, el
ensanchamiento de los hombros en los chicos gracias al incremento de los niveles de
testosterona. Posteriormente, comienza a crecer el vello facial, empezando por las
bordes del labio superior, luego a los lados del rostro y finalmente en la quijada y
mentón, igualmente el vello corporal crece en brazos y piernas. La voz de los varones
se vuelve mas grave (Pinyerd y Shaffer, citados en Shaffer y Kipp, 2007; Santrock,
2003).
II.1.3 Desarrollo cognitivo
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Moreno & del Barrio (2000), señala que, en el adolescente surge la necesidad de
ser parte de un grupo social, que actúa como un sostén para que el individuo pueda
sobrellevar los cambios físicos, psicológicos y sociales que se producen durante esta
etapa. El pertenecer a un grupo otorga seguridad y permite el desarrollo de habilidades
sociales.
Según Mingote (2008), Moreno y del Barrio (2000), las amistades en la
adolescencia son nuevas figuras de apego que generarán seguridad y confianza. Este
acompañamiento es esencial en especial a los 14-15 años, aproximadamente en la
adolescencia intermedia, cuando el adolescente se encuentra en una situación
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conflictiva debido a los cambios que sufre. Los jóvenes forman grupo con quienes
comparten algunas características en común que los hace identificarse entre ellos
mismos y que a la vez les proporciona un sentido de identidad como grupo; de esta
forma se sienten aceptados entre sí y con ello unificados como si fuese un grupo
solidario. Las amistades se eligen en relación a diferentes aspectos: el sexo, la raza,
logros académicos; y pueden influirse entre si ya sea hacia actividades pro-sociales o
hacia conductas riesgosas (Barry y Wentzel, citado en Papalia, Wendkos y Feldman,
2009).
El grupo es definido por Moreno y del Barrio (2000) como un conjunto de personas
que interactúan entre sí, constituyendo ciertas influencias unos sobre otros. El ser
aceptado o no en el grupo va a depender del tipo de comportamientos y conductas
sociales. El rechazo puede afectar al adolescente, ya que pertenecer a un grupo es vital
en esta etapa.
La importancia de las amistades y la cantidad de tiempo que se pasa con estos suele
ser mayor durante la adolescencia que en cualquier otro momento. Las amistades son
más equitativas, más estables y existe más apoyo mutuo, existe mayor intimidad;
aquellas que no lo son pierden importancia (Shaffer y Kipp, 2007; Papalia, Wendkos
y Feldman, 2009).
El aumento de la intimidad en la amistad adolescente manifiesta un desarrollo
cognitivo y emocional; son capaces de expresar sentimientos y pensamientos privados,
consideran el punto de vista del otro comprendiendo lo que el otro siente y piensa. Este
incremento de intimidad muestra la compresión que tienen el adolescente de sí mismo,
el poder confiar en un amigo ayuda a exploración de sentimientos y emociones,
asimismo a definir su identidad (Buhrmester, 1996).
Los jóvenes comienzan a interactuar con iguales del otro sexo y manifiestan interés
por personas del sexo opuesto (Cairns , Leung, Buchanan, & Cairns, 1995; Pellegrini,
1994). La segregación por género tan característica de la infancia se reduce al
comienzo de la adolescencia. Esta interacción con el otro sexo lleva a que tantos chicos
como chicas desarrollen actitudes y creencias que les permitan el acercamiento hacia
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las personas del otro grupo de sexo (Glick y Hilt, 2000) consideran que factores tanto
biológicos como sociales determinan el hecho de que la adolescencia se constituya
como el momento clave en el cual se desarrollan las bases del sexismo
II.1.4.2 Desarrollo moral
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Para esta construcción de identidad, el sujeto establece una relación con el medio
socio-cultural, la sociedad se configura como agente socializador, donde se establecerá
lazos emocionales que en ocasiones puede ser complementaria y otras, antagónica
(Gispert, y otros, 1893). La interacción entre la sociedad y el adolescente es continua,
pues él tratara de cambiarla, rechazando o aceptando las normas que le imponen la
sociedad, pero a su vez, el individuo es modificado por esta misma (Gispert, y otros,
1893).
Los adolescentes se enfrentan a numerosas elecciones y en cierto momento entran
al periodo de moratoria psicológica, según Erikson (Papalia, Wendkos y Feldman,
2009; Santrock, 2003) es un periodo de libertad que proporciona la adolescencia y
permite a los jóvenes desarrollar la virtud de la fidelidad, esta lealtad de pertenecer a
la familia o grupo de amigos, asimismo puede significar una identificación con una
ideología, una religión o un movimiento político.
Para el investigador James Marcia (Santrock, 2003; Papalia, Wendkos y Feldman,
2009) el desarrollo de la identidad contiene cuatro estados que varían según la
presencia o ausencia de crisis y compromiso, los dos elementos que para Erikson son
fundamentales para la formación de la identidad: difusión de la identidad, delegación
de la identidad, moratoria de la identidad y consecución dela identidad.
Marcia (Santrock, 2003; Papalia, Wendkos y Feldman, 2009; Shaffer y Kipp, 2007)
define la crisis como un periodo de toma de decisiones conscientes y el compromiso
como inversión personal en un rol o ideología, a partir de esto, explica los cuatro
estados de la identidad.
1. Difusión de la identidad: el adolescente no ha experimentado una crisis de
identidad ni tampoco ha asumido un compromiso.
2. La delegación de la identidad: el adolescente ha asumido un compromiso con
cierto rol o ideología sin pasar previamente por una crisis de identidad.
3. La moratoria de la identidad: el joven está en plena crisis de identidad, pero su
compromiso no está completamente definido
4. La consecución de la identidad: el sujeto ha atravesado una crisis de identidad
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tipificación del género a partir de dos pautas importantes: la adquisición de los roles
de género se basa en el desarrollo cognoscitivo y el niño se socializa activamente a sí
mismo. Según Kohlberg (Shaffer y Kipp, 2007) el niño desarrolla una identidad de
género estable y busca de manera activa modelos de su sexo y otro tipo de información
para saber que hay determinadas conductas que son más adecuadas a uno u otro sexo.
A diferencia de la primera teoría, este enfoque plantea que el niño copia una
conducta o comportamiento de los adultos no para ser recompensado, sino para obtener
una identidad propia (Kaplan y Sedney, citado en Muñoz Vivas, 2000)
En investigaciones de Best y William (Muñoz Vivas, 2000) explican que las
creencias las creencias sobre lo femenino y masculino no provienen de factores
biológicoevolutivos, sino que derivan de construcciones sociales, variando de una
cultura a otra. Todas las concepciones sociales influyentes en la identidad de género
comprenden un sistema de creencias de género. Este sistema se define como “el
conjunto de creencias y opiniones sobre los hombres y las mujeres y sobre las
supuestas cualidades de la masculinidad y la feminidad Este sistema incluye
estereotipos de hombres y mujeres, actitudes hacia las conductas y roles apropiados de
ambos y actitudes hacia los individuos que se apartan o desvían de dichas
convenciones” (Deaux y Kite, citado en Muñoz, 2000).
Es este sistema mencionado anteriormente es el que juega un papel primordial en la
relación con los iguales, ya que en la adolescencia se tiene establecida una identidad
con el propio, ahora se produce una reafirmación de la identidad, que se manifiesta en
las amistades, fundamentalmente intimas y en las relaciones homosociales; teniendo
en cuenta que en la pubertad como adolescencia se aprenden y refuerzan los
estereotipos de lo masculino y femenino, y ciertamente estos grupos homosociales son
la fuente más importante de información y desarrollo de actitudes y conducta sexual
(Muñoz Vivas, 2000).
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El termino en inglés, bullying, fue creado por Dan Olweus, este autor define acoso
escolar como una conducta de persecución que puede ser física y psicológica que
realiza un alumno contra otro al que escoge como víctima de repetidos ataques.
En 1998 Olweus da una definición más exacta sobre el bulllying. Lo define como
una situación de acoso e intimidación y la de su víctima, queda definida en las
siguientes expresiones:
“Un alumno es agredido o se convierte en víctima cuando está expuesto, de forma
repetida y durante un tiempo, a acciones negativas que lleva a cabo otro alumno o
varios de ellos. En esta situación se produce también un desequilibrio de fuerzas (una
relación de poder asimétrica): el alumno expuesto a las acciones negativas tiene
dificultad para defenderse y en cierto modo desvalido frente a quienes lo hostigan”.
(Olweus, Aggressors and their victims: Bullying at school, 1984)
Desde el primer estudio realizado por Dan Olweus, numerosos estudios han
abordado este fenómeno en diversos países, donde la importancia social del acoso
escolar ha ido en aumento. Países como Estados Unidos, Japón, Nueva Zelanda y
países de Europa aceptaron el bulllying como denominación
consensuada internacionalmente, mientras que en los países latinoamericanos no
existe aún un nombre consensuado, de tal manera que se ha utilizado términos
diferentes en cada país: En Chile se usa el termino canotaje. Argentina usa el termino
patoterismo, mientras que en Ecuador se utiliza tanto la designación internacional ́
bulllying como también acoso escolar escolar. Sin embargo, la prevalencia del
maltrato entre iguales es muy similar en diferentes países, independientemente de su
cultura y sistema educativo (Ortega Mora, 2013).
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Rosario Ortega en 2011 (Ortega Mora, 2013) tradujo la palabra bullying de lengua
inglesa a la lengua española y la definió como: acoso, intimidación, exclusión social y
maltrato. Es así que el bullying comprende mismas características que el acoso escolar
y representa al maltrato vivido dentro de un contexto educativo, al tratarse de un
comportamiento altamente agresivo donde el actor utiliza su propio cuerpo o un objeto
para infligir una lesión o un daño a otro individuo, por un tiempo prolongado abusando
de su poder.
Gracias a investigaciones realizadas en Bolivia, Mollericona Pajarito (2011), pudo
definir el acoso escolar desde el contexto boliviano. El autor define el bullying o acoso
escolar como el conjunto de conductas agresivas, entendidas como ataques repetitivos
que pueden ser físicos, verbales o simbólico y tienen la intención de causar daño de
determinados escolares que están en posición de poder sobre aquellos que se muestran
débiles frente a ellos:
“El abuso de poder, el deseo de intimidar y dominar, incluso solo por diversión
figuran entre los motivos que mueven a los agresores a actuar de determinada manera”
(p.29).
Igualmente, Elizabeth Machicado (2013) manifestó que el acoso escolar tiene una
dinámica que se estructura a partir del desequilibrio de poder entre iguales, se da de
manera constante y abarca diferentes conductas como golpes, amenazas, ofensas,
exclusión de un individuo, que se expresan en diferentes formas, como la escrita,
verbal, gestual, entre otras.
El creciente número de caso de acoso escolar provoco, que esta conducta tome más
protagonismo en diferentes países del mundo, es por ello que autores como Oñate &
Piñuel (2005) han investigado este fenómeno, definiendo al acoso escolar como:
“Un continuado y deliberado maltrato verbal y modal que recibe un niño por
parte de otro u otros, que se comportan con el cruelmente con el objeto de someterle,
intimidarle, amenazarla y obtener algo mediante chantaje y que atentan contra la
dignidad del niño y sus derechos fundamentales. (p.3)”
II.2.4 Modalidades de acoso escolar
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agresor, algunos estudios (Ortega Mora, 2013; Mora Merchán, 2001) han descubierto
que tanto varones y mujeres desempeñan este rol de diferentes formas.
Según una investigación realizada por Ortega (2013) se descubrió que los sujetos
que agredían verbalmente a sus compañeros fueron de sexo masculino, mientras que
las mujeres tienen un porcentaje menor de agresión verbal, no obstante, el porcentaje
de agresores verbales no varía según género. Asimismo, Merchán (2001) indica que la
diferencia que existe entre ambos géneros es a nivel cualitativo. Las mujeres acuden a
una agresión indirecta en forma de rechazo y asilamiento social, mientras que los
varones tienen una forma de agresión física directa hacia sus víctimas (Ortega Mora,
2013)
Narraro, Serna, Martínez, & Yubero (2007) explican que la sociedad suele apoyar
la conducta agresiva masculina, esto asociado a patrones relacionados a la
masculinidad. De esta manera, Pearce (2008) se plantea que la conducta acosadora está
determinada por elementos culturales asociados a la masculinidad.
II.2.4.2 Victima
Para Castells (2007), la víctima es incapaz de defenderse, pasa la mayor parte del
tiempo excluido y solo dentro del centro educativo, por lo tanto, no participa de
actividades con su entorno. Esto conlleva a que la víctima sea propensa a ser hostigado
y acosado, su aislamiento es visualizado por el agresor como una ventaja.
Según el modo de reaccionar se pueden diferencias dos tipos de victimas (Castells,
2007; Díaz-Aguado, 2006; Luján, 2005):
- Víctima activa o provocadora: es aquella que se enfrenta a sus agresores, sin
embargo, esta en una posición de desventaja. El enfrentarse a sus acosadores puede
empeorar la situación, ya que el acosador logra mostrar su poder hacia la víctima más
fácilmente su poder sobre ella reincidiendo sistemáticamente en sus ataques. Este tipo
de victimas suelen ser impulsivas, agresivas y rápidas en sus reacciones, asimismo
tienen ciertos problemas para relacionarse con sus iguales.
- Víctima pasiva o típica: esta es sometida al abuso del acosador, quien usa el temor
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para dominar a la víctima. Este tipo de víctimas son personas sumisas, inseguras,
tímidas, introvertidas, lentas en sus respuestas y calladas.
II.2.4.2.1 Victima según género
Los espectadores son los testigos externos que están presentes en un caso de acoso
escolar. El papel que juegan es muy importante, debido a que su conducta puede
ayudar a que el problema cese o a agravarlo Castells (2007) distingue entre:
- Testigos activos: los alumnos interceden en la situación problema tomando
distintas posturas. Algunos pueden estar en una posición neutral, actuando sin
perjudicar a nadie, pero otros pueden apoyar a la víctima e intentar defenderla
dirigiéndose al acosador o por medio de una adulta. En cambio, otros alumnos pueden
estar a favor del acosador, motivándolo y celebrando sus abusos.
- Testigos pasivos: no suelen intervenir debido al temor que conlleva la
situación, sin embargo, muchos sienten culpa. En algunos casos, muchos testigos
suelen perder empatía hacia la víctima y perciben las situaciones de agresión como
algo normal.
- Grupo victimizado: cuando toda la clase está atemorizada por el acosador.
II.2.5 Factores asociados al acoso escolar
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educativo, son de particular importancia las que los propios alumnos/as establecen
entre sí. La integración social en los grupos de adolescentes no solo depende de
habilidades sociales individuales, su socialización está compuesta por ciertas normas,
ritos, creencias y hábitos de comportamiento que se dan dentro de cada aula. La vida
en las aulas influye en las relaciones entre los alumnos (Ortega Mora, 2013)
Asimismo, un clima inadecuado de relaciones entre los docentes puede repercutir
directamente en la percepción que los alumnos tienen sobre la convivencia violenta,
por ser los profesores modelos a seguir ante los estudiantes.
De la misma forma, la familia es importante dentro del desarrollo de la interacción
del niño o adolescente con sus pares.
Dan Olweus (2006), menciona que tanto la víctima como el agresor, tienen factores
familiares de riesgo muy similares: familia disfuncional, poca comunicación, prácticas
de crianza abusadoras o negligentes, sobreprotección, escasez de amor y exceso de
libertad, son desencadenantes para un aumento de conductas negativas (agresivas). Lo
que lleva a que en algunas familias las normas y reglas no tienen solidez y solo genera
ambigüedad y confusión en la mente de los hijos, en otras ocasiones la familia está
caracterizada por el endurecimiento de normas y reglas, además poseen formas severas
de castigo al imponer modalidades de disciplina demasiado duros, de esta manera los
hijos aprenden con bastante facilidad que las conductas agresivas les permite obtener
lo que ellos quieren.
Al mismo tiempo, en el estudio de Carlson (1990) muestra efectos diferentes de la
violencia familiar en chicos y chicas. Los resultados de estas investigaciones, muestran
que los chicos expuestos a distintos tipos de violencia familiar presentan mayor
probabilidad de agresión, transgresión e impulsividad; en cambio, en las chicas es
mayor la probabilidad de sufrir problemas de ansiedad y depresión. En otro estudio
(O'Keefe, 1996) no se han encontrado diferencias significativas, entre ambos sexos, en
el efecto que la violencia familiar tiene sobre la agresión; si se han encontrado
diferencias significativas en sintomatología depresiva, con mayor presencia de estos
síntomas en las chicas.
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hacia las mujeres, en función de la cual estas son relegadas a un estatus inferior. Este
sexismo, abiertamente hostil, dirigido tradicionalmente hacia las mujeres, ha pervivido
y evolucionado en el tiempo hacia otras formas de sexismo más suaves e
imperceptibles, que no por ello dejan de ser dañinas
El sexismo tradicional se describe como una actitud prejuiciosa o conducta
estregadora que se basa en una presumida inferioridad de las mujeres como grupo.
(Cameron, 1997). Este sexismo tiene tres creencias
1. El paternalismo dominador: ubica a las mujeres como personas débiles e
inferiores a los hombres, justificando la necesidad de una figura masculina.
2. La diferenciación de género competitiva: se fundamenta en que las mujeres son
diferentes y tienen roles distintos que se adaptan a sus rasgos; no poseen las
características necesarias para ocupar cargos importantes.
3. La hostilidad heterosexual: ubica a las mujeres como personas peligrosas que
manipulan a los hombres ya que poseen el “poder sexual”
II.3.1.2 El sexismo moderno o sexismo ambivalente
Es a partir de lo anterior que Glick y Fiske (1996) propusieron su Teoría del Sexismo
Ambivalente. Glick y Fiske (1996) contemplan el sexismo como un constructo
multidimensional que es comprendido por dos tipos de actitudes sexistas: sexismo
hostil y sexismo benevolente (Rodríguez Castro, Lameiras Fernández, Carrera
Fernández y Faílde Garrido, 2009).
De acuerdo con Glick y Fiske (1996), el sexismo hostil se define como un conjunto
de actitudes de prejuicio y conductas discriminatorias hacia las mujeres basadas todas
ellas en la creencia de la supuesta inferioridad de las mujeres como grupo, que coincide
con el sexismo en el sentido tradicional. Por su parte, el sexismo benevolente consiste,
de acuerdo a estos autores, con un conjunto de actitudes hacia las mujeres que
refuerzan los estereotipos y roles tradicionales de género, pero que se presentan
subjetivamente en el individuo sexista con un tono afectivo positivo que suscita en él
conductas típicamente caracterizadas como prosociales hacia las mujeres, o de
29
30
búsqueda de intimidad con ellas. Según Ferragut, Blanca, & Ortiz-Tallo (2013), el
sexismo benevolente se refiere a la creencia de que las mujeres son un grupo que
necesita protección debido a su debilidad
Según el artículo de Rodríguez Castro, Lameiras Fernández, Carrera Fernández y
Faílde Garrido (2009) sustentan que la ambivalencia sexista se produce gracias a la
influencia compartida de dos tipos de creencias sexistas porque son dos constructos
subjetivamente vinculados a sentimientos opuestos hacia las mujeres.
Los hombres sexistas evitan conflictos entre sus actitudes positivas y negativas
hacia las mujeres, categorizando a las mujeres en subgrupos, uno bueno y otro malo,
en los que se incluyen aspectos positivos y negativos del sexismo ambivalente
(Rodríguez Castro, Lameiras Fernández, Carrera Fernández y Faílde Garrido, 2009).
De acuerdo con ello, el sexismo hostil se emplea como un castigo a las mujeres no
tradicionales porque están inscritas a los roles de género tradicionales y por alterar con
ello las relaciones de poder entre hombres y mujeres; por su parte, el sexismo
benevolente se utiliza como una recompensa para las mujeres que cumplen con los
roles tradicionales (Glick y Fiske, 1996, 2001). Así, ambos tipos de sexismo se
complementan, para Rodríguez Castro, Lameiras Fernández, Carrera Fernández , &
Faílde Garrido (2009) el sexismo ambivalente opera como un sistema de castigos
relacionado a recompensas y sanciones con el objetivo de que las mujeres sepan cuál
es su rol y papel en la sociedad
II.3.2 Componentes del Sexismo Benevolente y Hostil
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31
32
32
33
de los hombres.
Hostilidad Heterosexual: se asume aparentemente que el hombre ejerce un papel
dominante en distintos momentos, hasta el punto que puede usar su poder para agredir
sexualmente a la mujer
La escala de benevolencia hacia hombres se subdivide en otros tres componentes
(Rodríguez Castro, Lameiras Fernández, Carrera Fernández , & Faílde Garrido, 2009):
Maternalismo: implica la dependencia entre los dos sexos para la reproducción y
relaciones románticas
Diferenciación de género complementaria: implica que el grupo inferior, las
mujeres, deben pensar que ellas son menos ambiciosas, dominantes e inteligentes que
el grupo superior, los hombres.
Intimidad Heterosexual: la necesidad de la mujer de tener un hombre
CAPÍTULO III
MÉTODO
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34
III.2 Participantes
34
35
III.3 Ambiente
Dentro del presente estudio, las variables a estudiarse serán: sexismo ambivalente
y acoso escolar.
III.4.1 Sexismo ambivalente
Tabla 1
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36
Tabla 2
Tabla 3
Tabla 4
Tabla de categorización de variable Ambivalencia hacia el hombre (AMI)
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Likert de 1 a 5
donde: 1, 2, 3, 4, 5, 6,
Hostilidad 1= totalmente en
hacia desacuerdo
hombres 5= totalmente de
Ambivalencia hacia el acuerdo
Hombre
Benevolencia 7. 8. 9. 10.11, 12
hacia hombres
III.6 Instrumento
Para la Escala de Agresión, la consigna específica es: “Para cada pregunta, marca
cuántas veces hiciste eso en los últimos 7 días” y para la Escala de Victimización,
“Para cada pregunta, marca cuántas veces otro estudiante te hizo algo en los últimos 7
días”. Esta ventana de tiempo relativamente corta permite reducir sesgos asociados
con el recuerdo.
37
38
38
39
III.9 Procedimiento
39
40
entregarán los test de expertos en forma física, una vez devueltos, se podrán hacer las
respectivas correcciones del instrumento.
40
41
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