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Historia Medieval
Unidad I - Pierre Riché:
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H. Medieval. Unidad I – Riché, P.
Las invasiones bárbaras – Cap. 11
su origen bárbaro sobre todo cuando sus guerreros lo eligen como rey. Se dirige entonces hacia la
Iliria Oriental.
Luego se vuelve hacia Occidente, dirigiéndose hacia Italia. En el 401 sus tropas sitian y toman
el gran puerto de Aquilea. Se extendió el temor por toda Italia y el gobierno de Rávena trató de
refugiarse en Lyon. Pero Estilicón recluta mercenarios bárbaros, impidiendo a Alarico que alcance
Milán y lo rechaza hacia el Piemonte, el rey visigodo fue derrotado pero pudo retirarse a Istria. Un
año después amenaza Verona, de nuevo derrotado, puede, una vez más, replegarse fuera de Italia.
La política de Estilicón llama la atención pero debe pensarse en que el patricio manejaba al bárbaro
para hacerlo servir a objetivos personales contra Oriente.
Alejado el peligro visigodo, otras bandas conducidas por el Ostrogodo Radagaiso, rechazadas
por los Hunos, desembocan desde los Alpes y devastan la Alta Italia. Estilicón detiene y destruye
completamente su ejército cerca de Florencia. Esta victoria triunfal fue saludada desde todas partes
del mundo.
En 408 Alarico comienza nuevamente su conquista. Las tropas romanas acantonadas en Pavia
se sublevan ante la inacción de Estilicón, quien en ese momento está ocupado en arreglar la sucesión
de Arcadio en Oriente. Las tropas de Alarico, engrosadas con numerosos mercenarios, desciende
entonces directamente hacia Roma y le pone sitio. La ciudad compra la retirada de Alarico,
entregando estatuas de oro y plata de templos paganos. Rávena y Alarico inician conversaciones
pero, como el emperador espera derrotar a los Godos, no cumple los acuerdos. Roma de nuevo es
sitiada, y Alarico obliga al Senado a elegir un emperador en la persona de un anciano, Atalo. Honorio,
para eliminar a ese rival, solicita al conde de África que detenga las exportaciones de trigo y de aceite
destinadas a Roma; esto no podía servir mejor a los intereses de Alarico. Al fin, ante la mala voluntad
de Atalo que amenazaba con tomar en serio su papel, el rey Godo decide poner fin: en agosto marcha
nuevamente hacia Roma, y triunfa al penetrar en ella en la noche del 24.
Durante tres días, los Bárbaros queman, saquean y violan. Solamente fueron respetados los
grandes santuarios convertidos en lugares de asilo de la población al recordar Alarico que era
cristiano. El 27 de agosto, los bárbaros abandonan la ciudad, llevándose numerosos rehenes, entre
ellos la germana del emperador Gala Placidia. Se dirigen hacia el sur destruyendo Capua. Quizás
tratan de pasar a Sicilia y luego a África, para instalarse definitivamente en esas tierras, pero una
tempestad y la muerte imprevista de Alarico, destruirán esos proyectos (410).
La invasión de Italia y el saque de Roma, que no era violada desde el 390 a.C. en la invasión
gala, tuvieron una inmensa repercusión en todo el Imperio.
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El último día del año 406, tres tribus germánicas, los vándalos silingos, los vándalos asdingos,
los suevos y una tribu de origen iraniano, los alanos, cruzan el Rin a la altura de Meguncia y penetran
en Galia. Presionados por los Hunos, ya habían intentado pasar a Italia pero, rechazados, remontan
el Danubio, luego descienden el Main buscando el punto de menor resistencia para entrar en el
Imperio. En vano, los Francos habían tratado de detener a esos millares de guerreros.
Una vez cruzado el Rin, ningún obstáculo pudo detener al invasor. Maguncia y Tréveris fueron
destruidas y los bárbaros, siguiendo las vías romanas, alcanzan Roma. Los invasores no eran sino una
avanzada, detrás de ellos, otros bárbaros hasta aquí tranquilos, van a aprovechar la brecha para
avanzar hacia el Oeste: los burgundios conducidos por su rey Gundahar (Gunther en la leyenda de
los Nibelungos) se instalan entre Worma y Spira. Los alemanes ocupan Alsacia. Para detenerlos, el
gobierno de Rávena no hace nada: esta inacción se explica si se recuerda que en esta época éste debe
combatir a Alarico y que en el 408 Estilicón fue víctima de una conspiración de palacio. El único
romano que trata de defender la Galia es el usurpador Constantino proclamado emperador por sus
tropas de Bretaña: desembarca en Boulogne para ir a defender el Rin y los Pirineos; pero sus intrigas
acabaron por desorganizar la defensa y permitir a los bárbaros pasar a España en 409. Toda
esperanza de detener la invasión desaparece.
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pueda ser emperador. La muerte de ese joven hijo y luego el asesinato del padre (415) arruinan los
proyectos góticos: el sucesor de Ataúlfo, Walia, otorga la libertad a Placida y entrega Atalo a Honorio.
Romano de nacimiento, Aecio es bárbaro por educación. Muy joven fue dado como
rehén a Alarico quien lo formó militarmente.
Después de estar con los visigodos, pasó a la corte del Khan de los Hunos, donde
entabló amistad con Atila.
Su residencia junto a los pueblos bárbaros, sirvió a Aecio para el conocimiento de esos
pueblos.
Gracias a sus mercenarios, Aecio se impone al emperador, el cual lo nombra patricio
y le confía los destinos del Imperio de Occidente.
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los romanos. Los burgundios del Palatinado, que tratan también de ganar el oeste, son batidos por
los mercenarios hunos. En ese momento, Aecio traslada al pueblo burgundio hacia la lejana Sapaudia.
Una parte de los alanos que erraban por todas partes, son instalados en el Orleanesado y
quizás en la región de Valentinois. Así éstos constituyen una rserva de mercenarios que sirven para
manejar las revueltas.
3) Pérdida de Bretaña
Desde el siglo IV la Bretaña romana es atacada por los bárbaros. Hacia el 376, los pictos de
Escocia franquean el muro de Adriano. Luego los escotos de Irlanda cruzan el mar y desde Cornualles
a la Caledonia se instalan sobre la costa occidental de Inglaterra. El conde Teodosio, padre del
emperador del mismo nombre, limitó esas incursiones pero cuando las últimas tropas romanas
abandonan la isla en 407 para defender el continente invadido, la Bretaña queda enseguida librada
a los invasores germánicos: los anglos, los jutos y los sajones.
4) Pérdida de España
Los vándalos y los suevos no permanecen fieles a su tratado de federación. En el 428, tomaron
Sevilla y Cartagena. Luego ocupan las Baleares y tratan de embarcar hacia África. El rey de los
vándalos, Genserico, aprovecha la oportunidad que se le presenta: el conde Bonifacio de África está
sublevado contra el gobierno de Rávena. Habiendo derrotado unas tropas suevas, embarca cerca de
Mérida a 80.000 hombres para cruzar el estrecho de Gibraltar en 429.
Los generales enviados contra los suevos en la península se hacen derrotar en numerosas
ocasiones y deben abandonar a los bárbaros la mayor parte de ésta.
5) Pérdida de África
Genserico desembarca cera del Tánger. De ahí ganó lentamente Mauritania. Luego llega a
Hipona y le pone sitio durante un año, hasta que las tropas romanas de la ciudad de repliegan en
Cartago, entregando la ciudad a los bárbaros (430). En el 435, Genserico acepta ser federado, pero
de hecho se considera jefe del país y cuatro años después de ese tratado ataca Cartago (439). África
cayó en manos de los vándalos: una de las provincias más ricas del Imperio dejaba de abastecer Italia.
Esto significó también la pérdida del dominio del Mediterráneo y el aislamiento de Occidente con
Oriente. Desde 458, Genserico será jefe desde Tánger a Trípoli. Los esfuerzos de Aecio en la Galia no
sirven de nada al Imperio: hubiera sido necesario defender el África.
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2) Invasión de la Galia
Atila buscó un pretexto válido para entrar en Occidente. Reclamó el castigo de los visigodos
que se le habían escapado en el 376 y que él consideraba como sus súbditos. Por otra parte, él
invocaba su matrimonio con la hermana de Valentiniano III.
No habiendo obtenido satisfacción, Atila marchó hacia el oeste y cruzó el Rin. El Khan toma la
ruta que habían seguido los vándalos en 406. Llega a Orleans y la sitia. Aecio ha reunido los bárbaros
de la Galia, alanos, burgundios, francos y quizás sajones, pero sobretodo obtiene la ayuda militar del
rey de los visigodos de Aquitania, Teodorico I. Este ejército retoma Orleans que acaba de car y fuerza
a Atila a replegarse al noroeste. En Campo Mauriscus los hunos ofrecen batalla. Luego de unas horas
de batalla, los hunos deben replegarse tras sus carretas y al día siguiente alcanzar nuevamente el
valle del Rin. Teodorico estaba entre los muertos. El ímpetu de su caballería había salvado el
Occidente.
3) Invasión de Italia
En el 452 intenta de nuevo la aventura, pero esta vez en Italia. Aquilea resistió durante meses
pero cayó. Atila destruyó esta ciudad y prosiguió su camino hacia Venecia. Una vez que alcanza la
llanura nada lo detiene: Milán, Pavía caen y el emperador deja los pantanos de Rávena para
refugiarse en Roma. El imperio cae en el terror, ya que esta vez no se trata de bárbaros cristianos.
Atila marcha hacia Roma. Es entonces cuando el obispo de Roma y Atila emprenden negociaciones.
Éste último acepta y cargado de riquezas evacua Italia. Apenas regresó a su reino, murió bruscamente
a la mañana de una de sus bodas.
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Muerto Atila, su imperio se dislocó. Sus numerosos hijos se disputaron la herencia: los
germanos se sublevaron y los hunos debieron replegarse hacia los bordes del mar Negro, donde el
Imperio bizantino los reencontrará más tarde mezclados a otros asiáticos bajo el nombre de búlgaros.
Por primera vez en el siglo V los bárbaros han sido detenidos. El mérito recae en algunos
romanos militares como Aecio o diplomáticos como León el Grande. Germanos y romanos se
encuentran unidos contra los asiáticos. Se encontraban, sin duda, ostrogodos y otros germánicos en
la armada de Atila, pero esos mercenarios estaban ya sometidos a los hunos. Teodorico vino a
reforzar la armada de Aecio. Atila vencedor, era el regreso al nomadismo pastoral y a un género de
vida que los germanos ya no conocían.
1) Anarquía en Italia
Aecio, que durante veinte años ha dominado la corte en Rávena, ve que se le reprocha su
inacción durante la invasión a Italia, y sobre todo, su ambición a la sucesión imperial: Valentiniano le
estrangula con sus propias manos. Para vengar a su general, dos oficiales de la guardia asesinan al
emperador algunos meses después (455).
Esta vez es un bárbaro, Ricimero, quien va a jugar el papel de patricio. Hasta su muerte en 472, ese
suevo va a hacer y deshacer emperadores sin preocuparse de otra cosa.
Viene primero Avito, noble Galorromano. Luego es reemplazado por el romano Mayoriano (456),
pero Ricimero lo hace asesinar en el 461. Después de la muerte de Severo (465), Ricimero reanuda
relaciones con Constantinopla y acepta como emperador a Antonio. Luego se lamenta de esa
elección, y por la muerte se libera de él. Llama al trono a un cierto Olibrio (472).
En estas condiciones, se comprende que los bárbaros hayan establecido sólidamente su
dominación en el Imperio.
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Al este, los francos ripuarios ocupan todo el macizo renano de Maguncia a Donn y
descienden el Rin hasta Colonia.
Los alemanes se instalan en Alsacia y en Suiza oriental, detenidos al oeste por los
burgundios.
Al norte, los francos salios no parecen progresar mucho: su población poco numerosa
no siente el hambre de tierras. Además, su rey, Childerico permanece fiel a la alianza
con Roma. Luego cuando los visigodos sean rechazados de Orleans y cuando desalojan
a los sajones e Angera, sus guerreros juegan un papel decisivo.
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Al sur pasó los Pirineos: empujó a los suevos hacia Galicia y ocupó las dos provincias
que Roma difícilmente conservaba.
Al norte rechazó las tropas del maestro de milicias, Egidio, y lo derrotó en Déols.
Así, el reino visigodo se extiende ahora desde el meandro del Loira al estrecho de Gibraltar,
del océano Atlántico a los Alpes marítimos. En el momento en que el Imperio desaparecía, la
hegemonía visigótica aparece asegurada por largo tiempo.
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Ocupados por las intrigas interiores y las amenazas exteriores, los emperadores de Oriente
asistirían impotentes a la destrucción del Imperio de Occidente. Cuando ellos estaban libres de
problemas, jamás se desinteresaron de la muerte de Roma.
Esas intervenciones ya sean interesadas o ineficaces, prueban que los príncipes se sienten
todavía solidarios del destino del Imperio: los príncipes, pero no los círculos cultivados o los pueblos.
Lo cierto es que a lo largo del siglo V, el divorcio cultural entre Occidente y Oriente se manifiesta
profundamente. Las invasiones precipitaron una evolución ya preparada en el siglo IV.
El griego tiende cada vez más a remplazar el latín como lengua oficial. Las universidades de
Alejandría o Constantinopla ofrecen una enseñanza helenística. El arte bizantino se inspira en temas
persas, siriacos y armenios. Más importante es la progresiva escisión entre las iglesias de oriente y
occidente: emperadores y patriarcas de Constantinopla aprovechan la circunstancia para liberarse
de la tutela romana. En 484, la cristiandad conocerá su primer cisma.
El Emperador Zenón, parece aceptar el estado de hecho y sin reconocer formalmente a
Odoacro, lo deja gobernar en Italia.
Por otro lado, Odoacro nada cambia en las instituciones de la península: todo lo contrario, las
protege. Recupera territorios perdidos como Dalmacia o Sicilia y trata con Genserico para el
abastecimiento de Roma.
Tal parece que las relaciones entre Occidente y Oriente son inexistentes, pero todo cambia
en el 488, pues Zenón está amenazado por nuevos bárbaros.
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Amalarico. La conquista de Clodoveo no había podido poner fin totalmente a la hegemonía gótica.
Los dos reinos de España y de Italia están ahora más sólidamente unidos.
Clodoveo, reagrupando las poblaciones francas y extendiendo su dominación desde Colonia
al golfo de Gascuña, había creado esta fuerza histórica que debía estar en los orígenes de la
cristiandad occidental. Podía así recibir en el concilio de Orleans el homenaje de 32 obispos. Iba a
morir algunos meses después a los 45 años en París, donde había establecido su capital.
Al comienzo del es siglo VI, los pueblos bárbaros que invadieron el Imperio romano están
definitivamente instalados. Pero el Imperio de Oriente sobrevivió y el destino de los bárbaros va a
depender de la organización de los reinos que ellos han creado.
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