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Para qué me sirve el solfeo entonado?

Publicado el 14 noviembre, 2013 por Sé Música


A más de uno nos ha causado sorpresa que al iniciar formalmente nuestro aprendizaje
musical, en alguna escuela o conservatorio, se nos haya exigido aprender la habilidad del
solfeo melódico o entonado. Más sorpresa nos causa aún el hecho que se le dé tanta
importancia en la formación musical, constituyendo casi la médula del entrenamiento
profesional.

Uno suele decirse a sí mismo: “Aguarda, si yo soy instrumentista (muy bueno, por cierto) y
jamás en la vida estaré dispuesto a cantar ni siquiera los coros de ninguna canción, ¿por qué
debo aprender a cantar? y ¿por qué, además, los profesores me exigen tanto la perfección
de mi afinación?, si a mí ¡no me gusta cantar! (Que a muchos no les guste cantar no es tan
extraño, sin embargo constituye nuestra primera dificultad a vencer).

El error de este planteamiento se encuentra en la primera pregunta, ya que, en la formación


musical, el solfeo entonado no tiene como objetivo el que debamos “aprender a cantar”,
sino que, para desarrollar esta habilidad, debemos “saber cantar” previamente. “¡¿Qué?! ¿y
si no sé cantar?”, pues se aprende.

Otra dificultad con la que nos topamos es que muy pocos docentes saben explicar con
claridad cuál es el objetivo del estudio de este tipo de solfeo y, como es lógico, cuando no
sabemos bien el por qué debemos realizar cierta actividad, no nos sentimos motivados a
realizarla.

Pues bien, entonces ¿para qué sirve el aprendizaje del solfeo entonado?:

Para afinar el oído. Nuestro oído se desarrolla según lo que hacemos con nuestra voz. No es
muy distinto al proceso de aprendizaje de cualquier idioma; para poder reconocer
auditivamente las palabras de un idioma nuevo, debemos ser capaces de pronunciarlas;
mientras mejor las pronunciemos, más fácil se nos hará reconocerlas cuando las
escuchemos. Sucede lo mismo con las notas y relaciones musicales: mientras mejor las
“pronunciemos” (esto significa que las afinemos con exactitud), se nos hará más fácil
reconocerlas auditivamente. Esforzarnos en la entonación perfectamente afinada de notas,
escalas, intervalos, triadas, etc. le dará a nuestro oído la capacidad de reconocer las
relaciones sonoras de la música.
Para desarrollar el oído interno. ¿Qué es el “oído interno”? Es la capacidad de saber “cómo
suenan” las notas y demás relaciones sonoras interiormente, sin que éstas estén siendo
producidas por algún instrumento. Mucha gente se sorprende de cómo Beethoven fue capaz
de seguir componiendo luego de haber perdido su capacidad de audición. Este genio
musical tenía desarrollado en un nivel muy alto su oído interno; él sabía cómo sonaba todo
lo que escribía. Con el desarrollo de mi oído interno puedo saber cómo suena una obra
musical sólo con leer la partitura. Algunos autores sostienen que J. S. Bach escribió la
“Ofrenda Musical” y “El Arte de la Fuga” para que “sonaran interiormente” en las personas
sólo con leer las partituras y que es por esta razón que no señaló los instrumentos con los
que debían ser interpretadas.
Para desarrollar el pensamiento musical. Cuando aprendemos un nuevo idioma no sólo
necesitamos poder pronunciar y reconocer las palabras, sino que se vuelve fundamental el
desarrollar la capacidad de entender los que éstas intentan transmitir. Del mismo modo
sucede en la música. A través del solfeo entonado podemos aprender la gramática musical,
en especial si este tipo de solfeo se enfoca desde el desarrollo de las funciones tonales (en
especial cuando entonamos a varias voces), el rol de los distintos grados de las escalas y la
manera en que se enlazan, los giros melódicos, las formas y estilos musicales, etc. Es decir
que podemos ir entendiendo, con mayor profundidad, el Lenguaje Musical.
Podemos deducir, por las razones mencionadas, la importancia fundamental del aprendizaje
de este tipo de lectura en la formación musical profesional. Ningún músico que aspire
llegar lejos en su carrera puede hacer a un lado su capacidad de afinación, su oído interno ni
su comprensión del lenguaje musical.

Recuerdo que las mayores dificultades que enfrenté, en mi etapa de estudiante de música,
estaban relacionadas a la entonación afinada; por varios motivos: falta de hábito de canto,
timidez y ausencia total de técnica vocal. Posteriormente descubrí que la afinación vocal
depende de manejar, siquiera de manera básica, algunos aspectos fundamentales de la
técnica vocal, que a su vez te brindan mayor seguridad en tu desempeño musical. En este
sentido, romper nuestros prejuicios respecto al canto y comprender que todos podemos
aprender a cantar correctamente, se torna fundamental.

Actualmente, en mi labor docente, intento aclarar estos puntos a mis estudiantes y busco
ayudarlos a superar sus dificultades, tanto técnicas como anímicas, en su perfeccionamiento
de esta habilidad tan esencial de nuestra preparación. Considero éste el primer paso
imprescindible en la formación de músicos hábiles e interesados en un manejo amplio y
rico del único lenguaje capaz de llegar a lo más profundo de todos los seres humanos: La
Música.

Autor: Daniel Ravelo


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