Sunteți pe pagina 1din 8

La ética es una rama de la filosofía que se encarga de estudiar

la moral, es decir, lo que es considerado como parte de las buenas


costumbres y del buen vivir en la sociedad a fin de generar una
convivencia amable y equilibrada entre las personas.

Asimismo, la ética es una virtud que conlleva a la


responsabilidad, la honestidad, el compromiso, a ser buenos
ciudadanos y de evitar afectar de manera negativa a quienes están
a nuestro alrededor con acciones nocivas, en especial, si se trata de
obtener un beneficio en particular.

La ética se inculca desde temprana edad a través de ejemplos


que expliquen y ejemplifiquen la importancia de nuestros actos y
sus consecuencias. La ética debe tener como meta alcanzar la
felicidad individual y de la sociedad en general, de allí que su
objeto de estudio se la moral, su importancia y aplicación.

Objeto de la ética

La ética se ha desarrollado desde la Antigua Grecia con el objeto


de estudiar, desde una perspectiva filosófica, la conducta humana,
de la cual se determinan qué acciones son consideradas como
correctas o incorrectas según la sociedad.

La palabra ética deriva del griego êthos, traducida como ‘modo de


ser’ o ‘carácter’, que a su vez deviene de ethos, traducida como
‘costumbre’ y ‘hábito’. De hecho, la traducción latina
de ethos es mos, que en español significa ‘moral’, de allí que la
ética tenga como objeto de estudio la moral.

Esta aclaración etimológica es importante para entender que la


ética no hace referencia al carácter como naturaleza de un
individuo, sino a las costumbres y posturas que se adquieren a
lo largo de la vida y que conforman una serie de hábitos, entre los
que se diferencian las virtudes o los vicios.

Filósofos como Platón y Aristóteles expusieron que la ética se


encarga de estudiar las conductas humanas, las cuales son llevadas
a cabo desde la libertad y la conciencia que cada individuo posee
para diferenciar lo bueno de lo malo. En este sentido la ética
conjuga los términos conducta, libertad y bien.

Es decir, las personas actuamos de manera libre, pero consciente


de que nuestros actos generan una serie de consecuencias, buenas
o malas, según los juicios de valor que le otorgue la moral.

Nuestras conductas morales dependen de la enseñanza de las


costumbres y hábitos que, según lo establecido por la sociedad,
son consideradas como éticamente correctas y parte de las buenas
costumbres. No obstante, estas normas pueden cambiar a través
del tiempo según las mudanzas que presente la sociedad.

En este sentido, la ética es una reflexión acerca de las conductas


morales del ser humano y sus efectos en la sociedad. Por
ejemplo, quienes llevan una vida basada en los valores familiares,
sociales y profesionales serán reconocidos por su ética y moral, es
decir, por sus buenas conductas, responsabilidad y compromiso.

Quien es éticamente correcto buscará siempre la mejor solución


ante cualquier dificultad y estará a favor de la convivencia sana
más allá de las diferencias, inevitables además, que puedan existir
con las demás personas bien sea por la tendencia política, la
cultura, la religión, entre otros.

La ética a lo largo de la historia


La ética ha sido una reflexión de la filosofía estudiada desde la
Antigua Grecia. De allí que Platón dedicara un espacio en sus
obras para tratar este tema, por ejemplo, en textos
como Fedón, Gorgias, República y Fedro. Platón trató sobre la
ética en diferentes contextos, incluso, diferenció la ética individual
y la ética pública.

Por su parte, Aristóteles también realizó importantes aportes sobre


la ética. Su obra Ética nicomáquea, escrita en el siglo IV a.C., es
considerada uno de los primeros tratados sobre ética, en el que se
destaca la importancia de la felicidad como una de las finalidades
más importantes del ser humano.

Luego, en la Edad Media la ética es unida a la doctrina cristiana y


es considerada el fin último del ser humano para alcanzar la
felicidad y plenitud. De esta época se destacan los textos
teológicos escritos por san Agustín de Hipona y santo Tomás de
Aquino.

Más tarde, surgieron nuevos filósofos y pensadores que se


dedicaron a estudiar la ética desde las perspectivas expuestas por
Platón y Aristóteles.

Por ejemplo, los racionalistas René Descartes y Baruch Spinoza.


Posteriormente, el filósofo Immanuel Kant reflexionó acerca de la
importancia de los límites de la moral, así como otros autores,
entre ellos, Michel Foucault o Friedrich Nietzsche.

Ética y moral
.

Entre los términos ética y moral existe una delgada brecha que los
diferencia y que es importante determinar para evitar hacer un uso
erróneo de estas palabras.
Ética es el estudio de la moral, que parte desde una perspectiva
filosófica, científica y teórica para establecer y fundamentar su
significado.

La ética también toma en cuenta que las personas parten de la


razón y del conocimiento de las consecuencias que acarrean
nuestras acciones hacía nosotros mismos y a la sociedad.

En consecuencia, la ética establece los principios de nuestra vida e


implica la distinción entre lo bueno y malo, a partir de un análisis
previo.

Por su parte, la moral es un conjunto de valores, normativas y


creencias que se cumplen y determinan las buenas costumbres y
las conductas sociales.

En este sentido, la moral hace una valoración de las conductas de


las personas, de las cuales se pueden clasificar aquellas que se
consideren buenas o malas tanto para el individuo como para la
sociedad en general. De allí que la moral sea el objeto de estudio
de la ética.

Ética profesional
La ética está presente en las diferentes facetas en las que nos
desenvolvemos. De allí que podamos hablar de ética personal,
ética profesional, ética académica, ética política, ética médica,
entre otras. Esto se debe a que las conductas humanas buscan tanto
el bien personal como social a través de una serie de reglas
moralmente correctas.

En el entorno profesional es importante que las personas actúen de


manera responsable y con criterio al momento de desenvolverse
como especialistas o conocedores de un área de trabajo. Por ello,
los profesionales deben ajustarse a las normas morales
preestablecidas.

La ética profesional está compuesta por valores humanos que


propician el respeto, la responsabilidad, el compromiso, la
inclusión, la honestidad, la puntualidad, la discreción, la
competitividad, incluso, la amistad.

Asimismo, existe una serie de normas deontológicas que


fundamentan los principios y deberes que se deben cumplir a fin
de conseguir un óptimo resultado laboral, en especial, si se
presenta una situación difícil en la cual se debe tener cuidado al
momento de tomar una decisión para alcanzar el bienestar común.

La ética profesional nos representa como personas responsables de


nuestra acciones, por tanto, la labor de un profesional en cualquier
área, es dar lo mejor de sí en función de ofrecer un buen servicio o
producto. De esta manera se están aportando soluciones, ayudas,
respuestas y oportunidades para otras personas.

EL CARÁCTER HISTÓRICO DE LA
MORAL

La moral reviste un carácter histórico: se inicia cuando el hombre forma


sociedades, abandona su naturaleza puramente animal y comienza a sentirse
miembro de una comunidad y, a partir de entonces, crea reglas y normas de
comportamiento que le permiten regular sus relaciones con los demás. Veamos
cómo se dio este proceso desde la antigüedad hasta la época moderna.
La moral primitiva

La moral primitiva es la moral que comienza a desarrollarse en la aurora de la


sociedad humana. En esta moral impera un colectivismo que borra todo
individualismo; las diversas actividades son realizadas en común por los
integrantes de la tribu: recolección de frutos, pesca, construcción de viviendas, etc.

La moral primitiva es consuetudinaria, es decir, se mantiene por la fuerza de la


costumbre. Una de las bases de la moral primitiva es la ayuda mutua, la obligación
recíproca de ayudarse, el espíritu de solidaridad, defenderse y vengar las ofensas.

la moral consideraba que lo bueno consistía en hacer actividades en beneficio de


la tribu, que reforzaran la unión o los principios comunes y que se viera como lo
malo o peligroso.

La moral en la Antigüedad clásica

La moral en la Antigüedad es la que se desarrolla en la cultura grecorromana, a


partir del siglo V a.C, hasta los inicios del cristianismo. Se caracteriza por el
surgimiento de la esclavitud y la propiedad privada. Los esclavos son
considerados como simples instrumentos al servicio de los hombres libres. Al igual
que los esclavos, la mujer es menospreciada por considerársele inferior.
Cuando toda la vida social y política giraban alrededor de las familias
aristocráticas lo que se tenía cómo bueno era el respeto por el buen nombre de la
familia.
Esta moral, propia de la sociedad esclavista, encuentra su justificación en las
teorías de los filósofos clásicos.

Aristóteles, el más grande pensador del mundo antiguo, se niega a admitir que el
esclavo sea hombre, y la mujer libre, un miembro de la sociedad con igualdad de
derechos.

La moral en la sociedad feudal


El régimen feudal se basa en la gran propiedad de tierra. En lugar del esclavo se
encuentra el siervo, que es propiedad del terrateniente; pero se le considera un
ser humano y se le da cierta protección. La moral que domina es la propagada por
la aristocracia, cuyas virtudes se cifran en el culto al honor, el valor y el arte de la
guerra, la nobleza de sangre, el desprecio al trabajo manual.

El código moral de los caballeros tiene exigencias como las siguientes: Todo
caballero debe tener actitud y lealtad conjuntamente; debe proteger a los pobres
para que los ricos no los opriman, y sostener a los débiles para que los fuertes no
los humillen, debe alejarse de cualquier lugar donde habite la traición o la
injusticia.

Otra característica esencial de esta moral feudal es la subordinación a la religión.


La religión es la suprema legisladora de la moral, religión que aconseja la
resignación ante las miserias e injusticias.
La moral en la sociedad moderna

Con los ideales de libertad, tolerancia y progreso, la época moderna instaura una
nueva idea del hombre y la moral. Se llega a superar la esclavitud y la
servidumbre. Las relaciones humanas giran en torno al afán de riqueza. El espíritu
capitalista comienza a advertirse hacia fines del siglo XV.

El objeto principal de la acción humana es la búsqueda de la riqueza y esto


repercute en la moral. Lentamente, pero de modo irresistible, la ciencia reemplaza
a la religión y se convierte en factor principal de la nueva mentalidad humana. La
doctrina del progreso, mediante la razón desaloja la idea de una edad pretérita,
con su noción de pecado original.

Entre las virtudes más estimadas por la sociedad burguesa están: la honradez, la
laboriosidad, la fidelidad conyugal, el patriotismo, etc.

En la época actual, se considera bueno cuidarse a si mismo, cuidar y atender a la


familia, dar igualdad a la mujer con respecto al hombre, ser trabajador, tener
iniciativa personal y ser autosuficiente.

En este sentido, la moral forma parte de la estructura social. Cuando cambia la


sociedad, cambia la moral.

S-ar putea să vă placă și