Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
HIPERSENSIBILIDAD TIPO I
La fase tardía, se desarrolla sin que exista una nueva exposición al antígeno y ocurre entre 2
a 24 horas luego de la exposición inicial. Involucra el reclutamiento de células,
principalmente eosinófilos y linfocitos Th2, lo que aumenta la producción de mediadores,
que mantienen y exacerban el proceso inflamatorio.
La IgE producida luego del contacto con el alergeno, se une a los receptores de
alta afinidad (Fc e RI) para la misma, ubicados en la membrana de mastocitos, basófilos y
eosinófilos. De esta manera, se completa la fase de sensibilización con lo cual una nueva
exposición al antígeno generará la fase de desencadenamiento, quedando el individuo
sensibilizado.
Es necesario aclarar que en ocasiones, puede ocurrir desensibilización frente a un
determinado antígeno. El individuo se desensibiliza (deja de responder frente a ese
alergeno) y esto no implica necesariamente que ocurra un mecanismo específico que
revierta el proceso de hipersensibilidad de tipo I, la ausencia de repuesta puede deberse a
otros factores.
Las reacciones atópicas se desencadenan cuando los alergenos se unen a las moléculas de
IgE fijadas a los mastocitos, lo cual genera el entrecruzamiento de los FceRI de al menos
dos receptores adyacentes, evento requerido para la activación de estas células. En un
individuo alérgico para un determinado antígeno, ya ha ocurrido previamente la
sensibilización con el consecuente desarrollo de IgE específica, de forma que una
proporción significativa de la IgE que se encuentra unida a los mastocitos, es capaz de
reconocer a ese antígeno. Cuando estos individuos se vuelven a exponer al mismo antígeno,
se genera una respuesta inmediata producto de la activación directa de los mastocitos.
Los mastocitos se ubican en las puertas de entrada más importantes a los antígenos: la piel
y los epitelios de los tractos gastrointestinal y respiratorio, y se encargan de alertar al
sistema inmune de una agresión local, induciendo una reacción inflamatoria. En la alergia,
esta respuesta inflamatoria provocada por un alergeno, genera una reacción no deseada
frente a un antígeno inocuo, o sea, que no se encuentra asociado a un patógeno invasor que
necesite ser eliminado. De esta forma, la consecuencia de la activación de los mastocitos
dependiente de IgE, se encuentra relacionada con la puerta de entrada del alergeno. En este
sentido, son varias las vías por las que el alergeno accede hacia el interior del organismo:
aérea (pólenes, polvo), que es la más común; digestiva (alimentos, medicamentos),
parenteral (inyección de medicamentos, picaduras de insectos) y cutáneo-mucosa, en
consecuencia, la vía de acceso implicada determinará las principales manifestaciones
clínicas.
Mastocitos
Derivan de células madre pluripotenciales (stem cells) presentes en la médula ósea
(CD34+). Normalmente los mastocitos no se encuentran en la circulación, los progenitores
migran a los tejidos periféricos como células inmaduras y se diferencian in situ. Los
mastocitos se distribuyen a través de todo el tejido conectivo, donde generalmente se
encuentran adyacentes a los vasos sanguíneos y linfáticos, cerca o dentro de los nervios y
debajo de las superficies epiteliales que constituyen la puerta de entrada de alergenos al
organismo (aparato respiratorio, gastrointestinal y piel). Presentan gránulos citoplasmáticos
en los cuales se almacenan mediadores químicos preformados.
Los mastocitos expresan constitutivamente FceRI en su superficie y se activan cuando el
antígeno se une al menos a dos IgE contiguas determinando el entrecruzamiento de sus
receptores. La activación, desencadena en segundos, la liberación de diferentes mediadores
que se distinguen por la forma en que son generados y liberados durante este proceso.
Basófilos
Los basófilos son granulocitos sanguíneos que presentan semejanzas estructurales y
funcionales con los mastocitos. Al igual que éstos, derivan de células madre
pluripotenciales (stem cells) de la médula ósea (CD34+). Se diferencian y maduran en la
médula ósea y luego circulan en la sangre. En condiciones normales no residen en los
tejidos periféricos pero son capaces de infiltrar sitios donde ocurren procesos inflamatorios
o inmunológicos. Al igual que los mastocitos almacenan mediadores preformados en
gránulos citoplasmáticos. Los basófilos expresan FceRI, por lo que son capaces de fijar IgE
y activarse por la unión del antígeno a esta IgE de membrana. Por lo tanto los basófilos que
migran a los tejidos donde está presente el antígeno contribuyen a las reacciones de
hipersensibilidad inmediata.
Eosinófilos
Son granulocitos procedentes de la médula ósea, que tras su maduración circulan en la
sangre. En condiciones normales se encuentran en los tejidos periféricos, sobre todo en las
mucosas de los aparatos respiratorio, digestivo y urinario, y su número puede aumentar en
un contexto inflamatorio. Las citoquinas producidas por los linfocitos TH2 estimulan la
activación de los eosinófilos y los atraen hacia los focos de inflamación. La IL5 es una
citoquina activadora potente de eosinófilos: estimula la maduración de ellos a partir de sus
precursores medulares, y mejora su capacidad para liberar el contenido de los gránulos. La
infiltración de los eosinófilos a los focos de reacción tardía y a los sitios donde existe una
infección por helmintos depende de la combinación de interacciones con moléculas de
adhesión y quimioquinas. A su vez algunos de los mediadores lipídicos liberados por los
mastocitos también son quimiotácticos para los eosinófilos. De esta forma los eosinófilos
llegan al foco inflamatorio en la fase tardía, liberan el contenido de sus gránulos lo que
determina la amplificación de la respuesta. Como ya mencionamos la principal función
protectora de estas células es reconocer y eliminar a los parásitos recubiertos por IgE. Las
proteínas liberadas de los gránulos de los eosinófilos son tóxicas para los parásitos y
pueden dañar los tejidos normales. Dentro de los mediadores producidos por los eosinófilos
se encuentran, la síntesis de mediadores lipídicos (PAF, prostaglandinas y leucotrienos)
y citoquinas, además dentro de sus gránulos específicos contienen hidrolasas
lisosómicas como la proteína básica mayor (MBP), la proteína catiónica del eosinófilo
(ECP) y la peroxidasa del eosinófilo. La MBP es toxica para helmintos, células tumorales y
células del huésped. Aumenta directamente la reactividad del músculo liso por disfunción
vagal. También desencadena la degranulación de mastocitos y basófilos. La ECP tiene
actividad bactericida y antihelmíntica y al igual que la MBP es toxica para las células del
huésped. La peroxidasa del eosinófilo es toxica para helmintos, protozoarios, bacterias,
células tumorales y células del huésped. La proteína básica mayor, la peroxidasa y la
proteína catiónica del eosinófilo tienen efectos citotóxicos en el epitelio respiratorio.
En la fase inicial, los mediadores preformados que se liberan son de vida media corta y por
tanto sus potentes efectos se limitan a las inmediaciones donde ocurrió la activación del
mastocito. Los efectos de la fase tardía también ocurren inicialmente en el sitio de
activación, pero en este caso, las células reclutadas que intensifican y amplifican la
respuesta, determinarán la rapidez con la que se resolverá la inflamación y por ende las
consecuencias que producirá en el individuo.
Mediadores preformados
v Síntesis de prostaciclina (PGI2) y óxido nítrico por parte de las células endoteliales
lo que produce vasodilatación.
Otra amina vasoactiva es la adenosina, que estimula la liberación de mediadores por parte
de los mastocitos, provocando broncoconstricción e inhibición de la agregación plaquetaria.
Proteoglucanos (heparina y condroitin-sulfato)
Actúan como matrices para el almacenamiento de las aminas biógenas, las proteasas y otros
mediadores preformados dentro de los gránulos, reteniéndolos y evitando su acceso al resto
de la célula. Tras la exocitosis del gránulo, los mediadores se liberan de los proteoglucanos
a diferentes velocidades, siendo las aminas biógenas las que se liberan con mayor rapidez
que el resto. De esta forma, los proteoglucanos pueden controlar la cinética de las
reacciones de hipersensibilidad inmediata.
Factores quimiotácticos
Estos factores tienen gran importancia en la generación de una respuesta tardía al atraer
células inflamatorias al foco de degranulación. Dentro de este grupo se encuentran el factor
quimiotáctico de eosinófilos (ECF) y el factor quimiotáctico de neutrófilos (NCF).
Mediadores lipídicos
Los más importantes son derivados del ácido araquidónico, por la vía de la lipooxigenasa y
de la ciclooxigenasa. Ejercen efectos sobre los vasos sanguíneos, el músculo liso de los
bronquios, y los leucocitos.
Citoquinas
Los mastocitos y los basófilos producen diversas citoquinas que pueden contribuir a la
inflamación alérgica. Entre estas citoquinas se destacan: TNF-a , IL-1, IL-4,
IL-5, IL-6, IL-13, MIP-1a, y varios factores estimulantes de colonias como GM-CSF e IL-
3. Vale destacar que las designaciones de estas y otras citoquinas muchas veces hacen
referencia al lugar o la función en las cuales fueron identificadas en primera instancia, estas
designaciones se mantienen por su valor histórico, no presentando siempre una correlación
estricta con su función. Estas citoquinas juegan un rol importante en el cambio de isotipo
(IgM a IgE), contribuyen con la supervivencia de los eosinófilos, y estimulan la
proliferación de los mastocitos. La activación del mastocito induce la síntesis de novo de
las mismas. A esto se suma TNF-a preformado que puede almacenarse en los gránulos para
ser liberado con rapidez. El TNF-a activa la expresión endotelial de moléculas de adhesión
que permitirán que ocurra infiltración de polimorfonucleares y monocitos. Los linfocitos
TH2 que migran a los focos de las reacciones alérgicas también sintetizan algunas de estas
citoquinas.
Una persona puede estar en contacto con numerosas partículas, potencialmente alergénicas
(pasto, pólenes, polvo); pero existe siempre la probabilidad de que ninguna de ellas
desencadene los síntomas y signos de la hipersensibilidad tipo I. Pues sólo aquella partícula
que desencadene las reacciones de hipersensibilidad tipo I en una persona se considera
como «alergeno».
Los medicamentos son partículas pequeñas que también pueden causar reacciones de
hipersensibilidad, pero no se les puede denominar alergenos, ya que frecuentemente actúan
mediante el mecanismo de hipersensibilidad tipo IV (un medicamento se denomina
alergeno sólo cuando se demuestra que activa el mecanismo de hipersensibilidad tipo I).