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Introducción
Por ello la educación emocional no sólo contempla como objetivo específico paliar las
dificultades de relación que un alumno pueda tener, bien sean éstas externalizadas
(conductas agresivas y/o perturbadoras); bien internalizadas (aislamiento social,
ansiedad social, timidez, etc.). Es claro que también puede ejercer un papel preventivo
de las mismas.
Por otro lado, el profesor tiene la oportunidad de desarrollar una labor educativa
fundamental aprovechando las diversas situaciones interpersonales que puedan darse
en el contexto de aula.
1. Evaluación de necesidades.
Sin embargo, a pesar de estas dificultades, es claro que para lograr una intervención
eficaz se debe partir de un conocimiento exhaustivo de las necesidades reales y de las
dificultades concretas, así como de los intereses y expectativas de los destinatarios de
la intervención.
Existen varios procedimientos de evaluación cuya combinación puede ayudar a conocer
estas necesidades así como recabar información de las fuentes más significativas.
1.1 Observación
Esta puede ser "natural", es decir, se lleva a cabo en situaciones reales. En este caso,
uno o varios observadores entrenados registran la frecuencia, duración y calidad de las
conductas espontáneas. Esta observación puede hacerse en el aula, patio de recreo,
comedor, autobús, etc. Es importante que los observadores mantengan una actitud
discreta para evitar interferir en la conducta espontánea del sujeto.
El sociograma, por otro lado, es la técnica más utilizada para conocer las valoraciones
entre los propios compañeros. A través de él se pueden analizar las preferencias de los
niños y detectar a los que se encuentran aislados, rechazados o muestran liderazgo.
Los niños deben hacer un juicio social sobre los otros, es decir, explicar cómo perciben
a un niño determinado. En ocasiones, se les pide hacer una elección nominal, esto es,
asignar el nombre de un compañero o un conjunto de rasgos predeterminadas.
1.3 Autoinformes
Básicamente tienen como objetivo recoger la percepción que el propio sujeto tiene
sobre sus habilidades y dificultades. Diversas técnicas como cuestionarios, registros de
auto observación y entrevistas personales pueden ser aplicadas en este caso. A
continuación, se recogen en la tabla 1 algunos de los instrumentos más conocidos...
Tabla 1
Instrumentos de evaluación
- Instrumentos estandarizados:
- Instrumentos cualitativos:
Una vez conocidas las necesidades reales, el profesor estará en disposición de diseñar
un plan de intervención adecuado. Para ello, es interesante tener presente una serie de
consideraciones prácticas, un conjunto de técnicas ampliamente experimentadas así
como algunos consejos que intentaremos presentar en este apartado. Por supuesto, el
profesor debe respetar su propio estilo y echar mano de su imaginación y creatividad.
Estas técnicas hacen hincapié no tanto en la conducta en sí misma sino en los procesos
cognitivos y emocionales que subyacen a las mismas. En la Tabla 2se presenta el
modelo de Merrell y Gimpel para la enseñanza de habilidades interpersonales. Estas
técnicas parten de la idea de que si cambian estos procesos subyacentes, se
modificará la conducta explícita del sujeto.
Tabla 2.
Modelo cognitivo-conductual para la enseñanza de habilidades interpersonales
o Reestructuración cognitiva:
Se trata de enseñar al sujeto a percibir e interpretar las situaciones de manera más
adaptada y objetiva: no dar importancia a detalles insignificantes, no personalizar,
utilizar el sentido del humor, etc. Estas distorsiones o errores cognitivos se detectan
fácilmente a través de las propias verbalizaciones del niño y a través de cuestionarios
sobre distorsiones cognitivas sobre uno mismo.
o Técnicas de relajación:
La relajación progresiva o el entrenamiento autógeno permitirá al sujeto controlar la
ansiedad que le genera diferentes situaciones interpersonales. Reducida esta ansiedad,
le resultará más sencillo poner en práctica los procesos cognitivos y conductas
adecuadas a las demandas de la situación. Asimismo, estas técnicas pueden ayudar a
afrontar emociones negativas fuertes como la ira y la agresividad.
Para la utilización de estas técnicas cognitivas hay que tener en cuenta la influencia de
al menos estos factores (Jiménez, 2000): nivel de inteligencia, capacidad para
visualizar situaciones, capacidad para relajarse y capacidad para utilizar
autoverbalizaciones encubiertas.
o Clima de la clase:
Lógicamente un clima acogedor en el que los alumnos se sientan respetados y
aceptados es imprescindible para el entrenamiento de habilidades socioafectivas. Este
clima incluye el establecimiento de unas normas mínimas de convivencia y
funcionamiento en el aula, además de una comunicación positiva basada en la
confianza y en la aceptación incondicional de cada alumno. El modelado continuo del
profesor, el establecimiento de metas realistas y la organización adecuada de la clase
son condiciones básicas.
o Aprendizaje cooperativo:
En otros apartados se adelantó la importancia de proporcionar oportunidades
estructuradas para que el alumno con más dificultades pueda participar activamente
en tareas grupales, relacionarse en un plano de igualdad con los compañeros y
sentirse reforzado por ello.
Existen diversas técnicas para el trabajo cooperativo como por ejemplo, los grupos
STAD (Student Teams Achievement Division), grupos TGT (Torneos de Equipos
Asociados), Grupos Rompecabezas, entre otros. Todos ellos comparten una serie de
efectos positivos (Salvador, 1999):
La Ventana de Johari, de Joe Luft y Harry Ingman, puede ser útil para ayudar al
alumno a conocerse mejor y a comunicarse con los demás de una manera más
transparente. Los autores conciben al ser humano como una ventana dividida en
cuatro áreas: el Yo Abierto (lo que uno sabe de sí mismo y los demás también
conocen), el Yo Oculto (lo que uno sabe de sí mismo pero oculta a los demás), el Yo
Ciego (lo que los demás saben pero el sujeto ignora sobre sí mismo) y, por último, el
Yo Desconocido (lo que ni uno mismo ni los demás conocen). A través de dos procesos
básicos y complementarios, la "auto-revelación" y el feedback, el sujeto deber ir
ampliando su Yo Abierto y disminuyendo las otras tres áreas.
Los tradicionales dilemas morales pueden ayudar a que los alumnos elaboren juicios
éticos en torno a diversos conflictos y situaciones en las que los valores juegan un
papel importante. Estos dilemas, ya sean inventados por el profesor o tomados de la
bibliografía, permiten a cada alumno asumir roles, adoptar diversas perspectivas,
adquirir responsabilidades, mejorar su nivel de cognición moral y elaborar su propia
dimensión axiológica y ética.
Tabla 3
Consejos para enseñar habilidades socioafectivas.
Facilitar ocasiones para el trato con otros niños: asistencia a fiestas y excursiones,
participar en grupos de ocio, de deporte, culturales, invitar a sus amigos.
Favorecer el respeto a las normas de cortesía: dar las gracias, pedir cosas por
favor,respetar turnos, ser amable.
Conclusiones
Para el entrenamiento de las habilidades socioafectivas es importante partir de una
evaluación de las necesidades reales de cada alumno en particular y del grupo en su
conjunto. Además de la aplicación de programas editados, el profesor debe mantener
una actitud facilitadora de estas habilidades, siendo su propio ejemplo un referente
claro a imitar. Las múltiples situaciones cotidianas del entorno educativo son ocasiones
apropiadas para la intervención del profesor de acuerdo a las consideraciones prácticas
señaladas, extensibles también al contexto familiar.
Cualquier intervención que pretenda ser eficaz debe, asimismo, tener en cuenta los
siguientes aspectos básicos:
Bibliografía:
Díaz-Aguado, M.J. (1995). Programas para favorecer la integración escolar: manual de
intervención. Madrid: ONCE.
Autor: Diana Cabezas Gómez. Departamento de Psicología y Educación. Universidad Camilo José Cela (Madrid)
Fuente: Revista AFIM- Julio-Agosto 2002.
Nota: Este artículo es el tercero de una serie.