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V I S O R revista literariaNº 17 - Ene. / Abr.

2020

Reseñas: Juncal Baeza / Faustino Desinach Ensayos: El


excedente autoficcional en Annie Ernaux y Patrick Mod i a n o
/ La brujería en la cuentística de Silvina Ocampo /
Horacio Quiroga en la selva literaria-editorial Creación:
Juncal Baeza / Elliot Stage / Miguel Olmedo Morell /
Hélmut Jaramillo / Rafael López Vilas / Mª Jesús Pérez Barrios
© Revista Literaria Visor
ISSN 2386-5695
Revista Literaria de difusión cuatrimestral Contenido
Dirección:
Noel Pérez Brey
www.perezbrey.com Editorial............................................................. 3
perezbrey@gmail.com

Consejo Editorial: Reseñas.............................................................. 4


Vega Pérez Carmena Lo imaginado. Juncal Baeza...................................5
Noel Pérez Brey
El callejón de las puñaladas. Faustino Desinach..6
Imágenes:
Portada: Silvision Ensayos.............................................................. 8
www.flickr.com/photos/silvision/
Contraportada: Johan Meijer / Fuente: Flickr El excedente autoficcional: La problemática de
Contenido: Hochiminh Causil / Fuente: Flickr; Reseñas: la discontinuidad como operador de lectura en El
Michael Price / Fuente: Flickr; Ensayos: Takashi Koda
/ Fuente: Flickr; Creación: Mario Ladalardo / Fuente: acontecimiento de Annie Ernaux y Un pedigrí de
Flickr. Patrick Modiano, por Enzo Matías Menestrina....9
La brujería en la cuentística de Silvina Ocampo,
Diseño:
Noel Pérez Brey por Shaimaa Magdy Marruf Abd El Hady...........19
Horacio Quiroga, escritor y hombre en la selva lite-
Esta revista se edita desde Illescas (Toledo - España) a través raria-editorial, por Rebeca Isabel Andueza Pech....
de la siguiente dirección:
www.visorliteraria.com .................................................................................35

Puede ponerse en contacto con nosotros en la siguiente direc- Creación........................................................... 46


ción de correo electrónico:
visorliteraria@gmail.com Deo, por Juncal Baeza...........................................47
Sinfonía Acuática, por Elliot Stage.......................50
Colores evanescentes, por Miguel Olmedo Morell..
@ visorliteraria @ visorliteraria .................................................................................56
Bocas y Cementerio de muñecas, por Hélmut Ja-
ramillo.....................................................................58
Todos los textos e imágenes publicados en este número son Todo queda en familia, por Rafael López Vilas..61
propiedad de sus respectivos autores. Queda, por tanto, prohi-
bida la reproducción total o parcial de los contenidos de esta Surgiendo de la nada, por Ma Jesús Pérez Barrios.
publicación en cualquier medio sin el consentimiento expreso .................................................................................79
de los mismos. Por otro lado, esta publicación no se respon-
sabiliza de las opiniones o comentarios expresados por los Colaboraciones................................................. 87
autores en sus obras.
EDITORIAL

¡Menudo cuento!

Los que seguís la revista, sabéis que raras veces nos ponemos criticones, pero es
que el último trimestre de 2019 no ha tenido desperdicio.
En octubre, se concedió el Premio Planeta a Javier Cercas, y Manuel Vilas re-
sultó finalista. La trayectoria y calidad de ambos autores está fuera de toda duda
y seguro que las obras galardonadas son excelentes, ahora que esto no esconde el
mercantilismo del movimiento del grupo editorial. Vila y Cercas pertenecían a
Penguin Random House, principal competidor de Planeta por liderar la industria
del libro en España, y, según la prensa, los 600.000 € del ganador solo son una
parte del nuevo contrato de Cercas. Está claro que juegan otra liga. Y como en el
fútbol, hay trofeos y cambios de equipo motivados solo por cuestiones económicas.
Quizá sea esta otra piedra más en el desprestigio que el Premio Planeta acumula
entre ciertos lectores.
En noviembre, las redes literarias se llenaron con la primera hoja del ganador
del Premio Alfaguara, Mañana tendremos otros nombres, de Patricio Pron. He
de reconocer que no he leído la novela, y estoy convencido de que no es mala, pero
esa página inicial, además de cacofonías y errores de redacción, estaba plagada de
pluscuamperfectos, creo que 15 nada menos. No es lo que se espera de un galar- Reseñas
dón tan importante como el mencionado y, sin duda, si esa obra la presentáramos
cualquiera de nosotros a una editorial, el lector de turno no pasaría a la segunda
hoja.
Y por último, en diciembre, de nuevo en Alfaguara, los poemas de Alfred Gar-
cía, concursante de OT. Ya se han metido bastante con el chaval a cuenta de sus
versos, así que no haremos más leña del árbol caído. Estamos de acuerdo, eso sí,
en que hay buena y mala poesía, pero aun la mala literatura tiene un mérito: se
ha intentado, con mayor o menor fortuna. Y esto es loable. Pero el poemario de
Alfred García parece una suerte de estafa. Acaso el problema no sea que el autor
pretenda publicar su obra, lo que es lógico, sino que Alfaguara tenga la desfachatez
de hacerlo. Al final, suponemos que el libro se comprará, se pedirá el correspon-
diente autógrafo en las distintas ferias del libro mientras muchos escritores que se
lo trabajan de veras no estrenan ni el bolígrafo, y no se leerá. Bueno, en realidad
eso es lo mejor que podemos hacer.

Noel Pérez Brey

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RESEÑAS RESEÑAS

Lo imaginado Pero si hay


algo común en
dre, sus circunstancias nos llevan al fi-
nal a compadecernos casi del personaje.
realidad. Todo lo contrario que los per-
sonajes de «Bach para las despedidas»
Juncal Baeza los relatos que Y de igual modo, pero en esta ocasión y de «La importancia de los amarres»,
conforman la expuesto desde la importancia de sen- cuyos protagonistas sufren, dudan aca-
No podemos dejar de consignar en
obra, es su gran tirse a gusto con uno mismo, es plantea- so, si bien a la postre optan por seguir
primer término que Lo imaginado es fi-
dosis de ten- do ese miedo mediante la lucha entre lo adelante.
nalista del XVI Premio Setenil al mejor
sión e incerti- que uno es y lo que se está volviendo En definitiva, Lo imaginado es una
libro de relatos publicado en España, lo tanto de «Un cuerpo que quiere» como obra tensa, aguda, vivaz, de temas pro-
dumbre, crea-
que ya dice mucho sobre el buen hacer de «Un cuerpo que cambia», relato este fundos y emociones intrincadas, en pug-
da mediante
literario de Juncal Baeza. Y la obra lo enlazado en historia, tema y personajes na unas con otras, como el propio sentir
la estudiada
merece, os lo aseguro. dosificación de con el anterior, pero observado desde la humano. En el momento en que escri-
Los temas tratados en el libro son los detalles. óptica opuesta. bo esto, aún no se ha fallado el Premio
profundos, serios, de esos que invitan a Lo imaginado Si estos personajes, apuntábamos, Setenil 2019, pero apuesto a que, gane
Buen ejemplo
una reflexión paciente, pero mostrados Juncal Baeza bregan para no llegar a ser aquello que quien gane, Lo imaginado, de Juncal
es «Honolulú»,
a través del prisma de unos persona- Editorial Dieciséis detestan, en las tres historias que for- Baeza, peleara en la última mano. Se-
donde vamos
jes comunes, en cuanto reconocibles, y Sevilla, 2018 man «Amor y algas», los protagonistas guro.
conociendo al
de sus vivencias cotidianas, con un len- protagonista y las circunstancias de su coquetean con la muerte, cada uno, eso
guaje tan directo, ágil y certero que nos historia con cuentagotas, generando una sí, de diversa forma y por variados mo- © José Luis Fernández Pérez
enganchamos a la lectura desde la pri- intriga creciente hasta que se desenca- tivos, en un intento inútil de huir de su
mera línea. dena la catástrofe. De técnica similar
En «Dextrina», el relato de apertura, es «Enrico y los gusanos», cuya historia
presenciamos, sí, el amor incondicional se narra a través de saltos temporales
de una madre por su hijo enfermo, aun- y racionando la información para obte-
que también cómo la mujer se ve supe- ner así un suspense que no se consegui-
rada hasta tal extremo por la situación
que pierde incluso los papeles; al final,
ría si el tiempo del relato se presentara
de manera lineal. Cuento, en resumen,
El callejón de la puñalada curren en la
contemporanei-
sin embargo, apuntado en un detalle de estructura muy pensada y cuidado-
Faustino Desinach dad urbana de
magistralmente escogido, prevalecerá samente trabajada. una nación que
el amor. De igual forma, hay algunas ma- En toda ciudad existe al menos un lu- atraviesa coor-
Igual de aguda y visual es la narra- terias que, con distinta modulación o gar donde convergen circunstancias hu- denadas políti-
ción en «Älva y Per», donde nos enfren- tratamiento, se abordan en diferentes manas incruentas y grises. En esos te- cas, económicas
tamos a la permeabilidad, a la porosi- relatos. En este sentido, quizá el tema rritorios extremos, donde la ley solo se y sociales bas-
dad, entre la vida y la muerte, al miedo que más llama la atención es el miedo asoma cuando las situaciones son extre- tante difíciles.
ante la finitud de la existencia y al hecho a convertirse en lo que uno odia. Esta mas, en ese universo marginal, la mirada En el futu-
de que, en un instante, podemos pasar obsesión de los personajes la encontra- felina resulta al narrador la transmuta- ro, para quienes
de la desolación a la máxima felicidad. mos por primera vez en «Úteros», la ción justa para crear e hilvanar historias. busquen cono-
En El callejón de la puñalada, Faustino El callejón de la
Este frágil punto de inflexión sirve asi- relación entre dos hermanas, distante cer sobre la his-
Desinach despliega un universo paralelo puñalada
mismo para estructurar «Nieve», aun- ahora, que se debate entre el amor y la toria del país, el
Faustino Desinach
que visto esta vez desde la perspectiva nostalgia, y ese pánico a transformar- sobre siete cuentos que son siete vidas en universo litera-
Editorial Vesania
de la envidia fraternal, en un escenario nos en lo que aborrecemos. Temor que un hilo de tiempo. Construidos sobre un rio de Faustino
San José, 2019
igual de frío e intrigante que la relación también hila «Lo imaginado», donde, estilo de realismo urbano, las imágenes, Desinach será
entre los protagonistas. aunque el protagonista dispara a su pa- los diálogos y las circunstancias trans- un referente obligatorio. La suya es una

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RESEÑAS

literatura con un alto componente tes- está construido con un estilo que recuerda
timonial, y que no ofrece concesiones o al de Juan Rulfo, enfocado en el delirio
adornos cuanto tiene que describir esce- de un ser perturbado por una extraña ob-
nas, iguales o peores que las que aparecen sesión. «El heredero» nos devuelve a los
en las secciones de sucesos de los medios submundos delictivos, donde la tinta y la
de prensa. ¿Por qué el escritor ha de ce- mirada se enfocan en las redes que atra-
rrar los ojos a la crudeza de la verdad? pan gentes de todos los estratos, y como
En «Gato callejero», el lector encon- los amalgaman en la digestión de un
trará una suerte de encantamiento y ero- vientre dantesco. «Sangre, vida y muer-
tismo que se sobrepone a las existencias te» y «Guaposolo» conforman la culmi-
marginales. «El presi» está construido nación del hilo narrativo, de ese callejón
a partir del testimonio de un profesional que transita por el laberinto violento y
venido a menos, que se debate entre sus descarnado que se está corroyendo a la
principios y la necesidad de superviven- sociedad, ante la indiferencia colectiva y
cia, en un mundo construido en la medi- sin que nadie al parecer se haya percata-
da del interés. «Ana Escargot» debe ser do de esos matices. Siete historias para
el postre de la cena literaria de esta co- leer con mirada felina.
lección: particular nostalgia e imágenes
coloridas dominan el relato. «Doble vida» © Robinson Rodríguez Herrera

Ensayos

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ENSAYOS ENSAYOS

tica, nos indica Dalmaroni (2018) en Por su parte, Barthes (1988) distin-
«Discontinuidad. Notas introductorias» gue, con respecto a la conformación del
a partir de un gran repertorio de lec- libro-objeto, entre las metáforas benéfi-
turas teóricas. En tal sentido, nosotros cas y las antipáticas. Por un lado, indica
adherimos en este trabajo a los postula- que las metáforas benéficas refieren a
dos de Dalmaroni (2018), que a su vez, «la tela que se teje, el agua que fluye, la
recupera la teoría de Roland Barthes harina que se muele, el camino que se
(1988) en «Literatura y discontinui- sigue, la cortina que devela» (p. 244) y
dad». Si bien Barthes toma al término que las metáforas antipáticas son aque-
desde una perspectiva más filosófica u llas en las que un objeto se fabrica o se
ontológica, su procedimiento será luego elabora a partir de materiales disconti-
aplicarlo a la literatura. Para este au- nuos. El problema estético, dice Barhes,
tor, si todo lo que ocurre en la superficie es saber sencillamente cómo movilizar
de la página despierta alguna inquietud esa discontinuidad. Entonces, podemos
por parte de la crítica, evidentemente preguntarnos en este trabajo, ¿de qué
esta superficie es depositaria de un va- manera nos interpela como lectores la
lor esencial que es la continuidad en el discontinuidad?, ¿cómo se genera en la
discurso literario. De este modo, el libro lectura?
Fuente: continuidaddeloslibros.com tradicional es un objeto que liga, desa- Por otra parte, Dalmaroni (2018)
rrolla, prolonga y fluye. El autor ade- señala que pensar continuidades im-
más indica que «escribir es hacer fluir pedidas o amenazadas por el lenguaje
palabras en el interior de esta gran ca- y la literatura, es hacerlo en el inte-
tegoría de la continuidad, que es el re- rior de una teoría de la interrupción,
El excedente autoficcional1: de intensas elucubraciones teóricas, de lato» (Barthes: 1988, p. 244). es decir del resto y su restancia, y por
una notable arquitectura conceptual, de
La problemática de la Por otro lado, pensaremos a la me- tanto compromete y afecta concepcio-
la necesidad de un sustento y de un fun-
discontinuidad como damento argumentativo que se fue ar-
moria como una «caja de legos» donde nes y experiencias del tiempo. Implica
el autor tiene cierta libertad dado que cuestionar los imaginarios homogéneos,
operador de lectura en ticulando en determinadas esferas del selecciona, recorta, construye y recrea cronologicistas o teleológicos del tiem-
El acontecimiento de saber. En este marco, aquí se pretende algunos episodios o bloques de su vida. po. En efecto, la discontinuidad no es
Annie Ernaux y Un pedigrí abordar uno de los principales proble- Esta mirada fragmentaria y disconti- más que el disconjunto de lo que que-
de Patrick Modiano mas presente en numerosas obras de la nua, propia de las literaturas del yo, da: vestigios fragmentarios, residuos de
por Enzo Matías Menestrina literatura universal: la discontinuidad parte de una decisión íntima, donde se indeterminación, y entre unos y otros
en torno al proceso de lectura. En esta siguen ciertos criterios específicos, pero la consiguiente manifestación de una
ocasión, a modo de estudio comparati- que aquí, en estas dos obras analizadas, falta2. En tal sentido, creemos conve-
Las numerosas reflexiones sobre las vo, analizaremos dicha problemática en se puede interpretar dicha mirada a niente recuperar el sentido que le otor-
problemáticas surgidas en las escritu- las traducciones de las obras El aconte- través de la idea de la discontinuidad ga Dalmaroni (2018) a la discontinui-
ras del yo, desde los años setenta hasta cimiento (2000) de Annie Ernaux y en como operador de lectura (Dalmaroni, dad como operador para leer. Es decir,
la actualidad, abordan diferentes ca- Un Pedigrí (2005) de Patrick Modiano. 2018) de un discurso literario. Asimis- «adoptar una teoría de la discontinui-
tegorías sobre la identidad, la tempo- El término discontinuidad tiene di- mo, los criterios o decisiones del autor dad, que opera con discontinuidad» (p.
ralidad, los mecanismos escriturarios versos sentidos según desde qué punto interpelan al lector al conectar, enlazar 7). Tendremos en cuenta en nuestro
y de recepción de estas escrituras. Las de vista o en qué paradigma de la teo- o ligar esos pequeños fragmentos y re- análisis: desfases, omisiones, censuras,
diversas problemáticas fueron objeto ría literaria ubiquemos a la problemá- cuerdos. temporalidad como resultado de lo que

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ENSAYOS ENSAYOS

Dalmaroni (2017) en una columna li- gar gran parte de sus obras como au- «En estas páginas aparece un universo temporal refleja la idea de que los co-
teraria, anterior a las notas introduc- to-socio-biografías. Su narración es una de rostros que Modiano intenta resca- mentarios sobre la vida de sus padres
torias, denomina como «excedente infi- narración sin emociones, sin angustias, tar de las profundidades de la memoria y luego su memoria se presentan como
nito» tratándose de restos o residuos en descamada, sostenida. Con respecto a para reconstruir un carné de identidad un juego de bloques donde los recuerdos,
la escritura. No obstante, ¿esos retazos El acontecimiento (2000) se relata la personal o incluso para trazar un pe- fragmentos o retazos de vida se com-
o excedentes en las obras seleccionadas experiencia del aborto en un ambiente digrí imposible e indefinido». Esta na- plementan de forma discontinua para
de Ernaux y Modiano se conectan?, ¿de francés cuando aún no era legalizado. rración en primera persona refleja el narrar la historia de sí. Es evidente
qué modo se generan y cómo son leí- La autora narra con sinceridad lo des- esbozo de una vida narrada de la forma aquí la decisión de recortar, seleccionar
dos?, ¿qué influencia posee aquello que amparada que se sentía en una socie- más fría y distante. Modiano recuerda, y elidir ciertos hechos con libertad. En
se decide omitir en el proceso de lectu- dad que le daba la espalda y la obliga- recupera y relee su infancia de perros, tal caso, esos vaivenes en el discurso li-
ra? ba a afrontar sola el horror y dolor de tratando de desprenderse un poco de terario cumplen un papel fundamental
un aborto clandestino. Esta experien- ello, y para vivir finalmente una vida en la lectura dado que dichos desfases
El excedente autoficcional: lecturas en cia traumática viene a ocupar un lugar de hombres. Esta obra también se en- y omisiones permiten que el libro fluya
la escritura importante en la obra de Ernaux. No cuentra dividida en capítulos sin enu- (Barthes, 1988) y se ensamblen entre si
busca ni pide compasión sino que solo merar con una estructura más simple los restos de la memoria.
Desde los inicios de las teorías sobre
pretende explicar(se) a partir de las dado que no hay cortes en la escritura En segunda instancia, en la traduc-
las literaturas del yo sabemos que los
emociones experimentadas y así exor- pero si en la narración de los hechos: ción de ambas obras, se presenta, tal
recuerdos, más cercanos en su objeto a
cizar un pasado que sigue viviendo des- en el texto comienza narrando sobre sí como se mencionó anteriormente, el
la autobiografía, no se proponen como de el presente. mismo, y luego prosigue con la vida de disconjunto de lo que queda: vestigios
proyecto de decir todo. Por el contrario, Esta obra se divide en capítulos que su madre y su padre en detalle. Cierta- fragmentarios, residuos de indeter-
quien escribe sus recuerdos acepta se- no están enumerados. El inicio de cada mente, aquí los hechos se ven interrum- minación y elisiones. Por ejemplo, se
leccionar, recortar u omitir. Este es el uno de ellos se encuentra un poco más pidos ya que la importancia de la vida mencionan obras literarias, películas,
primer punto al que debemos atender arriba de la mitad de la página. Aquí, de sí mismo se extiende hacia la vida anuncios de carteles en mayúsculas,
sobre la discontinuidad como problemá- el orden fragmentario remite a una de sus progenitores. Esta discontinuidad frases que respetan su idioma original
tica. En tal sentido, la discontinuidad se movilidad sensible de elementos y he- como problemática genera cortes, inte- (en francés). En este sentido, se trata
presenta como interrupción de los re- chos pero, tal como analizaremos más rrupciones e intermitencias en la lectu- de una serie de rasgos que también ge-
latos dado que hay marcas textuales adelante, esa movilidad no es lineal o ra. Esas pausas revelan la importancia neran cierta interrupción como proble-
que producen pausas en la lectura: pun- cronológica sino que hay vaivenes en de la selección y recorte del autor sobre mática de discontinuidad y que funcio-
tuación, blancos tipográficos. En efecto, la escritura, en los lugares geográficos lo que pretende contar. En efecto, esta nan como operador de lectura dado que
estos cortes en el hilo de la narración mencionados y en el tiempo. Ello res- autobiografía, tal como se la reconoce esas inscripciones molestan, atrasan la
vienen a ocupar los espacios vacíos de pondería a la manera en que se genera en la contratapa de la traducción de lectura, la comprensión y modifican el
la memoria, es decir, aquellos detalles la discontinuidad en la lectura y cómo Anagrama, se basa en fechas y detalles tono con el que leemos dicho texto. Es-
que no solo son olvidados inconscien- nos interpela. exactos que le otorgan ese carácter de tos rasgos se encuentran dispersos en
temente sino que también, en algunos Por otra parte, la obra Un pedigrí realidad a los hechos. Pero esos saltos toda la obra: dilatan la lectura.
casos, existe una intencionalidad por (2005) de Patrick Modiano remite a la temporales son discontinuos dado que A continuación presentaremos un
parte del autor de seleccionar o elidir historia de sus padres y a su propia in- no se cuentan acontecimientos de años cuadro con algunos ejemplos textuales:
ciertos recuerdos (procedimiento propio fancia. No solo es un cuadro de época cronológicamente lineales sino que se
de la memoria en las autobiografías y en la que retrata el período bajo la Ocu- retoma la vida de sus padres y luego la
autoficciones). pación sino que también construye su narración de tales hechos en el siguien-
Por un lado, debemos considerar que propia identidad. En la contratapa de te orden: 1940, entre 1937 y 1939, nue-
la escritora Annie Ernaux rechaza el la traducción de María Teresa Gallego vamente 1940, 1938, 1940, 1942, 1944 y
término autoficción y prefiere catalo- Urrutia para Anagrama se puede leer: así sucesivamente. Esta fragmentación

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ENSAYOS ENSAYOS

Rasgos El acontecimiento (2000) Un pedigrí (2005) de P.


de A. Ernaux Modiano
A puerta cerrada de
Textos Huis dos (16) El ser y la
Sartre (24), El libro de la
nada (59)
selva de Quiroga (36)

Cine El rapto de las sabinas Les demoiselles du large,


(películas)
(20) L'Atalante (18)

escritura de la palabras MATANZA DE ORADOUR


Mayúsculas NADA y REALIDAD en (37)
la agenda (15-16)

la palabra AGOTADO en El contenido del telegra-


la tapa de un libro (23) ma (96)

Fuente: www.1843magazine.com
En tercera instancia, veremos cómo separadas: «(Desde que he comenzado
la escritura no solo es el espacio repa- a escribir sobre este acontecimiento, in-
rador o de consolación para no silen- tento volver a traer al presente los ros-
ciar los hechos sino que también es la tros y los nombres de los estudiantes en
«herramienta de indagación inicial para medio de los cuales me movía (…)» (p. una ‘intelectual’. No sé si se trata de recrea, y podemos leerlo de ese modo,
escribir una lectura» (Dalmaroni, 2018, 51) «(Dudo al escribir (…)» (p. 59). Aun- un acontecimiento generalizado, pero como aquello que Barthes denominaba
p. 10). En tal sentido, en la obra de Er- que sucede también, que en otras zonas puedo decir que produce un sufrimien- como metáfora antipática donde el ob-
naux, en determinadas partes se colo- del texto, las reflexiones están incor- to indecible (Ernaux, 2000, p. 48) jeto que se fabrica se elabora a partir de
can entre paréntesis acotaciones y re- poradas en el relato de los hechos y se Lo que queremos señalar aquí es el materiales discontinuos (1988: p. 244).
flexiones sobre el proceso de escritura. produce una interrupción más radical. modo en que el texto prosigue, la dis- En relación con lo expuesto anterior-
Aquí no solo vemos una decisión sino una Por ejemplo, antes de la reflexión sobre continuidad se genera y recupera ciertas mente, ahora analizaremos en ambas
propia interpretación de lo que se narra, la sensación de no poder ir lo suficien- reflexiones o explicaciones produciendo novelas los rasgos de la discontinuidad
y que no necesariamente es la misma temente lejos de la exploración de las también vaivenes en el proceso de lec- como problemática: el excedente, res-
interpretación en la operación de lectu- cosas, se nos presenta otra aclaración tura. Por ejemplo, al releer los párra- tos o residuos de indeterminación que
ra sobre el discurso literario. En algu- sobre las inscripciones en la agenda: fos anteriores para comprender mejor genera el tiempo. En tal sentido, refe-
nos casos, el contenido de los paréntesis el discurso literario. Dichas reflexiones rimos a residuo o excedente autofic-
En cierta forma, mi incapacidad para
son aclaraciones y citas de anotaciones redactar la memoria me resulta- vienen a ocupar el lugar de conectores cional como aquel rasgo que determina
en la agenda «(En la agenda aparece ba más terrible que mi necesidad de del discurso y narración de los hechos. una falta y que comporta una interrup-
escrito “dos inyecciones y ningún efec- abortar. Era una clara señal de mi Asimismo, inciden en la forma en que ción o discontinuidad. Veremos cómo
to”)» (Ernaux, 2000, p. 45). En otros, invisible decadencia (En mi agenda conjugamos como lectores esos bloques algunos rasgos escriturarios se generan
tal como dijimos anteriormente, refie- aparece lo siguiente: ‘He dejado de es- y restos de un pasado que no se puede e inciden en la recepción de los textos.
ren a reflexiones e indagaciones sobre cribir, he dejado de trabajar, ¿cómo revivir, pero si recuperar, a través de Por un lado, El acontecimiento de
el proceso de escritura y se encuentran saldré de esto?’). Había dejado de ser la memoria. Ese pasado inasequible se Annie Ernaux fue escrito en 1999 y pu-

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ENSAYOS ENSAYOS

blicado en el 2000, allí se narran en pa- claramente visible. Otro ejemplo es el literario. Así, la discontinuidad de los que dilucidar y no siento afición algu-
sado los hechos de su experiencia trau- siguiente: «La noche anterior fui a ver tiempos refleja la vacilación constante na por la introspección ni por los exá-
mática sobre el aborto que tuvo lugar a Mein Kampf con unas chicas de la re- en el lector. Una inflexión importante, menes de conciencia (p. 45).
hacia 19633. En primer lugar, podemos sidencia universitaria (…) A la maña- en este aspecto, es la tensión entre la Ciertamente, Un pedigrí de Patrick
observar la distancia existente entre el na siguiente me tumbé en la cama y espera y la prisa. La primera pertenece Modiano es la muestra cabal de una
tiempo de los hechos (1963) y el mo- deslicé con precaución la aguja de ha- al pasado y se relaciona con la promesa obra en donde los saltos temporales
mento de la escritura (1999). El tex- cer punto dentro de mi sexo (…)» (p. 54, de la joven de guardar silencio sobre la permiten que la discontinuidad opere en
to comienza relatando el recorrido por la negrita es nuestra). Sucede también experiencia traumática. La segunda, la la lectura por sobre el discurso literario.
la estación de Barbès (Rochechouart) e que, luego de la interrupción con la cita prisa, surge en el presente y obedece la De este modo, el lector sigue el relato
inmediatamente, a partir del recuer- del documento legal, «el tiempo dejó de necesidad de la mujer adulta de instau- a partir de los elementos discontinuos:
do, se produce una ruptura temporal: ser una insensible sucesión de los días rar la determinación de contar dicha los acontecimientos que no se mencio-
«volvía a ver la misma escena borrosa que había que llenar (…)» (p. 29). En tal experiencia. nan, los personajes que no aparecen, lo
de aquel sábado y domingo de julio: los sentido, comienzan a evidenciarse esos Por otra parte, la obra Un pedigrí de que podría haber ocurrido. Un rompe-
movimientos de amor, la eyaculación» saltos temporales abruptos: «Al cabo de Patrick Modiano posee una estructura cabezas que se arma poco a poco ubi-
(p. 12). Unas líneas más adelante pro- dos días» (p.35), «hace diez años» (p. más simple en cuanto al tiempo. Los he- cando las piezas correspondientes de la
siguen los recuerdos: «Me di cuenta de 40). En efecto, el tiempo en El aconte- chos se cuentan en pasado a partir de la memoria en los lugares precisos. Aun-
que había vivido ese momento en Lari- cimiento se traza como una problemá- marca indeleble de un yo que comienza
que muchas veces suceda, también, que
boisière de la misma forma que en 1963 tica de discontinuidad en la que la escri- narrando sobre su nacimiento pero des-
tales indicios se encuentran anegados
había esperado el veredicto del doctor tura recupera, reflexiona y relee sobre de el párrafo siguiente, y en las próxi-
en la memoria. Dicha memoria es se-
N. : invadida por el mismo horror y la el pasado colocándose desde el presen- mas páginas, interrumpe para retomar
lectiva por naturaleza dado que intenta
misma incredulidad» (p. 13). Luego se te con la intención, tal como se indica la vida de sus padres con la intención
recuperar los hechos más relevantes de
cuentan los hechos de 1963 y en la mis- al final de la obra, de borrar «la única de narrar la historia de la forma más
un pasado que es narrado fragmenta-
ma página se recuperan episodios del culpabilidad que he sentido a propósito ordenada posible: «Intento, a falta de
riamente, y que como lectores debemos
año anterior (p. 15). Cada fragmento re- de este acontecimiento: el haberlo vi- otros puntos de referencia, ir siguiendo
tejer cuidadosamente: «1963. 1964. Los
presenta retazos de recuerdos o peque- vido y no haber hecho nada con él (…) un orden cronológico» (Modiano, 2005,
años se confunden. Días de lentitud,
ñas piezas sobre la experiencia. En este y quizás el verdadero objeto de mi vida p. 9). El pasado no solo sucede en el es-
contexto, el tiempo parece detenerse y sea este: que mi cuerpo, mis sensacio- días de lluvia…» (p. 101).
pacio de la escritura o narración de los
no avanzar: «la interminable lentitud nes y mis pensamientos se conviertan hechos sino también que nos interpela
de un tiempo que se espesa sin avanzar, en escritura, es decir, en algo inteligible Conclusión
como lectores a partir del aquí y ahora:
como el de los sueños» (p. 46). En tal y general» (p. 114-115). Parece ser que «Cierro los ojos y veo venir, con aquel En este trabajo recuperamos los li-
sentido, el pasado se vuelve inestable: aquí, atendiendo a esta última cita, hay paso torpón y desde lo más hondo del neamientos de Barthes (1988) para en-
una tarde, una noche a fines de octubre, presente una pulsión de contar sobre sí pasado, a Lucien P.» (p. 24). Además, focarnos en el análisis de la discontinui-
un fin de semana y luego el lunes (p. mismo. Esto puede ser visto como una podemos referir que aquí también ese dad como problemática en la operación
16-17). No sabemos cuál es el tiempo obligación pero también como una ne- yo reflexiona sobre la propia escritura de lectura de las obras El acontecimien-
que transcurrió en realidad entre esos cesidad. como documento personal: to (2000) de Ernaux y Un Pedigrí (2005)
hechos, ¿tan solo un fin de semana o El lector además de poder experi- de Modiano. Este estudio comparativo
Escribo estas páginas como se levanta
varios meses? Asimismo, en las pági- mentar una gran gama de sentimien- nos ha permitido indagar acerca de las
acta o como se redacta un curriculum
nas siguientes (p. 18-19) se menciona lo tos diversos tales como la compasión, el diferentes acepciones que comporta di-
vitae a título documental y, segura-
que sucede el 8 de noviembre pero en miedo, la angustia, la tristeza, por men- mente, para liquidar de una vez una cha problemática. En tal sentido, he-
el siguiente fragmento retrocede a co- cionar solo algunos ejemplos, también vida que no era la mía. Solo es una mos decidido optar por solo una de las
mienzos de octubre. Se trata de una ida es interpelado en el sentido de que se simple y fina capa de hechos y gestos. entradas del término discontinuidad, en
y vuelta que genera una discontinuidad instauran lecturas a partir del discurso No tengo nada que confesar ni nada consonancia con los postulados de Dal-

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ENSAYOS ENSAYOS

maroni (2018), para dar cuenta de los en Francia (1975). especialización es de orientación literaria. En el año 2014 le otorgaron una men-
cortes, interrupciones e intermitencias ción por un ensayo presentado en un concurso literario en Lobos, obtuvo el primer
vistos como procedimientos que deter- Bibliografía premio de categoría individual en el 5to concurso de Oratoria «La música también
minan una falta. Por un lado, pensamos ALBERCA, Manuel (2007). El pacto cuenta historias» en la misma ciudad y en 2019 la Asociación argentina de Lite-
en cómo se genera la discontinuidad en ambiguo. Buenos Aires: Ariel. ratura francesa y francófona le otorgó el premio «Lidia Moreau». Ha participado
el proceso de lectura de ambas obras. BARTHES, Roland (1988). «Literatura de varios Congresos de investigación. Una de sus ponencias compone el volumen
Por otra parte, abordamos el criterio y discontinuidad». En: Ensayos críti- Actas de las XXX Jornadas de la literatura francesa y francófona. También es
sobre los restos de la memoria como cos. Barcelona: Siglo XXI. autor de la reseña del libro Las tres Vanguardias de Ricardo Piglia publicada en
bloques que son seleccionados por el au- DALMARONI, Miguel (2018). «Dis- junio de 2017 en la revista literaria Orbis Tertius, de la reseña «Laura Alcoba teje
tor y conectados cuidadosamente en la continuidad. Notas introductorias» la red de la memoria» en Capítulo 1 y del ensayo «El escritor de la fatalidad» en
recepción. En efecto, esta mirada frag- (material de cátedra). Disponi- el número 13 de nuestra edición.
mentaria y discontinua en el hilo de los ble en: https://es.scribd.com/docu- Actualmente es becario CIN en investigación, se encuentra trabajando en su tesina
relatos, propia de las literaturas del yo, ment/376161064/Dalmaroni-Discon- de Licenciatura sobre la obra de Laura Alcoba y es colaborador de un proyecto de
parte de una decisión íntima, donde se tinuidad investigación de la UNLP sobre violencia, literatura y memoria.
siguen ciertos criterios específicos, pero DALMARONI, Miguel (2017). «El ex-
que aquí, en estas dos obras analizadas, cedente infinito», www.bazarmaeri-
se puede entender a la discontinuidad cano.com, Columnas, noviembre di-
como operador de lectura de un discur- ciembre 2017.
so literario. Disponible en: http://www.bazarameri-
cano.com/columnas.php?cod=172&p-
Notas df=si
(1) El título «excedente autoficcional» ERNAUX, Annie (2000). El aconteci-
hace referencia al texto de Dalmaroni miento. Barcelona: Tusquets.
(2017) sobre el excedente infinito en el MIRAUX, Jean-Phillipe (2005). Las es-
sentido de restos o residuos. crituras del yo. Buenos Aires: Nueva
(2) Referimos a excedente autoficcional visión.
como aquel rasgo que determina una MODIANO, Patrick (2005) Un pedigrí.
falta y que comporta una interrupción o Barcelona: Anagrama.
discontinuidad. Veremos cómo algunos RICOEUR, Paul (2008). Tiempo y na-
rasgos escriturarios fluyen e inciden en rración II. México: Siglo XXI.
la lectura.
(3) Anterior a la legalización del aborto

Enzo Matías Menestrina (Argentina, 1996). Actualmente vive en La Plata


(Argentina). Es alumno avanzado del Prof. y Lic. en Letras en la FaHCE-UNLP.
Adscripto a la cátedra de Literatura Francesa de la Universidad de La Plata y su

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ENSAYOS ENSAYOS

métricos (1942), Los sonetos del jardín


Acercamiento a la escritora argentina (1946), Poemas de amor desesperado
Silvina Ocampo (1949), Los nombres (1953), Lo amar-
go por lo dulce (1962), Amarillo celeste
1.Vida y vocación literaria.
(1972), Árboles de Buenos Aires (1979),
Silvina Inocencia María Ocampo de
y Breve santoral (1985), este último
Bioy, nace en Buenos Aires el 21 de ju-
acompañado de ilustraciones hechas
lio 1903. Es hermana de la escritora y
por la escritora argentina Estela Canto.
fundadora de la revista Sur, Victoria
Ocampo gana el segundo Premio Nacio-
Ocampo, y esposa del gran narrador ar-
nal de Poesía con el libro Los nombres,
gentino Adolfo Bioy Casares. La autora
el Premio Municipal por Espacios mé-
es conocida por la calidad literaria de
tricos y el primer Premio Nacional de
sus cuentos, y su nombre ha pasado a
Poesía con Lo amargo por lo dulce. Por
la historia de la literatura argentina del
otra parte, Ocampo lleva a cabo diver-
siglo XX por el humor cruel que supo
sas traducciones al castellano de poetas
imprimir en algunos protagonistas de
extranjeros, como Gérard de Nerval,
estos relatos. Crece en el seno de una
Charles Baudelaire, Alexander Pope o
familia hondamente arraigada en los
Pierre de Ronsard.
Fuente: theobjective.com círculos culturales argentinos. De jo- A parte de ser traductora, ocasio-
ven estudia dibujo en Paris con Giorgio nalmente se convierte en una escritora
de Chirinco y muestra inclinación por para niños y dramaturga. Entre 1974 y
la poesía, luego se dedica por comple- 1979 publica cinco volúmenes de cuen-
to al mundo literario. Gracias a Jorge tos infantiles (El Tobogán, El Caballo
La brujería en la cuentística variedad de la imagen de los brujos en Luis Borges con quien la une una gran Alado, Canto escolar, el Cofre volante y
la cuentística de la escritora, cuya obra
de Silvina Ocampo amistad, conoce a su marido, el escritor La naranja maravillosa). Borges prolo-
está impregnada de la influencia de la Adolfo Bioy Casares con quien se casa
Estudio analítico: Los días de la literatura fantástica. Cabe destacar que
ga una antología de sus cuentos publica-
en 1940. da en Francia (1974), cuya introducción
noche, la furia y otros cuentos, Silvina Ocampo, por la metáfora de la Ocampo colabora con Jorge Luis Bor- es del escritor italiano Ítalo Calvino.
y Cornelia frente el espejo nueva imagen de los brujos, se aproxi- ges en varios libros, entre los cuales Cabe destacar que Ocampo no ha te-
por Shaimaa Magdy Marrouf ma a los temas esenciales que preocu- destacan Antología de la literatura fan- nido la gala que hubiera merecido en
pan al ser humano, como por ejemplo el tástica (1940) y publican también Una las letras argentinas, en otras palabras,
futuro, el destino, la muerte, la juven- Antología poética argentina (1941). Con Jesús Abderrahmán Medellín comenta
Abstracto tud y la vejez. También, sus brujos son su marido Bioy casares, escribe una no- que «Ocampo no ha sido considerada en
Este estudio se considera una nueva muy distintos a los que aparecen en las vela policiaca titulada Los que aman, los diccionarios de literatura argenti-
aportación a los exiguos estudios dedi- obras clásicas. Pese a la diversidad de odian (1946). Silvina Ocampo también na; aunque es cierto que existe crítica
cados a la brujería en la narrativa de los relatos de Silvina Ocampo, elegimos colabora con Juan Rodolfo Wilcock, es- acerca de su obra, esta es muy escasa
la escritora, mientras que, por otro algunos relatos en los que la escritora cribiendo el drama en verso Los trai- y podemos decir que en general fue ig-
lado, existe una abundante cantidad de nos presenta una novedad y una varie- dores (1956). Además, es amiga de la norada casi totalmente hasta finales de
estudios que plantean otros tópicos. A dad en la figura del brujo, tal y como poeta argentina Alejandra Pizarnik. la década de los ochentas»1. En 1980,
través de esta investigación se apare- Los días de la noche (1970), La furia y Su creación poética, alabada por Bor- Ocampo aclaró que no se le otorgó el
cen otras facetas de la imagen de los otros cuentos (1959), y Cornelia frente ges, se reparte en varios libros: Enu- Premio Nacional porque los jueces opi-
brujos, ya que el estudio se trata de la el espejo (1988). meración de la patria (1942), Espacios naron que sus historias desembocaban

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ENSAYOS ENSAYOS

en la crueldad con demasía. Pero en se llama «generación del cuarenta». sueños de la especie de los que Soñamos de los adultos; el mundo de los pobres
1984, La Fundación Konex le otorgó el con los ojos abiertos. (...) La amistad o o los sirvientes frente al de los ricos o
2. La crítica y la obra de Silvina
Diploma al mérito por su narrativa. la enemistad de las cosas inanimadas los dueños, y la locura contra la razón.
Ocampo
Los libros: La furia y otros cuentos pueblan estos relatos como poblaban En 1948 Silvina Ocampo publica Auto-
y Los días de la noche pertenecen a la En palabras de Juan Rodolfo Wilcock, nuestra infancia o como pueblan la biografía de Irene, un libro con el que
con quien escribió Los traidores «Bor- vida de las tribus salvajes»3.
etapa en el que Ocampo parece utilizar desarrolla una nueva etapa en su obra
ges, representaba el genio total, ocio-
un estilo propio y original que la va a Por otra parte, Victoria Ocampo se cuentística, después de once años en los
so y perezoso, Bioy Casares, la inte-
alejar de los convencionalismos exis- molesta por el hecho de que Silvina que no publica obra narrativa. Autobio-
ligencia activa, entre los dos, Silvina
tentes en su época. Y en los dos últimos Ocampo se ha acercado demasiado a grafía de Irene es el libro en el que Silvi-
Ocampo era la sibila, la maga, que les
libros publicados en España, Y así su- los recuerdos compartidos entre ellas. na Ocampo está más relacionada con la
recordaba en cada movimiento y en
cesivamente (1987) y Cornelia frente al cada palabra la singularidad y el mis- De acuerdo con Enrique Pezzoni, «lo estética del grupo del Sur (Adolfo Bioy
espejo (1988), la escritora intenta bur- terio del universo. Juntos formaban que en realidad molestó a Victoria de Casares y Jorge Luis Borges)6. En estos
larse de toda lógica y herencia temáti- una trinidad divina»2. los relatos fue su carácter ficcional: Lo relatos la voz de la autora es menos
ca. Aquí el humor aparece afiliado al que censura en Viaje olvidado es el ses- personal. Así, por ejemplo, demuestran
El libro Viaje olvidado publicado, en
absurdo. Sus cuentos están poblados por go anti-proustiano: no se inicia el viaje los relatos El impostor y Autobiografía
el año 1937 por la editorial Sur, fue su
seres fantásticos que parecen ser retra- en busca del tiempo perdido, sino hacia de Irene que los hombres constituyen un
primer libro publicado. La crítica ata- mismo hombre, lo que es un tema en
tados desde la ironía y el humor negro el rechazo y la reprogramación: la in-
ca este volumen con algunas opiniones común con los relatos de Borges.
de los cuales hace gala su autora. vención»4.
negativas quizá debido a la marginali- El libro se compone de cinco relatos
Silvina Ocampo muere en 1993, a la Otro crítico, como José Bianco, des-
dad del libro en el tiempo en el que se de diferente extensión en los que surge
edad de noventa años. Fallece y una cubre en Viaje olvidado el choque del
publicó, como declara Jesús Abderra- lector ante el mundo mágico de algu- el indicio fantástico. Y las formas na-
parte de su obra sigue inédita y sin
hmán Medellín Chávez, en su libro La nos de los relatos y la existencia de la rrativas son más elaboradas que las de
obtener el reconocimiento merecido.
Pero, en 2006, la editorial Lumen pu-
influencia del surrealismo en los pri- infancia que indica a lo ambiguo. Bian- Viaje olvidado. Los cuentos de Autobio-
blica una antología de relatos inéditos meros relatos de Silvina Ocampo. Este co También subraya la inclinación de grafía de Irene presentan los temas fan-
a cargo de Ernesto Montequin bajo el volumen fue ignorado por algunos críti- Silvina Ocampo por los marginados. tásticos con un toque filosófico. Cuando
título de Las repeticiones y otros cuen- cos hasta la aparición de Autobiografía Asimismo, aclara Jesús Abderrahmán Ocampo compara este libro con el an-
tos inéditos. En el mismo año, la edi- de Irene (1948). Este libro sale a la luz Medellín Chávez que Bianco se da cuen- terior «haciendo énfasis en el tránsito
torial Sudamericana publica un libro tres años antes de la publicación de la ta del carácter complejo de esos relatos de la literatura fantástica a un sentido
de memorias, escrito en verso, titulado Antología de la literatura fantástica. relacionados con la vanguardia. Bianco muy peculiar del realismo, en donde la
Invenciones del recuerdo. También en el Viaje olvidado presenta temas funda- es el primer lector de Silvina Ocampo realidad aparece torcida en su esencia»7
año 2000 aparece una edición que reco- mentales para Ocampo, como el poder que nota que los cuentos producen algo , encontramos una notable novedad téc-
pila sus cuentos completos, y en 2003, de lo sobrenatural, el amor, la memo- extraño al lector. Además Bianco seña- nica en Autobiografía de Irene.
surge una antología de relatos y poemas ria, y la incomunicación establecida en- la «la tendencia de Ocampo por subver- Con La furia y otros cuentos, publi-
seleccionados por Mercedes Güiraldes y tre el mundo de los adultos y el de la tir los valores tradicionales de aquello cado en 1959, Ocampo empieza otro
Daniel Gigena con un prólogo de Edgar- infancia. Los cuentos tienen una nota- que introduce en sus cuentos y el im- estilo nuevo en su narrativa. La auto-
do Cozarinski. Todo ello, nos muestra ble influencia surrealista; los sueños y perceptible enrarecimiento de la reali- ra alcanza esta etapa, alejándose de la
el interés que se ha despertado por la las alucinaciones se suceden a través de dad que esto provoca»5. complejidad estructural de Autobiogra-
obra de esta autora en los últimos años. imágenes de gran plasticidad. Por una En general, el aspecto más recurren- fía de Irene y el subjetivismo de Viaje
Por último, cabe mencionar que Ocam- parte, la propia hermana de la escrito- te en la obra de Ocampo es la combi- olvidado.
po junto a Jorge Luis Borges y su esposo ra, Victoria Ocampo, destaca que: nación de los mundos opuestos; con El libro comprende relatos cortos,
Adolfo Bioy Casares pertenecen a una «Los cuentos de Silvina Ocampo son frecuencia se presentan conceptos dis- más informales, que presentan algunos
generación de escritores argentinos, que recuerdos Enmascarados de sueños; tintos: el mundo de la infancia frente al temas como, la amistad, el amor, el

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ENSAYOS ENSAYOS

trabajo, y la crueldad los cuales se ma- tos y la reconstrucción de los signos im-
nifiestan entre los personajes con fre- plícitos. La obra de Silvina Ocampo se
cuencia. Blas Matamoro comenta que: caracteriza por ser enigmática; Martha
«Los cuentos de La Furia se refieren a Cerda considera que «el hermetismo es
un mundo que se derrumba y que apa- el tema principal de los cuentos de Y así
rece, por ello, como insólito y extraño. sucesivamente»10.
El universo narrativo se encuentra En Cornelia frente al espejo, Silvina
desarticulado y regido por la incom- Ocampo cuida la estética, la unidad del
prensión; la fragmentación y la in- relato y, asimismo, la relación entre
completitud, los cuales se convierten la historia y el discurso. Nos presenta
en una técnica literaria en esta obra. temas filosóficos y reflexiones sobre la
Así, los lugares y las épocas son bo- vida, la muerte, la memoria, y el olvi-
rrosos y el desarraigo se presenta jun- do que tienen mucha importancia para
to con el horror como el fundamento Ocampo.
de la realidad. Además, las historias
En total, la literatura de Ocampo no
se captan en el momento de tensión
busca definiciones ni conclusiones. Bro-
máxima, lo que acentúa la imprevisi-
ta el deseo de encontrar un orden dife-
bilidad y la sorpresa»8.
rente al que existe en la vida. La reali-
En el año 1961 Silvina Ocampo pu- dad en su obra es un mundo degradado. Fuente: zendalibros.com
blica el libro Las invitadas. En este li- Las historias incitan el descubrimiento
bro, como en el anterior, abundan los de la marginalidad, el miedo que provo-
relatos de atmósfera fantástica que se ca lo ambiguo.
mezclan con lo cotidiano. La ambigüe- Por otro lado, la obra de Ocampo
dad tiñe las páginas de este libro, se- constituye un cierto rechazo y una hos- ambas están llenas de sus obsesiones, democracia política se introdujo plena-
gún Jesús Abderrahmán con esta obra, tilidad hacia el canon de belleza y hacia como la pintura y la música también. mente en la Argentina gracias al presi-
«aseguró su reputación como escritora el concepto de «buen gusto», conceptos La imaginación envuelve constante- dente Roca Sáenz (1910-1914). La vida
de relatos cortos»9, contiene cuarenta y que defiende la revista Sur. Lo fantás- mente su obra; las nuevas formas de en la ciudad de Buenos Aires durante el
cuatro cuentos y es la más extensa de tico va acompañado por la crueldad y narración fantástica o el planteamiento periodo de 1869 a 1914 fue dura debido
su producción. Por otro lado, su libro, el absurdo, lo que constituye la mayor surrealista de los temas clásicos, apa- al aumento de su población y al movi-
Los días de la noche, se publica en 1970, originalidad de la autora. rece en su obra como, por ejemplo, la miento inmigratorio. Como consecuen-
después de una ruptura con la escritu- Las características comunes de los brujería, que es un tema recurrente en cia de ello, subió el costo de la vida lo
ra. Cada relato tiene sus propias leyes. cuentos de Ocampo son las intuiciones, dichas obras. En este sentido, lo fantás- que afecta sobre todo a la clase obrera.
La ironía predomina en todos los aspec- los sueños y las obsesiones. Por otra tico surge por la figura retórica de la Pero este período no planteó muchos
tos de la realidad de sus cuentos. parte, Silvina Ocampo intenta borrar brujería, que es la fuente de la magia cambios culturales porque desde 1916
Los dos últimos libros de Silvina las fronteras entre la prosa y la poesía. en la cuentística ocampiana, ya que lo hasta 193011 el radicalismo llegó al po-
Ocampo son Y así sucesivamente (1987) En su extensa obra encontramos poe- extraño se inserta en lo cotidiano de sus der y el régimen político se hizo conser-
y Cornelia frente al espejo (1988), y su- mas en prosa, versificaciones de cuen- relatos. vador, en su totalidad. Por otra parte,
ponen una nueva concepción del cuento. tos, lirismo en muchas narraciones, ta- 3. Los cuentos en el marco literario Argentina se mantuvo neutra durante
El discurso se llena de contradicciones les como los cuentos de Autobiografía de Hubo algunos cambios políticos en la Primera Guerra Mundial, del mismo
e incluso incoherencias que dificultan Irene que fueron redactados en verso y Argentina en el siglo XX, lo que influ- modo, ello afectó económicamente tan-
la comprensión del lector que debe a su en prosa. La prosa y la poesía son igual- yó en su ambiente cultural en general. to a Argentina como a todo el resto del
vez participar en la creación de los tex- mente importantes en su producción y Para empezar, debemos entender que la mundo. Durante este período surgieron

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ENSAYOS ENSAYOS

algunos marginados de la población, sores con respecto a la maternidad y era niña. Y cuando la protagonista responde a la
que fueron ignorados durante el perio- a la fidelidad marital, pero también En general, la sociedad argenti- ambición de sus sobrinas y la conduce a
do del régimen conservador. Y apareció esclavos de la apariencia física, por lo na atormentada se refleja claramen- la muerte.
una clase burguesa de tendencia liberal, tanto, sometidos al deseo del hombre. te en muchos de los cuentos de Silvina En cuanto a la literatura argentina
para la Argentina de esa época fue un Silvina aborda sus textos con todas Ocampo en los cuales se refiere mucho del siglo XX, el fenómeno difundido en
las contradicciones de la sociedad, sin
período de paz social sin inquietudes po- a los marginados. La escritora sugiere el occidente, sobre todo en Argentina,
hipocresía o sin falsa protección»13.
líticas. Por eso fue posible la existencia la brujería como la solución de la in- es el orientalismo, y es debido a la difu-
de una generación de escritores que pu- Por otro lado, los cuentos de Ocampo competencia de sus protagonistas con sión de unas obras orientales importan-
dieron, durante la segunda década del recrean una amplia serie de personajes pocos recursos. Por ejemplo, en El mal, tes en el mundo occidental, tales como:
siglo XX, dedicarse a los movimientos femeninos; como, por ejemplo, muje- Ocampo indaga en el Mundo burgués las Mil y una noches15, el Ramayana,
de vanguardia como veremos posterior- res de clase social alta o baja, otras de de Buenos Aires, al profundizar en el las Rubaiyatas de Omar Khayyam, o el
mente. clase obrera, amas de casa, niñeras, y inconsciente de Efrén, el enfermo que descubrimiento de la obra de Rabindra-
Seguidamente, el reflejo de la clase costureras. Entre los relatos de Ocam- tiene delirios. La enfermedad se vuelve nath Tagore, y la creciente atracción por
alta se representa en La sibila y El goce po se puede citar, El cuaderno, en el que su felicidad y su tranquilidad. Por otra las filosofías orientales. El orientalismo
y la penitencia. En el primero, Ocampo la protagonista es de clase proletaria, parte, el lenguaje de Ocampo que em- es la tendencia heredada de la genera-
indica la elegancia y el lujo de la cla- la escritora relata que ésta trabaja des- plea en sus cuentos indica la influencia ción de 1837 que sirvió para establecer
se alta describiendo la casa de la niña de los quince años cosiendo sombreros. de la clase popular; los clichés lingüísti- el tópico de la barbarie nativa, según
bruja Aurora: «Di unos pasos y entré Toda su ambición en la vida reside en cos, los dichos populares, con relación a las opiniones de los occidentales, en la
en una sala enorme, llena de vitrinas; tener un hijo guapo como él del cuader- esto, Carolina Suárez Hernán comenta: literatura, que se inspira de la barbarie
aquello era una tienda o una iglesia. Por no de las fotos, que pertenece a su ve- «Silvina Ocampo comparte con Julio oriental.
todas partes se veían estatuas, bombo- cina. Este hijo es el fruto de la imagi- Cortázar este interés por reproducir Posteriormente, hay otra muestra de
neras, miniaturas, collares, abanicos, nación de Ermlina es decir: es solo una el registro oral rioplatense; así como interés sobre oriente, ya que a la gene-
relicarios, muñequitos» lo que hace al ilusión. por llevar a cabo una transposición ración del 80 le interesa la situación po-
adolescente un ladrón12 engaña a Au- Y la de Clotilde Ifrán, quien es una irónica de éste. La autora presenta lítica y social de esta zona del mundo.
rora pretendiendo que es El señor, que costurera muerta, que ayuda a una una visión muy crítica de las conduc- En este sentido, Eduardo Wilde inten-
fue enviado por Clotilde Ifrán quien es niña, abandonada por su madre, para tas sociales mediante la descripción ta establecer un diálogo político directo
la costurera con quien la madre deja a tejer su traje del carnaval. Entre otras de lugares comunes y estereotipos que entre Japón y los países de Europa, lo
Aurora. Otra figura de la madre de cla- figuras, la de Muñeca, la cual es una aparecen exagerados hasta la carica- que facilita la vía de la modernización,
se alta surge en El goce y la penitencia, mujer adulta de veintinueve años na- tura. Así, la representación hiperbó- cada país lo adopta a su fórmula. Lue-
Ocampo narra una historia fracasada rrando que es una niña bruja huérfana lica del estereotipo asume las formas go el modernismo literario aparece, y
de lo grotesco y la narración se acerca
de la relación entre una pareja. La pro- quien se ve obligada a vivir con diferen- de un sentido distinto, el orientalismo
al ámbito de lo absurdo. La fragmen-
tagonista está sometida al deseo de su tes tutores. E Irme de La divina quien adopta otro papel ajeno a lo político. Se
tación tiene su de lo absurdo»14.
marido yendo a un pintor para que re- representa el personaje femenino viejo concibe un sentido exótico y claramente
trate a su hijo, lo cual es un hábito en su y feo, que se dedica a la brujería. Por La narrativa de Ocampo es un campo nada más extraño que el oriente.
familia, y se enamora del pintor. Puede otra parte, la figurita adolescente de de búsqueda de órdenes distintos en el Cabe mencionar que el orientalismo
observarse que la mayoría de estas fi- Soñadora compulsiva difiere a lo ante- que se manifiesta otra visión de la rea- fue presentado en la revista del Sur, y
guras femeninas se instalan en la mar- rior; es más joven y sueña con el amor lidad. El horror y el humor representan es sabido que Ocampo es un miembro
ginalidad, la pobreza, y el sometimien- ideal hasta que este se convierte en una los elementos recurrentes que profundi- importante del Sur, es fácil que se vie-
to. Como lo nota Claudia Mosevich: amenaza. Y en Con pasión Felicia es zan los cimientos de la burguesía porte- ra influida por este tipo de obras en su
un personaje femenino, que padece una ña, por ejemplo el cuento, Los sueños de narrativa. De este modo, Ocampo ve en
«Esta ambivalencia ésta presente en
los rasgos de los personajes femeninos rara enfermedad. Ello ocurre después Leopoldina, se refleja los sueños de la esta tendencia un terreno propicio para
que se caracterizan por ser transgre- de la predicción de su tía cuando Felicia burguesía, que son simples y modestos. el brote y el florecimiento de la figura

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ENSAYOS ENSAYOS

del brujo, planteando una nueva pers- vo, lo nuevo no es demasiado nuevo, o, dadaísmo, brotan las semillas del su- renovada. Es de resaltar que las princi-
pectiva de la brujería provocando la mejor dicho, la diferencia reside en que rrealismo, aparece en Francia en 1920 pales revistas fueron: la revista ultraís-
fantasía y lo misterioso. Un ejemplo la vanguardia tiene un sentido crítico alrededor de André Bretón, quien se ta Martín Fierro, ya que «En 1927, la
muy representativo del orientalismo es de su propia novedad. Constantemente, interesa por descubrir los mecanismos revista Martín Fierro publicó algunos
la Antología de la literatura fantástica esta búsqueda de la novedad supone una del inconsciente y sobrepasar lo real a de sus dibujos para ilustrar un escri-
de Silvina Ocampo, Adolfo Bioy Casares rebeldía por rechazar lo establecido. En través de lo imaginario y lo irracional. to de Jorge Luis Borges, sin embargo,
y Jorge Luis Borges, en la que aborda otras palabras, los movimientos litera- Finalmente, aparece el existencialis- Ocampo no conoció a Borges sino has-
algunos textos de tendencia fantástica rios de este nuevo arte se caracterizan mo, considerado una corriente filosófi- ta 1934, el mismo año en que conoció
de algunos escritores occidentales, occi- por tener una respuesta rebelde a la ca. Los existencialistas se centran en la a Adolfo Bioy Casares»19, otra es Proa
dentales orientalistas, y orientales. crisis ideológica de la sociedad, rompen condición humana, y las emociones, así que aparece en dos etapas: la primera,
Cabe mencionar que la Antología de con las normas estéticas y quitan las el significado de la vida y el ser humano de 1922 a 1923; la segunda, de 1924 a
la literatura fantástica plantea algu- antiguas barreras del arte, e inician la son el eje de su estudio. 1925.
nos cuentos árabes anónimos como, por literatura contemporánea, rompen las Cabe mencionar que la vía, para la di- En 1925, es obvia la competencia en-
ejemplo, Historia de Abdula, el mendi- fronteras y crean una literatura conti- fusión de las tendencias vanguardistas, tre los grupos Florida y Boedo, -cuyos
go ciego, escogida por Las mil y una no- nental. es fecunda debido a dos factores históri- nombres han sido adoptados para no-
ches. Influyendo así en el desarrollo de Entre las expresiones del vanguar- cos fundamentales: La Revolución Bol- minar calles de ciudades argentinas- El
la trayectoria literaria de algunos es- dismo surgen el cubismo, el futurismo, chevique y La Revolución Mexicana. Lo grupo, cuya figura esencial es Roberto
critores hispanoamericanos y sobre todo el ultraísmo, el dadaísmo, el surrealis- que estimula el espíritu revolucionario Arlt, se inclina por la literatura social
argentinos, tales como Bianco, Borges, mo, el existencialismo y otros. Prime- tanto en Europa como en Hispanoame- y por unas formas muy tradicionales.
Cortázar, Denevi y Wilcock. Para con- ro, el cubismo aparece en 1907, gracias ricana. Igualmente es de anotar que el Mientras que, por el contrario, el gru-
cluir, hay algunos factores que facili- a Picasso y Braque. Se representa con primer aporte hispanoamericano a la po Florida se relaciona con la revista
tan la difusión del orientalismo en el figuras o imágenes que simbolizan el vanguardia se presenta gracias al chi- Martín Fierro, que se identifica con la
occidente entre ellos: la difusión de al- tema, también combina entre lo anti- leno Vicente Huidobro, en 1914, con su estética de la clase social. Supongamos
gunas obras importantes orientales; la guo y lo mágico. El segundo aporte es manifiesto Non serviam. Y en Argenti- que la narrativa de Ocampo se identifi-
atracción hacia las filosofías orientales; el futurismo, surge en Italia gracias al na; específicamente se presenta debido ca con la literatura Boedo por tratar la
la falta de los recursos intelectuales a poeta italiano Filippo Tommaso Mari- a los grupos de Boedo y Florida. En este literatura social con formas tradiciona-
causa de la primera guerra mundial y netti. También rompe con el pasado y sentido, las revistas, las exposiciones y les, ya que los temas de los cuentos son
la búsqueda de nuevos métodos intelec- lo convencional del arte, sus postulados los manifiestos difunden el vanguardis- de la sociedad expresados en un entorno
tuales. son la exaltación de lo sensual, lo na- mo en Hispanoamérica desde Europa. tradicional, como es la figura del brujo.
Por otro lado, Surge la vanguardia, cional y lo guerrero. La revista capital, en la que Ocampo es Otras publicaciones vanguardistas son
que es el fenómeno estético capital del Por otra parte, el ultraísmo aparece miembro, es Sur, cabe mencionar que Nosotros, Inicial, Valoraciones, y Sínte-
siglo XX. Aparece en la primera déca- entre 1918 y 1922 en España, gracias a «Al año 1937 la editorial Sur publica su sis.
da del siglo XX y se extiende hasta los Rafael Cansinos y Guillermo de Torre y primer libro: Viaje olvidado, colección En cuanto a Ocampo, podemos decir
principios de los años treinta; en los que llega a Argentina con Borges. Contribu- de historias cortas que señalan su in- que corresponde a la generación de 1924,
aparece una renovación, lo denominan ye al uso del verso libre, la anécdota y terés en la literatura de vanguardia»18, que agrupa a los escritores nacidos en-
«primera vanguardia», en este sentido, el desarrollo de la metáfora. que se constituye por la idea del escritor tre 1894 y 1923, a los nacidos esta ge-
Oviedo explica que «es la misma noción Entre 1916 y 1922, surge el dadaís- norteamericano Waldo Frank y del ar- neración se divide en dos corrientes; la
de lo nuevo lo que la vanguardia exal- mo , debido a la violencia y la pérdida gentino Eduardo Mallea, de crear una vanguardista y post-vanguardista. La
ta como valor supremo; es decir, una de sentido que lleva envuelto la Pri- publicación para los jóvenes literarios primera corriente abarca a los nacidos
negación o contradicción de lo que nos mera Guerra Mundial, rechazando los argentinos. Frank y Mallea convencen durante 1894 y 1909 y la otra a los na-
viene dado por la tradición»16. A pesar cimientos de la sociedad aburguesa- a Victoria Ocampo para que dirija la re- cidos, entre 1909 y 1923. En otras pala-
de que la vanguardia deriva de lo nue- da. Más tarde, mediante el humor del vista, aunque su estética aparece algo bras, Ocampo pertenece a los escritores

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ENSAYOS ENSAYOS

ca iluminación de zonas ocultas, y en trolar: sueños y milagros.


el oscurecimiento progresivo de otras Y en El cuaderno y El goce y la peni-
zonas, en el perpetuo pasear en plena tencia, la anticipación del futuro y, a su
zona prohibida»20. vez, la imaginación juega un papel fun-
De allí, el surrealismo evoca estas damental, por tanto, desembocan en lo
imágenes de la realidad por medio de irracional. En El goce y la penitencia, la
una expresión mental libre, sin el con- protagonista tiene una relación amoro-
trol de la conciencia. Por otra parte, sa con el pintor quien retrata a su hijo,
Ocampo expresa el surrealismo pura- pero el retrato representa al futuro hijo
mente en Los sueños de leopoldina, y de los dos. De allí, la fantasía reside en
Soñadora compulsiva, donde la fantasía lo irracional y lo absurdo, no sabemos
surge por el sueño. En el primero, el si es que el niño nace por la anticipa-
sueño es la solución para la protagonis- ción del futuro por parte del pintor o es
ta, pues, da rienda suelta a sus pasiones una ilusión pura. En ese sentido, en El
a través del sueño. Del mismo modo, es cuaderno, también surge la idea de la
el medio para predecir el futuro, hasta identidad, mediante el nacimiento irra-
que se convierte en otra inquietud. En cional del niño parecido al del cuaderno.
ese sentido, José Jiménez comenta en el Aquí la brujería fortalece el concepto de
Fuente: letraslibres.com libro El surrealismo y el sueño: lo irracional y lo fantástico, por lo tanto,
esos son algunas de las características
«La invocación surrealista del sueño
esenciales de la narrativa ocampiana.
debe entenderse, ante todo, como la
manifestación de una revuelta contra
Cabe mencionar que estas tendencias
la aceptación “realista” de un mun- de la vanguardia profundizan la visión
de la vanguardia debido a su fecha de sueños de leopoldina, y Soñadora com- ocampiana acerca de la belleza, la vida,
do “mal hecho”, contra una actitud
nacimiento, 1904. Ocampo mostró inte- pulsiva revelan la enigmática fantásti- la muerte, y lo eterno. La muerte es
de aceptación resignada del dolor y el
rés por el cubismo y el surrealismo a ca que la tendencia vanguardista esti- un tema recurrente en la narrativa,
sufrimiento. Transmite una utopía de
través de su inclinación al dibujo y a la mula. Ocampo, en El mal, revela las liberación plena de la mente, el sue- por la cual, Ocampo plantea diversos
pintura, ya que, desde que era pequeña inquietudes de la realidad mediante la ño de la libertad sin límites. Eso sí, niveles de la realidad, tales como los
y hasta que cumplió los veinte años, iba inconsciencia de Efrén, un enfermo que lo mismo que la utopía, cuyo máximo cuentos La divina, La sibila, Los ami-
a París a estudiar con Giorgio de Chi- en sus delirios anticipan unas viñetas valor está en saber que su núcleo fun- gos, y Amancio luna, el sacerdote. La
rico y Fernand Léger, en consecuencia, del mundo provocando la fantasía y las damental reside en lo que niega, en el vanguardia se representa en La divina,
gracias a sus viajes a Paris conoce de alegorías brujeriles. El inconsciente es cuestionamiento de un estado de cosas mediante la preocupación de Ocam-
cerca los ambientes asociados con lo la región del intelecto donde el ser hu- existente, así como en la consciencia po por la condición humana, pues la
vanguardista. Más tarde, colaboró con mano no controla la realidad, de tal de que siempre puede frustrarse, los
realidad aparece en la obra de mane-
Norah, la hermana de Borges. modo, es el espacio oscuro de la con- sueños son inverificables»21.
ra fantástica e irreal. Irme, la adivina,
En 1927, la revista Martín Fierro pu- dición humana, en ese sentido Freud Continuamente, en Los sueños de viaja por barco a su patria, y ocurre el
blicó algunos de los dibujos de Ocampo. aclara: leopoldina la protagonista convoca unos hundimiento del barco, tal como Irme
El dibujo y la pintura dejan huellas pro- «La ideología del surrealismo tiende a objetos simples mediante sus sueños. había predicho antes a una cliente. Lo
fundas en su narrativa. En general, los la total recuperación de nuestra fuer- Pero sus sobrinas desean convertirlos extraordinario se constituye como algo
movimientos vanguardistas despiertan za psíquica por un medio que consiste en bienes materiales. El vanguardismo natural, la adivina acepta la muerte y
en su obra la fantasía y lo irracional. en el vertiginoso descenso al interior y la fantasía estimulan y racionalizan, la espera, en la que es la solución de
De tal modo, los cuentos El mal, Los de nosotros mismos, en la sistemáti- lo que por naturaleza no se puede con- su sufrimiento desde pequeña debido a

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ENSAYOS ENSAYOS

su vocación de la brujería, y por otra sevich interpreta la muerte en sus re- cidas, ya que: vez. Influencia del surrealismo en los
parte, no puede cambiar los designios latos «una línea delgada que separa la «El que percibe el acontecimiento primeros relatos de Silvina Ocampo,
de Dios, es destacable que ella se salva vida de la muerte (y que también la une debe optar por una de las dos solu- México, Universidad Autonomía Metro-
al final. Seguidamente, en La sibila, la a ella) diluyendo la posibilidad de toda ciones posibles: o bien se trata de una politana, Unidad Iztapalapa, 2006, p. 13.
muerte del chico ladrón, predicha por anécdota»22. ilusión de los sentidos, de un producto (2) Claudia Mosevich. El secreto me-
Aurora, surge por la magia. El chico de Otro fenómeno literario importan- de imaginación, y las leyes del mun- jor guardado, una aproximación a la
origen pícaro trabaja en una farmacia, te del Siglo XX, surgió entre los años do siguen siendo lo que son, o bien el obra literaria de Silvina Ocampo, Tesis
de esta manera, conoce a la adivina pe- 1960 y 1970; fue el «Boom» latinoame- acontecimiento se produjo realmen- Doctoral: Instituto Superior de letras,
queña. Ella le lee las cartas vaticinando ricano, está más relacionado con los te, es parte integrante de la realidad, Eduardo Mallea, 2009, p. 24.
su muerte. Él sale de su casa después autores Gabriel García Márquez de Co- y entonces esta realidad está regida (3) Carolina Suárez Hernán. Propues-
de haberla robado y es matado por la lombia, Julio Cortázar de Argentina, por leyes que desconocemos. O bien el tas en la narrativa fantástica del gru-
policía. Carlos Fuentes de México y Mario Var- diablo es una ilusión, un ser imagina- po Sur (José Bianco, Silvina Ocampo,
En Los amigos, la muerte abarca gas Llosa del Perú. Por el movimiento rio, o bien existe realmente, como los María luís bombal y Juan Rodolfo Wil-
una percepción que va más allá de la de América Latina de la Vanguardia, demás seres, con la diferencia de que cock): La poética de la ambigüedad, Te-
lógica. Cornelio, un niño con ambigua estos escritores desafiaron las conven- rara vez se lo encuentra»23. sis Doctoral: Universidad Autónoma de
fama de brujo, que atrae la enferme- ciones establecidas en la literatura lati- En otras palabras, Propp aclara, en Madrid, 2008-2009, p.139.
dad y la muerte a los demás. Él utiliza noamericana. La literatura del «Boom» su libro Morfología del cuento, «La in- (4) Jesús Abderrahmán Medellín Chá-
sus poderes mentales para provocar la rompe las barreras entre lo fantástico terpretación maravillosa de una parte vez, op.cit., p. 21.
muerte a su amigo, quien intenta ase- y lo cotidiano, convirtiendo esta mez- del cuento es anterior a la interpreta- (5) Ibíd., p. 23.
gurar que Cornelio es un brujo. Pero cla en una nueva realidad. Y Ocampo ción racional»24. De allí, surge la incer- (6) Todas informaciones están extraí-
finalmente el brujo cambia su papel y quita los límites entre lo cotidiano y lo das por: Jesús Abderrahmán Medellín
tidumbre que se produce por lo fantás-
le salva. Al contrario, de Cornelio que irracional, pues, lo fantástico ocurre de Chávez. Influencia del surrealismo en
tico, de tal modo «Lo fantástico es la
es asociado a la maldad, en el cuen- manera natural en sus relatos. los primeros relatos de Silvina Ocampo,
vacilación experimentada por un ser
to Amancio luna es el sacerdote quien La narrativa ocampiana se expresa a México, Universidad Autonomía Metro-
que no conoce más que las leyes natu-
cura la gente mediante su práctica de través de una nueva concepción de las politana, Unidad Iztapalapa, 2006.
rales, frente a un acontecimiento apa-
la brujería. A pesar de ello, cuando se formas estéticas. En Hispanoamérica, (7) Ibíd., p. 14.
rentemente sobrenatural»25. En otras
descubre que es un brujo, lo matan. A la narrativa contemporánea aborda la (8) Carolina Suárez Hernán, op.cit., p.
palabras, un fenómeno extraño puede
dos personajes que se oponen, la muerte problemática de lo real maravilloso o 199.
ser interpretando por razones ordina-
les alcanza, pero es una muerte que no del realismo mágico, pero, en Argenti- (9) Jesús Abderrahmán Medellín Chá-
rias o sobrenaturales, y la vacilante lí-
se comprende. na existe una preferencia por el trata- vez, op.cit., 2006, p. 9.
nea entre ambos modos crea el efecto
Para concluir, la muerte es el desen- miento directo del elemento fantástico. (10) Carolina Suárez Hernán, op.cit., p.
fantástico. Nuestra escritora, Silvina
lace final en la mayoría de los cuentos, Este procedimiento es muy común en 205.
se encarga de solucionar algún proble- los textos de Silvina Ocampo. A conti- Ocampo, se destacó en los círculos li-
(11) «En esta Argentina de los treintas:
ma, por lo cual se convierte en el nexo nuación, Todorov considera que la ex- terarios de Buenos Aires por muchos
conservadora, autoritaria, corporativis-
con la vida. Entre los ejemplos obvios; presión literatura fantástica se refiere años y aunque vio su trabajo traducido a
ta y con evidentes tendencias fascistas,
en Los amigos, la muerte estimula la a una variedad de literatura, que es el otras lenguas, por algunas razones des-
se desarrollará la revista Sur, tal vez el
relación entre los amigos y aunque en fondo de lo fantástico. En efecto, en la conocidas no recibió el reconocimiento
órgano cultural más importante de la
principio es una venganza, luego se con- realidad no coincidimos con seres so- que merecía más allá de las fronteras
década». Jesús Abderrahmán Medellín
vierte en una salvación. Y en La divi- brenaturales tales como, diablos, sílfi- del Sur.
Chávez, op. cit., p. 37.
na, la muerte es el refugio, por parte des, ni vampiros por eso cuando se pro- (12) Ocampo tenía una amistad con los
de Irme, para quitarse el peso de su duce un acontecimiento extraordinario, Notas niños pobres «la pobreza me parecía di-
vocación. Continuamente, Claudia Mo- es difícil explicarlo por las leyes cono- (1) Jesús Abderrahmán Medellín Chá- vina, cerca de San Isido, vivían muchos

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ENSAYOS ENSAYOS

chicos pobres, su familia no le gusta que literatura fantástica, Barcelona, Edi- (José Bianco, Silvina Ocampo, María ciones Buenos Aires, 1982
ella establezca amistad con ellos, preo- ciones Buenos Aires, 1982, p. 18. luís bombal y Juan Rodolfo Wilcock): Zapata Ruiz, Teresa. El cuento de ha-
cupando de que le roban algo o transmi- (24) Vladimir Propp. Morfología del La poética de la ambigüedad, Tesis das, el cuento maravilloso o el cuen-
ten alguna enfermedad». Claudia Mose- cuento, Editorial fundamentos, 2a edi- Doctoral: Universidad Autónoma de to de encantamiento, España, Edicio-
vich, op.cit., p. 34. ción, 1968, p. 163. Madrid, 2008-2009. nes de la Universidad de Castilla-La
(13) Ibíd., p. 79. (25) Ibíd., p. 18. Todorov, Tzvetan: Introducción a la li- Mancha, 2007
(14) Ibíd., p. 20. teratura fantástica, Barcelona, Edi-
(15) Axel Gasquet. El orientalismo ar- Bibliografía
gentino (1900-1940) de la revista No-
Abderrahmán, Jesús. Chávez, Mede-
sotros al Grupo Sur, University of
llín. Influencia del surrealismo en los
Maryland, College Park, 2008, p. 5.
primeros relatos de Silvina Ocampo,
«Las Mil y una noches, considerado
México, Universidad Autonomía Me-
como el “alma” del pueblo árabe, libro
tropolitana, Unidad Iztapalapa, 2006. Shaimaa Magdy Marrouf (El Cairo, Egipto, 1987). Siempre fascinada por
que expresa a la cultura y nación ára-
Cristina Polo Dowmat, Lilia. Técnicas la cultura y la literatura, ha leído muchísimo, sobre todo novelas y cuentos cor-
be en su dimensión universal»; como es
plásticas del arte moderno y la posi- tos. En 2004 decidió estudiar literatura hispanoamericana en la Universidad de
de notable la influencia oriental en ar-
bilidad de su aplicación en arte tera- El Cairo. Luego, pese a trabajar en la Biblioteca Alejandrina, continuó estudiando
gentina, que algunos escritores argen-
pia, Madrid, Tesis Doctoral: Univer- literatura y crítica hispanoamericana. Graduada en el Master en literatura his-
tinos como Carlos Muzzio Sáenz-Peña
y Joaquín V. González tienen el interés sidad Complutense, 2003. panoamericana por la Universidad de El Cairo en 2016. Ahora cursa el programa
de traducir Rubaiyatas de Omar Khay- Gasquet, Axel. El orientalismo argenti- doctoral en la Universidad de Al Azhar.
yam, entre 1914y 1917. no (1900-1940) de la revista Nosotros
(16) José Miguel Oviedo. Historia de la al Grupo Sur, University of Maryland,
literatura hispanoamericana postmo- College Park, 2008.
dernismo, vanguardia, regionalismo, Jiménez, José. El surrealismo y el sue-
Madrid, Alianza Editorial, 2001, p. 290. ño, Madrid, Departamento de Publi-
(17) Cabe destacar que la información caciones de Museo Thyssen-Borne-
citada esta extraída por: José Miguel misza, 2013.
Oviedo. Historia de la literatura his- Miguel Oviedo, José. Historia de la li-
panoamericana postmodernismo, van- teratura hispanoamericana postmo-
guardia, regionalismo, Madrid, Alianza dernismo, vanguardia, regionalismo,
Editorial, 2001. Madrid, Alianza Editorial, 2001.
(18) Jesús Abderrahmán Medellín Chá- Mosevich, Claudia. El secreto mejor
vez, op.cit., p. 8. guardado, una aproximación a la
(19) Ibíd., p. 8. obra literaria de Silvina Ocampo, Te-
(20) Lilia Cristina Polo Dowmat. Téc- sis Doctoral: Instituto Superior de le-
nicas plásticas del arte moderno y la tras, Eduardo Mallea, 2009.
posibilidad de su aplicación en arte te- Propp, Vladimir. Las raíces históricas
rapia, Madrid, Tesis Doctoral: Univer- del cuento, España, Editorial Funda-
sidad Complutense, 2003, p. 57. mentos Colección Arte Sexta edición,
(21) José Jiménez, op.cit., p. 8. 1998.
(22) Claudia Mosevich, op.cit., p. 105. Suárez Hernán, Carolina. Propuestas en
(23) Tzvetan Todorov. Introducción a la la narrativa fantástica del grupo Sur

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ENSAYOS

Horacio Quiroga, escritor y hombre en la


selva literaria-editorial
por Rebeca Isabel Andueza Pech

El libro Hombres capaces: relatos de la campaña bonaerense


(1944) está dedicado «A la memoria de Horacio Quiroga Es-
critor y Hombre» (Saráchaga, Martín, s/f: 99), probablemen-
te porque hablar de este cuentista uruguayo es hablar de un
hombre marcado por su literatura y, al contrario, de una li-
teratura marcada por un hombre. Es por eso que en este en-
sayo se presenta a este escritor, este hombre, como alguien
que habitó adaptándose en la transición1 de una de las tantas
selvas citadinas, la literaria-editorial, para conseguir publicar
sus cuentos.

Adaptarse a la selva literaria-editorial de la transición XIX-


XX
En la época en que Quiroga comenzase su producción lite-
raria, a finales del siglo XIX y principios del XX, la novedad
literaria era un movimiento conocido como modernismo, del
cual, a grandes rasgos, se ha dicho que se opone al realismo
y que, además, tiene como propósito la «configuración de un
mundo refinado» (Cituk, 2014: 11). Justo en ese tiempo, nues-
tro joven autor incursiona en la selva literaria-editorial con su
propio semanario denominado Revista del Salto. Esta Revista
contó con 20 números que se difundieron del 11 de septiembre
del 1899 al 4 de febrero de 1900 y, en su «Introducción» inclui-
da en el primer número, Horacio la presenta con las siguientes
palabras:
Todo periódico, al salir a luz, se traza un programa, rojo o
blanco.
Es combatiente o es expositivo […]
Nuestro programa es simplemente de exposición. Abrimos es-
tas columnas a los que en el Salto meditan, analizan, imaginan,
y escriben esas meditaciones, esos análisis, esas imágenes (Qui-
roga, Horacio, «Introducción», en Quiroga, Horacio [director],
Revista del Salto, Año 1, Número 1, página 1; [número expedido
el 11 de septiembre de 1899]).
Tal como su director lo deja claro en la citada «Introduc-
ción», la Revista del Salto fue una oportunidad para varios

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Fuente: brecha.com.uy
ENSAYOS ENSAYOS

escritores salteños2 de darse a conocer. adquirió esta Revista la podemos ver en Horacio decide hacer un viaje a Pa- cambiado, como se observa en la evo-
Horacio no fue la excepción, claro está, el apartado titulado «Sección pedagógi- rís, teniendo varias complicaciones en lución de su narrativa. Las crisis y los
y fue en su propio semanario donde im- ca», publicado a partir del número 10 y aquella travesía y regresando a Uru- golpes fatalistas en su vida causaron,
primió varios de sus primeros cuentos finalizando hasta el 17. Acerca del in- guay decepcionado de la gran París y entonces, la etapa de su producción lite-
tal como el «Episodio» en el número terés científico de la publicación, en el de la modernidad que ella representaba raria más rica y mejor conocida:
19. Y ya que el principal objetivo de la número 8 –con fecha de publicación 30 (Quiroga, 2000b: 138-154). Es allí cuan- 1917. Cuentos de amor de locura y de
publicación era su carácter literario, en de octubre de 1899– encontramos una do funda, junto con varios de sus ami- muerte
el número 5 podemos leer la definición «Sección científica», en que se dan a co- gos, el grupo literario Consistorio del 1918. Cuentos de la selva
que Quiroga da acerca del modernismo: nocer algunos avances tecnológicos de Gay Saber3, círculo en el que comienza 1920. El salvaje
El pensamiento, al igual que el sen- la época. Pese a todo esto, la Revista no a ahondar en la obra de aquellos auto- Horacio Quiroga no volvería a Mi-
timiento, evoluciona con los tiempos tuvo tan buena aceptación durante su res en los que creía «como en Dios mis- siones sino hasta 1925, suceso curiosa-
[…] tiempo y, ya para inicios de 1900, Hora- mo» (Quiroga, 2012: XXXVII): Edgar mente ligado a un nuevo enamoramien-
Somos más artistas que pensadores; cio Quiroga dejó dicho a sus lectores las Allan Poe (1809-1849), reconocido por to. Pero, tal como este nuevo amor no
gustamos más de un sofisma resplan- razones por las que la Revista del Salto incursionar en la literatura fantástica fructificó, tampoco la nueva temporada
deciente que de una verdad fríamente ya no se editaría más: y de horror; Guy de Maupassant (1850- en Misiones, pues retornó al poco tiem-
expuesta […] 1893), con historias cruentas propias del po y no volvió a la selva sino hasta el
La Revista muere porque no se supo
Literatura de los degenerados; éste es realismo; Rudyard Kipling (1865-1936), 1931, ya casado de nuevo, de cuyo ma-
adaptar al medio en que vivía. Era
el justo nombre que se ha pretendido con sus narraciones del mundo natural;
una publicación seria, más o menos trimonio nacería su tercera hija.
convertir en culpa […] (Quiroga, Ho- y Antón Chejov (1860-1904), igualmen-
bien escrita, con buenos artículos de El contexto político que surgió en
racio, «Aspectos del modernismo», en te un autor de tintes realistas.
cuando en cuando, y social, en el alto aquel momento se volvía cada vez más
Quiroga, Horacio [director], Revista Alimentado por esta tradición, Ho-
sentido de la palabra. difícil, y Horacio perdió su lugar en el
del Salto, Año 1, Número 5, página 1;
Cayó. ¿Por qué? Por eso, por estar racio publicaría, en 1901, su primer li- consulado uruguayo de Buenos Aires
[número expedido el 9 de octubre de
completamente eliminada de atrac- bro –el único en que se dedica, en parte, y, con la aparición de una enfermedad,
1899]).
tivos, de esas curiosidades que encie- a la poesía– llamado Los arrecifes de
la selva misionera lo vio morir poco a
La literatura incluida en esta Re- rran ó [sic] despiertan una malicia, coral. Y continúa con esta labor litera-
poco, sufriendo de afecciones repentinas
vista tiene temas muy variados: desde un canto á [sic] cualquier bella [sic] ria hasta que, en 1902, y tras la muerte
hasta que, ya en 1936, retornó a Buenos
la poesía patriótica en el número 1 con una intriga local eficazmente comen- de su mejor amigo, Federico Ferran-
tada por un círculo de lectores (Qui-
Aires donde le diagnosticaron cáncer.
un poema de Eduardo Forteza –«A la do, abandona Uruguay y se traslada a
roga, Horacio, «Porque no sale más la Probablemente este hecho llevó a Ho-
ciudad del Salto»–, hasta cuentos sobre Buenos Aires. Sólo un año después tiene
REVISTA DEL SALTO», en Quiroga, racio a tomar la decisión de acabar con
medicina como, por ejemplo, el inclui- la oportunidad de conocer en persona a
Horacio [director], Revista del Salto, su vida el 18 de febrero de 1937, ya sin
do en el número 2: «Mi primera cura Leopoldo Lugones, quien lo invita a ser
año 1, número 20, página 163; [núme- su selva y sin sus letras.
hipnótica» de Víctor Rappaz. Por de- el fotógrafo de la expedición que par-
ro expedido el 4 de febrero de 1900].
más, aparte de ser una Revista con fi- tiría a la selva de Misiones, momen-
Una selva transformadora
nes artísticos en general, conforme los De este modo, Horacio había incur- to desde el cual Horacio se enamoraría
números siguieron publicándose se fue- sionado en la selva literaria-editorial de dicho sitio. Vive en Misiones de 1909 Como la naturaleza en la selva toma
ron incluyendo apartados como el de- para conocerla aunque, como él mismo hasta 1916, cuando su esposa se suici- todo para transformarlo en un elemen-
nominado «Sociales» en que Quiroga, a menciona en lo citado anteriormente, da, y decide volver con sus hijos, Eglé y to que propicie la continuación de la
la manera costumbrista, describía va- reconoce que sus publicaciones no se su- Darío, a Buenos Aires para dedicarse a vida, en este ensayo propongo esta ana-
rios de los hábitos y tradiciones salteños pieron adaptar al medio en que vivían. la publicación de los cuentos que había logía con el fin de resaltar la capacidad
como, por ejemplo, las visitas al teatro En esta primera incursión no había so- escrito estando en la selva. de adaptación que tuvo Horacio Quiroga
o a los funerales. brevivido a la selva. Para aquel momento, la visión de ya que, así como el cazador se adap-
Otra muestra de la labor social que Al no tener éxito con el semanario, Horacio sobre la vida capitalina había ta a la naturaleza, él también tuvo que

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ENSAYOS

nuestro autor dio a tura de la diégesis ya narrada, pero en


conocer, ya perfec- distinto orden y agregando algo de hu-
cionada, esta nueva mor a los diálogos.
colección de cuentos De este modo, podemos notar algu-
que, ahora, lleva- nos de los elementos que permitieron a
ría el nombre de El Quiroga continuar siendo publicado en
hombre frente a las una revista y no en otra:
fieras5. 1. La naturaleza de los semanarios:
El primer cuento, al ser reconocido el Billiken como una
«El hombre frente publicación para niños, a diferencia de
a las fieras» (1924), Mundo argentino, fue ése el sitio per-
el cual da nombre fecto para estos cuentos de Quiroga,
a toda la serie, al pensados por su autor para un público
igual que «Cartas de infantil.
un cazador» (1922), 2. La estructuración de la segunda
tiene la función pa- serie de cuentos de manera consecuti-
ratextual6 de un va, esto logrado a través del inicio del
prefacio o prólogo, título que todos compartían de modo si-
es decir que se dedi- milar, por ejemplo:
ca a explicar la na- -«El hombre frente a las fieras: caza
turaleza de los pos- del tigre» (1924).
teriores cuentos. La -«El hombre frente a los anima-
segunda narración, les salvajes: la caza del tatú carreta»
titulada «El hom- (1924).
bre frente a las fie- -«El hombre frente a las fieras: ca-
ras: caza del tigre» cería del yacaré» (1924).
(1924) es, de he- 3. El agregado Chiquitos o Chiquitos
cho, una reescritu- míos antes de comenzar las narraciones
ra del pasado cuen- en El hombre frente a las fieras (1924)
to «Para los niños» logra dar al lector infantil una sensa-
adaptarse como escritor a la selva li- el más antiguo de la antología apenas (1922). Me explico: «Para los niños» ción de más cercanía con el narrador
teraria-editorial de su época. Un ejem- mencionada, y apareció en 1922 en el se- (1922) nos cuenta la historia de un ca- del texto. Léase como ejemplo el inicio
plo para conocer la aceptación que tuvo manario de Buenos Aires Mundo argen- zador apodado Dum-Dum quien escribe de «Los bebedores de sangre» (1924):
la obra Quiroguiana en los años que se tino. Luego de unos cuantos días se pu- a sus hermanitos cómo había cazado un Chiquitos:
produjo, será el caso de la compilación blicó el segundo cuento, titulado «Para tigre y, creyéndolo muerto, resultó he- ¿Han puesto ustedes el oído contra el
de cuentos ahora conocida como Cartas los niños» (1922). Después de esta breve rido por haberse acercado demasiado al lomo de un gato cuando runrunea?
de un cazador (2003), editada con ese aparición, se dejó de publicar a Quiroga animal que alcanzó a darle un último Háganlo con Tutankamón, el gato del
título en el 2003 por el Fondo de Cultu- en ese semanario. Pasaría más de un zarpazo antes de morir; posteriormen- almacenero. Y después de haberlo he-
ra Económica (FCE). Éste compila 12 año hasta que, en enero de 1924, Horacio te, el cazador es llevado por unos na- cho, tendrán una idea clara del ron-
cuentos de los cuales hablaré en segui- volviese a publicar alguno de sus cuen- tivos a un lugar seguro donde, después quido de un tigre cuando anda al trote
da. tos dirigidos a los infantes; esto ocurrió de muchos cuidados, se cura. «Caza del por el monte en son de caza (Quiroga,
El cuento «Cartas de un cazador» es en Billiken, la revista de los niños. Así, tigre» (1924), repite la misma estruc- 2000a).

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ENSAYOS ENSAYOS

4. El cambio de parentesco del na- En los tiempos que Horacio Quiroga


rrador hacia su destinatario. En Cartas publicaba sus cuentos, se decía de él
de un cazador (1922), Dum Dum le es- que: «se había revelado como un raro
cribe a sus hermanitos, mientras que en poeta y, sobre todo, como uno de los
El hombre frente a las fieras (1924), es más originales y vigorosos cuentistas
un padre quien le escribe sus aventuras del continente» (Grecia y Delgado, 1919:
en la selva a sus hijos pequeños, dándole 297); sin embargo, al final de sus días,
así un sentido más íntimo y de protec- su obra comenzó a ser dejada a un lado
ción a las narraciones. con la aparición de vanguardias como
5. El hombre frente a las fieras los martinfierristas, y será hasta la Ge-
(1924) se preocupa por incluir no sólo neración del 45 que los literatos comen-
a su público infantil como receptores, zarían a reubicar la obra quiroguiana
sino también a los padres: y traerla de vuelta a la selva litera-
Nosotros, que hemos devorado una ria-editorial, donde ahora se encuentra
por una estas cartas, sabemos lo que y, para finalizar este trabajo de inves-
espera al niño que lee por sí solo es- tigación, paso a presentar una tabla con
tos relatos de caza. Y si hacemos esta los nombres de las revistas y/o diarios
advertencia es porque casi nunca el donde se publicó algún material de Qui-
lenguaje de las historias para niños roga, ya sea literario o de carácter cien-
se adapta al escaso conocimiento del tífico, como el caso de sus descripciones
idioma que aún tienen ellos. de animales; agrego también el núme-
Es menester que las personas mayo- ro aproximado de obras que publicó en
res les lean los cuentos, explicándoles cada una de ellas. Esto con el objetivo
paso a paso las palabras y expresiones de sintetizar 40 años de labor literaria
que los niños de 14 años conocen ya,
de este escritor uruguayo, a través de la
pero que los niños de seis a 10 ignoran
presencia de 453 obras publicadas.
todavía (Quiroga, 2000a).

Publicaciones periódicas donde se ex-


Conclusiones: Horacio Quiroga en la pidieron las obras de Horacio Quiroga
selva literaria-editorial a través del (1897-1937)
tiempo

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ENSAYOS ENSAYOS

enferma», Rojo y Blanco, 1, 17, 412. Publicaciones periódicas del Uru-


Ferrada, Ricardo (2009): «El modernis- guay, <http://www.periodicas.edu.
mo como proceso literario», Litera- uy/v2/minisites/revista-del-salto/
tura y Lingüística, 20, 57- 71. indice-de-numeros.htm>, Última re-
Grecia, Pablo y Delgado, José María visión: 27 de marzo de 2018.
(directores) (1919): «Las sacrifica- Cartas de un cazador, Biblio-
das», Pegaso, 2, 8, 297-306. teca Digital ILCE, http://biblioteca-
Lafforgue, Jorge (1996): «Actualidad de digital.ilce.edu.mx/sites/fondo2000/
Quiroga», Todos los cuentos. Buenos vol2/30/htm/libro32.htm, 2000, Últi-
Aires: Colección Archivos, XXXV- ma revisión: 16 de abril de 2016.
XLIV. (2000b): Diario de viaje a París.
Lazo, Raimundo (2012): «Estudio preli- Buenos Aires: Losada.
Notas (5) Publicado en Billiken, la revista de minar; Índice biográfico cronológico», Sabia, Said, Paratexto. Títulos, dedica-
los niños del 21 de enero de 1924 hasta Cuentos. Ciudad de México: Porrúa, torias y epígrafes en algunas novelas
(1) El primer guiño de la transición IX-XXIX. mexicanas, Espéculo, Revista de es-
en la vida de Horacio Silvestre Quiro- el 21 de abril del mismo año.
(6) Según Said Sabia un paratexto es Saráchaga, Martín y canelo, Paula: Su- tudios literarios, https://pendiente-
ga Forteza se da en la fecha de su na- basta noviembre 2012, MartinSar- demigracion.ucm.es/info/especulo/
cimiento: el 31 de diciembre de 1878. «un conjunto de producciones, del orden
del discurso y de la imagen, que acom- chaga.com, http://www.martinsara- numero31/paratext.html, 2005, Úl-
Es probable que fuese un descendien- chaga.com/catalogos_subastas/2_1. tima revisión: 21 de febrero de 2017.
te, por línea paterna, del caudillo Juan pañan al texto, lo introducen, lo pre-
sentan, lo comentan y condicionan su pdf, 2012, Última revisión: 28 de fe- Sarmiento, Domingo (2001): Facundo.
Facundo Quiroga, quien fuera inmor- brero de 2019. Madrid: Cátedra Letras hispánicas.
talizado por Sarmiento en su célebre recepción» (Sabia, 2005: 1) como, por
ejemplo, los prólogos, prefacios, títulos, Quiroga, Horacio, Revista del Salto,
obra Civilización y Barbarie (1845). La
línea genealógica seguiría este orden: portadas, etcétera.
Juan Facundo Quiroga y Dolores Fer-
nández fueron los padres de Juan Ra- Bibliografía
món Quiroga Fernández quien, casado Acevedo, Giselle (2012). La configura-
con Ciriaca Narvajas, tuvo como hijo a ción de la muerte en la cuentística
Prudencio Quiroga Narvajas, padre del de Horacio Quiroga. Tesis de licencia- Rebeca Isabel Andueza Pech (México). Licenciada en literatura latinoa-
escritor Horacio Silvestre Quiroga For- tura. Mérida, Yucatán: Universidad mericana por la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY), México. Profesora de
teza (Geni.com). Autónoma de Yucatán. Lengua materna en el Centro Escolar Miguel Alemán, México.
(2) Por ejemplo, Eduardo Forteza, Víc- Boule Christauflour, A. (1965). «Pro-
tor Rappaz, Atilio Brignole, entre otros. yecto para obras completas de Hora-
(3) El nombre hacía alusión a la gaya cio Quiroga». Bulletin Hispanique. 1 y
ciencia que, en el contexto de Quiroga, 2, 91- 128.
se refería al conocimiento de todas las Cituk Pech, Geovani Andrés (2014): El
habilidades necesarias para escribir horror a través del amor la locura
poesía. y la muerte. Antología crítica sobre
(4) La provincia de Misiones, específi- Horacio Quiroga. Tesis de licenciatu-
camente la localidad de San Ignacio, se- ra. Yucatán: Universidad Autónoma
ría la zona selvática más importante en de Yucatán.
la obra y vida de Horacio Quiroga. Delagoa, Aquilino (1900): «Ilusoria, más

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Creación
CREACIÓN CREACIÓN

espacios de la casa como si fueran parte cerse de que estaba solo.


de su reino y arrastraba a su madre a Cuando entró en el salón su padre se
la habitación, casi todas las noches, sin revolvía en el sofá.
que ella pudiera resistirse. Los sollozos -Qué dice esa puta en la nota -dijo.
atravesaban las paredes. Intentó erguirse sobre los cojines.
El regalo de cumpleaños número tre- -No es para ti.
ce de Deo fue una china de hachís. -Ha sido por lo de anoche, ¿verdad?
-Toma, chaval -dijo su padre-. Que te -preguntó. Su tono cortaba.
has hecho mayor. Bajo sus pies, la alfombra estaba re-
Su madre bajó los ojos al suelo. Deo gada de basura. Había papel de plata,
recorrió los colores pardos y negros de restos de pan, gomas elásticas, una cu-
la bola pero no se movió. chara llena de óxido y varias jeringui-
-Este niño es tonto -el padre de Deo llas. Deo se encogió de hombros y su pa-
le agarró la mano y le colocó la china dre se señaló el brazo izquierdo.
entre los dedos-. Ya verás cómo te di- -Ayúdame.
viertes. Deo se agachó y recogió algunas co-
-No quiero. sas. Mientras, repasaba fragmentos
© Brad Mirman -Que la cojas, hostias. desordenados de la nota. Su padre se
Fuente: Flickr Lo último lo dijo, como casi todo, gri- agitaba en el sillón. No parecía el mis-
tando. Deo se mordió el labio y la metió mo que llevaba años colocándose frente
en el bolsillo trasero de los vaqueros. a él como un dios invencible. Lo miró
Su padre sonrió porque así funcionaban fijamente y sintió un pinchazo en la
siempre: con desafíos. Él era el padre garganta que era solo producto de la ra-
Deo sido, solo que dejó embarazada a su no- poderoso; Deo el hijo sin voluntad. bia. Al lado de su cuerpo deteriorado y
por Juncal Baeza via y sus padres les obligaron a casarse. -Eso es -y miró a la madre de Deo-. débil, en cambio, Deo se sintió por pri-
Lo típico. Su hermano mayor solo vivió Así se domina a tu hijo. mera vez un gigante. Capaz de manejar
tres años porque tenía un soplo en el Ella permaneció en silencio y luego a su alrededor los planetas y los fuegos
La primera china fue un regalo de su corazón. El padre hablaba de él como el despareció en su dormitorio. del tártaro.
padre. Suena horrible pero es la verdad. crío, escupiendo las palabras y sin utili- La casa fue llenándose de polvo y Se acercó a la mesa para encender
Deo tenía trece años y pocos amigos y zar jamás su nombre. ruinas. En un momento, incluso, dejó algunas de las velas que prendían cuan-
a su padre le reventaba que fuese un Al poco tiempo de nacer Deo, la fic- de encenderse la luz cuando pulsaban do se hacía de noche. Sin prisa. Tocó la
pasmao. Le llamaba así todo el tiempo. ticia vida normal que habían intenta- un interruptor. superficie caliente y la cera derretida
Sus padres, los dos, eran unos adictos do construir se vino abajo. Su madre Tiempo después Deo encontró una envolvió sus dedos.
de mierda, pero ella no tenía la cul- dejó de trabajar y su padre se dedicó a nota bajo la almohada y supo que su -Que me ayudes, joder -repitió su pa-
pa. Se había dejado arrastrar sin darse deambular por los bares y robar cosas. madre se había marchado. Al principio dre. Apenas abría los ojos.
mucha cuenta. Era obediente y callaba. La casa se llenó de ropa tirada y restos le pareció físicamente imposible. Tenía A Deo le pareció que la pelea era más
Había trabajado de recepcionista en una de comida en el fregadero. Deo empezó la piel pegada a los huesos y la cabeza justa y que era el momento perfecto. Se
constructora hasta que la despidieron a soñar que su padre lo devoraba mien- llena de calvas. Casi nunca salía a la sentó junto a él, que le tendió el brazo
después de tres avisos al verla llegar tras dormía; lo mismo que había hecho calle y se desmayaba a menudo. Una sin mirar. Por primera vez se confia-
con los ojos desencajados y las mejillas con su hermano. vez, incluso, se dislocó la mandíbula ba a su hijo y dejaba caer sus armas.
hundidas. Sin embargo, el padre de Deo Se acostumbraron a hablar solamen- por la caída. Por eso Deo tuvo que leer Tenía las venas hinchadas y negras.
era un desgraciado y siempre lo había te cuando él lo permitía. Dominaba los su carta varias veces antes de conven- Deo colocó los dedos sobre la muñeca y

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CREACIÓN CREACIÓN

tardó varios segundos en encontrar una vez.


respuesta débil en forma de pulso. La Deo guardó silencio.
muerte y el fuego parecían estar espe- Fuera, un trueno hizo retumbar las
rando. ventanas. Deo contó uno y dos, y a con-
-¿Quieres que lo haga yo?-se aseguró tinuación vio dibujarse un rayo contra
Deo antes de continuar. el fondo de nubes. Se imaginó saliendo
-¿Es que eres tonto? Sabes perfecta- de casa y atravesando ese descampado
mente -levantó el brazo unos centíme- que estaba lleno de cardos y tréboles.
tros por encima del sofá-. Hazlo de una

Juncal Baeza Monedero (Madrid, España, 1982). Primer premio en el XLII


«Ciudad de Martos». Primer Premio en el XXV Certamen de Relatos «MUJERAR-
TE». Primer Premio en el XXXIX Certamen Literario de Narrativa de Bargas.
Primer Premio en el X Certamen de Poesía y Relato «Las Palabras Escondidas». © Jaci XIII
Primer premio en el VIII Certamen Internacional de Relato Breve «LA FÉNIX Fuente: Flickr
TROYANA». Primer Premio en el IX Certamen de Relato Joven del ATENEO
NAVARRO-EL CORTE INGLÉS. Primer Premio en el XXXII Certamen «VILLA
DE SAN FULGENCIO». Primer Premio en el X Certamen Literario de la FUN-
DACIÓN CLARA CAMPOAMOR. Primer Premio en el XX Concurso de relatos de Sinfonía Acuática estaba en la percusión; Gregorio en las
MUJERES del Ayuntamiento de Castellón de la Plana. por Elliot Stage cuerdas; y Raymond en el viento. Debi-
do a límites de espacio y presupuesto,
solo podía permitirse un único músico
El maestro de orquesta Leninsky ha- por categoría, y un único instrumento
bía pasado varios años perfeccionando por persona—por ello es que debió sa-
su plan para instalar un submarino en crificar el piano de cola por un arpa,
el fondo de la bahía local. No se acorda- y después el arpa por una lira (pues el
ba cuál fue su último tiempo libre no de- arpa no entraba). Así de dedicado era
dicado a esta obra maestra. El siguien- Leninsky.
te paso suponía la búsqueda de músicos Cuando el día llegó, Leninsky enfren-
dispuestos a ayudarlo: también planea- tó a sus músicos y les confió un conse-
ba convertirse en el primer director de jo: «No lean mis movimientos, lean mi
una orquesta submarina. Para ello, se mente». Prosiguió a saludar a algunos
enfocó exhaustivamente en la búsqueda de sus fanáticos, que lo estaban espe-
de músicos altos y flacos, con instru- rando en la costa, y se dirigió hacia la
mentos pequeños o portátiles. Encon- escotilla. Primero entró él, después Ro-
tró a varios, pero solo eligió a algunos. berta, después Gregorio, y después Ray-
Así de exclusivo era Leninsky. Roberta mond. Leninsky pensaba que Raymond

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CREACIÓN CREACIÓN

era el más prescindible de todos. Así de do antes. De su bolsillo sacó tres clips empezaría tan pronto. Leninsky se jac- que no. Raymond creía saber de qué se
honesto era Leninsky. de metal y los repartió de la siguien- taba de su talento para transformarse trataba, pero no quería hacerlo enojar
Entonces todos emprendieron camino te forma: uno para Rebeca, uno para y sorprender a su audiencia constante- aún más. Leninsky, entonces, continuó
hacia las profundidades desconocidas de Gregorio, y uno para él. Raymond podía mente. «Un camaleón», dirían algunos. su campaña de miedo. Se fue acercando
aquel cuerpo de agua semi-profundo. Se improvisar. Les dijo a todos que podían Sus músicos pensaron que tal vez había lentamente al cuerpo de su enemigo y
habían olvidado del capitán en la costa, usar los clips para sostener las partitu- olvidado que no había audiencia presen- aumentó el radio entre su córnea e iris
pero no importaba. «Si uno sabe condu- ras en cualquier lugar del submarino. te. Leninsky, por su parte, continuaba de una manera casi inhumana. Cuan-
cir una orquesta, uno sabe conducir un Leninsky hizo que aquello pareciera un sin abrir los ojos. «La música está en do estaban a casi cuatro centímetros de
submarino», pensó Leninsky. Posicionó juego del tesoro perdido y animó a sus los oídos», solía pensar. Los científicos distancia, Raymond apuntó a la ven-
sus manos sobre el timón y lo giró a músicos a jugarlo. Así de ingenioso era estaban de acuerdo. Así de lógico era tana que se encontraba a su lado. Le-
babor, dispuesto a llegar a algún claro Leninsky. Leninsky. ninsky no iba a caer en aquel intento de
acuático desde donde pudiera comenzar Cada músico comenzó a buscar al- El movimiento repentino pero ne- engaño tan básico. Así de previsivo era
a ejercer su arte. Lo encontró en la for- guna hendija desde donde sostener sus cesario de la batuta se repitió una vez Leninsky.
ma de una playa submarina. No veía hojas. Leninsky fue el primero en en- más. Ahora sí Leninsky tenía sus oídos Leninsky continuó mirándolo hasta
nada por las ventanas, pero supuso que contrar una: un tornillo parcialmente limpios. Ahora sí podía escuchar a las escuchar otro tambor. Quiso atribuír-
aquel era un lugar ideal. Llevó a cabo salido. Pensó que no usaría la partitura diferentes notas viajar por los extremos selo a un desafiante Raymond, pero
unos cuantos cálculos rápidos, aprove- (tendía a cerrar los ojos), pero igual- más exteriores de sus oídos y deslizar- muy adentro suyo sabía que aquel no
chando sus conocimientos matemáticos, mente la conservó. Rebeca lo siguió, co- se por ellos hasta entrar en los más era el caso. Así de solidario era Lenins-
y logró encajar la forma del submari- locando a sus partituras en el asa de la interiores. Los músicos comenzaron a ky. Después de considerar que su innata
no en un pequeño hoyo lleno de algas. escotilla. Gregorio decidió compartir las tocar, y una repentina energía invadió precaución (que según muchos era tan
Tan delicada resultó ser la maniobra suyas con Raymond. Así de bueno era el cuerpo de Leninsky. Comenzó a sa- solo un afortunado efecto secundario de
de aparcamiento que hasta Leninsky se Gregorio. cudirse, bailando tontamente, mientras su gran inteligencia) le podría haber ju-
sintió abrumado por su capacidad inte- Leninsky acarició su batuta antes sus manos continuaban moviéndose al gado una mala pasada, Leninsky giró
lectual. Así de humilde era Leninsky. de sacarla a relucir públicamente. Era son de la partitura. El sonido del cla- su cabeza en unos tímidos 32.2° y desde
Aplaudió dos veces y llamó a sus una batuta de madera bañada en oro; rinete de Rebeca era el más imponente el rincón de su mirada logró descifrar
músicos con un silbido que rebotó por cuánta calidad, cuánta exclusividad. A de todos. Gregorio le seguía con su fla- el contorno de una gigante bestia ma-
todas las paredes del submarino. Ro- nadie le importaba, pero igualmente mante lira. Raymond acentuaba el fi- rina. Aumentó sus grados y allí estaba:
berta, Gregorio, y Raymond, que esta- Leninsky la levantó con empeño y de- nal de cada estrofa con su estruendo de un pez. Tratando de esconder su inicial
ban sentados a diez centímetros de dis- licadeza inmensurables. Cerró sus ojos. tambor. Leninsky los identificó a todos mala interpretación, Leninsky se obligó
tancia, se pararon y obedecieron a su La tomó con su mano derecha y comen- y cada uno de ellos. Así de entrenado a calmarse y enseguida exclamó «¡Oh,
llamado. Leninsky comenzó allí mismo zó a mover su izquierda al son del tem- estaba Leninsky. es solo un pez!». Así de rápido era Le-
a organizar sus lugares: colocó a Rebe- po, tranquilamente. Cuando la batuta La música continuó según lo planea- ninsky.
ca al frente, a Gregorio unos pasos por realizó un movimiento repentino pero do hasta que Raymond tocó su tambor Pero apenas lo terminó de decir, se
detrás, y a Raymond en el fondo. Or- necesario, ninguna música logró llegar medio tiempo antes. Leninsky abrió sus oyó retumbar a otro tambor. Todos mi-
denó que uno de ellos le dé «una nota, a los oídos de Leninsky. Era imposible ojos y frunció su ceño. No podía soportar raron a babor: otro pez. Leninsky se
cualquier nota». Raymond tocó un Sol que nadie haya prestado atención. Di- tal falta de profesionalidad, esmero, y sentía amenazado por sus grandes ojos
sostenido. Leninsky no se quejó. Así de rigió su mano izquierda a sus oídos y arte. Ordenó que toda la música se de- amarillos. Sentía que aquellas pupilas
profesional era Leninsky. comenzó a limpiarlos. Así de higiénico tenga, y continuó mirando a Raymond lo desnudaban y sacaban todo lo que era
El submarino se vio abatido por la era Leninsky. en busca de una respuesta: Leninsky no bello de su cuerpo, dejándolo absoluta-
ausencia de atriles. Leninsky captó Los músicos se instalaron después de se molestaba en preguntar cuando no mente invisible. Se acercó a la ventani-
el problema de inmediato, e improvi- ver a su director comenzar a dirigir- era necesario hacerlo. En ese momen- lla esperando asustarlo, pero solo logró
só una idea que juró no haber pensa- los. Nadie hubiera podido predecir que to era necesario, pero Leninsky creía atraer a más criaturas. El submarino

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CREACIÓN

Los músicos re- Leninsky ya no solo se sentía desnu-


tornaron a sus do —toda su aura había sido absorbida
asientos mientras por el espacio-tiempo que su paranoia
su maestro inten- había creado. Debía actuar rápido. De-
taba mover el sub- bía pensar en algo y convertirse en el
marino. Habían héroe. Pero Leninsky no tenía ningún
pensado en usar el plan. Intentó mover el timón de igual
timón desde un pri- manera —esperando que algo diferente
mer momento, y se sucediera— pero se vio otra vez sumido
preguntaban por qué en el ensordecedor sonido del tambor.
Leninsky había tar- No teniendo nada más que hacer para
dado tanto en darse intentar salvarse, Leninsky retornó su
cuenta de que aque- mirada a los músicos, quienes penosa-
llo era una posibili- mente reflejaron su atención. Con su
dad. Los engranajes expresión, Leninsky los intentó calmar.
comenzaron a gri- No sabía qué decir, pero esperaba que su
tar cuando el motor mirada fuera suficiente. No lo era. Así
los obligó a mover- de altruista era Leninsky.
se. «¡Aurake!», dijo Raymond parecía ser el más afecta-
Leninsky, inspirado do de los cuatro: había estado perdido
por su filósofo favo- dentro de sí por los últimos seis minu-
rito. Así de culto era tos. Leninsky se enfocó en él y comenzó
Leninsky. a mirarlo, queriendo desmovilizar to-
Una vibración das sus catástrofes (pero siendo prime-
invadió a toda la ramente atraído por su fealdad). A su
tripulación cuan- lado, Gregorio sostenía la partitura que
do otro tambor, el habían una vez compartido: una idea
doble de fuerte que había abordado su mente. Leninsky la
todos los anterio- captó de inmediato con su mirada. Así
res, se dejó oír en de telepático era Leninsky.
estaba rodeado. Leninsky seguía sin- ningún plan. Era, de hecho, el que más la carcasa. Los engranajes cesaron su Siguiendo los resultados de su exa-
tiéndose amenazado por sus miradas. preocupado estaba. Su paranoia había calvario y de nuevo quedaron en silen- men visual, Leninsky comenzó a girar
Así de valiente era Leninsky. comenzado a crecer: no sabía para don- cio. «Por primera vez estoy asustado el mecanismo que aseguraba la cerra-
Con cada intento por alejarlos, más de mirar, pues en todos lados había ojos. de verdad», pensó Leninsky. El silen- dura de la escotilla. Sus músicos se
cerca nadaban todos. Los músicos co- Comenzó a buscar un lugar en donde cio invadió a todos con un aire escalo- levantaron en son, como si fueran un
menzaron a hacer oír sus preocupacio- descansar su mirada. Miró las venta- friante. Era imposible estar calmo du- acorde, y se dirigieron hacia su maestro
nes. Al escucharlas, Leninsky se sentía nas (que a su vez lo miraron a él), los rante aquella situación. Los tripulantes para detenerlo. Leninsky había malin-
ofendido. ¿Cómo podía alguien sentirse pequeños sillones, el timón. El timón se alarmaron al captar un gigante ojo terpretado el mensaje no verbal de Gre-
en peligro cuando él estaba cerca? Él captó su atención: «Tal vez podamos que ahora los observaba desde afuera. gorio. De nuevo, se sentía destruido. Ya
siempre tenía un plan, ¿cómo podían salir de aquí de la misma manera en Leninsky se encontraba traumado. No no se sentía bello, sino levemente por
atreverse siquiera a pensar en preocu- la que entramos», exclamó con alegría. podía ser. Se encontraban verdadera- encima del promedio. Los insistentes
parse? Leninsky, sin embargo, no tenía Así de creativo era Leninsky. mente encerrados, y quién sabe por qué. ojos marinos que lo rodeaban, y el gran

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CREACIÓN CREACIÓN

ojo que dominaba a todos los más pe- que las partituras ya no eran necesa-
queños, no hacían más que empeorarlo rias, pues confiaban en su memoria. El
todo. Los músicos intentaron calmarlo, maestro comenzó a mover su mano iz-
acariciando sus hombros con suavidad. quierda al son del tempo, tranquilamen-
Leninsky aborreció el gesto con una te. Su derecha la siguió, poco después,
profundidad proporcional a la profundi- con un movimiento repentino pero ne-
dad en la que todos ellos se encontraban cesario. «La Sinfonía Acuática comen-
sumergidos. Miró adelante, tratando de zó oficialmente», pensó Leninsky. Los
encontrar calma mediante su respira- instrumentos se complementaban deli-
ción, y divisó la partitura que Grego- ciosamente a medida que cada vez más
rio había dejado apoyada en su asiento ojos aparecían en la oscuridad externa.
cuando se levantó. Leninsky se sintió Leninsky comenzó a moverse torpe-
inspirado. Mientras los músicos prose- mente, siguiendo el progreso de la mú-
guían con sus intentos de calmarlo, de sica —quizás también energizado por su
nuevo acarició a su batuta y de nuevo la nueva audiencia. Al primer ojo gigante
sacó a relucir. Nunca iba a cansarse de se le unieron dos más, y los pequeños
ver a su reflejo impreso en el oro. «To- ojos que lo acompañaban aumentaron
quemos», exclamó con solemnidad. Así hasta una cifra incontable. Ni siquiera
de romántico era Leninsky. su actuación más importante había sido © Alex Yeng
Fuente: Flickr
Los músicos, extrañados por la pro- presenciada por tantos asistentes. La
puesta pero igualmente atraídos por su Sinfonía continuó, y los músicos fueron
ridiculez, caminaron hacia sus posicio- invadidos por similares realizaciones.
nes. Leninsky cerró una vez más sus Así de talentoso era Leninsky.
ojos, y sus músicos lo siguieron: creían Colores evanescentes
por Miguel Olmedo Morell Y despierta, y abre el buzón. Vacío.
Se arrastra, y con una botella se fuerza
a soñar.
Sueña.
La ve ahora, como tantas veces la
Sueña y vuelve a la habitación de la había visto, entre las azaleas y jacintos
Elliot Stage (Argentina, 1999). Ha participado en la dirección de varios cor-
mujer que amó, tal y como era años del jardín. El sol del verano brilla; en
tometrajes (como Skinpaint, seleccionado en la última edición del Festival Inter- sus sueños siempre es verano, y siempre
atrás: las sábanas con el estampado de
nacional de las Tres Fronteras) y en composiciones musicales (como When Sun está soleado. Se pregunta si ella seguirá
un cielo nocturno, el techo con estrellas
Kissed Sea). Sinfonía Acuática forma parte de una recopilación literaria todavía en viva, pero aparta estos pensamientos y
pintadas alrededor de la lámpara, el
desarrollo, que también incluirá Arriba, relato publicado por la Editorial Dunken
suelo de moqueta por el que le gustaba la abraza. La abraza aún sabiendo que
como parte de una antología de escritores regionales. Su página web es elliotstage.
andar descalza. Ese espectral lugar le sueña, aferrándose al recuerdo de su
com.
parece más real que el que le impone la piel, de su olor. De su calor. Temiendo
vigilia, ya que entre aquellas paredes ha despertar.
vivido más años su mente que su cuerpo
en cualquier otro lugar. Y espera, sin Pero lo hace. Se arrastra, balbucea.
recordar muy bien a qué, pero desea que Las pastillas le ayudan a dormir.
llegue.

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CREACIÓN CREACIÓN

Ve de nuevo las paredes que ella se que su brillo desaparece por completo.
empeñó en pintar de color celeste, en- No queda nada más que el ruido de la
tre las que se respiraba el perfume de lluvia. Se gira, y lo único que ve es una
jazmín que cada día más le cuesta re- dirección.
cordar. Los detalles se vuelven difusos
con los años, pero aún acierta a ver los No ha de olvidarla, si algún día quie-
títulos de algunos libros y el contorno de re poder volver a casa.
los muebles. El sillón de terciopelo azul
donde se quedaron dormidos tantas no- Amanece. Con mucho esfuerzo, con-
ches, abrazados, sigue nítido entre la sigue levantarse. Comprueba el buzón,
bruma. y allí está; al fin, allí está. Pero al abrir
la carta, no reconoce la letra, y por eso
Un escalofrío le recuerda que no está intuye que es suya. Lee, y se le para el
donde tiene que estar. Deambula. Duer- corazón, que nunca volverá a latir.
me.
Un sucinto e inesperado epitafio le
Sus lágrimas vuelven borrosos los revela que su carta ha sido
gestos de la mujer difuminada. Su men-
te está demasiado entumecida para dis- Devuelta al remitente. No se puede © Gilles Meunier
Fuente: Flickr
tinguir siquiera los evanescentes colores encontrar la dirección física.
que poco a poco se convierten en gris.
La sigue con la mirada mientras ella se Nada le queda a lo que aferrarse. Y,
desvanece en la niebla del olvido, hasta por última vez, sueña.
Bocas fría y los ojos calientes, algunas veces
por Hélmut Jaramillo te excita y otras veces te hace pensar
que debes hacerte un chequeo de presión
arterial.
Miguel Olmedo Morell (Granada, España, 1988). Escritor de novelas de Esquivas su beso helado sin darte
Es la misma boca que te recibe cuan-
fantasía. Después de recorrer distintas partes de Europa, ahora vive en Barcelona. do regresas de extender la ropa, con
cuenta, justo cuando recuerdas que no
Ha trabajado como traductor para el periódico Ideal, como jefe de departamento un silbido chillón al que tu inconsciente
sacaste la ropa de la lavadora. Bajas
en la librería Blackwell’s de Oxford, y como bibliotecario en el Departamento de reacciona explicándole que también lo
nuevamente las escaleras antes de en-
Filología Románica en la Universidad de Granada, entre otras cosas. amas pero que tendrás que estar mu-
contrarte con su boca que te espera, la chos años más en tu frecuencia, tratan-
Ha publicado tres ensayos académicos sobre crítica literaria, múltiples traduccio-
que alguna vez sentiste y que no te olvi- do inútilmente de sanar la gran herida
nes para distintos autores, varias noticias y columnas en revistas culturales del
Reino Unido, Estados Unidos y España, y un sinfín de relatos para revistas lite- dó, solo su boca, el resto de sus partes de infancia, el final del amarillo puro
rarias de España e Inglaterra. Pero su mayor orgullo son sus novelas de fantasía aún están girando en el ciclón univer- en tu vida.
épica SirenSong y El cantar de Estela. También ha dado conferencias en varios sal, en una escena que se rebobina eter- Su boca está en la tuya, por eso sientes
congresos sobre mitocrítica en la Universidad Complutense de Madrid. En la ac- namente. calma, te acuestas en el suelo, cerrando
tualidad, gestiona proyectos de traducción en TransPerfect y escribe sobre litera- Esa boca te susurra, su quejumbroso los ojos, sin saber por qué se enciende
tura en su blog, Islas de papel y tinta. amor se convierte en esa ráfaga que eri- en tu mente la imagen de un barco de
za tu piel y hace que sientas la cabeza vapor que se aleja para siempre.

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CREACIÓN

Cementerio de muñecas
por Hélmut Jaramillo

Escuchaba sus botas golpeando el piso, ese sonido encendía


brasas de culpas ancestrales y su cabeza esparcía aros de luz
al percibirlo.
Su alma, por inercia, abrazaba al padre que rondaba sin
sentido por los pasillos. Después salía sola al jardín, entraba
a su casa de juegos en donde ahora existía una notaría, de allí
sacaba alguna de sus esbeltas muñecas y las enterraba en al-
gún lugar del prado. Al terminar el ritual siempre venía un
llanto inexplicable que espantaba a los vigilantes o a quienes se
quedaban a trabajar en las noches. Horas después el padre la
encontraba y la calmaba con un abrazo. Ella se sentía mejor,
cantaba nuevamente, y de la mano recorrían los patios y teja-
dos de un barrio para ellos invisible.

Hélmut Jaramillo Vlaes (Ciudad de Panamá, Panamá,


1976). Reside en Colombia desde sus 12 años. Con estudios en
comunicación y psicología social, se ha desempeñado como do-
cente universitarios desde hace 18 años y como investigador in-
dependiente y terapeuta alternativo los últimos 5 años. Ha pu-
blicado esporádicamente en medios locales de Medellín, como
la Revista La Hoja (ya no existe), El Imaginario del diario El
Mundo, El dominical del diario El Colombiano y en algunas re-
vistas digitales como Letralia y Baquianas. Ganador del permio
Horacio Quiroga de la Blinda Rosada de Argentina en 2001.

© Public Relations Lunatic visorliteraria.com | 60


Fuente: Flickr
CREACIÓN CREACIÓN

Cranston, como titular de una cuenta bían sido saqueadas y que en estas no se
corriente por valor de cien mil dólares, hospedaba ya ni un solo centavo, pero
en un banco de Nassau, en Bahamas, lo que era menos cierto, al punto de ser
pero también distribuido en cuentas con una gran mentira, era que Cranston hu-
nombres como Saul Karnofsky, Simon biese retirado los fondos de las cuen-
Neuwirth o como por ejemplo, Cam Gil- tas corrientes de la empresa y que este
pin o Joe Keenan, que los socios no des- desapareciese de la noche a la maña-
aparecidos, pero sí insolventes de Bryan na, sin dejar rastro. El dinero de esas
Cranston, durante el desarrollo de sus cuentas, parte de él, más en concreto
explicaciones, situaron en lugares tan la mitad del mismo, poco más de ciento
tropicales y acostumbradamente ape- ochenta mil dólares, fue transferido por
tecibles como Barbados, Islas Caimán Corvin Mahoney, el mayor de los her-
o Belice, así como que el paradero del manos Mahoney y director general de
susodicho Cranston, les era desconocido Mahoney´s Industries a la cuenta de su
por completo y, en sus cábalas, se le padre, William Mahoney, anciano y psí-
ubicaba, al igual que las cuentas que sus quicamente deteriorado, en concepto de
antiguos socios aseguraron, Cranston liquidación de un préstamo anterior a
© Yaroslav Gerzhedovich tenía, afuera del territorio, fuera este la sociedad formada por sus dos hijos y
Fuente: Flickr el que fuese, de los Estados Unidos. el cuñado de estos y, por tanto, marido
Como ha sido apuntado, esta, a gran- de su hermana e hija, respectivamen-
des rasgos, es la semblanza de la odisea te. Ese dinero, a su vez, fue dividido en
protagonizada por el, y así fue califica- dos partes exactamente iguales que se
do por sus dos cuñados, ruin, amén de repartieron Glen Mahoney y el propio
Todo queda en familia en sí mismo, es un hecho que carece de miserable y estafador, Bryan Cranston, Corvin Mahoney, y que no fueron, que
por Rafael López Vilas importancia alguna, pero que, si este a la sazón director financiero de Ma- se sepa, ni que conste en archivo algu-
mismo es vinculado a que, con anteriori- honey´s Industries y, según sus socios, no del fisco, ingresados o transferidos
dad a su inexplicada desaparición, dicho Corvin Mahoney y Glen Mahoney, los a una cuenta corriente que figurase a
Todo sucedió en Vineland, una pe- socio en cuestión, un tal Bryan Crans- hermanos mayores de Peri Mahoney, nombre de Corvin Mahoney o de Glen
queña población en el condado de Cum- ton, varón, caucásico, cabello rubio y señalaron como el único culpable de la Mahoney en ningún banco estadouni-
berland, Nueva Jersey, en una fábrica ojos de color verde y un característico quiebra y del cierre definitivo de la ac- dense ni en ningún otro que operase en
de calderas, tolvas y depósitos que, en labio leporino, igual que el labio leporino tividad de la sociedad familiar Maho- suelo norteamericano, pero terminaron
principio, y según la versión oficial de de su padre y antes, el labio leporino de ney´s. en el mismo lugar en donde estaba la
los propietarios, también socios, tam- su abuelo, vació de contenido las cuen- La realidad, no obstante, era bien otra mitad del dinero, en principio, y
bién hermanos, ofrecida a los impoten- tas bancarias pertenecientes a la em- distinta de la que ambos socios anuncia- según la versión que dio a conocer a la
tes trabajadores de la plantilla duran- presa, transfiriendo ese dinero a cuen- ron, y esta dejó sin empleo a las treinta plantilla de Mahoney´s Industries, sa-
te una reunión celebrada en la pequeña tas corrientes suscritas a su nombre, el personas que trabajaban en Mahoney´s queada por Bryan Cranston.
sala de juntas, un exiguo cuarto sin aire nombre de Bryan Cranston o, por ejem- Industries desde hacía años. Quizá pueda resultar especialmente
acondicionado de la planta baja del in- plo a nombre de Jerry Stiller, un primo Bryan Cranston dejara la ciudad, llamativo el hecho de que dicho mon-
mueble en que se situaba la actividad de de su esposa, Peri Mahoney, fallecido y temporalmente o no, eso estaba todavía tante inicial, el montante de los ciento
la empresa, había quebrado a causa de enterrado en el pequeño cementerio de por decidir, pero lo cierto era que sí que ochenta mil dólares, fuese dividido en
que uno de los tres socios dueños de la Saint Peter´s, en Spotswood, quien figu- este abandonara Vineland. Cierto tam- solo dos partes, idénticas, eso sí, en vez
sociedad se fugara al extranjero, lo cual raba, al parecer, gracias a la astucia de bién que las cuentas de la empresa ha- de las tres que por derecho, pues así fi-

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CREACIÓN CREACIÓN

guraba en los estatutos de la sociedad, William Mahoney, quien treinta años espera de su fallecimiento) en una es- alrededor de la mesa de juego. La chica
correspondería hacerlo. El motivo, uno atrás, y a pesar de sus raíces margina- pecie de guardamuebles para viejos, que Mahoney, no resultaba ser demasiado
de ellos, pero sin duda el desencade- les en Chambersburg, en los suburbios les sirvió para retirar los ciento ochenta agraciada en cuanto a lo que a belle-
nante, reside en la figura del director de Trenton, a base de esfuerzo y sacri- mil dólares, de los cuales, claro está, no za se refiere, pero esta, precedida por
financiero de Mahoney´s Industries, Br- ficio consiguiera levantar una empresa volvió a tenerse constancia. la fama de su consabida herencia, tenía
yan Cranston, marido, cuñado y nuero competitiva, dejaron patente, patente La explicación, en el fondo, resultaba su pequeña cuota de admiradores que
de Peri, Corvin, Glen y William, todos como una losa, patente, como una lá- ser bien sencilla. Bryan Cranston, seña- Cranston, habiendo vislumbrado en ella
y cada uno de ellos, miembros de la fa- pida, su incompetencia, arrastrando lado por los hermanos Mahoney como una buena oportunidad de prosperar, se
milia Mahoney y socios o propietarios, el futuro de Mahoney´s Industries y de el único responsable de la ruina de Ma- apuró a espantar de inmediato. Bryan
en uno u otro momento, de Mahoney´s toda su plantilla de trabajadores, a un honey´s Industries, sentía debilidad por Cranston, licenciado en derecho por la
Industries. callejón sin salida. Así pues, la banca- el juego. No era, en absoluto, lo que se universidad de Newark, Nueva Jersey,
La proyección económica que la em- rrota era un hecho que previsiblemen- da por entender como una mera afición era un abogaducho que subsistía con
presa venía arrastrando de forma expo- te terminaría por llegar, si bien, quizá, o un entretenimiento con el que matar cierta modestia trabajando en un des-
nencial en los últimos tres años, hubiese cinco o seis meses después, el periodo de el tiempo en la lluviosa tarde de un do- pacho de asesoría financiera. No era un
hecho desembocar, sin ningún género de agonía que, a lo sumo, el patrimonio de mingo. Cartas, dados, ruleta, incluso muerto de hambre, o no exactamente,
dudas, y del mismo modo en que termi- la familia que esta estaba dispuesta a máquinas tragaperras, alimentaban el pero el dinero en su cuenta corriente,
nó sucediendo, a Mahoney´s Industries invertir en la liquidación de la empresa, morbo vertiginoso por el que Bryan se no entraba lo que se dice a espuertas,
en la bancarrota absoluta. Como conse- podría tolerar. sentía arrastrado. Cranston era, lo que ni tampoco en la cantidad deseada. Las
cuencia de nefasta política de moderni- Sin embargo, queda todavía por es- se dice un ludópata patológico. Un in- partidas de cartas eran su fuerte. El
zación de la propia maquinaria con que clarecer el motivo de la inexistencia de dividuo que entendía el juego como una póker, lo que más le gustaba, también
fabricaban sus productos, y de no inver- una tercera parte en el reparto de los obligación vital, una necesidad cotidia- su especialidad y donde solía mostrar
tir los beneficios que obtenían en reno- ciento ochenta mil dólares, una canti- na, ineludible, con un estatus idéntico al una mayor habilidad, pero no desdeña-
var su proceso productivo para ganar dad que al día siguiente en que tuvo lu- de comer o respirar. Tras contraer ma- ba un asiento caliente en una mesa de
eficiencia en la gestión de recursos y en gar la transferencia de las cuentas de trimonio con Peri Mahoney, una chi- Blackjack o de Siete y media. Así pues,
su cadena de montaje, hizo que en cues- Mahoney´s Industries a la de William ca adinerada sin porvenir profesional Cranston no dudó en cortejar durante
tión de poco tiempo se provocase una Mahoney, fue retirada de la cuenta alguno que se aburría soberanamente varias semanas a Peri Mahoney, algo
obsolescencia tecnológica con respecto del señor Mahoney por sus hijos Glen ejerciendo en su papel de burda secre- que le resultó en extremo sencillo, y la
al resto de los competidores que reper- y Corvin Mahoney, quienes se presen- taria de sus hermanos, Cranston y su entonces joven Mahoney, núbil y, podría
cutió en las ventas. Después de años de taron muy temprano en una sucursal labio leporino sustituyeron a su mujer decirse, de un aspecto casi virginal, se
crecimiento y del periodo de bonanza, de la entidad bancaria correspondiente en la sociedad familiar que, en aquel vio encandilada por aquel caballero que
el previsible estancamiento no llegó a a la cuenta en Trenton, el Hudson Uni- entonces, todavía estaba por dilapidar. se deshacía en halagos hacia ella y,
producirse nunca. Los ingresos, sim- ted Bank, con un poder notarial con la Sin capacidad para admitirlo, el juego o auspiciado por los frutos de una buena
plemente cayeron. Cada vez más. Fue potestad que representaba la voluntad el modo en que participaba de él, siem- racha con las cartas, Cranston se com-
fulminante. Las calderas, los tanques, absoluta de su padre, William Maho- pre supusiera un problema para Bryan, portaba con una galantería impropia
a pesar de su indudable calidad, no se ney, cuyas facultades mentales, meses aunque, de alguna forma, él lo enten- de los hombres que conocía. Se hicie-
vendían frente a los productos de gamas atrás, se diluyeran en un proceso de de- dió como una tabla de salvamento nada ron novios, y la fecha de su boda quedó
y características similares más baratas mencia degenerativo junto con el res- más conocerla al término de una par- zanjada en poco tiempo, de modo que,
que ofertaba la competencia. Los Ma- to de su fortuna, en una residencia ge- tida de cartas en casa de unos amigos apenas seis meses después de iniciar su
honey, fieles a la bisoñez comercial de riátrica donde sus hijos, Corvin, Glen y comunes. Cranston le puso el ojo enci- noviazgo, Peri y Bryan contrajeron ma-
su espíritu, y a que, al fin y al cabo, sin Peri Mahoney, por cuórum cualificado, ma a aquella chica de bucles dorados y trimonio.
oficio ni formación empresarial algu- habían decido ingresarlo (en verdad, en mejillas sonrosadas que revoloteaba en Cierto es que al principio de la rela-
na, heredaran la compañía de su padre, el caso de Glen y Corvin, confinarlo a la conversaciones banales con sus amigas ción algunas de las amigas más cerca-

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CREACIÓN

nas de Peri, también de sus amigos, e ton, a ostentar


incluso también algún que otro joven el control de
que la pretendía, trataron de advertirla las finanzas de
y la pusieron, con mayor o menor deli- su mujer y a
cadeza, sobre aviso acerca del exagera- convertirse en
do gusto que Bryan tenía por el juego, un empresario
pero Peri Mahoney no escuchaba o no con un futuro,
quería escuchar, por aquel entonces, la sino espléndi-
muchacha solo tenía oídos para su ma- do, podríamos
rido, ante cuyos encantos cayó rendida. considerar al
Tras el enlace con la joven heredera, menos, que sí
Bryan abandonó su trabajo en la aseso- prometedor. Él
ría financiera con prontitud, y tras inci- era quien ges-
dir en la posición de desigualdad de su tionaba el pa-
mujer con respecto a sus hermanos trimonio fami-
dentro de la empresa familiar, convi- liar. Las
nieron, o más bien, hizo convenir a su cuentas, el di-
mujer, en que la mejor solución sería nero, la com-
que él la sustituyese y adoptase el papel pra de accio-
que, y según Cranston, por méritos pro- nes, la venta
pios, merecía ostentar su esposa dentro de propiedades
de la sociedad del clan. Peri aceptó sin pertenecientes
poner impedimento alguno, y ante el a su mujer,
cauteloso silencio de Corvin y Glen Ma- todo pasaba
honey, Bryan Cranston pasó a repre- por sus manos,
sentarla como socio dentro de Maho- igual que las
ney´s Industries, adoptando de cartas del pó-
inmediato el cargo de director financie- ker con que ju-
ro de la empresa y contratando una se- gaba y perdía
cretaria que se arrogase las funciones cientos de dó-
desempeñadas con anterioridad por lares. Ahora, sin embargo, disponía del zapatos en una zapatería, a todas horas voz del representante que le daba el
Peri Mahoney. A partir de entonces, dinero que hasta entonces nunca tuvie- se escuchaba a sí mismo hablándose, precio de trescientas unidades de vál-
Peri Mahoney, se dedicó a disfrutar de ra para sufragar sus pérdidas. La ten- contemplando los tréboles, las picas, los vulas de ingreso de combustible para un
una vida contemplativa, y pasó a for- tación era mucha. La altura de las corazones y los diamantes desfilando nuevo modelo de tobera, apenas un leve
mar parte de ese selecto grupo de espo- apuestas, mayor todavía. Y a Cranston ante sus ojos, en tanto el representante susurro, como el de una irresistible si-
sas modélicas y blancas norteamerica- le gustaba apostar. Lo necesitaba. Ne- de turno le tendía el presupuesto para rena cantando a través de la niebla, ha-
nas cuyo principal cometido radica en cesitaba jugar, arriesgarse, su cabeza el suministro de un nuevo modelo de blándole de fules, de parejas de ases y
hacer la vida más fácil a sus atareados así se lo dictaba, mientras estaba en su quemador para caldera fumitubular o dobles parejas de reyes y jotas, de tríos,
maridos. De este modo, de la noche a la propio despacho de la Mahoney´s, mien- un atomizador de aire o un tubo de dre- de póker, del sueño dorado de una esca-
mañana, Bryan Cranston pasó de su es- tras comía con su mujer en un restau- naje, y Bryan Cranston, sentado tras la lera de color que podría conseguir esa
critorio polvoriento en un pequeño des- rante, mientras escuchaba la oferta mesa, escuchaba su propia voz hablán- misma noche en la partida que se cele-
pacho de asesoría en el centro de Tren- económica de un proveedor o elegía unos dole por encima, superponiéndose a la braría en la casa de Fred Comminford,

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CREACIÓN CREACIÓN

o mañana, también por la noche, pero que Cranston, que aquella racha, tarde vamente. Cranston se limitaba a pasar, Cranston y a su labio leporino, se les
en la trastienda del restaurante de Hen- o temprano, tenía que cambiar. Y en a pedir cartas y apostar, apostar una y escapaba, incapaces de verlo y admitir
rik Marsk, donde habría dinero, mucho efecto, lo hizo. Cambió. Pero poco. Du- otra vez, apostar sin parar, confiando la verdad. De este modo, con las deudas
dinero sobre la mesa, dinero que podría rante poco tiempo, también. Encadenó ciegamente en la baza que tenía en la ciñéndosele al pescuezo, Cranston se
ser para él, que tenía que ser para él, varias noches ganando y los beneficios, mano, en la carta que vendría o en la deshizo a hurtadillas de varias propie-
porque estaba seguro de sí mismo, se- gracias a varias dobles parejas y a un siguiente a la que vendría, sacando más dades que malvendió o, incluso, en al-
guro de que ganaría y que desplumaría inesperado póker de damas, llegaron a y más dinero de su bolsillo, billetes, fa- gún caso, llegó a poner en juego su títu-
a todo aquel atajo de infelices. El dinero sus manos, como agua en el desierto. El jos enteros que volaban de su lado en lo de propiedad directamente sobre la
correría a raudales. Se le aceleraba el dinero que ganó no era demasiado, pero cuanto caían sobre el tapete. De un mesa. El dinero de las ventas, los títu-
corazón solo de pensarlo. Las rachas, suficiente como para restituir cierto modo pueril, se aferraba a la mesa y se los bancarios, los perdió también, pero,
con su componente principal del albe- equilibrio y maquillar un tanto los últi- negaba a levantarse y abandonar la a pesar de todo, a pesar de la razón, de
drío y el convencimiento ficticio, es de- mos hachazos bancarios a las cuentas partida. La próxima será la mía. La la obscenidad de una situación que em-
cir, la fe, inquebrantable, también in- (ahora compartidas) de su mujer. For- próxima, siempre la próxima, la si- peoraba en cada partida, Cranston,
fundada, en la victoria y en que la talecido por esta racha, Cranston y su guiente, la siguiente, la siguiente… una también su labio, en un estado de deses-
suerte se pondría de su parte, igual que labio leporino se sintieron tocados por continuidad infinita de ingenuidad. Con peración y de febril inconsciencia, con-
el rumbo del viento, no suelen atender la suerte, capaces de cualquier cosa, de una disciplinada obstinación, Bryan tinuaron bogando a la deriva. La situa-
a deseos personales y cambian. Bryan ganar a cualquiera; ahora se considera- Cranston jugaba cada noche y perdía ción, amén de insostenible, se tornó
Cranston, e incluso su labio leporino, ba un gran jugador, un jugador que po- cada noche. Las pérdidas se acumula- angustiosa para Bryan Cranston, quien,
nunca entendieron que la suerte, a pe- día sentarse y ganar a los mejores por- ban y, de un modo progresivo, sus cuen- finalmente, echó mano de la última de
sar de la probabilística y de la influen- que, en ese momento, el mejor de todos tas corrientes, cuyo caudal iba descen- las balas que le quedaban en la recáma-
cia, si bien colateral, de las matemáti- era él, así que, sin dudarlo un segundo, diendo gota a gota, comenzaran un ra. La única que suponía no afrontar la
cas, es una ciencia inexacta, basada, comenzó a buscar asiento en partidas proceso de desecación que cualquiera verdad. Las cuentas corrientes de Ma-
inevitablemente, en el principio de in- de mayor nivel donde, como es lógico, (cualquiera que no fuera Bryan Crans- honey´s Industries.
certidumbre y el libre albedrío, que es las apuestas eran también de una enti- ton), imbuido de una vorágine de irre- Nadie que estuviese al corriente de
lo mismo que decir que puede que sí dad superior. El vértigo, la inenarrable frenable ceguera, habría intentado de- la situación debería sentir extrañeza
pero que también podría ser que no, y sensación de caminar sobre un hilo de tener, en lugar de seguir jugando al con la forma en que Cranston decidió
cuyos pilares, de apariencia engañosa- oro, fue demasiado para Cranston, que tiempo que contemplaba cómo el col- actuar. Dados los antecedentes, y te-
mente robusta, son, en realidad, del precedido por la abundancia de sus fon- chón que recogería su caída era cada niendo en cuenta las idiosincrasias del
mismo barro que los pies del Gólem. dos, tuvo acceso a mesas con las que, vez más y más fino. Poco a poco, la carácter del individuo, podría llegar a
Como no podía resultar de otra mane- hasta entonces, solo había sido capaz de gran muralla que era la farsa que Br- decirse que, en realidad, Bryan Crans-
ra, o sí podía resultar pero el caso y lo soñar. Durante noches que se prolonga- yan Cranston escenificara, se resque- ton actuó con una impecable coheren-
que importa en el fondo y que explica ban hasta el fin de la madrugada, brajaba y destapaba al fin la verdadera cia, y que libró su particular batalla
parte de esta historia, es que no lo hizo, Cranston, en manos de jugadores sin identidad que ocultara tras el sibilino con una absoluta congruencia acorde a
Bryan Cranston se abocó a una espiral escrúpulos, de verdaderos profesionales fulgor de su máscara, y ahora, mar- sus principios. Podría objetarse que se
de delirio y enlazó varias rachas de de las cartas, fue un mirlo blanco al chaba sobre un cordón rígido pero se- equivocó, y que, además, lo hizo mu-
mala suerte que supusieron, lo hicieron que, entre todos, comenzaron a desplu- cretamente quebradizo, un hilo que se chas veces, pero lo cierto es que, en el
para las cuentas del matrimonio Crans- mar sin piedad. Una tras otra, las ma- estrechaba a cada mano, a cada carta fondo, Bryan Cranston hizo lo que hizo
ton-Mahoney, unas pérdidas considera- nos que le servían, no eran suficientes que pedía, a cada jugada a la que iba y porque Bryan era como Bryan era. Du-
bles. Las cartas no venían. Nunca eran para ganar ninguna partida. El dinero que apostaba, bajo unos pies que titu- rante semanas, el director financiero de
las que Bryan quería, las que necesita- se iba, sin que él, pobre incauto, imbécil, beaban pero que, por el contrario, se ne- Mahoney´s Industries, se dedicó a reti-
ba, pero, pensó, se obligó a creer, pues también enfermo, pudiese hacer nada gaban a retroceder, a claudicar y admi- rar dinero de las cuentas de la empresa
en eso consiste parte de la enfermedad por impedirlo. El nivel subiera expositi- tir la carne cruda de la realidad que a e, incluso, llegó al extremo de ejercer

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CREACIÓN

sin embargo el azar dole la voz en la garganta, dijo que no,


y no la vigilancia que debía de tratarse de un error y que
de los Mahoney lo este (el señor Cranston) no lo hiciera en
que delató los oscu- absoluto. Desde que Cranston comenza-
ros procedimientos ra a sustraer dinero de las cuentas de
de Bryan Cranston, la empresa, este tratara de comportase
quien, hasta enton- con la mayor de las prudencias, pero
ces, fuera capaz de aquella mañana, sin percatarse de ello,
burlar el cerco que había dado un paso en falso y cometido
sus cuñados estre- un grave error. Despreocúpese, señorita
charan sobre él sin Woodster, dijo el hijo mayor de William
demasiada discre- Mahoney sin quitar la vista de los docu-
ción. Una maña- mentos. Yo firmaré esos papeles y me
na, Cranston no se ocuparé de solucionarlo del modo opor-
encontraba en las tuno. Tal y como dijo, Corvin Mahoney
dependencias de la firmó todos los papeles que Cranston
empresa. Supues- debía haber firmado y no firmó. Lue-
tamente, ese día go, levantó el auricular del teléfono de
Bryan Cranston de- su escritorio y telefoneó a su hermano
bía encontrarse de Glen que, a su vez, contestó su llamada
viaje de negocios en desde el teléfono particular de su do-
Mansfield. La se- micilio, donde terminaba de ajustarse
cretaria de los Ma- el nudo Balthus de la corbata ante el
honey y por exten- espejo de su dormitorio. Tenemos que
sión, también de hablar, dijo Corvin Mahoney. Su voz so-
Bryan Cranston, naba profunda, ligeramente enronque-
a la que él mismo cida y con un tono que, amén de la suya
contratara, acudió propia, dejaba traslucir cierta gravedad
al despacho de Cor- añadida. Hablaremos mañana, contestó
vin Mahoney porque Glen. Hoy comeré con Denise y los niños
como recaudador de facturas, exigiendo la sazón, portador y propietario del la- necesitaba realizar la comprobación de en casa de los Coleman. No, contestó su
a sus clientes pagos en efectivo que, sin bio en cuestión y, finalmente, no ante- varias firmas en unos documentos para hermano. De eso nada. Manda a Denise
remedio, Cranston también perdió. Des- pusieron, al menos no en voz alta, nin- ordenar ciertos pagos a algunos provee- con los niños a casa de Russell. Pero tú
de un principio, incluso con anterioridad guna objeción al respecto de la inclusión dores de los alrededores de Mansfield. no puedes ir. Tú y yo nos veremos den-
a su llegada e incorporación como socio de Bryan Cranston como socio con un Esos proveedores, eran los mismos a tro de una hora. Hay algo importante de
a Mahoney´s Industries, los hermanos estatus idéntico al suyo propio. Bryan los que Bryan Cranston debía haber vi- lo que debemos hablar. No puede espe-
Corvin y Glen Mahoney, recelaron de la controlaba todos los movimientos de su sitado. Debía haber un error, adujo Cor- rar, Glen. Tras un segundo de silencio,
figura de Bryan Cranston, de quien, y mujer, es decir, los movimientos de su vin; Cranston, o el señor Cranston como su hermano interpretó correctamente
en todo momento, desconfiaron. Muy a hermana que, hasta ahora, ellos mis- Corvin mencionó, se estaba haciendo la gravedad en el tono de Corvin y dijo
su pesar, aceptaron a regañadientes la mos se habían encargado de controlar. cargo de ese mismo asunto, y que él en que bien. Que lo arreglaría. Se reunirían
entrada en la sociedad del labio leporino Los dos hermanos Mahoney decidieron, persona decidiera abonar esos pagos a una hora más tarde en su despacho. No.
de su cuñado y de su cuñado mismo, a sin embargo, vigilar a su cuñado. Fue los clientes, pero la secretaria, rehilán- En mi despacho, no. Nos encontraremos

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CREACIÓN CREACIÓN

en Dirty´s, encárgate de tú de la reser- algún provecho de lo que este pobre im- damente y se fue sin dar las buenas no- ficientes; lo habían descubierto, los dos
va. Glen dijo que él se ocuparía. Des- bécil ha hecho. Su hermano lo miró en ches. Los hermanos Mahoney tomaron hermanos estaban al corriente de todo,
pués, ambos colgaron el teléfono y una silencio, taciturno, sin saber qué pensar. asiento y bebieron en silencio de sus va- nada de lo que pudiese decir tenía senti-
hora más tarde los hermanos Mahoney He estado dándole vueltas a este asunto sos. Esperaron y bebieron. Terminaron do, sus mentiras sonaban increíbles, in-
se encontraron según lo acordado. Por y creo que se me ha ocurrido algo. Te lo sus vasos y Glen sirvió de nuevo. El lí- cluso para él o para la figura de Mr.
el camino, Corvin hiciera una visita a la contaré, continuó Corvin. Y se lo contó, quido burbujeó en la boquilla de la bote- Boston dibujada en la etiqueta de la bo-
sucursal central del Hudson United en a continuación. lla. La lumbre de la chimenea estaba tella de Old Mr.Boston, resultaban im-
Trenton, y estaba al tanto de las reite- Esa misma noche, Corvin y Glen Ma- prendida y el fuego crepitaba con suavi- posibles de creer. La verdad se destapó.
radas retiradas de dinero de su cuñado. honey se presentaron sin dar aviso en dad sobre los leños de arce que ardían Se descorchó con la velocidad de un ta-
Chris Kubelik, un empleado del banco de casa de su hermana, en Hiltonia, a las pintados de un rojo incandescente en el pón de una botella de Champagne fran-
su confianza acababa de confirmárselo. afuera de Trenton. Peri les abrió la hogar. Minutos más tarde, el sonido de cés. Acorralado, Cranston se hundió sin
Un total de doce reintegros en efectivo; puerta, sorprendida por la intempestiva la puerta de entrada al cerrarse prece- remedio, sumido en una nívea lividez.
dos de cinco mil dólares, nueve de diez visita de sus hermanos, quienes fran- dió a la de Bryan Cranston, quien atraí- En alas de la superioridad que esgri-
mil, y una de quince mil, la última de quearon la puerta con rostro serio, en- do como una polilla por la luz, apareció, mían, los hermanos Mahoney le exigie-
todas las efectuadas hasta la fecha. El fundados en abrigos y largas bufandas o más bien apareció su cabeza, su cabe- ron la devolución íntegra de su dinero,
mayor de los Mahoney puso al día a su de chenilla volteadas al cuello, y sendos za de polilla, en el quicio de la puerta hasta el último centavo, pero Cranston
hermano. Charlaron. Bebieron escocés sombreros de ala. Le dijeron que tenían del salón, con el rictus transformado de dijo que no podía devolvérselo, que era
de malta de dieciocho años. Era intole- que ver a Bryan. Bryan no está en casa, repente por la sorpresa. Cranston miró imposible, lo había perdido todo y, aun
rable, coincidieron ambos. Algo tenían contestó su hermana todavía estupefac- de hito en hito a sus cuñados, sentados así, debía dinero a varios tipos que dije-
que hacer. Sería un escándalo. Qué diría ta. Glen preguntó dónde fuera. Su voz en las dos butacas de piel, a juego con el ron que le ajustarían las cuentas sino
la gente. También su hermana, la muy era fría como el hielo o la nieve. Más sofá, también de piel, sosteniendo sus les pagaba lo que debía la semana que
estúpida. Todo era culpa suya. Corvin bien como el hielo. También autoritaria. vasos mediados de Old Mr.Boston entre viene. Los Mahoney lo amenazaron.
dijo que sabía de sobra que aquel bas- Ha telefoneado hace un par de horas y los dedos, y los hermanos Mahoney, los Amenazaron con ir a la policía, con lle-
tardo les traería complicaciones. Que lo me ha dicho que está reunido con un dos hermanos varones, lo miraron a él, varlo a los tribunales, y Cranston se de-
supo en cuanto le puso la vista encima. proveedor, que volvería pronto, quizá en con los rostros endurecidos por el alien- dicó a escuchar y a gimotear, sabiéndo-
Te lo dije, dijo. Sí que me lo dijiste, dijo una hora, tal vez en dos, trabaja tanto to de la indignación que se gestaba en se a punto de perder a su mujer y la
Glen. Peri siempre ha sido una idiota. el pobre, dijo Peri Mahoney con una voz sus cerebros mezclada con el alcohol. vida que consiguiera tener, con ella, sí,
La situación, así pues, era sumamen- cuyo sonido recordaba el lamentable Corvin Mahoney le ordenó que entrase y a través de ella, gracias a ella, a su di-
te delicada para los hermanos varones balido de una oveja. Corvin y Glen inter- que cerrase la puerta. Entra Bryan, no nero, sabiendo, Cranston, que podía per-
Mahoney. Los fondos que capitalizaban cambiaron fugazmente una mirada. seas tímido, estás en tu casa. Cranston derlo todo, absolutamente todo, de un
Mahoney´s Industries habían disminui- Esperaremos, dijo Corvin con aspereza. entró. Tuvo un presentimiento y sin plumazo, y la cabeza le daba vueltas a
do de forma alarmante. Sin duda, ase- A pesar del impulso que se sintió tenta- embargo entró. Las rodillas le tembla- una velocidad vertiginosa, el mundo gi-
guró Glen con el gesto crispado, cons- da a seguir, Peri no tuvo el carácter ne- ron al avanzar y sintió cómo un agujero raba sin sentido a su alrededor, como
ciente de la delicada situación anterior cesario para objetar nada y sus herma- se le abría de repente en medio del es- una especie de grotesco tiovivo, y creyó
por la que ya atravesaban, aquello po- nos pasaron al salón de la casa, donde tómago. Quizá pudo haber hecho algo que su cerebro, de un instante a otro,
dría ser lo que terminase de hundir la Glen sirvió dos whiskies de una botella por impedirlo o quizá no. Quizá no quiso iba a explotarle, en cualquier momento
empresa. No obstante, Corvin tranqui- de Old Mr.Boston del mueble-bar. Peri y, por una vez, Bryan decidió plantar explotarle, sin remedio. Corvin gritaba
lizó a su hermano. La empresa iba a sintió que estaba de más allí. Que estor- cara a su destino, a pesar del miedo que primero, Glen lo hacía después, de for-
hundirse igualmente, Glen, le dijo. Eso baba en su propia casa, en el salón que lo devoraba por dentro. Sus cuñados le ma alternativa, uno y otro, el abordaje
hace tiempo que lo sabemos. Pero, Cor- ella había decorado. Si necesitáis cual- hicieron todo tipo de preguntas. De acu- de ambos Mahoney era implacable,
vin se acercó a Glen tocado de un aire quier cosa, dijo, estaré arriba leyendo; a saciones. Quiso objetar pero no pudo, Cranston se veía superado, incapaz de
misterioso y dijo, Quizá podamos sacar continuación, cerró la puerta apresura- quiso mentir, pero no reunió fuerzas su- encajar la intensidad de aquel asedio.

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CREACIÓN CREACIÓN

No iba a devolver el dinero. No había imagínate qué sucedería con nuestra


dinero que devolver. Se lo había gastado hermana. Tu mujer, Bryan. Tu querida
todo. El de los Mahoney y el suyo, es esposa. Quizá la acusasen por cómplice
decir, el dinero de su mujer, la inocente y también ella iría de cabeza a prisión.
chica Mahoney, quien, pasando de la Aquella era mucha información para
página 75 a la 76 de una primera edi- Cranston, cuyo cerebro bullía de tal
ción de La primera Esposa, de Pearl S. forma dentro de su cráneo, que parecía
Buck, no sabía ni una palabra del asun- latir con un ímpetu mayor que el de su
to, nada de su ruina, de la gravedad de propio corazón, y por un momento, se
la enfermedad de su marido que, inex- convenció de que esta le iba a estallar.
plicablemente, le pasara desapercibida, ¿Y qué puedo hacer?, preguntó Cranston
y de que lo único que conservaban toda- con un lacrimoso hilo de voz, al fin.
vía, era la propiedad de la casa de Hil- Aquel, exactamente aquel, era el lugar
tonia. Los Mahoney dijeron no creerlo, donde Corvin Mahoney, el más perverso
pero Cranston insistió en que aquella y malévolo de los hermanos varones
era la pura verdad. Imploró por conse- Mahoney, quería haber llevado a su cu-
guir su silencio, les rogó que lo perdona- ñado, el cual, se alzaba sobre una finí-
ran, que le diesen otra oportunidad. Los sima columna que se balanceaba peli-
hermanos estaban furiosos. Glen, casi grosamente, a punto de caer al abismo © Hauke Sandhaus
Fuente: Flickr
fuera de sí, ante la realidad de no recu- sin remedio. Corvin sonrió, o creyó son-
perar el dinero que le pertenecía. Así reír. Cranston solo advirtió una sonrisa
pues, los Mahoney por un lado, y Bryan comprensiva, casi dadivosa, la sonrisa
Cranston y su labio leporino por el otro, indulgente y enternecida de un padre,
se hallaban en un callejón sin salida. apiadado ante los problemas de un hijo lo a través de aquella delirante maraña La ceguera que embargaba los ojos,
Los Mahoney cayeron en la cuenta de descarriado. Tienes que irte, dijo Corvin de espinas y oscuridad en que se sumía también el pensamiento de Bryan
que no conseguirían nada esa noche y se con convicción. Debes largarte de la su cabeza. ¿Y a dónde iré?, preguntó Cranston, lo era. Firmó cada uno de los
prepararon para marcharse cuando, de ciudad. Desaparecer. Las cosas van a Cranston empujando la saliva a través documentos, sin detenerse a examinar-
repente, Corvin se detuvo y se volvió ponerse muy mal aquí para ti. Te dare- del nudo que argollaba su garganta. El los. Sin leer su confesión escrita en su
hacia Glen Mahoney y su cabizbajo cu- mos tiempo suficiente para que puedas mayor de sus cuñados le dijo que no te- propia máquina de escribir de su despa-
ñado, hundido en el sofá frente al lla- ocultarte bien. Glen observaba con aten- nía de qué preocuparse, que Glen y él cho. Firmó la retirada del resto de los
meante hogar. Está bien, dijo. Creo que ción a su hermano y se dio cuenta, sino mismo se encargarían de organizarlo fondos de todas las cuentas a nombre
tengo la solución. Bryan Cranston elevó de todo, sí de gran parte del juego que todo. Dijo que estuviese tranquilo. Toda- de la empresa. Todo con su nombre. Su
su mirada hasta contemplar a su cuña- este intentaba. Al fin y al cabo, dijo vía hay cosas por hacer. Ahora, sin em- firma. Lo admitía todo. Incluso más.
do. Esto será muy difícil de explicar, Corvin, eres nuestro cuñado, nuestra bargo, dijo Corvin con los ojos brillantes Luego Corvin le dio un papel en blanco
Bryan. Has hundido a Mahoney´s Indus- familia, y aunque no te has comportado y sacando unos documentos de su por- y le dictó unas cuantas palabras. Pon
tries, a sus empleados, casi a nosotros. como debías, no deseamos que te suceda tafolio de piel, Necesitamos que firmes que lo sientes, terminó Corvin. Que la
Si nos decidiésemos a acudir a la policía nada malo. Sobre el sofá, Bryan Crans- estos papeles, no es nada importante, quieres, pero que lo sientes mucho. Fír-
terminarías en la cárcel. Tu vida habría ton tenía la apariencia de un perrillo al pero la señorita Woodster me ha dicho mala, le ordenó al terminar. Bryan lo
terminado. Tu proyecto como empresa- que han apaleado y, a su pesar, había que deben ser entregados a primera escribió todo con la misma docilidad de
rio, tu carrera como abogado se habría perdido toda perspectiva de la realidad hora de la mañana. Corvin le puso de- un cordero. Su mano caminaba como en
ido al traste. Nadie en su sano juicio y las palabras de Corvin Mahoney ha- lante los papeles y Glen le tendió su es- un sueño, transitando por una nebulosa
querría contratarte nunca. Además, cían las funciones de guía, conduciéndo- tilográfica. Era el momento perfecto. de plomo con la silueta de un inquietan-

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te desfiladero. Corvin palmeó el hom- mueca de perplejidad absoluta. Como Mahoney, Peri Mahoney estaba destro- que el Galaxie fuera a detenerse contra
bro de su cuñado, todavía oscilando en él, Glen Mahoney tenía los ojos muy zada con aquella situación, pues, según los robles que poblaban el fondo de la
su frágil balaustre de soledad y miedo. abiertos y brillantes, con dos pequeñas consideraba su hermana, nada más vaguada, donde Goodman y su orques-
Buen chico, Bryan. Has hecho lo único pupilas en el centro de las órbitas del cruel existía en el mundo que la traición ta terminaban la ejecución de la pieza
que podías hacer. Mañana a mediodía tamaño de dos cabezas de alfiler. Per- de su propio marido. Según Glen, esta y Fletcher Henderson comenzaba a te-
hablaremos de los preparativos de tu maneció en silencio unos segundos y no desconfiaba nada, decía que, como clear las primeras notas de «Hot and
marcha. Todo esto terminará pronto, le después asintió con la cabeza breve- todos ellos, no lo había visto venir. Eso Anxious» entre montones de chatarra,
dijo, mientras Glen y él su hermano sa- mente, con una mueca que enarcaba mismo fue lo que sucedió esa misma ramas y doscientas veinte o doscientas
lían de la casa y se adentraban en la sus comisuras en una perversa sonrisa. mañana, en ese mismo momento, du- veintiuna libras de carne fresca enlata-
nieve que cubría el camino hasta su co- Luego, al fin, casi complacido, se enco- rante el trascurso de la reunión, cuando da en propio jugo. El Skylark esterlino
che. A la mañana siguiente, Corvin, el gió de hombros y sin dejar de sonreír, un coche, un Buick Skylark del 68 color siguió con su camino y se detuvo apenas
mayor de todos los hermanos Mahoney, encargó que le sirviesen una porción de gris plata esterlina robado una semana una hora más tarde en Millersville, a
quedó para desayunar con su hermano tarta de crema. atrás en Baltimore, arremetió contra las afueras de Lancaster. Allí el con-
pequeño Glen. A esas horas, el resto del el coche en que viajaba Bryan Crans- ductor descendió del vehículo y repostó
dinero había sido retirado ya de las [*] ton, cerrándole el paso. Los automóvi- el depósito de la gasolina en una gasoli-
cuentas, ahora vacías. Disponían de la les no llegaron a chocar entre ellos. La nera Texaco. Pagó en la caja y pidió que
A la reunión que tuvo lugar en la carretera era estrecha y algo sinuosa. le cambiasen cinco dólares para llamar
confesión de Cranston, de las órdenes de
exigua sala de reuniones asistieron los Nevada. Muy resbaladiza. Condiciones por teléfono desde la cabina de la en-
retirada del banco, la nota a Peri Ma-
honey, pero, dijo Corvin echando una veinte empleados supervivientes de Ma- ideales y catastróficas, según quien, a trada del restaurante de la gasolinera.
última cucharada de azúcar en su café, honey´s Industries. En los días previos, la vez. Cranston dio un violento giro El hombre sacó un papel del interior
aquello, no podía quedar así. Cranston otros cinco trabajadores fueron despe- con el volante. La valla que la cercaba del abrigo e introdujo unas cuantas mo-
merecía un escarmiento. ¿Quieres decir didos como medida para recortar gas- no dio el sostén suficiente y fue inca- nedas en la ranura del teléfono antes
que le hagamos dar una paliza?, inqui- tos. Los veinte restantes, escuchaban paz de contener el peso y la velocidad de marcar la combinación de números
rió su hermano Glen. No. Una paliza, con atención cada una de las palabras con que el coche de Bryan Cranston, un escritos resueltamente en el papel con
no, contestó Corvin sorbiendo el jugo de que conformaban la gran estafa gracias Ford Galixie color negro de 1964, fue a trazos gruesos de tinta negra. Esperó
naranja de la copa con avidez. Glen Ma- a la que todos, fueron despojados de su chocar contra ella al salirse de la curva mientras sonaba la señal. El aire que
honey se le quedó mirando, incapaz de puesto de trabajo sin recibir apenas una con las ruedas bloqueadas por los fre- expiraba a través de la nariz se con-
disimular cierta preocupación. Corvin indemnización compensatoria. Allí es- nos deslizándose como un suspiro sobre vertía en gruesas volutas de vaho que
echó un vistazo a su alrededor y luego taban Corvin y Glen Mahoney, ciento la nieve. Mientras, en la radio del auto eran absorbidas por el frío local de in-
posó la mirada en la de su hermano, ochenta mil dólares más ricos, noventa la orquesta de Benny Goodman inter- mediato. La señal seguía reverberando
con una sonrisa inquietante esbozada en mil más rico cada uno, que solo dos se- pretaba «St. Louis Blues», este (el Ford en su oído a través de un cable inter-
sus labios. Sus ojos emitían un extraño manas antes. Una y otra vez, ambos se- Galaxie, no Benny Goodman ni tampoco minable. La numeración marcada res-
fulgor, distinto a cualquier otro que Glen ñalaron con acritud la figura de Bryan nadie de su orquesta) atravesó la valla pondía a un número del listín telefóni-
hubiese observado nunca en los ojos de Cranston y su labio leporino, haciendo como si esta estuviese hecha de mante- co de la ciudad de Trenton. La persona
su hermano. Nada de palizas, dijo me- recaer toda, absolutamente toda, la quilla y se despeñó por el barranco que que al cabo de unos segundos descolgó
neando la cabeza. A continuación, Cor- responsabilidad sobre él. Por otro lado, acordonaba la carretera en una caída de el teléfono era una mujer, o al menos
vin Mahoney se inclinó acercando sus y no sin cierto énfasis, uno y otro se en- veinte o treinta metros por una angosta eso fue lo que el hombre del abrigo cre-
labios al oído de su hermano. Allí susu- cargaron de eximir de culpa alguna a su garganta llena de árboles y de grandes yó escuchar en su voz al responder. El
rró unas palabras que tan solo Glen hermana, su pobre hermana, inocente y peñascos, y durante la cual, el coche de hombre del Skylark hizo una pregunta.
Mahoney pudo escuchar de entre todos engañada vilmente, protegiendo la hon- Cranston fue girando cada vez a mayor La mujer contestó que sí, que por favor
los clientes del bar. Al retirarse de su radez de su apellido con el honor de su velocidad sobre su propia órbita. Br- esperase un momento. Después, ella se
lado, Glen miró a su hermano con una palabra. En propias palabras de Glen yan Cranston estaba muerto antes de levantó de su silla y salió de la habita-

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CREACIÓN CREACIÓN

ción en que se encontraba. Caminó por segundo hombre del grupo de veintidós
un pasillo, largo, alto y desangelado, y cabezas hizo sonar su voz. Primero se
abrió la puerta que había al final del interesó por el resultado de su encargo,
mismo. En el acto, veintidós cabezas y tras escuchar que todo estaba solu-
giraron como un periscopio craneal so- cionado, preguntó si tenía algo con que
bre la base rotativa de sus correspon- escribir, y el hombre del abrigo y del
dientes pescuezos para ver la cabeza de Skylark esterlino contestó afirmativa-
Rafael López Vilas (Vigo, España, 1975). Colaborador en la Revista Narrati-
vas en su número 38 Julio-Septiembre con el relato La picana no es un invento de
la mujer asomando entre la puerta y mente haciendo un gesto con la cabeza
Tesla, en Julio de 2015, con Juegos de azar, en el número 43 en Octubre de 2016, y
el marco de la puerta. Ella se rubori- que el hombre del otro lado del telé-
con Blue SMOG en el número 48 de Enero de 2018.
zó un instante y se dirigió a una de las fono, en Trenton, no pudo ver. Anote,
Colaborador en la revista de intersecciones culturales Hyperbole.es, donde se han
cabezas llamándola por su nombre, y dijo. Luego le dio una dirección y un
publicado los relatos Cortázar en Nueva York 04/2015, Sangre en la lona, 05/2015,
le comunicó que tenía una llamada de número. La dirección era de una calle
Combinatoria avanzada, 05/2015, Punto y ¿final?, 09/2015, y Blue SMOG, 10/2017.
teléfono esperándole. Bien, dijo él. Dijo: de Filadelfia y el número correspondía
Colaboración con la Revista Literaria Visor con el relato 3.2.2 y sus tareas en gru-
contestaré en mi despacho. Pásemela al de una consigna en una estación de
po en el número 3 en el año 2016.
allí. Ella asintió sin decir más nada y autobuses, la de la calle 30 de la mis-
Colaborador en la revista literaria La Esfera Cultural (2015) con los relatos La
salió de nuevo en dirección contraria ma ciudad. El resto del dinero, asegu-
marchitez de verano y Creación malditista.
sabiendo que, una semana después, se- ró, estaba allí, tal y como habían acor-
Relato Sangre en la lona en la revista de papel Las 4 estaciones, en su edición de
ría formalmente despedida. El hombre dado. La llave de la consigna estaba a
primavera, año 2015.
de la habitación que la mujer acaba de nombre de Maxwell Proud en la lista
El relato La marchitez del verano ha sido leído en el programa de radio La voz
dejar atrás, se disculpó ante el resto del de correos. El hombre del abrigo y del
silenciosa en marzo de 2015.
grupo de las veintiuna cabezas restan- Skylark esterlino robado dijo que bien.
Colaboración con la revista Ariadna-RC en su número 67, con el poema, Asocia-
tes y salió también a su vez buscando el El vigésimo segundo hombre del grupo
ciones cognitivas del hombre de yerro (Con Y).
camino de su despacho. Entretanto, en de las veintidós cabezas colgó el auricu-
Finalista Previo Joven de novela de la Universidad Complutense de Madrid 2006
la gasolinera en Millersville, el hombre lar del teléfono y regresó a la reunión
con Diatriba de la parte de atrás.
del Buick Skylark color gris plata es- con el resto de las cabezas rumiando
Libro de poemas Recuerdos de la cisterna (2009), ediciones Idea.
terlina, sentía la cerrazón del frío en- su complacencia. Al entrar en la sala,
Finalista del Poetry Slam Vigo en el año 2013 (diciembre) y 2014 (marzo y mayo).
tumeciéndole los dedos de los pies en el su hermano mayor, Corvin Mahoney, lo
interior de las botas mientras aguarda- observó durante un segundo. Sus mira-
ba con el auricular del teléfono pegado das se cruzaron. Glen, el vigésimo se-
en la oreja izquierda. El viento sopla- gundo de los veintidós, asintió con gesto
ba indeterminadamente, y pensó que lo serio, de una satisfacción contenida. Esa
más aconsejable sería reemprender la noche, mientras todos los asistentes a
marcha antes de que empezase a ne- la reunión contaban a sus familias que
var de nuevo. Al fin, el hombre al que habían sido despedidos de sus empleos
aguardaba se hizo cargo de su llamada y que la fábrica cerraría una semana
y tomó el auricular del teléfono en cuyo más tarde, Corvin y Glen, acompaña-
rosco troquelado de aguajeros figuraba ron a su hermana Peri a identificar el
una pequeña pegatina con una combi- cadáver de su marido hasta el hospital
nación numérica que, efectivamente, de Reading.
correspondía a la ciudad de Trenton,
en el condado de Mercer. El vigésimo

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CREACIÓN CREACIÓN

—¿Te interesan unos cuantos cacha- pareja, seguramente un trabajo decen-


rros? —le preguntó la chica que era re- te… Abdalí soltó un suspiro cansado, un
donda y bajita como una canica, y sin futuro, resumió con tristeza mientras
esperar respuesta, siguió—. Espera, que cerraba las manos con fuerza alrededor
ahora te los bajamos. del manillar y daba un impulso desga-
Al cabo, volvió a aparecer acompa- nado al carro para atravesar la calza-
ñada de un joven flacucho de aspecto da.
cansado que vestía una camiseta de ti- Cinco años llevaba él en Barcelo-
rantes salpicada de manchas de pintura na. Demasiado tiempo, reflexionó con
todavía frescas. amargura, sorteando controles policia-
Venían los dos cargados con enseres les, buscando cada día entre basuras y
de cocina. De entre las ollas y sartenes hojalatas, dormitando bajo el relente de
sobresalía una caja de aluminio de tapa la noche, en bancos primero y en barra-
labrada que sonaba con estridencia. cones después. Húmedos barracones en
—¿La caja también? —preguntó la los que no había día en que no hubiera
chica dubitativa—. Si no sabemos lo que una bronca.
hay dentro. Pronto llegaría al pabellón. Simón
© Robert C. Lew —Si quieres nos la quedamos —la voz seguro que había puesto la sopa en el in-
Fuente: Flickr sonó a impaciencia contenida—. Pero no fiernillo. Simón era buena gente, como
la he podido abrir ni con un serrucho. decían aquí, bebía mucho, demasiado,
Además, ¿qué quieres que tuviera ahí tu por eso algunos lo llamaban «Don Si-
abuela? —La mueca no llegó a sonrisa—. món», porque se agarraba al cartón de
¿Un collar de diamantes? vino como un crío a la teta de su ma-
Surgiendo de la nada como pedazos de nieve parecieron salír- La chica la zarandeó como si fuera dre. Durante el día mendigaba por ahí:
por Ma Jesús Pérez Barrios sele de la boca. Una mujer que iba con una coctelera. No había cerradura al- escaleras del metro, puertas de super-
un par de niños lo miró con prevención guna, pero todo el filo de la tapa apare- mercados o de iglesias, donde podía.
mientras atraía a los pequeños hacia cía rascado. Su novio se había empleado Casi todo lo que recogía lo gastaba en
Surgiendo de la nada hemos alcanzado ella. a conciencia. Se encogió de hombros e vino, pero era un tío legal, eso también
las más altas cimas de la miseria Abdalí no lo sabía, pero en el idea- hizo un mohín de asco. se le había quedado a él. Lo de ser legal.
Groucho Marx rio popular de hombres temidos y te- «Cuánta mierda tiene», se rio echán- Abdalí hinchó el pecho y apretó el paso
mibles, el popular hombre del saco de dola al carro con gesto inseguro. achicando calles en un último esfuerzo.
Abdalí arrastraba el carro sacando años atrás se había reconvertido en el Abdalí también se rio, les dio las —¡Tío! —exclamó Simón al verle apa-
fuerzas de flaqueza. Los pies, enfunda- hombre del carro. Y si era negro aún gracias y siguió su camino. Aquellos dos recer—. Que pensaba que no llegabas. La
dos en unas deportivas un número más más temible y peligroso. le habían arreglado el día, se dijo sa- voz de aguardiente brotaba a trompico-
pequeño que el suyo, le echaban fuego La jornada amaneció dura, cada día tisfecho mientras rebañaba la pacien- nes por la boca desdentada.
después de todo un día de trabajo. Me- eran más a repartir y menos que repar- cia que le quedaba parado en el cruce Tenía un cuerpo desgastado, romo,
nos mal que ya estaba cerca. De reojo tir. Suerte de la pareja de última hora, del semáforo. Pero de pronto sintió un como si el alcohol hubiera ido lamiendo
contemplaba los trastos que llenaban se dijo, y volvió a soltar la risa gorda latigazo de melancolía que le oscureció sus músculos poco a poco. La barba y el
el carro y mentalmente los iba multi- como granos de sal. Al parecer, aquella el alma y la imagen de aquellos chicos, pelo eran como alambres menudos. La
plicando por euros y calculando sus ga- pareja estaba vaciando un piso, segura- confiados y libres, le apretó el corazón. nariz gorda, serpenteada de diminutos
nancias. Hoy no se le había dado mal. mente, supuso Abdalí, para instalarse Tenían, pensó, todo aquello que se ríos morados como una hueva de mer-
Se rio y sus dientes blancos y grandes en él. precisaba para ser feliz: una casa, una luza, que le dividía en dos el rostro.

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CREACIÓN CREACIÓN

No era tan viejo Simón, pero el vino —Sí, anda, sí, límpiala. No te prives que era, que parecía jalea. Hincabas el —¡Niño, para ya, que me va a des-
y el relente acartonan la piel sin mi- chaval, que peor no va a quedar. dedo y no se te hundía —se le achicaron gastar! ¿Será el tío cansino? ¡Tiene
ramientos. Ambos compartían espacio Simón echó una carcajada hueca y si- los ojos para rescatar la imagen—. Y el guasa la cosa! Que entre los meneos y
en la nave desde hacía poco más de un guió con su manzana. olor… um… el olor —la miró apreciati- los frotaos me tenéis contento. Nadie
año. Apenas sabía de él cuatro cosas Abdalí fue a buscar un trapo y em- vamente—. No es muy grande, pero es s’acuerda de mí en sien años, que es-
mal contadas. Que era del sur del país, pezó a frotar despacio ante la mirada bonita. Eso sí, tiene más mierda que… taba esto comio mierda, y ahora vaya
que un mal día perdió el trabajo y que de Simón, quien se había echado en el Abdalí rio. trajín d’aquí p’allá.
poco a poco se fue hundiendo más y más catre y lo observaba como hipnotizado —El palo de un gallinero. A Abdalí se le cayó la alcuza de la
en la bebida y la miseria. Ni siquiera mientras, lentamente, se le iban ce- Simón, ya completamente vencido mano.
sabía si estaba casado o lo había esta- rrando los ojos. por el alcohol, se echó otra vez sobre el —¿Tú quién eres? —alcanzó a pregun-
do alguna vez o si tenía hijos o familia. El chico pensó que a lo mejor en el catre y cerró los ojos. Una sonrisa in- tar con voz temblona mientras miraba
Allí nadie sabía mucho de nadie y nadie próximo envío a casa podía adjuntar- fantil le clareó el rostro. alucinado como una figura, rechoncha
preguntaba demasiado, como si un in- la en un paquete. Sonrió pensando en la —Me cago en mi sombra… Una alcuza y nebulosa, con un sombrero cordobés
visible machete hubiera hecho un tajo cara que pondrían y en las disputas que —ronroneó bajito. ladeado en lo que parecía la cabeza, iba
entre pasado y presente. surgirían entre sus seis hermanas para Abdalí salió fuera, se descalzó, se emergiendo por la boca de la aceitera.
—¡Coño! Se te ha dado bien el día, ca- decidir quién se quedaba con ella. sentó en una silla de plástico despelle- —Cusha este, ¿quién voy a ser? ¿El
brón. Ahora la caja brillaba. «Lástima que jado, y se puso a limpiar la alcuza con abuelo de Peter Pan? ¡No te digo, el
Simón iba mirando las cosas del ca- no se pueda abrir», pensó Abdalí mien- esmero. niño! Pué el genio de la alcusa: Anto-
rro sin tocarlas. tras pasaba el índice por las rendijas Le vinieron a la memoria aquellas ñito, el cordobés, pa servirte, pero sin
—¿No lo entregas? —preguntó. torturadas por su antiguo dueño. En ese noches en su aldea cuando era un niño abusar. Que se os da la mano y cogéis
Abdalí se sentó a la mesa y estiró los momento notó un cosquilleo en la yema y bajaba junto a sus hermanos hasta el el braso.
hombros hacia atrás en un gesto que del dedo. río y allí nadaban libres y despreocu- —¿Andaluz? —preguntó Abdalí per-
delataba un cansancio almacenado du- —¡Mira, Simón! Se abre —gritó sor- pados durante horas. Sonrió nostálgico plejo reconociendo el mismo acento de
rante horas. Luego respondió: prendido. y recordó los ojos brillantes de las es- Simón, pero sin creerse lo que estaba
—Mañana, hoy Seve ya ha cerrado el Simón se incorporó medio vencido ya trellas meciéndose en el azul oscuro del viendo.
almacén. por los golpes del vino. agua como dedales de plata. —No, ruso, si te parese. ¡Mira que la
Se comieron la sopa y el bocadillo de —¡Leche! ¿Qué hay dentro? ¡Una al- Siguió lustrando la alcuza y, sin dar- guasa de la criatura…! —el genio se puso
chorizo en silencio. Abdalí bebía agua a cuza! —se restregó los ojos en un últi- se cuenta, empezó a tararear una can- en jarras, lo miró de arriba abajo y pre-
pequeños sorbos de un vaso empañado. mo esfuerzo por controlar la modorra—. ción que cantaba su madre cuando al guntó— Y ¿tú quién eres, mi arma?
Simón sorbía del cartón de vino como ¡Joder, chaval! Hacía años que no veía atardecer sentada en su silla de enea, Luego, sin esperar respuesta, dio un
de una fuente chica. una. remendaba las redes de la pesca. par de palmadas flojitas.
—¿Y eso qué coño es? —preguntó se- —¿Alcuza? —interrogó Abdalí miran- Se sintió en paz. Apenas se oía el —¡Ea, muchacho! Aligera, que llevo
ñalando la caja oxidada con la punta de do a su compañero. runrún de algún televisor. Por una vez bulla. Ya sabes cómo va esto ¿no? Tres
la navaja con la que iba cortando una —Sí, una alcuza. Allá en el pueblo te- no se oía ninguna discusión; apenas un deseos, pero chiquitillos que está esto de
manzana a trozos. níamos una. Mi abuela la tenía siempre ronquido húmedo y amortiguado de Si- la magia mu achuchao.
—No sé —el chico alzó los hombros y como los chorros del oro, en el poyete món y el ladrido lejano de algún perro Abdalí se frotó los ojos. Pero el genio
la cogió haciéndola sonar. de la cocina y llena de aceite. Para eso solitario. Siguió frotando despacio, len- seguía allí. Intentó pensar con rapidez.
—Tiene más mierda que el palo de un sirve, para guardar el aceite —suspiró to, como si estuviera otra vez en su al- Efecto del vino no podía ser, que él era
gallinero —observó Simón con una som- con dificultad, como si se le hubiera dea dónde el tiempo tenía otra medida. casi abstemio y, además, aquel día ni lo
bra de sonrisa. atragantado el recuerdo, y siguió con los De pronto, en medio de una claridad había probado. Igual se había dormido y
—Igual limpia queda bonita —repuso ojos brillantes—. ¡Ay, Abdalí, mucha- deslumbrante, una voz salió del pico de estaba soñando, eso sí podría ser, se dijo
Abdalí. cho! Cómo olía aquel aceite y lo espeso la alcuza. convencido, y se pellizcó con fuerza. No,

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CREACIÓN

estaba despierto, comprobó ahogando un quejido.


Notó que el genio se impacientaba. A fin de cuentas, pensó,
¿qué podía perder? Y acto seguido empezó a lanzar peticiones
casi sin respirar.
—¡Ozú, niño! Para el carro —el genio levantó una mano floja
de dedos sin contorno—. Millonario no va a poder ser, que las
plasas ya están cubiertas. Y traer pa’quí a la familia… Lo siento
chiquillo, pero ni en una flota de transatlánticos cogéis.
Abdalí se tomó un momento para reflexionar y ordenar las
ideas.
—Bien pensado creo que lo primero sería tener la residencia
—decidió.
El genio se rascó la amorfa barbilla.
—Me parese cabal —convino.
A Abdalí le vino a la cabeza la imagen de un hombre enfun-
dado en un traje y con un maletín de piel asido a la mano al
que veía entrar, cada mañana, en un edificio alto todo lleno de
brillantes cristaleras grises.
—Un trabajo con contrato fijo y que sea en el edificio de las
cristaleras.
El genio se rascó la frente flácida. No tenía ni idea del edifi-
cio al que se refería el chico, pero su instinto de genio bregado
en mil deseos, le decía que sería el de alguna empresa de ofici-
nas. Hasta la fecha nadie le había pedido un trabajo de albañil
o de minero, se sonrió socarrón.
—Te queda uno —le dijo.
Abdalí recordó de pronto a la pareja que le había bajado los
trastos, caja y alcuza incluidas. Recordó la soledad de sus no-
ches en el camastro, recordó las palabras de su madre, allí en
casa, sobre cómo debían ser las esposas…
—Una mujer, pero que sea buena y limpia y dócil y guapa y
dulce.
—¡Mira tú qué lástima! Esas se m’acabaron cuando el diluvio
universal —exclamó el genio burlón—. Bueno está —se ablandó
un poco al verle la mirada ilusionada—. Veremos lo que se pué
haser. ¿Churumbeles no va a querer? —ofreció—. Van en el mis-
mo lote.
—¿Churumbeles? —repitió dudoso Abdalí.
—Sí, quillo. Churumbeles, chiquillos, criaturas —le aclaró im-
paciente.
—De eso ya me encargo yo —Abdalí sonrió con sus dientes de
nieve y sus ojos entornados como dos jirones de noche.

83 | visorliteraria.com © Patrice Lienard


Fuente: Flickr
CREACIÓN CREACIÓN

—¡Vaya guasa! —exclamó el genio en- soles cobrizos. Eso sí, comían y gasta- Un sueldo, que según les había informa- cendida a la calle. «¡A tomar por saco!»,
tre fofas carcajadas y, sin despedirse, ban como un universo de constelaciones do el director aquella misma mañana, se dijo, y se acercó a la cocina a beber
se esfumó en el aire, no sin antes darle entero. Los tres habían sacado los ojos a partir de aquel mes les llegaría re- un vaso de agua fresca. Allí estaba la
un blando puntapié a la alcuza que es- pardos y luminosos de su esposa, que era cortado. «¡Manda cojones! como si no alcuza, limpia como los chorros del oro,
taba en el suelo. realmente una mujer guapa, con una hubiera tenido bastante con quedarse conteniendo aceite de girasol, que como
belleza fresca que no precisaba de afei- sin las pagas extra», pensó encendido, y dice Rosita, «total fríe igual que el de
Abdalí daba vueltas en la cama una tes ni aderezos. Aunque, la verdad sea escupió un suspiro de angustia que rebo- oliva y es más barato». Abdalí la levan-
y otra vez mientras escuchaba la res- dicha, los tres embarazos y las preocu- tó contra la noche y le retornó intacto. tó con un gesto airado y la sostuvo entre
piración suave de su esposa. Habían pa- paciones empezaban a pasarle factura «Y mañana otra vez a renegociar sus dedos, que todavía conservaban las
sado ya diez años desde que el genio an- en el cuerpo porque se le iba esponjando la hipoteca». Se le secó la garganta y huellas quebradas del chatarrero inmi-
daluz se le apareciera y en honor a la poco a poco, y en el carácter, que se le le chocó la mirada contra el bloque de grante.
verdad, pensó, lo que había deseado se iba resecando por momentos. También enfrente, donde otro insomne también «¡Vaya guasa!», le espetó entre los
había cumplido: nacionalidad, trabajo, había que reconocer que era más limpia miraba a las estrellas o, mejor dicho, a dientes de nieve y la volvió a depositar
mujer e hijos. que dulce (se conoce que ahí el genio no la estrella, porque sólo se veía una des- con un golpe hueco sobre la encimera
Ya casi había olvidado el barracón y anduvo equilibrado). Era limpia tirando de esa rendija de cielo y la compartían gris de la cocina, antes de volver, con
los carros, ahora solo los utilizaba para a maniática. como buenos vecinos. resignada desidia, a la cama.
comprar en el súper de la esquina los Sobre todo, desde que se quedó en Con rabia contenida tiró la colilla en-
sábados por la tarde, cuando acompa- el paro después del segundo embara-
ñaba a su mujer. Pero a Simón sí que lo zo. Andaba todo el día con el trapo del
seguía viendo de vez en cuando. polvo en la mano, refunfuñando por los
Recordó que al cambiar su situación rincones. En cuanto a lo de dócil, tras
intentó echarle una mano; su compañe- el nacimiento del último niño, un fallo
ro lo miró con los ojos enrojecidos y le calenturiento con final sorpresa, apenas
apretó con fuerza un hombro. «Eres un dejaba que la tocara en la cama o fuera Ma José Pérez Barrios. Nació en una ciudad junto al mar una madrugada
tío legal, Abdalí, muchacho…», le dijo de ella y se enfadaba por cualquier ton- de otoño. Aprendió a leer y a escribir casi al mismo tiempo. Años después, siguien-
con voz turbia, empapada de ternura. tería. Y mira que había tonterías, pen- do la senda de los libros, estudió filología.
Pero no le aceptó nada y siguió viviendo saba Abdalí, para enfadarse a lo largo Escribe, respira, lee… no siempre en este orden.
de lo que a la gente le sobraba. de un día. Ha ganado en dos ocasiones el segundo premio de relato de humor en el concurso
De tarde en tarde pasaba por casa; Se levantó despacio y cogió un ciga- literario de Nou Barris; el año pasado, en el certamen Cuentos sin fronteras, se-
a Rosita, su mujer, no le hacía gracia, rrillo de la cajetilla que guardaba en leccionaron uno de sus cuentos para su publicación; este año ha ganado el certa-
pero disimulaba y luego se pasaba dos el cajón de la mesita de noche, luego men Antonio Machado de Palabras prestadas con el poema «Dibujo». Asimismo,
días echando desinfectante por todas fue hasta el comedor y se asomó a la ha publicado microrrelatos en la Revista Almiar, y el mes pasado seleccionaron y
partes, y eso que Simón siempre apare- ventana. Aspiró el humo con fruición publicaron otro de sus relatos en Cultura y Compromiso, en el concurso de micro-
cía vestido con bastante esmero y pul- sintiendo una punzada caliente en los rrelatos de Javier Tomeo.
critud. Acariciaba las cabezas de los ni- pulmones, después alzó la vista al cielo Tiene acabadas dos novelas, dos libros de relatos, tres poemarios…
ños y les revolvía el pelo con sus manos buscando con desgana alguna estrella y
cuarteadas y curtidas, reía con su risa le vino la tristeza antigua del nómada
húmeda y rota, y siempre se acordaba que llevaba dentro. ¿Qué sería de su fa-
de traerles alguna chuchería. milia? Siempre decían que estaban bien,
El recuerdo de sus hijos lo devolvió pero ni recordaba cuánto hacía que no
al presente. Sus tres churumbeles, que les enviaba dinero. Los tres soles y la
hubiera dicho el genio, eran como tres hipoteca de la casa escurrían el sueldo.

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