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♦ Introducción 1
♦ Aspectos clave 2
♦ Mecanismos de control 5
♦ El caso de España 8
♦ Medidas adoptadas 9
♦ Resumen y conlusiones 18
INTRODUCCIÓN:
La cultura permite al hombre utilizar la experiencia acumulada por sus antepasados,
incrementarla y ponerla a disposición de las futuras generaciones. Esta fundamental
diferencia con el resto de los seres vivos nos ha permitido realizar y desarrollar
múltiples avances en todos los campos del conocimiento; especialmente ha
impulsado el desarrollo de tecnologías, gracias a las cuales hemos sido capaces de
modificar, a nuestro favor las condiciones existentes en nuestro entorno.
Paralelamente a los avances tecnológicos, se incrementan las necesidades de bienes,
que a su vez imponen una búsqueda de nuevos recursos y un desarrollo de nuevas
tecnologías.
Todas estas modificaciones causan impactos sobre el medio, debido a la
sobreexplotación de recursos y a los subproductos resultantes de su uso.
El aire que respiramos, indispensable para la vida, no es un recurso ilimitado, sino
un bien limitado que debemos utilizar evitando alteraciones en su calidad que
pongan en peligro el equilibrio biológico.
El problema de la contaminación atmosférica surge desde el momento en el que
aparece el hombre en la Tierra y se ha agravado en los últimos años como
consecuencia del desarrollo industrial y de las actividades urbanas, lo que ha
obligado a tomar medidas de carácter regional, nacional e internacional, tendentes a
recuperar la calidad perdida del aire. Algunas de esas medidas quedan recogidas en
el Protocolo de Kioto.
ASPECTOS CLAVE:
El Protocolo de Kioto es un pacto firmado por los gobiernos en la Conferencia de la
ONU sobre Cambio Climático celebrada en la ciudad japonesa de Kioto en el año
1997, y en el que los firmantes se comprometieron a reducir, entre los años 2008 y
2012, en un 5,2% la cantidad de emisiones a la atmósfera de gases del efecto
invernadero, referidas a los niveles del año 1990, que emiten los países
industrializados y que son los causantes del calentamiento global del planeta.
El porcentaje de reducción del 5.2% supone un valor global, para todo el planeta, de
forma que los países industrializados firmaron un acuerdo internacional con los
porcentajes específicos de cada nación en función de diferentes circunstancias y
siempre tomando como año de referencia 1990. Como resultado de dicho
compromiso, a algunos países (Rusia, Nueva Zelanda y Ucrania) se les permitía
mantener sus niveles de emisión y a otros incluso aumentarlos, como es el caso de
España.
MECANISMOS DE CONTROL:
Con el fin de promover el desarrollo sostenible a través del cumplimiento de los
compromisos cuantificados de limitación y reducción de las emisiones, se
establecieron en el Protocolo diferentes mecanismos de control de los que
podían disponer las distintas naciones.
En primer lugar, las llamadas “Medidas domésticas” o “Medidas nacionales”,
relacionadas con la elaboración de políticas y medidas adecuadas a sus
circunstancias nacionales y destinadas a:
- Fomento de la eficiencia energética y de las reformas en los diferentes
sectores de la economía nacional con el fin de promover reducciones en las
emisiones.
- Promoción de modalidades agrícolas sostenibles en relación al cambio
climático.
- Investigación, promoción, desarrollo y aumento del uso de formas de
energía nuevas y renovables, de tecnologías de secuestro de dióxido de
carbono y tecnologías avanzadas y novedosas que sean ecológicamente
racionales.
- Reducción progresiva o eliminación gradual de los incentivos fiscales, las
exenciones tributarias y las subvenciones que vayan en contra de los
objetivos del acuerdo en cualquiera de los sectores emisores de gases del
efecto invernadero.
- Limitación y/o reducción de las emisiones de gases del efecto invernadero
debidas al transporte.
- Limitación y/o reducción de las emisiones de metano mediante su
recuperación y utilización en la gestión de los desechos, así como en la
producción, el transporte y la distribución de energía.
EL CASO DE ESPAÑA:
Según el protocolo, a España se le permitía aumentar en un 15 % sus emisiones
respecto de los valores del año 1990.
España es, paradójicamente, un país poco consumidor de energía al compararse con
muchos de sus socios de la Comunidad Europea, aunque se ha consolidad sin
embargo una imagen exterior de incumplidor del Protocolo y de alejarse
progresivamente de los compromisos que asumió para luchar contra el cambio
climático. Los datos son claros: España supera ya en más de un 40 % las emisiones
de dióxido de carbono respecto a las del año de referencia (1990) y se ha convertido
en el país de la Unión Europea que más se aleja de los compromisos que adquirió.
Muchos expertos ya han puesto de manifiesto que el año de referencia del acuerdo
coincidió con un importante despegue tecnológico e industrial en España y que en
pocos años esas emisiones contaminantes variaron mucho, por lo que España salió
perjudicada en las negociaciones por tener que compararse con países europeos
donde el despegue industrial y tecnológico ya se había producido antes de esa fecha.
Sin embargo, los grupos ecologistas y otros colectivos alegan que las medidas
adoptadas hasta el momento son claramente insuficientes, que no existe ningún plan
serio por parte del gobierno para cumplir con sus compro-misos de reducción y que
es necesaria una mayor inversión para conseguir los objetivos establecidos.
En España, las emisiones de gases expresadas en unidades de dióxido de carbono
equivalente, es decir, considerando los seis gases incluidos en el acuerdo, han
aumentado del orden de un 41% respecto de los valores de 1990. Los sectores
responsables estas emisiones de GEIs en España, y, por tanto, los que más se han de
ver afectados para conseguir alcanzar el objetivo del 15%, son:
Sector energético y de transporte: Es el mayor responsable del conjunto de
emisiones, puesto que en 2002 representó un 77.73% del total, registrándose un
notable aumento respecto del año 1990.
Procesos industriales distintos de la combustión: Los más importantes son la
producción de cemento y aquellos que se producen en la industria química y
metalúrgica. Estos procesos representaron en España en 2002 un 7.2% del total.
Disolventes y otros productos, que representan un porcentaje pequeño pero que
están registrando notables incrementos respecto del año base.
Agricultura y ganadería.
Residuos: Generan gases del efecto invernadero los procesos de tratamiento de
aguas residuales, de incineración de residuos, etc. El gas que se emite
mayoritariamente es el metano (CH4).
El cambio climático agrava los procesos de desertificación y erosión, la escasez de
recursos hídricos debida a la deforestación, la sobreexplotación de acuíferos y una
pérdida de biodiversidad en las zonas húmedas y en los bosques. España es uno de
los países europeos más vulnerables al cambio climático, y sufrirá sequías y una
reducción de recursos hídricos, cada vez más incendios forestales, desaparición de
playas, etc, produciéndose como consecuencia perjuicios para el turismo, la
agricultura, la salud y la diversidad biológica. El cambio climático es una realidad
que obliga a adoptar serias medidas y políticas para evitarlo y mitigar sus
consecuencias. Muchos colectivos apuntan que el coste de no actuar será muy
superior al de las inversiones necesarias para reducir las emisiones de gases de
efecto invernadero y prevenir los efectos producidos por los mismos.
MEDIDAS ADOPTADAS:
El objetivo de las medidas adoptadas en España es conseguir bajar el porcentaje de
exceso de emisión respecto de los valores de 1990 desde el valor del 41% actual
hasta el valor del 15% que es el objetivo de Kioto. Para ello, se han puesto en
marcha en los últimos años una serie de proyectos.
Plan Nacional de Asignación de Derechos de Emisión:
El primer paso fue la aprobación del Plan Nacional de Asignación de Derechos de
Emisión (PNA), que se hizo público en el Real Decreto 1866/2004.
En el PNA se detalló el número total de derechos a asignar, que eran de unos 400
millones de toneladas de CO2 equivalente y la contribución que iban a hacer los
distintos sectores e instalaciones mencionados en el Protocolo, es decir, el
procedimiento de asignación de los derechos.
OBJETIVOS:
Se fijó como objetivo estabilizar durante los años 2005 a 2007 las emisiones de
dióxido de carbono en los niveles medios del periodo 2000–2002 y comenzar un
descenso más acentuado de esas emisiones a partir del año 2008. Según las
previsiones del Gobierno, el Plan debería servir para que en el año 2010 España solo
superase los niveles de 1990 en un 24%.
ASIGNACIÓN POR SECTORES:
Los sectores que se mencionan en el Protocolo, y que, por tanto, tenían que
participar obligatoriamente en este Plan Nacional son los principales productores de
gases del efecto invernadero: las centrales eléctricas de combustibles fósiles, las
refinerías, las coquerías y las instalaciones de combustión de más de 20 MW, el
sector del cemento, de la cerámica y del vidrio, la siderurgia y el sector del papel y
cartón y el de la pulpa de papel.
Estos sectores supondrían entre 2005 y 2007, según el Plan de Asignación, más de
un 40% de las emisiones totales, de forma que a los mismos se les asignarían
aproximadamente 160 millones de toneladas equivalentes de dióxido de carbono,
de las cuales al sector eléctrico le corresponderían unos 88 millones, al sector
industrial y del transporte unos 70 millones de toneladas y el resto al sector de la
cogeneración.
ASIGNACIÓN PARA INSTALACIONES:
Para la asignación de derechos de emisión para instalaciones concretas, el Plan
establece unas normas básicas. Los titulares deberán presentar las solicitudes
correspondientes al Ministerio de Medio Ambiente con el fin de conseguir las
autorizaciones de emisión de gases del efecto invernadero. Junto con cada solicitud
tendrá que presentarse la documentación adecuada, entre la que se incluirá la
acreditación de ser titular de la instalación, los datos de la instalación referidos a los
tres años inmediatamente anteriores a la presentación de la solicitud y donde se
detallen emisiones y consumos, y estimaciones acerca de la evolución de la
producción y de los consumos de combustibles y materias primas para el periodo de
vigencia del Plan.
La resolución de la adjudicación de derechos corresponde al Consejo de Ministros,
donde se determinará la cantidad asignada a cada instalación. Los derechos
asignados quedarán registrados en el Registro Nacional de Derechos de Emisión.
En cuanto a los sectores no mencionados en el Protocolo, a los cuales les
corresponden aproximadamente unos 240 millones de toneladas equivalentes, las
medidas concretas aparecen en el Plan de Ahorro y Eficiencia Energética.
INVERSIÓN NECESARIA:
Se prevé que la inversión inicial necesaria para llevar a cabo el proyecto, que viene a
ser de unos 26100 millones de euros, pueda ser cubierta en unos cinco años
gracias únicamente a los ahorros energéticos, a lo que hay que añadir las emisiones
evitadas, con sus consecuentes beneficios ecológicos y también económicos, ya que
se estima que supondrán unos 190 millones de toneladas de dióxido de carbono, o en
términos económicos (según el precio previsto de la tonelada de dióxido de carbono
equivalente comprada a otros países), un ahorro de unos 3000-4000 millones de
euros.
MEDIDAS EN LOS DISTINTOS SECTORES:
Para poder conseguir todos los objetivos anteriores, se han previsto una serie de
medidas en los distintos sectores.
La mejora de la eficiencia energética en los sectores de consumo final tiene una
importancia doble: en primer lugar, por la propia reducción de consumos que
comporta y, en segundo lugar, porque la menor demanda de energía en estos
sectores supone menores necesidades de procesamiento de materias primas
energéticas por los sectores transformadores e inferiores requerimientos de
transporte y distribución de energía, fases en las que se produce un volumen
importante de consumo y pérdidas energéticas, especialmente, en lo que se refiere a
la electricidad.
♦ SECTOR INDUSTRIAL, que incluye actividades extractivas no energéticas,
alimentación, bebidas y tabaco, textil, cuero y calzado, pasta, papel e impresión,
química, minerales no metálicos, siderurgia y fundición, metalurgia no férrea,
transformados metálicos, equipos de transporte y construcción. Es,
proporcionalmente, el sector que presenta objetivos más reducidos debido a los
altos costes económicos derivados de la introducción de reformas.
Las medidas a implantar dentro este sector son las siguientes:
* Inversión en tecnologías horizontales o multisector, es decir, tecnologías que
no son específicas de este sector sino que pueden aplicarse a otros y que
comprenden medidas como el aislamiento térmico o la monitorización y control
de los procesos.
* Medidas en tecnologías de proceso o sectoriales, es decir, aquellas que son
específicas del proceso, técnicas, tales como la mejora de la molienda en el
sector del cemento o la utilización de quemadores de alta velocidad en hornos
del sector cerámico.
* Medidas en nuevos procesos o técnicas tales como la ultrafiltración en la
industria láctea.
♦ SECTOR TRANSPORTE, que incluye el transporte por carretera, ferrocarril,
marítimo y aéreo. El sector de transporte por carretera es el mayoritario y es éste
el que presenta mayores objetivos de ahorro.
Las medidas a implantar dentro este sector son las siguientes:
* Medidas para un cambio modal hacia modos más eficientes, es decir, aquellas
tales como el fomento del transporte público, el aumento del transporte de
mercancías por ferrocarril y la creación de planes de transporte y de movilidad
para empresas y municipios.
* Medidas para un uso más eficiente de los medios de transporte, mediante la
implantación de la conducción eficiente, el fomento de un uso más eficiente del
transporte de mercancías por carretera y medidas para una mejor utilización de
todos los medios de transporte en general.
* Medidas para la mejora de la eficiencia energética de los vehículos, destinadas
a favorecer la adquisición de vehículos más eficientes por parte de los usuarios y
a hacer cumplir las normas de la Comunidad Europea a los fabricantes de coches.
* Medidas destinadas a la introducción de nuevas energías como los
biocarburantes, el gas natural y el hidrógeno.
♦ SECTOR EDIFICACIÓN, que incluye tanto los edificios nuevos como los viejos.
Para los edificios ya existentes, las medidas se dirigen hacia la revisión de los
sistemas de calefacción y de las instalaciones eléctricas.
En los edificios de nueva construcción, las medidas a aplicar están sobre todo
encaminadas hacia la implantación de sistemas, tanto de iluminación como de
calefacción, de mayor eficiencia, y a la construcción de edificios bajo principios
como la optimización de la orientación y el aislamiento.
♦ EQUIPAMIENTO RESIDENCIAL Y OFIMÁTICA, dentro del cual las medidas a
adoptar van orientadas a:
* Promocionar la compra de electrodomésticos más eficientes.
* Realizar campañas orientadas a la compra responsable y al uso responsable.
♦ SERVICIOS PÚBLICOS, con medidas tales como:
* La sustitución del alumbrado público lámparas más eficientes y de sistemas
automáticos que se encarguen de regular el alumbrado.
* La mejora de los métodos de abastecimiento, potabilización y depuración de
agua, mediante la instalación de sistemas de regulación electrónica de motores.
♦ AGRICULTURA, donde las perspectivas de ahorro son limitadas debido al
crecimiento de las superficies de regadío aunque se proponen medidas tales
como:
* La modernización de las flotas agrícolas.
* La implantación de sistemas de riego localizado en lugar del riesgo por
aspersión y mejora tecnológica de dichos sistemas.
* La gestión automática de los invernaderos y aplicación de tecnologías
renovables.
♦ SECTOR DE GENERACIÓN DE LA ENERGÍA ELÉCTRICA, donde, de forma
semejante al sector industrial, se incluyen medidas derivadas de la aplicación
tanto de tecnologías horizontales o multisectoriales, como de tecnologías en
procesos productivos o sectoriales y de la implantación de nuevos procesos.
* Entre las medidas horizontales destacan los sistemas de control de combustión.
* En los procesos se proponen las mejoras en los ciclos termodinámicos, la
optimización de los grandes equipos y la utilización de nuevas turbinas
hidraúlicas.
* Las novedades en cuanto procesos se basan principalmente en el desarrollo de
las técnicas de cogeneración, esto es, de producción de calor y energía en un solo
proceso.
♦ SECTOR DE TRANSFORMACIÓN DE LA ENERGÍA ELÉCTRICA, donde se
proponen medidas horizontales como el uso de las redes de vapor, la
recuperación de aguas de refrigeración y la sustitución de calderas de vapor.
A la luz de lo expuesto con anterioridad se puede observar como el cumplimiento
del Protocolo de Kioto lleva consigo de forma indirecta una serie de consecuencias
sociales y económicas muy importantes para el país. Conseguir los objetivos de
Kioto para el año 2010 implica la implantación de una serie de medidas en
prácticamente todos los sectores de la economía que contribuirán a un progreso
tecnológico y económico.
RESUMEN Y CONCLUSIONES:
Desde que el hombre apareció en el planeta Tierra, no ha parado de influir sobre el
mismo. Los efectos negativos de las actividades antropogénicas no han parado de
agravarse en los últimos años debido a la sobreexplotación de los recursos y a la
generación de residuos.
Los científicos ya llevaban un tiempo alertando de las posibles consecuencias que
estas actividades producirían sobre el planeta, pero no fue hasta 1988 cuando se
pusieron en común intereses de científicos y políticos.
A partir de entonces, se sucedieron una serie de Conferencias y Cumbres destinadas
a la resolución de los problemas del medio ambiente.
En el año 1990, España emitía a la atmósfera unos 290 millones de toneladas de
dióxido de carbono equivalente, procedente principalmente de los sectores de
producción de energía, del transporte y de las actividades en las industrias.
En el año 1997, los representantes de algunos de los países más desarrollados del
mundo se reunieron en la ciudad de Kioto (Japón) para celebrar una conferencia en
la que se inició el camino hacia la creación de una ley donde se contemplaran
objetivos y medidas concretas, con unos vínculos mas “serios” por parte de los
países.
El objetivo era conseguir una reducción de un 5.2% en las emisiones globales del
planeta, aunque a cada país le correspondía un porcentaje concreto.
Debido a las circunstancias de España, en el acuerdo se estableció que le sería
permitido aumentar como máximo un 15% sus emisiones respecto de los valores del
año 1990, lo cual suponía que, en dicho año, las emisiones no superaran los 330
millones de toneladas de dióxido de carbono equivalente.
Pero en el 2002 España presentaba ya unas emisiones que superaban en un 41% los
valores del año de referencia y sus emisiones alcanzaban los 400 millones de
toneladas.
1 a) El que tendrán que pagar por la compra de derechos de emisión los sectores
incluidos en la Directiva en el período 2005-2007 si no se adaptan reduciendo
sus emisiones, que es la diferencia entre las peticiones que han realizados y las
asignaciones que se les ha establecido por una cantidad estimada, en principio,
en 10 euros la tonelada de CO2. En el caso de que se adapten el coste sería
siempre menor.
En cualquier caso hay que considerar a los MDL como una inversión, con su
correspondiente retorno y período de amortización.
Respecto a las medidas adoptadas, éstas están centradas en la reducción del CO2.
Realmente poco se han considerado medidas para evitar la emisión del resto de los
gases, sobre todo los fluorocarbonados.
Sin embargo, a tenor de los expuesto, son evidentes las consecuencias positivas a
nivel social, económico y medioambiental.
La reforma del sector energético reducirá la dependencia energética del exterior, con
lo que la economía española no estará tan sujeta a las oscilaciones del precio del
petróleo, y, además, provocará un desarrollo tecnológico importante.
Las repercusiones derivadas de lo anterior en cuanto a empleo y calidad de vida
serán claramente positivas.
Propuestas
(1) Las empresas eléctricas deberían destinar anualmente 250 millones de euros a
programas de gestión de demanda, procedentes de sus ingresos.
Con esta propuesta las emisiones directas de CO2 de origen energético limitarían su
aumento un 22%, frente al 58% del escenario actual, lo que supone ahorrar 75
millones de toneladas anuales adicionales de CO2, que costarían anualmente entre
825 y 2.400 millones de euros en derechos de emisión (para un precio de entre 11 y
32 euros por tonelada respectivamente).
Sobre el 7% restante, porcentaje en el que según el escenario propuesto se supera el
límite de Kioto, se puede y se deben realizar dos tipos de actuaciones:
1 • Reducir las emisiones de los otros 5 gases de invernadero: CH4, N2O, carburos
perfluorados (PFC), carburos hidrofluorados (HFC) y hexafluoruro de azufre)
SF6.
2 • Acudir a los mecanismos de flexibilidad, en particular al Mecanismo de
Desarrollo Limpio, realizando inversiones en energías renovables y en eficiencia
energética en los países en desarrollo, muy especialmente en Latinoamérica.