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INDICE:

♦ Introducción 1

♦ Precedentes más importantes 1

♦ Aspectos clave 2

♦ Efecto invernadero y GEIs 4

♦ Mecanismos de control 5

♦ El caso de España 8

♦ Medidas adoptadas 9

- Plan de Asignación de Derechos de Emisión 9

- Estrategia de Ahorro y Eficiencia Energética 10

- Comercio de Derechos de Emisión 14

- Plan de Fomento de las Energías Renovables 15

♦ Resumen y conlusiones 18
INTRODUCCIÓN:
La cultura permite al hombre utilizar la experiencia acumulada por sus antepasados,
incrementarla y ponerla a disposición de las futuras generaciones. Esta fundamental
diferencia con el resto de los seres vivos nos ha permitido realizar y desarrollar
múltiples avances en todos los campos del conocimiento; especialmente ha
impulsado el desarrollo de tecnologías, gracias a las cuales hemos sido capaces de
modificar, a nuestro favor las condiciones existentes en nuestro entorno.
Paralelamente a los avances tecnológicos, se incrementan las necesidades de bienes,
que a su vez imponen una búsqueda de nuevos recursos y un desarrollo de nuevas
tecnologías.
Todas estas modificaciones causan impactos sobre el medio, debido a la
sobreexplotación de recursos y a los subproductos resultantes de su uso.
El aire que respiramos, indispensable para la vida, no es un recurso ilimitado, sino
un bien limitado que debemos utilizar evitando alteraciones en su calidad que
pongan en peligro el equilibrio biológico.
El problema de la contaminación atmosférica surge desde el momento en el que
aparece el hombre en la Tierra y se ha agravado en los últimos años como
consecuencia del desarrollo industrial y de las actividades urbanas, lo que ha
obligado a tomar medidas de carácter regional, nacional e internacional, tendentes a
recuperar la calidad perdida del aire. Algunas de esas medidas quedan recogidas en
el Protocolo de Kioto.

PRECEDENTES MÁS IMPORTANTES:


El garantizar un acuerdo sobre el Protocolo de Kioto ha significado una larga y
difícil serie de negociaciones, debido principalmente a la oposición de las industrias
del carbón, petroleras y de automoción, que consideran sus intereses comerciales
amenazados. Los que se oponen a emprender acciones contra el cambio climático
están preocupados porque las medidas para acabar con la contaminación causante
del calentamiento del planeta pasan por un uso más eficaz de la energía y unos
combustibles menos contaminantes, lo que se convertiría en un obstáculo para sus
actuales operaciones comerciales.
La Conferencia de Toronto sobre Cambios en la Atmósfera, celebrada en 1988, fue
primera reunión de alto nivel donde científicos y políticos discutieron sobre las
medidas a tomar para combatir el cambio climático. Durante esta Conferencia, los
países industrializados se comprometieron a reducir voluntariamente las emisiones
de dióxido de carbono en un 20% para el año 2005, lo que se conoció como el
“Objetivo Toronto”. Además, esta reunión fue crucial para la creación del Panel
Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), que inicialmente estaba
formado por los 300 mejores científicos del mundo, a los cuales se les encargó
revisar e informar sobre los últimos acontecimientos científicos, impactos y
soluciones al cambio climático.
En el año 1990, se hizo público en Suecia el Primer Informe de Evaluación del
IPCC, que establecía los impactos y las respuestas de la ciencia y de la política al
cambio climático. En este informe se vio la necesidad de reducir las emisiones de
dióxido de carbono en un 60-80% sobre los niveles de 1990 para conseguir
estabilizar la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera.
Con los datos de este primer informe, se acudió a finales de 1990 a la Segunda
Conferencia Mundial sobre el Clima, celebrada en Suiza, donde dicho informe se
convirtió en el impulso necesario a nivel político para hacer frente de una manera
global y sin dilación al grave problema del cambio climático, y se reafirmó el deseo
de que existieran compromisos reales de reducción por parte de la comunidad
internacional.
La Cumbre de Berlín sobre el Clima (Primera Conferencia de las Partes), celebrada
en 1995, fue un acontecimiento clave para la posterior elaboración del Protocolo de
Kioto, puesto que se llegó a la conclusión de que los acuerdos anteriores eran poco
vinculantes y que era necesario negociar un acuerdo legal que contuviese
limitaciones y reducciones más específicas.
En la Segunda Reunión de las Partes, celebrada en Suiza en 1996, se produjo un
hecho inesperado cuando Estados Unidos anunció que quería que los compromisos
del protocolo fuesen legalmente vinculantes, aunque, como se verá más adelante, fue
posteriormente este país el que retrocedió en el momento de ratificar el protocolo.

ASPECTOS CLAVE:
El Protocolo de Kioto es un pacto firmado por los gobiernos en la Conferencia de la
ONU sobre Cambio Climático celebrada en la ciudad japonesa de Kioto en el año
1997, y en el que los firmantes se comprometieron a reducir, entre los años 2008 y
2012, en un 5,2% la cantidad de emisiones a la atmósfera de gases del efecto
invernadero, referidas a los niveles del año 1990, que emiten los países
industrializados y que son los causantes del calentamiento global del planeta.
El porcentaje de reducción del 5.2% supone un valor global, para todo el planeta, de
forma que los países industrializados firmaron un acuerdo internacional con los
porcentajes específicos de cada nación en función de diferentes circunstancias y
siempre tomando como año de referencia 1990. Como resultado de dicho
compromiso, a algunos países (Rusia, Nueva Zelanda y Ucrania) se les permitía
mantener sus niveles de emisión y a otros incluso aumentarlos, como es el caso de
España.

EL ACUERDO DE BONN Y LOS ACUERDOS DE MARRAKECH:


El Acuerdo de Bonn en el año 2001 sobre el Protocolo de Kioto fue un hito político
en las lentas negociaciones internacionales. Los ministros de unos 180 países
llegaron a un acuerdo global que incluía las normas y procedimientos sobre diversos
asuntos de los países en vías de desarrollo (fondos, traspaso de la tecnología,
adaptación a los impactos del cambio climático), de los mecanismos de Kioto, de los
sumideros y del cumplimiento del acuerdo. En su conjunto, el acuerdo creó la
arquitectura fundamental básica para que los países ratificasen y pusiesen en
práctica el acuerdo, y para que negociasen futuros recortes de emisiones que fueran
más estrictos.
Los puntos principales del Acuerdo de Bonn incluyen varios aspectos: el
tratamiento preferente a las energías renovables y a los mecanismos de desarrollo
limpio, la creación de normas factibles para el comercio de emisiones y poner freno
de la instalación de centrales nucleares en países en desarrollo.
La Conferencia de Marrakech en octubre de 2001 se centró en resolver algunos
asuntos que quedaron pendientes en Bonn para terminar de configurar un texto legal.
EL DIFÍCIL CAMINO HACIA LA RATIFICACIÓN:
En el Protocolo se establecieron dos criterios para la entrada en vigor del acuerdo.
El primero, que al menos 55 participantes de convenio sobre el clima aceptaran o
admitieran el mismo. El segundo, que entre éstos se incluyeran a una serie de países
industrializados tales que sumaran al menos un 55% de las emisiones de dióxido de
carbono de todos los países industrializados. El acuerdo entraría en vigor 90 días
después del cumplimiento de estos dos requisitos.
Firmado en 1997 incluso por Estados Unidos, en la actualidad son 141 naciones las
que han ratificado el pacto, aunque entre ellas no se encuentra dicho país, que
decidió no dar su apoyo al proyecto en 2001 y que es precisamente culpable de un
25% de la emisión de los gases contaminantes del mundo.
En este sentido, Rusia ha jugado un papel muy importante en el camino hacia la
entrada en vigor del Protocolo, puesto que, al dejar de contar con el apoyo de
Estados Unidos, la aceptación por parte de Rusia se hizo necesaria para conseguir
superar el 55% de las emisiones establecido.
Fue el 5 de noviembre de 2004 cuando Rusia aprobó definitivamente el acuerdo,
alcanzándose un 61.5% de las emisiones globales y entrando en vigor el 16 de
febrero de 2005 (90 días después).
EL RESPALDO DE LAS EMPRESAS:
En mayo del 2001, unas 150 empresas de 13 países diferentes, con unos ingresos
conjuntos en el año 2000 de unos 400000 millones de euros, se reunieron para emitir
la siguiente declaración: “Pedimos a los gobiernos del mundo que garanticen la
entrada en vigor del Protocolo de Kioto no más tarde del año 2002”. Estas empresas
se agruparon entorno a la iniciativa “e-mission 55 –Business for Climate-“, y
afirmaban que consideraban que el tratado de Kioto significaba una presentación de
nuevas oportunidades para las empresas en una amplia gama de sectores y también
un medio de adquirir una ventaja en competitividad a largo plazo.
LA OPINIÓN PÚBLICA:
Las encuestas de la opinión pública llevadas a cabo hasta el momento, revelan una
creciente preocupación entre el público sobre el cambio climático y el deseo de que
los políticos muestren una mayor acción al respecto.
En junio del año 2001, WWF/Adena llevó a cabo la realización de encuestas de
opinión sobre el cambio climático en Bélgica, Italia, España y Reino Unido. Las
encuestas consistían en entrevistas telefónicas realizadas a unas 500 personas
mayores de 15 años en cada uno de estos países.
Las encuestas revelaron que en cada país un amplio porcentaje de la población
opinaba que sus respectivos gobiernos debían hacer más para reducir las emisiones
que contribuyen al calentamiento del planeta. España se situaba a la cabeza en
cuanto al porcentaje de personas (casi un 96%) que apoyaban esta idea.
Otras encuestas realizadas en julio de 2000 a la opinión pública estadounidense,
revelaron como un 73% de la los encuestados consideraban el calentamiento global
como una amenaza real y una mayoría estaba convencida de que la reducción de las
emisiones no perjudicaría a la economía.
¿Y SI NO LOS PAÍSES NO CUMPLEN?
El Protocolo de Kioto no contempla expresamente sanciones económicas en el caso
de incumplimiento, pero impone una multa equivalente a un porcentaje del 30%
sobre el exceso de lo emitido, que se deducirá de la cantidad de derechos de emisión
asignada en el siguiente periodo de compromiso, suspende la posibilidad de comprar
derechos de emisión a otros países y obliga a llevar a cabo la realización de un plan
de acción de cumplimiento.

EFECTO INVERNADERO Y GEIs:


El efecto invernadero es un proceso natural que se produce en la atmósfera del
planeta Tierra.
Una parte de la radiación procedente del Sol llega hasta la superficie de la Tierra y la
calienta, emitiendo ésta energía en forma de radiación infrarroja, la cual es
absorbida por el dióxido de carbono y el vapor de agua que están presentes en la
atmósfera. Como consecuencia de todo este proceso, se produce un aumento de la
temperatura de la atmósfera, lo cual sirve para equilibrar o compensar otros
fenómenos que se dan en el planeta como las precipitaciones, las corrientes
oceánicas, el viento, las variaciones de presión, etc.
Este efecto invernadero no es “malo”, puesto que forma parte de la dinámica natural
de la Tierra y sirve para contrarrestar desequilibrios.
El problema aparece cuando se modifican las concentraciones de los gases
anteriores (dióxido de carbono y vapor de agua) o se introducen determinados gases
en la atmósfera, ya que se produce un aumento de la cantidad de energía absorbida,
y por tanto, un aumento de la temperatura media del planeta.
Estos gases, denominados de forma abreviada GEIs, se generan principalmente
como consecuencia de las actividades industriales, la generación de electricidad y el
transporte y son tales como dióxido de carbono (CO2), monóxido de carbono (CO),
metano (CH4), clorofluorocarbonados e hidrogenocarbonados (CFCs y HFCs),
óxidos de nitrógeno (N2O y NO2), etc. De todos ellos, el protocolo solamente regula
seis, que son dióxido de carbono, metano, óxido de nitroso, hexafluoruro de azufre,
hidrogenofluorocarbona-dos y perfluorocarbonados.
Los efectos del aumento de la concentración de estos gases en la atmósfera ya se han
dejado notar en los últimos años. Desde 1860 los expertos han detectado un
aumento de 0.6 ºC en la temperatura de la superficie terrestre y cada vez existen
evidencias más claras de que este ascenso se hará cada vez más rápido, pudiéndose
alcanzar un incremento de 6 ºC durante el próximo siglo.
Los científicos han predicho graves consecuencias debidas a este cambio climático,
que hará que los climas sean cada vez más extremos (las zonas húmedas serán cada
vez más húmedas, las tormentosas cada vez más tormentosas, etc), modificará los
ciclos hidrológicos y se espera que favorezca la proliferación de algunas
enfermedades, que haga que los incendios forestales, las inundaciones y los
corrimientos de tierra sean cada vez más frecuentes, y otras consecuencias
impredecibles.

MECANISMOS DE CONTROL:
Con el fin de promover el desarrollo sostenible a través del cumplimiento de los
compromisos cuantificados de limitación y reducción de las emisiones, se
establecieron en el Protocolo diferentes mecanismos de control de los que
podían disponer las distintas naciones.
 En primer lugar, las llamadas “Medidas domésticas” o “Medidas nacionales”,
relacionadas con la elaboración de políticas y medidas adecuadas a sus
circunstancias nacionales y destinadas a:
- Fomento de la eficiencia energética y de las reformas en los diferentes
sectores de la economía nacional con el fin de promover reducciones en las
emisiones.
- Promoción de modalidades agrícolas sostenibles en relación al cambio
climático.
- Investigación, promoción, desarrollo y aumento del uso de formas de
energía nuevas y renovables, de tecnologías de secuestro de dióxido de
carbono y tecnologías avanzadas y novedosas que sean ecológicamente
racionales.
- Reducción progresiva o eliminación gradual de los incentivos fiscales, las
exenciones tributarias y las subvenciones que vayan en contra de los
objetivos del acuerdo en cualquiera de los sectores emisores de gases del
efecto invernadero.
- Limitación y/o reducción de las emisiones de gases del efecto invernadero
debidas al transporte.
- Limitación y/o reducción de las emisiones de metano mediante su
recuperación y utilización en la gestión de los desechos, así como en la
producción, el transporte y la distribución de energía.

 Además de las medidas enumeradas anteriormente, según el Protocolo las


naciones pueden beneficiarse de los llamados “Mecanismos Flexibles” y que
están relaciona-dos con la cooperación entre países.
- Comercio de Derechos de Emisión: Teniendo en cuenta los niveles de
referencia del año 1990 y los porcentajes de reducción o incremento
estableci-dos, a cada país le corresponden unos derechos de emisión
determinados expresados en toneladas equivalentes de dióxido de carbono.
Si un país desarrollado presenta unas emisiones que no superan el límite
acordado (este es el caso de los países del Este de Europa y de la antigua
URSS), entonces puede vender lo no emitido, es decir, el derecho de emitir
esa cantidad, para que lo emita otro país desarrollado, con lo que éste último
podrá emitir por encima de los niveles acordados en la cantidad comprada.
Este procedimiento ha suscitado muchas críticas,sobre todo por parte de
los grupos ecologistas, que alegan que la aplicación de estos métodos so-
lo servirá para que los países que más contaminan retrasen aún más la
implantación de medidas que realmente contribuyan a reducir sus emi-
siones.
- Mecanismos de Desarrollo Limpio (CDM): Se trata de proyectos llevados a
cabo por países desarrollados (llamados países donantes) en países en vías de
desarrollo (países huéspedes). En otras palabras, los países desarrollados
pagan para realizar proyectos que se llevan a cabo en países en desarrollo.
El objetivo es que los países menos desarrollados puedan beneficiarse de
nuevas tecnologías para lograr un desarrollo sostenible y el cumplimiento de
los objetivos de la Convención, obteniéndose “Reducciones Certificadas de
Emisiones” que los países donantes puedan utilizar para cumplir sus
compromisos cuantificados de limitación y reducción.
Los proyectos necesitan cumplir tres criterios generales. Por un lado, la
participación de cada parte o país ha de ser voluntaria. En segundo lugar,
han de producirse beneficios reales y que sean mensurables a largo plazo.
Por último, han de dar lugar a reducciones en las emisiones que sean adi-
cionales a las que se producirían en ausencia del proyecto y han de ser su-
pervisados por una junta del mecanismo desarrollo limpio destinada a tal
efecto.
Los CDM pueden resultar atractivos tanto para los países desarrollados,
como para aquellos que están en desarrollo, ya que ambos pueden conse-
guir beneficios de la aplicación de los mismos, pero, al igual que el co-
cio de derechos de emisión, también han sido criticados, ya que pueden
significar, no solo un fracaso en cuanto al objetivo de alcanzar el desarro-
llo limpio, sino que, realmente, podrían contribuir a un incremento de las
emisiones.
- Ejecución Conjunta (JI): También llamada “Aplicación Conjunta”, con-
siste en que cualquier país desarrollado puede desarrollar proyectos en
cualquier otro país desarrollado con el objeto de transferir las unidades de
reducción de las emisiones antropógenas resultantes de dichos proyectos.
Los proyectos ejecutados entre países desarrollados han de sujetarse a una
serie de requisitos establecidos en el acuerdo y que son semejantes a los
de los proyectos de CDM. Básicamente, estas normas consisten en que
las dos naciones han de estar de acuerdo en la ejecución del proyecto y
que han de conseguirse reducciones reales, que sean adicionales a las que
se producirían en ausencia de dichos proyectos gracias a las medidas na-
cionales adoptadas y que permanezcan a largo plazo.

 El tercer y último tipo de mecanismos o medios establecidos en el protocolo para


conseguir el objetivo final es el que hace referencia a los “Sumideros de
carbono”, esto es, a ecosistemas capaces de absorber más dióxido de carbono del
que emiten, de forma que actúan como una trampa de carbono. En la na-turaleza
existen importantes sumideros de carbono como el mar y la vegetación terrestre.
En base a esto, existen dos formas de mantener la concentración de dióxido de
carbono en la atmósfera. La primera consiste en reducir directamente las
emisiones y la segunda en capturar más carbono de la atmósfera y fijarlo en la
biosfera, en concreto en la vegetación.
El cálculo de las emisiones correspondientes a cada país se realiza sustrayendo a
las emisiones absolutas un valor que representa el dióxido de carbono que es
“atrapado” por los sumideros de carbono, de forma que esto supone un incentivo
para que las naciones fomenten las zonas verdes y la agricultura.
Esto podría llevar a pensar que aumentar los sumideros de carbono es tan válido
como reducir las emisiones de gases a la hora de evitar el cambio climático del
planeta siempre que se mantengan los niveles de dióxido de carbono por debajo
de los límites legales (350 partes por millón). Sin embar-go, numerosos expertos
ya han señalado que el ahorro de emisión no se puede equiparar a la captura de
carbono, puesto que existen diferencias sustanciales entre ambos procedimientos.
El ahorro de emisiones correspondientes a la quema de un combustible fósil
supone que el carbono contenido en éste permanezca en forma segura bajo tierra,
sin pasar a la atmósfera. Por el contrario, la captura de carbono (en un bosque
por ejemplo), puede ser fácilmente reversible, es decir, el carbono puede volver a
la atmósfera (por ejemplo, al incendiarse el bosque o al ir degradándose por
efecto del propio cambio climático). Por otro lado, al contrario que el carbono
procedente de los combustibles fósiles, el carbono capturado por un bosque es
bastante difícil de medir con una mínima precisión.

EL CASO DE ESPAÑA:
Según el protocolo, a España se le permitía aumentar en un 15 % sus emisiones
respecto de los valores del año 1990.
España es, paradójicamente, un país poco consumidor de energía al compararse con
muchos de sus socios de la Comunidad Europea, aunque se ha consolidad sin
embargo una imagen exterior de incumplidor del Protocolo y de alejarse
progresivamente de los compromisos que asumió para luchar contra el cambio
climático. Los datos son claros: España supera ya en más de un 40 % las emisiones
de dióxido de carbono respecto a las del año de referencia (1990) y se ha convertido
en el país de la Unión Europea que más se aleja de los compromisos que adquirió.
Muchos expertos ya han puesto de manifiesto que el año de referencia del acuerdo
coincidió con un importante despegue tecnológico e industrial en España y que en
pocos años esas emisiones contaminantes variaron mucho, por lo que España salió
perjudicada en las negociaciones por tener que compararse con países europeos
donde el despegue industrial y tecnológico ya se había producido antes de esa fecha.
Sin embargo, los grupos ecologistas y otros colectivos alegan que las medidas
adoptadas hasta el momento son claramente insuficientes, que no existe ningún plan
serio por parte del gobierno para cumplir con sus compro-misos de reducción y que
es necesaria una mayor inversión para conseguir los objetivos establecidos.
En España, las emisiones de gases expresadas en unidades de dióxido de carbono
equivalente, es decir, considerando los seis gases incluidos en el acuerdo, han
aumentado del orden de un 41% respecto de los valores de 1990. Los sectores
responsables estas emisiones de GEIs en España, y, por tanto, los que más se han de
ver afectados para conseguir alcanzar el objetivo del 15%, son:
 Sector energético y de transporte: Es el mayor responsable del conjunto de
emisiones, puesto que en 2002 representó un 77.73% del total, registrándose un
notable aumento respecto del año 1990.
 Procesos industriales distintos de la combustión: Los más importantes son la
producción de cemento y aquellos que se producen en la industria química y
metalúrgica. Estos procesos representaron en España en 2002 un 7.2% del total.
 Disolventes y otros productos, que representan un porcentaje pequeño pero que
están registrando notables incrementos respecto del año base.
 Agricultura y ganadería.
 Residuos: Generan gases del efecto invernadero los procesos de tratamiento de
aguas residuales, de incineración de residuos, etc. El gas que se emite
mayoritariamente es el metano (CH4).
El cambio climático agrava los procesos de desertificación y erosión, la escasez de
recursos hídricos debida a la deforestación, la sobreexplotación de acuíferos y una
pérdida de biodiversidad en las zonas húmedas y en los bosques. España es uno de
los países europeos más vulnerables al cambio climático, y sufrirá sequías y una
reducción de recursos hídricos, cada vez más incendios forestales, desaparición de
playas, etc, produciéndose como consecuencia perjuicios para el turismo, la
agricultura, la salud y la diversidad biológica. El cambio climático es una realidad
que obliga a adoptar serias medidas y políticas para evitarlo y mitigar sus
consecuencias. Muchos colectivos apuntan que el coste de no actuar será muy
superior al de las inversiones necesarias para reducir las emisiones de gases de
efecto invernadero y prevenir los efectos producidos por los mismos.

MEDIDAS ADOPTADAS:
El objetivo de las medidas adoptadas en España es conseguir bajar el porcentaje de
exceso de emisión respecto de los valores de 1990 desde el valor del 41% actual
hasta el valor del 15% que es el objetivo de Kioto. Para ello, se han puesto en
marcha en los últimos años una serie de proyectos.
 Plan Nacional de Asignación de Derechos de Emisión:
El primer paso fue la aprobación del Plan Nacional de Asignación de Derechos de
Emisión (PNA), que se hizo público en el Real Decreto 1866/2004.
En el PNA se detalló el número total de derechos a asignar, que eran de unos 400
millones de toneladas de CO2 equivalente y la contribución que iban a hacer los
distintos sectores e instalaciones mencionados en el Protocolo, es decir, el
procedimiento de asignación de los derechos.
OBJETIVOS:
Se fijó como objetivo estabilizar durante los años 2005 a 2007 las emisiones de
dióxido de carbono en los niveles medios del periodo 2000–2002 y comenzar un
descenso más acentuado de esas emisiones a partir del año 2008. Según las
previsiones del Gobierno, el Plan debería servir para que en el año 2010 España solo
superase los niveles de 1990 en un 24%.
ASIGNACIÓN POR SECTORES:
Los sectores que se mencionan en el Protocolo, y que, por tanto, tenían que
participar obligatoriamente en este Plan Nacional son los principales productores de
gases del efecto invernadero: las centrales eléctricas de combustibles fósiles, las
refinerías, las coquerías y las instalaciones de combustión de más de 20 MW, el
sector del cemento, de la cerámica y del vidrio, la siderurgia y el sector del papel y
cartón y el de la pulpa de papel.
Estos sectores supondrían entre 2005 y 2007, según el Plan de Asignación, más de
un 40% de las emisiones totales, de forma que a los mismos se les asignarían
aproximadamente 160 millones de toneladas equivalentes de dióxido de carbono,
de las cuales al sector eléctrico le corresponderían unos 88 millones, al sector
industrial y del transporte unos 70 millones de toneladas y el resto al sector de la
cogeneración.
ASIGNACIÓN PARA INSTALACIONES:
Para la asignación de derechos de emisión para instalaciones concretas, el Plan
establece unas normas básicas. Los titulares deberán presentar las solicitudes
correspondientes al Ministerio de Medio Ambiente con el fin de conseguir las
autorizaciones de emisión de gases del efecto invernadero. Junto con cada solicitud
tendrá que presentarse la documentación adecuada, entre la que se incluirá la
acreditación de ser titular de la instalación, los datos de la instalación referidos a los
tres años inmediatamente anteriores a la presentación de la solicitud y donde se
detallen emisiones y consumos, y estimaciones acerca de la evolución de la
producción y de los consumos de combustibles y materias primas para el periodo de
vigencia del Plan.
La resolución de la adjudicación de derechos corresponde al Consejo de Ministros,
donde se determinará la cantidad asignada a cada instalación. Los derechos
asignados quedarán registrados en el Registro Nacional de Derechos de Emisión.
En cuanto a los sectores no mencionados en el Protocolo, a los cuales les
corresponden aproximadamente unos 240 millones de toneladas equivalentes, las
medidas concretas aparecen en el Plan de Ahorro y Eficiencia Energética.

 Estrategia de Ahorro y Eficiencia Energética:


La Estrategia de Ahorro y Eficiencia Energética se aprobó en noviembre de 2003 y
supone un plan para los años 2004 a 2012.
RAZONES Y OBJETIVOS:
La Estrategia resultaba necesaria debido a varias razones. En primer lugar, resultaba
muy importante la implantación de medidas que garantizaran el suministro
eléctrico, debido a la alta dependencia energética del exterior, que en España es del
orden de un 75% frente al 50% del resto de los países europeos, y que hace que
nuestro país sea más vulnerable a los incrementos de los precios y a las situaciones
de escasez de la oferta, especialmente en el caso del petróleo. En segundo lugar, la
mejora de la competitividad por la vía de la utilización más eficiente de los recursos
energéticos, ya que ésta contribuirá a conseguir ganancias de productividad en los
distintos sectores económicos y a la convergencia real con los países más avanzados
de Europa. En tercer y último lugar, la razón que más interesa desde el punto de
vista del asunto que se está tratando, y que se refiere a la necesidad de una mejora de
la protección medioambiental, definiendo una política energética que contribuyera
al desarrollo sostenible y redujera los impactos medioambientales derivados de la
obtención, transformación y consumo de energía.
La implantación de estas medidas en España tiene otras consecuencias positivas para
el país, relacionadas con la promoción del crecimiento económico, el fomento del
empleo, la compatibilización del uso de la energía y del cuidado del medio ambiente
y, en general, la modernización gracias a la implantación de nuevas tecnologías.

INVERSIÓN NECESARIA:
Se prevé que la inversión inicial necesaria para llevar a cabo el proyecto, que viene a
ser de unos 26100 millones de euros, pueda ser cubierta en unos cinco años
gracias únicamente a los ahorros energéticos, a lo que hay que añadir las emisiones
evitadas, con sus consecuentes beneficios ecológicos y también económicos, ya que
se estima que supondrán unos 190 millones de toneladas de dióxido de carbono, o en
términos económicos (según el precio previsto de la tonelada de dióxido de carbono
equivalente comprada a otros países), un ahorro de unos 3000-4000 millones de
euros.
MEDIDAS EN LOS DISTINTOS SECTORES:
Para poder conseguir todos los objetivos anteriores, se han previsto una serie de
medidas en los distintos sectores.
La mejora de la eficiencia energética en los sectores de consumo final tiene una
importancia doble: en primer lugar, por la propia reducción de consumos que
comporta y, en segundo lugar, porque la menor demanda de energía en estos
sectores supone menores necesidades de procesamiento de materias primas
energéticas por los sectores transformadores e inferiores requerimientos de
transporte y distribución de energía, fases en las que se produce un volumen
importante de consumo y pérdidas energéticas, especialmente, en lo que se refiere a
la electricidad.
♦ SECTOR INDUSTRIAL, que incluye actividades extractivas no energéticas,
alimentación, bebidas y tabaco, textil, cuero y calzado, pasta, papel e impresión,
química, minerales no metálicos, siderurgia y fundición, metalurgia no férrea,
transformados metálicos, equipos de transporte y construcción. Es,
proporcionalmente, el sector que presenta objetivos más reducidos debido a los
altos costes económicos derivados de la introducción de reformas.
Las medidas a implantar dentro este sector son las siguientes:
* Inversión en tecnologías horizontales o multisector, es decir, tecnologías que
no son específicas de este sector sino que pueden aplicarse a otros y que
comprenden medidas como el aislamiento térmico o la monitorización y control
de los procesos.
* Medidas en tecnologías de proceso o sectoriales, es decir, aquellas que son
específicas del proceso, técnicas, tales como la mejora de la molienda en el
sector del cemento o la utilización de quemadores de alta velocidad en hornos
del sector cerámico.
* Medidas en nuevos procesos o técnicas tales como la ultrafiltración en la
industria láctea.
♦ SECTOR TRANSPORTE, que incluye el transporte por carretera, ferrocarril,
marítimo y aéreo. El sector de transporte por carretera es el mayoritario y es éste
el que presenta mayores objetivos de ahorro.
Las medidas a implantar dentro este sector son las siguientes:
* Medidas para un cambio modal hacia modos más eficientes, es decir, aquellas
tales como el fomento del transporte público, el aumento del transporte de
mercancías por ferrocarril y la creación de planes de transporte y de movilidad
para empresas y municipios.
* Medidas para un uso más eficiente de los medios de transporte, mediante la
implantación de la conducción eficiente, el fomento de un uso más eficiente del
transporte de mercancías por carretera y medidas para una mejor utilización de
todos los medios de transporte en general.
* Medidas para la mejora de la eficiencia energética de los vehículos, destinadas
a favorecer la adquisición de vehículos más eficientes por parte de los usuarios y
a hacer cumplir las normas de la Comunidad Europea a los fabricantes de coches.
* Medidas destinadas a la introducción de nuevas energías como los
biocarburantes, el gas natural y el hidrógeno.
♦ SECTOR EDIFICACIÓN, que incluye tanto los edificios nuevos como los viejos.
Para los edificios ya existentes, las medidas se dirigen hacia la revisión de los
sistemas de calefacción y de las instalaciones eléctricas.
En los edificios de nueva construcción, las medidas a aplicar están sobre todo
encaminadas hacia la implantación de sistemas, tanto de iluminación como de
calefacción, de mayor eficiencia, y a la construcción de edificios bajo principios
como la optimización de la orientación y el aislamiento.
♦ EQUIPAMIENTO RESIDENCIAL Y OFIMÁTICA, dentro del cual las medidas a
adoptar van orientadas a:
* Promocionar la compra de electrodomésticos más eficientes.
* Realizar campañas orientadas a la compra responsable y al uso responsable.
♦ SERVICIOS PÚBLICOS, con medidas tales como:
* La sustitución del alumbrado público lámparas más eficientes y de sistemas
automáticos que se encarguen de regular el alumbrado.
* La mejora de los métodos de abastecimiento, potabilización y depuración de
agua, mediante la instalación de sistemas de regulación electrónica de motores.
♦ AGRICULTURA, donde las perspectivas de ahorro son limitadas debido al
crecimiento de las superficies de regadío aunque se proponen medidas tales
como:
* La modernización de las flotas agrícolas.
* La implantación de sistemas de riego localizado en lugar del riesgo por
aspersión y mejora tecnológica de dichos sistemas.
* La gestión automática de los invernaderos y aplicación de tecnologías
renovables.
♦ SECTOR DE GENERACIÓN DE LA ENERGÍA ELÉCTRICA, donde, de forma
semejante al sector industrial, se incluyen medidas derivadas de la aplicación
tanto de tecnologías horizontales o multisectoriales, como de tecnologías en
procesos productivos o sectoriales y de la implantación de nuevos procesos.
* Entre las medidas horizontales destacan los sistemas de control de combustión.
* En los procesos se proponen las mejoras en los ciclos termodinámicos, la
optimización de los grandes equipos y la utilización de nuevas turbinas
hidraúlicas.
* Las novedades en cuanto procesos se basan principalmente en el desarrollo de
las técnicas de cogeneración, esto es, de producción de calor y energía en un solo
proceso.
♦ SECTOR DE TRANSFORMACIÓN DE LA ENERGÍA ELÉCTRICA, donde se
proponen medidas horizontales como el uso de las redes de vapor, la
recuperación de aguas de refrigeración y la sustitución de calderas de vapor.
A la luz de lo expuesto con anterioridad se puede observar como el cumplimiento
del Protocolo de Kioto lleva consigo de forma indirecta una serie de consecuencias
sociales y económicas muy importantes para el país. Conseguir los objetivos de
Kioto para el año 2010 implica la implantación de una serie de medidas en
prácticamente todos los sectores de la economía que contribuirán a un progreso
tecnológico y económico.

Repercusión de la Estrategia de Ahorro y Eficiencia Energética sobre la indus-tria


química:
La industria química española es la segunda mayor de la Unión Europea, que
mantiene el liderazgo mundial de esta actividad, por delante incluso de EEUU y
Japón.
Este sector, con una componente tecnológica en continua evolución, ha realizado
planes para promover la inversión y la aplicación de tecnologías para mejorar la
eficiencia energética y lograr una reducción en los impactos ambientales que
produce. Las inversiones del sector químico español rozaron los 2.000 millones de
euros en el año 2000.
Hay que reseñar que en el sector de la industria química el empleo de combustibles
fósiles es muy importante, del orden del 60%, sobre todo en el tratamiento de
productos petrolíferos, además del propio consumo indirecto por el uso de la energía
eléctrica, que en España es mayoritariamente generada por la quema de
combustibles fósiles.
En el Plan de Ahorro y Eficiencia Energética aparece una sección referida
exclusivamente a esta industria, donde se plantean medidas específicas para este
subsector.
Dichas medidas se refieren, tanto a la aplicación de tecnologías horizontales o
multisectoriales, como de tecnologías de proceso, que contribuirán, sin lugar a
dudas, a conseguir una industria más moderna y eficiente.
♦ Medidas horizontales o multisectoriales: Pretenden mejorar los servicios
auxiliares del proceso, entre los que se incluyen la generación de vapor, el aire
comprimido, la calefacción y la refrigeración, la iluminación y el mante-
nimiento.
Uno de los puntos clave consiste en la mejora de las calderas, haciendo que
las combustiones sean más eficientes e introduciendo sistemas que permitan
capturar parte de los gases contaminantes antes de ser emitidos a la atmósfe-
ra.
También resultan interesantes las medidas referidas a la sustitución de pro-
ductos petrolíferos (fuelóleo y coque) por gas natural, proceso mediante el
cual se experimentaría una notable reducción de las emisiones de dióxido de
carbono y de otros contaminantes y una mejora significativa en el rendimien-
to del proceso de combustión.
♦ Medidas en proceso: Se trata de medidas encaminadas a conseguir mejorar los
procesos y de optimizarlos hasta conseguir las mejores condiciones que lleven a
un ahorro sumado a una reducción de los impactos ambientales. Estas medidas
afectarían principalmente a los procesos de catálisis, a las destilaciones y a la
industria de producción y a la producción y el tratamiento del benceno.

 Comercio de derechos de emisión:


Otro de los mecanismos contemplados por el gobierno español para lograr los
objetivos de Kioto se basa en la aplicación de uno de los “Mecanismos de
flexibilidad” que aparecen en dicho acuerdo: el comercio de derechos de emisión.
Haciendo uso de este mecanismo, el gobierno prevé que el 24% de incremento de
emisiones respecto de las emisiones del año base pueda reducirse hasta un 17% para
el año 2010, porcentaje que solo superaría en un 2% al objetivo perseguido. Dicho
porcentaje de reducción se espera que pueda ser cubierto gracias a una política
adicional a todas las anteriores y que está destinada al fomento de los “Sumideros de
carbono”, mediante la implantación medidas destinadas a evitar la deforestación y
los incendios, y promover las zonas verdes y al reforestación.
La Ley 1/2005 que regula el Comercio de Derechos de Emisión en España es de
muy reciente creación, ya que fue aprobada el 9 de marzo del presente año.
Esta ley se plantea como un mecanismo complementario al esfuerzo de reducción de
emisiones mediante las medidas y políticas internas.
Los derechos de emisión asignados a las distintas instalaciones tienen un carácter
transferible y cualquier transmisión o entrega deberá ser objeto de inscripción en el
Registro Nacional de Derechos de Emisión.
La Legislación establece que el comercio de Derechos de Emisión puede llevarse a
cabo entre las personas físicas y/o jurídicas de la Unión Europea o entre las
anteriores y las personas físicas o jurídicas de otras naciones del mundo previo
reconocimiento mutuo de dichos derechos por parte de ambos países.
Dado que se trata de una ley muy reciente, todavía no se conocen medidas más
específicas acerca de los países con los que negociará España para comprar los
derechos de emisión que necesita. Se sabe que han iniciado entendimientos con
Uruguay y que tiene intenciones de negociar con México, Panamá y Argentina, con
los que pretende comprometerse a la realización de proyectos según el Mecanismo
de Desarrollo Limpio.

 Plan de Fomento de las Energías Renovables en España:


El diseño de las actuaciones destinadas al fomento del empleo de las energías
renovables para la generación eléctrica y térmica queda recogido en el “Plan de
Fomento de las Energías Renovables”.
RAZONES Y OBJETIVOS:
Al igual que lo que sucede con la “Estrategia de Ahorro y Eficiencia Energética”, el
planteamiento de este plan no solo implica poder conseguir un mayor respeto al
medio ambiente, sino que, conjuntamente, existen otros objetivos que pueden ser
alcanzados con la ejecución del mismo. Los objetivos o razones que motivan la
elaboración de dicho Plan se exponen al principio del texto y están estruc-turados en
tres grandes grupos que son los que aparecen a continuación:
- El primero de ellos se refiere a las obligaciones que impone el funciona-miento
eficaz del Mercado Interior de la Energía y que se desarrolla sobre el objetivo
fundamental de garantizar el suministro respetando el medio ambiente. El
cumplimiento de los objetivos de garantizar la seguridad de suministro y de
diversificar las fuentes de energía requiere un mayor desarrollo de las fuentes de
energías renovables que, por su carácter autóctono, contribuyen a reducir las
altas tasas de dependencia energética de nuestro país. Asimismo, la
liberalización de los mercados energéticos y en especial, de la electricidad, ha
obligado a definir un marco normativo que favorezca el desarrollo de las
energías renovables, que gozan de especiales garantías para su acceso a las redes.
- La segunda de las categorías bajo las que se han agrupado las razones que
obligan a diseñar el Plan, se corresponde con la problemática medioambienal.
La necesaria contención del crecimiento de las emisiones de gases de efecto
invernadero establecida por el Protocolo de Kioto requiere una mayor utilización
de las energías renovables a fin de reducir las actuales emisiones de dióxido de
carbono y de otros gases que se generan principalmente debido a la quema de
combustibles fósiles para la obtención de energía eléctrica. Paralelamente, esta
mayor utilización contribuye eficazmente a reducir las emisiones de otros
compuestos contaminantes que acidifican el medio (los que provocan los
problemas de lluvia ácida).
- El tercero de los grupos se refiere a los impactos positivos que pueden ser
inducidos en el sistema económico como consecuencia de la promoción y de la
mayor penetración de las energías renovables, especialmente sobre el empleo y
el crecimiento del sector industrial.
El segundo de los grupos es el que interesa desde el punto de vista del asunto que se
está tratando, aunque, de nuevo, se ha podido observar la estrecha relación entre el
cuidado del medio ambiente y la sociedad y la economía.
La multiplicidad de procesos que están presentes en las actividades de captación,
transformación y uso de la energía tiene una incidencia muy significativa sobre el
medio ambiente. Junto al propio efecto de agotamiento de los recursos no
renovables del planeta, de compleja evaluación, el abanico de impactos resulta
amplio y diverso.
Las denominadas tecnologías renovables representan, en general y por su propia
naturaleza, una opción muy ventajosa y claramente favorable en relación a las
tecnologías convencionales. Además, las fuentes renovables o primarias repre-
sentan un recurso inagotable.
En el Plan se estima que el ahorro de emisiones derivado de la ejecución del mismo
estará situado entre los 19.5 y 41.5 millones de toneladas de dióxido de carbono
equivalente.
No obstante, también hay que destacar esos cambios en la sociedad y en la economía
inducidos por esta política.
La eficiencia energética es importante para poder acabar con el problema de la
dependencia energética exterior que, no sólo genera inseguridad, sino que tiene
graves consecuencias económicas, principalmente debido a las oscilaciones en el
precio del barril de petróleo.
Se ha previsto que con el Plan, en el año 2010 las energías renovables supongan un
12% de la producción de energía eléctrica total de España. Se estima registrar un
incremento durante el periodo de 1998 a 2010 de unos 10500 MW en la potencia
instalada debida a las energías renovables.
Además del impacto favorable desde el punto de vista medioambiental y de la
seguridad de suministros, no hay que olvidar que la implantación de los sistemas de
energías renovables lleva consigo intensas tareas de investigación y desarrollo para
conseguir cada vez sistemas mejores. En este sentido, ser líder en algunas
tecnologías renovables permite alcanzar una posición de liderazgo en el mercado
internacional, con la consecuente creación de empleo, de nuevas empresas y la
introducción de nuevos sectores industriales.
El despliegue de las fuentes de energía renovables puede ser una característica clave
en el desarrollo regional, con el objetivo de lograr una mayor cohesión social y
económica. Los fondos invertidos a escala regional en el desarrollo de las fuentes
de energía renovables pueden contribuir a elevar los niveles de vida y de renta de las
regiones menos favorecidas.
En cuanto a la generación neta de empleo, debe tenerse en cuenta no sólo el empleo
directo creado en las actividades de fabricación, construcción y operación de las
instalaciones, sino también el empleo indirecto originado por las mismas. En
España, se estima que la aplicación del Plan de Fomento de las Energías renovables
llevará a la creación de unos 45000 puestos de trabajo en el año 2010, y esta
cantidad se elevará hasta casi el doble, en concreto unos 85000 puestos, en el año
2020, estando estas cantidades referidas a los puestos existentes en el año 1995.
Estudios muy optimistas estiman que incluso podrían alcanzarse, de cumplirse el
Plan, los 200000 puestos de trabajo creados para el periodo de 1995 a 2010.
ENERGÍAS RENOVABLES CONTEMPLADAS POR EL PLAN:
Además de las mejoras en el aprovechamiento de las fuentes de energía renovables
tradicionales, como la eólica, la solar y la hidroeléctrica y del fomento de la
implantación y del desarrollo de otras de reciente explotación, como la biomasa, el
biogás y los biocarburantes, el Plan también contempla la investigación de otras
tecnologías todavía en vías de experimentación o demostración de su viabilidad
económica, como la energía de las olas, de las mareas y de rocas calientes y secas.
De las fuentes renovables convencionales, en la que menos hincapié pone el Plan es
en la energía hidroeléctrica. Las centrales hidroeléctricas en sí mismas no son
contaminantes; sin embargo, su construcción produce numerosas alteraciones del
territorio y de la fauna y la flora, ya que dificultan la migración de los peces, la
navegación fluvial y el transporte de los elementos nutrientes aguas abajo. También
provoca una disminución del caudal del río, modifica el nivel de las capas freáticas,
la composición del agua embalsada y el microclima, y origina el sumergimiento de
las tierras cultivables y el desplazamiento forzado de los habitantes de las zonas que
quedan inundadas. En la mayoría de los casos esla forma más barata de producir
electricidad, aunque los costes ambientales todavía no han sido considerados de una
forma seria.
Una de las energías renovables que más futuro tiene en España es la solar
fotovoltáica. El potencial de la energía fotovoltáica es inmenso debido a la elevada
radiación solar diaria por unidad de superficie en nuestro país, muy superior a la de
otras naciones.
FINANCIACIÓN E INCENTIVOS:
Para hacerse cumplir, el Plan consta de una serie de medidas que están destinadas a
mejorar la rentabilidad de los proyectos, de forma que resulten interesantes
económicamente para el inversor.
Desde el punto de vista de la financiación del Plan, se han contemplado diferentes
medidas de apoyo que se pueden agrupar en tres grandes grupos: subvenciones,
incentivos fiscales y primas al precio del kWh producido.
• Subvenciones: Históricamente las energías renovables han estado apoyadas por
diversas líneas de ayudas públicas, básicamente por subvenciones a la inversión
en proyectos de explotación. Sin embargo, las acciones del Plan pretenden
conseguir un gran cambio en cuanto a la cuantía de las subvenciones y a una
mejor distribución de las mismas, teniendo en cuenta las necesidades y
características propias de cada uno de los sectores. Por ejemplo, la madurez del
sector eólico ha provocado una disminución drástica en las ayudas previstas para
dicho sector, mientras que la urgencia de las conexiones a la red del sector
fotovoltáico ha hecho que en el Plan se contemplen ayudas muy importantes para
su promoción.
• Incentivos fiscales: La concesión de incentivos fiscales está basada en dos
factores, que son: la innovación tecnológica y el efecto sobre el medio ambiente.
Los incentivos fiscales consisten básicamente en las deducciones sobre el
impuesto de sociedades que se aplican a proyectos limpios e innovadores del
sector de las tecnologías renovables.
• Primas al precio del kWh producido: Las instalaciones que permitan un mejor
aprovechamiento de los recursos renovables pueden obtener primas por los kWh
de electricidad que produzcan.
Los fondos necesarios para la puesta en marcha del Plan tienen procedencia tanto
nacional como europea. Se ha previsto que la inversión durante el periodo de 1999 a
2006 por parte del gobierno español sea unos 76000 millones de pesetas y a esta
cantidad se le añadirían unos 204000 millones de pesetas procedentes de los fondos
de la Unión Europea, lo cual supondría unos 280000 millones de pesetas destinados
a la ejecución del Plan de Fomento de Energías Renovables para dicho periodo.

RESUMEN Y CONCLUSIONES:
Desde que el hombre apareció en el planeta Tierra, no ha parado de influir sobre el
mismo. Los efectos negativos de las actividades antropogénicas no han parado de
agravarse en los últimos años debido a la sobreexplotación de los recursos y a la
generación de residuos.
Los científicos ya llevaban un tiempo alertando de las posibles consecuencias que
estas actividades producirían sobre el planeta, pero no fue hasta 1988 cuando se
pusieron en común intereses de científicos y políticos.
A partir de entonces, se sucedieron una serie de Conferencias y Cumbres destinadas
a la resolución de los problemas del medio ambiente.
En el año 1990, España emitía a la atmósfera unos 290 millones de toneladas de
dióxido de carbono equivalente, procedente principalmente de los sectores de
producción de energía, del transporte y de las actividades en las industrias.
En el año 1997, los representantes de algunos de los países más desarrollados del
mundo se reunieron en la ciudad de Kioto (Japón) para celebrar una conferencia en
la que se inició el camino hacia la creación de una ley donde se contemplaran
objetivos y medidas concretas, con unos vínculos mas “serios” por parte de los
países.
El objetivo era conseguir una reducción de un 5.2% en las emisiones globales del
planeta, aunque a cada país le correspondía un porcentaje concreto.
Debido a las circunstancias de España, en el acuerdo se estableció que le sería
permitido aumentar como máximo un 15% sus emisiones respecto de los valores del
año 1990, lo cual suponía que, en dicho año, las emisiones no superaran los 330
millones de toneladas de dióxido de carbono equivalente.
Pero en el 2002 España presentaba ya unas emisiones que superaban en un 41% los
valores del año de referencia y sus emisiones alcanzaban los 400 millones de
toneladas.

¿Qué medidas han sido puestas en marcha por España?


Se ha puesto en marcha un Plan de Asignación de Derechos de Emisión que tiene
como objeto distribuir los derechos que tiene España para emitir, esto es, las
toneladas que puede verter a la atmósfera, entre las distintas instalaciones, con el
objetivo de incentivar las reformas de las mismas para que reduzcan las emisiones.
Con estas iniciativas, el gobierno prevé que en 2010 sólo se supere en un 24% los
valores del año base.
Para posibilitar el cumplimiento de estos objetivos, se han puesto en marcha también
la “Estrategia de Ahorro y Eficiencia Energética” y el “Plan de Fomento de las
Energías Renovables”, que tienen entre sus objetivos la reducción de la producción
de energía eléctrica a través de los combustibles fósiles, con la consecuente
reducción de las emisiones de GEIs.
Para lograr reducir el 9% restante, se ha previsto la compra de derechos de emisión a
países latinoaméricanos, lo cual implicaría una reducción de un 7%, y una serie de
medidas para evitar la deforestación y fomentar las zonas verdes, que completarían
el 2% restante.

¿Qué supone para España?

Cuesta más no cumplir que cumplir.


En el caso hipotético de cumplimiento al 100% por reducciones domésticas –sin
acudir a los mecanismos de flexibilidad- previamente se tendría que haber producido
una gran transformación tecnológica del aparato productivo y de los servicios
energéticos y del transporte de notable transcendencia que mejoraría la
competitividad del sistema. El coste de todo ello sería más bien una inversión de
futuro.
Por ello es más propio hablar de costes del incumplimiento o de los mecanismos de
flexibilidad.
El cumplimiento del Protocolo de Kioto supone una serie de medidas, que llevan
consigo consecuencias tanto positivas como negativas.
Es evidente que cumplir con un compromiso de estas características hace necesario
un alto desembolso económico. La compra de derechos de emisión a otros países,
los incentivos y subvenciones para el fomento de instalaciones de energías
renovables y las campañas para promover zonas verdes cuestan dinero.
Si un país no cumple el Protocolo de Kioto las partes del Convenio han establecido
unas sanciones que no son económicas, pero se impone una multa equivalente al
30% del exceso emitido, que se deducirá de la cantidad asignada en el siguiente
periodo de compromiso, suspende la posibilidad de comprar derechos de emisión y
obliga a realizar un plan de acción de cumplimiento. La Unión Europea sí contempla
sanciones derivadas de la Directiva de comercio de emisiones y obligaciones
económicas de compra de derechos de emisión para las empresas y países que
emitan por encima de los compromisos adquiridos en el marco de la “burbuja
europea”.
Como las sanciones europeas no pueden ser más elevadas que el coste de los
mecanismos de flexibilidad, lo normal es que las empresas acudan a tales
mecanismos. Habría que calcular entonces el coste de los mecanismos (comercio de
emisiones, implementación conjunta y mecanismo de desarrollo limpio) y en
relación con ello existen dos escenarios:

1. El del Plan Nacional de Asignación.

Conocemos ya dos costes:

1 a) El que tendrán que pagar por la compra de derechos de emisión los sectores
incluidos en la Directiva en el período 2005-2007 si no se adaptan reduciendo
sus emisiones, que es la diferencia entre las peticiones que han realizados y las
asignaciones que se les ha establecido por una cantidad estimada, en principio,
en 10 euros la tonelada de CO2. En el caso de que se adapten el coste sería
siempre menor.

Para el período 2008-2012 el coste dependerá de la nueva asignación que se


produzca y de cómo se hayan adaptado los sectores industriales durante el primer
período y de la evolución en cuanto a sus emisiones de los llamados sectores
difusos.

1 b) El coste de los proyectos del mecanismo de desarrollo limpio (MDL). Para


este mecanismo se contempla en el Plan Nacional de Asignación un 7% de la
reducción de emisiones. Serían 100 millones de toneladas de CO2 para el total
del período de 2008-2012, es decir 20 mill. Tn/año. En este terreno no existe
experiencia suficiente para hacer un cálculo de los posibles costes, pero es de
suponer que estará por debajo del precio del comercio de emisiones.

En cualquier caso hay que considerar a los MDL como una inversión, con su
correspondiente retorno y período de amortización.

2. El de desbordamiento del Plan Nacional de Asignación.

Con el escenario previsto, en el periodo 2005-2007 los sectores españoles afectados


por la Directiva comunitaria podrían tener que gastar unos 80 millones de euros
anuales en la compra de derechos de emisión. Y en el periodo 2008-2012, España
debería comprar cada año derechos por 113 millones de toneladas de CO2
equivalente, que podrían costar unos 1.243 millones de euros para un precio
estimado de 11 euros por tonelada, aunque ahora el precio de la tonelada de CO2
está en unos 6 euros.
Diversas entidades empresariales presentaron datos sobre los costes muy superiores
a estos, sin base suficiente, para generar alarmismo sobre las consecuencias de la
aplicación del Protocolo y forzar su revisión. Tal planteamiento no es realista, pues
la Unión Europea no tiene intención alguna de revisarlo, ya que son varios los países
que han hecho ya considerables esfuerzos y se encuentran en una posición de
ventaja que no están dispuestos a perder. Más bien al contrario, algunos de ellos
anunciaron en la COP 9 en Milán que, más allá de Kioto, ya estaban preparándose
para un segundo período de reducciones: el Reino Unido planea reducir un 60% sus
emisiones para 2050 y Alemania se compromete a reducirlas en un 40% y propone a
la UE que lo haga en un 30%.
A diferencia de los sectores empresariales de otros países europeos que llevan
tiempo haciendo los deberes, para afrontar la Directiva en mejores condiciones, las
organizaciones empresariales españolas han despreciado en el pasado la agenda del
cambio climático. Ahora, en vez de recuperar el tiempo perdido y emprender las
medidas oportunas, se dedican a generar un estéril alarmismo reiterando que las
empresas de los sectores afectados por la Directiva perderán competitividad y
empleo, e incluso podrían desaparecer. Eso sólo sucederá si siguen despreciando sus
obligaciones en la materia.
Así pues, lo razonable no es seguir sin hacer nada y lanzar campañas alarmistas
sobre los costes de Kioto, que a nada conducen, sino poner los medios, las políticas
y los presupuestos para cumplir el Protocolo de Kioto, lo que significa promover las
energías renovables, la eficiencia energética y el transporte colectivo. Esa es una
estrategia win-win (ganar-ganar) o doble dividendo, porque es buena en términos
ambientales (menos emisiones), tecnológicos (innovación), económicos (mayor
competitividad, menor déficit comercial, menos compra de derechos) y sociales
(más empleo).

Respecto a las medidas adoptadas, éstas están centradas en la reducción del CO2.
Realmente poco se han considerado medidas para evitar la emisión del resto de los
gases, sobre todo los fluorocarbonados.
Sin embargo, a tenor de los expuesto, son evidentes las consecuencias positivas a
nivel social, económico y medioambiental.
La reforma del sector energético reducirá la dependencia energética del exterior, con
lo que la economía española no estará tan sujeta a las oscilaciones del precio del
petróleo, y, además, provocará un desarrollo tecnológico importante.
Las repercusiones derivadas de lo anterior en cuanto a empleo y calidad de vida
serán claramente positivas.
Propuestas

Lejos de constituir una amenaza social el cumplimiento del Protocolo de Kioto es


una excelente oportunidad para crear empleo de calidad, promover la innovación
tecnológica, mejorar la competitividad, reducir la dependencia energética y avanzar
hacia la equidad y la sostenibilidad.
Es posible y necesario mantener el empleo y la producción de carbón nacional,
cumpliendo Kioto con la sustitución del carbón de importación por eólica,
cogeneración y otras renovables, programas de gestión de demanda y un aumento de
la eficiencia energética. El Plan Nacional de Asignación es coherente con las
obligaciones que supone el Protocolo de Kioto, un 15% de aumento máximo.
El Gobierno debe aumentar las inversiones públicas del Estado en eficiencia
energética a 1.000 millones anuales de euros, frente a los 200 actuales de la
Estrategia de Ahorro y Eficiencia Energética 2004-2012. Igualmente, hay que
aumentar las inversiones públicas en energías renovables a 200 millones anuales de
euros, frente a los 41 millones que en teoría asigna el Plan de Fomento de las
Energías Renovables. También consideramos necesario que el Gobierno mejore el
esquema retributivo del Régimen Especial y obligue por ley a que las empresas
eléctricas destinen anualmente 250 millones de euros a programas de gestión de
demanda (apenas un 1,5% de su facturación anual).
Para reducir las emisiones es necesario un marco jurídico estable y primas
suficientes a la electricidad en el llamado Régimen Especial procedente de la
cogeneración y de las diferentes fuentes renovables, como revindica el sector. Las
diversas administraciones deben establecer planes claros para reducir las emisiones,
incluyendo instrumentos fiscales, incentivos a las renovables y a la eficiencia, y los
presupuestos suficientes para llevarlos a cabo.
La reducción de la producción de residuos, el reciclaje, el abandono de la
incineración, el aprovechamiento de la materia orgánica para producir compost y el
aprovechamiento del metano, son algunas de las medidas de una política de residuos
adaptada al cambio climático.
El Gobierno español no contempla ninguna política encaminada a traspasar
mercancías de la carretera a otros modos más eficientes energéticamente como el
ferrocarril. El ferrocarril debería elevar su participación, hasta alcanzar el 30% del
tráfico de mercancías y el 25% de viajeros antes del año 2010.
La política territorial y municipal debe ir encaminada a reducir la demanda,
promoviendo la ciudad mediterránea densa, compacta y con mezcla de actividades,
con barrios donde viviendas, trabajo y servicios estén próximos en el espacio,
aminorando la segregación espacial y social de las ciudades que induce aumentos en
las necesidades del transporte, y limitando el crecimiento de las grandes áreas
metropolitanas.
Propuesta de inversiones públicas anuales 2004-2012 en millones de euros

Previsiones del gobierno Propuesta


Ahorro y eficiencia energética 20 1.000
0
Plan de Fomento de las Energías Renovables 41 200

Gestión de demanda (1) — 250

(1) Las empresas eléctricas deberían destinar anualmente 250 millones de euros a
programas de gestión de demanda, procedentes de sus ingresos.

Emisiones directas de CO2 de origen energético (millones de toneladas)

1990 2012 / EAEE 2012 / CC.OO.


Industria 49 67 56
Transporte 60 119 95
Usos diversos 24 47 34
Total consumo final 133 233 185
Sectores transformadores 74 95 68
Total CO2 de origen energético 207 328 253

Índice 100 158 122

Con esta propuesta las emisiones directas de CO2 de origen energético limitarían su
aumento un 22%, frente al 58% del escenario actual, lo que supone ahorrar 75
millones de toneladas anuales adicionales de CO2, que costarían anualmente entre
825 y 2.400 millones de euros en derechos de emisión (para un precio de entre 11 y
32 euros por tonelada respectivamente).
Sobre el 7% restante, porcentaje en el que según el escenario propuesto se supera el
límite de Kioto, se puede y se deben realizar dos tipos de actuaciones:
1 • Reducir las emisiones de los otros 5 gases de invernadero: CH4, N2O, carburos
perfluorados (PFC), carburos hidrofluorados (HFC) y hexafluoruro de azufre)
SF6.
2 • Acudir a los mecanismos de flexibilidad, en particular al Mecanismo de
Desarrollo Limpio, realizando inversiones en energías renovables y en eficiencia
energética en los países en desarrollo, muy especialmente en Latinoamérica.

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