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Nombre: Miguel Orrala Borbor

La Batalla de Pichincha ocurrió el 24


de mayo de 1822 en las faldas
del volcán Pichincha, a más de 3.000
metros sobre el nivel del mar, cerca de
la ciudad de Quito en el Ecuador actual.

El encuentro, que ocurrió en el contexto


de las Guerras de Independencia
Hispanoamericana, enfrentó al ejército
independentista bajo el mando del
general venezolano Antonio José de Sucre y al ejército realista comandado por el generalMelchor
de Aymerich. La derrota de las fuerzas españolas condujo a la liberación de Quito y aseguró la
independencia de las provincias que pertenecían a la Real Audiencia de Quito, también conocida
como la Presidencia de Quito, la jurisdicción administrativa colonial española de la que finalmente
emergió la República del Ecuador.

Cuando amaneció, sin que Sucre lo supiera, los centinelas posicionados cerca de Quito avistaron a
las tropas patriotas ascendiendo por las laderas del Pichincha. Aymerich, entonces consciente de la
intención de Sucre de flanquearlo por medio del ascenso al volcán, ordenó a su ejército de 1.894
hombres ascender la montaña lo más pronto posible, para enfrentar ahí a Sucre. Al haberse
encontrado en un campo de batalla tan improbable, los dos comandantes no tuvieron otra opción
más que enviar gradualmente sus tropas a la batalla. Existía poco espacio para maniobrar en las
empinadas laderas del Pichincha, entre profundos barrancos y densos matorrales.

Los hombres del Paya, tras recuperarse de la conmoción inicial, se reposicionaron bajo el fuego
enemigo, esperando la llegada del batallón Trujillo. El sobresaltado Sucre, sólo esperando que los
españoles estén más cansados que sus propias tropas, envió al batallón Yaguachi, conformado por
ecuatorianos. El batallón Alto Magdalena trató de hacer un movimiento de flanqueo, pero sin éxito,
pues el terreno no se lo permitió. Pronto, los batallones Paya, Trujillo y Yaguachi (batallones
patriotas), sufriendo muchas bajas y con pocas municiones, comenzaron a replegarse.

Para entonces el destino de la batalla para los Patriotas parecía depender del Albión, que
transportaba las municiones tan necesitadas; y sin embargo se desconocía su paradero. A medida
que el tiempo pasaba, los Realistas parecían ganar el control de la batalla. El Trujillo fue obligado a
retroceder, mientras que el batallón peruano Piura se dispersó antes de enfrentar al enemigo. En
medio de la desesperación, a los hombres de reserva del batallón Paya se les ordenó cargar contra el
enemigo con sus bayonetas. Ambos bandos sufrieron grandes bajas, pero la situación más o menos
se estabilizó para los Patriotas.

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