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Relación de la descendencia de
Garci Pérez de Vargas. Escrito
en 1593. Texto completo en PDF.
“A los hijos de español y de india, o de indio y española, nos llaman mestizos, por decir que somos
mezclados de ambas naciones; fue impuesto por los primeros españoles que tuvieron hijos en indias,
y por ser nombre impuesto por nuestros padres y por su significación, me lo llamo yo a boca llena y
me honro con él."
Su idioma materno fue el quechua. Hasta los doce años vivió con su madre y convivió con
sus parientes maternos que le educaron en las tradiciones y cultura de su pueblo. A los
doce años fue a vivir con su padre al palacio en que este residía en la plaza principal de
Cuzco. Fue educado en el colegio español, junto con los hijos, también mestizos, de
Pizarro. Colaboró con su padre y con los administradores de Cuzco actuando, según
cuenta, como traductor e intermediario en negociaciones entre indios y españoles.
También tuvo ocasión de viajar ampliamente por el virreinato y, estimulado por su madre,
de recoger historias y tradiciones culturales de los indios.
En 1559 muere su padre y, a sus 21 años, el joven tiene que viajar a España. Nunca más
volverá a América aunque procura mantener el contacto y seguir informado de todo lo que
allá sucede. En España se asentará en Montilla, al sur de Córdoba, con su tío, el capitán
Alonso de Vargas. Durante un tiempo sirve en el ejército bajo el mando de Don Juan de
Austria en la rebelión de los moros de las Alpujarras en donde alcanza el grado de capitán.
Los parientes que le acogen en Montilla disponen de una saneada fortuna. Su tío fallece en
1570 dejándole la mitad de su herencia pero con usufructo vitalicio para su esposa. En
1588, tras la muerte de su tía y haber recibido la herencia, se muda a Córdoba donde
residirá hasta su fallecimiento.
El Inca Garcilaso no se casó, pero tuvo un hijo bastardo con doña Beatriz de la Vega, una
persona del servicio de la casa de sus tíos. Este hijo, Diego de Vargas, convivió con su
padre que se encargó de su educación. Tras la muerte del Inca Garcilaso, Don Diego de
Vargas se encargó de su entierro en la capilla de las Ánimas de la catedral de Córdoba y
de la publicación de su obra póstuma “la Conquista del Perú”, segunda parte de los
Comentarios Reales.