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revista argentina de clínica psicológica

232 2017, Vol. XXVi, n°2, 232-240


dOi: 10.24205/03276716.2017.1014

HABILIDADES DEL TERAPEUTA Y MINDFULNESS

T herapeuTic skills and M indfulness


Claudio Araya-Véliz* y Bárbara Porter Jalife**

Resumen
En la investigación de factores comunes en psicoterapia resalta la importancia que tienen las variables
relacionadas a la persona del terapeuta. La actitud del terapeuta, específicamente su capacidad de generar
un clima acogedor, de respeto y aceptación, manifestando calidez, sintonía emocional y un interés genuino
con el consultante, además de su capacidad de autoobservación y autocuidado, han mostrado ser variables
muy relevantes para facilitar el cambio en psicoterapia. Considerando esta evidencia, resulta desafiante de-
sarrollar programas de formación que permitan a los terapeutas adquirir y/o desarrollar estas competencias.
A partir de la descripción de la evidencia neurobiológica y psicológica de los efectos de la práctica de
mindfulness, se fundamenta y desarrolla la tesis que esta práctica y su inclusión en los programas de for-
mación de habilidades clínicas podría ofrecer una alternativa novedosa, práctica y efectiva en el entre-
namiento de las habilidades terapéuticas claves para facilitar el cambio terapéutico, tales como las de
autoobservación y el autocuidado.
Palabras clave: Habilidades terapéuticas, mindfulness, factores comunes, autoobservación, au-
tocuidado.

Abstract
The research about common factors in psychotherapy emphasizes the importance of personal therapist
variables in psychotherapy change, particularly the influence of the therapist's attitude, his ability to create a
comfortable atmosphere of respect and acceptance, expressing warmth, emotional tune and a genuine interest
on the client, and his ability of self-observation and self-care. Considering this evidence, it is challenging to
develop training programs that allow therapists to acquire or develop these skills.
From neurobiological and psychological evidence of the effects of mindfulness practice, the present article
develops the thesis that this practice and its inclusion in some clinical skills training programs, could provide a
new, practical and effective alternative for training key therapeutic skills, such as self-observation and self-care.
Key word: Therapeutic skills, mindfulness, common factors, self-observation, self-care.
Recibido: 12-05-13 | Aceptado: 01-03-17

Introducción el siguiente artículo busca reflexionar y esta-


blecer un puente entre la formación de habilidades
la investigación y evidencias sobre la impor- terapéuticas claves y la práctica de mindfulness, a
tancia de los factores comunes en psicoterapia partir de la evidencia de los efectos neurobiológi-
abren un enorme desafío respecto al modo de en- cos y psicológicos que ha demostrado producir
trenar estas habilidades, tanto en terapeutas no- esta práctica. se reflexiona sobre el efecto que po-
vatos, como en quienes ya poseen una vasta dría tener esta práctica sobre los factores comunes
experiencia clínica. asociados al terapeuta, en especial en el desarro-
si bien son escasos y preliminares los informes llo de habilidades terapéuticas tales como: la em-
que describen el efecto de las intervenciones basa- patía, la escucha atenta, la presencia terapéutica,
das en mindfulness sobre la formación de psicotera- la auto-observación y el autocuidado.
peutas, están abiertas las puertas para establecer
vínculos entre la formación del terapeuta y las prác- I. ¿Qué aspectos favorecen el cambio en
ticas de atención plena, primero a un nivel reflexivo,
psicoterapia? Relevancia de las variables
para posteriormente incluir esta práctica de un modo
adecuado en el ámbito práctico. del terapeuta y la alianza terapéutica.
el interés por los factores inespecíficos en psi-
* Escuela de Psicología, Universidad Adolfo Ibáñez
E-Mail: carayav@gmail.com coterapia surgió durante los años 50, momento en
** Universidad de Concepción E-Mail: barbaraporter@udec.cl el cual comenzó a ponerse en duda la efectividad
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de la psicoterapia dados los cuestionamientos re- es fundamental que conozca sus patrones habitua-
alizados por eysenk (1952). si bien los estudios in- les y reconozca cuando surge el impulso de reaccio-
dican que en general la psicoterapia funciona, los nar automáticamente a partir de ellos. esta
esfuerzos para establecer la eficacia de un método capacidad es la base para discriminar cuando sus
sobre otro han sido problemáticos, en tanto se ha emociones y reacciones son producto de sus pro-
llegado a determinar una indiferenciación respecto pios conflictos y cuando estarían elicitadas por el
a la efectividad de los diversos sistemas terapéu- contenido brindado por el paciente.
ticos . según plantea krause (2005) la ayuda pro- por otro lado, Gondra (1984) plantea que la acti-
fesional aparentaba tener una especie de “efecto tud de respeto es fundamental, la cual se relaciona
homogéneo”. en base a lo anterior, y como lo se- con las posibilidades que el terapeuta tiene de ob-
ñalan Germer, siegel y fulton (2005) el modelo de tener fuentes de satisfacción y seguridad personal
la terapia simplemente no hace una mayor diferen- extra-terapéuticas (santibáñez, roman, chenevard,
cia respecto al resultado de la terapia. lo anterior espinoza, irribarra y Muller, 2008). lo anterior, esta-
no significa que el modelo específico de trata- ría estrechamente vinculado con la salud mental del
miento sea irrelevante, sin embargo, ha puesto terapeuta y sus habilidades de autocuidado, las que,
sobre la mesa la realidad de que éste es solo una como veremos, son de radical importancia para el
de múltiples variables que intervienen en el cam- cambio terapéutico.
bio terapéutico.
según lambert y Ogles (2003) el 15% del cam- 1.2. Habilidades
bio terapéutico es originado por el modelo y méto- las habilidades terapéuticas se comprenden
dos del terapeuta. safran y segal (1994) como distintas aptitudes que debe tener el tera-
concluyeron que el 45% del cambio terapéutico se peuta para dedicarse a la práctica clínica, indepen-
atribuye a factores relacionados a la relación tera- dientemente de su postura teórica (ruiz, 1998). las
péutica. por su parte lambert y Ogles (2003) divi- habilidades mencionadas por este autor compren-
den los factores comunes de cambio en cuatro áreas den: (1) el interés genuino por las personas y su
generales, a las que asignan un porcentaje en fun- bienestar; (2) el conocimiento de uno mismo o auto-
ción de su contribución a la mejoría de las personas conocimiento; (3) el compromiso ético; (4) las acti-
en psicoterapia: (1) factores del cliente y eventos tudes que favorecen la relación terapéutica, como la
extra-terapéuticos con un 40%; (2) factores de la calidez, cordialidad, autenticidad, empatía y acepta-
relación terapéutica, con un 30%; (3) expectativas ción positiva incondicional.
y efectos placebo, 15% y (4) factores relacionados para Brammer (1979) las habilidades necesarias
con las técnicas y modelos teóricos con un 15%. para el terapeuta comprenden la capacidad para en-
dados estos indicadores, vale la pena indagar tender, escuchar, guiar, reflejar, confrontar, interpre-
con mayor profundidad en las variables que tendrían tar, informar y resumir. así como que los
una alta incidencia en el cambio y que son posibles consultantes en la terapia se sientan “escuchados”
de manejar y entrenar por parte del terapeuta. y “comprendidos” (krause, 2005).
Vale la pena plantear aquí, que para poder real-
1. Variables relacionadas al terapeuta mente escuchar y comprender a otros resulta clave
nos basaremos en la clasificación de variables la capacidad del propio terapeuta de escucharse y
asociadas al terapeuta propuesta por Winkler, cáce- comprenderse él mismo en tanto las reacciones y
res, fernández y sanhueza (1989), que considera asociaciones frente al material que trae el paciente
como aspectos relevantes la actitud, la personali- son información sumamente importante para la
dad, las habilidades, el nivel de experiencia y el bien- comprensión de la dinámica del consultante.
estar emocional que posee el psicoterapeuta, las
que influirían de manera fundamental en la calidad 1.3. Bienestar emocional: Autocuidado y Salud
de la alianza terapéutica. Mental
según los terapeutas más conscientes de sus li-
1.1. Actitud mitaciones personales y de su propia responsabili-
plantean que el psicoterapeuta debe tener una dad emocional hacia los pacientes pueden ser más
actitud que favorezca un clima terapéutico facilita- sensitivos y capaces de responder terapéutica-
dor del cambio, que ha de incentivar la autoexplo- mente ante los problemas de los consultantes. por
ración del paciente y ha de estar basada en el otra parte santibáñez et al. (2008) plantea que el
respeto, la aceptación, la comprensión, la calidez y ajuste emocional del terapeuta se relaciona direc-
ayuda. lo anterior implica realizar esfuerzos delibe- tamente con el éxito terapéutico. un terapeuta per-
rados por no criticar, no juzgar ni reaccionar emo- turbado no sólo puede impedir el cambio de su
cionalmente frente a lo que podrían ser paciente, sino además, puede ser iatrogénico para
provocaciones del paciente. esta capacidad de no éste. dado lo anterior, la responsabilidad del tera-
reaccionar automáticamente tiene como base la ca- peuta respecto a su propia salud mental y autocui-
pacidad de autoobservación del terapeuta, en tanto dado es fundamental.

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2. Variables de la relación y alianza terapéutica que sucede en la interacción entre terapeuta y pa-
el concepto de alianza terapéutica ha sido utili- ciente, considerando los pensamientos, emociones
zado para referirse a la relación existente entre tera- y reacciones de ambos en la relación. según estos
peuta y consultante durante el proceso terapéutico autores, esta habilidad, que puede resultar inapro-
(hartley, 1985). según hovarth y luborsky (1993), la piada, intrusiva o irritante en un contexto social, es
alianza terapéutica es una relación de trabajo con- una destreza altamente deseable en el terapeuta, lo
junto, en armonía, entre paciente y terapeuta. que requiere sensibilidad, honestidad y presencia
los aspectos centrales de la alianza terapéutica, emocional y cognitiva. fernandez-liria, rodríguez-
según santibáñez et al (2008), serían los sentimien- Vega, Ortiz-sanchez, Baldor Tubet y Gonzalez-Juarez
tos y actitudes de los participantes y su conjugación (2010) por su parte entregan pruebas empíricas que
en el proceso terapéutico, la que estaría basada en esta habilidad atencional es posible de ser entre-
la confianza y compromiso del consultante y del te- nada, en un marco de formación formal.
rapeuta hacia el proceso. por otro lado, la capacidad de responder a las ex-
respecto a la eficiencia del proceso, Opazo presiones de rabia y desilusión con curiosidad, en
(2001) afirma que una buena relación consultante- vez de tomarlas a nivel personal también se men-
terapeuta mejora la eficiencia terapéutica y a su vez, ciona como una destreza deseable en el terapeuta.
una mayor eficiencia percibida por el consultante, en relación a esto, podríamos decir que la capacidad
mejora la relación terapéutica. este círculo virtuoso del terapeuta de observar sus reacciones, inclu-
sería uno de los pilares del proceso terapéutico. de yendo sus pensamientos, emociones y sensaciones,
esta manera, se ha llegado a determinar que la va- y no dejarse llevar automáticamente por ellas, es de
riable más significativa que distingue a los terapeu- suma importancia.
tas que obtienen buenos resultados de los que no, la capacidad de prestar atención a la interacción
es la capacidad de formar una buena alianza tera- con el paciente y al mismo tiempo notar las reaccio-
péutica con los pacientes. nes personales ante ésta, se menciona como otra
desde la perspectiva del paciente, el logro de habilidad deseable. esto se podría relacionar tam-
una buena “sintonía” o ajuste emocional con el te- bién a la capacidad de prestar atención de manera
rapeuta es fundamental para la mantención en la te- estable y sostenida tanto a la información prove-
rapia . lo anterior se entiende como un sentimiento niente de la interacción terapéutica, como de nues-
de simpatía y confianza hacia el terapeuta. el no lo- tras reacciones ante dicha interacción. lo anterior se
grar este sentimiento, pondría en peligro el proceso relaciona con otra habilidad mencionada por karson
de cambio, llevando frecuentemente a la ruptura de y fox (2010), que apunta a minimizar las distraccio-
la relación terapéutica. nes relacionadas a la vida personal del terapeuta.
existe cierto acuerdo respecto a que el trabajo según estos autores, la presencia cognitiva y la sin-
colaborativo entre paciente y terapeuta orientado a tonía emocional del terapeuta requiere la ausencia
aliviar el sufrimiento del paciente es central (Bordin, de distracciones provenientes de aspectos persona-
1979). por otro lado, estudios han demostrado que les del terapeuta, no relacionados a la relación tera-
los terapeutas que logran alianzas terapéuticas po- péutica. en base a esto, podríamos decir que el
sitivas tienden a realizar menos conductas negati- poder darse cuenta cuando aparecen, y no dejarse
vas, como culpar, criticar, rechazar, ignorar, o forzar llevar por ellos automáticamente, refocalizando la
al paciente a trabajar en base una agenda basada en atención en el paciente y en la relación, resultaría
técnicas especificas cuando éste se encuentra resis- fundamental.
tente . respecto a la relación entre alianza terapéu- podríamos plantear que la capacidad de estar
tica y cambio, Orlinsky, Grawe y parks (1994) luego presente cognitiva y emocionalmente, además de la
de un análisis de 132 investigaciones de proceso, capacidad de auto observación serían los cimientos
concluyeron que existe una fuerte relación entre la para el desarrollo de todas las destrezas menciona-
calidad de la alianza terapéutica y el resultado de das. en síntesis, podemos plantear que existen cla-
proceso de la psicoterapia. por ello, las característi- ras características del terapeuta y de la relación
cas del terapeuta que facilitan el logro de la con- terapéutica que se correlacionan positivamente con
fianza y sintonía con el paciente desde el primer el cambio terapéutico.
momento resultan cruciales a la hora de evaluar el podríamos decir que las actitudes del terapeuta
éxito de un proceso terapéutico, para lo cual la ca- como la empatía, respeto, autenticidad, compren-
pacidad de autoobservación es fundamental. sión, calidez, aceptación incondicional, no juicio,
por otro lado, karson y fox (2010) proponen una madurez y bienestar psicológico, así como también
serie de diez habilidades comunes a todos los tipos habilidades clave como la capacidad de escucha pro-
de terapia, que serían subyacentes a los factores co- funda, la tolerancia a la expresión de emociones ne-
munes y que tendrían directa relación con el éxito te- gativas del paciente, la capacidad para no reaccionar
rapéutico. dentro de las habilidades que ellos ante eventuales “provocaciones” del paciente y la
proponen se menciona la capacidad del terapeuta habilidad para facilitar la auto-exploración del con-
de prestar atención y comentar con regularidad lo sultante serían fundamentales para facilitar el cam-

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bio terapéutico. por otro lado, la capacidad de estar electroencefalográfícas, en los últimos diez años la
presente cognitiva y emocionalmente aparece de neurociencia ha ido desarrollándose como disciplina,
manera reiterada en relación a las habilidades co- permitiendo comprender cuál es el correlato neurofi-
munes vinculadas a los factores comunes. la capa- siológico de experiencias cada vez más sutiles, como
cidad de mantenerse atento a las propias reacciones la experiencia de estar en un estado de alerta y aten-
frente a la relación y de minimizar las distracciones ción sostenida y entrenada, como la que busca des-
relacionadas a contenidos personales del terapeuta arrollar la práctica de mindfulness.
aparecen como fundamentales. así también, las ca- siegel (2007) distingue entre procesos neuroló-
racterísticas anteriormente mencionadas serian fun- gicos de arriba-abajo y de abajo-arriba. los primeros
damentales para la generación de un vinculo (arriba-abajo) se refieren a cuando el individuo filtra
emocional positivo entre el paciente y el terapeuta, la percepción de la realidad, mientras que el proceso
lo cual es clave para el logro de una alianza terapéu- inverso (abajo-arriba) describe el ingreso de infor-
tica favorable al cambio, basada en la sintonía emo- mación “fresca” desde los órganos sensoriales. los
cional, la confianza, el compromiso y la colaboración procesos de arriba-abajo, si bien poseen un innega-
armónica entre los actores del proceso. ble valor adaptativo y de supervivencia, crean pre-
de manera reiterada aparecen las capacidades dicciones y esclavizan la interpretación de la
de autoobservación y de autocuidado como básicas experiencia, no permitiendo la novedad e interpre-
para el desarrollo de las demás actitudes y habili- tando la realidad en base a patrones ya conocidos.
dades. dada su incidencia en el cambio terapéu- en cambio, los procesos de abajo-arriba amplían los
tico, podríamos decir que es un deber ético para matices de la experiencia, ya que se tiene acceso con
todo psicoterapeuta trabajar conscientemente por más nitidez a la información proveniente de los sen-
desarrollarlas. tidos. la práctica de mindfulness facilita estos pro-
reconocer la relevancia de la autoobservación y cesos de abajo-arriba, favoreciendo la llegada de
del autocuidado del terapeuta en el cambio en psi- mayor riqueza informativa a instancias prefrontales,
coterapia implica un enorme desafío para la forma- posibilitando de esta manera una mayor flexibilidad
ción de psicoterapeutas. resalta la necesidad de un a la hora de dar una respuesta (siegel, 2007).
entrenamiento práctico que permita ir desarrollando richard davidson y sus colaboradores estudia-
la atención en el propio profesional, en sus emocio- ron la actividad cerebral de 25 sujetos experimenta-
nes y cogniciones, que además le permita reconocer les normales que fueron sometidos a un programa
los patrones habituales que podrían estar influyendo de reducción de estrés basado en mindfulness
en su capacidad terapéutica. (MBsr) durante un periodo de 8 semanas. lo que el
en consideración de lo anterior, resulta novedoso equipo de davidson, kabat-Zinn, schumacher,
indagar los efectos que podría tener un entrena- rosenkranz, Muller, santorelli y sheridan (2003)
miento en autoobservación y autocuidado basado encontraron que los meditadores, en comparación
en mindfulness. con los no meditadores experimentaron un incre-
mento en la activación cerebral izquierda en las
II. Mindfulness: Definición y evidencia zonas cerebrales anteriores y medias, un patrón
que se asocia a la presencia de una disposición
que respalda la práctica.
afectiva positiva.
Mindfulness es la actitud y la práctica de volver estudios señalan también que la práctica de
la atención al momento presente con una actitud de mindfulness es capaz de provocar la lateralización a
aceptación y sin juicio, de acuerdo a hanh (1976) la izquierda de la activación cerebral (simón, 2007).
Mindfulness es: “mantener viva la consciencia en la También se ha descubierto un efecto beneficioso
realidad presente”. (p.11). Jon kabat Zinn pionero a nivel de sistema inmunitario. en el estudio de da-
del Mindfulness en el ámbito de la salud señala que vidson et al., (2003), todos los sujetos del estudio
Mindfulness es la capacidad de prestar atención de (meditadores y no meditadores) recibieron una va-
manera particular, como propósito en el momento cuna antigripal. entre la 4ª y la 8ª semana de la ad-
presente y sin juicios mentales.  ministración de esta vacuna, se midieron los niveles
en los últimos quince años es considerable la evi- plasmáticos de anticuerpos de los sujetos y se en-
dencia empírica que respalda la práctica de Mindful- contró que aunque todos ellos experimentaban in-
ness, a continuación se sintetizan algunos crementos en dichos niveles, los sujetos
principales efectos, tanto a nivel neurobiológicos pertenecientes al grupo de meditadores tuvieron in-
como psicológicos de la práctica de Mindfulness. crementos significativamente mayores que los suje-
tos del grupo control. la meditación potenciaba por
1. Evidencia Neurobiológica: tanto la producción de anticuerpos. estos hallazgos
hoy en occidente se han realizado significativos abren la posibilidad de poder estudiar con mayor de-
avances en el campo de la investigación en neurocien- talle la influencia positiva que la práctica de mind-
cias. Mediante técnicas como la neuroimagen y el pro- fulness podría entregar al sistema inmunitario,
cesamiento computarizado de señales investigando por ejemplo, sobre los efectos en en-

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fermedades autoinmunes, infecciones, procesos tu- para organizarse uno mismo para lograr las metas
morales, etc. por lo anterior se podría decir que la propuestas; 3) dificultad para regular la activación
práctica de mindfulness influye positivamente en la fisiológica gatillada por el estado emocional in-
producción de anticuerpos. tenso; 4) dificultad para centrar la emoción cuando
finalmente, en trabajos desarrollados por lazar, el sujeto se encuentra emocionalmente estimulado.
kerr, Wasserman, Gray, Greve, Treadway y fischl esto se relaciona a lo que ekman (en Góleman,
(2005) demostraron la existencia de cambios estruc- 2003) llama “periodo refractario”, o lo que david-
turales en el cerebro con la práctica de la meditación. son (en Góleman, 2003) llama “función de recupe-
estudiaron los cerebros de 20 voluntarios occidenta- ración”, es decir, el tiempo que una persona queda
les que poseían una amplia experiencia (unos 9 años “a merced” de una emoción muy intensa, regre-
de promedio) en insight Meditation. el resultado más sando luego a un tono emocional “normal” o basal.
destacado fue que en ciertas zonas del cerebro de los una pobre capacidad de autorregulación emocional,
meditadores existía un grosor mayor de la corteza ce- tiene un sinnúmero de repercusiones desfavorables
rebral (comparado con los sujetos del grupo control). en la vida de una persona, dificultando entre otras
las zonas ampliadas fueron la ínsula del hemisferio cosas, el establecimiento de relaciones interperso-
derecho (asociada a la actividad interoceptiva y a la nales maduras y un sentido estable de sí mismo
consciencia de la respiración) y la corteza prefrontal (self). la práctica sistemática de mindfulness ha de-
(áreas 9 y 10 de Brodmann) que se asocian clara- mostrado tener una particular efectividad en la me-
mente a la atención sostenida. este trabajo de hölzel jora de la capacidad de autorregulación emocional,
carmody, Vangel, congleton, Yerramsetti, Gard y pues disminuye el periodo refractario o de res-
lazar demostró que la experiencia de mindfulness, puesta ante situaciones de adversidad y aumenta
no sólo provoca cambios funcionales transitorios, tanto la frecuencia de las emociones positivas como
sino que también deja huellas estructurales en el ce- su expresión (Góleman, 2003).
rebro. lo que significa que si la experiencia es sufi- en relación al stress, podríamos decir que la ca-
cientemente prolongada, produce cambios de rasgos pacidad de autorregular las emociones se va debili-
y no meramente de estado. tando debido al desgaste generalizado que se va
produciendo en el organismo a lo largo del tiempo,
2. Evidencia psicológica: por lo que eventos que antes eran inocuos para la
a nivel psicológico, la evidencia indica que la persona, pueden gatillar reacciones emocionales
práctica sistemática de mindfulness genera múlti- desmedidas . la práctica del mindfulness podría
ples beneficios, los cuales se manifiestan tanto a aportar en el manejo del stress en tanto permitiría al
nivel de auto percepción general del individuo individuo responder ante los eventos estresantes de
como en el desarrollo de habilidades específicas. a una manera más ajustada, tanto para él como para
continuación, se presenta un resumen de los prin- su entorno.
cipales aportes a nivel psicológico reportados en re- -disminución de la tendencia a la rumiación de
lación a la práctica de mindfulness (segal, Teasdale pensamientos. se ha demostrado que la rumiación
y Williams 2002/2006): de pensamientos es una de las causas de recaídas en
- desarrollo de la habilidad para observar pensa- depresión (segal, Teasdale y Williams, 2002/2006).
mientos, emociones y sensaciones corporales tanto esta tendencia, también observada en estados de an-
negativas como positivas, sin dejarse llevar por las siedad y stress, incrementa los niveles de malestar,
reacciones automáticas que estas gatillan. esta ha- aumentando la vulnerabilidad de la persona a croni-
bilidad abre la posibilidad de ampliar el repertorio ficar respuestas disfuncionales ante situaciones co-
conductual explorando abordajes alternativos a las tidianas. Mediante la práctica de la atención plena el
situaciones cotidianas y por lo tanto, de relacionarse "canal" de la conciencia se entrena para ser "lle-
con la experiencia de una manera nueva y más sana, nado" con datos provenientes del momento pre-
trascendiendo condicionamientos disfuncionales, sente, lo que ha demostrado tener un efecto positivo
permitiendo así romper círculos viciosos que perpe- en la disminución de patrones automáticos vincula-
tuán el stress. dos a la depresión, ansiedad y stress.
- desarrollo de la capacidad de autorregulación respecto a la validación empírica, diversos estu-
emocional. la autorregulación se define como el dios sugieren que las intervenciones basadas en
proceso mediante el cual los seres humanos esta- mindfulness pueden ayudar al tratamiento de distin-
blecemos metas, objetivos y sub-objetivos y evalua- tos desórdenes, por ejemplo: trastornos psicosomá-
mos el comportamiento propio en función de los ticos, ansiosos y de la conducta alimentaria, entre
objetivos que nos hemos trazado, en un contexto de otros (Baer, 2003). esta práctica ayudaría a reducir
retroalimentación constante. en este sentido, las puntuaciones de ansiedad y depresión en perso-
Marsha linehan ha definido las características de nas con trastornos de ansiedad (kabat Zinn, Massion,
una deficiente regulación emocional como: 1) difi- kristeller, peterson, fletcher, y pbert, 1992) resulta-
cultad para inhibir un comportamiento inapropiado dos que se han mantenido luego de 3 años de reali-
motivado por una emoción intensa; 2) dificultad zados la intervención . los tratamientos basados en

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mindfulness han sido eficaces también en la dismi- ran haber alcanzado sus objetivos terapéuticos
nución de la depresión y ansiedad (ramel, Goldin, (Weiss nordlie y siegel, 2005).
carmona y McQuaid, 2004), así como en la disminu- en la Tabla nº1, se presenta una síntesis de las
ción del malestar psicológico, aumentando el grado principales evidencias neurobiológicas y psicológica
de bienestar subjetivo en que los pacientes conside- de la práctica de Mindfulness.

Tabla 1: Síntesis de la evidencia empírica de beneficios de la práctica de Mindfulness presentada

neurOBiOlÓGicOs psicOlÓGicOs

- favorece procesos de abajo-arriba. - responder en vez de reaccionar.

- Beneficios sistema inmunitario. - se facilita la observación señales tempranas.

- Mayor activación hemisferio izquierdo (incremento emociones - alta regulación emocional.


positivas, mayor manejo emociones negativas). - escasa rumiación mental.

- percepción basada en información fresca facilita flexibilidad


- cambio en la morfología del cerebro.
en la respuesta.

Basado en los efectos comprobados de la prác- divaga (…) mindfulness es el ejercicio de traer de
tica de mindfulness revisados, resulta interesante vuelta la mente al presente, hasta cientos de veces,
preguntarse por el impacto que podría tener esta durante una sesión” (p.59). es así como el terapeuta
práctica en el entrenamiento de habilidades terapéu- entrenado en mindfulness puede desarrollar su ca-
ticas como la autoobservación y el autocuidado. pacidad para “estar presente” independientemente
de la cualidad del momento, sean estas experien-
III. Mindfulness en el entrenamiento de cias agradables, desagradables o neutras. el tera-
habilidades psicoterapéuticas. peuta entrenado puede prestar atención y observar
sus pensamientos, emociones y sensaciones en el
1. Mindfulness y Autoobservación momento en que éstas surgen, siendo una fuente
la habilidad básica para poder observar un ob- valiosísima de información para el proceso de la te-
jeto es la atención. si no se presta atención o se hace rapia. sin una atención entrenada, lo más probable
de una manera interrumpida y superficial, escasa- es que la mente divagará y será capturada una y
mente se podrá observar y comprender realmente otra vez por pensamientos, emociones o sensacio-
aquello que se quiere observar. la práctica de mind- nes no necesariamente relacionadas a lo más inme-
fulness o atención plena, de acuerdo a hanh (1976) diato y vivo del proceso terapéutico, sino más bien
tiene como componentes centrales la observación referentes a los recuerdos y expectativas del tera-
de lo que ocurre en el momento presente (samadhi peuta, “perdiéndose” así mucha información del
en sánscrito) y una comprensión profunda (prajña en momento presente. es así como la capacidad para
sánscrito). no es una atención en un sentido pura- poder atender de manera sostenida es fundamental
mente cognitivo. se refiere más bien a la puesta en para la autoobservación.
práctica de una presencia plena en la experiencia, tal la práctica sostenida de mindfulness permite
cual esta se despliega en el momento presente, aprender a observar la emoción que surge en el mismo
francisco Varela (Varela, Thompson y rosch, 1997) momento en que emerge, así como también observar
la denominó presencia plena-consciencia abierta. las atribuciones y tendencias a actuar de manera au-
esta capacidad de prestar atención de manera tomática (Germer, siegel y fulton 2005). la tolerancia
sostenida en el tiempo es relevante en el terapeuta, que brinda la práctica de mindfulness se caracteriza
no solo para prestar atención a los consultantes, por la capacidad de relacionarse con la experiencia
sino que también para atender a la propia experien- presente aun cuando ésta sea desagradable o dolo-
cia, que comprende pensamientos, sensaciones y rosa. en este proceso la emoción intensa pierde su ca-
emociones durante la sesión. pacidad para intimidar (Germer, siegel y fulton 2005)
si bien, la atención es una capacidad natural, la ya que podemos aprender a reconocerla, acogerla y
capacidad de focalizarla a voluntad y de mantenerla aceptarla sin resistirnos a ella, y por otro lado, a no de-
de manera sostenida solo puede lograrse con entre- jarnos llevar automáticamente por el impulso que de
namiento (Germer, siegel y fulton 2005). en pala- ella surge. lo anterior abre la posibilidad de ser cons-
bras de Germer, siegel y fulton (2005): “la práctica cientes de lo que nos sucede sin ser “tomados” por la
del mindfulness es el antídoto para esta mente que emoción. esta es la capacidad que elizabeth Zetzel

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(1970) llamó “tolerancia a los afectos”, o bien, “volun- serva desde esta perspectiva. nos identificamos
tad para darle la cara a nuestras emociones”. menos con el mensaje y no nos perdemos en la ten-
la tolerancia a los afectos es tremendamente im- tación de creerlo cierto.
portante para los terapeutas. si un terapeuta es in- la práctica de la auto-aceptación implica enton-
capaz de tolerar sus propios afectos, puede ces volver una y otra vez hacia todo lo que surge en
resultarle tremendamente difícil observar y tolerar la conciencia, incluyendo el prestar atención a los
los afectos de sus pacientes. una baja capacidad patrones habituales de auto-criticismo, sin enjuiciar-
para tolerar afectos negativos puede facilitar que el nos. en palabras del autor mencionado, “como todo
terapeuta se distancie de lo que necesita su paciente lo que se practica, la auto-aceptación se vuelve más
al no entrar en ciertos aspectos de su experiencia o fuerte con el tiempo” (p. 62).
excluir del proceso determinados ámbitos de la vida la práctica del mindfulness facilitaría el desarro-
frente a los que se siente incómodo o temeroso. de llo de la auto-aceptación y la auto-compasión, ya
esta manera, el terapeuta puede cerrar la posibilidad que ayudaría a que el terapeuta reconozca sus pa-
de brindar un contexto seguro y cuidado para la ex- trones habituales de auto enjuiciamiento y crítica sin
ploración de emociones intensas y difíciles. la into- dejarse llevar por ellos bajo la premisa de que son
lerancia a los afectos del terapeuta puede cerrar “la realidad” y desarrollando una actitud compren-
prematuramente un proceso exploratorio necesario siva hacia su propia experiencia (araya y Moncada,
y potente, volviendo la terapia un proceso árido y es- 2016; neff 2012). en la medida en que el terapeuta
téril, lo que puede ocurrir sin que este se dé cuenta se sienta más conforme consigo mismo, esta habili-
(Germer, siegel y fulton 2005). dad se trasladará naturalmente a sus pacientes.
Germer, siegel y fulton (2005) refiriéndose a la ca-
2. Mindfulness y Autocuidado pacidad de auto-aceptación del terapeuta, señalan
uno de los factores mencionados dentro de las que esta se extenderá espontáneamente hacia los
características del terapeuta que favorece el cambio propios pacientes, proveyendo, para algunos de
terapéutico, es su propio bienestar. es reconocido el ellos, la primera experiencia de una relación verda-
impacto negativo del burnout y del estrés en la vida deramente digna de confianza, basada en la acepta-
cotidiana y en el trabajo. santibáñez et al. (2008) se- ción incondicional y el respeto.
ñala que el ajuste emocional del terapeuta se rela- finalmente, Germer, siegel y fulton (2005) plan-
ciona directamente con el éxito terapéutico, tean que la práctica del mindfulness permite al tera-
afirmando que un terapeuta perturbado no solo peuta darse cuenta de la manera en que construye
puede impedir el cambio de su paciente, sino que su mundo, permitiéndole “soltar” el aferramiento a
además puede ser iatrogénico. en este sentido, la dichos constructos. la práctica de Mindfulness per-
práctica de mindfulness, con sus componentes de re- mitiría que el terapeuta observe la arbitrariedad de
gulación emocional y mayor perspectiva de los pro- dicha construcción, por lo que puede reconocerla
pios pensamientos y sentimientos podría impactar como auto-creada, notando la forma en que le lleva
positivamente en el autocuidado, y por ende en la a sesgar la percepción de realidad. el terapeuta tiene
efectividad terapéutica. Basados en la evidencia neu- la posibilidad de reconocer que sus pensamientos
robiológica antes presentada (davidson et al., 2003; no son los hechos, sino simplemente una forma de
Baer, 2003; siegel, 2007; simón, 2007) el cerebro del percibir la realidad en un determinado momento . al
practicante de mindfulness se va moldeando, facili- aprender a observar el pensamiento discursivo y los
tando una mayor apertura a vivenciar emociones po- productos cognitivos como eventos y no necesaria-
sitivas y también a autorregular emociones, sin caer mente como la realidad. en la medida en que el te-
presos de ellas (Góleman, 2003). esto permite que el rapeuta se vuelve más hábil en ver sus propias
tono emocional de base de la persona sea más posi- maneras de interpretar, puede también mejorar su
tivo y estable, lo que, sin duda, predispone a esta- capacidad de observar con más claridad las inquie-
blecer encuentros con otros de manera más abierta tudes y recursos del consultante.
y serena. lo anterior podría plantearse como un as-
pecto clave para facilitar una alianza terapéutica IV. Discusión
fuerte, favorecedora del cambio terapéutico.
la crítica y el enjuiciamiento hacia sí mismo en vista de lo revisado, se podrían establecer vín-
puede ser una conducta en la cual el terapeuta culos entre los efectos de la práctica de mindfulness
puede caer . desde la práctica de mindfulness se y su influencia en la persona del terapeuta. podría
puede entrenar la habilidad de autoobservación de emerger a partir de ello el perfil de un terapeuta que,
este mecanismo. se puede observar la tendencia a basado en una práctica encarnada en su vida coti-
autocriticarse, reconociéndose como un pensa- diana y en su trabajo, pueda desarrollar las habili-
miento y no como “la realidad”. según Germer, sie- dades de autoobservación y autocuidado, que
gel y fulton (2005) cuando esto ocurre, es posible tienen un impacto significativo en el cambio terapéu-
atestiguar la auto-critica como un pensamiento más. tico. en detalle de cómo podría darse esta relación
el juicio comienza a perder su poder cuando se ob- en la tabla nº2.

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HABILIDADES DEL TERAPEUTA Y MINDFULNESS 239

Tabla 2. Efectos de la práctica de Mindfulness en las habilidades del terapeuta

efecTOs de la prácTica de Mindfulness haBilidades en el TerapeuTa

- Mejor manejo de emociones difíciles


- Mayor regulación emocional.
- Mejora capacidad de empatizar con el consultante

- aumento escucha atenta


- disminución rumiación mental.
- aumento presencia terapéutica

- aumenta capacidad de promover bienestar en consultante


- Mayor bienestar psicológico.
- incremento capacidad de ofrecer alternativas ante dificultades.

- aumenta tolerancia a las emociones difíciles

- responder en vez de reaccionar - Mayor tiempo para buscar posibilidades

- disminución del actuar impulsivo del terapeuta, posible acción del modeling

- Mayor asertividad al momento de actuar por parte del terapeuta.

- alta observación ante señales tempranas - disminuye posibilidad de cometer errores o entrar en momentos difíciles.

- Mayor capacidad de detectar señales de stress antes de llegar al burnout


y realizar acciones de autocuidado oportunamente.

- aumento capacidad de observar lenguaje corporal del consultante.

- Mayor claridad de diagnóstico fenomenológico y relacional, ajustado a la


- percepción información fresca (proceso abajo-arriba)
evidencia del consultante.
- Mayor capacidad de comprender situación presente del consultante y la
relación terapéutica.

aún cuando no es posible establecer vínculos de el efecto de los programas de entrenamiento de


causalidad, sí sería posible establecer cierta relación mindfulness en los psicoterapeutas.
positiva entre la práctica de mindfulness y el surgi-
miento y/o desarrollo de determinadas habilidades y
actitudes en la persona del terapeuta relevantes para REFERENCIAS
el cambio terapéutico, lo que nos lleva a plantear la
relevancia de este entrenamiento en la formación de araya, c. (2010). El mayor avance es detenerse, mindfulness en
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