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“Buenos cristianos y honestos ciudadanos”: “Un

Aguinaldo para estar a la altura de los desafíos de un


mundo cambiante”
El Rector Mayor ha lanzado oficialmente el tema del Aguinaldo 2020. Una Aguinaldo
esperado por las circunstancias históricas que se nos presenta, por actualidad y la
validez pastoral de un mensaje que viene del Sucesor de Don Bosco: “Hágase tu
voluntad, así en la tierra como en el cielo” (Mt 6,10) “BUENOS CRISTIANOS Y
HONESTOS CIUDADANOS”.

Alguno se preguntará los motivos del tema y la reflexión para el 2020. El mismo
Rector Mayor nos ha manifestado: “Después de haber escuchado en la Consulta de la
Familia Salesiana en el mes de mayo, he elegido este tema porque hemos
acompañado los pasos de la Iglesia con las familias, hemos visto la realidad de los
jóvenes en el Sínodo y nos hemos abierto a un desafío hermoso que tenemos como
Familia Salesiana: seguir siendo verdaderos Evangelizadores-Educadores en la fe de
los jóvenes”.

Por otro lado, el Rector Mayor enfatiza en el Aguinaldo 2020 que nosotros como
“Familia Salesiana debemos estar atentos a los grandes desafíos humanos de nuestro
mundo, como es la honestidad como personas, el vivir una ciudadanía comprometida
y que busca el bien, el hacer presente en la vida la Doctrina Social de la Iglesia, las
opciones por los menos desfavorecidos, el procurar que nuestros cristianos y nuestros
jóvenes estén al servicio del pueblo mediante el servicio de la política, la atención muy
especial a la encíclica Laudato Si’, la atención al cambio climático y al cuidado de la
creación y por supuesto; la decidida defensa que debe tener la Familia Salesiana, con
respecto a los derechos humanos y particularmente, los derechos de los menores que
suelen ser más frágiles. Con estos planteamientos queremos proponer los dos
grandes pilares de la educación de Don Bosco y queremos actualizarlo”.

El Aguinaldo 2020 nos da la oportunidad de "reconstruir lo que pensaba Don Bosco y


lo que fue su modo de hacer y actuar en medio de sus jóvenes".
Un "buen cristiano y honesto ciudadano"
Al niño Inzunza le llamó la atención que a la entrada del colegio había un
cuadro con la figura de un sonriente sacerdote con bonete y los brazos
cruzados, pero lo que más le impresionó fue su mirada y la sonrisa: era la
imagen de San Juan Bosco.

El caso del profesor Álvaro Inzunza resulta bastante particular dentro del Instituto
Salesiano. Su vida ha estado siempre marcada de particularidades, que lo han
convertido en un personaje singular. En el ámbito de la educación salesiana no se ha
conocido un caso de un alumno que de inmediato haya pasado a ser profesor y que
haya dado más de 60 años de su vida al servicio de la enseñanza.
Inzunza jubiló hace algunos años, pero recién ahora colgó para siempre su maletín de
profesor, tras llegar a un acuerdo especial con la dirección del Instituto Salesiano. "En
el Salesiano siempre me he sentido como en mi casa" y nadie quiere echarlo, pero
Inzunza sabe que es el tiempo de descansar y disfrutar la vida junto a su esposa Nelly
Scheel.
"TERREMOTEADO"
Hijo de padres valdivianos, Inzunza se fue a vivir muy pequeño a Chillán y le tocó vivir
el terremoto de 1939. Una pared estuvo a punto de matarlo, pero un alambre sostuvo
la estructura y lo salvó de la muerte, cuando apenas cumplía los 12 años. El profesor
cuenta que su grupo familiar regresó a Valdivia en calidad de "terremoteado" y de
inmediato sintió la acogida de los salesianos.
Al niño Inzunza le llamó la atención que a la entrada del colegio había un cuadro con la
figura de un sonriente sacerdote con bonete y los brazos cruzados, pero lo que más le
impresionó fue su mirada y la sonrisa: era la imagen de San Juan Bosco, el fundador
de la obra salesiana en el mundo. "Fue como si me dijera, te estaba esperando", cuenta
el docente.
Ser un "terremoteado" lo marcó para siempre y lo motivó en 1960 a convertirse en uno
de los héroes bomberiles del sismo que ocurrió en Valdivia. Inzunza rescató a un
hombre atrapado entre escombros del antiguo edificio de la Aduana, acción que le valió
siete horas de trabajo y soportando las feroces réplicas. "Le dije a mi teniente, yo sé lo
que es estar sepultado. Yo lo saco". Y así fue. Álvaro Inzunza es uno de los voluntarios
de Bomberos más respetados dentro de la ciudadanía local.
ALUMNO-PROFESOR
Todo joven necesita un mentor en sus inicios y para Álvaro Inzunza, ese fue el padre
Oscar Valenzuela. Hasta hoy, el profesor se pregunta qué vio este sacerdote en él para
demostrarle confianza y encaminarlo en su vida de maestro de la juventud.
"Desde el segundo recreo de mi primer día sentí como si toda la vida hubiese estado
en el Salesiano", comenta Inzunza. El joven encontró un afecto sincero de sus
compañeros, profesores y sacerdotes.
Álvaro Inzunza fue miembro del "pequeño clero" (monaguillos), participó de los
oratorios con los niños más pobres de la ciudad y fue integrante de la banda.
En su último año de humanidades, como se decía en aquellos años, se transformó en
asistente y de 1943 a 1945 trabajó en el Salesiano de Concepción y desde 1946 hasta
ahora entregó sus conocimientos de Técnicas Manuales en Valdivia.
Al principio, los alumnos eran casi de su misma edad, pero contó con el respaldo del
padre Oscar Valenzuela, que le repetía sin cesar "escucha a los jóvenes", tal como era
el carisma de San Juan Bosco.
Inzunza también motivó los talleres de teatro en el Salesiano y el éxito los motivó a
presentarse en otras ciudades. También forma parte del grupo de los Cooperadores
Salesianos, hombres y mujeres que aportan su esfuerzo y tiempo a las actividades de
beneficencia de la comunidad salesiana.
LOS CAMBIOS
Álvaro Inzunza conoció la época en que la vida familiar era más placentera y en la que
los padres eran protagonistas de la enseñanza de sus hijos. El profesor dijo que hace
unos 20 años se produjo un tremendo cambio generacional, con un mundo cada vez
más tecnologizado y en el que son los niños los mejores manejadores de la técnica.
Pese a los cambios, para el docente la misión del Instituto Salesiano sigue siendo la
misma que es "formar buenos cristianos y honestos ciudadanos". Dicha frase pertenece
a San Juan Bosco e Inzunza cree que es muy actual. "Si un hombre tiene a Dios en el
corazón, su vida se hace grata y si se es un buen cristiano, también se es un buen
ciudadano", reflexiona Inzunza.
"Siempre he estado cercano a la iglesia y siento que uno está en el mundo para servir
a los demás. Todo lo que uno sabe no es para uno, es para los demás", sentenció.
Pablo Santiesteban S.
psantiesteban@australvaldivia.cl

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