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Ahora bien, el problema puede que no esté en la complejidad del río sino en la
insuficiencia de las canalizaciones que pretenden conducirlo. Las renuentes aguas
de lo histórico siempre desbordan los muros de la periodificación, esta en si misma
adolece de significativas limitaciones metodológicas. ¿Plantea esto un
agotamiento o una escasez epistemológica de dicho esquema? Esta misma
situación puede verse claramente cuando el autor aborda lo historiográfico. El quid de
todo este asunto está en la noción histórica de continuidad. Carrera Damas manifiesta que:
''El proceso histórico no debe aceptar cortes tajantes. Hay una continuidad que sin duda
debe ser objeto de análisis permanente por parte de los estudiosos de las ciencias
sociales" (Pag. 701) El autor presupone una continuidad que establece el hilo
comunicante de los diversos ciclos, periodos y fases de la historiografía venezolana.
Todo el discurso sobre la historiografía se desarrolla sobre los tropiezos por mantener
este hilo comunicante. Carrera Damas es amplio al describir las dificultades e
insuficiencias en la periodificación histórica. Para él dicha problemática tiene que ver con
la complejidad específica del terreno histórico estudiado, Venezuela. La impericia en
aplicarle los criterios de periodificación. Lo cual exige una claridad metodológica a
toda prueba. Ante estas afirmaciones es preciso traer a colación las siguientes palabras
de Michel Foucault:
"Para la historia, en su forma clásica, lo discontinuo era a la vez lo dado y lo impensable:
lo que se ofrecía bajo la forma de acontecimientos, instituciones, ideas o prácticas
dispersas; aquello que el discurso del historiador debía contornear, reducir, borrar
para que apareciera la continuidad de los encadenamientos. La discontinuidad era ese
estigma del desperdigamiento temporal que el historiador estaba encargado de
suprimir de la historia. (Pag. 223)
Allí se explica las dificultades aludidas, la historia es fundamentalmente
discontinuidad, la noción de continuidad es solo un recurso del discurso histórico
clásico para atrapar lo que se escapa, lo que se escurre del cauce. Para Foucault la
discontinuidad no es un enemigo a reducir, sino que ahora es un elemento fundamental
del análisis histórico. Entonces la problemática no está en el terreno estudiado, como
cree Carrera Damas sino en la sujeción a la noción de continuidad. Mantenerla a estas
alturas, donde se ha incorporado al estudio de las ciencias la categoría de la
incertidumbre junto a la desaparición del sujeto como elemento fundante de la ciencia, es
tratar de armar un juego donde las piezas no calzan porque son irreductiblemente
cambiantes desde una perspectiva historiográfica. Hay que aceptar que los esquemas
solo son una excusa para iniciar el juego historiográfico. La idea de totalidad es apenas
metafórica. Es notable que el despertar de la conciencia historiográfica venezolana,
desde Mario Briceño Iragorry hasta la obra de Carrera Damas, parece ser la búsqueda
incesante e infructuosa de una continuidad perdida.