Sunteți pe pagina 1din 4

EL FLUIR DE LA CONCIENCIA HISTORIOGRAFÍA

La historia es el f lu ir de la conciencia de quienes la escriben, la escritura


histórica es el espejo verbal de la mente disciplinar que la concibe. Una cosa es
la historia y su caos fáctico y otra la conciencia que le da orden a ese amasijo de
acontecimientos humanos. La razón humana es intrínsecamente sucesiva, por lo
tanto, la historia vaciada en los libros fluye también en la horma de lo continuo, en
ese incesante río donde según Heráclito, no podemos bañarnos por segunda vez
en las mismas aguas. Ese río por un ardid de la misma conciencia pasa a convertirse
en una representación del tiempo, la tríada del pasado, el presente y el futuro.
Viéndolo de este modo el hacer historiográfico vendría a ser un acto de rescate en
lo temporal, de recuperar lo que se le escapa al hombre en el indetenible cauce del
tiempo. Es un acto desesperado por ejercer un dominio humano sobre lo
irrecuperable.
La conciencia historiográfica se ha desarrollado en la acción de armar todo
un tinglado esquemático para domar las corrientes del río de la historia, para
atenuar su paso y recuperar, por descarte, los hechos significativos y con ello la
esencia de los mismos. Por eso al f luir histórico se le ha canalizado generalmente
dentro del discurso historiográfico en la espiral modélica de los ciclos y los períodos.
El presente ensayo toma como punto de apoyo, para desplegar sus
apreciaciones sobre el uso de lo cíclico y la periodificación en la historiografía
venezolana, el artículo titulado Historiografía, inserto en el "Diccionario de
Historia de Venezuela" de la Fundación Polar (1997), escrito por el historiador
venezolano Germán Carrera Damas. Trabajo por demás de significativa relevancia
para entender lo que es y ha sido la conciencia del hacer historiográfico en
Venezuela.
LA HISTORIOGRAFÍA VENEZOLANA Y SU PERIODIFICACIÓN
De entrada, el autor dice, citándose a si mismo, que sus esquemas de
análisis se basan “ en ‘la teoría de los ciclos historiográficos de Venezuela’, período
colonial, expuesta en Historiografía colonial de Venezuela" (Pág. 701) En este
último texto se divide al hacer historiográfico en 5 ciclos, que van desde 1498 hasta
1806. Estos ciclos
se desarrollan dentro de lo que se conoce tradicionalmente como el periodo colonial.
Carrera Damas manifiesta que para elaborar esta división siguió las propuestas del
historiador belga León-Ernest Halkin. Afirma que a pesar de las críticas la
periodología es "una categoría necesaria para el conocimiento histórico"
Estos ciclos fueron elaborados a partir del análisis de los siguientes aspectos:
las escuelas del pensamiento histórico, los fenómenos específicos, el contexto
americano y europeo dentro de la historia universal, la fundación de las misiones en
Venezuela y el criterio geográfico combinado con el cronológico. Estos ciclos fueron
catalogados de la manera siguiente: ciclo general o primario: que involucra a los
historiadores generales de Indias, va desde el siglo XV hasta el XVIII. Y según el
itinerario de los cronistas: ciclo de occidente, ciclo de oriente, ciclo del Orinoco, ciclo
de naturalistas y viajeros, estos ciclos se cruzan con el ciclo primario
desarrollándose simultáneamente todos entre los siglos XVI y XVIII.
Los del primer ciclo tienen como características generales: lo etnográfico, el
fin religioso y de Estado, levantar informes de las actividades y datos de los
descubridores y conquistadores, justificación de los actos de estos últimos,
tendenciosidad religiosa y etnohistórica, textos excesivamente generales y
repetitivos hasta copiarse unos de otros. Los ciclos siguiente se caracterizan por
describir regiones específicas, grupos indígenas con sus costumbres, el evidenciar
que un 90% de los cronistas son misioneros, tocan los mismos temas, exhiben
rasgos de la corrientes historiográficas del iluminismo y el romanticismo, son
también un estudio de lo distinto a la cultura colonial de origen europeo, manifiestan
interés por la economía, la ciencia y la política, hacen mención al tema de la
esclavitud y mantiene el abusivo plagio de textos.
Ahora bien, Carrera Damas cambia la calificación de ciclo al término etapa
cuando pasa a estudiar la historiografía venezolana que se desarrolla entre los
siglos XIX y XX. Aquí plantea una historiografía venezolana a partir del hecho de
asumir la conciencia de venezolanidad, como criterio de diferenciación y ruptura con
el pasado colonial. Establece a sí dos grandes etapas: la presistemática y la
sistemática.

La etapa presistemática "se caracteriza por la elaboración de paisajes


historiográficos, cuya generalización no se basa en el estudio metódico de toda la
obra, o de la parte más significativa de ella, determinada según criterios expresos,
de los autores" (Pag. 707) Se ve, por la cita, que el hacer historiográfico de esta
etapa es básicamente descriptivo y de matices personalistas. Según Carrera Damas
las conclusiones que estos autores dan a sus propios trabajos oscilan de extremo a
extremo, del optimismo al pesimismo. Mucho de lo escrito en esta etapa está bajo
la protección del poder público, respondiendo a los objetivos y planes políticos de
los grupos enquistados en el gobierno. Una característica general es el desmedido
e interesado uso de las figuras de la independencia, especialmente la de Simón
Bolívar. Esta etapa muy bien puede ubicarse desde 1830 hasta mediados de 1947
cuando, con la fundación de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad
Central se da inicio a la etapa sistemática.
Esta última etapa de la historia de la historiografía venezolana implica el
surgimiento otros campos y corrientes de estudio e investigación no sujetos al
discurso histórico oficial. Es la etapa de una historiografía con sentido
académico, la cual se inicia primeramente con objetivos de crítica historiográfica a
todo lo realizado en este campo hasta ese momento. Uno de los resultados más
significativos de estas actividades críticas, según el autor, es la periodificación del
hacer historiográfico nacional. Se destacan en este ejercicio los historiadores Eloy
Guillermo González, Mario Briceño Iragorry, Ramón Díaz Sánchez y el mismo
autor, Germán Carrera Damas. Después de una breve revisión crítica a las
propuestas de periodificación anteriores al autor, este concluye su artículo
anteponiendo y detallando su propia propuesta de 5 fases historiografías: la de la
independencia, la romántica, la positivista, la marxista y la sincrética o ecléctica.
Cierra este artículo de Carrera Damas sobre la historiografía venezolana un texto
Manuel Pérez V ila titulado “Desarrollo historiográfico recientes" en la cual abunda
y complementa datos con referencia a la actividad historiográfica en la
contemporaneidad venezolana.
LA PERIODIFICACIÓN SUJETA A LA NOCIÓN DE CONTINUIDAD
Hab la r de ciclos y períodos para esquematizar la historiografía es tomar términos
que ya se han manejado con bastante largueza entre las Ciencias Naturales, sobre
todo en el ámbito de la química, la física y la biología. En estas se entiende por
ciclo la serie de transformaciones que sufre un cuerpo partiendo de un estado
inicial y volviendo después de un recorrido o transición al mismo, como ejemplo
sencillo puede mencionarse el ciclo hidrológico. Si se consulta el diccionario de la
Real Academia de la Lengua Española las palabras ciclo y período tienen
significados semejantes. El primero es una "'Serie de fases por las que pasa un
fenómeno periódico hasta que se reproduce una fase anterior" (Pág. 470) En
relación al segundo: "Tiempo que una cosa tarda en volver al estado o posición
que tiene al principio" (Pág. 1577) La diferencia está en el uso que se le ha dado a
estas dos nociones. Los períodos están incluidos en los ciclos, donde estos últimos
implican la generalidad y los períodos la especificidad o las partes. En fin, ambas
nociones implican una recurrencia fenoménica. Es evidente que lo que subyace en
el sustrato de estas dos nociones es otra noción muy importante para hacer social
del hombre, la idea de la continuidad. Ahora bien, el uso de esta terminología en la
historia es bastante antiguo, se dice que Zenódoto de Efeso, en siglo I I I a. C. usó
por primera vez la palabra ciclo para dividir la historia griega, a partir de la literatura,
en los grandes ciclos troyano y tebano.
Para Carrera Damas ordenar la historiografía bajo los criterios de
periodificación trae diversas dificultades. Es significativo que, en su artículo,
Períodos de la historia de Venezuela para Diccionario de Historia de Venezuela de
la Fundación Polar, Germán Carrera Damas hable de que caracterizar y delimitar
los periodos en la historia de Venezuela "...suscita algunos problemas
específicos, además de los propios de todo intento de periodificación" (Pag. 593)
Estos problemas son la simultaneidad de los procesos históricos, como son el
descubrimiento, la conquista, y la colonización, también el lapso histórico de estos,
la ubicación de la independencia y de la Gran Colombia. Para este historiador el
problema se explica en una mala fundamentación de los esquemas. Entiende que
la simultaneidad de los procesos es lo esencial en el proceso global, no resolver a
esta dentro del esquema de periodificación es metodológicamente fatal para la
calidad de los resultados.

Ahora bien, el problema puede que no esté en la complejidad del río sino en la
insuficiencia de las canalizaciones que pretenden conducirlo. Las renuentes aguas
de lo histórico siempre desbordan los muros de la periodificación, esta en si misma
adolece de significativas limitaciones metodológicas. ¿Plantea esto un
agotamiento o una escasez epistemológica de dicho esquema? Esta misma
situación puede verse claramente cuando el autor aborda lo historiográfico. El quid de
todo este asunto está en la noción histórica de continuidad. Carrera Damas manifiesta que:
''El proceso histórico no debe aceptar cortes tajantes. Hay una continuidad que sin duda
debe ser objeto de análisis permanente por parte de los estudiosos de las ciencias
sociales" (Pag. 701) El autor presupone una continuidad que establece el hilo
comunicante de los diversos ciclos, periodos y fases de la historiografía venezolana.
Todo el discurso sobre la historiografía se desarrolla sobre los tropiezos por mantener
este hilo comunicante. Carrera Damas es amplio al describir las dificultades e
insuficiencias en la periodificación histórica. Para él dicha problemática tiene que ver con
la complejidad específica del terreno histórico estudiado, Venezuela. La impericia en
aplicarle los criterios de periodificación. Lo cual exige una claridad metodológica a
toda prueba. Ante estas afirmaciones es preciso traer a colación las siguientes palabras
de Michel Foucault:
"Para la historia, en su forma clásica, lo discontinuo era a la vez lo dado y lo impensable:
lo que se ofrecía bajo la forma de acontecimientos, instituciones, ideas o prácticas
dispersas; aquello que el discurso del historiador debía contornear, reducir, borrar
para que apareciera la continuidad de los encadenamientos. La discontinuidad era ese
estigma del desperdigamiento temporal que el historiador estaba encargado de
suprimir de la historia. (Pag. 223)
Allí se explica las dificultades aludidas, la historia es fundamentalmente
discontinuidad, la noción de continuidad es solo un recurso del discurso histórico
clásico para atrapar lo que se escapa, lo que se escurre del cauce. Para Foucault la
discontinuidad no es un enemigo a reducir, sino que ahora es un elemento fundamental
del análisis histórico. Entonces la problemática no está en el terreno estudiado, como
cree Carrera Damas sino en la sujeción a la noción de continuidad. Mantenerla a estas
alturas, donde se ha incorporado al estudio de las ciencias la categoría de la
incertidumbre junto a la desaparición del sujeto como elemento fundante de la ciencia, es
tratar de armar un juego donde las piezas no calzan porque son irreductiblemente
cambiantes desde una perspectiva historiográfica. Hay que aceptar que los esquemas
solo son una excusa para iniciar el juego historiográfico. La idea de totalidad es apenas
metafórica. Es notable que el despertar de la conciencia historiográfica venezolana,
desde Mario Briceño Iragorry hasta la obra de Carrera Damas, parece ser la búsqueda
incesante e infructuosa de una continuidad perdida.

S-ar putea să vă placă și