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El lunes 26 de octubre de 1998, fue promulgada la ley Nº19.585, la cual modificó el Código Civil y
otros cuerpos legales en materia de filiación, consagrando la igualdad de todos los hijos,
independiente si nacen dentro o fuera del matrimonio. La distinción, fijada por el Código Civil en
1855, indicaba que en el caso de los “hijos ilegítimos”, se subdividían entre ilegítimos propiamente
tal a aquellos que no tenían reconocimiento alguno, y los “ilegítimos naturales”, reconocidos por
escritura pública por uno de sus padres, o por ambos.
La ley de filiación, una de las reformas más importantes al Código Civil, se adecúa a la
Constitución y a los Tratados Internacionales versados en material de Derechos Humanos,
rechazando consigo el arbitrio discriminativo que la ley suponía distinguiendo entre hijos legítimos,
naturales e ilegítimos. En su contenido existen tanto diversas como importantes cuestiones que
incumben a los hijos: el régimen de derecho de alimentos, el cuidado personal, los derechos
hereditarios y la patria potestad. Junto con esto, se reconoce el derecho a la identidad, entendiendo
con esto que toda persona tiene el derecho de conocer a sus progenitores, mediando con esto las
pruebas periciales biológicas, popularmente conocida como “la prueba del ADN”. Por su parte, se
valora el principio del interés superior del niño como criterio rector para las decisiones que lo
afecten. ¹
Durante la época, los núcleos conservadores se vieron preocupados por el proyecto, ya que bajo su
óptica “alentaba las relaciones extraconyugales y debilitaba la familia”. Para los defensores del
mismo, en cambio, derogar la categorización de los hijos desembocaba en acabar de plano con la
discriminación e indefensión jurídica en la que la ley situaba a los llamados “hijos ilegítimos”. ²
Como fuentes materiales de esta ley, en clave de Agustín Squella, tenemos como precedente la
recomendación que realizó el Comité de los Derechos del Niño a Chile en 1994. Esta junta advirtió
al Estado sobre la preocupante situación que conllevaba la categoría “ilegítimo” a los derechos del
niño, y que se trataba de una distinción arbitraria que estaba en contra del principio de igualdad,
dependiendo de si los niños nacían o no en un matrimonio”. Tras la reforma, en 2002 un informe de
Naciones Unidas valora la decisión del Estado chileno, y lo felicita “por haber adoptado una
reforma que establece esta dimensión de acabar con esta distinción entre hijos legítimos e
ilegítimos”. ³
Otro de los datos significativos es el porcentaje de la población al que ascienden los “hijos
ilegítimos previa creación de la ley”. Según datos del Registro Civil, para el año 1960 el porcentaje
de niños nacidos fuera del matrimonio ascendía al 15,9%, mientras que para 1990 era de 34,3%, un
tercio de la población chilena. Tras la publicación de la ley, desde el año 2000 es de un 48,3% hasta
el 31 de mayo de 2018, correspondiente a un 74,3%. Negar esta realidad para aquel entonces sería
un acto de discriminación para un tercio de la población chilena. ₄
El proceso de creación de la Ley 19.585 comenzó con un mensaje emitido por el Presidente
Eduardo Frei Ruiz-Tagle el 22 de julio de 1993 a la Cámara de Diputados, con un texto propuesto
para el artículo 206 del Código Civil. El artículo comienza su tramitación en el numerando 200. “En
un principio, el artículo 200, perteneciente a las acciones de reclamación de la filiación señalaba: En
caso de haber fallecido alguno de los padres, la acción se dirigirá en contra de sus herederos, dentro
del plazo de dos años, contados desde el fallecimiento o desde el conocimiento de las pruebas en
que se haya de fundar la demanda”. Se presenta un informe de la Comisión de Constitución por la
Cámara de Diputados el 9 de agosto de 1994 (Cuenta en sesión 39, Legislaturra 329).
En un sentido general, la ley consagra el principio de libre investigación de la paternidad y de la
maternidad, revirtiendo la noción establecido por el Código de Napoleón que prohibía
explícitamente tal investigación, la cual inspiró la ley chilena. Cabe destacar que, si bien la Ley
10.271 del año 1952 modificó el sistema permitiendo la investigación, ésta lo autorizaba en
contextos muy restringidos, quedando sujeta a la voluntad discrecional del padre, según lo indicaba
el artículo 280 del Código Civil. De acuerdo con el Mensaje, al posibilitarse al hijo el ejercicio de la
acción de reclamación del estado filiativo en términos amplios, se abren las puertas a la búsqueda
de la verdad real por sobre la verdad formal. En el primer informe de la Comisión de Constitución
se indica el espíritu de la otrora futura ley. El documento del 9 de agosto de 1994 recalca: “El
proyecto persigue como objetivo dar concreción legal a los principios constitucionales que
reconocen y aseguran la plena igualdad de todas las personas ante la ley y prohíben,
consecuencialmente, el establecimiento de diferencias arbitrarias, ni por la ley ni por autoridad
alguna. Tales discriminaciones serían, además, contrarias a los principios contenidos en las diversas
Convenciones Internacionales sobre Derechos Humanos de las que Chile es parte, que regulan los
derechos esenciales que emanan de la naturaleza humana, respecto de los cuales existe el deber de
los órganos del Estado de respetar y promover, de acuerdo con el actual artículo 5º de la
Constitución Política”.
El segundo trámite constitución del Senado comienza con un oficio de la Corte Suprema a la
Comisión, escrito por Servando Jordán, Presidente Subrogante de la Corte, quien subraya que “sería
conveniente fijar con precisión el ámbito de competencia de los jueces de menores o de los jueces
civiles en los casos de malos tratos ocasionados a menores de edad”.
En el primer informe de la Comisión de Constitución, se introducen cambios relevantes a la calidad
de los herederos como legitimarios pasivos de la acción de reclamación, en cuanto a que en opinión
de la Comisión se restringe a aquellos casos en se trata del hijo póstumo o cuando el padre o la
madre hubiese fallecido dentro de los 180 diá s siguientes al parto.
En la discusión en sala del 14 de enero de 1997, Josefina Bilbao, Ministra Directora del SERNAM,
solicita que pueda reclamarse paternidad o maternidad respecto de personas fallecidas con
anterioridad a la entrada en vigencia de la nueva ley para no violentar situaciones pasadas que
pudiesen afectar el honor de personas que vivieron al amparo de otra ley. Esto en función de las
restricciones que indica el artículo 280, el cual fue posteriormente derogado.
Tras un par de discusiones en sala, se presenta un boletín de indicaciones el 5 de marzo de 1997,
que aborda el artículo 200, el cual tras la publicación de la ley quedaría fijado en el artículo 206.
Esta indicación es relevante en cuanto propone nuevamente se amplíe la hipótesis de permitir al hijo
ejercer contra los herederos del padre o la madre la acción de reclamación sin la limitación de los
180 días.
2. Paulina Sepúlveda Garrido, “A 20 años de la ley que terminó con los hijos ilegítimos en Chile”,
en La Tercera, 1 de julio de 2018
4. Registro Civil, "Niños nacidos fuera del matrimonio, porcentaje del total de nacimientos".
Disponible en https://s2.latercera.com/wp-content/uploads/2018/06/TEN-nacimientos.jpg