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RECENSIONES

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Trilla, J. Comentarios a la reseña de A. escatimé críticas a ciertos progresismos


Sánchez Rojo sobre La moda reacciona- pedagógicos, ni tampoco me abstuve de
ria en educación. reconocer aciertos en determinados plan-
teamientos de los reaccionarios. Pero ya
El profesor Sánchez Rojo no ha veo que todo eso no ha sido suficiente,
hecho una recensión al uso, convencio- pues Sánchez Rojo me ve instalado en
nal y para cubrir el expediente; como son un extremo. Y me hace entonces dos
algunas de las reseñas que se publican en recomendaciones: que me aplique más
revistas académicas. Demuestra haberse en la virtud de la espera; y que lea a
tomado en serio mi libro; y, por eso, unos autores que por lo visto son reac-
además de hacer una serie de alaban- cionarios, pero menos. En esto último,
zas que agradezco, expone también sus en cuanto pueda, le haré caso. Pero en
discrepancias, cosa que aun agradezco lo de la espera –que repite alguna otra
más. La revista me ha ofrecido la posi- vez a lo largo de la reseña– … no sé
bilidad de comentar la reseña y la voy bien qué decir. ¿Esperar qué?: ¿esperar
a aprovechar, pero para referirme sólo paciente y confiadamente a que las cosas
a las objeciones. Que yo comentara los
de la educación irán cambiando solas, a
halagos seria petulante (si los recono-
su ritmo, como por arte de magia o por
ciera) o masoquista (si los discutiera). Ya
generación espontanea o siguiendo una
iremos viendo que en mi respuesta habrá
especie de orden natural preestablecido
de todo: con algunas de las discrepancias
e inexorable? La verdad es que en eso
de Sánchez Rojo discreparé, pero frente
no me ha convencido: sigo creyendo
a otras habré de darle la razón; y con
que las mejoras en la educación suelen
todas seguro que algo habré aprendido:
quizá que debiera dudar un poco más producirse justamente cuando algunos
de unas cuantas certezas mías; o que a se cansan de esperar. Quizá los teóricos
veces he de procurar explicarme mejor. podamos esperar (o sea, callar); pero
No, no me siento cómodo en el quienes están en el tajo no pueden
lugar en el que el profesor me coloca hacerlo: o siguen con lo de siempre o
a mi y a mi discurso: como si el mío se arriesgan al cambio para mejorar. Y
fuera un reflejo invertido del discurso si lo que hacemos los teóricos (callar y
reaccionario, y utilizando en ocasiones esperar) de nada les sirve a los del tajo,
sus mismas armas. Afirma el profesor que ¿para qué servimos los teóricos?
los reaccionarios huyen hacia el pasado Luego viene el capítulo sobre
mientras yo huyo hacia el futuro. A lo la disciplina, del cual hace un buen
peor doy esta impresión; si es así, mea resumen. Pero acaba proponiendo un
culpa: no supe explicarme bien. Además, ejemplo para achacarme que, en el tema
era bastante consciente de este peligro, de los límites –al que dedico un apartado
que no es otro que el de la simplifica- que ya preveía polémico– mi posición
ción maniquea. Si no recuerdo mal, en peca de idealista y de magnificar una
alguna página del libro repudio explí- postura que le parece muy minorita-
citamente el maniqueísmo. Por eso, no ria. Claro, suena tan bien eso de que la

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educación consiste en poner límites; y pues los efectos de las sustancias le


parece tan eficaz para resolver proble- impiden razonar y lo están matando.»
mas de disciplina, que todo el mundo Así, literalmente tomado, este ejemplo
se apunta a la receta. Por eso hay tanta no creo que sea muy distinto del otro:
literatura de autoayuda educativa sobre se trata de impedir físicamente la fatal
lo de poner límites. En el libro creo consecuencia de que el crio se despeñe
que me esfuerzo bastante en explicar o de que aquel hijo se autodestruya con
que el hecho de discutir la máxima de las drogas aquella misma noche. Pero
que educar consista en poner límites, el simple hecho de sujetarlo (o ponerle
no significa que yo piense que no hay una camisa de fuerza) no educa, por más
límites. ¡Claro que los hay! ¡Y claro que que en aquel momento pudiera ser una
es necesario impedir que algunos se acción oportuna o hasta imprescindible.
traspasen! En el libro explico ejemplos de La educación vendrá cuando este padre,
acciones que realizan los educadores (o por ejemplo, sea capaz de convencer a
cualquier ciudadano decente) para evitar su hijo de la necesidad de someterse a
que se franqueen determinados límites. un tratamiento para superar la adicción.
Uno de estos ejemplos es el siguiente: O incluso la educación habrá podido
si una criatura corre directa a un preci- empezar mientras el padre, abrazando a
picio, lo que hará la mamá, el hermano su hijo para sujetarle, le transmita, quizá
mayor o cualquier paseante que lo esté sin mediar palabra alguna, la inmensa
viendo será intentar frenar a la criatura carga simbólica que puede contener un
para evitar que se despeñe. Pero no lo abrazo: «estoy contigo, te quiero mucho
hace para educar al crio, sino para algo y no quiero perderte, te voy a ayudar
mucho más urgente en aquel momento: tanto como sea necesario, confía en
salvarle la vida. Luego, si además quiere mi, eso tiene remedio, lo superaremos
educarle, cogerá al niño de la mano juntos…» Eso, que no está en el libro
y con mucho cuidado se aproximarán y que me ha suscitado el ejemplo de
al precipicio para mostrárselo y expli- Sánchez Rojo, enriquece mi plantea-
carle el gran peligro de correr cerca de miento sobre los límites, pero creo que
cualquier acantilado. Lo que intento no lo invalida: lo que ha de hacer la
argumentar en el libro es que aquello educación con los límites es conse-
que ha de hacer la educación con los guir que el educando actúe acertada
límites –como bien dice Sánchez Rojo y responsablemente ante ellos; lo cual
que digo– es ayudar al educando a que significa aprender que ante ciertos límites
aprenda a identificarlos, a comprender- no habrá más remedio que acatarlos,
los, a valorarlos y a relacionarse conve- pero también que frente a otros lo conve-
nientemente con ellos. El autor de la niente quizá sea intentar superarlos. Si
recensión pone otro ejemplo que a mi la humanidad hubiera acatado siempre
me ha hecho pensar: «… quizá evitar los límites existentes en cada momento,
que mi hijo se siga drogando, implique estaríamos todos viviendo aun en las
me pase una noche entera sujetándolo, cavernas.

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Me he extendido demasiado en lo años de la educación infantil, primaria


de los límites, por eso seré muy breve y secundaria.
en lo de las humanidades: aunque yo me El profesor Sánchez Rojo discrepa de
siento mucho más próximo a ellas que algunas de las cosas que digo en el libro
a las demás materias curriculares, me sobre la enseñanza religiosa. Me atribuye
reafirmo en lo que comento en el libro: una suerte de juego lingüístico mediante
me parece que a veces es muy tópica el cual asimilo «adoctrinar» a «impartir
y demasiado gremial la defensa que se una doctrina». No puedo entrar aquí en
hace de las humanidades; y sobre todo disquisiciones conceptuales sobre qué
que, cuando alguien reivindica más de cabe entender por adoctrinamiento; en
lo suyo en el plan de estudios (histo- el libro me he podido extender un poco
ria, lengua, filosofía …) debería, acto en ello y en otras publicaciones lo hice
seguido, decir a costa de qué: ¿reducimos todavía más. Lo que sostengo en el libro
el inglés para poner más latín? ¿elimina- –y sigo sosteniendo ahora– es que con
mos la educación física y así podremos una asignatura confesional de religión
aumentar las horas de la filosofía? … (católica, budista o la que sea) lo que se
pretende es inculcar la doctrina propia
En lo de la coeducación no me
de esta religión. Tampoco me convence
queda más remedio que darle la razón a
lo que afirma Sánchez Rojo de que el
mi comentarista, al menos parcialmente.
número de alumnos solicitantes de una
Lo que sucede es que yo antes estaba
religión determinada es importante en
convencido de que, afortunadamente, se
el momento de establecer las religiones
había logrado que tan de sentido común
que deberán tener cabida en los planes
fuera que no haya escuelas practican-
de estudio; aduce que, del mismo modo
tes del apartheid, como que no haya
que se suprimen materias optativas si
tampoco escuelas que segreguen por hay poca demanda de ellas, una escuela
razón de sexo. Sánchez Rojo creo que no tendría porque ofertar docencia de
nos viene a decir, apelando a los hechos, religiones minoritarias. Creo que el error
que el hecho mismo de que subsistan estriba en que, en este caso, no hablamos
escuelas unisexuales y de que algunas de materias optativas (ojalá de eso se
personas y grupos las sigan defendiendo, tratara), sino de una asignatura –la de
significa que ahí el sentido no es tan religión católica– que según sus defen-
común como yo pensaba y deseaba. sores debe ser obligatoriamente ofertada
Es verdad, mi ingenuidad y optimismo por las escuelas, que ha de impartirse
tienen la culpa. Lo del feminismo de la dentro del horario lectivo y que debe
diferencia me parece que es otra cosa: contar en el expediente de los alumnos.
creo que este feminismo nunca ha reivin- Si todo eso ha de ser así, en un estado
dicado que niños y niñas estén escolari- democrático, aconfesional y creciente-
zados por separado un montón de horas mente multireligioso como el nuestro,
cada día, cinco días a la semana, y nueve este «derecho» del alumnado católico
o diez meses durante cada uno de los debería hacerse extensible, en igualdad

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de condiciones, al alumnado de todas premonitorio «acabarás en la cárcel» de


las creencias o descreencias religiosas las madres de la época. Afortunadamente
presentes en cada escuela. la confesión ponía el contador a cero.»
En lo que si que le doy la razón (Millás, J. J., El mundo. Barcelona, Ed.
al comentarista –y le agradezco que Planeta, 2007) Seguramente, la genera-
me haya hecho pensar en ello– es en ción de Sánchez Rojo vivió la religión
que quizá nuestras diferencias en estos de otro modo.
asuntos procedan en parte de la distancia Es posible que la cita precedente,
generacional. Una feliz casualidad ha así como otros pasajes de la reseña y
hecho que ahora pueda ilustrar la mar también de mi réplica, podrían provocar
de bien cómo le tocó vivir lo religioso un malentendido. Esto es, que el tema
a mi generación. Simultáneamente a la principal del libro es la educación de
redacción de estas páginas, estoy leyendo antaño y, sobre todo, la franquista. No
un libro (una magnífica mixtura entre es así: sobre el franquismo La moda
memorias y novela) en el que me he reaccionaria … incluye sólo unas pocas
encontrado con este párrafo: «Vivíamos páginas. El resto es pura actualidad.
Ahora pienso –y no quisiera hacerme
en un mundo en el que Dios existía hora
autopropaganda– que el libro puede ser,
a hora, minuto a minuto. Rezábamos
en estos momentos, incluso más actual que
al comenzar las clases, al terminarlas;
cuando lo estaba escribiendo. Entonces,
nos santiguábamos al atravesar la calle;
los posicionamientos muy reaccionarios se
besábamos las manos de los sacerdotes;
encontraban en algunos discursos, en los
orábamos al acostarnos, al levantarnos;
papeles, flotaban en el ambiente … Pero
al sentarnos a la mesa; al levantarnos de
ahora mismo, en España, están ya en la
ella... Cada acto de nuestra vida era un calle, en las manifestaciones ultras con
sacrificio hecho a Dios, bien fuera para pancartas y lemas que a mi me hacen
complacerle, bien para provocar su ira. estremecer, en el programa de un partido
El infierno quedaba a la vuelta de la político instalado en parlamentos, ayun-
esquina, se podía ir dando un paseo, tamientos y también en algún gobierno
a veces bastaba tropezar en una piedra autonómico. Y no digamos en otros
para caer en él. Si esa noche te habías países europeos y en el americano más
masturbado y morías, ibas al infierno. Si poderoso de mundo. Por desgracia, la
habías chupado un caramelo antes de preocupación por la presencia creciente
comulgar y morías, ibas al infierno. Si te de lo reaccionario no es sólo una manía
atacaba en medio de la clase de Lengua personal del autor del libro.
un pensamiento impuro y morías, ibas
al infierno... Era más fácil terminar en Jaume Trilla Bernet
el infierno que en la prisión, pese al Universidad de Barcelona

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