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INFORMACIÓN JUDICIAL

Fecha de publicación: martes, de agosto de

Fallo de la Corte en causa “Carranza


Latrubesse, Gustavo c/ Estado
Nacional”

La Corte Suprema de Justicia de la Nación resolvió en el acuerdo de la fecha


una causa en la que se discutió la responsabilidad civil del Estado Nacional
ante el incumplimiento de las recomendaciones que le formulara la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos.
 
El Tribunal hizo lugar parcialmente a la queja y al recurso extraordinario
interpuesto por el Estado Nacional y, en consecuencia, confirmó la sentencia
de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo
Federal, Sala V, que había condenado al Estado Argentino a pagar a Gustavo
Carranza Latrubesse la suma de $ . , en concepto de indemnización por
el daño ocasionado al incumplir con el informe Nº / , dictado por la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Asimismo, desestimó la
queja interpuesta por el actor.
 
En el informe citado, cabe recordar, la mencionada Comisión había concluido -
en los términos del art. . de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos- en que “…al impedir una decisión sobre los méritos del caso
interpuesto por el señor Gustavo Carranza, a raíz de su destitución como juez
de la provincia de Chubut, el Estado Argentino violó sus derechos a las
garantías judiciales y a la protección judicial… “, por lo que se recomendaba
que “…el Estado Argentino indemnice adecuadamente a Gustavo Carranza por
las violaciones mencionadas en el párrafo anterior” [CIDH, Informe Nº / ,
para. y ].
 
Con una mayoría de cuatro votos –suscriptos por los jueces Fayt, Zafaroni,
Petracchi y Maqueda-, el Tribunal se pronunció sobre las consecuencias
jurídicas que traen aparejadas para el Estado Argentino las recomendaciones
emanadas de la Comisión Interamericana, en los términos del informe
definitivo previsto en el artículo . de la citada Convención.
  
Para ello, los jueces Fayt y Zaffaroni postularon la obligatoriedad para los
Estados de cumplir en toda circunstancia con los informes “del artículo ” de
la Comisión Interamericana y, en el caso, con las recomendaciones formuladas
en el informe Nº / , por lo que el Estado Argentino debía indemnizar al
actor ante el incumplimiento de dicho informe.
 
Dicho resultado se imponía, a juicio de estos magistrados, debido al “`sentido´
que debe atribuirse a los términos del citado precepto tanto en el `contexto´
específico cuanto en el general en el que están insertos, atendiendo al `objeto
y fin´ del régimen de peticiones y de la Convención Americana en su
integralidad. Es a la par, el que mejor responde al principio de `buena fe´ y al
`efecto útil´ de dicho régimen, evitando así el `debilitamiento´ del sistema,
cuando no, por así decirlo, del propio ser humano al cual está destinado a
servir”.         
       
Como uno de los fundamentos centrales del voto, indicaron que el informe de
la Comisión -en el caso, adverso al Estado- constituía la decisión final del
sistema, pues el régimen procesal prevé sobre el fondo del asunto una sola y
única decisión definitiva que estará dada, o bien por el informe “definitivo” de la
Comisión , o bien, por la sentencia de la Corte Interamericana, siendo
excluyentes una de la otra. (cons. º)
 
Sostuvieron, también, que debía conferirse valor vinculante a las mentadas
recomendaciones, puesto que el trámite ante ese órgano –si bien rodeado de
las garantías atinentes al debido proceso- entraña un “desequilibrio procesal”
entre el peticionario y el Estado, en tanto este último, en caso de discrepancia
con el informe preliminar del artículo emitido por la Comisión, tiene la
“alternativa procesal” de someter el caso a la Corte Interamericana, mientras
que para el peticionario la decisión de la Comisión sobre la no violación de las
normas convencionales en un caso determinado, “da lugar, directamente, a
una decisión tan definitiva como obligatoria, dado que carece absolutamente
de jus standi  para someter el litigio ante la CorteIDH”. (cons. )  
 
Por otra parte, tanto el juez Petracchi como el juez Maqueda, en sus
respectivos votos, luego de analizar las normas internacionales y la
jurisprudencia de la Corte Interamericana sobre la cuestión, afirmaron el deber
del Estado Argentino de adoptar los mejores esfuerzos para aplicar las
recomendaciones de la Comisión.”
 
Por su parte el juez Petracchi señaló que, si bien es cierto que las
recomendaciones formuladas por la Comisión Interamericana no tenían un
valor obligatorio equivalente al de las sentencias de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos, el Estado, en función del principio de buena fé estaba
obligado a tener en cuenta el contenido de estos informes, debiendo realizar
sus mejores esfuerzos para aplicar las recomendaciones de la Comisión.
Concluyó que, en el caso, no se probó que dichos esfuerzos se hallan llevado
a cabo.
 
También desde esta segunda perspectiva, y por imperio del principio de buena
fe que rige el cumplimiento de las obligaciones internacionales, el juez
Maqueda concluyó que si bien sólo las sentencias dictadas por la Corte
Interamericana son ejecutables, el Estado Argentino no podía desconocer la
recomendación de la Comisión de indemnizar al actor y que debía realizar los
mejores esfuerzos para su implementación. Destacó que habían transcurrido
más de diez años desde que aquélla se emitiera y que no sólo el Estado no
había alegado ningún obstáculo para cumplirla sino que tampoco se advertía
alguno (cons. ) por lo que resolvió que, ante la falta de cooperación de este
último, ninguna objeción cabía formular a la decisión tomada por la Cámara en
cuanto reconocía, con sustento en el incumplimiento de la mencionada
recomendación, una indemnización a favor del actor.
 
Finalmente, fallaron en disidencia –por un lado- la jueza Highton de Nolasco y
el juez Lorenzetti y –por otro- la jueza Argibay, promoviendo la revocación del
fallo y el rechazo de la demanda. Para ello, los dos primeros consideraron que
“la afirmación del a quo adjudicando obligatoriedad a las recomendaciones
efectuadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en la que
se sustenta el fallo, aparece en pugna con las disposiciones de convenciones
internacionales y la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos, que ha sentado el criterio de que el término “recomendaciones”
usado por la Convención Interamericana debe ser interpretado conforma a su
sentido corriente, de acuerdo con la regla general de interpretación contenida
en la Convención de Viena sobre Derecho de los Tratados y, por ello, no tiene
el carácter de una decisión jurisdiccional obligatoria cuyo incumplimiento
generaría la responsabilidad del Estado, lo cual lleva a descalificar la sentencia
como acto jurisdiccional válido. Por su parte, la jueza Argibay- sostuvo que “…el
carácter ejecutivo y jurisdiccional de la recomendación emitida por la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos, pretendido por la parte
actora, se aparta del sistema de resolución de controversias creado por la
Convención Americana sobre Derechos Humanos” (cons. ).

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