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Documents of 20th-century
Latin American and Latino Art
A DIGITAL ARCHIVE AND PUBLICATIONS PROJECT AT THE MUSEUM OF FINE ARTS, HOUSTON
Cita Bibliográfica:
Balza, José. "Análogo simultáneo (sobre los objetos de Armando Reverón). " In Análogo
simultáneo, 11- 53. Caracas, Venezuela: Galería de Arte Nacional, 1983.
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ni saluda dando la mano. Está pintando; se aleja del cuadro, t suyo será sometido a la norma; de nuevo no querrá parecerse
se acerca, con violencia. Al fondo, las modelos son excusas
para esta agitación. Usa la paleta como si fuera un espejo, t a ninguno de nosotros. Otra vez su voluntad, su amplitud,
lo llevarán a establecer un principio suyo, una ley individual:
para verse, para ver al modelo y al cuadro. A su lado, el
mono Pancho (un mono sucesivo: que ha muerto y vuelve
l una sexualidad abierta, femenina y masculina a la vez, abar-
cadora, tácita y pública al mismo tiempo. El espacio del
a ser de nuevo el mismo en otro mono) está vestido, y l. sexo, en él, cubrirá su inteligencia y su locura; los contactos
lleva la cabeza tapada por una máscara metálica o por un
yelmo extraño (¿Ante este demonio casi desnudo y gesticu-
~ que establecen la piel y la mirada; la huida ante un otro
solo: para darse en invenciones, en lo indirecto, a mil pre-
lante, cuyo cuerpo baila y se frota eróticamente contra el sencias.
aire, ante ese desbordamiento, dónde queda aquel muchacho Traigamos algunas frases de Juanita, sobre esto : "En-
de traje oscuro, cuidadoso y atento, que vestÍa camisa im- tonces dijo, bueno, algún día que yo la necesite yo la
30 pecable y corbata de lazo?). puedo buscar, mi mamá vive más abajo, yo me crié en 31
El Mamey, yo me crié ahí. . . allí en El Mamey, mi mamá
vive más abajo, cuando usted la necesite y usted quiera ir,
Pero el estremecimiento de la cabeza, b movilidad de va pa'allá, la señora Reve.rón -Reverón era ella, la mamá.
los pies; la cintura que avanza y luego se esconde; el terrible Bueno, da la casualidad que un día por cierto dije - me voy
bejuco, cuyo poder divide al cuerpo en una zona para la a ir, me voy pa'llá. El estaba aquí en La Guaira dando clases
conciencia y otra para la excreción y los genitales; la mirada de dibujo y pintura, e!>taba trabajando en el Colegio Miche-
misma que coquetea simultáneamente con la modelo, con lena. Bueno, cogí y me fui y cuando llego allá, entonces
la materia pictórica, el cuadro, la paleta y con aquellos que misia Aurora lo llamó: Bueno, Armando. . . Aquí tienes
presencian el trabajo, todo confluye hacia una abierta cópula una visita que te está esperando, que se llama Juanita.
solar. Su respiración, sus gestos exceden (o amplían) el Entró a la puerta y dijo, bueno mamá -yo me acuerdo
r!tual de pintar. Allí se está consumando una ilimitada de esas palabras como si las estuviera diciendo aquí-,
descarga, una sensual transgresión al acto aparente: un coito dijo: bueno, mamá si usted no me quiere a esta muchacha
alucinado con lo exterior. Si tal energía puede desbocarse no me quiere a mí tampoco, le dijo él; si usted no me la
así, si sus transfiguraciones eróticas pueden alcanzar este quiere a ella no me quiere a mí tampoco; entonces ella
desconcertante juego consigo mismo y con lo otro, ¿de qué
dijo: no, hijo, cómo no, yo la voy a querer, basta que yo
espacio psíquico viene? ¿Cómo se enlaza con el múltiple
sea una persona enferma que no puede atenderte, ni en-
diseño de su existencia? Para intentar responder apenas
tiendo de esas cuestiones de arte ni nada, tú necesitas una
tenemos algunos balbuceos. Reverón asciende en tal grado
gente que te ayude, cómo no, para mí es otra hija -dice
la escala de su invención personal (una vida paralela, sus-
ella ... "
titutiva) o desciende hacia oscuros impulsos, hacia atraccio-
nes tan vertiginosas, desoladoras y placenteras a la vez --con " .. . Y así, él era así, casi un santo, un santo parao,
tal intensidad: cualquiera que sea el sentido de su con- un santo que andaba así, pendiente del arte, pendiente de
ducta-, que hasta en ese ámbito común, la sexualidad, su todo; él no se ocupaba de nadie y de nada, yo sé que no
propuesta será delirante, única, irreconocible. De nuevo nada tuvo hijos por la calle ni tuvo nada".
l
y laborioso sistema gráfico, urdido y tramado por un talento Juanita, él y los animales, indiferenciados; donde los utensi-
excepcional. Sobre la vida quizá extravagante de Reverón lios hogareños, los materiales de trabajo, el sexo, imitando
se levanta el prodigio de una obra asombrosamente personal, a los existentes, tuviesen distinta consistencia. Sólo faltaba
continua y grave: imágenes completas y complejas para 1:1n esta plenitud de su obra: la blancura, el sello de un estilo
nuevo universo de la pintura; imágenes que son el otro l. absoluto, los estremecimientos de la composición, la corres-
destino de este hombre. Pero, tocado ese cielo, superada esa pondencia entre cuerpo, gesto y pintura, para que la nueva
dimensión lumínica que ofrecen sus lienzos, el espíritu de realidad fuera abordada o creada: ..... en el espacio abierto
Reverón se agita en insondables fenómenos. Hubo una crisis por la creación, ya no hay sitio para la creación" 9 • El exceso
mental en 1930 y ahora surge otra en 1935. El magma lleva a la carencia: la prolongada, elusiva invención asumirá
imaginativo que fue lanzado hacia otros cielos, que regresó su momento total: así como la obra sirve de enlace para
34 convertido en la blanca pintura de este período, no halla una nueva vida (ya fraguada, anterior, pero por fin com- 35
consuelo ni fondo; oculto en este cuerpo, un nuevo demonio pleta), los soportes de esa nueva vida, autónomos, rotundos,
de la vitalidad (la misma de siempre) se estremece, palpita, sostenidos exclusivamente por ellos mismos, pueden devol-
utiliza la condncta de Reverón para asomarse. El resultado vernos hacia la obra plástica, hacia la vida convencional del
de ese delirio de la conciencia son los cuadros, visibles a creador: hasta tal punto su invención obedece a fuerzas rea-
cualquiera. Pero la imagen única, aquella que sólo se revela les, hasta tal . punto ellos son en verdad la invención d~
para el creador a través de sus obras, excede cuanto los una existencia. Esos soportes, desde luego, son el mimdo
demás perciben. El sabe, sin embargo; él palpa la continui- de objetos creados por Reverón a mediados de la década
dad que su vida quiere obtener, después de estos años. Sólo del treinta.
él habría reconocido entonces que la imagen de sus obras
"lejos de constituir una suerte de duplicado de una realidad
í
dada y percibida, era una suerte de <<relevo», de lugar de Para pintar mezcla tierra y óleo; prefiere el fardo ames
enlaces . . . " 8 • que el lienzo. "Me pedía rollos de coleto, sacos de café",
En efecto, aquí, con la imagen propuesta por su obra, dice Boulton. Los pinceles, como sabemos, han sido fabrica-
en esa objetivización de su psiquis, Reverón hallará la sín- dos por él y envueltos en tela; los toma de una bandeja,
tesis de cuanto su vida cotidiana pueda significar y de cuanto también invención suya. La paleta se mueve en sus manos,
sa pensamiento pueda proyectar. La obra fue el relevo de como un espejo, dirigido hacia múltiples imágenes.
su personalidad común; la obra es el enlace con la conflic- Hoy: coloca el rústico caballete fuera del caney (o lo
tiva asunción de un imaginario o de una superposición dt" traslada Juanita hacia la playa), abre el parasol sobre sí
lr. realidad. Elementos, señales, hechos, anunciaban que es- mismo, y su sombra protectora, junto al pantalón, es lo
taba ·condenado a la sustitución: a la creación de un cúerpo único que lo envuelve, dentro de esa atmósfera dorada, cal-
ecológico absolutamente suyo: donde la geografía estuviera cinante. El quitasol se eleva - él lo sabe-- como un centro
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determinada por él: un pedazo de Macuto, el castillete; religioso: porque debajo está el iniciado, el sacerdote; el
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8. Pierre Francastel: La figttra y el lugar. 9. Mauricc Blancqot: El espacio literario.
BIBLIOGRAFIA