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El ser humano ha tenido en todo tiempo y espacio interés por saber de sí mismo.
Deseos de conocer de dónde proviene, cómo y por qué está en este planeta y no dispuesto en
otro, y qué le reserva el futuro a su especie (Homo sapiens). La antropología, en cierta forma,
intenta dar respuesta a estas y otras preguntas, por tanto es la ciencia que se ocupa del ser
humano como parte de la naturaleza y como hacedor de cultura. Así lo expresa Zaid Lagunas
Rodríguez en “La Antropología Física: qué es y para qué sirve” (2002: 12).
A su vez señala que, al ser tan amplio el campo de estudio, así como el campo de
aplicación de los conocimientos generados, se requiere de una formación sólida para dominar
el bagaje teórico, metodológico y técnico de las diversas áreas que caen en el campo de acción
de antropología física, entre ellas la evolución biológica humana (paleoantropología), la
dinámica de poblaciones antiguas (osteología antropológica) o contemporáneas
(somatología), el crecimiento y desarrollo humanos (auxología), la primatología, la relación
salud- enfermedad, la ergonomía y el trabajo (Lagunas, 2002: 13).
En efecto, el campo de estudio a desarrollar en la presente investigación es la
osteología antropológica, consistiendo la misma en el conocimiento de las poblaciones
humanas del pasado más reciente en una perspectiva arqueológica (Lagunas, 2002: 13).
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Contexto reciente, parte de un registro arqueológico. Por ejemplo los huesos humanos
en los centros aztecas de México narrados hace unos pocos cientos de años por los españoles
durante la “conquista” de México (White, Black y Folkens, 2012: 01).
Y es que el esqueleto forma el marco del cuerpo, mientras que los dientes forman una
interfaz directa entre el organismo y su entorno. Los huesos pueden llevar en su forma, o
morfología, la firma de los tejidos blandos con los que estuvieron asociados durante la vida,
incluidos los músculos, ligamentos, tendones, arterias, nervios, venas y órganos.
Estos tejidos blandos suelen desaparecer poco después de la muerte. Debido a que los
huesos y los dientes del esqueleto son resistentes a muchos tipos de caries, a menudo forman
el registro más duradero de la existencia de un individuo. Es posible estimar la edad, el sexo
y la estatura, también permite situar una variedad de patologías que el individuo puede haber
sufrido. El análisis de grupos de individuos puede ofrecer información sobre la estructura
poblacional prehistórica, las afinidades biológicas, los comportamientos culturales y los
patrones de enfermedad (White, Black y Folkens, 2012: 02).
Osteología Antropológica
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paleopatología), condiciones de salud, crecimiento y desarrollo, hasta desgastes ocasionados
por actividad, que quedan marcados a modo de cicatrices.
De igual forma, argumenta Zaid Lagunas R por medio de la osteología
antropológica, es posible determinar la edad que tenía la persona al momento de su muerte y
el sexo al que pertenecía. Con estos datos intenta, por un lado, conocer las características
físicas de los individuos, y por otro intenta hacer inferencias de tipo paleodemográfico
(relativas al número de individuos de cada sexo y edad que conforman una población; las
edades más frecuentes a las que morían, y si morían más hombres, mujeres, jóvenes o niños);
es decir, la reconstrucción de fenómenos vitales a partir de los restos óseos (2002: 15).
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siglo XIX por las sociedades de Antropología fundadas en París (1859), Londres, Moscú
(1864), Madrid (1865).
En 1859 Paul Broca, fundó la primera cátedra de Antropología, desarrollando las
bases del instrumental y medidas antropométricas que dieron inicio a la antropología
científica.
En 1879 A. P. Bogdanov (1834- 1896), realizó la exposición de cráneos de medidas
cronométricas y fotografías antropológicas de 600 ejemplares de varios pueblos.
En 184 Francis Galton, realizó evaluaciones antropométricas en más de 10.000
personas en la Exposición Internacional de Sanidad de South Kensington, Reino Unido,
analizó más de 2500 huellas de dedos pulgares.
En 1893, en España, Telésforo de Aranzadi publicó con Hoyos Sainz la técnica
antropológica y el Manual de Antropometría (pág. 11).
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Hacia la década de los 50, en Venezuela surge la Policía Técnica Judicial (PTJ), donde
se incluye especialidades o carreras afines relacionadas con el área forense. A lo largo de esos
años, Adelaida Díaz Ungría, antropóloga egresada de la Universidad Central de Venezuela
(UCV) era solicitada por el mencionado organismo para realizar análisis antropológicos de
restos óseos en algunos casos los cuales se requería su intervención. Sin embargo, es durante
los años 60, específicamente en 1968, que ingresa al organismo policial la antropóloga
Maritza Garaicoechea, graduada en la misma casa de estudios, convirtiéndose en la
fundadora del área de Antropología Físico- Forense en nuestro país. En sus inicios,
Garaicoechea se dedica al estudio de aquellos restos óseos que los funcionarios de la PTJ
encontraban en diferentes partes del territorio nacional (pág. 01).
Estos casos muchas veces se asociaban a personas que eran reportaban desaparecidas
por sus familiares y algunas veces se relacionaban con el delito de homicidio. Para el estudio
antropológico se utilizaban las técnicas de la antropología Física en cuanto a la
individualización de restos, el análisis de los patrones generales antropológicos como el sexo,
la edad, la estatura y la afinidad poblacional, lo cual constituye una cuarteta general
antropológica, la cual se unía a los caracteres particularizantes que permitían en muchos
casos establecer la identidad de los restos óseos estudiados (pág. 01).
Conceptos básicos
Antropología: 1. Estudio de la realidad humana. 2. Conjunto de ciencias que estudian
los aspectos biológicos, culturales y sociales del ser humano (RAE).
Hueso: Cada una de las piezas duras que forman el esqueleto de los vertebrados.
(RAE)
Osteología: parte de la anatomía que trata de los huesos (RAE).
Osteopatía: enfermedad ósea (RAE).
Patología: parte de la medicina que estudia las enfermedades (RAE).
Variabilidad: variación en el material genético de una población o especies.
Enfermedad: alteración más o menos grave de la salud (RAE).
Trauma: lesión duradera producida por un agente mecánico, generalmente externo
(RAE).
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Lesión: daño o detrimento corporal causado por una herida, un golpe o una
enfermedad (RAE)
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a.2. En individuos adultos: se basan en la observación de las características propias
de cada sexo y que son identificables en el cráneo y en los huesos ilíacos.
Cráneo y mandíbula. El cráneo masculino es de mayor tamaño, pesado, con huellas
de inserción muscular pronunciadas, sobre todo en la región occipital, y en las apófisis
mastoides masivas y bien desarrolladas. La región frontal es huidiza, con los arcos
supraorbitales pronunciados y el borde superior de las orbitas es más bien redondeado. El
cráneo femenino es de menor tamaño, ligero, con inserciones musculares menos marcadas y
las apófisis mastoides menos desarrolladas. La región frontal es abombada, los arcos
supraorbitales son desvanecidos y el borde superior de las orbitas es cortante.
La mandíbula femenina tiene más amplitud en el ángulo mandibular. La masculina
muestra mayor altura del cuerpo (Lagunas y Rodríguez, 2009: 56).
Cintura pélvica. Conformada por los dos huesos ilíacos y el sacro, es la región del
esqueleto que proporciona los rasgos más abundantes y seguros para la determinación del
sexo. En generala cintura pélvica femenina es más ancha y baja que la masculina, aunque es
más pesada y robusta. El ilíaco, en general, es más alto en esqueletos masculinos que en
femeninos: la forma y profundidad de la escotadura ciática mayor es más profunda y angosta
en masculinos, y menos profunda en femeninos (Lagunas y Hernández, 2009: 58).
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Greulich y Pyle (1950) sobre la mano y la muñeca, el de Pyle y Hoerr (1955) sobre la rodilla
o McKern y Stewart (1957) en el fémur, codo, tobillo, hombro, muñeca y rodilla. Todos los
autores coinciden al indicar que hay un marcado dimorfismo sexual, ya que en las mujeres el
final del crecimiento se produce un año o dos antes que en los hombres (Krogman e Iscan,
1986; Stewart, 1979). Por este motivo, lo correcto sería determinar el sexo antes de establecer
la edad del individuo (Trujillo-Mederos y Ordoñez, 2012: 143).
b.2. Estimación en individuos adultos: es difícil en aquellos que tienen más de 30
años, debido a que los cambios en el esqueleto son mínimos y no se hacen visibles. Por tanto,
lo que se evalúa es el grado de desgaste presentes en la columna vertebral y las grandes
articulaciones, como la coxo- femoral, la sacro ilíaca y el humero cubital.
Grado de desgaste dental, este método está basado en que, una vez que los dientes
han erupcionado, se comienzan a desgastar. Para aplicarlo hay que tener mucho cuidado con
factores como las patologías o el uso de los dientes como herramientas, ya que éstos pueden
falsear los resultados (Trujillo-Mederos y Ordoñez, 2012: 143).
c. Estimación de la estatura.
A partir de restos óseos se utiliza la longitud fisiológica de los huesos largos (húmero,
cubito, radio, fémur, tibia y peroné). Los elementos diagnósticos en la estatura del hombre
son el humero y fémur, y las mujeres la tibia (Madrigal y González, 2016: 221).
El crecimiento se detiene cuando se cierran las placas epifisiarias (21 años en mujeres
y 25 años en hombres). La estatura depende del tipo de población, sexo, edad, genes, postura,
nutrición, minerales, condiciones de salud y hábitos deportivos.
Métodos propuestos como los de:
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Método anatómico de Georges Fully (1956), se basa en la suma de los segmentos
óseos que contribuyen a la longitud vertical del esqueleto (altura del cráneo, altura de los
cuerpos vertebrales, longitud del fémur, tibia y altura de calcáneo y astrágalo articulados) y
realizando una corrección por los tejidos blandos correspondientes. Posteriormente Fully y
Pineau (1960), desarrollaron un procedimiento nuevo sobre la misma muestra en el que solo
era necesario medir el segmento vertebral lumbar y la tibia o el fémur, sin necesidad de
correcciones por el tejido blando. Realizó mediciones en 164 esqueletos masculinos con
edades entre 18 y 65 años, y estatura variable entre 151 a 188 cm, provenientes de campos
de concentración de la Segunda Guerra Mundial (Ríos, 2003: 111).
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Un concepto de raza “grupo humano cuyos miembros participan en su totalidad de
las características típicas y peculiares de la misma las cuales se transmiten de una a otra
generación” (Comas, 1966: 535).
No obstante, Juan Comas cita un concepto de Dobzhansky y Epling:
Los métodos más empleados son: el morfológico y el métrico. Los restos óseos para
el estudio son el cráneo junto con la mandíbula, el sistema dental y el esqueleto post- craneal.
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e. Identificación de huellas de la actividad ocupacional, referidas en el texto de
Lagunas y Hernández (2009) consiste en la identificación del esqueleto de las llamadas
entesopatías (entheses= sitio de inserción y pathos= lesión), que son modificaciones óseas
presentes en los sitios de inserción de músculos o ligamentos causadas por la hiperactividad
de los principales músculos responsables del movimiento. Pueden tener forma de crestas,
pozos, rugosidades o exostosis.
La entesopatía del epicóndilo medio del humero o región media de la tróclea humeral
es propia de los grupos que arrojan lanzas u objetos a grandes distancias para efectos de caza.
Osteopatología / Paleopatología
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Autores definen la Osteopatología como…”la rama de la antropología biológica que
estudia traumas y enfermedades en huesos” (Juarmain, Nelson, Kilgore y Trevathan, 2001).
Esta área de la antropología biológica se encuentra vinculada a la “Paleopatología es
el término utilizado para definir aquellos estudios sobre las enfermedades que pueden ser
detectadas a través de restos antiguos, ya se trate de cuerpos humanos momificados o de
simples esqueletos” (Madrigal y González, 2016: 227).
Fuentes de estudios
Restos óseos, partes del organismo más resistentes al paso del tiempo.
Huesos fosilizados, consiste en la petrificación del huesos, que en general, tiene lugar
al rellenarse las cavidades que ocupaba la sustancia orgánica por sustancias minerales.
Restos momificados, consiste en un proceso de desecación de los tejidos blandos.
Los coprolitos, son un hallazgo arqueológico frecuente, mayormente de animales.
Los estudios se basan en el hallazgo de semillas, fibras vegetales, polen, espinas de pescado,
entre otros.
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Enfermedades osteoarticulares, dolores en huesos y articulaciones. Enfermedades
son osteoartritis, osteophytosis vertebral, artritis reumatoide, espondilitis anquilosante,
espondilartropia, artritis postraumática.
Displasias óseas, es un cambio en la forma normal del hueso (afecta al cartílago y
hueso). Males acondroplasia, mucopolisacaridosis, osteogénesis imperfecta, osteopetrosis.
Afecciones óseas de origen congénito, se manifiestan desde antes del nacimiento.
Por ejemplo, en el cráneo (ononcefalia, craneoestenosis, oxicefalia, escafocefolia).
Trastornos metabólicos, enfermedades son las siguientes osteoporosis, escorbuto,
raquitismo, osteomalacia, leonteosis óseo.
Trastornos endocrinos, como el gigantismo pituitario, acromegalia, enanismo
pituitario.
De origen desconocido, enfermedad de Paget u osteítis deformante.
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Joseph Jones (1833- 1896), en América motivado por dichos estudios. Describe los
cambios patológicos y diagnostica lesiones de origen sifilítico.
Para 1900, Ruffer vivió en Egipto y allí se dedicó al estudio de patologías, con mayor
interés en las momias, desarrollando técnicas como la rehidratación de los tejidos para los
posteriores estudios (examen microscópico). En sus investigaciones descubrió lesiones
arteriales en las momias, tuberculosis pulmonar, la acondroplasia.
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1. Análisis bioquímicos en hueso
Estudios de paleodieta y paleonutrición: los métodos químicos se utilizan para determinar
la composición química del hueso, ofrecen el mayor potencial para analizar el
comportamiento del cambio de alimentación en las poblaciones prehistóricas. El análisis de
los isótopos estables de estroncio/nitrógeno de proteína extraídos de los esqueletos humanos
que se utilizan para identificar las prácticas alimentarias de los infantes en las poblaciones
del pasado, incluyendo la calidad del agua con la que se preparaban dichos alimentos y su
ingesta, como líquido vital para los humanos.
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paleodemografía maneja grandes conjuntos de datos. El contacto de arqueólogos con la
antropología física, permiten que las investigaciones osteológicas se contextualicen en este
ámbito (arqueológico). Sumado a ello, los estudios químicos y moleculares para la
identificación de huellas en las piezas óseas (elementos como estroncio, bario, zinc, cobre),
proporcionan datos sobre la composición de la dieta y efecto sobre la salud de los individuos
(Serrano y Terrazas, 2000: 89).
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la medición de la talla del sujeto y de la longitud máxima de su tibia luego
de su disección, y se estimó la correlación existente entre estas dos
variables a partir del coeficiente de correlación de Pearson y se aplica un
modelo de regresión lineal para generar una ecuación que permita predecir
la talla de un individuo a partir de la longitud de su tibia usando el paquete
estadístico STATA 8.0” (Mantilla, Cárdenas y Jácome, 2009: 305).
Los investigadores dieron como resultado que la longitud máxima de la tibia muestra
una excelente correlación con la estatura; lo cual permite que sea usada para generar
ecuaciones que permitan estimar la estatura, en contexto de los desaparecidos y otras áreas
de ciencias de la salud.
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Referencias Bibliográficas
Artículos
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