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Universidad Abierta y a

Distancia de México

Módulo 15.
Internacionalización del Derecho en su ámbito privado.

Unidad 3.
Derecho Positivo Internacional Privado

Sesión 7.
Derecho Convencional

Actividad Integradora.
Estado actual de la política exterior mexicana
Actividad integradora.
Estado actual de la política exterior mexicana.

Es fundamental adentrarnos al estudio de la Política Exterior conocer los conceptos básicos,

así como algunos antecedentes históricos y evolución de dicha política en México, factores

internos o externos de influencia sobre el país, así como su relación con el fenómeno de la

globalización, que han venido a definir hoy en día los principios que fundamentan en este

ámbito al Derecho mexicano.

Edmundo Hernández Vela-Salgado en su Diccionario de Política Internacional, define a la

Política exterior como: “El conjunto de políticas, decisiones y acciones, que integran un

cuerpo de doctrina coherente y consistente, basado en principios claros, sólidos e

inmutables, forjados a través de su evolución y experiencia histórica; permanentemente

enriquecido y mejorado; por el que cada Estado, u otro actor o sujeto de la sociedad

internacional, define su conducta y establece metas y cursos de acción en todos los campos

y cuestiones que trascienden sus fronteras o que pueden repercutir al interior de las suyas; y

que es aplicado sistemáticamente con el objeto de encauzar y aprovechar el entorno

internacional para el mejor cumplimiento de los objetivos trazados en aras del bien general

de la nación y de su desarrollo durable, así como de la búsqueda del mantenimiento de

relaciones armoniosas con el exterior”.

La política exterior de la Nación es espejo de su historia. Nada existe en ella que no sea fruto

de la experiencia y de la lucha permanente de los mexicanos por conservar sus valores y

mantener su soberanía. Somos hacia el mundo la expresión de nuestra propia naturaleza

donde buscamos un sitio entre la comunidad mundial que se funda en la autenticidad y en

las legítimas esencias de nuestro ser nacional. No hay pueblos sin intereses como tampoco
los hay sin destino. Por eso, la convivencia es una necesidad y constituye un derecho

fundamental de las naciones. El establecimiento de un orden jurídico que iguala a los

Estados conforma la base de las relaciones contemporáneas entre los países. Su respeto es

un mandato obligado para todos, pero, especialmente, para aquéllos que han hecho de la

fuerza y de la concentración del poderío militar y tecnológico el arma preponderante de sus

vínculos con los demás.

La política exterior, deberán integrarse en una doctrina, cuya base serán los principios que

surjan como resultado de la evolución y experiencia histórica de un Estado en el ámbito

internacional.

Son diversas las doctrinas de la política exterior de México que sirvieron de cimiento para

establecer los principios que actualmente la rigen, han sido personajes políticos del país

quienes las han sostenido; Contienen principios en los que se enmarca la actitud

internacional de un Estado en un momento histórico determinado cuya trascendencia es

valorada para el futuro de las relaciones internacionales, por lo que a continuación

señalaremos las más relevantes.

Doctrina Carranza - 1 de noviembre de 1918

Sostiene el principio de la no intervención y la igualdad entre los Estados y desaprueba toda

intervención de los asuntos internos de otra nación, así como la equivalencia de derechos de

nacionales y extranjeros ante las leyes de un país.

Doctrina Estrada - 1930

Se mantienen o rompen relaciones con otro país sin que ello significara la aprobación o

reprobación de sus gobiernos locales. Surge a partir de un cambio de gobierno propiciada

por una ruptura del orden constitucional o por un golpe de Estado, el gobierno se concreta a

mantener o romper, en su caso las relaciones diplomáticas.


Doctrina Díaz Ordaz

Se define a partir del conflicto de Cuba y la campaña de Estados Unidos para el aislamiento.

Posición diplomática que tiene un criterio en torno al gobierno en conflicto: continuar con el

reconocimiento diplomático, independientemente del carácter u orientación de los gobiernos.

Carlos Ramírez, indica que, a partir de 1970, la diplomacia se personalizó en el presidente

en turno. Así tenemos que aun cuando la

Política de Luis Echeverría

Promueve causas del Tercer Mundo, el nuevo orden económico internacional, etc, éste

rompe relaciones diplomáticas con Chile condenando el gobierno dictatorial de Augusto

Pinochet, lo que implica la aplicación de la Doctrina Estrada.

Política de José López Portillo

Política que rompe con el principio de la no intervención, involucrándose con los asuntos

internos de Nicaragua y El Salvador, otorgando un amplio respaldo al movimiento sandinista

y a la guerrilla salvadoreña. Se restablecieron relaciones diplomáticas con España,

interrumpidas bajo el régimen de Franco.

Gestión de Miguel de la Madrid,

Se reduce el activismo internacionalista y tercermundista, la política exterior se concentra en

la problemática latinoamericana, específicamente en la centroamericana. Se participó en

asuntos de seguridad mediante la promoción de soluciones pacíficas y negociaciones

multilaterales de acuerdos de paz para la solución de los conflictos bélicos de

Centroamérica. Así como también se iniciaron las relaciones bilaterales comerciales con

Estados Unidos
Política de Carlos Salinas de Gortari

Se caracteriza por tener una orientación más economicista. Se forma parte del tratado de

Libre Comercio de América del Norte, la firma de otros acuerdos comerciales, el ingreso a

diferentes organizaciones.

Gestión de Ernesto Zedillo

Enfocada en la resolución de la crisis financiera de 1994 y de igual forma a la búsqueda de

un tratado de libre comercio con la Unión Europea.

Gestión de Vicente Fox Quezada,

Cuatro son las grandes posturas que acoge y sostiene esta doctrina:

* Defensa de los derechos de los mexicanos en el exterior. * Defensa de la promoción de los

derechos humanos y la democracia en el mundo. * Fortalecimiento del multilateralismo y

promoción de la paz en el mundo. * Impulso a la integración humana.

La distinción teórica entre los diversos momentos o etapas en que podemos dividir la política

exterior son básicamente estas son tres: la de elaboración, la de ejecución y la de control.

Los pueblos, como advirtiera Juárez, tendrían en su aplicación los verdaderos cauces de la

paz y del progreso. Sin embargo, los escenarios mundiales se encuentran sembrados de

disputas y enfrentamientos de intereses. Cada día que transcurre, en algún rincón del

planeta se vulnera el Derecho en perjuicio de un pueblo y se socava, en general, la

estabilidad de la sociedad internacional.

A ello obedece que nuestra política exterior no se detenga en la mera invocación de los

postulados. No está en juego tan sólo un cuerpo de ideas y concesiones que definen nuestro

modo de advertir el mundo circundante. También lo están nuestras realidades propias e

inmediatas.
En la sensibilidad, en el tesón y en la fuerza imaginativa, la actividad internacional de México

ha ido fincando una firme tradición, logrando nuevos prestigios. Nada de ello serviría si no

conjugamos, también, el esfuerzo de la diplomacia que siendo prudencia no deja de ser

acción. Se ha aseverado, en diversas ocasiones, que el nacionalismo de México esconde en

el fondo la expresión de nuestra debilidad.

Quienes así piensan, también desean que México haga retroceder sus posiciones

internacionales. Pretenden ignorar que en cada una de ellas se levanta la voz de los

fundadores de nuestra propia nacionalidad. Renunciar al compromiso de que permanezcan

vigentes en una tarea indigna que no ha de emprender, en ningún momento y bajo ningún

motivo, el Gobierno de la República.

Provenimos de hondas raíces en un pasado que nos impone la doble responsabilidad de

mantenerlo incólume y de enriquecerlo con la acción cotidiana. Aspiramos a ganar y merecer

la patria que, desde sus orígenes, ha sabido honrar incontables generaciones. No será la

nuestra la que abdique esa herencia histórica en favor del proyecto vacío de los intereses

particulares.

En la consolidación de ese legado y en la formulación de su propia memoria histórica, el país

tiene ante sí una tarea que debe responder a las experiencias sucesivas de nuestro

acontecer. Este proceso, por fortuna, no es reciente. Se inició, de hecho, a la sombra de la

misma actividad emancipadora en el alba de la Nación y ha continuado, sin solución de

continuidad, a través de la formación de México.

Los gobiernos emanados de la revolución han dado continuidad a Jos principios surgidos de

nuestro quehacer histórico. En el ejercicio cotidiano de nuestra soberanía y en la práctica de

los foros internacionales han sustentado el prestigio de congruencia, solidez y seriedad que

constituye un patrimonio invaluable de nuestra nación. En el camino recorrido desde los días
insurgentes hasta la actualidad, los principios han reafirmado su valor y su validez

acrecentando con la perspectiva de los años el mérito de quienes les dieron origen y

contenido. Como la vida misma, la política exterior proyecta hacia el mundo la esencia de

México.

Los valores de nuestra nación han sido -y no podrían ser de otra forma- .la condición de

nuestra nacionalidad. Ningún proyecto de acción gubernamental puede sostenerse contra los

fundamentos de esa razón de ser. El sentido primigenio de la diplomacia mexicana se

explica y justifica en la salvaguardia del mejor interés de la República y de la seguridad

nacional.

El marco histórico de nuestra acción internacional no puede agotarse en la enumeración de

los episodios que han conducido a México hasta el presente. Es sobre todo una tarea de

continuidad y de prospección hacia el futuro. Hacer de nuestro pasado el cimiento

irrenunciable de las acciones con que buscamos adentrar el paso en el porvenir. Si en la

historia viva radica la base de sustentación de nuestra diplomacia, en el consenso o en el

apoyo generalizado de la mayoría encuentra su más cabal legitimidad.

Este es privilegio de nuestra comunidad nacional, diversa, múltiple y representativa de un

régimen democrático que es, como estipula la Carta Magna, un sistema de vida en que el

Pueblo da cauce a sus aspiraciones. He aquí el profundo sentido de la doctrina internacional

de México: proyectar al exterior las luchas históricas de nuestro pueblo para que en la

solidaridad y en la cooperación de las naciones encuentren en su escala y en sus

dimensiones y diferencias ese sistema de vida que también encauce sus expectativas.

El control de la actuación exterior de un Estado es necesario para reafirmar decisiones y

actividades que se han demostrado eficaces y corregir aquellas otras que se consideran

ineficaces y/o perjudiciales para el país.


Este control puede ser nacional o internacional, en cuanto corresponda a órganos o grupos

pertenecientes al Estado, cuya política exterior es objeto de evaluación, o sea realizado por

instituciones internacionales o por otros países. En el primer supuesto, la legislación nacional

determinará las instituciones estatales competentes para llevarlo a cabo, como las

consecuencias que se derivarán según los resultados alcanzados. El control internacional le

corresponde realizarlo a organismos o países externos al Estado afectado. Tal vez el

ejemplo más evidente de este último sea el que durante décadas han ejercido las

superpotencias sobre los países insertos en sus respectivos bloques político-militares.

Por otra parte, existen principios normativos que rigen la política exterior establecidos por

decreto el 11 de mayo de 1988, en el que el titular del Poder Ejecutivo, en la conducción de

la política exterior, deberá observar los siguientes principios normativos:

* La no intervención

* La autodeterminación de los pueblos

* La solución pacífica de controversias

* La proscripción de la amenaza o el uso de la fuerza en las relaciones internacionales

* La igualdad jurídica de los Estados

* La cooperación internacional para el desarrollo

* La lucha por la paz y la seguridad internacionales

Así como en la Carta de San Francisco de 1945, como en la Carta de Bogotá de 1948 son

los principios rectores de nuestra política exterior los que se encuentran expresamente

consagrados en los mismos principios, propósitos y objetivos de ambas convenciones, como

también en los capítulos referentes a los derechos y obligaciones de los Estados miembros,

en una forma clara, precisa y jurídicamente inobjetable.


De conformidad con el mismo artículo 133 de nuestra Constitución Política, estas dos cartas

(la de la ONU y la de la OEA) son tratados internacionales que fueron en su momento

aprobados por el Senado de la República, y por lo tanto son “ley Suprema de toda la Unión”.

Pero también, no podemos dejar pasar por alto que los llamados principios rectores de la

fracción X del artículo 89 de nuestra Constitución forman parte de lo que se llama el “derecho

internacional consuetudinario”, es decir, el derecho internacional general, que obliga por

igual a todas las naciones, independientemente de tratados, pactos, acuerdos o

convenciones internacionales.

Actualmente las presentes administraciones, en cuanto a diplomacia mexicana se ha

trabajado para preservar la soberanía y la seguridad nacional, como para favorecer el

desarrollo socioeconómico de los mexicanos.

La política exterior de nuestro país se ha ejercido de manera activa y diversificada,

manteniendo el ritmo intenso en la práctica bilateral, regional, y en los foros multilaterales,

como los espacios idóneos para la negociación y obtención de resultados en beneficio de

México y de toda la comunidad internacional. Se continuó participando en los distintos

órganos del Sistema de las Naciones Unidas y de la Organización de los Estados

Americanos (OEA), así como en otros foros y organismos internacionales, con objeto de

impulsar la agenda global en el ámbito multilateral conforme al interés nacional, e influir en la

conformación de un orden jurídico en el ámbito universal que se refleje a nivel interno y de

una dinámica interna nacional más justa, democrática y segura, que favorezca la paz y el

desarrollo de las futuras generaciones.

De la lectura y análisis de la obra reseñada, podemos concluir que el Servicio Exterior

Mexicano no es necesariamente un rígido cuerpo burocrático sino que entre sus filas existen

funcionarios capaces de presentar propuestas y soluciones derivadas del ejercicio de sus


funciones. Asimismo, resulta gratificante que en sus propuestas se apoyen en el derecho

internacional considerándolo como un instrumento valioso en la toma de decisiones y

ejecución de la política exterior de México. En estos tiempos de grandes turbulencias

políticas y de rechazo a las instituciones internacionales, la recurrencia al derecho

internacional es un acierto que permite contar con mayores recursos en la consecución de

los intereses nacionales. Este enfoque no debe verse como una vuelta al pasado en

términos de regresar a las posiciones defensivas de nuestra política exterior, sino por el

contrario, debe verse como una forma de insertarse en las nuevas corrientes jurídicas

internacionales compartidas por muchos países. El que el certamen lleve por nombre "César

Sepúlveda" honra a unos de los internacionalistas de mayor mérito en México y, sin duda,

habrá sido un acicate para que los participantes aportaran su mejor esfuerzo. Asimismo, es

muy significativo que el jurado calificador haya decidido, amén del nivel de los trabajos, que

los primeros lugares correspondieran a los ensayos relativos al análisis de los diferentes

aspectos de las protecciones diplomática y consular de los mexicanos en Estados Unidos de

América.

Fuentes.

Calduch, R.-. (1993). LA POLITICA EXTERIOR DE LOS ESTADOS. 26/11/2018, de


UCM Sitio web: https://www.ucm.es/data/cont/media/www/pag-55160/lib2cap1.pdf
s.a. (s.f). Política exterior. 26/22/2018, de OAS Sitio web:
http://www.oas.org/juridico/spanish/mesicic2_mex_VIIG_pe_sp.pdf
s.a. (1984). LA POLITICA EXTERIOR DE MEXICO: OBJETIVOS, PRINCIPIOS E
INSTRUMENTOS. 26/11/2018, de SRE Sitio web:
https://revistadigital.sre.gob.mx/images/stories/numeros/n2/ojeda.pdf

Legislación:
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

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