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“Los hombres trataron de cerrar la puerta que Dios había abierto y de abrir la que él había

cerrado. Pero “el que abre, y ninguno cierra; y cierra, y ninguno abre”, había declarado: “He aquí,
he puesto delante de ti una puerta abierta, la cual nadie podrá cerrar”. Apocalipsis 3:7, 8 (VM).
Cristo había abierto la puerta, o ministerio, del lugar santísimo, la luz brillaba desde la puerta
abierta del santuario celestial […]” (Elena G. de White, El Conflicto de los Siglos (Ellen G. White
Estate, Inc. 2012), p. 419 [431].)

“Hay Uno que lo ve todo, y dice: “He puesto delante de ti una puerta abierta” [Apoc. 3: 8] A través
de la misma se mostró el trono de Dios, eclipsado por el arco iris de la promesa [Apoc. 4:1-3], la
señal del pacto eterno, mostrando que la misericordia y la verdad están juntas, y estimulando en el
espectador alabanza al Señor”. (Elena G. de White, Manuscrito 27, Greenville, Michigan, 18 de
abril 1891, Sermon/Work to Show Christ to the World).

“Vi un trono, y sobre él se sentó el Padre y su Hijo Jesucristo [por el contexto, en el lugar santo] ...
Entonces vi al Padre levantarse de/trono. y en un carro flameante entrar en el lugar santísimo,
dentro del velo, y se sentó. Allí vi tronos que no había visto nunca antes. Entonces Jesús se
levantó... , y ... se subió al carro y fue llevado al lugar santísimo donde el Padre se había sentado.
Allí contemplé a Jesús, mientras estaba de pie delante del Padre, un gran sumo sacerdote,” (To the
Little Remnant Scattered Abroad, 4-6, 1846).

“Así hicieron su elección los dirigentes judíos. Su decisión fue registrada en el libro que Juan vio
en la mano de Aquel que se sienta en el trono, el libro que ningún hombre podía abrir. Con todo su
carácter vindicativo aparecerá esta decisión delante de ellos el día en que este libro sea abierto por
el León de la tribu de Judá”. (Elena G. de White, Palabras de Vida del Gran Maestros (Ellen G.
White Estate, Inc. 2012), p. 199 [236]).

“Si Uds. están listos para el juicio, y si el nombre de Uds. está en ese libro que está sellado, si es
eso lo que recomendará vuestro curso de acción, entonces Cristo dirá: 'tomen asiento sobre mi
trono' ... El libro fue abierto ... , y cada caso será decidido según las cosas que están escritas en el
libro ... El nombre que está en ese libro no tiene ningún título de influencia, sino que lo es Uno que
escribe los mismos propósitos del corazón. .. ,” E. G. White, Ms 164, 1904.

“Bien, leemos de un libro en el Apocalipsis que estaba en la mano de Alguien… Y había gran
lamentación y llanto y agonía debido a que no podía abrirse el libro. Pero uno dice: ‘Aquí hay
Alguien, el León de la tribu de Judá. El puede abrir el libro.’ Toma el libro, y entonces, ¡oh, qué
gozo había! Se abrió el libro, y ahora puede ser leído, y cada caso será decidido según las cosas
que están escritas en el libro,” E. G. White, Ms 164, 1904.

“Así como Cristo fue glorificado en el día del Pentecostés, así será glorificado de nuevo al
concluirse la obra del evangelio, cuando prepare un pueblo para estar de pie en la prueba final, en la
conclusión del conflicto de la gran controversia,” R&H, Nov 29, 1892.

“Que el ojo de la fe vea a Jesús de pie delante del trono del Padre [Rev 5:6] sosteniendo sus manos
heridas mientras aboga por las almas que perecen en sus pecados ... Ahora, en este momento,
debemos prepararnos para lo que está delante de nosotros. Debemos obtener diariamente un
aumento de fuerza. Contemplemos por fe las coronas que son puestas sobre los vencedores. Digno
es el Cordero que fue muerto, y nos redimió para Dios," Lt 98, 1910.

“Juan escribe: 'Y miré, y, he aquí, en medio del trono ... estaba de pie un Cordero ... " (Apoc 5:6-
13 enteramente citado). "Ahora es el tiempo para que eduquemos nuestras lenguas para hablar la
verdad.
Ahora es el tiempo para que cese toda prevaricación. Ahora es el tiempo para que cada ser
humano se critique a sí mismo y examine minuciosamente su propio corazón, midiéndolo con la ley
de Dios”.
“Noche tras noche me son presentadas escenas que me llevan a sentir que debo clamar a voz en
cuello, y no detenerme, que debo alzar mi voz como trompeta, y mostrar al pueblo de Dios sus
transgresiones, y a la casa de Jacob sus pecados ... 'Con todo me buscan cada día,' dice Dios, 'y se
deleitan en conocer mis caminos, como gente que hubiese obrado justicia, y que no hubiera dejado
la ley de su Dios. Me piden juicios rectos, y quieren acercarse a Dios.' Dios requiere que su pueblo,
y en especial los que se atreven a aceptar posiciones en nuestras instituciones, sean puros y santos ...
Ellos son responsables ante Dios, y ante él solo; porque son su herencia comprada con sangre.
“Cuando las vidas del pueblo de Dios se limpien de contaminación moral y espiritual, cuando sus
ojos se unjan con el colirio celestial, verán que son pobres, desdichados. miserables, ciegos y
desnudos. Se acercarán a la fuente que fue abierta para Judá y Jerusalén y aplicarán la sangre
purificatoria de Cristo a sus almas pobres y enfermas por el pecado. Dios les concede que no se
demoren en asegurar las ventajas que ha preparado para todos los que lo aman y guardan sus
mandamientos,” Lt 259, 1903.

“Y tenemos que entrar en el cielo desde aquí abajo, o nunca entraremos en el cielo allá arriba. Es
precisamente aquí en la tierra que debemos comenzar a vivir la vida de Cristo, y entonces habrá un
cielo para Uds. y para todos los que se asocian con Uds ... ,” Ms 97, 1906.
“¿Quién puede estimar el valor de un alma? Si queréis saber su valor, id al Getsemaní, y allí
velad con Cristo durante esas horas de angustia, cuando su sudor era como grandes gotas de sangre.
Mirad al Salvador pendiente de la cruz. Oíd su clamor desesperado: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué
me has desamparado?” Marcos 15:34 Mirad la cabeza herida, el costado atravesado, los pies
maltrechos. Recordad que Cristo lo arriesgó todo. Por nuestra redención el cielo mismo se puso en
peligro. Podréis estimar el valor de un alma al pie de la cruz, recordando que Cristo habría
entregado su vida por un solo pecador”. (Elena G. de White, Palabras de Vida del Gran Maestros
(Ellen G. White Estate, Inc. 2012), pp. 130, 131 [154, 155]).

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