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Fantasma y angustia en la fobia ingresá tu email

» Entrevistas 24/10/2002- Por Norma E. Alberro - Realizar Consulta

» Salud Pública y Psicoanálisis


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» Psicoanálisis <> Ley

» Introducción al Psicoanálisis "...La fobia no es la angustia, el objeto fóbico es un protector de esta


angustia y reemplaza, como significante, a la función paterna Actividades Destacadas
» Género y Psicoanálisis debilitada. La instancia represora es la función paterna, se deduce
entonces que esta función no cumple enteramente su misión para el Escuela de Psicoanálisis del
» Arte y Psicoanálisis sujeto que construye una fobia. Dada esta falla, el sujeto debe crearse Borda
un objeto exterior que termine de cumplir con la función paterna Seminario del borde: El acto analítico
» Educación
debilitada. Este sustituto paterno será el objeto fóbico...Lacan
propone que es la angustia lo que le sobreviene al sujeto cuando éste Leer más
» Literatura
interroga al Otro acerca del enigma de su deseo. Fuera de este
» Cine y Psicoanálisis momento de vacilación marcado por la interpelación al Otro, el sujeto Realizar consulta
asegura su homeostasis gracias al fantasma..."
» Psicoanálisis y Ciencias Del trauma al fantasma
» Psicoanálisis<>Filosofía
Una lectura de los primeros textos freudianos (1892-1900), puede acreditar dos ideas: la
» Lecturas primera afirma que el traumatismo y el fantasma son excluyentes uno del otro, el
fantasma toma el lugar vacante dejado por el trauma en cuya veracidad Freud ya no cree; « »
» Historia Viva la segunda idea sostiene que el desencadenamiento de angustia está ligado a los
fantasmas reprimidos. Para desarrollar estas ideas tomaré como punto de partida la
» Subjetividad y Medios
correspondencia Freud–Fliess (cartas 61 a 64) (1).
» Hospitales Estas cartas fueron escritas durante la primavera (mayo) del año 1897, previo a lo que
será su gran descubrimiento revelado en la famosa carta 69 (21-9-97): “ ya no creo en
» Fenómenos Psicosomáticos mis neuróticos”. Esta revelación lo lleva a abandonar la teoría del trauma colocado en el
lugar de lo real. A partir de este momento, el fantasma reemplaza al traumatismo en lo
» Audio y Video real cuestionado en el síntoma.
» Coleccionables
Este reemplazo del trauma por el fantasma no se estableció de un solo golpe; se venía
preparando precisamente en la primavera del 97, en las cartas antes mencionadas. En
» Agenda de Eventos ellas es posible leer que Freud introduce el fantasma, en forma progresiva, dentro del
marco mismo de la teoría del traumatismo. El fantasma es incluido en el lugar de este
» Noticias hecho real, de esta “escena primitiva” siempre supuesta, siempre exigible, pero de la cual
no es posible, en todos los casos, encontrar su recuerdo.
» I Congreso elSigma
En el Manuscrito L, Freud va a decir: “el objetivo consiste en llegar a las escenas
  primarias, lo que en algunos casos se consigue directamente, pero en otros solo a través
de largos rodeos por las fantasías. Las fantasías son, efectivamente, antepórticos psíquicos
erigidos para bloquear el acceso a esos recuerdos”. Esta idea fue retomada en “La
interpretación de los sueños” en donde afirma que “... las fantasías o sueños diurnos son
los precursores inmediatos de los síntomas histéricos (...) Estos síntomas no dependen de
los recuerdos mismos, sino de las fantasías erigidas sobre la base de los recuerdos”. Del mismo autor
Los fantasmas están aquí “interpuestos”, “superpuestos” entre escenas primarias y
síntomas, cumpliendo una función defensiva respecto del retorno de los recuerdos. » El suicidio aéreo desde la
Atendiendo a esta función de los fantasmas, Freud los denomina “ficciones defensivas” perspectiva psicoanalítica
(carta 61). Esta función de recubrimiento defensivo lo cumplen parcialmente, ya que si los
» El deseo en la sociedad de
fantasmas se intensifican a tal punto de forzar el acceso a la consciencia, provocan
también la acción de la represión y la precipitación de los síntomas. consumidores
En el Manuscrito M (carta 63), Freud dice que las fantasías se forman por un proceso de » Critica a la banalización del concepto
fusión y distorsión de los recuerdos, de lo que resulta una fragmentación de los mismos al
de sujeto
romperse la conexión original que queda definitivamente perdida. “Uno de los fragmentos
de una escena visual se une entonces con un fragmento de una escena auditiva para » La epopeya de la invención del cero
formar la fantasía, mientras que el fragmento sobrante entra en otra combinación”. Estas
“ficciones inconscientes” no están sometidas a la represión. Es decir, el proceso comienza » Cómo entender la violencia social en
por las escenas primarias olvidadas y definitivamente perdidas, algunos fragmentos de Argentina
estas escenas van a constituir los fantasmas y éstos a su vez, van a dar origen a los
» Deseo del analista y perversión
síntomas. En el síntoma, entonces, el lugar de lo real del trauma va ser ocupado por los
fantasmas. » Incesto, cultura y desorden moral
Es de destacar, al mismo tiempo, que los recuerdos para Freud son reprimidos a causa de
su conexión con la pulsión, más que por sí mismos. Es decir, no es tanto el valor » Avatares de la función materna en el
traumático intrínseco del acontecimiento lo que está en causa, como la parte que asume el niño anoréxico
sujeto a través de su solicitación pulsional. La relación con la pulsión modifica la función
» Pulsión y transferencia
del fantasma como protección contra los recuerdos y conduce a una primera conclusión: el
fantasma cumple una función de pantalla respecto del recuerdo real concernido por la » El Libro negro del psicoanálisis
pulsión.
» Las víctimas del traumatismo
A partir del momento en que la realidad de las escenas primarias es puesta en duda y
cuestionada por Freud, el fantasma como ficción se emancipa y pasa de una función psíquico, y el originario freudiano
puramente defensiva a una función directamente causal de la defensa y, en consecuencia, » Sujeto y religión
del síntoma que resulta. Al respecto Freud afirma: “Si la intensidad de tal fantasía
aumenta a un punto que le permite irrumpir a la consciencia, será víctima de la represión » La adopción de niños por los sujetos
y surgirá un síntoma producido por la retrogresión desde la fantasía hacia los recuerdos homosexuales
que la constituyen. Todos los síntomas de las fobias se derivan de los fantasmas de
acuerdo con este mecanismo” (Manuscrito M) (2). » Cine y psicoanàlisis
En esta frase se observa que de golpe, la relación entre el fantasma y los recuerdos de las » Sobre el Amor y la Locura
escenas primitivas infantiles se invierte: no es el fantasma que hace de pantalla al
recuerdo sino los recuerdos que hacen de pantalla al fantasma. Los recuerdos infantiles » El fantasma en la obra artística
serán retenidos si y solo si puedan cumplir con la misión de ser protectores o encubridores
» Depresión y creación literaria
de los fantasmas inconscientes. El fantasma dice Freud, “se esconde en el recuerdo
infantil”. Esta afirmación del texto “Recuerdos encubridores” parece responder a los » La guerra: sinrazón de los hombres
manuscritos de la correspondencia.
» A la búsqueda del sujeto perdido
Si algunos años después, Freud habla de “fantasma-pantalla” es solo para marcar que ese
fantasma es consciente, banalizado por la elaboración secundaria y retenido en el » La psicoterapia de la histeria
recuerdo. Un fantasma inconsciente es, sin embargo, supuesto de acuerdo a las pulsiones
puestas en juego, esto nos conduce a una segunda conclusión: el recuerdo cumple una » El futuro
función de pantalla respecto del fantasma articulado a la pulsión.
» Medicina y Psicoanálisis: del cuerpo a
Es en este punto que Lacan va a restituir al fantasma una función de pantalla (Seminario la palabra
XI) “El lugar de lo real, que va del trauma al fantasma –en tanto que el fantasma no es
más que la pantalla que disimula algo primordial, determinante en la función de la » El sujeto de la ciencia y el sujeto del
repetición...” (3). Este “algo”, este factor primero y primordial no se deja reducir a un inconsciente
acontecimiento accidental sino a un hecho de estructura. Para Lacan este hecho se refiere
» El automatismo mental en la obra de
a la “schize del sujeto”, a su división inaugural, a su imposible coincidencia de ser y de
pensar, a la falta de una representación en la cual él se encontraría íntegramente, a su Freud y Lacan - Un caso clínico
encuentro siempre fallido consigo mismo. ¿No es esto darle razón a Freud, de haber » Los pioneros del psicoanálisis.
insistido tanto en fundar el síntoma sobre lo real de un acontecimiento y de haber
Sandor Ferenczi
asignado al fantasma una función defensiva? Evidentemente que sí, aunque marcando
algunos puntos que hacen a la diferencia entre Freud y Lacan. Por un lado, lo real » Las organizaciones ilícitas: entre lo
traumático no se sostendrá solo de la cualidad particular de los acontecimientos cargados imposible y la interdicción
de energía, sino a la puesta en suspenso del poder de la representación, la falla de la
identificación ideal del sujeto, la hiancia entreabierta tanto en el Otro como en el sujeto. » Homenaje a Lacan
Por otro lado, el fantasma como construcción protectora pone límite no solo a un recuerdo
» La enseñanza del psicoanálisis en la
posible, sino a la falla de la representación. Para Lacan, la función pantalla del fantasma se
realiza en el lugar de la división del sujeto. El fantasma es esa montura donde el objeto a Universidad
divide al sujeto. Estas afirmaciones me permiten llegar a una tercera conclusión: el » El miedo, el odio y el mal
fantasma cumple una función de pantalla en el lugar de la división del sujeto.
Ahora bien, bajo la cobertura del fantasma el sujeto pone de lo suyo, introduce su » Concepto de fantasma
“subjetivación acéfala” (Sem. XI), es decir la pulsión. La función pantalla del fantasma se » Un delirio lacaniano (1)
radicaliza aún más: en el lugar de la división del sujeto y redoblada por la pulsión.
¿No es esto dar cuenta de ese real inasimilable reconocido por Freud como das Ding?. » El Psicoanálisis y la Ciencia
Cercado por diversas vías – como fijado en el recuerdo traumático, aproximado en las
pesadillas, velado en el fantasma – este real inasimilable está siempre allí supuesto,
exigible, en el corazón de la repetición como encuentro fallido, aunque testimonio de Búsquedas relacionadas
alguna huella. No hay búsquedas relacionadas.

Angustia y fantasma
 
La segunda idea que quiero desarollar en este texto -el desencadenamiento de angustia
está ligado a los fantasmas reprimidos- tiene, también, su punto de partida en la
correspondencia Freud-Fliess. En el Manuscrito N Freud dice: “La formación de síntomas
por identificación depende de las fantasías, (...). Dado que el desencadenamiento de la
angustia está ligado a estas fantasías reprimidas (4) debemos concluir que la
transformación de la libido en angustia no tiene lugar por la defensa entre el yo y el ics.,
sino en el propio ics. Por consiguiente, también debe existir libido ics. La represión de
impulsos no parece generar angustia”.
Es sorprendente esta afirmación que anticipa en muchos años a la que dará en 1925 en
“Inhibición, síntoma y angustia”, cuando afirma: “Pero el afecto angustioso de la fobia que
constituye por entero la esencia de la misma, no procede del proceso de represión ni de
las cargas de libido de los impulsos reprimidos, sino de los factores represores mismos.
(...). La angustia causa aquí la represión, y no, como ante afirmábamos, la represión, la
angustia”.
Pero antes de esta conceptualización de la angustia, en la conferencia XXV (1916-17)
Freud diferencia una angustia real y una angustia neurótica y coloca el acto del nacimiento
como la fuente y el prototipo de la angustia. El trauma del nacimiento es el suceso real, la
escena real que dio origen a la angustia. Es también el prototipo de la angustia de
castración, en cuanto que este afecto primario –la angustia- corresponde al momento de
separación del niño del cuerpo de su madre. De esta escena traumática de separación
quedan fragmentos que van a integrar la estructura del fantasma. El fantasma protege de
la angustia ante lo real de la escena.
Ahora bien, lo que me parece más sorprendente aún es el concepto de angustia real, que
reemplaza al concepto de trauma como desencadenante del factor cuantitativo. Esta frase
del texto “Inhibición, síntoma y angustia” (cap.IV) lo confirma: “El miedo angustioso de la
zoofobia es el miedo a la castración, sin modificación alguna; esto es una angustia real;
miedo a un peligro verdaderamente amenazador o juzgado real”. Estos conceptos
freudianos me hacen pensar que el objeto de la angustia es el mismo objeto de la fobia, es
decir “lo temido”, y éste es siempre lo real, aquello que tiene que permanecer siempre en
el registro de la imposibilidad. El síntoma de la fobia aparece cuando este objeto, viniendo
de lo real imposible, amenaza con hacerse posible en lo real. Este real, das ding, fue
fragmentado y algunos de estos pedazos forman los fantasmas.
El desencadenamiento de esta angustia real está ligada a los fantasmas reprimidos; esto
es al fantasma de separación de la madre. Angustia real y fantasma parecen equivalentes,
en el sentido que una desencadena el otro. El heredero del trauma es la angustia real que
acompaña al fantasma de castración. Cuando Freud abandona la teoría del trauma, el
lugar de lo real lo ocupa el fantasma que desencadena la angustia.
La angustia real surge ante la confrontación del sujeto con lo real. Es lo real de la angustia
lo que provoca el síntoma. La angustia trae consigo, acarrea, ese objeto inasimilable, que
Freud va a llamar das ding y Lacan el objeto a, que enfrenta al sujeto a su condición de
objeto en la relación con el Otro. Esta confrontación trae como consecuencia una
diseminación de la estructura del fantasma, en efecto el fantasma se descompone en sus
partes constitutivas $ à a. El sujeto es desalojado de su lugar y ocupa el lugar del objeto.
Dicha disgregación provoca angustia.
Si lo planteamos desde la perspectiva edípica, la madre entra en la estructura edípica
mediante la ecuación fálica pene-niño. El niño va ser el falo de la madre. La ley ejercida
por el padre: metáfora paterna, va separar esta ecuación en dos y la madre volverá a la
castración y el niño será librado a su propio deseo.
La madre es el Otro (A) completo y al nacer el niño, su producto, está completa como
Otro, es 1 entero. El niño es un producto que se desprende del cuerpo de la madre, en esa
medida es objeto a, el Otro va ser entonces A+a = 1 es decir completo. Pero la operación
de separación ejercida por la influencia de la metáfora paterna, va dar el siguiente
resultado A= 1-a, es decir A tachado. El niño que ocupaba el lugar de a, será desalojado
de ese lugar y se constituirá como sujeto tachado en relación con ese objeto, causa de su
deseo como sujeto. Estos objetos tienen la particularidad de ser desprendidos del cuerpo,
el pene es potencialmente desprendible, de allí deriva el temor a ser castrado, es decir, a
perder este objeto que a algunos seres humanos les falta. Esos objetos a son las fronteras
de la exterioridad, son objetos límites entre el cuerpo y la exterioridad. De allí que el
fantasma al constituirse introduzca ese objeto en su estructura.
El fantasma es un límite al goce, es decir al goce incestuoso, pero permite el goce fálico,
porque el objeto que lo constituye es ese objeto fálico en donde el sujeto estaba antes de
ser sujeto. Antes de ser sujeto era el objeto fálico de la madre. La separación hace de este
ser un sujeto parlante, y deseante. La ley paterna dice: no reintegrarás tu producto = a,
es decir cae del Otro maternal, queda con la marca de la falta: A tachado. Pero también
dice al niño, no te acostarás con tu madre: lo desaloja del lugar de objeto=falo, para
situarlo como sujeto para quién el objeto a perdido, será la causa de su deseo. En ambos
lados A y $ tachados, el objeto a es un resto que cae de esa operación. Para A es
definitivamente perdido, para S será integrado y constituirá su fantasma y el límite al
goce.
Cuando este límite es franqueado se produce un retorno de goce y un desprendimiento de
angustia. Al traspasar los límites el sujeto vuelve a ocupar el lugar del objeto como resto,
como producto y vuelve a situarse como producto de la madre.

La angustia en la fobia

En el artículo “Obsesiones y Fobias”(1895), Freud ya afirmaba que la angustia de las fobias


no se deriva de ningún recuerdo, a diferencia de la histeria que sufre de reminiscencias.
Aquí va a incluir las fobias dentro de las neurosis de angustia, ya que el centro de esta
estructura neurótica es la angustia. Esta afirmación de Freud, nos hace deducir que la
fobia es un síntoma más dentro de la neurosis de angustia y su mecanismo esencial
consiste en un desplazamiento de la angustia -sobre un objeto- y no de la idea original
reprimida como en las obsesiones.
El desplazamiento de la angustia sobre un objeto exterior constituye un “procedimiento
protector”, que procura aliviar el miedo. Este miedo se revela ante el objeto de la fobia,
esto es “lo temido”, y esto tan temido es lo real del fantasma.
La fobia es un síntoma que protege contra la irrupción, la invasión de esta angustia real
desencadenada por el fantasma. El peligro es la libido misma, es decir la estructura del
fantasma en tanto que el sujeto sostiene allí su deseo.
En la conferencia XXXII Freud dice: “La represión no crea la angustia. Esta existe con
anterioridad. Y es ella la que crea la represión. Pero ¿qué angustia puede ser? Sólo la
angustia ante un peligro exterior, o sea una angustia real”. Este peligro exterior es la
castración, es decir la pérdida del pene en el varón y la pérdida del amor en la niña.
En las fobias este peligro interior es transformado en peligro exterior (objeto, animal o
cualquier otra situación del mundo exterior) con el propósito de poder huir de este objeto,
ya que es imposible huir del peligro interior. Ahora bien, Freud nos dice que la represión es
un equivalente de la fuga para lo psíquico. En las fobias, la represión no es suficientemente
eficaz contra el surgimiento de la angustia, como en las otras estructuras neuróticas:
histeria y obsesión, en donde el síntoma protege al sujeto de la invasión de angustia. En
este sentido, la fobia misma es un síntoma que permite al sujeto huir, y por lo tanto
defenderse, del surgimiento de la angustia.
¿De qué depende el éxito de la represión y por qué falla o no es eficaz en las fobias? La
angustia surge cuando el niño es rechazado de ese lugar de falo de la madre y, al salir, no
encuentra al padre simbólico que organice, por así decirlo, su salida. Es desalojado de ese
lugar de privilegio, de ser el falo que completa a la madre, ser el deseo del deseo del Otro
maternal, pero no encuentra la metáfora paterna que le permita acceder a una
identificación a su Ideal del Yo. En el lugar de esta falla paterna aparece la angustia y la
fobia se construye como síntoma para defenderse del desprendimiento de angustia. La
fobia no es la angustia, el objeto fóbico es un protector de esta angustia y reemplaza,
como significante, a la función paterna debilitada.
La instancia represora es la función paterna, se deduce entonces que esta función no
cumple enteramente su misión para el sujeto que construye una fobia. Dada esta falla, el
sujeto debe crearse un objeto exterior que termine de cumplir con la función paterna
debilitada. Este sustituto paterno será el objeto fóbico. El miedo a la castración, dice
Freud, es el motor de la represión y de la producción de la neurosis. O sea, la angustia de
castración produce la represión y es una señal del yo que interroga la cuestión del padre.
La angustia de castración es una interpretación del deseo del Otro, que implica la
respuesta fálica al enigma que comporta ese deseo. A falta de esta respuesta fálica
derivada de la función paterna, responde el objeto desde su dimensión de ser, de
deshecho. La angustia se ubica precisamente en este momento de espera de una
respuesta venida de la función paterna.
Sobre este fondo freudiano, Lacan propone, -en el Seminario X “La angustia”- un abordaje
de la cuestión paterna situando la angustia en lo real a partir de la relación de la angustia
con el deseo del Otro articulada con la pregunta esencial que inaugura el fantasma “¿Che
voui?”: ¿qué quieres? Afirma que la estructura del fantasma y de la angustia es la misma.
La aproximación a este defecto en donde el significante del Nombre-del-Padre desfallece,
se revela clínicamente por este afecto que no engaña: la angustia. Es la angustia que
marca la aproximación del goce en tanto opuesto al deseo. Ella es lo que le sobreviene al
sujeto cuando éste interroga al Otro acerca del enigma de su deseo. Fuera de este
momento de vacilación marcado por la interpelación al Otro, el sujeto asegura su
homeostasis gracias al fantasma.
El fantasma inconsciente determina para un sujeto su realidad. Es el prisma, los anteojos,
la ventana, -todas ellas metáforas válidas-, a través del cual el sujeto aprehende su
mundo, es decir tanto su semejante como su pareja sexual. El fantasma es para el sujeto
una respuesta que él se ha construido para hacer frente a la pregunta acerca del enigma
del deseo del Otro. Es una respuesta preconcebida que, podemos decir, sirve para todo. Le
asegura al sujeto un lugar en el Otro y le otorga una significación a este lugar. Claramente
se muestra la función de tapón a la falta del Otro que cumple el fantasma. La función del
fantasma en el ser hablante, en tanto que él está tachado, es de hacer desaparecer la
división del sujeto con el objeto, y por otro lado, al pretender manejar su deseo, es un
testimonio del rechazo del sujeto a representarse como un muñeco maniobrable por el
significante.
Pero, a veces, lo imprevisto irrumpe y el fantasma no es suficiente para asegurar el
reencuentro del sujeto consigo mismo, y la angustia hace su aparición. Este
desencadenamiento se produce frente al encuentro del sujeto con un goce desconocido
para él y por lo tanto incontrolable. Este goce no es reductible a la significación fálica que
le garantiza el fantasma. Si el neurótico dispone del fantasma para ofrecerle al Otro y
poner límite a la angustia, es a partir de este punto de angustia que Lacan va a disitribuir
los tipos clínicos de las neurosis, a saber la fobia, la obsesión y la histeria.
El fóbico, construye su objeto que es llamado como significante para suplir la falla del
Nombre-del-Padre a poner un límite al goce. Los objetos de la fobia son, en particular,
animales y lo que parece saltar a la vista de cualquier observador cuidadoso es que todos
ellos tienen un rasgo común: pertenecen por esencia al orden simbólico. Es precisamente
esta homogeneidad lo que motiva a Freud, en el texto “Totem y Tabu” a construir la
analogía entre el padre y el totem. Estos objetos tienen una función específica: suplir al
signifiante del padre simbólico.

NOTAS BIBLIOGRAFICAS
(1) Freud Sigmund, Los orígenes del Psicoanálisis- Cartas a Fliess: carta 61, Manuscrito L;
carta 63, Manuscrito M; carta 64, Manuscrito N, 1897; editorial Biblioteca Nueva,
Madrid 1968.
(2) Subrayado en el original.
(3) J. Lacan le Seminaire XI 1964, Seuil, p.58-59. La traducción es propia.
(4) El subrayado es mío

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