Sunteți pe pagina 1din 210

Ciencia

1. Introducción
2. Ciencia
3. Definición de ciencia
4. Clasificación de las ciencias

INTRODUCCION

Ciencia (en latín scientia, de scire, 'conocer'), término que en su sentido


más amplio se emplea para referirse al conocimiento sistematizado en
cualquier campo, pero que suele aplicarse sobre todo a la organización de la
experiencia sensorial objetivamente verificable. La búsqueda de
conocimiento en ese contexto se conoce como 'ciencia pura', para
distinguirla de la 'ciencia aplicada' —la búsqueda de usos prácticos del
conocimiento científico— y de la tecnología, a través de la cual se llevan a
cabo las aplicaciones.

Ciencia bíblica, estudio de la Biblia en el que se aplican todos los recursos


del conocimiento contemporáneo que puedan contribuir a la comprensión de
su significado exacto. Se diferencia de otros enfoques de la Biblia, como el
de los devotos o el que se centra en exclusiva en su apreciación literaria.

Ciencia ficción, género literario que parte de las ideas científicas para
narrar una historia sobre sociedades futuras o mundos paralelos. El género
se ha cultivado tanto en la literatura como en el cine. Más exactamente, la
ciencia ficción se ocupa de sucesos que aún no han tenido lugar, ofreciendo
un análisis racional de sus causas y consecuencias. La ciencia ficción aborda
los efectos que los cambios producen sobre las personas en particular y
sobre la especie humana en general. Sus temas predilectos son el mundo del
futuro, los viajes a través del espacio o el tiempo, la vida en otros planetas
y las crisis generadas por la tecnología o la presencia de criaturas y
entornos extraños.

Ciencia política, disciplina científica cuyo objetivo es el estudio sistemático


del gobierno en su sentido más amplio. Sus análisis abarcan el origen y
tipología de los regímenes políticos, sus estructuras, funciones e
instituciones, las formas en que los gobiernos identifican y resuelven
problemas socioeconómicos, y las interacciones entre grupos e individuos
decisivos en el establecimiento, mantenimiento y cambio de los gobiernos.

Ciencias de la conducta, conjunto de disciplinas que se ocupan


principalmente de la comprensión, predicción y control de la conducta
humana, y en especial de los tipos de conducta que se desarrollan en las
relaciones interpersonales.

Ciencias sociales, conjunto de disciplinas académicas que estudian el origen


y el desarrollo de la sociedad, de las instituciones y de las relaciones e ideas
que configuran la vida social. Las ciencias sociales están formadas por la
antropología, la arqueología, la sociología, las ciencias políticas, la economía,
la geografía, la historia e historiografía, el derecho, la psicología, la
criminología y la psicología social.

CIENCIA

(lat. scientia )

f. Conocimiento cierto de las cosas por sus principios y causas: saber una
cosa a, o de, ~ cierta, saberla con toda seguridad; a ~ y conciencia,
deliberadamente; a ~ y paciencia, con tolerancia y a sabiendas.

2 fig. Saber, sabiduría o erudición.

3 Habilidad, maestría.

4 Conjunto sistematizado de conocimientos que constituyen un ramo del


saber humano: la química es una ~; gaya ~, arte de poesía en tiempo de los
trovadores; ciencias exactas, las matemáticas y la lógica; ~ infusa, irón., la
que se adquiere sin estudio; la comunicada a uno por el Espíritu Santo;
ciencias ocultas, las que no se remiten a una experimentación positiva;
ciencias sociales, las que estudian el comportamiento del hombre en la
sociedad y sus formas de organización.

5 Conjunto de las ciencias particulares: los adelantos de la ~ moderna.

6 Ciencia ficción, género narrativo literario o cinematográfico en que se


mezcla la previsión del futuro con los descubrimientos científicos.

CIENCIA.

(Del lat. scientĭa).

1. f. Conjunto de conocimientos obtenidos mediante la observación y el


razonamiento, sistemáticamente estructurados y de los que se deducen
principios y leyes generales.
2. f. Saber o erudición. Tener mucha, o poca, ciencia. Ser un pozo de ciencia.
Hombre de ciencia y virtud.

3. f. Habilidad, maestría, conjunto de conocimientos en cualquier cosa. La


ciencia del caco, del palaciego, del hombre vividor.

4. f. pl. Conjunto de conocimientos relativos a las ciencias exactas,


fisicoquímicas y naturales. Facultad de Ciencias, a diferencia de Facultad de
Letras.

~ ficción.

1. f. Género de obras literarias o cinematográficas, cuyo contenido se basa


en hipotéticos logros científicos y técnicos del futuro.

~ infusa.

1. f. Conocimiento recibido directamente de Dios.

2. Saber no adquirido mediante el estudio. U. frecuentemente en sent. irón.

~ pura.

1. f. Estudio de los fenómenos naturales y otros aspectos del saber por sí


mismos, sin tener en cuenta sus aplicaciones.

gaya ~.

1. f. cult. Arte de la poesía.

~s exactas.

1. f. pl. matemáticas.

~s humanas.
1. f. pl. Las que, como la psicología, antropología, sociología, historia,
filosofía, etc., se ocupan de aspectos del hombre no estudiados en las
ciencias naturales.

~s naturales.

1. f. pl. Las que tienen por objeto el estudio de la naturaleza, como la


geología, la botánica, la zoología, etc. A veces se incluyen la física, la
química, etc.

~s ocultas.

1. f. pl. Conocimientos y prácticas misteriosos, como la magia, la alquimia, la


astrología, etc., que, desde la Antigüedad, pretenden penetrar y dominar los
secretos de la naturaleza.

~s puras.

1. f. pl. Las que no tienen en cuenta su aplicación práctica.

~s sociales.

1. f. pl. ciencias humanas.

a, o de, ~ cierta.

1. locs. advs. Con toda seguridad, sin duda alguna. Saber a ciencia cierta.

a ~ y paciencia.

1. loc. adv. Con noticia, permisión o tolerancia de alguien.

no tener, o tener, algo poca ~.

1. fr. coloq. Ser fácil de realizar.


ser, o parecer, algo de ~ ficción.

1. fr. Resultar increíble por su exageración o demasiado fantástico.

□ V.

árbol de la ~ del bien y del mal

DEFINICION DE CIENCIA

El vocablo "ciencia" proviene del latín scientia, que en un sentido escrito


significa "saber". Sin embargo, al término saber debe otorgársele un
significado más amplio y, así, ciencia seria el "conjunto de lo que se sabe por
haberlo aprendido mediante una continuada actividad mental… para tener
ciencia hay que abarcar al menos todo un sistema de conocimientos; para
tener saber basta con poseer más conocimientos acerca de uno o varios
sistemas de los que tiene el vulgo. En una palabra, el saber es la ciencia del
hombre que no es ignorante".

Podemos definir a la ciencia, desde un punto de vista totalizado, como un


sistema acumulativo, metódico y provisional de conocimientos comportable,
producto de una investigación científica y concernientes a una determinada
área de objetos y fenómenos.

Las principales características que posee la ciencia, así concebida, son las
siguientes: sistemática, acumulativa, metódica, provisional, comprobable,
especializada, abierta y producto de una investigación científica.

-CLASIFICACION DE LAS CIENCIAS

a) ciencias naturales:

Son aquellas disciplinas del pensamiento que permiten e incrementan el


conocimiento del medio físico que rodea al hombre su objeto de estudio
incluye la materia inerte y los seres vivos.

Las ciencias de la naturaleza llegan a sus adquisiciones admitiendo,


suponiendo, que el universo es el conjunto de los seres sometidos a
relaciones los cuales: lo que precisamente es el concepto de la naturaleza.
El concepto de la naturaleza pues, es una base metódica para operar lo
social en general, desempeña idéntica fundamentación en las ciencias
particulares de la sociedad.

Las ciencias de la naturaleza adquieren una lógica de las ciencias naturaleza,


cuya fundamental tarea es la de definir la esencia de la naturaleza del
mismo modo el conjunto de las ciencias de la sociedad a menester de una
lógica de las ciencias sociales, cuyo originario e inusual problema debe ser el
adquirir la esencia de sociabilidad.

b) ciencias culturales:

Podemos definir a la cultura como todo lo que el ser humano ha descubierto


o creado ( sea objetiva o subjetivamente) y transmitido a los demás y al
hacerlo destaca su importancia: contener todo aquello que eleva al ser
humano y hace que la vida sea digna de ser vivida.

Ya sea dicho que la cultura es el conjunto de aquellos productos o


elaboraciones de la actividad creadora del hombre; que la ciencia, la
moralidad, el arte, la religión, las organizaciones económicas, las formas del
estado, el lenguaje, constituyen sus territorios más importantes. También
sea señalado en relacion con esto las diferencias entre valores y bienes
culturales.

c) ciencias normativas o de la conducta

Son aquellas disciplinas del conocimiento que estudian las diferencias y


características de los individuos normales.

Una lógica de la norma una investigación metódica acerca de la ciencia y


leyes de los pensamientos normativos la lógica estudia el caracter de las
ciencias normativas, a saberla norma.

La definición de norma ya no es un pensamiento normativo es un


pensamiento de la clase de aquellos que indican lo que debe ser; tal
definición expresara lo que es la norma una descripción ontológica del deber
ser la lógica de la norma, pues, como toda consideración de las normas de las
ciencias, conserva su carácter teorético.

Habitualmente se distinguen tres elementos en toda norma:

1. Un sujeto a quien se refiere la imputación ( el hombre)


2. Algo que se imputa "ser bueno"
3. La función imputativa expresada en el deber ser

La norma posee dos elementos: el sujeto y la imputación de la norma. El


segundo elemento es él deber ser.

La ciencia: La ciencia, es el instrumento por medio del cual el hombre puede


constatar o certificar científicamente cualquier objeto de estudio o
fenómeno natural, de una manera exacta utilizando una serie de mecanismo
e instrumentos por medio de los cuales se puede obtener resultados
certeros, el cual es llamado el método científico.

Definición:
Para establecer una idea clara, para definir la ciencia como tal, se me hace
necesario mencionar las siguientes definiciones.
"La base y punto de partida del científico es la realidad, que mediante la
investigación le permite llegar a la ciencia." 3. Es decir, que la ciencia
implica una relación organizada y paulatina entre la realidad, la investigación
y la misma ciencia; en pocas palabra la ciencia implica un proceso.

"La ciencia de ser vista como una de las actividades que el hombre realiza,
como un conjunto de acciones encaminadas y dirigidas hacia un determinado
fin, que no es otra, que el de obtener un conocimiento vrificable sobre los
hechos que nos rodean."

Tomando aspectos principales de los anteriores definiciones de la ciencia,


puedo establecer, que la ciencia es un proceso sistemático en la que
intervienen como
principio la teoría y las normas, establecidas a través del método científico.
La labor de la ciencia, es de descubrir es de descubrir hechos y anexarlos a
los informaciones ya preexistentes. Afinando así la totalidad del
conocimiento actual.

Significado:
La palabra ciencia significa conocimiento cierto de las cosas por sus
principios y causa, diferenciados de la filosofía, que es la ciencia que estudia
la esencia de las cosas. Son dos tendencias paralelas, pero ambas trabajan
juntas con el investigador, esto implica, que la ciencia y la filosofía se
fusionan; surgiendo de tal manera las experimentaciones propias de la
ciencia con las formulaciones de teoría, refutabilidad, conjeturas, lo
verdadero o falso, propio de la filosofía.

Ciencias naturales, físico química


La ciencia que se ocupa de objetos ideales, y en que se opera
deductivamente, como las matemáticas o la lógica, son llamadas ciencias
formales. La ciencia que se ocupa de los hechos del mundo físico, en
cualquiera de sus manifestaciones, son las que llamamos ciencias fácticas
para distinguirlas de las anteriores, incluyéndose entre ellas a la física, a la
biología, la historia, la economía, la sociología, etc. El conocimiento de la
ciencia físico natural es lograda mediante la aplicación del método científico
Pero, cuando estudiamos las manifestaciones sociales y culturales
necesitamos utilizar una conceptualización y una técnica de investigación en
partes diferentes a la ciencia físico naturales, se hace conveniente abrir
una nueva categoría que se refiera particularmente a tales objetos de
estudios. Se habla por eso de ciencias humanas o de ciencias culturales,
como una forma de reconocer lo especifico de tales terrenos de estudios y
para distinguirlas de la que suele llamarse ciencias naturales.

Ciencias sociales:

Las ciencias sociales son el intento sistemático de descubrir y explicar


patrones conductuales de las personas y de los grupos de personas.
Es un campo de estudio muy amplio que incluye una variedad de categorías,
materias o disciplinas tales como la antropología, la psicología, la economía y
las ciencias políticas.

Para ser mas especifico, debemos tener en cuenta que la psicología se


concentra en el comportamiento individual de los seres humanos, mientras
que la sociología se interesa en el saber ¿por qué? Y ¿cómo? interactuan las
personas entre sí. La antropología es una disciplina que en parte es biologica
y en parte es social. El antropólogo físico aborda la evolución biológica de
seres humanos, mientras que el antropólogo cultural aborda las formas de
vida de los diferentes grupos sociales. Todo lo anterior nos permite
establecer que todas son grandes áreas de investigación y cada una incluye
una variedad de especialidades.
El punto esta en que las ciencias sociales se relacionan con el
comportamiento humano, y si deseamos mejorar nuestro conocimiento sobre
nuestro propio comportamiento se hace necesario observarlo desde varios
puntos de vistas. Es por ello que las ciencias sociales son realmente ciencias.

Veleriro

veleiro1972@cantv.net
Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo
original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas,
etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo
en formato DOC desde el menú superior.

SIGNIFICACIONES DE LAS
PREGUNTAS

Teoría del conocimiento / Epistemología


(del griego, episteme, 'conocimiento'; logos, 'teoría')

Rama de la filosofía que trata de los problemas filosóficos que rodean la


teoría del conocimiento. La epistemología se ocupa de la definición del saber
y de los conceptos relacionados, de las fuentes, los criterios, los tipos de
conocimiento posible y el grado con el que cada uno resulta cierto; así como
la relación exacta entre el que conoce y el objeto conocido.

INTRODUCCIÓN.

He aquí unos de los grandes temas de la filosofía de todos los tiempos


:elucidar en que consiste el acto de conocer, cual es la escencia del
conocimiento, cual es la relación cognoscitiva entre el hombre y las cosas
que lo rodean. A pesar de que es una operación cotidiana no hay un acuerdo
acerca de lo que sucede cuando conocemos algo. La definición más sencilla
nos dice que conocer consiste en obtener una información acerca de un
objeto. Conocer es conseguir un dato o una noticia sobre algo. El
conocimiento es esa noticia o información acerca de ése objeto.

La teoría del conocimiento es una doctrina filosófica. Para precisar su


ubicación en el todo que es la filosofía, es necesario que antes aparezca una
definición esencial de esta.

Una definición esencial de la filosofía se podría obtener atendiendo el


significado de la palabra. El termino filosofía deriva del griego y quiere
decir amor a la sabiduría o , lo que es lo mismo, deseo de saber, de conocer.
Inmediatamente se nota que no se puede de obtener de la filosofía una
definición esencial, y, por lo tanto, obligatoriamente se debe de emplear
otro método.

Por ejemplo la definición de filosofía que presentan Platón y Aristóteles


como ciencia pura, es respectivamente la búsqueda de la virtud o de la
felicidad.

Como dice Dilthey: ¨Lo primero que debemos intentar es descubrir un


objetivo común contenido en todos aquellos sistemas a cuya vista se
constituyen todos aquellos sistemas de la filosofía".

Estos sistemas son los de Platón y Aristóteles, Descartes y Leibnitz, Kant y


Hegel ya que en todos ellos hallaremos una inclinación en la universalidad,
una orientación en la totalidad objetiva por ejemplo: el ser, la esencia, el
conocimiento.

En los principios de la edad moderna retomamos los caminos del concepto


Aristotélico (tiene como centro una ciencia universal del ser). Los sistemas
de Descartes, Spinoza y Leibnitz, presentan la misma orientación que
caracteriza al Estagirita, ya que todos tienden al conocimiento del mundo
objetivo. Kant por el contrario revive el estilo Platónico (procura elevar la
vida, con todos sus conceptos a la conciencia filosófica).

Es verdad que Kant en su primera manifestación surge como una teoría del
conocimiento o como base crítica del estudio científico. Pero no se detiene
en el ámbito teórico sino que avanza a formular la base crítica de todos los
campos conocibles. Al lado de la Crítica de la razón pura, se encuentra la
Crítica de la razón práctica, que aborda el tema de la valorización moral, y la
Crítica del juicio, cuyo objetivo son las investigaciones críticas de los
valores estéticos. Así pues, en Kant aparece la filosofía como una reflexión
universal del pensamiento sobre sí mismo, como una reflexión del hombre
estudioso sobre los valores de su conducta.

La supresión de todos los principios materiales y objetivos, los cuales


existen indudablemente en Kant, de manera que la filosofía asume un
carácter puramente formal y metodológico. Ésta postura intelectual provoca
una reacción que forja un nuevo movimiento en el pensamiento filosófico, el
cual vuelve a inclinarse a lo material y objetivo, constituyendo una
renovación del carácter aristotélico.
Éste breve repaso de toda la evolución histórica del pensamiento filosófico,
nos permite determinar otros dos elementos del concepto esencial de la
filosofía. Al primero se conoce con la expresión "concepción del yo"; al
segundo se le llama "concepción del universo". La filosofía es ambas cosas:
una concepción del yo y una concepción del universo.

En todo conocimiento podemos distinguir cuatro elementos:

 El sujeto que conoce.


 El objeto conocido.
 La operación misma de conocer.
 El resultado obtenido que es la información recabada acerca del objeto.

Dicho de otra manera: el sujeto se pone en contacto con el objeto y obtiene


una información acerca del mismo. Cuando existe congruencia o adecuación
entre el objeto y la representación interna correspondiente, decimos que
estamos en posesión de una verdad.

PROBLEMAS FILOSÓFICOS GRIEGOS Y MEDIEVALES.

En el siglo V a.C., los sofistas griegos cuestionaron la posibilidad de que


hubiera un conocimiento fiable y objetivo. Por ello, uno de los principales
sofistas, Gorgias, afirmó que nada puede existir en realidad, que si algo
existe no se puede conocer, y que si su conocimiento fuera posible, no se
podría comunicar. Otro sofista importante, Protágoras, mantuvo que ninguna
opinión de una persona es más correcta que la de otra, porque cada individuo
es el único juez de su propia experiencia. Platón, siguiendo a su ilustre
maestro Sócrates, intentó contestar a los sofistas dando por sentado la
existencia de un mundo de formas o ideas, invariables e invisibles, sobre las
que es posible adquirir un conocimiento exacto y certero. Mantenía que las
cosas que uno ve y palpa son copias imperfectas de las formas puras
estudiadas en matemáticas y filosofía. Por consiguiente, sólo el
razonamiento abstracto de esas disciplinas proporciona un conocimiento
verdadero, mientras que la percepción facilita opiniones vagas e
inconsistentes. Concluyó que la contemplación filosófica del mundo oculto de
las ideas es el fin más elevado de la existencia humana.

Aristóteles siguió a Platón al considerar el conocimiento abstracto superior


a cualquier otro, pero discrepó de su juicio en cuanto al método apropiado
para alcanzarlo. Aristóteles mantenía que casi todo el conocimiento se
deriva de la experiencia. El conocimiento se adquiere ya sea por vía directa,
con la abstracción de los rasgos que definen a una especie, o de forma
indirecta, deduciendo nuevos datos de aquellos ya sabidos, de acuerdo con
las reglas de la lógica. La observación cuidadosa y la adhesión estricta a las
reglas de la lógica, que por primera vez fueron expuestas de forma
sistemática por Aristóteles, ayudarían a superar las trampas teóricas que
los sofistas habían expuesto. Las escuelas estoica y epicúrea coincidieron
con Aristóteles en que el conocimiento nace de la percepción pero, al
contrario que Aristóteles y Platón, mantenían que la filosofía había de ser
considerada como una guía práctica para la vida y no como un fin en sí
misma.

Después de varios siglos de declive del interés por el conocimiento racional


y científico, el filósofo escolástico (véase Escolasticismo) santo Tomás de
Aquino y otros filósofos de la edad media ayudaron a devolver la confianza
en la razón y la experiencia, combinando los métodos racionales y la fe en un
sistema unificado de creencias. Tomás de Aquino coincidió con Aristóteles
en considerar la percepción como el punto de partida y la lógica como el
procedimiento intelectual para llegar a un conocimiento fiable de la
naturaleza, pero estimó que la fe en la autoridad bíblica era la principal
fuente de la creencia religiosa.

LOS TRES NIVELES DEL CONOCIMIENTO.

El ser humano puede captar un objeto en tres diferentes niveles, sensible,


conceptual y holístico. El conocimiento sensible consiste en captar un objeto
por medio de los sentidos; tal es el caso de las imágenes captadas por medio
de la vista. Gracias a ella podemos almacenar en nuestra mente las imágenes
de las cosas, con color, figura y dimensiones. Los ojos y los oídos son los
principales sentidos utilizados por el ser humano. Los animales han
desarrollado poderosamente el olfato y el tacto.

En segundo lugar, tenemos el conocimiento conceptual, que consiste en


representaciones invisibles, inmateriales, pero universales y esenciales. La
principal diferencia entre el nivel sensible y el conceptual reside en la
singularidad y universalidad que caracteriza, respectivamente, a estos dos
tipos de conocimiento. El conocimiento sensible es singular y el conceptual
universal. Por ejemplo, puedo ver y mantener la imagen de mi padre; esto es
conocimiento sensible, singular. Pero además, puedo tener el concepto de
padre, que abarca a todos los padres; es universal. El concepto de padre ya
no tiene color o dimensiones; es abstracto. La imagen de padre es singular, y
representa a una persona con dimensiones y figura concretas. En cambio el
concepto de padre es universal (padre es el ser que da vida a otro ser). La
imagen de padre sólo se aplica al que tengo en frente. En cambio, el
concepto de padre se aplica a todos los padres. Por esto decimos que la
imagen es singular y el concepto es universal.

En tercer lugar tenemos el conocimiento holístico (también llamado


intuitivo, con el riesgo de muchas confusiones, dado que la palabra intuición
se ha utilizado hasta para hablar de premoniciones y corazonadas). En este
nivel tampoco hay colores, dimensiones ni estructuras universales como es el
caso del conocimiento conceptual. Intuir un objeto significa captarlo dentro
de un amplio contexto, como elemento de una totalidad, sin estructuras ni
límites definidos con claridad. La palabra holístico se refiere a esta
totalidad percibida en el momento de la intuición (holos significa totalidad
en griego). La principal diferencia entre el conocimiento holístico y
conceptual reside en las estructuras. El primero carece de estructuras, o
por lo menos, tiende a prescindir de ellas. El concepto, en cambio, es un
conocimiento estructurado. Debido a esto, lo percibido a nivel intuitivo no se
puede definir, (definir es delimitar), se capta como un elemento de una
totalidad, se tiene una vivencia de una presencia, pero sin poder expresarla
adecuadamente. Aquí está también la raíz de la dificultad para dar ejemplos
concretos de este conocimiento. Intuir un valor, por ejemplo, es tener la
vivencia o presencia de ese valor y apreciarlo como tal, pero con una escasa
probabilidad de poder expresarla y comunicarla a los demás.

Un ejemplo de conocimiento holístico o intuitivo es el caso de un


descubrimiento en el terreno de la ciencia. Cuando un científico dislumbra
una hipótesis explicativa de los fenómenos que estudia, podemos decir que
ese momento tiene un conocimiento holístico, es decir, capta al objeto
estudiado en un contexto amplio en donde se relaciona con otros objetos y
se explica el fenómeno, sus relaciones, sus cambios y sus características. El
trabajo posterior del científico, una vez que ha vislumbrado una hipótesis,
consiste en traducir en términos estructurados ( conceptos) la visión que ha
captado en el conocimiento holístico, gracias a un momento de inspiración.

La captación de valores nos ofrece el mejor ejemplo de conocimiento


holístico. Podemos ver a un ser humano enfrente de nosotros (esto es un
conocimiento sensible o de primer nivel). Podemos captar el concepto de
hombre y definirlo (esto es un conocimiento conceptual o de segundo nivel).
Pero además, podemos vislumbrar el valor de este hombre en concreto
dentro de su familia. Percibimos su valor y lo apreciamos. Esto es un
conocimiento holístico o de tercer nivel.
La experiencia estética nos proporciona otro ejemplo de conocimiento
holístico. Percibir la belleza de una obra de arte significa captar ese objeto
sin estructuras, sin conceptos, simplemente deteniéndose en la armonía,
congruencias y afinidades con el propio sujeto. Debido a esto, la experiencia
estética se puede denominar también conocimiento por connaturalidad.

EL ORIGEN DEL CONOCIMIENTO.

1.- Racionalismo.

Se denomina racionalismo a la doctrina epistemológica que sostiene que la


causa principal del conocimiento reside en el pensamiento, en la razón.
Afirma que un conocimiento solo es realmente tal, cuando posee necesidad
lógica y validez universal. El planteamiento mas antiguo del racionalismo
aparece en Platón. El tiene la íntima convicción de que el conocimiento
verdadero debe distinguirse por la posesión de las notas de la necesidad
lógica y de la validez universal.

2.- El empirismo.

Frente a la tesis del racionalismo, el pensamiento, la razón, es el único


principio del conocimiento, el empirismo ( del griego Empereimía =
experiencia ) opone la antitesis: la única causa del conocimiento humano es
la experiencia. Según el empirismo, no existe un patrimonio a priori de la
razón. La conciencia cognoscente no obtiene sus conceptos de la razón , sino
exclusivamente de la experiencia. El espíritu humano, por naturaleza, está
desprovisto de todo conocimiento.

El racionalismo es guiado por la idea determinada, por el conocimiento ideal,


mientras que el empirismo, se origina en los hechos concretos.

Los racionalistas casi siempre surgen de la matemática; los defensores del


empirismo, según lo prueba su historia, frecuentemente vienen de las
ciencias naturales. Esto se entiende sin esfuerzo. La experiencia es el
factor determinante en las ciencias naturales.

En ellas, lo más importante es la comprobación exacta de los hechos por


medio de una cuidadosa observación. El investigador depende totalmente de
la experiencia. Suelen distinguirse dos clases de experiencia: una interna y
otra externa. El fundamento de un conocimiento válido, no se encuentra en
la experiencia, sino en el pensamiento.

3.- Apriorismo.

En la historia de la Filosofía existe también un segundo esfuerzo de


intermediación entre el racionalismo y el empirismo: el apriorismo. El cual
también considera que la razón y la experiencia son a causa del
conocimiento. Pero se diferencia del intelectualismo porque establece una
relación entre la razón y la experiencia, en una dirección diametralmente
opuesta a la de éste. En la tendencia de apriorismo, se sostiene que nuestro
conocimiento posee algunos elementos a priori que son independientes de la
experiencia. Esta afirmación también pertenece al racionalismo. Si
relacionáramos el intelectualismo y el apriorismo con los dos extremos
contrarios entre los cuales pretenden mediar, inmediatamente
descubriríamos que el intelectualismo tiene afinidad con el empirismo,
mientras que el apriorismo, se acerca al racionalismo. El intelectualismo
forma sus conceptos de la experiencia; el apriorismo rechaza tal conclusión
y establece que el factor cognoscitivo procede de la razón y no de la
experiencia.

LA POSIBILIDAD DEL CONOCIMIENTO.

1.- El dogmatismo.

Para el, resulta comprensible el que el sujeto, la conciencia cognoscente,


aprehenda su objeto, esta actitud se fundamenta en una confianza total en
la razón humana, confianza que aún no es debilitada por la duda.

El dogmatismo supone absolutamente la posibilidad y realidad del contacto


entre el sujeto y el objeto.

Para Kant el dogmatismo es la actitud de quien estudia la metafísica sin


haber determinado con anterioridad cuál es la capacidad de la razón humana
para tal estudio.

2.-El escepticismo.
El dogmatismo frecuentemente se transforma en su opuesto, en el
escepticismo. Mientras que el dogmatismo considera que la posibilidad de un
contacto entre el sujeto y el objeto es comprensible en sí misma, el
escepticismo niega tal posibilidad. El sujeto no puede aprehender al objeto,
afirma el escepticismo. Por tanto, el conocimiento, considerado como la
aprehensión real de un objeto, es imposible. Según esto, no podemos
externar ningún juicio, y debemos abstenernos totalmente de juzgar.

Mientras que el dogmatismo en cierta forma ignora al sujeto, el


escepticismo desconoce al objeto.

El escepticismo se puede hallar, principalmente, en la antigüedad. Su


fundador fue Pirrón de Elis ( 360 a 270 ) . El afirma que no puede lograrse
un contacto entre el sujeto y el objeto. La conciencia y cognoscente esta
imposibilitada para aprehender su objeto.

3.- El subjetivismo y el relativismo.

El escepticismo sostiene que no hay verdad alguna. El subjetivismo y el


relativismo no son tan radicales. Con ellos se afirma que si existe una
verdad; sin embargo, tal verdad tiene una validez limitada. El subjetivismo,
como su nombre lo indica, limita la validez de la verdad al sujeto que conoce
y juzga. El relativismo afirma que no existe alguna verdad, alguna verdad
absolutamente universal.

El subjetivismo y el relativismo son análogos, en su contenido, al


escepticismo. En efecto, ambos niegan la verdad; no en forma directa como
el escepticismo, pero sí en forma indirecta al dudar de su validez universal.

4.- El pragmatismo.

El escepticismo presenta una actitud esencialmente negativa. Formula la


negación de la posibilidad del conocimiento. El escepticismo adquiere un
cariz positivo en el pragmatismo moderno. El pragmatismo, al igual que el
escepticismo, desecha el concepto de la verdad considerado como
concordancia.

El pragmatismo cambia el concepto de la verdad en cuanto que es originado


por una peculiar concepción de lo que es el ser humano. Dentro de tal
concepción el hombre no es primordialmente un ser especulativo y pensante,
sino un ser práctico, un ser volitivo.
5.- El criticismo.

Existe una tercer postura que resolvería la antitesis en una síntesis. Esta
postura intermedia entre el dogmatismo y el escepticismo recibe el nombre
de criticismo. Al igual que el dogmatismo, el criticismo admite una confianza
fundamental en la razón humana. El criticismo está convencido de que es
posible el conocimiento de que existe la verdad. Pero mientras que tal
confianza conduce al dogmatismo, a la aceptación candorosa, para decirlo en
alguna forma, de todas las aseveraciones de la razón humana y al no fijar
límites al poder del conocimiento humano, el criticismo pone, junto a la
confianza general en el conocimiento humano, una desconfianza hacia cada
conocimiento particular, acercándose al escepticismo por esto.

El criticismo examina todas y cada una de las aseveraciones de la razón


humana y nada acepta con indiferencia.

RAZÓN CONTRA PERCEPCIÓN.

Desde el siglo XVII hasta finales del siglo XIX la cuestión principal en
epistemología contrastó la razón contra el sentido de percepción como
medio para adquirir el conocimiento. Para los racionalistas, entre los más
destacados el francés René Descartes, el holandés Baruch Spinoza y el
alemán, Gottfried Wilhelm Leibniz, la principal fuente y prueba final del
conocimiento era el razonamiento deductivo basado en principios evidentes
o axiomas. Para los empiristas, empezando por los filósofos ingleses Francis
Bacon y John Locke, la fuente principal y prueba última del conocimiento era
la percepción.

Bacon inauguró la nueva era de la ciencia moderna criticando la confianza


medieval en la tradición y la autoridad y aportando nuevas normas para
articular el método científico, entre las que se incluyen el primer grupo de
reglas de lógica inductiva formuladas. Locke criticó la creencia racionalista
de que los principios del conocimiento son evidentes por una vía intuitiva, y
argumentó que todo conocimiento deriva de la experiencia, ya sea de la
procedente del mundo externo, que imprime sensaciones en la mente, ya sea
de la experiencia interna, cuando la mente refleja sus propias actividades.
Afirmó que el conocimiento humano de los objetos físicos externos está
siempre sujeto a los errores de los sentidos y concluyó que no se puede
tener un conocimiento certero del mundo físico que resulte absoluto.
El filósofo irlandés George Berkeley estaba de acuerdo con Locke en que el
conocimiento se adquiere a través de las ideas, pero rechazó la creencia de
Locke de que es posible distinguir entre ideas y objetos. El filósofo escocés
David Hume siguió con la tradición empirista, pero no aceptó la conclusión de
Berkeley de que el conocimiento consistía tan sólo en ideas. Dividió todo el
conocimiento en dos clases: el conocimiento de la relación de las ideas —es
decir, el conocimiento hallado en las matemáticas y la lógica, que es exacto y
certero pero no aporta información sobre el mundo— y el conocimiento de la
realidad —es decir, el que se deriva de la percepción. Hume afirmó que la
mayor parte del conocimiento de la realidad descansa en la relación causa-
efecto, y al no existir ninguna conexión lógica entre una causa dada y su
efecto, no se puede esperar conocer ninguna realidad futura con certeza.
Así, las leyes de la ciencia más certeras podrían no seguir siendo verdad:
una conclusión que tuvo un impacto revolucionario en la filosofía.

El filósofo alemán Immanuel Kant intentó resolver la crisis provocada por


Locke y llevada a su punto más alto por las teorías de Hume; propuso una
solución en la que combinaba elementos del racionalismo con algunas tesis
procedentes del empirismo. Coincidió con los racionalistas en que se puede
tener conocimiento exacto y certero, pero siguió a los empiristas en
mantener que dicho conocimiento es más informativo sobre la estructura
del pensamiento que sobre el mundo que se halla al margen del mismo.
Distinguió tres tipos de conocimiento: analítico a priori, que es exacto y
certero pero no informativo, porque sólo aclara lo que está contenido en las
definiciones; sintético a posteriori, que transmite información sobre el
mundo aprendido a partir de la experiencia, pero está sujeto a los errores
de los sentidos, y sintético a priori, que se descubre por la intuición y es a la
vez exacto y certero, ya que expresa las condiciones necesarias que la
mente impone a todos los objetos de la experiencia. Las matemáticas y la
filosofía, de acuerdo con Kant, aportan este último tipo de conocimiento.
Desde los tiempos de Kant, una de las cuestiones sobre las que más se ha
debatido en filosofía ha sido si existe o no el conocimiento sintético a
priori.

Durante el siglo XIX, el filósofo alemán George Wilhelm Friedrich Hegel


retomó la afirmación racionalista de que el conocimiento certero de la
realidad puede alcanzarse con carácter absoluto equiparando los procesos
del pensamiento, de la naturaleza y de la historia. Hegel provocó un interés
por la historia y el enfoque histórico del conocimiento que más tarde fue
realzado por Herbert Spencer en Gran Bretaña y la escuela alemana del
historicismo. Spencer y el filósofo francés Auguste Comte llamaron la
atención sobre la importancia de la sociología como una rama del
conocimiento y ambos aplicaron los principios del empirismo al estudio de la
sociedad.

La escuela estadounidense del pragmatismo, fundada por los filósofos


Charles Sanders Peirce, William James y John Dewey a principios de este
siglo, llevó el empirismo aún más lejos al mantener que el conocimiento es un
instrumento de acción y que todas las creencias tenían que ser juzgadas por
su utilidad como reglas para predecir las experiencias.

POSICIÓN DE LOS AUTORES FRENTE AL CONCOCIMIENTO.

Para algunos autores, el fundamento de la posibilidad del conocimiento es la


realidad, bien la sensible (como han defendido los filósofos de orientación
empirista), bien la inteligible (como aquellos racionalistas que han defendido
el carácter realmente existente de las entidades conceptuales o nociones
generales).

El primer gran filósofo que abordó el estudio del conocimiento fué el


francés René Descartes, en el siglo XVII. Descartes intentó descubrir un
fundamento del conocimiento que fuera independiente de límites y
supuestos. Para él, conocer es partir de una proposición evidente, que se
apoya en una intuición primaria. Descartes formuló tal proposición en su
célebre sentencia: "pienso, luego existo".

Kant negó que la realidad pudiera ser explicada mediante los solos
conceptos y se propuso conseguir el mismo objetivo, pero intentando
determinar los límites y capacidades de la razón. Si bien existen,
efectivamente, juicios sintéticos apriori, que son la condición necesaria de
toda comprehensión de la naturaleza (trascendentales), el ámbito del
conocimiento de limita, sin embargo en el pensamiento de Kant, al reino de la
experiencia.

Según el británico John Locke, representante moderado del empirismo, las


impresiones de la sensibilidad sólo formaban la base primaria del
conocimiento. El también británico David Hume y algunos autores
neopositivistas posteriores consideraron, por el contrario, que las nociones
de las ciencias formales no son empíricas ni conceptuales, sino formales y,
por lo tanto, vacías de conocimiento.

De acuerdo con determinadas formas de empirismo existen otras


experiencias además de la sensible, como la experiencia histórica, la
experiencia intelectual, etc. En estas posiciones, a algunos de cuyos
precursores - los alemanes Friedrich Nietzsche y Wilhelm Dilthey-
difícilmente se les puede considerar como empiristas, el término
experiencia se entiende en un sentido más amplio. Los autores más
representativos de estas posiciones son el alemán Martin Heidegger y el
francés Jean- Paul- Sartre, que defendieron posturas existencialistas; los
estadounidenses John Dewey y William James, de orientación pragmatista;
y el español José Ortega y Gasset, que mantuvo la postura que él llamó
raciovitalismo, en la que vida y razón constituían los dos polos de su
concepción del mundo.

EL CONOCIMIENTO CIENTÍFICO.

Mientras que la epistemología ha sido entendida tradicionalmente como una


teoría del conocimiento en general, en el siglo XX los filósofos se
interesaron principalmente por construir una teoría del conocimiento
científico, suponiendo que si se lograra disponer de teoría adecuadas que
explicaran los mecanismos de un conocimiento de este tipo, podrían avanzar
considerablemente por la misma vía en la solución de problemas
gnoseológicos (doctrinas filosófica y religiosa que pretendía tener un
conocimiento misterioso e instintivo de las cosas divinas) más generales.

La elaboración de una epistemología de este tipo constituyó la tarea


abordada especialmente por los autores del Círculo de Viena, que fueron el
germen de todo movimiento del empirismo o positivismo lógico. Para éstos
filósofos se trataba de conseguir un sistema unitario de saber y
conocimiento, lo que requería la unificación del lenguaje y la metodología de
las distintas ciencias. Este lenguaje debería ser insersubjetivo - lo que
exigía la utilización de formalismos y de una semántica común- y universal,
es decir, cualquier proposición debía poder traducirse a él.

Lo único que puede hacerse es formular la hipótesis de la existencia de una


realidad independiente de nuestra experiencia e indicar criterios para su
contrastación en la medida en que una afirmación de existencia implica
determinados enunciados perceptivos. No hay ninguna posibilidad de
decisión respecto a una realidad o idealidad absolutas. Ello sería, en
palabras de Carnap, un seudoproblema. Todas las formas epistemológicas de
la tradición filosófica inspiradas en posiciones metafísicas - el idealismo y el
realismo filosófico, el fenomelanismo, el solipsismo, etc.- caerían, así, fuera
del ámbito del conocimiento empírico, ya que buscarían responder a una
pregunta imposible.

EPISTEMOLOGÍA EN EL SIGLO XX.

A principios del siglo XX los problemas epistemológicos fueron discutidos a


fondo y sutiles matices de diferencia empezaron a dividir a las distintas
escuelas de pensamiento rivales. Se prestó especial atención a la relación
entre el acto de percibir algo, el objeto percibido de una forma directa y la
cosa que se puede decir que se conoce como resultado de la propia
percepción. Los autores fenomenológicos afirmaron que los objetos de
conocimiento son los mismos que los objetos percibidos. Los neorealistas
sostuvieron que se tienen percepciones directas de los objetos físicos o
partes de los objetos físicos en vez de los estados mentales personales de
cada uno. Los realistas críticos adoptaron una posición intermedia,
manteniendo que aunque se perciben sólo datos sensoriales, como los colores
y los sonidos, éstos representan objetos físicos sobre los cuales aportan
conocimiento.

Un método para enfrentarse al problema de clarificar la relación entre el


acto de conocer y el objeto conocido fue elaborado por el filósofo alemán
Edmund Husserl. Perfiló un procedimiento elaborado, al que llamó
fenomenología, por medio del cual se puede distinguir cómo son las cosas a
partir de cómo uno piensa que son en realidad, alcanzando así una
comprensión más precisa de las bases conceptuales del conocimiento.

Durante el segundo cuarto del siglo XX surgieron dos escuelas de


pensamiento, ambas deudoras del filósofo austriaco Ludwig Wittgenstein.
Por una parte, la escuela del empirismo o positivismo lógico, tuvo su origen
en Viena, Austria, pero pronto se extendió por todo el mundo. Los
empiristas lógicos hicieron hincapié en que sólo hay una clase de
conocimiento: el conocimiento científico; que cualquier conocimiento válido
tiene que ser verificable en la experiencia; y, por lo tanto, que mucho de lo
que había sido dado por bueno por la filosofía no era ni verdadero ni falso,
sino carente de sentido. A la postre, siguiendo a Hume y a Kant, se tenía que
establecer una clara distinción entre enunciados analíticos y sintéticos. El
llamado criterio de verificabilidad del significado ha sufrido cambios como
consecuencia de las discusiones entre los propios empiristas lógicos, así
como entre sus críticos, pero no ha sido descartado.

La última de estas recientes escuelas de pensamiento, englobadas en el


campo del análisis lingüístico (véase Filosofía analítica) o en la filosofía del
lenguaje corriente, parece romper con la epistemología tradicional. Los
analistas lingüísticos se han propuesto estudiar el modo real en que se usan
los términos epistemológicos claves —términos como conocimiento,
percepción y probabilidad— y formular reglas definitivas para su uso con
objeto de evitar confusiones verbales. El filósofo británico John Langshaw
Austin afirmó, por ejemplo, que decir que un enunciado es verdadero no
añade nada al enunciado excepto una promesa por parte del que habla o
escrib e. Austin no considera la verdad como una cualidad o propiedad de los
enunciados o elocuciones.

CONCLUSIÓN.:

Si la epistemología - el estudio del conocimiento- constituye, por su propia


naturaleza, una de las partes esenciales de la filosofía, la creciente
importancia en la ciencia y la consiguiente necesidad de dotarla de sólidos
fundamentos teóricos ha acrecentado aún más el interés por la misma en el
moderno pensamiento filosófico.

BIBLIOGRAFÍA.:

1. Enciclopedia Hispánica; 5: 402-404; 1994-1995.


1. Enciclopedia Microsoft Encarta `97.
1. Gutiérrez Saenz, Raúl; Introducción a la filosofía; Editorial Esfinge.
1. Hessen; Teoría del conocimiento; Editorial Esfinge.
ECOCENTRICAS
DIREITO AMBIENTAL

Ética ambiental

Reflexões sobre a ética tradicional


A palavra ética vem do grego ETHOS que significa: modo de ser, caráter
enquanto forma de vida do homem. Ética é a forma de proceder ou de se
comportar do ser humano no seu meu social, sendo portanto uma relação
intersocial do homem, e seus parâmetros são as condutas aceitas no meio social, e
tem raízes no fato da moral como sistema de regulamentação das relações
intersociais humanas, assentando-se em um modo de comportamento.
Portanto, a ética é uma ciência da moral e pode ser definida como: a teoria ou
ciência do comportamento moral dos homens em sociedade ( Adolfo Sanches
Vasquez, Ética, ed. Civilização Brasileira, 14ª edição.1993 ).
Podemos, também, dividi-la em:
- ética normativa que são as recomendações;
- ética teórica quando explica a natureza da moral relacionada às necessidades
sociais.
Enquanto teoria a ética estuda e investiga o comportamento moral dos homens,
tendo seu valor como teoria naquilo que explica e não no fato que recomenda ou
prescreve. Atualmente, ante as correntes intuitivas, positivas e analíticas, a ética
foi reduzida a análise da linguagem moral, abstraindo-se as questões morais
( conf.o citado autor ).
Resultado disso é que a moral e a ética perderam significado social, dando-se
hoje em dia importância a obtenção finalista do sucesso pessoal e material a
qualquer custo, ficando assim reduzidas a preceitos delimitadores das relações
profissionais (Códigos Éticos), restando apenas a ética normatizada e direcionada
às profissões, não havendo mais uma ética universal. Passamos por uma crise ética
e moral, faltando uma orientação ética geral.
Como ciência da moral, a ética como conhecemos, está relegada a um plano
inferior social, deixando de ser uma orientadora do comportamento humano como
dantes, mas uma nova forma de relação ética vem surgindo, como pretendemos
demonstrar, ante a degradação ambiental em larga escala e o desenvolvimento
científico, o qual vem desvendando a origem do homem, tirando-o do pedestal de
espécie superior.
Toda a sociedade é responsável pela degradação ambiental, pois : o rico polui
com sua atividade industrial, comercial etc; o pobre polui por falta de condições
econômicas de viver condignamente e por falta de informações, já que a maioria é
semi-analfabeta; e o Estado polui por falta de informações ecológicas de seu
administradores, gerando uma política desvinculada dos compromissos com o meio
ambiente.
Somando isso aos novos conhecimentos científicos que concluem que o homem
faz parte da natureza como vemos por exemplo na teoria evolucionista de Darwin,
pela qual a raça humana tem origem no mesmo ancestral dos grandes macacos e
evolui como todos os demais seres viventes, e ainda a Teoria de Gaia de Lovelock
para a qual a Terra, Gaia, é um ser vivo que pulsa em vida plena com todos os
seus seres, incluindo o homem, em igualdade de condições, surgiu a necessidade
do ser humano rever a sua ação predatória e consequentemente seu
comportamento integral, fazendo com que a visão antropocêntrica que rege a
conduta humana, tendo o homem como o centro do universo, comece a perder
força.

Ética antropocêntrica
A ética antropocêntrica, defendida principalmente por Kant, que orientou e deu
base para as doutrinas posteriores, estuda o comportamento social do homem
entre si, levando-o a condição de espécie superior pela razão, perde campo para
uma nova visão: a visão ecocêntrica.

Ética ecocêntrica
Esta nova visão ecocêntrica que podemos definir como o homem centrado em
sua casa - "oikos" = casa em grego, ou seja o homem centrado no tudo ou no
planeta como sua morada, permite o surgimento de uma ética que estuda também
o comportamento do homem em relação à natureza global; com ela o ser humano
passa a entender melhor a sua atuação e responsabilidade para com os demais
seres vivos.
Então, surge a necessidade desta nova forma de conduta em relação à natureza.
Uma nova concepção filosófica homem-natureza. A ética passa a ser também,
neste caso, um estudo extrasocial e extrapola os limites intersociais do homem,
nascendo assim, uma nova ética diversa da ética tradicional. Surge a ética
ambiental.Com ela nós passamos a ter mais "humildade zoológica", e
consequentemente, passamos a ter um novo entendimento da vida. Mas para que
isto ocorra é necessário que tenhamos uma plena conscientização da problemática
ambiental, caracterizando esta como ter pleno conhecimento de algo e o seu
processo dá-se internamente, refletindo-se nas ações.
Essa nova filosofia ecocêntrica e a conscientização fazem com que o ser humano
passe a se preocupar com suas ações entendendo que ele faz parte na natureza.
Não é o "dono da Natureza", passa a compreender que a Natureza não está ali para
servi-lo, mas para que ele possa sobreviver em harmonia com os demais seres.
Percebendo isso, o ser humano passará a se preocupar com suas ações, passará a
ter ações coerentes em relação à Natureza e mesmo as suas ações intersociais
passam a ser direcionadas à causa da preservação da vida global. Então, estará ele
desenvolvendo cada vez mais uma “visão holística" do mundo, ou seja uma visão
global.
Essa nova consciência e visão global trazem a necessidade de desenvolver uma
nova linha de conduta ética com a Natureza, formando uma nova interligação ética:
homem-natureza.

Ética ambiental: definição


Podemos definir essa Ética Ambiental como a conduta, ou a própria conduta,
comportamental do ser humano em relação à natureza, decorrente da
conscientização ambiental e conseqüente compromisso personalíssimo
preservacionista, tendo como objetivo a conservação da vida global.
Uma nova relação ética
Com essa nova ética, diferente da ética tradicional, pautamos toda a sua vida e
assim estaremos agindo sempre com um maior compromisso ético. Compromisso
criado por nós; dentro de nós. Sem nenhuma lei que não seja a nossa consciência.
Esse compromisso ético é personalíssimo, de modo que não está adstrito a
nenhum outro compromisso. É um compromisso de todos os conscientes. É um
compromisso da sociedade consciente. É ético não legal. Não se trata de obrigação
legal, mas moral e ética de cada um.
O compromisso ético reflete-se em ações éticas, isto é, em ações coerentes com
os princípios éticos da pessoa, de modo que as ações impulsionadas por esta nova
ética homem-natureza trarão resultados favoráveis à preservação ambiental e
conseqüentemente a melhoria da qualidade de vida, ficando assim criada uma
barreira ética protegendo a natureza como um todo.
A ética ambiental aqui exposta passa a ser o início de uma nova ordem mundial,
é uma nova filosofia de vida do ser humano alicerçada em novos valores
extrasociais humanos. Sua base científica é o estudo da relação homem-natureza,
englobando neste binômio todas as raças humanas e todos os seres existentes,
abrangendo também os inanimados como o solo, o ar e a água. Tudo que existe
tem sua importância e passa a fazer parte desta nova relação ética.
Esta nova ética ajudará a formar uma humanidade consciente de sua posição
perante a vida no planeta Terra e dará origem a uma nova postura, um novo
comportamento calcado na preservação global da natureza, sendo uma nova
esperança de vida.
A colocação em prática dessa nova forma de comportamento ético propiciará
uma enorme satisfação subjetiva e íntima em cada indivíduo, e conseqüentemente
da sociedade humana de estar contribuindo com responsabilidade para a
preservação do maior bem que existe que é a Natureza como um todo, e isto nos
dará a esperança de poderemos prolongar a existência de nossa espécie nesse
planeta com condições mais dignas, permitindo que possamos usufruir juntamente
com os demais seres plenamente deste bem que é a vida, só existente por
comprovação científica na nave mãe-Terra.
Uma nova forma comportamental e uma nova esperança de vida, daí a
importância de se conscientizar todos os segmentos da sociedade para essa nova
relação ética.
Por una literatura "ecocéntrica"
La comunidad está poco en boga entre los “literatos”. Por el
contrario, está demasiado en boga el clan, la camarilla, el
cenaculillo, el conciliábulo, la unión provisional de narcisistas que, en
el período que precede a sus riñas y mandarse a la mierda, se dicen
recíprocamente cuán hábiles e incomprendidos son. Está muy en
boga la autonarración consolatoria ("Yo soy un grande, pero no me
entienden", "la cultura ha muerto, por eso no encuentro espacios"),
narración que se convierte inevitablemente en circle jerk (es decir
hacerse mutuas puñetas dispuestos en círculo) y a esta ineficaz
terapia de grupo incluso la quieren vender como "resistencia",
incluso se le atribuye un cierto valor "político".
En este tipo de conductas se atestigua la "gélida carga" del mito del autor (mito
romántico, decadente, "maldito", umbilical, en cualquier caso tremendamente
egocentrado y "antropocéntrico" en la acepción más negativa posible). Pesa varias
toneladas y doblega los hombros de quienes precisamente se creen herederos de
una tradición de espaldas erguidas, el Autor en actitud de desafío titánico, piernas
abiertas y puños apoyados en las caderas, sobre el promontorio de los siglos.
Ya sería tiempo que mis colegas se "descargaran" del fardo de una idea de autor
que en realidad es muy reciente, y redescubriera (para esto puede ayudar también
y sobretodo la red) la dimensión ecocéntrica del escritor. "Eco" deriva de oikein,
habitar: el "escritor residente" del cual habla Peter Bichsel, el poeta/narrador como
miembro de una comunidad, es más, de varias comunidades en círculos
concéntricos, heredero de figuras que existen desde el alba de los tiempos, del
aedo al griot, del bardo al trovador, del cuentahistorias al titiritero, etc. La
escritura, la poesía, la narración como *regalos a la comunidad* y como oficio de
vivir con los demás.
[La poesía que regresa "en voz alta" es otra de las señales de una toma de
conciencia en este sentido. Lástima que algunos autores "hurgan bien y predican
mal", en el sentido que son capaces de hacer bonitas veladas y de nuevo
ecocéntricas, sin embargo teorizan el peor antropocentrismo artístico y
ombligocentrismo autorial.]
Para un pleno redescubrimiento del ecocentrismo en literatura, es necesario
extirparnos de los huesos los músculos irritados y contraídos. Se necesita un
masaje enérgico. La red nos exige hacer cuentas con una dimensión de "apertura"
y nos desafía a confrontarnos con nuevas posibilidades, con el riesgo constante de
"perder el estilo". Nos obliga a buscar un equilibrio. Nos exige poner en discusión el
ego, a relativizar la figura del Autor. Por esto, a pesar de todo, la amo como la
pupila de mis ojos, como la pupila de los ojos de todos.
(Octubre de 2005. Traducido en castellano por Nadie Enparticular)
Psicologia: Reflexão e Crítica
Print ISSN 0102-7972

Psicol. Reflex. Crit. vol.17 no.1 Porto Alegre 2004 Curriculum


ScienTI
download article in PDF format How to cite
this article
doi: 10.1590/S0102-79722004000100007

Representação social da educação ambiental e da


educação em saúde em universitários

Social representation of environmental education and


health education in college students

Hermes de Andrade JúniorI; Marcos Aguiar de SouzaII, 1; Jorgelina Ines


BrochierIII

I
Fundação Osvaldo Cruz
II
Universidade Federal Rural do Rio de Janeiro
III
Universidade Gama Filho

RESUMO

A crescente globalização tem promovido modificações econômicas, políticas e


culturais em diversos setores da atividade humana. Tal situação de
interdependência tem favorecido a discussão de temas de interesse mundial,
como a educação ambiental e a educação em saúde. O presente estudo teve
como objetivo investigar as representações sociais da educação ambiental e da
educação em saúde em 204 estudantes universitários da cidade do Rio de
Janeiro, sendo 106 homens e 98 mulheres, na idade média de 26,9 anos. Os
participantes preencheram um questionário com perguntas relativas a
concepções pessoais sobre educação ambiental e educação em saúde. Da
análise das respostas, através da técnica de análise de conteúdo, emergiram
três categorias relativas à educação ambiental (concepção antropocêntrica
utilitarista, concepção antropocêntrica pactuada e concepção ecocêntrica) e
quatro categorias relativas a educação em saúde (saúde como ausência de
doença, ênfase na saúde do corpo, saúde como equilíbrio corpo-mente e
concepção ecocêntrica de saúde). As conclusões remetem ao entendimento de
que meio ambiente e saúde ainda são entendidos como temas independentes,
dificultando ações mais eficientes por parte da população e de entidades
governamentais e não governamentais.

Palavras-chave: Representação social; educação ambiental; educação em


saúde; meio ambiente.

ABSTRACT

The growing globalization has been promoting economic, political and cultural
modifications in several sections of the human activity. Such interdependence
has been favoring the discussion of themes of global interest, as the
environmental and health education. The present study aimed to investigate the
social representations of the environmental education and of the health
education in 204 college students of the city of Rio de Janeiro, 106 men and 98
women, with an average age of 26,9 year-old. The participants filled a
questionnaire with questions on personal conceptions concerning environmental
education and health education. Content analysis revealed three categories
concerning environmental education (utilitarian anthropocentric conception,
agreed-with anthropocentric conception and ecocentric conception) and four
categories concerning health education (health as absence of disease, emphasis
on body's health, health as body-mind balance and ecocentric conception of
health). The conclusions suggest that environment and health are still
understood as independent themes, hindering more efficient actions on the part
of the population and of governmental and no governmental entities.

Keywords: Social representation; environmental education; health education;


environment

Nas últimas décadas do século XX, as mudanças radicais em várias esferas das
sociedades, reunidas sob o rótulo de globalização, despertaram o interesse tanto
de especialistas quanto do cidadão comum. As discussões decorrentes parecem
que não estar restritas às áreas específicas de estudo, porque o desrespeito a
limitações de qualquer ordem parece ser o pressuposto básico desse conjunto de
transformações que em grande velocidade e diversidade atinge e provoca
campos de investigação bastante distintos. Apesar disso, observa-se uma
tendência de identificar esse conjunto de fenômenos, quase que exclusivamente,
como a mundialização da economia. De fato, a interdependência entre os países,
neste ponto, é claramente identificada, fazendo com que uma crise na economia
de um país seja imediatamente percebida em diversas partes do mundo. Porém,
a economia não se refere ao único aspecto da vida social em transformação. Em
outro plano e em menor velocidade, observa-se idêntico processo em termos
culturais. Observa-se um crescimento de convenções mundiais que estão a
influenciar o futuro do mundo em diversos aspectos (WCED, 1987).

Neste sentido, Keohane e Nye Jr (2000) dão destaque ao globalismo social e


cultural, que envolve o movimento de idéias, informações, imagens e pessoas, e
que, em nível mais profundo, termina por promover modificações em outros
setores e trazer novas idéias. Entre os temas que atingem interesse mundial,
dois se tornam relevantes para o presente estudo: a educação ambiental e a
educação em saúde.

Com base nas idéias de Leff (2001), a educação ambiental é definida como um
processo no qual incorporamos critérios sócio-ambientais, ecológicos, éticos e
estéticos nos objetivos didáticos da educação, com o objetivo de construir novas
formas de pensar incluindo a compreensão da complexidade e das emergências
e inter-relações entre os diversos subsistemas que compõem a realidade. O
ponto central é que a preservação/recuperação do ambiente é algo que atinge a
todos (Leff, 2001). Assim, temas como o aquecimento gradual do planeta, a
poluição dos oceanos, a poluição do ar, a camada de ozônio, a possibilidade de
acidentes nucleares, causam ampla preocupação, independente da nacionalidade
do indivíduo.

Particularmente no Brasil e exemplificado pela iniciativa de Medina e Santos


(1999), constata-se um esforço tanto no sentido de promoção de discussões
relativas aos temas em questão, como na elaboração de leis que sustentem a
educação ambiental como condição de sensibilização da população contra o
exagero do consumo, em favor de hábitos que favoreçam a saúde da
coletividade e pela busca dos diagnósticos de sustentabilidade.

São amplamente reconhecidas as relações entre as modificações do ambiente e


suas influências na saúde da coletividade. O enfoque ecossistêmico sobre o meio
ambiente que abrangem desde os ecossistemas naturais que sofreram
influências humanas mínimas até os ecossistemas intensamente manejados pelo
homem, proporcionam um arcabouço conceitual adequado para a epidemiologia
ambiental aplicada ao estudo das mudanças globais (Rapport & cols., 1999).

Em relação à educação em saúde, podemos considerar que vivemos numa época


em que a qualidade de vida está em voga, constituindo um tema que assume
proporções mundiais. Ao falarmos de saúde, buscamos uma compreensão ampla
do que seja "ser saudável". Cabe ressaltar que a questão da qualidade de vida
nos remete de maneira fundamental a uma articulação entre condições 1)
objetivas, como esperança de vida ao nascer, alfabetização e renda; e 2)
subjetivas, como avaliação do estado de saúde, valorização do conhecimento
formal e informal, satisfação com os serviços, recursos e redes sociais de apoio
(Uchoa, Rozemberg & Porto, 2000). É neste ponto que surge uma união entre
dois temas: a educação ambiental é na verdade uma das vertentes da educação
em saúde, motivo pelo qual vêm sendo cada vez mais objeto de preocupação
por parte de entidades governamentais e não-governamentais em diversas
partes do mundo. Principalmente a partir da última década, foram desenvolvidos
diversos programas visando proporcionar conhecimento teórico acerca de tais
questões, com o objetivo principal de favorecer o engajamento de toda a
sociedade num esforço conjunto de desenvolvimento de condutas que visem
favorecer a saúde e o ambiente (UNESCO; PNUMA, citados em Leff, 2001).

Na visão de educação ambiental, consideramos a congruência desse modelo


integrativo com aspectos da educação em saúde. Tal conclusão parece óbvia ao
se constatar que tanto a educação ambiental como a educação em saúde tem
por objetivo comum a melhoria da qualidade de vida da população de modo
geral. Porém, é necessário considerar que um projeto educativo é mais do que
treinamento e conhecimento de fatos. Deve ser o estímulo à busca de novas
fontes e saídas ou, ainda, do resgate de valores e posições antigas e frutíferas,
visando a compreensão da realidade em seus diferentes níveis, do individual ao
universal (Grynszpan, 1999).

Seguindo o mesmo raciocínio, Mello e colaboradores (1998) consideram que


essa relação entre educação ambiental e educação em saúde pode ser
observada em discussões sobre a promoção à saúde, como a Carta de Ottawa,
um produto final da I Conferência Internacional sobre políticas de saúde
realizada pela Organização Mundial da Saúde, em 21 de novembro de 1986 no
Canadá. No encontro foram definidos cinco pontos principais: l) o
desenvolvimento de políticas saudáveis organizadas pelo setor público; 2) o
reforço à ação comunitária; 3) o desenvolvimento de habilidades pessoais; 4) a
preocupação com o meio ambiente; 5) a reorientação dos serviços de saúde.

Conforme a Lei 9.795, de 27 de abril de 1999, a educação ambiental é


entendida como o conjunto de "processos por meio dos quais o indivíduo e a
coletividade constroem valores sociais, conhecimentos, habilidades, atitudes e
competências voltadas para a conservação do meio ambiente, bem de uso
comum do povo, essencial à sadia qualidade de vida e sua sustentabilidade"
(Artigo 1º), sendo um "componente essencial e permanente da educação
nacional, devendo estar presente, de forma articulada, em todos os níveis e
modalidades do processo educativo, em caráter formal e não-formal" (Artigo
2º).

O esforço normativo aponta para o surgimento de uma educação ambiental


porque pressupõe o reconhecimento de que a educação tradicional não tem
abordado esse enfoque de forma satisfatória. Conseqüentemente, o "ambiental"
deveria constituir parte íntima da educação como um todo e não modalidade ou
uma de suas dimensões, pois nessa visão aparece a retificação da questão
ambiental e os questionamentos sobre a própria educação (Brügger, 1994).

Como crítica a qualquer programa inovador nessa área, a inserção de uma


dimensão ambiental pode conduzir à instrumentalização do meio ambiente,
representado pelos problemas ambientais como poluição, escassez de recursos
naturais, comprometimento à biodiversidade, por exemplo. Assim, o pagamento
de multas aplicadas aos agentes responsáveis pelo impacto ambiental figura
como a grande conseqüência a ser considerada. Sendo assim, a educação
ambiental deixa de representar um esforço formador e integrador para manter a
velha concepção de que o desvio à conduta legalmente definida tem uma forma
de ressarcimento que novamente integra o indivíduo no "mundo dos cidadãos
responsáveis". Para ilustrar a problemática e seu significado, Brügger (1994)
nos diz que:

embora a palavra formação seja em princípio bem mais adequada, a simples


substituição de uma palavra por outra pode não significar nada2. É que embora
palavras como treinamento se encontrem, a priori, fortemente associadas a uma
visão de mundo instrumental, o que realmente imprime esse traço marcante é o
fato de várias delas se apresentarem juntas em um mesmo contexto. Assim, é
preciso analisar a relação dialética da quantidade e qualidade das palavras e não
só o seu significado latente. (p. 79)

Não se pretende com esta nota chegar até o esforço semântico da lingüística
que qualifica o problema que apresentamos, mas entende-se que a formação,
em sua abrangência, é alinhada com a idéia de valorização da preparação
pessoal ou profissional de indivíduos para serem atuantes e críticos. A própria
idéia de linearidade geral da formação também deve ser evidenciada como
insatisfatória, haja vista que as demandas sociais, econômicas, políticas se
interligam e não são tratadas, definitivamente, nos dias de hoje, de forma
estanque.

A educação em saúde, de forma geral, focaliza o encorajamento das pessoas


para que adotem e mantenham padrões de vida sadios, usando de forma
adequada os serviços colocados à sua disposição e tomando suas próprias
decisões, no nível individual e coletivo, com vistas a aprimorar condições de
saúde e de meio ambiente. Assim, para Vasconcelos (1998), a educação em
saúde é o campo de prática e conhecimento do setor de saúde que tem se
ocupado mais diretamente com a criação de vínculos entre a ação médica e o
pensar e fazer cotidiano da população. Situação bem diferente daquela existente
até a década de 1970, quando tinha como foco principal elites políticas e
econômicas, sendo subordinada aos seus interesses. Voltava-se para a
imposição de normas e comportamentos considerados adequados por aquelas
elites. Para os grupos populares, que conquistaram maior força política, as ações
de educação em saúde foram esvaziadas em favor da expansão da assistência
médica individualizada.

Ao se falar em educação, tanto em relação ao ambiente quanto em relação à


saúde, há a constatação de que as medidas preventivas e inovações na forma de
pesquisar devem ser enfatizadas em detrimento das medidas corretivas. Em
outras palavras, existe um consenso da amplitude de tais temas, de modo que
medidas desenvolvidas apenas pelos governos seriam ineficientes, à luz das
orientações do CDC e OPAS. A ampla participação de todos os segmentos da
sociedade se faz, assim, necessária (Navarro & cols., 2002).

Entende-se que tanto a educação ambiental como a educação em saúde são


propostas interdisciplinares de construção de conhecimentos relativas à
integração do homem com a natureza e em profunda interação com
ecossistemas. Nestes termos, justifica-se a opção pela utilização dos eixos
conceituais desenvolvidos por Eckersley (1992) nos estudos relativos à
sociabilidade dos indivíduos : o do 1) antropocentrismo e o do 2) ecocentrismo.
Tais estudos seguem com base na tendência de aproximação do ser humano
com os ecossistemas e na forma como percebem e se mobilizam, princípios que
também orientaram o presente estudo, justificando-se assim o objetivo principal
de identificar como a educação ambiental e a educação em saúde estão sendo
socialmente percebidas.

Eckersley estabelece que cada eixo passa a ser polarizador de movimentos


ambientais conexos. O primeiro preocupa-se com a articulação da teoria política
que ofereça oportunidades para a emancipação humana e para uma sociedade
ecologicamente sustentável. O segundo valoriza o reconhecimento do mundo
não-humano (Tabela 1).
A concepção ambiental antropocêntrica se refere ao entendimento do homem
como elemento central utilizando-se da natureza para melhorar sua qualidade
de vida. Assim, o esforço deveria ser direcionado para a adoção por parte da
população em geral de uma conduta racional, o suficiente para não esgotar os
recursos naturais disponíveis. Essa concepção é mais facilmente criticada por
ambientalistas, tendendo a ser cada vez mais repudiada também por diversos
segmentos de diversas culturas por toda parte do mundo. É interessante
perceber que dizer que o homem é o elemento mais importante não se refere a
uma simples retórica. A própria lei 9.795, como discutido acima, faz alusão a
uma concepção antropocêntrica ambiental.

Por outro lado, a concepção ecocêntrica ambiental está baseada no


entendimento de que a principal preocupação deve ser com a natureza. O
homem é visto apenas como um de seus elementos e não como o mais
importante. Dentro dessa concepção, a educação ambiental é entendida como o
esforço de desenvolvimento de uma consciência ambiental de caráter
transversal, ou seja, inserida em todas as atividades e preocupações humanas.
Em síntese, pode-se dizer que para a educação ambiental dentro de uma ótica
antropocêntrica a natureza deve estar a serviço do homem e, na visão
ecocêntrica, deve estar acima de seus interesses.

Um exemplo claro de concepção ecocêntrica ambiental é obtido a partir das


discussões de Oskamp (2000) e de Howard (2000), que constatam que a
sustentabilidade futura da vida humana na Terra está sendo ameaçada devido
às ações humanas que estão causando danos possivelmente irreversíveis às
condições de vida no planeta. Ilustram essa preocupação com o meio ambiente,
mesmo que ainda oscilando ao centralizar as preocupações em termos da vida
humana ou, de uma forma mais ampla, com a natureza como um todo. Ainda
que possíveis de causar polêmicas, as soluções para se evitar o que chama de
desastre ecológico, seriam medidas como a redução do número de bebês por
mulher e a redução drástica de terras utilizadas para fins humanos.

De todas as concepções para a educação ambiental, esta certamente é a que se


mostra mais adequada para a garantia do futuro do planeta como um todo.
Porém é, ao mesmo tempo, a que recebe um maior número de críticas,
principalmente por parte de autoridades e governantes, sendo ainda necessário
um longo percurso a ser seguido para que ela seja mais amplamente difundida e
aceita num mundo que tende a priorizar as atividades econômicas em
detrimentos de todas as outras.

Ao se pretender o pleno entendimento de como a educação ambiental e a


educação em saúde são percebidas pelo público em geral, a necessidade de
utilização da teoria da representação social é imediatamente percebida. Isto por
que, em termos gerais, uma representação social é definida como o resultado de
um processo psicológico socialmente baseado com a habilidade de conformar a
realidade precisamente como ela está sendo experienciada por indivíduos e
grupos (Ullan, 1995). Desse modo, elas se tornam reproduções mentais do
mundo e dos outros. Existe, assim, uma gênese socialmente compartilhada, a
partir de crenças adotadas por grupos de pessoas com o objetivo de explicar a
experiência social. Porém, apesar de serem compartilhadas, as representações
sociais possuem caráter dinâmico, sendo negociadas através da interação social
e da conversação, bem como modificadas ou adaptadas à medida que são
incorporadas pelo indivíduo na sua concepção de mundo, funcionando como uma
interface cognitiva entre a ação individual e a ideologia social (Jodelet, 1984;
Vala, 1993). E, essa relação entre a forma como indivíduos e grupos pensam e a
conduta social que adotam, reforça o interesse nas representações sociais.

A teoria das representações sociais busca, assim, conceitualizar tanto o poder da


realidade social como a atuação dos sujeitos sociais. E, por serem um elo de
ligação entre o real, o psicológico e o social são capazes de estabelecer
conexões entre a vida abstrata do saber, das crenças e a vida concreta do
indivíduo em seus processos de troca com os outros. Sendo assim, o estudo das
representações sociais significa tentar compreender não somente o que as
pessoas pensam de um objeto, cujo conteúdo possua um valor socialmente
evidente e relevante, mas também como e porque o pensam daquela forma.
Nesta perspectiva, emerge, de forma nítida, o papel do significado dos processos
de simbolização e da atividade cognitiva em relação ao sentido que o mundo
externo assume ao nível da vida psíquica (Roazzi, Frederecci & Wilson, 2001).

Considerando o conhecimento existente numa sociedade, podemos identificar


duas fontes ou universos: 1) o universo reificado, voltado para o conhecimento
científico, o qual dita a forma como diferentes objetos devem ser entendidos
pela sociedade em geral; e 2) o universo consensual, voltado para o senso
comum, o qual se refere à forma pela qual os objetos definidos pelo universo
reificado são incorporados ao conhecimento já existentes em indivíduos e grupos
na sociedade (Bangerter,1995).

O conhecimento do universo consensual, ou seja, as representações sociais, são


desenvolvidas a partir de dois fenômenos: ancoragem e objetivação. A
ancoragem se refere à inserção do objeto da representação em um marco de
referência pré-existente. Dito de outro modo, a ancoragem permite incluir um
conhecimento novo a um conjunto de conhecimentos já constituído. Como o
próprio termo parece indicar, a ancoragem desempenha o papel de ligar um
conhecimento novo (e portanto estranho) ao conhecimento já existente
(familiar). A objetivação, por sua vez, é definida como a concretização do
abstrato. Sentimentos como amor, tristeza e medo são tratados pelo senso
comum como se fossem coisas concretas. Surge uma visão natural, socialmente
aceita e constantemente reproduzida, visando delimitar aspectos que, na
realidade são invisíveis. A objetivação tem, assim, uma função de permitir a um
grupo melhor compartilhar a realidade em que vivem seus membros (Abric,
1996; Moscovici, 1984).

Bergman (1998) aponta uma espécie de círculo vicioso em relação às


representações sociais. Estas emergem da interação de valores, idéias e
práticas, no momento em que os indivíduos buscam compreender o ambiente
físico e social no qual estão inseridos e, ao mesmo tempo, podem ser entendidas
como sistemas que dão origem a esses mesmos valores, idéias e práticas.
Torna-se, assim, impossível a tarefa de determinar se as representações sociais
são causas ou conseqüências de valores, idéias e práticas.

Obviamente, as idéias que são mais discutidas no universo consensual


constituem tópicos de interesse da sociedade. Assim, as representações sociais
se tornam mais aparentes em tempos de mudanças sociais, com fenômenos que
mobilizam a opinião do cidadão comum, como a AIDS, as diferenças entre
homens e mulheres, as doenças mentais, entre outros (Moscovici, 1984).

Uma das grandes questões em relação às representações sociais da educação


ambiental e da educação em saúde é a obtenção de algo que a própria educação
não conseguiu: estabelecer uma linguagem única, um entendimento consensual
da realidade e, em última análise, uma conduta social mais favorável para a
sobrevivência do planeta e a promoção da saúde coletiva.

Nesse sentido, o presente estudo teve por objetivo a identificação da


representação social da educação ambiental e da educação em saúde em
estudantes universitários, considerando que este segmento tem mais acesso
teórico às discussões mais aprofundadas sobre questões relacionadas ao
ambiente e à saúde.

Este estudo foi elaborado na crença de que todos os esforços no sentido de


desenvolvimento de leis e ações que visem a condutas ambientais pertinentes
podem ser infrutíferos, caso o objetivo maior de sensibilização seja dificultado
ou mesmo impossibilitado pela desconsideração da forma pela qual tais temas
são concebidos por diferentes grupos na sociedade.

Método

Participantes

Participaram do presente estudo 204 estudantes universitários de ambos os


sexos, de diversos cursos de duas universidades públicas e duas universidades
particulares da cidade do Rio de Janeiro, sendo 106 homens e 98 mulheres, na
idade média de 26,9 anos. Não foi realizado nenhum controle no que se refere
ao período do curso dos participantes.

Instrumento

Foi utilizado um questionário com perguntas abertas, solicitando-se aos


participantes que definissem suas opiniões pessoais acerca da educação
ambiental (em sua opinião, o que é educação ambiental?) e da educação em
saúde (como você define a educação em saúde?).

Procedimentos

O questionário foi entregue de forma coletiva em sala de aula, contando com o


auxílio do professor e com o consentimento da direção de cada curso, sendo seu
preenchimento de caráter voluntário.
Resultados

As definições apresentadas de educação ambiental foram analisadas através da


técnica de análise do conteúdo (Bardin, 1977), sendo codificadas inicialmente
nas duas categorias propostas por Eckersley (1992): concepção antropocêntrica
e concepção ecocêntrica. Entretanto, uma nova categoria emergiu a partir dos
dados: a concepção antropocêntrica pactuada, a qual se refere uma concepção
de educação ambiental que se situa entre a concepção antropocêntrica e a
concepção ecocêntrica.

Na concepção antropocêntrica pactuada, o homem é ainda visto como o


elemento central dentro de um sistema, mas seus objetivos tendem a, na
medida do possível, ser harmonizados com a natureza. Assim, o prejuízo ao
ambiente é justificado quando existe algum tipo de benefício para o ser humano.
É, por exemplo, a lógica que permite o alagamento de uma região para a
construção de hidrelétricas. Quando viável, são envidados esforços para o
desenvolvimento de ações que visem a diminuição dos prejuízos à natureza. A
crítica a esta concepção é mais difícil por dois motivos: 1) já demonstra o indício
de uma preocupação com a natureza, servindo de justificativa contra o
argumento de descaso para com o ambiente; e 2) tem como pressuposto
principal a melhoria da qualidade de vida do ser humano, ainda que de uma
forma apenas imediata.

A educação ambiental, dentro dessa concepção é entendida como esforço para


que o homem busque formas de desenvolvimento que sejam compatíveis com a
natureza, promovendo o menor impacto ambiental possível. Entretanto pode-se
considerar que houve progresso: a concepção antropocêntrica pactuada já
representa um grande avanço para uma consciência de maior base ambiental,
mesmo que ainda deficiente por dar lugar de prestígio ao ser humano.

O objetivo, então, foi o estudo exploratório da forma pela qual as categorias


propostas por Eckersley (1992), acrescidas da concepção antropocêntrica
pactuada estavam distribuídas na amostra considerada no presente estudo. Os
resultados obtidos evidenciaram uma predominância da concepção
antropocêntrica pactuada (48%), seguida pela concepção antropocêntrica
utilitarista (32%) e com menor incidência a concepção ecocêntrica (11%). A
análise dos dados, com a utilização do teste qui-quadrado, revelou resultados
significativamente diferentes (x2 =46,185; p=0,000).

Tanto em relação à educação ambiental quanto à educação em saúde, as


categorias abaixo de 8% não foram consideradas no estudo (Tabela 2).

No que se refere à educação em saúde, da mesma forma, as respostas foram


analisadas e classificadas em quatro categorias principais: 1) saúde como
ausência de doença (43%); 2) ênfase na saúde do corpo (22%); 3) saúde como
equilíbrio corpo-mente (16%); e 4) concepção ecocêntrica de saúde (8%). A
utilização do teste qui-quadrado revelou a existência de uma distribuição
proporcional das categorias estudadas na amostra do presente estudo
(x2=62,264; p=0,000).
Discussão

Em relação à educação ambiental, a predominância de representações da


educação ambiental como antropocêntrica pactuada indica que, apesar de seu
entendimento ainda estar deficiente, existe um progresso no que ser refere à
relação homem x natureza. Esta já não é mais vista apenas como algo que está
a serviço do homem e que tem a única finalidade de proporcionar a solução para
suas necessidades (Tabela 3).

O progresso é pouco, considerando o que seria desejável em termos de


preocupação ambiental, mas já se distancia da visão antropocêntrica utilitarista,
na qual, além do homem ser visto como elemento principal da natureza, a
preservação do ambiente é defendida pelo simples fato de significar a
manutenção da fonte de benefícios para a humanidade.

Em relação à educação em saúde, o entendimento da saúde como ausência de


doença e como saúde do corpo, que apresentam as maiores percentagens,
parece estar relacionado aos fenômenos identificados atualmente em nossa
sociedade de crise informacional e institucional (Leff, 2001), evidenciando que a
saúde ainda é entendida de forma imediatista, o que pode indicar a dificuldade
de comportamentos preventivos por parte da população. Tal concepção parece
estar relacionada ao crescimento dos planos de saúde, diante da constatação de
que o sistema de saúde pública está cada vez mais ineficiente, sendo incapaz de
proporcionar um atendimento efetivo à população. A discussão acerca de
escândalos envolvendo a venda de remédios falsificados e a utilização de
genéricos como forma de permitir um maior acesso da população a remédios,
por vezes de uso crônico, constitui um bom exemplo de favoráveis iniciativas de
incremento na taxa de representação social da educação em saúde relacionada à
cura e não à prevenção.

A ênfase na saúde do corpo reduz o conceito de saúde à estética corporal. De


acordo com Soares (1997), as origens dos motivos para as condutas sociais em
relação ao corpo, às atividades corporais e ao esporte, muitas vezes estão
relacionadas a uma industrialização das aparências físicas.

Esse modelo tem sido apoiado pela mídia de uma maneira geral. Em programas
de televisão observa-se a existência quase que exclusiva de atores dentro ou
abaixo do peso ideal. Esse verdadeiro culto ao corpo está em sintonia com os
valores da sociedade ocidental, que valoriza o jovem e o belo, definindo padrões
que por vezes contrariam vários parâmetros de saúde. Para ilustrar a idéia,
verifica-se que o ideal de peso para os modelos de estética física que fazem
sucesso está abaixo do que é considerado como saudável por órgãos como a
Organização Mundial de Saúde. Existe, assim, uma crescente indústria em torno
da beleza corporal, circulando sob o rótulo de saúde do corpo, tornando a
obesidade uma das maiores fontes de preconceito em nossa sociedade (Soares,
1997).

Conclusões

No presente estudo, sustenta-se uma clara defesa da consideração da educação


ambiental e da educação em saúde, a partir de uma visão ecocêntrica. Em geral,
o comportamento das organizações sociais e dos indivíduos, normalmente, não
alcança os seus parâmetros, "baseados na preocupação com a proteção das
populações, espécies, habitats e ecossistemas ameaçados, onde quer que
estejam situados e sem que se considere seu valor de uso ou importância para
os humanos" (Eckersley, 1992, p. 46), o que nos leva a propor esforços ainda
maiores de sensibilização ambiental.

A relação entre educação ambiental e educação em saúde deve ser alvo de


esforços por parte de entidades governamentais e não-governamentais que
visem ações educativas formais e informais relativas a tais temas. O
entendimento da relação necessária existente entre ambiente e saúde
favoreceria a visão ecocêntrica em relação ao ambiente e uma ótica mais ampla
em questões de saúde coletiva. Em outras palavras, os esforços deveriam ser
direcionados no sentido de que seja compreendido que a educação ambiental é,
de fato, uma sub-área da educação em saúde.

Um outro aspecto de interesse, tanto em relação à educação ambiental quanto


em relação à educação em saúde, devem ser envidados esforços para que os
programas desenvolvidos visem a educação e não o simples treinamento, tal
como proposto por Grynszpan (1999) e identificado por Brügger (1994). Não
acreditamos que o simples fornecimento de informações acerca do meio
ambiente e da saúde seja suficiente. A informação, sem o apoio e a crença de
que o esforço vem sendo desenvolvido de forma conjunta pelo governo e pela
sociedade, torna-se pouco influente no sentido de favorecer a ação. É necessário
o favorecimento da dimensão social transformadora e questionadora, visando o
desenvolvimento individual e coletivo, na solidariedade e ajuda mútua,
destacando a participação e o controle social como fundamentais para
implementar e consolidar as ações (Mello & cols., 1998; Oliveira, 1998),

É possível constatar que o ambiente e a saúde vêm sendo vítimas dessas


divisões. Inicialmente pela forma dissociada que tais temas são tratados tanto
pela população, como por entidades governamentais e não-governamentais. As
ações em cada setor, quando existentes, parecem atender um caráter
específico, sendo selecionado por cada indivíduo o que é considerado
importante. Em outras palavras, ao mesmo tempo em que alguns defendem a
limpeza das praias e rios, pouco se importam com a limpeza urbana. A defesa
da preservação de algumas espécies animais, por exemplo, são entendidas por
muitos como a garantia de que as próximas gerações possam ver animais vistos
por seus ancestrais.

As evidências obtidas a partir da análise dos dados do presente estudo sugerem


que aos esforços para diminuição do ritmo de uso desenfreado dos recursos
naturais, devem ser somados os investimentos em estudos e programas na
orientação da defesa e preservação ambientais que tenham como base uma
informação mais ampla, promovendo o desenvolvimento de representações
sobre o ambiente e sobre a educação ambiental que favoreçam o surgimento de
concepções ecocêntricas.

Em relação à educação em saúde, devem ser consideradas críticas como as de


Merchán-Hamann (1999) apontando que as ações desenvolvidas principalmente
em relação à educação em saúde têm sido caracterizadas pela intervenção
comportamental, ou seja, pelo objetivo de que a sociedade se comporte desta
ou daquela maneira, desprezando o caráter multifacetado do comportamento, o
qual é influenciado de forma complexa e interdependente, por valores,
percepções, sentimentos, representações e relações de poder. As ações mais
amplas, seguindo esse raciocínio, só poderiam ser obtidas diante de esforços
contínuos e diversificados, buscando englobar todos os comportamentos
relacionados à saúde e ao ambiente.

Referências

Abric, J. (1996). Specific processes of social representations. Papers on Social


Representations, 5, 77-80.

Bangerter, A. (1995), Rethinking the relation between science and common


sense: A comment on the current state of social representation theory. Papers
on Social Representations, 4, 1-18.

Bardin, L. (1977). Análise de conteúdo. Lisboa: Edições 70.

Bergman, M. M. (1998) . Social representations as the mother of all behavioral


predispositions? The relations between social representations, attitudes, and
values. Papers on Social Representations, 7(1-2), 77-83.

Brügger, P. (1994). Educação ou adestramento ambiental? Santa Catarina:


Letras Contemporâneas.

Eckersley, R. (1992). Environmentalism and political theory: Toward an


ecocentric aproach. Albany: State University of New York Press.

Grynszpan, D. (1999). Educação em saúde e educação ambiental: Uma


experiência integradora. Cadernos de Saúde Pública, 15, 133-138.
[ Lilacs ] [ SciELO ]

Howard, G. S. (2000). Adapting human lifestyles for the 21st century. American
Psychologist, 55, 509-515.
[ Medline ]

Jodelet, D. (1984). Représentation sociale: Phénomènes, concept et théorie. Em


S. Moscovici (Org.), Psychologie Sociale (pp. 357–378). Paris: Presses
Universitaires de France.

Keohane, R. O. & Nye Jr, J. S. (2000). Globalization: What's new? What's not?
(And so what?). Foreign Policy, 118(Spring), 104-119.

Leff, E. (2001). Epistemologia ambiental. São Paulo: Cortez.

Medina, N. M. & Santos, E. (1999). Educação Ambiental: Uma metodologia


participativa de formação. Petrópolis, Rio de Janeiro: Vozes.

Mello, D. A., Rouquayrol, M. Z., Araújo, D., Amadei, M., Souza, J., Bento, L. F.,
Gondin, J. & Merchán-Hamann, E. (1999). Os ensinos da educação para a saúde
na prevenção de HIV-Aids: Subsídios teóricos para a construção de uma práxis
integral. Cadernos de Saúde Pública, 15(2), 85-92.

Moscovici, S. (1984). The phenomenon of Social Representations. Em R. Farr &


S. Moscovici (Orgs.), Social representations (pp. 18-54). Cambridge: Cambridge
University Press.

Navarro, M. B. M., Filgueiras, A. L. L., Coelho, H., Asensi, M. D., Lemos, E.,
Sidoni, M., Soares, M. S. C. & Oliveira, T. A. (2002). Doenças emergentes e
reemergentes, saúde e ambiente. Em Anais do II Seminário Nacional de Saúde e
Ambiente, Rio de Janeiro, 51-57.

Oliveira, R. M. (1998) A dengue no Rio de Janeiro: Repensando a participação


popular em saúde. Cadernos de Saúde Pública, 14(2), 69-78.

Oskamp, S. (2000). A Sustainable future for humanity? How can psychology


help? American Psychologist, 55, 496-508.
[ Medline ]

Rapport, D. J., Böhm, G., Buckingham, D., Cairns, Jr., Constanza, R., Karr, J.R.,
de Kruijf, H. A. M., Levins, R., McMichael, A. J., Nielson, N. O & Whitford, W. G.
(1999). Ecosystem health: The concept, the ISEAH, and the important task
ahead. Ecosystem Health, 5(2), 82-90.

Roazzi, A., Frederecci, F. C. B. & Wilson, M. A. (2001). Estrutura primitiva da


representação social do medo. Psicologia: Reflexão e Crítica, 14, 57-72.
[ Lilacs ] [ SciELO ]

Soares, A. J. G. (1997). Velhos esportistas: Utilidade e estética. Motus Corporis,


4(2), 102-120.

Tavolaro, S. B. F. (2001). Movimento ambientalista e modernidade:


Sociabilidade, risco e moral. São Paulo: Annablume/FAPESP.

Uchoa, E., Rozemberg, B. & Porto, M. S. F. (2000) . Entre a fragmentação e a


integração: Saúde e qualidade de vida de grupos populacionais específicos. Em
Anais, I Seminário Nacional de Saúde e Ambiente no Processo de
Desenvolvimento, Rio de Janeiro, pp. 15-26.

Ullan, A. M. (1995). Art and reality: The construction of meaning. Papers on


Social Representations: Threads of discussion, 4(2), 1-14.

Vala, J. (1993). Representações sociais – uma psicologia social do pensamento


social. Em J. Vala & M. B. Monteiro (Orgs.), Psicologia social (pp. 351–384). Rio
de Janeiro: Fundação Calouste Gulbenkian.

Vasconcelos, E. M. (1998). Educação popular como instrumento de reorientação


das estratégias de controle das doenças infecciosas e parasitárias. Cadernos de
Saúde Pública,14(2), 39-57.

WCED (1987). Our common future. Report by the World comission on


Environmental and Development. New York: Oxford University Press.

Recebido: 22/10/2002
1ª Revisão: 06/03/2003
Última Revisão: 25/06/2003
Aceite Final: 01/07/2003

Sobre os autores
Hermes de Andrade Júnior é Doutorando do Programa de Pós-Graduação em
Saúde Pública, Escola Nacional de Saúde Pública, Fundação Oswaldo Cruz – Rio
de Janeiro - RJ.
Marcos Aguiar de Souza é Professor do Departamento de Psicologia do
Instituto de Educação da Universidade Federal Rural do Rio de Janeiro. Doutor
em Psicologia do Programa de Pós-Graduação em Psicologia da Universidade
Federal do Rio de Janeiro.
Jorgelina Inês Brochier é Mestre em Psicologia. Professora do Curso de
Psicologia da Universidade Gama Filho.
1 Endereço para correspondência: BR 467, Km 7, 23890 000, Seropédica, RJ. E-
mail: hermesjr@ensp.fiocruz.br
2 Um exemplo de troca de treinamento por formação encontra-se no título do
documento que gerou o trabalho citado de Brugger, Paula: "É estranho que
essas duas palavras possam significar a mesma coisa em uma tradução, mas em
sua versão de língua espanhola temos: Estrategia Internacional de acción em
materia de educación y formación ambientales para el Decenio de 1990. Já nas
versões em língua portuguesa e inglesa, onde havia a palavra formación
aparecem as palavras treinamento e training, respectivamente (o título da
versão em língua inglesa consta na própria capa do documento em versão
espanhola; na revista Perfil do PNUMA, p. 33. menciona-se a tradução para a
língua portuguesa)".

© 2006 PRC

Rua Ramiro Barcelos, 2600 - sala 110


90035-003 Porto Alegre RS - Brazil
Tel.: +55 51 3316-5150 / 3316-5246
Fax: +55 51 3330-4797
Judaísmo e Temas Polêmicos:
O Judaísmo e o Meio Ambiente
Márcia Gil Knobel

Até os anos 70, o mundo ocidental não estava preocupado com a destruição do meio
ambiente. Chaminés fumegantes, fumaça preta e desmatamento eram sinônimos de
desenvolvimento. Como conseqüência deste pensamento, a frágil teia da vida começou a ser
ameaçada e o mundo se viu face a face com grandes desastres ambientais e com os graves
problemas globais e locais que hoje em dia enfrentamos.

Sabemos que o Homem sempre modificou e destruiu o seu meio ambiente, porém com o
advento, primeiramente, da revolução industrial, e depois com a revolução tecnológica, esta
destruição se tornou insustentável e incompatível com a vida na Terra.

Este graves problemas são contemporâneos e poderíamos supor, portanto, que não
encontrássemos nenhuma menção ou preocupação sobre os mesmos na nossa Torá, ou na
nossa cultura milenar, já que a realidade ambiental na época, era muito diversa.

Pois não é isso o que se verifica, quando encontramos na nossa Torá ensinamentos
importantes, que vão desde regras técnicas de manejo e conservação do solo e da água, a
orientações sobre ética e valores que nos levam a repensar o nosso papel como seres
"racionais" e nossa responsabilidade na proteção dos ecossistemas, da nossa e outras
espécies.

Neste artigo, transcrevo e comento alguns trechos extraídos da Torá, Talmud, Midrash e
Salmos, que nos mostram estes ensinamentos, com a intenção de introduzir esta discussão,
sem querer esgotá-la.

1. Trechos que demonstram uma visão ecocêntrica do mundo, em contraposição à visão


antropocêntrica adotada no mundo ocidental.

A visão antropocêntrica do mundo, coloca o Homem como centro, sendo a espécie mais
importante e central do Planeta. As outras espécies não têm o mesmo peso que a nossa. Nós
podemos manipulá-las, bem como aos ecossistemas, contanto que, em nossa avaliação, isso
seja benéfico para o ser humano. Ou seja, segundo esta visão, o que define se uma ação é
boa ou má, é a conseqüência que ela terá para o ser humano. Acho que é válido matar
animais para a nossa sobrevivência, como o faziam os índios. Mas, apesar de matá-los, eles
consideravam os animais, os rios, a terra, como seus iguais. O chefe indígena Seatle, em sua
carta ao Presidente dos Estados Unidos, diz que "não podemos comprar ou vender a terra,
porque ela não nos pertence; os animais, os rios, as florestas, os picos rochosos são nossos
irmãos." Nós perdemos estes referenciais.

Já para a visão ecocêntrica, fazemos parte da teia da vida, estando interligados e sendo
dependentes dos outros seres vivos. Não somos superiores a eles. Todos têm o mesmo
direito á vida.

"O Senhor Deus formou o homem do pó da Terra" (Genesis, 2).

Em hebraico a palavra homem (adam) deriva-se da palavra terra (adamá). Esta frase nos
lembra que somos iguais a todas as criaturas criadas por Deus. Todos somos formados pelas
mesmas substâncias. As moléculas e átomos que formam as pedras, o solo, as plantas e os
animais, são as mesmas que nos formam. Temos o mesmo destino que todos eles. Do pó
viemos e para o pó voltaremos. Ela nos chama à humildade, nos coloca lado a lado com toda
a criação.

"Do Senhor é a terra e tudo o que ela contém, o universo e todos os seres que nele habitam"
(Salmo 24).

"A terra não será vendida em caráter perpétuo, pois a terra é Minha e vós sois peregrinos e
hóspedes meus" (Levítico, 25: 23).

Além da já citada visão ecocêntrica, estas frases nos remetem à questão central que a justiça
social ocupa dentro do Judaísmo. Elas nos lembram que não podemos nos apropriar da
natureza, ela não nos pertence. Nada é permanentemente nosso. Apenas nos é emprestado
durante a nossa vida.

2. Comentários que indicam a reverência e respeito que devemos ter frente à natureza e dão
sacralidade à mesma.

Indicam, ainda, como devemos nos sentir agradecidos com o privilégio de usufruir das belezas
e fontes de vida que ela nos oferece ou nos mostram como devemos ter compaixão pelos
animais.

"Se estiveres plantando uma oliveira e te anunciarem a vinda do Messias, termina primeiro de
plantar a oliveira e só depois vai recebê-lo". (Rabi Yohanan Ben Zakai).

A Torá nos orienta para a menção de bençãos quando sentimos o aroma de uma flor, quando
nos deparamos com uma árvore em flor, quando contemplamos uma montanha majestosa,
quando vemos um arco-iris, etc...

"As árvores e plantas têm sentimentos" (Baal Shem Tov).

"Quando encontrares algum ninho de passarinho diante de ti, com passarinhos ou ovos e a
mãe posta sobre os ovos, não tomarás a mãe estando com os filhos. Mas deixarás ir
livremente a mãe, e os filhos poderás tomar para ti, a fim de que te seja bem e prolongues os
teus dias (Deuteronômio 22:6,7).

3. Trechos que nos orientam sobre questões técnicas de manejo e conservação do solo e das
reservas hídricas do mesmo.

"Quando entrardes na terra que vos dou, então a terra guardará um sábado. Seis anos
semearás o teu campo e seis anos podarás a tua vinha a colherá teus frutos. Porém no sétimo
ano haverá sabado de descanso solena para a terra. Não semearás teu campo nem podarás
a tua vinha"(Levítico 25:1,2,3, 4).

"Quando conquistares uma cidade, não destruas suas árvores, porque delas comerás. Mas as
árvores cujos frutos souberes que não se comem, poderás cortar e construirás baluarte contra
a cidade que fizer luta contra" (Deuteronômio 20:19,20).

Se considerarmos as necessidades atuais de conservação e recuperação da biodiversidade,


este mandamento para a conservação não é suficiente ou satisfatório. Se nos transportarmos
para os tempos bíblicos, porém, nos quais as florestas ainda cobriam vastas regiões na Terra,
este tipo de preocupação poderia ser considerado avançado e evoluído.

4. Frases que podem ter interpretações diferentes e que poderiam validar uma visão
antropocêntrica de dominação e até destruição da natureza.

Poderiam, também, oferecer uma interpretação de que o Homem tem a responsabilidade e o


dever de cuidar e preservar a natureza, e utilizar estes bens de forma a garantir a perpetuação
de todas as espécies na Terra. Aqui precisamos utilizar o princípio do livre arbítrio que nos é
dado pelo judaísmo. Qual é a sua interpretação?

"O Senhor colocou o homem no Jardim do Eden para cultivar o solo e o guardar" (Gênesis
2:15).

"Enchei a terra e dominai-a. Submetei os peixes do mar, as aves do céu e todo animal que
rasteja sobre a terra" (Gênesis, 1:28).

Gostaria de finalizar este artigo, transcrevendo uma citação do Rabino Avraham Yitzhak Kook,
rabino chefe de Israel, na década de 20. Esta citação mostra a direção que deve ser dada à
evolução humana e, a meu ver, encaixa-se muito bem no tema abordado:

"Um homem canta a cantiga de sua própria alma e isto já o satisfaz. Outro transcende sua
individualidade e canta a canção do seu povo. Um terceiro abraça todos os povos e canta o
cântico da humanidade. E um quarto se eleva ainda mais alto, unindo-se ao universo inteiro, a
todas as criaturas e todos os mundos, com toda a Criação ele canta".

Marcia Gil Knobel, uma sócia da Comunidade Shalom, é bióloga,


ecóloga e especialista em Gestão Ambiental.
A evolução da consciência antropocêntrica para a
ecocêntrica em face do tecnicismo moderno

Paulo José Leite Farias


Promotor de Justiça, Mestre em Direito e Estado pela UNB, Doutor em Direito
pela UFPE. Engenheiro Civil pela UNB. Analista de Sistemas pela UCB.
Professor de Direito Civil, Ambiental, Constitucional e Teoria geral do Estado
em cursos de graduação e pós-graduação.

1. INTRODUÇÃO

Quando falamos em consciência "macroética" ecocêntrica no título do


presente artigo, referimo-nos aos sistemas de reflexão sobre a
experiência ética da coletividade, uma ética de responsabilidade.
Nesse sentido, a reflexão tem tipicamente natureza filosófica como na
ética de ARISTÓTELES, de cunho individual só que agora adquire cunho
coletivo.1

APEL usa o termo “ética de responsabilidade” em contraponto à noção


tradicional de ética, que busca a resolução de problemas individuais, por
outro lado refere-se à “orientação ético-política fundamental” para
designar o papel de uma ética de responsabilidade solidária da
humanidade, verbis:

Meu questionamento filosófico, em face da atual crise do sistema planetário da humanidade, é, por conseguinte, a
questão sobre a possibilidade de uma orientação ético-política fundamental. E, quando a isso, não é nada evidente
que uma tal orientação normativa de base seja realmente possível em sentido filosófico. Isso porque já se discute,
hoje em dia, se é realmente possível, ante os conflitos de nossa época e as correspondentes controvérsias
2
ideológicas, fundamentar algo como uma ética de responsabilidade solidária.

Na idade da ciência, APEL questiona como não enfocar a necessidade


de uma fundamentação objetiva e racional da ética. A partir do risco de
destruição pela guerra e pelas técnicas modernas, verifica-se a
necessidade de construção de uma ética que transponha os campos
individuais e que se direcione para a humanidade como um todo. A
técnica industrial conduz a uma problemática universal, posto que toda
ecoesfera humana está ameaçada. É, doravante, em escala planetária
que se põem, na sua urgência, os problemas éticos, ligados a uma
responsabilidade coletiva.

APEL afirma que:


Em síntese: A superação, pelo homo faber, das anteriores barreiras instintivas, organicamente condicionadas, sua
intervenção no ambiente natural por meio de ferramentas e principalmente sua mortífera ação armada contra
animais e contra o próximo: isso tudo, já na idade mítica, parece ter levado ao nascimento da consciência moral, no
3
sentido da exigência de reparação, retribuição e reconciliação .

A preocupação com o processo e com o tecnicismo moderno no termo


“homo faber”, usado por APEL, merece ser aprofundada, no contexto
da abordagem de HANNAH ARENDT na obra “A condição humana”
a ser desenvolvida no presente trabalho.4

Na percuciente análise de HANNAH ARENDT, comprova-se a


importância da passagem do homem de sujeito passivo da Natureza
para sujeito ativo desta, na instrumentalização da natureza pelo
homo faber, fato este também destacado por APEL e HANS JONAS. 5

2) A evolução da consciência ecocêntrica em razão da destruição


ocasionada pelo homo faber: a visão de Hannah Arendt

2.1) Labor, trabalho e ação: três atividades marcantes do homem no


Mundo

Na análise da evolução da passividade humana do homem perante a


Natureza para a sua atividade de moldá-la, deve-se dar destaque, ao
lado do homo economicus, ao homo faber detalhadamente analisado por
HANNAH ARENDT na obra “A condição humana”. 6

Nesse livro, ARENDT interessa-se por descrever o que significa ser


humano. Não busca entretanto a natureza humana de um ponto de vista
estritamente filosófico (Qual a origem do homem? Qual o seu destino?).

A trama de sua análise fundamenta-se em analisar o que o homem faz e


como o homem vive. Nesse aspecto, destaca-se que sua análise tem
cunho sociológico por ver o homem dentro do mundo; ao investigar o
homem mundano, a sua análise, também, percorre, de forma crítica, a
relação do Homem com a Natureza .7

JOÃO MAURÍCIO LEITÃO ADEODATO, analisando a legitimidade à luz


do pensamento de HANNAH ARENDT, comenta que “a condição humana
também compreende a ´vita contemplativa´ “.8 No presente trabalho,
entretanto, far-se-á, exclusivamente, a análise da vida activa pertinente à
interação do homem com a Natureza em visão exterior e não de sua vida
interior de pensar.9

Na Antigüidade, o labor exercia-se na oikia ou casa, onde se reconhecia


o governo de um só; era o reino da necessidade, ligado às exigências da
condição animal do homem, como alimentar-se, repousar, procriar. Era,
portanto, a esfera privada (de privus, estar privado de), em que o
homem, como animal laborans, buscava os meios necessários à
sobrevivência. O labor tinha a ver com o processo ininterrupto da
produção de bens de consumo, isto é, daqueles bens que eram
integrados ao corpo após a sua produção e que não tinham permanência
no mundo. Na casa, o anseio de sobrevivência dominava de tal forma
que a vida era limitada ao seu próprio processo biológico. 10

Os cidadãos tinham o privilégio de libertar-se dessa condição,


exercendo na polis sua atividade. Assim, só os cidadãos exerciam a
ação. O labor era visto com desprezo. ARENDT declara:

O desprezo pelo labor, originalmente resultante da acirrada luta do homem contra a necessidade e de uma
impaciência não menos forte em relação a todo esforço que não deixasse qualquer vestígio, qualquer monumento,
qualquer grande obra digna de ser lembrada generalizou-se à medida em que as exigências da vida na polis
consumiam cada vez mais o tempo dos cidadãos (...)11

O governo de um só, típico da esfera privada, era incompatível com a


esfera pública. Nela se reconhecia o governo de muitos. O cidadão era
visto como um igual entre iguais e, na esfera pública, sua atividade era
fruto de uma pluralidade.12

Entre a ação e o labor se achava o trabalho, dominado pela relação


meio e fim, com objetivo previsível à criação do bem de uso – produto
inconsumível. Ao contrário do labor, esse produto adquire permanência
no mundo. Como afirma ARENDT, “Em outras palavras, contra a
subjetividade dos homens ergue-se a objetividade do mundo feito pelo
homem”.13

Conforme sintetiza ARENDT, distinguindo e caracterizando cada uma das


atividades marcantes do homem:
<font face="arial narrow" size=2:O labor é a atividade que corresponde
ao processo biológico do corpo humano, cujos crescimento espontâneo,
metabolismo e eventual declínio têm a ver com as necessidades vitais
produzidas e introduzidas pelo labor no processo da vida. A condição
humana do labor é a própria vida.

O trabalho é a atividade correspondente ao artificialismo da existência


humana, existência esta não necessariamente contida no eterno ciclo
vital da espécie, e cuja mortalidade não é compensada por este último. O
trabalho produz um mundo <> de coisas, nitidamente diferente de
qualquer ambiente natural. Dentro de suas fronteiras habita cada vida
individual, embora esse mundo se destine a sobreviver e a transcender
todas as vidas individuais. A condição humana do trabalho é a
mundanidade.

A ação, única atividade que se exerce diretamente entre os homens sem


a mediação das coisas ou da matéria, corresponde à condição humana
da pluralidade, ao fato de que homens, e não o Homem, vivem na Terra e
habitam o mundo. Todos os aspectos da condição humana têm alguma
relação com a política; mas esta pluralidade é especificamente a
condição – não apenas a conditio sine qua non, mas a conditio per quam
– de toda vida política. Assim, o idioma dos romanos – talvez o povo
mais político que conhecemos – empregava como sinônimas as
expressões <> e <> (inter homines esse), ou <> e <> (inter homines esse
desinere).14

ADEODATO, tratando da diferença entre labor e trabalho, afirma verbis:

Através da fabricação o ser humano se converte em homo faber e adquire suas características específicas, já que
enquanto meramente trabalha ele nada mais é que o animal mais desenvolvido do planeta. Então, o primeiro
15
aspecto essencial do homo faber é produzir objetos que, juntos, constituem o mundo humano.

No âmbito da nossa análise, será detalhado a vita activa vinculada ao


trabalho – atividade do homo faber –, pois esta relaciona-se
diretamente à destruição do meio ambiente e à criação de novo
ambiente. Tal análise perpassa toda a obra “Condição humana” de
ARENDT, embora encontre especial ênfase no Capítulo IV – Trabalho. 16

2.2) O homo faber na visão de HANNAH ARENDT

Conforme destaca ARENDT, no trabalho há sempre um elemento de


violência à natureza. A fabricação consiste em reificação.17 ARENDT
salienta:

O animal laborans que, com o próprio corpo e a ajuda de animais domésticos, nutre o processo da vida, pode ser o
amo e senhor de todas as criaturas vivas, mas é ainda servo da natureza e da terra; só o homo faber se porta como
amo e senhor da terra. Como a sua produtividade era vista à imagem de um Deus Criador – de sorte que, enquanto
Deus cria ex nihilo, o homem cria a partir de determinada substância –, a produtividade humana, por definição,
resultaria fatalmente numa revolta prometéica, pois só pode construir um mundo humano após destruir parte
18
da natureza criada por Deus. (grifo nosso)

A sensação da violência de transformação da Natureza coloca o Homem


na posição de ser supremo da criação e não de mera criatura servil. O
trabalho passa a gerar satisfação, ao contrário do labor que produz
desprezo.19

Outro aspecto destacado refere-se à durabilidade das coisas feitas pelo


homo faber. Essa durabilidade permite que as coisas do mundo tenham
uma "relativa independência dos homens que as produziram e as
utilizam, a objetividade que os faz resistir, obstar e suportar, pelo menos
durante algum tempo, as vorazes necessidades de seus fabricantes e
usuários."20

O homo faber é o construtor do mundo; por isso, a condição da


existência humana que corresponde ao trabalho é a mundanidade.

Conforme assinala ARENDT, a palavra “faber” relaciona-se com a


palavra latina facere, no sentido de produção. O animal laborans não
afeta de forma significativa a Natureza; já o homo faber, sim, verbis:

A fabricação, que é o trabalho do homo faber, consiste em reificação. A solidez, inerente a todas as coisas, até
mesmo as mais frágeis, resulta do material que foi trabalhado; mas esse mesmo material não é simplesmente dado
e disponível, como os frutos do campo e das árvores, que podemos colher ou deixar em paz sem que com
21
isso alteremos o reino da Natureza . (grifo nosso)

A reificação, termo costumeiramente usado por ARENDT, destaca o fato


de que o homem dissocia o produzir, que lhe é próprio, do produto,
de tal modo que o pode conhecer, tornando-o objeto da sua
consciência, verbis:

(...) o labor também produz para o fim de consumo, mas como esse fim, a coisa a ser consumida, não tem
permanência mundana dos produtos do trabalho, o fim do processo não é determinado pelo produto final e sim pela
exaustão do <<labor power>>, enquanto que, por outro lado, os próprios produtos imediatamente voltam a ser
meios de subsistência e reprodução do << labor power>>. No processo de fabricação, ao contrário, o fim é
indubitável: ocorre quando algo inteiramente novo, com suficiente durabilidade para permanecer no
22
mundo como unidade independente, é acrescentados ao artifício humano . (grifo nosso)

Conforme assinala ARENDT, no processo do homo faber há a


instrumentalização da Natureza e do Mundo, na clara distinção entre
meios e fins, verbis:

A coisa fabricada é um produto final no duplo sentido de que o


processo de produção termina com ela (<>, como dizia Marx), e de
que é apenas um meio para produzir esse fim. 23 (grifo nosso)

2.3) A instrumentalização do mundo e a destruição da Natureza

O trabalho, portanto, é inteiramente dominado pela categoria de meios e


fins. O trabalho se distingue das outras atividades da vita activa porque
tem um fim definido e previsível, enquanto a ação, embora tenha um
começo, não tem um fim previsível. O labor, por sua vez, "preso à
engrenagem do movimento cíclico do processo vital do corpo, não tem
começo nem fim.". Daí a grande confiabilidade do trabalho; o processo
de fabricação não é irreversível.24

Nesse sentido, ARENDT afirma que:

O homo faber é realmente amo e senhor, não apenas porque é o senhor ou se arrogou no papel de senhor de toda
a natureza, mas porque é o senhor de si mesmo e de seus atos. Isto não se aplica ao animal laborans, sujeito às
necessidades de sua existência, nem ao homem de ação, que sempre depende de seus semelhantes. A sós, com a
imagem do futuro produto, o homo faber pode produzir livremente; e também a sós, contemplando o
25
trabalho de suas mãos, pode destruí-lo livremente. (grifo nosso)
O homo faber reduz “a natureza e o mundo a simples meios, privando-os
de sua dignidade independente”.26

A verdade é que o significado do mundo, meio para construção de um


novo mundo, acaba tornando-se um objeto sem valor, pela infindável
cadeia de meios e fins que se forma no processo de fabricação, verbis:

Se o homem-usuário é o mais alto de todos os fins, <>, então não somente a natureza, que o homo faber vê como
material quase <> sobre o qual ele trabalha, mas até mesmo as coisas <> tornam-se simples meios, e, com isto,
27
perdem o seu próprio <> intrínsico.

Na visão antropocêntrica da Natureza, a mesma é instrumentalizada,


perdendo o seu valor intrínseco, pois passa a ser sempre meio. ARENDT
afirma:

Na medida em que é homo faber, o homem <>; e este emprego das coisas como instrumentos implica em rebaixar
todas as coisas à categoria de meios e acarreta a perda do seu valor intrínseco e independente; e chega um ponto
em que não somente os objetos da fabricação, mas também <<a terra em geral e todas as forças da natureza>>–
que evidentemente foram criadas sem o auxílio do homem e possuem uma existência independente do mundo
28
humano – perdem seu <<valor por não serem dotadas de reificação resultante do trabalho>> .

Conforme destaca ARENDT, esse problema da instrumentalização do


mundo, não se constitui em novidade contemporânea, já havendo tal
preocupação no berço da filosofia ocidental – a Grécia.

Citando o famoso argumento de Platão contra o dito de Protágoras,29 de


que – o homem é a medida de todas as coisas de uso, da existência das
que existem e da inexistência das que não existem – ARENDT destaca
que PLATÃO:

Percebeu desde logo que quando se faz do homem a medida de todas as coisas de uso está-se correlacionando o
mundo com o homem-usuário e fazedor de instrumentos (...) E como é da natureza do homem-usuário e fabricante
de instrumentos ver em tudo um meio para um fim – ver em cada árvore determinado potencial de madeira –, isto,
fatalmente significaria fazer do homem não só a medida de todas as coisas cuja existência dele depende, mas de
30
literalmente tudo o que existe.

Na dialética da Historia, a demasiada exploração da Natureza pelo homo


faber e a instrumentalização do Mundo, destacada por ARENDT, propicia
o surgimento do ecocentrismo(antítese à tese antropocêntrica), em que a
natureza deixa de ser vista como meio e passa a ser vista como fim, nos
termos do que defende a chamada “deep ecology”, uma das inúmeras
fundamentações teóricas do ecocentrismo.

3) Conscientização ecocêntrica e a “deep ecology” como suportes


ideológicos para os movimentos ambientais decorrentes da ação
nociva do homo faber de destruição da Natureza

As décadas de 60 e 70 do século XX constituem marcos cronológicos


importantes para o movimento ambientalista. Exemplo dessa
movimentação no âmbito cultural e científico pode ser visto na obra
Silent Spring da bióloga RACHEL CARSON, na qual adverte sobre os
perigos ambientais oriundos do uso indiscriminado do DDT e outros
pesticidas. O título da obra “Primavera silenciosa” sugere, de forma
metafórica, que se estava vivendo momento na cultura americana em
que o canto dos pássaros não poderia mais ser ouvido, por terem eles
sido dizimados pelos pesticidas utilizados indiscriminadamente pelo
homem.31

Em uma obra de conteúdo científico e poético, essa autora no âmbito


cultural e científico colabora com a intensa movimentação política de
conscientização ambiental e o respectivo agir para preservação do meio
ambiente na sociedade americana desta época.

Por outro lado, no âmbito europeu, o Clube de Roma, na década de 70,


inaugurara nova fase do movimento ecológico, em que a questão central
passa a ser a limitação da atividade econômica, sob o risco do
comprometimento da própria sobrevivência da bioesfera.

A Terra havia sido vista do espaço, induzindo no inconsciente coletivo da


humanidade uma nova dimensão da sua unidade, beleza e fragilidade.

A crise do petróleo, na década de 70, reforçou a preocupação com a


escassez dos recursos naturais. Nesse âmbito, deve ser vista a proposta
inicial do Clube de Roma de congelar o desenvolvimento e a exploração
dos recursos naturais.

As conclusões do RELATÓRIO MEADOWS, oriundo do trabalho do


Clube de Roma, contribuiu, juntamente, com a Conferência das Nações
Unidas de Estocolmo para a preocupação com o meio ambiente. 32

Concomitantemente, surgem vários movimentos ambientalistas, com


graves críticas à economia desenvolvimentista exarcebada na
exploração descontrolada dos recursos naturais, da larga escala de
utilização das energias não-renováveis ( fósseis como o carvão e o
petróleo), do autoritarismo, das leis de mercado que só valoram o lucro
em desprezo ao bem-estar social.

Os movimentos ambientalistas atuavam em diferentes frentes de batalha,


de acordo com a ênfase que davam aos inúmeros elementos
constitutivos do meio ambiente.

Assim, alguns destacavam a conservação dos recursos naturais, outros:


o bem-estar humano (a qualidade de vida) , a preservação da natureza
de forma ampla, não restrita ao seu aspecto de fator de produção e
outros a proteção e a emancipação dos animais.
Poderíamos dizer, portanto, em visão de classificação binária, que o
fundamento filosófico de cada um desses movimentos ambientalistas
poderia ter uma perspectiva antropocêntrica ou ecocêntrica.

Para movimentos de inspiração antropocêntrica, o destaque vinculava-se


à conservação dos recursos naturais , por meio da redução dos
desperdícios, de forma que o ambiente sirva para todos os homens e não
para uns poucos.

A qualidade de vida (o bem-estar humano) passa a ser valor associado à


saúde e à própria vida do ser humano.

Para promover o equilíbrio com o desenvolvimento econômico, há a


preocupação com a profissionalização da gestão dos recursos naturais
buscando-se a conservação e a preservação da natureza, o que
contribuiu, acentuadamente, para o fortalecimento do poder regulatório
do Estado.

A busca de uma melhor gestão dos recursos naturais teve, também,


repercussão no setor produtivo privado com a incorporação de
tecnologias menos poluentes e a internalização dos custos ambientais,
como forma de melhorar a imagem e ganhar mercados.

Tratavam-se, todos esses movimentos ambientalistas, de visão


antropocêntrica da natureza, englobando, principalmente as
necessidades humanas básicas, de cunho notadamente econômico,
embora pudessem destacar, igualmente, aspectos estéticos e espirituais,
dentre outros.

Por outro lado, surgem movimentos de proteção da vida selvagem e dos


animais em geral, que ressaltam visão ecocêntrica, em que o homem
não é o único ser animado capaz de titularizar a proteção ambiental.

O ecocentrismo valoriza, pois, a natureza de forma direta, sem a


preocupação de mediação de necessidades humanas. Nessa visão, os
organismos não são simples objetos e instrumentos a serviço do homem,
mas sim, também, sujeitos relevantes das relações naturais.

As diferentes posições das éticas ambientais acarretaram diferentes


decisões para diferentes questões práticas. PETER SINGER utiliza-se da
construção de uma represa para avaliar os diferentes posicionamentos
ecológicos possíveis. Assim, afirma:

Se fosse para tomar a decisão exclusivamente com base nos interesses humanos, confrontaríamos as vantagens
econômicas da represa para os cidadãos com a perda para os que gostam de andar pelas matas, para cientistas e
outros, hoje e no futuro, que valorizam a preservação do rio em seu estado natural. Já vimos que, pelo fato de esse
cálculo incluir um número indeterminado de gerações futuras, a perda do rio terá um custo muito maior do que
imaginaríamos a princípio. Mesmo assim, se levarmos o fundamento de nossa decisão além dos interesses dos
seres humanos, teremos muito mais elementos contrários às vantagens econômicas da construção da represa.
33
Nesses cálculos devem agora entrar os interesses de todos os animais que vivem na área a ser inundada

Assim, observa-se, historicamente, que as posições originais dos


movimentos ambientalistas eram de cunho antropocêntrico. Entretanto,
com o passar dos tempos, cada vez mais surgiram movimentos
baseados na ética ecocêntrica.

No exemplo da represa de PETER SINGER, o autor destaca, em


determinado momento, a maior complexidade e, também, a maior
proteção ambiental dada pela ética ecocêntrica no âmbito das valorações
e opções de atuação do homem frente à Natureza:

Talvez isso não seja tudo. Não seria o caso de atribuir-mos importância não apenas ao sofrimento e à morte de um
determinado número de animais, mas também ao fato de que toda uma espécie pode desaparecer? Que dizer da
perda de árvores que ali estiveram por milhares de ano? Que importância (se é que há alguma) devemos atribuir à
preservação dos animais, das espécies, das árvores e do ecossistema do vale, independentemente dos interesses
34
dos seres humanos – sejam eles econômicos, recreativos ou científicos – em sua preservação ?

Nesse âmbito, deve-se destacar que a teoria da DEEP ECOLOGY pode


ser vista como modelo embrionário das diferentes filosofias ambientais
ecocêntricas, atualmente, existentes. Para GEORGE SESSIONS:

A década de 1960 produziu uma grande revolução ecológica (...) a preocupação com as outras espécies e a
necessidade de proteção da totalidade dos ecossistemas naturais. Filosoficamente, a revolução ecológica ocorrida
em 1960, e o surgimento do movimento da “ deep ecology”, basicamente, destacam a passagem de uma visão
35
antropocêntrica para uma visão ecocêntrica.

Assim, obras como a de LYNN WHITE JR sobre as “Raízes Históricas da


Crise Ecológica”, para SESSIONS contribuíram para a mudança de
atitude em relação à natureza.36

Estas obras históricas da mudança filosófica da visão antropocêntrica, tal


como Silent Springs e e Historical Roots of Our Ecologic Crisis, juntaram-
se à do filósofo norueguês ARNE NAESS que escreveu artigo,
estabelecendo a distinção entre as tendências “superficiais” e
“profundas” que se verificam no movimento ecológico. O pensamento
ecológico superficial estaria preso à estrutura ética tradicional
antropocêntrica. Nas palavras de PETER SINGER, verbis:

O pensamento ecológico superficial estaria circunscrito à estrutura moral tradicional; seus partidários estariam
ansiosos por evitar a poluição da água para que pudéssemos beber uma água mais pura, e, na base de seu
empenho em preservar a natureza, estaria a possibilidade de as pessoas continuarem a desfrutar dos seus
37
prazeres.

Nesse sentido, SESSIONS afirma que:


O pensamento ecológico superficial, Naess proclama: é antropocêntrico e está preocupado unicamente com a
poluição, com o pleno uso dos recursos naturais, bem como com a riqueza e o comodismo da população dos países
38
desenvolvidos.

Por outro lado, o movimento dos ecologistas profundos (“deep ecology”)


teria natureza ecocêntrica, nas palavras de SINGER:

(...) desejariam preservar a integridade da biosfera pela necessidade dessa preservação, ou seja,
39
independentemente dos possíveis benefícios que o fato de preservá-la pudesse trazer para os seres humanos.

Assim, surge a “deep ecology”, uma das correntes contemporâneas


ambientalistas ecocêntricas pioneiras e mais aceitas da atualidade.
ARNE NAESS, filósofo norueguês, faz referência ao termo em artigo
publicado em 1973, intitulado “The shallow and the deep, long-range
ecology movement”.40

Deep ecology enfatiza mudança na visão do mundo, buscando as raízes


da crise ambiental e não só os seus frutos. Para FREYA MATHEWS,
NAESS diferencia a ecologia superficial da ecologia profunda tendo em
vista que a primeira se preocupa com a poluição e a conservação dos
recursos naturais, em razão do impacto dessas questões para os
homens.41

NAESS afirma, segundo DAVID PEPPER, que os ecologistas profundos,


assim são chamados porque não discutem questões técnicas sem
analisar as fundamentais (“profundas”) antes. Exemplifica, que antes de
perguntarem como assegurar fornecimento de bens materiais, os
ecologistas profundos questionam se, realmente, precisamos de tantos
bens.42

Assim, a ecologia profunda rejeita fundamentalmente a perspectiva


dualista dos seres humanos e da natureza como entes separados e
hierarquicamente com valores distintos. Basicamente, defende-se que os
seres humanos são intimamente uma parte do ambiente natural: Homem
e Natureza são, simplesmente, uma só entidade.

Desse modo, a análise da questão ambiental não pode ser vista sob o
prisma estrito dos efeitos perversos da degradação, exclusivamente
atribuída ao homem.

Essa visão da natureza, segundo PEPPER, renova as idéias de filósofos


como ESPINOSA e HEIDEGGER, além de estar em sintonia com a
filosofia oriental (TAOÍSMO, BUDISMO e HINDUÍSMO).43

O próprio ARNE NAESS afirma que a “deep ecology” possui múltiplas


raízes filosóficas e religiosas, destacando no âmbito das correntes
religiosas o Cristianismo, o Budismo, o Taoísmo, e, no âmbito da filosofia,
o que chama de “ecofilosofia”.

Os oito princípios básicos da deep ecology que a caracterizam, podem


ser buscados no próprio fundador do movimento, ARNE NAESS, no
artigo “The deep ecological movement: some philosophical aspects”,
verbis:

1. O bem-estar e o desenvolvimento da vida humana e não-humana na terra têm valor em si próprios(sinônimos:


valor intrínseco, valor inerente). Este valor é independente da utilidade do mundo não-humano aos propósitos
humanos.
2. A riqueza e a diversidade das formas de vida contribuem para a realização deste valor, e são em si mesmos
valores.
3. Os homens não têm o direito de reduzir esta riqueza e diversidade, exceto para satisfazer necessidades vitais.
4. O desenvolvimento da vida e das culturas humanas é compatível com uma redução substancial da população
humana. O desenvolvimento da vida não-humana exige essa redução.
5. A atual interferência humana com o mundo não-humano é excessiva, e a situação está a piorar rapidamente.
6. As políticas devem ser alteradas. Estas políticas afetam as estruturas econômicas, tecnológicas e ideológicas
básicas. O estado das coisas daí resultante será profundamente diferente do presente.
7. A mudança ideológica é basicamente a de apreciar a qualidade de vida (residindo em situações de valor inerente)
em vez de aderir a um padrão de vida cada vez mais alto. Haverá uma consciência profunda da diferença entre
quantidade e qualidade.
8. Aqueles que subscrevem os pontos anteriores têm direta ou indiretamente, a obrigação de tentar implementar as
45
mudanças necessárias.

Comentando o primeiro princípio, basilar para a compreensão de todos


os outros seus desdobramentos, NAESS assinala a visão ecocêntrica
ampla (biocêntrica) prevista, que abarca, também, as coisas inanimadas:

(...) O termo vida está sendo usado aqui em um termo mais amplo que a visão técnica dos biologistas, referindo-
se a coisas classificadas pelos biologistas como não-vivas: rios, paisagens, ecossistemas. Para pessoas vinculadas
à “deep ecology”, lemas como “permita que o rio viva”, exemplificam o uso amplo dado ao termo vida neste
princípio.

O conteúdo dos princípios, especialmente o sexto, o sétimo e o oitavo,


destacam o papel ativista da “deep ecology”, como suporte ideológico de
movimentos sociais destinados à implementação da proteção do meio
ambiente.

Hodiernamente, os movimentos ambientalistas buscam influenciar,


sobremaneira, as políticas públicas estatais para a concretização dos
preceitos elencados nos princípios da “deep ecology” e de outros a eles
correlacionados em diferentes ordenamentos de âmbito nacional e
internacional.

Ao procurar caracterizar o pensamento político ecológico (“green political


thought”), ROBYN ECKERSLEY destaca, que apesar da natureza
eclética dos movimentos políticos verdes, alguns princípios comuns o
caracterizam, verbis:

1. A preocupação com a crise ecológica;


2. Um respeito ético à integridade dos ecossistemas e dos seres;
3. Uma ontologia relacional da interdependência entre o social e o ecológico;
4. A aceitação da idéia de que há limites ecológicos ao crescimento;
5. Um suporte de políticas públicas que ensejam uma mudança profunda no âmbito social, tecnológico e econômico
para alcançar a meta de uma sociedade ecologicamente sustentável;
6. Uma preocupação com a eqüidade intra e intergeracional;
47
7. Um compromisso com a democracia participativa e a descentralização do poder para o nível local.

Com percuciência, ECKERSLEY dá relevo ao fato de que não há uma


ideologia política verde própria e sim conjugação de ideologias políticas
já existentes que são conjugadas para a finalidade protetiva do meio
ambiente. Afirma que:

(...) não há nada politicamente distinto no pensamento político verde em termos das idéias políticas históricas,
trata-se de uma mera reinterpretação e reestruturação de um leque selecionado de políticas conhecidas (tais como
a crítica ao capitalismo, ao autoritarismo, à máquina burocrática, à instrumentalização da razão, a desumanização
49
ocasionada por certas tecnologias e o favorecimento da democracia participativa e da descentralização).

Comparando os princípios do pensamento político ecológico analisados


pelo cientista político australiano ECKERSLEY e os princípios da “deep
ecology” de NAESS, verifica-se clara identidade nos princípios dois,
quatro e sete de ECKERSLEY, respectivamente, com os números um,
cinco e oito de NAESS.

4) CONCLUSÃO

A análise de HANNAH ARENDT mostra-se, extremamente, relevante


para a problemática ecológica contemporânea. Destacando o papel do
homo faber de instrumentalização da natureza e da criação de um
mundo artificial em contraponto ao Natural, ARENDT define a questão
filosófica do desrespeito ao meio ambiente centrando-o no
antropocentrismo, em que o homem (e só ele) constitui um fim em si
mesmo, sendo a Natureza – res – que só adquire razão de existir ao
fornecer o substrato para a moldagem do novo mundo.

O movimento ecológico, visando antagonizar a visão antropocêntrica da


modernidade, busca, de forma dialética, fundamentação distinta para a
proteção da natureza, obtendo-a, por exemplo, na deep ecology, que
enfatiza em seu primeiro e fundante princípio que “o bem-estar e o
desenvolvimento da vida humana e não-humana na terra têm valor em si
próprios(sinônimos: valor intrínseco, valor inerente). Este valor é
independente da utilidade do mundo não-humano aos propósitos
humanos”.

Das idéias da “deep ecology”, da caracterização desta como suporte


ecológico dos “partidos verdes” e dos movimentos sociais em favor do
meio ambiente, vislumbra-se, de forma conclusiva, reação filosófica
(“ecocentrismo”) e social (“ambientalismo”) à conduta do homo
faber, minuciosamente detalhada por HANNA ARENDT.
5) NOTAS DE RODAPÉ CONVERTIDAS EM NOTAS DE FIM, E
REFERÊNCIAS

1 Na Ética a Nicômaco, ARISTÓTELES estuda o ato humano. Tal ato é


entendido como livre, consciente e dirigido a um fim. Vislumbra, pois, que
o homem, quando age, livre e conscientemente, almeja um determinado
fim. Indaga, então, para que o homem age? Aristóteles responde que o
homem sempre age visando ao bem (ágathon), seja o bem pessoal,
seja o bem comum. O bem pessoal que lhe trará bem-estar
(eudaimonía), ou seja, felicidade, ou o bem comum, que trará bem-estar
à sua comunidade. (ARISTÓTELES. Ética a Nicômacos. Trad. Mário da
Gama Kury. Brasília: Universidade de Brasília, 1992, p. 18-33)

2 APEL, Karl-Otto. Estudos de moral moderna. Trad. Benno Dischinger.


Petrópolis: Vozes, 1994, p. 164.

3 APEL, Karl-Otto. Estudos de moral moderna. Trad. Benno Dischinger.


Petrópolis: Vozes, 1994, p. 195.

4 ARENDT, Hannah. A condição humana. Trad. Roberto Raposo. Rio de


Janeiro: Forense Universitária, 2001.

5 HANS JONAS, na obra “O princípio da responsabilidade”, pode ser


considerado como crítico da sociedade moderna tecnicista, não obstante
o eixo fundamental desenvolva-se no âmbito de crítica à obra de ERNST
BLOCH, “O princípio da esperança” e ao utopismo marxista nela
presente, que levaria a um não-agir no presente na expectativa de um
futuro promissor. (JONAS, Hans. El principio de responsabilidad. Trad.
Javier Maria Fernández Retenaga. Barcelona: Herder, 1995, p. 23 –30).

6 Segundo CELSO LAFER, no pósfacio da edição brasileira de “A


condição humana”, “The Human Condition, editado em 1958, é, na
cronologia da obra de Hannah Arendt, o livro que se segue a The
Origins of Totalitarianism, que é de 1951 (...) Em The Human
Condition, Hannah Arendt apresenta uma das mais brilhantes e originais
análises da natureza, do mecanismo, da complexidade, do <> e do
significado da ação”. (ARENDT, Hannah. A condição humana. Trad.
Roberto Raposo. Rio de Janeiro: Forense Universitária, 2001, p.341 e
352).

7 “O que proponho, portanto, é muito simples: trata-se apenas de refletir


sobre o que estamos fazendo.” (ARENDT, Hannah. A condição humana.
Trad. Roberto Raposo. Rio de Janeiro: Forense Universitária, 2001,
p.13). “O problema tem a ver com o fato de que as <> da moderna visão
científica do mundo, embora possam ser demonstradas em fórmulas
matemáticas e comprovadas pela tecnologia, já não se prestam à
expressão normal da fala e do raciocínio (...) Se realmente for
comprovado esse divórcio definitivo entre o conhecimento (no sentido
moderno de know-how) e o pensamento, então passaremos, sem dúvida,
à condição de escravos indefesos, não tanto de nossas máquinas quanto
de nosso know-how, criaturas desprovidas de raciocínio, à mercê de
qualquer engenhoca tecnicamente possível, por mais mortífera que seja”.
(ARENDT, Hannah. A condição humana. Trad. Roberto Raposo. Rio de
Janeiro: Forense Universitária, 2001, p.11).

8 ADEODATO, João Maurício Leitão. O problema da legitimidade: no


rastro do pensamento de Hannah Arendt. Rio de Janeiro: Forense
Universitária, 1989, p. 133.

9 “Pensamento e ´vita contemplativa´ parecem sinônimos, por exemplo,


em algumas passagens em que Arendt se refere ao ego pensante
(thinking ego) não apenas a propósito da faculdade específica de pensar
mas como responsável por uma outra faculdade. É o que ocorre quando
Hannah Arendt expõe e interpreta a parábola de Franz Kafka (1883-
1924) sobre a inserção do homem no tempo, que veremos logo à frente,
onde o pensamento responde pelo passado, para onde se dirige o juízo,
e pelo futuro, direção temporal do querer (...) “.(ADEODATO, João
Maurício Leitão. O problema da legitimidade: no rastro do pensamento
de Hannah Arendt. Rio de Janeiro: Forense Universitária, 1989, p. 134).

10 “Laborar significava ser escravizado pela necessidade, escravidão


esta inerente às condições da vida humana” (ARENDT, Hannah. A
condição humana. Trad. Roberto Raposo. Rio de Janeiro: Forense
Universitária, 2001, p.94).

11 ARENDT, op. cit., p.91.

12 “A pluralidade humana, condição básica da ação e do discurso, tem o


duplo aspecto de igualdade e diferença. Se não fossem iguais, os
homens seriam incapazes de compreender-se entre si e aos seus
ancestrais, ou de fazer planos para o futuro e prever as necessidades
das gerações vindouras” (ARENDT, op. cit., p.188).

13 ARENDT, Hannah. A condição humana. Trad. Roberto Raposo. Rio de


Janeiro: Forense Universitária, 2001, p.150.

14 ARENDT, Hannah. A condição humana. Trad. Roberto Raposo. Rio de


Janeiro: Forense Universitária, 2001, p.15.

15 ADEODATO, João Maurício Leitão. O problema da legitimidade: no


rastro do pensamento de Hannah Arendt. Rio de Janeiro: Forense
Universitária, 1989, p. 119.

16 ARENDT, Hannah. A condição humana. Trad. Roberto Raposo. Rio de


Janeiro: Forense Universitária, 2001, p.149-180.

17 “A fabricação, que é o trabalho do homo faber, consiste em


reificação. A solidez, inerente a todas as coisas, até mesmo às mais
frágeis, resulta do material que foi trabalhado; mas esse mesmo material
não é simplesmente dado e disponível, como os frutos do campo e das
árvores, que podemos colher ou deixar em paz sem que com isso
alteremos o reino da natureza. O material já é um produto das mãos
humanas que o retiraram de sua natural localização, seja matando um
processo vital, como no caso da árvore que tem que ser destruída para
que se obtenha a madeira (...) O trabalho de fabricação propriamente dito
é orientado por um modelo segundo o qual se constrói o objeto. ”
(ARENDT, op. cit., p.152-153).

18 ARENDT, op.cit., p.15.

19 ARENDT, op.cit., p.153.

20 ARENDT, op.cit., p.150.

21 ARENDT, Hannah. A condição humana. Trad. Roberto Raposo. Rio de


Janeiro: Forense Universitária, 2001, p.152.

22 ARENDT, Hannah. A condição humana. Trad. Roberto Raposo. Rio de


Janeiro: Forense Universitária, 2001, p.156.

23 ARENDT, Hannah. A condição humana. Trad. Roberto Raposo. Rio de


Janeiro: Forense Universitária, 2001, p.156.

24 ARENDT, , Hannah. A condição humana. Trad. Roberto Raposo. Rio


de Janeiro: Forense Universitária, 2001, p.156.

25 ARENDT, op.cit., p.156.

26 ARENDT, op.cit., p.169.

27 ARENDT, op. cit., p.169.

28 ARENDT, op.cit., p.169.

29 Protágoras “ iniciou uma de suas obras com as seguintes palavras: ‘O


homem é a medida de todas as coisas, das coisas que são que elas são,
das coisas que não são que elas não são´”. (LAÊRTIOS, Diôgenes.
Vidas e doutrinas dos filósofos ilustres. Trad. Mário da Gama Kury.
Brasília: UnB, 1977, p. 264). Essa visão humanista foi retomada
intensamente no Iluminismo, neste sentido, vale a pena lembrar o que
disse o “primeiro dos modernos e o último dos antigos”, FRANCIS
BACON, apud KEITH THOMAS, afirma que: “Se procuramos as causas
finais, o homem pode ser visto como o centro do mundo, de tal forma que
se o homem fosse retirado do mundo todo o resto pareceria extraviado”.
(THOMAS, Keith. O homem e o mundo natural – mudanças de atitude
em relação às plantas e aos animais (1500 – 1800). Trad. João Roberto
Martins Filho. São Paulo; Companhia das Letras, 1988, p. 23).

30 ARENDT, Hannah. A condição humana. Trad. Roberto Raposo. Rio de


Janeiro: Forense Universitária, 2001, p.171.

31 CARLSON, Rachel L. Silent Spring. New York: Houghton Mifflin


Company, 1994, p.6. Neste livro, considerado um clássico da proteção
ambiental norte-americana e mundial pela novidade de sua abordagem
protetiva da natureza, publicação original (1962), a autora retrata, de
forma detalhada e poética, a destruição da natureza pelo homem. Na
edição mais recente, o, então, Vice-presidente Al Gore, em expressiva
introdução, destaca que: “Writing about Silent Spring is a humbling
experience for an elected official, because Rachel Crason’s landmark
book offers undeniable proof that the power of an idea can be far greater
than the power of politicians. In 1962, when Silent Spring was first
published, “environment” was not even an entry in the vocabulary of
public policy. In a few cities, especially Los Angeles, smog had become a
cause of concern (...) Silent Spring came as a cry in the wilderness, a
deeply felt, throughly researched, and brilliantly written argument that
change the course of history”. (CARLSON, Rachel L. Silent Spring. New
York: Houghton Mifflin Company, 1994, p.XV).

32 MEADOWS, Dennis L.; MEADOWS, Donella H.; RANDERS, Jörgen;


BEHRENS, William W. Limites do crescimento – um relatório para o
Projeto do Clube de Roma sobre o dilema da humanidade. São Paulo;
Perspectiva, 1972.

33 SINGER, Peter. Ética prática. Trad. Jefferson Luiz Camargo. São


Paulo: Martins Fontes, 1994, p. 290.

34 SINGER, Peter. Ética prática. Trad. Jefferson Luiz Camargo. São


Paulo: Martins Fontes, 1994, p. 291.

35 SESSIONS, George. “Introduction”. In Environmental Philosophy:


from animal rights to radical ecology. Michael E. Zimmerman (org.). New
Jersey: Prentice Hall, pp. 165-182, 1998, p. 165.
36 A obra de WHITE no original é o artigo “Historical Roots of Our
Ecologic Crisis”, publicado na Revista Science, n. 155, em 1967, pp.
1203-1207. “White proposed a return to the views of Saint Francis, who
preached ‘the equality of all creatures’ ”(SESSIONS, George.
“Introduction”. In Environmental Philosophy: from animal rights to radical
ecology. Michael E. Zimmerman (org.). New Jersey: Prentice Hall, pp.
165-182, 1998, p. 165-166).

37 SINGER, Peter. Ética prática. Trad. Jefferson Luiz Camargo. São


Paulo: Martins Fontes, 1994, p. 296.

38 SESSIONS, George. “Introduction”. In Environmental Philosophy:


from animal rights to radical ecology. Michael E. Zimmerman (org.). New
Jersey: Prentice Hall, pp. 165-182, 1998, p. 165.

39 SINGER, Peter. Ética prática. Trad. Jefferson Luiz Camargo. São


Paulo: Martins Fontes, 1994, p. 296.

40 NAESS, A. “The shallow and the deep, long-range ecology movement:


a summary”. In Inquiry, 16, pp. 95-100, apud MATHEWS, Freya. “Deep
ecology”. In A companion to environmental philosophy. Dale Jamieson
(Org.). Malden: Blackwell, 2000, p. 218.

41 MATHEWS, Freya. “Deep ecology”. In A companion to environmental


philosophy. Dale Jamieson (Org.). Malden: Blackwell, 2000, p. 218.

42 PEPPER, David. Ambientalismo moderno. Lisboa: Piaget, 1996, p. 34.

43 PEPPER, op.cit., p. 37.

44 NAESS, Arne. “The deep ecological movement: some philosophical


aspects”. In Environmental Philosophy: from animal rights to radical
ecology. Michael E. Zimmerman (org.). New Jersey: Prentice Hall, 1998,
p.207.

45 NAESS, Arne. “The deep ecological movement: some philosophical


aspects”. In Environmental Philosophy: from animal rights to radical
ecology. Michael E. Zimmerman (org.). New Jersey: Prentice Hall, 1998,
p. 196-197.

46 NAESS, op.cit. p. 197.

47 ECKERSLEY, Robyn. “Politics”. In A companion to environmental


philosophy. Dale Jamieson (Org.). Malden: Blackwell, 2000, p. 317.
48 Com relação ao aproveitamento das ideologias existentes,
interessante a colocação de IRWIN THOMPSON de que ”Todo intelectual
busca uma nova ideologia, esperando tornar-se um outro Marx que
possa inspirar um Lenin melhor; porém, a ideologia é para a mente o que
o excremento é para o corpo: os resíduos de idéias outrora vivas”.
(THOMPSON, William Irwin. “Gaia e a política da vida – um programa
para os anos noventa”. In Gaia: uma teoria do conhecimento. William
Irwin Thompson (org.). Trad. Sílvio Cerqueira Leite. São Paulo: Gaia,
1990, p. 199).

49ECKERSLEY, Robyn. “Politics”. In A companion to environmental


philosophy. Dale Jamieson (Org.). Malden: Blackwell, 2000.

6) BIBLIOGRAFIA

ADEODATO, João Maurício Leitão. O problema da legitimidade: no


rastro do pensamento de Hannah Arendt. Rio de Janeiro: Forense
Universitária.

APEL, Karl-Otto. Estudos de moral moderna. Trad. Benno Dischinger.


Petrópolis: Vozes, 1994.

ARISTÓTELES. Ética a Nicômacos. Trad. Mário da Gama Kury. Brasília:


Universidade de Brasília, 1992.

ARENDT, Hannah. A condição humana. Trad. Roberto Raposo. Rio de


Janeiro: Forense Universitária, 2001.

JONAS, Hans. El principio de responsabilidad. Trad. Javier Maria


Fernández Retenaga. Barcelona: Herder, 1995.

LAÊRTIOS, Diôgenes. Vidas e doutrinas dos filósofos ilustres. Trad.


Mário da Gama Kury. Brasília: UnB, 1977.

CARLSON, Rachel L. Silent Spring. New York: Houghton Mifflin


Company, 1994.

ECKERSLEY, Robyn. “Politics”. In A companion to environmental


philosophy. Dale Jamieson (Org.). Malden: Blackwell, p. 316-330, 2000.

MATHEWS, Freya. “Deep ecology”. In A companion to environmental


philosophy. Dale Jamieson (Org.). Malden: Blackwell, p. 218-232, 2000.

MEADOWS, Dennis L.; MEADOWS, Donella H.; RANDERS, Jörgen;


BEHRENS, William W. Limites do crescimento – um relatório para o
Projeto do Clube de Roma sobre o dilema da humanidade. São Paulo;
Perspectiva, 1972.

NAESS, Arne. “The deep ecological movement: some philosophical


aspects”. In Environmental Philosophy: from animal rights to radical
ecology. Michael E. Zimmerman (org.). New Jersey: Prentice Hall, p. 193-
211, 1998.

PEPPER, David. Ambientalismo moderno. Lisboa: Piaget, 1996, p. 34.

SINGER, Peter. Ética prática. Trad. Jefferson Luiz Camargo. São Paulo:
Martins Fontes, 1994, p. 290.

SESSIONS, George. “Introduction”. In Environmental Philosophy: from


animal rights to radical ecology. Michael E. Zimmerman (org.). New
Jersey: Prentice Hall, pp. 165-182, 1998.

THOMAS, Keith. O homem e o mundo natural – mudanças de atitude em


relação às plantas e aos animais (1500 – 1800). Trad. João Roberto
Martins Filho. São Paulo; Companhia das Letras, 1988.

THOMPSON, William Irwin. “Gaia e a política da vida – um programa


para os anos noventa”. In Gaia: uma teoria do conhecimento. William
Irwin Thompson (org.). Trad. Sílvio Cerqueira Leite. São Paulo: Gaia,
p.159-203, 1990.

Fonte: Cedido pelo autor via online

15/10/2003

Ao fazer referência a esta obra, utilize o seguinte formato:


(de acordo com a norma da ABNT NBR6023-2002)

FARIAS, Paulo José Leite. A evolução da consciência antropocêntrica para a


ecocêntrica em face do tecnicismo moderno. Jus Vigilantibus, Vitória, 15 out.
2003. Disponível em: <http://jusvi.com/doutrinas_e_pecas/ver/426>. Acesso em: 5
fev. 2006.
MANIFESTO
per la Terra
di:
Ted Mosquin, P.O. Box 279,
Lanark, Ontario K0G 1K0 J. Stan Rowe
Canada e
Email:
<mosquin@superaje.com>

Translated by Guido Dalla Casa

Premesse

Molti movimenti artistici e filosofici hanno pubblicato un proprio


Manifesto, in cui venivano esposte verità che per gli autori erano
evidenti come le cinque dita della mano. Anche questo Manifesto
riporta verità di per sé evidenti, così ovvie per noi come le cinque
parti del meraviglioso mondo che ci circonda – terra, aria, acqua,
fuoco/luce solare e organismi – e in cui viviamo e ci muoviamo: da
esso alimentiamo il nostro esistere. Il Manifesto è centrato sulla Terra:
viene messo a fuoco il valore centrale spostandolo dall’umanità
all’Ecosfera che la comprende – quella rete di processi e strutture
organiche/inorganiche/simbiotiche che costituiscono il Pianeta Terra.

L’Ecosfera è la matrice che avvolge tutti gli organismi e dà loro la


Vita, è intimamente intercollegata con essi nella storia dell’evoluzione
fin dal principio del tempo. Gli organismi sono formati dall’aria,
dall’acqua e dai sedimenti, che a loro volta portano in sé le
formazioni e le tracce organiche. La composizione dell’acqua del
mare è mantenuta stabile dagli organismi, che pure mantengono in
situazione stazionaria un’atmosfera che sarebbe altrimenti di
composizione improbabile. Piante ed animali hanno plasmato le rocce
calcaree i cui sedimenti formano le nostre ossa. Le false divisioni che
abbiamo fatto fra vivente e non-vivente, biotico e abiotico, organico
ed inorganico, hanno messo a rischio la stabilità e il potenziale
evolutivo dell’Ecosfera.

L’esperimento dell’umanità, vecchio di diecimila anni, di adottare un


modo di vita a spese della Natura e che ha il suo culmine nella
globalizzazione economica, sta fallendo. La ragione prima di questo
fallimento è che abbiamo messo l’importanza della nostra specie al di
sopra di tutto il resto. Abbiamo erroneamente considerato la Terra, i
suoi ecosistemi e la miriade delle sue parti organiche/inorganiche
soltanto come nostre risorse, che hanno valore solo quando servono i
nostri bisogni e i nostri desideri. E’ urgente un coraggioso
cambiamento di attitudini e attività. Ci sono legioni di diagnosi e
prescrizioni per rimettere in salute il rapporto fra l’umanità e la Terra,
e qui noi vogliamo enfatizzare quella, forse visionaria, che sembra
essenziale per il successo di tutte le altre. Una nuova visione del
mondo basata sull’Ecosfera planetaria ci indica la via.

Dichiarazione di convinzioni

Ciascuno cerca un significato nella vita, e di appoggiarsi su


convinzioni che prendono varie forme. Molti si rivolgono a fedi che
ignorano o tolgono ogni importanza a questo mondo e non si rendono
conto in senso profondo che siamo generati dalla Terra e sostenuti da
essa durante tutta la vita. Nella cultura industriale oggi dominante, la
Terra-come-comunità non è una percezione di per sé evidente. Pochi
si soffermano giornalmente a considerare con un senso di meraviglia
la matrice avviluppante da cui siamo venuti e verso la quale alla fine
tutti ritorneremo. Poiché noi siamo un prodotto della Terra, l’armonia
delle sue terre, mari, cielo e dei suoi innumerevoli bellissimi
organismi porta ricchi significati raramente compresi.

Noi siamo convinti che, finché non viene riconosciuto che l’Ecosfera
è l’indispensabile terreno comune di tutte le attività umane, la gente
continuerà a mettere al primo posto il proprio interesse immediato.
Senza una prospettiva ecocentrica che mantenga saldamente valori e
scopi in una realtà ben più grande di quella della nostra sola specie, la
risoluzione dei conflitti politici, economici e religiosi sarà
impossibile. Finché la ristretta focalizzazione sulle comunità umane
non viene ampliata fino a comprendere gli ecosistemi della Terra – le
situazioni locali e regionali in cui viviamo – i programmi per modi di
vivere sostenibili e in buona salute sono destinati a fallire.

Un attaccamento fiducioso all’Ecosfera, un’empatia estetica con la


Natura circostante, un sentimento di riverente meraviglia per il
miracolo della Terra Vivente e le sue misteriose armonie, è un’eredità
umana oggi in gran parte non riconosciuta. Se vengono di nuovo
emotivamente riconosciute, le nostre connessioni con il mondo
naturale incominceranno a colmare il vuoto che si è formato vivendo
nel mondo industrializzato. Riemergeranno importanti scopi ecologici
che la civilizzazione e l’urbanizzazione hanno nascosto. Lo scopo è il
ripristino della diversità e della bellezza della Terra, con la nostra
specie ancora presente come componente cooperativa, responsabile,
etica.

PRINCIPI DI BASE
1 – L’Ecosfera è il Centro di Valore per l’Umanità.

2 – La Creatività e la Produttività degli Ecosistemi della Terra dipendono dalla


loro Integrità

3 – La Visione del mondo centrata sulla Terra è confermata dalla Storia


Naturale

4 – Un’Etica Ecocentrica si basa sulla Consapevolezza del nostro Posto in


Natura

5 – Una Visione del mondo Ecocentrica dà valore alla Diversità degli


Ecosistemi e delle Culture

6 – Un’Etica Ecocentrica supporta la Giustizia Sociale.

PRINCIPI DI AZIONE
7 – Difendere e Preservare il Potenziale Creativo della Terra

8 – Ridurre la Dimensione della Popolazione Umana

9 – Ridurre il Consumo Umano di Parti della Terra


10 – Promuovere un Modo di Governare Ecocentrico

11 – Diffondere questo Messaggio

Perché questo Manifesto?


Questo Manifesto è centrato sulla Terra. In particolare è ecocentrico,
che significa centrato sul complesso, piuttosto che biocentrico, che
significa centrato sugli organismi. Il suo scopo è di estendere e
approfondire la comprensione dell’Ecosfera e dei valori primari del
Pianeta Terra, che dona e sostiene la vita. Il Manifesto consiste di sei
Principi di Base che ne stabiliscono la ragione fondamentale, più
cinque Principi di Azione che ne derivano ed evidenziano i doveri
dell’umanità verso la Terra e verso gli ecosistemi geografici che la
Terra comprende. Il Manifesto viene offerto come guida al pensiero,
al comportamento e alla politica sociale etici.

Nel corso dell’ultimo secolo c’è stato qualche miglioramento nelle


attitudini scientifica, filosofica e religiosa verso la Natura non-umana.
Apprezziamo gli sforzi di coloro la cui sensibilità verso una Terra in
rapido degrado ne ha fatto ampliare la visione verso l’esterno, fino a
riconoscere il valore intrinseco delle terre, degli oceani, degli animali,
delle piante e delle altre creature. Tuttavia, a causa della mancanza di
una comune filosofia ecocentrica, molta di questa buona volontà si è
sparsa in cento direzioni diverse. È stata neutralizzata e resa
inefficace da un unico, profondo, dato-per-certo credo culturale che
assegna il primo valore assoluto all’Homo sapiens sapiens e poi, in
sequenza, agli altri organismi in base al loro tipo di relazione con il
primo.

La recente conoscenza profonda che la Terra, l’Ecosfera, è qualcosa


di valore supremo è derivata dagli studi cosmologici, dall’ipotesi
Gaia, dalle foto della Terra dallo spazio e specialmente dalla
comprensione dell’ecologia. La realtà ecologica centrale per gli
organismi – circa 25 milioni di specie – è che sono tutti Figli della
Terra. Nessuno esisterebbe senza il pianeta Terra. Ciò che chiamiamo
Vita, che costituisce un mistero e un miracolo, è inseparabile dalla
storia evolutiva della Terra, dalla sua composizione e dai suoi
processi. Perciò la priorità etica deve spostarsi dall’umanità alla Terra,
che la comprende. Il Manifesto è una traccia di ciò che consideriamo
un passo essenziale verso una relazione sostenibile fra la Terra e gli
umani.

PRINCIPI DI BASE
Principio 1. L’Ecosfera è il Centro di Valore per l’Umanità.

L’Ecosfera, il globo della Terra, è la sorgente che genera la creatività


dell’evoluzione. Dagli ecosistemi inorganici/organici del pianeta si
sono generati gli organismi: in principio le cellule batteriche e infine
quei complessi sistemi di cellule che sono gli esseri umani. Pertanto,
gli ecosistemi dinamici, che si esprimono in modo complesso e
intercollegato in tutte le parti dell’Ecosfera, hanno un valore e
un’importanza maggiori delle specie che contengono.

La realtà e il valore dell’essenza ecologica ed esterna di ciascuna


persona hanno avuto scarsissima attenzione in confronto al pensiero
filosofico dedicato all’essenza interiore dell’umanità, una
focalizzazione individualistica che ha allontanato l’attenzione dalle
necessità ecologiche e ha fatto trascurare l’importanza vitale
dell’Ecosfera. Esteso alla società come interesse soltanto per il
benessere della gente, questo omocentrismo (antropocentrismo) è una
dottrina di egocentrismo-di-specie che porta a distruggere il mondo
naturale. Il biocentrismo che estende l’empatia e la comprensione
oltre la razza umana fino a comprendere gli altri organismi costituisce
un avanzamento etico, ma il suo scopo è limitato. Non riesce ad
apprezzare l’importanza dei “dintorni” ecologici globali. Senza
l’attenzione centrata sulla priorità della Terra-come-contesto, il
biocentrismo rischia di diventare facilmente uno sciovinistico
omocentrismo, perché chi fra tutti gli animali è comunemente
considerato il migliore e il più saggio? L’Ecocentrismo, enfatizzando
l’Ecosfera come il sistema primario che dà la Vita piuttosto che un
semplice supporto per la vita, fornisce il modello cui l’umanità deve
richiamarsi come guida per il futuro.

Noi umani siamo espressioni coscienti delle forze generative


dell’Ecosfera, la nostra “vivibilità” individuale è sperimentata come
inseparabile dall’aria riscaldata-dal-sole, dall’acqua, dalla terra e dal
cibo che gli altri organismi ci forniscono. Come tutti gli altri esseri
viventi generati dalla Terra, siamo stati “messi in sintonia”, attraverso
una lunga evoluzione, con le sue risonanze, i suoi cicli ritmici, le sue
stagioni. Il linguaggio, il pensiero, le intuizioni – tutte provengono
direttamente o metaforicamente dal nostro essere fisico sulla Terra.
Oltre l’esperienza conscia, ogni persona incorpora un’intelligenza,
un’innata saggezza del corpo che, senza alcuna partecipazione
cosciente, la rende adatta a partecipare come parte simbiotica degli
ecosistemi terrestri. La comprensione della realtà ecologica che gli
umani sono Figli-della-Terra sposta il centro dei valori
dall’omocentrico all’ecocentrico, dall’Homo sapiens al Pianeta Terra.

Principio 2. La Creatività e la Produttività degli Ecosistemi della Terra


Dipendono dalla loro Integrità

“Integrità” si riferisce alla totalità, alla completezza, alla capacità di


funzionare pienamente. Il modello è dato dagli ecosistemi della
Natura che ricevono energia dal Sole, quando non sono danneggiati;
come esempi, un tratto produttivo della piattaforma continentale
marina o una foresta pluviale temperata nel tempo precedente lo
sfruttamento, quando gli umani erano soprattutto raccoglitori.
Sebbene questi tempi siano al di là del ricordo, gli ecosistemi di quel
periodo (per quanto è dato conoscerli oggi) ci forniscono ancora gli
unici modelli di sostenibilità per l’agricoltura, per la silvicoltura e per
la pesca. Gli attuali gravi problemi in tutte tre queste attività
industrializzate ci mostrano gli effetti del deterioramento
dell’integrità; in particolare, perdita di produttività e di richiamo
estetico parallelamente al progressivo scombussolamento delle
funzioni vitali degli ecosistemi.

La creatività evolutiva e la produttività continuativa della Terra e dei


suoi ecosistemi regionali richiedono la continuità delle loro strutture
di base e dei processi ecologici. Questa integrità interna dipende dalla
conservazione delle comunità con le loro innumerevoli forme di
cooperazione evolutiva e di interdipendenza. L’integrità dipende da
intricate catene alimentari e dai flussi di energia, da terreni non
degradati dall’erosione e dai cicli di elementi essenziali come l’azoto,
il potassio, il fosforo. Inoltre, le composizioni naturali dell’aria, dei
sedimenti e dell’acqua sono essenziali per i processi e le funzioni
della Natura. L’inquinamento di questi tre elementi, insieme con
l’estrazione e lo sfruttamento di costituenti organici ed inorganici,
indebolisce l’integrità degli ecosistemi e il funzionamento normale
dell’Ecosfera, che è la fonte della Vita in evoluzione.
Principio 3. La Visione del mondo centrata sulla Terra è confermata dalla
Storia Naturale

La Storia Naturale è la storia della Terra. I cosmologi e i geologi ci


descrivono l’inizio della Terra più di quattro miliardi di anni fa, la
comparsa di piccole creature marine nei primi sedimenti, l’emergere
degli animali terrestri dal mare, l’Era dei Dinosauri, l’evoluzione,
attraverso influenze reciproche, degli insetti, delle piante con fiori e
dei mammiferi da cui, in tempi geologicamente recenti, sono venuti i
Primati e quindi l’umanità. Noi condividiamo il materiale genetico e
un’origine comune con tutte le altre creature che fanno parte degli
ecosistemi della Terra. Queste conoscenze di cui disponiamo pongono
l’umanità nel contesto naturale.

La storia della Terra che si svolge attraverso gli eoni ci mostra la nostra
coevoluzione con miriadi di organismi compagni attraverso l’accordo, e non
solo attraverso la competizione. Tutti gli esempi di coesistenza organica
rivelano i ruoli importanti del mutualismo, della cooperazione e della simbiosi
nella grande sinfonia della Terra.

I miti delle varie culture e le storie che plasmano i nostri


atteggiamenti e i nostri valori vogliono dirci da dove veniamo, chi
siamo, e dove stiamo andando in futuro. Queste storie sono state
irrealisticamente omocentriche e/o ultraterrene. Invece, lo
svolgimento, basato sull’evidenza e rivolto verso l’esterno, della
storia naturale dell’umanità – fatta di polvere di stelle, dotata di
grande vitalità e sostenuta dai processi naturali dell’Ecosfera – è non
soltanto credibile ma anche più meravigliosa dei tradizionali miti
centrati solo sull’umano. Poiché mostrano l’umanità-nel-contesto
come una componente organica del globo planetario, le storie
ecocentriche rivelano anche un proposito funzionale e uno scopo
etico; più precisamente, con la parte umana al servizio della più
grande totalità della Terra.

Principio 4. Un’Etica Ecocentrica si basa sulla Consapevolezza del nostro


Posto in Natura.

L’Etica riguarda quelle azioni e quegli atteggiamenti non-egoici che


provengono da valori profondi; cioè, dal senso di quello che è
veramente importante. Un apprezzamento profondo della Terra ha
come conseguenza un comportamento etico verso di essa. La
venerazione per la Terra nasce facilmente con le esperienze infantili
all’aperto e, nell’età adulta, viene rafforzata dal “vivere nel proprio
luogo”, in modo che le forme della terra e dell’acqua, le piante e gli
animali diventano familiari come conoscenti vicini. La visione del
mondo ecologica e l’etica che trova i suoi primi valori nell’Ecosfera
derivano la loro forza dal vivere nel mondo naturale e semi-naturale,
in un contesto rurale piuttosto che in un contesto urbano. La
consapevolezza della nostra condizione in questo mondo è fonte di
meraviglia, di religiosa ammirazione e di una decisa intenzione a
ripristinare, conservare e proteggere le antiche bellezze dell’Ecosfera
e quelle modalità naturali che hanno resistito per lunghissimi periodi
alla prova del tempo.

Il Pianeta Terra e i suoi svariati ecosistemi con i loro elementi


essenziali – aria, terra, acqua e mondo organico – circondano e
nutrono ciascun individuo e ciascuna comunità, ciclicamente dando la
vita e riprendendosi il dono. Una consapevolezza di sé come essere
ecologico, alimentato dall’acqua e dagli altri organismi, e come un
animale immerso nell’aria che vive nell’interfaccia produttiva e
scaldata dal sole dove l’atmosfera incontra la terra, ci dà un senso di
connessione e riverenza per l’abbondanza e la vitalità della Natura
sostenitrice.

Principio 5. Una Visione del Mondo Ecocentrica apprezza la Diversità


degli Ecosistemi e delle Culture

La maggiore rivelazione della prospettiva centrata-sulla-Terra è la


sorprendente varietà e ricchezza degli ecosistemi e delle loro parti
organiche/inorganiche. La superficie della Terra presenta una
diversità, di notevole attrattiva estetica, di ecosistemi artici, temperati
e tropicali. All’interno di questo mosaico globale le diversissime
varietà di piante, animali e umani sono dipendenti dalla variegata
mescolanza circostante di forme terrestri, suoli, acque e climi locali.
In tal modo la biodiversità, la diversità degli organismi, dipende dal
mantenimento dell’ecodiversità, la diversità degli ecosistemi. La
diversità culturale – una forma di biodiversità – è il risultato storico di
umani che hanno adattato le loro attività, i loro pensieri e il loro
linguaggio a ecosistemi geografici specifici. Pertanto, qualunque cosa
che degrada o distrugge ecosistemi è un pericolo e una disgrazia sia
biologica che culturale. Una visione del mondo ecocentrica dà valore
alla diversità della Terra in tutte le sue forme, sia non-umane che
umane.

Ciascuna cultura umana del passato ha sviluppato un linguaggio unico


che ha radici estetiche ed etiche nelle visioni, nei suoni, negli odori,
nei sapori e nei modi di sentire di quella particolare parte della Terra
in cui è fiorita. Tale diversità culturale basata sull’ecosistema era
vitale, poiché faceva sviluppare modi di vivere sostenibili nelle
diverse parti della Terra. Oggi il linguaggio ecologico dei popoli
aborigeni, e la diversità culturale che rappresentano, sono in grave
pericolo come le specie delle foreste tropicali, e per le stesse ragioni:
il mondo sta per essere omogeneizzato, gli ecosistemi stanno per
essere semplificati, la diversità è in declino, la varietà si sta perdendo.
Un’etica ecocentrica si oppone alla globalizzazione economica di
oggi che ignora la saggezza ecologica incorporata nelle culture
diverse, e le distrugge per un profitto a breve termine.

Principio 6.-Un’Etica Ecocentrica Supporta la Giustizia Sociale.

Molte delle ingiustizie della società umana provengono dalla


disuguaglianza. Costituiscono un sottoinsieme delle più grandi
ingiustizie ed iniquità compiute dagli umani sugli ecosistemi e le loro
specie. Con il suo concetto esteso di comunità, l’ecocentrismo
enfatizza l’importanza di tutte le componenti interattive della Terra,
comprese molte le cui funzioni sono in gran parte sconosciute. In tal
modo viene affermato il valore intrinseco di tutte le parti
dell’ecosistema, organiche ed inorganiche, senza proibirne un
impiego attento ed oculato. “Diversità con Uguaglianza” è una legge
ecologica basata sul funzionamento della Natura che fornisce una
guida etica per la società umana.

Gli ecologisti sociali criticano a ragione l’organizzazione gerarchica


nelle culture, che costituisce una discriminazione nei riguardi di chi
non ha potere, specialmente verso le donne e i bambini, che sono
svantaggiati. L’argomento che la strada verso un vivere sostenibile
sarà impedita finché il modello culturale ridurrà le tensioni che
derivano dall’ingiustizia sociale e dall’ineguaglianza fra i sessi, è
certamente corretto almeno fino ad un certo punto. Ciò che non viene
preso in considerazione è che l’attuale rapida degradazione degli
ecosistemi della Terra aumenta le tensioni fra gli umani mentre
preclude la possibilità di un vivere sostenibile e impedisce
l’eliminazione della povertà. Le questioni di giustizia sociale, per
quanto importanti, non possono essere soddisfatte finché non viene
fermata la distruzione degli ecosistemi ponendo fine a filosofie ed
attività omocentriche.

PRINCIPI DI AZIONE
Principio 7.- Difendere e Preservare il Potenziale Creativo della
Terra

I poteri creativi dell’Ecosfera si esprimono attraverso i suoi resilienti


ecosistemi geografici. Perciò, come priorità principale, la filosofia
ecocentrica richiede la conservazione e il ripristino degli ecosistemi
naturali e delle loro specie componenti. A parte la remota possibilità
di collisioni con comete e asteroidi, in grado di quasi distruggere il
pianeta, l’inventiva evolutiva della Terra continuerà per milioni di
anni: viene impedita soltanto dove gli umani hanno distrutto interi
ecosistemi sterminando specie o avvelenando sedimenti, acqua ed
aria. Le continuate e pericolose estinzioni tolgono fili dalla trama
della vita, diminuendo la bellezza della Terra e la possibilità che
emergano in futuro ecosistemi unici con organismi correlati, forse di
sensibilità e intelligenza più grandi di quelle umane.

“La prima regola del racconciare è salvare tutti i pezzi.” (Aldo


Leopold – Almanacco di un mondo semplice). Le azioni che mettono
in pericolo la stabilità e la buona salute dell’Ecosfera e dei suoi
ecosistemi devono essere identificate e condannate pubblicamente.
Fra le più distruttive delle attività umane vi sono il militarismo e le
sue spese enormi, l’estrazione di materiali tossici, la produzione di
veleni biologici in tutte le forme, il modo industriale di condurre
l’agricoltura, la pesca e lo sfruttamento delle foreste. Se non vengono
arrestate, tali tecnologie letali, giustificate come necessarie per
proteggere specifiche popolazioni umane ma che in realtà servono al
profitto di grosse compagnie commerciali e a soddisfare desideri
umani di possesso piuttosto che bisogni, porteranno a disastri
ecologici e sociali sempre più grandi.

Principio 8. Ridurre la Dimensione della Popolazione Umana

Una causa primaria della distruzione di ecosistemi e dell’estinzione di


specie è l’esplosione della popolazione umana che già oggi supera
largamente ogni livello ecologicamente sostenibile. La popolazione
mondiale totale, oggi di 6.5 miliardi, sale vertiginosamente e
inesorabilmente di 75 milioni di unità all’anno. Ogni umano in più è
un “consumatore” ecologico su un pianeta le cui capacità di
mantenere tutte le sue creature è quantitativamente limitata. In tutti gli
angoli della Terra la pressione numerica umana continua a minare
l’integrità e la capacità di generazione degli ecosistemi terrestri,
marini e di acqua dolce. La nostra monocultura umana sta
sovrastando e distruggendo le policulture della Natura. Nazione per
nazione, è necessario diminuire la popolazione umana riducendo il
numero di concepimenti.

L’etica ecocentrica che dà valore alla Terra e ai suoi sistemi in


evoluzione, al di sopra delle specie, condanna l’accettazione sociale
di una fecondità umana illimitata. L’attuale esigenza di ridurre il
numero di umani è maggiore nei Paesi ricchi dove è più grande l’uso
pro capite dell’energia e delle risorse della Terra. Un obiettivo
ragionevole è la riduzione ai livelli di popolazione esistenti prima
della diffusione dell’impiego dei combustibili fossili; cioè a un
miliardo di unità o meno. Questo accadrà o con l’attuazione di
politiche intelligenti o inevitabilmente con epidemie, fame, guerre.

Principio 9.- Ridurre il Consumo Umano di Parti della Terra.

La minaccia principale alla diversità, alla bellezza e alla stabilità


dell’Ecosfera è la sempre crescente appropriazione dei beni del
pianeta per usi esclusivamente umani. Tale appropriazione ed uso
eccessivo, spesso giustificati dall’aumento della popolazione, rubano i
mezzi di sostentamento agli altri organismi. La visione omocentrica
ed egocentrica che dà agli umani un diritto su tutti i componenti
dell’ecosistema – aria, terra, acqua, organismi – è moralmente
condannabile. A differenza delle piante, noi umani siamo “eterotrofi”
(mangiatori di altri) e dobbiamo uccidere per alimentarci, vestirci e
coprirci, ma questo non ci dà licenza di rapinare e sterminare. Il
consumo accelerato di parti vitali della Terra è una ricetta sicura per la
distruzione dell’ecodiversità e della biodiversità. Le nazioni ricche
armate di potente tecnologia sono la causa principale dei guai: esse
sarebbero in grado di ridurre i consumi e condividere i beni con le
nazioni il cui livello di vita è il più basso. Comunque, nessuna
nazione è innocente.

Bisogna rinunciare all’ideologia mercantile della crescita perpetua,


come pure alle perverse politiche industriali ed economiche basate su
di essa. La tesi dei Limiti dello Sviluppo è da seguire. Un passo
razionale verso la fine dell’espansione economica di sfruttamento è la
soppressione dei sussidi pubblici a quelle industrie che inquinano
l’acqua, la terra o l’aria e/o distruggono organismi e suoli. Una
filosofia di simbiosi, di vita in modo conforme alla posizione di
membro delle comunità della Terra, assicurerà il ripristino di
ecosistemi capaci di produzione evolutiva. Per le economie
sostenibili, le linee-guida sono qualitative, non quantitative.
“Conserva la salute, la bellezza e la stabilità di terra, acqua ed aria, e
la produttività ne sarà la naturale conseguenza.” (E.F. Schumacher –
Piccolo è bello).

Principio 10.- Promuovere un Modo di Governare Ecocentrico

Le concezioni omocentriche di governo che incoraggiano il super-


sfruttamento e la distruzione degli ecosistemi della Terra devono
essere sostituite da quelle che privilegiano la sopravvivenza e
l’integrità dell’Ecosfera e dei suoi componenti. È necessario che ci
siano validi difensori delle strutture vitali e delle funzioni
dell’Ecosfera nelle posizioni di membri influenti delle strutture di
governo. Questi “ecopolitici”, dotati di buone conoscenze sui processi
della Terra e sull’ecologia umana, daranno voce a chi non ne ha.
Negli attuali centri di potere, “chi parla per il lupo?” e “chi parla per
la foresta pluviale temperata?”. Queste domande hanno un significato
ben più che metaforico; esse rivelano la necessità di salvaguardare
legalmente le molte componenti essenziali non-umane dell’Ecosfera.

E’ necessario promulgare un corpo di leggi ambientali che conferisca


valore legale alle strutture e alle funzioni vitali dell’Ecosfera. Nazione
per nazione, devono essere elette o nominate nelle strutture
governative persone ecologicamente responsabili. Opportuni
avvocati-custodi saranno i difensori degli ecosistemi e dei loro
processi fondamentali quando sono minacciati. Le questioni saranno
esaminate sulla base della conservazione dell’integrità degli
ecosistemi, non del perseguire un guadagno economico. Al trascorrere
del tempo, come conseguenze pratiche della filosofia ecocentrica, si
evidenzieranno nuove visioni e dottrine nella legge, nella politica e
nell’amministrazione, e avranno come conseguenza modi di
governare ecocentrici. L’implementazione avverrà necessariamente
con lentezza passo dopo passo sul lungo termine, via via che la gente
proverà le modalità pratiche per rappresentarsi e assicurare il
benessere delle parti non-umane essenziali della Terra e dei suoi
ecosistemi.

Qualche base storica

Questo Manifesto fornisce uno schema unificante per quel pensiero


etico/ambientale precedente che, sebbene principalmente biocentrico,
mostra tendenze ecocentriche. Tre esempi:

a) La Piattaforma dell’Ecologia Profonda

www.deepecology.org/deepplatform.html sviluppata nel 1984 (e


leggermente rivista nel 2000) di Arne Naess e George Sessions.
Sebbene i suoi primi quattro Principi indichino un modo di pensare
biocentrico piuttosto che ecocentrico, il Movimento dell’Ecologia
Profonda ha portato argomenti in favore della creatività di tutta la
Natura considerando gli organismi e gli ecosistemi naturali molto più
importanti di quanto non appaiano come semplici fornitori di risorse
per l’umanità.

b) La Carta Mondiale per la Natura delle Nazioni Unite

www.oceanlaw.net/texts/wcharter.htm scritta nel 1982. Sebbene abbia


un buon inizio, evidenziando che la vita dipende dal funzionamento
ininterrotto dei sistemi naturali, continua poi enfatizzando l’utilità per
l’uomo come la ragione principale per avere cura della Terra.

c) La Carta della Terra

www.earthcharter.org pubblicata nel marzo del 2000, è una lodevole


esposizione sull’ambiente. I primi due Principi – “Rispetto e
Attenzione per la Comunità della Vita” e “L’Integrità Ecologica” –
sono situati in maggiore evidenza rispetto agli scopi esplicitamente
umanistici. Nella Carta il mantenimento della biodiversità e il
ricupero delle specie minacciate vengono collegati alla protezione
della Terra e dei suoi ecosistemi. In questo Manifesto enfatizziamo al
di sopra di tutto i valori primari della Terra.

Principio 11. –Diffondere il Messaggio


Coloro che sono d’accordo con i principi elencati hanno il dovere di
diffonderli attraverso l’istruzione e la guida. Il compito iniziale più
urgente è far prendere coscienza a tutti della loro dipendenza
funzionale dagli ecosistemi della Terra, così come dei loro legami con
tutte le altre specie. Ne consegue uno slittamento di importanza
dall’omocentrismo all’ecocentrismo, e questo porta ad un regolatore
etico esterno per le azioni umane. Tale spostamento ci segnala cosa
dobbiamo fare per conservare il potenziale evolutivo ininterrotto di
un’Ecosfera meravigliosa. Questo rivela la necessità di partecipare
alle attività della saggia comunità della Terra, dove ciascuno gioca un
suo ruolo personale nel sostenere la splendida realtà che lo circonda.

Questo Manifesto Ecocentrico non è anti-umano, tuttavia respinge


l’omocentrismo sciovinistico. Promuovendo la ricerca di valori
permanenti – una cultura di condiscendenza e simbiosi con questo
unico Pianeta Vivente – fa sviluppare una visione unificante. La
prospettiva opposta, che guarda verso l’interno senza la comprensione
dell’esterno, è sempre un pericolo, come dimostrano chiaramente le
religioni, le sette e le ideologie umanistiche, in continuo conflitto fra
loro. La diffusione del messaggio ecologico, che pone l’enfasi sulla
realtà esterna condivisa dall’umanità, apre una via nuova e
promettente verso la comprensione internazionale, la cooperazione, la
stabilità e la pace.

Nota dell’Editore: Gli autori sono lieti di aver ricevuto la seguente


approvazione del Manifesto da parte di John A. Livingston, Professore
Emerito di Studi Ambientali alla York University, autore di molti programmi
radio e TV, di moltissimi articoli e di una decina di libri. John vive con la
moglie Ursula a Salt Spring Island, B.C.

Editoriale: Un Manifesto centrato sulla Terra (Ecocentrico)

«Il compito di concepire un’etica che trascende l’interesse umano a


breve termine apparirebbe arduo alla maggior parte di noi: davanti ad
esso ci sentiremmo scoraggiati o perlomeno intimiditi. Ma Ted
Mosquin e Stan Rowe lo hanno fatto e ci hanno consegnato il
risultato.

Sono stato attratto dall’ipotesi Gaia, che ha presentato la Terra come


un organismo. Mi è piaciuta la metafora, ma non si tratta soltanto di
una questione di linguaggio. Mosquin e Rowe non sono stati
metaforici. L’Ecosfera in cui viviamo è una rete che inviluppa tutti gli
organismi e gli ecosistemi, che ha originato la vita in un primo luogo,
e che ora la sostiene. Ciascun organismo e ciascun ecosistema vi
prende parte a tutti gli effetti. Da questa sensibilità gli autori
propongono un’etica ecocentrica – una serie di principi morali che
intendono aiutarci nell’allontanamento dai modi di essere centrati
sull’umano e anche centrati sull’organismo singolo per andare verso
un modo di essere governato dalla consapevolezza della nostra
partecipazione ad un evento unico, unitario e intercollegato che tutto
comprende.

Il Manifesto per la Terra è indirizzato a una sola fra i 25 milioni di


specie, più o meno, che abitano l’Ecosfera. Questo potrebbe sembrare
strano a un osservatore superficiale e distante. Non dovrebbero tutte
le specie avere una guida morale? Cos’ha di speciale questa specie?
L’osservatore propende per un’improvvisa perdita di innocenza. Caso
unico, la specie umana ha inventato una codificazione etica astratta
per stretta necessità. Le altre non l’hanno fatto.

L’animale umano ha avuto un grandissimo successo – abile,


adattabile, dotato in molti modi, ma specialmente nelle faccende
cerebrali. La nostra ingegnosità tecnica è pari solo allo straordinario
potere e alla creatività delle nostre razionalizzazioni per le cose che
facciamo. Alcune delle nostre più ardite costruzioni si realizzano in
tempo di guerra, quando tutte le modalità di atti inqualificabili
richiedono elaborate giustificazioni. Ma le altre razionalizzazioni
impallidiscono in confronto all’antica, profonda e incrollabile
convinzione che la specie umana ha il diritto – e implicitamente
l’obbligo – di prendere liberamente, consumare e perfino eliminare le
altre specie e i loro habitat ovunque vengano incontrati, e per
qualunque scopo umano. Il privilegio umano sull’Ecosfera è
consacrato; è assoluto.

La nostra autodichiarata proprietà su tutte le specie, le comunità e gli


ecosistemi e la nostra libertà d’azione contro di esse, attualmente
mette in pericolo l’Ecosfera. L’inesorabile diminuzione di diversità
degli ecosistemi richiede una severa revisione dell’immagine che
abbiamo di noi stessi, del nostro atteggiamento e delle innegabili
responsabilità che provengono dalla nostra attuale posizione
dominante nel mondo. Un tale esercizio critico avrebbe comunque un
ben piccolo risultato, senza prendere misure per arrestare
l’incremento della popolazione umana. Il numero di umani è più che
triplicato nel breve corso della mia stessa vita! Nei loro “principi di
azione” Mosquin e Rowe presentano il problema come una materia
etica. Molti di noi, culturalmente condizionati come siamo tutti,
avranno difficoltà ad estendere l’etica oltre l’interesse umano. Può
essere necessario un modo di pensare veramente nuovo. Ma fare in
modo che molti di noi si fermino a riflettere è naturalmente lo scopo
essenziale del Manifesto, al quale auguro ogni successo.»

John A. Livingston, febbraio 2004


PARA UMA CONSTITUIÇÃO
AMBIENTAL

PROJECTO DE REVISÃO CONSTITUCIONAL


MARÇO DE 1996

As PROPOSTAS de alteração à constituição encontram-se junto aos artigos existentes por


forma a serem comparadas

I. Introdução
II. Sumário

III. Propostas
PRÍNCIPIOS FUNDAMENTAIS (art.9º)
PARTE I

TÍTULO II. Direitos liberdades e garantias de participação


Política

CAPÍTULO II. Direitos liberdades e garantias de participação


Política (art.52º)

TÍTULO III. Direitos e deveres económico sociais

CAPÍTULO I. Direitos e deveres económicos (art.66º)


PARTE II. Organização económica

TÍTULO I. Príncipios gerais (art.80º e 81º)


TÍTULO II. Planos (art.95º)
TÍTULO III. Política agrícola , comercial e industrial
(art.96º e 103º)
TÍTULO IV. Sistema financeiro e fiscal (art.109º)
PARTE III. Organização do poder político

TÍTULO IX. Administração pública (art.268º)

TÍTULO I. Fiscalização da constitucionalidade (art.281º)


I. INTRODUÇÃO

A Constituição Portuguesa representou, na sua versão inicial, um texto inovador na


protecção do ambiente.

Verifica-se, contudo, que decorridos mais de vinte anos sem que as disposições da
Constituição do ambiente tenham sofrido alterações profundas, o actual texto revela-se,
em alguns pontos, desligado de princípios e valores ambientais fundamentais e
insusceptível de permitir a superação dos problemas ecológicos essenciais da sociedade
portuguesa.
A proposta de revisão constitucional que se apresenta visa :

1. Explicitar o princípio do desenvolvimento sustentável como objectivo


fundamental do Estado;

2. Assegurar a protecção do ambiente com base numa teleologia ecocêntrica,


democrática e socialmente responsável;

3. Garantir a tutela efectiva e ambientalmente adequada do direito fundamental ao


ambiente;

4. Aprofundar e reforçar o direito de participação dos cidadãos nas decisões


ambientalmente relevantes.

Procura-se, em síntese, aprofundar e concretizar o Estado de Direito Ambiental - que se


quer democrático e politicamente participado, economicamente livre, socialmente
justo e ambientalmente sustentável.

II. SUMÁRIO

As propostas são apresentadas por artigo de acordo com a sistematização constitucional.


Para cada artigo é indicado o texto anterior e a Proposta de alteração em letra
carregada.

As propostas reflectem, como se notou, os seguintes objectivos:

1. Explicitar o princípio do desenvolvimento sustentável como objectivo


fundamental do Estado

Deve ser inequívoco que a promoção do bem estar e a qualidade de vida do povo só se
deve realizar através de um desenvolvimento económico e social equilibrado
sustentável.
O princípio do desenvolvimento sustentável e equilibrado deve ser, assim, previsto
como princípio fundamental do ordenamento jurídico -constitucional (v. arts. 9º alínea
d), 80º, 81º, 96º e 103º)

Este princípio é ainda reforçado através da expressa previsão de um princípio de


equidade intergeracional na alínea e) do art. 9º.

2. Assegurar a protecção do ambiente com base numa teleologia ecocêntrica,


democrática e socialmente responsável;

A visão subjacente à Constituição é marcadamente antropocêntrica, associando a


protecção do ambiente à tutela da qualidade de vida.

Parece contudo os fundamentos naturais da Vida na Terra, a Natureza e os bens


ambientais devem ser protegidos pelo seu valor, independentemente da utilidade
imediata que tenham para a humanidade.

Sustenta-se, todavia, que a protecção do ambiente não deve ser desligada da tutela de
outros bens jurídicos pelo que não se defendem concepções ecocêntricas radicais que
possam justificar a lesão desproporcionada de bens sociais e culturais

Propõe-se em síntese a passagem de uma visão antropocêntrica utilitarista para uma


visão ecocêntrica mas socialmente responsável.

Proposta que é concretizada através no art.9º alínea e) e do art.66º.

3. Garantir a tutela efectiva e ambientalmente adequada do direito fundamental ao


ambiente

Parece ser actualmente consensual que grande parte dos princípios e normas ambientais
não têm expressão prática. Existe, portanto, um enorme défice de execução do direito
ambiente. Uma das razões para tal estado de coisas consiste na inexistência, de meios de
tutela jurisdicional efectiva e ambientalmente adequada do direito fundamental ao
ambiente

Por outro lado, sendo o direito ao ambiente um direito fundamental e o ambiente um


bem de natureza pública e uso colectivo, justifica-se a atribuição a cada cidadão do
direito de prevenir ou reprimir - através de meios jurisdicionais - as infracções
ambientais (cfr. art. 52º).

Importa, contudo, que a capacidade de intervenção no sistema e de correcção das suas


disfunções seja efectiva, pois só assim , se reforça, por um lado, a sua legitimidade e
potencialidade comunicativa e, por outro, a confiança que nele é depositada, criando-
se condições para uma efectiva difusão da cultura do ambiente e do ordenamento do
território.

Propõe-se, pois:
- A garantia juridiscional plena e efectiva do direito fundamental ao ambiente,
designadamente através da possibilidade de intimação da administração para a adopção
de um comportamento - nº3 do art 52º e nº6 do art 268º.

- A possibilidade das associações de defesa do ambiente requerem a declaração da


inconstitucionalidade ou da ilegalidade com força obrigatória geral (alínea h) do nº2 do
art.281º).

4. Aprofundar e reforçar o direito de participação dos cidadãos nas decisões


ambientalmente relevantes.

Sabe-se que o direito de participação nas decisões ambientalmente relevantes se traduz


numa concretização do princípio da democracia participativa e exprime - a par, por
exemplo do direito de prevenção e repressão das infracções ambientais previsto art 52º -
uma condição do exercício de uma cidadania ambiental plena

Sucede contudo que no actual sistema jurídico a generalidade dos mecanismos de


participação são essencialmente formais e contribuem na prática essencialmente para
«legitimar» relações de domínio previamente estabelecidas.

Propõe-se por isso:

- o direito de participação das associações de defesa do ambiente na elaboração da


legislação ambiental - nº5 do art.66º;

- a consagração constitucional do direito de participação das associações de defesa do


ambiente no Conselho Económico e Social - nº2 do art.95;

- o direito à participação útil e efectiva dos cidadãos nos procedimentos administrativos


- nº3 do art. 268º

III. PROPOSTAS

PRÍNCIPIOS FUNDAMENTAIS

Artigo existente Proposta de alteração


Art 9º Art 9º
(Tarefas fundamentais do Estado) (Tarefas fundamentais do Estado)
1. São tarefas fundamentais do 1. São tarefas fundamentais do
Estado: Estado:

(...) (...)

d) Promover,o bem estar e a d) Promover, através de um


qualidade de vida do povo e a desenvolvimento sustentável, o
igualdade real entre os bem estar e a qualidade de vida do
portugueses, bem como a povo e a igualdade real entre os
efectivação dos direitos portugueses, bem como a
económicos, sociais e culturais efectivação dos direitos
mediante a transformação e económicos, sociais e culturais
modernização das estruturas mediante a transformação e
económicas e sociais; modernização das estruturas
económicas e sociais;

e) Proteger e valorizar o e) Proteger, assumindo a


património cultural do povo responsabilidade perante as
português, a natureza e o ambiente, futuras gerações os fundamentos
e assegurar um correcto naturais da vida, a natureza e o
ordenamento do território; ambiente, independentemente da
sua utilidade imediata para a
humanidade, e assegurar um
correcto ordenamento do território;

f), assegurar o ensino e valorização f) Proteger e valorizar o


permanente, defender o uso e património cultural do povo
promover a difusão internacional português, assegurar o ensino e
da língua portuguesa valorização permanente, defender o
uso e promover a difusão
internacional da língua portuguesa

TÍTULO II -DIREITOS LIBERDADES E GARANTIAS DE PARTICIPAÇÃO


POLÍTICA
CAPITULO II - DIREITOS LIBERDADES E GARANTIAS DE PARTICIPAÇÃO
POLÍTICA

Artigo existente Proposta de alteração


Art 52º Art 52º
Direito de petição e de acção Direito de petição e de acção
popular popular
(...) (...)
Não está previsto 4. É também garantido o direito
a uma tutela jurisdicional plena e
efectiva dos interesses previstos
no número anterior,
designadamente através da
intimação da administração para
adopção ou omissãodo
comportamento necessário à
garantia desses mesmos
interesses.

TÍTULO III - DIREITOS E DEVERES ECONÓMICO SOCIAIS


CAPITULO I - DIREITOS E DEVERES ECONÓMICOS

Artigo existente Proposta de alteração


Art 66º
Art 66º
(Direito ao ambiente e à qualidade
(Direito ao ambiente)
de vida)
1. Todos têm direito a um ambiente 1. Todos têm direito a um ambiente
de vida humano sadio e de vida humano sadio e
ecologicamente equilibrado e o ecologicamente equilibrado e o
dever de o defender. dever de o defender.

2. Incumbe ao Estado, por meio de 2. Incumbe ao Estado, por meio de


organismos próprios e por apelo e organismos próprios e por apelo e
apoio a iniciativas populares: apoio a iniciativas populares:

a) Prevenir e controlar a poluição e a) Proteger a capacidade


os seus feitos e formas prejudiciais funcional e de aproveitamento
de erosão; dos sistemas ecológicos;

b) Ordenar e promover o b) Criar e desenvolver reservas e


ordenamento do território tendo em parques naturais e de recreio
vista uma correcta localização das bem como classificar e proteger
actividades e um desenvolvimento paisagens e sítios, de modo a
sócio-económico sustentável; garantir a conservação da
natureza e a preservação de
valores culturais de interesse
histórico ou artístico;
c) Criar e desenvolver reservas e
parques naturais e de recreio bem c) Promover o aproveitamento
como classificar e proteger racional dos recursos naturais,
paisagens e sítios, de modo a salvaguardando a sua capacidade
garantir a conservação da natureza de renovação e estabilidade
e a preservação de valores culturais ecológica;
de interesse histórico ou artistico;

d) Promover o aproveitamento d) Ordenar e promover o


racional dos recursos naturais, ordenamento do território tendo
salvaguardando a sua capacidade em vista uma correcta
de renovação e estabilidade localização das actividades e um
ecológica. desenvolvimento sócio-económico
e paisagens biologicamente
equilibradas.

3. A protecção do ambiente é
realizada com respeito pelos
princípios da precaução,
prevenção, da responsabilização
e da cooperação.

4. As decisões públicas devem


ponderar de modo justificado a
afectação de bens ambientais e
ecológicos.

5. As associações de defesa do
ambiente tem direito a participar
na elaboração da legislação
ambiental.

PARTE II - ORGANIZAÇÃO ECONÓMICA

TÍTULO I - PRINCÍPIOS GERAIS

Artigo existente Proposta de alteração


Art 80º Art 80º
(Principíos fundamentais) (Principíos fundamentais)
A organização económica e social A organização económica e social
assenta nos seguintes princípios: assenta
nos seguintes princípios:
(...)
(...)
Não previsto
h) Integração entre as políticas
económica, social, agrícola,
industrial e ambiental, por forma
a assegurar o desenvolvimento
sustentável.

Artigo existente Proposta de alteração


Art 81º Art 81º
(Incunbências prioritárias do (Incunbências prioritárias do
Estado) Estado)
Incumbe prioritariamente ao estado Incumbe prioritariamente ao estado
no âmbito económico e social: no âmbito económico e social:

a) Promover o aumento do bem- a) Promover o aumento do bem-


estar social e económico e da estar social e económico e da
qualidade de vida do povo, em qualidade de vida do povo, em
especial das classes mais especial das classes mais
desfavorecidas; desfavorecidas, através de um
desenvolvimento sustentável;
(...) (...)

n) Adoptar políticas nacionais de


n) Adoptar uma política nacional aproveitamento dos recursos
de energia com preservação dos naturais, nomeadamente dos
recursos naturais e, do equilíbrio recursos energéticos, hídricos,
ecológico, promovendo neste minerais e biológicos com
domínio a cooperação preservação do equilíbrio
internacional. ecológico, promovendo neste
domínio a cooperação
internacional;

TÍTULO II - PLANOS

Artigo existente Proposta de alteração


Art 91º Art 91º
(Objectivos dos planos) (Objectivos dos planos)
Os planos de desenvolvimento Os planos de desenvolvimento
económico terão por objecto económico terão por objecto
promover o crescimento promover o desenvolvimento
económico, o desenvolvimento sustentável, através do
harmonioso de sectores e regiões, a desenvolvimento harmonioso de
justa repartição individual e sectores e regiões, da justa
regional do produto nacional, a repartição individual e regional do
coordenação da política económica produto nacional, da coordenação
com as políticas social, da política económica com as
educacional e cultural, a políticas social, educacional e
preservação do equilíbrio cultural, da preservação do
ecológico, a defesa do ambiente e a equilíbrio ecológico, da defesa do
qualidade de vida do povo ambiente e a qualidade de vida do
português povo português e da promoção de
um correcto ordenamento do
território.
Artigo existente Proposta de alteração
Art 95º Art 95º
(Conselho Económico e Social) (Conselho Económico e Social)
(...) (...)

2. A lei define a composição do 2. A lei define a composição do


Conselho Económico e Social, do Conselho Económico e Social, do
qual fazem parte integrante, qual fazem parte integrante,
designadamente, representantes do designadamente, representantes do
Governo, das organização Governo, das organização
representativas dos trabalhadores, representativas dos trabalhadores,
das organizações representativas das organizações representativas
das actividades económicas, das das actividades económicas, das
regiões autónomas e das autarquias associações defensoras do
locais ambiente, do património e dos
consumidores, das regiões
autónomas e das autarquias locais.

TÍTULO III - POLÍTICA AGRÍCOLA, COMERCIAL E INDUSTRIAL

Artigo existente Proposta de alteração


Art 96º Art 96º
Objectivos da política agrícola Objectivos da política agrícola
1. São objectivos da política 1. São objectivos da política
agrícola: agrícola, no respeito pelos
princípios previstos no nº2 do
artigo 66º e com vista a um
desenvolvimento sustentável:

a) Aumentar a produção e a a) Aumentar a produção e a


produtividade da agricultura, produtividade da agricultura, de
dotando-a das infra-estruturas e forma ambientalmente
dos meios humanos, técnicos e sustentável, dotando-a das infra-
financeiros adequados, tendentes a estruturas e dos meios humanos,
assegurar o melhor abastecimento técnicos e financeiros adequados,
do país, bem como o incremento da tendentes a assegurar o melhor
exportação; abastecimento do país, bem como o
incremento da exportação;

b) Assegurar o uso e a gestão b) Assegurar o uso e a gestão


racionais dos solos e dos restantes racionais dos solos e dos restantes
recursos naturais, bem como a recursos naturais, garantindo a
manutenção da sua capacidade de viabilidade e a estabilidade dos
regeneração; ecossistemas e protegendo a
diversidade biológica e
paisagística

(Não previsto) f) Salvaguardar o património


florestal, promovendo a
reflorestação das espécies
vegetais autóctones e das
ameaçadas de extinção.
Artigo existente Proposta de alteração
Art 103 Art. 103º
(Objectivos da política industrial) (Objectivos da política industrial)
São objectivos da política São objectivos da política
industrial: industrial, no respeito pelos
(...) princípios previstos no nº 2 do
artigo 66º e com vista a um
desenvolvimento sustentável:
(...)

TÍTULO IV - SISTEMA FINANCEIRO E FISCAL

Artigo existente Proposta de alteração


Art 109º Art 109º
(Orçamento) (Orçamento)
(...) (...)
3. A proposta de Orçamento é 3. A proposta de Orçamento é
acompanhada de relatório sobre: acompanhada de relatório sobre:

(...) (...)

Não está previsto i) A avaliação do património


natural.

PARTE III - ORGANIZAÇÃO DO PODER POLÍTICO


TÍTULO IX ADMINISTRAÇÃO PÚBLICA
Artigo existente Proposta de alteração
Art. 268º Art. 268º
(Direitos e garantias dos (Direitos e garantias dos
administrados) administrados)
(....) (...)
(Não previsto) 3. Os cidadãos têm direito a
participar de uma forma útil e
efectiva em todos os
procedimentos administrativos
que sejam susceptíveis de afectar
os seus direitos ou interesses
legalmente protegidos.

5. É igual mente sempre garantido 4. = actual nº 3


aos administrados o acesso à
justiça administrativa para a tutela 5. = actual nº 4
dos seus direitos ou interesses
legalmente protegidos 6. É igualmente sempre garantido
aos administrados o acesso à
justiça administrativa para a tutela
plena e efectiva dos seus direitos
ou interesses legalmente
protegidos.

PARTE IV - GARANTIA E REVISÃO DA CONSTITUIÇÃO

TÍTULO I- FISCALIZAÇÃO DA CONSTITUCIONALIDADE

Artigo existente Proposta de alteração


Art.281º Art.281º
( Fiscalização abstracta da ( Fiscalização abstracta da
constitucionalidade e da constitucionalidade e da
legalidade ) legalidade )
(...) (...)
2. Podem requerer ao Tribunal 2. Podem requerer ao Tribunal
Constitucional a declaração de Constitucional a declaração de
inconstitucionalidade ou de inconstitucionalidade ou de
ilegalidade com força obrigatória ilegalidade com força obrigatória
geral: geral:
(...) (...)

Não previsto h) As associações e fundações


defensoras dos interesses e
direitos previstos no nº 3 do art
52º quando o pedido de
declaração da
inconstitucionalidade se fundar
em violação desses mesmos
interesses e direitos.
MARLOS ALVES (*)

Borboletas e tufões: interconectividade,

ecologia e ordem mundial


No século XVII, Francis Bacon postulava a necessidade do homem subjugar a
natureza submetendo-a aos seus ditames. Estava sendo estabelecida uma tradição
puramente instrumental, algo que Martin Buber classificaria como sendo a relação EU-
ISSO, uma relação com o mundo na base do utilitarismo. O pensamento de Bacon
encontrava guarida na visão antropocêntrica de mundo: O homem é o epicentro do
universo. Em Antropologia e nas Ciências Sociais, a visão antropocêntrica levou
muitos pesquisadores a analisarem sociedades primitivas a partir de seus próprios
valores e códigos culturais.

Um dos grandes gênios do Século XX, Sigmund Freud, colocaria que três grandes
feridas ao narcisismo humano foram estabelecidas pelas pesquisas científicas. A
primeira foi estabelecida por Copérnico: a Terra não é o centro do universo, nem
mesmo o nosso Sol. A Segunda ferida teria sido criada por Charles Darwin ao postular
que o homem não é o centro da criação, mas uma decorrência do processo da
evolução natural. De fato, entre homens e chimpanzés há menos diferenças que entre
os chimpanzés e outros primatas conforme atestam estudos dos etologistas. A terceira
grande ferida teria sido aberta no ano de 1900 com a publicação de a Interpretação
dos Sonhos pelo próprio Freud. O criador da psicanálise estabeleceria que o homem
não era sequer senhor de si mesmo. A consciência, e consequentemente o
racionalismo – valor tão caro à civilização industrial - não passava de uma ilhota num
mar de inconsciência. As reflexões são inquietantes: somos um ponto em movimento
na imensidão universal; o homem é uma espécie tão importante quanto todas as
outras da natureza; e temos muito o que aprender acerca de nossas atitudes e
emoções.

A ecologia é o estudo dos ecossistemas. Pode ser analisada a partir da relação entre
o homem e o ambiente. A tradução literal de ecologia é o " estudo da casa". Um dos
grandes problemas epistemológicos e filosóficos que podemos nos colocar é: qual a
abrangência da noção de casa que nos utilizamos? Como se processa essa
interconectividade e Qual a sua abrangência? Como perceber as relações entre o
bater de asas de uma borboleta no Japão e um tufão na Califórnia?

Tomemos a própria Física como ponto de partida para as nossas reflexões: uma forte
tendência da Física Clássica era o estudo dos elementos fundamentais da matéria
perscrutando-lhes suas propriedades. Penetrar no interior do átomo, conhecer seus
constituintes eram o caminho a seguir. A física Quântica. de seu lado, vem
demonstrando que as partículas não são grãos de matéria isolados, e sim, modelos de
interconexão numa teia cósmica inseparável que inclui o observador e sua
consciência. A teoria Bootstrap por exemplo, sugere que ao invés de uma entidade
fundamental, deve-se analisar as relações que as partículas estabelecem umas com
as outras. Qualquer descrição individualizada sempre será parcial. Também as
pesquisas de ponta desenvolvidas pela psicologia Transpessoal apontam a mesma
coisa quando se referem aos estudos da Consciência.

Um dos grandes erros do governo Bush, foi ter virado às costas ao processo de paz
no Oriente Médio. Este, entretanto não foi o único: o governo americano também deu
de ombros com o protocolo de Kioto, sobre redução da emissão de poluentes tóxicos
na atmosfera planetária. E ainda discute a criação de um faraônico projeto de escudos
antimísseis enquanto o terceiro mundo é espoliado pelas conseqüências do modelo
neoliberal.

Em 1982, Fritjof Capra já escrevia em seu livro Ponto de Mutação:

"A crise atual não é apenas uma crise de indivíduos,


governos ou instituições sociais; é uma transição de
dimensões planetárias. (...) [Necessitamos] de um
profundo reexame das principais premissas e valores
de nossa cultura, de uma rejeição daqueles modelos
conceituais que duraram mais do que sua utilidade
justificava, e de um novo reconhecimento de alguns
dos valores descartados em períodos anteriores de
nossa história cultural. Uma tão profunda e completa
mudança na mentalidade da cultura ocidental deve
ser naturalmente acompanhada de uma igualmente
profunda alteração nas relações sociais e formas de
organização social – transformações que vão muito
além das medidas superficiais de reajustamento
econômico e político que estão sendo consideradas
pelos líderes políticos de hoje." (Capra O Ponto de
Mutação, 1982)

De fato, e isso o apontam diversos analistas internacionais como William Pfaff do


Herald Tribune, há três grandes lições para a tragédia do dia 11 de Setembro:
a)nenhum sistema de defesa é infalível; b)não se pode medir as conseqüências
político-psicológicas da tragédia pelo número de mortos e c)a responsabilidade dos
Estado Unidos assumindo um papel imparcial diante do conflito no Oriente Médio.

Tecerei breves comentários sobre possíveis desdobramentos da segunda


conseqüência, visto que a primeira já está bastante evidenciada e a terceira
mencionarei mais adiante. Dois inúteis e possíveis desdobramentos: a hostilização a
uma etnia como sendo responsável pela tragédia (os muçulmanos); e uma paranóica
busca de defesa e proteção através de medidas cada vez mais invasivas da tão
proclamada liberdade individual naquele país. Entretanto, ações baseadas no
revanchismo e nas redomas (ou trincheiras) de alta tecnologia não levarão a lugar
algum. Urge uma mudança de perspectiva.

Os Estados Unidos devem assumir, enquanto única superpotência do planeta, seu


papel histórico de articuladores de um processo mundial de paz; revendo, igualmente,
os efeitos de sua política neoliberal. Devem ainda, desenvolver uma postura
realmente ecocêntrica de mundo, pois os problemas que acontecem no quintal dos
outros, e que "não são da minha conta", mais cedo ou mais tarde, retornam sobre nós
mesmos. Ecologia é o estudo da casa e a Terra inteira, transcendendo as fronteiras
geopolíticas, é nossa casa. Uma visão de inter-relação dos fenômenos globais é
imprescindível para a resolução dos problemas locais. Teimamos em achar isso mais
difícil de perceber e compreender do que a relação entre o bater de asas de uma
borboleta no Japão e um tufão na Califórnia!

Quanto ao Brasil e sua atuação local nesse processo interdependente, aproveitemos a


sensibilização e o poder de reflexão que o momento nos traz, e cuidemos das
tragédias cotidianas que embrutecemos para enxergá-las: a miserabilidade de nosso
povo; o caos da saúde e da educação; a questão da segurança pública envolvendo
todas as suas facetas como seqüestro, delinqüência juvenil, roubos, violência no
trânsito; o combate intenso e incessante à corrupção. Metaforicamente falando,
quantos World Trade Centers não caem todos os meses em nosso país?

Assim sendo, façamos algumas reflexões finais apoiadas na perspectiva ecocêntrica


através da lógica da inter-relação. Cada microação tem sua repercussão num contexto
macro. É preciso, portanto, uma ação dos atores sociais nas esferas global e local.
Global no sentido da criação de uma cultura de paz, e da reorientação da política
econômica mundial assentada na especulação dos investidores e na exploração dos
países pobres. Local, no esforço da construção de uma democracia nas bases de uma
representatividade política ética, assim como na ação cidadã propondo alternativas
para os nossos problemas internos urgentemente.

(*) Marlos Alves Bezerra é psicólogo


Email: marlosab@matrix.com.br
Por uma nova ética
José Willian Corrêa Araújo

Introdução
Nós vivemos eticamente quando renunciamos estar sobre os outros para
estar junto com os outros, quando nos fazemos capazes de entender as
exigências do equilíbrio ecológico e quando, em nome do equilíbrio,
impomos limites aos nossos próprios desejos. Pois, não somos apenas
seres de desejos; somos também e fundamentalmente seres de
solidariedade e de comunhão. Ao reforçarmos estas dimensões,
entramos em sintonia com a dinâmica universal, cumprimos a nossa
missão cósmica de zeladores de todo o criado e, assim, realizamos a
nossa dimensão ética.

Por meio da ética, expressamos o comportamento justo e a maneira


correta de nos relacionarmos, consoante a dinâmica própria e intrínseca à
natureza de cada coisa. Sem um consenso básico mínimo sobre
determinados valores, normas e atitudes, é impossível a nossa
convivência em sociedade.

A ética cristã não pode perder nunca sua dimensão utópica e a sua
missão profética, desafiante e crítica. A proposta ética não é um fardo de
leis que se torna impossível de suportar, senão um caminho a recorrer, no
seguimento de Cristo. Uma meta nunca de todo realizada, porém sempre
possível, em tensão dialética entre realidade histórica e escatológica.

1. Crise cultural hoje – uma crise ética

Com a Modernidade, passamos a nos perceber como o centro do mundo


e a norma de todas as coisas, com todo poder e “direito” sobre o mundo,
acreditando que ele é “domínio” exclusivo e “propriedade” nossa. Com
isto, pensamos que todas as coisas criadas estão meramente em função
de nós, numa concepção tirânica e absolutista, dentro de um
antropocentrismo arrogante, egoísta e individualista. Dessa forma,
coisificamos o mundo por completo, reduzindo-o a mero objeto.

A crise de nossa civilização atinge a cultura no seu modo de ser e de


pensar, traduzindo-se em crise de valores. Nossa cultura está permeada
por uma série de práticas, tradições, símbolos, hábitos, valores que se
impuseram em nome do progresso e da técnica. Muitos deles revelam-se
hoje como antivalores que denunciam os interesses egoístas dos que, ao
depredar a criação, chegam a submeter seus próprios irmãos.

A crise ecológica aponta para a decadência do atual paradigma de


intervenção no meio-ambiente e de convivência entre os seres humanos
e destes com a natureza. A situação de fome, pobreza e injustiça de
multidões de pessoas é a face social da crise ecológica. Ela não diz
respeito apenas às várias formas de poluição, nem mostra apenas o
fracasso das relações entre seres humanos/criação, mas o fracasso dos
sistemas econômicos, políticos e sociais vigentes.
Hoje, em nossa cultura, há uma ideologia na qual a natureza é concebida
como ilimitada provedora de recursos, sempre a serviço do ser humano,
sem direito próprio. Esta dominação se estende também sobre os outros
ou sobre os grupos mais enfraquecidos. Faz-se necessário uma ética
onde se reconheça os valores intrínsecos de todos os seres, vivos e não
vivos.
Ninguém pode duvidar de que chegamos a uma situação limite. A
prosseguir neste caminho, a humanidade acabará por destruir o meio
ambiente e, portanto, a si mesma. É certo que Deus é sempre um Deus
que salva. Porém, de acordo com a Revelação, Ele interpela, esperando
de nós uma resposta.

1.1 Técnica, utilitarismo e mercado


Precisamos livrar-nos da confiança cega na onipotência da razão, que
produz o desencanto frente ao mundo. O saber científico-técnico foi
apropriado dentro de um projeto, tendo em vista, na maioria das vezes,
interesses apenas utilitaristas. O conhecimento foi dividido em
especialidades, faltando um saber do conjunto. Operou-se uma
fragmentação da realidade correspondente à sociedade fragmentada em
classes, orientada à produção econômica e dividida em especialidades e
trabalhos. As ciências foram se desenvolvendo, juntamente com as
tecnologias, a partir de determinados interesses pessoais e dos grupos
econômicos. O mundo não é mais apreciado na sua qualidade de
“criação”, mas como “objeto” do saber e do poder do ser humano.

A situação presente está determinada pela crise ecológica de toda essa


civilização técnico-científica e pelo esgotamento da natureza através da
intervenção humana. Ela baseia-se muito mais na ambição que as
pessoas têm pelo poder e pela prepotência. Trata-se de um modelo de
sociedade que busca insaciavelmente o crescimento tecnológico a
qualquer preço, o consumo desnecessário provocado artificialmente pela
propaganda e a dominação da pessoa humana pelos seus semelhantes.
A técnica, assim como concebida e utilizada, não é neutra: ela arrasta
consigo uma mentalidade extrativista, perdulária, de prepotência, de
produção e consumo sem limites.

Ao concebermos a natureza de um modo mecanicista, nós assumimos


uma conduta utilitarista com relação a tudo o que nos rodeia, carecendo
de uma harmonia interior e de ideais morais que nos permitam dar contas
de nossas afinidades com a natureza não humana.
A situação hodierna da relação ser humano/ambiente encontra-se em
profunda crise moral em razão da excessiva sede de poder, de produzir e
de consumir. Nós somos uma sociedade que consome de maneira
inescrupulosa e desordenada os recursos da Terra e da sua própria vida
e que pensa que pode dispor arbitrariamente da Terra, submetendo-a
sem reservas à nossa vontade. Somos uma sociedade que busca
exclusivamente a satisfação de nossas necessidades e, por isso, prima
pela valorização do provisório e do descartável.

Dessa forma, nosso modelo de sociedade tornou-se suicida, porque


provoca a sua própria autodestruição. O desejo de acumulação infinita e
de consumo sem limites exige uma exploração desenfreada dos recursos
naturais escassos. Porém, por mais que se queira esquecer que o meio
ambiente é finito, limitado, não se pode esconder este fato por muito
tempo. Por isso, o debate sobre este conflito e o controle social sobre a
agressão ao meio ambiente é uma questão ética fundamental nos dias de
hoje.

1.2 Dominação e depredação


O que o mundo ocidental tem feito com a natureza é uma demonstração
clara de um domínio irresponsável e de uma arrogância e orgulho que se
colocam no extremo oposto do que significa ser imagem de Deus. O
domínio depredador, abusivo, meramente instrumentalizador do mundo,
não constitui uma administração responsável. O progresso obtido tem
beneficiado somente a uma minoria em detrimento da maioria. Um
progresso de tipo mecanicista e tecnocrático que ameaça a sobrevivência
mesma da espécie humana. Se quisermos frear a destruição da natureza,
teremos que modificar as nossas relações econômicas e sociais.

Nossa época está pedindo uma nova consciência do nosso lugar no


mundo. As relações sociais hoje a nível mundial são de grande
destrutividade da natureza e de grande exclusão social. Por motivo de
uma exploração inconsiderada da natureza, corremos o risco de destruí-
la e de virmos a ser também vítimas desta degradação, ao criar um
ambiente global que poderá tornar-se insuportável.

Somos todos responsáveis pelos mecanismos deste tipo de


desenvolvimento que põem em perigo a possibilidade e a qualidade de
vida na Terra. Paradoxalmente, com o progresso organizamos a nossa
própria autodestruição, não somente física, mas também psicológica e
moral. Por isso, torna-se cada vez mais urgente uma mudança de rumo
que, sem dúvida, somente pode sustentar-se numa reconsideração dos
valores essenciais, pois a superação dessa crise depende de um modelo
de vida que seja capaz de uma relação harmônica e responsável entre
nós e o Universo.

2. Co-responsabilidade e compromisso ético

Os sistemas morais têm sido construídos tomando como base a reflexão


sobre as nossas relações com os outros, com a sociedade e com as
instituições sociais. Não se leva em conta as nossas relações com o meio
ambiente. Introduzir esta dimensão na reflexão moral supõe que se
abandone a concepção fortemente antropocêntrica do ser humano como
dono e proprietário do meio ambiente, da natureza.

Quem confronta planos de Deus e planos humanos vai deparar-se com a


realidade do pecado que se historiciza e assume conotações
sócioestruturais que, em última análise, se radicam no coração humano.
Daí, surge também o pecado ecológico que compromete o equilíbrio vital
e que provoca conseqüências perversas para todos os seres vivos,
inclusive para nós, humanos. Trata-se de uma forma de pecado que não
se restringe apenas ao presente, mas alcança também o futuro de todas
as gerações.

2.1 A vida e o direito de existir


O reconhecimento do direito da natureza, em sua dimensão de co-
criaturalidade, exige que se entenda como dever acatar os direitos das
criaturas, respeitando-as. A ordem mundial atual chegou a uma
contradição violenta: apesar de a vida ser o elemento mais precioso do
planeta, ela é prejudicada e ameaçada de extinção; a forma mais elevada
de vida – a humana – é a mais devastada, com bilhões de pessoas
morrendo de fome e de doenças perfeitamente curáveis. Dessa forma,
estamos vivendo a contradição ética mais grave da história humana.

O grande desafio ético e político são os dois terços da humanidade,


pobres, oprimidos e excluídos, aqueles que sequer estão à margem do
sistema social, pois estão fora dele como sobrantes e descartáveis. O
grande desafio é incluir os excluídos, que hoje são nações, raças,
gêneros e maiorias discriminadas e os seres vivos ameaçados de
extinção. Trata-se de resgatar o reconhecimento negado às grandes
maiorias e de sua inclusão na sociedade da qual se sentem excluídas.
É impossível pensar em construir uma ética ambiental desvinculada da
problemática social. É impossível desenvolver novas relações ambientais
sem o empenho de construir uma sociedade justa para todos. É preciso
transformar nosso viciado sistema de produção-consumo. As condições
de produção ainda prevalecem sobre a dignidade do ser humano, como
se percebe na exagerada primazia do econômico.

Uma reverência à criação, uma participação responsável nos planos de


Deus e uma colaboração do ser humano na obra criadora de Deus dá-se
quando se coloca a serviço da vida e do seu pleno desenvolvimento. Faz-
se necessário atitudes concretas de respeito à vida em todas as suas
formas. Por trás de todas as formas de vida, até daquelas mais singelas,
encontra-se sempre o Deus da Vida, que quer que todos tenham vida em
abundância.

2.2 Mudança de atitude – conversão


Nós não estamos fora da natureza, somos parte dela. Cada agressão que
causamos à natureza também nos atinge. Daí a urgência da mudança de
atitudes frente à mesma. É preciso uma proposta ética que busque uma
mudança nos valores de toda a sociedade. Ninguém pode duvidar que
chegamos a uma situação limite. A prosseguir neste caminho, a
humanidade acabará por destruir o meio-ambiente e, portanto, a si
mesma. Daí a necessidade de abandonarmos um modo de pensar e agir,
para abraçar outro.

O que distingue a nós humanos dos outros seres do ecossistema é que


somos os únicos agentes morais e, por causa dessa diferença, somos
responsáveis por tudo isso. Faz-se necessário uma educação para a
convivência respeitosa com o meio ambiente. Nós não temos o direito de
exterminar os seres vivos, fazendo uso impunemente das diversas
categorias de seres, em função das nossas próprias exigências
econômicas: “O domínio conferido ao homem pelo Criador não é um
poder absoluto, nem se pode falar de liberdade de ‘usar e abusar’, ou de
dispor das coisas como melhor agrade” (Sollicitudo rei socialis, n. 34).

2.3 Responsabilidade e decisão


Enquanto imagem de Deus, ocupamos um lugar especial na criação.
Somos responsáveis (chamados a responder) pela nossa própria vida,
pelas relações inter-humanas e pela natureza, diante de Deus. E a
responsabilidade pelo meio ambiente se traduz pelo cuidado e pelo
respeito para com a natureza. Trata-se de uma responsabilidade pela
qualidade de vida de todos os seres, a começar pela vida humana e,
dentre os seres humanos, em primeiro lugar, pelas grandes maiorias
excluídas.

É preciso impor limites aos nossos próprios desejos, já que somos


responsáveis pela vida ou pela morte de nosso planeta e que de nós
depende o futuro comum, nosso e da nossa casa comum, a Terra.
Nós recebemos uma missão específica pela qual também devemos
prestar contas a Deus. Não fomos colocados no mundo sem razão, como
um ser entre os outros seres, mas fomos criados numa relação ética com
o mundo, como os responsáveis pela criação. Não se trata de uma
responsabilidade que nasce da nossa liberdade e da nossa livre opção
humana, mas de uma responsabilidade criatural, inerente ao nosso ser
criado e que, portanto, precede à nossa liberdade.

Nós fomos postos numa “comunhão” desafiadora, em sentido ético, com


algo diferente de nós mesmos, o mundo. Fomos feitos solidários –
criados por Deus – com aquilo que não fizemos e não podíamos fazer,
porque ainda não existíamos. Nós já estamos unidos ao mundo antes que
possamos tomar a decisão de unir-nos ou não em responsabilidade e
entendimento com ele.
Somos responsáveis não somente pelas intenções das nossas ações,
mas também pelas conseqüências. É importante destacar que as ações
humanas produzem efeitos intencionais, mas também efeitos não-
intencionais, ou seja, conseqüências que não estavam previstas na
intenção do ato e que, muitas vezes, vão na direção oposta da intenção.
Um exemplo disso é alguém que na intenção de melhorar a qualidade de
vida usa produtos que aumentam o efeito estufa, que pode tornar inviável
a vida humana sobre a Terra.

Portanto, devemos mudar o nosso estilo global de vida por um modo mais
simples, consumindo menos. Precisamos dar à natureza tempo para
recuperar-se da depredação irracional. Temos que parar drasticamente
de produzir emissões nocivas, vazamentos, descargas, erosões e outras
coisas do gênero. Precisamos decidir-nos a mudar tudo quanto
representa grave ameaça à vitalidade da natureza.

3. Antropocentrismo ou ecocentrismo?
Foram necessários milhões de anos de evolução biológica dos seres
vivos para que, muito recentemente, na história da vida, o ser humano
surgisse. Contudo, o desenvolvimento humano se deu rapidamente e de
uma maneira única, como ser exclusivo dotado de capacidade intelectual
e moral, predestinado a apresentar-se como cooperador de Deus.

A existência humana é um ser-no-mundo. A realidade humana é


“existência-com” seus semelhantes humanos, com os vegetais e animais
e com toda a natureza. Se nós somos um ser-no-mundo, integrado na
realidade global que nos rodeia, a deterioração do entorno natural afeta
gravemente a nossa estrutura pessoal. Somos um ser de relações
ilimitadas, juntamente com outros no mesmo Cosmos, e somente nos
realizamos na medida em que somos “para os outros”, saímos de nós
mesmos e nos relacionamos com os demais.

Nós, pessoas humanas, somos essencialmente carentes, necessitamos


de outros e do ambiente natural e social para viver. A nossa sobrevivência
depende da satisfação de uma série de necessidades. Não somos auto-
suficientes, porque dependemos de uma rede de inter-relações que nos
sustentam. O antropocentrismo moderno suscita-nos uma auto-
suficiência na satisfação de nossas necessidades e confiança em nossas
próprias capacidades. Com isto, esquecemo-nos que somos um ser
vulnerável como todo ser vivo. É necessário recuperar essa dimensão de
vulnerabilidade, se queremos chegar a uma antropologia condizente com
o paradigma ecológico.

Com a subjetividade moderna o ser humano se faz sujeito de seu mundo,


mediante o conhecimento, a conquista e a manipulação do mesmo. Com
o desdobramento do ser em “res cogitans” e “res extensa”, a realidade
não aparece como o cosmos de Deus, mas como material de
conhecimento e de apropriação por parte do ser humano em seu afã de
criar o seu próprio mundo. Apoiado nas ciências e desenvolvendo a
tecnologia, o ser humano passou a considerar-se sempre mais como
centro isolado do universo, brotando inevitavelmente a injustiça e a
dominação. A era da subjetividade e do domínio mecanicista do mundo
chegou aos limites definitivos através da contínua destruição da natureza
e da crescente auto-ameaça da humanidade através do armamento
nuclear.

A ética da sociedade hoje dominante é utilitarista e antropocêntrica. O ser


humano considera-se senhor e patrão da natureza, que está aí para
satisfazer suas necessidades e realizar seus desejos. Tal postura leva à
violência e à dominação dos outros e da natureza. Contudo, não temos o
direito de destruir o que nós mesmos não criamos.

O forte antropocentrismo que tem servido de alicerce para a construção


de nossa moral agora está se mostrando como causador de problemas,
nos quais se ventila a própria sobrevivência da espécie humana. O
mundo é muito mais do que o ambiente próprio do ser humano e vai
muito além do próprio subsistema dos seres vivos. Isto nos convida a
alargar a visão da ética. A moral convencional é utilitarista e
antropocêntrica e faz da Terra um mero depósito de recursos para
satisfazer os desejos humanos, sem o sentido de respeito à alteridade e
aos direitos dos demais seres da natureza. O que se pede hoje é uma
ética que busque a salvaguarda do planeta e de todos os seus sistemas,
a defesa e a promoção da vida a partir daquelas vidas mais ameaçadas.

Nós não somos donos da natureza, somos parte dela e, portanto, co-
responsáveis pela manutenção do equilíbrio ecológico. Nós vivemos
melhor quando renunciamos ao “estar sobre” para “estar junto” com os
outros, quando impomos limites aos nossos próprios desejos em nome do
equilíbrio e da harmonia. Poderemos conservar a natureza somente se
agirmos impulsionados por um amor alimentado pelo reconhecimento de
seu valor autônomo, que não seja o “valor de mercado”. Para isso, é
preciso uma revolução de nossa consciência.

A Terra é uma totalidade orgânica na qual cada elemento está em estreita


relação com os demais. O ser humano e o mundo não podem ser
pensados separadamente. Ambos fazem parte do processo dinâmico da
obra criadora, como projeto indissociável. “Natureza” não é somente o
verde e os animais, mas também a humanidade enquanto espécie. Se
temos esta percepção, esta experiência ecológica de sermos parte da
teia da vida, então estaremos inclinados a cuidar de toda a natureza viva.

Portanto, a nova ordem ética deve encontrar outra centralidade, deve ser
“ecocêntrica”, tendo em vista o equilíbrio de toda a comunidade terrestre.
Porém, quando falamos de uma consciência “ecocêntrica” (centrada no
“oikos”, a criação toda, donde o termo ecologia), não podemos perder de
vista a necessidade de uma ética fundamental e coerente da vida
humana, que se encontra ameaçada.

4. O que a nova ética propõe


O interesse pelo patrimônio natural comum da vida e da humanidade,
hoje vastamente ameaçado, nos obriga a certos consensos mínimos. A
sensibilidade cuidadosa pela vida precisa impregnar a personalidade
moral das pessoas e manifestar-se como atitude pessoal, constituindo-se
como cultura ética da sociedade e tendo, assim, força para fazer frente à
atual crise ecológica e social.

Precisamos de um novo paradigma de re-encantamento pela natureza e


de um sentimento autêntico de pertença amorosa à Terra. Faz-se
necessário uma nova ética fundada na sensibilidade expressa pelo
cuidado, pela responsabilidade social e ecológica e que busque construir
uma civilização planetária que supere qualquer forma de exclusão.
Para cuidar do planeta, precisamos todos passar por uma alfabetização
ecológica e aprender a viver de forma sustentável, satisfazendo as
nossas necessidades humanas, sem sacrificar a natureza. Faz-se
necessário uma re-educação da humanidade, para que possa, ao mesmo
tempo, satisfazer suas necessidades com a exuberância da natureza e
chegar a uma convivência pacífica com ela.

É preciso uma nova compreensão do próprio ser humano, um modo


diferente de construir o discurso ético e uma visão renovada da natureza
como criação de Deus. Na prática, a sociedade deve mostrar-se capaz de
assumir novos hábitos e de projetar um tipo de desenvolvimento que
cultive o cuidado com o equilíbrio ecológico e funcione dentro de
determinados limites.
Contra uma economia do crescimento ilimitado, orientada pela
acumulação, devemos chegar a uma economia suficiente, centrada na
vida das pessoas e da natureza. Precisamos construir uma nova
identidade que nos permita resgatar o senso de cordialidade e de respeito
para com a Terra e para com seus habitantes.

Faz-se necessário uma ética que esteja alicerçada em valores


“ecocêntricos”, com uma nova visão de mundo que inclua o
reconhecimento do valor inerente da vida não-humana. Todos os seres
vivos e não-vivos são membros de comunidades ecológicas ligadas umas
às outras, numa rede de interdependências. Quando essa percepção
ecológica torna-se parte de nossa consciência cotidiana, emerge um
sistema de ética radicalmente novo. O resgate da criação se realiza na
medida em que fundamos o nosso ser e estar no mundo por meio de uma
comunhão “ecocêntrica”.

A consciência desta comunhão da criação leva-nos a assumir a


sobrevivência em termos de co-responsabilidade. Mas, a efetiva
implementação de uma nova ética mundial somente será possível se ela
for assumida por todos os setores da comunidade.

Conclusão

É por não ser auto-suficiente que a vida é essencialmente frágil e


vulnerável. Mas, apesar de sua vulnerabilidade, a vida teima em subsistir
em sua exuberância e variedade. Faz-se urgente uma ética ecocêntrica,
capaz de criar novas formas de comportamento nas relações entre as
pessoas e a natureza: passar do situar-se sobre as coisas e as outras
pessoas, dentro de uma lógica de posse, de domínio, de violência e de
crescimento ilimitado, para a lógica do respeito e da comunhão, ou seja,
para o situar-se com as coisas e as pessoas, promovendo a vida.

Será preciso propor soluções adequadas e eficazes para a ação humana


frente à natureza, buscando recuperar o sentido da fraternidade e o
sentido espiritual da vida social e natural. Faz-se necessária a redenção
desta criação que “geme e clama por libertação” (Rm 8,22), o que só será
possível por meio de uma comunhão ecocêntrica.

Todos os seres vivos são importantes e mutuamente necessários,


dependentes de recursos de disponibilidade limitada. Importa encontrar
valores comuns, capazes de deixar de lado os paradigmas utilitários
dominantes para encontrar valores de alteridade, fraternidade e
convivialidade.

Precisamos superar nosso exagerado antropocentrismo, limitar a


violência contra a natureza, presente no paradigma de desenvolvimento
ilimitado, e desenvolver a reverência em face da totalidade da natureza,
por meio de um resgate do encantamento perdido pelo processo de
tecnicização e secularização. Com isso, será possível visualizarmos um
sistema diferente, mais justo e ecologicamente viável. Basta querermos.

Endereço do Autor:
Rua Friburgo, 270
Quitandinha
25.651-010 – Petrópolis, RJ/BRASIL
Tel. (0xx24) 2243-2984
E-mail: jwca@ig.com.br
Bibliografia

AGOSTINI, Nilo, A crise ecológica: o ser humano em questão, em:


MOREIRA, Alberto da Silva, Herança Franciscana, Vozes, Petrópolis
1996, 223-255.
_, Ecologia, ética e teologia, em: SILVA, José Alamiro A., Questão
energética – seminário sobre energias alternativas, EDUSF, Bragança
Paulista 1992.
_, Teologia moral, 7a. ed., Vozes, Petrópolis 2003.
ALTNER, Günter. Comunidade criacional e reorientação biocêntrica do
direito – um novo pacto de gerações. Revista Concilium, n. 4, fasc. 236,
1991, 476-487.
BOFF, Leonardo, Ecologia, mundialização e espiritualidade: a emergência
de um novo paradigma, Ática, São Paulo 1993.
_, Ethos mundial – um consenso mínimo entre os humanos, Letraviva,
Brasília 2000.
_, Ética da vida, 2a. ed., Letraviva, Brasília 2000.
_, Planeta Terra, ecologia e ética, em: ARRUDA, Marcos / BOFF,
Leonardo., Globalização: desafios socioeconômicos, éticos e educativos,
Vozes, Petrópolis 2000.
_, Saber cuidar: ética do humano – compaixão pela Terra, 4a. ed., Vozes,
Petrópolis 2001.
_ / ELIZONDO, Virgil, Ecologia e pobreza: grito da Terra, grito dos pobres,
em: Concilium, n. 5, fasc. 261, 1995, 673-676.
BURGGRAEVE, Roger, Responsável por “um novo céu e uma nova
terra”, em: Concilium, n. 4, fasc. 236, 1991, 529-540.
GUDYNAS, Eduardo / EVIA, Graciela, Ecología social, manual de
metodologías para educadores populares, Editorial Popular, Madrid 1993.

JOÃO PAULO II, Carta encíclica “Sollicitudo rei socialis”, Vozes,


Petrópolis 1988.
_, Carta encíclica “Redemptor hominis”, 3a ed., Vozes, Petrópolis 1986.
JUNGES, José Roque, Ética ecológica: antropocentrismo ou
biocentrismo?, em: Perspectiva Teológica, n. 89, jan. / abr., 2001, 33-66.
KROH, Werner, Bases perspectivas de uma ética ecológica – o problema
da responsabilidade pelo futuro como um desafio à teologia, em:
Concilium, n. 4, fasc. 236, 1991, 503-518.
LEIS, Héctor Ricardo / D’AMATO, José Luiz, O ambientalismo como
movimento vital: análise de suas dimensões histórica, ética e vivencial,
em: CAVALCANTI, Clóvis (org.), Desenvolvimento e natureza: estudos
para uma sociedade sustentável, 2a. ed., Cortez / Fund. Joaquim
Nabuco, São Paulo 1998.
MOLTMANN, Jürgen, Deus na criação: doutrina ecológica da criação,
Vozes, Petrópolis 1993.
MOSER, Antônio, A ecologia a partir de uma perspectiva ética, em:
BEOZZO, José Oscar (org.), Vida, clamor e esperança, Loyola, São
Paulo 1992, 245-252.
_, Teologia moral – desafios atuais, Vozes, Petrópolis 1991.
PAULO VI, Carta Apostólica “Octogesima Adveniens”, 3a. ed., Vozes,
Petrópolis 1973.
PEGORARO, Olinto Antônio, Ética é justiça, Vozes, Petrópolis 1995.
PEÑA, Juan L. Ruiz de la, Teologia da criação, Loyola, São Paulo 1989.
REGIDOR, José Ramos, Premissas para uma teologia ecossocial da
libertação, em: Concilium. n. 5, fasc. 261, 1995, 765-782.
_, Ressarcir os povos e a natureza – em busca de uma reconversão
sócio-ecológica da sociedade, em: REB, n. 52, fasc. 205, março de 1992,
23-44.
SANTA ANA, Júlio de, O sistema socioeconômico atual como causa do
desequilíbrio e da pobreza, em: Concilium, n. 5, fasc. 261, 1995, 677-687.
SIQUEIRA, Josafá Carlos, Ética e meio ambiente, Loyola, São Paulo
1998.
SOSA, Nicolás M., Ecologia e ética, em: VIDAL, Marciano, Ética teológica
– conceitos fundamentais, Vozes, Petrópolis 1999.
SUNG, Jung Mo / SILVA, Josué Cândido da, Conversando sobre ética e
sociedade, Vozes, Petrópolis 2001.
TORRE, M. Antonietta la, Ecología y moral – la irrupción de la instancia
ecológica en la ética de Occidente, Desclée de Brouwer, Bilbao 1993.
UNIÃO INTERNACIONAL PARA A CONSERVAÇÃO DA NATUREZA /
PROGRAMA DAS NAÇÕES UNIDAS PARA A CONSERVAÇÃO DA
NATUREZA / FUNDO MUNDIAL PARA A NATUREZA, Cuidando do
planeta Terra – uma estratégia para o futuro da vida, São Paulo 1991.
1
PROTECCION DEL MEDIO AMBIENTE EN EL
CONSTITUCIONALISMO EUROPEO1
Francisco Velasco Caballero
Universidad Autónoma de Madrid
Publicado en “Noticias de la Unión Europea”, núm. 190 (2000), pp. 183 y ss.
I. INTRODUCCIÓN.
Las Constituciones de los Estados europeos contienen hoy, con carácter
general, normas encaminadas a la protección del medio ambiente. Ahora
bien,
esas normas constitucionales no responden a un único molde, como
tampoco
es único el concepto de Constitución en Europa. Algunas Constituciones
europeas son anteriores a la irrupción de la preocupación ambiental a
principios de los años setenta. En tales casos la inserción de la tutela
ambiental ha seguido dos vías. La primera consiste en la interpretación
extensiva (por la doctrina o los Tribunales) de ciertos preceptos
constitucionales, hasta incorporar esa nueva preocupación social: es el caso
de
la protección del paisaje de la Constitución italiana (que sirve para predicar
la
existencia de un deber estatal de tutela ambiental); o de la identificación de
contenidos ambientales en los derechos fundamentales de la Ley
Fundamental
de Bonn; o de la deducción de un mandato en la atribución, por la
Constitución de la Confederación Helvética, de competencias ambientales a
los órganos de la Confederación. La otra vía de integración de la
preocupación ambiental toma forma de revisión constitucional; entre las
más
relevantes y elaboradas, la introducción de una “tarea estatal” en el art. 20
a)
de la Ley Fundamental de Bonn. Esta es la vía que se ha propuesto también
reiteradamente en la doctrina francesa, hasta la fecha sin frutos2
Otras Constituciones europeas se aprobaron en un tiempo en el que la
preocupación ambiental ya había ganado peso político. Y por ello
incorporaron directamente normas referidas a la protección del medio
ambiente. Es el caso de la Constitución portuguesa de 1976 (art. 66) o de la
Constitución española de 1978 (art. 45). Los últimos casos de este género
son
1 Elpresente estudio se inscribe en el Proyecto de Investigación del MEC PB96-0068
2 PRIEUR, Droit de l'environnement, 2.Ed. Paris, 1991, p.131; ROMI, Droit et Administration de
l´environnement, 2ª Ed., Paris, 1997, p. 47.
2
las nuevas Constituciones de antiguos países socialistas. Cierto es que las
Constituciones de los Estados socialistas solían incorporar algún tipo de
referencia a la tutela ambiental, más las graves diferencias estructurales de
aquellas Constituciones con las presentes nos permiten hablar de una
introducción ex novo de la tutela ambiental en esos sistemas
constitucionales.
En este estudio no se van a describir exhaustivamente las normas
constitucionales de los distintos Estados europeos. Ni se van comparar unas
con otras. La mera enunciación de preceptos en otras Constituciones poco
aporta, en mi opinión, a la reflexión y al debate constitucional. Se van a
plantear, tan sólo, algunas cuestiones comunes a distintas Constituciones
europeas que presentan una cierta homogeneidad técnico-jurídica. Se van a
aportar planteamientos y propuestas con los que dialogar con otros juristas
europeos. Al menos, con juristas que comparten una común idea de
constitución democrática, normativa y escrita con proclamación de
derechos
fundamentales y determinación de fines estatales. Premisas que no son
ajenas
a juristas españoles, italianos, portugueses, alemanes, austríacos o suizos.
El
Reino Unido, por las peculiaridades de su sistema constitucional,
difícilmente
podía incorporar con propiedad la tutela del medio ambiente. Ello no
obstante, el especial valor que en el sistema constitucional británico cumple
el
Convenio Europeo de Derechos Humanos3, unido al activismo ambiental
mostrado en los últimos años por el Tribunal de Estrasburgo (casos López
Ostra contra España y Guerra contra Italia) permite atisbar una forma
indirecta de posible constitucionalización del medio ambiente también en el
Reino Unido.
II. ANTROPOCENTRISMO VERSUS ECOCENTRISMO
En la cultura europea del momento no existe un concepto único de medio
ambiente. Se puede convenir en que originariamente la expresión medio
ambiente (como environment, environnement, ambiente o Umwelt) sirve
para
definir el contexto natural de la vida humana. Eso es lo que, después, se ha
conocido como concepción antropocéntrica del medio ambiente. Pero en
los
últimos años se ha defendido otro concepto alternativo de medio ambiente;
3 DWORKIN, A bill of rights for Britain, Chatto & Windus, London, 1990, pp. 13 y ss.
3
aquél en que la naturaleza es el centro semántico mismo del medio
ambiente4.
Es lo que se conoce como concepción ecocéntrica del medio ambiente. En
algunos casos este concepto natural o ecológico de medio ambiente se ha
acompañado de un vocablo nuevo (Mitwelt, en el caso alemán5; quizá
también el “ambiente” que algunos autores han propuesto en Derecho
español).
La oposición cultural entre antropocentrismo y ecocentrismo ha tenido su
lógica correspondencia en la discusión jurídico-constitucional y en las
normas
constitucionales. Para la tradición jurídica antropocéntrica el medio
ambiente
es “conjunto de condiciones externas que conforman el contexto de la vida
humana”6. En la concepción antropocéntrica se inserta el art. 45.1 CE, que
no se
refiere sin más al medio ambiente, sino al “medio ambiente adecuado para
el
desarrollo de la persona”. El núcleo semántico de la proposición normativa
no
es, por tanto, el medio ambiente, sino el desarrollo de la persona. Así
resulta del
debate constituyente de la CE 1978, donde el medio ambiente siempre
apareció
vinculado al desarrollo de la persona o de la personalidad7. Más acusado es
aún
el antropocentrismo en el art. 66 de la Constitución Portuguesa de 2 de
abril de
1976 (CRP), que no se limita a la protección del ambiente natural, sino que
protege, en general, un “ambiente de vida humano, sano y ecológicamente
equilibrado” (art. 66.1 CRP)8. Y entre las técnicas de protección se cuenta
“una
correcta localización de las actividades y un equilibrado desenvolvimiento
socio-económico” (art. 66.2 b) CRP). A la misma conclusión se puede
llegar en
relación con la "tutela del paisaje" (ambiente) del art. 9.2 Constitución de la
4 BELLVER CAPELLA, “Las ecofilosofías”, en BALLESTERIS y PERÉZ ADÁN, Sociedad y medio
ambiente,
Madrid, 1997, pp. 251 y ss (p.252); RUIZ ROBLEDO, “Un componenente especial de la Constitución
Económica. La protección del medio ambiente” en Revista Andaluza de Administración Pública, 14
[1993], p.38;
DELGADO PIQUERAS, “Régimen jurídico del derecho constitucional al medio ambiente”, en REDC, 38
[1993], p.63
5 BOSSELMAN, Im Namen der Natur. Der Weg zum ökologischen Rechtstaat, Darmstadt, 1992, p. 19.
6 PEREZ LUÑO, “Medio ambiente. Comentario al art.45 CE, en Comentarios a la Constitución (dirigido
por
ALZAGA), Tomo IV, Madrid, 1984, p.261. Definición similar, en la literatura alemana, BUCHWALD, en
BUCHWALD/ENGELHARDT (Coord.), Handbuch für Planung, Gestaltung und Schutz der Umwelt,
Tomo I,
München/Bern/Wien, 1978, p.1; en la doctrina francesa, PRIEUR, Droit de l'environnement, 2.Ed. Paris,
1991.
párr.1; ROMI, Droit....,p.7.
7 Cfr.Intervención del Senador SAMPEDRO SAEZ en el debate constitucional: DSS de 30 de agosto de
1978,
n.46, p.2089.
8 GOMES CANOTILHO/MOREIRA, Constituçao da República Portuguesa Anotada, 1.Vol, 2.Ed., 1984,
p.349.
4
República italiana (CRI)9 y con las “condiciones naturales de vida” del art.
20 a)
de la Constitución de la República Federal de Alemania (GG)10
La concepción marcadamente antropocéntrica del medio ambiente coexiste,
en
el debate constitucional, con una visión alternativa claramente ecocéntrica.
Rastros de esta concepción se encuentran en el establecimiento de fines
estatales de protección directamente referidos a los bienes naturales,
dejando en
un segundo plano (aunque no obviando) el protagonismo humano11. Sin
embargo estas propuestas ecocéntricas se encuentran con una dificultad de
partida: el carácter esencialmente atropocéntrico del Derecho, como
sistema de
dirección de conductas humanas libres12, y el énfasis que el
constitucionalismo
de posguerra tiene puesto en la dignidad del hombre como fundamento de
todo
el orden jurídico.
Ecocentrismo y antropocentrismo se han presentado como paradigmas en
tensión histórico-dialéctica13. Esta presentación es sólo instrumental, pues
en
puridad el hombre y la naturaleza son categorías ontológicamente
inescindibles;
así resulta tanto de la filosofía identitaria de la naturaleza14, como de la
mayoría
de las ecofilosofías distintas de la deep ecology15. La utilidad de una
concepción
propiamente ecocéntrica del medio ambiente reside en su relevancia para la
aplicación de las técnicas de ponderación propias de las Constituciones
sistemáticas16. Resulta que en el contexto sistemático de una Constitución,
un
medio ambiente puramente antropocéntrico se ponderaría frente a otros
bienes
9 MERUSI, en BRANCA, Comentario della Constituzione, Roma/Bologna, 1975, p.445; CAVALLO,
“Profili
amministrativi della tutela dell' ambiente: il bene ambientale tra tutela del paesaggio e gestione del
territorio”, en
Rivista Trimestrale di Diritto Pubblico, 2 [1990] p.412.
10 La opción antropocéntrica del art. 20 a) GG, en KLOEPFER, Umweltrecht, 2ª Ed., München, 1998,
p.125.
11 En relación con el art. 20 a. GG, PETERSEN, “Antropozentrik und Ökozentrik im Umweltrecht”, en
Archiv für Rechts und Sozialphilosophie (ARSP), 1997, pp. 361 y ss. (p.362).
12 KRIJNEN, “Haben Tiere Rechte?”, ARSP, 1997, pp. 369 y ss (pp 379 y 388).
13 Así, PETERSEN, “Antropozentrik...”, p. 362; KRIJNEN, “Haben Tiere Rechte?”, p.372.
14 HOFFMANN, “Die Natur als das nicht ganz Andere des Menschen”, Archiv fürRechts- und
Sozialphilosophie (ARSP), 85 [1999], pp. 38 y ss. (p.42).
15 BELLVER, “Las ecofilosofías..., pp.252 y ss.
16 Al respecto, RODRÍGUEZ DE SANTIAGO y VELASCO CABALLERO, “La ponderación entre
derechos públicos”, en AA.VV, La Declaración Universal de los Derechos humanos en su 50 aniversario,
Barcelona, 1998, pp. 623 y ss (p. 626).
5
humanos (calidad de vida, salud, etc.); el resultado de esta ponderación
sería un
enunciado constitucional final puramente antropocéntrico. En cambio,
partir en
la ponderación constitucional de concepto ecocéntrico de medio ambiente
permite llegar a enunciados constitucionales finales que necesariamente
deben
mostrar equilibrio entre dos el hombre y la naturaleza. importancia de una
presentación individualizada de la concepción
III. POSIBILIDADES DE UBICACIÓN CONSTITUCIONAL DEL
MEDIO AMBIENTE EN LAS CONSTITUCIONES NACIONALES
Expuesto de forma elemental, una Constitución puede hacer referencia al
medio
ambiente como derecho público subjetivo (fundamental o no) o como
principio
rector de la actuación estatal (fin, objetivo, programación de la actuación
del
Estado). Por ejemplo, la Constitución italiana (art. 9.2) menciona la
“protección
del paisaje” (que la doctrina interpreta como ambiente-territorio17) como
función de la República, sin añadir a ello un poder jurídico inmediato de
los
ciudadanos18. También la Constitución de la Confederación Helvética (tras
la
reforma del art. 24.7, en 1971) enuncia un mandato de protección del
medio
ambiente -sólo el natural- para la Confederación19. La Constitución de
Baviera
(BV) menciona, por un lado, la protección de la naturaleza como objetivo
del
Estado (art. 141.I); y por otro lado, se refiere al derecho al “esparcimiento
en la
naturaleza” como verdadero derecho fundamental (art. 141 III). Por último,
la
Constitución de Portugal proclama en el art. 66.1 el “derecho” a un
“ambiente
sano y humano”20; y junto a ello, el art. 9 e) CRP afirma como tarea
fundamental del Estado: “defender la naturaleza y el ambiente y preservar
los
recursos naturales”.
17 MERUSI, Comentario..., p.445; CAVALLO, Profili amministrativi.... p.401.
18 Art. 9.2 Constitución de la República Italiana (CRI): "La República...tutela el paisaje y el patrimonio
histórico
y artístico de la Nación".
19 Art. 24.7 Constitución de la Confederación Helvética: "La Confederación aprueba normas sobre
protección de
la persona y su medio ambiente natural contra agentes molestos o perjudiciales. La Confederación
combate en
especial la contaminación del aire y el ruido...". Este precepto enuncia en realidad las competencias de la
Confederación, en relación con las de los Cantones. Pero en la doctrina se ha interpretado que aquélla
norma de
atribución de competencia contiene también un encargo o mandato de protección a la Confederación
(WILDHABER, “Staatsaufgabe Umweltschutz in der Schweiz”, en Veröffentlichungen der Vereinigung
der
Deutschen Staatsrechtlehrer [VDStRL], 30 [1980]. p.327).
20 Este derecho está enunciado en el Título III de la Parte 1ª. No sería, por tanto, uno de los derechos
fundamentales enunciados expresamente en el art. 17 CRP, a los que el art. 18 CRP otorga eficacia
directa. Sin
embargo, la doctrina portuguesa ha aclarado que el art. 17 CRP no contiene una lista cerrada de derechos
fundamentales, sino abierta a otros "derechos fundamentales de naturaleza análoga", entre los que se
incluye el
derecho al ambiente (GOMES CANOTILHO/MOREIRA, Constituçao..., pp. 132 y 349).
6
El binomio derecho subjetivo/principio rector no agota el tratamiento del
medio
ambiente en una Constitución. Así, la Constitución portuguesa (art. 66.1) y
la
española (art. 45.1) incluyen el deber de todos de defender o conservar el
medio
ambiente. Además, el medio ambiente está presente como límite inmanente
de
otros derechos fundamentales (propiedad, libre empresa).21 Dicho esto,
aclaro
que este estudio se va a limitar al derecho subjetivo y al principio rector.
Dejo
los deberes de conservación y los límites inmanentes para otro momento.
La regulación constitucional del medio ambiente vincula, en tanto norma
jurídica, en aquellos Estados que han positivado sus decisiones
constitucionales.
La nota de vinculatoriedad es común al derecho subjetivo constitucional y
al
principio rector de la actuación estatal22. Ahora bien, el carácter normativo
(jurídico) de la regulación constitucional no supone homogeneidad de
efectos:
no todas las normas constitucionales vinculan por igual23. Así, la protección
del
medio ambiente será más intensa a través de un derecho público subjetivo
que a
través de un principio rector24. Se pueden apuntar las siguientes notas
distintivas: a) El derecho público subjetivo contiene una acción (de
defensa, o
de prestación) para obtener la tutela inmediata de los Tribunales. En
cambio, un
principio rector vincula la acción estatal, pero no hay acción de los
ciudadanos
para exigir el cumplimiento de aquél principio25. Esta distinción no es tan
tajante, sin embargo, si se reconoce acción popular para exigir el respeto de
los
principios rectores. b) La ponderación entre bienes jurídicos, propia de toda
actuación estatal, se inclina del lado del derecho subjetivo. Al menos en la
fase
de ponderación abstracta. En este momento, el principio rector cede frente
al
derecho subjetivo constitucional. Pues la ubicación de la persona como
valor
central del orden jurídico exige conceder más rango a normas donde la
persona
es sujeto (así, el derecho subjetivo) que donde la persona es objeto (como
es el
caso del principio rector). Esto no significa un desprecio absoluto del
principio
rector. Pues éste puede optimizarse en la fase de ponderación relativa (un
bien
jurídico con más relevancia constitucional puede ceder parcialmente frente
a
21 JORDANO FRAGA, La protección del derecho a un medio ambiente adecuado, Barcelona, 1995, p.
499.
22 GARCIA DE ENTERRIA, La Constitución como norma y el Tribunal Constitucional, 3. Ed, 1983
(Reimpresión, 1991) pp. 68-71; COSSIO, Estado Social y derechos de prestación, CEC, Madrid, 1989,
p.259.
23 NIETO, “Peculiaridades jurídicas de la norma constitucional”, RAP, 100-102, p. 387.
24 KLOEPFER, “Umweltschutz und Verfassungsrecht”, en Deutsches Verwaltungsblatt (DVBl), 1988,
p.314.
25 GARCIA DE ENTERRIA, La Constitución..., p.69.

7
uno de menos valor, cuando el sacrificio relativo del primero es irrelevante
en
relación con el fortalecimiento del segundo).
El constitucionalismo europeo muestra una clara predilección por la tutela
objetiva del medio ambiente. A través de la iniciativa del Estado y no por
medio
de las acciones judiciales individuales. Formalmente, las Constituciones de
Portugal (art. 66 CRP) y de España (art. 45.1) no se limitan a proclamar un
fin
medioambiental estatal, sino que expresamente proclaman la existencia de
un
derecho subjetivo. Eso sí, el reconocimiento de derecho subjetivo
ambiental
viene privado de toda acción judicial inmediata (en el caso de Portugal,
como
consecuencia de la modificación por Ley Constitucional 1/1997, de 20 de
septiembre). Y de ahí se ha concluido la ausencia de un verdadero derecho
subjetivo26. La reforma constitucional alemana (de 27 de octubre de 1994)
en su
nuevo art. 20 a) introduce un simple fin estatal: la protección ambiental27,
rechazando las propuestas de reconocimiento de un derecho fundamental a
la
protección ambiental.
La resistencia de las Constituciones europeas a tipificar un derecho
subjetivo al
medio ambiente, inmediatamente garantizado por la Constitución, es el
resultado de tres prejuicios: Que se trata de un derecho "social" (frente a los
derechos de libertad)28; que los derechos "sociales" se garantizan mediante
prestaciones (directas o derivadas) del Estado29; y que no es posible, por
razones
técnico-jurídicas, formular derechos de prestación directamente derivados
de la
Constitución (porque el derecho de prestación, para ser real, ha de referirse
a un
objeto preciso; y esta labor de definición de la prestación no es posible en
un
texto constitucional, sino a través de la Ley). La objeción técnico-jurídica,
26 MARTIN MATEO, Tratado de Derecho ambiental I, Madrid, 1991, pp. 108 y 150; SERRANO, “El
Derecho subjetivo al ambiente”, en Revista de la Facultad de Derecho de la Universidad de Granada, 16
[1988], p.79; DOMPER, El medio ambiente y la intervención administrativa en las actividades
clasificadas,
vol. I, Madrid, 1992, p.105; BELTRÁN DE FELIPE y CANOSA USERA, “Relevancia constitucional del
medio ambiente”, Noticias de la Unión Europea, 122 [1995], p. 42. Una conclusión radicalmente distinta,
en
VELASCO CABALLERO, “El medio ambiente en la Constitución: ¿derecho subjetivo y/o principio
rector?,
Revista Andaluza de Administración Pública, 19 [1994], pp. 77 y ss.
27 Esta caracterización, en KLOEPFER, Umweltrecht, p. 123; MAURER, Staatsrecht, München, 1999, p.
177. Vid. entre nosotros, POMED, “El derecho al medio ambiente”, Revista Aragonesa de
Administración
Pública, 1998, pp. 557 y ss. (p. 570).
28 Así, PEREZ LUÑO Los derechos fundamentales ,3ª Ed., Madrid, 1988, p.196 se refiere al medio
ambiente
como derecho económico en un Estado Social. La calificación de derecho social también en SCHOLZ,
“Nichtraucher contra Raucher”, en Juristische Schulung (JuS) 1976, p.234.
29 Así, COSSIO, Estado Social..., p.46.

8
formulada en tercer lugar, se puede suscribir parcialmente. No así los dos
primeros prejuicios: El derecho a disfrutar de un medio ambiente adecuado
no
es sólo un "derecho social" (si se opone este tipo de derechos a los de
libertad),
sino que garantiza una esfera de libre desenvolvimiento de la persona30. Es
cuestionable, incluso, que haya oposición conceptual entre "derecho de
libertad"
y "derecho social"31. En ambos casos, el objeto de protección es la libertad.
En
el primer caso, como algo dado; en el segundo, como algo a conseguir (y
en la
medida en que se consiga, se realizan los valores de justicia e igualdad). En
efecto, la libertad -interpretada desde la dignidad humana- sólo puede ser
libertad fáctica32. Y un instrumento para alcanzarla es la proclamación de
derechos sociales: derechos a una actuación transformadora del Estado. En
suma, oponer derecho de libertad a derecho social es trasunto de la
oposición,
maniquea e innecesaria, entre Estado de Derecho y Estado Social33. Por
último,
no son correctas, a mi juicio, las siguientes identificaciones: status
negativo,
derecho de libertad y acción de defensa, por un lado; y status positivo,
derecho
social y acción de prestación, por otro34. Frente a ello, se puede afirmar que
ni
los derechos de libertad son sólo derechos de defensa35, ni los derechos
sociales
son sólo derechos de prestación36. La dimensión objetiva de los derechos de
libertad, exige del Estado no sólo autolimitación, sino también prestación.
Y
desde el otro lado, hay derechos "sociales", como el derecho de huelga,
cuyo
30 Coinciden en el resultado, GOMES CANOTILHO/ MOREIRA, Constituçao..., p.131
31 Afirma esta oposición, MARTENS, “Grundrechte im Leistungsstaat”, en VVDStRL, 30 [1972], p.33
32 ALEXY, Teoría de los derechos fundamentales (Traducción de GARZON VALDES), CEC, Madrid,
p.489
33 Crítica a esta oposición en PEREZ LUÑO, Los derechos, p.206. La afirmación del desarrollo de la
libertad a
través de la actuación -social- del Estado es una constante en la dogmática constitucional desde
HÄBERLE,
“Grundrechte im Leistungsstaat”, en VVDStRL, 30 [1972] pp. 90 y ss. Pero con ello no se ha extinguido
la
oposición entre Estado de Derecho y Estado Social: ahora se opone, también la seguridad jurídica
(confianza en
la continuidad), como componente del Estado de Derecho, frente a la actuación transformadora del
Estado,
esencia del Estado Social (Así: DEGENHART, “Rechtstaat-Sozialstaat”, en Festschrift für Scupin, 1983,
p.546)
34 JELLINEK (System der subjektiven objetven Rechte, 2ª Ed., Tübingen, 1919) admitía distintos grados
dentro
del "status positivo" ("status civitatis"); había ya "status positivus" con la mera existencia de acción
judicial
(Rechtsschutzanspruch) para exigir el cumplimiento de las leyes (p.132); en otros grados del "stutus
positivo" se
podían exigir más prestaciones (fundamentalmente, de la Administración: pp. 121-122), pero sin ser ya
esenciales
para el concepto de "status positivo". Aplicando estas categorías resulta, en nuestro Derecho actual, que la
garantía de tutela judicial efectiva de derechos e intereses (art. 24 CE) ha universalizado el "status
positivo"; y
ello sin necesidad de garantizar prestaciones "sociales" de ningún tipo.
35 ALEXY, Teoría..., pp. 489-499; PIEROTH/SCHLINK, Grundrechte. Staatsrecht II, 7ª Ed., Heidleberg,
1991,
párr.94; SOLOZABAL, “Algunas cuestiones sobre la teoría general de los derechos fundamentales”,
REP, 71
[1991],p.91.
36 CASCAJO, La tutela constitucional de los derechos sociales, CEC, Madrid, 1988, p.72

9
principal instrumento de realización es la acción de defensa (amparo), más
que
la acción de prestación.
En los últimos años, la tendencia subjetivista ha encontrado una vía
indirecta de
avance: la identificación de contenidos medioambientales en otros derechos
constitucionales. En esta línea se inserta tanto una incipiente línea
jurisprudencial del Tribunal Europeo de Derechos Humanos como
importantes
aportaciones doctrinales. De ello se da cuenta a continuación.
IV. EL CONTENIDO MEDIOAMBIENTAL DE ALGUNOS
DERECHOS FUNDAMENTALES
A) Identificación de los derechos.
Partimos por afirmar que la protección del medio ambiente forma parte del
contenido de algunos derechos fundamentales37. Este es el caso del derecho
a la
vida y a la integridad física y moral del art. 15 C.E.38. A un resultado
similar
llegan la doctrina y jurisprudencia alemanas en relación con el art. 2 II 1
GG,
ensanchando el concepto de "vida saludable" hasta el de "estado físico
adecuado"39. En la doctrina italiana, el ambiente adecuado se ha ubicado
dentro
del derecho a la salud: art. 32 CRI40. Ahora bien, tanto el derecho a la vida
como el derecho a la integridad física y moral no cubren todas las
exigencias
medioambientales. Sólo abarcan un mínimo medioambiental41 sin el cual
no
sería identificable una vida digna o la integridad física y moral. No se trata
de
“calidad de vida”, sino de condiciones básicas de vida42.
37 En el mismo sentido, JORDANO FRAGA, La protección..., p. 489; ESCOBAR ROCA, La ordenación
constitucional del medio ambiente, Madrid, 1995, pp. 66-68. POMED, “El derecho...”, p.584.
38 PEREZ LUÑO, Medio ambiente...,p.263; coincide en el argumento: SERRANO, “El derecho
subjetivo...”,
p.78
39 Cfr. KLOEPFER,”Umweltschutz...”, p.310.
40 CAVALLO “Profili amministrativi...”, pp.399-401; SCOCA “Osservazioni sugli strumenti giruridici di
tutela
dell´ambiente”, Diritto è Societá, 3 [1993], p.406.
41 El concepto de "mínimo ecológico existencial", en RAUSCHNING, “Staatsaufgabe Umweltschtz”,
VVDStRL,
38 [1980] ,p.181; KLOEPFER, Umweltschutz.., p.310
42 DÜRIG, en MAUNZ/DÜRIG, Grundgesetz Kommentar (actualización, 1958), art. 2 II, párr. 30;
RAUSCHNING, “Staatsaufgabe..., p.179; HOPPE/BECKMANN, Umweltrecht, Cap.4, párr.48.
10
También el derecho de propiedad puede acoger contenidos
medioambientales.
Este afirmación es fácilmente defendible en el caso de la propiedad
inmueble,
aunque no se debe descartar en otros posibles objetos de dominio. El
entorno
físico de un bien condiciona su valor económico y su efectivo disfrute. Un
entorno -medio ambiente- deteriorado (ruido, olores, emisiones
contaminantes,
falta de luces...) reduce las facultades de disfrute del derecho dominical.
Con
este planteamiento se puede llegar sin dificultad a una protección objetiva
del
medio ambiente entendido como espacio físico natural43. Pero lo que aquí
interesa es la protección del medio ambiente como entorno necesario para
el
desarrollo de la persona. Este objetivo también se puede cumplir con el
derecho
de propiedad si entendemos que éste no es -por lo menos no siempre-
antítesis
de la libertad, sino presupuesto de ésta. Se ha dicho que sin un mínimo de
propiedad no se pueden realizar adecuadamente los derechos de libertad44.
En
esa medida, si la propiedad sirve a la libertad -y por tanto al desarrollo de la
persona-, el derecho de propiedad es adecuado para proteger al individuo
frente
a las intervenciones que se produzcan en el entorno físico (medio ambiente)
de
su patrimonio.
En tercer lugar, el medio ambiente también puede formar parte del derecho
a la
privacidad domiciliar. Esta ha sido la aportación más destacable del
Tribunal
Europeo de Derechos Humanos en la materia que nos ocupa. En 1976, en el
caso X e Y contra la República Federal alemana, la Comisión Europea de
Derechos Humanos declaró que "ningún derecho a la conservación de la
naturaleza se encuentra incluido entre las libertades del Convenio"45. En
STEDH de 9 de diciembre de 1994 (asunto López Ostra contra España46)
el
Tribunal abre la vía de la protección del medio ambiente a través de
derechos
(subjetivos) fundamentales47, como es el caso del derecho a la
inviolabilidad del
43Así, en KLOEPFER, Ob.cit., p.310; HOPPE/BECKMANN, Ob.cit., Cap.4, párr.36
44 BVerfGE 24,367 (Hamburger Deichordnung), p.389: "La propiedad es un derecho fundamental
elemental que
se encuentra vinculado internamente con la garantía de la libertad personal. A la propiedad corresponde,
en el
sistema de derechos fundamentales, garantizar al titular del derecho una esfera de libre desenvolvimiento
en el
ámbito patrimonial y con ello hacer posible una configuración autónoma de la propia vida". HESSE,
Grundzüge
des Verfassungsrechts, 16.Ed., Heidelberg, 1988, párr. 442; JARASS/PIEROTH, Grundgesetz für die
Bundesrepublik Deutschland. Kommentar. 2.Ed., München, 1992, art.14, párr.1
45 Cfr. DESGAGNÉ, “Integrating environmental values into the european convention on human rights”,
en
American Journal of International Law, april 1995, vol. 89, n.2, p.263. Vid. otros precedentes que no
llegaron a
Sentencia estimatoria en LÓPEZ RAMÓN, “Derechos fundamentales, subjetivos y colectivos al medio
ambiente”, REDA, 95 [1997], pp. 347 y ss. (p. 355).
46 Serie A, 303-C, p.55, párr. 55
47 En este sentido, CARRILLO DONAIRE/GALAN VIOQUE, “ ¿Hacia un derecho fundamental a un
medio
11
domicilio (art. 8.1 CEDH)48. La aplicación del derecho a la inviolabilidad
del
domicilio al caso de autos me parece, aun con justificación, un exceso
interpretativo. Sobre todo si se tiene en cuenta la subsidiariedad de la
Jurisdicción europea respecto de las Jurisdicciones nacionales49. El TC
español
había resuelto que "Tampoco puede considerarse que la "invasión de olores
ambiente adecuado?”, REDA, 86 [1995], p.277. Vid. también mi artículo “La protección del medio
ambiente ante
el Tribunal Europeo de Derecho Humanos”, REDC, 45 [1995], pp. 305 y ss.
48 El caso que se comenta es el siguiente: En la ciudad de Lorca (Murcia) se instala una estación
depuradora y de
tratamiento de residuos por la empresa SACURSA, dedicada al tratamiento industrial del cuero. La
estación
depuradora se erige sobre suelo del Municipio y cuenta con una subvención del Estado. Se ubica a 12
metros del
domicilio de doña Gregoria López Ostra, con quien conviven su marido y dos hijas. La mencionada
estación
depuradora inicia su actividad sin contar con la previa licencia municipal de apertura, preceptiva de
acuerdo con
el Decreto 2414/1961, de 30 de noviembre (Reglamento de Actividades Molestas, Insalubres, Nocivas y
Peligrosas: RAMINP). Desde su puesta en funcionamiento la estación depuradora produce emanación de
gases y
malos olores, provocando molestias y problemas de salud a numerosos vecinos cercanos a la instalación
industrial. El Ayuntamiento decide realojar temporal y gratuitamente a los afectados en viviendas del
centro de la
ciudad, durante los meses de julio, agosto y septiembre de 1988. Al inicio del mes de septiembre, el
Ayuntamiento de Loja acuerda, siguiendo los informes de la autoridad sanitaria y de la Agencia del Medio
Ambiente y de la Naturaleza de la Región murciana, ordenar la paralización de la actividad de "lagunaje"
(decantado de residuos químicos y orgánicos). Con esta resolución se limitan, mas no se eliminan, las
molestias a
los vecinos. Contra la inactividad del Ayuntamiento para evitar aquellas molestias la sra. López Ostra
interpone
recurso contencioso-administrativo especial (Ley 62/1978) alegando vulneración, por el Ayuntamiento, de
los
arts. 15; 17.1; 18.2; y 19 CE. La entonces Audiencia Territorial de Murcia desestima el recurso,
resolución que es
confirmada en apelación ante el Tribunal Supremo. En recurso de amparo ante el TC la demandante alega
la
vulneración de los arts. 15; 18; y 19 CE. El 26 de febrero de 1990 la Sección 2a. de la Sala 1.a del
Tribunal dicta
providencia de inadmisión de acuerdo con el art. 50.1 c) LOTC: "...c) Que la demanda carezca
manifiestamente
de contenido que justifique una decisión sobre el fondo de la misma por parte del Tribunal
Constitucional". La
motivación de la providencia es como sigue: "Respecto a la vulneración del derecho a la intimidad, no
consta que
la autora la adujese en la vía judicial. En cuanto a la pretendida conculcación del art.15 de la
Constitución, no
cabe, primeramente, estimar que se hayan infligido a la actora "tratos inhumanos o degradantes, por la no
paralización de una depuradora". Pero además, los órganos judiciales que se ocuparon del recurso
deducido por la
actora en el procedimiento especial de la Ley 62/1978, no han apreciado la existencia de ningún peligro
grave
para la vida e integridad física de aquélla, habiéndose aportado numerosas pruebas al respecto. Tampoco
puede
considerarse que la "invasión de olores desagradables, ruidos y humos" generados por la planta
depuradora
entrañe la violación del derecho fundamental a la inviolabilidad de domicilio, so pena de desnaturalizar el
contenido de ese derecho. Por último, la libertad de residencia de la actora (ex art. 19 CE) no se ve
menoscabada
o desconocida, toda vez que ningún acto de los poderes públicos traído ante este Tribunal por la actora le
ha
impuesto el abandono de su vivienda sin causa legalmente prevista". Contra la mencionada providencia
interpuso
la demandante recurso ante el TEDH, alegando la vulneración del art. 8 del Convenio Europeo para la
Protección
de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales, de 4 de noviembre de 1950 (CEDH). El
Tribunal
Europeo, siguiendo el criterio de la Comisión Europea de Derechos Humanos (ComEDH), estima el
recurso,
declarando la violación del art. 8 CEDH (derecho a la inviolabilidad del domicilio). Si bien en relación
con la
también alegada vulneración del art. 3 CEDH (interdicción de tratos inhumanos o degradantes) resuelve
el
Tribunal (párr.60): "Las condiciones en que vivieron la demandante y su familia durante varios años
fueron
ciertamente muy difíciles, pero no constituyen tratamiento degradante en el sentido del art. 3".
49 Un matizado juicio crítico, también, en CARRILLO DONAIRE/GALAN VIOQUE, “¿Hacia un
derecho...”,
p.282.
12
desagradables, ruidos y humos" generados por la planta depuradora entrañe
la
violación del derecho fundamental a la inviolabilidad del domicilio, so
pena de
desnaturalizar el contenido de ese derecho". Pues bien, desbordando una
interpretación estricta del art. 18.2 CE, por parte del TC, el TEDH ha
creado (a
partir del art. 8.1 CEDH) un "derecho general de libertad" sobre un
espacio
determinado (el domicilio), como sigue: El CEDH carece de una "cláusula
general de libertad" o de un "derecho general de libertad" (no lo es el art.
5.1
CEDH, que proclama el derecho "a la libertad y la seguridad" frente a las
detenciones). El CEDH protege "libertades concretas", no la libertad, sin
más. Y
ello a diferencia de algunos textos constitucionales nacionales, como la Ley
Fundamental de Bonn (art. 2.1 GG) que proclama con carácter general el
derecho fundamental "al libre desarrollo de la personalidad". La ausencia
de ese
derecho general de libertad en el CEDH se ha resuelto mediante la
interpretación extensiva de los derechos del art. 8.1 CEDH (respeto a la
vida
privada y familiar, al domicilio y a la correspondencia). Sobre la base de un
concepto amplio de privacidad ("Privacy"), más anglosajón que
continental50, el
TEDH ha formulado un verdadero derecho al libre desarrollo del individuo.
De
esta forma, el derecho a la inviolabilidad del domicilio (una especie, del
género
"privacidad"), del art. 8.1 CEDH, ha pasado a ser un "derecho a la libertad
en el
domicilio". El art. 8.1 protege al individuo en su domicilio contra cualquier
injerencia exterior que impida o dificulte su libertad de movimientos; sea la
injerencia una entrada corporal, humos o ruidos.
La línea jurisprudencial del asunto López Ostra contra España ha sido
continuada, recientemente, en STEDH de 19 de febrero de 1998 (asunto
Guerra
contra Italia51). En este caso, el TEDH declara que la falta de información
oficial sobre la conducta ciudadana adecuada ante las emisiones
contaminantes
de una industria cercana afecta al derecho a la vida privada y familiar y a la
intimidad domiciliar (art. 8 CEDH). La vulneración de este derecho se
cifra, por
tanto, en la falta de una prestación informativa pública. Si bien los
demandantes
habían sugerido también la infracción del art. 10 CEDH (derecho a la
información), el TEDH excluye la aplicabilidad de este derecho (al negarle,
con
carácter general, una dimensión prestacional directa). Sin embargo, en el
50 Cfr. WADE/BRADLEY, Constitutional and Administrative Law, 11.Ed., London-New York, 1993,
p.492;
más matizadamente, FELDMAN, Civil liberties & human rights in England & Wales, Oxford, 1993,
p.353.
51 A la espera de versión definitiva, se ha manejado el texto reproducido en la EuGRZ, 1999, 188 y ss. En
el
caso, 40 vecinos de Manfredonia (Italia) denunciaban que la falta de información oficial para casos
emergencia y accidente de la instalación química de Monte Sant´Angelo, a menos de un kilómetro de
distancia, ponía en risgo su derecho a la vida (art. 2 CEDH), a la vida privada y familiar y al domicilio
(art. 8
CEDH) y a la información.
13
dictamen previo de la ComEDH ya se propone una interpretación de aquél
derecho (a la información) que incluya también las prestaciones
informativas
ambientales. Se anuncia con ello una posible nueva vía de recepción
constitucional (en forma de derecho fundamental) de la protección del
medio
ambiente. Y también aquí se parte, como en el caso de la intimidad
domiciliar,
de una negativa de principio arraigada en la cultura constitucional
europea52.
B) Eficacia del contenido medioambiental de los derechos
fundamentales.
Los derechos fundamentales reconocen al individuo una esfera de
actuación
libre de la intervención del Estado. Son, cuando menos, derechos de
defensa. Su
garantía subjetiva está en la acción procesal. Ahora bien, no cualquier
agresión
o intervención en el medio ambiente (por parte de la Administración o los
jueces) puede ser enervada con una acción judicial. Sólo una parte del
medio
ambiente adecuado, el “mínimo medioambiental” forma parte de los
derechos
fundamentales a la vida e integridad y de propiedad; por tanto, la mera
infracción de leyes medioambientales no constituye una violación de
derechos
fundamentales.
Pero los derechos fundamentales no son sólo esferas de actuación libre
garantizadas con acción judicial. Los derechos fundamentales presentan
también un aspecto o lado objetivo; son Derecho objetivo: parámetros de
constitucionalidad de las leyes53 y mandatos de acción al Estado para
conseguir
un disfrute real y efectivo de los derechos fundamentales. Ahora bien, ¿Qué
eficacia real tiene la dimensión objetiva de los derechos fundamentales en
relación con el disfrute de un medio ambiente adecuado? El aspecto
objetivo de
los derechos fundamentales no se agota en su carácter de canon para un
control
abstracto de constitucionalidad. Los derechos fundamentales contienen,
también, un mandato de protección a todos los órganos del Estado. Esto
significa, aplicado al medio ambiente, que de los derechos a la vida y a la
propiedad deriva el mandato de protección de un “mínimo
medioambiental”, en
la medida en que este mínimo forma parte de aquellos derechos54.
52 Vid. VELASCO, La información administrativa al público, Madrid, 1998, pp. 128 y 129.
53 GARCIA DE ENTERRIA, La Constitución...., pp.68 y ss; HESSE, Grundzüge..., párr. 290;
PIEROTH/SCHLINK, Grundrechte..., párr. 91.
54 En relación con el derecho a la vida en su proyección medioambiental: KLOEPFER, Umweltschutz..,
p.310
14
Los problemas empiezan con la exigibilidad individualizada de aquél
“mínimo medioambiental”. La jurisprudencia constitucional española
parece negar, como principio, la exigibilidad individual de prestaciones
públicas derivadas de la dimensión objetiva de los derechos fundamentales;
en este sentido, el TC ha dejado sentado que el grado de protección
(positiva) del derecho a la vida es decisión del legislador55. La doctrina
española ha admitido -muy limitadamente que ciertos derechos
fundamentales contienen una dimensión prestacional directamente exigible,
en la medida en que dicha prestación forme parte del contenido esencial56
del derecho fundamental en cuestión57. En Derecho alemán, la doctrina más
extendida niega acción judicial individual para exigir el cumplimiento del
deber de protección derivado de los derechos
fundamentales58. Tan sólo se admite -y con muchos límites- la posible
exigencia
individualizada del “mínimo imprescindible de bienes del mundo exterior
para
la existencia física”59. De estos datos quiero destacar una nota: la
exigibilidad
directa de prestaciones, a partir de derechos fundamentales, es una cuestión
de
grado, no de principio. Se puede reducir a cero, o al “mínimo existencial”,
pero
ya no se puede afirmar que sea una teoría absurda, imposible o
técnicamente
incorrecta.
Apliquemos estas reflexiones al medio ambiente: ¿Hay derecho a
prestaciones
individualizadas derivadas de derechos fundamentales? No procede una
negativa de principio, sino un análisis ajustado de las normas
constitucionales.
55 ATC 241/85, FJ 2: "[el derecho a la vida]...debe entenderse en su significado estricto, lo mismo que los
ataques
a ella. La garantía de la asistencia y de las prestaciones sociales suficientes en caso de necesidad se
encuentra
establecida en la constitución en el art. 41 que pertenece al campo de los principios rectores...y no es
objeto de
recurso de amparo"; STC 113/89, FJ 4: "La determinación de cuál es el nivel económico de subsistencia
de las
personas corresponde determinarlo al legislador dentro del margen razonable de libertad que es necesario
reconocerle..."
56 La referencia al contenido esencial refuerza la idea de exigibilidad directa de prestaciones. Pues en
nuestra
doctrina GARCIA DE ENTERRIA, La Constitución..., pp. 78-79) ha afirmado que la protección del
contenido
esencial de los derechos fundamentales es exigible y vincula a los jueces incluso frente al legislador
(aunque sólo
transitoriamente, mientras se sustancia una cuestión de inconstitucionalidad)
57 COSSIO, Estado Social..., p.211, pone el ejemplo de la asistencia letrada como contenido prestacional
esencial
del derecho a la tutela judicial efectiva (art. 24. CE). Aunque el autor (p.214) niega la extensión de este
planteamiento a otros derechos fundamentales. Esta tesis, en realidad, arriesga poco; porque la asistencia
letrada
está garantizada por el legislador antes y después de la Constitución. Lo verdaderamente difícil es afirmar
un
derecho fundamental a prestaciones aún no dispuestas por el legislador.
58 PIEROTH/SCHLINK, Grundrechte..., párr. 97; HOPPE/BECKMANN, Umweltrecht...,, Cap.4, párr.
56.
59 DÜRIG, Kommentar..., art. 2, párr.27; en el mismo sentido, VON MANGOLDT/KLEIN/STARK, Das
Bonner
Grundgesetz, 3. Ed, München, 1985, art. 2, párr.157
15
Admito, con la doctrina alemana, que el derecho fundamental sólo
garantiza
un “mínimo” prestacional; por ejemplo, el “mínimo existencial”. Y resulta
también que el medio ambiente adecuado es tan sólo una pequeña parte de
algunos derechos fundamentales (derecho a la vida e integridad física y
moral,
derecho a la intimidad domiciliar, derecho de propiedad). Pues bien, resulta
difícil identificar supuestos en que el “mínimo medioambiental” de algunos
derechos fundamentales forme también parte del “mínimo prestacional”
derivado de esos mismos derechos. Y para esos casos, el legislador y la
Administración normalmente ya han dispuesto una protección más allá de
los
mínimos: en estos casos, el particular ya no exigirá una protección
individualizada “ex constitutione”, sino “ex lege”.
V. CONCLUSIONES
1. La difusa irrupción de la cultura ecológica en los países europeos, desde
principios de los años setenta, se ha plasmado también en la mayoría de
los sistemas constitucionales europeos: bien positivando la protección del
medio ambiente, bien interpretando otras normas constitucionales desde
una perspectiva ambiental.
2. Con carácter general las Constituciones europeas parten de una
concepción
antropocéntrica del medio ambiente. La inclusión del antropocentrismo en
el concepto mismo de medio ambiente produce una cierta
descompensación en Constituciones sistemáticas (donde la norma
constitucional definitiva es el resultado de la ponderación entre los
distintos bienes constitucionalmente protegidos). De esta forma, los bienes
constitucionales propiamente humanos (vida, integridad, calidad de vida,
etc.) no encuentran un bien jurídico cualitativamente distinto (esto es, no
antropocéntrico) para una correcta ponderación.
3. Las Constituciones europeas optan, con carácter general, por una tutela
objetiva del medio ambiente: principios rectores, tareas del Estado, fines
públicos. La insuficiencia de esas técnicas constitucionales se manifiesta
en las reiteradas propuestas de subjetivación de la protección ambiental;
esto es, en la definición de derechos públicos subjetivos ambientales. A
falta de un reconocimiento constitucional expreso de este tipo de derechos,
se ha extendido la técnica de identificación de contenidos ambientales en
derechos fundamentales típicos: derecho a la vida, a la propiedad, a la
intimidad domiciliar, a la información.
16
Doutrina
Protegido pela Lei nº 9.610, de 19/02/1998 - Lei de Direitos Autorais
Texto confeccionado por Paulo José Leite Farias, Promotor de Justiça, Mestre em Direito e Estado pela UNB, Professor
Substituto da UNB, Professor Titular da Universidade Católica de Brasília,
E-mail: paulopjf@solar.com.br;

A EVOLUÇÃO DA CONSCIÊNCIA ANTROPOCÊNTRICA PARA A ECOCÊNTRICA EM FACE DO TECNICISMO


MODERNO

1. INTRODUÇÃO

Quando falamos em consciência "macroética" ecocêntrica no título do presente artigo, referimo-nos aos sistemas de
reflexão sobre a experiência ética da coletividade, uma ética de responsabilidade. Nesse sentido, a reflexão tem
tipicamente natureza filosófica como na ética de ARISTÓTELES, de cunho individual só que agora adquire cunho
coletivo.

APEL usa o termo “ética de responsabilidade” em contraponto à noção tradicional de ética, que busca a resolução de
problemas individuais, por outro lado refere-se à “orientação ético-política fundamental” para designar o papel de uma
ética de responsabilidade solidária da humanidade, verbis:

Meu questionamento filosófico, em face da atual crise do sistema planetário da humanidade, é, por conseguinte, a
questão sobre a possibilidade de uma orientação ético-política fundamental. E, quando a isso, não é nada evidente que
uma tal orientação normativa de base seja realmente possível em sentido filosófico. Isso porque já se discute, hoje em
dia, se é realmente possível, ante os conflitos de nossa época e as correspondentes controvérsias ideológicas,
fundamentar algo como uma ética de responsabilidade solidária.

Na idade da ciência, APEL questiona como não enfocar a necessidade de uma fundamentação objetiva e racional da
ética. A partir do risco de destruição pela guerra e pelas técnicas modernas, verifica-se a necessidade de construção
de uma ética que transponha os campos individuais e que se direcione para a humanidade como um todo. A técnica
industrial conduz a uma problemática universal, posto que toda ecoesfera humana está ameaçada. É, doravante, em
escala planetária que se põem, na sua urgência, os problemas éticos, ligados a uma responsabilidade coletiva.

APEL afirma que:

Em síntese: A superação, pelo homo faber, das anteriores barreiras instintivas, organicamente condicionadas, sua
intervenção no ambiente natural por meio de ferramentas e principalmente sua mortífera ação armada contra animais e
contra o próximo: isso tudo, já na idade mítica, parece ter levado ao nascimento da consciência moral, no sentido da
exigência de reparação, retribuição e reconciliação.

A preocupação com o processo e com o tecnicismo moderno no termo “homo faber”, usado por APEL, merece ser
aprofundada, no contexto da abordagem de HANNAH ARENDT na obra “A condição humana” a ser
desenvolvida no presente trabalho.

Na percuciente análise de HANNAH ARENDT, comprova-se a importância da passagem do homem de sujeito


passivo da Natureza para sujeito ativo desta, na instrumentalização da natureza pelo homo faber, fato este
também destacado por APEL e HANS JONAS.–

2) A evolução da consciência ecocêntrica em razão da destruição ocasionada pelo homo faber: a visão de
Hannah Arendt

2.1) Labor, trabalho e ação: três atividades marcantes do homem no Mundo

Na análise da evolução da passividade humana do homem perante a Natureza para a sua atividade de moldá-la,
deve-se dar destaque, ao lado do homo economicus, ao homo faber detalhadamente analisado por HANNAH ARENDT
na obra “A condição humana”.

Nesse livro, ARENDT interessa-se por descrever o que significa ser humano. Não busca entretanto a natureza humana
de um ponto de vista estritamente filosófico (Qual a origem do homem? Qual o seu destino?).

A trama de sua análise fundamenta-se em analisar o que o homem faz e como o homem vive. Nesse aspecto, destaca-
se que sua análise tem cunho sociológico por ver o homem dentro do mundo; ao investigar o homem mundano, a sua
análise, também, percorre, de forma crítica, a relação do Homem com a Natureza .

JOÃO MAURÍCIO LEITÃO ADEODATO, analisando a legitimidade à luz do pensamento de HANNAH ARENDT,
comenta que “a condição humana também compreende a ´vita contemplativa´ “. No presente trabalho, entretanto, far-
se-á, exclusivamente, a análise da vida activa pertinente à interação do homem com a Natureza em visão exterior e
não de sua vida interior de pensar.

Na Antigüidade, o labor exercia-se na oikia ou casa, onde se reconhecia o governo de um só; era o reino da
necessidade, ligado às exigências da condição animal do homem, como alimentar-se, repousar, procriar. Era, portanto,
a esfera privada (de privus, estar privado de), em que o homem, como animal laborans, buscava os meios necessários
à sobrevivência. O labor tinha a ver com o processo ininterrupto da produção de bens de consumo, isto é, daqueles
bens que eram integrados ao corpo após a sua produção e que não tinham permanência no mundo. Na casa, o anseio
de sobrevivência dominava de tal forma que a vida era limitada ao seu próprio processo biológico.
Os cidadãos tinham o privilégio de libertar-se dessa condição, exercendo na polis sua atividade. Assim, só os
cidadãos exerciam a ação. O labor era visto com desprezo. ARENDT declara:

O desprezo pelo labor, originalmente resultante da acirrada luta do homem contra a necessidade e de uma impaciência
não menos forte em relação a todo esforço que não deixasse qualquer vestígio, qualquer monumento, qualquer grande
obra digna de ser lembrada generalizou-se à medida em que as exigências da vida na polis consumiam cada vez mais
o tempo dos cidadãos (...)

O governo de um só, típico da esfera privada, era incompatível com a esfera pública. Nela se reconhecia o governo de
muitos. O cidadão era visto como um igual entre iguais e, na esfera pública, sua atividade era fruto de uma
pluralidade.

Entre a ação e o labor se achava o trabalho, dominado pela relação meio e fim, com objetivo previsível à criação do
bem de uso – produto inconsumível. Ao contrário do labor, esse produto adquire permanência no mundo. Como afirma
ARENDT, “Em outras palavras, contra a subjetividade dos homens ergue-se a objetividade do mundo feito pelo
homem”.

Conforme sintetiza ARENDT, distinguindo e caracterizando cada uma das atividades marcantes do homem:

O labor é a atividade que corresponde ao processo biológico do corpo humano, cujos crescimento espontâneo,
metabolismo e eventual declínio têm a ver com as necessidades vitais produzidas e introduzidas pelo labor no
processo da vida. A condição humana do labor é a própria vida.

O trabalho é a atividade correspondente ao artificialismo da existência humana, existência esta não necessariamente
contida no eterno ciclo vital da espécie, e cuja mortalidade não é compensada por este último. O trabalho produz um
mundo <> de coisas, nitidamente diferente de qualquer ambiente natural. Dentro de suas fronteiras habita cada vida
individual, embora esse mundo se destine a sobreviver e a transcender todas as vidas individuais. A condição humana
do trabalho é a mundanidade.

A ação, única atividade que se exerce diretamente entre os homens sem a mediação das coisas ou da matéria,
corresponde à condição humana da pluralidade, ao fato de que homens, e não o Homem, vivem na Terra e habitam o
mundo. Todos os aspectos da condição humana têm alguma relação com a política; mas esta pluralidade é
especificamente a condição – não apenas a conditio sine qua non, mas a conditio per quam – de toda vida política.
Assim, o idioma dos romanos – talvez o povo mais político que conhecemos – empregava como sinônimas as
expressões <> e <> (inter homines esse), ou <> e <> (inter homines esse desinere).

ADEODATO, tratando da diferença entre labor e trabalho, afirma verbis:

Através da fabricação o ser humano se converte em homo faber e adquire suas características específicas, já que
enquanto meramente trabalha ele nada mais é que o animal mais desenvolvido do planeta. Então, o primeiro aspecto
essencial do homo faber é produzir objetos que, juntos, constituem o mundo humano.

No âmbito da nossa análise, será detalhado a vita activa vinculada ao trabalho – atividade do homo faber –, pois esta
relaciona-se diretamente à destruição do meio ambiente e à criação de novo ambiente. Tal análise perpassa toda
a obra “Condição humana” de ARENDT, embora encontre especial ênfase no Capítulo IV – Trabalho.

2.2) O homo faber na visão de HANNAH ARENDT

Conforme destaca ARENDT, no trabalho há sempre um elemento de violência à natureza. A fabricação consiste em
reificação. ARENDT salienta:

O animal laborans que, com o próprio corpo e a ajuda de animais domésticos, nutre o processo da vida, pode ser o
amo e senhor de todas as criaturas vivas, mas é ainda servo da natureza e da terra; só o homo faber se porta como
amo e senhor da terra. Como a sua produtividade era vista à imagem de um Deus Criador – de sorte que, enquanto
Deus cria ex nihilo, o homem cria a partir de determinada substância –, a produtividade humana, por definição,
resultaria fatalmente numa revolta prometéica, pois só pode construir um mundo humano após destruir parte da
natureza criada por Deus. (grifo nosso)

A sensação da violência de transformação da Natureza coloca o Homem na posição de ser supremo da criação e não
de mera criatura servil. O trabalho passa a gerar satisfação, ao contrário do labor que produz desprezo.

Outro aspecto destacado refere-se à durabilidade das coisas feitas pelo homo faber. Essa durabilidade permite que as
coisas do mundo tenham uma "relativa independência dos homens que as produziram e as utilizam, a ´objetividade´
que os faz resistir, ´obstar´ e suportar, pelo menos durante algum tempo, as vorazes necessidades de seus fabricantes
e usuários."

O homo faber é o construtor do mundo; por isso, a condição da existência humana que corresponde ao trabalho é a
mundanidade.

Conforme assinala ARENDT, a palavra “faber” relaciona-se com a palavra latina facere, no sentido de produção. O
animal laborans não afeta de forma significativa a Natureza; já o homo faber, sim, verbis:

A fabricação, que é o trabalho do homo faber, consiste em reificação. A solidez, inerente a todas as coisas, até mesmo
as mais frágeis, resulta do material que foi trabalhado; mas esse mesmo material não é simplesmente dado e
disponível, como os frutos do campo e das árvores, que podemos colher ou deixar em paz sem que com isso
alteremos o reino da Natureza. (grifo nosso)

A reificação, termo costumeiramente usado por ARENDT, destaca o fato de que o homem dissocia o produzir, que
lhe é próprio, do produto, de tal modo que o pode conhecer, tornando-o objeto da sua consciência, verbis:

(...) o labor também produz para o fim de consumo, mas como esse fim, a coisa a ser consumida, não tem
permanência mundana dos produtos do trabalho, o fim do processo não é determinado pelo produto final e sim pela
exaustão do <<labor power>>, enquanto que, por outro lado, os próprios produtos imediatamente voltam a ser meios
de subsistência e reprodução do <<labor power>>. No processo de fabricação, ao contrário, o fim é indubitável:
ocorre quando algo inteiramente novo, com suficiente durabilidade para permanecer no mundo como unidade
independente, é acrescentados ao artifício humano. (grifo nosso)

Conforme assinala ARENDT, no processo do homo faber há a instrumentalização da Natureza e do Mundo, na clara
distinção entre meios e fins, verbis:

A coisa fabricada é um produto final no duplo sentido de que o processo de produção termina com ela (<>,
como dizia Marx), e de que é apenas um meio para produzir esse fim. (grifo nosso)

2.3) A instrumentalização do mundo e a destruição da Natureza

O trabalho, portanto, é inteiramente dominado pela categoria de meios e fins. O trabalho se distingue das outras
atividades da vita activa porque tem um fim definido e previsível, enquanto a ação, embora tenha um começo, não tem
um fim previsível. O labor, por sua vez, "preso à engrenagem do movimento cíclico do processo vital do corpo, não tem
começo nem fim.". Daí a grande confiabilidade do trabalho; o processo de fabricação não é irreversível.

Nesse sentido, ARENDT afirma que:

O homo faber é realmente amo e senhor, não apenas porque é o senhor ou se arrogou no papel de senhor de toda a
natureza, mas porque é o senhor de si mesmo e de seus atos. Isto não se aplica ao animal laborans, sujeito às
necessidades de sua existência, nem ao homem de ação, que sempre depende de seus semelhantes. A sós, com a
imagem do futuro produto, o homo faber pode produzir livremente; e também a sós, contemplando o trabalho de
suas mãos, pode destruí-lo livremente. (grifo nosso)

O homo faber reduz “a natureza e o mundo a simples meios, privando-os de sua dignidade independente”.

A verdade é que o significado do mundo, meio para construção de um novo mundo, acaba tornando-se um objeto sem
valor, pela infindável cadeia de meios e fins que se forma no processo de fabricação, verbis:

Se o homem-usuário é o mais alto de todos os fins, <>, então não somente a natureza, que o homo faber vê como
material quase <> sobre o qual ele trabalha, mas até mesmo as coisas <> tornam-se simples meios, e, com isto,
perdem o seu próprio <> intrínsico.

Na visão antropocêntrica da Natureza, a mesma é instrumentalizada, perdendo o seu valor intrínseco, pois passa a ser
sempre meio. ARENDT afirma:

Na medida em que é homo faber, o homem <>; e este emprego das coisas como instrumentos implica em rebaixar
todas as coisas à categoria de meios e acarreta a perda do seu valor intrínseco e independente; e chega um ponto em
que não somente os objetos da fabricação, mas também <>– que evidentemente foram criadas sem o auxílio do
homem e possuem uma existência independente do mundo humano – perdem seu <>.

Conforme destaca ARENDT, esse problema da instrumentalização do mundo, não se constitui em novidade
contemporânea, já havendo tal preocupação no berço da filosofia ocidental – a Grécia.

Citando o famoso argumento de Platão contra o dito de Protágoras, ´–– de que – o homem é a medida de todas as
coisas de uso, da existência das que existem e da inexistência das que não existem – ARENDT destaca que PLATÃO:

Percebeu desde logo que quando se faz do homem a medida de todas as coisas de uso está-se correlacionando o
mundo com o homem-usuário e fazedor de instrumentos (...) E como é da natureza do homem-usuário e fabricante de
instrumentos ver em tudo um meio para um fim – ver em cada árvore determinado potencial de madeira –, isto,
fatalmente significaria fazer do homem não só a medida de todas as coisas cuja existência dele depende, mas de
literalmente tudo o que existe.

Na dialética da Historia, a demasiada exploração da Natureza pelo homo faber e a instrumentalização do Mundo,
destacada por ARENDT, propicia o surgimento do ecocentrismo(antítese à tese antropocêntrica), em que a natureza
deixa de ser vista como meio e passa a ser vista como fim, nos termos do que defende a chamada “deep ecology”,
uma das inúmeras fundamentações teóricas do ecocentrismo.

3) Conscientização ecocêntrica e a “deep ecology” como suportes ideológicos para os movimentos ambientais
decorrentes da ação nociva do homo faber de destruição da Natureza

As décadas de 60 e 70 do século XX constituem marcos cronológicos importantes para o movimento ambientalista.


Exemplo dessa movimentação no âmbito cultural e científico pode ser visto na obra Silent Spring da bióloga RACHEL
CARSON, na qual adverte sobre os perigos ambientais oriundos do uso indiscriminado do DDT e outros pesticidas. O
título da obra “Primavera silenciosa” sugere, de forma metafórica, que se estava vivendo momento na cultura
americana em que o canto dos pássaros não poderia mais ser ouvido, por terem eles sido dizimados pelos pesticidas
utilizados indiscriminadamente pelo homem.´
Em uma obra de conteúdo científico e poético, essa autora no âmbito cultural e científico colabora com a intensa
movimentação política de conscientização ambiental e o respectivo agir para preservação do meio ambiente na
sociedade americana desta época.

Por outro lado, no âmbito europeu, o Clube de Roma, na década de 70, inaugurara nova fase do movimento ecológico,
em que a questão central passa a ser a limitação da atividade econômica, sob o risco do comprometimento da própria
sobrevivência da bioesfera.

A Terra havia sido vista do espaço, induzindo no inconsciente coletivo da humanidade uma nova dimensão da sua
unidade, beleza e fragilidade.

A crise do petróleo, na década de 70, reforçou a preocupação com a escassez dos recursos naturais. Nesse âmbito,
deve ser vista a proposta inicial do Clube de Roma de congelar o desenvolvimento e a exploração dos recursos
naturais.

As conclusões do RELATÓRIO MEADOWS, oriundo do trabalho do Clube de Roma, contribuiu, juntamente, com a
Conferência das Nações Unidas de Estocolmo para a preocupação com o meio ambiente.–

Concomitantemente, surgem vários movimentos ambientalistas, com graves críticas à economia desenvolvimentista
exarcebada na exploração descontrolada dos recursos naturais, da larga escala de utilização das energias não-
renováveis ( fósseis como o carvão e o petróleo), do autoritarismo, das leis de mercado que só valoram o lucro em
desprezo ao bem-estar social.

Os movimentos ambientalistas atuavam em diferentes frentes de batalha, de acordo com a ênfase que davam aos
inúmeros elementos constitutivos do meio ambiente.

Assim, alguns destacavam a conservação dos recursos naturais, outros: o bem-estar humano (a qualidade de vida) , a
preservação da natureza de forma ampla, não restrita ao seu aspecto de fator de produção e outros a proteção e a
emancipação dos animais.

Poderíamos dizer, portanto, em visão de classificação binária, que o fundamento filosófico de cada um desses
movimentos ambientalistas poderia ter uma perspectiva antropocêntrica ou ecocêntrica.

Para movimentos de inspiração antropocêntrica, o destaque vinculava-se à conservação dos recursos naturais , por
meio da redução dos desperdícios, de forma que o ambiente sirva para todos os homens e não para uns poucos.

A qualidade de vida (o bem-estar humano) passa a ser valor associado à saúde e à própria vida do ser humano.

Para promover o equilíbrio com o desenvolvimento econômico, há a preocupação com a profissionalização da gestão
dos recursos naturais buscando-se a conservação e a preservação da natureza, o que contribuiu, acentuadamente,
para o fortalecimento do poder regulatório do Estado.

A busca de uma melhor gestão dos recursos naturais teve, também, repercussão no setor produtivo privado com a
incorporação de tecnologias menos poluentes e a internalização dos custos ambientais, como forma de melhorar a
imagem e ganhar mercados.

Tratavam-se, todos esses movimentos ambientalistas, de visão antropocêntrica da natureza, englobando,


principalmente as necessidades humanas básicas, de cunho notadamente econômico, embora pudessem destacar,
igualmente, aspectos estéticos e espirituais, dentre outros.

Por outro lado, surgem movimentos de proteção da vida selvagem e dos animais em geral, que ressaltam visão
ecocêntrica, em que o homem não é o único ser animado capaz de titularizar a proteção ambiental.

O ecocentrismo valoriza, pois, a natureza de forma direta, sem a preocupação de mediação de necessidades
humanas. Nessa visão, os organismos não são simples objetos e instrumentos a serviço do homem, mas sim, também,
sujeitos relevantes das relações naturais.

As diferentes posições das éticas ambientais acarretaram diferentes decisões para diferentes questões práticas.
PETER SINGER utiliza-se da construção de uma represa para avaliar os diferentes posicionamentos ecológicos
possíveis. Assim, afirma:

Se fosse para tomar a decisão exclusivamente com base nos interesses humanos, confrontaríamos as vantagens
econômicas da represa para os cidadãos com a perda para os que gostam de andar pelas matas, para cientistas e
outros, hoje e no futuro, que valorizam a preservação do rio em seu estado natural. Já vimos que, pelo fato de esse
cálculo incluir um número indeterminado de gerações futuras, a perda do rio terá um custo muito maior do que
imaginaríamos a princípio. Mesmo assim, se levarmos o fundamento de nossa decisão além dos interesses dos seres
humanos, teremos muito mais elementos contrários às vantagens econômicas da construção da represa. Nesses
cálculos devem agora entrar os interesses de todos os animais que vivem na área a ser inundada

Assim, observa-se, historicamente, que as posições originais dos movimentos ambientalistas eram de cunho
antropocêntrico. Entretanto, com o passar dos tempos, cada vez mais surgiram movimentos baseados na ética
ecocêntrica.

No exemplo da represa de PETER SINGER, o autor destaca, em determinado momento, a maior complexidade e,
também, a maior proteção ambiental dada pela ética ecocêntrica no âmbito das valorações e opções de atuação do
homem frente à Natureza:

Talvez isso não seja tudo. Não seria o caso de atribuir-mos importância não apenas ao sofrimento e à morte de um
determinado número de animais, mas também ao fato de que toda uma espécie pode desaparecer? Que dizer da
perda de árvores que ali estiveram por milhares de ano? Que importância (se é que há alguma) devemos atribuir à
preservação dos animais, das espécies, das árvores e do ecossistema do vale, independentemente dos interesses dos
seres humanos – sejam eles econômicos, recreativos ou científicos – em sua preservação?

Nesse âmbito, deve-se destacar que a teoria da DEEP ECOLOGY pode ser vista como modelo embrionário das
diferentes filosofias ambientais ecocêntricas, atualmente, existentes. Para GEORGE SESSIONS:

A década de 1960 produziu uma grande revolução ecológica (...) a preocupação com as outras espécies e a
necessidade de proteção da totalidade dos ecossistemas naturais. Filosoficamente, a revolução ecológica ocorrida em
1960, e o surgimento do movimento da “deep ecology”, basicamente, destacam a passagem de uma visão
antropocêntrica para uma visão ecocêntrica.

Assim, obras como a de LYNN WHITE JR sobre as “Raízes Históricas da Crise Ecológica”, para SESSIONS
contribuíram para a mudança de atitude em relação à natureza.´´

Estas obras históricas da mudança filosófica da visão antropocêntrica, tal como Silent Springs e Historical Roots of Our
Ecologic Crisis, juntaram-se à do filósofo norueguês ARNE NAESS que escreveu artigo, estabelecendo a distinção
entre as tendências “superficiais” e “profundas” que se verificam no movimento ecológico. O pensamento ecológico
superficial estaria preso à estrutura ética tradicional antropocêntrica. Nas palavras de PETER SINGER, verbis:

O pensamento ecológico superficial estaria circunscrito à estrutura moral tradicional; seus partidários estariam ansiosos
por evitar a poluição da água para que pudéssemos beber uma água mais pura, e, na base de seu empenho em
preservar a natureza, estaria a possibilidade de as pessoas continuarem a desfrutar dos seus prazeres.

Nesse sentido, SESSIONS afirma que:

O pensamento ecológico superficial, Naess proclama: é antropocêntrico e está preocupado unicamente com a
poluição, com o pleno uso dos recursos naturais, bem como com a riqueza e o comodismo da população dos países
desenvolvidos.

Por outro lado, o movimento dos ecologistas profundos (“deep ecology”) teria natureza ecocêntrica, nas palavras de
SINGER:

(...) desejariam preservar a integridade da biosfera pela necessidade dessa preservação, ou seja, independentemente
dos possíveis benefícios que o fato de preservá-la pudesse trazer para os seres humanos.

Assim, surge a “deep ecology”, uma das correntes contemporâneas ambientalistas ecocêntricas pioneiras e mais
aceitas da atualidade. ARNE NAESS, filósofo norueguês, faz referência ao termo em artigo publicado em 1973,
intitulado “The shallow and the deep, long-range ecology movement”.

Deep ecology enfatiza mudança na visão do mundo, buscando as raízes da crise ambiental e não só os seus frutos.
Para FREYA MATHEWS, NAESS diferencia a ecologia superficial da ecologia profunda tendo em vista que a primeira
se preocupa com a poluição e a conservação dos recursos naturais, em razão do impacto dessas questões para os
homens.

NAESS afirma, segundo DAVID PEPPER, que os ecologistas profundos, assim são chamados porque não discutem
questões técnicas sem analisar as fundamentais (“profundas”) antes. Exemplifica, que antes de perguntarem como
assegurar fornecimento de bens materiais, os ecologistas profundos questionam se, realmente, precisamos de tantos
bens.

Assim, a ecologia profunda rejeita fundamentalmente a perspectiva dualista dos seres humanos e da natureza como
entes separados e hierarquicamente com valores distintos. Basicamente, defende-se que os seres humanos são
intimamente uma parte do ambiente natural: Homem e Natureza são, simplesmente, uma só entidade.

Desse modo, a análise da questão ambiental não pode ser vista sob o prisma estrito dos efeitos perversos da
degradação, exclusivamente atribuída ao homem.

Essa visão da natureza, segundo PEPPER, renova as idéias de filósofos como ESPINOSA e HEIDEGGER, além de
estar em sintonia com a filosofia oriental (TAOÍSMO, BUDISMO e HINDUÍSMO).

O próprio ARNE NAESS afirma que a “deep ecology” possui múltiplas raízes filosóficas e religiosas, destacando no
âmbito das correntes religiosas o Cristianismo, o Budismo, o Taoísmo, e, no âmbito da filosofia, o que chama de
“ecofilosofia”.

Os oito princípios básicos da deep ecology que a caracterizam, podem ser buscados no próprio fundador do
movimento, ARNE NAESS, no artigo “The deep ecological movement: some philosophical aspects”, verbis:

1 - O bem-estar e o desenvolvimento da vida humana e não-humana na terra têm valor em si próprios(sinônimos: valor
intrínseco, valor inerente). Este valor é independente da utilidade do mundo não-humano aos propósitos humanos.
2 - A riqueza e a diversidade das formas de vida contribuem para a realização deste valor, e são em si mesmos
valores.
3 - Os homens não têm o direito de reduzir esta riqueza e diversidade, exceto para satisfazer necessidades vitais.
4 - O desenvolvimento da vida e das culturas humanas é compatível com uma redução substancial da população
humana. O desenvolvimento da vida não-humana exige essa redução.
5 - A atual interferência humana com o mundo não-humano é excessiva, e a situação está a piorar rapidamente.
6 - As políticas devem ser alteradas. Estas políticas afetam as estruturas econômicas, tecnológicas e ideológicas
básicas. O estado das coisas daí resultante será profundamente diferente do presente.
7 - A mudança ideológica é basicamente a de apreciar a qualidade de vida (residindo em situações de valor inerente)
em vez de aderir a um padrão de vida cada vez mais alto. Haverá uma consciência profunda da diferença entre
quantidade e qualidade.
8 - Aqueles que subscrevem os pontos anteriores têm direta ou indiretamente, a obrigação de tentar implementar as
mudanças necessárias.

Comentando o primeiro princípio, basilar para a compreensão de todos os outros seus desdobramentos, NAESS
assinala a visão ecocêntrica ampla (biocêntrica) prevista, que abarca, também, as coisas inanimadas:

(...) O termo vida está sendo usado aqui em um termo mais amplo que a visão técnica dos biologistas, referindo-se a
coisas classificadas pelos biologistas como não-vivas: rios, paisagens, ecossistemas. Para pessoas vinculadas à “deep
ecology”, lemas como “permita que o rio viva”, exemplificam o uso amplo dado ao termo vida neste princípio.

O conteúdo dos princípios, especialmente o sexto, o sétimo e o oitavo, destacam o papel ativista da “deep ecology”,
como suporte ideológico de movimentos sociais destinados à implementação da proteção do meio ambiente.

Hodiernamente, os movimentos ambientalistas buscam influenciar, sobremaneira, as políticas públicas estatais para a
concretização dos preceitos elencados nos princípios da “deep ecology” e de outros a eles correlacionados em
diferentes ordenamentos de âmbito nacional e internacional.

Ao procurar caracterizar o pensamento político ecológico (“green political thought”), ROBYN ECKERSLEY destaca, que
apesar da natureza eclética dos movimentos políticos verdes, alguns princípios comuns o caracterizam, verbis:

1. A preocupação com a crise ecológica;


2. Um respeito ético à integridade dos ecossistemas e dos seres;
3. Uma ontologia relacional da interdependência entre o social e o ecológico;
4. A aceitação da idéia de que há limites ecológicos ao crescimento;
5. Um suporte de políticas públicas que ensejam uma mudança profunda no âmbito social, tecnológico e econômico
para alcançar a meta de uma sociedade ecologicamente sustentável;
6. Uma preocupação com a eqüidade intra e intergeracional;
7. Um compromisso com a democracia participativa e a descentralização do poder para o nível local.

Com percuciência, ECKERSLEY dá relevo ao fato de que não há uma ideologia política verde própria e sim conjugação
de ideologias políticas já existentes– que são conjugadas para a finalidade protetiva do meio ambiente. Afirma que:

(...) não há nada politicamente distinto no pensamento político verde em termos das idéias políticas históricas, trata-se
de uma mera reinterpretação e reestruturação de um leque selecionado de políticas conhecidas (tais como a crítica ao
capitalismo, ao autoritarismo, à máquina burocrática, à instrumentalização da razão, a desumanização ocasionada por
certas tecnologias e o favorecimento da democracia participativa e da descentralização).

Comparando os princípios do pensamento político ecológico analisados pelo cientista político australiano ECKERSLEY
e os princípios da “deep ecology” de NAESS, verifica-se clara identidade nos princípios dois, quatro e sete de
ECKERSLEY, respectivamente, com os números um, cinco e oito de NAESS.

4) CONCLUSÃO

A análise de HANNAH ARENDT mostra-se, extremamente, relevante para a problemática ecológica contemporânea.
Destacando o papel do homo faber de instrumentalização da natureza e da criação de um mundo artificial em
contraponto ao Natural, ARENDT define a questão filosófica do desrespeito ao meio ambiente centrando-o no
antropocentrismo, em que o homem (e só ele) constitui um fim em si mesmo, sendo a Natureza – res – que só adquire
razão de existir ao fornecer o substrato para a moldagem do novo mundo.

O movimento ecológico, visando antagonizar a visão antropocêntrica da modernidade, busca, de forma dialética,
fundamentação distinta para a proteção da natureza, obtendo-a, por exemplo, na deep ecology, que enfatiza em seu
primeiro e fundante princípio que “o bem-estar e o desenvolvimento da vida humana e não-humana na terra têm valor
em si próprios(sinônimos: valor intrínseco, valor inerente). Este valor é independente da utilidade do mundo não-
humano aos propósitos humanos”.

Das idéias da “deep ecology”, da caracterização desta como suporte ecológico dos “partidos verdes” e dos movimentos
sociais em favor do meio ambiente, vislumbra-se, de forma conclusiva, reação filosófica (“ecocentrismo”) e social
(“ambientalismo”) à conduta do homo faber, minuciosamente detalhada por HANNA ARENDT.

5) BIBLIOGRAFIA

ADEODATO, João Maurício Leitão. O problema da legitimidade: no rastro do pensamento de Hannah Arendt. Rio de
Janeiro: Forense Universitária.

APEL, Karl-Otto. Estudos de moral moderna. Trad. Benno Dischinger. Petrópolis: Vozes, 1994.

ARISTÓTELES. Ética a Nicômacos. Trad. Mário da Gama Kury. Brasília: Universidade de Brasília, 1992.
ARENDT, Hannah. A condição humana. Trad. Roberto Raposo. Rio de Janeiro: Forense Universitária, 2001.

JONAS, Hans. El principio de responsabilidad. Trad. Javier Maria Fernández Retenaga. Barcelona: Herder, 1995.

LAÊRTIOS, Diôgenes. Vidas e doutrinas dos filósofos ilustres. Trad. Mário da Gama Kury. Brasília: UnB, 1977.

CARLSON, Rachel L. Silent Spring. New York: Houghton Mifflin Company, 1994.

ECKERSLEY, Robyn. “Politics”. In A companion to environmental philosophy. Dale Jamieson (Org.). Malden: Blackwell,
p. 316-330, 2000.

MATHEWS, Freya. “Deep ecology”. In A companion to environmental philosophy. Dale Jamieson (Org.). Malden:
Blackwell, p. 218-232, 2000.

MEADOWS, Dennis L.; MEADOWS, Donella H.; RANDERS, Jörgen; BEHRENS, William W. Limites do crescimento –
um relatório para o Projeto do Clube de Roma sobre o dilema da humanidade. São Paulo; Perspectiva, 1972.

NAESS, Arne. “The deep ecological movement: some philosophical aspects”. In Environmental Philosophy: from animal
rights to radical ecology. Michael E. Zimmerman (org.). New Jersey: Prentice Hall, p. 193-211, 1998.

PEPPER, David. Ambientalismo moderno. Lisboa: Piaget, 1996, p. 34.

SINGER, Peter. Ética prática. Trad. Jefferson Luiz Camargo. São Paulo: Martins Fontes, 1994, p. 290.

SESSIONS, George. “Introduction”. In Environmental Philosophy: from animal rights to radical ecology. Michael E.
Zimmerman (org.). New Jersey: Prentice Hall, pp. 165-182, 1998.

THOMAS, Keith. O homem e o mundo natural – mudanças de atitude em relação às plantas e aos animais (1500 –
1800). Trad. João Roberto Martins Filho. São Paulo; Companhia das Letras, 1988.

THOMPSON, William Irwin. “Gaia e a política da vida – um programa para os anos noventa”. In Gaia: uma teoria do
conhecimento. William Irwin Thompson (org.). Trad. Sílvio Cerqueira Leite. São Paulo: Gaia, p.159-203, 1990.
Nicolás M. Sosa

“ETICA ECOLÓGICA: ENTRE LA FALACIA Y EL


REDUCCIONISMO”

Una mirada hacia atrás

En la primavera de 1990 publiqué mi Ética Ecológica (Sosa, 1990), como


resultado de una larga indagación por textos de ciencia y filosofía acerca de la
incorporación de la problemática “ambiental” a la reflexión ética sobre valores,
deberes y obligaciones. En el contexto de aquellos años, mi libro fue, sin duda,
una “obra menor”, en medio de las preocupaciones habituales que solían
ocupar las páginas de cuanto se publicaba en el ámbito de la Filosofía Moral y
Política. Los debates se centraban, casi exclusivamente, en torno a la Ética del
Discurso, de Habermas, por un lado, o en la discusión de la Teoría de la
Justicia, de Rawls, por otro. El panorama ha cambiado sensiblemente en estos
diez años transcurridos desde entonces. Sin ir más lejos, el número 6 de esta
misma revista incluye algún trabajo (Cfr. Espinosa, L., 1999) de cuya lectura se
deduce la existencia de una producción bibliográfica en la década de los
noventa que empieza a ocuparse con insistencia de “éticas del medio
ambiente”, de “dimensiones morales de lo natural” o de la “dignidad de la
naturaleza”. Incluso en la Universidad de Salamanca, —donde, por aquellos
años, me ocupaba en solitario de tales menesteres en el desempeño académico
de la ética en la licenciatura en Filosofía y en los cursos de doctorado— han
aparecido ya dos libros colectivos dedicados al tema (García, J. 1997 y 2000);
yo mismo he dirigido un par de tesis doctorales (ver nota 1) sobre problemas
de fundamentación de una ética ecológica; y, dentro de la misma área de
conocimiento, si bien en lo que concierne a la Filosofía del Derecho, hay al
menos dos equipos de trabajo (uno en la Universidad de Valencia y otro en la
de Granada), que han hecho de estos temas la línea prioritaria de investigación.

Creo que puede descubrirse, en toda esta producción, un denominador común:


el esfuerzo por encontrar ese punto óptimo de equilibrio que permita revisar y
superar los supuestos antropológicos habituales sin que, con ello, sumerjamos
al sujeto humano en un biocentrismo igualador e indiferenciado. Es la misma
alarma que, ya desde los años setenta, urgía a John Passmore a escribir su
conocido texto (Passmore, 1978 ) sobre la responsabilidad del hombre frente a
la naturaleza, que continuamos encontrando como referencia casi obligada en
los textos actuales sobre la cuestión. Cuando Passmore escribió su libro, ya se
iba generalizando la evidencia de que algo tenía que cambiar en la vida de los
seres humanos, en tanto predadores de la estrecha franja de tierra, aire y agua
—lo que llamamos “biosfera”— en la que vivimos, nos movemos y existimos.
Ya se había celebrado la famosa Conferencia de Estocolmo, que supuso un hito
definitivo en la generación de una conciencia y de una sensibilización ante los
problemas ambientales planetarios. Pero esta era la alarma “de los hechos”. Su
otra preocupación, como filósofo, procedía de las sugerencias de que Occidente
tendría que abandonar la concepción analítica y “de progreso” que ha
caracterizado su desarrollo y volver a actitudes y modos de pensamiento que,
en la percepción de Passmore, estaban desde hacía tiempo superados. Su temor
se concretaba en que tal discurso se materializara en una suerte de misticismo,
primitivismo, e incluso autoritarismo ... “ecológicos”. Esta era la alarma “de
los conceptos”.

Passmore tenía claro que la solución al “problema ecológico” no podía dejarse


en manos de los científicos, en curiosa coincidencia con E.F. Schumacher
quien, un año antes, había escrito: “El hombre no puede vivir sin ciencia ni
tecnología, como tampoco puede vivir en contra de la naturaleza. Lo que
necesita una muy cuidadosa consideración, sin embargo, es la dirección de la
investigación científica. No podemos dejar esto en manos de los científicos
solamente” (Schumacher, 1973, pág. 124 de la edición española; subrayado del
autor). Lo cual abría, para Passmore, una nueva pregunta: si tenemos o no que
sentirnos moralmente obligados a la conservación de los recursos naturales, por
ejemplo. Y, en caso afirmativo (y esta es la cuestión teórico-moral que le
preocupa) “si el remedio de la cuestión ecológica demanda una revolución
metafísica o moral” (Passmore, 1978, 13). Y esto plantearía la necesidad de
iniciar la búsqueda de una “nueva ética”. Esta última expresión nos lleva a otro
gran pionero: Aldo Leopold, el profesor de fauna y flora silvestres en la
Universidad de Wisconsin, y uno de los inspiradores, con John Muir y David
Thoreau, del movimiento ecologista norteamericano, ya desde finales del siglo
XIX y principios del XX, y al que debemos sus tempranas reflexiones sobre la
“Ética de la Tierra” ya desde 1949, año en que fue publicada póstumamente su
obra, en la que da el salto de la investigación científica a la denuncia del
deterioro ambiental y a la demanda de unas nuevas relaciones del hombre con
su entorno (cfr. Leopold, 1949).

Creo que merece la pena dedicar un momento a recordar las ideas centrales de
Leopold, formuladas, repito, en época tan temprana. Para la defensa de la
naturaleza no sirven, en opinión de Leopold, los postulados de la mayoría de
las asociaciones conservacionistas americanas, en las que él había cultivado,
precisamente, su primera preocupación ambiental. La insuficiencia de tales
movimientos reside precisamente en el erróneo planteamiento de las relaciones
entre el hombre y la naturaleza, al mantener una visión de la naturaleza como
objeto de absoluta disposición, planteamiento en el que coincidirían tanto los
“conservacionistas” como los “desarrollistas” (ver nota 2). Por el contrario,
piensa Leopold, la tierra ha de verse como una comunidad a la que se pertenece
y, por ello, se le debe respeto y amor. Esto da lugar a lo que llama Land Ethic
(ética de la tierra) entendida como una ampliación de la ética tradicional.
Leopold resumía el fundamento de esta nueva ética diciendo que plantas,
animales, hombre y suelo constituyen una comunidad de partes
interdependientes, la “comunidad biótica” del planeta como comunidad de
intereses, en la que somos tan sólo compañeros de viaje de las demás criaturas
“en la odisea de la evolución”. Como se ve, lo que busca Leopold es una
extensión del área del juicio moral, de modo que quedaran sujetos a ese juicio
moral tipos de conducta considerados hasta entonces como moralmente
neutros.

Las corrientes de pensamiento ecológico apuntadas por Thoreau, Muir, y luego


Leopold y, algo más recientemente por Albert Schweitzer están a la base de lo
que en la actualidad es el movimiento de la Deep-Ecology, cuyo nombre y
configuración actual se debe a Arne Naess, un profesor de Filosofía noruego
que enseñó en la Universidad de Oslo hasta 1970, y uno de los principales
teóricos escandinavos de las ciencias sociales. Naess es el fundador de la
revista Inquiry y ha escrito mucho en Environmental Ethics, una revista
norteamericana dedicada a estos temas. Desde estas publicaciones ha difundido
el soporte teórico de la Deep Ecology, muy inspirado en la obra de Spinoza,
algo en Heidegger y en el pensamiento de Ghandi, pero también con
ingredientes del budismo, del taoísmo y de las religiones de los indios
americanos, e incluso del cristianismo, a través de la visión de la naturaleza de
San Francisco de Asís; una pluralidad tan amplia de inspiración que dificulta
no poco la interpretación de la filosofía propia del movimiento. El pensamiento
de Naess, también desarrollado por Devall y Sessions (Devall, B./ Sessions, G.,
1985), entre otros, lo constituye una suerte de ecosofía a la que llama “ecología
profunda”, término que acuñó en un trabajo publicado en 1973 (Naess, 1973),
en el afán por diferenciarse de los ecologistas que considera shallow o
superficiales. Este ecologismo superficial consistiría en proponer la adopción
de medidas puntuales para reparar los daños ocasionados al ambiente, y, frente
a ellos, la ecología profunda defendería la necesidad de un nuevo modo de
entender la totalidad de la realidad. Biocentrismo, igualitarismo ecológico,
anti-antropocentrismo, etc., vienen a resumirse en la idea del derecho de todas
las formas de vida a desarrollarse con normalidad (ver nota 3).

Aparte de las críticas, de las que se da alguna cuenta en la nota 3,


conocemos otros intentos para evitar ese deslizamiento que va
del yo al universo y que a su paso no deja nada fuera, y que hace
de la Ecología Profunda una posición ambigua y difícil de
mantener; tal es la propuesta de ontología integradora de Callicott
(1990), intentando salvaguardar la especificidad de la moral, por la
vía de distinguir entre tres tipos diferentes de comunidades en las
que el ser humano se integra como miembro: la bioética, la mixta
entre el ser humano y el animal, y la humana.
Haber concedido este espacio, en el recorrido inicial de mi artículo, a la
corriente de la Deep Ecology obedece a que, en mi opinión, no es ni mucho
menos, un tipo de pensamiento superado. Hay bastantes ideas, en esta filosofía,
que están a la base de posiciones lejanas a la ecología profunda, pero que
incorporan algunos de sus supuestos iniciales. En una publicación que no se
dedica precisamente a temas filosóficos (Ecología Política. Cuadernos de
Debate Internacional. Barcelona: Icaria/FUHEM. Coordinada por Joan
Martínez Alier), encontramos un texto de David Orton (Orton, 1966), quien
entiende que la gran contribución del movimiento de la Ecología Profunda es la
de mostrar la necesidad de “apartar a los humanos del centro de cualquier
sistema ético que se considere”. Y habla de un “biocentrismo de izquierdas”
que, según él, mantiene un enfoque ecocéntrico, “pero además aporta el
componente de justicia social al movimiento global de la Ecología radical”.
Este autor canadiense sostiene que la mayoría de las personas que entran en los
movimientos ecologista y verde, procedentes de la izquierda, conservan su
perspectiva centrada en la especie humana, y que este antropocentrismo “debe
ser liquidado si queremos que los seres humanos tengamos una nueva, y
auténticamente sostenible, relación con la Tierra”. Y cita un libro que, según él,
es de la mayor utilidad para comprender las raíces de esta perspectiva general.
Se trata de Regarding nature: Industrialism and Deep Ecology , publicado en
1993, y cuyo autor es Andrew McLaughlin, que procede de la tradición
socialista y sostiene que hay una tendencia biocéntrica de izquierda emergente
con la que se identifica.

Según David Orton, el biocentrismo de izquierdas acepta la plataforma


ecocéntrica de ocho puntos enumerados por Arne Naess y George Sessions a
los que se aludía más atrás (ver nota 4), pero añade Orton que hay que ir más
allá de esta plataforma. En este sentido, critica la obra del australiano Warwick
Fox, Toward a transpersonal Ecology (Albany: State University of New York
Press, 1995), y se hace eco de la caracterización que de ella hace otro autor
australiano Richard Sylvan, cuando considera a esta Ecología Transpersonal
como una autoalabanza de lo humano, centrada en la “autoconsciencia” y
apartada de un auténtico programa ecocéntrico. Pero también critica la
insuficiente implicación de la Deep Ecology en los temas de justicia social y en
las luchas ambientales. Dice Orton que buscar la sustentabilidad dentro de
nuestra sociedad industrial es una vía ilusoria. Pero, por otra parte, afirma que
los ambientalistas no biocéntricos, influenciados por la tradición marxista,
hacen más hincapié en las cuestiones de justicia social humana que en la
defensa de los derechos de todos los seres vivos. Algo así como que se da por
supuesta la subordinación de los seres vivos, y de la Tierra misma, a los
intereses humanos. No se puede, dice, defender la justicia social por encima de
la justicia ambiental. Toda la Ecología Social, dice, mantiene en realidad un
interés en la continuación de la sociedad industrial. Y la sociedad industrial es
el problema. Por eso, cuando hay luchas por los bosques y las pesquerías, por
ejemplo, se unen los trabajadores y los empresarios para oponerse a las
demandas de los ecologistas. Si no se enfrenta este hecho es imposible la
consecución del cambio ecológico real. Hace falta un nuevo socialismo “anti-
industrial”, que incorpore las reivindicaciones de justicia para las demás
especies, en contra del crecimiento económico y el consumismo, y a favor de la
reducción de la población humana y de un estilo de vida frugal.

Como se ve, la pregunta que preocupaba a Passmore en 1974 (¿es necesaria


una nueva ética?), había empezado a ser respondida desde 1973 por la Deep-
Ecology en sentido afirmativo. Precisamente, esa respuesta y el eco que tuvo es
lo que inquietaba a Passmore, quien concluía, como es sabido, afirmando que
no son necesarios nuevos principios morales que orienten al hombre en su
comportamiento respecto al medio ambiente, ya que la moral tradicional de
Occidente, la tradición ética con la que contamos, es suficiente para
fundamentar en ella deberes y obligaciones respecto al medio ambiente. Y esto
lo afirmaba no sólo de la moral más propiamente cristiana, sino incluso de la
moral más declaradamente “utilitaria”. Pasmore no pone en cuestión en ningún
momento el postulado económico del crecimiento y mantiene una concepción
de los intereses humanos como absolutamente supremos. Su argumentación se
resume en considerar que si la diseminación de los residuos en el mar o en el
aire, la destrucción de los ecosistemas, el agotamiento de los recursos, etc.,
constituyen una agresión hacia nuestros semejantes, presentes o futuros, la
ética convencional, la tradición ética con la que contamos, es suficiente, por sí
sola, para regular tales acciones humanas, ya que, en su doctrina, contiene un
claro pronunciamiento sobre las conductas agresivas para con el prójimo. Se
mantiene, pues, un antropocentrismo fuerte, del que no puede salir más que una
ética “ambiental”, de trato más o menos respetuoso con el medio.

Casi diez años más tarde, otro autor, también bastante citado en la literatura
ética que aborda estos problemas publicó su obra sobre Ética y Política de la
Ecología (McCloskey, 1983), donde se contiene una discusión mucho más
ponderada acerca de la conveniencia o necesidad de hablar de una nueva ética
(una ética ecológica) para nuestro tiempo. El autor no se decanta, en definitiva,
por ninguna de las posiciones resumidas más atrás, pero, cuando trata de
encontrar dificultades al intento de una nueva ética ecológica, lo que está
poniendo en discusión son los planteamientos de la ecología profunda, aun sin
mencionarla. Continuamos, pues, dentro de la dicotomía señalada más atrás,
entre una ética absolutamente ecocéntrica y biologicista, y una ética
antropocéntrica, pero con cierta “sensibilidad” medioambiental.

No son estas las únicas elaboraciones que encontramos sobre el problema. El


gran representante del ecologismo radical en los Estados Unidos, Murray
Boockhin, que ya publicara en 1952 un artículo sobre la incidencia de los
pesticidas y demás productos sintéticos en las cadenas alimentarias, escribía en
1982 que “la dominación de la naturaleza por el hombre deriva de la profunda
dominación del hombre por el hombre” (Boockhin, 1982), con lo que se ponía
en cuestión aquel otro postulado, de fuerte asentamiento en nuestra cultura, de
que “el hombre está destinado a dominar la naturaleza”, aserto éste que, para
Bookchin, es una mera invención de la cultura humana (ver nota 5). Cuando
Boockhin habla de su “ecotopía” pareciera estar cercano a los planteamientos
de la Deep Ecology ; sin embargo, su posición difiere radicalmente de aquella
corriente al sostener una valoración positiva de la tecnología, como el
instrumento de que dispone el hombre para alcanzar su liberación, aunque esto
no le lleva a confiar en la solución tecnológica a ultranza de los problemas
ambientales. Con ello, Boockhin se inscribe en la corriente de pensadores que
postulan una revisión del sentido y dirección del progreso tecnológico, como
hiciera Herbert Marcuse en varias partes de su obra, (por ejemplo, en la
conferencia pronunciada en 1979, poco antes de su muerte, recogida luego en
varias publicaciones, entre otras, en Marcuse, 1993), manteniendo, por tanto,
una posición fuertemente crítica hacia el “ambientalismo”, tal como ha sido
aquí descrito.

De estas fechas tempranas habría que rescatar todavía otros escritos, como el
de la bióloga Rachel Carson, pionera en la línea de publicaciones de científicos
comprometidos con la defensa de la naturaleza. Su segundo libro (Carson,
1963) se convirtió en vademecum de los ecologistas de todo el mundo, al
denunciar por primera vez las consecuencias del empleo del DDT como
plaguicida, abriendo el camino para la denuncia del “desarrollismo”, que
tomaría cuerpo a lo largo de los años setenta. Al postular una ralentización del
crecimiento, Carson se sitúa en una posición equidistante de las que suelen
esquematizarse como dicotómicas, y que, de algún modo, han ido saliendo en
todo lo que llevamos dicho: las ecocéntricas o biocéntricas y las
antropocéntricas (caracterizadas aquí como meramente “ambientalistas”).

Tal vez sobre decir que ninguna de las posiciones apuntadas es monolítica. Por
ejemplo, dentro de la posición más ecocéntrica se han desarrollado trabajos
desde el campo del Derecho (concretamente, en el ámbito de los Derechos
Humanos), como la de Michel Serres (1991), donde se argumenta sobre una
superación de la democracia, en la que el antiguo “contrato social” debe dejar
paso supuestamente a un “contrato natural” para que la totalidad del universo
se convierta en “sujeto de derecho”. No se trataría aquí de proteger o de
defender la naturaleza desde una posición humanista, sino de cambiar el núcleo
central del sistema filosófico, colocando en el lugar del hombre a la ecosfera,
con un valor intrínseco muy superior al de aquél, que es de quien hay que —
precisamente— defenderla. El ser humano se diluye, pues, en un biologismo
igualitario —como hemos repetido— entre millones de organismos; lo cual,
como también he dicho, ha provocado la crítica de que el fallo básico de esta
posición es que figurándose que el bien está inscrito en el ser de las cosas,
olvida que toda valoración, incluida la de la naturaleza, es un hecho social y
que, por consiguiente, toda ética normativa es en cierto modo dependiente de la
consideración que cada país o región tenga de los problemas ambientales.
Somos las personas, los seres humanos, quienes otorgamos valor (cfr. Sanz /
Sánchez Alhama, 1995, 28).

Sin embargo, esta alusión al contrato social, que hemos encontrado en Serres,
aparece en varios textos contemporáneos dedicados al esclarecimiento del
concepto de “ecología política”, como el coordinado por Francisco Garrido
(1993), y no siempre con idéntico enfoque. En su trabajo sobre “La Ecología
como política”, que abre el libro colectivo citado, el profesor granadino postula
una redefinición del pacto social fundante del orden político vigente (un pacto
sostenido sobre la idea de propiedad), en el sentido de deshumanizar su
contenido, en favor de una idea más integral de lo humano. Esto significa para
el autor “cambiar las reglas del juego”, de manera que el pretendidamente
“nuevo” pacto social no sería más que “la explicitación institucional de una
nueva conciencia, de una nueva percepción/construcción de lo real, y, en
definitiva, de una nueva forma de estar en la tierra”. Un nuevo pacto, pues,
firmado, no ya sobre la idea de la propiedad, sino sobre la idea de la vida, y
cuyo sujeto, por tanto, ya no será el sujeto propietario, sino el “ser vivo”. Sin
embargo, al tener este pacto, por necesidad, forma “social”, habrá de
establecerse en el ámbito del antropocentrismo; un antropocentrismo “débil y
ecológico”, pero antropocentrismo al fin, ya que “es imposible cualquier pacto
fuera del lenguaje y de la sociabilidad” (Garrido, 1993, 28-29). Como se ve,
aunque se habla de un desplazamiento del sujeto tradicional de derechos, no se
aboca a un biocentrismo indiferenciador.

Respecto a la posición opuesta, la sostenida por la idea dominante de


civilización y de progreso, cuya referencia única es el hombre y cuya acción se
extiende a un dominio total de la tierra, ya hemos dicho que es una posición
fuertemente antropocéntrica cuyo “medioambientalismo” se asienta en
planteamientos utilitaristas de “sostenibilidad de la humanidad” y cuyos
efectos visibles en las políticas se reducen a rectificar errores e instrumentar
medidas correctoras para obviar riesgos que ponen en peligro un “estilo de
vida”; éste, en cambio, jamás se cuestiona.

En esta posición antropocéntrica es posible encontrar también diferencias


importantes, que no son más que la expresión del grado de apertura a los ya
abundantes Informes Mundiales sobre la situación del planeta y a las
recomendaciones, cada vez más concretas, que tales informes contienen. Las
diferencias van en el sentido de “rebajar” aquel antropocentrismo fuerte de que
hablamos. Un autor que merece la pena citar aquí es el filósofo español José
Ferrater Mora, quien, al aplicarse a la cuestión de “los derechos de los
animales” (Ferrater/Cohn, 1981), se sitúa en una perspectiva biológico-
evolucionaria, cuyo efecto más relevante es que deja de lado de manera
explícita el antropocentrismo que ha sido denominador común de las teorías
éticas vigentes en nuestra cultura occidental, del que se hacía eco y que asumía
John Passmore. La propuesta de Ferrater es concebir la realidad como un
“continuo de continuos”: el continuo físico-biológico (entidades materiales,
físicas, en procesos de autoensamblaje, que dan origen a seres biológicos)
engarza con el continuo biológico-social (formado por procesos y actividades
de seres biológicos, entre los cuales están los humanos); en éste, algunas
especies animales “y muy destacadamente la humana” son capaces de dar
origen a producciones culturales, que se desarrollan dentro del continuo social-
cultural. Una de esas producciones culturales es la ética (las propuestas de
reglas y normas morales y las teorías éticas). La conclusión de Ferrater es que,
al hacer ética, parece razonable tener en cuenta los factores biológicos y,
especialmente, los biosociales. Una posición, como se ve, anti-antropocéntrica,
pero no necesariamente biocéntrica; únicamente alerta sobre la consideración
—que no comparte— de la especie humana como discontinua respecto a las
demás. Con lo cual, a la hora de la atribución del valor o del reconocimiento de
los intereses, diríamos que los intereses humanos, sólo por ser humanos, no
habrían de ser siempre supremos. Supremos lo serían en todo caso, los
intereses comunes a humanos y no humanos (cfr. Sosa, 1985, donde me hice
eco, por primera vez, de esta interesante aportación de Ferrater Mora).

Las éticas contemporáneas: posibilidades y limitaciones

He querido hacer este recordatorio sobre lugares comunes porque, en mi


opinión, continuamos enzarzados en las mismas cuestiones de fondo y
planteando algunas cosas casi en los mismos términos que en los textos más
antiguos que aquí se han referido, si bien hay que reconocer que el debate
posterior ha colaborado a afinar algunos conceptos y a asentar algunas
posiciones. Por ese debate quisiera moverme en las líneas que siguen,
orientando mi aportación hacia aquellos lugares que encuentro menos citados y
referidos en los textos que se han escrito en los últimos años sobre ética
ecológica o ambiental. Al fin y al cabo, estoy convencido de que el debate
sobre la ética ecológica seguirá siendo eso: un debate permanente y, desde
luego, definitorio de la reflexión moral en este nuevo siglo. En síntesis, lo que
pretendo es volver sobre un tema del que ya me ocupé en otros lugares (Sosa,
1995 y 1996), a raíz de mi intervención, en mayo de 1992, en la Conferencia
Internacional sobre Ética, Universidad y Medio Ambiente, que tuvo lugar en
Brasil, en la Universidad Federal de Porto Alegre do Sul. Yo había utilizado, al
final de mi libro sobre ética ecológica (Sosa, 1990, 126-129), las reflexiones
que Gabriel Bello hizo en el Encuentro Hispano-Mexicano de Filosofía
celebrado en Madrid en septiembre de 1988, y que más tarde incorporó a su
libro titulado El retorno de Ulises (Bello, 1988). Y allí quedaba abierta la
cuestión de la comunicación y de la necesidad de entenderla de un modo más
ampliado, más allá de su mera función argumentativa.

A partir de esa cuestión abierta, y explotando la idea de Bello de que la ética


ecológica es la única que no pone restricciones a la noción de comunicación, ya
que la asimila a la conciencia de interdependencia e interconexión entre todos
los elementos del medio globalmente considerado, fijé mi atención en las
potencialidades de algunas éticas “procedimentales”, como la ética del discurso
habermasiana, para avanzar en la propuesta de una ética más “comprehensiva”,
donde la estricta racionalidad no fuera la única dimensión fundamentadora.

En realidad, esta propuesta de mantener el potencial de las éticas


procedimentales, pero reconstruyéndolas desde una idea de lo bueno procede
de Ch. Taylor (1986), pero remite al intento siempre presente, de múltiples
modos, en las discusiones sobre teorías éticas, de no prescindir, ni de las
construcciones teóricas encaminadas a garantizar criterios de validez (con lo
que se puede responder a la pretensión de universalidad que conlleva toda
ética), ni de las teorías teleológicas, que atienden a los bienes, las actitudes, y,
en definitiva, a la consideración de lo bueno que habría de preservarse y
perseguirse.

Merece la pena, pues, examinar brevemente dos propuestas éticas de gran


relevancia hoy: la de Jürgen Habermas y la de John Rawls. La “ética del
discurso” del primero, y el “neocontractualismo” del segundo. Habermas,
como es sabido, elabora su teoría de la “acción comunicativa” y diseña su
modelo de la “comunidad de comunicación” a partir de las tesis de Chomsky
sobre la competencia sintáctica, para abocar a la noción de “competencia
ética”. Y tal competencia queda inequívocamente reservada a los sujetos
humanos racionales que constituyen la comunidad de comunicación, trazando
una línea demarcatoria entre las relaciones que establecemos con el mundo
natural y las que establecemos entre los humanos (cfr. Habermas, 1982). A
pesar de ello, pienso que el criterio procedimental que preside toda la
elaboración de Habermas puede ser muy válido para el objetivo propuesto de
fundamentar lo que hemos venido llamando “ética ecológica”. De los trabajos
que conozco, dedicados a examinar las posibilidades de extender la
racionalidad comunicativa al medio ambiente natural y a sus componentes
(wntrw otros, Alford,1975; Whiteboock, 1979) quiero detenerme en el artículo
de John S. Drykek (1990), en cuya página 204 leemos: “Habermas termina
justamente donde empiezan los problemas que interesan a la ética ambiental (y
a la epistemología). Como quiera que sea, la mejor opción no es rechazar la
racionalidad comunicativa, sino extenderla, ampliarla”.

Esa es también mi opinión, a pesar de que Habermas, como se ha dicho,


mantenga que sólo los seres dotados de competencia comunicativa estarían
legitimados para entrar en el debate acerca de los “derechos” o de los
“intereses”, y para dirimir argumentativamente, en el contexto del diálogo,
pretensiones de validez acerca de determinadas opciones o preferencias, y, en
definitiva, de nuestros juicios morales. Si aceptamos este modelo de ética
comunicativa, la “prueba de la argumentación” habría de discurrir en las
condiciones ideales de una comunidad de comunicación y de un intercambio
libres de dominio, y establecidas en condiciones simétricas de igualdad y de
oportunidades. Ahí es donde habrían de dirimirse los intereses, las necesidades,
etc., con el objetivo de hacerlos “prácticamente” racionales, es decir, de
convertirlos en “intereses generalizables”. Si es ése el ámbito comunicativo
donde tiene lugar el acuerdo moral, difícilmente podrán entrar en él seres no
humanos, con quienes no podemos establecer pactos recíprocos ni simétricos
de derechos y obligaciones. Una ética que se construye sobre comunidades de
diálogo e intercambio comunicativo encontraría sus límites justamente allí
donde acaba la capacidad misma de intercomunicación. Serían, pues, intereses
humanos y sólo humanos los que entrarían en conflicto y sobre los que habría
que dirimir y concluir.

En la ponderada discusión que hace Dryzek del problema, insiste en considerar,


sin embargo, que nuestra intercomunicación con los demás tiene lugar en un
medio, que es el que la hace posible. Y ése también es nuestro medio , además
del más propio del lenguaje. La naturaleza humana, por otra parte, no es sólo
humana , sino también naturaleza . Y esta naturaleza puede entenderse como la
pre-condición para que pueda darse competencia comunicativa. Una pre-
condición que es la misma para los humanos que para el resto de los seres
vivos del planeta. Con esto, quienes apostamos por una ética ecológica
indispensable para el tiempo presente, lo que tratamos de hacer es tender
puentes para cubrir aquella brecha, a la que se refería Edgar Morin, que la
civilización occidental ha abierto entre bios y polis , como el autor escribía en
su Diario de California . Si consideramos seriamente que el ser humano se
hace no sólo en , sino con el medio, al que él mismo pertenece, no parecen
encontrarse razones para separar y distanciar los que llamamos intereses
humanos de todo lo demás que no es humano. De modo que, sin dejar de
reconocer que la comunidad ética es la comunidad de los seres racionales, en
tanto que racionales y capaces de comunicación intersubjetiva, no hay razones
para que los principios y las normas emanadas de una ética construida según
los criterios procedimentales de la racionalidad comunicativa tengan que
recluirse y referirse, a su vez, sólo a las relaciones entre los seres humanos
dialogantes.

Precisamente, si se entiende que cualquier principio moral ha de tener en


cuenta a todos los individuos afectados por él; y si una norma sustentada en un
principio se encuentra legitimada si en ella cristalizan necesidades e intereses
generalizables, o sea, con consecuencias previsibles en las que los afectados
estarían de acuerdo, entonces, las condiciones de argumentación y deliberación
diseñadas en las éticas comunicativas serían bases idóneas para pergeñar un
ethos ecológico desde el que dar respuesta práctica (de “razón práctica”) a los
problemas que los hombres y el mundo de hoy tienen planteados y que solemos
englobar bajo el rótulo de “crisis ecológica” que, además, aquí he querido
entender como “crisis civilizatoria”. Sólo que en el seno de tales comunidades
de diálogo, donde se dirime acerca de las pretensiones de validez y de
fundamentación de nuestros juicios morales, habrían de estar presentes, de
algún modo, todos los elementos que integran el medio ambiente global, al que
pertenecen los participantes en el discurso.

En otras palabras, es posible entender la comunidad real de los seres humanos


como la constituida por éstos más el resto de seres (vivos o no) que constituyen
el medio en el que los humanos viven, con los que, tal vez, no se “comunican”
(desde luego, no a través del lenguaje argumentativo), pero acerca del cual
“pueden comunicarse” con los demás humanos, y con el cual mantienen una
interacción mucho más profunda de lo que a primera vista pudiera parecer. La
comunidad utópica , entonces, esa siempre presente en el horizonte de la ética,
donde prevalece la justicia, la solidaridad y la cooperación, no habría de
concebirse como una comunidad integrada solamente por humanos, sino por
los humanos y su medio.
Alguien ha descrito la situación propuesta como aquella en la que los seres
humanos hacemos de “abogados de la naturaleza”. Yo no tendría inconveniente
en aceptar tal caracterización siempre que ello no equivalga a mantener una
postura biocéntrica extremosa, limitadora en exceso de la actividad humana en
el medio natural, lo cual, entre otras cosas, no sería acorde ni siquiera con los
resultados de la investigación en la propia área de la ciencia ecológica.

Pero esto no es todo. El problema que estamos examinando nos lleva a sugerir
una profunda revisión de la noción de “comunicación”. como apuntamos más
atrás.. Como escribía David Abram (1985), muy en consonancia con las tesis
de Lovelock, el mundo no es silente ni pasivo; está lleno de valores, propuestas
y significados, con independencia de que nosotros le atribuyamos o no tales
cosas. Una roca, decía Lovelock, en cierto modo, está viva, puesto que está
siendo conformada por —y conforma— lo vivo. Así, la percepción humana
puede ser reinterpretada en términos de recepción de comunicación desde el
medio ambiente global, del que forma parte importante el medio natural.
Identificar esto con la “comunicación” estrechamente definida no es posible.
Pero sí lo es considerar esa comunicación como una forma más de interacción
entre otras, sin que haya por qué olvidar ninguna de esas “otras”. El proceso
de la comunicación es un intercambio de mensajes, de información, un diálogo
del hombre consigo mismo y con su mundo. “Su mundo” son los demás
hombres, las instituciones, la técnica, los valores... y también su entorno físico-
natural. La comunicación es un proceso de interacción. Y nuestra interacción
con el medio es un hecho. Otra cosa es que nos hayamos vuelto incapaces de
percibirla. Esta propuesta sugiere ampliar el horizonte de comprensión de la
comunicación, en el sentido de incorporar una diversidad y una complejidad en
la que nos encontramos, pero de la cual no somos plenamente conscientes.

Ante las dificultades para admitir una “comunicación con el medio”, debido a
la naturaleza del interlocutor, cabría entender esa comunicación en términos de
percepción, es decir, de disponibilidad y capacidad para ver y sentir.
Reconozco que aquí hay algo de recuperación de la visión premoderna de la
Naturaleza: la Naturaleza como un “medio” sentido, gozado, no como algo a
explotar. Cuando alguna vez he tratado de esto en mis clases, alguna alumna
sostenía, en el debate, que, en cierto modo, sí existe reciprocidad en la relación
hombre-medio, ya que la naturaleza “responde”; y responde benéficamente,
cuando el trato hacia ella y la explotación de sus recursos es racional,
inteligente, respetuosa, a la acción del hombre; o de modo adverso, cuando la
explotación es rapiña, desmesura y cuando el trato es brutal. El medio siempre
responde.

Pero dentro de las éticas procedimentales merece la pena considerar algunos


aspectos de la Teoría de la Justicia de John Rawls, con el fin de apuntar
brevemente los elementos que considero interesantes para el intento que me
ocupa. La bibliografía disponible sobre ética ecológica cuenta con algunas
alusiones a la obra de Rawls. En algunos casos, como el de Ernest Partridge
(1982), la presencia de Rawls es marginal, puesto que lo que persigue el
trabajo de Partridge es una aplicación, a la moralidad ecológica, de la teoría del
desarrollo moral elaborada por L. Kohlberg. En otros, la presencia de Rawls es
determinante, aunque, sorprendentemente, sólo aparezca citado una vez en todo
el texto; es el caso del trabajo de Paul W. Taylor (1981), que contiene un
sistema de ética medioambiental centrado-en-la-vida , con una estructura
simétrica a los sistemas de ética entrados-en-lo-humano. En el esquema —en el
que se conjugan principios, actitudes, disposiciones y creencias, que
constituyen un punto de vista biocéntrico sobre la naturaleza— se advierte la
influencia de Rawls, sobre todo en lo que concierne al establecimiento de los
dos principios de justicia. Hay otro trabajo, que juzgo relevante, y al que he
prestado mucha atención en estos años, que está claramente inspirado en
Rawls. Se trata del artículo titulado “Environmental Ethics and Weak
Anthropocentrism”, de Bryan G. Norton (1984). Aunque Rawls no aparece
citado en ningún momento, el autor, al distinguir dos tipos de antropocentrismo
(uno fuerte y otro débil), se está basando en la distinción que Rawls introduce
entre juicios morales impremeditados ordinarios y juicios morales meditados
(considered moral judgements).

Finalmente, aludiré a uno de los primeros trabajos que aparecieron sobre Rawls
escritos desde la preocupación por elaborar una ética ecológica. Me refiero al
de Russ Manning (1981). Este autor intenta desarrollar una ética
medioambiental “sobre la base” de la teoría de Rawls. La argumentación
central consiste en mostrar que el medio ambiente y los elementos que lo
componen también son contenidos que deberían caer bajo el campo regido por
los principios de justicia. El consumo inadecuado de recursos, viene a decir
Manning, revierte en una disminución de oportunidades para los humanos, y
éste último es uno de los bienes sociales primarios en la clasificación de Rawls.
Otra línea de argumentación insiste en que gozar de buena salud es un requisito
para el goce de los bienes sociales primarios y, por tanto, la amenaza a la salud
que supone un medio ambiente contaminado, debe caer bajo la protección de
los principios de justicia. En definitiva, el autor trata de demostrar, a partir de
la consideración de los efectos inmediatos de nuestras acciones sobre el medio
ambiente, que una “sociedad bien ordenada” a la que se refiere insistentemente
Rawls, debe proporcionar una adecuada y suficiente protección al medio
ambiente. Y, en un segundo momento, considerando lo que llama “efectos
retardados” de nuestras acciones sobre el medio, argumenta en favor del
reconocimiento como “reclamación justa” la que suponemos de parte de las
generaciones futuras, que tienen el derecho a un medio ambiente sano. No se le
ocurre al autor proponer la consideración del medio ambiente como “bien
escaso”, objeto de distribución equitativa, pero, en la línea de su trabajo,
hubiera cabido igualmente una propuesta de este tipo, acorde con las ideas que
se proponen desde la corriente de la Economía Ecológica.

Tanto en el trabajo al que acabo de referirme, como en el ya citado de Paul W.


Taylor se está utilizando el procedimiento diseñado por Rawls en la original
position , para llegar a principios sustantivos de justicia que responden a la
necesidad de proteger y distribuir bienes que ya no son exclusivamente bienes
“humanos” (o, mejor, “intra-humanos”), como libertad, oportunidades, riqueza
o poder. Más bien, o además de ello, se trata de proteger y distribuir “bienes de
la biosfera”. En este intento, como puede verse, una ética de principios se
entremezcla con una ética de bienes (calidad de vida, bienestar, etc., que son el
telos de aquel deon ).

Sin quitar un ápice de valor a tales intentos, el interés primordial que yo le


encuentro a la teoría de Rawls para mi propósito es, una vez más, el que viene
dado por lo que él mismo llama “razón procedimental”. La posición original,
como es sabido, no es más que el resultado de reunir el conjunto de reglas a las
que tendríamos que someter una deliberación sobre principios morales. Es,
ciertamente, una hipótesis, pero especifica una perspectiva que suponemos
siempre que deliberamos sobre la justicia o injusticia de normas y acciones. Es
una reconstrucción pensada como situación de elección colectiva de principios
para la articulación de la estructura básica de la sociedad. La equidad del
procedimiento garantiza la justicia del acuerdo. Por eso, a la idea de justicia
como equidad subyace la de justicia procedimental pura (pure procedural
justice ).

Lo dicho vale para uno de los dos argumentos que Rawls aduce para justificar
la doctrina moral que se configura en torno a sus dos principios de justicia: el
argumento contractualista. Pero cabe recuperar también para mi propósito el
segundo de los argumentos: el que llamaremos “argumento de coherencia”,
destinado a dar razón de los criterios subyacentes a nuestros juicios morales
ordinarios. Como es sabido, los términos entre los que debe cumplirse la
condición de la coherencia no son los principios y nuestros juicios morales
ordinarios, sino los principios y una clase de juicios morales: los considered
moral judgements , que son juicios emitidos en circunstancias especiales de
reflexión y que, incluso en el caso de que fueran emitidos en solitario,
presuponen la estructura dialógica de la argumentación. Esta distinción entre
tipos de juicios es la que he tenido presente cuando he enfatizado la noción de
“antropocentrismo débil”, de la mano del ya citado Brian G. Norton, y que en
los últimos años he decidido rebautizar como “antropocentrismo sabio”. Y es
en ese contexto de un antropocentrismo “sabio” en el que cabe introducir, en la
deliberación sobre normas y obligaciones morales, lo que, tal vez de manera
impropia, llamamos “intereses de la Biosfera”.

Con todo esto no hemos hecho más que desembocar, por otros caminos y
valiéndonos de otras aportaciones de la Filosofía Moral Contemporánea, en la
necesidad, cada vez más reconocida, de revisar la concepción fuertemente
antropocéntrica que hemos mantenido y seguimos manteniendo en nuestros
modos de vida personales y en la organización de nuestra existencia colectiva.
Me parecen difícilmente sostenibles las posiciones estrictamente biocéntricas;
mucho menos apoyo me merecen las tesis anti-antropocéntricas. Al fin y al
cabo, los graves problemas medioambientales que provocan toda esta
reflexión, tienen su origen en la satisfacción de necesidades e intereses
humanos. No estamos reduciendo la ética a ninguna instancia biológica, sino
re-situándola en el contexto real ecológico en el que tiene lugar la existencia
humana. Y aquí las conocidas aportaciones de Edgar Morin sobre el paradigma
de la complejidad son verdaderamente claves, porque implican un rotundo
cambio de percepción . La crisis de la ciencia moderna ha ocasionado un
interés por la realidad en su totalidad, sin ningún afán reduccionista. El
propósito ya no es exclusivamente explicar, sino principalmente comprender;
no tanto manipular, como contemplar. Pero la revolución que esto implica va
más allá, puesto que el sujeto mismo que vive ahora ese cambio deja de
considerarse un individuo aislado y pasa a verse —a ver su ser — como un no
poder ser sin los demás (congéneres) y sin lo demás (naturaleza y patrimonio
cultural). Y ello va a permitir desvelar una nueva dimensión de la solidaridad,
como respeto a la naturaleza y compromiso con los demás seres humanos.

Manteniendo, pues, una ética de corte antropocéntrico, creo que sigue siendo
válida la propuesta de distinguir, siguiendo a Norton, entre dos tipos de
antropocentrismo, en función de la “localización” del valor y de lo que se
entienda como “interés humano” en esta discusión. La propuesta de Norton
comienza por distinguir entre preferencias ( intereses, necesidades, añadiría
yo ) meramente sentidas (felt preferences) y preferencias (intereses,
necesidades) ponderadas o meditadas (considered preferences). En el primer
caso se encuentran cualesquiera deseos o necesidades expresados por los
hombres, de modo impremeditado o habitual, mientras que en el segundo se
alude a preferencias o necesidades expresadas tras cuidadosa deliberación,
compatibles con un punto de vista global sobre el mundo, establecidas
hipotéticamente si se dieran, de hecho, determinadas condiciones ideales de
imparcialidad y objetividad. Como es de sobra conocido, este recurso a
“condiciones ideales” y situaciones hipotéticas es bastante habitual en la teoría
ética contemporánea, como hemos podido ver; la “idealidad” de los modelos es
el precio que hay que pagar para atender al requisito de “universalización” que
conlleva toda ética.

Parece indudable que el primer tipo de preferencias ha sido y es el habitual en


nuestras sociedades contemporáneas; son las preferencias e intereses que, en el
ámbito de la investigación científica, por ejemplo, hacen pasar, sin más
consideración, del “podemos hacerlo” al “hagámoslo”, imbuidos del optimismo
científico-tecnicista que deja a nuevas y ulteriores investigaciones la tarea,
siempre concebida como posible, de buscar y encontrar remedios a los efectos
imprevistos e indeseables que pudieran derivarse de las primeras. Un
antropocentrismo fuerte como el que actualmente mantenemos considera
incuestionables las preferencias del primer tipo (felt preferences), que, por
provenir de la especie humana, superior a las demás, funcionan como
determinantes del valor. Un antropocentrismo débil, sin embargo, estaría
basado en el segundo tipo de preferencias o necesidades (considered
preferences). Un antropocentrismo débil —sabio—, por tanto, proporcionaría
una base para la crítica de los sistemas de valores que resultaran lesivos con
respecto al medio, toda vez que, al basarse en preferencias “meditadas” o
“ponderadas”, acepta que las preferencias, deseos o necesidades humanas
pudieran ser o no racionales; es decir: consecuentes o no con una visión más
global respecto al medio, acordes con teorías científicas justificadas y abiertas
a un cierto tipo de ideales morales.

La ética moderna se ha construido desde y para un tipo de sujeto: el tipo de


sujeto socialmente definido por la Modernidad. Y aunque aquí aceche de nuevo
el peligro de los reduccionismos premodernos, me siento obligado a
preguntarme si ese tipo de sujeto es compatible con una ética ecológica. No
debe olvidarse que toda esta polémica surge de esa peculiar situación actual
que se ha denominado “crisis ecológica”. Y digo “peculiar” porque más allá,
mucho más allá, del inevitable y conocido impacto que ha tenido toda actividad
humana, en todas las culturas y sociedades, sobre el medio (la desertización
producida por el mundo griego, el impacto de la minería romana o la
deforestación producida por los aztezas), cuando hoy hablamos del impacto
ambiental de la civilización moderna, especialmente en la última etapa, desde
la industrialización acelerada del siglo XIX, estamos hablando de un impacto
de tal magnitud y con un potencial tecnológico tan grande que los
desequilibrios que provoca ponen en peligro la supervivencia de las formas de
vida donde la sociedad humana puede vivir y reproducirse. Esta es la
singularidad de la llamada “crisis ecológica”. Nunca se ha estado tan cerca de
la autodestrucción ni se ha generado una dinámica tan ecocida que ponga en
peligro la vida misma sobre el planeta. Es desde esta percepción de la crisis
como crisis civilizatoria desde la que se entiende la propuesta de
“ecologización”, que supone el necesario cambio de paradigma. El paradigma
que ha dado en llamarse “ecológico” es el adecuado para una interpretación de
la vinculación entre la crisis ecológica, las políticas ambientales, los
movimientos sociales alternativos y los cambios en los centros de decisión
moral en los individuos. Ecologización de la economía, ecologización del
Estado, ecologización de la sociedad, ecologización del individuo. Parece que
es en este último capítulo donde procede hablar más estrictamente de ética; y,
en el caso, de ética “ecológica”.

El sujeto humano que hace la ética no es un sujeto ahistórico; está marcado y


definido histórica y socialmente. El individuo varón, occidental, racionalista,
propietario, adulto, poseedor de los instrumentos para dominar y someter a la
naturaleza... exhibe los rasgos que componen el modelo de subjetividad
moderno, que conlleva la negación de los límites, de la finitud, de la muerte, de
la sociabilidad; y la colonización de lo otro, de la naturaleza (la naturaleza es
un “recurso”), creyente ciego en el progreso y en el crecimiento como dogmas
indiscutibles. La tarea de ecologización de este sujeto moderno no consiste en
preconizar ningún modelo imposible de sistema social cerrado, sin intercambio
de materias y energía con el entorno natural, ningún modelo de sociedad cuyo
intercambio con el medio sea igual al grado cero de entropía, es decir, en
equilibrio dinámico y perfecto. Pero ni siquiera consiste en postular ninguna
forma de sociedad premoderna; no se trata de una “vuelta atrás”. Ni
antimodernidad, ni ultramodernidad, sino superación de la desintegrada
modernidad tardía, como dice Hans Küng(1990, 38). Supondría, pues,
importantes cambios en la definición “social” de ese sujeto, cambios a los que
nos obligaría el estado del mundo y de nuestras sociedades en el momento
presente. El reconocimiento de la imperfección, reconocerse como un sujeto
humano finito, imperfecto, que tiene límites, incompleto (porque el sujeto, en
su construcción de orden, genera necesariamente desorden); el reconocimiento
de la diversidad del sujeto (un sujeto integral, que reconoce las varias
dimensiones que en él existen: estética, emotiva, etc., sin amputaciones
racionalistas); un sujeto que se reconoce ser vivo entre los seres vivos,
miembro del movimiento de la vida, no por encima ni fuera de él... serían
algunas notas definitorias de ese sujeto “ecologizado” que ha de entenderse
sobre la base de la des-construcción del sujeto moderno. Naturalmente, un
sujeto así no se crea por un acto de voluntad, sin que medie una serie de
cambios estructurales (económicos, sociales). Es decir, el cambio individual no
se opera sino en interacción con el cambio social. Y, por otra parte, el cambio
del modelo de sujeto ha de ser, por fuerza, un cambio gradual, donde se van
operando modificaciones de conductas, etc. (No se vive como se piensa, sino
que generalmente se piensa como se vive). El sujeto “ecologizado” es el sujeto
compatible con una “sabia” concepción antropocéntrica.

Parece claro que las tradiciones éticas modernas no se han elaborado sobre un
tipo de sujeto como el descrito en último lugar. Y esa es la razón de que,
quienes hablamos de ética “ecológica”, no estemos de acuerdo con aquellos
que todavía hoy —ante la cuestión repetida de si necesitamos una nueva ética
— concluyen que tal cosa es innecesaria, argumentando que las éticas de que
disponemos ya contienen un potencial suficiente para que pueda hablarse de
responsabilidades y deberes morales del ser humano respecto al medio
ambiente que le rodea. Porque éste es, justamente, en mi opinión, el error:
pensar que como la actividad humana productiva y generadora de desarrollo ha
sido agresiva con el medio, lo que hay que hacer es ser menos agresivo, ser
más cuidadoso con el entorno, etc. Y ése, repito, no es el problema. De un
sujeto como el sujeto moderno, y de una ética elaborada por y para ese sujeto,
no se puede sacar una ética ecológica. Todo lo más se sacará una ética que
“añade” algunos capítulos de consideración para con los animales, o con
referencia a las fuentes de energía, o a la estimación del paisaje, etc., siempre
por la vía de la analogía de nuestros deberes interhumanos y siempre teniendo
como referencia suprema a la especie humana. Sería una ética “pintada de
verde”, meramente “ambiental” o “ambientalista”, que no va a la raíz de los
problemas, como intentaría hacerlo una ética “ecológica”. Si la idea rectriz del
desarrollo humano, sobre la que se ha construido el sistema de producción y
distribución de bienes, la organización de las sociedades y las relaciones del
hombre con el hombre y del hombre con el medio (nuestro modelo
civilizatorio, en suma) ha sido la del dominio y explotación del hombre sobre
lo demás, hoy, al manifestarse como indeseables las consecuencias y efectos de
aquella idea rectriz, no habría otro camino racional que el de examinarla y
modificarla.

Nuestra lectura de la crisis la entiende —lo diré una vez más— como una crisis
civilizatoria. No es posible una política ambiental sectorial o complementaria,
sino que ésta ha de aspirar a un cambio cultural, político y social global. No se
trataría de cambiar la política ambiental del sistema, sino de cambiar el sistema
mismo “ecologizándolo”. Porque la crisis ecológica es la manifestación de un
problema que tiene dos caras: el deterioro del medio natural y la degradación
del medio social. Pero entonces ya no estamos hablando sólo de “política”,
estrictamente, sino que la política interacciona aquí con el plano cultural y
ético. O sea, colocamos en el centro de la cuestión ecológica la instancia de la
decisión individual y colectiva. El sistema social, el sistema político y el
sistema moral tienen necesariamente que interaccionar y actuar ante el reto que
supone la crisis ecológica. En otras palabras, la dimensión del cambio social
que, desde nuestra lectura, se ve como necesario, requiere, también
necesariamente, un cambio ético y cultural (debo estas ideas a Francisco
Garrido, 1997). La ética ecológica obliga a poner en primer plano la cuestión
de los límites del modelo civilizatorio. Y es “ecológica” porque se construye
mirando a la oikía, al oikós, a la casa grande, a la casa de todos, no sólo a la
casa humana, pero mucho menos a la casa europea o a la casa del norte. Un
valor “ecológico” a postular desde esta ética y a cultivar dentro de ella es la
solidaridad, pero una solidaridad que no se detiene en los límites de la simetría
de los pactos interhumanos. Es una solidaridad “ecológica” que nace de
reconocerse en el mismo destino, compartiendo la misma aventura de la vida,
con todo lo que constituye muestro medio vital; incluso con aquellos que aún
no han nacido, pero que vendrán y tendrán este mismo medio como suyo. La
postulada “ecologización” del individuo pasa por estos cambios de percepción.

Apéndice: los Derechos Humanos de la Tercera Generación.

Como es sabido, la necesidad de llegar a acuerdos entre las comunidades


humanas respecto a una serie de derechos básicos que habría que respetar, ha
originado la formulación de los llamados “derechos humanos”, cuya relación
ha sido revisada, ampliada, etc., a medida que la propia humanidad ha ido
evolucionando en sus formas de vida y de intercomunicación. Suele hablarse
de una “primera generación” de derechos humanos —los derechos civiles y
políticos— asegurados mediante carta pública en los albores de la modernidad;
y de derechos humanos “de la segunda generación” —los derechos económicos
y sociales— introducidos más tarde como complemento indispensable de los
primeros. La libertad fue el valor-guía de la primera declaración de derechos;
la igualdad lo fue para los de la segunda.

Hoy se debate sobre la necesidad de una “tercera generación” de derechos. El


programa civilizatorio que se ha desarrollado al amparo de los derechos
humanos certificados en las dos grandes Declaraciones de Derechos anteriores
ha generado modos de vida, relación y consumo autodestructivos,
incompatibles con la supervivencia de la especie en un futuro nada remoto, y
con la justicia y la igualdad en el incierto presente. Estamos, pues, ante nuevos
y graves problemas y ante nuevas y urgentes necesidades. O tal vez haya que
decir que estamos ante los mismos problemas y necesidades que conocieron los
reunidos en Estocolmo hace ahora 28 años. Sólo ha cambiado, de modo
considerable y altamente preocupante, su magnitud. Si hubiera que pensar en
una “tercera generación de derechos humanos” éstos serían, sin duda, los
derechos ecológicos, entendiendo que tales derechos pretenderían asegurar y
promover una percepción global sobre los ecosistemas planetarios, de los
cuales la humanidad es parte integrante. No entiendo, coherentemente con lo
escrito hasta aquí, que tales derechos “ecológicos” se reduzcan a “incluir”, en
los derechos de la tercera generación, el “derecho al medio ambiente”. No
pienso, por tanto, en una yuxtaposición sobre los derechos humanos
certificados en las anteriores declaraciones de derechos, sino más bien en una
integración superadora que, desde luego, obliga a reformular los fundamentos
de los de los derechos anteriormente sancionados. No estaría, pues, en la línea
de una mera “continuidad” entre los derechos humanos de tercera generación
con respecto a los de la primera y segunda, sino que me acercaría más a la idea
de Michel Prieur (1984), de entender que el derecho al ambiente es portador de
otros derechos fundamentales como el derecho a la información y a la
participación, en el sentido de que “refuerza la función social y colectiva de
esos derechos ya existentes”.

En definitiva, opino que la Tercera Generación de Derechos Humanos debe


entenderse como la síntesis superadora, la nueva perspectiva —la perspectiva
ecológica — que la humanidad habría de adoptar a las puertas del tercer
milenio. Así, lo ecológico, como se ha repetido, se entiende aquí de un modo
abarcante y comprehensivo, que alude a las relaciones de los hombres con los
demás hombres, de los países ricos con los países pobres, y de la humanidad
toda con su propio medio global (físico, natural, técnico y social).

El valor-guía de referencia para el establecimiento de esta tercera generación


de derechos sería, en consecuencia, el de la “solidaridad”. Al menos, ésta me
parece la noción axiológica más acorde con las necesidades y con los
problemas de nuestra época presente. Y, por tanto, este sería el valor a fomentar
y a promover, como base una “ética ecológica”. Pero, de acuerdo con la
perspectiva global que he intentado mantener aquí, tal solidaridad no habría de
concebirse encorsetada en deberes y reciprocidades simétricas, como era
obligado en las éticas comunicativas analizadas en este trabajo; al menos, no
exclusivamente. Tal vez, en nuestro tiempo, haya que atreverse a postular una
radical asimetría, bastante lejana a cualquier planteamiento estrechamente
utilitario, y vecina, por el contrario, de un enfoque más deontológico,
desinteresado y amplio. Esto supondría concebir a la Tierra como espacio vital
de todos los seres, que han de compartir y disfrutar sus bienes. Equivale a
pensar el problema medioambiental, no en términos de “hombre y naturaleza”,
sino en términos de “hombre en la naturaleza”.

Hablo, pues, de una solidaridad que, coherentemente, llamaríamos “ecológica”,


ya que abarca a los seres humanos que tienen limitadas sus posibilidades de
acceso a los beneficios de la cultura y de la técnica y a los seres humanos
prisioneros de un subdesarrollo que hace posible nuestro desarrollo
(solidaridades sincrónicas); a los seres humanos que habitarán este planeta en
el futuro y tienen “derecho” a una calidad de vida digna (solidaridad
diacrónica); pero también a la biodiversidad genética, a los flujos vitales de los
ecosistemas de la Tierra, a sus ciclos, su equilibrio y su soporte físico, que es,
todo ello, lo que hace posible la vida en general y la vida humana en particular.
(solidaridad “ecológica”, en definitiva).

NOTAS

(1) ”Hacia la fundamentación de una ética ecológica: La contaminación


atmosférica y su contexto económico, político y jurídico”, de Marta Vázquez
Martín, defendida en La Universidad Complutense el 11 de septiembre de
1998. Y “Herencias y Consecuencias de una Racionalidad Mínima”, de María-
Carlos de Moura Oliveira, en proceso de realización, dentro del Program
Interde- partamental de Doctorado “El Medio Ambiente Natural y Humano en
las Ciencias Sociales, que coordino en la Universidad de Salamanca, y
codirigida con Fernando Broncano.

(2) Esta idea de equiparar, en el fondo, a unos y a otros, la he resaltado alguna


vez para diferenciar una postura meramente “ambientalista”“ de otra que
prefiero llamar “ecologista” o de “ecologismo radical”. Cfr. Sosa, 1990, 32.
Del mismo modo y por parecidas, aunque no idénticas, razones, prefiero hablar
de “ética ecológica” y no de “ética ambiental” (Cfr. Cfr. Sosa, 1990, 120-121).

(3) Los autores de la Deep Ecology han “formalizado” una plataforma de ocho
puntos básicos, que pueden consultarse en Naess (1986) y en Devall / Sessions
(1985). Son conocidas las críticas de L. Ferry (1994); o las de J. Cheney
(1989), calificando de “premodernas” las posiciones y tesis de la Deep
Ecology. Frente a la visión del hombre como un ser sumergido en el único
verdadero Ser, constituido por la totalidad de los seres vivos, algunos oponen la
idea de que, en esa dicotomía cabe un tertium genus : reconocer en el hombre
un ser con entidad propia, pero cuya entidad está constituida precisamente por
su apertura al mundo, a los demás seres humanos y a la trascendencia. Esta es
la posición de J. Ballesteros (1995); y algo de esta crírica aparece también en
A. Gore (1993).

(4) Los puntos son: 1. El bienestar y florecimiento de las formas de vida


humanas y no humanas en la Tierra tiene un valor intrínseco,
independientemene de su utilidad para los seres humanos. 2. La riqueza y la
diversidad de las formas de vida contribuyen a la realización de estos valores y
también son valores por sí mismos. 3. Los seres humanos no tenemos derecho
a reducir esta riqueza y diversidad, excepto para satisfacer nuestra necesidades
vitales. 4. La interferencia humana actual con el resto de la Naturaleza es
excesiva, y la situación está empeorando rápidamente. 5. El florecimiento de la
vida humana y las culturas son compatibles con una reducción sustancial de la
población humana. El florecimiento de los demás seres vivos así lo requiere. 6.
Por lo tanto, las políticas deben cambiar. Y estos cambios afectarán a las
estructuras económicas, tecnológicas e ideológicas. La situación resultante será
profundamente diferente de la actual. 7. El cambio ideológico principal
consistirá en apreciar más la calidad de vida que el incremento en el nivel de
vida. Habrá una profunda conciencia de la diferencia entre la cantidad y la
calidad. 8. Aquellos que suscriban los puntos precedentes tienen la obigación
de participar directa o indirectamente en los intentos para conseguir los
cambios necesarios.

(5) Esta vinculación entre la dominación de unos hombres por otros y la


explotación de la naturaleza ya la encontrábamos en Carl Lewis, The Abolition
of Man, Mew York: MacMillan, 1944; allí leemos; “El llamado ‘poder del
hombre sobre la naturaleza’ resulta ser, en realidad, el poder ejercido por
algunos hombres sobre otros hombres, utilizando la naturaleza como
instrumento”.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

 Abram, D. (1985). “The Perceptual Implications of Gaia”, The


Ecologist 15, 1985.
 Alford, F. (1975). Science and he Revenge of Nature: Marcuse and
Habermas, Gainesville: University Presses of Florida.
 Ballesteros, J. (1995). Ecologismo personalista, Madrid: Tecnos.
 Bello, G. (1988). El retorno de Ulises , Universidad de La Laguna.
 Boockhin, M. (1982). The Ecology of Freedom: the Emergence and
Dissolution of Hierarchy, Palo Alto: Cheshire.
 Callicott, J.B. (1990). “The Case against Moral Pluralism”,
Environmental Ethics , 12, 99-124.
 Carson, R. (1963). Silent Spring, London: Hamish Hamilton.
 Cheney, J. (1989). “The neo-stoicism of Radical Environmentalism”,
Environmental Ethics, 11, 293-325.
 Devall, B./ Sessions, G. (1985). Deep Ecology: living as if nature
mattered, Salt Lake City: Peregrine Smith Books.
 Drykek, J. (1990). “Green Reason: Communicative Ethics for the
Biosphere”, Environmental Ethics, 12, 195-210.
 Espinosa, L.(1999). “Filosofía de la Naturaleza y Ética”, Laguna VI,
115-134.
 Ferrater, J./ Cohn, P. (1981). Etica Aplicada, Madrid: Alianza, 1981.
 Ferry, L. (1994). El nuevo orden ecológico. El árbol, el animal y el
hombre, Barcelona: Tusquets.
 García, J. (coord.) (1997). Ética del Medio Ambiente, Madrid: Tecnos.
 García, J. (coord.) (2000). La dignidad de la naturaleza , Granada:
Comares.
 Garrido, F. (Comp.) (1993). Introducción a la Ecología Política,
Granada: Comares.
 Garrido, F. (1997). “Las Ecopolíticas”, en Ballesteros,J./ Pérez Adán,J.
(Eds.) Sociedad y Medio Ambiente, Madrid: Trotta, 301-321.
 Gore, A. (1993). La tierra en juego. Ecología y conciencia humana,
Barcelona: Emecé.
 Habermas, J. (1982). “A Reply to my Critics”, en John B. Thompson y
David Held (eds.) Habermas: Critical Debates , Cambridge: MIT
Press.
 Küng, H. (1990). Proyecto de una ética mundial , Madrid: Trotta.
 Leopold, A. (1949). A Sand County Almanac , and sketches here and
there, New York: Oxford University Press. [Felizmente contamos ya
con la traducción española de esta obra en la colección Clásicos del
Pensamiento Crítico, de la Editorial Los Libros de la Catarata, en
edición de Jorge Riechmann (Una Ética de la Tierra , Madrid, 2000).]
 Manning, R. (1981). “Environmental Ethics and John Rawls’ Theory of
Justice”, Environmental Ethics , 3, 155-165.
 Marcuse, H., (1993). “La ecología y la crítica de la sociedad moderna”,
Ecología Política 5, 73-79.
 McCloskey H. (1983). Ecological Ethics and Politics, Totowa:
Rowman and Littlefield. Hay traducción española en México, F.C.E.,
1988.
 Naess, A. (1973). “The Shallow and the Deep, Long-Range Ecological
Movement” Inquiry 16 , 95-100.
 Naess, A. (1986). “The Deep-Ecology Movement: Some philosophical
aspects”, Philosophical Inquiry , 8, 10-31.
 Norton, B. (1984). “Environmental Ethics and Weak
Anthropocentrism” Environmental Ethics 6, 131-148.
 Orton , D. (1996). “El biocentrismo de izquierdas”, Ecología Política ,
12, 153-155.
 Partridge, E. (1982). “Are we Ready for an Ecological Morality”,
Environmental Ethics 4 , 175-190.
 Passmore, J. (1978). Man’s Responsibility for Nature - Ecological
Problems and Western Traditions, 1974. Traducción española en
Madrid: Alianza.
 Prieur, (M.) Droit de l’environment, Paris: Dalloz.
 Sanz, C./Sánchez Alhama, J. (1995). Medio Ambiente y Sociedad. De la
metáfora organicist a la presevación ecológica, Granada: Comares.
 Schumacher, E. (1973). Small is beautiful . Traducción española
Madrid: Blume, 1978, 124. Subrayado del autor.
 Serres, M. (1991). El Contrato Natural, Valencia: Pretextos.
 Sosa, N. M. (1985). “Ética y Ecología: notas para una moral del medio
ambiente”, Cuadernos de Realidades Sociales , 25-26, 5-24.
 Sosa, N. M. (1990). Ética Ecológica, Madrid: Libertarias. 2ª edición en
1994.
 Sosa, N. M. (1995). “Ecological Ethics as an Ethics of Physical and
Moral Survival. Towards a Morality of All-Embracing Communication
and Solidarity”. En: B. y B. Sitter-Liver (Eds.), Culture within Nature.
Culture dans la Nature, Basel: Swuiss Academy of Humanities and
Social Sciences / Unesco, 87-100.
 Sosa, N. M. (1996). “The Ethics of Dialogue and the Environment:
Solidarity as a Foundation for Environmental Ethics”, en J.B. Callicott
y F. da Rocha (Eds.), Earth Summit Ethics, Albany: State University of
New York Press, 47-70.
 Taylor, Ch. (1986). “Die Motive einer Verfahrensethik”, en W.
Kuhlmann (ed.) Moralität und Sittlichkeit, Frankfurt: Surkhamp.
 Taylor, P. (1981). “The Ethics of Respect for Nature” en Environmental
Ethics 3, 197-218.
 Whitebook, J. (1979). “The Problem of Nature in Habermas”, Telos ,
40.

Nicolás M. Sosa. “Ética ecológica: entre la falacia y el reduccionismo."  


Laguna. Revista de Filosofía (Servicio de Publicaciones de la Universidad 
de La Laguna, Islas Canarias, España) 7 (2000): 307­327.[Edición digital a
cargo de José Luis Gómez-Martínez y autorizada para Proyecto Ensayo
Hispánico, Marzo 2001].

© José Luis Gómez-Martínez


Nota: Esta versión electrónica se provee únicamente con fines educativos.
Cualquier reproducción destinada a otros fines, deberá obtener los permisos
que en cada caso correspondan.
UNIVERSIDAD DE CHILE
DEPARTAMENTO DE POSTGRADO Y POSTÍTULO
Programa Interfacultades
Magíster en Gestión y Planificación Ambiental
BENEFICIOS DE LA RECREACIÓN AL INTERIOR DE LA
RESERVA NACIONAL LAGO PEÑUELAS
TESIS PARA OPTAR AL GRADO DE MAGÍSTER EN GESTIÓN Y
PLANIFICACIÓN AMBIENTAL
CLAUDIA LORETO CERDA JIMÉNEZ
Profesora Guía: Ph.D., M.Sc., Ing. For., Sra. Carmen Luz de la Maza A.
Julio, 2003

RESUMEN
Esta investigación tiene el propósito de estimar beneficios monetarios del servicio
recreativo al interior de la Reserva Nacional Lago Peñuelas, unidad perteneciente al
Sistema Nacional de Áreas Silvestres Protegidas del Estado (SNASPE) y localizada en
la V Región del país.
La tesis se basa en los fundamentos de la teoría económica y de la ética
antropocéntrica, utilizándose la Disposición a Pagar de los visitantes como medida de
valor.
Se utilizó el Método de Valoración Contingente, que permitió obtener modelos de
disposición a pagar por el precio de entrada, por el transporte para acceder al lugar y
para contribuir con un fondo de apoyo para la conservación del área.
El estudio permitió entregar resultados indicativos que podrán ser útiles para orientar
la
toma de decisiones respecto a la gestión del área. Estos derivan de todo el estudio y
fueron principalmente los siguientes: La mayoría de los visitantes entrevistados estuvo
dispuesta a pagar un precio superior que el que pagan por el ingreso a la Reserva y a
contribuir mensualmente con un fondo de apoyo para la conservación del área, por lo
cual dos de las hipótesis planteadas no tuvieron evidencia empírica para ser
rechazadas. Sin embargo, no estuvieron dispuestos a paga el precio propuesto por el
transporte para acceder al lugar, rechazándose la segunda hipótesis.
La variable Gastos Mensuales, fue la que mejor explicó la disposición a pagar de los
visitantes por la entrada, por el transporte y para contribuir con un fondo de apoyo para
la conservación de la Reserva. Por otra parte, la variable educación, no fue
significativa.
Respecto a los beneficios monetarios, al utilizar el concepto de Excedente del
Consumidor, los beneficios netos de la recreación resultaron positivos.
Finalmente, a raíz de la experiencia obtenida en esta investigación, las conclusiones
se
orientaron al aporte de la teoría económica en la resolución de problemas ambientales
relacionados con áreas protegidas, concluyéndose que permite obtener resultados
indicativos útiles para orientar la toma de decisiones respecto el manejo en las
unidades, además es posible utilizarla a diferentes escalas o niveles de análisis.
En el caso de las áreas silvestres protegidas, la aplicación de conceptos propuestos
por la teoría económica podría contribuir a resolver diversos problemas tales como:
reasignación de recursos, tarificaciones, evaluación de la gestión al interior de las
unidades, entre otros.
SUMMARY
The purpose of this research is to estimate monetary benefits of this recreative service
inside Reserva Nacional Lago Peñuelas belonging to the National System of Wild
Protected Areas of the State (SNASPE), located in the fifth Region of Chile.
This thesis is based in the fundamentals Economic Theory and the Antropocentric Ethic
using the visitors’ willigness to pay as a mesure of value.
The Contingent Valuation Method was used. This allowed the modeling of the
willigness
to pay for entrance price, for transportation to the area and for a local conservation
fund.
The study gave indicative results that could be useful to guide decision making
regarding the area’s management.
These are obtained from the whole study and were mainly the folllowing: Most visitors
interviewed were willing to pay a higher price than that paid for entrance and to
contribute for a local conservation fund.
The monthly expense variable was the one that best explained the willigness to pay of
the visitors, both for entrance and transport, and for a contribution to a support
conservation. On the other hand, the education varialbe was not significative.
Regarding the monetary benefits, based in the consumidor surplus, the recreation net
benefit were positiv.
Finally, the conclusions were aimed to the role of the Economic’s Theory for
environmenatl problem solving related to protected areas concluding that it allows to
obtain indicative results that are used to guide decision making regarding the areas
management. It is also possible to apply the Economic’s Theory at different scales or
analysis levels.
Regarding the protected wild areas the application of concepts porpose by the
Economic’s Theory could help solve differents problems such as resource assignment,
pricing, assessment of management inside the areas among others.
Key words: willingness to pay, consumer surplus, monetary benefits.
1
1. INTRODUCCIÓN
Las áreas protegidas proporcionan diversos bienes y servicios sin embargo, en
muchos
países el establecimiento y mantenimiento de las áreas naturales no ha sido una
prioridad. Esto se debe en gran parte a la falta de información acerca de las
consecuencias a largo plazo del desarrollo de las áreas protegidas y a la ausencia de
una metodología apropiada y fácil de entender que sirva para evaluar los beneficios
que las áreas protegidas le brindan a la sociedad.
Puesto que los beneficios no están bien definidos, no han servido para contrarrestar
los
conocidos costos inmediatos asociados con estas unidades. Así es esencial dar a
conocer los beneficios económicos y ecológicos de los sistemas de áreas silvestres
protegidas si se desea que los tomadores de decisiones puedan escoger
adecuadamente entre la continuidad de su existencia y otras actividades económicas,
o bien para llevar a cabo una buena gestión en estas áreas.
En este sentido, la economía ambiental ha desarrollado instrumentos que permiten
estimar los beneficios económicos generados por estas unidades.
En Chile, se han desarrollado diversas investigaciones que han intentado estimar los
beneficios monetarios de diversos bienes y servicios que proporcionan las áreas
protegidas. Una de las principales instituciones que ha promovido estos estudios ha
sido la Corporación Nacional Forestal (CONAF).
En este marco se desarrolló la presente investigación. La escala o unidad de análisis
fue la Reserva Nacional Lago Peñuelas, ubicada en la V Región del país y
perteneciente al Sistema Nacional de Áreas Silvestres Protegidas del Estado. Allí se
intentó obtener una aproximación del valor recreativo al interior de la unidad. Para ello
se utilizó el método de valoración contingente a través del cual se obtuvo la máxima
disposición a pagar de los usuarios de la Reserva por el servicio recreativo.
La metodología utilizada permitió entregar resultados indicativos, que podrán servir
para complementar la información para la toma de decisiones respecto el manejo en la
unidad.
2
2. MARCO TEÓRICO
2.1 Perspectiva Teórica
Los economistas han experimentado por muchos años la evaluación de recursos
naturales, por lo cual existen valoraciones que no son de mercado. Últimamente, las
valoraciones de bienes naturales son dependientes del punto de vista del evaluador,
es
decir, de si éste trabaja desde una perspectiva ecocéntrica o antropocéntrica (Seják,
2000).
La ética antropocéntrica establece que el valor de los bienes y servicios ambientales
es
derivado solamente de las preferencias individuales. Por otra parte, la ética
ecocéntrica
asume que los recursos naturales, incluidas las formas de vida, tienen valor en si
mismos, el cual es independiente de las preferencias humanas y por lo tanto estos
recursos poseen un valor intrínseco. Así, el punto de vista ecocéntrico, es incompatible
con la economía neoclásica que considera principalmente las preferencias individuales
de las personas (Pearce y Turner, 1990).
El principal dilema entre las dos perspectivas es que de acuerdo al ecocentrismo, si
todas las formas de vida en el mundo tienen el derecho de existir entonces estas
especies y ecosistemas tienen un valor positivo independiente de las preferencias o
deseos humanos. Sin embargo, aquellos que respetan el paradigma neoclásico no
consideran el valor intrínseco, de este modo, no siempre los ecosistemas tendrán un
valor positivo (Seják, 2000).
El antropocentrismo, establece que la aproximación utilitaria para la valoración de
bienes o servicios ambientales, refleja de alguna manera beneficios para los humanos.
Estos valores son determinados por mercados o por métodos desarrollados que
utilizan las preferencias individuales para bienes y servicios ambientales que carecen
de precio de mercado (Colby, 1991).Todos los beneficios son expresados bajo el
concepto de Valor de Uso, sin embargo, Krutilla (1967), sugirió que aunque los
individuos no utilicen un recurso, es posible que éste sea valioso para ellos,
introduciendo así el concepto de Valores de No Uso, dentro de los cuales destacan el
Valor de Opción, Existencia y Legado. El autor define como valor de opción, aquel
3
valor de mantener abierta la opción de utilizar un recurso en el futuro, el de existencia
como aquel que se asocia simplemente con el conocimiento de que el recurso natural
existe y, el valor de legado como el deseo de que las futuras generaciones gocen de
una cierta dotación de recursos naturales y servicios ambientales (Krutilla y Fisher,
1980).
2.2 Teorías del valor, del bienestar y de la elección racional del consumidor
En general, los servicios ambientales ofrecidos por las áreas protegidas, carecen de
precio. Cuando se trata de bienes privados, el valor económico del bien reflejaría el
valor de uso del mismo. No obstante, la discusión respecto del valor de los bienes o
servicios se torna relevante cuando se trata de bienes públicos o ambientales
(Baytelman, 1997).
Por esta razón, y dada la importancia de determinar el valor de esos bienes para una
provisión socialmente óptima, se han desarrollado diversas metodologías que intentan
predecir el valor que los individuos les asignan.
Estos métodos de valoración se clasifican en directos e indirectos. Los métodos
indirectos intentan determinar valores de bienes o servicios ambientales, utilizando
datos de mercado. Un ejemplo de método indirecto es el Costo de Viaje. Por otra
parte,
los métodos directos, intentan obtener el valor monetario de bienes y servicios
ambientales, mediante la formulación de mercados hipotéticos, preguntando
directamente por la disposición a pagar de las personas. En esta última categoría se
encuentra el método de Valoración Contingente (Mitchel y Carson, 1989).
Las bases teóricas de estos métodos provienen de la teoría del valor, la economía del
bienestar y de elección racional del consumidor.
2.2.1 Teoría del valor
Respecto al concepto de valor, “valor” es una propiedad de las cosas que deriva
básicamente de algunas necesidades o deseos que requieren ser satisfechas(os). El
valor es por lo tanto función de la capacidad de satisfacción (Sinden y Worrell, 1979).
Valor = f(capacidad de satisfacción) (1)
4
De acuerdo a Sinden y Worrell (1979), el valor puede ser medido en términos de
algunos deseos o necesidades. En función de estos deseos las personas pueden
ordenar las cosas en base a valores relativos. De esta forma, a las cosas que pueden
proporcionar una alta satisfacción, se les asignará un alto valor y un bajo valor a las
que proporcionen una baja satisfacción. Los autores sugieren además que el valor de
una cosa depende particularmente de las circunstancias bajo las cuales ésta es
valorada, por lo que los valores no son fijos. Una cosa i puede tener diferentes valores
para diferentes propósitos, en diferentes tiempos, para distintas personas, bajo
diferentes condiciones y en diferentes circunstancias (personales, físicas,
emocionales,
psicológicas, sociales y políticas del evaluador, al momento que hace la valoración).
Sinden y Worrell (1979), expresan lo mencionado anteriormente de la siguiente
manera:
Valori = f(deseos y necesidades, condiciones ambientales, circunstancias del
evaluador al momento de la valoración) (2)
Por otra parte, Freeman (1993), establece que el valor económico puede ser definido
en términos de algunos criterios fundamentales que identifican qué es lo considerado
conveniente. En este contexto, la economía neoclásica define bienestar en función de
las preferencias individuales, donde Freeman (1993) asume que éstas pueden ser
representadas por una función ordinaria de utilidad.
Determinación de valores
De acuerdo a Sinden y Worrell (1979), los valores se determinan siempre para un
cierto propósito. Un planificador necesita saber los valores comparativos de ciertas
alternativas para elegir entre ellos. Estos valores se deben medir en términos de los
deseos o necesidades, pero que algunos sean relevantes, depende del propósito de la
decisión. En base a esta valoración, las alternativas se pueden alinear en el orden de
sus valores relativos. Si hay suficiente información efectiva sobre las capacidades de
las alternativas de satisfacer el deseo o necesidad específico(a), puede ser posible
cuantificar sus valores relativos, como por ejemplo, establecer que el comestible X
tiene dos veces el valor alimenticio que el comestible Y.
5
Por otra parte, Baier (1969), sugiere que la gente valora las cosas que son capaces de
diferenciar sus vidas favorablemente, por lo cual propone que la diferencia favorable
en
la vida de una persona, sea el último criterio para la valoración. Cualquier cosa que no
tenga ninguna capacidad de hacer una diferencia favorable en la vida de alguien
carece de valor.
Generalmente los economistas usan el término “utilidad”, que definen como la
satisfacción que una persona desea. Esto es virtualmente sinónimo de la capacidad de
hacer una diferencia favorable para la vida de alguien. De esta forma, Baier (1969),
propone que la ecuación 2, se puede expresar de la siguiente manera:
Valori = f(utilidad, condiciones ambientales, circunstancias del evaluador al
momento de la valoración) (3)
El proceso de la determinación del valor
De acuerdo a algunos autores la evidencia más confiable de las valoraciones relativas
de la gente es su disponibilidad para pagar, es decir, cuánto está realmente dispuesta
a dar para obtener determinados bienes.
Se han desarrollado algunos modelos de valoración, que intentan mostrar de manera
general, cómo las entradas de información tienen un papel preponderante en el
proceso de la valoración.
Relacionado con esto, en la figura N° 1 se presenta un modelo de valoración individual
y en la N° 2 uno de valoración social.
La figura N°1 muestra como varios factores influyen en la determinación de un valor. El
individuo tiene ciertas necesidades y deseos y un cierto conocimiento de cómo
satisfacerlos. También posee capacidades, habilidades y recursos y un cierto
conocimiento de cómo utilizarlos. Algunas necesidades son inherentes de sus
características fisiológicas, pero la mayoría es determinada por el ambiente en el cual
vive y el grupo social al cual pertenece.
6
Figura N° 1: Modelo individual de la determinación del valor. Sinden y Worrel,
(1979:13).
El mundo externo también ejerce una cierta influencia sobre las personas. Las
opiniones del individuo son fuertemente influidas por el grupo social, particularmente
en
lo referente a la moralidad. El grupo social pudo también haber creado las instituciones
o las regulaciones impuestas que afectan lo que puede tener esta persona. Debido a
diversas instituciones, por ejemplo, el individuo podría tener derechos exclusivos de
aterrizar en Sud América, pero no en la Unión Europea.
Como resultado de todas estas influencias, los individuos tienen sensaciones algo
definidas sobre las utilidades de cosas alternativas en los tiempos en que deben elegir
entre ellas. De manera similar, las capacidades, los recursos y el conocimiento que
una
persona tiene son determinados en gran parte por su ambiente y grupo social y éstos
pueden también influir en cómo ésta los utiliza. Cuando un individuo debe tomar una
Individuo
Posee habilidades,
recursos y conocimientos
Tiene necesidades
y
conocimiento
Mundo
externo
Ambiente
Características
biofísicas
circundantes
que actúan
en la oferta
y la demanda
Percepciones
individuales
Actitudes
morales Sociedad
Oferta Utilidad
Crea las
instituciones
que actúan
en la
oferta y
la demanda
Un individuo reacciona a
un evento específico
En diferentes
ambientes
En diferentes
sociedades
Valoración Individual
7
decisión, él evalúa cada alternativa en términos de su utilidad y el costo de
oportunidad
de conseguirlo, llegando así a valores comparativos de dos alternativas.
A continuación, se presenta un modelo social de determinación de valor.
Figura N° 2: Modelo social de la determinación del valor. Sinden y Worrel, (1979: 14).
La figura N° 2 muestra cómo varios factores influyen en la determinación del valor de
una cosa por una sociedad, en una situación específica. La sociedad conoce sus
necesidades y recursos. Cada sociedad tiene ciertas sensaciones y actitudes morales,
además crean diversas instituciones para facilitar la coexistencia de sus miembros
individuales.
Las valoraciones que realiza cada persona son diferentes, motivo por el cual la
sociedad tiene problemas al agregarlas, para lo cual utiliza algunas instituciones en
Sociedad
Individuos Ambiente
Mundo externo
Valoración
individual
en
eventos
específicos
Moralidad
social
Creación de
instituciones
Tiene conocimiento
de sus propias
necesidades
y recursos
Agregación Percepción
social
La sociedad reacciona a
eventos específicos en un
marco institucional específico
En diferentes
ambientes
En diferentes
grupos
Valoración social específica
8
este proceso.
Por otra parte, porque las valoraciones individuales y las opiniones sociales de valor
del grupo son afectadas por el ambiente en el cual el grupo existe, el valor social
puede
ser diferente en ambientes diferentes y para diversos grupos.
2.2.2 Valor, disposición a pagar y beneficios
Mitchell y Carson (1989), dan una clasificación de métodos para estimar valores. El
primero se refiere a la utilización de datos resultantes de observaciones de personas
que actúan en el mundo real, donde las personas tienen preferencias y viven con las
consecuencias de éstas. El otro método se refiere a cómo las personas responden
preguntas hipotéticas de la forma “¿estaría usted dispuesto a pagar ...?”.
De acuerdo a Field (1996), el valor de un bien para una persona, es lo que está
dispuesta a sacrificar para conseguirlo, que generalmente tiene que ver con su poder
de compra. Entonces, el valor de un bien para alguien es lo que esa persona está
dispuesta a pagar por él. Por otra parte, los beneficios son proporcionados a la gente
mediante el suministro de algo que valore. En este contexto, se sabe que una persona
valora algo por el hecho de que ella está dispuesta a sacrificar o pagar algo por eso.
De acuerdo con esta lógica, los beneficios que las personas obtienen de algo son
iguales a la cantidad que están dispuestas a pagar por él.
Excedente del consumidor y beneficios
De acuerdo a Freeman (1978), si se desea calcular la disponibilidad para pagar de las
personas por determinado producto con precio de mercado, se debe observar cuando
lo compran y así es posible formarse una buena noción del valor que le asignan. Sin
embargo, esto no se puede hacer al valorar cambios en la calidad ambiental o al
valorar la recreación de un determinado lugar. No existen mercados en los cuales las
personas compren o vendan unidades de calidad ambiental, de tal modo que no es
posible medir los beneficios para el consumidor de igual manera como se puede hacer
con un producto con un precio determinado.
Para medir beneficios netos sociales, se utiliza un concepto fundamental: el
Excedente
del Consumidor. En un proyecto cualquiera se puede identificar las ganancias o
9
pérdidas de excedentes para los diversos agentes involucrados. A partir de la
definición de estos excedentes, es posible estudiar los posibles criterios de bienestar
social, que determinen cuando la sociedad, en su conjunto, gana o pierde.
Al respecto, Dupuit (1844), describió el excedente del consumidor como la diferencia
entre el precio pagado cuando se compra un bien y el precio que el consumidor estaría
dispuesto a pagar. Por lo tanto, los beneficios netos están asociados a la disposición a
pagar por un bien o servicio (la demanda), la cual queda determinada conjuntamente
por las preferencias individuales y por la restricción presupuestaria del agente
económico.
La figura N° 3, muestra la relación entre el excedente del consumidor y la demanda de
un producto X (que podría ser un servicio o bien ambiental).
Figura N° 3. Excedente del consumidor.
Precio
B
P* A
O Q* Cantidad
Al analizar la figura N° 3, es posible observar que el consumidor consume la cantidad
OQ* a un precio OP*. Por lo tanto, el costo total de su consumo es OP*AQ*, mientras
que él está dispuesto a pagar por dicha cantidad el monto total de OBAQ*. La
diferencia entre este beneficio bruto y el costo total para la persona representa el
excedente (beneficio neto) del consumidor, y se visualiza en el triángulo BAP*.
Por otra parte, McFadden (1994), establece que los beneficios netos a la sociedad de
las acciones que afectan recursos ambientales, pueden ser estimados empleando el
excedente del consumidor de Hicks, determinando la variación equivalente en la renta
que deja a cada consumidor indiferente a la acción. Además, este mismo autor señala
que cuando los consumidores son racionales y el excedente del consumidor puede ser
Demanda
10
medido confiablemente de funciones de la demanda de mercado, entonces es una
base satisfactoria para el cálculo de bienestar.
2.2.3 Teoría de la elección racional del consumidor
Train (1986), menciona que son varios los supuestos en los que se basa la teoría
microeconómica acerca del comportamiento de los individuos. Así se puede decir que
las canastas consumidas son jerarquizables de acuerdo a las preferencias de los
individuos que se comportan racionalmente: que más es preferible a menos.
Basándose en dichos supuestos, es posible derivar funciones de utilidad determinadas
por las preferencias de las personas. Estas funciones de utilidad pueden ser directas,
es decir, que dependen de cantidades e implícitamente de los gustos, e indirectas, que
dependen del nivel de ingreso y los precios de los bienes. Dependiendo del objetivo
que se desea alcanzar, se trabaja con la función de utilidad más conveniente.
Economía básica de valoración
a) El concepto de mercado
Sinden y Worrel (1979), señalan que un mercado es básicamente una disposición de
compradores y vendedores a intercambiar cosas. Los economistas han desarrollado
teorías para explicar el comportamiento de ambas partes.
La teoría de la demanda explica cómo los compradores o los consumidores responden
a los precios en los cuales las cosas se ofrecen para la venta. La teoría del precio
explica cómo los precios de mercado se convierten en respuesta a la demanda y a la
fuente de mercancías y de servicios. Por otra parte, las teorías de la demanda y de la
oferta explican el comportamiento en respuesta a precios eficaces, sin importar cómo
esos precios han sido formados.
b) Expresión matemática de la oferta y la demanda
La oferta y la demanda, pueden expresarse en formas cuantitativas simples que
representan las respuestas del comprador y vendedor.
11
Función de la demanda
La teoría económica asume que los consumidores individuales se esfuerzan para
maximizar sus utilidades (U), que derivan de bienes y servicios consumidos:
U= U(Q1, ..., Qn),
donde Qi representa la cantidad del bien i consumido.
Porque los consumidores tienen recursos limitados, esto está conforme al nivel de
ingreso, donde:
I = P1Q1+...+PnQn,
donde, Pi es el precio del bien i e I representa el ingreso.
De esta forma:
Q1 = f(P1, ..., Pi, ..., Pn, I),
lo que indica que el consumo de un determinado bien está influenciado por el precio
del mismo, los precios de otras mercancías y el nivel de ingreso de los consumidores.
Sin embargo, en el trabajo ambiental, es común agregar variables para otros factores
explicativos, dando una función de la demanda de la forma:
Qi = f(Pi, Pn, I, Xn),
donde Pn representa el precio de otras mercancías y Xn el de otros factores.
La función más simple sería:
Qi = f(Pi),
o en términos aritméticos:
12
Qi = a-b Pi,
donde el término a es una constante y b es el coeficiente que relaciona la cantidad de
Qi con la de Pi.
c) Definición de utilidades
Un paso importante en la valoración, es definir qué cosas son valoradas. La
importancia de este paso puede darse a conocer a través de ejemplos. En este
contexto, se han hecho muchas tentativas para evaluar las ventajas de la caza y
pesca, donde los participantes de estas actividades obtienen claramente una utilidad
en forma de satisfacción al practicar estos deportes, sin embargo esta satisfacción es
difícil de definir (Potter et al, 1973), ya que por ejemplo, la satisfacción de la caza
involucra los siguientes elementos principales: estar al aire libre y cerca de la
naturaleza, cambio de rutina y experiencia visual. Pero si la satisfacción deriva de
tantas dimensiones, ¿cómo puede un analista conceptualizar siempre el problema de
la valoración?. Los autores mencionados, ofrecen una pista, observando qué presa
buscan los cazadores, de esta forma es posible aproximarse a definir las dimensiones
de la satisfacción que provoca el objeto de valor del deporte. Así, la valoración debe
comenzar con la información sobre la cosa implicada, que en este caso corresponde al
tipo de presa que se busca.
Pickle et al, (1973), proponen otro ejemplo, referido a la valoración del mejoramiento
de
la calidad del agua como resultado del control de la contaminación. Se identificaron los
beneficios del control de la contaminación del agua en Alabama. Estos fueron:
aumento de oportunidades recreacionales, disminución de pérdida de fauna acuática y
reducción de costos del tratamiento de aguas río abajo. Estos beneficios se indicaron
por los cambios en los siguientes ítems medibles: número de días de recreación,
cantidad de peces extraídos, superficie de tierras tratadas, entre otros. Como estos
cambios se pueden relacionar con los cambios en ciertas características del río, la
utilidad total que resulta del control de la contaminación se pudo expresar como:
Utilidad total = f(cantidad total de beneficios)
= f(características del río)
13
De esta forma, la valoración debería comenzar con la información sobre los cambios
básicos en la cosa que es valorada (Pickle et al, 1973).
3 PROBLEMA DE INVESTIGACIÓN
3.1 Enfoque
Esta investigación, se centra en la perspectiva antropocéntrica, que establece que los
recursos naturales o servicios ambientales tienen valor en la medida que se lo dan las
personas. A su vez, se asume que éstas actúan racionalmente con el fin de maximizar
sus utilidades y que estos actos están condicionados por una serie de factores que
influyen en la toma de sus decisiones. Así, la aproximación utilitaria refleja de alguna
manera beneficios para los individuos.
En este contexto, los costos y beneficios que derivan de actividades y servicios que
ofrecen las áreas protegidas a los visitantes afectan a estos usuarios individualmente,
considerándose como beneficio, la satisfacción que la persona experimenta en el
lugar,
donde diversos autores proponen que sus beneficios sean valorados en forma
monetaria y así tener una medida de la importancia que la sociedad le asigna a la
conservación de las áreas naturales.
Por otra parte, la economía ambiental ha avanzado considerablemente en la
construcción de una taxonomía de valores económicos en relación con el medio
ambiente. La primera gran distinción se puede hacer separando los valores de uso y
de
no uso. Para el caso de esta investigación, vale la pena destacar el valor de uso
directo, entendido como la contribución inmediata que realiza un bien o servicio
ambiental a las actividades de producción o consumo, por ejemplo madera extraída de
un bosque o el uso recreativo directo que puede hacerse de él.
Respecto al valor de no uso, incluye entre otros, el valor de opción, existencia y
herencia.
Así, se ha desarrollado el concepto de valor económico total de un área protegida, que
incluye beneficios que derivan del consumo directo de la recreación al interior del sitio
así como también valores de opción, existencia y de herencia derivados desde fuera
del sitio (Walsh y Loomis, 1989). Pearce y Turner (1990), proponen la siguiente
14
expresión para el valor económico total:
Valor económico total = Valor de uso actual + Valor de opción + Valor de
existencia.
Donde:
Valor de opción = Valor de uso (por el individuo) + Valor de uso por individuos futuros
(descendientes y generaciones futuras) + Valor de uso por otros
individuos (valor indirecto actual para el individuo).
Y,
Valor de existencia = Valor intrínseco.
El problema de investigación de este estudio, consiste en aproximarse a una parte del
valor económico total de la Reserva Nacional Lago Peñuelas. Para ello se busca
obtener una aproximación al valor de uso recreativo al interior de la Reserva y a los
valores de no uso, como los de existencia, opción y legado con trasfondo recreativo,
mediante la estimación de beneficios monetarios.
Para ello, se realiza el análisis de algunas características propias de los visitantes, a
fin
de dar una interpretación de los resultados obtenidos.
4. OBJETIVOS
4.1 Objetivo general
Estimar los beneficios de la recreación al interior de la Reserva Nacional Lago
Peñuelas.
4.2 Objetivos específicos
• Caracterizar a los visitantes de la Reserva Nacional Lago Peñuelas.
• Estimar la disposición a pagar de los usuarios de la Reserva Nacional Lago
Peñuelas, por los servicios recreativos que ésta les brinda.
• Proponer recomendaciones técnicas para mejorar la gestión del área, a base de la
15
experiencia obtenida.
5. ALCANCES DE LA INVESTIGACIÓN
5.1 Límites espaciales y conceptuales de la valoración del servicio recreativo
El estudio se realiza a nivel de componentes básicos del Sistema Nacional de Áreas
Silvestres Protegidas del Estado, donde uno de ellos es la Reserva Nacional Lago
Peñuelas, que corresponde a la unidad de análisis de esta investigación.
El valor monetario del servicio recreativo, se obtiene desde la perspectiva neoclásica,
es decir, se supone que la Reserva tiene un valor recreativo, el cual es dependiente de
las preferencias de las personas, es decir, el individuo expresa la consideración que le
merece este servicio ambiental. Para ello se usan mercados hipotéticos, con el
objetivo
de lograr una valoración no sólo individual, sino además de mercado.
Basándose en la teoría económica neoclásica, los alcances de la investigación tienen
que ver principalmente con las circunstancias ya sea físicas, emocionales y
monetarias
de los visitantes, que influyen en los resultados obtenidos.
También existe una limitación temporal. En cualquier investigación de valoración de
servicios ambientales, el valor obtenido es representativo para el momento en que se
realizó el estudio. En este contexto, aunque los datos se tomaron en una determinada
época del año, esta acoge una mayor cantidad y variedad de visitantes. Además es en
verano cuando el servicio recreativo que ofrece el área, tiene mayor demanda.
Por otra parte, si bien la metodología utilizada para la valoración permitió obtener
resultados indicativos respecto el valor del servicio ambiental, esto no le resta validez
a
la investigación. Relacionado con esto, el estudio se basa en los principios de la teoría
económica y en las preferencias de personas que hacen uso real del servicio valorado.
16
6. HIPÓTESIS
Las hipótesis planteadas se fundamentan en las teorías económica y del valor. Mitchell
y Carson (1989), establecen que el valor de un bien para una persona, es lo que ésta
está dispuesta a sacrificar para conseguirlo, que generalmente tiene que ver con su
poder de compra. Entonces, el valor de un bien para alguien es lo que esa persona
está dispuesta a pagar por él. Adicionalmente, los beneficios son proporcionados a las
personas mediante el suministro de algo que ellas valoren.
Por otra parte, cabe mencionar la teoría microeconómica acerca del comportamiento
de los individuos, que establece que las canastas consumidas son jerarquizables de
acuerdo a las preferencias de los individuos, que éstos se comportan racionalmente y
que este comportamiento está influido por su poder de compra. Además destaca el
concepto de mercado, que de acuerdo a Sinden y Worrel (1979) es una disposición de
compradores y vendedores a intercambiar cosas. En este caso, la teoría de la
demanda explica cómo los consumidores responden a los precios en los cuales las
cosas se ofrecen para la venta.
En este contexto, las hipótesis planteadas para esta investigación, son las siguientes:
• Si los visitantes están dispuestos a pagar por los servicios ambientales que les
brinda la Reserva Nacional Lago Peñuelas, entonces estarán dispuestos a pagar
al menos un 25% más que el precio actual de entrada.
• Si los visitantes están dispuestos a pagar por los servicios ambientales que les
brinda la Reserva Nacional Lago Peñuelas, entonces estarán dispuestos a pagar al
menos un 25% más que el precio actual del transporte para acceder al área.
• Si los visitantes están dispuestos a pagar por los servicios ambientales que les
brinda la Reserva Nacional Lago Peñuelas, entonces estarán dispuestos a
contribuir mensualmente con un fondo de apoyo para su conservación.
Cabe destacar que el 25%, tiene relación con los precios o montos de salida
propuestos a los visitantes, para obtener su disposición a pagar. Esto se explica en la
metodología utilizada para esta investigación.
17
7. METODOLOGÍA
En esta investigación se utilizó el método de Valoración Contingente, con el objetivo de
obtener medidas monetarias del valor recreativo de la Reserva Nacional Lago
Peñuelas. A continuación se dan a conocer las características generales de este
método.
7.1 El método de valoración contingente
Mitchel y Carson (1989), proponen métodos para abordar la valoración económica de
bienes y servicios ambientales, donde destaca la Valoración Contingente.
Este método, originalmente propuesto por Davis (1963), se ha convertido en la
principal herramienta de valoración ambiental ante las limitaciones presentadas por
aquellas otras técnicas basadas en la conducta de los agentes en el mercado
(preferencias reveladas). El método ha sido aplicado para valorar numerosos y
diversos bienes públicos y servicios ambientales, como la calidad del agua, la
existencia de especies silvestres, la preservación del paisaje, los daños ambientales y
sobre todo, la estimación del uso recreativo y de conservación de espacios naturales
(Randall et al, 1994). Hanemann et al, (1991), establecen que el método de valoración
contingente permite aproximarse a obtener valores como el de la recreación o la
calidad ambiental.
An (2000) menciona que la valoración de bienes o servicios ambientales que carecen
de precio envuelven un concepto central que es la disponibilidad a pagar, donde los
datos son obtenidos usando generalmente valoración contingente. Además, de
acuerdo a Lockwood et al, (1993) y Wilks (1990), el método de valoración contingente
además de estimar los beneficios recreativos de un lugar, tiene el potencial para medir
valores de opción, existencia y legado.
Por otra parte, McFadden (1994), indica que el método de valoración contingente
usado para estimar existencia de valores de recursos naturales, ha sido examinado
por
veracidad estadística y sensibilidad económica. An (2000) menciona que, por estos
motivos, el método ha sido aprobado y autorizado por NOAA Panel (National Oceanic
and Atmospheric Administration).
18
Finalmente, Loomis (1996), establece que cuando se trata de bienes privados, es
bastante sencillo estimar demandas y ofertas dada la información que proporciona el
comportamiento de las personas en el mercado, sin embargo, cuando se trata de
evaluar proyectos que involucran la participación de bienes públicos o que afectan su
oferta, se torna muy complejo el proceso de estimación de beneficios y costos. En este
contexto, la valoración contingente ha llegado a ser ampliamente usada como
herramienta para valorar bienes que no se transan en el mercado.
7.1.1 Características del método
El método de valoración contingente se basa en vínculos conductuales, es decir,
supone que existe alguna relación conductual entre un cambio en la amenidad de un
área natural y los efectos que esto produce (Mitchel y Carson, 1989).
El método intenta averiguar la valoración individual que otorgan las personas a los
cambios en el bienestar que les produce la modificación en las condiciones de oferta
de un bien ambiental; la forma de estimación es a través de la pregunta directa. Así,
las
medidas de valor se obtienen mediante la disposición a pagar por un determinado bien
o servicio ambiental (Frykblom, 1997).
7.1.2 El mercado hipotético
Según McFadden (1994), cuando externalidades, bienes públicos o asimetrías de
información interfieren en la determinación de excedentes de consumo desde
funciones de demanda de mercado, se puede tratar de construir un mercado hipotético
para determinar la disposición a pagar.
El método de valoración contingente, descansa en mercados hipotéticos, cuyo
enfoque
establece que las respuestas individuales obtenidas en esos mercados, son
comparables con las obtenidas en mercados reales (Mitchel y Carson, 1989). De esta
forma, el método se instrumenta en la práctica mediante la formulación de un mercado
hipotético sobre la base de un cuestionario estructurado. Se realiza una encuesta a
una muestra representativa de la población por medio del cual se ofrece una
transacción no real entre el bien público a valorar y una cantidad monetaria. De esta
19
forma, los cuestionarios juegan el papel de un mercado contingente donde la oferta
viene representada por la persona entrevistadora y la demanda por la entrevistada,
quien se encuentra en una situación parecida a la que diariamente enfrenta en los
mercados reales: comprar o no una cantidad determinada de un bien a un precio dado
(Abad, 1996).
Simplemente se pregunta a las personas qué valor dan en un cambio especificado en
una amenidad ambiental o la cantidad máxima que pagarían porque ocurriera de esta
forma, si las respuestas son veraces, son expresiones directas de valor (Freeman,
1936).
Normalmente, la pregunta hipotética pide un sí o ninguna respuesta a la pregunta
¿Usted estaría dispuesto a pagar $X...?.
Las preguntas hipotéticas se administran por entrevistadores entrenados, para
hacerlas en forma personal o por teléfono. Los estudios incorporan a menudo diseños
experimentales con diversos tratamientos aplicados a diversos subconjuntos de la
muestra. El propósito de los diversos tratamientos es probar hipótesis sobre cómo las
respuestas son influidas por ciertas características del estudio, como por ejemplo, el
formato de la pregunta.
Mitchel y Carson (1989) y Wilks (1990), establecen que el instrumento utilizado en
valoración contingente, consiste normalmente en tres componentes:
1. Una descripción exhaustiva del bien o servicio ambiental que se está valorando y
un claro planteamiento del mercado hipotético.
2. Las preguntas de las cuales los valores serán deducidos.
3. Preguntas que otorguen información socioeconómica de las personas
entrevistadas, tales como renta o nivel de ingreso, edad, educación entre otras.
Variables que podrán servir para estimar funciones de valor.
7.1.3 Técnicas usadas en el método de valoración contingente y bases teóricas
McFadden (1994), dice que a través del método de valoración contingente se
determinan preferencias individuales declaradas desde un muestreo de consumidores
20
usando ya sea, preguntas abiertas que piden directamente la disposición a pagar o de
referencia (cerradas) que presentan una secuencia de ofertas al consumidor y
requieren un voto positivo o negativo si cada oferta excede la disposición a pagar del
sujeto.
El típico experimento de valoración contingente en economía ambiental, pregunta
acerca de un solo bien o servicio ambiental, frecuentemente con una descripción
detallada del bien o servicio que se está valorando.
En años recientes, los procedimientos de referéndum han tendido a reemplazar
preguntas abiertas, aparentemente porque estas últimas traen una incidencia
relativamente alta de no respuestas, o de respuestas de protesta encontrados en
estudios con preguntas abiertas (McFadden, 1994).
De acuerdo a Randall et al, (1994), inicialmente, un formato “bidding”, es decir, de
ofertas a diferentes precios, se usaba para derivar la disponibilidad a pagar.
En cierto sentido este método tradicional “bidding” y el más reciente, de preguntas de
elección dicotómica simplemente acotadas (“single bounded”), representan extremos
bipolares de un continuo. En el extremo de las posturas al respondente se le hacen
preguntas de elección dicotómica hasta que se logra alguna estimación puntual de la
disponibilidad a pagar (Hanemann et al, 1991).
Bishop y Heberlein (1979), mencionan que la elección dicotómica simplemente
acotada, sólo se hace una pregunta de elección dicotómica y la cantidad de dinero se
trata como un umbral. Si el bien se valora más que el umbral de cantidad de dinero, la
persona responde “sí”, de otro modo, responde “no”. Estos mismos autores establecen
que mientras este enfoque es más cómodo para la persona que responde, es
estadísticamente menos eficiente y requiere una muestra mayor para lograr un
determinado nivel de precisión.
En este contexto, Carson et al, (1986), proponen el método de valoración contingente
“doblemente acotado”, donde los participantes responden a una primera cantidad de
dinero y después enfrentan una segunda pregunta involucrando otra cantidad de
dinero, mayor o menor dependiendo de la respuesta a la primera pregunta.
21
7.1.4 Bases teóricas del modelo simplemente acotado
El modelo de valoración contingente con acotamiento simple, involucra preguntarle a
un individuo si pagaría una cierta cantidad dada B, para asegurar una determinada
mejora en la calidad ambiental. La probabilidad de obtener una respuesta “no “ o un
“sí”, puede ser representada respectivamente por:
πn(B) = G(B; θ), (1)
πy(B) = 1- G(B; θ), (2)
donde G(.; θ) es alguna función de distribución estadística con vector o parámetro θ.
Como es apuntado por Hanemann (1984), este modelo estadístico puede ser
interpretado como una respuesta de maximización de utilidades, dentro de un contexto
de utilidades al azar, donde G(.;θ) es la función de densidad acumulativa de la máxima
disponibilidad a pagar, porque la maximización de utilidades implica:
Pr{No a B} ⇔ Pr{B > máxima disponibilidad a pagar}
Pr{Yes a B} ⇔ Pr{B ≤ máxima disponibilidad a pagar}
En el estudio pionero de Bishop y Heberlein (1979), G(.;θ) es la función de densidad
acumulativa log-logística:
G(B) = [1+ea-b(lnB)]-1, (3)
donde θ ≡ (a,b).
Otra alternativa es la función de densidad acumulativa logística:
G(B) = [1+ea-b(B)]-1 (4)
Mientras otras técnicas de estimación tienen propiedades asintóticas equivalentes, es
conveniente enfocarse en el estimador de máxima probabilidad. Considerando N
22
participantes en el experimento simplemente acotado y donde BS
i, es la postura
ofrecida al participante i, entonces la función de probabilidad–log para este grupo de
respuestas es:
lnLS(θ) = Σ{dy
i ln πy(BS
i)+ dn
i ln πn(BS
i)} (5)
= Σ{dy
i ln[1-G(BS
i; θ)]+ dn
i lnG(BS
i ; θ)},
donde dy
i es 1 si la respuesta del individuo i es “sí” y 0 si es “no”, mientras dn
i es 1 si la
respuesta del individuo i es “no” y 0 si es “sí”.
El estimador de máxima verosimilitud, denotado θS, es la solución a la ecuación:
δlnLS(θS)/ δθ = 0. Este estimador es consistente (aunque puede estar sesgado en
pequeñas muestras) y asintóticamente eficiente. Así la matriz asintótica de
varianzacovarianza
de θS está dada por la cota inferior:
VS(θS) = [-E(δ2lnLS(θS))/( δθδθ,)]-1 ≡ IS(θS)-1, (6)
donde IS(θS) es la matriz de información.
7.1.5 Bases teóricas del modelo doblemente acotado
Se considera un formato alternativo en que cada participante se enfrenta a dos
posturas. El nivel de la segunda postura es contingente a la respuesta de la primera
postura. Si el individuo responde “sí” a la primera postura, la segunda postura
(denotada Bu
i) es una cantidad mayor a la primera (Bi< Bu
i).
Si el individuo responde “no” a la primera postura, la segunda postura (Bd
i) es alguna
cantidad menor que la primera (Bd
i< Bi). Así, hay cuatro posibles resultados:
a) Ambas respuestas son “sí”.
b) Ambas respuestas son “no”.
c) Un “sí” seguido de un “no”.
d) Un “no” seguido de un “sí”.
Las probabilidades de estos resultados son πyy, πnn, πyn, πny, respectivamente. Bajo la
suposición de un respondente maximizador de utilidades las fórmulas para estas
probabilidades son como sigue:
23
En el primer caso se tiene Bu
i> Bi y:
πyy(Bi, Bu
i) = Pr{ Bi ≤max disponibilidad a pagar y Bu
i≤ max disponibilidad a pagar} (7)
= Pr{ Bi ≤max disponibilidad a pagar/Bu
i≤ max disponibilidad a pagar}Pr{Bu
i≤
max disponibilidad a pagar}
= Pr{ Bu
i ≤max disponibilidad a pagar} = 1- G(Bu
i; θ),
ya que,
con Bu
i>Bi, Pr{ Bi ≤max disponibilidad a pagar/Bu
i≤ max disponibilidad a pagar} ≡ 1.
Similarmente,
con Bd
i< Bi, Pr{ Bd
i≤ max disponibilidad a pagar/Bi≤ max disponibilidad a pagar} ≡ 1.
Así:
πnn(Bi, Bd
i) = Pr{ Bi > max disponibilidad a pagar y Bd
i > max disponibilidad
a pagar}=G(Bd
i, θ). (8)
Cuando un “sí” es seguido de un “no”, se tiene Bu
i > Bi, y:
πyn(Bi, Bu
i) = Pr{ Bi ≤ max disponibilidad a pagar ≤ Bu
i} = G(Bu
i, θ).-G(Bi; θ). (9)
Cuando un “ no” es seguido de un “sí”, se tiene Bd
i< Bi y:
πny(Bi, Bd
i) = Pr{ Bi ≥ max disponibilidad a pagar ≥ Bd
i} = G(Bi, θ).-G(Bi
d; θ). (10)
En 9 y 10, la segunda postura permite al investigador definir tanto un límite superior
como inferior en la disponibilidad a pagar no observada del respondente, mientras que
en 7 y 8 la segunda postura agudiza el límite simple, aumenta el límite inferior o
disminuye el superior.
Dada una muestra de n respondentes, donde Bi, Bu
i y Bd
i son las posturas usadas por
el respondente i, la función de probabilidad-log toma la forma:
lnLD(θ) = Σ{dyy
ilnπyy(Bi, Bu
i) + dnn
ilnπnn(Bi, Bd
i) + dyn
ilnπyn(Bi, Bu
i) + dny
ilnπny(Bi, Bd
i)}, (11)
donde dyy , dnn, dyn y dny, son variables indicadoras con valores binarios y las fórmulas
24
para las probabilidades de respuestas correspondientes, está, dadas por 7 y 10.
El estimador de máxima verosimilitud para el modelo doblemente acotado, θD, es la
solución para la ecuación δlnLD(θD)/ δθ = 0.
La matriz asintótica de varianza-covarianza, está dada por el análogo de 6:
VD(θD) = [-E(δ2lnLD(θD))/( δθδθ,)]-1 ≡ ID(θD)-1. (12)
7.1.6 Modelo Paramétrico usado en valoración contingente
En el ámbito científico, las técnicas tradicionalmente usadas para descubrir relaciones
matemáticas entre variables empíricas observadas se pueden agrupar en tres
aproximaciones alternativas: los métodos paramétricos, no-paramétricos y
semiparamétricos (Bishop, 1995).
Por su parte los métodos no paramétricos no suponen ninguna forma funcional inicial,
permitiendo que la relación entre variables quede enteramente determinada por el
conjunto de datos disponible. A pesar de esta mayor flexibilidad, las técnicas no
paramétricas se caracterizan por exigir un número elevado de observaciones y por
mostrar una mayor complejidad analítica a medida que se incrementa el tamaño
muestral (Hanemann y Kanninen, 1999).
Las estimaciones realizadas en los ejercicios de valoración contingente emplean una
perspectiva paramétrica (Bishop, 1995; Heckman, 2000). Por tanto, se determina una
forma funcional a priori con una serie de parámetros que son posteriormente
estimados.
Heckman (2000), caracteriza el problema en una representación econométrica,
correspondiente a la siguiente ecuación:
WTPi = β,
wtpXwtp,i + εwtp,i, i = 1,..., n
El modelo planteado corresponde a un modelo lineal general y da origen a lo que se
conoce como una regresión lineal múltiple.
25
Donde:
WTPi = Disponibilidad a pagar de los respondentes.
Xwtp,i = Vector de variables explicatorias de la disponibilidad a pagar.
εwtp,i = Error con distribución normal.
7.2 Metodología utilizada en la investigación
A continuación se detalla la metodología utilizada en esta investigación para el logro
de
los objetivos propuestos.
7.2.1 Lugar físico
La investigación se realizó físicamente en la Reserva Nacional Lago Peñuelas, unidad
perteneciente al Sistema Nacional de Áreas Protegidas del Estado (SNASPE). Sus
principales características se presentan a continuación.
La Reserva se encuentra ubicada entre los 33°09, de latitud sur y 71° 30, de longitud
Oeste, en la Provincia de Valparaíso, comuna de Valparaíso, Quinta Región. Tiene una
superficie aproximada de 9.094 hectáreas. La entrada a dicha Reserva está en el Km.
87,3 de la Ruta 68 que une Santiago con Valparaíso, aproximadamente a 30 Km. de
este puerto.
Se presentan lluvias en invierno y en verano, el clima es seco prolongándose entre 6 y
8 meses. Tiene un promedio de temperatura anual de 14°C y una precipitación media
anual de 520 mm.
De acuerdo a Michea y Campodónico (2001), dentro de los atractivos naturales de la
Reserva destacan el bosque mixto, el matorral ripario y el bosque y matorral espinoso
caducifolio, además existen plantaciones de diversas especies, tanto nativas como
introducidas.
Por otra parte, es posible observar una gran variedad de aves acuáticas y también
algunos mamíferos de interés.
Dentro de los atractivos culturales destaca el Lago Peñuelas, embalse artificial creado
entre los años 1895 y 1900, por gestión de Don Federico Errázuriz, con el objetivo
26
principal de abastecer de agua potable a los sectores altos de las ciudades de
Valparaíso y Viña del Mar.
7.2.2 Justificación del método de valoración utilizado
Para efectos de los objetivos de esta investigación, se optó por el método de
valoración
contingente, dado que gran cantidad de autores (Mitchell y Carson, 1989; Wilks, 1990;
Hanemann et al;; 1991; Loockwood et al,; 1993; McFadden, 1994; An, 2000), lo
señalan como el más apropiado para estimar beneficios económicos brindados por un
área natural.
A continuación se dan a conocer las razones principales que influyeron en la elección
de este método:
- Ha sido muy utilizado en estudios científicos que han estimado el valor de uso
recreativo y de no uso de diversas áreas naturales.
- Permite conocer la disposición a pagar de los visitantes por determinados bienes o
servicios ambientales, por sobre lo que ya pagan.
- Permite estimar los valores de no uso.
- Dado que la aplicación de este método no requiere de ningún supuesto previo, ni
de ninguna estimación de la función de la demanda de la persona, se evitan con su
aplicación posibles errores de especificación y de estimación.
- Permite obtener pautas para mejorar la gestión de cualquier área natural, y a través
de él, es posible valorar un cambio antes de que haya ocurrido.
- Permite obtener medidas de bienestar.
Mediante la aplicación de este método se prevé cumplir con el segundo objetivo
específico propuesto en esta investigación, cual es estimar la disposición a pagar por
los servicios recreativos que la Reserva Nacional Lago Peñuelas brinda a sus
visitantes.
27
7.2.3 Metodología de trabajo
A continuación se detallan las principales etapas empleadas para el desarrollo de esta
investigación:
Revisión de documentos y literatura
Previo a realizar la toma de datos en terreno, se revisaron documentos pertenecientes
a la Corporación Nacional Forestal (CONAF), que permitieran tener mayor
conocimiento de las características principales de la Reserva. Además se utilizaron
estadísticas de visitantes para determinar el número de encuestas a realizar. Junto con
lo anterior, se analizó literatura científica relacionada con los métodos de valoración.
Con esto se buscó evitar de la mejor manera posible fuentes de sesgos en la
investigación, que normalmente tienen que ver con las respuestas de las personas
que son entrevistadas.
Además se recibió el debido entrenamiento para realizar en forma adecuada las
entrevistas, de tal forma de manejar el instrumento a cabalidad y así evitar posibles
fuentes de error en la toma de datos, labor que fue apoyada fundamentalmente por la
profesora guía de esta investigación.
Dicho entrenamiento consistió fundamentalmente en dominar los formatos de las
preguntas, la correcta tabulación de las respuestas, y conocer a cabalidad la forma en
que debía ser descrito al visitante el servicio recreativo.
Minimización de posibles sesgos
Para minimizar los posibles sesgos que podrían presentarse, se siguieron las
sugerencias de diversos autores que han realizado investigación al respecto.
Así:
- Las preguntas se hicieron a las personas que estaban dentro de la Reserva y que
por lo tanto estaban haciendo uso del servicio recreativo.
- Se hizo una descripción exhaustiva del servicio ambiental valorado, en este caso la
recreación.
- Se describió detalladamente el mercado hipotético en cada una de las preguntas
28
que se realizaron.
- Las preguntas utilizadas en el mercado hipotético cuyo objetivo fue obtener la
disposición a pagar de los entrevistados, estuvieron asociadas a transacciones
reales, como pagar un determinado precio por el transporte o por la entrada.
- Para evitar el sesgo del punto de partida se utilizaron diferentes niveles iniciales en
los precios de entrada y en el monto monetario de apoyo a la conservación de la
Reserva1. Estos niveles se aplicaron aleatoriamente a cada encuesta.
- Para disminuir el número de respuestas de protesta se utilizaron procedimientos de
referéndum, específicamente el modelo doblemente acotado.
Instrumento de valoración (encuesta)
Para esta investigación, se usó como base la encuesta diseñada y empleada por De la
Maza (1997), en beneficios monetarios en áreas silvestres protegidas. La validación de
este instrumento se realizó en varias etapas, siendo la etapa final en la Reserva
Nacional Río Clarillo, en la Región Metropolitana (De la Maza, 1997).
Las encuestas se realizaron sin ningún tipo de discriminación social, tamaño del grupo
u otras características.
En base a la propuesta de Mitchell y Carson (1989), a continuación se detalla cada
parte de la encuesta empleada (Anexo 1, pág. 69):
Descripción del servicio ambiental a valorar
En cualquier ejercicio de valoración contingente, se debe describir el servicio
ambiental
que se desea valorar. Para esto, se pidió hablar directamente con la persona a cargo
del grupo. En caso de que el grupo manifestara alguna duda, se pidió hablar con la
persona que había conducido el vehículo hasta la Reserva.
Se explicó directamente el motivo del estudio, sus objetivos y también se mencionó la
institución organizadora.
(1) Azqueta (1996), sugiere utilizar diferentes niveles de salida para evitar el sesgo del punto de partida.
29
Se les especificó a las personas que se buscaba obtener una medida monetaria del
valor que ellas otorgaban al valor de uso recreativo y que para ello se les harían
algunas preguntas que permitirían tener una aproximación monetaria de dicho valor.
El servicio recreativo para esta investigación fue definido como: las posibilidades de
entretenimiento, distracción, esparcimiento, diversión y deleite dentro de la Reserva,
aspectos que fueron relacionados con las actividades que estas personas podrían
realizar en el lugar, como pesca, picnic, caminatas, conocer los recursos naturales que
existen en la Reserva, tales como vegetación y la fauna nativa y admirar la belleza
escénica.
Información socioeconómica
La segunda parte de la encuesta, incluyó preguntas relativas a obtener información
socioeconómica de las personas entrevistadas. Para ello, se plantearon preguntas
generales acerca del grupo y del viaje hasta la Reserva, entendiendo por grupo las
personas con las cuales compartía el sitio la persona que respondió la encuesta.
Las variables consideradas en esta parte de la entrevista fueron las que contempla la
encuesta (Anexo 1, pág. 69). Éstas fueron utilizadas en la modelación de la
disponibilidad a pagar de los visitantes.
Obtención de la disposición a pagar por el servicio recreativo
Una parte importante de la encuesta estuvo destinada a obtener la disposición a pagar
de las personas entrevistadas. Para ello se utilizó el método de valoración contingente,
mencionado anteriormente.
Para obtener la disposición a pagar de los visitantes por los servicios recreativos que
les brinda la Reserva, se crearon tres situaciones hipotéticas, cuyo objetivo fue
obtener
la máxima disposición a pagar por el precio de entrada y por el transporte a la
Reserva,
y también la disposición a contribuir con un fondo de apoyo mensual, destinado a la
conservación del área. En este último caso, la pregunta tuvo el objetivo de determinar
los valores de no uso: opción, existencia y legado.
30
Mercados hipotéticos
a) Respecto a la pregunta relativa al precio de entrada a la Reserva, se hizo suponer a
las personas entrevistadas que continuaban usando la Reserva de la misma forma que
lo habían hecho siempre. Se preguntó entonces si continuarían visitando la unidad si
el
precio de entrada aumentara. Para ello se utilizaron tres precios de salida o de partida:
$2.000, $2.500 y $3.000, respectivamente. Los niveles de salida utilizados fueron
diferentes para evitar el sesgo del punto de partida. Para cada precio, se entrevistó el
mismo número de personas.
En esta pregunta se utilizó el método de elección dicotómica doblemente acotada
propuesto por Carson et al, (1986), donde cada participante se enfrentó a dos ofertas.
En este caso, el nivel de la segunda oferta es contingente a la respuesta de la primera.
Así, se preguntó a las personas si estarían dispuestas a pagar las tarifas de entrada
mencionadas anteriormente. Si la respuesta era afirmativa, la segunda oferta fue una
cantidad mayor a la primera en un 10% y así sucesivamente hasta lograr una
disposición a pagar. Si la respuesta era negativa, entonces se disminuía la cantidad
inicial en un 10% hasta lograr obtener una disposición a pagar por parte de la persona
entrevistada.
Si el encuestado(a) rehusó contestar, se le preguntó por qué no pagaría una tarifa
mayor por la entrada.
b) Para el caso de la disposición a pagar por el transporte, se hizo suponer a la
persona que sólo tenía la posibilidad de visitar la Reserva Lago Peñuelas para ir a
pasear porque no existen otros lugares disponibles y además, que el precio por litro de
combustible o pasaje en bus, respectivamente, fuese a subir (en términos reales, no
relacionados con la inflación). De esta forma, se usó un formato “bidding” simple o de
ofertas, donde el entrevistado debía detener a la encuestadora cuando esta última
leyera el precio más alto por litro de combustible o pasaje en bus que pagaría.
c) Para el caso de la disposición a contribuir con un fondo de apoyo especial para la
conservación de la Reserva, se hizo suponer a la persona entrevistada que el
Gobierno
deja de financiar la Reserva y que la única manera de continuar con su protección
sería pidiendo a las personas que contribuyeran con un fondo de apoyo mensual para
31
conservar la Reserva. Esta contribución no implicaría ningún trato especial para las
personas. También se utilizaron diferentes niveles de salida para evitar el sesgo del
punto de partida, que al igual que en el caso de la entrada, correspondieron a $2.000,
$2.500 y $3.000.
Al igual que en el caso de la pregunta relativa al precio de entrada, se utilizó el método
de elección dicotómica doblemente acotado propuesto por Carson et al, (1986).
Si el encuestado(a) rehusó contestar se le preguntó por qué no daría dinero a la
Reserva.
Esta pregunta tuvo como objetivo determinar algunos valores de no uso que los
visitantes asignan al lugar. Para ello se les pidió a las personas que estuvieron
dispuestas a contribuir mensualmente con dinero, que lo distribuyeran en los
siguientes
ítems:
- Tener la oportunidad de visitar la Reserva el año próximo (Valor de opción 1).
- Retener la oportunidad de visitar la Reserva en el futuro (Valor de opción 2).
- Proteger el área para futuras generaciones (Valor de legado o herencia).
- Sólo por el hecho de saber que existe, aún cuando no creo que la visitaré
nuevamente (Valor de existencia 1).
- Preservar el área para que otros puedan usarla (Valor de existencia 2).
Montos de salida
Para obtener la disposición a pagar por el precio de entrada y para contribuir con un
fondo de apoyo para la conservación de la Reserva, se utilizaron diferentes precios o
niveles de salida.
Para el caso del precio de entrada, los montos de salida ($2.000, $2.500 y $3.000), se
establecieron tomando como base el precio que se cobraba por ingresar al área
durante los meses de enero y febrero del año 2001, época en que se tomaron los
datos. En ese momento el precio de entrada para personas adultas equivalía a $1.500.
Se consideró un rango de precios entre el cual podría variar el precio de entrada a
futuro. Además se siguió la recomendación de Hanemann y Kanninen (1999),
consistente en ir aumentando los montos de salida en rangos fijos.
Para el caso de los montos de salida para la contribución a un fondo de apoyo, si bien
los valores establecidos tuvieron un grado de arbitrariedad, se buscó establecer
32
valores cercanos a costos en que incurrían los visitantes para hacer uso del servicio
recreativo de la Reserva, por ejemplo el costo de ingresar al área.
Tamaño muestral
Para determinar el número de encuestas que debían realizarse, se revisaron
estadísticas de visitantes que habían ingresado a la Reserva en los últimos 10 años
(período 1992-2001).
Estos datos fueron proporcionados por profesionales de CONAF Quinta Región y
Metropolitana. Además se analizaron los informes consolidados anuales en la misma
Reserva.
Para estimar el tamaño muestral, se analizaron estudios similares en otras áreas
protegidas y se determinó que una forma adecuada de obtenerlo es utilizando el
coeficiente de variación que corresponde al cuociente entre la desviación estándar y la
media de la muestra, con un error de estimación de 5%.
Así:
Desviación estándar (Sx) = 13.633
Promedio (μ) = 37.818
Coeficiente de variación (CV) = Sx/μ = 0,36
n0 = t2*CV2/d2
n0 = 1,962*0,362/0,0052
Ajustando a base de una población objetivo de 35.000 personas adultas, se tiene:
n = n0 /(1+ (n0 –1)/N) = 200/(1+(200-1)/35.000) = 199 encuestas.
Se obtuvo un tamaño muestral de 199 encuestas. Sin embargo, se realizaron en forma
efectiva 201 encuestas durante los meses de enero y febrero del año 2001.
33
Perfil de los visitantes a entrevistar
Las personas a entrevistar debieron cumplir con los siguientes requisitos:
- Estar físicamente en la Reserva al momento de la entrevista. Es mucho más sencillo
para los visitantes entender el ejercicio si hacen un uso real del servicio valorado.
- Tener más de 18 años. De acuerdo a la teoría microeconómica acerca del
comportamiento de los individuos, estos tienen preferencias por determinados bienes
o
servicios ambientales y se comportan racionalmente. Este comportamiento depende
de
su nivel de ingreso, de los precios de los bienes y de otros factores. De tal manera que
para esta investigación, los visitantes (demandantes), debieron tener un poder
adquisitivo o por lo menos un conocimiento del valor del dinero, asumiéndose así, que
esta condición la cumplen personas con más de 18 años de edad.
- Haber pagado la tarifa de entrada. Las personas consideradas para esta
investigación, son los visitantes a la Reserva, es decir, las personas que pagan la tarifa
de entrada.
- Estar a cargo del grupo o bien haber conducido el vehículo hasta el lugar. (No fue
requisito que la persona entrevistada estuviera en grupo).
Trabajo de terreno y administración de la encuesta
Los datos fueron obtenidos por la autora de esta investigación, en la misma Reserva,
específicamente en el área de pesca, sector Las Hualas, por ser este el lugar que
concentra a casi la totalidad de los visitantes.
El proceso de toma de datos duró aproximadamente dos meses, enero y febrero del
año 2001.
Tratamiento de los datos
Sólo fueron consideradas aquellas encuestas en que la persona entrevistada hubiera
respondido todas las preguntas, lo que trajo un total de 201 encuestas válidas para
analizar.
Los datos relativos a las disposiciones a pagar, fueron tratados en forma separada
34
según correspondieran a la disposición a pagar por el precio de la entrada a la
Reserva, por el transporte o para contribuir con un fondo de apoyo especial para la
conservación de la unidad.
Cálculo de la disposición a pagar
Para el cálculo de la disposición a pagar por el precio de entrada a la unidad así como
también para el de la disposición a contribuir con el fondo de apoyo monetario para la
Reserva, se separaron los datos correspondientes a los diferentes precios de salida
empleados (Cuadros N° 5 y N° 8 del capítulo Resultados, páginas 42 y 44).
Luego, para cada nivel de salida, se efectuó un promedio de las máximas
disposiciones a pagar.
Finalmente, para el caso de la disposición a pagar por el transporte, se separaron los
visitantes que viajaron en vehículo particular de los que viajaron en bus. Los detalles
de los cálculos se pueden observar en los Cuadros N° 6 y N° 7 (pág. 43).
Análisis estadístico
Para determinar si los montos de disposición a pagar por el precio de entrada y para
contribuir con un fondo de apoyo especial para la conservación de la Reserva, estaban
influidos por el nivel de iteración o precio de salida empleado, se procedió a realizar un
análisis de varianza (ANOVA), considerando los datos de disposición a pagar para
cada precio de salida empleado.
Modelación de la disposición a pagar
Se usó un modelo de regresión lineal múltiple donde la variable respuesta corresponde
a la disposición a pagar de los visitantes por el servicio recreativo que les brinda la
Reserva Nacional Lago Peñuelas, y las variables independientes fueron:
a) Número de hombres del grupo (NUHOM).
b) Número de mujeres del grupo (NUMUJ).
c) Edad de la persona entrevistada (EDA).
d) Número de personas con categoría de edad i, i = 1, ..., 5 (NUCATEDi).
35
e) Sexo de la persona entrevistada (SEX).
f) Nivel de educación de la persona entrevistada. (Número de años de estudio)
(EDUC).
g) Número de personas en el grupo con nivel de educación i, i = básico, medio,
superior (NUNIEDi).
h) Ciudad de procedencia (PROCED).
i) Destino principal del viaje (DESVIAJ).
j) Razón más importante para visitar la Reserva (RAZVIS).
k) Gastos mensuales familiares. (Gastos generales: alimentación, educación,
vestuario, etc.) (GAMEN).
l) Ocupación de la persona entrevistada (OCUP).
m) Presupuesto asignado al viaje (PRESUP).
n) Número de actividades realizadas en la Reserva (NUACT).
o) Número de visitas realizadas a la Reserva en un año normal (NUVIS).
p) Forma de transporte de las personas entrevistadas para acceder al área (TRANS).
En relación con las variables utilizadas, no se preguntó por el ingreso mensual de las
personas, ya que este dato es difícil de obtener. Así, se preguntó al visitante por su
gasto mensual, que para este caso se usó como un indicador del ingreso (Cerda et al,
1997).
Se utilizó el programa estadístico SYSTAT 9.0, para obtener los coeficientes de la
ecuación de regresión. Se optó por este programa ya que permite emplear el
procedimiento de regresión por pasos hacia adelante (Stepwise Forward).
Se consideraron tres modelos de disposición a pagar. Estos fueron los siguientes:
a) Modelo de disposición a pagar por el precio del transporte.
En este caso, se separaron los visitantes que viajan en vehículo particular de los que
viajan en bus, lo que implicó dos modelos de disposición a pagar.
b) Modelo de disposición a pagar por el precio de entrada a la Reserva.
c) Modelo de disposición a contribuir con un fondo de apoyo para la conservación de
la Reserva.
36
Estimación de beneficios
Para la estimación de beneficios, se utilizó el concepto de Excedente del Consumidor
propuesto por Dupuit (1844), que corresponde a la diferencia entre lo que el
consumidor paga por un bien y su máxima disposición a pagar. Para ello, se obtuvo
una estimación de la disponibilidad a pagar por el transporte y por la entrada, y
además
para contribuir con un fondo de apoyo para la conservación de la Reserva y así se
efectuó una diferencia entre la máxima disposición a pagar y el nivel de gasto que los
visitantes realizaron.
Así, se obtuvieron tres medidas de beneficios: por la entrada, por el transporte y por un
fondo de apoyo para la conservación de la unidad.
Metodología para probar hipótesis
H1: Si los visitantes están dispuestos a pagar por los servicios ambientales que les
brinda la Reserva Nacional Lago Peñuelas, entonces estarán dispuestos a pagar al
menos un 25% más que el precio actual de entrada.
Los visitantes asumen un nivel de gasto para ingresar al área y así disfrutar de los
servicios ambientales que proporciona la Reserva, por ejemplo, el recreativo. La
hipótesis plantea que si ellos pagan un determinado precio por la entrada a la
Reserva,
entonces también estarán dispuestos a pagar al menos un 25% más que el precio que
ya pagan.
Para probar esta hipótesis, se usaron las respuestas a la pregunta N° 18 de la
encuesta (Anexo 1, página 69).
Una vez obtenido el modelo de disposición a pagar por el precio de entrada a la
Reserva, se procedió a estimar las disposiciones a pagar de cada persona que fue
entrevistada. Luego, para cada precio de salida empleado se obtuvo una disposición a
pagar promedio estimada.
Finalmente estas disposiciones a pagar fueron comparadas con el gasto promedio por
ingresar al área.
Así, si la disposición a pagar por el precio de entrada supera el gasto que realizan los
visitantes por este concepto, en un 25%, la hipótesis no se rechaza.
37
H 2: Si los visitantes están dispuestos a pagar por los servicios ambientales que les
brinda la Reserva Nacional Lago Peñuelas, entonces estarán dispuestos a pagar al
menos un 25% más que el precio actual del transporte para acceder al área.
Para probar esta hipótesis, se separaron los visitantes que viajan en vehículo
particular
de los que viajan en bus.
Las respuestas a la pregunta 13a) o 13b) de la encuesta (Anexo 1, pág. 69),
permitieron probar esta hipótesis. Una vez obtenido los modelos de disposición a
pagar
por el combustible y pasaje en bus, fueron estimadas las disposiciones a pagar de
cada entrevistado por estos dos conceptos.
Posteriormente se calcularon promedios del gasto por combustible y pasaje en bus, y
las máximas disposiciones a pagar.
Estos promedios fueron comparados con el nivel de gasto por transporte.
De esta manera, si las disposiciones a pagar estimadas superan el gasto por concepto
de transporte en un 25%, la hipótesis no se rechaza.
H 3: Si los visitantes están dispuestos a pagar por los servicios ambientales que les
brinda la Reserva Nacional Lago Peñuelas, entonces estarán dispuestos a contribuir
mensualmente con un fondo de apoyo para su conservación.
Para probar esta hipótesis, se utilizaron las respuestas a la pregunta 19 de la encuesta
(Anexo 1, pág. 69) y además se comparó el monto total anual de contribución a la
Reserva con el presupuesto de gastos de la unidad para el año 2001.
Para no rechazar la hipótesis, más de la mitad de los visitantes que fueron
entrevistados debió estar dispuesta a contribuir con el fondo de apoyo para la
conservación de la Reserva y además este monto debió ser superior al presupuesto
de
gastos del área para el año 2001.
38
8. RESULTADOS
Los resultados se estructuran siguiendo el orden de la encuesta. Primero se muestran
las características socioeconómicas de las personas entrevistadas, luego los cálculos
matemáticos de la disposición a pagar y finalmente los resultados de la modelación,
obtenidos mediante análisis estadístico.
La disposición de los visitantes a colaborar con esta investigación fue de un 100%.
8.1 Caracterización de los visitantes
Fueron entrevistadas 201 personas, donde un 96% correspondió a hombres (n = 192
personas) y un 4,5% correspondió a mujeres (n = 9 personas). Esto puede explicarse,
porque en la mayoría de los casos fueron los hombres los que estaban a cargo del
grupo y también los que condujeron los vehículos hasta la Reserva. Además son los
que mejor conocen los antecedentes relativos a precios de combustible.
Por otra parte, la actividad principal es la pesca, la cual es predominantemente
masculina.
Edad
En el Cuadro N° 1 se muestran las categorías de edad usadas en la encuesta y la
frecuencia.
Cuadro N° 1
Categorías de edad y frecuencia
Rango de edad (años) Frecuencia (N° de personas)
19-40 132 (65,7 %)
40-60 68 (33,8 %)
> 60 1 (0,5 %)
39
Nivel educacional
En el Cuadro N° 2 se muestra el nivel educacional de las personas entrevistadas.
Cuadro N° 2
Nivel educacional de las personas entrevistadas
Nivel educacional
(promedio años de estudio)
Frecuencia (N° de personas)
Básico 27 (13,4 %)
Medio 95 (47,3 %)
Superior 79 (39,3 %)
En relación a los resultados anteriores, sólo 45 personas son profesionales, 41 tienen
algún oficio, 99 alguna actividad y 10 no trabajan.
Lugar de origen
Todas las personas entrevistadas fueron chilenas, aspecto que puede explicarse
porque la Reserva no presenta recursos escénicos tan espectaculares que llamen la
atención de extranjeros y además la Quinta Región presenta otros atractivos turísticos
de interés de personas provenientes de otros países.
El Cuadro N° 3 muestra las principales regiones a las que pertenecen los visitantes y
frecuencia.
Cuadro N° 3
Regiones de origen y frecuencia
Región de origen identificada Frecuencia (N° de personas)
Quinta Región
(Valparaíso y Viña del Mar)
147 (73 %)
Región Metropolitana (Santiago) 51 (25,4 %)
Octava Región (Talcahuano) 2 (0,99 %)
Sexta Región (Rancagua) 1 (0,61 %)
40
Gastos mensuales del grupo familiar
Para el grupo de personas entrevistadas (año 2001), el nivel de gasto mensual general
promedio para el grupo familiar fue de $290.050. Para este análisis, se definieron 4
categorías de gastos mensuales familiares que se presentan en el Cuadro N° 4.
Cuadro N° 4
Número de personas por categoría de gasto mensual
Categoría de gasto mensual Número de personas y
porcentaje
< $100.000 7 (3,5 %)
$100.000 - $300.000 142 (70,6 %)
$301.000 - $600.000 42 (21 %)
> $600.000 10 (5 %)
Cabe destacar que nadie se negó a dar este dato, lo que sí ocurrió fue que muchas
personas dieron un monto muy general, por lo cual las cifras obtenidas corresponden a
una aproximación.
Otras variables
A continuación se dan a conocer las razones para visitar la Reserva, el destino y
objetivo principal del viaje, la forma de viaje y el número de visitas anuales a la
Reserva de las personas que fueron entrevistadas.
Razones para visitar la Reserva
- 165 personas (82%), afirmaron que es la pesca.
- 36 personas (18%), afirmaron que es la posibilidad de descansar y relajarse.
Destino principal del viaje
199 personas (98%) afirmaron que era la Reserva.
41
Objetivo principal del viaje
199 personas (98%) afirmaron que el objetivo principal de su viaje, fue visitar la
Reserva, asignándole una importancia de 91% - 100% dentro del viaje total.
Forma de viaje
- 180 personas (90%), accedieron a la Reserva en automóvil.
- 21 (10%), accedieron a la Reserva en bus.
Visitas a la Reserva
Los visitantes visitan la Reserva 10 veces como promedio, al año.
Al analizar los datos anteriores es posible establecer que un 39% de las personas
entrevistadas posee educación superior. Mayoritariamente, las personas poseen un
nivel de educación medio y básico.
Además, al área accede un bajo número de profesionales, el lugar es visitado
mayoritariamente por personas que desempeñan alguna actividad u oficio.
Esta situación difiere de lo que ocurre en otras áreas protegidas, en que
mayoritariamente son visitadas por profesionales.
Respecto a las personas que acceden a la Reserva desde la ciudad de Santiago,
éstas
tienen como único objetivo de viaje visitar la unidad, lo que hace que su estadía en la
Región sea solamente por el día. Además los gastos del viaje los realizan en la ciudad
de Santiago, de tal forma que no incurren en gastos extraregionales.
Por otra parte, la posibilidad de realizar pesca deportiva es el principal motivo que
hace
que los visitantes accedan al lugar, siendo éste el principal atractivo turístico del área.
Relativo a la condición socioeconómica de los visitantes entrevistados, los datos de
gastos mensuales obtenidos, permiten obtener una idea de la condición
socioeconómica de las personas que visitan la Reserva, donde más de la mitad (71%)
clasifica en la categoría de gasto mensual entre $100.000 y $300.000.
42
8.2 Montos de disposición a pagar
Los resultados relativos a las máximas disposiciones a pagar de las personas
entrevistadas por los servicios recreativos que les brinda la Reserva Nacional Lago
Peñuelas se organizaron siguiendo la estructura de la encuesta (Anexo 1, página 69) y
separando a los visitantes que viajaron en vehículo particular de los que viajaron en
bus.
8.2.1 Disposición a pagar por el precio de entrada a la Reserva (DPE)
El precio de entrada a la Reserva es de $1.500 para personas mayores de 18 años y
de $500 para adultos mayores (> 60 años). Como sólo se entrevistó a un adulto
mayor,
los datos de esta persona no fueron considerados en este análisis.
Se planteó a los entrevistados si estarían dispuestos a pagar un mayor precio de
entrada manteniendo el número de visitas que realizaban en un año normal. Se usaron
tres precios de salida: $2.000, $2.500 y $3.000, respectivamente.
En el Cuadro N° 5, se muestran los resultados de la máxima disposición a pagar de los
entrevistados por el precio de entrada, en función de los niveles de salida empleados.
Cuadro N° 5
Disposición a pagar por el precio de entrada a la Reserva (DPE)
Montos
de salida
N° de respuestas
“SÍ”
N° de respuestas
“NO”
Máxima disposición a pagar
promedio entrada
(MDPPE)
($/persona)
$2.000 34 32 $1.983
$2.500 7 58 $1.914
$3.000 7 60 $2.063
Para el caso del Cuadro N° 5, se efectuó un análisis de varianza. Así se determinó si
existía algún efecto en la disposición a pagar de los entrevistados, debido a los
diferentes montos de salida empleados. Para un 95% de confianza, este análisis arrojó
como resultado, que no existen efectos en la disposición a pagar de los visitantes
como
resultado de aplicar diferentes precios de salida. (Anexo N° 2, pág. 73 ).
43
8.2.2 Disposición a pagar por el precio del transporte (DPT)
Se trataron los visitantes que viajan en vehículo particular o bus por separado.
Disposición a pagar por el precio del combustible (DPC)
Se intentó obtener el máximo precio por litro de combustible que la persona
entrevistada pagaría antes de dejar de ir a la Reserva.
En el Cuadro N° 6 se da a conocer la máxima disposición a pagar por el precio del
combustible de los visitantes entrevistados, así como también el gasto promedio por
concepto de combustible.
Cuadro N° 6
Disposición a pagar por el precio del combustible (DPC)
Ítems $
Costo promedio combustible ($/litro combustible) $398
Costo promedio combustible ($/visita)2 $3.980
Máxima disposición a pagar promedio ($/litro combustible) $511
Máxima disposición a pagar promedio por el combustible (MDPPC) ($/visita) $5.110
Disposición a pagar por el precio del pasaje en bus (DPB)
El Cuadro N° 7, da a conocer la disposición a pagar por el precio del pasaje en bus.
Cuadro N° 7
Disposición a pagar por el pasaje en bus (DPB)
Costo promedio pasaje en bus3
($/persona)
Máxima Disposición a pagar promedio por
pasaje en bus (MDPPB)
($/persona)
$2.020 $2.410
____________________________
(2) Este cálculo se realizó, considerando la distancia en Km., desde el lugar de origen a la Reserva y la
vuelta al hogar. Para ello se asumió un rendimiento equivalente a 10 Km. por litro de combustible.
(3) Para este cálculo se consideró el costo del pasaje de ida y vuelta.
44
8.2.3 Disposición a contribuir con un fondo de apoyo monetario para la
conservación de la Reserva (DPF)
Se intentó obtener la disposición a contribuir mensualmente con un fondo de apoyo
especial para conservar la Reserva. Esta pregunta tuvo como objetivo recoger datos
cuantificados de los valores de opción, existencia y herencia que los entrevistados
asignan a la Reserva.
También se usaron tres precios de salida y fueron los siguientes:$2.000, $2.500 y
$3.000, respectivamente.
En el Cuadro N° 8 se muestra la disposición de las personas entrevistadas a contribuir
con un fondo de apoyo especial para la conservación a la Reserva.
Cuadro N° 8
Disposición a contribuir con un fondo de apoyo monetario para la conservación
de la Reserva (DPF)
Montos
de
salida
N° de
respuestas
“SÍ”
N° de
respuestas
“NO”
Máxima contribución
monetaria promedio
mensual
($/persona)
Máxima Contribución
monetaria promedio
anual
($/persona)
$2.000 49 17 $1.698 $27.624
$2.500 10 55 $2.092 $27.672
$3.000 8 59 $1.993 $29.784
Respecto al Cuadro N° 8, 167 personas estuvieron dispuestas a contribuir con un
fondo de apoyo para la conservación de la Reserva y 33 manifestaron claramente una
disposición a contribuir igual a $0. Si bien hubo personas que no aceptaron el monto
inicial ofrecido, estuvieron dispuestas a contribuir con una cantidad menor, diferente de
cero.
A las personas que no estarían dispuestas a contribuir con un fondo de apoyo a la
conservación de la Reserva (DPF = $0), se les preguntó los motivos de su negativa.
Las principales razones dadas por los entrevistados por las cuales no darían dinero
fueron las siguientes:
45
- No hay garantías, principalmente servicios higiénicos y agua potable.
Más de la mitad de las personas que no donarían dinero a la Reserva, coincidieron en
que el principal motivo de su negativa son las pocas garantías y comodidades que
actualmente ofrece la unidad, destacando principalmente, la falta de servicios
higiénicos y agua potable.
- Horario reducido.
Otra razón de gran importancia que dieron los entrevistados a su negativa,
correspondió al horario. Gran cantidad de ellos manifestó que el tiempo durante el cual
pueden estar en la Reserva, es muy reducido para la pesca, sobre todo en la época de
verano. Manifestaron que se abre muy tarde y se cierra muy temprano.
- Hay otros lugares donde es posible hacer lo mismo a un costo 0.
Otra razón que vale la pena destacar es que muchas personas no darían dinero a la
Reserva, porque hay otros lugares donde se pueden realizar las mismas actividades
(pesca, recreación) a un menor costo e incluso en forma gratuita, como por ejemplo
las
playas de la Quinta Región.
- Es un área que debe financiar el gobierno.
Algunas personas expresaron que es un área que necesariamente debe financiar el
gobierno para su continuidad en el tiempo. Además manifestaron que con aportes
particulares se privatizaría.
- Motivos laborales.
Algunas personas expresaron que su situación laboral actual es muy inestable, lo cual
les impediría donar el dinero en forma constante o pagar un mayor precio por la
entrada al lugar. Sin embargo, esta razón fue dada por muy pocos visitantes.
Adicionalmente, para el Cuadro N° 8, se realizó el análisis de varianza, donde se
determinó si los niveles de salida empleados, estaban influyendo en las disposiciones
a
contribuir con el fondo de apoyo
.Para un 95% de confianza, se obtuvo que los montos de salida no influyeron en la
disposición a pagar de los visitantes (Anexo 2, Pág. 73).
46
8.2.4 Valores de No Uso
La pregunta relativa a obtener una disposición a contribuir con un fondo de apoyo para
la Reserva, tuvo como objetivo recoger los valores de opción, existencia y legado.
Como se mencionó en la metodología, se pidió a las personas que distribuyeran su
monto mensual de donación en los siguientes ítems:
- Tener la oportunidad de visitar la Reserva el año próximo (Valor de opción 1).
- Retener la oportunidad de visitar la Reserva en el futuro (Valor de opción 2).
- Proteger el área para futuras generaciones (Valor de legado o herencia).
- Sólo por el hecho de saber que existe, aún cuando no creo que la visitaré
nuevamente (Valor de existencia 1).
- Preservar el área para que otros puedan usarla (Valor de existencia 2).
El Cuadro N° 9 muestra la distribución de la contribución monetaria anual entre los
diferentes valores de no uso mencionados anteriormente.
Cuadro N° 9
Distribución de la contribución monetaria anual entre diferentes valores de no
uso
Montos de
salida
Valor de
opción 1
Valor de
opción 2
Valor de
legado o
herencia
Valor de
existencia 1
Valor de
existencia 2
$2.000 $7.828 $12.422 $3.054 $0 $4.320
$2.500 $6.380 $13.600 $3.828 $0 $3.864
$3.000 $9.446 $10.862 $3.616 $0 $5.860
Promedio $7.885 $12.295 $3.499 $0 $4.681
Total $20.180 $3.499 $4.681
En relación con el cuadro anterior cabe destacar que los visitantes asignan mayor
importancia a los valores de opción 1 y 2 y en segundo lugar al valor de existencia 2.
47
8.3 Modelación de la disposición a pagar de los visitantes por el servicio
recreativo
De acuerdo a lo consultado en la encuesta, se obtuvieron cuatro modelos de
disposición a pagar.
En el Cuadro N° 10, se muestran los modelos obtenidos luego del tratamiento
estadístico de los datos explicado en la metodología.
Cuadro N° 10
Modelos de disposición a pagar obtenidos
Modelos de disposición a pagar por el servicio recreativo
Ítem Modelo Estadísticos
Modelo de DAP por el precio
de entrada4 MDPE = 1.098 + 0,003 * GAMEN (n = 198)
(R2 = 0,74)
Modelo de DAP por el
transporte (vehículo
particular)5
MDPC = 390 + 0,0001*GAMEN +
48*NUCATED5 – 44*NUHOM +
42*NUCATED3 + 39*NUCATED2 +
34*NUCATED4 + 1,1*EDA –
37*NUMUJ + 12*NUACT
(n = 177)
(R2 = 0,44)
Modelo de DAP por el
transporte (bus)6
MDPB = -3.134 – 0,007*GAMEN +
58*EDA + 198,4*NIEDUC +
0,079*PRESUP
(n = 21)
(R2 = 0,49)
Modelo de DAP por un fondo
de apoyo para la
conservación7
MDPF = 1.091 + 0,003 * GAMEN +
208*NUNIED2 – 381*NUCATED5 –
145*NUMUJ
( n = 198)
(R2 = 0,28)
Del cuadro anterior, es posible establecer que para cada modelo, las variables
mencionadas son significativas sobre la disposición a pagar de las personas
entrevistadas, dado que el valor de T calculado para cada variable, resulta ser superior
al obtenido en la tabla estadística, para un 95% de confianza, por lo cual se rechaza la
hipótesis nula8.
(4), (5), (6), (7) Ver Anexo 3. Pág. 74. Salidas Regresiones.
(8) H0: β1 = 0, contra la alternativa H1: β1 > 0.
48
8.4 Estimación de beneficios monetarios generados por la Reserva
A continuación, se dan a conocer los beneficios monetarios que genera la unidad.
Estos fueron estimados utilizando los modelos de disposición a pagar obtenidos.
Los resultados se presentan en los cuadros N° 11, N° 12, N° 13 y N° 14.
Para el caso de la entrada y fondo de apoyo para la conservación de la Reserva, los
resultados se organizan de acuerdo a los distintos niveles de salida utilizados.
Los beneficios monetarios, se muestran en función del excedente del consumidor
promedio anual.
8.4.1 Beneficios monetarios por concepto de entrada a la Reserva
El Cuadro N° 11, muestra la máxima disposición a pagar anual estimada de los
visitantes por el precio de entrada a la Reserva, de acuerdo a cada nivel de partida
empleado. De la misma manera, se muestra el excedente del consumidor total
promedio anual.
Cuadro N° 11
Máxima disposición a pagar por el precio de entrada a la Reserva y Excedente
del Consumidor total anual
Nivel de
salida
Máxima disposición
estimada a pagar
($/persona)
Máxima
disposición
estimada a pagar
($/persona/año)
Excedente del
consumidor
($persona/visita)
Excedente del
consumidor
($persona/año)
$2.000 $1.991 $19.910 $491 $4.910
$2.500 $1.866 $16.794 $366 $3.294
$3.000 $1.960 $21.560 $460 $5.060
Para el cuadro N° 11, se realizó nuevamente un análisis de varianza. De esta forma se
determinó si los niveles de salida influyeron en la disposición a pagar de las personas
entrevistadas. Para un 95% de confianza se obtuvo que los montos de salida ofrecidos
a los visitantes no tuvieron un efecto sobre su disposición a pagar (Anexo 2, pág. 73).
49
Del Cuadro N° 11, es posible deducir que la máxima disposición a pagar al año por
persona equivale aproximadamente a $19.421, en tanto que el excedente del
consumidor anual por persona alcanza $4.421. Así, considerando que las visitas al año
de personas adultas son aproximadamente 35.000, los beneficios monetarios
estimados para la recreación alcanzan a $154.735.000.
Si se promedian las máximas disposiciones a pagar por el precio de entrada,
correspondientes a cada nivel de salida empleado y este valor se compara con el
gasto
promedio que realizan los visitantes por concepto de entrada a la unidad, es posible
establecer que los visitantes están dispuestos a pagar al menos un 25% más por
ingresar al área. Por lo tanto, no hay evidencia empírica para rechazar la primera
hipótesis.
8.4.2 Beneficios monetarios por concepto de transporte
Excedente del consumidor por concepto de combustible
El Cuadro N° 12 muestra el excedente del consumidor por concepto de combustible,
cifra que representa los beneficios monetarios generados por la unidad.
Cuadro N° 12
Excedente del consumidor por transporte
(combustible)
Ítems Excedente del
consumidor
Costo promedio combustible ($/visita) $3.980
Máxima disposición a pagar promedio estimada por
combustible (MDPPC) ($/visita) $4.140
Excedente del consumidor($/visita) $160
Número de visitas persona/año 10 visitas
Excedente consumidor persona/año $1.600
Número de visitantes que acceden en automóvil (adultos/año) 3.115 visitantes
Excedente consumidor ($/año) $4.984.000
50
Excedente del consumidor por concepto de pasaje
El Cuadro N° 13, muestra el excedente del consumidor anual por concepto de pasaje,
cifra que representa los beneficios monetarios generados por la unidad.
Cuadro N° 13
Excedente del consumidor por transporte
(pasaje en bus)
Ítems Excedente del
consumidor
Costo promedio pasaje ($/persona) $2.020
Máxima disposición a pagar promedio estimada por pasaje
(MDPPB) ($/persona) $2.536
Excedente consumidor ($/persona) $516
Número visitas persona/año 10
Número visitantes adultos que acceden en bus (promedio/año) 385 visitantes
Excedente consumidor ($/año) $1.986.600
Finalmente, al sumar los excedentes monetarios obtenidos para los visitantes que
acceden a la Reserva en vehículo particular y para los visitantes que lo hacen en bus,
se obtiene que los beneficios monetarios por concepto de transporte generados por la
unidad, alcanzan $6.970.600.
Al comparar los datos relativos al costo por litro de combustible y las máximas
disposiciones a pagar por el mismo concepto, puede establecerse que los visitantes
que acceden a la Reserva en vehículo particular, no estarían dispuestos a pagar al
menos un 25% más que el precio de combustible que ya pagan.
Por otra parte, las personas que acceden en bus están dispuestos a pagar al menos
un
25% más que el precio del pasaje actual, sin embargo, no pagarían más que este
porcentaje.
Considerando que aproximadamente el 90% de los visitantes accede a la Reserva en
vehículo particular y sólo el 10% restante lo hace en bus, la segunda hipótesis es
rechazada.
51
8.4.3 Beneficios monetarios por concepto de contribución a un fondo de apoyo
especial
El Cuadro N° 14, muestra la máxima disposición total estimada anual a contribuir con
un fondo monetario para la conservación de la Reserva, así como también el
excedente del consumidor anual por persona.
Cuadro N° 14
Máxima disposición estimada anual a contribuir con un fondo monetario para la
conservación de la Reserva y Excedente del Consumidor anual
Nivel de
salida
Máxima disposición a
contribuir
($/ persona)
Máxima disposición
estimada anual a
contribuir
($/persona)
Excedente del
consumidor anual
($persona/año)
$2.000 $2.166 $25.992 $25.992
$2.500 $1.987 $23.844 $23.844
$3.000 $2.135 $25.620 $25.620
Para el Cuadro N°14, se efectuó un análisis de varianza de las disposiciones
estimadas a contribuir al fondo de apoyo, correspondientes a cada nivel de partida
empleado. De esta forma se determinó si los niveles de salida influyeron en la
disposición a contribuir de las personas entrevistadas. Para un 95% de confianza se
obtuvo que los precios ofrecidos no tuvieron un efecto en la disposición a pagar de las
personas que respondieron la entrevista (Anexo 2, pág. 73).
Del Cuadro N°14, es posible deducir que la máxima disposición por persona a
contribuir anualmente con un fondo de apoyo para la conservación de la Reserva,
equivale aproximadamente a $25.152.
De la misma forma, el excedente del consumidor anual por persona equivale a
$25.152. Así, considerando un número de visitantes adultos al año aproximado a
3.500, los beneficios monetarios alcanzan $89.292.000
52
Si se analiza la disposición a contribuir con un fondo de apoyo destinado a la
conservación de la Reserva que manifestaron las personas entrevistadas, es posible
concluir que el 83,3% de ellas estuvo dispuesta a donar dinero en forma mensual para
conservar la Reserva. Por lo tanto, la tercera hipótesis obtiene suficiente evidencia
empírica para no ser rechazada.
En relación a las disposiciones a pagar por el precio de entrada y para contribuir con
un fondo de apoyo monetario para la conservación del área, que se muestran en los
cuadros anteriores N° 11 y N° 14, cabe señalar que las disposiciones a pagar de los
visitantes para contribuir con el fondo, son ligeramente superiores a las obtenidas para
el precio de entrada. En estos resultados, pudo haber influido el mercado hipotético
planteado para obtener la DAP para el fondo de apoyo.
9. DISCUSIÓN
9.1 De las disposiciones a pagar de los entrevistados
Para lograr el objetivo general de esta investigación fue necesario obtener medidas de
disposición a pagar de los visitantes por el servicio recreativo. Relacionado con lo
anterior, y al analizar los resultados obtenidos, es posible establecer que
prácticamente
todos los entrevistados manifestaron una disposición a pagar en función de las
preguntas realizadas. Las personas que no estuvieron dispuestas a contribuir con un
fondo de apoyo, respondieron claramente que pagarían $0, es decir, no hubo
respuestas de protesta.
De acuerdo a Barreiro (1998), cuando las personas entrevistadas no están dispuestas
a pagar ningún monto propuesto distinto de cero y las respuestas son ambiguas, es
decir, no es posible tabular una disposición a pagar, se presenta un fenómeno
conocido como “respuestas cero”. El autor establece que esta situación no
corresponde a una disposición a no pagar, sino más bien a una protesta contra la
pregunta o a los vehículos de pago utilizados, que en este caso fueron el precio de
entrada, de transporte y una contribución de apoyo especial para conservar la unidad.
Normalmente en estudios de valoración contingente los casos de “respuestas cero” no
se consideran. Sin embargo, aunque en esta investigación hubo un grupo de personas
53
entrevistadas que estuvo dispuesta a donar claramente $0 al fondo de apoyo, dio
claras razones de su disposición a pagar, por lo cual fueron considerados en el análisis
de datos.
Aquí llama la atención que casi la totalidad de los motivos dados se relacionaron con
la
falta de garantías y servicios básicos que ofrece la Reserva.
Así, los vehículos de pago utilizados pudieron haber influido en la buena disposición
de
los visitantes para dar a conocer su disposición a pagar. Estos estuvieron asociados a
transacciones reales, como pagar un determinado precio por la entrada o por el
transporte para acceder al área.
Cabe destacar en este caso, que el método de elección dicotómica doblemente
acotado propuesto por Carson et al, (1986), cuyo objetivo es precisamente disminuir el
número de respuestas de protesta, pudo haber influido en este resultado. Al respecto,
lo obtenido en esta investigación, difiere de resultados de estudios científicos que han
utilizado el método de elección dicotómica simplemente acotado obteniendo un gran
número de respuestas de protesta. Un ejemplo es el estudio de Heckman (2000),
donde se intentó estimar el valor de plantas acuáticas para el control de la
contaminación.
En otro estudio realizado por Hanemann et al, (1991), en que se utilizó el método de
valoración contingente con el objetivo de estimar la disposición a pagar para proteger
fauna silvestre del Valle San Joaquín en California, se utilizaron los métodos simple y
doblemente acotado y se concluyó que este último tiene un menor número de
respuestas de protesta.
Por otra parte, en estudios de valoración contingente, normalmente se discute mucho
el sesgo del punto de partida, es decir, si el primer precio ofrecido a las personas que
son entrevistadas, puede influir en sus respuestas. Para ello se recomienda usar
diferentes niveles de partida, sugerencia que fue considerada en esta investigación.
Si se analizan los resultados relativos a disposiciones a pagar por el precio de entrada
a la unidad y para contribuir con un fondo de apoyo monetario, puede concluirse que
no se aprecian diferencias significativas entre las disposiciones a pagar obtenidas,
correspondientes a cada precio de salida empleado.
Este resultado es similar al obtenido en un estudio de Hanemann y Kanninen (1999),
en que se utilizaron diferentes niveles de salida y no se obtuvieron diferencias
54
significativas entre las disposiciones a pagar de los entrevistados.
Respecto la modelación de la disposición a pagar, cabe señalar que la variable Gastos
Mensuales (GAMEN) aparece en todos los modelos y es la más significativa respecto
a
la disposición a pagar por el precio de entrada, por el transporte y para contribuir con
un fondo de apoyo especial para la conservación de la Reserva. Además es
interesante que explique en un 74% la DAP por el precio de entrada a la Reserva.
Relacionado con lo anterior, en esta investigación se consideraron las
recomendaciones dadas por algunos autores respecto a utilizar la variable Gastos
Mensuales como un indicador del nivel de ingreso de los visitantes.
Cerda et al, (1997), recomiendan utilizar la variable Gastos Mensuales como un
indicador del nivel de ingreso, ya que en un estudio que intentó estimar beneficios
monetarios recreacionales de la playa de Dichato en la Octava Región, se concluyó
que información sobre ingreso mensual es muy difícil de obtener debido a que en
Chile, las personas siempre son renuentes a proporcionar antecedentes de este tipo,
por lo que se puede incurrir en mayores sesgos en la investigación.
Estudios posteriores como el de Dumont (1999) o el de Puentes (1999), siguieron esta
recomendación y concluyeron que las personas no tienen mayores problemas en dar a
conocer montos generales de gasto mensual, por lo cual recomiendan utilizarlos como
indicadores del nivel de ingreso.
De esta forma, considerando la significancia de la variable respecto la DAP por el
servicio recreativo que proporciona la Reserva, este resultado coincide con el obtenido
en una investigación desarrollada en la Reserva Nacional Los Flamencos (Muñoz et al,
1996), en que la DAP obtenida para los chilenos dependió exclusivamente del nivel de
ingreso de las personas entrevistadas.
Por otra parte, en un estudio de Markowska y Zylicz (1996), donde se intentó estimar
la
disposición a pagar para reducir la eutroficación del Mar Báltico, también se obtuvo
que
la variable ingreso fue significativa de la disposición a pagar.
Respecto al nivel de educación de las personas que acceden al lugar, la variable
aparece solamente en el modelo que explica la DAP por el precio del pasaje en bus
55
para acceder al área. Esta situación coincide con resultados obtenidos en una
investigación similar realizada en el Parque Nacional Torres del Paine (Cunnazza,
2000). Sin embargo, la situación es distinta a lo que normalmente resulta de estudios
científicos similares, en que la variable educación, aparece generalmente como
significativa o explicativa de la DAP de las personas que visitan áreas silvestres. Un
ejemplo es la investigación de Hanemann et al, (1999), en que la variable educación
fue significativa de la disposición a pagar de las personas para proteger fauna silvestre
de una localidad de California y se presentó en todos los modelos obtenidos. Otro
ejemplo es un estudio de Loomis y Walsh (1992), en que se obtuvo algo similar.
En este caso, el nivel de educación no fue una variable significativa de la DAP de los
visitantes por el servicio recreativo. Tal vez, cuando se tiene un determinado nivel de
ingreso la DAP se hace más dependiente de la educación y probablemente este nivel
de ingreso aún no ha sido alcanzado por estas personas.
De esta manera, los gastos mensuales familiares, son significativos al momento de
tomar la decisión de pagar un determinado precio por los servicios recreativos que
ofrece la Reserva, aspecto que puede ser un indicador al momento de tomar
decisiones respecto el manejo en la unidad, como por ejemplo, establecer una nueva
tarifa de entrada a la Reserva (ya sea bajarla o subirla).
Además, tal vez sería conveniente en un estudio posterior introducir otras variables
que
no fueron consideradas en esta investigación y que tienen que ver con la misma
Reserva, por ejemplo, si el visitante cree que el área le ofrece garantías o servicios
básicos, para determinar de esta manera si son realmente condicionantes de la DAP
de las personas.
9.2 De los beneficios monetarios obtenidos
El objetivo general de esta investigación fue estimar los beneficios recreativos al
interior de la Reserva Lago Peñuelas. Relacionado con esto, el estudio entrega
resultados indicativos, donde las medidas de beneficios económicos obtenidas,
pueden
utilizarse como indicadores de bienestar, es decir, del grado de satisfacción que les
proporciona la Reserva a sus visitantes.
56
Respecto a la estimación de beneficios monetarios obtenidos por concepto de entrada,
el ingreso anual que tiene la Reserva al año por visitantes adultos, es
aproximadamente $525.000.000. Por otra parte, el ingreso estimado por concepto de
máxima disposición a pagar fue de $679.735.000 aproximadamente.
Esto indica que hay un excedente positivo de $154.735.000, equivalente al beneficio
neto del consumidor, por este concepto.
Este excedente, podría ser un indicador para un reajuste de precios por ingresar al
área. En relación con la hipótesis relativa al precio de entrada, el estudio indica que los
visitantes estarían dispuestos a pagar al menos un 25% sobre el precio que ya pagan,
donde el monto obtenido por máxima disposición a pagar, que alcanzó $679.735.000,
es superior en un 29% al ingreso que se percibe actualmente. Sin embargo, las
máximas disposiciones a pagar promedio por entrada, no superaron los montos de
salida propuestos.
Así, los resultados obtenidos en esta investigación, no indican claramente que se deba
aumentar la tarifa de ingreso a la unidad. Tal vez sería conveniente previamente,
mejorar las garantías básicas, como por ejemplo instalar servicios higiénicos y agua
potable, aspectos que fueron destacados por los visitantes.
Por otra parte, los ingresos que percibe la Reserva por concepto de entrada se
incorporan a un fondo común de CONAF, donde se unen con los ingresos percibidos
por otras áreas. Si bien es la Corporación la que asigna un presupuesto anual a cada
unidad, el excedente obtenido en esta investigación, podría ser considerado como un
indicador real que justifique la decisión de reasignar recursos económicos para la
mejora de servicios básicos que ofrece la Reserva, acción que a futuro podría justificar
de alguna manera un alza de la tarifa de ingreso.
Respecto a los resultados obtenidos por concepto de costo de viaje, estos permiten
aproximarse al valor de la contribución de la Reserva Lago Peñuelas al turismo de la
región y por lo tanto a la economía local y regional.
El costo promedio anual por concepto de transporte para llegar al área alcanza
$123.977.000, valor que está subestimado pues no se incluyeron todos los costos del
viaje (como por ejemplo: alimenticios, equipo de pesca, peajes, entre otros). Sin
embargo, el monto puede ser tomado como un valor de referencia de la cantidad de
57
dinero que se mueve en la zona gracias a la Reserva. Hay que destacar que a dicho
valor se le debe agregar el presupuesto anual asignado por CONAF para la
administración del área, monto que es también un aporte para la economía local y
regional.
Respecto al monto de dinero obtenido para la conservación de la Reserva bajo el
mercado hipotético descrito, más del 80% de las personas manifestó disposición a
contribuir con un fondo de apoyo, lo que permitió aceptar la última hipótesis planteada.
De esta forma, se obtendrían aproximadamente $89.292.000 anuales, cifra que
representa los beneficios monetarios generados por la unidad.
En este contexto, el presupuesto de gastos asignado a la Reserva para el año 2001,
alcanzó los $60.012.0009.
Si este monto se compara con el beneficio monetario obtenido por este concepto, este
último es superior al promedio de dinero asignado, en un 49%.
El hecho de que el monto asignado por los visitantes bajo el mercado hipotético
descrito, sea superior a los costos operacionales de la Reserva, podría ser, al igual
que
el excedente por el precio de entrada, una referencia para mejorar los servicios
básicos del lugar.
Así, si lo que se desea es mejorar la gestión del área, los costos monetarios serían un
factor significativo en la toma de decisión y como el presupuesto no es fijo, ni los
beneficios monetarios tampoco, habría que maximizar los beneficios netos, donde una
medida monetaria del valor, como la obtenida en esta investigación, podría ser muy
útil. Al respecto, Sinden y Worrell (1979), proponen utilizar medidas de valor, si lo que
se desea es mejorar las condiciones en las cuales diversos bienes o servicios
ambientales son ofrecidos.
Finalmente, las medidas monetarias del valor recreativo aquí obtenidas, podrían
formar
parte de un diagnóstico respecto a cuál es la imagen que tiene el visitante en función
de los servicios que se ofrecen, y así servir como parte de la base sobre la cual
debieran plantearse los objetivos y metas a lograr.
(9) Corporación Nacional Forestal. Patrimonio Silvestre. V. Región. Julio, 2002.
58
Posteriormente, los ejercicios de valoración podrían servir como herramientas que
generen indicadores respecto si la gestión se está llevando a cabo adecuadamente, es
decir, pueden ser parte de las actividades contempladas para el seguimiento.
9.3 De la aplicación de la teoría económica
El estudio se realizó a nivel de una unidad perteneciente al Sistema Nacional de Áreas
Silvestres Protegidas del Estado (SNASPE). En esta jerarquía, fue posible aplicar la
teoría económica de valoración a través de ciertos conceptos, como la Disposición a
Pagar y sus variables explicativas (en este caso los Gastos mensuales), el
consumidor,
el Excedente del Consumidor, el mercado, los costos y beneficios, los beneficios
netos,
entre otros. A este nivel, el análisis se centra en la disposición a pagar de un cierto tipo
de consumidores como medida de valor.
Al respecto, las medidas monetarias del servicio recreativo obtenidas en esta
investigación, son representativas de un cierto grupo de personas y de una situación
económica particular. Gatto y De Leo (2000), establecen que los valores obtenidos en
ejercicios de valoración contingente son siempre dependientes del perfil del grupo de
personas que colaboran con el estudio.
Sin embargo, los valores pueden ser útiles, al momento de querer mejorar ciertos
servicios ambientales en pro de los consumidores.
En un nivel o jerarquía superior, como por ejemplo, valoración del servicio recreativo
de
Chile, la teoría económica puede aplicarse de forma similar a como si se aplicara en
un nivel inferior o más particular. Nuevamente, la disposición a pagar es la variable
central, que se explica por diversos factores. Si bien en este nivel hay aspectos
socioeconómicos influyentes, tal vez habría que considerar un mayor número de
variables explicativas que en un nivel particular. De la misma forma, es posible aplicar
los conceptos de costos y beneficios y beneficios netos. La diferencia está dada por la
estrategia usada para la valoración.
Así, la teoría económica de valoración y sus conceptos, son aplicables a diferentes
niveles de análisis, lo que la hace ser una herramienta que puede contribuir a
solucionar problemas ambientales.
59
A raíz de la experiencia obtenida en este estudio, la teoría económica es útil en la
medida que sus conceptos sean adecuadamente aplicados. Si esto es así, una de sus
principales fortalezas es que a través de ellos, es posible obtener indicadores que
pueden servir de base para solucionar diversos problemas ambientales, como por
ejemplo ser una fuente de información para tomar la decisión de reasignar recursos
económicos.
Es posible aplicarla a diferentes niveles y magnitudes de problemas, sin embargo,
algunos autores como Rees (1998), recomiendan usarla para resolver problemas
ambientales en niveles particulares y cuando se desean estimar valores de uso, como
por ejemplo el recreativo.
60
10. CONCLUSIONES
Las conclusiones obtenidas en este estudio son las siguientes:
- A raíz de la experiencia obtenida, la teoría económica podría ser una herramienta
útil para orientar la gestión en áreas silvestres protegidas, ya que permite obtener
indicadores monetarios, que pueden servir de base para la toma de decisiones.
- En el caso de las áreas silvestres protegidas, la aplicación de conceptos
propuestos por la teoría económica puede ayudar a resolver diversos problemas
tales como: reasignación de recursos, necesidad de mejora de servicios,
tarificaciones, evaluación de la gestión al interior de las unidades, entre otros.
- La disposición a pagar por el servicio recreativo resultó ser la variable principal de
análisis ya que a través de este concepto, fue posible aproximarse a un valor
monetario del servicio recreativo que proporciona la unidad. Así, el método de
valoración contingente, permitió obtener medidas de disposición a pagar de los
visitantes, por sobre lo que ya pagan.
- El concepto de Excedente del Consumidor resultó operativo y fácil de utilizar para
cuantificar los beneficios recreativos netos generados por la unidad, dándose así
cumplimiento al objetivo general de esta investigación.
- No se encontró evidencia empírica para rechazar dos de las hipótesis plateadas.
Sin embargo, la hipótesis relativa al transporte, fue rechazada. Esto podría indicar
que un aumento en los precios de combustible podría incidir en el número de visitas
a la Reserva más significativamente que un aumento del precio para ingresar al
área.
- La Reserva Lago Peñuelas tiene un valor para los visitantes, ya que incurren en
costos para poder disfrutar del lugar, sin embargo, no reflejan completamente su
máxima disposición a pagar por el servicio recreativo al momento de incurrir en
estos gastos.
61
- Para el caso del precio de entrada, la disposición a pagar de los visitantes por el
servicio recreativo, fue superior a los gastos en los que incurren para hacer uso de
él, obteniéndose beneficios netos positivos. Sin embargo, esta no superó los
montos de salida propuestos. De esta manera los resultados no justifican
explícitamente una subida de la tarifa de ingreso a la unidad.
- El indicador del ingreso fue explicativo de la disposición a pagar de los visitantes.
Sin embargo, la variable educación no fue influyente en los resultados obtenidos.
De esta forma, la conducta de los consumidores frente a un cambio en las
condiciones de oferta del servicio recreativo en la Reserva, estará condicionada en
gran parte por el nivel de ingreso de las personas que acceden al área.
- Las medidas de beneficios netos obtenidas por concepto de fondo de apoyo para la
conservación del área, que en este caso resultaron positivas, representan un valor
de referencia para la toma de decisiones a futuro en la Reserva. La idea es que
ante cualquier mejora del servicio recreativo, los beneficios netos sociales debieran
mantenerse en este valor o aumentar, pero nunca disminuir.
62
11. BIBLIOGRAFÍA
Abad. C. 1996. Métodos e Instrumentos de Valoración de Bienes y Servicios
Ambientales. En: Sunkel, O. (Ed). Sustentabilidad Ambiental del Crecimiento
Económico Chileno, Programa de Desarrollo Sustentable, Centro de Análisis de
Políticas Públicas. Santiago. Universidad de Chile. Pp: 325-359.
An, Y. 2000. A semiparametric distribution for willingness to pay and statistical
inference with dichotomus choice contingent valuation data. American Journal of
Agricultural Economics. 82(3): 487-500.
Azqueta, D. 1996. Valoración Económica de la calidad ambiental. McGraw-Hill, Madrid.
España. 299 p.
Baier, K. 1969. What is value? An Analysis of the Concept. Values and the Future.
Free Press. New York. 1969. Pp: 33-67.
Barreiro, J. 1998. Valoración de los beneficios derivados de la protección de espacios
naturales: El caso del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido. Organismo
autónomo Parques Nacionales. Colección Técnica. Closas-Orcoyen, S. L., Madrid,
España. 190 p.
Baytelman, Y. 1997. Valoración contingente: Ventajas metodológicas en la estimación
directa de la demanda por un bien ambiental. Tesis Magíster en Economía del Medio
Ambiente y los Recursos Naturales. Facultad de Ciencias Económicas y
Administrativas. Universidad de Chile. Santiago. 1997.
Bishop, R.; T. Heberlein. 1979. Measuring the Values of Extra-Market Goods: Are
Indirect Measures Biased?. American Journal Agricultural Economics. 61: 926-930.
Bishop, C. 1995. Neutral Networks for Pattern Recognition. Oxford: Clarendon Press.
USA. 482 p.
63
Carson, R.; M. Haneman; R. Mitchell, 1986. Determining the Demand for Public Goods
by Simulationg Referendums at Different Tax Prices. University of California. San
Diego. USA. 1986.
Página WWW.
[http://www.ug.edu.au/economics/johnguiggini/Journalarticles 94/CVDCF94.ps]
Cerda, A.; Orrego, S.; Vásquez, S. 1997. Valoración Contingente y Estimación
Económica de Beneficios Recreacionales de la Playa de Dichato (Tomé- Chile). En:
Economía y Administración. Año 34(48). Junio 1997. Pp: 75-88.
Colby, M. 1991. La administración ambiental en el desarrollo: evolución de los
paradigmas. El Trimestre Económico. 234: 253-261.
Cunazza, P. 2001. Estimación de los beneficios económicos obtenidos al interior del
Parque Nacional Torres del Paine, Región de Magallanes y Antártica Chilena..
Memoria Facultad Ciencias Forestales. Universidad de Chile.
Davis, R. 1963. Recreation Planning as an Economic Problem. Natural Resources
Journal. 3: 239-249.
De la Maza, C. L. 1997. Beneficios Monetarios en Áreas Silvestres Protegidas.
Aplicación de los Métodos de Valoración Contingente y Costo de Viaje. Proyecto
Corporación Nacional Forestal (CONAF)/Programa de las Naciones Unidas para el
Desarrollo (PNUD). Santiago. Chile. 23 p.
Dumont, A. 1999. Valoración económica de los beneficios recreacionales provenientes
de una mejora de la calidad de las aguas del Río Claro. Tesis Licenciado en Ciencias
de la Administración. Escuela de Administración. Universidad de Talca. Talca.
Dupuit, J. 1844. On the Measurement of the Utility of Public Works. Annales des
Pontset Chausees,2nd Series, Vol. 8: reprinted in English in D. Munby (ed), Transport:
Selected Readings, Harmondsworth: Penguin Books Ltd. 1968.
64
Field, B. 1997. Economía Ambiental: Una Introducción. Departament of Resources
Economics. University of Massachusetts at Amherst. McGraw-Hill. 587 p.
Freeman, C. 1978. Benefits of Pollution Control. U.S. Environmental Protection
Agency,
Critical Review of Estimationg Benefits of Air and Water Pollution Control, Washington,
D. C., EPA 600/5-78-014, 1978,p. 11-16.
Freeman, C. 1936. The measurement of environmental and resource values: Theory
and methods. Resources for the Future. Washington, DC. 516 p.
Frykblom, P. 1997. Hipothetical Question Modes and Real Willingness to Pay. Journal
of Environmental Economics and Management. 34: 275-287.
Garrod, G.; K. G. Willis. 1999. Economic Vaulation of the Environment, Edward Elgar,
Cheltenham. Journal of Humanities. 7: 1-9.
Gatto, M.; G. De Leo. 2000. Pricing Biodiversity and Ecosystem Services: The Never-
Ending Story. BioScience. 50:4.
Hanemann, M. 1984. Welfare Evaluations in Contingent Valuation Experiments with
Discrete Responses. American Journal Agricultural Economics. 66: 332-341.
Hanemann, M.; J. Loomis; B. Kanninen. 1991. Statistical Efficiency of Double-Bounded
Dichotomus Choice Contingent Valuation. American Journal of Agricultural Economics.
73: 1255-1263.
Hanemann, M.; B. Kanninen. 1999. The Statistical Analysis of Discrete-Response CV
Data. Valuing Environmental Preferences: Theory and Practice of the Contingent
Valuation Method in the US, EC and Developing Countries. I. J. Bateman and K. G.
Willis eds. London: Oxford University Press, 1999.
Heckman, J. 1972. Sample Selection Bias as a Specification Error. Econométrica 47
(January 1972): 153-161.
65
Heckman, J. 2000. Survey Response-Related Biases in Contingent Valuation:
Concepts, Remedies, and Empirical Application to Valuing Aquatic Plan Management.
American Journal of Agricultural Economics. 82(2): 438-450.
Johansson, P. 1987. The Economic Theory and Measurement of Environmental
Benefits. Cambridge University Press, London. 238 pp.
Krutilla, J. 1967. Conservation reconsidered. American Economics Review. 56: 777-
786.
Krutilla, J.; A. Fisher. 1980. Valuing Long-run Ecological Consequences and
Irreversibilities. Journal Environmental Economics and Management. 1(2): 96-108.
Lockwood, M.;J. Loomis; T. Delacy. 1993. A Contingent Valuation Survey and Benefit-
Cost Analysis of Forest Preservation in East Gipssland, Australia. Journal of
Environmental Management. 38: 233-243.
Loomis, J. 1996. Measuring the Benefits of Removing Dams and Restoring the Elwha
River: Results of a Contingent Valuation Survey. Water Resources Research. 32(2):
441-447.
Loomis, J.; R. Walsh. 1992. Future Economic Values of Wilderness. En:
CONFERENCE INTERNATIONAL The Economic Value of Wilderness. Jackson,
Wyoming may 8-11, 1991. USDA Forest Service. Southeastern Forest. General
Technical Report SE-78.
Markowska, A.; T. Zylicz. 1996. Managing Stochastic Nitrogen Loads to the Baltic Sea.
American Journal Agricultural Economics. 76: 889-903.
McFadden, D. 1994. Contingent Valuation and Social Choice. American Journal
Agricultural Economics. 76: 689-708.
McNeely, J. 1988. Economics and Biological Diversity: Developing and Using
Economic
Incentives to Conserve Biological Resources. International Union for Conservation of
66
Nature Resources, Gland, Switzerland, 236 p.
Michea, G.; M. Campodónico. 2001. Guía de Parques Nacionales y otras Áreas
Protegidas de Chile. Corporación Nacional Forestal. 287 p.
Mitchel, R.; T. Carson. 1989. Using Surveys to Value Public Goods. The contingent
Valuation Method. Washington DC: Resources for the Future. 1989.
Muñoz, D.; G. Omegna; A. Santoro. 1996. Valoración Económica de un Área Silvestre
Protegida. El Sector Soncor de la Reserva Nacional Los Flamencos. En: Economía
Ambiental y su aplicación a la Gestión de Cuencas Hidrográficas. CONAF/DFID.
Pp: 73-109.
Pearce, D.; R. Turner. 1990. Economics of Natural Resources and the Environment.
New York and London: Hervester-Wheatsheaf.
Página WWW. [http://www.les1.man.ac. UK/ses/Courses/3252.pdf]
Pickle, B.; C. Rucks; R. Sisson. 1973. The Economics Benefits of Abating Water
Pollution in the Steel, Textile and Paper Industries in Alabama. Auburn University,
Water Resources Research Institute, Alabama.
Página WWW.
[http://www.yosemite.epa.gov/ee/epa/eermfile.nsf/uwwAn/EE-0011-04.pdf/$File/EE-
0011-04.pdf]
Potter, D.; C. Handee; N. Clarck. 1973. Hunting Satisfaction: Game, Guns, or Nature?.
In Transactions of the Thirty-eight North American Wildlife and Natural Resources
Conference. Washington: Wildlife Management Institute. 1973. Pp: 220-229.
Puentes, L. 1999. Comparación de las medidas de bienestar obtenidas al usar
muestras estratificadas proporcional y no proporcional aplicando el Método de
Valoración Contingente para una mejora en la calidad de las aguas del Río Claro. Tesis
Licenciado en Ciencias de la Administración. Escuela de Administración. Universidad
de Talca, Talca.
67
Randall, A.; C. Ives; C. Eastman. 1994. Bidding Games for Valuation of Aesthetic
Environmental Improvement. Journal of Environmental Economics and Management.
1(Agosto 1994): 132-149.
Rees, W. 1998. How should a parasite value its host?. Ecological Economics. 25:49-
52.
Seják, J. 2000. The Natural Capital of Central and Eastern European Countries. The
Role and Valuation of Natural Assets in Central and Eastern Europe. Rec Paper Series,
number 2. Regional Environmental Center for Central and Eastern Europe, 2000.
Sinden, J. y A. Worrell. 1979. Unpriced Values. Decisions without Market Prices. A
Wiley-Interscience Publication. New York. USA. 1979. 511 p.
Sorg, C. y Loomis, J. 1985. An introduction to valuation techniques. Wildlife Society
Bulletin. 13:38-46.
Train, K. 1986. Qualitative Choice Analysis: Theory, Econometrics, and an Application
to Automobile Demand. Cambridge: The MIT Press, 1986.
Página WWW. [http://www.emlab.berkeley.edu/books/choice.html-7k]
Walsh, R.; J. Loomis. 1989. The nontraditional public valuation option, bequest,
existence of wilderness. En USDA Forest Service Wilderness Benchmark 1988:
Proceedings of the National Wilderness Colloquium. USDA Forest Service, Ashville.
Página WWW. [http://www. wilderness.org/Sitelnfo/searchResults]
Wilks, L. 1990. A Survey of the Contingent Valuation Method. Resource Assesment
Commission Research Paper N° 2. AGPS, Canberra. Australian Gobernment
Publishing Service.
68
12. ANEXOS
69
12.1 ANEXO 1
ENCUESTA
EVALUACIÓN DE BENEFICIOS EN ÁREAS SILVESTRES PROTEGIDAS DEL
ESTADO
1. Nos gustaría saber el número total de hombres y mujeres en su grupo.
__________ hombres __________ mujeres
2. Ahora vamos a clasificar a los integrantes de su grupo según las categorías de
edad que le diré.
a)
Edad (años) <6 6-18 19-40 40-60 >60
N° de
personas
b) ¿Qué edad tiene Usted?__________años.
3. ¿Podría clasificar a los integrantes de su grupo según el nivel más alto de
educación formal recibida?.
BÁSICO MEDIO SUPERIOR
4. ¿Dónde vive Usted?.
Ciudad__________ Comuna__________ País__________
5. ¿Fue esta Reserva Nacional el destino principal de su viaje?
a) Sí (vaya a la próxima pregunta).
b) No. ¿Cuál es el destino principal del viaje?.
6. ¿Cuál diría Usted que fue la razón más importante para venir a este Parque?.
7. El traslado desde su casa hasta el Parque le resulta:
__________Agradable __________Desagradable __________Neutro
De serle desagradable o neutro, ¿estaría Usted dispuesto a gastar $1.500 por
ahorrarse las molestias del viaje?.
a) Sí b) No
Preguntar: ¿Cuánto menos gastaría?
ITERACIÓN FINAL:____________________
70
8. El objetivo principal de este viaje es, principalmente:
a) Visitar diferentes regiones.
b) Visitar esta región en particular.
c) Visitar esta Reserva en particular.
9. ¿Qué grado de importancia en porcentaje le asigna Usted a la visita a esta Reserva
dentro de su viaje total?.
a) 00-10 % f) 51-60 %
b) 61-70 % g) 61- 70 %
c) 11-20 % h) 71- 80 %
d) 21-30 % i) 81-90 %
e) 31 40 % j) 91-100 %
f) 41-50 %
10. ¿Viajó su grupo en bus o en vehículo particular?
a) Bus (pase a pregunta 11).
b) Vehículo propio (pase a pregunta 12).
11. ¿Cuánto pagó por su(s) pasaje(s) en bus?
____________ pesos
Pase a pregunta 13b.
12. En esta visita a la Reserva, ¿Cuánto pagó por el litro de bencina?
_____________pesos
Pase a pregunta 13a.
13 a. Suponga que Usted tiene sólo la posibilidad de elegir esta Reserva para ir a
pasear (no hay otros lugares disponibles). Suponga además, que el precio de la
bencina fuese a subir (en términos reales no relacionados con la inflación). ¿Cuál es el
precio más alto por litro que Usted pagaría por llegar a esta Reserva en el mismo
vehículo antes de dejar de venir?.
Deténgame cuando yo lea el precio más alto por litro que Usted pagaría.
$450, $500, $550, $600, $650, $700, $750, $800, $850, $900, >$900
ITERACIÓN FINAL____________________
(pase a la pregunta 14).
71
13 b. Suponga que Usted tiene sólo la posibilidad de elegir esta Reserva para ir a
pasear (no hay otros lugares disponibles). Suponga además, que el precio del pasaje
del bus fuese a subir (en términos reales no relacionados con la inflación). ¿Cuál es el
precio más alto del pasaje en bus que Usted pagaría por llegar a esta Reserva antes
de dejar de venir?.
Deténgame cuando yo lea el valor más alto del pasaje en bus que Usted pagaría.
(Según valor del pasaje, iterar de 100 en 100).
ITERACIÓN FINAL____________________
14. ¿Cuánto gasta Usted y su familia al mes? (incluya todos sus gastos: colegio,
alimentación, otros).
$______________
15. ¿Cuál es el presupuesto total asignado a este viaje para todo su grupo familiar
(desde la salida hasta el regreso al hogar?.
$______________
16. ¿Cuál es el gasto realizado por su grupo familiar dentro de esta Reserva?.
$______________
17. ¿Cuántas veces visita esta Reserva durante un año típico?__________ veces por
año.
18. Suponga que Usted continúa usando esta Reserva _________vez (veces) por año
y realiza las mismas actividades normales. Si el precio de la entrada fuese $2.000.
¿Continuaría viniendo a esta Reserva?.
a)Sí b)No
Pregunte: ¿Cuánto menos pagaría
por venir a esta Reserva?
ITERACIÓN FINAL____________________
Si el encuestado rehusa contestar, pregunte:
¿Por qué no pagaría un precio mayor de entrada?
_____________________________________________________________________
____________________________________________________________________
19. Suponga que el Gobierno deja de financiar esta Reserva y que la única manera de
continuar su protección y manejo fuese pidiendo a las personas que se contribuya
para formar un fondo de apoyo especial. El dinero reunido a través de este fondo
iría en beneficio directo para conservar esta Reserva. ¿Estaría dispuesto(a) a
contribuir mensualmente a este fondo con $2.000?.
72
a)Sí b)No
Pregunte: ¿Con cuánto menos
contribuiría a este fondo?
ITERACIÓN FINAL____________________
Si el encuestado rehusa contestar, pregunte:
¿Por qué no daría dinero para la Reserva?
_____________________________________________________________________
___________________________________________________________________
20. Podría Usted distribuir la cantidad que asignó mensualmente para proteger y
anejar
la Reserva en los siguientes ítems?.
a) Tener la oportunidad de visitar la Reserva este año o el próximo.
b) Retener la oportunidad de visitar la Reserva en el futuro.
c) Proteger el área para futuras generaciones.
d) Sólo por el placer de saber que existe aún cuando no creo que lo visitaré
nuevamente.
e) Preservar el área para que otros puedan usarla.
21. ¿Podría nombrar las tres actividades más importantes que realizó durante su
estadía en esta Reserva?.
__________Camping.
__________Picnic.
__________Bañarse.
__________Caminatas.
__________Conocer la vegetación y la fauna nativa.
__________Admirar la belleza del paisaje.
__________Aprender sobre las Áreas Silvestres Protegidas.
__________Tomar fotografías.
__________Aprender sobre el medio ambiente.
__________Otros.
22. ¿Cuál es su actividad o profesión?.
73
12.2 ANEXO 2
ANÁLISIS DE VARIANZA
12.2.1 Disposición a pagar por el precio de entrada a la Reserva
Tabla ANOVA
Origen de
variaciones Suma de cuadrados
Grados
de
libertad
Promedio
cuadrados F Probabilidad
Valor
crítico
F
Entre grupos 732512,8 2 366256,4
Dentro de grupos 69045921,5 195 354081,6
Total 69778434,3 197
1,03 0,36 3,04
Valor f = 1,03, f0,95,2,195 = 3,04.
12.2.2 Disposición a contribuir con un fondo de apoyo
Tabla ANOVA
Origen de
variaciones Suma de cuadrados
Grados
de
libertad
Promedio
cuadrados F Probabilidad
Valor
crítico
F
Entre grupos 5510456,3 2 2755228
Dentro de grupos 22422227 195 1149858
Total 22973273 197
2,39 0,09 3,04
Valor f = 2,39, f0,95,2,195 = 3,04.
12.2.3 Disposición estimada a pagar por el precio de entrada
Tabla ANOVA
Origen de
variaciones Suma de cuadrados
Grados
de
libertad
Promedio
cuadrados F Probabilidad
Valor
crítico
F
Entre grupos 552335 2 276167,5
Dentro de grupos 62298797 195 319481
Total 62851132 197
0,86 0,42 3,04
Valor f = 0,86, f0,95,2,195 = 3,04.
12.2.4 Disposición estimada a contribuir con un fondo de apoyo
Tabla ANOVA
Origen de
variaciones Suma de cuadrados
Grados
de
libertad
Promedio
cuadrados F Probabilidad
Valor
crítico
F
Entre grupos 1195155 2 597577,5
Dentro de grupos 76744708 195 393562,6
Total 77939863 197
1,52 0,22 3,04
Valor f = 1,52, f0,95,2,195 = 3,04.
74
12.3 ANEXO 3
SALIDAS REGRESIONES
12.3.1 Modelo disposición a pagar por el precio del combustible
Estadísticas de la Regresión: R2 = 0,44, Error típico = 59,532, Observaciones = 177.
Análisis de Varianza
Grados de libertad Suma cuadrados Promedio de los cuadrados F P
Regresión 10 452886,642 45,288,664 12,779 0,000
Residuos 166 588309,268 3544,032
Coeficiente Error típico Estadístico T Probabilidad
Constante 390,105 25,439 15,335 0,000
EDA 1,086 0,458 2,371 0,019
GAMEN 0,0001 0,000 10,019 0,000
NUACT 12,339 5,726 2,155 0,033
NUHOM -43,585 14,442 -3.018 0,003
NUMUJ -37,062 14,428 -2,569 0,011
NUCATED1 28,136 15,342 1,834 0,068
NUCATED2 38,499 14,215 2,708 0,007
NUCATED3 41,520 14,039 2,958 0,004
NUCATED4 34,183 13,673 2,500 0,013
t de tabla: 1,978 Si T > t ⇒ Se rechaza H0
Si T > -t ⇒ Se rechaza H0
12.3.2 Modelo de disposición a pagar por el precio del pasaje en bus
Estadísticas de la Regresión: R2 = 0,49, Error típico = 629, Observaciones = 21.
Análisis de Varianza
Grados de libertad Suma cuadrados Promedio de los cuadrados F P
Regresión 4 6121605,164 1530401,291 3,870 0,022
Residuos 16 6327918,646 395494,915
Coeficiente Error típico Estadístico T Probabilidad
Constante -3133,760 1512,826 -2,071 0,055
PRESUP 0,079 0,032 2,479 0,025
NIEDUC 198,353 73,148 2,712 0,015
GAMEN -0,007 0,002 -3,466 0,003
EDA 57,579 18,453 3,120 0,007
t de tabla: 2,120 Si T > t ⇒ Se rechaza H0
Si T > -t ⇒ Se rechaza H0
12.3.3 Modelo de disposición a pagar por el precio de entrada
Estadísticas de la Regresión: R2 = 0,74, Error típico = 304.151, Observaciones = 198.
Análisis de Varianza
Grados de libertad Suma cuadrados Promedio de los cuadrados F P
Regresión 4 5.19244E+07 1,29811E+07 140,325 0,000
Residuos 193 1,78540E+07 92507,734
Coeficiente Error típico Estadístico T Probabilidad
Constante 1098 77,990 14,077 0,000
GAMEN 0,003 0,000 20,525 0,000
PROCED 1,032 0,658 1,570 0,118
OCUP 107,889 61,729 1,748 0,082
TRANS 105,008 71,404 1,471 0,143
t de tabla: 1,972 Si T > t ⇒ Se rechaza H0
Si T > -t ⇒ Se rechaza H0
75
12.3.4 Modelo de disposición a contribuir con un fondo de apoyo especial para la
conservación de la Reserva
Estadísticas de la Regresión: R2 = 0,28, Error típico = 943,209, Observaciones = 198.
Análisis de Varianza
Grados de libertad Suma cuadrados Promedio de los cuadrados F P
Regresión 10 6,33693E+07 6336927,295 7,123 0,000
Residuos 187 1,66363E+08 889644,141
Coeficiente Error típico Estadístico T Probabilidad
Constante 1090,861 258,878 4,214 0,000
GAMEN 0,003 0,000 6,810 0,000
PROCED -3,495 2,080 -1,680 0,095
NUACT 155,515 86,894 1,790 0,075
NUMUJ -144,568 63,249 -2,286 0,023
NUCATED1 233,958 118,111 1,981 0,049
NUCATED3 -118,911 79,520 -1,495 0,137
NUCATED4 -142,145 88,197 -1,612 0,109
NUCATED5 -380,589 154,823 -2,458 0,015
NUNIED2 208,440 68,187 3,057 0,003
NUNIED3 123,650 69,742 1,773 0,078
t de tabla: 1,972 Si T > t ⇒ Se rechaza H0
Si T > -t ⇒ Se rechaza H0
A evolução da consciência antropocêntrica para a
ecocêntrica em face do tecnicismo moderno

Paulo José Leite Farias


Promotor de Justiça, Mestre em Direito e Estado pela UNB, Doutor em Direito
pela UFPE. Engenheiro Civil pela UNB. Analista de Sistemas pela UCB.
Professor de Direito Civil, Ambiental, Constitucional e Teoria geral do Estado
em cursos de graduação e pós-graduação.

1. INTRODUÇÃO

Quando falamos em consciência "macroética" ecocêntrica no título do


presente artigo, referimo-nos aos sistemas de reflexão sobre a
experiência ética da coletividade, uma ética de responsabilidade.
Nesse sentido, a reflexão tem tipicamente natureza filosófica como na
ética de ARISTÓTELES, de cunho individual só que agora adquire cunho
coletivo.1

APEL usa o termo “ética de responsabilidade” em contraponto à noção


tradicional de ética, que busca a resolução de problemas individuais, por
outro lado refere-se à “orientação ético-política fundamental” para
designar o papel de uma ética de responsabilidade solidária da
humanidade, verbis:

Meu questionamento filosófico, em face da atual crise do sistema planetário da humanidade, é, por conseguinte, a
questão sobre a possibilidade de uma orientação ético-política fundamental. E, quando a isso, não é nada evidente
que uma tal orientação normativa de base seja realmente possível em sentido filosófico. Isso porque já se discute,
hoje em dia, se é realmente possível, ante os conflitos de nossa época e as correspondentes controvérsias
2
ideológicas, fundamentar algo como uma ética de responsabilidade solidária.

Na idade da ciência, APEL questiona como não enfocar a necessidade


de uma fundamentação objetiva e racional da ética. A partir do risco de
destruição pela guerra e pelas técnicas modernas, verifica-se a
necessidade de construção de uma ética que transponha os campos
individuais e que se direcione para a humanidade como um todo. A
técnica industrial conduz a uma problemática universal, posto que toda
ecoesfera humana está ameaçada. É, doravante, em escala planetária
que se põem, na sua urgência, os problemas éticos, ligados a uma
responsabilidade coletiva.

APEL afirma que:


Em síntese: A superação, pelo homo faber, das anteriores barreiras instintivas, organicamente condicionadas, sua
intervenção no ambiente natural por meio de ferramentas e principalmente sua mortífera ação armada contra
animais e contra o próximo: isso tudo, já na idade mítica, parece ter levado ao nascimento da consciência moral, no
3
sentido da exigência de reparação, retribuição e reconciliação .

A preocupação com o processo e com o tecnicismo moderno no termo


“homo faber”, usado por APEL, merece ser aprofundada, no contexto
da abordagem de HANNAH ARENDT na obra “A condição humana”
a ser desenvolvida no presente trabalho.4

Na percuciente análise de HANNAH ARENDT, comprova-se a


importância da passagem do homem de sujeito passivo da Natureza
para sujeito ativo desta, na instrumentalização da natureza pelo
homo faber, fato este também destacado por APEL e HANS JONAS. 5

2) A evolução da consciência ecocêntrica em razão da destruição


ocasionada pelo homo faber: a visão de Hannah Arendt

2.1) Labor, trabalho e ação: três atividades marcantes do homem no


Mundo

Na análise da evolução da passividade humana do homem perante a


Natureza para a sua atividade de moldá-la, deve-se dar destaque, ao
lado do homo economicus, ao homo faber detalhadamente analisado por
HANNAH ARENDT na obra “A condição humana”. 6

Nesse livro, ARENDT interessa-se por descrever o que significa ser


humano. Não busca entretanto a natureza humana de um ponto de vista
estritamente filosófico (Qual a origem do homem? Qual o seu destino?).

A trama de sua análise fundamenta-se em analisar o que o homem faz e


como o homem vive. Nesse aspecto, destaca-se que sua análise tem
cunho sociológico por ver o homem dentro do mundo; ao investigar o
homem mundano, a sua análise, também, percorre, de forma crítica, a
relação do Homem com a Natureza .7

JOÃO MAURÍCIO LEITÃO ADEODATO, analisando a legitimidade à luz


do pensamento de HANNAH ARENDT, comenta que “a condição humana
também compreende a ´vita contemplativa´ “.8 No presente trabalho,
entretanto, far-se-á, exclusivamente, a análise da vida activa pertinente à
interação do homem com a Natureza em visão exterior e não de sua vida
interior de pensar.9

Na Antigüidade, o labor exercia-se na oikia ou casa, onde se reconhecia


o governo de um só; era o reino da necessidade, ligado às exigências da
condição animal do homem, como alimentar-se, repousar, procriar. Era,
portanto, a esfera privada (de privus, estar privado de), em que o
homem, como animal laborans, buscava os meios necessários à
sobrevivência. O labor tinha a ver com o processo ininterrupto da
produção de bens de consumo, isto é, daqueles bens que eram
integrados ao corpo após a sua produção e que não tinham permanência
no mundo. Na casa, o anseio de sobrevivência dominava de tal forma
que a vida era limitada ao seu próprio processo biológico. 10

Os cidadãos tinham o privilégio de libertar-se dessa condição,


exercendo na polis sua atividade. Assim, só os cidadãos exerciam a
ação. O labor era visto com desprezo. ARENDT declara:

O desprezo pelo labor, originalmente resultante da acirrada luta do homem contra a necessidade e de uma
impaciência não menos forte em relação a todo esforço que não deixasse qualquer vestígio, qualquer monumento,
qualquer grande obra digna de ser lembrada generalizou-se à medida em que as exigências da vida na polis
consumiam cada vez mais o tempo dos cidadãos (...)11

O governo de um só, típico da esfera privada, era incompatível com a


esfera pública. Nela se reconhecia o governo de muitos. O cidadão era
visto como um igual entre iguais e, na esfera pública, sua atividade era
fruto de uma pluralidade.12

Entre a ação e o labor se achava o trabalho, dominado pela relação


meio e fim, com objetivo previsível à criação do bem de uso – produto
inconsumível. Ao contrário do labor, esse produto adquire permanência
no mundo. Como afirma ARENDT, “Em outras palavras, contra a
subjetividade dos homens ergue-se a objetividade do mundo feito pelo
homem”.13

Conforme sintetiza ARENDT, distinguindo e caracterizando cada uma das


atividades marcantes do homem:
<font face="arial narrow" size=2:O labor é a atividade que corresponde
ao processo biológico do corpo humano, cujos crescimento espontâneo,
metabolismo e eventual declínio têm a ver com as necessidades vitais
produzidas e introduzidas pelo labor no processo da vida. A condição
humana do labor é a própria vida.

O trabalho é a atividade correspondente ao artificialismo da existência


humana, existência esta não necessariamente contida no eterno ciclo
vital da espécie, e cuja mortalidade não é compensada por este último. O
trabalho produz um mundo <> de coisas, nitidamente diferente de
qualquer ambiente natural. Dentro de suas fronteiras habita cada vida
individual, embora esse mundo se destine a sobreviver e a transcender
todas as vidas individuais. A condição humana do trabalho é a
mundanidade.

A ação, única atividade que se exerce diretamente entre os homens sem


a mediação das coisas ou da matéria, corresponde à condição humana
da pluralidade, ao fato de que homens, e não o Homem, vivem na Terra e
habitam o mundo. Todos os aspectos da condição humana têm alguma
relação com a política; mas esta pluralidade é especificamente a
condição – não apenas a conditio sine qua non, mas a conditio per quam
– de toda vida política. Assim, o idioma dos romanos – talvez o povo
mais político que conhecemos – empregava como sinônimas as
expressões <> e <> (inter homines esse), ou <> e <> (inter homines esse
desinere).14

ADEODATO, tratando da diferença entre labor e trabalho, afirma verbis:

Através da fabricação o ser humano se converte em homo faber e adquire suas características específicas, já que
enquanto meramente trabalha ele nada mais é que o animal mais desenvolvido do planeta. Então, o primeiro
15
aspecto essencial do homo faber é produzir objetos que, juntos, constituem o mundo humano.

No âmbito da nossa análise, será detalhado a vita activa vinculada ao


trabalho – atividade do homo faber –, pois esta relaciona-se
diretamente à destruição do meio ambiente e à criação de novo
ambiente. Tal análise perpassa toda a obra “Condição humana” de
ARENDT, embora encontre especial ênfase no Capítulo IV – Trabalho. 16

2.2) O homo faber na visão de HANNAH ARENDT

Conforme destaca ARENDT, no trabalho há sempre um elemento de


violência à natureza. A fabricação consiste em reificação.17 ARENDT
salienta:

O animal laborans que, com o próprio corpo e a ajuda de animais domésticos, nutre o processo da vida, pode ser o
amo e senhor de todas as criaturas vivas, mas é ainda servo da natureza e da terra; só o homo faber se porta como
amo e senhor da terra. Como a sua produtividade era vista à imagem de um Deus Criador – de sorte que, enquanto
Deus cria ex nihilo, o homem cria a partir de determinada substância –, a produtividade humana, por definição,
resultaria fatalmente numa revolta prometéica, pois só pode construir um mundo humano após destruir parte
18
da natureza criada por Deus. (grifo nosso)

A sensação da violência de transformação da Natureza coloca o Homem


na posição de ser supremo da criação e não de mera criatura servil. O
trabalho passa a gerar satisfação, ao contrário do labor que produz
desprezo.19

Outro aspecto destacado refere-se à durabilidade das coisas feitas pelo


homo faber. Essa durabilidade permite que as coisas do mundo tenham
uma "relativa independência dos homens que as produziram e as
utilizam, a objetividade que os faz resistir, obstar e suportar, pelo menos
durante algum tempo, as vorazes necessidades de seus fabricantes e
usuários."20

O homo faber é o construtor do mundo; por isso, a condição da


existência humana que corresponde ao trabalho é a mundanidade.

Conforme assinala ARENDT, a palavra “faber” relaciona-se com a


palavra latina facere, no sentido de produção. O animal laborans não
afeta de forma significativa a Natureza; já o homo faber, sim, verbis:

A fabricação, que é o trabalho do homo faber, consiste em reificação. A solidez, inerente a todas as coisas, até
mesmo as mais frágeis, resulta do material que foi trabalhado; mas esse mesmo material não é simplesmente dado
e disponível, como os frutos do campo e das árvores, que podemos colher ou deixar em paz sem que com
21
isso alteremos o reino da Natureza . (grifo nosso)

A reificação, termo costumeiramente usado por ARENDT, destaca o fato


de que o homem dissocia o produzir, que lhe é próprio, do produto,
de tal modo que o pode conhecer, tornando-o objeto da sua
consciência, verbis:

(...) o labor também produz para o fim de consumo, mas como esse fim, a coisa a ser consumida, não tem
permanência mundana dos produtos do trabalho, o fim do processo não é determinado pelo produto final e sim pela
exaustão do <<labor power>>, enquanto que, por outro lado, os próprios produtos imediatamente voltam a ser
meios de subsistência e reprodução do << labor power>>. No processo de fabricação, ao contrário, o fim é
indubitável: ocorre quando algo inteiramente novo, com suficiente durabilidade para permanecer no
22
mundo como unidade independente, é acrescentados ao artifício humano . (grifo nosso)

Conforme assinala ARENDT, no processo do homo faber há a


instrumentalização da Natureza e do Mundo, na clara distinção entre
meios e fins, verbis:

A coisa fabricada é um produto final no duplo sentido de que o


processo de produção termina com ela (<>, como dizia Marx), e de
que é apenas um meio para produzir esse fim. 23 (grifo nosso)

2.3) A instrumentalização do mundo e a destruição da Natureza

O trabalho, portanto, é inteiramente dominado pela categoria de meios e


fins. O trabalho se distingue das outras atividades da vita activa porque
tem um fim definido e previsível, enquanto a ação, embora tenha um
começo, não tem um fim previsível. O labor, por sua vez, "preso à
engrenagem do movimento cíclico do processo vital do corpo, não tem
começo nem fim.". Daí a grande confiabilidade do trabalho; o processo
de fabricação não é irreversível.24

Nesse sentido, ARENDT afirma que:

O homo faber é realmente amo e senhor, não apenas porque é o senhor ou se arrogou no papel de senhor de toda
a natureza, mas porque é o senhor de si mesmo e de seus atos. Isto não se aplica ao animal laborans, sujeito às
necessidades de sua existência, nem ao homem de ação, que sempre depende de seus semelhantes. A sós, com a
imagem do futuro produto, o homo faber pode produzir livremente; e também a sós, contemplando o
25
trabalho de suas mãos, pode destruí-lo livremente. (grifo nosso)
O homo faber reduz “a natureza e o mundo a simples meios, privando-os
de sua dignidade independente”.26

A verdade é que o significado do mundo, meio para construção de um


novo mundo, acaba tornando-se um objeto sem valor, pela infindável
cadeia de meios e fins que se forma no processo de fabricação, verbis:

Se o homem-usuário é o mais alto de todos os fins, <>, então não somente a natureza, que o homo faber vê como
material quase <> sobre o qual ele trabalha, mas até mesmo as coisas <> tornam-se simples meios, e, com isto,
27
perdem o seu próprio <> intrínsico.

Na visão antropocêntrica da Natureza, a mesma é instrumentalizada,


perdendo o seu valor intrínseco, pois passa a ser sempre meio. ARENDT
afirma:

Na medida em que é homo faber, o homem <>; e este emprego das coisas como instrumentos implica em rebaixar
todas as coisas à categoria de meios e acarreta a perda do seu valor intrínseco e independente; e chega um ponto
em que não somente os objetos da fabricação, mas também <<a terra em geral e todas as forças da natureza>>–
que evidentemente foram criadas sem o auxílio do homem e possuem uma existência independente do mundo
28
humano – perdem seu <<valor por não serem dotadas de reificação resultante do trabalho>> .

Conforme destaca ARENDT, esse problema da instrumentalização do


mundo, não se constitui em novidade contemporânea, já havendo tal
preocupação no berço da filosofia ocidental – a Grécia.

Citando o famoso argumento de Platão contra o dito de Protágoras,29 de


que – o homem é a medida de todas as coisas de uso, da existência das
que existem e da inexistência das que não existem – ARENDT destaca
que PLATÃO:

Percebeu desde logo que quando se faz do homem a medida de todas as coisas de uso está-se correlacionando o
mundo com o homem-usuário e fazedor de instrumentos (...) E como é da natureza do homem-usuário e fabricante
de instrumentos ver em tudo um meio para um fim – ver em cada árvore determinado potencial de madeira –, isto,
fatalmente significaria fazer do homem não só a medida de todas as coisas cuja existência dele depende, mas de
30
literalmente tudo o que existe.

Na dialética da Historia, a demasiada exploração da Natureza pelo homo


faber e a instrumentalização do Mundo, destacada por ARENDT, propicia
o surgimento do ecocentrismo(antítese à tese antropocêntrica), em que a
natureza deixa de ser vista como meio e passa a ser vista como fim, nos
termos do que defende a chamada “deep ecology”, uma das inúmeras
fundamentações teóricas do ecocentrismo.

3) Conscientização ecocêntrica e a “deep ecology” como suportes


ideológicos para os movimentos ambientais decorrentes da ação
nociva do homo faber de destruição da Natureza

As décadas de 60 e 70 do século XX constituem marcos cronológicos


importantes para o movimento ambientalista. Exemplo dessa
movimentação no âmbito cultural e científico pode ser visto na obra
Silent Spring da bióloga RACHEL CARSON, na qual adverte sobre os
perigos ambientais oriundos do uso indiscriminado do DDT e outros
pesticidas. O título da obra “Primavera silenciosa” sugere, de forma
metafórica, que se estava vivendo momento na cultura americana em
que o canto dos pássaros não poderia mais ser ouvido, por terem eles
sido dizimados pelos pesticidas utilizados indiscriminadamente pelo
homem.31

Em uma obra de conteúdo científico e poético, essa autora no âmbito


cultural e científico colabora com a intensa movimentação política de
conscientização ambiental e o respectivo agir para preservação do meio
ambiente na sociedade americana desta época.

Por outro lado, no âmbito europeu, o Clube de Roma, na década de 70,


inaugurara nova fase do movimento ecológico, em que a questão central
passa a ser a limitação da atividade econômica, sob o risco do
comprometimento da própria sobrevivência da bioesfera.

A Terra havia sido vista do espaço, induzindo no inconsciente coletivo da


humanidade uma nova dimensão da sua unidade, beleza e fragilidade.

A crise do petróleo, na década de 70, reforçou a preocupação com a


escassez dos recursos naturais. Nesse âmbito, deve ser vista a proposta
inicial do Clube de Roma de congelar o desenvolvimento e a exploração
dos recursos naturais.

As conclusões do RELATÓRIO MEADOWS, oriundo do trabalho do


Clube de Roma, contribuiu, juntamente, com a Conferência das Nações
Unidas de Estocolmo para a preocupação com o meio ambiente. 32

Concomitantemente, surgem vários movimentos ambientalistas, com


graves críticas à economia desenvolvimentista exarcebada na
exploração descontrolada dos recursos naturais, da larga escala de
utilização das energias não-renováveis ( fósseis como o carvão e o
petróleo), do autoritarismo, das leis de mercado que só valoram o lucro
em desprezo ao bem-estar social.

Os movimentos ambientalistas atuavam em diferentes frentes de batalha,


de acordo com a ênfase que davam aos inúmeros elementos
constitutivos do meio ambiente.

Assim, alguns destacavam a conservação dos recursos naturais, outros:


o bem-estar humano (a qualidade de vida) , a preservação da natureza
de forma ampla, não restrita ao seu aspecto de fator de produção e
outros a proteção e a emancipação dos animais.
Poderíamos dizer, portanto, em visão de classificação binária, que o
fundamento filosófico de cada um desses movimentos ambientalistas
poderia ter uma perspectiva antropocêntrica ou ecocêntrica.

Para movimentos de inspiração antropocêntrica, o destaque vinculava-se


à conservação dos recursos naturais , por meio da redução dos
desperdícios, de forma que o ambiente sirva para todos os homens e não
para uns poucos.

A qualidade de vida (o bem-estar humano) passa a ser valor associado à


saúde e à própria vida do ser humano.

Para promover o equilíbrio com o desenvolvimento econômico, há a


preocupação com a profissionalização da gestão dos recursos naturais
buscando-se a conservação e a preservação da natureza, o que
contribuiu, acentuadamente, para o fortalecimento do poder regulatório
do Estado.

A busca de uma melhor gestão dos recursos naturais teve, também,


repercussão no setor produtivo privado com a incorporação de
tecnologias menos poluentes e a internalização dos custos ambientais,
como forma de melhorar a imagem e ganhar mercados.

Tratavam-se, todos esses movimentos ambientalistas, de visão


antropocêntrica da natureza, englobando, principalmente as
necessidades humanas básicas, de cunho notadamente econômico,
embora pudessem destacar, igualmente, aspectos estéticos e espirituais,
dentre outros.

Por outro lado, surgem movimentos de proteção da vida selvagem e dos


animais em geral, que ressaltam visão ecocêntrica, em que o homem
não é o único ser animado capaz de titularizar a proteção ambiental.

O ecocentrismo valoriza, pois, a natureza de forma direta, sem a


preocupação de mediação de necessidades humanas. Nessa visão, os
organismos não são simples objetos e instrumentos a serviço do homem,
mas sim, também, sujeitos relevantes das relações naturais.

As diferentes posições das éticas ambientais acarretaram diferentes


decisões para diferentes questões práticas. PETER SINGER utiliza-se da
construção de uma represa para avaliar os diferentes posicionamentos
ecológicos possíveis. Assim, afirma:

Se fosse para tomar a decisão exclusivamente com base nos interesses humanos, confrontaríamos as vantagens
econômicas da represa para os cidadãos com a perda para os que gostam de andar pelas matas, para cientistas e
outros, hoje e no futuro, que valorizam a preservação do rio em seu estado natural. Já vimos que, pelo fato de esse
cálculo incluir um número indeterminado de gerações futuras, a perda do rio terá um custo muito maior do que
imaginaríamos a princípio. Mesmo assim, se levarmos o fundamento de nossa decisão além dos interesses dos
seres humanos, teremos muito mais elementos contrários às vantagens econômicas da construção da represa.
33
Nesses cálculos devem agora entrar os interesses de todos os animais que vivem na área a ser inundada

Assim, observa-se, historicamente, que as posições originais dos


movimentos ambientalistas eram de cunho antropocêntrico. Entretanto,
com o passar dos tempos, cada vez mais surgiram movimentos
baseados na ética ecocêntrica.

No exemplo da represa de PETER SINGER, o autor destaca, em


determinado momento, a maior complexidade e, também, a maior
proteção ambiental dada pela ética ecocêntrica no âmbito das valorações
e opções de atuação do homem frente à Natureza:

Talvez isso não seja tudo. Não seria o caso de atribuir-mos importância não apenas ao sofrimento e à morte de um
determinado número de animais, mas também ao fato de que toda uma espécie pode desaparecer? Que dizer da
perda de árvores que ali estiveram por milhares de ano? Que importância (se é que há alguma) devemos atribuir à
preservação dos animais, das espécies, das árvores e do ecossistema do vale, independentemente dos interesses
34
dos seres humanos – sejam eles econômicos, recreativos ou científicos – em sua preservação ?

Nesse âmbito, deve-se destacar que a teoria da DEEP ECOLOGY pode


ser vista como modelo embrionário das diferentes filosofias ambientais
ecocêntricas, atualmente, existentes. Para GEORGE SESSIONS:

A década de 1960 produziu uma grande revolução ecológica (...) a preocupação com as outras espécies e a
necessidade de proteção da totalidade dos ecossistemas naturais. Filosoficamente, a revolução ecológica ocorrida
em 1960, e o surgimento do movimento da “ deep ecology”, basicamente, destacam a passagem de uma visão
35
antropocêntrica para uma visão ecocêntrica.

Assim, obras como a de LYNN WHITE JR sobre as “Raízes Históricas da


Crise Ecológica”, para SESSIONS contribuíram para a mudança de
atitude em relação à natureza.36

Estas obras históricas da mudança filosófica da visão antropocêntrica, tal


como Silent Springs e e Historical Roots of Our Ecologic Crisis, juntaram-
se à do filósofo norueguês ARNE NAESS que escreveu artigo,
estabelecendo a distinção entre as tendências “superficiais” e
“profundas” que se verificam no movimento ecológico. O pensamento
ecológico superficial estaria preso à estrutura ética tradicional
antropocêntrica. Nas palavras de PETER SINGER, verbis:

O pensamento ecológico superficial estaria circunscrito à estrutura moral tradicional; seus partidários estariam
ansiosos por evitar a poluição da água para que pudéssemos beber uma água mais pura, e, na base de seu
empenho em preservar a natureza, estaria a possibilidade de as pessoas continuarem a desfrutar dos seus
37
prazeres.

Nesse sentido, SESSIONS afirma que:


O pensamento ecológico superficial, Naess proclama: é antropocêntrico e está preocupado unicamente com a
poluição, com o pleno uso dos recursos naturais, bem como com a riqueza e o comodismo da população dos países
38
desenvolvidos.

Por outro lado, o movimento dos ecologistas profundos (“deep ecology”)


teria natureza ecocêntrica, nas palavras de SINGER:

(...) desejariam preservar a integridade da biosfera pela necessidade dessa preservação, ou seja,
39
independentemente dos possíveis benefícios que o fato de preservá-la pudesse trazer para os seres humanos.

Assim, surge a “deep ecology”, uma das correntes contemporâneas


ambientalistas ecocêntricas pioneiras e mais aceitas da atualidade.
ARNE NAESS, filósofo norueguês, faz referência ao termo em artigo
publicado em 1973, intitulado “The shallow and the deep, long-range
ecology movement”.40

Deep ecology enfatiza mudança na visão do mundo, buscando as raízes


da crise ambiental e não só os seus frutos. Para FREYA MATHEWS,
NAESS diferencia a ecologia superficial da ecologia profunda tendo em
vista que a primeira se preocupa com a poluição e a conservação dos
recursos naturais, em razão do impacto dessas questões para os
homens.41

NAESS afirma, segundo DAVID PEPPER, que os ecologistas profundos,


assim são chamados porque não discutem questões técnicas sem
analisar as fundamentais (“profundas”) antes. Exemplifica, que antes de
perguntarem como assegurar fornecimento de bens materiais, os
ecologistas profundos questionam se, realmente, precisamos de tantos
bens.42

Assim, a ecologia profunda rejeita fundamentalmente a perspectiva


dualista dos seres humanos e da natureza como entes separados e
hierarquicamente com valores distintos. Basicamente, defende-se que os
seres humanos são intimamente uma parte do ambiente natural: Homem
e Natureza são, simplesmente, uma só entidade.

Desse modo, a análise da questão ambiental não pode ser vista sob o
prisma estrito dos efeitos perversos da degradação, exclusivamente
atribuída ao homem.

Essa visão da natureza, segundo PEPPER, renova as idéias de filósofos


como ESPINOSA e HEIDEGGER, além de estar em sintonia com a
filosofia oriental (TAOÍSMO, BUDISMO e HINDUÍSMO).43

O próprio ARNE NAESS afirma que a “deep ecology” possui múltiplas


raízes filosóficas e religiosas, destacando no âmbito das correntes
religiosas o Cristianismo, o Budismo, o Taoísmo, e, no âmbito da filosofia,
o que chama de “ecofilosofia”.

Os oito princípios básicos da deep ecology que a caracterizam, podem


ser buscados no próprio fundador do movimento, ARNE NAESS, no
artigo “The deep ecological movement: some philosophical aspects”,
verbis:

1. O bem-estar e o desenvolvimento da vida humana e não-humana na terra têm valor em si próprios(sinônimos:


valor intrínseco, valor inerente). Este valor é independente da utilidade do mundo não-humano aos propósitos
humanos.
2. A riqueza e a diversidade das formas de vida contribuem para a realização deste valor, e são em si mesmos
valores.
3. Os homens não têm o direito de reduzir esta riqueza e diversidade, exceto para satisfazer necessidades vitais.
4. O desenvolvimento da vida e das culturas humanas é compatível com uma redução substancial da população
humana. O desenvolvimento da vida não-humana exige essa redução.
5. A atual interferência humana com o mundo não-humano é excessiva, e a situação está a piorar rapidamente.
6. As políticas devem ser alteradas. Estas políticas afetam as estruturas econômicas, tecnológicas e ideológicas
básicas. O estado das coisas daí resultante será profundamente diferente do presente.
7. A mudança ideológica é basicamente a de apreciar a qualidade de vida (residindo em situações de valor inerente)
em vez de aderir a um padrão de vida cada vez mais alto. Haverá uma consciência profunda da diferença entre
quantidade e qualidade.
8. Aqueles que subscrevem os pontos anteriores têm direta ou indiretamente, a obrigação de tentar implementar as
45
mudanças necessárias.

Comentando o primeiro princípio, basilar para a compreensão de todos


os outros seus desdobramentos, NAESS assinala a visão ecocêntrica
ampla (biocêntrica) prevista, que abarca, também, as coisas inanimadas:

(...) O termo vida está sendo usado aqui em um termo mais amplo que a visão técnica dos biologistas, referindo-
se a coisas classificadas pelos biologistas como não-vivas: rios, paisagens, ecossistemas. Para pessoas vinculadas
à “deep ecology”, lemas como “permita que o rio viva”, exemplificam o uso amplo dado ao termo vida neste
princípio.

O conteúdo dos princípios, especialmente o sexto, o sétimo e o oitavo,


destacam o papel ativista da “deep ecology”, como suporte ideológico de
movimentos sociais destinados à implementação da proteção do meio
ambiente.

Hodiernamente, os movimentos ambientalistas buscam influenciar,


sobremaneira, as políticas públicas estatais para a concretização dos
preceitos elencados nos princípios da “deep ecology” e de outros a eles
correlacionados em diferentes ordenamentos de âmbito nacional e
internacional.

Ao procurar caracterizar o pensamento político ecológico (“green political


thought”), ROBYN ECKERSLEY destaca, que apesar da natureza
eclética dos movimentos políticos verdes, alguns princípios comuns o
caracterizam, verbis:

1. A preocupação com a crise ecológica;


2. Um respeito ético à integridade dos ecossistemas e dos seres;
3. Uma ontologia relacional da interdependência entre o social e o ecológico;
4. A aceitação da idéia de que há limites ecológicos ao crescimento;
5. Um suporte de políticas públicas que ensejam uma mudança profunda no âmbito social, tecnológico e econômico
para alcançar a meta de uma sociedade ecologicamente sustentável;
6. Uma preocupação com a eqüidade intra e intergeracional;
47
7. Um compromisso com a democracia participativa e a descentralização do poder para o nível local.

Com percuciência, ECKERSLEY dá relevo ao fato de que não há uma


ideologia política verde própria e sim conjugação de ideologias políticas
já existentes que são conjugadas para a finalidade protetiva do meio
ambiente. Afirma que:

(...) não há nada politicamente distinto no pensamento político verde em termos das idéias políticas históricas,
trata-se de uma mera reinterpretação e reestruturação de um leque selecionado de políticas conhecidas (tais como
a crítica ao capitalismo, ao autoritarismo, à máquina burocrática, à instrumentalização da razão, a desumanização
49
ocasionada por certas tecnologias e o favorecimento da democracia participativa e da descentralização).

Comparando os princípios do pensamento político ecológico analisados


pelo cientista político australiano ECKERSLEY e os princípios da “deep
ecology” de NAESS, verifica-se clara identidade nos princípios dois,
quatro e sete de ECKERSLEY, respectivamente, com os números um,
cinco e oito de NAESS.

4) CONCLUSÃO

A análise de HANNAH ARENDT mostra-se, extremamente, relevante


para a problemática ecológica contemporânea. Destacando o papel do
homo faber de instrumentalização da natureza e da criação de um
mundo artificial em contraponto ao Natural, ARENDT define a questão
filosófica do desrespeito ao meio ambiente centrando-o no
antropocentrismo, em que o homem (e só ele) constitui um fim em si
mesmo, sendo a Natureza – res – que só adquire razão de existir ao
fornecer o substrato para a moldagem do novo mundo.

O movimento ecológico, visando antagonizar a visão antropocêntrica da


modernidade, busca, de forma dialética, fundamentação distinta para a
proteção da natureza, obtendo-a, por exemplo, na deep ecology, que
enfatiza em seu primeiro e fundante princípio que “o bem-estar e o
desenvolvimento da vida humana e não-humana na terra têm valor em si
próprios(sinônimos: valor intrínseco, valor inerente). Este valor é
independente da utilidade do mundo não-humano aos propósitos
humanos”.

Das idéias da “deep ecology”, da caracterização desta como suporte


ecológico dos “partidos verdes” e dos movimentos sociais em favor do
meio ambiente, vislumbra-se, de forma conclusiva, reação filosófica
(“ecocentrismo”) e social (“ambientalismo”) à conduta do homo
faber, minuciosamente detalhada por HANNA ARENDT.
5) NOTAS DE RODAPÉ CONVERTIDAS EM NOTAS DE FIM, E
REFERÊNCIAS

1 Na Ética a Nicômaco, ARISTÓTELES estuda o ato humano. Tal ato é


entendido como livre, consciente e dirigido a um fim. Vislumbra, pois, que
o homem, quando age, livre e conscientemente, almeja um determinado
fim. Indaga, então, para que o homem age? Aristóteles responde que o
homem sempre age visando ao bem (ágathon), seja o bem pessoal,
seja o bem comum. O bem pessoal que lhe trará bem-estar
(eudaimonía), ou seja, felicidade, ou o bem comum, que trará bem-estar
à sua comunidade. (ARISTÓTELES. Ética a Nicômacos. Trad. Mário da
Gama Kury. Brasília: Universidade de Brasília, 1992, p. 18-33)

2 APEL, Karl-Otto. Estudos de moral moderna. Trad. Benno Dischinger.


Petrópolis: Vozes, 1994, p. 164.

3 APEL, Karl-Otto. Estudos de moral moderna. Trad. Benno Dischinger.


Petrópolis: Vozes, 1994, p. 195.

4 ARENDT, Hannah. A condição humana. Trad. Roberto Raposo. Rio de


Janeiro: Forense Universitária, 2001.

5 HANS JONAS, na obra “O princípio da responsabilidade”, pode ser


considerado como crítico da sociedade moderna tecnicista, não obstante
o eixo fundamental desenvolva-se no âmbito de crítica à obra de ERNST
BLOCH, “O princípio da esperança” e ao utopismo marxista nela
presente, que levaria a um não-agir no presente na expectativa de um
futuro promissor. (JONAS, Hans. El principio de responsabilidad. Trad.
Javier Maria Fernández Retenaga. Barcelona: Herder, 1995, p. 23 –30).

6 Segundo CELSO LAFER, no pósfacio da edição brasileira de “A


condição humana”, “The Human Condition, editado em 1958, é, na
cronologia da obra de Hannah Arendt, o livro que se segue a The
Origins of Totalitarianism, que é de 1951 (...) Em The Human
Condition, Hannah Arendt apresenta uma das mais brilhantes e originais
análises da natureza, do mecanismo, da complexidade, do <> e do
significado da ação”. (ARENDT, Hannah. A condição humana. Trad.
Roberto Raposo. Rio de Janeiro: Forense Universitária, 2001, p.341 e
352).

7 “O que proponho, portanto, é muito simples: trata-se apenas de refletir


sobre o que estamos fazendo.” (ARENDT, Hannah. A condição humana.
Trad. Roberto Raposo. Rio de Janeiro: Forense Universitária, 2001,
p.13). “O problema tem a ver com o fato de que as <> da moderna visão
científica do mundo, embora possam ser demonstradas em fórmulas
matemáticas e comprovadas pela tecnologia, já não se prestam à
expressão normal da fala e do raciocínio (...) Se realmente for
comprovado esse divórcio definitivo entre o conhecimento (no sentido
moderno de know-how) e o pensamento, então passaremos, sem dúvida,
à condição de escravos indefesos, não tanto de nossas máquinas quanto
de nosso know-how, criaturas desprovidas de raciocínio, à mercê de
qualquer engenhoca tecnicamente possível, por mais mortífera que seja”.
(ARENDT, Hannah. A condição humana. Trad. Roberto Raposo. Rio de
Janeiro: Forense Universitária, 2001, p.11).

8 ADEODATO, João Maurício Leitão. O problema da legitimidade: no


rastro do pensamento de Hannah Arendt. Rio de Janeiro: Forense
Universitária, 1989, p. 133.

9 “Pensamento e ´vita contemplativa´ parecem sinônimos, por exemplo,


em algumas passagens em que Arendt se refere ao ego pensante
(thinking ego) não apenas a propósito da faculdade específica de pensar
mas como responsável por uma outra faculdade. É o que ocorre quando
Hannah Arendt expõe e interpreta a parábola de Franz Kafka (1883-
1924) sobre a inserção do homem no tempo, que veremos logo à frente,
onde o pensamento responde pelo passado, para onde se dirige o juízo,
e pelo futuro, direção temporal do querer (...) “.(ADEODATO, João
Maurício Leitão. O problema da legitimidade: no rastro do pensamento
de Hannah Arendt. Rio de Janeiro: Forense Universitária, 1989, p. 134).

10 “Laborar significava ser escravizado pela necessidade, escravidão


esta inerente às condições da vida humana” (ARENDT, Hannah. A
condição humana. Trad. Roberto Raposo. Rio de Janeiro: Forense
Universitária, 2001, p.94).

11 ARENDT, op. cit., p.91.

12 “A pluralidade humana, condição básica da ação e do discurso, tem o


duplo aspecto de igualdade e diferença. Se não fossem iguais, os
homens seriam incapazes de compreender-se entre si e aos seus
ancestrais, ou de fazer planos para o futuro e prever as necessidades
das gerações vindouras” (ARENDT, op. cit., p.188).

13 ARENDT, Hannah. A condição humana. Trad. Roberto Raposo. Rio de


Janeiro: Forense Universitária, 2001, p.150.

14 ARENDT, Hannah. A condição humana. Trad. Roberto Raposo. Rio de


Janeiro: Forense Universitária, 2001, p.15.

15 ADEODATO, João Maurício Leitão. O problema da legitimidade: no


rastro do pensamento de Hannah Arendt. Rio de Janeiro: Forense
Universitária, 1989, p. 119.

16 ARENDT, Hannah. A condição humana. Trad. Roberto Raposo. Rio de


Janeiro: Forense Universitária, 2001, p.149-180.

17 “A fabricação, que é o trabalho do homo faber, consiste em


reificação. A solidez, inerente a todas as coisas, até mesmo às mais
frágeis, resulta do material que foi trabalhado; mas esse mesmo material
não é simplesmente dado e disponível, como os frutos do campo e das
árvores, que podemos colher ou deixar em paz sem que com isso
alteremos o reino da natureza. O material já é um produto das mãos
humanas que o retiraram de sua natural localização, seja matando um
processo vital, como no caso da árvore que tem que ser destruída para
que se obtenha a madeira (...) O trabalho de fabricação propriamente dito
é orientado por um modelo segundo o qual se constrói o objeto. ”
(ARENDT, op. cit., p.152-153).

18 ARENDT, op.cit., p.15.

19 ARENDT, op.cit., p.153.

20 ARENDT, op.cit., p.150.

21 ARENDT, Hannah. A condição humana. Trad. Roberto Raposo. Rio de


Janeiro: Forense Universitária, 2001, p.152.

22 ARENDT, Hannah. A condição humana. Trad. Roberto Raposo. Rio de


Janeiro: Forense Universitária, 2001, p.156.

23 ARENDT, Hannah. A condição humana. Trad. Roberto Raposo. Rio de


Janeiro: Forense Universitária, 2001, p.156.

24 ARENDT, , Hannah. A condição humana. Trad. Roberto Raposo. Rio


de Janeiro: Forense Universitária, 2001, p.156.

25 ARENDT, op.cit., p.156.

26 ARENDT, op.cit., p.169.

27 ARENDT, op. cit., p.169.

28 ARENDT, op.cit., p.169.

29 Protágoras “ iniciou uma de suas obras com as seguintes palavras: ‘O


homem é a medida de todas as coisas, das coisas que são que elas são,
das coisas que não são que elas não são´”. (LAÊRTIOS, Diôgenes.
Vidas e doutrinas dos filósofos ilustres. Trad. Mário da Gama Kury.
Brasília: UnB, 1977, p. 264). Essa visão humanista foi retomada
intensamente no Iluminismo, neste sentido, vale a pena lembrar o que
disse o “primeiro dos modernos e o último dos antigos”, FRANCIS
BACON, apud KEITH THOMAS, afirma que: “Se procuramos as causas
finais, o homem pode ser visto como o centro do mundo, de tal forma que
se o homem fosse retirado do mundo todo o resto pareceria extraviado”.
(THOMAS, Keith. O homem e o mundo natural – mudanças de atitude
em relação às plantas e aos animais (1500 – 1800). Trad. João Roberto
Martins Filho. São Paulo; Companhia das Letras, 1988, p. 23).

30 ARENDT, Hannah. A condição humana. Trad. Roberto Raposo. Rio de


Janeiro: Forense Universitária, 2001, p.171.

31 CARLSON, Rachel L. Silent Spring. New York: Houghton Mifflin


Company, 1994, p.6. Neste livro, considerado um clássico da proteção
ambiental norte-americana e mundial pela novidade de sua abordagem
protetiva da natureza, publicação original (1962), a autora retrata, de
forma detalhada e poética, a destruição da natureza pelo homem. Na
edição mais recente, o, então, Vice-presidente Al Gore, em expressiva
introdução, destaca que: “Writing about Silent Spring is a humbling
experience for an elected official, because Rachel Crason’s landmark
book offers undeniable proof that the power of an idea can be far greater
than the power of politicians. In 1962, when Silent Spring was first
published, “environment” was not even an entry in the vocabulary of
public policy. In a few cities, especially Los Angeles, smog had become a
cause of concern (...) Silent Spring came as a cry in the wilderness, a
deeply felt, throughly researched, and brilliantly written argument that
change the course of history”. (CARLSON, Rachel L. Silent Spring. New
York: Houghton Mifflin Company, 1994, p.XV).

32 MEADOWS, Dennis L.; MEADOWS, Donella H.; RANDERS, Jörgen;


BEHRENS, William W. Limites do crescimento – um relatório para o
Projeto do Clube de Roma sobre o dilema da humanidade. São Paulo;
Perspectiva, 1972.

33 SINGER, Peter. Ética prática. Trad. Jefferson Luiz Camargo. São


Paulo: Martins Fontes, 1994, p. 290.

34 SINGER, Peter. Ética prática. Trad. Jefferson Luiz Camargo. São


Paulo: Martins Fontes, 1994, p. 291.

35 SESSIONS, George. “Introduction”. In Environmental Philosophy:


from animal rights to radical ecology. Michael E. Zimmerman (org.). New
Jersey: Prentice Hall, pp. 165-182, 1998, p. 165.
36 A obra de WHITE no original é o artigo “Historical Roots of Our
Ecologic Crisis”, publicado na Revista Science, n. 155, em 1967, pp.
1203-1207. “White proposed a return to the views of Saint Francis, who
preached ‘the equality of all creatures’ ”(SESSIONS, George.
“Introduction”. In Environmental Philosophy: from animal rights to radical
ecology. Michael E. Zimmerman (org.). New Jersey: Prentice Hall, pp.
165-182, 1998, p. 165-166).

37 SINGER, Peter. Ética prática. Trad. Jefferson Luiz Camargo. São


Paulo: Martins Fontes, 1994, p. 296.

38 SESSIONS, George. “Introduction”. In Environmental Philosophy:


from animal rights to radical ecology. Michael E. Zimmerman (org.). New
Jersey: Prentice Hall, pp. 165-182, 1998, p. 165.

39 SINGER, Peter. Ética prática. Trad. Jefferson Luiz Camargo. São


Paulo: Martins Fontes, 1994, p. 296.

40 NAESS, A. “The shallow and the deep, long-range ecology movement:


a summary”. In Inquiry, 16, pp. 95-100, apud MATHEWS, Freya. “Deep
ecology”. In A companion to environmental philosophy. Dale Jamieson
(Org.). Malden: Blackwell, 2000, p. 218.

41 MATHEWS, Freya. “Deep ecology”. In A companion to environmental


philosophy. Dale Jamieson (Org.). Malden: Blackwell, 2000, p. 218.

42 PEPPER, David. Ambientalismo moderno. Lisboa: Piaget, 1996, p. 34.

43 PEPPER, op.cit., p. 37.

44 NAESS, Arne. “The deep ecological movement: some philosophical


aspects”. In Environmental Philosophy: from animal rights to radical
ecology. Michael E. Zimmerman (org.). New Jersey: Prentice Hall, 1998,
p.207.

45 NAESS, Arne. “The deep ecological movement: some philosophical


aspects”. In Environmental Philosophy: from animal rights to radical
ecology. Michael E. Zimmerman (org.). New Jersey: Prentice Hall, 1998,
p. 196-197.

46 NAESS, op.cit. p. 197.

47 ECKERSLEY, Robyn. “Politics”. In A companion to environmental


philosophy. Dale Jamieson (Org.). Malden: Blackwell, 2000, p. 317.
48 Com relação ao aproveitamento das ideologias existentes,
interessante a colocação de IRWIN THOMPSON de que ”Todo intelectual
busca uma nova ideologia, esperando tornar-se um outro Marx que
possa inspirar um Lenin melhor; porém, a ideologia é para a mente o que
o excremento é para o corpo: os resíduos de idéias outrora vivas”.
(THOMPSON, William Irwin. “Gaia e a política da vida – um programa
para os anos noventa”. In Gaia: uma teoria do conhecimento. William
Irwin Thompson (org.). Trad. Sílvio Cerqueira Leite. São Paulo: Gaia,
1990, p. 199).

49ECKERSLEY, Robyn. “Politics”. In A companion to environmental


philosophy. Dale Jamieson (Org.). Malden: Blackwell, 2000.

6) BIBLIOGRAFIA

ADEODATO, João Maurício Leitão. O problema da legitimidade: no


rastro do pensamento de Hannah Arendt. Rio de Janeiro: Forense
Universitária.

APEL, Karl-Otto. Estudos de moral moderna. Trad. Benno Dischinger.


Petrópolis: Vozes, 1994.

ARISTÓTELES. Ética a Nicômacos. Trad. Mário da Gama Kury. Brasília:


Universidade de Brasília, 1992.

ARENDT, Hannah. A condição humana. Trad. Roberto Raposo. Rio de


Janeiro: Forense Universitária, 2001.

JONAS, Hans. El principio de responsabilidad. Trad. Javier Maria


Fernández Retenaga. Barcelona: Herder, 1995.

LAÊRTIOS, Diôgenes. Vidas e doutrinas dos filósofos ilustres. Trad.


Mário da Gama Kury. Brasília: UnB, 1977.

CARLSON, Rachel L. Silent Spring. New York: Houghton Mifflin


Company, 1994.

ECKERSLEY, Robyn. “Politics”. In A companion to environmental


philosophy. Dale Jamieson (Org.). Malden: Blackwell, p. 316-330, 2000.

MATHEWS, Freya. “Deep ecology”. In A companion to environmental


philosophy. Dale Jamieson (Org.). Malden: Blackwell, p. 218-232, 2000.

MEADOWS, Dennis L.; MEADOWS, Donella H.; RANDERS, Jörgen;


BEHRENS, William W. Limites do crescimento – um relatório para o
Projeto do Clube de Roma sobre o dilema da humanidade. São Paulo;
Perspectiva, 1972.

NAESS, Arne. “The deep ecological movement: some philosophical


aspects”. In Environmental Philosophy: from animal rights to radical
ecology. Michael E. Zimmerman (org.). New Jersey: Prentice Hall, p. 193-
211, 1998.

PEPPER, David. Ambientalismo moderno. Lisboa: Piaget, 1996, p. 34.

SINGER, Peter. Ética prática. Trad. Jefferson Luiz Camargo. São Paulo:
Martins Fontes, 1994, p. 290.

SESSIONS, George. “Introduction”. In Environmental Philosophy: from


animal rights to radical ecology. Michael E. Zimmerman (org.). New
Jersey: Prentice Hall, pp. 165-182, 1998.

THOMAS, Keith. O homem e o mundo natural – mudanças de atitude em


relação às plantas e aos animais (1500 – 1800). Trad. João Roberto
Martins Filho. São Paulo; Companhia das Letras, 1988.

THOMPSON, William Irwin. “Gaia e a política da vida – um programa


para os anos noventa”. In Gaia: uma teoria do conhecimento. William
Irwin Thompson (org.). Trad. Sílvio Cerqueira Leite. São Paulo: Gaia,
p.159-203, 1990.

Fonte: Cedido pelo autor via online

15/10/2003

Ao fazer referência a esta obra, utilize o seguinte formato:


(de acordo com a norma da ABNT NBR6023-2002)

FARIAS, Paulo José Leite. A evolução da consciência antropocêntrica para a


ecocêntrica em face do tecnicismo moderno. Jus Vigilantibus, Vitória, 15 out.
2003. Disponível em: <http://jusvi.com/doutrinas_e_pecas/ver/426>. Acesso em: 5
fev. 2006.

S-ar putea să vă placă și