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La protección catódica se utiliza sólo para controlar la corrosión resultante de un flujo significante
de corriente directa, desde un área de la estructura (el área anódica), a través de un electrólito, a
otra área de la misma ( el área catódica). Esto se denomina corrosión electroquímica. El área
anódica, donde ocurre la descarga al electrólito, se corroe; por el contrario, el área catódica toma
la corriente y no se produce corrosión; así el elemento queda protegido catódicamente.
CORROSION ELECTROQUIMICA
-Las corrientes de corrosión electroquímica pueden ser invertidas mediante una aplicación
adecuada de protección catódica. Esto hace a toda la estructura catódica, eliminando las áreas
anódicas naturales con corriente continua impresa en la estructura, desde un ánodo externo de
mayor potencia.
-La protección catódica no necesariamente elimina la corrosión. Sin embargo, transfiere la corrosión
de la estructura protegida y la concentra en algún otro punto conocido donde la descarga de
corriente del (los) ánodo (s) puede ser diseñada para larga vida y fácil reemplazo.
- La protección catódica es efectiva solo en la superficie del metal expuesto al mismo electrólito que
el ánodo.
A través del tiempo se han desarrollado diversos criterios para establecer la efectividad de la
aplicación de la protección catódica en estructuras. Las de uso más común incluyen mediciones de
tensión (diferencias en potencial) entre la estructura protegida y el electrólito.
Probablemente los criterios más usados utilizan el electrodo de sulfato cobre–cobre, como una
media celda de referencia. Este electrodo consiste simplemente de una barra de cobre inmersa en
una solución saturada de sulfato de cobre, introducidas en un cilindro plástico con un contacto
poroso en el extremo inferior (para que haga contacto por el electrólito) y la barra de cobre
sobresaliendo al exterior (para conexión con el voltímetro medidor de alta resistencia o
potenciómetro).
Un criterio asociado para el acero, es cambiar el potencial de 300 milivoltios (0,300 volts.) en la
dirección negativa, o catódica, de su valor inicial (potencia natural).
Es posible en muchos casos, una observación visual directa de la efectividad de la protección
catódica, o bien la colocación de muestras del mismo metal en la estructura protegida para hacer
revisiones periódicas del grado de efectividad de la corriente protectora aplicada.
Finalmente, donde la experiencia haya demostrado que una determinada densidad de corriente ha
sido efectiva para proteger el acero en un ambiente dado relativamente uniforme, entonces esta
densidad de corriente, aplicada uniformemente, puede ser considerada como un criterio indirecto
de protección. Las densidades de corriente de 1 miliamperio por pie cuadrado de tubería de acero
sin revestir dará la respuesta de potencial deseada en la mayoría de los suelos. En agua salada, se
requieren usualmente entre 6 y 8 miliamperios por pie cuadrado para proteger las áreas de
corrosión en las estructuras de acero. Los efectos de polarización y amperio–hora tienden a reducir
la densidad de corriente requerida a aproximadamente la mitad del valor inicial.
En general, el potencial máximo de protección para tubos revestidos debe ser – 2.0 voltios.
La influencia del IxR (caída de tensión del electrólito) debe ser considerada para la aplicación del
criterio de – 0,85 V.
Anodos Galvánicos (Anodos de Sacrificio) 6.2.1 Estos ánodos son aleaciones especiales, de alta
pureza, de magnesio, zinc y aluminio, que poseen alto potencial, suficiente para desarrollar flujo de
corriente útil a través del electrólito hacia la estructura a ser protegida. El principio es el de la celda
de corrosión de metales diferentes, y la razón por la cual el magnesio y el zinc trabajan tan bien es
ilustrada por sus posiciones relativas en las series galvánicas
Los requerimientos de corriente de los revestimientos de pozos, con pocas excepciones, caen en el
rango de 1 a 25 amperios. Los requerimientos menores pueden suplirse frecuentemente utilizando
ánodos galvánicos. En muchos casos la resistividad del suelo es demasiado alta para ánodos
galvánicos, incluso para corrientes pequeñas, y se hace entonces necesario un sistema de corriente
impresa. Por cuestiones de economía una unidad de rectificador–lecho de ánodos es instalada
frecuentemente para atender varias tuberías de revestimientos de pozos a la vez, bien mediante
conexiones negativas a los diversos pozos, o utilizando las tuberías como conductores de corriente
a los pozos. En cualquier caso, la tubería de revestimiento del pozo debe ser aislada de la tubería de
flujo. Una resistencia de control de corriente puede ser ubicada a través de este accesorio aislante
para drenar una corriente pequeña desde la línea de flujo al pozo (para lograr alguna protección
catódica a la línea de flujo, mientras se elimina cualquier posible interferencia catódica en la misma).
Como alternativa, la corriente puede ser drenada desde el pozo hasta la línea de flujo donde ésta
última ha sido usada como conductor de corriente de retorno al rectificador negativo.
Dichos equipos, tales como tanques de contención y evacuación de agua salada, acumuladores,
separadores y filtros, tienden a sufrir corrosión a causa de acumulación de sal. Las temperaturas
elevadas, junto con la presencia de sulfato para reducir bacterias, disminuyen el tiempo de vida útil
a menos que se aplique protección catódica. Esto es particularmente cierto en los tubos de llama
de los calentadores–tratadores