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La educación que los chibchas daban a sus hijos consistía en la transmisión de sus ideas supersticiosas, en hacerlos
fuertes para el transporte de cargas sobre sus espaldas; capacitarlos en el arte de los tejidos, en las faenas del campo
y el manejo de las armas. Se preocupaban por hacer de ellos expertos cazadores y agiles nadadores, su prioridad era
enseñarles a ser honestos y obedientes; como no hurtar, no mentir y no hacer el mal a nadie. Ciertas faltas como la
desobediencia, la mentira y el hurto eran castigadas con severidad. Los niños generalmente permanecían al cuidado
de la madre has los doce años de edad, a esa edad eran adiestrados por sus padres para aprender el arte de la caza,
y el manejo de las herramientas. Los herederos del Zipa eran internados y educados en un templo durante la niñez y
la adolescencia; allí estaban sometidos a varias prohibiciones como la de ver al sol y comer sal. Los jóvenes destinados
al sacerdocio entraban a los doce años de edad a una especie de seminario llamado cuca, donde estaban sujetos a una
disciplina rigurosa y a una abstinencia especial, pues solo tomaban un ligero alimento al día; allí aprendían las
ceremonias del culto, el uso de algunas hierbas para curar enfermedades, el arte de los encantamientos, escribir y
hablar diferentes lenguas y conocimientos científicos de astronomía.
Larrayo F., Historia comparada de la Educación de México. P.67 – 77. Disponible en:
https://es.slideshare.net/CarlosARodriguez1994/historia-comparada-de-la-educacin-en-mxico-francisco-larroyo
Luzuriaga L., Historia de la Educación y la Pedagogía. P.18-19 Disponible en:
https://es.slideshare.net/Silser2009/historia-de-la-educacin-y-la-pedagoga-13720650
Roberto H. Raíces filosóficas, históricas y pedagógicas de la educación latinoamericana y caribeña. 2018
En la sociedad taína no existió una institución encargada de educar; ni estaba organizada la educación formal
propiamente dicha. No obstante, sus mecanismos de educación no dejaron de ser altamente eficientes. “El ambiente lo
disponía todo para que fuese asimilado por el niño, quien en su desarrollo adquiría los elementos cosmológicos y
tecnológicos que caracterizaban a su grupo social”. (37:21) Los Pilares Principales de la transmisión de conocimientos en
este conglomerado humano fueron: 39
Imitar las acciones y comportamientos de los adultos,
Vincular el aprendizaje con la naturaleza,
Adquirir conocimientos mediante la práctica y el trabajo,
Enseñar con predominio de la oralidad y en marcos de integralidad,
Educar en el dominio de los principios éticos de sus familias y grupos sociales,
Aprender a hacer, haciendo.
En fin, para la educación, estas comunidades no disponían de instituciones, ni de personal especializado designado por su
grupo social, para enseñar. Lo explicado anteriormente, fundamenta que en la base educativa taína subyacía un conjunto
de creencias, conocimientos variados, destrezas y técnicas así como un orden jerárquico de su organización social.
Disfrutaban de la educación no formal, de manera natural, espontánea, práctica, imitativa e integral. El aprendizaje, de
estos conglomerados humanos, se lograba mediante la participación directa de los educandos en las actividades de su
entorno familiar y social. Era esta la vía colectiva principal utilizada para que sus descendientes crearan los hábitos y se
apropiaran de las habilidades necesarias para su desenvolvimiento eficiente en la vida.
MUISCAS
Para estos guaraníes, el fin último de la educación era formar un “buen” paí tavyterá, entendiéndose por esto, educar en
un sentido moral, espiritual, y transmitiendo el “modo de ser de ellos”. Se proponían formar a sus vástagos para que en la
vida alcanzaran la perfección mediante las oraciones, la no violencia y teniendo en cuenta una visión teísta del mundo. La
responsabilidad de la educación de niños y jóvenes, recaía en la comunidad, la inspiración y la comunicación con sus
dioses. La preocupación inicial de los padres, era garantizar el crecimiento de las almas de los niños, desde el mismo
primer año de vida. Cumplir con el señalado objetivo, obligaba al padre a guardar determinadas actuaciones y
obligaciones: Observar un régimen de alimentación semejante al de las madres; Abstenerse de todo trabajo fuerte;
Evitar los comportamientos violentos; Mantenerse cerca del nuevo hijo y nunca dejarlo solo; No dejar gritar al
recién nacido sin calmarlo mediante caricias. Este proceder para con los infantes se mantenía hasta cumplir el primer año.
Entre las edades de uno a tres años, la comunidad asumía colectivamente gran parte de la responsabilidad educativa de
los menores. Esta tarea de enseñanza se desarrollaba mediante los juegos y el ejemplo personal de los mayores,
mostrando actitudes y valores. También como método educativo, los miembros de la comunidad, utilizaban la
“aprobación” o el “rechazo” a los comportamientos infantiles. Se enseñaba a los niños a compartir sus propiedades entre
los demás, de forma espontánea, sin nunca ser obligados. Entre los tres y cinco años los niños se socializaban formando
grupos de juegos en los que se inculcaba la independencia y se comenzaba a utilizar el método de la imitación de las
actividades diarias de los adultos y de la práctica del ceremonial religioso. Para desarrollar la independencia de los
educando enseñaban a que los niños comenzaran a recoger productos de los huertos o chacras, y revisaran las trampas
para recolectar los pequeños animales atrapados. Evidentemente, la comunidad comenzaba a incorporar a los pequeños,
a las actividades laborales desde muy temprana edad. En la siguiente etapa, o sea, de seis a doce años, los niños
comenzaban a tener una mayor participación en las actividades propias de los adultos. Se iniciaba la aplicación de la
división de las actividades de acuerdo con el sexo de los educandos. Por ejemplo, los varones acompañan a su padre en
todas las actividades; las hembras realizan tareas de carácter domésticos, por ejemplo el cuidado de los hermanos
menores. El momento que podemos considerar como de actividad teórica, intelectual, era la hora de tomar la bebida
denominada “mate”, por cuanto este tiempo se utilizaba para comentar mitos, leyendas y hechos que tuvieran un
contenido instructivo y/o educativo. 50 Ya al entrar a la adolescencia los varones eran preparados, con determinadas
ceremonias, para asumir su condición de verdadero paí, por ejemplo mediante la perforación del labio. Posteriormente,
en grupos de unos 25 adolescentes, asistían a, lo que podemos llamar un internado para recibir conocimientos
relacionados con las normas de comportamiento social, los preceptos religiosos propios de las creencias guaraníes y la
ejercitación en las oraciones así como en la danza. En lo referente a las muchachas adolescentes, los objetivos y
procedimientos eran diferentes. Cuando las hembras experimentaban la primera menstruación eran internadas por un
tiempo variable y aprovechaban para enseñarles el adecuado comportamiento como mujer y las obligaciones que debía
asumir como esposa y madre.