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ESCOLÁSTICA

Del término latino schola (escuela). Llamamos escolástica a la filosofía cristiana desarrollada
primero en las escuelas monacales y después en las universidades entre los siglos VIII al XV. La
escolástica culmina en la obra de Santo Tomás y entra en crisis con el Renacimiento. El tema
fundamental de la escolástica es el tema de Dios y de forma más particular la problemática de la
relación entre la fe y la razón. Es común indicar que en esta cuestión los escolásticos subordinaron
la razón a la fe, convirtiendo así a la filosofía en la "esclava de la teología".

En psicología, la escolástica propuso una concepción substancialista y espiritualista de la mente


humana, uniendo las reflexiones de los filósofos griegos, particularmente Platón y Aristóteles,
con las tesis principales de la religión cristiana respecto de la dimensión no natural del ser
humano. La psicología filosófica escolástica desarrolló ampliamente una teoría del alma y de las
facultades y defendió un claro dualismo antropológico. Esta psicología comenzó a entrar en crisis
en la Edad Moderna, a partir de las críticas escépticas de Hume y Kant, y hoy se circunscribe a las
reflexiones filosóficas del neotomismo.

LA ESCOLASTICA
Definición y rasgos generales de La Escolástica
La Escolástica es un método especulativo filosófico-teólogico
desarrollado, difundido y cultivado en las escuelas de la Europa del
Medievo desde el Imperio carolingio al Renacimiento. Las escuelas
filosóficas que albergaron este pensamiento se localizaron en catedrales
y conventos para, más adelante y en especial durante el siglo XIII, pasar
a las universidades.
En una definición más extensa, se conoce como Escolástica al
movimiento doctrinal que, sin emplear el movimiento racional-
conceptual que se enseñaba en las escuelas, se mueve en el mismo
entorno y contexto. Buen ejemplo de esto sería la mística así como buena
parte de la filosofía musulmana y judía que, a lo largo del período
señalado, entró en contacto con la filosofía de la Escolástica propiamente
dicha. El movimiento escolástico se manifestaba a través de dos
vertientes: la enseñanza y las formas literarias. La base de la enseñanza
en las escuelas fueron las artes liberales, divididas en el trivium -
gramática, dialéctica y retórica- y el quadrivium -aritmética, geometría,
música y astrología-.

Desarrollo de la filosofía escolástica


La filosofía escolástica se divide en tres períodos: formación, del siglo IX
al XII; apogeo, durante todo el siglo XIII y, finalmente, un período de
transición a la filosofía moderna. El apogeo de la Escolástica se debió en
buena medida a la labor de la Escuela de Traductores de Toledo que
difundió las obras de Aristóteles a través de las traducciones al árabe y
al latín. Pese al recelo inicial con el que fueron acogidas, terminarían por
integrarse plenamente en el conjunto de dicho sistema filosófico.

Autores destacados
1. Alberto magno (1193/1206? - 1280)
Alberto Magno fue el primero de este grupo de profesores, nació en
territorio de la actual Alemania, estudió en Padua y enseñó en varias de
las pocas universidades existentes por esa época en Europa. Investigó en
botánica y química, y se le reconoce el descubrimiento del arsénico en
1250. Estando en la universidad de París tradujo, clasificó y comentó
textos antiguos entre otros los de Aristóteles, hecho que le dio la
oportunidad de producir un análisis económico a partir de lo expuesto
por este autor.
Siguiendo la tesis del precio justo aristotélico Alberto Magno condenó el
monopolio por ser una confabulación para manipular los precios, cuya
sanción debía ser la restitución del beneficio obtenido mediante este
ilícito. Alberto Magno argumentó que existía un orden natural y un
orden económico, con dos valoraciones diferentes en cada uno de estos;
en el orden económico los bienes se miden en relación al trabajo y los
gastos. De esta afirmación algunos concluyen que Alberto Magno expuso
una teoría objetiva del valor como la expuesta por los clásicos,
incluyendo a Marx. Sin embargo buena parte de los historiadores están
de acuerdo que el precio justo correspondía al que resulta del regateo
entre los contratantes, el cual resultaba ser el precio natural al que se
referían los códigos romanos, o al precio legal, es decir el fijado por
decisión gubernamental.

2. Santo Tomás de Aquino (1225-1274)


Santo Tomás, un filósofo y teólogo italiano, fue el más importante de los
escolásticos; fue hijo de una familia noble, nació en Italia cerca de la
ciudad de Aquino, estudió en el monasterio benedictino de
Montecassino y en la Universidad de Nápoles. Fue profesor de de
Filosofía en la Universidad de París y consejero del papa Alejandro IV.
Uno de sus hechos más famosos fue la confrontación que tuvo con los
filósofos averroistas sobre filosofía y revelación
Santo Tomás reforzó un poco la teoría del valor aristotélica sin dejar a
un lado la moral cristiana de la época, es por eso que no llegó del todo a
crear una teoría concreta del valor de manera racional como la que
surgió más adelante. Santo Tomás habló de un orden natural de acuerdo
a la creación de Dios, y su teoría de la demanda es una simple noción
entre la relación de la utilidad humana de los bienes en comparación con
el lugar que ocupan en el orden natural de la creación.
Santo Tomás, con un toque moralista, fue el primero que intentó
justificar la propiedad privada, y se convirtió en referencia para la
elaboración de las teorías de muchos autores que después trabajaron
este punto. El argumento de Santo Tomás fue que si bien bajo la ley
natural toda propiedad es comunal, la propiedad privada no entraba en
contradicción por ser un añadido, algo que explicó con el siguiente
ejemplo: La desnudez concuerda con la ley natural puesto que la
naturaleza no provee de ropa al hombre, sin embargo la ropa se añadió
a la desnudez en beneficio del mismo hombre; de la misma forma la
propiedad privada no existe en la naturaleza pero se inventó para
beneficio de la humanidad pues estimula el trabajo.
No obstante Aquino creía que el Estado debía regular la propiedad
privada y distribuir sus frutos aunque, siguiendo a Aristóteles, aceptaba
como un hecho su distribución desigual con el argumento de que cada
uno debe recibir de acuerdo con sus necesidades y que estas necesidades
son diferentes para cada estrato de la sociedad.
Santo Tomás reafirmó la teoría aristotélica del valor respecto a la doble
medida de los bienes (valor de uso, valor de cambio), pero introduce la
necesidad (indigentia) en la teoría de los precios, un aspecto que acerca
la noción de precio justo al precio de mercado. Para la escolástica
indigentia era ―la cantidad deseada en relación con la que está
disponible‖ (Ekelund, 1992, pág. 32).
Aquino afirmó que la producción y el intercambio en el mercado no
reñían con la ética cuando se realizaba para satisfacer las necesidades de
las partes; quienes producen para el mercado actúan de manera
equitativa si lo hacen para mejorar el bienestar de sí mismos o de los
demás y si sus precios son justos. Para este autor, como lo fue para
Alberto Magno, el precio justo es el precio natural o de mercado, tal
como lo establecía el Código de Justiniano.
Aquino, como Aristóteles, en una primera etapa condenó el cobro de
intereses por los préstamos por considerar que el dinero era sólo un
medio de cambio que no satisfacía necesidades, que por eso era estéril y
no daba derecho a la percepción de intereses. Tampoco la duración del
préstamo daba derecho a tales intereses puesto que el tiempo es un bien
otorgado por Dios a todos y nadie tiene derecho a apropiárselo.
Posteriormente aceptó que podía hacerse una diferencia entre la usura y
el interés, dejando este último para los casos en que el dinero prestado
se invertía en la producción y el comercio.
Aquino también habló con mucha claridad sobre el costo de oportunidad
al referirse que cuando alguien hace un fuerte sacrificio al vender una
mercancía tiene derecho a cobrar un sobreprecio, sin embargo no
aprueba incremento de precio alguno cuando ese sacrifico sea ordinario
pues estaría vendiendo algo que no le pertenece.

3- Otros autores
Al igual que Santo Tomás, Enrique de Frimaria (1245-1340) se interesó
por el tema de la necesidad, pero a diferencia de Aquino lo analizó como
la necesidad común de algo que es escaso, es decir, de forma agregada
tal como lo vemos hoy en las teorías macro. Concluyó que si la necesidad
determina el valor de algo que es escaso (teoría subjetiva del valor), no
hay razón para que el precio de ese bien se eleve cuando hay abundancia.
Jean Buridan (1300-1358), francés alumno de Guillermo de Ockham
(1285-1349) y rector de la Universidad de París, hizo un importante
avance en el concepto de demanda efectiva al relacionar las necesidades
y el poder adquisitivo, afirmando que ―la conjunción de cierto número
de consumidores y su capacidad de pago contribuyen a la formación de
un estado de los negocios justo y normal en el mercado‖ (Eekelund y
Herbert, 1992, pág 32). Los aportes de Buridan se encaminaron al
estudio por separado de la oferta y la demanda. Al igual que Aquino,
consideró una doble regla en la teoría medieval del precio.
Nicolás de Oresme (1323-1382), un francés alumno de Jean Buridan, fue
probablemente el pensador más original del siglo XIV y uno de los
principales fundadores y divulgadores de las ciencias modernas. En
contraposición del tomismo aristotélico le reconoció al dinero un valor
no convencional sino real, dado el hecho de que se componía de metales
preciosos y avanzó en la idea de que la moneda mala desplazaba la
moneda buena (se conoce hoy como la ley de Gresham).
Antonio de Florencia (1389-1459), arzobispo de Florencia, y Bernardino
de Siena (1380-1444) sintetizaron el pensamiento escolástico y
avanzaron hacia un concepto subjetivo del valor, argumentando que el
precio de un bien no depende sólo de la utilidad o de su capacidad de
satisfacer necesidades sino también de su escasez y del deseo de las
personas de satisfacer una necesidad.

3. Escuela de Salamanca
La Escuela de Salamanca fue un grupo de juristas españoles del siglo XVI
alumnos de Francisco de Vitoria (1486-1546), y formados en la
Universidad de Salamanca que se dedicaron al pensamiento económico
motivados por la notable inflación generada por la llegada de metales
preciosos desde las colonias en América. Dado que en su mayoría eran
clérigos, su inquietud tenía un interés doctrinal; su punto de partida fue
la explicación que sobre la usura hizo Santo Tomás de Aquino en la
Summa Theologiae; entendieron que la misma moneda tiene un valor
que depende del contexto económico, hecho que justificaba los tipos de
cambio en particular en los préstamos a interés. La mayoría aceptaba el
cobro de intereses en condiciones lícitas desde el punto de vista católico;
otros como Domingo de Soto (1494-1570) estaban en desacuerdo.
Martín de Azpilcueta (1493-1586) controvirtió la tesis aristotélica sobre
la esterilidad del dinero y expuso la teoría cuantitativa del dinero una
década antes de que lo hiciera Jean Bodino (1530-1596). Con Diego de
Covarrubias (1512-1577), alumno de Azpilcueta y redactor de los
decretos del Concilio de Trento, las teorías de la Escuela de Salamanca
se convirtieron en una doctrina oficial de la Iglesia y parte del derecho
canónico.

Los escolásticos como base de la economía


liberal II
En el orden político y en el económico de la época moderna, el descubrimiento de
América supuso un cambio fundamental. Este cambio, como no podía ser de otra
manera, afectó enormemente al pensamiento vigente.

El siglo XVI es el siglo del Humanismo. Gran fenómeno cultural que tuvo lugar en los
albores de la Edad Moderna y que forma parte de otro movimiento más amplio que es
el Renacimiento. El Humanismo constituye un fenómeno complejo con múltiples
facetas, aunque no resulta fácil describirlo, trataremos de resaltar algunos de sus
rasgos principales. Es un movimiento de carácter laico y de origen urbano. Su interés
consiste en subrayar el papel y el valor del hombre como centro del universo,
desplazando del punto de mira a las relaciones entre la fe y la razón que habían
supuesto el interés principal de la filosofía medieval. Pero esto no implica, de ningún
modo, que el Humanismo sea una corriente anticristiana, de hecho grandes
humanistas como Lebrija, Valla o Erasmo se interesaron por las relaciones con la
teología y el cristianismo lo que dio lugar al Humanismo Cristiano. También destacar
su interés por la Antigüedad clásica y su actitud crítica ante la cultura y el método
científico medieval.

Dentro de este Humanismo Cristiano se produjo el resurgir de la Escolástica, lo que se


concretó en el nacimiento de la Escuela de Salamanca. Esta Escuela recoge las
aportaciones de un gran número de teólogos españoles vinculados de algún modo con
la Universidad de Salamanca. De esta manera, la tradición aristotélico tomista que
había quedado arrinconada tras las tesis nominalistas, resurgió en la primera mitad del
siglo XVI gracias a los autores españoles de Salamanca. Estos autores constituyen el
núcleo de lo que se ha llamado Escolástica tardía o segunda Escolástica. Este grupo de
autores eclesiásticos se interesaron, entre otros asuntos, por las cuestiones
económicas. Les preocuparon los problemas éticos y morales que se desprendían de la
actividad económica que entonces se estaba desarrollando con gran brío. Y para
abordar estos problemas morales los autores empezaron por tratar de entender la
verdadera naturaleza de estas actividades. Tarea que realizaron con gran competencia
y que motiva que todavía hoy algunas de sus aportaciones se enseñan en las
facultades de economía.
Estos autores, recogiendo la tradición aristótelico-tomista y adoptando los principios
básicos del humanismo, fueron creadores de un cuerpo de doctrina sobre derecho
natural, internacional y teoría económica, sin perder nunca de vista la orientación
moral en sus estudios. Las aportaciones económicas de la Escolástica hispana
constituyen un programa de investigación ético que da respuesta a cuestiones
concretas dentro del ámbito de la justicia.

Entre las cuestiones económicas que abordaron los teólogos españoles podemos
destacar sus estudios sobre la teoría del valor basada en la utilidad. La teoría del tipo
de cambio, basada en la paridad del poder de compra. La defensa de la propiedad
privada basada en el derecho natural. La teoría cuantitativa del dinero. La defensa de
un precio justo formado en un mercado competitivo de acuerdo con la oferta y la
demanda siempre que no haya violencia ni engaño. La defensa de una fiscalidad justa
y un adecuado tamaño del Estado y la defensa del libre comercio tanto a nivel nacional
como internacional, que vamos a exponer a continuación.

En el siglo XVI Castilla desarrollaba un intenso tráfico comercial tanto con otros países
europeos como con las Indias. Las ganancias que la actividad comercial
proporcionaban a los comerciantes, comenzaron a plantear dudas acerca de la
moralidad de estas prácticas, lo que motivó los estudios de los autores escolásticos
sobre esta cuestión. Siguiendo la tradición de Aristóteles y Santo Tomás, los autores
de la Escuela de Salamanca consideraron que el comercio pertenecía al tipo de cambio
que se ordena al lucro, es decir el comercio es una actividad que supone el cambio de
dinero por dinero o bien cambio de objetos por dinero. Al dilucidar la justicia de ésta
práctica Francisco de Vitoria, figura principal de la escuela, consideró que la justicia de
las ganancias está fuera de toda duda, ya que, al introducir alguna mejora en la
mercancía, la ganancia corresponde a la mejora incorporada. Esta mejora puede ser
simplemente el transporte del bien de un mercado a otro, luego los escolásticos de la
Escuela de Salamanca consideraron que el comercio en sí mismo constituía una
actividad justa. Vitoria advirtió de los peligros que podía conllevar y afirmó, de acuerdo
con san Pablo, que el comercio era una actividad peligrosa ya que “los que quieren
enriquecerse caen en tentaciones”. Puesta de manifiesto la justicia del comercio el
problema ético se reduce a la actitud del comerciante, de esta manera los escolásticos
concluyeron que los problemas morales no se deducen de la actividad en sí misma sino
de la intención y prácticas de los comerciantes, los cuales, guiados por su recta razón y
amparados en su libertad de decisión, como expusimos en el capítulo anterior, deben
determinar en cada momento las ganancias que consideren adecuadas.

Los escolásticos también trataron el asunto del comercio internacional. El problema


surgió a raíz de la conquista de América que planteó graves problemas morales. Vitoria
en la Relectio de indis, abordó la cuestión de la moralidad de la conquista y relacionado
con ello la cuestión del comercio internacional. Al considerar la intervención de España
en América sentó el principio de la solidaridad natural entre los pueblos lo que
implicaba la colaboración entre todos los pueblos del orbe tanto en lo que se refiere a
los bienes espirituales como a los materiales, ya que ninguna nación se basta a sí
misma. Siguiendo la misma línea argumental que la seguida para el asunto de la duda
indiana, Vitoria concluyó que, según el derecho natural y de gentes, resultaba lícito a
los españoles comerciar con los indios siempre y cuando se realizara sin perjuicio de
los nativos y con utilidad para las dos partes. Además afirmó que este derecho no
podía ser impedido por los gobiernos de ambas naciones siempre que se respetara la
condición anterior, con lo que la justicia del comercio internacional también quedó
fuera de toda sospecha.

Como conclusión podemos afirmar que Vitoria sentó las bases del derecho del mercado
libre internacional fundado en el principio de la solidaridad natural de los pueblos

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