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UNIDAD I: LA CRIMINOLOGÍA CLÍNICA: CONCEPTO Y MÉTODO.

1.1CONCEPTO DE CRIMINOLOGÍA CLÍNICA.


1.2 OBJETIVO DE ESTUDIO
1.3 METODOLOGÍA DE LA CRIMINOLOGÍA CLÍNICA.
1.4 ANÁLISIS CRÍTICO COMPARATIVO ENTRE LA CRIMINOLOGÍA CRÍTICA Y CLÍNICA.

UNIDAD II. LAS TEORÍAS CRIMINOLÓGICAS APLICABLES A LA CRIMINOLOGÍA CLÍNICA


Y SUS PRINCIPALES EXPONENTES.

2.1 DIAGNÓSTICO CLÍNICO CRIMINOLÓGICO.


2.2TRATAMIENTO INDIVIDUAL Y FAMILIAR.
2.3 MEDIDAS PREVENTIVAS.
2.4 PRINCIPALES EXPONENTES DE LA CRIMINOLOGÍA CLÍNICA.
2.4.1 LAS APORTACIONES DE CESAR LOMBROSO.
2.4.2 WILLIAMS HEALY
2.4.3 HANS VON HENTIG.
2.4.4 BENIGNO DI TULIO Y LA PERSONALIDAD DEL DELINCUENTE.
2.5 LA CRIMINOLOGÍA CLÍNICA FRENTE A LA VÍCTIMA.

UNIDAD III: EL DETERMINISMO EN LA CONDUCTA CRIMINAL.

3.1 SURGIMIENTO DE LA CONCEPCIÓN DEL DETERMINISMO.


3.2 NEGACIÓN DE LIBRE ALBEDRIO.
3.3 IMPOSIBILIDAD DE EXIGIR OTRA CONDUCTA AL CRIMINAL.
3.4 EL CRIMINAL NATO
3.5 LA PELIGROSIDAD MANIFIESTA EN LA CONDUCTA.
3.6 EL TRATAMIENTO CLÍNICO AL SUJETO ACTIVO.

UNIDAD IV: LA DIRECCIÓN BIOLÓGICA Y PSICOLÓGICA DEL ESTUDIO CRIMINAL.

4.1 ENFOQUE EN LA DIRECCIÓN BIOLÓGICA.


4.1.1 LA ENDOCRINOLOGÍA CRIMINAL.
4.1.2 CRITICA A LA POSTURA ENDOCRINOLÓGICA.
4.2 HERENCIA CRIMINAL.
4.3 GENÉTICA CRIMINAL.
4.4 CARACTEROLOGÍA CRIMINAL.
4.5 EL ESTUDIO PSICOLÓGICO DEL CRIMINAL
4.5.1 EN RAZÓN DEL ESTRUCTURALISMO.
4.5.2 EN RAZÓN CON EL PSICOANÁLISIS.
4.5.3 CONFORME AL CONDUCTISMO.
4.6 LA PSICOPATOLOGÍA CRIMINAL.
4.6.1 ENFERMEDADES MENTALES.
4.6.2 PSICOSIS
4.6.3 TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD
UNIDAD V: LA PERSONALIDAD DEL DELINCUENTE.

5.1 LA PERSONALIDAD DEL DELINCUENTE.


5.2 CLASIFICACIÓN CLÍNICA DE LA PERSONALIDAD DEL DELINCUENTE.
5.2.1 SEGÚN LA BIOTIPOLOGÍA.
5.2.2 POR EL ASPECTO PSICOLÓGICO.
5.2.3 POR SU RAZA Y CONDICIÓN GENÉTICA.
5.3 ELEMENTOS DESCRIPTIVOS DE LA PERSONALIDAD DEL DELINCUENTE.

UNIDAD VI: PROPUESTA DE REINSERCIÓN DEL DELINCUENTE SEGÚN LA CRIMINOLOGÍA CLÍNICA.

6.1 CONCEPTO DE TRATAMIENTO CLÍNICO.


6.2 TRATAMIENTO CRIMINOLÓGICO Y CARCELARIO.
6.3 TRATAMIENTO RESOCIALIZADOR.
UNIDAD I: LA CRIMINOLOGÍA CLÍNICA: CONCEPTO Y MÉTODO
1.1 CONCEPTO DE CRIMINOLOGÍA CLÍNICA.
La criminología clínica es una corriente criminológica y, nació como tal con César Lombroso. El concepto ha sido desarrollado
por múltiples autores como Benigno Di Tullio, Ferri, Laurent y Pinatel entre otros. En base a su definición, la criminología
clínica intenta explicar el delito a partir del estudio del delincuente. Estudio que se basa en el diagnóstico, pronóstico y
tratamiento de dicho sujeto. Por tanto, una parte muy importante de la misma es la investigación de nuevas teorías y métodos.
Métodos como el estudio del caso, la comparación de delincuentes y no delincuentes, el análisis estadístico, la aproximación
tipológica y los estudios longitudinales.
Sin embargo, para hablar de criminología clínica debemos hablar en un primer momento de la criminología general. Para Luis
Rodríguez Manzanera, esta última se desarrolla en sentido vertical, se coloca en la cúspide del haz constituido por las ciencias
criminológicas y criminologías especializadas. La criminología general expone los conocimientos teóricos. La criminología
clínica por su lado, se desarrolla en un plan horizontal y consiste en el enfoque multidisciplinario del caso individual, con ayuda
de los principios y métodos, al igual que la criminología general, de las ciencias criminológicas o criminologías especializadas.
La criminología clínica pretende aplicar los conocimientos teóricos adquiridos.
La criminología se puede clasificar según la variedad de estudios en, la criminología victimológica, la criminología individual y
colectiva y, la criminología de las toxicomanías. En otra clasificación, esta vez otorgada a las distintas ciencias que conforman
el estudio criminológico, encontramos, la criminología biológica, la criminología psicológica, la criminología sociológica y la
criminología general y la criminología clínica. Ésta última es la clasificación más importante y actual; la criminología general
unifica el saber de las criminologías especializadas, es un conjunto ordenado de conocimientos relacionados con los
acontecimientos anteriores al delito y con sus consecuencias sobre el propio delincuente, la víctima y la realidad; la
criminología clínica es la aplicación integrada de todo el saber criminológico y de las técnicas médicas de diagnóstico a casos
concretos con fines terapéuticos.
Según Beningno Di Tullio, la criminología clínica es “la ciencia de las conductas antisociales y criminales, basada en la
observación y el análisis profundo de casos individuales, sean éstos normales, anormales o patológicos”.
Wolfang y Ferracuti la conceptualizan como la “aplicación integrada y conjunta del saber criminológico y las técnicas del
diagnóstico acasos particulares y con fines diagnósticos y terapéuticos.
La criminología clínica intenta dar una explicación integral del caso concreto, considerando al hombre como una unidad bio-
psico-social. Unidad que integra tres grandes dimensiones, la biológica, la psicológica y la social; dimensiones que están
estrechamente ligadas y son las partes entre las que el sujeto debe distribuir su atención para desarrollarse armónicamente.
Y por consiguiente, el crimen será visto como un complejo bio-psico-social.
Para Picca, la criminología clínica constituye un interesante instrumento de investigación puesto que permite analizar en
profundidad el paso al acto (entendido como la criminología que busca explicar por qué el hombre da el paso hacia el acto
delictivo), la personalidad del sujeto y, el proceder a las investigaciones de los sujetos que puedan presentar signos de
intervenir en el proceso de delincuencia, es decir, los sujetos de riesgo.
Como antecedentes podemos nombrar a Maudsley, que en 1888 realizó una clínica criminal en el hospital de Betheleems de
Londres. Laurent, el cual desarrolló sus estudios sobre la clínica criminológica en las prisiones de París. Así como a Francisco
Giner de los Ríos, fundador del laboratorio de criminología en la universidad de Madrid y, a Marro, autor que en 1887 hace
una distinción entre anormales intrauterinos de otros anómalos además de diferenciar entre atávicos y no atávicos dentro de
los congénitos y degenerativos.
1.2 OBJETO DE ESTUDIO.
2 La clínica criminológica tiene por objeto, por analogía con la clínica médica, formular una opinión sobre un delincuente,
contenido esta opinión un diagnóstico, un pronóstico, y eventualmente un tratamiento.
3 Para el maestro Benigno Di Tulio la criminología clínica debe entenderse como la ciencia de las conductas antisociales
y criminales, basada en la observación y el análisis profundo de caos individuales, sean estos normales, anormales o
patológicos.
4 Pretende aplicar los conocimientos teóricos adquiridos en la criminología general, a un caso concreto. Actúa, por así
decirlo, dando un corte vertical a todas las disciplinas de la criminología general, para aplicar todos los conocimientos
de las mismas a un individuo.
5 Podríamos definir por tanto la criminología clínica como la ciencia que estudia al delincuente concreto en enfoque
multidisciplinario, mediante un trabajo en equipo criminológico y en orden a su resocialización.
1.3 MÉTODOLOGIA DE LA CRIMINOLOGÍA CLÍNICA

Según el profesor Ernesto Pérez González, el método propio debe ser interdisciplinario. Las variables a cuya obtención
se dirigen esos métodos, aquellas que los perfilan como herramientas, derivan precisamente de los factores cuya
presencia se desea pesquisar.

Pinatel convocaba al estudio multidisciplinario del caso individual, para lograr una hipótesis sobre su conducta y elaborar
un programa de medidas con fines de prevención individual, pero debe hacerlo «respetando y cuidando la dignidad del
hombre».

Por ello, lo primero a plantearse en cuanto a método, es el respeto a los principios bioéticos en la investigación con
relación a las personas exploradas, lo que obliga en la actividad criminológica al dominio, tanto de lo general de ellas
como de reglas específicas definidas por organismos internacionales sobre derechos humanos y obligaciones para
personal que trabaja con personas privadas de libertad; en primer lugar, pues por la propia práctica de los autores y las
relaciones con estas personas no están exentas de limitaciones, cuando, como ya se ha visto, hasta los Estados deben
observarlas; y, en segundo, precisamente, porque violaciones de tal tipo serían de pleno interés, en cualquier sentido y
nivel, para los objetivos, análisis y acciones criminológicas, de modo que no sería lógico aportarlas.

Tratar medianamente los contenidos que pudieran derivarse del tema bioético y de la Criminología, obligaría a un curso
solo para ello. Solo se mencionarán tres aspectos:

1. Cualesquiera que sean los objetivos y métodos de una investigación, criminológica, incluidas las considerables como
«clínicas», se debe obtener el consentimiento informado explícito, de los sujetos de estudio; ofrecer confidencialidad
para la información, y advertir qué tipo de información el investigador no podrá guardaren secreto, desde el inicio
mismo de la relación, antes de que pueda producirse el dilema.
2. No emplear nunca en delincuentes privados de libertad, «ni con su consentimiento», formas de exploración o
ensayos de tratamientos, que puedan representar riesgo para la integridad física y psicológica, o neutralicen o
disminuyan su voluntad de comunicación.
3. Mantener las acciones solo en función de los objetivos y métodos científicos de trabajo, sin incorporar otras ajenas
a ello por interés punitivo o de inteligencia de las autoridades.
4. Aunque existen formas establecidas, «historias» o «baterías» de exploración, en realidad cada investigador debe
hacer su selección y adaptaciones según sus objetivos y enfoques criminógenos, que a su vez dependen de los
factores cuya presencia se desea pesquisar. Incluso, no necesariamente se busca lo mismo al peritar un acusado
de delito que cuando se va a diseñar la rehabilitación o la reinserción de un recluso.

5. Por ello, es importante tener preestablecido lo que se busca y en qué áreas: personalidad, inteligencia, medio
social histórico y actual, salud, economía, medios económicos, modo y proyecto de vida, aficiones, empleo del tiempo
libre, motivación delictiva, crítica de su situación, expectativas, momento vital en que delinquió, antecedentes
patológicos y problemas de salud, antecedentes psiquiátricos, hábitos tóxicos y similares.
1.4 ANÁLISIS CRÍTICO COMPARATIVO ENTRE LA CRIMINOLOGÍA CLÍNICA Y CRITICA

La criminología crítica surge como una nueva teoría de la desviación que otorga a la criminalización connotaciones
sociales y comunitarias, más que patológicas: el delito no es fruto de la pertenencia a los estratos sociales más bajos
pues se contemplan los problemas estructurales de la sociedad y se resaltan otros factores hasta ahora no
considerados. Es por ello por lo que partimos de sus principales precursores para centrarnos en el movimiento
mismo, recurriendo a diversos autores para desarrollar sus propuestas y objetos de estudio. Seguidamente, nos
centraremos en Alessandro Baratta y sus postulados, uno de sus principales precursores, para culminar con las
críticas recibidas a lo largo de su proceso de maduración y recopiladas por la catedrática Elena Larrauri. Concluimos
comentando las carencias de la criminología crítica a la hora de explicar las causas del delito, pues numerosas
pueden ser sus causas además de las condiciones de la sociedad capitalista.
UNIDAD II: LAS TEORIAS CRIMINOLOGICAS APLICABLES A LA CRIMINOLOGIA CLINICA Y SUS
PRINCIPALES EXPONENTES.

2.1 DIAGNÓSTICO CLÍNICO CRIMINOLÓGICO

El diagnóstico clínico criminológico es un informe de carácter legal realizado mediante un proceso dinámico que permite al
analista establecer hipótesis sobre los factores explicativos de la conducta de un delincuente. No es una evaluación estática,
va modificándose conforme se van desvelando rasgos de comportamiento, trastornos de personalidad, entorno cultural,
familiar y socio-demográfico, características del delito, nivel de planificación, y la relación víctima –victimario.

El diagnóstico clínico criminológico se refiere al conocimiento del hombre con una conflictiva antisocial, a los procesos físicos,
psicológicos y sociales que han conducido al delito. Es un proceso en sí complejo y a la vez dinámico en la que entran todos
los elementos para la comprensión del individuo, de su familia y de su medio social.
El diagnóstico de la personalidad del delincuente está en constante evolución, abarca ingreso, estadía y egreso.
Diagnóstico inicial, diagnóstico en función de los años de estadía del individuo en prisión y diagnóstico previo a la salida, así
como un diagnóstico post institucional.
Desde una criminología clínica e institucional, el diagnóstico comprende:

Estudio del delincuente


Estudio médico; estudio odontológico, estudio psicológico, estudio psiquiátrico, estudio pedagógico, estudio laboral, estudio
jurídico, estudio sobre seguridad, estudio sobre actividad artístico culturales, estudio actividades deportivas, estudio religioso.

Asimismo el diagnóstico comprende: estudio de la familia, estudio del delito, estudio victimológico, elementos relacionados al
delito y el delincuente, diagnóstico implica el aquí y ahora de una situación; el diagnóstico permite la relación entre los
elementos que llevaron al delito, señala criterios terapéutico; etc.
Estudio y análisis del delito
Una conducta agresiva, en este caso el delito, es la expresión de la psicopatología particular del delincuente, de su alteración
física, psicológica y social. Es una conducta que transgrede las normas de la sociedad a la que ese individuo pertenece.
El delincuente proyecta a través del delito sus conflictos.
Toda conducta delictiva es siempre un vínculo, se refiere a otro.
La conducta delictiva es una conducta defensiva para mantener el equilibrio, logrando a través de este un cierto ajuste pero
sin resolver el conflicto.
La conducta delictiva es una conducta concreta del individuo, pero el delincuente en su totalidad es más que ese aspecto,
porque la conducta delictiva es sólo la expresión de su relación con la víctima en un lugar y en una fecha.
La conducta delictiva siempre es significativa, tiene un sentido.

Conducta de homicidio

Se distingue a través de la clínica criminológica: homicidio con alevosía, homicidio con ensañamiento, homicidio por precio,
homicidio por placer, homicidio psicótico, homicidio dentro del grupo familiar, etc

 Conducta de robo
 Hurto, robo
 Conducta de estafa
 Simple o compleja
 Conducta delictiva sexual
 Violación, incesto, impudicia con niños, exhibicionista, prostitución
 Conducta de drogadicción
 Estupefacientes, psicotrópicos, volátiles
 Conducta de daño
 Bienes de uso público o bienes privados
 Criminología: estudio de la estructura familiar
Es evidente que en la complejidad de los procesos familiares están insertos gran parte de los motivadores de la conducta
criminal, y es por ello que al referirnos a este tema estamos planteando el estudio clínico del delincuente y de la familia.
Las agrupaciones familiares, con sus actividades y tradiciones características constituyen otra parte importante del ambiente
psicológico del individuo.
Al individuo se lo puede considerar, en parte, como resultante de su pertenencia a muchos grupos.
Es necesario considerar la influencia del hogar, las relaciones con los padres, el clima afectivo, el ambiente material, la
situación económico social de cada delincuente. El grupo cultural en que se ha criado el individuo, las actitudes, tradiciones y
costumbres que han influido sobre él, son factores que inciden en la determinación de la conducta delictiva.

Familia y delincuencia

Familia desintegrada: es donde se observa más claramente la etiología del delito. Son las familias desintegradas por múltiples
causas: muerte de un padre, separaciones, abandono, etc. El niño crece en un ambiente contradictorio que lo conduce a la
marginación, a la desconfianza y a la violencia.

Familia integrada: están todos los miembros importantes del núcleo familiar pero el niño crece en un ambiente con carencias
afectivas, la familia se siente indiferente ante el niño o por el contrario lo sobreprotege de tal manera que se produce una
simbiosis en la que el niño es manipulado para ser el portador de agresiones y tensiones del intragrupo familiar.
Métodos en el diagnóstico clínico criminológico

1) La entrevista:

Tanto la entrevista focalizada, como la abierta, especialmente esta última, son técnicas sumamente valiosas en las
instituciones penitenciarias, ya que permiten aprehender la situación global que vive el individuo.

Aplicación de la entrevista: las personas que aplican la entrevista son generalmente los profesionales o técnicas de las
diferentes disciplinas. Personas con conocimientos en criminología y penitenciarismo. El lugar donde se realiza debe tener
cierta privacía para las dos personas donde se permita el desarrollo de un diálogo sin interferencias.

2) Historia clínica criminología

Objetivos: conocimiento de los datos y etapas de la vida del individuo, conocimiento del desarrollo, evolución de la historia
del individuo, la conducta delictiva en relación a la personalidad e historia personal y familiar, cada departamento técnico
penitenciario acentúa las investigaciones sobre las áreas que le competen.
Permite conocer: proceso que lo condujo al crimen, revela múltiples facetas del individuo, es el inicio de las investigaciones.
Observaciones: nombre, edad, estado civil, escolaridad, trabajo, delito, sentencia, cuánto tiempo lleva en la institución,
antecedentes, visitas.
La visita es un elemento importante en el tratamiento del interno, significa mantener los vínculos familiares y la posibilidad de
reintegración a su núcleo familiar.
3) Estudio familiar
El autor del delito como miembro de un grupo familiar y social, como emergente de un grupo familiar enfermo, el conocimiento
de la historia a través de la familia, la actitud familiar, etc.
4) La visita a la familia del autor del delito Visita al domicilio permite observar: donde vive la familia, aspectos sociales, si se
detectan conflictos, permite hablar con otros miembros, etc.
5) Estudio de la familia de la víctima
6) Estudio del prontuario criminológico Permite apreciar la situación jurídica del interno, el delito según las actas, la descripción
del delito, los antecedentes, la sentencia, etc.
7) Tests psicológicos
2.2TRATAMIENTO INDIVIDUAL Y FAMILIAR

Está basado en el diagnóstico criminológico, es decir, significa el estudio exhaustivo de todos los aspectos relacionados a la
personalidad del delincuente como unidad bio-psico social; el estudio de la familia y sus relaciones interpersonales, y el estudio
victimológico.

Objetivos: asiste al individuo para que no reincida; tiende a que el paciente se conozca; es un lento proceso de rehabilitación;
tiene por objeto que el delincuente modifique sus conductas agresivas; que adquiere conciencia del daño; la sensibilización;
etc.

Tipos de tratamiento: individual y familiar.

a) individual

b) grupal

c) institucional

Están interrelacionados ya que implican el conocimiento de la situación particular en la que se encuentra el individuo, su delito,
su historia; se refiere a las actividades que realiza el individuo con otras personas dentro de la institución y, por último, los
objetivos institucionales de tratamiento influirán en el individuo.

1) Tratamiento individual

Parte de un amplio y cuidadoso estudio de diagnóstico.

Debe tener en cuenta la edad del individuo, el delito realizado, los antecedentes policiales y penales, el nivel educacional, las
tareas, trabajo o profesión, el núcleo familiar, las características de personalidad del interno.

2) Tratamiento de grupo

Se distinguen: psicoterapia de grupo, tratamiento al grupo familiar, tratamiento en el grupo escolar, tratamiento en el grupo
laboral, actividades culturales artísticas, actividades deportivas.
2.3 MEDIDAS PREVENTIVAS

La prevención tiene por objeto tratar de evitar nuevos comportamientos delictivos, la reincidencia delictiva y la persistencia en
la violencia.
Según Benigno Di Tullio, la Criminología Clínica es la ciencia de las conductas antisociales y criminales, basadas en la
observación y el análisis profundo de casos individuales, sean estos normales, anormales o patológicos.
Según Hurwitz, el delito es un acontecimiento de la vida individual explicado por la propia individualidad, en donde el delito es
el hombre. La Criminología es el estudio empírico de los factores individuales y sociales sobre los que se asienta la conducta
criminal.

Hurwitz desarrolla un profundo análisis de la base biológica de la criminalidad, de los factores hereditarios en familias de
criminales, de los estudios antropológicos, y profundiza la importancia de los factores psíquicos de la criminalidad,
describiendo las distintas enfermedades mentales relacionándolas al delito. Las psicosis, neurosis, psicopatías,
anormalidades sexuales, etc.

Sigmund Freud en el año 1.915 publico el artículo “Los delincuentes por sentimientos de culpa”, explicando que la labor
analítica le conduzco al sorprendente resultado de que las conductas delictivas eran cometidas ante todo porque se hallaban
prohibidas y por qué a su ejecución, se enlazaba para el autor un alivio psíquico. El sujeto sufría un penoso sentimiento de
culpabilidad de origen desconocido, donde una vez cometida la falta, sentía mitigada la presión del mismo. Por paradójico
que parezca, el sentimiento de culpa existía antes del delito y no procedía de él, al contrario el delito es el que procedía del
sentimiento de culpabilidad. Profundizando su análisis llega a la conclusión de que este sentimiento de culpabilidad proviene
del complejo de Edipo.
Según Freud, los niños cometen travesuras para llamar la atención y atraerse un castigo, luego de este, quedan tranquilos,
donde el castigo sirvió para satisfacer sus necesidades de autocastigo, emanados de la sensación de culpabilidad que
provocan otras faltas más graves.
El delincuente por un lado comete un delito por sentimientos de culpa, y por el otro, el castigo que el delito ocasiona, satisface
la necesidad de autocastigo que el sujeto experimenta inconscientemente.
Freud también habla de los delincuentes adultos que cometen delitos sin sentimientos de culpa. Señala que estos sujetos no
han desarrollado inhibiciones morales o creen justificada su conducta por su lucha contra la sociedad, refiriéndose así hacia
las actualmente denominadas personalidades Psicopáticas.

Posteriormente, en el año 1.923 edita su artículo “El yo y el ello”, en donde fundamenta su teoría de conformación del aparato
psíquico del yo, super-yo y el ello, bastantemente conocido por todo aquel que ha desarrollado estudios básicos de la
criminología.
Por su parte Alfred Adler fundamenta sus teorías en tres postulados principales, el sentimiento de inferioridad, los impulsos
de poderío y los sentimientos de comunidad.

En todo estudio Criminológico del delito, parte de la base del análisis en función de la personalidad y de su contexto social,
debido a que el individuo se adapta al medio social a través de su conducta y la intencionalidad de la misma constituye un
todo organizado que se dirige a un fin.
Una conducta agresiva, es la propia expresión de la psicopatología particular del delincuente, de su alteración física,
emocional y social, en donde el delincuente proyecta sus conflictos a través del delito.
La conducta delictiva posee una finalidad, que es indudablemente la de liberar tensiones, en donde dicha conducta es siempre
la respuesta al estímulo configurado por la situación total, como defensa, en el sentido de que protege al organismo de la
desorganización.
El delito es una conducta concreta y simbólica, donde uno de los elementos más importantes para el Criminólogo es
precisamente su análisis como factor simbólico, en donde el delito se muestra como un síntoma, es decir una forma de
exponerse al exterior como una defensa emocional del sujeto, como medio para no caer en disgregación de la personalidad.
El detallado estudio y análisis de la conducta delictiva, nos revela muchos aspectos de la personalidad del sujeto, pero no nos
explica por qué ese hombre cometió la conducta asocial. Para conocer dicha respuesta, se hace necesario investigar la
historia de vida del individuo, sus rasgos de personalidad, perfil criminológico, antecedentes criminológicos individuales y
familiares, su ámbito social, geográfico, cultural, etc. es decir, todas las circunstancias de vida del sujeto, su grupo familiar
primario y social desde que nació hasta el ahora.
Preguntas clásicas tales como: Relación víctima-victimario.
¿Qué sucedió? ¿Cuándo?
¿Qué conducta? ¿Cómo?
¿Qué delito? ¿Donde?
¿Qué víctima? ¿Con qué?
¿Por qué? Deben ser investigadas y respondidas.

En el marco de la Psicopatología criminal, la personalidad psicopática es la de mayor significación y la más frecuentemente


encontrada en los establecimientos carcelarios.
Por supuesto, dentro de la población penal no solamente es posible detectar una personalidad psicopática pura, sino también
aquellos que contienen dentro de su personalidad, una conjunción de elementos con rasgos de psicopatía, juntamente con
otras destacables características de tinte psiquiátrico y psicológico como perfil criminológico.
Sin ahondar mucho en su análisis y descripción, básicamente su conducta se caracteriza por una gran insensibilidad hacia
los demás y muchas veces con un tinte del tipo agresivo.
Antiguamente estos eran conocidos como locos morales, que se caracterizan por su insensibilidad afectiva y moral, gozando
al ocasionar daño al otro.

Es una personalidad asocial altamente agresiva e impulsiva, que carece de sentimiento de culpa, incapaz de crear lazos
afectivos duraderos. Se muestra frío y carente de compasión, utilizando a las personas como objetos para su placer,
terminando en explosiones agresivas.
Sin explayarse en demasía en el tema, presenta las siguientes características: Inmadurez de la personalidad. Incapacidad
para adaptar su comportamiento a las normas sociales o de grupo. Incapacidad de regir su comportamiento por pautas
morales. Conducta agresiva e insensible desde la infancia. Tendencia a la satisfacción inmediata de sus caprichos. Falta de
sentimiento de culpa. Incapacidad de afectos duraderos y profundos. Mitomanía y mundo fantástico. Marcada inestabilidad
en todas sus conductas con dificultades del pensamiento lógico y enorme facilidad de pasar a la acción. Desconexión del
juicio de la realidad, facilitando la experimentación de fantasías y ansiedades persecutorias. Su lenguaje es cortado, concreto,
autoritario. Fuerte sentimiento interno de minusvalía. Hiperactivo con mucha energía que desea desenfrenadamente liberar.
Marca su cuerpo con cortes, autolesiones, lesiones o tatuajes destacados, etc exponiéndolas como signo de identificación e
inconscientemente como signo de autodestrucción. Etc.

La criminología critica central, con buen criterio, hizo un análisis bastante demoledor y desencubridor de la llamada “
criminología clinica”, es decir de la criminología biopsoclogica o psicologica fundamentalmente europea que, con múltiples
escuelas y corrientes, se ocupa del “diagnostico” y del “pronostico” de conducta del criminalizado. En definitiva, se trataría de
formas de medicina psicológica institucionales, particularmente de instituciones “cerradas” y, en nuestro caso, medicina,
psiquiatría o psicología carcelarias. En razón del marcado carácter encubridor del sentido político del discurso de la
criminología clinica, la critica criminologica central parece inclinarse frecuentemente a descartarla o negarla, lo que resulta
válido en cuanto a esa critica alcanza a las tendencias clínicas “etiológicas” que agotan su discurso en el plano biológico o
psicológico, conforme al esquema tradicional de “ factores bio-psico-sociales”.
Sin embargo, dentro de una critica que pretenda traducirse en consecuencia practicas, lo cierto es que, con demasiada
frecuencia y hasta en la mayoría de los casos de criminalidad convencional con criminalización de personas pertenecientes
a las clases marginales de nuestras poblaciones latinoamericanas, tenemos la clara impresión de que el sistema penal arroja
su “red” sobre esos sectores de la población y atrapa a aquellos que no solo son más vulnerables socialmente - puesto que
casi todo lo son dentro del mismo estrato social-, sino a los que son también más vulnerables psíquicamente, porque ha
habido un proceso previo de condicionamiento, de generación de esa vulnerabilidad psíquica, que los pone en situación de “
buenos candidatos” para la criminalización.
La red del sistema penal cae generalmente sobre quienes presentan ya signos que a menudo son de deterioro biopsicológico,
y para ello se opera con estereotipos, un mecanismo que ha sido expuesto de relieve por el interaccionismo en la forma que
oportunamente veremos y que muestra como la carencia biopsicológica es causa de la criminalización, de manera que invierte
el plateo clínico: la conducta criminal o mas gravemente criminal suele ser el resultado de una criminalización
condicionalmente previa, como reacción social ante la característica biopsicológica deficitaria. Cuesta saber en que medida
estos estigmas que integran el estereotipo son un prius o un posteriuos, una causa o un efecto con relación al enredo de la
persona con el sistema penal, aunque parece claro que, al menos, constituyen una fuente de limitación de oportunidades bien
notoria.
Obviamente, esto es una realidad, tan real y tangible como lo es una catatonia para el psiquiatra, y, por mucho que sea verdad
que el sistema penal y la psiquiatría sean formas de control social y respondan a una estructura de poder, es necesario un
saber que permita ayudar a estas personas a superar o revertir el deterioro causado por el sistema penal y el condicionado
previamente y que lo ha hecho “ candidato bueno” para el sistema, es decir, un saber que permita ayudar a las personas
criminalizadas a reducir sus niveles de vulnerabilidad al sistema penal. Esta es la función de la criminología clínica desde
nuestra perspectiva critica. Posiblemente en razón del carácter marcadamente comprometido con el poder de la criminología
clínica tradicional, seria conveniente cambiarle el nombre a esta y reemplazarlo por el de “ clínica de la vulnerabilidad”, pues
se trata de una inversión del planteo etiológico bio-psico-social de la conducta criminal a nivel individual, por un planteo
etiológico sociopsico-biologico de la vulnerabilidad individual al sistema penal. No despreciamos ni ignoramos, pues la
criminología clínica, sino que invertimos su sentido, al comprobar que el sistema penal no se preocupa en general por el
castigo de ciertas conductas, sino por la selección de ciertas personas de la clase marginal que, por acción de factores
sociales negativos anteriores a su intervención, se presentan ya como vulnerables al mismo y procede luego a aumentarles
su vulnerabilidad mediante la creación o acentuación de un deterioro de personalidad. En este sentido, no nos preocupamos
por una etiología de la vulnerabilidad que reclama una clínica para revertirla.
2.4 PRINCIPALES EXPONENTES DE LA CRIMINOLOGÍA CLÍNICA
A lo largo de las publicaciones se han estado mencionando aportes de los exponentes de la criminología clínica, por ello se
presentan a algunos de ellos:
CESARE LOMBROSO
Nació en Verona, Piamonte, el 6 de noviembre de 1835, en el seno de una familia judía de purísima estirpe de posición
desahogada.
Según Lombroso, las características mentales de los individuos dependen de causas fisiológicas. Postuló la existencia de un
"tipo criminal" que sería el resultado de factores hereditarios y degenerativos más que de las condiciones sociales. En un
principio sus ideas fueron rechazadas en casi toda Europa, pero más tarde se aplicaron en la reforma del tratamiento de la
locura criminal.
ENRICO FERRI
Nació en San Bernardo Po, Mantúa, el 25 de febrero de 1856. Presentó su tesis en la que trata de demostrar que el libre
albedrío es una ficción, y que debe substituirse la responsabilidad moral por una responsabilidad social. En 1882, Ferri, realizó
estudios sobre la pena y publicó el libro titulado Socialismo y Criminalidad. En 1912 se aprueba la creación de un Instituto de
Derecho Penal en la Universidad de Roma; Ferri es llamado a dirigirlo y lo denomina "Scuola di Applicazione Guirídico-
Criminale". El curso era dividido en cuatro partes: el delincuente, el delito, las sanciones y el procedimiento.
RAFAEL GARÓFALO
Nace en Nápoles, Italia, en 1851. Antes de formar parte de la Escuela Positiva, Garófalo, había ya publicado algunos escritos,
que serían de mucha importancia para la nueva escuela, pues daba las bases y la orientación jurídica necesaria, además de
conceptos como: peligrosidad y prevención especial y general. Entre sus obras se destacan: 'Estudios recientes sobre la
Penali dad', 'Criterio Positivo de la Penalidad' y su trabajo principal: "Criminología".

PINATEL
Jean Pinatel, criminólogo francés, (Urcuit, 9 de junio de 1913 – Biarritz, 3 de abril de 1999). Doctorado en Derecho en París
en 1935, desempeñó el cargo de Magistrado desde 1936 hasta 1941, siendo nombrado ese año a Inspector y pasando en
1951 a Inspector General, dentro de la administración del Ministerio del Interior.Fue profesor titular de Criminología de la
Universidad de París. Con Benigno Di Tullio, uno de los principales fundadores de la Sociedad Internacional de Criminología,
en Roma, en 1937. Desempeñó el cargo de Secretario General de la SIC desde 1950 hasta 1965, fecha en que fue elegido
Presidente de su Comisión Científica hasta el año 1973. Desde este año hasta 1978 ocupó la Presidencia de la Sociedad e
inmediatamente fue nombrado Presidente Honorario. De 1962 hasta 1970 miembro del Consejo Científico Criminológico del
Consejo de Europa.

JOSÉ INGENIEROS
Exponente de la criminología clínica en América latina, director de la penitenciaría nacional, propuso al gobierno la función de
un gabinete de psicología clínica y experimental destinada al estudio de los delincuentes y con finalidades científicas de
carácter general.
2.1.4 LAS APORTACIONES DE CESAR LOMBROSO

Tipología de delincuentes

Influido por Ferri y las corrientes sociológicas elabora una tipología de delincuentes más amplia:

(a) «delincuente nato», son la mayoría; criminalidad debida al patrimonio genético.

(b) «delincuente loco o alienado», «loco moral», «perverso constitucional»

(c) «delincuente por hábito o profesional».

(d) «delincuente ocasional o primario», influencia de factores del medio; consideraciones sociales (Ferri).

(e) «delincuente por pasión» individuo «sanguíneo y nervioso». Interés de la escuela positiva por los que se apartaban de la
moral dominante. La mujer delincuente, la prostituta y la mujer normal explicadas como degeneraciones atávicas.

Antecedentes de los aportes de Lombroso a la criminología

De la lectura del artículo “Algunos antecedentes de la antropología criminal de Césare Lombroso”, se identifica que aunque
el autor reconoce el papel de Lombroso como el principal promotor del reconocimiento de la criminología en el ámbito
académico, a su vez señala que los antecedentes de la antropología criminal se constituyen de teorías pseudocientíficas,
cuya finalidad era la represión de clases sociales consideradas inferiores, así como la justificación del racismo, el sexismo y
el imperialismo.
En ese orden de ideas, señala la denominada ideología de la degeneración, corriente iniciada por el médico inglés Erasmus
Darwin, quien a finales del siglo XVIII fue el primero en suponer el origen biológico del alcoholismo, como posible causa de la
extinción de un grupo familiar. Tales ideas fueron posteriormente retomadas por su colega francés B. A. Morel, quien expuso
este mismo problema social como una degeneración hereditaria, al igual que la locura, la epilepsia y la debilidad mental,
sugiriendo además que podían ser reconocidas a través de malformaciones físicas o anormalidades psíquicas.
Asimismo, evoca la frenología del anatomista germano Franz Joseph Gall y su colaborador Johann Spurzheim, a la que
describe como una teoría pseudocientífica de finales del siglo XIX, que suponía la localización de facultades mentales y
conductas sociales (entre estas, las tendencias criminales) en regiones cerebrales, por lo que el estudio externo de los cráneos
permitiría determinar el desarrollo de las mismas, de acuerdo a su tamaño; argumentos que fueron empleados por las
potencias colonizadoras para apoyar sus afirmaciones respecto a la inferioridades de los territorios ocupados.
También hace referencia a la antropología física, de la que expone que resultaba de la manipulación de datos, la
pseudociencia y ciencia mal hecha, con intenciones racistas. Dentro de esta corriente, ubica a Samuel Morton y Paul Broca
como los primeros antropólogos físicos, pero también nombra a Lombroso, Burt y Goddard en esta corriente, por el manejo
inadecuado de datos.
Al respecto, explica que Morton defendía el valor mental de las razas, al establecer una jerarquía encabezada por blancos y
con los negros en último lugar, mientras que Broca, sobre las bases de la craneometría de Darwin, relacionaba el tamaño del
cerebro con la inteligencia, por lo que tanto negros y mujeres resultaban inferiores en dicho rubro. No obstante, dicha postura
sería cuestionada en la segunda década del siglo XX, a raíz de los trabajos de la educadora María Montessori.
Schoijet establece también una relación directa entre el Spencerianismo, el Darwinismo, la antropología criminal lombrosiana
y el Holocausto nazi, debido al enfoque de la supuesta inferioridad biológica de los respectivos grupos sociales en los cuales
se concentran.
Abunda también sobre Spencer, quien pese a contar contar con nula formación filosófica, fue una gran influencia sobre el
área académica de la segunda mitad del siglo XIX y comienzos del siglo XX, esto en razón de que su pensamiento era acorde
a la ideología burguesa del capitalismo. A su vez, atribuye su éxito a la difusión que Carnegie hiciera de sus ideas, a efectos
de lograr la implementación de políticas criminales racistas y represivas.
Finalmente, aborda la eugenesia del matemático inglés Francis Galton, quien la postulara como una tecnología de
reproducción selectiva para la mejora de los rasgos hereditarios, lo que dio pie a que se utilizara como fundamento para la
discriminación racial y esterilizaciones forzadas en delincuentes, grupos minoritarios y débiles mentales, en los Estados
Unidos, Alemania, Noruega, Suecia y Estonia, mientras que en países donde hubo oposición eclesiástica a la esterilización,
se consolidó una postura de rechazo y represión hacia el proletariado, así como violencia racista hacia negros y judíos,
además de generar cambios radicales en las leyes de inmigración.
2.4.2 WILLIAMS HEALY.
William Healy (20 de enero de 1869 - 15 de marzo de 1963) fue un psiquiatra y criminólogo británico estadounidense que
comenzó la primera clínica de orientación infantil estadounidense, fue pionero del psicoanálisis en los Estados Unidos y se
desempeñó como presidente fundador de la Asociación Americana de Orto-psiquiatría.

Vida temprana y educación


Healy nació en Buckinghamshire , Inglaterra, el 20 de enero de 1869. Provenía de una familia de granjeros que había residido
en Farnham Commons de Beaconsfield, a veinticinco millas al noroeste de Londres durante generaciones. Cuando tenía
nueve años, su familia emigró a los Estados Unidos y finalmente se instaló en Chicago, donde Healy pasó el resto de su
infancia.
A los catorce años, antes de terminar el octavo grado, Healy comenzó a trabajar como empleado de oficina en un banco. El
pequeño banco era algo así como un "almacén cultural" con eruditos, poetas y directores de Shakespeare para empleados.
Durante los siguientes diez años, Healy se convirtió en jefe de "contable" antes de postularse para Harvard .
Probablemente, Healy recibió el estímulo de William Salter, líder de la Sociedad Cultural Ética de Chicago, ex alumno de
Harvard y cuñado de William James , para postularse a Harvard. Healy reprobó la parte latina de los exámenes requeridos de
Harvard, pero aún obtuvo un título y estudió en la Escuela de Medicina de Harvard durante tres años antes de regresar a
Chicago y completar su título en la Escuela de Medicina Rush de la Universidad de Chicago, especializada en ginecología.
Carrera
Healy comenzó su carrera en 1901 como instructor de ginecología en la Northwestern Medical School . Durante sus dos años
allí, también editó la revista Gynecology and Anatomy and Physiology and Pathology . Durante este tiempo, su interés
comenzó a cambiar hacia la neurología, y en 1903 asumió un puesto como instructor de Enfermedades Nerviosas y Mentales
en el Policlínico de Chicago. Permaneció en este puesto hasta 1916, mientras dirigía simultáneamente una práctica privada
en medicina general.
En 1906 y 1907, Healy estudió en Viena, Berlín y Londres, y fue durante este viaje que estuvo expuesto a la Interpretación
de los sueños de Freud . Healy se interesó mucho en el psicoanálisis de Freud sin dejar de ser escéptico sobre el enfoque de
Freud en la sexualidad infantil. Fue un factor importante para llevar el psicoanálisis a los Estados Unidos, y publicó Estructura
y significado del psicoanálisis en 1931.
En una reunión de 1908 en la Casa Hull, en la que Healy había estado involucrado desde la escuela de medicina, organizó
un programa de investigación con delincuentes juveniles en el sistema de tribunales de menores. Healy viajó por el país
discutiendo sus ideas, y en 1909 dirigió la formación del Instituto Psicopático Juvenil de Chicago. Esta fue la primera clínica
de orientación infantil. [2] En 1917, Healy dejó Chicago para ir a Boston para dirigir la Judge Baker Foundation, una institución
similar para la investigación juvenil. Hasta que se retiró en 1947, Healy continuó realizando investigaciones en la Judge Baker
Foundation, que se conoció como el Judge Baker Guidance Center. Durante este período de tiempo, también enseñó
periódicamente en Harvard, Boston College y Yale.
Contribuciones
Healy se consideraba a sí mismo un psiquiatra y terapeuta en lugar de un criminólogo, pero realizó importantes contribuciones
en ambos lados del espectro. Quizás sea mejor conocido por su trabajo en delincuencia juvenil, y particularmente por su
creación de la primera clínica de orientación infantil. Sus objetivos psiquiátricos incluían escuchar la "propia historia del niño"
para crear un punto de vista desde el propio niño en lugar de otras fuentes. En criminología, es conocido por apoyar la teoría
multifactorial de la causalidad del delito, que comenzó a alejar la visión estadounidense del delito de la visión tradicional
europea. Su trabajo con poblaciones juveniles lo llevó a identificar ciertas "causas", así como "factores" mayores y menores
que parecían contribuir al comportamiento delictivo. Sin embargo, Sus factores han sido criticados por otros por no parecer
verdaderamente descriptivos de las poblaciones que estudió. Incluso Healy se criticó a sí mismo por no investigar más los
factores que creó. Su principal trabajo publicado, The Individual Delinquent , detalla el trabajo que hizo con factores y se
considera su trabajo más conocido.
Vida personal
La primera esposa de Healy murió. En 1932, se casó con la psicóloga estadounidense Augusta Fox Bronner (1881–1966), a
quien conoció por primera vez en 1913. Bronner fue su colaborador a largo plazo; co-escribieron múltiples publicaciones sobre
delincuencia juvenil. Healy murió en Clearwater , Florida en 1963.
2.4.3 HANS VON HENTING

Hans Von Hentig, criminólogo alemán, nacido en Berlín el 9 de junio de 1887 y fallecido el 6 de julio de 1974 en Bad Tölz,
considerado junto con Benjamín Mendelsohn (Bucarest 1900 - Jerusalem 1998) los padres del estudio de la victimología en
el Derecho Penal.

Hans Von Hentig (1948/57): en sus primeras obras intenta una clasificación en la que se aparta de criterios legales para
proponer cinco categorías de "clases generales" y seis de "tipos psicológicos". No pretende hacer una clasificación de todas
las víctimas, sino de categorizar a las más frecuentemente o mayormente victimizables.
Las clases generales:
El joven, que por su debilidad, en el reino animal y en la especie humana, es el más propenso a sufrir un ataque. la mujer,
cuya debilidad es reconocida, aún por la ley.
El anciano, que está incapacitado en diferentes formas.
Los débiles y enfermos mentales, entre los que sitúa al drogadicto, al alcohólico y a otras víctimas potenciales por problemas
mentales.
Los inmigrantes, las minorías y los tontos (dull normals), pues tienen una desventaja frente al resto de la población.
Los tipos psicológicos:
El deprimido, en el que está abatido el instinto de conservación, por lo que se pone constantemente en peligro.
El ambicioso (adquisitive) cuyo deseo de lucro y avaricia lo hacen fácilmente victimizable.
El lascivo (wanton), aplicado principalmente a mujeres víctimas de delitos sexuales que han provocado o seducido.
El solitario y el acongojado (heart broken), que bajan sus defensas en busca de compañía y de consuelo.
El atormentador, que ha martirizado a otros hasta provocar sus victimización.
El bloqueado, el excluido y el agresivo (fighting) , que por su imposibilidad de defensa, su marginación, o su provocación son
fáciles víctimas.
Posteriormente, en la parte final de su obra “el delito”da un tratamiento diferente, y sin intentar propiamente una clasificación,
divide a las víctimas según cuatro criterios: la situación; los impulsos y la eliminación de inhibiciones; la capacidad de
resistencia y la propensión a ser víctima.
Situaciones de la víctima:
Víctima aislada: se aparta de las normales relaciones sociales y se torna solitaria, se priva de la natural protección de la
comunidad. Ejemplo: el anciano, el extranjero, el misántropo, etc.
Víctima por proximidad: distingue entre proximidad familiar (produce parricidios, incestos y violaciones) y profesional
(producen víctimas de robos y atentados al pudor).
Impulsos y eliminaciones de inhibiciones de la víctima:
Víctima con ánimo de lucro: es aquella que por codicia por deseo de enriquecimiento fácil, cae en manos de estafadores.
Víctima con ansias de vivir: es aquella que ha privado de las cosas de que la mayoría ha gozado, y trata de recuperar el
tiempo perdido, de vivir lo que no ha vivido. Ejemplo: búsqueda de aventuras y peligro, pasión por el juego, etc.
Víctimas agresivas: son aquellas que han torturado a su familia, a sus amigos, su amante o subordinados, los que llegado el
momento, y por un mecanismo de saturación, se convierten de víctimas en victimarios.
Víctimas sin valor: parece ser un sentimiento arraigado en algunas personas que determinados individuos inútiles son víctimas
de menor valor. Se ponen como ejemplos a los viejos, los "pesados", los malos, los pecadores, los "infieles", etc.
Víctimas con resistencia reducida:
Víctima por estados emocionales: la esperanza, la compasión, la devoción, el miedo, el odio, etc. son estados emocionales
propicios a la victimización.
Víctima por transiciones normales en el curso de la vida: en este caso cuenta en primer lugar la corta edad, por ingenuidad,
la confianza y la inexperiencia. La pubertad y la vejez están en segundo lugar. En las mujeres el embarazo y la menopausia
ocupan un lugar privilegiado.
Víctima perversa: Hentig incluye aquí a los que él denomina "psicopáticos". Se trata de desviados que son explotados por su
problema.
Víctima bebedora: la existencia del alcoholismo, es fácilmente comprobable en una buena cantidad de víctimas, el alcohol
está a la cabeza de los factores que crean víctimas.
Víctima depresiva: la preocupación y la depresión llevan a buscar la autodestrucción, pues el instinto de conservación "padece
achaques" y, por lo tanto el sujeto padece "accidentes" y se pone en situaciones victimógenas.
Víctima voluntaria: es aquella que permite que se cometa el ilícito, o que por lo menos no ofrece ninguna resistencia. Se dan
casos principalmente en materia sexual
Víctima propensa:
Víctima indefensa: es aquella que se ve privada de la ayuda del Estado, porque tiene que evitar la persecución penal. La
víctima tiene que tolerar la lesión, pues la persecución judicial le causaría más daños que los que se han producido hasta el
momento.
Víctima falsa: es la que se autovictimiza para obtener un beneficio, sea para cobrar un seguro, cubrir un desfalco, etc.
Víctima inmune: son determinadas personas a las que hasta el mundo criminal evita victimizar ya que se considera una
especie de "tabú". Ejemplo: los sacerdotes, fiscales, jueces, policías, periodistas, etc.
Víctima hereditaria: es un tema que apenas ha sido objeto de atención. Hentig presenta varios casos.
Víctima reincidente: a pesar de que la víctima ya ha sido victimizada, no toma precauciones para no volver a serlo. Se trata
de sujetos con impulsos defensivos demasiado débiles.
Víctima que se convierte en autor: parte del postulado que existen donde no existe un claro contraste entre autor y ofendido.
Es algo así como el vencido que se pasa al enemigo pues le convencen sus mejores métodos de combate.
2.4.4 BENIGNO DI TULLIO Y LA PERSONALIDAD DEL DELINCUENTE.
Otro de los criminólogos desarrollistas es Benigno Di Tullio. Para este criminólogo la criminología es una ciencia que se
encarga de estudiar las conductas consideradas antisociales criminales. Este estudio lo va realizar a través de una serie de
casos que se consideran bien normales, bien anormales o bien patológicos. De esta forma va saber diferenciar cuales son
los factores que llevan a una persona a actuar o no de una determinada manera.
Gracias a este autor la criminología empezó a utilizar las teorías biológicas y psicológicas, integrando de esta forma estas
ciencias para las explicaciones de los comportamientos de los criminales.
+ Estudio sobre la personalidad del delincuente
Para Di Tullio era necesario llevar a cabo un estudio sobre la personalidad del delincuente para detectar los comportamientos
o las conductas antisociales. Al realizar un tratamiento médico en el que se estudie al paciente desde todos los puntos de
vista posibles implica poder realizar un análisis profundo de su personalidad y del propio sujeto.
2.5 LA CRIMINOLOGÍA CLÍNICA FRENTE A LA VÍCTIMA.

la criminología siempre ha estudiado y analizado unilateralmente al delito, esto, es desde el punto de vista del delincuente y
ha dejado de lado la personalidad de la víctima. historicamente se ha estudiado al autor del delito, quien es, su accionar
delictivo, su peligrosidad, la criminologia ha elaborado teorias sobre las causas que llevan a delinquir, ha realizado
interpretaciones sociales, psicologicas de la violencia, pero en todos los estudios, la victima ha sido objeto de marginacion y
de ocultamiento. por ello, en el ambito de los estudios criminologicos, la victimologia es una disciplina que surge en años
recientes
y plantea el otro aspecto del dificil problema de la violencia, el referido a las personas que sufren el delito. ¿conocemos a las
victimas de los delitos?, evidentemente que no. existe un desconocimiento de su prolematicade su dolor que experimenta la
victima ante el delincuente y ante la reaccion social institucional – social. la victima que con su denuncia es una parte esencial
en la reaccion social institucional, permite el conocimiento del delito del delincuente y fundamentalmente con su denuncia,
evita nuevas victimas. esta reaccion social es aun ignorada en su valor intrinseco por las instituciones, especialmente la
administracion de justicia, que considera a la victima solo como testigo y que frecuentemente la vuelve a victimizar.
concepto de victimologia
la victimologia es un disciplina cuyo objeto la constituye el estudio cientifico de las victimas del delito. etimologicamente la
palabra
victimologia, significa tratado o estudio de la victima, se refiere a la persona que sufre o es lesionada en su cuerpo, en su
propiedad, por otra. tambien la palabra victima significa “ser sacrificado” a una deidad o dedicado como ofrenda a algun poder
sobrenatural.
para mendelsohn, considerado el iniciador de los estudios cientificos sobre la victima, el objetivo fundamental de la victimologia
es lograr que haya menos victimas en todos los sectores de la sociedad. esto representa que la victimologia debe buscar
metodos para reducir los elementos perjudiciales de la situacion y disminuir la gravedad y la magnitud de las consecuencias
asi como prevenir la reincidencia osea la posibilidad de que el individuo llegue a ser victima de nuevo. la victimologia, señala
rodriguez manzanera,
como analisis de los que padecen por una conducta antisocial en los estudios sobre los tipos de victimas, su participacion en
el hecho, su mayor o menor voluntariedad, su responsabilidad, la necesidad de compensacion, tratamiento, la relacion
victimario – victima. la victimologia desde la perspectiva de una
criminologia clinica
atiende a la victima, a la persona que padece un sufrimiento fisico, psicolgico, social a consecuencia de la violencia, de una
conducta agresiva antisocial.
la victima es la persona que padece la violencia a traves del comportamiento del individuo –delincuente
UNIDAD III: EL DETERMINISMO EN LA CONDUCTA CRIMINAL.

3.1 SURGIMIENTO DE LA CONCEPCIÓN DEL DETERMINISMO,

El común denominador de las posiciones deterministas es la asunción de que todo está causalmente determinado por una
relación de causa-consecuencia. Por ejemplo, si una piedra cae al suelo, se debe a la gravedad, la gravedad se debe a la
masa de un cuerpo, etc., y así las cadenas de relaciones causales ad infinitum. Lo cual, a mi parecer guarda una estrecha
relación con la razón o logos, el pensamiento científico, la ilustración.
Por contra, la idea del libre albedrío postula que la conducta humana escapa a estas cadenas causales. Tradición que, a mi
entender, está fuertemente vinculada a la religión, al mito, a la dominación, a la desigualdad.
La religión se vale de la idea de libre albedrío para justificar la existencia de conductas obedientes y desobedientes, así como
para justificar también el premio y el castigo en la vida eterna. Lo que también guarda relación con la disyunción entre la idea
de “prisión como castigo” frente a la concepción de la prisión como medio para proteger al resto de ciudadanía de alguien que
ha llevado a cabo determinadas conductas dañinas para los demás, y que por ende, podría ser probable que las volviera a
llevar a cabo si no se tomaran medidas preventivas.
De la revisión macro rápidamente se desprende que estas afirmaciones no son muy sensibles a la realidad humana y a lo
que nos muestran los datos. Por ejemplo, sabemos que la movilidad social es mínima, es decir, el que nace en determinado
estrato económico, es altamente probable que concluya su vida formando parte del mismo estrato. Lo cual evidencia la
falsedad de las afirmaciones anteriores. O poniendo otro ejemplo, podríamos predecir la probabilidad de que alguien
encontrara trabajo conociendo variables tan burdas como género, lugar de nacimiento, color de piel, idioma, educación, etc.
Obviamente hay excepciones de lo que en primera instancia se desprendería de variables como las mencionadas, pero estas
excepciones se explican por la influencia de variables sutiles o menos evidentes. Además, el hecho de que se puedan dar
“excepciones” por mediación de variables sutiles, puede estar jugando en favor de la perpetuación de la desigualdad, tal y
como explica la famosa “teoría de la válvula de escape”, que propone algo así como que la perpetuación del sistema necesita
de estas excepciones para justificarse a sí mismo. Es decir, el orden establecido emplea en su beneficio el relato de la
existencia de sujetos que aparentemente parten de la nada y consiguen alcanzar grandes retribuciones económicas o altas
cotas de poder.
Algo así como: “si Steve Jobs” salió de un garaje, tú también puedes”. Una regla lógicamente tan absurda como: “si X en una
situación A consiguió Z, entonces, Y en una situación B puede conseguir Z”.
Hay que tener en cuenta que no hablamos solo de distintas personas, sino que las situaciones siempre son distintas por
necesidad -a no ser que se encerraran a dos sujetos en situaciones experimentales controladas, y, aun así, nos sería
técnicamente muy difícil controlar todas las variables contextuales. Aquí es donde entra la ciencia de la conducta, desde la
que se explica que lo que comúnmente entendemos como condiciones parejas no lo son.
¿Puede ser que en relatos como el anterior sobre Steve Jobs se obvien variables sutiles absolutamente determinantes? A
menudo se escuchan frases como: “dos hermanos – asumiendo que tienen las mismas condicionantes contextuales o entorno-
¿cómo se explica que uno sea juez y el otro delincuente?”. Entonces, para dar respuesta a esto común y erróneamente se
recurre al libre albedrío.
El entorno para dos individuos distintos siempre es distinto, por el simple hecho de que dos individuos no pueden estar
exactamente en el mismo sitio a la vez. Si dos hermanos están sentados compartiendo mesa en una terraza, uno mirando al
mar y el otro mirando a la montaña, el estímulo visual es distinto. Dos cuerpos humanos no pueden ocupar exactamente el
mismo espacio en el mismo momento, y, por lo tanto, no pueden estar recibiendo exactamente las mismas condiciones
estimulares.
Desde la psicología se sabe que la conducta humana responde a estímulos extremadamente sutiles, como la temperatura de
la silla en la que está sentado, el sonido de fondo, el tacto en las manos del soporte que el lector está empleando para leer
estas líneas, etc.
Por ejemplo, los bebés humanos, responden con un reflejo de andar en cuanto sienten una ligera estimulación táctil en la
piel de la planta del pie.Toda conducta resulta de la conjunción de los estímulos presentes, la predisposición genética y la
historia vital.
Desde la ciencia conductual, se entiende por conducta humana todo aquello que los humanos hacemos. Es decir, tanto las
conductas manifiestas -todas aquellas conductas observables desde el exterior- y las conductas no manifiestas o no
observables -lo que se siente o piensa-Es conocido que las conductas no manifiestas no son algo aleatorio, sino que están
sujetas o condicionadas. Por lo que queda cerrada toda posibilidad de libre albedrío, es decir, que sean algo distinto a
productos, consecuencias o reacciones.
La imposibilidad de controlar y medir -por su enorme sutileza- todas las variables o estímulos que determinan la conducta
humana, no implica que la conducta humana no sea explicable como producto de estímulos.
Al mencionar variables como las anteriormente citadas -género, lugar de nacimiento, color de piel, idioma, educación-,
estamos poniendo el foco en un punto de vista macro.
La perspectiva macro sería algo así como pescar con red, puesto que es poner en el punto de mira grandes conjuntos de
variables agrupados bajo una variable más amplia, la cual permite gran disparidad de variables sutiles. Es decir, podríamos
tomar la variable “nivel socio económico” y no sabríamos nada de cómo influyó en su posterior carrera como físico, aquella
mirada fugaz del profesor cuando el chico entregó aquella tarea escolar. Empleamos estos grandes conjuntos de variables -
a pesar de admitir gran variabilidad- por ser evidentes y operativos, pues agrupan ciertas condiciones suficientes como para
describir y predecir tendencias conductuales en sujetos o grupos de sujetos. Como, por ejemplo, nacer en determinado barrio
podría incrementar o reducir la probabilidad que la persona padeciera alguna adicción química o drogadicción.

Determinismo en los individuos


Nuevamente dentro de las formas de determinismo, en relación con los individuos, existen posturas desde el determinismo
probabilista hasta el determinismo fuerte que niega cualquier papel al azar. Desde el punto de vista humano,
el determinismo individualista fuerte sostiene que no existe el libre albedrío. El determinismo sostiene que nuestra vida
está regida o fuertemente determinada por circunstancias que escapan a nuestro control de modo que nadie es responsable,
en última instancia, de lo que hace o deja de hacer.
Determinismo biológico: Conjunto de teorías que defienden la posibilidad de dar respuestas últimas al comportamiento de
los seres vivos a partir de su estructura genética. Por lo tanto, la conducta, tanto de los animales como del hombre, obedece
a formas que han sido necesarias para la supervivencia de sus genes, y que se extienden a complejos sistemas sociales
adaptados a su más favorable proceso evolutivo.
Determinismo genético: afirma, en su versión más fuerte, que nosotros no somos libres porque estamos condicionados o
determinados por nuestros genes. En las versiones más débiles el determinismo genético sostiene que nuestra personalidad
y en gran medida nuestro éxito y acciones en la vida están sujetas ante todo a nuestros genes, que serían el factor explicativo
principal.
Determinismo ambiental o educacional o determinismo conductista: afirma que no son los genes los que nos
condicionan, sino la educación que recibimos a lo largo de nuestra vida, que es la causante de nuestro comportamiento. Para
el determinismo conductista no somos libres porque nuestras conductas fueron condicionadas. El psicólogo B. F.
Skinner defendía esta postura (conductismo) al igual que J. B. Watson.
 Determinismo psíquico: concepto acuñado por el psicoanálisis. El determinismo psíquico es un concepto del
psicoanálisis que parte de que todo fenómeno psíquico tiene una causa y, por lo mismo, también la libre elección o
decisión humana, en las que la causa es la fuerza del motivo más potente, o bien la situación interna psicológica
determinada por todos los condicionamientos procedentes de la herencia, la biología, la educación, el temperamento
y el carácter de la persona que decide o el inconsciente.
 Determinismo lingüístico. Se refiere a que la forma concreta de la lengua que hablamos y los conceptos presentes
en la misma imponen o condicionan fuertemente el tipo de razonamientos, concepciones e ideas sobre cómo es el
mundo. La hipótesis de Sapir-Whorf, muy popular a mediados del siglo XX, es una forma de determinismo lingüístico.
En general la mayor parte de formas de determinismo lingüístico han sido muy criticadas y discutidas tanto por
lingüistas como por especialistas en ciencia cognitiva.
El Espiritismo
Más adelante Lombroso comenzó a investigar el fenómeno del médium. Aunque inicialmente escéptico, luego se convirtió en
un creyente del Espiritismo. ¿Y cómo ateo, Lombroso discute sus opiniones sobre fenómenos paranormales y el Espiritismo
en su libro Después de la muerte - qué? "' (1909) en que dice: "creer en los espíritus y afirma que la médium era genuina".
Más tarde se supo el engaño por la mujer.
Las escuelas son ciertas corrientes de pensamiento coincidentes en conceptos básicos de determinada disciplina. Cuando
varios autores coinciden en la concepción de algunos conceptos fundamentales como el origen y fundamento de derecho
criminal, el delito, la responsabilidad, la pena, el método, los fines de los derechos penales y otros, decimos que pertenecen
a determinada escuela o que conforman tal o cual escuela
El objeto fundamental de la escuela clásica es el estudio y análisis del delito y de la pena. Esta escuela se basa en el principio
del libre albedrio, esto quiere decir que el hombre es responsable de sus actos. Esta escuela también puede denominarse
"escuela de la disuasión". La pena funciona como retribución al daño que el delincuente le hace a la sociedad.
Frente a los postulados del derecho penal clásico surge la escuela llamada "positivista", inspirada en el evolucionismo
de Darwin y en el cientificismo, dentro de los cuales cabe mencionar la teoría de la degeneración de Morel; las descripciones
psiquiátricas de la monomanía homicida de Esquirol y de la locura moral de Prichard; y, finalmente, las
hipótesis antropométricas de Gall, todas ellas precursoras de la corriente que encabezan Cesare Lombroso (1835-1909),
Enrico Ferri (1856-1929) y Raffaele Garófalo (1852-1934).
Entre las ideas centrales de la escuela positivista cabe mencionar:
1. El comportamiento delictivo no es elegido (anormalidad por causas biológicas).
2. El comportamiento es previsible (peligrosidad) y curable (tratamiento).
3. Defensa social (segregación) + tratamiento (prevención especial).
4. El delincuente curado se vuelve "normal" y se reintegra al orden social.
5. El orden social se compone de personas normales (aptas) y conformes.
En esta escuela, el objeto de estudio fundamental es el delincuente. Por esta razón, se centra en estudiar y analizar quién
comete el delito. Entonces, fundamenta su análisis en la realidad individual, el hombre, su constitución biológica y otros
factores externos que influyen en el individuo, para que este cometa delito.
La escuela positivista es determinista, esto quiere decir que el hombre es delincuente porque está predestinado a serlo.
3.2 NAVEGACIÓN DE LIBRE ALBEDRIO.
Qué es Libre albedrío: El libre albedrío es la potestad que el ser humano tiene de obrar según considere y elija. Esto significa
que las personas tienen naturalmente libertad para tomar sus propias decisiones, sin estar sujetos a presiones, necesidades
o limitaciones, o a una predeterminación divina.El libre albedrío significa, en suma, que el ser humano tiene libertad tanto para
hacer el bien como para hacer el mal. Y esto, desde luego, tiene sus implicaciones éticas y morales, pues el individuo que
actúa según su libre albedrío es también responsable de sus acciones, tanto si cuentan como aciertos o como sus errores.De
allí que el libre albedrío se extienda a otros ámbitos de la vida del ser humano, como la religión, la filosofía o el derecho.
Libre albedrío en la Biblia Según la Biblia, Dios dio al hombre la facultad para obrar según desee, independientemente de
si sus decisiones son buenas o malas. En este sentido, abundan pasajes bíblicos que apuntan a la libertad de los hombres
para elegir el camino que han de tomar: si el correcto, que es —desde el punto de vista de la doctrina cristiana— el de Dios,
o el incorrecto, que significa desviarse de Dios. De allí esta afirmación hallada en Josué: “Escoged hoy vosotros a quien
servir”.
Libre albedrío en filosofía San Agustín de Hipona sostenía que el libre el libre albedrío supone la posibilidad que tiene el
hombre de elegir entre el bien y el mal. En este sentido, es un concepto aplicado a la libertad del ser humano para obrar bien
o mal. No obstante, él distingue que lo que se considera como libre albedrío es el buen uso de esta libertad.Por otro lado,
según el determinismo, toda conducta o elección humana tiene su raíz en una causa, de modo que nuestras decisiones
estarían determinadas indefinidamente por todas las causas que las preexisten, lo cual significaría que no hay elección posible
y que el libre albedrío en realidad no existe.No obstante, también existe la postura opuesta, esgrimida por los liberales, quienes
no reconocen la tesis de los deterministas y, por lo tanto, afirman que el libre albedrío sí existe.
Libre albedrío en derecho Según el Derecho Penal, el libre albedrío sirve de fundamento legal para el castigo de los
delincuentes. Esto significa que si un individuo, al cometer un delito, ha tenido la libertad para decidir hacer el mal, entonces
también ha elegido o aceptado, en consecuencia, la pena o castigo aplicado para dicho delito. Esto, desde luego, en caso de
verse frustrada la impunidad.
Enrico Ferri, nace el 25 de febrero de 1856 en San Benedetto Po, provincia de Mantua, Lombardía y fallece el 12 de abril de
1929 en Roma, Italia. Fue un político, criminólogo y sociólogo italiano. Junto a César Lombroso y Rafaél Garófalo, forman la
triada evangelista de la criminología, el primero abocándose a la investigación de los factores fisiológicos, el segundo a la
aplicación de los elementos juristas y Ferri al estudio de las causas sociales y económicas del criminal.
Es el máximo representante de la escuela positivista italiana del derecho penal y está considerado como el creador de la
criminología moderna. Como seguidor del positivismo imperante durante la segunda mitad del siglo XIX, aceptó por completo
las implícitas actitudes deterministas de tal corriente. Consideró que las razones por las cuales el hombre es delincuente son
ajenas a su voluntad, el delito para Ferri no existe, existen enfermedades que bien ha heredado o las adquirió en el transcurso
de su vida.
Centrándose en el estudio de las características psicológicas, de las que creía eran las responsables del desarrollo de la
criminalidad en el individuo, cuestionó enfáticamente la tipificación fisiológica de los criminales. Estas características
psicológicas incluían el habla, la escritura, los símbolos secretos, el arte y la literatura, así como la insensibilidad moral y la
falta de repugnancia a la idea y ejecución de la ofensa, previo a su comisión, y la ausencia de remordimiento después de
cometerla.
Alegó que los sentimientos como la religión, el honor y la lealtad no contribuían al comportamiento criminal, pues estas ideas
eran muy complicadas para tener un impacto definitivo en la moral básica de las personas. Argumentó que eran otros
sentimientos, como el odio, el amor, la vanidad los que influenciaban grandemente pues tenían más control sobre la moral de
las personas.
Resumió su teoría al definir la psicología criminal como una resistencia defectuosa de las tendencias criminales y las
tentaciones, debido a una impulsividad desbalanceada que caracteriza solo a los niños y a los salvajes.
Ya en la tesis de su doctorado, "La teoría de la imputabilidad y la negación del libre albedrío", destaca netamente este aspecto
de su formación espiritual y de sus ideas: cree que el delincuente actúa por causas ajenas a su voluntad y que deben buscarse
en la sociedad.
La primera parte de su tesis trata de refutar en sentido filosófico los argumentos que pretenden sostener el libre albedrío,
suponiendo un riguroso determinismo que se aplica también a las actividades humanas: éstas son espontáneas, pero siempre
necesitadas de motivos que quitan la libertad.
Aplicando estas premisas al derecho penal, Ferri afirma que el delito es imputable al delincuente, pero no deseado libremente
por éste; en realidad, actúa por causas que física o psíquicamente condicionan su voluntad. Por tanto, la sociedad no puede
castigar, sino tan sólo defenderse contra el desorden que el individuo produce en una convivencia humana organizada; la
sociedad debe asimismo prevenir el delito, evitando los motivos del mal y acrecentando en diversas formas los del bien.
La teoría de la imputabilidad, examinada desde este punto de vista positivista, forma la segunda parte de su tesis, donde son
estudiadas las causas dirimentes y atenuantes de la misma imputabilidad, como la falta de discernimiento, la enfermedad
mental, el sueño y la embriaguez, el impulso de los afectos, etc., porque la amenaza legislativa con que la sociedad apremia
para prevenir, y la medida de su defensa, en caso de que el delito se haya perpetrado, no pueden actuar si no son previstas
por la razón.
En el aspecto filosófico, los argumentos de que se vale Enrico Ferri para negar el fundamento del libre albedrío son hoy
reconocidos como de escaso valor y casi ingenuos; sin embargo, se le reconoce el mérito de haber dado a conocer a los
juristas la gravedad del problema, en vez de adaptar sus soluciones a normas tradicionales gratuitamente aceptadas.

Factores del delito:

 Factores Antropológicos: constitución orgánica, psíquica y características personales.


 Factores físicos o como-telúricos: Clima, la naturaleza del suelo, la producción agrícola.
 Factores sociales (ambiente social): Densidad, costumbres, religión, familia, alcoholismo, las leyes civiles y
penales, etc. Lo que es socialmente dañoso se establece partiendo del estudio mismo de la sociedad à relación
entre acción individual y reacción defensiva de la sociedad.

Teoría de la Defensa Social:


 Los individuos son siempre responsables ante la sociedad.
 Sanción social es la reacción natural contra el delito.
 La pena se aplica en razón solamente de la peligrosidad del delincuente, la naturaleza y extensión serán las
necesarias para neutralizar la peligrosidad.
 Desaparecen las consideraciones sobre la culpabilidad.
 La teoría de la defensa social impulsada por Ferri elimina de la defensa jurídica el límite del respeto de la dignidad
humana.
 Ferri enseñó en las Universidades de Turín, Siena y Roma y, prosiguiendo sus estudios, siempre inspirados en la
escuela criminalista positiva, publicó en 1900 Sociología criminal, sin duda su más ambiciosa e influyente obra, en
la que resumió en forma orgánica su pensamiento.

El agudo interés por la sociedad y su organización le hizo considerar con simpatía el socialismo: ¡militó en el partido socialista
y dirigió el diario Avanti! de 1900 a 1905. Sin embargo, interpretó igualmente el socialismo desde el ángulo positivista y lo
juzgó derivación del darwinismo y del evolucionismo de Spencer en textos como Socialismo e criminalista y Socialismo e
scienza positiva. Ello le indujo a alejarse del partido socialista cuando derivó hacia un más riguroso marxismo, y a acercarse
al fascismo.
3.3 IMPOSIBILIDAD DE EXIGIR OTRA CONDUCTA AL CRIMINAL.
Una de las cuestiones más importantes y que ha sido calificada como la más ardua en materia de inexigibilidad, es el
parámetro o medida para determinar el ámbito de lo exigible. Es difícil, porque la idea de inexigibilidad no ofrece, por si misma
ningún criterio objetivo de ponderación,
3.4 EL CRIMINAL NATO
César Lombroso fue un antropólogo y médico de profesión en Italia donde desarrolló la Teoría del Criminal Nato, la cual tuvo
importantes repercusiones en el campo del Derecho Penal y la Criminología. Su obra más conocida y polémica fue publicada
en 1876 bajo el título de L’uomo Delinquente. A su primera edición le siguieron cuatro más hasta 1987, en las cuales fue
modificando variados aspectos de su teoría. La obra termina con la siguiente afirmación: “El delito se nos presenta como un
fenómeno natural”. Esta concepción del delito como algo consustancial al desarrollo filogenético de las especies ya había sido
formulada, entre otros, por Charles Darwin, quien, junto a Lamarck, fue unos de los más destacados representantes del
Evolucionismo del S.XIX. Lombroso retoma sus postulados con ocasión de ciertos estudios antropométricos que llevó a cabo
con cráneos de sujetos que habían delinquido.
A grandes rasgos, para entrar más adelante en detalle, podemos decir que la obra en su conjunto explica la existencia de una
serie de anomalías físico-psíquicas que caracterizan a algunos sujetos atávicos, no suficientemente evolucionados, y que les
conduce indefectiblemente al delito. Lombroso, como máximo representante del Positivismo Criminológico, concede prioridad
al estudio del delincuente al que dibuja como un subtipo humano diferente de los demás ciudadanos honestos (García-Pablos,
2001). El autor convierte al criminal en el eje de su teoría. Según el autor, “la tendencia al delito tiene que manifestarse en
estigmas corporales”. Asistimos a una teoría que preconiza “estigmas de degeneración somáticos”, en palabras del propio
Lombroso, como responsables de la orientación delincuencial. Estos estigmas tendrían su correlato en cara y cabeza en
general, pero podían localizarse en otras partes del cuerpo dando lugar a malformaciones. Se aprecia claramente una
concepción del hombre delincuente más ligada a una especie de salvaje primitivo que a la de un ser humano. Y es que la
antropología criminal reconocía al hombre delincuente multitud de caracteres anormales que, para sus defensores, entre los
que se encuentra Lombroso, reflejaban formas propias de los antepasados del hombre.
Lombroso utilizó el término atávicos para hacer referencia a estos caracteres. Los había de índole anatómico como la fosita
occipital, la mandíbula voluminosa, los pómulos y los senos frontales salientes, la este nocrotafia, etcétera; de tipo funcional
como zurdez motora y sensorial, hipoestesia, analgesia, sensibilidad meteórica y magnética, etc. y estigmas psíquicos, en
cuyo análisis nos detendremos más adelante. Lombroso asociaba estas características atávicas (llegó a enumerar hasta
treinta y cinco) a manifestaciones y tendencias criminógenas, muy frecuentes en animales y en pueblos primitivos y salvajes.
De ahí que el autor llegara al convencimiento de que en los criminales también eran naturales estas tendencias como
consecuencia de su retrógrada arquitectura física y psicológica.
Lombroso, representante de la Escuela Positiva Italiana, al igual que sus discípulos Ferri y Garófalo, mantenía una posición
antropobiológica en la concepción del criminal. Considerado por alguno como el fundador de la moderna Criminología, utilizó
el método empírico-científico en sus investigaciones. El criminal nato y atávico de Lombroso era la consecuencia de un
proceso evolutivo incompleto que había dado lugar a una constitución humana primitiva en cuya base se encontraba una
deficiencia de índole moral o psíquica que le llevaba al individuo a desarrollar actitudes impulsivas, amorales, presididas por
la crueldad, debido a la carencia de sentido moral e incapacidad para el remordimiento. En su obra los últimos progresos de
la antropología criminal, detalla numerosas anormalidades morfológicas en el cráneo de los delincuentes que fueron su objeto
de estudio, así como una irrefrenable tendencia a no ver obstáculos a su voluntad. Afirmó que las dificultades para vivir que
presentaban los criminales natos para vivir en sociedad tenían que ser reprimidas por parte del sistema utilizando todos los
medios a su alcance, llegando incluso a aplicar la pena de muerte, la reclusión de por vida o su aislamiento en colonias
lejanas.
El criminal nato de Lombroso evolucionó como sigue:
– La obra se inicia con un examen exhaustivo de 66 cráneos pertenecientes a individuos italianos delincuentes y continúa
con un examen antropométricos y fisonómico de 832 delincuentes más, de la misma nacionalidad, al que se adjuntan datos
de mediciones muy minuciosas de diversas variables.
– Lombroso afirma que existe una etiología del delito, aceptando que la criminalidad de los padres se podía transmitir por
herencia. No obstante, alude a la plurifactorialidad para explicar la génesis del delito, en cuyo seno recoge variables
ambientales y sociales (como el abuso de alcohol, la educación o la profesión) además de biológicas.
– Considera que una ciencia empírica y positiva, ceñida al estricto rigor metodológico de la observación, es la vía más
adecuada para investigar. El autor fue pionero en este sentido en el ámbito de la Criminología, pues inauguró la aplicación
del método científico a la investigación criminológica.
Los postulados de Lombroso se enmarcan dentro de la Escuela Positivista Italiana cuyos máximos exponentes fueron: Cesare
Lombroso, Enrico Ferri y Rafael Garofalo. Esta corriente inaugura la primera etapa científica de la Criminología con una visión
antropológica en el estudio de la delincuencia. El atavismo criminógeno de Lombroso (Herrero, Criminología parte general y
parte especial, 2007) surge de cuando este médico trabajaba para los servicios militares en 1863, lugar donde observó
deficiencias anatómicas entre los soldados con mayores índices de indisciplina.
En 1870, y tras diversas investigaciones en cadáveres y seres vivos en asilos de Pavía, halló el cráneo de un famoso
delincuente (Villella) en el cual detectó una serie de anomalías (una hipertrofia del cerebelo en su región central y una gran
fosa occipital media entre las más destacables propias de vertebrados inferiores) que le plantearon interrogantes respecto a
estas inquietantes deformidades craneales halladas en otros sujetos que también habían cometido delitos. Tras el examen
craneal de distintos delincuentes, concluyó que el criminal no era un hombre común, sino que reunía un conjunto de
características de inferioridad morfológica y psíquica que lo hacían, cuanto menos, “diferente”.
En su teoría de la criminalidad, Lombroso relaciona atavismo, locura moral y epilepsia. El tipo criminal nato es un ser inferior
involucionado que actúa como si fuera un loco moral; es un ser particular en los planos fisiológico, moral, afectivo y pasional
y en su sensibilidad religiosa, pues carece de capacidad para abrirse al mundo de los valores; y padece un tipo de epilepsia
(lesiones cerebrales).
Esas perturbaciones en la estructura y funcionalidad de los centros psicomotores son la causa de la más frecuente y profunda
criminalidad. Tal enfermedad afectaría al feto alterando su sistema nervioso central haciéndole regresar a formas somáticas
y psíquicas propias de nuestros antepasados, casi pre-humanos. Por tanto, el atavismo incluye la epilepsia y para el autor
sería la explicación a la observación de hábitos animales en humanos epilépticos (como ejemplos, ladrar o morder). La
epilepsia psíquica se revelaría por actos criminosos en los individuos predispuestos a ella por presentar mayor número de
caracteres degenerativos, elemento que completa la teoría el origen epiléptico del delito. Para Lombroso, todas las
enfermedades producen una especie de locura moral, pero la epilepsia, cuando produce la degeneración de estructuras
psíquicas destruyendo el sentido moral, el último en aparecer en la evolución del cerebro y el primero que desaparece cuando
éste enferma. Siguiendo a Lombroso, atavismo y enfermedad son piezas del mismo factor único que causa la degeneración.
Ahora bien, no todas las epilepsias son locuras morales ni viceversa. Junto a las epilepsias absíntica, alcohólica, histérica,
tóxica, vertiginosa, Lombroso sitúa la epilepsia larvada o psíquica que constituiría una forma aguda de locura moral y de
delincuencia congénita.
Este determinismo genético en la concepción de la delincuencia tuvo una fuerte influencia en el Derecho Penal de la época.
Si el sujeto no era libre, sino que estaba determinado por una condición genética que le predisponía a delinquir, convenía
atender a la peligrosidad que presentara cada sujeto para establecer una pena ajustada al riesgo que para la sociedad
representaba su particular biología delincuente.
Algunos de los estigmas más sobresalientes en el plano morfológico observados por Lombroso se enumeran a continuación
(tomado de Criminología: parte general y especial, César Herrero Herrero, 2007):
 Frente hundida y baja.
 Gran desarrollo de las arcadas supraciliares.
 Asimetrías craneales.
 Altura anormal del cráneo.
 Fusión: del huso atlas con el occipital.
 Gran desarrollo de los pómulos.
 Orejas en asa.
 Tubérculo de Darwin
 Gran pilosidad.
 Braza superior a la estatura.
En el plano psicológico:

 Insensibilidad emocional
 Precocidad intelectual
 Vanidad
 Imprevisión
 Incorregibilidad

El delincuente nato de Lombroso carece de sentido moral como consecuencia de un fenómeno de tipo epiléptico. Cuando
esta enfermedad en forma de epilepsia larvada ataca los centros morales, el sujeto quedaría afectado de locura moral. Su
teoría del criminal nato se basó en la exploración de más de cuatrocientas autopsias de delincuentes seis mil análisis de
criminales vivos. El tan mencionado atavismo fue una conclusión a la que llegó después de estudiar aproximadamente
alrededor de veinticinco mil sujetos internos en prisiones de Europa.
Formuló seis tipologías de delincuentes, cada uno de los cuales responde a un conjunto de causas específicas:
Delincuente Nato (atávico): es un ser que reúne un conjunto de signos orgánicos y psíquicos que lo hacen inferior al ser
humano “normal”.

La teoría del criminal nato


Una de las enseñanzas y postulados más importantes de la carrera de Cesare Lombroso, fue buscar aquellas señales que
den con aquellas personas que, ya sea por causas biológicas o errores de la evolución, están predestinadas a ser criminales.
A esa teoría se le conoce como la del criminal nato o atávico. Para Lombroso, los criminales natos son un error evolutivo
que se saltó la selección natural y pertenece a etapas primarias del desarrollo humano.
Esos delincuentes por naturaleza, según Cesare, presentaban una serie de signos no sólo físicos, sino que también de
moralidad, comportamiento y socialización. Algunas de las características del llamado criminal nato, son:

 Asimetrías en el rostro y cráneo de apariencia irregular, con una frente chata.


 Sobre desarrollo de la mandíbula inferior.
 Orejas grandes y brazos más largos de los habitual.
 Mayor fuerza en el lado izquierdo del cuerpo.
 Vista aguda.
 Menor sensibilidad al dolor y al tacto.
 Falta de capacidad de remordimiento, control de impulsos y vergüenza.
 Tendencia a los vicios como la bebida, tabaco y drogas.

La teoría del criminal nato fue evolucionando y Lombardo llegó a crear clasificaciones según el tipo de delito que tenían
mayores posibilidades de cometer. Para él no existía remedio para el criminal nato adulto y lo mejor era encerrarlos en lo que
llamaba defensa social, ya que se protegía a la sociedad de estas personas peligrosas.

Hoy en día no se juzga a alguien considerando la teoría del criminal nato, pero existen estudios que demuestran, por ejemplo,
la existencia del gen asesino y, los sociólogos y sicólogos son capaces de detectar a los sociópatas y psicópatas.
3.5 LA PELIGROSIDAD MANIFIESTA EN LA CONDUCTA

La peligrosidad criminal se basa en un juicio de probabilidad de que un sujeto llegue a cometer un acto delictivo. Debemos
tener en cuenta que se trata de una peligrosidad post-delictual, lo cual significa que para poder determinarla es necesario que
el hecho delictivo se haya cometido previamente.
Las medidas de seguridad se fundamentan en la peligrosidad del individuo. Si bien es cierto que hoy en día en España solo
se pueden establecer las medidas de seguridad atendiendo a la peligrosidad criminal del sujeto, esto no ha sido siempre así,
ya que anteriormente la propia ley establecía una serie de medidas de seguridad para los llamados “estados peligrosos” los
cuales no suponían la comisión de un hecho tipificado como delito.
Algo que debe quedar claro desde el principio es que la pena tiene su fundamento en la culpabilidad, y por el contrario, la
medida de seguridad se fundamenta en la peligrosidad del sujeto ya que es la culpabilidad lo que le falta al sujeto para poder
responder penalmente por el hecho cometido. En este caso, la acción realizada por el sujeto es un hecho antijurídico, pero
como no le es del todo imputable no es culpable y por ese motivo no se le puede establecer la pena que establece el CP para
ese acto delictivo. Vemos como se trata de dos tipos de sanciones diferentes y hablamos así de un sistema vicarial.
Tal y como aparece recogido en el art 6.1 del Código Penal, las medidas de seguridad tienen su fundamento en la peligrosidad
criminal del individuo al que se le aplican y esta se pone de manifiesto con la comisión de un hecho previsto como delito. Del
mismo modo, para que se pueda imponer a algún sujeto una medida de seguridad es necesario que se den dos circunstancias
(art 95 CP), las cuales están relacionadas con la peligrosidad criminal:

El sujeto debe haber cometido un hecho previsto en la ley como delito (no ser culpable por carecer de inimputabilidad).

Que del hecho y de las circunstancias personales del sujeto pueda deducirse un pronóstico de comportamiento futuro que
revele la probabilidad de comisión de nuevos delitos (Peligrosidad criminal).

El art 104 del CP permite aplicar también las medidas de seguridad para los casos de imputabilidad disminuida o semi-
imputabilidad.
Esto no es lo que siempre ha sucedido en España, ya que con anterioridad se aplicaban medidas de seguridad a personas
que no habían cometido ningún hecho tipificado como delito, pero al ser consideradas personas peligrosas se les establecía
ciertas medidas de seguridad con el objetivo de proteger al resto de la sociedad. Y como veremos a continuación, en algunos
casos se les aplicaba incluso una medida privativa de libertad.
Con la entrada en vigor del Código Penal de 1995 y debido a los principios constitucionales de intervención mínima y de
proporcionalidad, dejan de aplicarse en España las medidas de seguridad relativas a la peligrosidad pre-delictual, es decir, a
aquellas personas que no han cometido ningún acto delictivo. Es entonces cuando se entiende que la aplicación de dichas
medidas crea una inseguridad jurídica ya que la peligrosidad pre-delictual se estructura en datos subjetivos y no objetivos.
El Código Penal de 1928 se promulgo bajo la dictadura de Primo de Rivera fue el primer Código Penal español que introdujo
el “dualismo”, al introducir las medidas de seguridad junto a las penas. Estas medidas, restringían la libertad del delincuente
en función de su peligrosidad social.
Pocos años después aparece la ley de 4 de agosto de 1933 sobre Vagos y Maleantes establece el concepto de “estado
peligroso” para referirse a aquellas personas que debido a que se encontraban en ciertas circunstancias eran consideradas
peligrosas para la sociedad, y para proteger a la sociedad de las mismas, la propia ley recogía un listado de medidas de
seguridad aplicables. Vemos por lo tanto que se castiga la peligrosidad pre-delictual y no solo la peligrosidad criminal, ya que
no era necesario que un sujeto cometiera un acto delictivo para que se le aplicara una medida de seguridad. En el art 2 de la
presente ley se definía cuáles eran los estados peligrosos sujetos a las medidas de seguridad, los cuales eran los siguientes:

· Los vagos habituales.


· Los rufianes y proxenetas.
· Los que no justifiquen, cuando legítimamente fueren requeridos para ello por las autoridades y sus agentes, la
posesión o procedencia del dinero o efectos que se hallaren en su poder o que hubieren entregado a otros para su
inversión o custodia.
· Los mendigos profesionales y los que vivan de la mendicidad ajena o exploten a menores de edad, a enfermos
mentales o a lisiados.
· Los que exploten juegos prohibidos o cooperen con los explotadores a sabiendas de esta actividad ilícita, en
cualquier forma.
· Los ebrios y toxicómanos habituales.
· Los que para su consumo inmediato suministren vino o bebidas espirituosas a menores de catorce años en lugares
y establecimientos públicos o en instituciones de educación e instrucción y los que de cualquier manera promuevan
o favorezcan la embriaguez habitual.
· Los que ocultaren su verdadero nombre, disimularen su personalidad o falsificaren su domicilio mediante
requerimiento legítimo hecho por las autoridades o sus agentes, y los que usaren o tuvieren documentos de identidad
falsos u ocultasen los propios.
· Los extranjeros que quebrantaren una orden de expulsión del territorio nacional.
· Los que observen conducta reveladora de inclinación al delito, manifestada: por el trato asiduo con delincuentes y
maleantes; por la frecuentación de los lugares donde éstos se reúnen habitualmente; por su concurrencia habitual a
casas de juegos prohibidos, y por la comisión reiterada y frecuente de contravenciones penales.

Los reincidentes y reiterantes de toda clase de delitos que sea presumible la habitualidad criminal.
Los criminalmente responsables de un delito, cuando el Tribunal sentenciador haga declaración expresa sobre la peligrosidad
del Agente.
Las medidas de seguridad aplicables aparecían recogidas en el art 4 y como se ha mencionado anteriormente, entre ellas
existía la posibilidad, de mantener a un sujeto internado en un establecimiento de custodia por tiempo indeterminado, el cual
no podría ser inferior a un año ni mayor a cinco años.
Posteriormente, se promulga la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social de 4 de agosto de 1970 sustituye a la Ley de
Vagos y Maleantes, pero siguen aplicándose las medidas de seguridad para casos de peligrosidad pre-delictual. Para la
aplicación de las medidas de seguridad a un sujeto era necesario que este se incluyera en alguno de los supuestos que la ley
denominaba como peligroso y que a su vez se apreciara una peligrosidad social. Como también sucede en el caso de la Ley
de Vagos y Maleantes, dentro de los supuestos de peligrosidad nos encontramos con conductas delictivas y con conductas
de marginación social.
Muchos artículos de la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación fueron derogados con la entrada en vigor de la Constitución
Española de 1978, ya que eran contrarios a principios que la nueva constitución establecía. Con la entrada en vigor del Código
Penal de 1995 derogó definitivamente la Ley 16/1970, de 4 de agosto sobre la Peligrosidad y Rehabilitación Social, y es por
ello que actualmente las medidas de seguridad:

· Están fundamentadas en la peligrosidad criminal del sujeto, la cual se manifiesta con la comisión por parte del sujeto
de un acto delictivo.
· En lo que a su gravedad y duración se refiere, las medidas de seguridad no pueden ser ni más gravosas ni pueden
tener una duración mayor que la pena que le hubiera sido aplicable por el hecho cometido. Al fundamentarse en la
peligrosidad criminal no puede exceder el límite de lo necesario para prevenir la peligrosidad del autor.

El Juez de vigilancia Penitenciaria o los servicios correspondientes del ministerio de Justicia e interior de la Administración
Autonómica con los encargados de informar al Juez o al Tribunal Sentenciador acerca del cumplimiento de las medidas de
seguridad impuestas.
3.6 EL TRATAMIENTO CLÍNICO AL SUJETO ACTIVO.

Antes de las modificaciones legales en nuestro país, en materia de delitos sexuales y en especial respecto del delito de
violación, no existía mayor controversia en la doctrina sobre el sujeto activo de violación, indicando al hombre como tal, en
razón del antiguo artículo 361, razonamiento que se desprendía del tenor del mismo en la utilización del verbo “yacer” y del
sujeto pasivo del delito. En efecto, señalando aquel artículo “Se comete violación yaciendo con la mujer”, utilizaba no sólo
nomenclaturas de las codificaciones españolas, sino además aquellas que le dieron origen expreso y/o velado, tanto de
legislaciones antiguas indoeuropeas, como igualmente semitas, trasvasijada ésta última en forma silenciosa, y respecto de la
cual el yacer iba siempre de la mano con la actuación del hombre como agente del mismo.
Garrido Montt, por ejemplo, fuera de pensar que al hablar de carnal inmediatamente se descartan los objetos, estima que no
se debe limitar la expresión de acceder a “penetrar con el órgano viril” comprendiendo “cualquier clase de acceso carnal”,
bajo la condición que el acceso esté destinado al orgasmo sexual de quienes intervengan “corporal y personalmente en el
hecho, siendo suficiente el sentido direccional del comportamiento, aunque no es necesario que el orgasmo se concrete”. El
centro de las expresiones del autor, para la precisión de acceso, es la palabra “orgasmo” y no excitación, lo cual podría
conducir a equívoco. Pero se utiliza ya que, para él, sólo los órganos que biológicamente están destinados al orgasmo y que
sean del hechor y se comprometan en una relación “susceptible de satisfacer el concepto de cópula carnal” , señalan el
significado de acceso. Esto tiene por consecuencia dos cosas: a) se excluyen las extremidades y prolongaciones corporales,
pero por razón diversa a la opinión de la mayoría de la doctrina (quienes los excluyen por asimilar el concepto de acceso
como introducción del pene únicamente), en cambio en el autor lo sostiene porque éstos no serían órganos biológicamente
constituidos para el orgasmo; b) el sujeto activo podría ser una mujer y aún las relaciones lésbicas satisfaría el acceso carnal
señalado por la ley. Este último argumento del autor será analizado con posterioridad, en el acápite siguiente.
Al hablar sobre la problemática del sujeto activo en el delito de violación, se circunscribe con denotado interés y disputa,
aquel en el rango de autor directo bajo la bandera de la participación criminal. Y es en este sentido las dudas y devenires
más intensos y aquello que en la discusión penal se reconoce inmediatamente por tal, cuando se habla de sujeto activo del
delito de violación. Las formas de participación a título de otros tipos de autoría, constituye otro problema de interesante
lustre, pero de menor entidad y de menor cefalea jurídico-penal que aquellas relativas al sujeto activo. Valga entonces la
aclaración, para dedicarnos a la tratativa del sujeto activo del delito de violación, entendiendo entonces como la discusión
sobre quien es el autor directo y de propia mano de dicho ilícito criminal, descrito por el tipo penal respectivo.
Sobre el particular y como ya se había señalado, bajo la antigua legislación penal al que nuestro Código punitivo daba forma,
no existía mayor duda sobre el sujeto activo, siendo la doctrina chilena relativamente pacífica al estimar al varón como el
agente directo, basado fundamentalmente en la descripción del primitivo artículo 361, el cual fuera del “yacer” consideraba
expresamente como sujeto pasivo a la mujer. Introducidos los cambios legislativos por la Ley 19.617 comenzaron las disputas,
las cuales apuntan sus dardos en dos direcciones definidas y obvias: quienes estiman que el sujeto activo es indiferente en
cuanto género, pudiendo ser hombre o mujer, y quienes consideran que únicamente es el hombre.

El planteamiento de esta posición que se cierne como la minoritaria, es estimar no sólo el hombre como sujeto activo del
delito de violación, sino incluir las conductas sexuales que involucrando penetración consideran a la mujer como agente,
cuestión que ha sido denominada por la doctrina como “violación inversa” y criticada por representar para Díaz-Maroto y
Villarejo “sólo casos de laboratorio” , excluyendo eso sí para nosotros, los casos de relación sexual con un menor, de mayor
factibilidad.
Garrido Montt sostiene que el sujeto activo de violación puede ser tanto el varón como la mujer. Fundamenta su posición en
la acepción que da al término acceso carnal, donde estima que aquel involucra activamente los órganos que biológicamente
están destinados al orgasmo. Es obvio que el hombre, bajo esta consideración es sujeto activo. Pero además y dado que la
mujer dispone también de dichos órganos puede perfectamente ser sujeto activo. Otro argumento en el cual se basa, es en
la nueva sistemática propuesta por la reforma de 1999.
La postura considerada de mayor adhesión respecto del acceso carnal, da pie para la concepción del hombre como único
sujeto activo, transformándose por consecuencia y del mismo modo, en la posición mayoritaria y dominante por nuestra
doctrina.
Rodríguez Collao considera al hombre como único sujeto activo del delito de violación. Aduce para ello “el claro sentido” que
el término acceso carnal “posee en nuestro idioma” como introducción del miembro masculino y al carácter restrictivo del
artículo 361 de nuestro código punitivo, que señalando el que accede indica a quien accede y no quien es accedido,
contrariamente a figuras comparadas más extensivas, como el artículo 179 del Código Penal Español, según lo entendido por
el autor para este tipo descrito. Este argumento gramatical ya había sido referido y en el mismo sentido que Rodríguez Collao,
González en Argentina, en la interpretación del entonces comentado artículo 119 de su Código Penal y Muñoz Conde en
España respecto del artículo 429 del primitivo Código punitivo español.
En la misma dirección que el autor anterior se cierne la opinión de Guzmán Dálbora, quien señala que dado a que el acceso
implica tener paso o entrada a algún lugar, el “único dotado de la aptitud fisiológica para conjugar el verbo rector” y por ende,
acceder o penetrar, es el hombre. Matus y Ramírez, sostienen que el sujeto activo al varón, señalando que el sentido natural
y obvio de la expresión el que accede supone necesariamente que corresponde a quien “ejecuta la acción de acceder, no
quien es accedido”. Controvierten los autores además la posición de Carnevali, señalando que aquel efectúa una
interpretación extensiva, por ampliar las posibilidades gramaticales del acceso a quien es accedido, quebrantando reglas de
interpretación y violando la prohibición de analogía .
UNIDAD IV: LA DIRECCIÓN BIOLÓGICA Y PSICOLÓGICA DEL ESTADIO CRIMINAL.

4.1 ENFOQUE A LA DIRECCIÓN BIOLÓGICA.


La antropología criminal es la disciplina que se ocupa de la investigación y desenvolvimiento de los factores primordialmente
biológicos que intervienen en la génesis de la personalidad antisocial y de la delincuencia como factores predisponentes y
potencialmente activables en la interacción sociocultural, sean hereditarios, constitucionales o adquiridos. Esta disciplina se
desenvuelve bajo la mirada de la observación, y en su evolución se distinguen dos fases: La lombrosiana y la post-
lombrosiana; en ésta última a los aportes meramente antropométricos se añaden las correlaciones biotipológicas; sin
embargo, es preciso señalar que al parecer del propio Kretschmer “la definición del biotipo en un sujeto no puede ser el
producto de una observación artificial y tampoco puede resultar de simples mediciones u operaciones antropométricas”. En
el mismo sentido Bárbara resaltó que “el individuo no estaba comprendido en la sola forma antropométrica y que ésta era una
simple línea de orientación en el mare magnum de las individualidades”.
Actualmente se niega la existencia de un “delincuente nato” o “delincuente predeterminado” por rasgos físicos o fisiológicos,
pero no por ello se va a restar importancia a diversos factores biológicos que pueden influir en el comportamiento social
desviado, no como un factor determinante o predisponente sino como un coadyuvante de alguna conducta desviada, teniendo
en consideración que el ser humano es una unidad biológica cuyas alteraciones o lesiones inciden en el comportamiento,
como es el caso del epiléptico que por trastornos neurofisiológicos tiende a manifestaciones comiciales de diversa índole, así
como alteraciones de carácter psicopatológico. Por eso, es razonable valorar dentro de un contexto social las bases biológicas
que pueden influir en la conducta humana.
Mientras que la antropología es una disciplina que se utiliza para designar el estudio de las partes del cuerpo, la biotipología
se ocupa del estudio de los tipos antropológicos y de sus variaciones de carácter constitucional y hereditario. A través del
estudio de las características morfológicas se busca establecer correlaciones entre tipos de temperamento y constitución
somática o formas corporales, es decir, que a determinada constitución somática corresponden ciertos rasgos
temperamentales y conductuales; tratándose de asociar las características de una estructura física determinada con
características temperamentales específicas.
Durante la primera fase de la antropología y bajo la concepción del positivismo biológico, el criminal era considerado en
términos absolutos como un ser anormal, una desviación con base biológica que representaba una regresión a estados
primitivos del ser humano y que podía catalogarse como una patología. En este marco Cesar Lombroso, considerado el
fundador de la criminología moderna, desarrolló como hemos visto con anterioridad, su teoría del hombre criminal. Lombroso,
quien pertenecía a la llamada escuela de antropología criminal, establece el concepto de criminal atávico, según el cual el
delincuente representaba una regresión a estados evolutivos anteriores, caracterizándose la conducta delincuente por ser
innata. Este criminal atávico podía ser reconocido debido a una serie de estigmas físicos o anomalías, como por ejemplo, el
excesivo desarrollo del cerebelo, asimetría del rostro, dentición anormal, y lo que se considera como la característica más
atávica en los criminales, a saber, un hoyuelo en medio del occipital. En su tesis, como ya se ha dicho anteriormente, se
considera al criminal como una subespecie anormal del género humano y esta subespecie estaría compuesta por una serie
de tipos criminales, como los asesinos, los ladrones, las prostitutas, etc.; todos con características morfológicas comunes
pero también propias que los diferencian del resto.
Si bien el delito puede ser una conducta no deseable en el seno de la sociedad, es un hecho perfectamente normal y que se
desenvuelve por la falta de condiciones necesarias para la seguridad de los individuos; en el Perú y en otros países de
Latinoamérica se han desarrollado una serie de dispositivos -con base en el derecho- que procuran un tratamiento de la
persona considerada delincuente con la finalidad de “resocializarla”, aunque el hecho de que una persona haya sido
delincuente o haya estado preso, es condición suficiente para ser marginado y estigmatizado, sin posibilidad de redención, a
pesar de todo el discurso que estipula lo contrario.
Pero también, a lo largo del desarrollo de la disciplina criminológica se han sucedido una serie de cambios de paradigma en
lo que respecta a la concepción del “hombre delincuente”, actualmente se siguen sintiendo en nuestras instituciones y
prácticas institucionales los efectos de este discurso: señalándose de manera equivocada que el delito es una enfermedad
portada por determinados individuos que tuvieron una “mala socialización” y que deben ser excluidos y encerrados para
“resocializarlos” e integrarlos como miembros sanos de la sociedad.
La Medicina y la Biología han tenido mucha influencia en la Criminología; de hecho, de acuerdo con el jurista colombiano
Alfonso Reyes Echandia “las corrientes positivistas buscaron ansiosamente la explicación del delito en alteraciones
orgánicas”. Por otra parte, la Genética es el estudio científico de cómo se transmiten los caracteres físicos, bioquímicos y de
comportamiento de padres a hijos. En 1802, simultáneamente, De Lamarck y Reinhold considerados éstos como “los Padres
de la Biología” propusieron el término Biología para designar con él según De Lille Borja “la ciencia que se ocupa de los seres
vivos y de los fenómenos que en ellos tiene lugar”.
Por ello se dice que la ciencia biológica trata de localizar e identificar en alguna parte del cuerpo humano un factor patológico,
disfunción o trastorno orgánico que dé una explicación a la conducta delictiva. La localización que la biología pretende
establecer la lleva a cabo a través de una serie de especialidades como la ciencia antropológica, biotipológica, endocrinóloga,
genética, neurofisiológica, bioquímica, etc. Es importante destacar que esta visión es una de las más antiguas y sostiene que
la aparición de criminales es consecuencia de su constitución genética. Aunque actualmente la pregunta se ha de responder
no es tanto cuánto influye, sino cómo lo hace. En dicho sentido diversos estudios sostienen que los genes influyen en la
motivación para la conducta criminal. Para demostrar su influencia se han realizado diversos tipos de investigaciones
centradas en los estudios de familias, gemelos, de niños adoptados y el síndrome XYY.
Por otro lado las corrientes biológicas son las que mayor parecido tienen con las ideas propuestas por Lombroso, ya que
parten de que el delincuente es distinto del no delincuente. Y es en este factor de diferenciación donde reside el porqué del
hecho criminal. Centra sus estudios en la búsqueda de un trastorno. En 1961 se descubre una malformación cromosómica
(XYY) y se cree haber encontrado la causa de la criminalidad, sin dejar de tener en cuenta las estructuras psicopatológicas
de la criminalidad. A esto se le llama como el súper hombre por su doble “Y”, así volvemos a Lombroso con su delincuente
nato. No se afirma que sea con seguridad la presencia de cromosomas criminales en ciertos seres humanos, pero sí se puede
afirmar sobre bases médicas y estadísticas que determinadas personas nacen con ciertas enfermedades que entre otras
características están las de violencia: esquizofrenia, autismo, síndrome Down, entre otras. Lo referente a la influencia de la
familia se verá en el capítulo correspondiente al factor criminógeno familiar.
la biotipología criminal
Como se ha dicho con anterioridad, la biotipología criminal es la ciencia del tipo humano, el cual es concebido como una
unidad vital (biotipo), con varias facetas: Morfología, fisiología y psicología; esta es una disciplina científica cuyas precursoras
fueron la fisonomía y la psicología; versa sobre el tipo humano atendiendo al predominio de un órgano o función; su premisa
es que existe una correlación entre las características físicas del individuo y sus rasgos psicológicos, entre el tipo somático o
corporal y el tipo mental o temperamento. La biotipología busca establecer correlaciones entre las formas corporales y el
temperamento, considerando que a determinada constitución somática corresponden ciertos rasgos temperamentales y
conductuales.
4.1.1 LA ENDOCRINOLOGÍA CRIMINAL
La endocrinología criminal propiamente aparece como una rama de la ciencia en el siglo XX, debido a los estudios de Nicolás
Pende y de su discípulo Giuseppe Vidoni. Tal disciplina intenta descubrir el origen de la delincuencia en el funcionamiento de
las glándulas de secreción interna; trata de demostrar la decisiva influencia de las hormonas en la etiología y aparición del
delito. Para sus creadores, el desequilibrio de las secreciones glandulares engendra trastornos en la conducta humana que,
a su vez, motivan el delito.
¿Qué es la endocrinología?
La endocrinología desde un sentido amplio, es la especialidad médica encargada del estudio de la función normal, la
anatomía y los desórdenes producidos por alteraciones del sistema endocrino. La endocrinología criminal propiamente
aparece como una rama de la ciencia en el siglo XX, debido a los estudios de Nicolás Pende y de su discípulo Giuseppe
Vidoni. Tal disciplina intenta descubrir el origen de la delincuencia en el funcionamiento de las glándulas de secreción interna;
trata de demostrar la decisiva influencia de las hormonas en la etiología y aparición del delito. Para sus creadores, el
desequilibrio de las secreciones glandulares engendra trastornos en la conducta humana que, a su vez, motivan el delito.
La escuela biotipológica de Padua, representada por Giovanni, Viola y Pende, fundada en 1880, planteó la hipótesis de que
la disfunción de las glándulas endocrinas estaba íntimamente relacionada con el comportamiento criminal. Ya con anterioridad
Cesare Lombroso se había referido a la hipofunción de la glándula hipófisis y sobre ella basó su tesis sobre el cretinismo.
Igualmente Kretschmer concedió un gran valor a las glándulas endocrinas en el desarrollo de su tipología por la influencia de
éstas sobre el crecimiento y la morfología corporal. Benigno Di Tulio, afirmó que la conducta criminal se debía a la disfunción
de las glándulas de secreción interna, llegando a ser considerado fundador de la Endocrinología Criminal. Jiménez de Asúa,
Ruiz Funes y Quintiliano Saldaña, se ocuparon de estudiar la relación de las glándulas endocrinas con la delincuencia,
dándoles una importancia preponderante en la etiología criminal.
4.1.2 CRITICA A LA POSTURA ENDOCRINOLÓGICA
La Endocrinología es la especialidad que estudia las glándulas que producen las hormonas; es decir, las glándulas de
secreción interna o glándulas endocrinas, Estudia los efectos normales de sus secreciones, y los trastornos derivados del mal
funcionamiento de las mismas. Esta es una de las ramas de la medicina que estudia todos los problemas hormonales y
metabólicos que ocurren en adultos y niños. La endocrinología es muy amplia debido a que son muchas las hormonas del
cuerpo y más sus El Sistema Endocrino es el conjunto de órganos y tejidos del organismo que liberan un tipo de sustancias
llamado hormonas, Los órganos endocrinos también se denominan glándulas sin conducto o glándulas endocrinas, debido a
que sus secreciones se liberan directamente en el torrente sanguíneo. alteraciones.
Las glándulas endocrinas hipófisis, tiroides, paratiroides, parte del páncreas, glándulas sexuales (ovarios y testículos) y
glándulas suprarrenales. Otros órganos cumplen funciones endocrinas, como la placenta (secreta las hormonas
gonadotropina coriónica humana, progesterona, estrógeno), el riñón (secreta la hormona angiotensina y eritropoyetina), y el
aparato digestivo (el cual secreta gastrina, colecistoquinina, secretina. La glándula pituitaria se denomina "glándula maestra"
ya que ejerce gran influencia en los otros órganos del cuerpo, Su función es compleja e importante para el bienestar general.
El hipotálamo El hipotálamo es la parte del cerebro situada arriba de la glándula pituitaria. Libera hormonas que inician o
paran la secreción de las hormonas pituitarias. El timo secreta hormonas llamadas humores, Estas ayudan a desarrollar el
sistema inmune que ayuda al cuerpo a tener una reacción inmune madura en las células. los testículos producen la hormona
testosterona ayuda a que el niño varón se desarrolle, Durante la pubertad ayuda a producir los cambios físicos que hacen
que el niño se convierta en un hombre adulto. Los ovarios son hormonas femeninas estrógeno y la progesterona responsable
de desarrollar y mantener las características sexuales femeninas y de mantener el embarazo, también controlan el ciclo
menstruo. La tiroides es una glándula dentro del cuello, controla el metabolismo, que es la capacidad del cuerpo de desintegrar
los alimentos y almacenarlos en forma de energía, y convertir los alimentos en productos de desperdicio, liberando energía
en el proceso.

Endocrinología criminal Aparece como una rama de la ciencia en el siglo XX, gracias a los estudios de Nicolás pende esta
disciplina intenta descubrir el origen de la delincuencia en el funcionamiento de las glándulas de secreción interna trata de
demostrar la decisiva influencia de las hormonas en la etiología y aparición del delito el desequilibrio se las secreciones
glandulares engendran trastornos en las conductas humanas y esta a su vez motivan al delito. la disfunción de las glándulas
endocrinas estaba íntimamente relacionada con el comportamiento criminal, Ya con anterioridad Cesare Lombroso se había
referido a la hipofunción de la glándula hipófisis y sobre ella basó su tesis sobre el cretinismo. Igualmente, Kretschmer
concedió un gran valor a las glándulas endocrinas en el desarrollo de su tipología por la influencia de éstas sobre el crecimiento
y la morfología corporal. Benigno Di Tulio, afirmó que la conducta criminal se debía a la disfunción de las glándulas de
secreción interna. Influencia de las glándulas sobre los cambios de conductas Estos estudios pretenden explicar la conducta
criminal por el funcionamiento anormal de las glándulas de secreción interna deducen que los rasgos de la criminalidad
dependen del funcionamiento glandular, se a comprobado la influencia de alteraciones hormonales en algunos
comportamientos del ser humano.

Los genes y el comportamiento Los genes tienen una fuerte influencia sobre el comportamiento Humano, Sin embargo, ha
sido cuestionado que la inteligencia se herede. La teoría de que los seres humanos heredan características sustanciales de
comportamiento se llama nativismo psicológico, en comparación con la postura que sostiene que el comportamiento humano
y la cultura son aprendidos casi totalmente. Desviaciones sexuales, parafilias: delitos sexuales. DESVIACIONES SEXUALES
Es la acción tendiente a satisfacer los propios impulsos sin llegar a la unión genitales con otro individuo o donde esta unión
se ejecuta en condiciones que no pertenecen a la naturaleza del acto sexual; por lo tanto, se constituye en un tipo de
comportamiento que interfiere total o parcialmente con la reproducción PARAFILIAS es un síntoma psicopatológico, para
Freud lo considera como aberraciones sexuales. Caracterizada por una gran cantidad de acciones parciales como ver, oler,
mostrar, golpear, morder etc. Surgidas de diversas zonas erógenas como la boca, el ano, la piel en general, Son los deseos
sexuales de gran intensidad y fantasías excitantes, con intervención de objetos inanimados, niños u otros objetos que no
participan de esta perversión, las perversiones son solo la parte consciente de un sistema de hechos reprimidos.

Exhibicionismo Es la obtención de excitación sexual mediante la exposición de los genitales a los demás en lugares públicos.
Fetichismo Excitación asociada a prendas de vestir, como un zapato de tacón, ropa de cuero. Pedofilia Placer sexual, por
medio de las relaciones sexuales con niños, este puede ser un exhibicionismo hasta la penetración Masoquismo sexual El
placer sexual al ser sometido a experiencias de humillación, violencia o sufrimiento, (físico psicológico) durante la relación de
pareja. Voyeurismo Trastorno psicosexual consistente en que la excitación y el placer sexual se obtiene por observaciones
secreta de objetos o situaciones sexuales. Características de algunas parafilias
4.2 HERENCIA CRIMINAL
La búsqueda de las causas de la criminalidad, que constituye la finalidad de la criminología, es un verdadero problema
nacional, en primer lugar porque dicha ciencia social no está extendida en su desarrollo investigativo ni en su praxis en la
política pública; y en segundo lugar por cuanto no existe voluntad académica ni política para explorar e indagar acerca de la
etiología de la conducta criminal, tan solo existe un carácter represivo y retributivo del mal que causa un comportamiento ilícito
dañoso, sin que interese prevenir dichas conductas para reducirlas estadísticamente, sino únicamente sancionar algunas de
ellas, las perpetradas por individuos pertenecientes a los grupos sociales más desfavorecidos y carenciados.
Por otro lado, la ciudadanía está acostumbrada, por efecto del discurso político y la influencia de los más media, a convivir
con la criminalidad, asumiendo como cierto que el criminal es un ser patológico, enfermo y monstruoso, sin que le importe
conocer las causas de dicho comportamiento criminal. De ahí, precisamente, que los objetivos del presente artículo sean, en
primer término, concienciar al lector respecto a la necesidad de conocer las causas o factores criminógenos para mejor
proveer a la comprensión de la cuestión criminal y, por ende, contribuir a su solución razonable, en términos de prevención,
reducción y control. En segundo lugar, examinar lo que nos dice la ciencia médica sobre dichos factores o causas; si la
explicación galena puede explicar suficientemente el comportamiento criminal, si existen condiciones biológicas,
endocrinológicas o psíquicas determinantes para la conducta criminal o si solo son influyentes; o, por el contrario, si la
criminología clínica ha perdido vigencia en el contexto actual de la criminología crítica.
En ese sentido, el trabajo investigativo se justifica porque siendo los fines esenciales del estado el bienestar general y la
seguridad integral, la existencia de índices alarmantes de criminalidad en el país, que acusan tendencias de crecimiento,
amenaza el orden social, la gobernabilidad del estado y la unidad de la nación.
La línea de desarrollo del trabajo de investigación presenta un capítulo destinado a la criminología clínica, con la finalidad de
dar a conocer su ámbito, sentido y alcances con los que se inició en la historia de la criminología; otro capítulo que muestra
el estado actual de la criminología clínica en el país; y finalmente la proyección e influencia que se considera tiene en la
actualidad esta disciplina frente a un paradigma criminológico contemporáneo diferente al biológico, como es el paradigma
científico. Posteriormente se exhiben las conclusiones y recomendaciones.

La criminología clínica
La criminología clínica nace como escuela criminológica con el médico y criminólogo italiano Ezechia Marco Lombroso, más
conocido con el seudónimo Cesare Lombroso, representante del positivismo criminológico o Nuova Scuola. Lombroso sostuvo
que las causas físicas y biológicas son las que originan la criminalidad; y que el crimen es producto de tendencias innatas de
orden genético, visibles en determinados rasgos fisonómicos de los delincuentes habituales, tales como asimetrías del cráneo,
formas de mandíbula, orejas, pómulos, arcos superciliares, entre otros. Ciertamente, la tendencia positivista de la época,
segunda mitad del siglo XIX, de arraigar el discurso científico en la sola descripción de la realidad perceptible sensorialmente,
sustrayéndolo de otra consideración, influyó en el pensamiento lombrosiano.
La convicción de Lombroso, C. respecto de las causas biológicas de la criminalidad era tan fuerte que sostenía la idea del
desarraigo perenne para los criminales adultos incorregibles o su eliminación física para los que además eran peligrosos. Tal
era su terapia del delito. La idea del desarraigo perenne, actualmente es conocida como la expulsión hacia adentro que hace
la sociedad del criminal, relegándolo al ostracismo penitenciario; o del hombre con patología mental que realiza un
comportamiento criminal, que es confinado a un sanatorio para enfermos mentales en condiciones similares o peores a las
de una cárcel. Resulta evidente, a la luz de la dogmática penal, que si triunfara semejante postulado médico etiológico
acabaría con la noción de culpabilidad e incluso con la de imputabilidad del criminal, por ausencia de responsabilidad, en la
medida que estaría pre determinado a obrar en un sentido criminal y sus actos no serían libres. Más aún, este pensamiento
lombrosiano sería contrario a considerar como atenuante una causa de orden biológico, precisamente porque dicha causa es
la que explicaría la peligrosidad del infractor. He aquí una primera cuestión acerca de la explicación causal de la conducta
criminal. Como se puede apreciar, desde sus orígenes, la criminología clínica pretende explicar el delito a partir del estudio,
diagnóstico y tratamiento personalizado del delincuente. Ello supone que el crimen es una conducta anómala, propia de una
persona enferma, como apunta Garófalo, R. No puede ser de otra manera, pues el significado etimológico de la palabra clínica
proviene del griego kliniké que significa lecho y de kliné que quiere decir cama, acostarse o inclinarse, de la cual deriva la
mención a la práctica de atender a los pacientes en la cama.
Por cierto, la criminología clínica apunta a establecer el nivel de peligrosidad social del criminal como resultado de la influencia
de la convivencia social en la que transcurre su existencia, sobre su constitución biológica o psíquica, lo cual implica
axiomáticamente que conceptúa al ser humano como una unidad biológica, psicológica y social. De acuerdo con Rodríguez,
L. el trabajo clínico en criminología se basa en el paradigma consensualista, según el cual la sociedad es pacífica; en el
paradigma etiológico, por el que debe buscarse la etiología del comportamiento criminal; en el análisis morfológico, funcional,
psíquico y biográfico del individuo que delinque. A partir de dicha base, la criminología clínica sostiene que la conducta del
hombre se ve influenciada, y puede tornarse criminal, por el entorno físico y social. En ese sentido, factores tales como la
herencia cromosomática, lo congénito y lo constitucional, por ejemplo, puede reaccionar de diversa manera frente a estímulos
externos y llegar al comportamiento criminal. Es la llamada criminología del paso al acto, según la cual el inicio de lo criminal
reside en el interior del hombre, sea que la ocasión para delinquir no la busque el hombre; sea que la busque (tendencia);
sea que lo haga en todo momento (temibilidad); o sea que las circunstancias sociales influyan de manera decisiva (reactivo).
Según la criminología clínica, ésta sería la dinámica de la conducta criminal, como respuesta de una persona ante una
situación determinada.
De lo anterior desciende que la composición o tipología biológica, física u orgánica de una persona pre dispondría o
condicionaría su mayor o menor capacidad criminal, en tanto que su peligrosidad estaría definida por sus peculiaridades
físicas, psíquicas y mentales. Esta dimensión clínica de la criminología permitiría aseverar la existencia de un proceso
genético, transmisible por herencia, de tendencias, peligrosidad o reactividad criminal, lo que en la imaginación popular o el
lenguaje coloquial se ha venido en denominar el gen asesino, afirmación que representa una discusión entre la criminología
clínica y la criminología contemporánea, en sus escuelas sociológicas y, sobre todo, en la escuela de la criminología crítica.
Pavarini, M. se refiere a la patologización del criminal como el fundamento epistemológico de la criminología positivista
expresada en términos de la escuela clínica, según la cual, lo diverso debía ser buscado en la naturaleza bio psíquica del
individuo, con lo que explicaba la criminalidad en términos ahistóricos y apolíticos, legitimando el aparato represivo por ser la
visión de la parte sana del organismo que reaccionaba contra la parte enferma. Se trata, ciertamente, de un modelo de
pensamiento destinado a justificar y racionalizar el sistema de control social penal. Sin embargo, al considerar el origen de la
desviación en una patología individual, ergo en una biología natural, la criminología clínica no consideró que la desviación no
es un elemento intrínseco de la conducta, sino resultado de un constructo social que se le atribuye a determinados individuos.
Un ejemplo de esta atribución selectiva es la opinión de Rospigliosi, F. en la que teniendo como telón de fondo el Caso
Odebrecht y apoyándose en otra opinión (Julio Luque. El Comercio 26.3.17) sostiene que algunos pretenden prohibirle a
Graña y Montero, la "mejor empresa de ingeniería del Perú" que participe en la reconstrucción, además todas las otras grandes
empresas constructoras nacionales han estado asociadas también a los brasileños los últimos años, por lo cual también
podrían caer; para añadir que investigar y sancionar es muy necesario pero no destruir más de lo que ya está devastado.
Posteriormente, el Presidente del Consejo de Ministros ha oficializado que dicha empresa puede participar.
Aquí, por ejemplo, subyace la idea de que la criminalidad económica de grandes corporaciones interesa menos que la
criminalidad callejera o de empresas menores. Sutherland, E. observa la mecánica que facilita la impunidad de los
delincuentes de cuello blanco. Y apunta que los grandes procesos de estos delincuentes presentan la apariencia de la
singularidad que les otorga el prestigio social del acusado pero en realidad no pueden ser más repetitivos y rituales. Enfatiza
señalando que como se creen situados en el centro del mundo confunden su caída con la caída del mundo.
La artificialidad del crimen (y no su naturalidad) y la criminalidad de cuello blanco son explicadas por Gilbert Geis al afirmar
que "la preocupación por la utilización del poder para explotar y victimizar a quienes se hallan en las posiciones más
desfavorecidas, ha marcado los principales sistemas políticos desde que se tiene constancia histórica escrita". Inclusive para
el caso de la criminalidad de cuello blanco, Lombroso, citado por Geis, G, sostuvo que los delincuentes de gran poder, a
quienes la sociedad venera como jefes, cuentan con marcas de delincuencia congénita, pero su elevada posición suele
impedir el reconocimiento de tal carácter delincuencial, su naturaleza depravada puede revelarse demasiado tarde a expensas
de todo el país.
La fijación de Lombroso y de la criminología crítica por la raíz biológica del crimen contrasta no solo con la criminología
contemporánea. En efecto, Aristóteles sentenció que "los mayores delitos están causados por el exceso y no por la necesidad"
(8). La realidad social nos permite apreciar que todas las conductas criminales son realizadas para lograr algo que desean
sus perpetradores, que creen no puede ser logrado sin dificultad dentro de los cánones legales, ante lo cual el poder provee
de recursos para infringir la ley más finamente que el ciudadano perteneciente a las clases más desfavorecidas.
La etiología clínica del crimen fue criticada fuertemente por Edwin H. Sutherland en 1939, puesto que las circunstancias de
anormalidad, patología y aberración de los delincuentes callejeros no eran las características de los delincuentes de cuello
blanco, cometidos por personas que ocupaban posiciones de poder en los mundos de la empresa, la política y las profesiones,
que ocupan posiciones elevadas en el sistema social.
4.3 GENÉTICA CRIMINAL
La genética criminal se centra en el estudio de los diferentes factores hereditarios que pueden presentar los delincuentes. Por
ello se realizaron una serie de estudios para poder estudiar en profundidad la incidencia de la genética en el ámbito de la
delincuencia, y por lo tanto en los delincuentes.
También se realizaron estudios diversos para comprobar la existencia de alteraciones cromosómicas en los delincuentes o
personas que eran reincidentes. Se llegó a la conclusión de que existían más alteraciones cromosómicas en aquellas
personas que estaban recluidas en centros penitenciarios que en la población normal.
Estudio de familias de delincuentes
En cuanto a los estudios realizados sobre la genética criminal hay que decir que se estudiaron una serie de familias de
delincuentes. En estas familias se pudo comprobar como casi todos sus miembros realizaban conductas que eran antisociales.
Se llegó a la conclusión de que casi todos los hijos de padres criminales también acababan cometiendo delitos.
Estudio de hermanos gemelos
Otro de los estudios se realizó sobre hermanos gemelos para comprobar si ambos llegan a ser delincuentes o solo uno de
ellos. Diversos estudios concluyeron con la hipótesis de que si los gemelos eran de un mismo ovulo si que serían delincuentes,
por lo que si venían de dos óvulos es posible que solo uno de ellos lo fuera.
Estudio de la delincuencia en hijos adoptivos
También se estudió la posibilidad de la delincuencia de los hijos adoptivos teniendo en cuenta la relación que tengan con sus
padres adoptivos o biológicos en el caso de que los conozcan. Los hijos naturales van a delinquir más que los adoptivos,
llegando a la conclusión de que el factor genético es el que mejor explicar esto.
4.4 CARACTEROLOGIA CRIMINAL
La caracterología criminal es una ciencia de carácter multidisciplinario que basa sus fundamentos en conocimientos propios
de la sociología, psicología y la antropología social, tomando para ello el marco conceptual que delimita el derecho penal. La
criminología estudia las causas del crimen y preconiza los remedios del comportamiento antisocial del hombre. Lo que se
pretende mediante este trabajo es reafirmar la importancia que tiene la caracterología criminal para la investigación del delito,
no solo estudiando e interpretando los causales a nivel psicológico del hecho delictivo, también en aportar tras el proceso del
delito determinadas características y/o perfiles psicológicos que ayudaran a entender el tipo de personalidad que presenta el
criminal.
La caracterología criminal se basa en la endocrinología, la genética y en la biotipología, que mas adelante desarrollaremos.
Es el estudio que vincula el carácter, es decir, el modo de ser de las personas o su temperamento, más su experiencia, con
la conducta criminal. Se afirma que la conducta delictiva se predica, sobre todo, de aquellas personas en las cuales prima los
caracteres nervioso, colérico, apasionado y sanguíneo. Pero como mencionamos anteriormente, la caracterología lleva
consigo inherente La Psicología Criminal o Criminológica que es, según su etimología, el estudio del alma del sujeto criminal.
Aunque aquí, la etimología, psique se usa en sentido científico, es decir, aquellos rasgos de la personalidad total del
delincuente y no su alma en sentido metafísico.
La última disciplina penal fundamental contemplada desde el plano causal explicativo y que se ocupa concretamente del
delincuente es la caracterología criminal, que se constituye como el instrumento más eficaz de la antropología criminal, ya
que se encarga de estudiar las características físicas y mentales del hombre delincuente, determinando los desarrollos o
procesos de índole psicológica y fisiológica verificados en su mente.
Cabe resaltar que en la actualidad, la caracterología criminal así como la Psicología criminal ha rebasado en mucho él límite
de la observación individual del sujeto antisocial, extendiéndose hacia estudios de la conducta criminal y de los factores
psicológicos que influyen en la criminalidad, sean estos individuales o colectivos. Esta disciplina penal adquiere una
importancia extraordinaria con los estudios del psiquiatra vienes Sigmund Freud, el cual aseveraba que el delito es el resultado
del “ello”, es decir, del instinto, que triunfa sobre el “súper yo”, o sea la conciencia moral. Para Freud no sólo el delito, sino
todos los fenómenos humanos, tienen una fuente de producción de tipo sexual, lo cual nos indica que la doctrina freudiana
es eminentemente pansexualista.
Existieron otros autores que se especializaron en este tema, como por ejemplo Enrico Ferri, que reconocía cuatro ramas
científicas para la observación caracterológica de la personalidad:
La caracterología Criminal que estudia al delincuente en cuanto es autor del delito.

La caracterología Judicial que estudia su comportamiento en cuanto es imputada de un delito.

La caracterología Carcelaria que lo estudia mientras está condenado, expiando una pena carcelaria.

La caracterología Legal que coordina las nociones psicológicas y psicopatológicas que ocurren por la aplicación de las normas
penales vigentes sobre las condiciones del menor, del enfermo mental, del sordomudo, del alcohólico, así como de las
circunstancias agravantes o atenuantes.

Otro autor destacable es Hilda Marchiori, como hacíamos mención anteriormente; opinaba que la caracterología criminal trata
de averiguar, de conocer que es lo que induce a un sujeto a delinquir, que significado tiene esa conducta para él, porque la
idea de castigo no lo atemoriza y le hace renunciar a sus conductas criminales. ; la caracterología criminal trata de averiguar
su significado de manera “histórico-genética”.

.
4.5 EL ESTUDIO PSICOLOGÍA DEL DELINCUENTE CRIMINAL.
Es la ciencia que estudia los fenómenos delictivos y al delincuente; según los conocimientos de la medicina, la psicología, la
psicología social, la sociología, las estadísticas, las experiencias y la tecnología. Todo crimen puede ser una reacción
descontrolada consciente, inconsciente o simbólica frente a un estímulo y casi siempre tiene una motivación. Por alguna razón
una persona ante determinadas circunstancias pierde el control y comete un delito.
El hombre es la única especie que puede controlar sus impulsos, característica que lo distingue del resto de los animales, sin
embargo, ese mecanismo inhibidor en algún momento no funciona provocando una descarga impulsiva que no llega a pasar
por la corteza cerebral e impide la oportunidad de reflexionar. Desde el punto de vista psicológico un criminal es una persona
con algún tipo de trastorno mental. En la gran mayoría de los casos se trata de personas que han sufrido experiencias
traumáticas de abandono o abuso en la niñez que han alterado su proceso de pensamiento y su conducta o criados en un
ambiente con valores opuestos a las normas que rigen en la sociedad en que viven.
Una mente criminal puede razonar coherentemente, como por ejemplo los psicópatas, pero con un razonamiento que parte
de premisas falsas. Su modo de ver el mundo difiere del de la mayoría y no puede aceptar las reglas de convivencia,
prefiriendo respetar sólo sus propios códigos. El diagnóstico de un psicópata es difícil, porque suelen ser muy inteligentes con
una capacidad de razonamiento complejo, pero se ponen de manifiesto cuando se descubre su idea delirante. Las
investigaciones realizadas con personas con reacciones antisociales revelan distintas formas de comportamiento según los
trastornos de la personalidad. Estas conductas anormales se presentan ya sea como impulsiones automáticas inconscientes,
como excesos, o como obsesiones.
Es la última disciplina penal fundamental contemplada desde el plano causal explicativo y que se ocupa concretamente del
delincuente es la Psicología criminal, que se constituye como el instrumento más eficaz de la antropología criminal, ya que se
encarga de estudiar la psique del hombre delincuente, determinando los desarrollos o procesos de índole psicológica
verificados en su mente. Cabe resaltar que en la actualidad, la Psicología criminal ha rebasado en mucho él límite de la
observación individual del sujeto antisocial, extendiéndose hacia estudios de la conducta criminal y de los factores psicológicos
que influyen en la criminalidad, sean estos individuales o colectivos.
CARACTERÍSTICAS SOCIALES
Se incluyen factores como la raza, familia y cultura en la medida en que incidan en la comisión de hechos delictivos. En
términos generales, los resultados muestran que los siguientes factores explican la probabilidad de que una persona tenga
un historial de reincidencia delincuencial:

 Nivel educativo. Los reclusos con poca escolaridad tienen más probabilidad de ser reincidentes criminales.
 Desempleo. Las personas que no tienen empleo tienen más probabilidades de ser reincidentes criminales.
 Pandillero. La pertenencia a las pandillas es un factor que aumenta la probabilidad de vivir en el circuito del crimen.
 Vivir en una comunidad con alto desempleo. Las personas que viven en comunidades con mucho desempleo tienen
menos probabilidades de sufrir por la violencia criminal de cualquier tipo.
 Vivir en una comunidad con presencia policial. En la medida en que hay más presencia policial en una comunidad,
en esa medida sus miembros tienen menos probabilidades de sufrir por la violencia criminal.
 Vivir en una comunidad con poca desigualdad económica. Esta condición disminuye la probabilidad de ser víctima
de un delito con motivaciones económicas, pero aumenta la probabilidad de sufrir un hecho de violencia de cualquier
tipo.

CAUSAS
En la conducta delictiva influyen tanto los elementos biológicos como el desarrollo social. También tienen mucho peso:
- La educación recibida
- El estatus económico de la persona y su entorno
- La percepción de riesgo
- La alta impulsividad y distorsión de la realidad
- La necesidad de emociones
- La inadaptación al medio
- La agresividad
- La falta de habilidades sociales
No necesariamente los factores antes mencionados son determinantes para que alguien se convierta en un delincuente.
Muchos estudios determinan que el delincuente no nace, sino que se hace.
Uno de los problemas que surgen en teoría es cuando se pretende formular las tipologías de diagnóstico y tratamiento,
estableciendo necesariamente diversos tipos de delincuentes. A mi criterio la elaboración de tipologías, así como los
postulados que se fundan en tales clasificaciones son verdaderamente tomados de una etiología, los cuales tienen un carácter
exploratorio y que simplemente tienen una formulación de teorías sobre las causas del crimen y la delincuencia.
Las normas que se siguen para la clasificación de los transgresores, según la ley se establecen en función de: la tipología del
delincuente o criminal, el color de cabello, su raza, su edad, existencia de reincidencia urbana o rural. Lo ideal sería que la
elección del delincuente fuera atinada al cuadro clasificatorio, los cuales exhiban los esquemas clasificatorios de este; sin
embargo esta muestra se distingue ya que ninguno de los hechos delictivos nos permite establecer una clasificación segura.
CONSECUENCIAS
No existe una única razón para explicar la delincuencia, más bien se trata de una espiral de donde emergen múltiples factores
entrelazados:
1) El empeoramiento de las condiciones sociales de vida produce un aumento de los delitos, como consecuencia de la
inseguridad económica y la falta de recursos, dándose respuestas agresivas.
2) La delincuencia es una consecuencia de una sociedad mundial donde se prima el "tener" antes que el "ser", donde se es
más cuando se tiene más. Es la consecuencia del mito del bienestar.
3) La sociedad se defiende del delito creando mecanismos de miedo que generan nueva delincuencia: miedo a la calle, miedo
a la vida, miedo al futuro...
4) La sociedad se defiende creando una imagen deteriorada del delincuente, presentándolo como un monstruo más que como
una persona humana.
5) La sociedad se defiende creando mecanismos de castigo. Las cárceles no funcionan, siendo generadoras de delitos. Son
los porcentajes de reincidencia los que ponen en cuestión la capacidad regeneradora de las prisiones.
La delincuencia o se reprime o se previene. Nosotros creemos que solamente a través de la prevención es posible ir
disminuyendo el alarmante aumento de nuevos delincuentes. Estamos absolutamente en contra del delito, pero queremos
intentar encontrar las causas profundas de la delincuencia, no negando nunca la posibilidad de cambiar.
4.5.1 EN RAZÓN DEL ESTRUCTURALISMO
Más fácil que caracterizar al estructuralismo resulta comprobar cómo globalmente esta corriente ha ido perdiendo importancia,
mientras los autores incluidos en ella alcanzaron por su cuenta una considerable notoriedad. Quizá influya en ello el famoso
problema de la muerte del hombre o del sujeto, el cual pierde en el estructuralismo el lugar preferente para convertirse en el
resultado de una interconexión de estructuras.
Características del estructuralismo: El estructuralismo no es resultado, en primera instancia, del discurso filosófico, sino la
consecuencia indirecta y remota de la irrupción de la conciencia lingüística en el pensamiento contemporáneo. Está
representado por un amplio número de autores que comparten un mismo vocabulario y un mismo método. El
término «estructura» se define como el modo en que las partes se conectan entre sí. Para desvelarla es preciso un análisis
interno de la totalidad de los elementos y de las relaciones que mantienen entre sí.
El estructuralismo es, por tanto, una atenta disposición a tener en cuenta en la interdependencia y la interacción de las partes
dentro del todo.
Lévi-Strauss. La antropología cultural: La antropología cultural, el relativismo cultural y la deshumanizacion de la ciencia son
los ámbitos en los que se desarrolla la obra del iniciador del estructuralismo.
Dos son los aspectos fundamentales del pensamiento de Lévi-Strauss: Lévi-Strauss extiende el estudio de las estructuras
lingüísticas a los sistemas de parentesco, el pensamiento primitivo o las narraciones míticas. Con relación a éstas últimas,
Lévi-Strauss llega a la conclusión de que subyace una estructura profunda que permite hablar de un emparejamiento entre
todos los mitos del planeta. La explicación reside en entender las múltiples combinaciones de un mito como mensajes de un
mismo código sintáctico.
La notoriedad filosófica de Lévi-Strauss está relacionada con su rechazo a descalificar el pensamiento salvaje o primitivo
como una forma de conocimiento inferior y retrógrada frente al pensamiento civilizado que alienta el progreso. Igual impacto
ha provocado su rechazo a la idea de hombre, por considerar, como la mayoría de los estructuralistas, que no es una entidad
susceptible de afirmación, ni tiene lugar ni desarrolla una función en estructura alguna.
Foucault. El estructuralismo en otros ámbitos: La proximidad de Foucault al estructuralismo se confirma por sus incursiones
en terrenos diferentes a la filosofía, como son la psiquiatría o la historia de la medicina, tal y como ocurre con otros miembros
de esta corriente.
Los planteamientos de Foucault más próximos al estructuralismo están recogidos en la etapa que va desde su primer
libro, Enfermedad mental y personalidad (1954), hasta el libro Arqueología del saber(1969). La pregunta de corte
estructuralista que aparece como telón de fondo de las investigaciones de Foucault es esta: ¿Cuándo surge el hombre del
humanismo? Para Foucault se trata de una invención reciente, que se descubre cuando se rechaza una metodología mediante
la que proyectamos hacia el pasado los órdenes que ahora tenemos. Foucault sostiene que es necesario analizar con la
máxima precisión las condiciones que han hecho posible el surgimiento de concepciones y prácticas que basan sus teorías
en la creencia en constantes universales y definitorias del hombre. La clave está en reparar en el entramado
de relaciones entre las instituciones del poder y el conocimiento que han generado un tipo de pensamiento en el que se
encuentra el invento del hombre.
La razón, por tanto, para certificar la muerte del hombre es que se trata de un concepto que obstaculiza la comprensión de
las condiciones históricas, políticas, culturales e institucionales a las cuales ha estado sometido el hombre de carne y hueso.
Foucault, al insistir en la necesidad de relacionar al hombre con los órdenes que le han encadenado, quiere denunciar los
abusos que han padecido los individuos con la excusa de los discursos humanistas.
Lacan. Estructura del inconsciente: Lacan se alinea con sus compañeros estructuralistas en tanto que proporciona una serie
de argumentos con los que atacar todas las formas de la vieja subjetividad: la pretensión de asumir un cogito como las terapias
destinadas a fortalecer el yo mediante la práctica analítica.
Las tesis principales de Lacan son: «El inconsciente está estructurado como un lenguaje». Esta afirmación quiere decir que
la estructura del inconsciente es la misma del lenguaje y, por tanto, es misión del psicoanálisis analizar su objeto en términos
de lingüística estructural.
Cuando Lacan aplica sus esquemas al análisis del desarrollo de la persona, se le aparece un sujeto descentrado entre dos
niveles: el consciente de la cultura y el inconsciente del deseo.
Esta escisión tiene lugar entre ámbitos organizados estructuralmente y relacionados entre sí, también mediante complejas
estructuras armadas según el modelo lingüístico.
La conclusión es que, de un lado, el inconsciente se revela como «un capítulo censurado» y, de otro lado, a la conciencia
humana se le impone un orden simbólico desde una ley que le es ajena.
Razones y causas en el psicoanálisis freudiano
Hoy en día no parece ser cuestionado por nadie el hecho de que Freud confundía, o por lo menos no hizo una distinción
rigurosa a lo largo de su trabajo, entre causas y razones de la acción. Esta distinción se debe analizar en Freud en relación
con dos paradigmas o modelos de explicación que estuvieron presentes en su trabajo y que generaron una tensión constante:
el paradigma mecanicista y el paradigma psicológico; paradigmas entre los cuales osciló todo el tiempo la teoría freudiana.
Por un lado, debido a su formación como fisiólogo, no quería renunciar al paradigma mecanicista, y por ello insistió en describir
el inconsciente en términos de flujo y descarga de energía; descripción que en todo caso siempre se mostraba insuficiente y
revelaba, más bien, su intento frustrado de hacer ciencia solo con el uso de la terminología; a lo que tuvo que recurrir dado
que siempre fue consciente de que la ciencia de su época no llegaría a probar sus tesis fiscalistas. Por otro lado, y empujado
por las necesidades de su práctica, Freud tuvo que recurrir a la descripción intencional, es decir, a un lenguaje más
psicológico, que incluía deseos, creencias, motivos, razones para actuar, etc.
A continuación, se presentarán las dos tendencias presentes en la obra freudiana, haciendo énfasis en la tensión y la
constante oscilación entre las dos del pensamiento freudiano.
El cientificismo de Freud
Freud siempre estuvo interesado en incluir al psicoanálisis dentro de las ciencias de la naturaleza; ciencias que en su época
tenían ya un nombre irrecusable, una unidad metodológica y un prestigio obtenido desde hacía ya algunos siglos. A ellas se
oponía en su época un grupo de ciencias denominadas ciencias del espíritu (Dilthey, 1883). La razón de Freud para ubicar al
psicoanálisis del lado de las primeras radica en que para él la única ciencia como tal es la ciencia de la naturaleza. De esta
manera, se adhiere a un monismo epistemológico que rechaza cualquier consideración de "ciencias" del espíritu y que
considera como ciencias propiamente hablando solo a las de la naturaleza.
En varios lugares Freud intenta explicar en qué sentido se puede entender que el psicoanálisis sea una ciencia natural,
exponiendo ciertas características que el psicoanálisis compartiría con otras ciencias. En Introducción al Narcisismo, por
ejemplo, afirma Freud (1914/1986) que la física se encuentra en igual situación que el psicoanálisis: "En nuestros días vivimos
idéntica situación en la física, cuyas intuiciones básicas sobre la materia, los centros de fuerzas, la atracción y conceptos
parecidos están sujetos casi a tantos reparos como los correspondientes del psicoanálisis" . Y en el texto de 1933 titulado En
torno a una cosmovisión, en el que emprende una defensa de la cosmovisión científica (en oposición a una cosmovisión
religiosa) que el psicoanálisis, como ciencia especial, una rama de la psicología (psicología de lo profundo o de lo
inconsciente), ha logrado mantener:
Espíritu y alma son objeto de investigación científica exactamente como lo son cualesquiera otras cosas ajenas al hombre. El
psicoanálisis posee un título particular para abogar aquí a favor de una cosmovisión científica, puesto que no puede
reprochársele haber descuidado lo anímico en la imagen del universo. Su contribución a la ciencia consiste, justamente, en
haber extendido la investigación al ámbito anímico. Por lo demás, la ciencia quedaría muy incompleta sin una psicología de
esta clase.
Sin embargo, estas y otras alusiones son claramente insatisfac-torias para comprender las pretensiones cientificistas de
Freud. Para tal fin es necesario considerar las principales influencias científicas en su pensamiento: el fisicalismo y el
determinismo. En relación con la primera, es reconocida la herencia del fisicalismo de Du Bois-Reymond, que planteaba la
reducción de todo fenómeno a la acción de fuerzas físicoquímicas, y el materialismo mecanicista de Helmholtz, que plantea
una explicación desde las causas naturales eficientes, prescindiendo de cualquier causa final. También bajo la influencia de
Meynert y Charcot adoptó un enfoque que buscaba las causas de fenómenos psicológicos; estos autores consideraban que
los determinantes de problemáticas psicológicas podían ser factores psicológicos.
Hay también una orientación determinista en su pensamiento. Freud consideraba que el Universo sigue un orden único
determinado en el cual no puede haber algo que no encaje; y el ámbito de lo mental, como parte de la naturaleza, no podía
escapar a esta determinación. Sin embargo, encuentra que una parte importante de los estados mentales y acciones del ser
humano no tenían explicación (síntomas neuróticos, sueños, acciones fallidas, etc.), lo cual constituía una laguna en ese
cuadro determinista. Así, en lugar de desechar estos fenómenos como no relevantes para la investigación científica, Freud
consideró que debía haber una estructura mental encargada de determinarlos. Es por ello que le parece necesario postular
la existencia de los estados mentales inconscientes. Pues ¿qué querría decir alguien —se pregunta Freud— que asegurara
"... que hay sucesos tan ínfimos que se salen del encadenamiento del acaecer universal, y que lo mismo podrían no ser como
son? Si alguien quebranta de esa suerte en un solo punto el determinismo de la naturaleza, echa por tierra toda la cosmovisión
científica"
Parece ser que este determinismo nunca fue abandonado por Freud, y en esto parece haber consenso1 . Algo muy distinto
sucede con lo que puede llamarse su orientación fisicalista, sobre la cual hay una extensa discusión que involucra algunas
posturas opuestas que es necesario examinar, dado que de esto depende en parte la caracterización del tipo de explicación
de la acción que aporta el psicoanálisis. Por un lado, están quienes resaltan el Freud del "Proyecto de psicología para
neurólogos", un científico en búsqueda de los correlatos neuronales de las instancias psíquicas (conciencia, preconsciente,
inconsciente) que eran objeto de su investigación (ver Kitcher & Wilkes, 1988 y Wilkes, 1975). En esa medida, consideran
que el abandono del proyecto solo se debe a que Freud se dio cuenta de que en ese momento no se contaba con los avances
necesarios en neurofisiología como para poder seguir adelante con sus especulaciones fisicalistas, pero que esto no era
razón para cambiar o abandonar sus tesis:
Cuando [Freud] abandona el 'Proyecto' fue precisamente porque las teorías neurobiológicas del siglo XIX no cumplían la tarea
de fundamentar sus hipótesis psicológicas... Sería tristemente regresivo si, después de abandonar el 'Proyecto', Freud hubiera
abandonado también la creencia que yacía detrás: que cualquier teoría sobre la operación de la mente que se proponga
apuntar a la verdad deberá algún día ser sustentada por la neurociencia. (Wilkes, 1975, pp. 120 y 123)
Por tanto, la teoría psicológica que adoptó era la mejor o la única por el momento, pero era solo provisional, pues nunca dejó
de pensar que la confirmación de sus hipótesis fisicalistas era lo que le daría el estatus científico al psicoanálisis2.
Sin embargo, críticos como Grünbaum o Sulloway, que toman en serio la tendencia cientificista de Freud, son severos al
concluir que no tuvo éxito en la misma. Sulloway basa toda su interpretación de Freud en el hecho innegable de que para
Freud el psicoanálisis era una ciencia natural, lo cual considera evidencia suficiente para oponerse tajantemente a la
orientación hermenéutica que Habermas le pretende dar al psicoanálisis. De igual manera, Grünbaum desarrolla un
argumento detallado para mostrar que las teorías de Freud no son apoyadas adecuadamente por la evidencia y, en este
sentido, plantea que Freud fue un científico fallido (Sulloway, 1979 y Grünbaum, 1984).
Y, por otro lado, están quienes consideran que el "Proyecto de psicología para neurólogos" fue solo un desvío
insignificante3respecto de las ambiciones explicativas centrales en Freud: esto es, aportar la explicación psicológica que hacía
falta tanto para las neurosis, como para los fenómenos de la vida normal como los sueños y actos fallidos. Estos autores se
basan en pasajes de Freud en los cuales se aprecia un marcado escepticismo respecto a las esperanzas de avanzar en la
explicación materialista de la mente; pasajes como este de Lo inconsciente:
4.5.1 EL PSICOANÁLISIS NO ES UNA CIENCIA
Esta interpretación del psicoanálisis freudiano tiene dos importantes y muy diferentes vertientes (que coinciden en afirmar que
el psicoanálisis no es una ciencia). La primera opción considera al psicoanálisis simplemente como una poderosa mitología
que se basa en una concepción errónea del inconsciente como un homúnculo o pequeño agente con poderes. Este es el
punto de vista de Wittgenstein, quien critica el uso que Freud hace del paradigma de la mecánica, que lo lleva a ubicar
erróneamente al psicoanálisis dentro de las ciencias naturales, y afirma que, lejos de serlo, se lo debe considerar, más bien,
como una "mitología" que atrae por sus sugestivas explicaciones. La otra opción tiene que ver con que, dado que el
psicoanálisis no ofrece explicaciones causales respaldadas por leyes, solo quedaría reconocerlo como una ciencia
hermenéutica que ofrece una comprensión o interpretación de la acción (e.g. Habermas). Veamos brevemente estas dos
lecturas.
En general, tuvo una gran aceptación la crítica clásica de Wittgenstein (1966/1992) en el sentido de que lo que Freud ofreció
fue un tipo de explicación que aduce razones o motivos, aunque él creyó que en realidad estaba aportando una explicación
causal. Wittgenstein, como lector y crítico de Freud, sostuvo en repetidas ocasiones que el psicoanálisis no constituía una
ciencia —en el sentido que Freud quiso otorgarle siempre—, pues no aporta una explicación causal (que ayude a determinar
elucidar los "mecanismos"). Y, a la vez, defendió la idea de que el tipo de explicación que hace el autor del psicoanálisis es
una explicación estética, es decir, una que revela los motivos o razones de la acción, sin que estos alcancen a constituirse
como causas. Al caracterizarlo como un discurso que apunta a las razones de la acción, esta concepción se aleja
substantivamente de aquella que lo considera meramente como un discurso de ficción.
Una forma de entender la afirmación de Wittgenstein según la cual en psicoanálisis se dan explicaciones estéticas y no
científicas es relacionándola con la crítica que hace sobre las interpretaciones erróneas de la explicación estética como dirigida
también al psicoanálisis. El meollo de la crítica a este tipo de explicación radica en que identifica motivos o razones —de la
acción, de la obra de arte, etc.— en un sentido diferente al causal, pues no trata de encontrar la causa única a la que
ineludiblemente le seguirá un determinado efecto, sino que aporta los criterios que definen una acción determinada en un
determinado juego de lenguaje. Y de acuerdo con Wittgentein, una explicación de este tipo puede ser correcta pero no
científica.
Se supone que las personas conocen el motivo de su acción, que son capaces de dar la razón de por qué han hecho algo.
Para establecer la diferencia entre el tipo de explicación que usualmente desplegamos en relación con una acción y el tipo de
explicación que propone el psicoanálisis, Wittgenstein propone el siguiente ejemplo:
En el evento "X empuja a Y al río" se pueden dar dos explicaciones de la acción de X:
1. Porque estaba señalando algo e involuntariamente empujó a Y;
2. Porque inconscientemente lo odia (la explicación del psicoanalista).
Para Wittgenstein ambas explicaciones son correctas. Se trata de motivos completamente diferentes: uno consciente y otro
inconsciente; los juegos de lenguaje en los dos casos son completamente diferentes. Y sin embargo, en las mismas
circunstancias la segunda explicación sería correcta también; incluso dos explicaciones sobre el mismo hecho en las mismas
circunstancias podrían ser contradictorias y aun así ser correctas. Pero precisamente ese es el problema de la explicación
por motivos, que se puede desplegar un abanico de explicaciones sobre un mismo hecho basadas en motivos muy diferentes
y, mientras sean coherentes con los criterios del juego de lenguaje en que se aplican, pueden llegar a ser igualmente
correctas7.
Se puede aducir un motivo x para dar una explicación, lo que no se puede es inferir a partir de allí que un motivo x sea la
causa de todo, indefectiblemente: alguien pudo tener motivos sexuales para determinada acción y quererlo ocultar, pero esto
no es una buena razón para admitir que el sexo sea el motivo de todo. Por ello Wittgenstein prefiere la fórmula "Todas las
cosas son lo que son y no otra cosa"; el sueño es lo que es y no otra cosa, como una manifestación de un deseo obsceno;
un sombrero de copa trazado por un pintor es solo eso un sombrero y no tiene por qué ser otra cosa, un falo o algo así.
Freud, nos dice Wittgenstein, confunde razones con causas, nos ofrece un tipo de explicación que contiene razones o motivos,
pero cree que está aportando una explicación causal:
Freud toma la razón de una acción como una causa suponiendo que ésta puede ser conjeturada por una suerte de
procedimiento científico y confirmada al final por la aquiescencia del sujeto, quien la reconoce verdaderamente como su razón;
y toma la causa como razón suponiendo que las causas que él observa pueden ser conocidas según el segundo camino y
que no hay nada que hacer por la vía en que las hipótesis causales son verificadas en una ciencia experimental. (Bouveresse,
1995, p. 72)
Aunque un aspecto definitorio de las causas es que estemos en la capacidad de predecirlas, para Freud lo más importante
es que sea confirmada y reconocida por el paciente como la verdadera razón de su acción y no tanto que se exponga a ser
verificada o no por una ciencia experimental. La dificultad radica en que no hay un tal reconocimiento libre y espontáneo del
paciente o, por lo menos, no podremos estar seguros de que lo haya, pues siempre existirá la duda de si realmente el paciente
reconoce una tal razón independientemente de la influencia o persuasión del analista. Dicha influencia lo puede llevar a uno
a aceptar que realmente tuvo tales y tales pensamientos, aunque, en un sentido ordinario, nunca los haya tenido. Así pues,
aunque estemos convencidos, persuadidos de que un motivo (un deseo insatisfecho en el caso de los sueño, por ejemplo) es
la causa de todo, esto aún no basta para indicar que efectivamente esté en la base de todo.
Por otro lado, Wittgenstein critica la idea misma de motivos inconscientes. Por un lado, rechaza enfáticamente la utilización
de la noción de inconsciente cuando es utilizada no en sentido adjetivo, sino en sentido sustantivo, como si pudiéramos hablar
de 'el inconsciente', como un homúnculo o un pequeño agente que es el encargado de la represión, la censura, etc8. Pero,
más importante aun, rechaza esta noción, puesto que se supone que las personas conocen el motivo de su acción, que son
capaces de dar la razón de por qué han hecho algo. Al dar el resultado de una multiplicación, por ejemplo, la explicación que
se da de por qué se llegó al mismo es comparable, según Wittgenstein, con la alusión de un mecanismo, señalar un motivo
para escribir los números, "pasé por tal y tal proceso de razonamiento". Una razón se caracteriza entonces por la capacidad
de ser reconocida como tal por la persona que la enuncia y no sobre la base de una inferencia inductiva. Ante las preguntas
¿por qué han hecho eso?, ¿cómo han llegado a ello? se indica una razón, el camino andado. Por ello, si seguimos a
Wittgenstein, parece implausible la noción de "razones o motivos inconscientes".
En síntesis, cuando se aportan las razones para actuar, interviene de manera importante el acuerdo del sujeto. Y aunque un
aspecto fundamental de la causa es que proporcione un marco adecuado para la predicción, para Freud —afirma
Wittgenstein—, lo más importante es que sea confirmada y reconocida por el paciente como la verdadera razón de su acción
y no tanto que se exponga a ser verificada o no por una ciencia experimental.
Desde un lugar diferente y con una orientación distinta, la vertiente hermenéutica también va a negar que el psicoanálisis sea
una ciencia. La idea de que Freud aporta una explicación causal, según esta orientación, parte de una interpretación
equivocada de sus pretensiones naturalistas, pues si bien estas tuvieron una gran influencia en su obra en los inicios, después
fueron abandonadas y en su lugar Freud puso todo su empeño en aportar una interpretación o comprensión de la acción
humana. Ahora bien, continúa esta orientación, es cierto que podemos encontrar en toda su obra posterior la utilización
recurrente de términos extraídos de las ciencias naturales, pero solo como metáforas que ayudaban a la inteligibilidad de
fenómenos que, como los inconscientes, resultaban difíciles de explicar.
Se hace énfasis en que lo que Freud está haciendo es una aplicación y psicologización del lenguaje neurofisiológico y en que,
si bien es cierto que uno de sus anhelos iniciales fue hallar un correlato neurofisiológico de los estados mentales, después
abandona dicho proyecto y se dedica al análisis de los determinantes propiamente psicológicos de la acción: "Freud abandonó
este programafisicalista en beneficio de un planteamiento psicológico en sentido estricto, que, por otra parte, conserva el
lenguaje neurofi-siológico, pero hace accesible sus predicados de base a una técnica de reinterpretación mentalista".
(Habermas, 1968/1982, p. 247). Así, por ejemplo, explica el funcionamiento de la mente como un sistema que tiende
fundamentalmente a la descarga de tensión o energía; los deseos y necesidades, en este sentido, representan una tensión
para el sistema que busca liberarse o descargarla de algún modo; y es de este modo que se explica el deseo como la
contraparte psicológica de la tensión que busca descarga.
Ricoeur lo considera también de este modo; para él las nociones freudianas deben ser vistas bajo una óptica intencional, lo
cual las hace irreductibles a términos fisicalistas. Este autor separa así la esfera de la 'comprensión' de lo psíquico o lo
histórico, en la que se aportan las 'razones para', de la esfera de la 'explicación' de la naturaleza, que tiene que ver con las
causas, con la relación entre hechos observables (Ricoeur, 1965/1970).
El hecho es que no se puede adoptar fácilmente una de estas interpretaciones de Freud y abandonar las otras, pues si se
hace un análisis cuidadoso de los distintos momentos del pensamiento del psicoanalista vienés, se puede observar que nunca
abandonó ninguna tendencia y la oscilación fue permanente.
Alternativa
Estas interpretaciones se basan en la tesis de que existe una diferencia tajante entre razones y causas y entre la
racionalización y la explicación causal9. Diferencia que es planteada en el sentido de que la causa es descubierta
experimentalmente, mientras que las razones no tienen que ver con métodos experimentales, sino con la conformidad o
aceptación de la persona (Wittgenstein, 1966/1992). En otros términos, la dicotomía clásica se solía hacer en relación con la
perspectiva desde la cual se encuentran las causas y las razones. Las primeras tendrían que ver con una perspectiva
impersonal, de tercera persona, mientras que las razones, con una de primera persona. Pero hoy en día ya no es aceptada
incuestionablemente esta dicotomía; se ha rechazado la idea de que necesariamente las causas se relacionan con la
verificación objetiva, impersonal y las razones con la perspectiva personal. Lo que me interesa defender enseguida es que es
solo a partir de la superación de esta dicotomía podemos entender el significado de la ambivalencia en Freud: de alguna
manera ya estaba latente en su obra la idea de que las razones son las causas de la acción.
El autor, ya clásico, que propuso la superación de esta dicotomía fue Donald Davidson; dicha propuesta viene a cuestionar
aquellas posiciones que defendían una diferencia tajante entre razones y causas o entre explicación y comprensión. En la
década de los 60 del siglo XX la discusión en torno a la naturaleza de la acción, así como sobre su comprensión y explicación,
se desplegaba en torno a dos tipos de argumentos. Uno de ellos tenía que ver con la adecuación metodológica de la
explicación causal, pues, se sostenía, el modelo de explicación nomológico-deductivo de las ciencias naturales no es
apropiado para ciencias como la historia, la sociología y la psicología, puesto que este tipo de explicación plantea que los
eventos particulares se deben subsumir en leyes generales, mientras que el fin de la explicación en ciencias sociales es hacer
a las acciones humanas individuales inteligibles en su particularidad. El otro argumento era conceptual y afirmaba que, dada
la naturaleza de las razones con las cuales damos cuenta de la acción, no es posible que una razón pueda ser considerada
como una causa de la acción. El énfasis se hacía básicamente en que las razones están lógica o conceptualmente conectadas
con las acciones; así, se afirmaba, por ejemplo, que las razones no son eventos separados de la acción, sino meras re-
descripciones de las mismas (Anscombe, 1963).
Es en este contexto de discusión que D. Davidson planteó su innovadora propuesta de considerar las razones como causas
y a la explicaciones por razones como explicaciones causales. Innovadora porque, de un lado, a pesar de insistir en la
importancia de las racionalizaciones en la explicación de la acción, no adopta la perspectiva de la primera tradición, pues
insiste en que si no se considera la razón como causa, no se habrá aportado realmente la explicación de la acción. Y, de otro
lado, a pesar de insistir en el carácter causal de las razones, no se inscribe tampoco en la postura de la tradición naturalista,
pues considera que no puede haber leyes psicofísicas o psicológicas estrictas. El punto de partida de Davidson (1963/1995)
es la crítica que hace a ciertas concepciones de la explicación por razones de la acción (en particular a una teoría
contextualista como la de Melden) en las que no se esclarecía la naturaleza de la relación entre las razones y la acción; pues
—señalaba— uno puede tener razones para hacer algo y hacerlo, pero no por esas razones. Al no contar con una explicación
satisfactoria del tipo de relación o conexión que hay entre una acción y las razones que la explicarían, el tipo de explicación
anticausalista, como el de Melden, hace que tal conexión resulte "misteriosa". Es por esta razón que Davidson plantea que
las racionalizaciones o explicaciones por razones deben ser consideradas como explicaciones causales y que las razones
son causas.
4.5.3 CONFORME AL CONDUCTISMO
El conductismo surgió como una alternativa a la psicología experimental centrada en el análisis de la conciencia y en su lugar
propuso a la conducta en sí misma, en tanto actividad, como el objeto de estudio psicológico (cf. Watson, 1913a). La actividad
de interés sería la que se establece en función de eventos durante la ontogenia animal, de modo que así se establecía una
distinción clara con la actividad que le interesaba al fisiólogo. La posibilidad de encontrar orden en estas relaciones funcionales
se expresó como la búsqueda de la predicción y el control del comportamiento: "En un sistema psicológico completamente
elaborado, dada la respuesta pueden predecirse los estímulos; dados los estímulos puede predecirse la respuesta"
El rango de fenómenos que se incluían en este proyecto era vasto aunque muchos estaban en el límite de las preguntas
fisiológicas y por tanto, no era de extrañar que el modelo adoptado fuera tácitamente el de éstas (Kantor, 1969). La puesta
en marcha del proyecto y su consolidación consistió en sistematizar y desarrollar esas líneas de trabajo, lo cual implicó dos
cosas: por un lado, la confirmación de que era un proyecto plausible y prometedor, pero por otro, el surgimiento de críticas y
reservas sobre su alcance en la explicación del comportamiento humano que parecía no adecuarse al tipo de fenómenos más
representativos de su interés.
En cualquier caso, la producción teórica y experimental sobre la conducta humana compleja en la tradición conductista no ha
sido ingente .Las principales aportaciones no prosperaron en sentido estricto, aunque de una u otra forma los desarrollos
posteriores las implicaron, como es el caso del trabajo experimental de Hull sobre formación de conceptos. Respecto a los
escasos desarrollos conceptuales, el trabajo de Watson ilustra un caso en el que la historia desdibujó el detalle de las
reflexiones y hoy en día se presentan con una simplificación irrisoria. Por ejemplo, es común que se presente la concepción
watsoniana del pensamiento simplemente como actividad laríngea (v.gr. Powell, Symbaluk & Honey, 2009), cuando una
revisión cuidadosa de su obra indica que llegó a plantear la conducta compleja como una organización del comportamiento
basado en tres tipos de respuestas (kinestésicas, viscerales y verbales-que no vocales), con dominancia de estas últimas,
según una relación de sustitución de estímulos y respuestas.
El proyecto conductista era variopinto: el watsoniano, sin dudas, fue el más promocionado y es el de mayor repercusión
histórica, pero por la época surgieron otros de mayor o menor envergadura, como el de Holt (1915a; 1915b), el de Weiss
(1925) y el de Kantor (1924). Todos estos estaban de acuerdo en que el foco de análisis sería la conducta, ampliamente
concebida, pero rechazaron el modelo fisiologicista que se leía en Watson, en el que la conducta podía equiparse finalmente
a respuestas más o menos complejas, linealmente causadas. En consecuencia, propusieron modelos molares de la conducta,
enfatizando que ésta era fundamentalmente una relación u organización de relaciones e incluían recursos conceptuales
adicionales para cubrir mejor varios aspectos de la conducta humana (v.gr. las respuestas biosociales de Weiss, las funciones
estimulativas institucionales de Kantor, y la conducta moral de Holt, por citar algunos).
El desarrollo del conductismo privilegió algunos enfoques más que otros, que descendían directa o indirectamente de los
anteriores pero finalmente fue el sistema de Skinner (1938) el que llegó a ser dominante desde la década de los cuarenta. En
adelante, para muchas generaciones ser conductista significó ser skinneriano, y cualquier intento de abordaje psicológico
desde esa filosofía significaba enmarcar los problemas desde las categorías de las contingencias de reforzamiento y castigo.
Pero el conductismo como filosofía ampara a muchas modalidades científicas, y por tanto, es legítimo pensar un proyecto
conductista para estudiar la conducta humana compleja desde categorías no-skinnerianas, si es que éstas llegan a valorarse
como no suficientes o adecuadas.
El AC es la disciplina impulsada por B.F. Skinner y que aún vincula la mayoría de los esfuerzos de la comunidad conductista.
Dado que Skinner presentó en su obra el vocablo pensamiento, seremos fieles entonces a su uso, aunque como se verá, no
en todos se coincida con lo que se acotó como conducta humana compleja previamente.
Skinner insistió en que el pensamiento es conducta sin importar su carácter verbal o no verbal, encubierto o no encubierto,
considerando que esta última distinción sería accesoria. No obstante, el autor afirmó en otro lugar y posteriormente ( que el
pensamiento correspondía al caso de solución encubierta de problemas: "El caso encubierto, al cual se le puede aplicar mejor
el término "pensamiento", no goza de especiales ventajas como no sean la rapidez y la confidencia" Además, aunque haya
afirmado que podría ser verbal o no verbal, terminó afirmando que la conducta de pensar sería un tipo de respuesta que
tactaría las contingencias complejas y al hacerlo, ubicó al pensar como conducta verbal.
El principal aporte skinneriano a este asunto es el concepto de conducta gobernada por reglas Según el autor, esta conducta
está controlada por estímulos antecedentes de carácter verbal y no por sus consecuencias, los cuales señalan la ocasión
para el reforzamiento, por lo que funcionan como estímulos discriminativos verbales; a éstos Skinner los denominó reglas. El
autor afirmó que tales reglas son construidas como resultado de una exposición variada a situaciones donde se presenta una
regularidad, de forma que el individuo construye la regla que a su vez afecta su conducta subsiguiente.
Tal como Skinner propone la construcción, se trata de un proceso de control de estímulos con el elemento adicional de requerir
respuestas verbales. Esto se articula con la propuesta esbozada en 1957 de definir el pensamiento como tacto complejo,
pues el tactar complejo estaría definido como la respuesta verbal ante propiedades complejas del mundo; es decir, ante las
situaciones variadas que presentan una regularidad, lo que se relaciona entonces con la construcción de la regla. Tal
respuesta se trataría de una operante pero sus variables de control son diferentes de la consecuencia; en específico, es el
estímulo antecedente el que resulta crítico para su control aunque tal respuesta se haya adquirido por sus consecuencias,
que a su vez podrían ser demoradas. De este modo, entonces, este tipo de conducta gobernada por reglas se diferenciaría
de la moldeada por contingencias por la fuente de control, aunque tal distinción implicaría modificar la definición original de
operante
La distinción entre ambos tipos de conductas es problemática, pues el autor reconoce que en últimas todo comportamiento
está determinado por consecuencias Skinner Además no distingue funcionalmente el seguimiento de una indicación no
construida por el individuo, de aquel seguimiento de una indicación sí construida; ni elabora lo que significa construir o formular
una regla, más allá de afirmar que es un procedimiento discriminativo ante contingencias "complejas u oscuras" Tampoco es
claro si finalmente el pensamiento es el tactar complejo, asociado con la formulación de reglas, el seguimiento de reglas o
ambos.
Respecto a la conducta humana implicada en la solución de problemas asociada con lo que se llama razonar, Skinner
(1974/1977) afirmó: "razonar sobre un problema supone examinar las contingencias problemáticas más que alterarlas
meramente mediante procedimientos ya establecidos de solución de problemas" , pero no aclaró qué es examinar,
conductualmente. Así mismo, hizo referencia al logro intelectual de Newton, quien reconocía y conjeturaba sobre problemas
novedosos que no siempre terminaba por probar. Skinner argumenta, que tal logro no está producido por una formulación
matemática o lógica sino que aquél precede a ésta. El autor afirma: "la etapa intuitiva inicial que corresponde al conductista,
es mucho más refractaria. No hay nada que hacer con esto realmente; es un campo muy difícil. Sin embargo, reconocer su
naturaleza es ya un primer paso" . Y en el resumen de su libro afirma: "Nadie puede dar una explicación adecuada de gran
parte del pensamiento humano. Después de todo, tal vez éste sea el tema más complejo que jamás se haya sometido a
análisis"
4.6 LA PSICOPATOLOGÍA CRIMINAL.
Es útil hacer un recuento de las principales dificultades identificadas en el estudio conductista operante de la conducta humana
compleja, como criterio de lo que requiere superarse:. El esquema de ED-R-C, característico de la tradición operante lleva a
suponer que la conducta es una respuesta, que mantiene una relación de contingencia entre un estímulo discriminativo y una
consecuencia. Esto ha llevado a problemas irresolubles basados en el supuesto de que el "pensamiento" es una respuesta
"privada", discreta y repetitiva (v.gr. Anderson, Hawkins, Freeman & Scotti, 2000); que deben especificarse sus fuentes
contiguas de control aunque no sean aparentes, etc. Tal esquema induce necesariamente a preguntas sobre el origen,
mantenimiento y cambio de las respuestas, pues se trata de identificar si aumenta o disminuye su tasa de ocurrencia en
función de la consecuencia (ver, por ejemplo, el monográfico del The Behaviorist Analyst Today de diciembre de 2011, en el
que se pretendía hacer un número especial sobre pensamiento y conducta. Sin embargo, todos los artículos están orientados
al desarrollo de tecnología para promover que las personas hagan más algo). El asunto es si eso es lo más relevante para
estudiar sobre la conducta humana compleja, o si es necesario preguntarse además otras cosas. Las relaciones de
condicionamiento son relaciones establecidas por la consistencia asociativa espacio- temporal, tipo señal, entre eventos de
estímulo y/o de respuesta. Aunque la conducta humana compleja puede contener en su organización relaciones de este tipo,
históricamente ha sido difícil caracterizarla sólo como eso, pues las relaciones simbólicas humanas no se basan en la
contigüidad espacio-temporal ni en la repetición sino en la convención.. La arbitrariedad de los estímulos es una característica
de los estímulos verbales que potencia sus funciones psicológicas. Sin embargo, cuando aquélla se integra con relaciones
asociativas, sólo se expresa en términos de la flexibilidad y emergencia de nuevas relaciones basadas en las asociaciones
directas pero no como soporte de relaciones simbólicas y convencionales. Así, se ha confundido arbitrariedad y emergencia
con complejidad cualitativa.. Cuando se ha procurado abordar las relaciones simbólicas y convencionales con el modelo de
condicionamiento directo o extendido, se han forzado sus categorías pues éstas fueron establecidas para describir fenómenos
basados en la consistencia espacio-temporal y en propiedades físicas de los objetos, que no requieren un modo convencional
de responder.
Una alternativa conductual para el estudio de la conducta humana compleja, tendría que superar estas dificultades. Se
considera que la conducta tendría que concebirse radicalmente como relación; con un objetivo científico que supere la
pregunta por el origen, mantenimiento y cambio; que integre de forma no trivial la dependencia social de tal relación en el
caso humano; que plantee un criterio cualitativo de complejidad y no sólo cuantitativo; y que ofrezca categorías sensibles a
estos fenómenos que no signifique violentar las que fueron creadas para otros propósitos.
El estudio de la conducta humana compleja necesita una concepción molar de conducta (Littman, 1950; Kitchener, 1977).
Esto significa que se concibe a la conducta como una organización funcional y no como actividad o respuestas solamente.
No hace referencia al sentido de extensión temporal con el que se ha asociado en la discusión sobre conducta de elección,
sino que la conducta en sí misma es una estructura de contingencias de función (condicionalidades entre propiedades de
eventos de estímulo y/o respuesta), que tiene propiedades cualitativamente distintas a las que tienen sus componentes. Este
criterio deja de lado pseudoproblemas sobre lo privado y lo público, lo externo y lo interno, etc., pues la corporalidad y sus
límites no son criterios útiles para caracterizar tal estructura de relaciones
La discusión entre las concepciones molares y moleculares ha sido permanentes en psicología (Boring, 1950/1990) y quizás
una de las más importantes, pues apunta directamente a la unidad de estudio pertinente. La versión clásica la ofrecieron
precisamente los asociacionistas, como molecularistas, y los gestaltistas como molaristas, aunque el debate estuvo centrado
en la conciencia como objeto de análisis. La idea central de los molaristas era que los fenómenos de interés psicológico
constituían organizaciones, pues éstas contenían propiedades emergentes que no se encontraban en sus componentes
aislados ni en la composición aditiva de éstos. En la historia del conductismo el debate se consolidó a partir del trabajo de
Tolman (1932), como molarista, y con Hull como molecularista. Pero en el terreno del "pensamiento", dado que no ha sido
un área representativa, la discusión no se ha dado.
En Vygotsky se encuentra una propuesta molar para el estudio del pensamiento, desarrollada en una forma que no contradice
en lo fundamental los supuestos conductistas. Él lo plantea como un análisis estructural en el que se explican las relaciones
que existen entre elementos de estímulo y respuesta, y que configuran un tipo de actividad con una cualidad distintiva. A esta
cualidad de la estructura total le confiere especial énfasis: "…tiene sus propiedades específicas y es prioritario determinar las
propiedades y funciones de las partes que la constituyen" (p.83). Lo que define a una estructura funcional en contraste con
otra, es la forma en la que se relacionan sus partes lo cual es un asunto de cualidad y no de cantidad. Por eso, los "procesos
superiores" son de un tipo distinto de los "procesos inferiores" y éstos no alcanzarán el estatus de superiores por un criterio
de cantidad: la mayor extensión o derivación de relaciones asociativas sólo apunta a una complejidad cuantitativa pero no
cualitativa. Los procesos inferiores, sin embargo hacen parte de los superiores, pero sometidos a una nueva modalidad de
organización que los altera, según el autor.
La cualidad distintiva de los procesos superiores según Vygotsky (1931/1997) es que las relaciones entre los eventos se
estructuran a partir de la mediación de la actividad del individuo, introduciendo nuevos estímulos que determinarán la forma
que adoptará el comportamiento. En este sentido, la actividad mediadora se concibe como significación, es decir, introducción
y uso de signos, en lugar de la señalización como relación asociativa entre un estímulo y otro. En sus términos: "en la
estructura de orden superior, el signo y sus métodos de uso son funcionales, determinando al todo o centrando el proceso
completo" (p.84). Inicialmente el signo es medio de socialización y posteriormente se convierte en un medio de la conducta
individual. El lenguaje escrito facilita el desarrollo de sistemas de signos, que devienen símbolos, cuyo efecto último se registra
en el modo en que define los cursos de acción individual. Esto último coincide con la conducta humana compleja
Ribes y López (1985), Roca (2001), inspirados en la psicología interconductual de Kantor (1924; 1959/1978), ofrecen también
una aproximación molar a la conducta humana compleja, en particular, y a la conducta en general, planteando como objeto
de análisis estructuras funcionales desarrolladas en la ontogenia. El objetivo científico que se persigue es la caracterización
de la estructura funcional, sus componentes y parámetros relevantes. No excluye la pregunta por las condiciones favorables
al desarrollo de tales componentes sino que resalta el estudio de su dinámica, sus relaciones paramétricas, transiciones, etc.
La predicción y el control se conciben como objetivos de una tecnología pero no de una ciencia del comportamiento (Ribes,
2010). De este modo, el análisis de la conducta humana compleja no se ve forzado a la pregunta por el origen, mantenimiento
y cambio de la actividad, ni adoptar las categorías diseñadas para describir esto sino que se permite la pregunta por relaciones
paramétricas entre los componentes y modalidades de la estructura funcional de interés.
En particular, desde la obra de Ribes y López (1985; ver también, Ribes, 1997), se plantea que lo que se estudia es una
estructura de contingencias de función, es decir, condicionalidades entre propiedades de eventos de estímulo y/o respuesta,
que resultan de contingencias de ocurrencia o condicionalidades espaciotemporales entre instancias de eventos de estímulo
y/o respuesta (es decir, si se presenta consistentemente A antes que B, entonces las funciones de B llegarán a condicionar
las funciones de A). Sin embargo, el concepto de contingencia no significa contigüidad sino condicionalidad (Ribes, 1997), de
modo que la contigüidad es sólo una dimensión espacio-temporal en la que se puede establecer una contingencia.
La cualificación del tipo de relaciones que podemos caracterizar como conducta humana compleja, coincide en lo esencial
con Vygotsky (1931/1997) pero requiere precisiones adicionales. Su estudio requiere una interpretación fuerte de su
dependencia de un ambiente social y sus propiedades, lo cual introduce el asunto de la convencionalidad como una dimensión
necesaria para el análisis. Esta cualidad del ambiente humano, sugerida por Skinner (1986) pero no incorporada de forma
trascendente en su análisis, define diferencias en cualidad en la conducta humana respecto a la no humana, y entre tipos de
conducta humana. El trabajo de Weiss (1925), Kantor (1924; 1982) y Mead (1934) son ejemplos de una implicación fuerte del
ambiente social en la conducta humana. Esto no implica desconocer que la conducta humana comparte procesos con la
conducta no humana (cf. Pérez-Almonacid y Peña, 2011), pero, como señala Vygotsky (1931/1997), ésos son procesos
necesarios que componen los de orden superior.
La complejidad conductual la podemos caracterizar de acuerdo con tres ejes: a) la dependencia de la actividad individual en
el establecimiento de la organización funcional, aspecto que Ribes y López, 1985, tratan como mediación; b) la naturaleza de
las propiedades funcionales, o funciones de estímulo, a las que se responde, y que se tipifican en Ribes y López, 1985, como
fisicoquímicas, organísmicas y convencionales; y c) la dependencia de la respuesta respecto a propiedades físicas de los
objetos de estímulo, aspecto que Ribes y López, 1985, trata como desligamiento funcional. Esto ofrece un continuo de
complejidad que no podemos agotar en este escrito, pero que va desde la conducta (o estructura funcional) que se establece
por correlación entre eventos de estímulo independientes de la actividad animal, y en donde las funciones de estímulo
relevantes son respecto a propiedades físicas del objeto, como su ubicación temporal y espacial, su carácter apetitivo o no,
etc., hasta la conducta que se establece sólo si un individuo establece una condicionalidad entre eventos basada
exclusivamente en funciones de estímulo convencionales. Esto implica que la complejidad es un asunto relativo y por tanto,
una conducta podrá ser más o menos compleja que otra según tales ejes.
Establecer una organización contingencial convencional significa que con su actividad, una persona vincula condicionalmente
dos eventos según propiedades asignadas por acuerdo, dando lugar a que se establezca una contingencia de ocurrencia que
de otro modo no se habría establecido. Es decir, ahora B ocurre después de A debido a que hay una función convencional de
A que es pertinente a una función convencional de B, y no por una correlación espacio-temporal arbitraria, o establecida por
meras funciones de tipo perceptual (físicas).
Al principio las contingencias de ocurrencia son la condición para la emergencia de contingencias de función, y la arbitrariedad
morfológica de los eventos participantes pueden hacer más o menos flexible la red de relaciones implicadas por la
contingencia de ocurrencia, dando lugar a contingencias de función derivadas. Por ejemplo, la presentación consistente de
A1B1 y de A1C1, permite la emergencia de la contingencia de función C1A1 (esto es lo que se ha trabajado en la tradición
de equivalencia de estímulos).
O bien, una contingencia de función dada, pero no mediada por la actividad de la persona, puede ser condición para la
derivación de otras contingencias de función. Por ejemplo, si se presenta que A1 es opuesto a B1 y que A1 es idéntico a C1,
entonces se completa una contingencia de función cuando se responde que B1 y C1 son opuestos (esto es lo que se ha
trabajado en la tradición de marcos relacionales). Más allá de que la persona nomine o no durante la prueba de derivación de
esta contingencia de función (cf. Horne y Lowe, 1996, y la evidencia que refuta la necesidad de nombrar los estímulos en
estas tareas, cf. Dickins & Dickins, 2001), lo que se resalta es que en ambos casos no es una contingencia de función mediada
o establecida por la actividad de la persona sino por la presentación sistemática inicial de la condicionalidad. La respuesta de
la persona consiste sólo en ser diferencial a las contingencias posibles por medio de la selección del estímulo que cumple la
contingencia, y probablemente a veces responder verbalmente puede soportar que se complete.
El establecimiento de una organización contingencial convencional se da cuando la exposición a una condicionalidad de
ocurrencia o función, como relación repetida, no es condición suficiente para la derivación de una contingencia de función y
sí es necesaria la actividad de la persona de vinculación de eventos respecto a funciones acordadas. Por ejemplo, aunque
seguramente son derivables relaciones convencionales entre el símbolo "E" y otros símbolos y eventos, así como entre los
símbolos "m" y c2" a partir de una asociación repetida entre algunos de ellos, no fue suficiente eso para que pudiera formularse
la expresión E=mc2. Fue necesario que Einstein hiciera explícita por escrito la red de dependencias convencionales derivables
(ya no sólo arbitrarias), tropezara en el proceso con relaciones plausibles pero incoherentes, con otras no obvias, e incluso,
que tuviera que añadir algo para establecer una relación donde no la había. Y al final, en lugar de repetir la red completa,
formuló una expresión simbólica, es decir una que condensa las funciones de múltiples eventos en un objeto de estímulo con
morfología arbitraria. Esto no excluye que las relaciones asociativas estén en la base del proceso y que al final se pueda
responder a E=mc2 asociativamente (cf. White, 1940), pero la organización resultante tuvo lugar gracias a una persona
relacionando eventos basados en funciones convencionales acotadas sistémicamente. Además, esto llevó a que se
reorganizaran sistemas de contingencias de las situaciones de conducta de Einstein y de otras personas, en función de
aquellas funciones convencionales establecidas. A este resultado lo denominan Ribes y López (1985) sustitución de
contingencias, y representa para los autores un logro conductual exclusivamente humano.
Esta concepción tiene por lo menos tres implicaciones que requieren resaltarse: a) la naturaleza operatoria de la conducta
humana compleja y no sólo de reactividad diferencial a relaciones implicadas a partir de una asociación directa; b) la relación
con el símbolo, la abstracción, las categorías y conceptos; y c) la relación con la discusión sobre procesos básicos propia del
conductismo.
Respecto a lo primero, Kantor (1940; 1950) ofrece un punto de vista enfático: la conducta intelectual consiste en operaciones
específicas llevadas a cabo por personas con objetos, en circunstancias definidas. La característica más general de este tipo
de conducta según el autor es la construcción de sistemas de acciones, objetos o eventos, naturales o abstractos, como
sistemas categoriales, lo cual es coincidente con la concepción de otros teóricos clásicos del intelecto.
4.6.1 LAS ENFERMEDADES MENTALES

es una alteración de tipo emocional, cognitivo y/o comportamiento, en que quedan afectados procesos psicológicos básicos
como son la emoción, la motivación, la cognición, la conciencia, la conducta, la percepción, la sensación, el aprendizaje, el
lenguaje, etc. Lo que dificulta a la persona su adaptación al entorno cultural y social en que vive y crea alguna forma de
malestar subjetivo. No es fácil establecer una causa-efecto en la aparición de la enfermedad mental sino que son múltiples y
en ella confluyen factores biológicos (alteraciones bioquímicas, metabólicas, etc.), factores psicológicos (vivencias del sujeto,
aprendizaje, etc.) y factores sociales (cultura, ámbito social y familiar, etc.) que pueden influir en su aparición.
abarcan una amplia variedad de trastornos, cada uno de ellos con características distintas. En líneas generales, se manifiestan
como alteraciones en los procesos del razonamiento, el comportamiento, la facultad de reconocer la realidad, las emociones
o la relación con los demás, consideradas como anormales con respecto al grupo social de referencia del cual proviene el
individuo. No tienen una única causa, sino que son el resultado de una compleja interacción entre factores biológicos, sociales
y psicológicos, y con frecuencia es posible identificar y tratar una causa orgánica subyacente.
Las evaluaciones del paciente son realizadas por profesionales de la salud mental, como psiquiatras y psicólogos, utilizando
diversos métodos, como las pruebas psicométricas, pero a menudo dependen de la observación y la entrevista personal. Los
tratamientos principales son la psicoterapia y los psicofármacos. Otros tratamientos incluyen cambios en el estilo de vida,
intervenciones sociales y autoayuda.
Destaca especialmente el campo naciente de la "psiquiatría nutricional", que es muy prometedor para abordar y prevenir los
trastornos mentales. Nuevas evidencias científicas confirman que la calidad de la alimentación está relacionada con el riesgo
de desarrollar trastornos mentales, en todas las edades y países. Asimismo, se ha demostrado que tanto el estrés como los
problemas psicológicos o psiquiátricos provocan malos hábitos alimenticios y esta mala nutrición causa diversos trastornos
de salud y empeora la salud mental, en una especie de círculo vicioso.
Los trastornos mentales más comunes incluyen la depresión (que afecta a unos 300 millones de personas en el mundo),
el trastorno bipolar (unos 60 millones), la demencia (unos 50 millones), la esquizofrenia y otras psicosis (unos 23 millones) y
los trastornos del desarrollo, incluido el autismo.15 El estigma y la discriminación pueden aumentar el sufrimiento y la
discapacidad asociados con los trastornos mentales, por lo que varios movimientos sociales intentan aumentar la comprensión
para evitar la exclusión social.
4.6.2 LA PSICOSIS.
La psicosis es un término genérico utilizado en psicoanálisis y psiquiatría para referirse a un estado mental descrito como
una escisión o pérdida de contacto con la realidad. A las personas que lo padecen se las denomina psicóticas. El término
«psicótico» es a menudo confundido por el término psicópata, un trastorno de la personalidad sin relación alguna a la psicosis.
Las personas que experimentan psicosis pueden presentar alucinaciones o delirios y pueden exhibir cambios en su
personalidad y pensamiento desorganizado. Estos síntomas pueden ser acompañados por un comportamiento inusual o
extraño, así como por dificultad para interactuar socialmente e incapacidad para llevar a cabo actividades de la vida diaria.
Una amplia variedad de elementos del sistema nervioso, tanto orgánicos como funcionales, pueden causar una reacción
psicótica. Esto ha llevado a la creencia de que la psicosis es como la «fiebre» de las enfermedades mentales, un indicador
serio pero no específico. Sin embargo, muchas personas tienen experiencias inusuales y de distorsión de la realidad en algún
momento de sus vidas, sin volverse discapacitadas o ni siquiera angustiadas por estas experiencias. Como resultado, cierta
corriente de investigadores argumenta que la psicosis no está fundamentalmente separada de una conciencia normal, sino
más bien es un continuum con conciencia normal. Desde esta perspectiva, las personas que son diagnosticadas clínicamente
como psicóticas pueden estar teniendo simplemente experiencias particularmente intensas o angustiantes
(véase esquizotipia).
4.6.3 TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD

Un trastorno de la personalidad es un patrón permanente e inflexible de experiencia interna y de comportamiento que se


aparta acusadamente de las expectativas de la cultura del sujeto, tiene su inicio en la adolescencia o principio de la edad
adulta, es estable a lo largo del tiempo y comporta malestar o perjuicios para el sujeto.

Los trastornos de la personalidad están reunidos en tres grupos que se basan en las similitudes de sus características. El
grupo A incluye los trastornos paranoide, esquizoide y esquizotípico de la personalidad. Los sujetos con estos trastornos
suelen parecer raros o excéntricos. El grupo B incluye los trastornos antisocial, límite, histriónico y narcisista de la
personalidad. Los sujetos con estos trastornos suelen parecer dramáticos, emotivos o inestables. El grupo C incluye los
trastornos por evitación, por dependencia y obsesivo-compulsivo de la personalidad. Los sujetos con estos trastornos suelen
parecer ansiosos o temerosos. Es frecuente que los individuos presenten al mismo tiempo varios trastornos de la personalidad
pertenecientes a grupos distintos.

Características diagnósticas. Los rasgos de personalidad son patrones persistentes de formas de percibir, relacionarse y
pensar sobre el entorno y sobre uno mismo que se ponen de manifiesto en una amplia gama de contextos sociales y
personales. Los rasgos de personalidad sólo constituyen trastornos de la personalidad cuando son inflexibles y desadaptativos
y cuando causan un deterioro funcional significativo o un malestar subjetivo. La característica principal de un trastorno de la
personalidad es un patrón permanente de experiencia interna y de comportamiento que se aparta acusadamente de las
expectativas de la cultura del sujeto y que se manifiesta en al menos dos de las siguientes áreas: cognoscitiva, afectiva, de
la actividad interpersonal o del control de los impulsos. Este patrón persistente es inflexible y se extiende a una amplia gama
de situaciones personales y sociales y provoca malestar clínicamente significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas
importantes de la actividad del individuo. El patrón es estable y de larga duración y se puede descubrir que su inicio se remonta
al menos a la adolescencia o al principio de la edad adulta. El patrón no es atribuible a una manifestación o una consecuencia
de otro trastorno mental y no es debido a los efectos fisiológicos directos de una sustancia (por ejemplo: una droga, una
medicación o la exposición a un tóxico) ni a una enfermedad médica (por ejemplo, traumatismo craneal). Los ítems en cada
grupo de criterios para cada uno de los trastornos de la personalidad específicos son enumerados en orden de importancia
diagnóstica decreciente según los datos relevantes sobre eficiencia diagnóstica (cuando existen).

Síntomas dependientes de la cultura, la edad y el sexo. La valoración de la personalidad debe tener en cuenta los
antecedentes étnicos, culturales y sociales del sujeto. Los trastornos de la personalidad no se deben confundir con problemas
asociados a la adaptación a una cultura diferente que se da tras la inmigración o con la expresión de hábitos, costumbres o
valores religiosos o políticos propios de la cultura de origen del sujeto. En especial si se evalúa a alguien de una cultura
diferente, resulta útil para el clínico obtener información de gente que conozca el entorno cultural del sujeto.

Las características de un trastorno de la personalidad suelen hacerse reconocibles durante la adolescencia o al principio de
la edad adulta. Por definición, un trastorno de la personalidad es un patrón persistente de formas de pensar, sentir y
comportarse que es relativamente estable a lo largo del tiempo. Algunos tipos de trastornos de la personalidad (especialmente
el trastorno antisocial y el de límite de la personalidad) tienden a atenuarse o a remitir con la edad, lo que no parece ser el
caso en algunos otros tipos (por ejemplo, el trastorno obsesivo-compulsivo y el esquizotípico de la personalidad).
UNIDAD V LA PERSDONALIDAD DEL DELIMCUEMTE

5.1 LA PERSONALIDAD DEL DELINCUENTE.

En el libro de Hilda Marchiori vemos los tipos de criminales y analiza la criminalidad desde el punto clínico empecemos con
definir delito; es la acción u omisión que sanciona la ley penal, y desde el punto de vista clínico el delito, es la conducta de un
hombre que realiza en un tiempo determinado de su vida y en circunstancias especiales debido a algún problema o desorden
mental pero también cabe mencionar que hay sujetos que comenten delitos, por estar bajo presión o estrés, por estar bajo
los efectos de alguna sustancia toxica, o por depresión y están en institutos penitenciarios clínicos para recibir el tratamiento
adecuado.
No todos los individuos presentan trastornos de conductas o comportamientos desadaptados en ocasiones son individuos
que tienen una vida “normal” pero llega a su vida un detonante y en ocasiones llega en el momento menos indicado por que
está en un episodio malo su vida y es cuando explotan en ocasiones con conocidos y otras con personas que nunca habían
visto.
Pero no solo buscan sacar su frustración mediante la violencia o agresión este es un proceso de autoagresión por ejemplo el
drogadicto conoce el efecto que causa las drogas en su cuerpo y aun así lo consume.

La conducta agresiva está motivada por múltiples factores situacionales y conflictos internos, la conducta agresiva como lo
aviamos mencionado representa un comportamiento autodestructivo para el individuo y no solo para el sino también para la
sociedad (familia, compañeros, vecinos etc.)

En el primer capítulo hablamos de la personalidad de psicópata y la criminalidad


Un psicópata es un individuo que ágil y se mueve más rápidamente que los demás tiene características psicológicas
particulares algunas de sus características son;
 inmadurez de la personalidad
 funciones intelectuales dentro de niveles normales
 incapacidad para adaptarse al medio social
 poco o ningún sentimiento de culpa
 no tiene sentimientos de afectos profundos o duraderos
 conducta anormal desde la niñez
 mitomanía y mundo fantástico

Estas son solo una de las características que presenta una persona que presenta una psicopatía también su lenguaje es el
de la acción por lo tanto sus conductas son imprescindibles, siente una gran excitación por las aventuras es por ello que busca
constante mente nuevas aventuras o desafíos de ahí su inestabilidad.

El psicópata es un sujeto celoso, autodestructivo, es sádico e irónico en la formulación de ideas y a la hora de entablar una
conversación deja la duda siempre con la persona que habla es sumamente agresivo con las personas que lo rodean como
su núcleo familiar, pero en el fondo busca el afecto de la madre.

El psicópata responde con la agresión verbal y física hacia los demás por la angustia que tiene de quedarse solo le atemoriza
el ser aislado afectivamente viene a mi memoria que el señor Freud mencionaba que el delito es cometido ante todo por ser
prohibido pero los individuos que comenten delitos no tienen miedo al castigo. El castigo significa para un psicópata una
ventaja moral, porque con la pena expía sus deseos inconscientes y así puede calmar su sentimiento de culpabilidad. Cuando
un psicópata comete algún daño físico no lo hace con el fin de lastimar a la gente, sino que solo busca satisfacer sus
necesidades, porque para él solo importa lo que él quiere y solo son importantes sus fines que busca al realizar estos actos,
solo utiliza
a las personas, en algunos de los datos revelan frecuentemente a padres que no trataron adecuadamente a sus hijos, castigos
y distanciamientos en su relación afectiva.
Observando el historial clínico nos damos cuenta que el psicópata no tuvo la oportunidad para adquirir valores y normas y por
ello no pudo crear un carácter recto o adecuado ante la sociedad y esto lo conduce a la conducta agresiva.
La mayoría de los individuos que se tatúan es una tendencia narcisista se puede vincular con la búsqueda de castigo es decir
sentirse marcado, o sentir dolor, muchos individuos se tatúan ellos mismos porque existe la necesidad de auto castigo o por
qué no puede aceptar que otro lo marque.
El tatuaje expresa la búsqueda una reacción permanente con los objetos que poseen a su vez buscan la expresión del temor
a la perdida y al robo de las personas queridas
El sujeto busca restaurar sus sentimientos el delito que más comete un psicópata y roban por necesidad sino solo por sentir
la posesión de una propiedad ajena, en esta acción busca un deseo disimulado de seguridad la falta de afecto, estos son
algunos factores que impulsan a un psicópata a interesarse por los bienes ajenos.
El psicópata disminuye el rechazo social buscando más el poder, el cual le hace sentir que él puede decidir lo que es malo y
lo que bueno, el psicópata no elige a su víctima ya que solo le interesa el objeto mas no la persona el psicópata se siente con
seguridad cuando posee un arma porque piensa que todos piensan como el que actúan con agresión. Su comportamiento en
una institución carcelaria muestra que no tiene angustias ya que se expresa con conductas rebeldes e inestables ay diferentes
tipos de psicópatas ladrones por ejemplo el psicópata ladrón ocasional el presenta valores distorsionados cuando ingresa al
centro penitenciario, otro ejemplo es psicópata ladrón habitual este presenta valores y normas de su vida asociales el delito
ya lo ven como parte de su vida ya sea porque el lugar donde se desarrollaron era en zonas marginadas carente de valores.

La conducta sexual agresiva se caracteriza por ser sumamente repentina, impulsiva, sin control y muchas veces con un
marcado sadismo
Hay muchos tipos de delitos sexuales y comparto su opinión con el SR Wolbarst que los delitos sexuales más grabes son el
incesto y maltrato sexual hacia niños la relación sexual con un cadáver, prostitución y el exhibicionismo esos actos son
motivados por una personalidad patológica y es por eso que vamos a tocar cada uno de ellos
Violación; es la reacción sexual impuesta y consumada con violencia en la cual la víctima es forzada a realizarla la violación
clásica conducta agresiva, la violación sádica la satisfacción del violador se encuentra en la agresión sádica sobre el cuerpo
de la víctima en ocasiones el placer llega hasta los extremos al punto de llegar a matar a la mujer los violadores buscan a
personas que sean más débiles que ellos para poder someterlas y poder superar sus sentimientos de inferioridad.

Los tipos de violadores son los siguientes:


 Los que violan por una explosión de impulsos sexuales incontrolables.
 Los violadores sádicos la actividad sexual masculina es agresiva.
 El criminal agresivo que sin llegar a ser un verdadero delincuente sexual incurre en violación mientras se dedica al
robo.
 Los que matan a sus víctimas después de a verlas violado por el temor a las consecuencias sexuales. En algunos
casos ay mutilaciones o heridas en especial en el busto o de los genitales.

Es la relación sexual entre parientes consanguíneos los autores no están en contacto frecuentemente la madre a desaparecido
como compañera y la hija ha pasado a ocupar su lugar en la conducta de incesto se suponen dos fenómenos; la deshonestidad
y el propio incesto. En algunas ocasiones el rechazo de las madres hacia las jóvenes influye en que busquen el refugio en un
hombre mayor que en algunas circunstancias es el padre.
En el análisis de los delitos de incesto se observa que la conducta se produce cuando la esposa representa más una relación
de pareja y esto puede acontecer por diversos motivos la esposa no es pareja sexual, por motivos de enfermedad o de edad
o por que la esposa fallese, el individuo se siente incapaz de volver a encontrar una pareja ya sea por su incomunicación y
por temor se queda en el intragrupo familiar en todos los acasos es evidente que la hija sustituye a la esposa.
El delito de incesto está a veces relacionado con el infanticidio, cuando la hija tiene él bebe la pareja lo mata para ocultar la
relación
El incesto madre hijo es raro aun que es más cebero y el incesto hermano hermana tiende a ser disimulado
El mayor número de incestos se comenten en lugares apartados de la civilización o de la familia cercana de la víctima en la
mayoría de los casos el padre es de escolaridad baja, las denuncias la mayoría de las veces es presentada por familiares o
por vecinos que se dan cuenta cuando la víctima ya está embarazada
El incesto en algunas ocasiones se llaga a cometer por que el violador está bajo los efectos del alcohol o alguna otra sustancia
toxica
La impudicia con niños es delito que comente casi exclusivamente los individuos de sexo masculino también es delito típico
de la ancianidad, los hombres solteros o sin hogar sufren de carencias que inducen a buscar objetos sexuales con poca
capacidad de discriminación
Los delincuentes jóvenes quien agreden sexualmente a niños frecuentemente son personas pasivas, inmaduros, inseguros
para mantener contacto sexual con adultos
El exhibicionista es un individuo que obtiene satisfacción exponiendo los genitales, esto va acompañado generalmente de
gestos sugestivos y comúnmente de masturbación muchos exhibicionistas han empezado como consecuencia de ciertos
castigos infligidos que se relacionan con la masturbación, en cuyo contenido estaba la amenaza de castración
Prostitución es el comportamiento sexual antisocial, lo sorprendente de la prostitución es la breve vinculación y el continuo
cambio de la pareja en ocasiones la joven se siente injustamente tratada ha tenido experiencias traumatizantes y ahora se
venga cayendo en la prostitución la venganza va dirigida a las ´personas que han sido injustas con ella y que han abusado
de su autoridad, contra la familia, contra la figura maternal o paternal
La mayoría de las prostitutas son hijas legítimas o que han tenido una mala relación con sus padres, si bien es cierto que
deben tenerse en cuenta la situación económica, los determinantes esenciales son psicológicos ya que la prostitución es una
forma de autodestrucción y su forma de vida sexual es un mecanismo de defensa contra la desintegración del yo
Las características psicopatológicas la historia de los delincuentes sexuales muestran hogares deshechos, falta de
supervisión y carencia de afecto y cuidados
La necesidad y deseos emocionales son en gran medida responsables de la tendencia a cometer delitos en cuanto a la
comunicación tiende a ser infantil, con dificultades para una intercomunicación en el contexto familiar como fuera del, el
leguaje es precario o por lo contrario de un gran detallismo la afectividad una persona que presenta sentimientos de
inferioridad existe una búsqueda de dependencia

la psicosis y la criminalidad
El síndrome psicosis resulta de la suma importancia para la comprensión de la dinámica criminológica ya que existe una
estrecha relación entre las conductas delictivas principalmente el homicidio y los procesos psicóticos
La conducta d agredir de un modo destructivo, físico total como lo es la conducta homicida, solamente la proyecta un individuo
con graves problemas psíquicos podríamos decir que el homicidio es una conducta auténticamente producto de una psicosis
aguda
La esquizofrenia es uno de los trastornos más graves de la personalidad e implica una desorganización en los aspectos
intrapsíquicos de tal profundidad que modifican su reacción con el medio, manifiesta problemas de ideación y de conducta
están caracterizados por ideas delirantes y alucinaciones.
El esquizofrénico tiene trastornos psicopatológicos que invaden todas las aéreas de la personalidad, alteraciones en el
pensamiento caracterizado por disociación e incoherencia se traduce a delirios de grandeza, de celos, místicos, de
persecución, sin lugar a duda los de mayor peligrosidad ya que el individuo siente que se debe defender porque piensa que
todos actúan como él y reaccionan con agresividad.
Psicosis con síndrome orgánico se encuentran trastornos de orden físico a consecuencia de traumas, estados tóxicos
degenerativos, no toleran estar bajo stress y su reacción es violenta que pueden llegar hasta el suicidio hay diferentes tipos
de psicosis como la psicosis alcohólica, psicosis senil, psicosis infecciosa, psicosis debida a traumas físicos, psicosis
maniático depresivo.
Es difícil reconocer a una conducta delictiva psicótica ya que son personas que tienen una vida normal tienen buenos hábitos
ante la sociedad, pero esta persona no tolera la tensión y como respuesta tiene una conducta agresiva reprimida y defensas
lógicas que fallan en determinadas circunstancias pero que implica un gran simbolismo para el individuo.
Por lo general en las instituciones los enfermos mentales son considerados peligrosos y los tratan privación de vistas
alojamiento en sectores de máxima seguridad, impedimento para trabajar precaria atención de servicios asistenciales.

En este capítulo vemos la neurosis y criminalidad la neurosis son reacciones complejas de la personalidad que suelen
describirse como alteraciones o trastornos que se refieren comúnmente a problemas de afectividad un neurótico es incapaz
de dominar su situación de stress por eso se considera que la angustia es la fuente dinámica común de la neurosis.
Tiene ciertos trastornos de carácter leves por ejemplo ideas sobrevaloradas, pero no llegan a formar delirios existen múltiple
clasificación de neurosis aquí nos referimos a; neurosis de angustia, neurosis fóbica, histeria, neurosis obsesivo-compulsiva,
neurosis depresiva, hipocondriaca.
En la conducta delictiva no actúan solos siempre es en grupo y en los neuróticos depresivos, hipocondriaca, neurosis de
angustia son más susceptibles a ser víctimas de los delitos, pero en casos extremos llegan al suicidio
5.2 CLASIFICACIÓN CLÍNICA DE LA PERSONALIDAD DEL DELINCUENTE.

Cesare Lombroso y su clasificación de los criminalesEl nombre de Cesare Lombroso está fuertemente ligado a la historia de
la criminología. Su clasificación de los criminales fue, durante mucho tiempo, la principal herramienta para establecer el perfil
de los delincuentes. De hecho, muchos de sus postulados se debaten todavía en el campo del derecho.
Cesare Lombroso, médico y antropólogo de formación, es considerado el padre de la criminología. Su obra “Tratado
antropológico experimental del hombre delincuente” se asume como la primera compilación sistematizada en esta área. Junto
con Enrico Ferri y Raffaele Garofalo, fue uno de los grandes representantes de la criminología primigenia o criminología
positivista.
El pensamiento de Cesare Lombroso estuvo fuertemente influenciado por las teorías de Darwin. En este sentido, Lombroso
llegó a decir que los criminales eran “el eslabón perdido”, un ser que estaba en un punto intermedio entre el simio y el hombre.
Lo más destacado de la obra de Cesare Lombroso fue su clasificación de los criminales. Los dividió en: criminal nato,
delincuente loco moral, delincuente epiléptico, delincuente loco, delincuente pasional y delincuente ocasional. Veamos cómo
definió cada una de esas categorías.
Delincuente loco
Cesare Lombroso distingue entre los locos delincuentes y los delincuentes locos. Los locos delincuentes son enfermos que
no razonan y no son responsables de sus actos. Los delincuentes locos, en cambio, cometen un delito y luego enloquecen
en la prisión.
Indica que hay tres tipos de delincuentes locos: el alcohólico, el histérico y el mattoide. El primero es el que se embriaga y
comete delitos. El histérico tiene una gran tendencia a mentir y una inclinación natural al erotismo. El mattoide, por su parte,
está en la línea que separa la cordura de la locura. Delinquen por impulso.
Delincuente pasional
El delincuente pasional actúa por impulso y está movido por pasiones nobles. Las pasiones bajas están reservadas
únicamente para los delincuentes comunes. No tiene rasgos físicos particulares que lo identifiquen, salvo que su edad oscila
entre los 20 y los 30 años.
Este tipo de criminales son sumamente afectuosos y sienten una gran conmoción después de cometer el delito. A veces
intentan suicidarse. Los motivos que los llevan a cometer un crimen pueden ser tres: duelo, infanticidio y pasión política.
Delincuente ocasional
Lombroso dice que los delincuentes ocasionales se clasifican en tres grupos: los pseudo-criminales, los criminaloides y los
delincuentes profesionales. Los primeros cometen delitos que pueden ser de tres tipos: involuntarios, sin perversidad
(motivados casi siempre por la necesidad) y en defensa propia.
Los criminaloides son los que cometen delitos movidos o presionados por las circunstancias. En condiciones normales, no los
cometerían, aunque tengan cierta predisposición a ello. Finalmente, los delincuentes profesionales son aquellos que combinan
actividades legales con delitos.
La teoría y la clasificación de criminales de Cesare Lombroso se mantuvo vigente por un tiempo, pero luego fue radicalmente
revaluada. Aparecían serias deficiencias en los diferentes contrastes que se intentaron utilizando el método científico.
También, por momentos, se tornaba peligrosa: incitaba al prejuicio y a veces propugnaba por la “eliminación definitiva” del
criminal.
5.2.1 según la biotipología

ANTECEDENTES. -Según Huáscar Es la ciencia que estudia al ser humano de manera integrada a partir de su tipo
constitucional o biotipo. Toma en cuenta sus características físicas, psíquicas y comportamentales para ir
conociéndole. Se trata del conjunto de rasgos psíquicos que se manifiestan en los modos típicos de actuación
de cada persona.

LA BIOTIPOLOGÍA DE KRETSCHMER. -Es la que ha sido más ampliamente aplicada en Criminología, lo que
se debe a su propio valor, pero también a su simplicidad.

El autor realiza estos estudios, observando a sujetos que padecían esquizofrenia y psicosis maniaco depresiva. Kretschmer
formula una clasificación basándose en las características físicas del sujeto y otra clasificación basándose en la forma
de ser del mismo, conocidas como “Clasificación biotipológica de Kretschmer “.

A) la observación sistemática y prolongada a que se puede someter a los internados, lo que corrientemente no se puede
hacer con las personas sanas, y, b) el hecho de que los anormales no son radicalmente distintos de los normales
sino que presentan una exageración, en más o menos , de cualidades poseídas también por los sanos; es
precisamente esa exageración la que permite observar mejor las repercusiones de cada condición corporal o psíquica en la
personalidad total, al mostrar los caracteres relativamente aislados.

Desde el punto de vista psíquico, distingue el temperamento esquiotímico y el temperamento ciclotímico. Estos
temperamentos pueden darse en normales y anormales. Entre anormales, puede tratarse de caos de anormalidad grave
(psicosis), las desviaciones patológicas se denominan, respectivamente, esquizofrenia y psicosis maniaco-depresiva.

Tipología de Kretschmer según los rasgos físicos

1) Leptosomáticos: Tienen formas delgadas, su rostro suele ser alargado u ovalado, con nariz estrecha y afilada. Extremidades
largas y delgadas. Cabeza pequeña con el cuello delgado y largo.

2) Pícnicos: Los sujetos tienen una estructura física redonda, con extremidades cortas.

3) Atléticos: Estos sujetos son proporcionados con hombros fuertes y anchos y extremidades fuertes. Los rasgos de la cara
serán toscos y la cabeza será ovalada.

4) Displásticos: En este grupo el autor incluye a los sujetos que padezcan alguna anomalía física o los casos que sean mixtos
y no puedan ser clasificados en los otros 3 tipos.

CRIMINALIDAD DE LOS TIPOS KRETSHCMERIANOS. -Son numerosas y altamente instructivas las aplicaciones que la
biotipología de Kretschmer que ha tenido en el terreno biológico.
5.2.3 POR SU ASPECTO PSICOLÓGICO
5.2.4 POR SU RAZA Y CONDICIÓN GENÉTICA

La discriminación por raza consiste en tratar a una persona (empleado o solicitante de empleo) de manera no favorable
por ser de una determinada raza o por características personales asociadas con la raza (como la textura del cabello, el
color de la piel o ciertas facciones). La discriminación por color consiste en tratar a una persona de manera no favorable
por su tez (color de piel).

La discriminación por raza/color también puede hacer referencia a tratar a una persona de manera no favorable por estar
casada (o asociada) con una persona de una raza o color en particular, o por la relación que tiene la persona con una
organización o grupo basado en la raza, o con una organización o grupo que, generalmente, está asociado con personas
de un determinado color.

La discriminación puede ocurrir aun cuando la víctima y la persona que incurra en la discriminación pertenezcan a la
misma raza o tengan el mismo color de piel.

La ley prohíbe la discriminación cuando se trata de cualquier aspecto del empleo, como la contratación, el despido, la
remuneración, las asignaciones laborales, los ascensos, el despido temporal, la capacitación, los beneficios
complementarios y cualquier otro término o condición de empleo.

Es ilegal acosar a una persona por la raza o el color de esa persona.

El acoso puede incluir, por ejemplo, difamaciones raciales, comentarios ofensivos o despectivos sobre la raza o el color
de una persona, o la exhibición de símbolos ofensivos de índole racial. Si bien la ley no prohíbe las bromas simples, los
comentarios displicentes ni los incidentes esporádicos que no son muy graves, el acoso es ilegal en los casos en los que
es tan frecuente o grave que genera un ambiente laboral hostil u ofensivo, o cuando da lugar a una decisión laboral
negativa (p. ej., que la víctima sea despedida o asignada a un puesto inferior).

La persona acosadora puede ser el supervisor de la víctima, un supervisor de otra área, un compañero de trabajo o una
persona que no trabaje para el empleador, como un cliente.

Una práctica o política de empleo que se aplica a todos, independientemente de la raza o el color, puede ser ilegal si esta
tiene un impacto negativo en el empleo de personas de una raza o color en particular y si no está relacionada con el
trabajo o no es necesaria para el funcionamiento de la empresa. Por ejemplo, una política de empleo "sin barba" que se
aplica a todos los trabajadores sin considerar la raza aún puede ser ilegal si no está relacionada con el trabajo y si tiene
un impacto negativo en el empleo de hombres afroestadounidenses (que tienen predisposición a una afección cutánea
que provoca extensas protuberancias por el afeitado).
5.3 elementos descriptivos de la personalidad del delincuente

Unidad VI. Propuestas de reinserción del delincuente según criminología clínica.

El presente artículo, acerca de la rehabilitación del delincuente, trata de poner de manifiesto las diferentes teorías que abordan
este concepto, sus principios explicativos y las medidas, que cada una de ellas propone para hacer frente a este problema
concreto. Se han expuesto, además, análisis e investigaciones desde diferentes prismas y disciplinas, en relación al tema de
los tratamientos de reclusos, a nivel europeo, que arrojan algo de luz a la polémica eficacia de dichas intervenciones de
rehabilitación. La segunda parte del artículo nos presenta, un acercamiento a los programas de proyectos de vida, una
modalidad en materia de rehabilitación y reinserción a la sociedad. Por último, el artículo concluye con el modelo científico
tecnológico, que aboga por la acción rehabilitadora a través de la intervención socioeducativa, las críticas que ha recibido y
un breve espacio dedicado al planteamiento de la intervención en prisiones.
Delincuentes juveniles en Tampa, Florida, participando en un curso de rehabilitación basado en los descubrimientos
de L. Ronald Hubbard.
Rehabilitación del delincuente
La educación social

En esta última parte, vamos a abordar, el modelo científico-tecnológico, ampliamente contestado desde posicionamientos
epistemológicos alternativos (hermenéutico, emancipatorio, estructural…).
En palabras de Garrido y Gómez (1995), la asunción de que la intervención socioeducativa debe promover que un sujeto sea
más autónomo y competente en su medio, adquiere especial relevancia en la esfera de la desviación social. Desde este punto
de vista, se podría definir la Educación social como la especialidad de la Pedagogía orientada a la promoción de la
competencia social en todo tipo de contextos susceptibles de intervención educativa.
Así, los autores apuestan por una Pedagogía Correccional, basada en la rehabilitación de los delincuentes a través de
la intervención socieducativa.
Puesto que muchos de los delincuentes no pueden conseguir por sí mismos un cambio en las pautas de conducta que les
desvinculen de la actividad delictiva, el objetivo básico de la Pedagogía Correccional ha de ser paliar su falta de preparación
cognitiva y conductual, de forma que aumente su capacidad para participar en los mecanismos prosociales de convivencia.
Sin lugar a a dudas, es claramente manifiesta la necesidad de propugnar una aproximación educativa al problema de la
delincuencia, aproximación desde la cual se considere al delincuente una persona cuyo proceso de socialización ha sido
deficitario e inadecuado y a la que hay que educar para que llegue a ser socialmente competente.
Existen muchas críticas a este modelo científico-tecnológico, desde la acusación a atender exclusivamente a hechos
observables, y la descontextualización, hasta el reduccionismo metodológico y el favorecimiento a la alienación del sujeto y
el determinismo. Aquellos que critican la aplicación de este modelo a la educación en centros penitenciarios, califican tal
planteamiento de “plataforma ineficaz” al servicio del “orden dominante” (González, 1989). En esta línea se llega incluso a
afirmar que “el único sentimiento que puede tener hoy en la actual realidad penitenciaria española el concepto de
resocialización y de tratamiento…es procurar la no desocialización del delincuente, o, en todo caso, no potenciarla con
instituciones de por sí desocializadoras. (Muñoz Conde, 1987; p. 80).
La intervención en prisiones desde sus planteamientos iniciales ha sido un camino arduo y difícil, además nunca se ha
considerado un marco ideal para conseguir el fin último de la reinserción. Así, se propone en primer lugar, devolver a las
estrategias de intervención de carácter educativo el lugar que les corresponde, eliminando ideas erróneas y lastres que han
hecho tanto daño a algunas iniciativas interventivas correccionales verdaderamente interesantes. En este caso, existen
premisas, que han globalizado la idea de ineficacia de estos programas, como el uso predominante del castigo y la utilización
de técnicas basadas en el modelo médico y en atribuciones internalistas.
De otro lado, resulta primordial analizar la problemática inherente a la propia institución. Estos problemas serían:
a) Masificación: La escasez de esfuerzos económicos y personales destinados a programas de intervención, han convertido
las prisiones en “almacenes de presos”. Este hacinamiento determina la aparición de circunstancias negativas.
b) Violencia institucional: La interacción del interno con los estímulos físicos, organizativos y personales hace que surja el
llamado “código del recluso” o subcultura carcelaria. Así, se enrarece el clima de convivencia y se ponen en peligro los
derechos de los presos y funcionarios. Se alimentan sentimientos de frustración y hostilidad.
c) Insalubridad: Aparición de toxicomanías y sida. Falta de hábitos de higiene, superpoblación y adicción a drogas, explican
la facilidad con la que los internos contraen enfermedades. Se deben incluir técnicas de autocuidado, modificación de hábitos
de riesgo, etc.
d) Desinformación: La presencia de canales fluidos de información, tanto para los reclusos como para el personal
administrativo, resulta clave para el funcionamiento óptimo de la institución.
e) Bajo nivel formativo: Dado el alto porcentaje de analfabetismo que existe en la población carcelaria se debe dotar a los
mismos con herramientas educativas y culturales que les ayuden personal y socialmente y que le vinculen a la
sociedad no delincuente.
f) Ausencia de vínculos con la comunidad: Las dificultades de los internos para mantener vínculos de tipo afectivo con las
personas de su entorno.
g) Insuficiente capacitación técnica del personal: No basta con poseer experiencia o un amplio dominio de la normativa. Ya
que la formación de los profesionales en temas de aplicabilidad penitenciaria es escasa, se reproducen esquemas de
actuación que han resultado ser poco eficaces.

6.1 concepto de tratamiento clínico.

¿Qué es la (re)integración social? La integración social se refiere al proceso de integrarse social y psicológicamente en el
entorno social. Sin embargo, en los campos de prevención del delito y justicia penal, en donde se la usa con frecuencia, el
término se refiere más específicamente a las diversas formas de intervención y programas individuales para evitar que se
vean involucrados en conductas delictivas o, para aquellos que ya están en conflicto con la ley, para reducir la probabilidad
de que vuelvan a delinquir. Las intervenciones de integración social son por lo tanto intentos de los diversos componentes del
sistema judicial, en asociación con organismos sociales, ONG, instituciones educativas, comunidades y familia de los
delincuentes, para apoyar la integración social de individuos con riesgo de delinquir o caer en la re-delincuencia. Los
programas pueden ser desarrollados para varios grupos de individuos con riesgo de delinquir o caer en la re-delincuencia,
incluyendo niños y jóvenes cuya socialización todavía está “en proceso”, como así también para individuos de grupos que
tienden a confrontar algunos desafíos de integración social particulares, tales como los grupos minoritarios, inmigrantes o
individuos que padecen de enfermedades mentales o problemas de abuso de substancias. Algunos de estos grupos pueden
ciertamente estar confrontando situaciones inmediatas de exclusión social y pueden necesitar ayuda para tratar con
obstáculos invencibles de integración social. En esta Guía de Introducción, el término “programas de reintegración social” se
usa para referirse específicamente a intervenciones diseñadas para ayudar a los delincuentes que han sido ubicados en una
institución, tales como un reformatorio, un centro de detención o una prisión, institución de salud mental o centro residencial
para el tratamiento de drogas.4 Incluyen rehabilitación, educación y programas previos a la puesta en libertad ofrecidos en la
prisión, como así también las intervenciones de libertad condicional y de asistencia posterior a la liberación. El objetivo
primordial de los programas de reintegración social es proporcionar a los delincuentes la asistencia y la supervisión que
necesitan para aprender a vivir sin cometer delitos y evitar recaer en la delincuencia. Su propósito es ayudar a los delincuentes
a desistir del delito y a reintegrarse exitosamente dentro de la comunidad. En general, hay dos categorías principales de
programas de reintegración social: (a) programas e intervenciones ofrecidos en el medio institucional mismo, con anterioridad
a la puesta en libertad de los delincuentes, para ayudarles a resolver problemas, tratar con los factores de riesgo asociados
con su conducta delictiva y adquirir la destreza necesaria para vivir una vida respetuosa de la ley y autosuficiente, como así
también prepararles para su liberación y reinserción dentro de la sociedad; y (b) programas de base comunitaria, que a veces
son parte de un esquema de libertad condicional, para facilitar la reintegración social de los delincuentes después de ser
puestos en libertad. Muchos de los programas que pertenecen a la segunda categoría descansan sobre la provisión de alguna
forma de supervisión comunitaria, como así también en diversas formas de apoyo y asistencia a los delincuentes y algunas
veces también a su familia.
6.2 tratamiento Criminológico y carcelario

EL TRATAMIENTO CRIMINOLÓGICO AZAEL CRUZ BALLINA ESTUDIANTE DE CRIMINOLGIA Y CRIMINALISTICA

Los métodos de tratamiento


El tratamiento penitenciario conlleva explícitamente la idea que al penado se le hará cumplir una pena en un establecimiento
carcelario, lo que implica un interrogante: ¿la internación del penado busca hacer efectiva la pena, o busca tratarlo de tal
manera que modifique su conducta delincuencial? En ese sentido, Pavirini, citado por Mosconi, (1994) señala como; desde
el origen de la institución carcelaria el problema de cómo «tratar a los detenidos» se afrontó en término de cómo hacer que
su comportamiento fuese de acuerdo a las exigencias de control y de disciplina interna.
La conocida discusión sobre modelo carcelario a adoptar, vertía en realidad sobre el mejor modo de «corregir» al sujeto, en
el sentido de homologar su comportamiento a las lógicas de la seguridad y del orden de la institución Desde sus mismos
orígenes, la cárcel ha desempeñado varias funciones, que van de la venganza hasta la recuperación del penado para la
sociedad, pasando por la protección a la sociedad
.
Los métodos más frecuentes a utilizar en el estudio criminológico, son:
La Entrevista. La entrevista al sujeto es indispensable, no se puede concebir un estudio criminológico sin haber tenido el
contacto directo con el individuo en análisis, no podríamos estar hablando de clínica criminológica. Por esto se debe tener
cuidado en la entrevista, esta no debe parecer un interrogatorio policíaco, pues se puede bloquear al sujeto, aumentar su
angustia y reforzar sus mecanismo de defensa.
Desde luego la entrevista debe ser previamente preparada, y que debe adecuarse según las características del sujeto y del
caso, así como los objetivos que se persiguen. Se deben evitar hacerla excesivamente larga; no se trata de repetir las
entrevistas de los demás estudios, porque no es prudente ser reiterante en obtener datos que ya constan en los informes de
los otros técnicos. Solamente debe insistirse en aquello en que los informes han sido omisos o en que encontramos francas
discrepancias.

Historia clínica.
La historia clínica criminológica es un modelo de estudio diseñado por el profesor argentino Osvaldo Loudet. Que menciona
que la historia de clínica criminológica es una investigación cronológica de los factores endógenos y exógenos que llevan a
un sujeto al delito, considerado este último como un fenómeno biológico-social. Efectivamente, la historia clínica criminológica
permite conocer el proceso que condujo al delito, as diversas motivaciones de cada individuo, y la dinámica delictiva.
Al abarcar todos los datos relacionados con la vida del individuo, su pasado, presente y perspectivas futuras, permite la
interpretación dinámica, por demás valiosa para la elaboración del informe criminológico. El informe criminológico. Es el
documento final, en que el criminólogo presenta el resumen de principales datos y hace la síntesis criminológica.
Este informe debe contener como la identificación que consiste en donde es que se realizaron los estudios para presentar
este informe que la mayoría de las veces puede ser en reclusorios.
Otro de los elementos que contendrá son los generales del sujeto, su nombre, su apodo, los nombres de sus padres para una
mejor identificación del sujeto.
De igual forma se deberá de contemplar la metodología que se empleó, detallándola, así como la aplicación llevada a cabo
en un momento dado, en el hecho concreto. Así como aspectos biológicos, psicológicos, sociales, como es que se desarrolla
en un entorno social como en la escuela en su trabajo si tiene o no una conducta antisocial, que tipo de conducta expresa
con mayor afluencia, etc.

Después de determinar todo lo anterior se realiza un diagnostico criminológico, un pronóstico y se le observa un posible
tratamiento. El Pronóstico Criminológico.

Es una afirmación sobre la futura conducta de un individuo o de un grupo, referida a la observancia de la ley. En éste, pueden
incluirse también otros pronósticos procedentes de determinados campos parciales de la Criminología, como puede ser el
pronóstico de víctimas. Es la apreciación de que un sujeto cometerá una conducta antisocial, la prognosis hace referencia a
la reincidencia se trata de predecir si un sujeto que ha cometido una conducta antisocial volverá a realizarla. Hay dos tipos de
reincidencia, la genérica, que es cuando el reincidente comete una conducta antisocial diferente a la que realizó anteriormente;
y la específica, que se da cuando el hecho cometido es el mismo. El problema de la clínica criminológica, es tratar de saber
con anticipación cuáles son las probabilidades de que el criminal reincida. La prognosis depende de la diagnosis, o sea que
el diagnostico debe ser previo al pronóstico; el diagnostico sirve de base, de punto de partida para el pronóstico.
Dicho de otra forma, el diagnóstico es una interpretación en primer grado y el pronóstico, utilizando los resultados del
diagnóstico, es una interpretación en segundo plano.
Tratamiento criminológico.Es el conjunto de elementos, normas y técnicas que se requieren para reestructurar la personalidad
dañada del delincuente y hacerlo apto y productivo en su núcleo social. Se conoce también, como la acción individual sobre
el delincuente para intentar modelar su personalidad, con el fin de apartarlo del delito.
Es el modo o manera en que una persona, situación o cosa es manejada, puede ser improvisado o estar predeterminado por
una serie de reglas establecidas por una práctica, ley o reglamento, ya sea separada o complementariamente. El tratamiento
debe ajustarse a lo preestablecido, no debe vulnerar ciertos derechos fundamentales y debe ser objeto de investigaron
criminológica, cada uno de ellos buscan la prevención del delito y una extensión desmedida del tratamiento.
No siempre se puede dar un tratamiento y no todo el tiempo se requiere de un tratamiento criminológico, los casos en que no
es procedente un tratamiento son:
a) Cuando la pena aplicada no lo permite, como lo es la muerte, ya que estas penas deben desaparecer.
b) Cuando no se cuenta con los elementos materiales suficientes, como instalaciones, talleres, instrumenta, etc.
c) Cuando no hay el personal adecuado.
d) Cuando el sujeto no lo necesita por su moralidad, dignidad y sentimientos altruistas.
e) Cuando se trata de delincuentes que violan la ley por tener una ideología diversa, por ejemplo, los políticos.
f) Cuando nos encontramos frente a delincuentes refractarios al tratamiento, o para los que no se ha encontrado un tratamiento
adecuado como pueden ser profesionales y habituales multi reincidentes, psicópatas, etc.
Fase de aplicación de un dictamen criminológico
Los aspectos metodológicos en materia de evaluación del tratamiento han tomado un papel preponderante en la discusión
criminológica actual, pues depende mucho del análisis del dictamen criminológico, la comprensión del tratamiento mismo, se
ha entrado en una etapa de evaluación de la evaluación.
En cuanto a la posibilidad de hacer tratamiento, debe ser de dos tipos: jurídica y fáctica.
Jurídicamente, debe existir la facultad para impartirlo, si la ley no da esa posibilidad estaremos bloqueados. Fácticamente,
deben existir los medios materiales, instalaciones y personal capacitado, de lo contrario toda posibilidad se desvanece. No
siempre es posible dar tratamiento, y no todo sujeto que ha violado la ley requiere de un tratamiento criminológico.
La evaluación del tratamiento debe hacerse de acuerdo a los datos objetivos que se obtienen de la observación de la conducta
externa del sujeto, por ejemplo, la ausencia de infracciones al reglamento de la institución en que se encuentra, pero es de
gran valor criminológico estudiar también el aspecto interno del sujeto, para saber cómo capta el tratamiento y valorar así cual
puede ser su eficacia.
Con la idea de lograr mejores alternativas jurídicas para la comunidad y seguir contribuyendo con la lucha en contra del
hacinamiento y a favor de una nueva cultura sobre la rehabilitación penitenciaria y la readaptación social, que además permita
delimitar perfectamente y con profesionalismo la separación entre dichas funciones y la pre liberación, se prevé la imperiosa
necesidad, de contar con un área del Poder Judicial específica, que contribuya a la disminución de la población penitenciaria
en completo respeto al estado de derecho y permita el fortalecimiento en la credibilidad en nuestras instituciones encargadas
del sistema penitenciario
Se estima que al establecer al juez ejecutor de sentencias, se logra total transparencia, eficacia e imparcialidad, para el caso
de las pre liberaciones, abatiendo por completo el probable favoritismo con el que se pudiera señalar a una institución que
aparentemente realiza una doble función al revisar los expedientes de los sentenciados, cuyos expedientes han sido elevados
a la categoría de cosa juzgada por delito de fuero federal y que además decide facultativamente, quienes son candidatos para
que se les autoricen las medidas pre liberatorias y los beneficios concedidos en la ley.
Por ello, una parte de la doctrina criminológica ha señalado que resulta a todas luces benéfico en nuestra realidad terminar
con la discrecionalidad de la autoridad administrativa encargada de la ejecución de las sentencias, dejándose tal
responsabilidad a juez de ejecución de penas, quien además de ser un especialista del derecho penal y procesal penal,
deberá ser un amplio conocedor de los aspectos criminológicos y penitenciarios, para garantizar que la gran reforma propuesta
para el sistema penitenciario nacional cumpla con sus objetivos.
Quedando claro lo establecido en los párrafos inmediatos precedentes, se analizará la Ley de Ejecución de Sentencias, de la
cual se transcriben algunos artículos para mejor comprensión, y con el objeto de ver la importancia de los estudios
criminológicos y por lo tanto dictamen criminológico.
Artículo 10. El régimen penitenciario tendrá carácter progresivo y técnico y constará, por lo menos, de periodos de estudio y
diagnóstico y de tratamiento, dividido este último en fases de tratamiento en clasificación y de tratamiento pre liberacional. El
tratamiento se fundará en los resultados de los estudios de personalidad que se practiquen al reo, los que deberán ser
actualizados periódicamente.
Se procurará iniciar el estudio de personalidad del interno desde que éste quede sujeto a proceso, en cuyo caso se turnará
copia de dicho estudio a la autoridad jurisdiccional de la que aquél dependa

6.3 Tratamiento resocializador

¿Qué es la (re)integración social?


La integración social se refiere al proceso de integrarse social y psicológicamente en el entorno social. Sin embargo, en los
campos de prevención del delito y justicia penal, en donde se la usa con frecuencia, el término se refiere más específicamente
a las diversas formas de intervención y programas individuales para evitar que se vean involucrados en conductas delictivas
o, para aquellos que ya están en conflicto con la ley, para reducir la probabilidad de que vuelvan a delinquir. Las intervenciones
de integración social son por lo tanto intentos de los diversos componentes del sistema judicial, en asociación con organismos
sociales, ONG, instituciones
educativas, comunidades y familia de los delincuentes, para apoyar la integración social de individuos
con riesgo de delinquir o caer en la re-delincuencia.
Los programas pueden ser desarrollados para varios grupos de individuos con riesgo de delinquir o caer en la re-delincuencia,
incluyendo niños y jóvenes cuya socialización todavía está “en proceso”, como así también para individuos de grupos que
tienden a confrontar algunos desafíos de integración social particulares, tales como los grupos minoritarios, inmigrantes o
individuos que padecen de enfermedades mentales o problemas de abuso de substancias. Algunos de estos grupos pueden
ciertamente estar confrontando situaciones inmediatas de exclusión
social y pueden necesitar ayuda para tratar con obstáculos invencibles de integración social.

En esta Guía de Introducción, el término “programas de reintegración social” se usa para referirse específicamente a
intervenciones diseñadas para ayudar a los delincuentes que han sido ubicados en una institución, tales como un reformatorio,
un centro de detención o una prisión, institución de salud mental o centro residencial para el tratamiento de drogas.4 Incluyen
rehabilitación, educación y programas previos a la puesta en libertad ofrecidos en la prisión, como así también las
intervenciones de libertad condicional y de asistencia posterior a la liberación. El objetivo primordial de los programas de
reintegración social es proporcionar a los delincuentes la asistencia y la supervisión que necesitan para aprender a vivir sin
cometer delitos y evitar recaer en la delincuencia. Su propósito es ayudar a los delincuentes a desistir del delito y a reintegrarse
exitosamente dentro de la comunidad.
En general, hay dos categorías principales de programas de reintegración social: (a) programas e intervenciones ofrecidas en
el medio institucional mismo, con anterioridad a la puesta en libertad de los delincuentes, para ayudarles a resolver problemas,
tratar con los factores de riesgo asociados con su conducta delictiva y adquirir la destreza necesaria para vivir una vida
respetuosa de la ley y autosuficiente, como así también prepararles para su liberación y reinserción dentro de la sociedad; y
(b) programas de base comunitaria, que a veces son parte de un esquema de libertad condicional, para facilitar la reintegración
social de los delincuentes después de ser puestos en libertad. Muchos de los programas que pertenecen a la segunda
categoría descansan sobre la provisión de alguna forma de supervisión comunitaria, como así también en diversas formas de
apoyo y asistencia a los delincuentes y algunas veces también a su familia.
El alma del hombre como objeto a corregir

La distinción entre el suplicio de los cuerpos y el castigo del alma es detallada por Foucault como un grito del corazón o de la
naturaleza, pues el suplicio centraba su liturgia punitiva en la figura del condenado trazando sobre él signos imborrables; en
tanto que el castigo implicaba el respeto por la humanidad del peor de los asesinos. Foucault concluye que llegará un día del
siglo XIX en que se descubra el hombre detrás del criminal y éste se convierta en el objeto que se pretende corregir y
transformar a través de las ciencias penitenciarias y criminológicas. Para buscar las razones de lo que Foucault llama el
castigo del alma, es necesario detenerse en las teorías relativas o teorías de la prevención, llamadas así por cuanto se oponen
a la retribución y el criterio del talión que dominaban en las épocas anteriores pasando de la retribución obtenida por el delito
cometido a la función de prevenirlos para beneficio de la sociedad y del delincuente. Este beneficio del delincuente fue
perseguido, precisamente, por la prevención especial en cabeza de Franz von Liszt, donde se intentó neutralizar y corregirlo.
Günter Jakobs lo deja escrito en los siguientes términos: “Ningún hombre inteligente castiga porque se ha cometido una
infracción, sino para que no se vuelva a cometer; no se puede eliminar lo que ha sucedido en el pasado; se evita lo que pueda
suceder en el futuro”.

Abordando los factores de riesgo

La prevención de la reincidencia requiere intervenciones efectivas basadas en la comprensión de los factores que representan
un riesgo para los delincuentes y les dificultan el éxito de su reintegración en la sociedad (por ej. Victimización temprana,
dificultad de aprendizaje, abuso de substancias, familias que no los apoyan, enfermedad mental y física, y demás). Algunos
factores de riesgo son dinámicos — en el sentido de que son dóciles al cambio — mientras que otros factores de riesgo no lo
son. Los factores de riesgo dinámicos pueden ser tratados por programas dentro o fuera del sistema de justicia penal.
Los programas de reintegración se desarrollan típicamente sobre la base del entendimiento actual de los factores de riesgo
dinámicos relacionados con la reincidencia, las necesidades de los delincuentes y los desafíos que ellos encuentran al salir
de la prisión. Los programas varían de acuerdo a los factores de riesgo y al tipo de problema de integración social que están
diseñados a tratar. Muchos programas se concentran en los desafíos específicos que confrontan los delincuentes, tales como
el uso de drogas, la dependencia de drogas o el desempleo. Muchos programas de reintegración han sido diseñados para
tratar con categorías específicas de delincuentes,
tales como los delincuentes reincidentes, delincuentes dependientes de drogas, delincuentes juveniles, delincuentes con
enfermedades mentales o delincuentes sexuales peligrosos.

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