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RESUMEN:
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15º Congreso Virtual de Psiquiatria.com. Interpsiquis 2014
www.interpsiquis.com - Febrero 2014
Psiquiatria.com
DE LA FAMILIA AL INDIVIDUO. LA DIFERENCIACIÓN DEL SÍ MISMO EN EL
SISTEMA FAMILIAR
MURRAY BOWEN
Murray Bowen es una de las figuras más relevantes de la terapia familiar y relacional
norteamericana.
Ha sido uno de los pioneros de la materia.
Teorías fundamentales
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paso del tiempo. En este sentido, el terapeuta asume una función principal, la de preparar
a la familia para pensar en sí misma en términos relacionales y sistémicos, más que para
reaccionar en un nivel meramente contradictorio y sensitivo. Precisamente, la capacidad
de pensar es la cualidad exclusiva que distingue al hombre de los otros seres
“protoplásmicos”.
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se entrenen ellos mismos para crecer, ensayando las dificultades que les son propias, las
“encoladuras”, las reacciones irracionales, las “ondas de choque emocionales”, los
conflictos relacionales y conyugales, siguiente el mismo modelo de training terapéutico
que después aplicarán a los demás en la práctica clínica.
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El esfuerzo técnico consistía en analizar el proceso emocional ya existente entre los miembros
de la familia y en tratar de mantenerme emocionalmente apartado de ella es decir “ no dejarme
envolver por la transferencia”. Bowen.
Cuando se observa a todos los miembros de la familia juntos, se pueden advertir múltiples
facetas del fenómeno humano. “Kinesis”: sistema del lenguaje del cuerpo, automático en toda
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La teoría familiar
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- Conflicto conyugal, en el cual cada uno lucha por dividir en partes iguales el sí-mismo
común y ninguno cede ante el otro.
- La disfunción de un cónyuge. Ambos se perciben como “sí-mismo capaces de ceder”
pero solo uno de ellos lo hace más a menudo. Uno se ofrece como el “no sí-mismo”, que
empieza a funcionar en niveles más bajos.
- La trasmisión del problema a uno o más hijos.
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- Lo óptimo es la diferenciación del sí-mismo de cada cónyuge con respecto al otro, como
esfuerzo de cooperación hecho en presencia de un “triángulo” potencial (con el
terapeuta).
- Un segundo camino consiste en iniciar la diferenciación de uno solo con la guía del
supervisor, lo que equivale a dar el paso preliminar hacia la diferenciación del sí- mismo.
Psicoterapia familiar hecha aun miembro de la familia. No tratar alternativamente a uno y
otro para evitar la triangulación.
- Tercero, menos efectivo, consiste en poner en marcha todo el proceso con la guía de un
supervisor que hace las veces de entrenador de campo. El uso del triángulo se pierde, el
proceso es más lento y mayores son las ocasiones de “impasse”.
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El tema central de la teoría de los sistemas familiares gira alrededor del modo en que todos
tenemos un sí-mismo apenas diferenciado o tenemos un apego emocional no resuelto en nuestra
familia de origen.
La diferenciación del sí mismo sólo se puede producir en un triángulo. Si el terapeuta se
diferencia relativamente de ambos cónyuges, cada uno de ellos puede iniciar un lento proceso de
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diferenciación. El vínculo emocional entre ambos era idéntico al que cada uno de ellos había tenido
en su respectiva familia de origen. Es norma de toda terapia alentar a ambos cónyuges a trabajar
sistemáticamente para diferenciar su sí-mismo de la familia de origen.
El punto clave
Los terapeutas podían ayudar a las familias en tratamientos cuando había tenido una
experiencia previa con las suyas propias.
Es difícil para una familia prestar oído a la idea de la familia extensa cuando existen
ansiedades y síntomas: en general, la primera parte de esta terapia se dedica a la relación
matrimonial. Cuando se supera la ansiedad y hay más objetividad, gran parte del resto de la terapia
se dedica a la familia extensa.
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El corte emocional
Indica la distancia emocional sin tener en cuenta si se ha logrado por mecanismos internos o
distancia física. No es indicativo de la intensidad del grado de apego emocional no resuelto. La
persona que se va del hogar está ligada del mismo modo que lo esta el que se queda en él y pone
en funcionamiento mecanismos internos para controlar su compromiso.
El que se va se aleja con la ilusión de “conquistar su independencia”. Cuanto más definitivo
es el corte con los padres, más previsible es que se repita el modelo en relaciones futuras: cuando
aumente tensión en matrimonio, se irá, pudiendo contraer otros matrimonios o tener relaciones que
serán cada vez más transitorias.
La persona que logra distancia con mecanismos internos puede permanecer en escena
durante los momentos de tensión emocional, pero está expuesta a disfunciones tales como
enfermedades físicas, trastornos emocionales, disfunciones sociales (alcoholismo…).
La manifestación principal de corte emocional es la negación de la intensidad del apego
emocional no resuelto a los padres: el sujeto se comporta fingiendo una mayor autonomía de la que
en realidad tiene y alcanza la distancia emocional tanto por medio de mecanismos internos como por
medio de una real distancia física. La intensidad de la negación y simulación es en adolescentes un
índice sumamente preciso del grado de apego emocional a los padres no resuelto.
Modelos de vida
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desgracias, familias deshechas y otras graves situaciones sociales. Reducen la ansiedad inmediata y
pueden funcionar bien por algún tiempo. Cuando las relaciones sociales adquieren carácter
significativo, se convierten en duplicados de las relaciones con la familia de origen. SI la persona se
encuentra en estado de estrés y su ansiedad aumenta, corta también los lazos con esta relación
social y va en busca de otra más satisfactoria. Después de unos cuantos ciclos tiende a aislarse cada
vez más.
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ser necesario un periodo de meses o de uno o dos años para que la familia supere una actitud de
rechazo hacia el que provoca esa confrontación.
Otros aspectos:
Una dimensión operativa es factible únicamente cuando se centraliza el trabajo en otros
miembros de la familia importantes para los padres, es decir, en un triángulo constituido por uno de
los padres, por un miembro de la familia y por uno mismo.
En las familias en las que la atención se centra en la diferenciación del sí-mismo dentro de la
familia de origen, los progresos en la elaboración del sistema relacional formado por los dos
cónyuges y por los hijos son superiores, automáticamente, a los progresos de las familias en las que
al tratarlas se enfoca, en cambio, la interdependencia de la pareja: evitar considerar los contextos
emocionales en la familia nuclear.
Para la familia es mucho más sencillo asistir periódicamente a sesiones de terapia familiar
durante uno, dos, tres años que afrontar los trastornos emocionales, el tiempo y los gastos que
suponen las visitas a las familias de origen. Al terapeuta, tener que abordar a la familia extensa le
exige una mayor competencia, más trabajo continuo de sí mismo y mayor atención a los detalles
que en la terapia más convencional. No cabe duda de que tenemos mucho que ganar si centramos
nuestra atención en la interdependencia emocional en el matrimonio, pero es más eficaz aún tener
en cuenta a la familia de origen. No se trata exclusivamente de trabajar exclusivamente en la familia
de origen. La resistencia de las familias a este modo de encarar la cuestión fue menos de lo que
cabía esperar.
EL ANÓNIMO
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La experiencia familiar
Prólogo
La muerte de un miembro tan importante puede conmocionar el sistema familiar durante
meses y meses: “onda de choque”. El sistema habla del miembro ausente y tiene reglas muy
definidas.
El plan
Contrasentido: consiste en afirmar algo asintiendo lo contrario. Esta técnica funciona de
modo previsible cuando el terapeuta está “fuera” del sistema emocional, pudiendo ser bastante
desenvuelto y mantenerse directamente.
Un paso diferencial tiene dos aspectos. Sólo quien se está diferenciando conoce el
pensamiento y el plan lógico que debe intervenir en una tentativa semejante. Si alguien más está al
corriente de lo que está pasando, es dudoso que el esfuerzo pueda resultar una diferenciación. El
otro aspecto es la respuesta emocional y si esta respuesta no aparece es sumamente dudoso que
pueda tener lugar una diferenciación. La reacción inicial de la familia es de sorpresa y rabia,
inmediatamente después de agradecimiento espontáneo. Si quien se está diferenciando pide una
elaboración de la respuesta inicial de aprecio la respuesta será, automáticamente, lo contrario de lo
que el espera. En este punto habrá comentarios que invocaran las leyes de la cohesión, que son las
que rigen el lado sentimental de la operación. Los comentarios pueden consistir en una
descalificación o una negación de la importancia del hecho, o pueden expresar una opinión crítica si
la respuesta que se desea es la queja. El esfuerzo de diferenciación sólo consigue su objetivo cuando
se hace para uno mismo: así el sistema se beneficia automáticamente. Cuando se hace sobre todo
para ayudar a los demás o con la expectativa de que los demás lo aprueben y expresen su
agradecimiento, es porque se trata de un esfuerzo de cohesión y no de diferenciación: el sistema
emocional no aprecia esas maniobras estresantes y nefastas al servicio de la cohesión.
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Observaciones preliminares
Los padres insistían tanto en los problemas del hijo que resultaba difícil detenerse a estudiar
la relación entre ellos. Se empezó a citar a los padres solos desde la primera sesión, para intentar
confirmar la convicción de que el problema básico residía en la relación. Los problemas del hijo
desaparecían automáticamente, la mayor parte de estas sesiones de terapia familiar fueron ágiles y
fructíferas, en tanto que las sesiones con los hijos eran tediosas y poco productivas.
Los triángulos son una herramienta flexible para predecir la conceptualización y modificación
del sistema emocional de la familia. Representa el cimiento o la molécula del sistema emocional, ya
se trate de un sistema familiar, social o de otro tipo. Un triángulo está en movimiento constante y
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“Familia: los dos miembros con mayores responsabilidades (los dos cónyuges) y el
terapeuta”.
1956: procesos intrapsíquicos de cada cónyuge en presencia del otro. Importancia a los
sueños.
1960: sistema de relaciones entre los cónyuges. Hablar directamente entre ellos más que con
el terapeuta. Necesidad de hacer una exacta distinción entre pensamientos y sentimientos.
Mediante este método, el terapeuta cumple cuatro funciones principales:
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o enemigo.
El contrasentido, un comentario que destaca un aspecto inusitado o totalmente opuesto de
un problema dado o toma su lado prosaico o ligeramente humorístico, es una de las herramientas
más efectivas para aliviar una situación demasiado seria.
El conocimiento de los triángulos es la herramienta más eficaz para comprender los
sistemas emocionales y mantener el propio sí-mismo en un significativo contacto emocional sin
quedar atrapado.
Cada cónyuge interpreta los mensajes a su modo; después de discutirlos en su casa, vuelven
al terapeuta para que les diga cual es la interpretación correcta. El objetivo del terapeuta consiste
más en destriangularse que en dar explicaciones que lo envolverían más aún en el sistema familiar.
Al iniciciarse la terapia, el grado de ansiedad en la familia es alto. Las instrucciones se dan
desde la “posición-yo”. Después, cuando la ansiedad disminuye, el terapeuta imparte su
enseñanza por medio de “parábolas” constituidas mediante ejemplos de otras familias que llegaron
a una solución satisfactoria de problemas similares. Más adelante, cuando el grado de ansiedad es
mínimo, se desarrolla la verdadera actividad didáctica.
Psumir la “Posición-yo”
Cuando un miembro de la familia es capaz de afirmar con calma sus convicciones y creencias
y hacer que sean adecuadas sin criticar las opiniones de los demás y sin involucrarse en conflictos
emocionales, los demás miembros de la familia inician entonces el mismo proceso que les lleva a
alcanzar mayor seguridad en sí mismos y aceptar a los demás.
Una de las primeras fases significativas de la terapia es el estadio en el que cada uno de los
cónyuges llega a conocer mejor al otro. Hay quienes piensan que esta fase es lenta y gradual, otros
que es rápida y casi dichosa. Hay quienes quedan tan satisfechos con una disminución de los
síntomas y el aumento de “cohesión” en las relaciones matrimoniales que están dispuestos a
concluir el tratamiento.
Cuando los dos cónyuges están motivados para seguir adelante, el proceso terapéutico ayuda
a cada uno de ellos a diferenciar gradualmente su sí-mismo respecto al otro. Uno de los cónyuges
comienza a concentrarse en su sí-mismo, mientras que el otro pide una mayor cohesión. Es muy
frecuente que el cónyuge que se está diferenciando ceda ante la solicitud de mayor cohesión, al
menos por una vez, antes de proseguir su proceso de autodeterminación y pese a la oposición del
otro, que se manifiesta en una breve reacción emocional. Después de este episodio ambos cónyuges
alcanzan un nivel de diferenciación algo más alto. Sigue un periodo bastante sereno y luego, el otro
cónyuge se concentra en su sí-mismo y avanza, a su vez, rumbo a la diferenciación, mientras que el
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Había que evitar una cohesión social y emocional entre los grupos y preservar el aislamiento
emocional entre las familias, indispensable para poner de relieve los matices de la interdependencia
emocional y del proceso familiar entre los cónyuges.
El terapeuta estaba más expuesto a ser triangulado en este contexto ampliado que en el
tratamiento de una sola familia. El progreso excepcionalmente rápido de estas familias fue algo
inesperado. Sin duda, es más fácil percibir y comprender los problemas personales cuando se los
observa en otros que cuando sólo se los conoce en relación con uno mismo. Las familias aprenden
unas de otras.
Las familias entrevistadas una vez al mes habían obtenido resultados similares y a menudo
mejores que los alcanzados con familias de otros grupos que se reunían una vez por semana. Estas
familias son más responsables, menos dependientes del terapeuta y por tanto más obligadas a
investigar por sí mismas los recursos necesarios para la solución de sus problemas.
La duración media de las terapias con familias motivadas: 4 años, con sesiones de una o dos
veces al mes.
Existe una resistencia profunda a abordar y conocer a las personas de la familia extensa, ello
actúa dificultando todo contacto significativo con el pasado.
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Se llama sistema relacional “abierto” aquel en el cual el individuo es libre de comunicar una
parte notable de pensamientos, sentimientos y fantasías interiores a otro, que, a su vez, puede
responderle del mismo modo (noviazgo).
Después del matrimonio, en la mutua dependencia emocional que crea la convivencia, cada
cónyuge se hace sensible a determinados temas que pueden perturbar al otro, aprende
instintivamente a evitar estos temas y la relación se circunscribe en un sistema mas “cerrado”.
Protege a sí mismo de la ansiedad de otra persona, evita los temas tabú.
La muerte es el principal tema tabú. En estos casos se activan por lo menos dos procesos:
uno es el proceso intrapsíquico, que implica siempre cierta negación de la muerte; el otro es el
sistema relacional cerrado.
En torno de la persona afectada por un mal incurable giran al menos tres sistemas cerrados.
El primero actúa dentro del paciente, es un dato obtenido de la experiencia que el enfermo en fase
terminal tiene alguna percepción de su muerte inminente y que muchos, en su fuero interno, llegan
a tener una profunda conciencia de este hecho que, sin embargo, no comunican a nadie. Otro
sistema cerrado es la familia, que recibe las informaciones básicas del médico, agrega noticias
recogidas de otras fuentes y por tanto aumenta, distorsiona y le da a todo ello una nueva
interpretación durante las conversaciones que se sostienen en la casa; después prepara el
comunicado oficial, cuidadosamente revisado y corregido para el paciente, sobre la base de la
interpretación familiar de las noticias y modificado con tal de evitarle una reacción ansiosa; otras
versiones de este comunicado se susurran no lejos del paciente. En los hechos, los enfermos está
atentísimos a las grases dichas en voz baja. El médico de cabecera y el resto del personal sanitario
tienen otros sistema cerrado de comunicación, basado en datos médicos, influido por la reactividad
emocional ante la familia y por las relaciones que se establecen entre ese personal.
Cuanto más emotivo es el médico, más tiende a usar una jerga que los familiares no
comprenden o a simplificar demasiado, en su esfuerzo de hacerse comprender. Cuanto más ansioso
es, habla en exceso y menos escucha, abreviando después. Cuanto más siente la familia la ansiedad
del médico, más insiste en obtener detalles específicos que él no logra dar. Habitualmente, los
médicos responden a preguntas específicas con excesivas generalizaciones. Después, el médico se
comunica con el paciente a otro nivel.
Los problemas surgen cuando el sistema cerrado de la medicina tropieza con el arraigado
sistema cerrado entre el paciente y la familia, y la amenaza de la enfermedad mortal exaspera la
ansiedad.
Todas las personas con enfermedades graves y hasta las que no están enfermas se sienten
agradecidas cuando se les brinda la oportunidad de hablar de la muerte.
Hasta mediados de la década de 1960 la mayoría de los médicos eran contrarios a revelar a
los pacientes la gravedad de su enfermedad, en los 10 últimos años ha cambiado esta opinión, pero
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no la práctica clínica en la misma proporción. El médico puede creer que ha dado al paciente una
información objetiva, pero la emoción del momento, la rapidez y la vaguedad de la comunicación y
la situación emocional del paciente hacen que el enfermo “no escuche”. El sistema cerrado entre el
paciente y la familia es, en el mejor de los casos, bastante grande; creo que el mayor problema
reside en la escasa comunicación entre el médico y la familia y el médico y el paciente. Si el médico
o cirujano no tiene el tiempo necesario o no se siente motivado para afrontar la situación por si solo,
se debe acercar a profesionales expertos en terapia familiar.
La muerte o la amenaza que representa es sólo uno de tantos acontecimientos que puede
trasformar a una familia. Una unidad familiar se encuentra en equilibrio funcional cuando atraviesa
un periodo tranquilo en el cual cada uno de sus miembros funciona con un grado de eficacia
razonable. El equilibrio se perturba tanto por el nacimiento como por la pérdida de algunos
miembros, y la intensidad de la reacción emocional de que ahí resulta depende tanto de la
importancia del recién llegado como de la persona que desaparece.
Las pérdidas son físicas cuando un hijo se va a estudiar a una ciudad o un hijo adulto se
casa y abandona el hogar. Hay pérdidas funcionales cuando un miembro clave de la familia queda
inválido a raíz de una larga enfermedad o de un accidente que le impide continuar la actividad
laboral de la que la familia depende económicamente. Hay pérdidas emocionales como la ausencia
de una persona capaz de alegrar el ambiente familiar. El tiempo que la familia necesita para
establecer un nuevo equilibrio emocional depende de su integración emocional anterior y de la
intensidad del trastorno. Una familia bien integrada puede tener una reacción significativa en el
momento del cambio, pero adaptarse después con bastante rapidez. Una familia menos integrada
puede manifestar una reacción menos evidente en el momento y responder más adelante con
síntomas de enfermedad física o emocional, o con conductas sociales atípicas. Tratar de inducir a la
familia a expresar sus sentimientos en el momento del cambio no necesariamente aumenta el nivel
de integración emocional.
La onda de choque emocional es una maraña espesa de contragolpes subterráneos
constituidos por hechos de vital gravedad que se pueden producir en cualquier parte del sistema
extenso durante los meses o años que siguen a un acontecimiento de grave importancia emocional.
No está relacionada directamente con las reacciones de dolor y duelo que las personas allegadas al
muerto tienen normalmente. Actúa sobre la base de una red subterránea de recíproca dependencia
emocional entre los miembros de la familia. Esa dependencia emocional es negada, los distintos
hechos vitales y graves no parecen tener nexo alguno entre sí, la familia intenta camuflar toda
vinculación entre esos hechos y, si alguien trata de relacionarlos, provoca una intensa reacción
emocional de negación. Esto ocurre muy a menudo en familias con un considerable grado de fusión
emocional negada.
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pero induce a la familia a responder con palabras de referencia. El uso de términos directos ayuda a
abrir un sistema emocional cerrado. Los terapeutas han de poder dominar su emotividad lo
suficiente y poder ser más objetivos frente a la muerte.
Las ligazones emocionales no resueltas entre las personas, que permanecen activas durante
toda la vida, influyen en las futuras relaciones significativas y siguen dirigiendo el curso de una
existencia. “Enterrar definitivamente al muerto en el momento de su muerte”. El rito pone en
contacto íntimo al muerto con amigos importantes y ayuda a estos y aquellos a cerrar su relación
con el fallecido y seguir adelante en la vida.
Hay quienes se rehúsan a ver el cuerpo “porque quieren recordarlo tal como lo han
conocido”. Las costumbres funerarias permiten que el cuerpo sea retirado del hospital sin que la
familia tenga contacto personal con él. Es corriente no llevar a los niños a los funerales para no
perturbarlos. De ahí una serie de eternas fantasías e imágenes distorsionadas y poco realistas que
ya no pueden ser corregidas. El funeral privado es otra costumbre que protege de la emotividad de
la muerte, lo motiva el afán de la familia por evitar un contacto con la emotividad de otras personas.
Esta práctica impide que el sistema de los amigos tenga la posibilidad de concluir su relación con el
muerto y priva a la familia del consuelo de los amigos.
El objetivo consiste en poner a todo el sistema familiar en contacto más intimo posible con la
muerte y echar una mano a los más ansiosos que preferirían huir antes que afrontar un funeral.
Ataúd abierto.
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En general la terapia familiar sigue siendo un método empírico inserto en el viejo modo de
pensar.
Entre los primeros investigadores: Don Jackson, Lidz, Ackerman, Bell. Los terapeutas de
familia que se aventuraron en este terreno después de 1957 tendieron a crear métodos terapéuticos
basados en la teoría psicoanalítica.
En menos de veinte años mis colaboradores han encontrado paulatinamente analogías entre
mi teoría y la biología.
“Ceguera teórica” de los investigadores: todo era para ellos confirmación de la teoría
psicoanalítica (provenían del psicoanálisis).
¿Cómo se hace para expulsar perjuicios teóricos? Traducir los términos psiquiátricos a un
lenguaje simple descriptivo. Masa indiferenciada del yo familiar: podría ser un ejemplo de
retraducción a un lenguaje tradicional.
Tríada: la gente respondía a nuestro uso como si supiese lo que significaba. Buscamos un
término más apto para describir las fuerzas emocionales que actúan cíclicamente en el sistema
relacional. Sustituí tríada por triángulo para comunicar que había gran diferencia.
El triángulo es un modo natural de ser. No es exacto pensar que es un fracaso de la
relación dual, pero ésta es una visión más restringida de un sistema relacional más amplio. Cuando
la ansiedad no es intensa y las condiciones externas son favorables, el flujo y reflujo de la
emociones en una díada pueden ser serenos y tranquilizantes. Podríamos definir esto como una
condición ideal o normal para una relación de dos. Pero la relación dual es inestable por cuanto tiene
poca tolerancia a la ansiedad y se ve perturbada fácilmente por fuerzas relacionales que actúan
desde afuera. Cuando la ansiedad aumenta, el flujo emocional en la díada se hace más fuerte y la
relación se torna difícil. Cuando la ansiedad alcanza un determinado nivel, los integrantes de la
díada, previsible y automáticamente, involucrarán en su trama emocional a una tercera persona
vulnerable. Con el compromiso de la tercera persona disminuye el grado de ansiedad, como si esta
ansiedad se diluyese, pasando de una a otra, entre las tres partes que forman el triángulo. El
triángulo es más estable y más flexible que la díada, tolera mejor la ansiedad y puede dominar gran
parte del estrés de la vida. Cuando disminuye la ansiedad en el triángulo, la configuración emocional
vuelve a ser la de la díada y el tercer miembro pasa a ser ajeno. La ansiedad puede retroceder hasta
un nivel tan bajos que se configuran tres individuos funcionalmente separados. Puede suceder
también que la ansiedad crezca hasta el punto que el triángulo ya no logre controlarla. En esta
situación, uno de los tres implica a otra persona de afuera. Entonces las fuerzas emocionales se
disponen siguiendo el mismo modo de triangular entre dos de los tres miembros iniciales y la
persona que antes era ajena. El tercer miembro del triángulo inicial pasa a ser emocionalmente
inactivo. Si la ansiedad sigue siendo muy fuerte, el proceso emocional puede involucrar a otra
persona de afuera o puede volver al triángulo inicial. Si la ansiedad sigue creciendo, la propagación
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triangular puede trasponer los confines de la familia implicando a los vecinos, los amigos, la escuela,
las instituciones sociales o legales. Cuando la ansiedad decrece se vuelve al triángulo inicial. El
triángulo tiene mayor flexibilidad y adaptabilidad que la relación dual para tolerar y controlar la
ansiedad. Cuando la ansiedad compromete a más de tres personas, la configuración se difunde en
una serie de triángulos interconexos. Creo que una auténtica y honesta relación de dos es aquella en
la que hay un recíproco intercambio. Estas personas son relativamente raras y es difícil mantenerlas
en equilibrio emocional. La mayor parte de las relaciones de dos son el lado tranquilo de un
triángulo ya en funcionamiento, en el que la calma se mantiene en detrimento de una relación
negativa con el tercer ángulo del triángulo.
Las razones por las que una persona puede no ver los triángulos son dos. La primera es que
el sistema esté en estado de calma y los triángulos inactivos. Pero la razón más probable es que
están tan implicados emocionalmente en el automatismo de la “danza de la vida” que no pueden
ver. Para poder hacerlo, es necesario primero llegar a ser un observador. La incapacidad de ver es
bastante común de los discípulos que no han sabido dominar lo suficiente su propia emotividad para
poder observar y que sólo consiguen ver un triángulo si dan de cabeza en él.
He usado los términos sí-mismo real y seudo sí-mismo para indicar una variable importante.
El sí-mismo real esta compuesto de creencias claramente definidas, convicciones, opiniones y
principios vitales. Cada uno de ellos se incorpora al sí-mismo sobra la base de la experiencia
individual, después de un atento razonamiento, ponderando las alternativas y asumiendo la
responsabilidad de las propias acciones. El seudo sí-mismo se adquiere bajo los efectos de una
presión emocional y puede ser modificado también por el impulso emocional. Está compuesto de
creencias y principios irregulares y discrepantes, adquiridos por una exigencia en este sentido o
porque es lo que se debe pensar y hacer, o para dar valor a la imagen del sí-mismo en la amalgama
social. El sí-mismo real se da cuenta de la incongruencia de estas creencias, mientras que el seudo
sí-mismo la ignora. El sí-mismo real está incorporado al sí-mismo, contrariamente al seudo sí-mismo
que está suspendido del sí-mismo. El seudo sí-mismo es una ficción. De acuerdo con mi experiencia
en lo que se refiere a este concepto, el nivel del sí-mismo real es mucho más bajo y el del seudo sí-
mismo mucho más alto, en todos nosotros, de lo que podemos reconocer. El seudo sí-mismo es el
que envuelve la fusión emocional con los demás, mientras que el sí-mismo “funcional” puede ganar
o perder en la transacción. El seudo sí-mismo: complots y embrollos para ganar algo a expensas de
los demás. La actividad del seudo sí-mismo es la que nos da lecturas erradas cuando tratamos de
evaluar los niveles de diferenciación.
Dos variables principales de mi teoría:
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ansiedad, pero, muy pronto, cuando la ansiedad aumenta, desarrolla sus síntomas.
Conocer la reactividad frente a la ansiedad nos da informaciones sutiles para evaluar el
funcionamiento de una persona e indicios eficaces para la terapia.
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Esto no significa que hayan descubierto e identificado nuevos genes. Quiere decir que creen que los
genes determinan la conducta. Si seguimos pensando en las ciencias, quizás algún día podamos
establecer un verdadero contacto conceptual con las ciencias reconocidas y la psiquiatría pasará
entonces a ser una ciencia. Hasta ahora, nuestras teorías de la conducta humana no han ido más
allá de los sistemas cerrados de creencias. En este momento sólo puedo decir que los niveles de
diferenciación se trasmiten de generación en generación según el modelo símil genético que, sin
embargo, nada tiene que ver con la genética tal como se la define corrientemente.
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