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RIESGO VOLCÁNICO:

Se refiere a las consecuencias esperadas de la actividad volcánica en términos de muerte


o injurias para la población, destrucción de propiedad y otro tipo de pérdidas
económicas.(Monsalve, 2000)

Identificación De Volcanes Peligrosos o Potencialmente Activos

En la literatura vulcanológica, es común la utilización de términos como volcanes activos,


dormidos o apagados y extintos (Blong, 1984), refiriéndose a volcanes con actividad
histórica, a volcanes con actividad eruptiva reciente y volcanes que por no presentar signos
de actividad en varios miles de años, se considera que no volverán a tener actividad en un
future

Los volcanes inactivos son aquellos que muestran profundas huellas de erosión
evidenciando un largo periodo de tiempo geológico (> 10.000 años) en el cual no han hecho
erupción y además no presentan ninguno de los otros signos que evidencian algún tipo de
actividad; a estos volcanes también se les denomina extintos y se considera que no tendrán
de nuevo erupciones.(Monsalve, 2000)

Los volcanes considerados activos son aquellos que presentan alguno (s) de los siguientes
signos:

- Edificio morfológicamente bien conservado, por lo tanto depósitos asociados con


edades menores a los 10.000 años.
- Fumarolas y/o fuentes termales.
- Registro de actividad histórica.
- Actividad sísmica asociada.

Adicionalmente, a estos volcanes se denominan en estado de reposo si no muestran signos


o cambios de actividad que permitan inferir una erupción a corto plazo y se habla de crisis
volcánicas, en el momento en que el volcán cambia su patrón de comportamiento (actividad
sísmica, deformación del suelo, incremento en fumarolas y fuentes termales o cambios
químicos en ellas) y entra en un periodo eruptivo (reactivación del volcán).
Como un paso anterior a la evaluación de las amenazas volcánicas se deben identificar los
volcanes activos en el territorio, ya que estos son los que tienen la probabilidad de hacer
erupción en un futuro. Con el fin de mitigar las amenazas que representan las erupciones en
el momento de la reactivación de un volcán, se debe contar con anterioridad con la evaluación
de las amenazas y en lo posible del riesgo. (Tilling and Punongbayan, 1993):

EVALUACIÓN DE LA AMENAZA VOLCÁNICA

Recopilación de información

Comprende la información geológica de la región, geomorfológica, vulcanológica,


meteorológica, de población, sobre erupciones históricas, fotografías de los volcanes y sus
cráteres en diferentes épocas, fotografías aéreas antiguas y recientes, imágenes de satélite,
mapas topográficos y bibliografía sobre vulcanología y volcanes del mismo tipo, que si bien
cada volcán presenta sus características particulares, el conocimiento que se haya adquirido
en otros volcanes ayudan a alcanzar una mejor comprensión de los fenómenos particulares
de un volcán dado.

Estudios geológicos generales

El punto de partida para la evaluación de la amenaza volcánica ha sido, el reconocimiento


y distribución de los productos asociados a la actividad pasada de cada volcán. Las
actividades a desarrollarse son:

- Cartografía geológica escala 1:25.000 o 1: 50.000, por medio de trabajos de campo


complementados con estudios fotogeológicos y de imágenes satélite que permitan el
muestreo e identificación de los productos, conocer la distribución de los mismos, así como
las estructuras tectónicas y volcánicas en el área.

- Estratigrafía general: Los trabajos de campo permitirán el establecimiento general de la


estratigrafía de las erupciones pasadas, por medio del levantamiento y correlación de
columnas estratigráficas, igualmente la correlación de columnas permitirá la identificación
de depósitos individuales y aportaran datos sobre la distribución y características tales como
geometría, texturas, estructuras internas, espesor y la variación de las mismas con respecto a
la fuente, y por lo tanto permitirá determinar el origen o fuente de los depósitos.

- Estudios petrográficos y geoquímicos: permitirán un conocimiento general de la


composición de las principales unidades identificadas. Con la cartografía geológica del
volcán, los estudios estratigráficos y petrológicos, se tendrá una primera visión del tipo de
productos que ha emitido el volcán durante su historia geológica, la distribución de los
mismos, la posición estratigráfica relativa de los eventos, y la tendencia evolutiva del volcán
con el tiempo. Adicionalmente, con el conocimiento geológico del área volcánica, se
identificarán sitios convenientes para la instalación de equipo de monitoreo volcánico.

Análisis del registro de la actividad histórica pasada

Brindan conocimiento sobre las erupciones (duración, fenómenos que tuvieron lugar) y
sobre los efectos de los fenómenos sobre las áreas afectadas por ellos. Sin embargo, en
algunos casos el registro histórico es muy corto, o las descripciones fueron transmitidas en
forma verbal durante generaciones y en la mayoría de los casos fueron realizados por
personas con poco conocimiento de los fenómenos volcánicos, lo que lleva a veces a una
confusión del fenómeno mismo y de los depósitos generados, por lo cual esta información es
difícil de interpretar. La recopilación de los registros históricos de erupciones o actividad
volcánica se debe llevar a cabo de una manera sistemática y lo mas detallada posible,
mediante la investigación en archivos históricos, recopilación de noticias de periódicos y
otros medios de comunicación, seguimiento fotográfico del volcán, cráter y erupciones en
diferentes épocas y con recopilación de información oral de habitantes de las áreas aledañas
a los volcanes. El análisis y la interpretación de estos datos proveen información acerca de
las características de las erupciones, los depósitos generados, las áreas afectadas y los efectos
sobre la gente y las propiedades.

Estudio vulcanológico detallado

Con los estudios geológicos generales y el análisis del registro de las erupciones históricas
se tendrá una primera idea de la historia eruptiva del volcán, con base a la cual se establecerá
el lapso de tiempo que se tendrá en cuenta para llevar a cabo estudios vulcanológicos mas
detallados y el cual se tomará como marco de referencia para la evaluación de la amenaza y
la elaboración del mapa.

El objetivo principal de los estudios vulcanológicos detallados es la reconstrucción de la


historia geológica evolutiva del volcán (clave para la determinación de amenazas), en el lapso
de tiempo definido, lo cual se lleva a cabo principalmente mediante un estudio estratigráfico
detallado:

Vigilancia volcanica

El objetivo de la vigilancia volcánica es establecer en todos los volcanes activos redes


geofísicas, sísmicas, geoquímicas, geodésicas e hidrológicas capaces de detectar cambios en
tiempo real que indiquen el comienzo de una erupción, ya que los datos geovulcanológicos
dan una idea de la frecuencia eruptiva de un volcán, pero estos no son suficientes para
determinar "cuando" puede llegar a producirse una erupción en él.

En general las erupciones volcánicas son "predecibles", ya que el conjunto de señales


como los sismos, deformación del suelo y descargas anormales de gases volcánicos pueden
indicar el inicio de una crisis volcánica o periodo eruptivo donde se pueden producir una o
varias erupciones, sometiendo muchas veces, una misma área a amenazas por periodos de
tiempo más largos (dependiendo del periodo eruptivo de cada volcán) que cualquier otro tipo
de fenómeno natural. (Scott et al, 1993). La vigilancia volcánica asume que el movimiento
de magma bajo el volcán puede ocurrir antes de que una erupción comience. En general se
utilizan tres clases de técnicas para detectar el magma y monitorear su movimiento (Scott et
al, 1993):

Monitoreo de los sismos volcánicos. El movimiento del magma requiere un empuje en su


camino a través de la corteza terrestre causando rompimiento de las rocas y movimiento a lo
largo de fallas dando como resultado sismos que pueden ser detectados en la superficie
terrestre.

Monitoreo de la deformación del suelo. Cuando el magma se aproxima a la superficie y


se mueve dentro de conductos bajo el volcán causa inflación del aparato volcánico, el cual
permite establecer, junto con los datos sismológicos, la profundidad del magma y puede dar
alguna idea de su volumen.

Monitoreo de la química de los gases y lagos crátericos. El magma, en profundidad,


contiene gases disueltos en él. Cuando el magma asciende a niveles más someros, estos gases
son liberados y a causa de su movilidad llegan hasta la superficie y son descargados a través
de las fumarolas. La temperatura y la cantidad absoluta y proporción de los gases dan
información sobre el estado del magma y que tan cerca a la superficie puede estar. La
vigilancia volcánica y los estudios geovulcanlógicos son complementarios para la evaluación
de la amenaza. Los estudios geovulcanológicos, permitirán identificar los volcanes

Otras investigaciones que se pueden llevar a cabo integrando los conocimientos


vulcanológicos con los datos arrojados de la vigilancia volcánica se tiene (Bailey et al, 1984).

1. La correlación de actividad volcánica con otros fenómenos geofísicos causantes o


relacionados.
2. La posible relación espacial entre vulcanismo y sismicidad en el contexto de las
placas tectónicas.
3. Las propiedades físicas y evolución química del magma y
4. El mecanismo de la generación del magma a profundidad, transporte a través de
la corteza y erupción en la superficie.

Interpretación e integración de resultados: definición de parámetros para la


evaluación de la amenaza volcánica y elaboración del mapa de amenaza volcánica

Con los datos obtenidos en los estudios se tomarán los parámetros y se planearán los
trabajos futuros con los cuales se llevará a cabo la evaluación de la amenaza volcánica y la
elaboración del respectivo mapa. Los parámetros escogidos para la elaboración del mapa de
amenaza se explicarán en el informe y en el texto del mapa

PRECURSORES DE UNA ERUPCIÓN

Para que un volcán entre en erupción es necesario una condición imprescindible, debe
existir magma; si en el sistema no hay magma susceptible de salir es imposible que se
produzca una erupción. Partiendo de este principio, si somos capaces de conocer cuáles son
las propiedades físicas de este magma, podremos establecer cuándo y cómo será la futura
erupción del volcán. El ascenso del magma está condicionado por su viscosidad, por ello es
un proceso muy lento, incluso los magmas muy fluidos (basálticos) necesitan más de dos días
para alcanzar la superficie desde las zonas de almacenamiento situadas en la base de la
corteza. No se conoce ningún volcán que haya pasado de un estado de reposo al de erupción
violenta de forma repentina. Aunque en muchos casos, la falta de vigilancia, la ignorancia
asumida, o la dejadez ante el evidente incremento de las manifestaciones externas, haya
provocado un desastre.(Linares, Ortiz, & Mareeno, n.d.)

La (Fig. 1) muestra un esquema de la estructura interna de un volcán activo, así como los
distintos fenómenos que en él tienen lugar. Hay algunos signos de la actividad volcánica que
son apreciables a simple vista: aparición de nuevas fumarolas o cambios en las existentes,
variaciones en las propiedades de las aguas termales, en la distribución y temperaturas de los
suelos calientes o la apertura de fracturas. Otros fenómenos, como la actividad sísmica o la
deformación, requieren el empleo de instrumentos muy sensibles, pues cuando son sentidos
directamente por la población podríamos encontrarnos en una fase ya muy avanzada del
proceso.

Figura 1 Fenómenos presentes en un volcán activo

ALERTAS ANTE UNA EMERGENCIA VOLCÁNICA.


Alerta blanca.- Es un tipo de alerta que tiene como objetivo informaren las zonas de
influencia la presencia de algún fenómeno natural, con posibilidad de evolucionar y causar
daños.

Alerta amarilla.- Es cuando se detecta un aumento notable en la actividad anormal de un


evento, la alerta amarilla indica que dicho evento se puede presentar en semanas o meses.

Alerta naranja.- Es cuando el evento tiene una tendencia ascendente e implica situaciones
inminentes de riesgo y situaciones severas de emergencia e indica que el evento se puede
presentar en días o semanas. La alerta naranja señala el inicio del proceso de evacuación.

Alerta roja.- Es la producción del evento, se da cuando el fenómeno tiene una alta
probabilidad de impactar una zona, presentando daños a las personas, los bienes, carreteras
y a otras infraestructuras o al medio ambiente e indica que el evento se puede presentar en
horas o días.

PREDICCIÓN DE ERUPCIONES

El objetivo de la predicción es determinar con anticipación el lugar y momento del inicio


de una erupción y sus características. Su finalidad es prevenir a la población y tomar con
anticipación las medidas tendentes a reducir la pérdida de vidas y a mitigar los daños.

En la actualidad, la predicción volcánica alcanza un alto nivel de fiabilidad siempre que


se disponga de la instrumentación adecuada y del equipo científico necesario. Es
imprescindible que la población conozca el medio natural (volcánico) en el que vive, tenga
percepción del riesgo y asuma las medidas de autoprotección necesarias.

Medidas de predicción

Actualmente los medios que se utilizan para predecir una erupción son:

1. Intentar conocer la historia de cada volcán (registro histórico), tanto la frecuencia


de las erupciones como la intensidad de las mismas, para intentar determinar el
periodo de retorno. Estas medidas son muy poco fiables.
2. Analizar los síntomas del comienzo de las erupciones mediante observatorios
situados en los volcanes, que gracias a pequeños sismógrafos pueden detectar
pequeños temblores y ruidos.
3. Cambios producidos en la topografía y cambios en la forma del volcán como
abombamiento de las paredes y el techo del volcán, que se pueden medir mediante
el clinómetro o por medio de satélites que detectan deformaciones imperceptibles
a simple vista ocurridas en la estructura del volcán.
4. Calentamiento del agua en los acuíferos y en general aumento de la temperatura
en el subsuelo, así como cambios eléctricos y magnéticos de la zona.
5. Anomalías de la gravedad (gravímetros).
6. Análisis de los gases emitidos.
7. Seguimiento del volcán. Elaboración de mapas de riesgo y peligrosidad.

LA PREVENCIÓN ANTE ERUPCIONES VOLCÁNICAS

La prevención volcánica se define como el conjunto de medidas adoptadas con el objetivo


de reducir el riesgo volcánico e implica actuar antes de que ocurra una erupción y durante el
desarrollo de la misma. Cualquier medida de prevención exige un conocimiento previo de
los procesos volcánicos y los peligros derivados, en función de las características particulares
de cada área volcánica.

Cuando se vive en un área volcánica activa es necesario el desarrollo de medidas de


prevención centradas en los siguientes ámbitos:

- Conocimiento de la actividad volcánica


- Sistema permanente de vigilancia
- Ordenación de usos y gestión del territorio
- Planificación ante emergencias
- Educación y divulgación

Conocimiento de la actividad volcánica. El conocimiento de la actividad volcánica de la


zona permite determinar las características de las erupciones futuras. Para ello, se estudian
las erupciones ocurridas en el pasado desde una óptica multidisciplinar (geología, geofísica,
geomorfología, historia, etc.), que nos proporcionan la base del conocimiento sobre el estado
actual del volcán y su comportamiento futuro. Con esta información se elaboran los mapas
de peligrosidad y riesgo, que incluyen diferentes parámetros y que tienen en cuenta la
probabilidad de que ocurra un fenómeno y los daños que puede ocasionar.

Sistema permanente de vigilancia. El sistema de vigilancia será el adecuado a las


características de la actividad volcánica presente en la zona, incorporando nuevos
instrumentos y técnicas en función del incremento de la actividad y del riesgo. Debe
determinar el nivel de actividad del volcán para permitir a las autoridades la gestión de la
crisis e informar a la población a través de los diferentes niveles del semáforo.

Ordenación de usos y gestión del territorio. En función de la información proporcionada


por los mapas de peligro volcánico se planifica el uso y gestión del territorio, con el fin de
mitigar el impacto que pueda provocar la erupción. Estos mapas de peligro deben ser
elaborados con anterioridad a los Planes de Ordenación del Territorio para que realmente
sean efectivos y adecuados a las características del medio natural en el que se desarrollan.

Planificación ante emergencias. Además de las medidas ya enumeradas, existe también


una planificación de Protección Civil ante emergencias producidas por erupciones volcánicas
basada en la legislación vigente. Esta planificación constituye una estrategia global de
preparación ante catástrofes en las que se incluyen:

 Redacción de planes de actuación


 Organización de medios
 Coordinación de emergencias

La planificación ante una emergencia por erupción volcánica se actualiza a partir de la


información aportada por el sistema de vigilancia y los mapas de riesgo establecidos para la
actividad que presenta el volcán. La implementación del semáforo del volcán es la mejor
opción para la comunicación entre los distintos estamentos involucrados y la población. Es
norma habitual utilizar las escuelas como centros de acogida de evacuados por desastres
naturales.
Educación y divulgación. Es muy importante que la población, cuerpos de emergencia y
seguridad y organismos locales reciban una información precisa sobre los fenómenos
volcánicos y las medidas de prevención existentes: de poco sirve un plan de emergencia si
éste no se conoce y no es asumido por la población; muchos de los desastres ocurridos se han
debido a la falta de conocimiento sobre los fenómenos que los han desencadenado o a la falta
de fluidez de las comunicaciones.

La mitigación del riesgo empieza por la educación de la población. Los programas


educativos dirigidos a cualquier grupo de edad, deben tener como objetivo principal que la
población conozca su territorio, asimile sus peculiaridades físicas y los riesgos inherentes a
él y desarrolle técnicas de autoprotección. Así mismo, es conveniente desterrar la idea de que
el conocimiento del riesgo volcánico supone un impedimento al desarrollo económico de la
región.

Medidas de prevención

La principal medida preventiva consiste en políticas de “ordenación del territorio” que


impiden el asentamiento de la población o la explotación económica de las áreas
potencialmente peligrosas. Sin embargo las zonas volcánicas son zonas muy fértiles, por lo
que presentan una gran densidad de población haciendo imposible estas medidas preventivas.

Las medidas estructurales son:

 Construir canales para desviar las corrientes de lava hacia lugares deshabitados o
diques de contención para ganar tiempo para la evacuación.
 Construir túneles de descarga del agua de los lagos del cráter para evitar la
formación de lahares.
 Construcción de viviendas con tejados inclinados o semiesféricos que eviten la
acumulación de cenizas y piroclastos así como su hundimiento debido al peso de
estos materiales.

Las medidas no estructurales son:

 Evacuación de la población.
 Evitar la construcción en los lugares de alto riesgo (ordenación del territorio)
 Elaboración de sistemas de seguimiento de la actividad volcánica.
 Confección de mapas de riesgo en los que se cartografíen las áreas susceptibles de
ser afectadas por todos los procesos.
 Contratación de seguros que cubran las pérdidas de las propiedades o cultivos.

Conclusiones:

Con los métodos de vigilancia volcánica se identificará el patrón de


comportamiento de un volcán en cuanto a su sismicidad, geoquímica de aguas y
gases, microgravimetria y morfología; la alteración de los patrones indicará
perturbación del sistema magmático permitiendo así identificar una crisis
volcánica y por lo tanto, a diferencia de otros fenómenos geológicos, anticiparse a
corto plazo a la ocurrencia de una erupción.
Por tal razón es imprescindible, una vez identificado un volcán como activo,
establecer un programa básico y continuo de vigilancia volcánica.
Cada volcán tiene su comportamiento propio, por consiguiente cada cámara
magmática va a sufrir modificaciones diferentes inducidas por sus propias
características como son: profundidad, volumen, geometría, ambiente hidrotermal,
contactos eventuales de mantos de agua subterránea/magma; además de éstas, la
estructura y morfología del edificio también son factores específicos del volcán y
determinan su estilo eruptivo.
Referencia bibliografica

Sitio web. http://e-


ducativa.catedu.es/44700165/aula/archivos/repositorio/2500/2627/html/3_mtodos_de_predi
ccin_y_prevencin.html

Linares, M., Ortiz, R., & Mareeno, J. (n.d.). Riesgo Volcanico. Ministerio General de
Protección Civil y Emergencias.

Monsalve, M. (2000). (Pdf) Guia Para La Evaluacion De La Amenaza Volcanica Y


Elaboracion De Mapas De Amenaza Volcanica Potencial En Colombia. ResearchGate,
(January 2000). https://doi.org/10.13140/RG.2.1.3641.3848

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