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SEMESTRE: 2018-2019
ESTUDIANTES: JOSÉ ANDRES VIDAL
MATERIA: DERECHO CIVIL IV CONTRATOS Y OBLIGACIONES
DOCENTE: DR. CESAR MUÑOZ
TAREA No2 DE DERECHO CIVIL
Pero se llega al pleito por enemistad-no por la amistad- de las partes, por
posturas irreconciliables, por una distinta apreciación de los hechos o
circunstancias que rodean el caso. Muchas veces por caprichos o por el deseo o
necesidad de no pagar o cumplir una obligación. Si desaparecieran los abogados
el juez se encontraría normalmente frente a posturas inconciliables, personas
enemistadas de tal modo que todo dialogo entre ellas resultaría difícil,
ofuscadas por el problema, que se cerrarían en sus pareceres muchas veces
caprichosos. El proceso judicial se torna así indispensable, pero el juez no puede
ayudar a los litigantes a efectuar presentaciones claras t razonables, como a
filtrar sus pretensiones separando la paja del trigo, porque la imparcialidad de
y papel no lo permite y porque ello tampoco cuenta con tiempo necesario para
ello.
Dice Osorio y Gallardo” Es la abogacía ministerio del más alto interés social y
requiere para su ejercicio virtudes excelsas. Pero cuando destaca mas su
grandeza es cuando se aplica a amparar el derecho de un hombre caído frente a
todo un pueblo que lo acosa y persigue”.
Hay dos tipos de clientes: quienes confían en su abogado por sus calidades
propias i talvez porque el proceso judicial les excede, y aquellos que procuran
moveré dentro del juicio por decisiones propias y no admiten ser conducidos.
Un abogado es un criterio jurídico formado más que la memorización de datos
que hoy están y mañana resultan completamente inútiles.
En primer termino el abogado contrae un deber de lealtad para con el juez que
se traduce en no engañarlo, es decir actuar con honradez en relación a la
exposición de los hechos y al material probatorio que se aporta al proceso. EL
falseamiento comporta una actitud ilícita e inmoral, un verdadero fraude.
Procurar ganar el juicio con buenas armas. No perturbar el desarrollo de la
prueba contraria, distraer el proceso mediante argucias judiciales. Desde el
punto de vista técnico, el abogado no puede guiarse por las sugerencias del
cliente. El abogado es responsable individual o solidariamente con su cliente de
reclamos o defensas temerarias, debiendo cargan con las costas provenientes de
su accionar. El letrado no puede en ningún caso defender una postura que
conduciría en el hipotético caso de su acogimiento a un notorio, desmesurado
enriquecimiento sin causa de su defendido o el perjuicio de las costas derivadas
del vencimiento frente a su seguro rechazo.
El abogado no solo debe guardar una actitud ética respecto al juez, sino que esa
misma conducta debe ser observada en las relaciones con el colega de la
contraparte. La primera regla es no dañar. El litigio ya es por si solo un daño y
nuestra primera misión debe ser no aumentarlo. Es imperativo lograr un proceso
tan limpio como una operación quirúrgica.
Cuando el respeto prime entre los colegas, el proceso será otro seguramente, la
justicia habrá ganado enormemente, y la abogacía habrá empezado a recuperar
su perdido estatus. La confianza es la base de la abogacía inglesa.
Respecto de los colegios de abogados, los hay obligatorios y los hay libres. Los
primeros cumplen un rol de derecho publico al tener a su cargo el control de la
matricula y el funcionamiento del Tribunal de Disciplina que juzga las faltas
éticas que cometieran los colegiados. Indudablemente tiene una mayor fuerza
que los colegios libres porque su representación es mayor, aunque corren el
riesgo de una excesiva politización y su instrumentalización por los participados
y facciones. Esa agremiación suele interesar a los que quieren utilizar la
institución para fines políticos o aun personales de orden burocrático.