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La pistola en la cabeza

Por Laudel de Jesús.


La principal, y desde luego, la única cosa que nada mal en el mundo es el hombre.
Enmanuel Jung.
La recién remozada galería Oscar Fernández Morera de la Ciudad de Sancti Spíritus exhibe por
estos días una nueva exposición. Por iniciativa del Consejo provincial de las Artes Plásticas se
inauguró el pasado jueves 20 de abril La pistola en la cabeza, del Artista José Alberto
Rodríguez Ávila. Estamos frente a una muestra que asume una de las variantes de la técnica
del grabado como manifestación de las Artes Plásticas: la Monotipia.
Desde el momento mismo de su concepción el artista se declara marcadamente influenciado
por dos maestros del surrealismo: Salvador Dalí y René Magritte. Referentes emparentados en
lo filosófico y en lo metodológico con nuestro joven creador.
Interpreto en estas obras un fluir automático de ideas que aluden al desequilibrio y a la
ausencia de rostro. La figura humana es presentada sin identidad .La tesis defendida ofrece
siluetas No divergentes en actitud, en posición, en miradas entre una entidad y la otra.
Nos muestra como una especie homogénea y vacía. La pistola en la cabeza , contiene un
concepto actual y eterno: somos la bestia perfecta.
Hay en esta exposición una idea , un boceto ontológico que otorga coherencia al discurso
gráfico: la relación del ser humano con la realidad siempre es subversiva, homogénea y vacua.
Al mismo tiempo debo decir coherencia no debe leerse necesariamente como claridad.
En José Alberto Rodríguez Ávila -graduado de nivel medio en Artes visuales por la -
desaparecida -Academia Oscar Fernández Morera de Trinidad ,y Licenciado en Artes visuales y
Restauración de obras de arte por el Isa pervive una preocupación- la tendencia a la nada del
pensamiento y conducta humana .
La Pistola en la cabeza , hace un recorrido orgánico y profundo hacia la esencia del ser .En su
gráfico deslizamiento subyace una urdimbre inquietante: un hombre sin rostro mira una
planta y describe en su relación una discontinua línea de insectos. Una muchacha acostada
boca arriba, retiene un ave que intenta escapar, un sombrero suspendido llueve , un hombre
vestido de frac está parado sobre una piedra y las piedras gravitan a su alrededor, un hombre
–este si –con rostro se dispara una pistola en la cabeza. Todo apunta hacia el nihilismo.
Sugiero mirar junto a José Alberto una parte medular de lo que somos, develar la relación del
hombre con la naturaleza, el estado de conflicto que nos caracteriza. Este joven artista
plástico ha incursionado además en El Performance, el Video arte, y la Instalación .Pero en
estas 15 piezas- bajo el manto técnico de la Monotipia- sacude los cimientos de una ciudad
reacia a pensar.
La dramaturgia escogida para la ocasión relaciona elementos materiales y seres humanos sin
rostro, objetos inanimados impropios: piedra, sombrero, Frac, vestidos, signos que, aislados en
la naturaleza y la sociedad ofrecen pocos, evidentes y gráficos significados. Agrupados aquí
resultan en una cosmología simple, y profunda por su singularidad.
Suerte de escritura automática, la Monotipia hace que la idea, la imaginación y la plasmación
de esa idea por parte del artista ocurran simultáneamente. El creador hace gala de precisión y
genio .Aparece nítido la marca del surrealismo. Pareciera que la única salida para quien tiene
rostro es volarse los sesos. Menuda conclusión emana de estas 15 piezas.
A nuestro juicio la obra merece mayores dimensiones espaciales y también una mayor
atención en tanto cantidad de receptores.
Para José Alberto Rodríguez Ávila la impresión de estas piezas resultó natural y rápido: fluir
preciso de su pensamiento .En nosotros quedaran los ecos, las preguntas, las resonancias
ontológicas que toda obra de arte debiera provocar.

Gracias por mirar y conversar.


Laudel de Jesús.

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