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VENTILACIÓN
VENTILACIÓN AMBIENTAL I
1. La ventilación
2. Criterios a tener en cuenta
3. Tipos de ventilación
1. La ventilación
En un recinto pueden ser varios los polucionantes que pueden provocar que el aire en el cual nos
encontramos esté, en argot, "cargado", y los contaminantes que cargan el ambiente pueden ser de
especie diversa: humo, olores, exceso de humedad o temperatura, etc.
La ventilación pretende la sustitución de una porción de aire, que se considera indeseable, por otra
que pretenderá mantener el aire del interior del recinto en un grado de contaminación,
temperatura, humedad, etc., adecuado a las condiciones que se requieran.
3. Tipos de ventilación
Es la que se practica en un recinto, renovando todo el volumen de aire del mismo por otro de procedencia
del exterior. Este tipo de ventilación es el objeto de la presente hoja técnica.
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Este tipo de ventilación pretende captar el contaminante en el mismo lugar de su producción, evitando
que se esparza por el local.
5. Sistemas de ventilación
Fijado el caudal necesario, hay que tener en cuenta que para lograr el objetivo previsto deberemos
crear, en el interior de la nave, una suave corriente de aire entre la entrada de aire y la salida del
viciado que nos "barra" correctamente toda la nave, o los puntos donde se genere la contaminación
(y que no es posible aspirar mediante sistemas de captación localizada).
Obviamente, la primera premisa que se debe cumplir, es que el aire procedente del exterior tenga
unas condiciones de temperatura, humedad o nivel de contaminación adecuados e inferiores a los
del interior del propio recinto a ventilar.
Seguidamente determinaremos qué sistema nos conviene más usar (extracción, impulsión o ambas
conjuntamente).
5.1 Extracción
Recordemos, en primer lugar una serie de indicaciones generales, que fijan la pauta a seguir
en la mayoría de casos:
El sistema de extracción evita las corrientes molestas de aire, ya que hasta prácticamente el
nivel del punto de aspiración (tanto si se trata de aspiración mediante rejillas y conductos,
como si se trata de extractores situados directamente a la pared) la velocidad del aire es
inapreciable, tal como se observa en la Fig. 2.
El polucionante se dirige hacia puntos concretos, por ejemplo el aire o humos calientes que se
acumulan bajo el techo, pudiéndose extraer prácticamente a medida que se producen. Como
inconveniente de este sistema, especialmente en caudales importantes, tendríamos la
dificultad en controlar las condiciones del aire de entrada, procedente del exterior y que ha de
sustituir el aire extraído.
5.2 Impulsión
Se trataría de introducir aire procedente del exterior hacia el interior de los locales a ventilar
diluyendo los contaminantes interiores a la vez que sobrepresionando ligeramente el recinto
para provocar la salida del aire interior hacia el exterior del mismo.
Este sistema es de difícil empleo, por sí solo, en aquellos locales en los cuales el grado de
contaminación interior sea elevado, por las dificultades que implica tener un buen control
sobre dicho contaminante evitando que éste acceda a zonas de los locales a los cuales no
llegaba sin ventilación alguna, y por contra es óptimo en aquellos que, pudiendo controlar las
condiciones del aire a insuflar, se pretende evitar la entrada de contaminantes exteriores,
como por ejemplo polvo, hacia las salas a ventilar (por ejemplo, el caso de sobrepresión de
una sala de maniobra, con cuadros eléctricos, situada en una cantera).
No siempre se dispone de aberturas directas al exterior donde sea posible ubicar las entradas
de aire o practicar las descargas, o bien no se puede estar pendiente de si hallarán abiertas o
cerradas, por lo que con cierta frecuencia, y en función del grado de ventilación deseado, es
recomendable la utilización conjunta de los sistemas anteriores para lograr un correcto barrido
de todo el ambiente a ventilar.
Fig. 5. Ventilador
Fig. 4. CVAB
En este tipo de montajes se usarán ventiladores (o extractores) que deberán ser capaces de
asegurar el suministro o evacuación de aire hasta el último punto de la conducción, y para ello
se calcularán las pérdidas de carga que presentarán las conducciones al paso de aire, apartado
que analizaremos en hojas posteriores.
6. Entrada de aire
Como concepto general, hay que prever, como entrada, cuatro veces la sección del propio extractor
a usar, si bien se puede calcular la sección libre mínima bajo el supuesto de unas velocidades
máximas, a saber:
VENTILADORES
CURVA CARACTERÍSTICA
Posición a)
Que, en descarga libre, proporcione un caudal Q = 10.000 m³/h. Le acoplamos un
conducto.
Posición b)
De 10 m de longitud y comprobamos que el caudal se ha reducido a Q = 8.000 m³/h.
Alargamos a continuación el conducto hasta 50 m y medimos un caudal.
Posición c)
De Q = 5.000 m³/h. Este experimento pone de manifiesto que, a medida que
aumentamos la longitud del conducto acoplado, o sea que incrementamos la dificultad
u obstrucción al paso del aire, disminuye el caudal que proporciona el ventilador.
Esta disminución, que se llama pérdida de carga, es debida al rozamiento del aire con las
paredes del conducto, a los cambios de dirección, torbellinos, contracciones de la vena
fluída u otros accidentes u obstáculos en las canalizaciones.
Para poder disponer de los distintos caudales de que es capaz un ventilador según sea la
pérdida de carga del sistema resistente contra el cual esté trabajando, se ensaya el
aparato variándole la carga desde el caudal máximo al caudal cero. Todos los pares de
valores obtenidos caudal-presión se llevan a unos ejes coordenados, obteniéndose la
Curva Característica.
La Fig. 2 representa una curva tipo en la que se han grafiado las presiones estáticas, que
representan las pérdidas de carga, y las totales y dinámicas. También se representa una
curva de rendimiento mecánico del aparato.
Fig. 2. Representación de una curva tipo en la que se han grafiado las presiones estáticas
Como sea que ambas magnitudes están relacionadas de tal forma que un aumento de la
primera representa ineludiblemente una reducción de la segunda, nos damos cuenta de
la importancia que tiene decidir la configuración de un sistema de ventilación de forma
que exija la menor pérdida de carga posible, para así, mover un mayor caudal de aire
que, en definitiva, es la misión primordial del ventilador.
8000²
Pc = × 3,5 = 6,2 mm c.d.a.
6000²
4000²
Pc = × 3,5 = 1,55 mm c.d.a.
6000²
Llevando estos valores, más otros que se calculen del mismo modo, sobre
unos ejes coordenados, obtendremos la característica del sistema, que
reviste la forma R de la Fig. 3.
1. Las curvas deben estar avaladas por el fabricante, quien las garantizará
haciendo referencia a la norma y disposición adoptada para su
determinación.
2. Las curvas características de ventiladores se obtienen en laboratorios
de ensayos debidamente equipados y por analistas especializados. Ello
supone la sujeción a procedimientos según normalizaciones oficiales y
aparatos, túneles y cámaras calibrados. La máxima garantía se obtiene
cuando el laboratorio cuenta con una acreditación oficial.
Soler & Palau ensaya sus ventiladores conforme a las normas españolas UNE
100-212-89, británicas BS 848 Part 1 y americanas AMCA/ASHRAE 210-
85/51-1985, conciliadas todas ellas en la mundial ISO CD 5801/3-1992.
correspondiente:
SE = Q / 3600 × V
En cualquier caso se situarán las entradas con una dimensión y en aquellos puntos, si hay opción
para escoger, en los cuales la velocidad del aire creada no pueda provocar molestias a las personas.
Para dicha entrada, en caso de que no existan ventanas, se pueden utilizar rejillas adecuadas para
ello.
MECÁNICA DE FLUIDOS
Para ventilar un espacio, un recinto o una máquina, ya sea impulsando aire o bien extrayéndole, es muy corriente tener
que conectar el ventilador/extractor por medio de un conducto, una tubería, de mayor o menor longitud y de una u otra
forma o sección.
El fluir del aire por tal conducto absorbe energía del ventilador que lo impulsa/extrae debido al roce con las paredes, los
cambios de dirección o los obstáculos que se hallan a su paso. La rentabilidad de una instalación exige que se minimice
esta parte de energía consumida.
En la Fig. 1 hemos representado una canalización en la que un ventilador V trabaja haciendo circular un caudal Q de
aire. Esta conducción tiene la entrada cortada a «ras», los cambios de sección «cuadrados», bruscos, y un obstáculo "O"
atravesado con su forma natural. Debajo se ha representado una gráfica de las presiones totales Pt que van
produciéndose a lo largo como pérdidas de carga y que debe vencer el ventilador. Las zonas sin sombrear indican los
espacios «vacíos» de aire y la aparición de torbellinos en el flujo.
La misma canalización, Fig. 2, con una embocadura de entrada acampanada, los cambios de sección cónicos y un
carenado del obstáculo atravesado, presenta una gráfica de presión mucho más rebajada. De uno al otro supuesto se ha
calculado que la presión Pt necesaria, para el mismo caudal Q, pasa de 27 mm c.d.a. a 16 mm, esto es, un 40% menos.
Como el consumo de un ventilador es directamente proporcional a la presión total Pt a que trabaja, podemos constatar
que, de no cuidar el diseño de una canalización, puede darse el caso, como el expuesto, de gastar un 68% más de
energía del necesario.
1. Flujo laminar y turbulento
El flujo del aire se llama laminar cuando su trayectoria es uniforme, los filetes son paralelos y bien definidos, como se
pone de manifiesto con trazadores sinópticos.
El flujo es turbulento cuando la trayectoria de las partículas del fluido son irregulares, constantemente cambiantes con la
aparición y desaparición de innumerables torbellinos. Calculando un número, llamado de Reynolds, que comprende la
densidad del fluido, el diámetro del conducto, la velocidad y la viscosidad, puede conocerse qué régimen tendremos
dentro de un conducto. Por debajo de 2.100 será laminar y, por encima de 4.000, manifiestamente turbulento. En
ingeniería de ventilación, por razones de economía en la sección de las instalaciones, los regímenes de los flujos de aire
siempre son turbulentos.
A la presión del aire necesaria para vencer la fricción en un conducto, que es la que determina el gasto de energía del
ventilador, se llama pérdida de carga. Se calcula por la fórmula de Darcy que contempla la longitud de la conducción, el
llamado diámetro hidráulico, la velocidad y densidad del aire y el coeficiente de frotamiento que, éste, a su vez, depende
del número de Reynolds, de rugosidad de las paredes, de las dimensiones y la disposición del mismo. Calcular la pérdida
de carga con estas fórmulas resulta engorroso y, con todo, sólo lleva a resultados aproximados ya que tanto la
viscosidad, como la densidad y la rugosidad pueden variar entre márgenes muy amplios. De ahí que la forma práctica de
hacerlo es recurriendo a nomogramas confeccionados, a base de todo el bagaje técnico expuesto y son válidos para
conducciones con la rugosidad corriente en materiales habitualmente usados.
El nomograma de la Fig. 3 muestra uno de ellos para secciones circulares y un coeficiente de fricción = 0,02 (plancha
de hierro galvanizada o tubos de fibrocemento). Para otros coeficientes de fricción puede corregirse el resultado
multiplicándolo por los coeficientes de la Fig. 4.
Pérdida de carga, en mm c.d.a. de Presión Total por metro de longitud del conducto.
Ejemplo de lectura:
Un caudal de 5.000 m³/h circula por un conducto de 0,45 m de Ø a una velocidad de 8 m/s con una pérdida de carga de
0,15 mm por metro.
3. Conductos rectangulares
Si la sección del conducto no es circular, caso frecuente en instalaciones de ventilación en donde se presentan formas
rectangulares o cuadradas, es necesario determinar antes la sección circular equivalente, esto es, aquella que presenta
la misma pérdida de carga que la rectangular considerada. Puede luego usarse el nomograma de la Fig. 3. El diámetro
equivalente puede calcularse por la fórmula de Huebscher:
(ab)5/8
de = 1,3
(a+b)1/4
Muy trabajosa por sus índices. Prácticamente puede usarse la gráfica de la Fig. 5 basada en esta fórmula.
Las canalizaciones de aire no siempre se componen de tramos rectilíneos sino que a menudo se
presentan accidentes en su trayectoria que obligan al uso de codos, desviaciones, entradas, salidas,
obstáculos, etc. Todos los cuales ofrecen resistencia al paso del aire provocando pérdidas de carga. Para
conocer la resistencia total de un sistema de conductos será necesario calcular las pérdidas de cada uno
de tales accidentes y sumarlas a las de los tramos rectos.
Existen diversos métodos para calcular la pérdida de carga debida a los accidentes de una canalización,
siendo el más usado en los manuales especializados, con muchos datos experimentales que permiten,
con unas sencillas operaciones, determinar su valor, el siguiente:
De esta forma calcularemos uno a uno los accidentes de la conducción que, sumados a los de los tramos
rectos, tendremos la pérdida de carga total del sistema de conducción.
Sólo a guisa de ejemplo reproducimos sendas gráficas correspondientes a los coeficientes «n» de codos
en ángulo recto de sección circular y rectangular, Figs. 6 y 7, con algunas variantes de construcción de
los primeros.
En la próxima Hoja Técnica proporcionaremos muchos otros casos de accidentes con los datos sobre los
coeficientes «n» correspondientes, sin pretender agotar el tema. Existen manuales especializados en los
que podrán encontrarse muchos otros casos.
Cuando se hayan calculado las pérdidas de carga totales de un sistema de canalización con todos sus
accidentes, Pt = P tramos rectos + P codos + P desviaciones + P descargas + P etc. para un caudal
dado Q1, pueden calcularse las pérdidas por otro caudal distinto Q2 mediante la fórmula:
Q2²
Pt2 = Pt1
Q1²
O sea, que las pérdidas son proporcionales al cuadrado de los caudales que circulan: Pt = K Q²
Calculada K para un caudal concreto, podemos dibujar la gráfica presión (pérdidas) - caudal para todos
los valores del caudal. Esta gráfica, Fig. 8, reviste la forma de una parábola y se la llama Curva
Característica del Sistema.
RENOVACIÓN AMBIENTAL
Ir a la solución final
Dimensiones: 18 x 12 x 3 m
El local está dotado de un falso techo de placas que deja una altura máxima para la instalación del
sistema de ventilación de 38 cm.
La propiedad pone como condición que la salida de aire viciado deberá realizarse a través de la
fachada posterior del local.
Se trata de un local de uso lúdico en el cual, en momentos determinados pueden coincidir un número elevado
de personas, por lo cual, prescribimos unas necesidades de 12 renovaciones / hora:
Q = 18 x 12 x 3 x 12 = 7.776 m3/h
LA SOLUCIÓN
Proponemos ventilar por depresión a través de conductos instalados en el falso techo y ubicando tomas de aire
distribuidas en el mismo con el objeto de tener una distribución regular de caudales por todo el local.
La entrada de aire exterior se efectuará a través de aberturas practicadas en la fachada anterior que deberán
tener una superficie libre de 0,87 m2 para que el aire no circule a una velocidad de mas de 2,5 m/s con el fin
de no crear molestas corrientes que puedan perjudicar a los usuarios, para calcular esta sección utilizamos la
fórmula:
S = Q/(v x 3.600)
De donde:
S = Sección libre en m2
Q = Caudal de aire en m3/h
V = Velocidad en m/seg
Dado que tenemos un condicionante importante en la altura libre del falso techo, optaremos por dividir el
caudal total necesario en 3 instalaciones independientes que nos permitirán colocar extractores extraplanos con
un elevado caudal de aire, además este tipo de instalación nos da la posibilidad de una ventilación parcial del
local si no está totalmente ocupado.
La pérdida de carga aproximada que se producirá, por conductos, reducciones y rejillas para cada una de las
instalaciones será de unos 25 mm c.d.a. por lo cual obtendremos caudales en cada una de las tomas de unos
440 m3/h.
La distribución de extractores y tomas de aire nos quedará según se indica en el siguiente croquis:
Vista de la planta
Los extractores los conectaremos a reguladores de velocidad para adecuar la ventilación a las
necesidades de cada momento, asimismo, en las derivaciones a las rejillas colocaremos un conducto
aislante para atenuar el ruido de la circulación del aire.
REFERENCIAS ESCOGIDAS
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