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PRESENTA
1
Universidad Juárez Del Estado de Durango
Facultad de Ciencias Químicas
PRESENTA
2
Universidad Juárez Del Estado de Durango
Facultad de Ciencias Químicas
PRESENTA
3
AGRADECIMIENTOS
4
ÍNDICE
Página
Portada i
Aprobación ii
Agradecimientos iii
Índice iv
Índice de cuadros y/o figuras vi
Resumen vii
Abstract viii
CAPITULO I.
1.1 Introducción 1
1.2 Descripción del problema 2
1.3 Justificación 2
1.4 Objetivos 3
CAPITULO II.
2.1 Antecedentes históricos 4
2.1.1 Importancia clínica del síndrome metabólico 11
2.1.2 Síndrome metabólico y obesidad infantil 12
2.1.3 Diabetes tipo 2 y obesidad infantil 13
2.1.3 Adiponectina y obesidad 14
2.1.4 Leptina y obesidad 16
2.2 Leptina: La molécula 18
2.2.1 Síntesis de leptina 20
2.2.2 Efectos fisiológicos de la leptina 20
2.2.2 Reproducción 21
2.2.3 Efectos metabólicos sobre lípidos y glúcidos 21
2.2.4 Otros efectos 22
5
2.3 Ghrelina 22
2.3.1 Adición de un grupo n-octanoilo a la Ser3 de la 24
ghrelina
2.3.2 Medición 25
CONCLUSIONES 36
BIBLIOGRAFÍA 38
6
ÍNDICE DE FIGURAS
Páginas
7
RESUMEN
8
ABSTRACT
9
CAPÍTULO I
1.1 INTRODUCCIÓN
Existe una epidemia a nivel mundial de obesidad infantil, y de que esta afección
está ocasionando graves problemas físicos y psicológicos en la infancia y un
mayor riesgo de contraer enfermedades y morir prematuramente. Por
consiguiente, la prevención y el tratamiento de la obesidad infantil constituyen una
prioridad en materia de salud pública. ¿De qué información disponemos
actualmente sobre los distintos métodos y sus resultados?
10
1.2 DESCRIPCIÓN DEL PROBLEMA
1.3 JUSTIFICACIÓN
No hace mucho tiempo los ricos eran obesos, los pobres eran delgados y la
preocupación era cómo alimentar a los desnutridos. Actualmente, los ricos son
delgados y los pobres son, además de desnutridos, obesos y la preocupación es
ahora la obesidad. Ésta fue etiquetada como epidemia mundial por la
Organización Mundial de la Salud (OMS) en el año 1998 debido a que a nivel
global, existe más de mil millones de adultos con sobrepeso y por lo menos 300
millones de éstos son obesos (Hernán, 2002).
11
1.4 OBJETIVOS
12
CAPÍTULO II
2.1Antecedentes históricos
Las causas que condicionen éste balance de energía positivo, es decir, un exceso
de energía consumida frente al gasto realizado parecen derivar de la combinación
de factores ambientales y factores neuroendocrinos con una cierta predisposición
genética, en algunos casos (A.H.A., 2007).
El sobrepeso denota un peso corporal mayor con relación al valor esperado según
sexo, talla y edad. En los niños obesos la definición de obesidad puede no ser
tan precisa, debido a que muchas veces se observa también en ellos un aumento
de la masa libre de grasa (Hernández, 2006).
13
desarrollo permite entrever nuevas estrategias potencialmente útiles para la
prevención y/o tratamiento de la obesidad humana (Canizales, 2008).
14
Existen numerosos factores neuroendocrinos encargados de regular la ingesta y el
balance energéticos, como son los agentes b-adrenérgicos, la colecistoquinina o el
neuropéptido Y, entre otros. Por lo tanto, debe existir un mecanismo que module
las señales periféricas y los centros nerviosos, para intervenir en la regulación de
los componentes del balance energético, el aporte y el gasto de energía (Silveira,
2006).
Los niveles de leptina son superiores en obesos, lo cual sugiere algún tipo de
resistencia en el sistema nervioso central postulándose que actúa mediante
receptores específicos en el hipotálamo y que es factible que su regulación esté
bajo control neuroendocrino. Existe evidencia de que los niveles séricos de leptina
en el neonato y en el adulto son superiores en el sexo femenino,
independientemente del estado de adipocidad, en comparación con el sexo
masculino; en la infancia, luego del período de recién nacido, y para la época de la
adolescencia es controversial el dimorfismo sexual, en cuanto a las
concentraciones circulantes de leptina (Silveira, 2006).
15
Se refiere que las concentraciones de leptina se elevan en la pubertad temprana
en ambos sexos lo cual se ha interpretado como una "resistencia fisiológica a la
leptina", y como la elevación del producto del gen ob precede al incremento de las
gonadotropinas se ha dicho que esta hormona puede constituir un "factor
permisivo" para el inicio de la pubertad (Montes, 1995).
Una dieta rica en grasas puede contribuir a ganar peso por reducción en la
secreción de leptina lo cual conduce a un aumento del apetito y se ha observado
una disminución de la leptinemia durante el ayuno o cuando hay restricción
energética (Seedo, 2006).
16
En México se han realizado tres encuestas nacionales de Nutrición. Para los
escolares entre 1999 y 2006 la prevalencia combinada de sobrepeso y obesidad
en los sexos combinados aumento un tercio; los mayores aumentos se dieron en
obesidad y en niños (sexo masculino). Los resultados señalan la urgencia de
aplicar medidas conducentes a la prevención de obesidad en los escolares. El
aumento en la prevalencia de obesidad en los últimos siete años en México es
alarmante, ya que ocurre en todos los grupos de edad. Es urgente aplicar
estrategias y programas dirigidos a la prevención y control de la obesidad del
niño, el adolescente y el adulto (Huang, 2009).
17
en una verdadera epidemia. En España, la prevalencia de sobrepeso y obesidad
infantil, consideradas de forma conjunta, se sitúa en el 26,4%. Los trastornos
metabólicos que en el adulto se han descrito asociados a la obesidad (resistencia
a la insulina, dislipemia, hipertensión, diabetes tipo 2, bajo grado de inflamación
sistémica, estado protrombótico, se inician en el niño obeso a edades tempranas.
En este proceso, el tejido adiposo desempeña un papel central, sintetizando y
liberando una variedad de péptidos bioactivos, con consecuencias metabólicas
adversas. Estos productos del tejido adiposo se describen, también, alterados en
el niño obeso, y pueden estar implicados en las complicaciones asociadas al
síndrome metabólico. La obesidad infantil es considerada una situación de riesgo
para el futuro desarrollo de enfermedad cardiovascular y diabetes tipo 2, entre
otros. La persistencia de obesidad desde la infancia se asocia a un aumento de
morbi-mortalidad adulta. Los datos actuales evidencian la necesidad de poner en
marcha estrategias terapéuticas desde la infancia, dirigidas a corregir la obesidad
en sus fases iniciales (Valle, 2005).
18
condicionamiento genético o bien inducido por el propio cambio ambiental. La
propia dieta genera, además de la obesidad en sí misma, una situación
desfavorable o toxica, en la que los triglicéridos, al igual que ocurre en la
lipodistrofia por falta de adipocitos, se acumulan de forma ectópica en otros
tejidos, fundamentalmente hígado y músculo, produciendo diferentes grados de
resistencia insulínica y síndrome metabólico, con el consiguiente incremento de
morbimortalidad cardiovascular (Cederbeg, 2003).
El tejido adiposo (TA) es el único tejido del cuerpo que puede cambiar su tamaño
tras haber alcanzado la vida adulta, con capacidad de aumentar el volumen y el
número de células, dependiendo de la necesidad de almacenar energía. Un sujeto
delgado puede tener 35 millones de adipocitos, conteniendo cada uno de ellos
alrededor de 0.4 a 0.6 µg de triglicéridos (TGR), y en un súper obeso se pueden
alcanzar los 125 millones de células, con un contenido doble de hasta 1.2 µg de
TRG por célula (Gurnell, 2003).
19
parametrial)-, cuya actividad principal es la de servir de reservorio energético,
controlando la ingesta de energía y su distribución según las necesidades
(Cederbeg, 2003).
20
como el síndrome de ovario poliquístico, el hígado graso, la litiasis biliar, el asma,
las alteraciones del sueño y algunas formas de cáncer. Se espera que la
prevalencia del síndrome metabólico aumente de forma importante en los
próximos años.
21
se correlacionan con la concentración de insulina e índices antropométricos,
especialmente el índice de masa corporal (IMC). Estos niños pueden representar
un grupo de alto riesgo ya que la etiología del síndrome metabólico es
multifactorial, interviniendo factores genéticos, ambientales y sus interacciones.
Existen datos que demuestran el efecto adverso del grado de obesidad sobre cada
componente del síndrome metabólico. El inicio precoz de este síndrome
conllevaría, al igual que en el adulto, un riesgo de enfermedad cardiovascular y
diabetes tipo 2 prematuras. El riesgo de muerte por cualquier causa entre adultos
con obesidad severa es el doble que cuando la obesidad es moderada (Valle,
2005).
22
crónica de la célula y una situación crónica de resistencia a la insulina, que puede
resultar en una disfunción de la secreción de esta hormona. También parece tener
impacto en la enfermedad cardiovascular. Por tanto, la obesidad infantiles un
factor de riesgo para la morbilidad y mortalidad adultas (Fig. 1).
23
Incluso niveles séricos bajos podrían predecir el desarrollo de diabetes tipo2 y
síndrome metabólico. A la inversa, niveles altos se asocian con una disminución
del riesgo de infarto de miocardio y diabetes tipo 2. Las alteraciones en las
concentraciones de adiponectina que se observan en la obesidad pueden
contribuir a la resistencia a la insulina, mediante la falta de inhibición que ésta
realiza sobre el TNF-α. Interviene también en la homeostasis de la glucosa y de
los lípidos y parece ejercer efectos antiinflamatorios. Juega un papel protector en
modelos experimentales de injuria vascular y en eventos precoces del proceso
aterosclerótico. Se describe asociación entre niveles bajos de adiponectina y altos
de proteína C reactiva e IL-6, dos mediadores de inflamación y marcadores de
aumento del riesgo cardiovascular.
De esta manera, obesidad se asocia con un incremento del tamaño y del número
de adipocitos, pero el tipo de enfermedad que produce va a variar dependiendo
del tipo de acumulo de grasa que predomine. Así, cuando existe un aumento de
grasa visceral frente a subcutánea fenotípicamente, el paciente presenta
resistencia insulinica, con aumento de Ácidos Grasos Libres y reducción en la
24
oxidación del mismo asociado a alteraciones en la producción o sensibilidad a la
leptina, unida a niveles bajos de adiponectina y altos de RNF-α e IL-6, todos
implicados en la reducción de la sensibilidad a la insulina, con el consiguiente
desarrollo de síndrome metabólico y aumento del riesgo cardiovascular (Katsanis,
2000).
Cinco años después fue descrita la ghrelina, una hormona con efectos opuestos
que aumentaba el apetito y la ganancia de peso. Los trabajos más recientes se
estaban centrando en la melanocortina, cuya función es regular la acción de la
leptina. Finalmente, un trabajo que publica actualmente la revista 'Science' revela
la existencia de una nueva hormona denominada obestatina que viene a
completar este 'póker molecular' implicado en el control del peso y de la ingesta de
alimentos (Velcid, 2007).
25
2.1.5 Leptina y obesidad
26
Fig. 2 La Leptina puede representar esa unión entre obesidad e incremento del riesgo
cardiovascular.
La leptina (del griego leptos delgado), también conocida como proteína OB, es una
hormona producida en su mayoría por los adipocitos (células grasas) aunque
también se expresa en el hipotálamo, el ovario y la placenta (Ahima, 1997).
27
Es un polipétido de 167 aminoácidos sintetizado principalmente en el adipocito;
actúa en el hipotálamo informando sobre el grado de adipocidad para inhibir la
ingesta de alimentos en función del contenido en triglicéridos de los adipocitos.
Produce disminución del apetito y aumento del metabolismo basal con pérdida de
peso y activación del eje gonadal por aumento de la secreción de GnRH. En los
tejidos periféricos reduce la síntesis de ácidos grasos y triglicéridos y aumenta la
oxidación lipídica (Farooqi, 2003).
28
La leptina se expresa en el tejido adiposo, presenta concentraciones
proporcionales a la masa de adipocitos. La administración periférica de leptina (de
forma opuesta a la de ghrelina) causa reducción en la ingesta de alimento,
disminución del peso corporal e incremento en el gasto energético, todo ello
mediado por inhibición de las neuronas orexígenas y estimulación de las neuronas
anorexígenas (Méndez, 2006).
29
el gasto energético basal y modifican algunas funciones neuroendocrinas como la
reproducción, en tanto que las segundas tienen efectos sobre la proliferación,
diferenciación y metabolismo de los tejidos periféricos. La evidencia actual sugiere
que en los humanos con obesidad y resistencia parcial a la leptina, el trastorno se
debe a una alteración en los receptores de peso molecular bajo que no permiten
un aporte adecuado de leptina hacia el hipotálamo, aunque también se ha
demostrado deficiencias en las vías post-receptor que involucran a las cinasas
(Calzada, 2008).
30
2.2.3 Reproducción
Tras la pérdida de peso ocurre reducción en los niveles de leptina, lo que puede
resultar en la recuperación del peso corporal. Sin embargo, estudios demuestran
que tanto la alta cuanto la baja ingesta de alimentos pueden influir en la secreción
31
de leptina, independiente del efecto de la adipocidad. Además, la grasa de la dieta
presenta efecto importante en la secreción y acción de la leptina (Rosado, 2006).
2.3 Ghrelina
32
Figura 4. Estructura de la ghrelina en su forma octaniolada en la serina colocada en la posición 3.
Los niveles de Ghrelina son modulados por los cambios en los estatus
nutricionales como, la alimentación y anorexia o la exposición a dietas altas en
grasas. Es importante señalar que la Ghrelina es el único péptido que incrementa
la ingesta de comida (Gutiérrez, 2008).
33
La ghrelina juega un papel importante en la regulación del apetito a largo y corto
plazo del balance de la energía y la homeostasis de la glucosa sanguínea
(Barbany, 2003).
Además puede estar relacionada con la secreción ácida durante los periodos de
ayuno o durante la noche (Yakabi and Kawashima 2008). Sin embargo el papel
fisiológico de la ghrelina en la regulación de la secreción ácida aún sigue siendo
poco claro y para dilucidar el papel fisiológico de ghrelina en la secreción ácida,
se necesitan más estudios (Yakabi, 2008).
34
2.3.1 Adición de un grupo n-octanoilo a la Ser3 de la ghrelina
2.3.2 Medición
35
gran interés debido a su efecto orexígeno y a sus efectos en metabolismo
energético (Del Rincón, 2007).
36
2.3.4 La ghrelina como tratamiento
La hormona gástrica ghrelina has ido reportada como que estimula el apetito,
incrementa la ganancia de peso y causa obesidad pero su papel fisiológico preciso
permanece sin ser aclarado. Se investigaron los efectos a largo plazo de la
gastrectomía evocados a la deficiencia de ghrelina y a las inyecciones diarias de
ghrelina durante la ingesta diaria, el peso corporal, la masa grasa, la masa
corporal magra y la masa ósea en ratones. La sustitución parcial de la ghrelina
revocó la reducción inducida de gastrectomía en la pérdida de peso, la masa
corporal magra y la grasa corporal pero no en la masa ósea. En ratones operados
la ghrelina solo incremento la masa grasa. Estos resultados sugieren que la
ghrelina se centra principalmente en el control del metabolismo de la grasa y que
la terapia de remplazo de ghrelina puede aliviar la pérdida de peso asociada con
gastrectomía. (Dornonville, 2004).
37
substancial perdido de 31 niños dió lugar a un incremento significativo (P =0·007)
en la obestina y una disminución significativa (P <0·05) en la leptina y en las
concentraciones de insulina, mientras que las concentraciones de ghrelina no
mostraron un cambio significativo. Niños con una perdida de peso substancial
mostraron significativamente disminución de la obestatina (P =0·009) y una
tendencia (P =0·064) a subir las concentraciones de ghrelina.
38
2.4 Melanocortina
Son muchos los descubrimientos que se están realizando para luchar contra la
obesidad. Un ejemplo sería el estudio realizado por la División de Investigación
Científica del Imperial Colegio de Londres, gracias a un aumento del nivel
hormonal de la oxyntomodulina también se puede combatir la obesidad (Berthelier,
2006).
39
Otro estudio incluso nos manifiesta la posible relación entre la obesidad y los
microorganismos que viven en el sistema digestivo. De hecho son muchos los
campos de batalla abiertos para luchar contra la denominada epidemia del siglo
XXI al que deberemos ahora incorporar este nuevo descubrimiento de las
funcionalidades del sistema de la melanocortina. Poco a poco se logrará atacar la
obesidad en las personas que la padecen (Mucenience, 2007).
40
(CART) y la interleuquina-Ibeta (IL-Iβ), crean un balance energético negativo y la
síntesis neuronal de estos péptidos se incremente en respuesta al incremento de
la señal de adipocidad en el cerebro. Las MC (melanocortinas) son péptidos que
derivan de la forma precursora proopiomelanocortina (POMC) y ejercen sus
efectos mediante la unión a los miembros de la familia de receptores de MC. Las
melanocortinas son una familia de péptidos que derivan de una proteína
precursora, la proopiomelanocortina (POMC). POMC es expresada en neuronas
del sistema nervioso central y periférico y la pituitaria (Wikberg, 2008).
41
ghrelina de la periferia actúa sobre las neuronas en el núcleo arcuato (ARC) del
hipotálamo para transmitir señales de regulación al SNC. De hecho la función
específica de estos péptidos fue confirmada por la observación de la ablación del
AgRP resultó en la disminución de la ingesta alimentaria y la perdida de peso
mientras que la ablación de la las neuronas POMC resultaron con un efecto
opuesto.
De los factores periféricos que controlan la regulación del SNC del peso corporal
la leptina es la más estudiada. Esta hormona es liberada por los adipocitos en
cantidades que están directamente relacionadas con la masa grasa corporal y
tiene muchos efectos en el sistema de señalización de melanocortina (Wikberg,
2008).
42
droga blanco para el tratamiento contra la obesidad. La infusión del agonista
MC4R disminuye la ingesta de alimento, mientras que la inhibición de la actividad
del receptor MC por la infusión de un antagonista MC receptor o con el AgRP
antagonista invertido resulta un incremento en el consumo de alimento (Rah,
2006).
El núcleo curvo del hipotálamo es una parte central importante de los efectos de la
leptina, integra y distribuye la información de las señales hormonales y neuronales
el estatus metabólico reflejado en el cerebro. Dentro de este núcleo las neuronas
contienen melanocortinas (MCs), productos del gen proopiomelanocortina
(POMC), son activados por la leptina. Estas neuronas proveen una de las vías de
los sistemas por la cual la señal de leptina es propagada en el cerebro.
43
Fig 6. Esquema simplificado del rol de la melanocortina durante la ingesta de comida.
44
En otros tiempos, se consideraba la obesidad como un trastorno de índole estética
y no médica. Sin embargo, hoy en día se reconoce oficialmente que se trata de un
grave problema de salud pública.
45
Finalmente, la melanocortina actúa desde el sistema nervioso recibiendo las
señales hormonales que envía el sistema digestivo y que se encuentran
relacionadas con la saciedad o el hambre, respondiendo a ellas de manera que
el organismo pueda satisfacer la necesidad en cuestión.
46
CONCLUSIONES
Existen tres aspectos principales del estilo de vida de un niño que pueden influir
en la obesidad: la dieta, el nivel de actividad física y el nivel de sedentarismo, en
concreto, el número de horas que pasa viendo la televisión y jugando con el
ordenador. Los programas preventivos podrían ofrecer un mensaje sencillo y
centrarse en una de estas áreas, como la mejora de la dieta o la reducción del
número de horas dedicadas a ver la televisión, o podrían incluir una combinación
de mensajes relacionados con la dieta, la actividad y la conducta sedentaria.
47
permiten tener acceso a un gran número de niños, tienen el potencial para
fomentar conductas saludables y son el lugar ideal para realizar programas que
promuevan la salud. Sin embargo, el enfoque basado en los colegios puede
flaquear si no recibe el apoyo de la familia o del entorno. Por esta razón, es
necesario conseguir la participación de los padres y hermanos en actividades,
como días dedicados a acciones concretas u otros eventos especiales, para
garantizar así la continuidad en el hogar. Lo ideal sería conseguir la implicación de
toda la comunidad, incluidos los centros deportivos, las personas relevantes de
dicha comunidad y los proveedores de alimentos (industria alimentaria,
comerciantes, etc.).
Para que todo programa resulte beneficioso, debe ser viable a largo plazo. Esto
significa que la infraestructura que se cree pueda mantenerse con un coste y unos
esfuerzos razonables. Por ejemplo, los cambios introducidos en un comedor
escolar puedan perdurar con relativa facilidad si la escuela y el personal del
comedor los aceptan. Por otra parte, un programa que requiera mucho personal
adicional o la intervención de especialistas puede resultar caro y poco práctico a
largo plazo.
48
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