LA GRAN SEMANA DEL TIEMPO
O EL PERIODO DE SIETE MIL AÑOS CONSAGRADO A LA PROBACIÓN Y EL JUICIO DE LA HUMANIDAD Pablo escribió a los hebreos de su tiempo recordándoles la tragedia espiritual que ocurrió con los israelitas en
El día del Juicio estaba señalado/fijado desde antes de la creación de nuestro mundo. Estaba señalado desde antes
de la rebelión de Satanás y sus ángeles; para cuando ellos habían pecado, no fueron inmediatamente juzgados y
consignados a un castigo, sino que fueron reservados para el día del Juicio para ser castigados. (Judas 6; 2 Pe 2:4.)
Es evidente, por lo tanto, que cuando Dios creó a los ángeles, Él fijo el día del Juicio. Era necesario que dicho día
fuese designado cuando Dios creó primero a los seres inteligentes; los ángeles, aunque inocentes, fueron puestos
bajo prueba, y cuando la prueba debía acabar, el caso debía estar decidido, si ellos habían sido fieles o infieles en
el examen a través del cual ellos habían pasado. El día del juicio debe haber sido señalado entonces, para marcar el
cierre de su periodo de prueba; y es evidente por la razón de que ellos no fueron sentenciados tan pronto como
ellos habían pecado, pero se le permitió continuar en ello, y se les permitirá seguir de esta manera durante todo el
tiempo que debe transcurrir antes del día del juicio. El día del juicio debe haber sido fijado, por tanto, como se
produjo la creación de los ángeles, para que fueran sujetos a Él; de otro modo ellos no podrían haber sido
reservados a su resolución antes de ser castigados. Pero los ángeles existían cuando Dios creo nuestra Tierra (Job
38:4-7), y entonces, el día del Juicio fue señalado antes de la creación de nuestra Tierra y de la raza humana. Y así
el día del juicio, designándose antes del pecado del hombre, no viene más temprano o más tarde como
consecuencia de ese pecado. Cuando Dios creó al hombre, lo puso bajo prueba como Él había puesto previamente
a los ángeles. Tras un breve periodo, el hombre pecó contra Dios, y trajo sobre sí mismo la sentencia de muerte.
Pero porque había algunas circunstancias atenuantes/exculpatorias en el caso de Adán, porque él no había pecado
contra tan gran luz como hicieron los ángeles, Dios vio bien darle al hombre una segunda prueba, una misericordia
que no fue extendida a los ángeles. Nosotros sabemos que esta segunda prueba de la raza humana terminará en el
día del Juicio, así que el hombre será juzgado en el tiempo originalmente para el juicio de los ángeles. Y tenemos
razón para creer que sí el hombre no hubiera pecado contra Dios, la prueba bajo la cual el hombre fue puesto por
primera vez, habría acabado al mismo tiempo en que su segunda prueba va a terminar; a saber, en el día del Juicio.
La primera prueba fue para determinar la cuestión de si él sería fiel a Dios preservando su inocencia; su segunda
prueba es bajo circunstancias mucho más difíciles, él debe recuperar su inocencia perdida, y al mismo tiempo la
aflicción debe probar su fidelidad. Cuando Dios creó nuestra Tierra, Él indico el periodo de tiempo que debe pasar
antes del día del Juicio. Él empleó seis días en la obra de creación; en el séptimo día Él descanso de toda su obra. Él
santificó el séptimo día para ser un eterno memorial de la obra de la creación. Pero aparece que Dios designo los
primeros siete días de tiempo para indicar el periodo asignado a la prueba y juicio de la humanidad. San Pedro dice
que un día es para el Señor como mil años, y mil años como un día 2 Pe 3:8. Por esto nosotros creemos que Él dio
a entender, no simplemente que el día del Juicio ocupará el periodo de mil años, aunque este hecho parece estar
revelado en Ap. 20, en que se habla de dos resurrecciones, pero nosotros creemos que San Pedro también significó
por ello que el periodo de la historia del hombre antes del día del Juicio, fue también indicado por los días que Dios
empleó en la obra de creación. Nosotros creemos, por tanto, que, al fin de los 6000 años desde la creación, el día
del Juicio comenzará, y que ese día perdurará durante el periodo de 1000 años. Así nosotros tenemos para la prueba
y juicio de la humanidad una gran semana de tiempo, el periodo de 7000 años. Este periodo comenzó en la creación,
cuando Dios habló la palabra que llamó a los elementos a la existencia, y acabará con la destrucción de los malos
en el lago de fuego. Después Dios creará nuevos cielos y nueva tierra, que permanecerán a través de las edades sin
fin, la eterna morada de aquellos que pasaron el tiempo de su prueba, y han sido aprobados en el día del Juicio.
Antes del comienzo de esta gran semana de tiempo, edades infinitas han pasado, durante todas las cuales Dios ha
existido. Y después de que expire esta gran semana, la justicia entrará con Cristo sobre un Reino que no será movido
y que no, nunca acabará. De este modo el periodo de 7000 años es cortado desde la eternidad del pasado y desde
la eternidad del futuro, y asignado al examen y juicio de la humanidad. Esta ha sido la fe de los más eminentes
siervos de Dios, no solo durante la entera dispensación del evangelio, sino también durante algunos cientos de años
previos a la primera venida de Cristo, que el periodo de 6000 años desde la creación se extendería hasta el día del
Juicio. Y nosotros pensamos que el más cuidadoso estudio de la cronología de la Biblia y de los periodos proféticos
de Daniel 8 y 12 no marcan exactamente el tiempo de la venida de Cristo, ellos evidentemente terminan no lejos
de ese evento, y nosotros encontraremos examinando que, si la edad del mundo en las fechas del comienzo de
estos dos periodos es añadida a los periodos mismos, nosotros tendremos en cada caso muy cerca la suma de 6000
años. Nosotros hemos tenido ocasión de hablar en alguna medida de este punto antes, y tendremos también
ocasión de hablar del año sabático y del año del jubileo, en Lev. 25, como tipificando la gran semana de los 7000
años. Nosotros pensamos en trazar la historia del mundo durante cada uno de los periodos de 1000 años hasta el
gran día del Juicio, o 1000 años finales, que transcurren entre la resurrección de los justos y de los impíos. Nosotros
invitamos a todos nuestros lectores a cuidadosamente estudiar esta serie de artículos en este tema que el presente
artículo está designado a introducir. Nosotros hemos aprendido que esta noche que se extiende desde la caída de
Adán hasta la venida de Cristo en gloria dura unos 6000 años. No fue entonces inconsistente que el día del juicio
estuviese marcado para seres inocentes y era bastante adecuado que el tiempo de ese evento estuviera indicado a
nuestros primeros padres en su inocencia. Nosotros creemos que Dios escogió el periodo de seis días tal como es
conocido por los hombres para la obra de la creación, a fin de representarles que en seis días de 1000 años cada
uno, días tales como son conocidos por Dios, Él cumplirá el periodo asignado al hombre antes del juicio 2 Pe. 3:7,8.
La gran semana de 7000 años que fue indicada por la primera semana de tiempo, ha sido el juicio de muchos de los
más sabios y de los mejores hombres durante un periodo de más de dos mil años. La semana de años en la cual.
Después que la tierra debía ser cultivada seis años, debía ser mantenida sin cultivar el séptimo (Lev. 25:1-7) es
ciertamente un tipo de la semana de 7000 años, en al cual, después de que la tierra haya sido cultivada por sus
habitantes durante 6000 años, permanecerá sin cultivar y desolada durante el séptimo periodo de 1000 años
cuando el Juicio tome lugar. Pero esto no es todo. Después de siete de esas semanas, venía el año del jubileo. Lev.
25:8-10. En este año se proclamaba libertad sobre todos los habitantes de la tierra y cada hombre retornaba a sus
propias posesiones. Esto significa que después del gran sábado, durante el cual la tierra permanecerá sin cultivar
por 1000 años, la gran semana de 7000 años acabará, el curso cesará, después de haber consumido la tierra junto
con todos quienes eran impíos. Después ña tierra será creada de nuevo por el poder de Dios y todos los justos
retornarán a su heredad en la tierra nueva y no conocerán pecado o dolor nunca más. El séptimo periodo de 1000
años comienza con la resurrección de los mártires y todos aquellos quienes no adoraron a la bestia ni a su imagen
Ap. 20:4. Este periodo termina con la resurrección de los injustos ap. 20:5. Como los muertos en Cristo se levantarán
en la segunda venida de Cristo (1 Co, 15:23,51,52; 1 Tes. 4:16,17), nosotros sabemos que este periodo de 1000 años
comenzara con el sonido de la última trompeta, Pedro muestra, que se debe asignar el periodo de 1000 años al día
del Juicio (2 Pe. 3:7,8) y Juan expresamente asigna este periodo a ese gran evento. Ap. 20:4. Al comienzo de estos
1000 años nuestro Señor descenderá del cielo con poder y gran gloria, con la voz del arcángel y con trompeta de
Dios Mat. 24:30,31; 1 Tes. 4; 16,17. Los santos estén vivos o muertos, serán cambiados en inmortalidad en un
momento y arrebatados para juntarse con el Señor en el aire 1 Co. 15:51-55; Heb. 11:39,40; Fil. 3:20,21. El salvador
los llevará a la nueva Jerusalén, a la casa de su Padre, donde les ha preparado lugar para ellos Jn. 14:1-3; Ap. 7:9-
17; 19:1-9. Aquí ellos se sentarán con Cristo en tronos de juicio para examinar los libros con respecto a los hombres
y ángeles impíos Ap. 20:4; 1 Co. 4:5; 6:1-3; Dan. 7:22. Los santos no decidirán la cuestión sobre si aquellos que son
juzgados deben salvarse o perderse, porque esto ya habrá sido decidido cuando Cristo separe a los justos de los
injustos, al sonido de la trompeta. Su obra será la de examinar los libros, que la medida de culpa de cada hombre
debe aparecer, para que Dios recompense a cada uno de acuerdo con sus obras Rom 2:5-8; Mat. 16:27.
QUEDA UN DÍA DE REPOSO
su peregrinación por el desierto Heb. 3 y 4. Un viaje que debía durar unos meses duró cuarenta años. Después
“LA GRAN SEMANA
de haber visto la tierra prometida, después de haber comido los higos y las granadas traídas por los doce espías,
después de haber visto el gran racimo de uvas llevado por dos hombres, "toda la congregación se levantó y alzó
su voz, y el pueblo lloró aquella misma noche. Y todos los hijos de Israel murmuraban contra Moisés y contra
Aarón: Ojalá muriéramos en la tierra de Egipto; ¡o en este desierto ¿no sería mejor que volviéramos a Egipto? Y
se dijeron unos a otros: Levantemos un capitán, y volvamos a Egipto" Núm. 14:1-4. "Y el Señor habló a Moisés y
DEL TIEMPO Y LA
a Aarón, diciendo. Como hablaste en mis oídos, así te haré yo a ti" Núm. 14:26, 28. Hace unos años leí un pequeño
libro titulado: Hay poder en sus palabras, por Don Gossett. ¡Es un libro que enseña que “uno recibe lo que dice”!
La mayoría de la gente se engaña a sí misma con la idea de que las palabras son sólo palabras, y que,
simplemente, hay que evitar decir palabras feas y obscenas, ¡y eso es todo! No entienden que las palabras son
como dinamita, ¡llenas de poder positivo y negativo! ¡Muchos expresan sentimientos negativos sobre sí mismos
o sobre su cónyuge, hijos y amigos! ¡No son conscientes del poder de las palabras! No se pueden tolerar las
SEGUNDA VENIDA
quejas, ¡los susurros y las críticas! Querido amigo, puedes creer que Dios odia las quejas y las críticas. Cuando
Aarón y Miriam criticaron a Moisés por casarse con una mujer cusita de piel oscura Núm. 12:1,2,10, Dios
demostró claramente que no le gustaba la crítica, y Miriam se convirtió en una leprosa ¡El descontento es
contagioso, un mal pegajoso que destruye a los que hablan y a los que escuchan! No debe considerarse una cosa
vana hablar mal de los demás. ¡Incluso si son ciertas! Así que: ¡No critiques, no condenes, no te quejes! ¡Ora!
DE JESUCRISTO”
Pablo habla claramente de las palabras que deben salir de nuestras bocas: "No digas palabras que dañen a otros,
sino que uses sólo buenas palabras que ayuden a otros a crecer en la fe y a obtener lo que necesitan, para que
las cosas que dices sean buenas para los que oyen" Ef. 4,29. Jesús dijo que hay poder en las palabras: "¡Porque
por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado” Mat. 12:37! ¡Ten mucho cuidado con lo
que dice tu boca, porque “tienes lo que dices”! No digas nada negativo o malo sobre el cónyuge, los hijos, ¡la
iglesia o el pastor! Dios oyó las palabras negativas de aquella multitud en el desierto, y dijo: "Como habéis
hablado en mis oídos, así os haré yo a vosotros los demás". Núm. 14: 28! ¡Los israelitas han sido atrapados en la
palabra! Todos los que tenían más de veinte años cuando salieron de Egipto perecieron en el desierto, excepto
Josué y Caleb. Aquel pueblo maldijo el maná, habló mal de la tierra que fluía con leche y miel, murmuró contra
Dios, y trató de matar a Josué, Caleb y Moisés Núm. 13:31-14:2! Y salieron con aullidos de ira contra los siervos
de Dios, cuando las piedras cayeron repentinamente de sus manos, y un silencio cayó sobre ellos, y tuvieron
miedo. Dios había intervenido para prevenir su intención asesina. ¡Dios está cerca! ¡Dios sabe, escucha y ve todas
las cosas! Así como los espías habían pasado cuarenta días en su viaje, así también ellos deberían deambular por
el desierto cuarenta años. ¿Por qué Josué y Caleb fueron perdonados? ¡Porque había otro espíritu en ellos! Mira
la diferencia: "Y Josué y Caleb, de los que escudriñaban la tierra, rasgaban sus vestidos. Y hablaron a toda la
congregación de los hijos de Israel, diciendo: La tierra por la que pasamos a espiar es buena. Si el Señor nos
agrada, entonces nos pondrá en esta tierra y nos la dará" Núm. 14:6-8. Josué y Caleb no se enfocaron en el
problema, sino en la solución! El informe de los diez espías no era una mentira, sino que estaba desprovisto de
fe. Josué y Caleb confiaron en la palabra que salió de la boca de Dios y entraron en el "reposo de Dios"! ¡Ten
cuidado con lo que dice tu boca, porque volverá a ti como un eco! Fue en este contexto que Pablo escribió: "Por
tanto, como dice el Espíritu Santo, si hoy escucháis su voz, no endurezcáis vuestros corazones, como en la
provocación, en el día de la tentación en el desierto. Donde tus padres me tentaron, me probaron y vieron mis
obras durante cuarenta años. Así he jurado en mi ira que no entrarán en mi reposo" Heb. 3:7-9, 11. En Heb. 3 y
4 Pablo desarrolló un paralelo entre Canaán terrenal y Canaán celestial! ¡Dios llamó a la Tierra Canaán “Mi
Descanso”! No permitió que los susurradores, los quejumbrosos, los críticos, los descontentos y los ingratos
entraran en su lugar de descanso: la tierra prometida. Dios "es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos" Heb. 13, 8.
¡Todos aquellos que comen el pan de la queja todos los días tampoco entrarán en la Canaán celestial! Si fueran
llevados al cielo, encontrarían la culpa con Dios mismo. En Heb. 4 Pablo habla de otro "descanso" "Por lo tanto,
queda un descanso para el pueblo de Dios" Heb. 4:9. ¿Qué clase de descanso es este? Pablo no está hablando
del descanso del sábado semanal, porque el sábado bíblico fue observado por Pablo y los cristianos de los
primeros siglos Hch. 13:14,42,44; 16:13-14; 17:2-3; 18:3-4). El apóstol está hablando de otro descanso en el
futuro, simbolizado por el Sábado, el séptimo día de la semana. Hizo un paralelo entre el Sábado Semanal y el
Sábado Milenial: "Porque en cierto lugar dijo así del séptimo día, y Dios descansó de todas sus obras en el
séptimo día. Y otra vez en este lugar, No entrarán en mi reposo" Heb. 4:4-5. Cuando Pablo escribió Heb. 4, tenía
en mente el Descanso Milenial de Apoc. 20, ¡el Séptimo Milenio! Este regalo del milenio apunta al glorioso
encuentro del hombre con Dios, ¡justo en las orillas del Canaán Celestial! Todos los que creen en Jesús y guardan
sus mandamientos podrán entrar en el "descanso Milenial" y vivir en el Reino de la Gloria, pero cuida tu lengua,
está en un lugar húmedo y es fácil de deslizar No critiques, no condenes, no te quejes ¡Ora! Esforcémonos por
entrar en ese descanso. El número "seis" se refiere al hombre: ¡seis días, seis años y seis mil años! "Seis días
trabajarás y harás toda tu obra; pero el séptimo día es el sábado del Señor tu Dios" Ex. 20:9-10. La Tierra fue
entregada al hombre para que la trabajara durante "seis días", "seis años" y "seis mil años". El suelo debe ser
labrado y plantado durante seis años. ¡El Séptimo Día, el Séptimo Año y el Séptimo Milenio indican “descanso”!
Usando la cronología bíblica, ¡sabemos que la existencia humana en la tierra es de aproximadamente 6,000 años!
¡Se acabó el tiempo! ¡Estamos a once años del séptimo milenio! ¡Ha llegado el momento de que el Novio conozca
a Su novia, la iglesia! ¡Es interesante notar que Dios, al introducir el concepto del Séptimo Milenio en Ap. 20,
repitió la expresión “mil años” seis veces! Es esto una indicación de que el milenio sería precedido por seis
milenios El número “seis” es el número del hombre alejado de Dios, ¡una indicación de que el estado humano
pecaminoso no duraría más de seis mil años! ¡Aleluya! "Tratemos, pues, de entrar en ese reposo, para que nadie
caiga en el mismo ejemplo de desobediencia" Heb. 4:11. ¡Los israelitas del desierto han alcanzado las orillas de
la Tierra Prometida! Vieron lo buena que era la tierra, comieron sus frutos, pero la mayoría de ellos no entraron
en el "Reposo de Dios". "Así he jurado en mi ira que no entrarán en mi reposo" Heb. 3:11! ¡Eso es una advertencia
para el pueblo de Dios hoy! ¡Estamos al borde de la eternidad! ¿Cuántos entrarán en la Canaán Celestial? La
puerta sigue abierta para todos: "Y el Espíritu y la esposa dicen: Ven. Y el que oye, dice: Ven. Y el que tenga sed,
que venga; y el que quiera, que tome del agua de la vida gratuitamente" Ap. 22, 17. Sueño con ese día; ¡grito
por ese día! ¡Voy a abrazar a mi padre y a mi Jesús, eso es todo lo que quiero! ¡En el Diluvio, la mayoría se
perdieron! ¡En Sodoma y Gomorra, la mayoría se perdieron! ¡En la peregrinación por el desierto, la mayoría se
perdieron! ¡En la condenación y crucifixión de Jesús, la mayor parte de la Iglesia judía se perdió! ¡En la carta de
Jesús a la Iglesia de Laodicea, la mayoría son tibios, la mayoría están perdidos Ap. 3:16! La mayoría de ellos
siempre se han perdido, ¡pero no tienes que ser parte de la mayoría! Quédense dentro de la iglesia, pero no se
acerquen a la mayoría. ¡Recuerde, la mayoría no encajan en el camino estrecho! Recuerdo a un hombre con
Y a la medianoche se oyó un clamor:
!!Aquí viene el esposo; ¡salid a
quien estaba estudiando la Biblia; lo invité a venir a adorar en una pequeña iglesia de campo; me dijo: "No me
gusta ir donde hay poca gente". Me siento bien cuando estoy en medio de mucha gente". Tristemente, tuve que
decirle que temía por su salvación, ¡porque la mayoría de ellos siempre se han perdido! Le leí las palabras de
Jesús: "Entra por la puerta estrecha, porque la puerta es ancha y el camino de perdición es ancho, y muchos son
los que entran por ella. Porque la puerta es estrecha, y el camino que lleva a la vida es estrecho, y pocos son los
recibirle! Mateo 25:6
que la hallan" Mt. 7, 13-14. ¡No te metas en la mayoría! "¡Por lo tanto, queda un descanso para el pueblo de
Dios! ¡Busquemos, pues, entrar en ese reposo!" Heb. 4:9,11). ¡Te veré allí! ¡Ven, Señor Jesús!